NUESTRO CICLISMO, POR UN EQUIPO LA HISTORIA DE UNA ESCUADRA LÍDER DURANTE MÁS DE TRES DÉCADAS REYNOLDS · BANESTO · ILLES BALEARS · CAISSE D’ÉPARGNE · MOVISTAR TEAM arroyo indurain delgado valverde laguía gorospe olano jiménez pereiro quintana
DAVID GARCÍA
NUESTRO CICLISMO, POR UN EQUIPO La historia de una escuadra líder durante más de tres décadas David García Chico Pérez Carlos de Andrés Luis Guinea Javier Ares Carlos Arribas Sergi López-Egea Prólogo : D. Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno de España
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Prólogo, por D. Mariano Rajoy Presidente del Gobierno de España
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1974-79
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1980-1982
30
¿Sabías qué…?
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1983
60
Por un puñado de liras, por Chico Pérez
92
1984-1987
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COCIENDO UNA IDEA
LOS INICIOS
EL AÑO QUE CAMBIÓ LA HISTORIA
ASOMA UN GIGANTE ¿Sabías qué…?
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1988-1990
126
Título artículo colaboración, por Javier Ares
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EL BOOM DE PERICO
1991-1996
160
91-93. LAS CINCO GRANDES…
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Cuatro pinceladas de un gran cuadro, por Luís Guinea
194
94-96. … Y LOS CINCO TOURS
196
¿Sabías qué…?
222
LA ÉPOCA DORADA
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1997-2000
224
Grandes recuerdos, por Carlos de Andrés
250
2001-2004
252
¿Sabías qué…?
274
2005-2010
276
Un quince de julio en Montélimar, por Carlos Arribas
322
2011-2014
324
Xabi, el corazón del Movistar, por Sergi López-Egea
358
ANEXOS
360
Resumen
362
Palmarés
364
Año a año
372
Equipo amateur
408
Bibliografía
414
Créditos fotográficos
415
Índice onomástico
416
Agradecimientos
422
TIEMPO DE CAMBIOS
SIN LÍDER, CON ÉXITOS
SALUT, LA FRANCE
EN LA CIMA DEL MUNDO
Prólogo L
a exitosa historia del ciclismo español no está únicamente asociada al nombre de los grandes corredores que han escalado hasta las más altas cimas de este deporte. Si Miguel lnduráin, Perico Delgado, Abraham Olano, Óscar Pereiro o Alejandro Valverde son referencias inexcusables del ciclismo español, también lo es el equipo en el que corrieron, el equipo que estaba tras ellos y cuyo nombre lucían en sus maillots. Y no es casualidad que todas estas leyendas de Ia bicicleta, y muchas otras más, hayan competido y triunfado bajo el amparo de un mismo conjunto: el actual Movistar Team, antes Reynolds, Banesto, Illes Balears, Caisse d’Épargne; conjunto que, durante los últimos 35 años, ha nutrido de talento español las carreras ciclistas de todo el mundo.
D. Mariano Rajoy Presidente del Gobierno de España
Este proyecto deportivo cumple ahora tres décadas y media de dedicación al ciclismo. El simple hecho de sacar adelante desde los valles de Navarra una escuadra ciclista y mantenerla en primera línea de competición internacional más de treinta años después es ya un logro admirable. Pero si, además, su palmarés resulta ser tan sorprendente como se puede observar a lo largo de las paginas de este libro, los elogios son, simplemente, mera justicia: siete victorias en el Tour de Francia, dos en el Giro de ltalia y tres en Ia Vuelta a España; treinta podios finales en estas tres grandes competiciones; casi 800 victorias totales... números que describen a un equipo líder, a un equipo único en el panorama deportivo español. Números, por otra parte, que no son fruto de Ia casualidad o de Ia suerte, sino del esfuerzo y el sacrificio de años; de Ia unión de talento y perseverancia bajo el paraguas de esta escuadra. Los logros de este conjunto son logros de personas, y a ellas corresponde felicitar con toda sinceridad en este aniversario. Los españoles, y cualquier aficionado al ciclismo, deben sentirse orgullosos de Ia contribución que el actual Movistar Team ha hecho al deporte. La historia de éxito, de trabajo, de dedicación y de sufrimiento que se ve reflejada en estas paginas ha sido posible gracias al empeño de muchos, desde sus más ilustres corredores a los auxiliares deportivos; desde el equipo técnico a los patrocinadores. A todos ellos corresponde dar Ia enhorabuena, si bien hay dos nombres que conviene mencionar de manera expresa, pues ellos han sido las cabezas visibles y los máximos impulsores del equipo a lo largo de estos años:
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Prólogo
José Miguel Echávarri y Eusebio Unzué. Como apasionado del ciclismo y del deporte, os envío mi agradecimiento y mi mas sincera enhorabuena. El deporte es una de mis mayores aficiones, pues me identifico con los valores del esfuerzo, Ia constancia, Ia tenacidad y el sacrificio. El ciclismo, en particular, es un deporte genuino y, por ello, me resulta especialmente atractivo. Tan atractivo como que he sido hasta comentarista en varias ocasiones. El ciclismo combina el talento individual con Ia esencial tarea de equipo. Arrastra emoción porque es extraordinariamente duro y competitivo, porque requiere esfuerzos ingentes. Genera pasión porque, en los momentos decisivos, el ciclista está realmente solo, y en estos momentos duros es cuando se conoce en profundidad a las personas. Par esta razón es un deporte que suscita una unión mas personal y profunda entre el corredor y el aficionado. Elciclismo vive Ia naturaleza y es, además, un maestro de geografía: los espectadores visitan y conocen lugares recónditos y hermosos mientras siguen las carreras ciclistas. Estas son las sensaciones que me despierta el ciclismo, y que han llenado de imágenes y recuerdos mi memoria. En estas imágenes suele siempre aparecer un maillot del Reynolds, del Banesto o del Caisse d’Épargne. lmágenes grabadas en mi mente y que ahora compruebo que son verdad al ojear las fotografías de este libro: el despegue del ciclismo español por los años 80, de Ia mano de Arroyo, Gorospe y Delgado; cómo no, envueltos todos ellos en Ia camiseta del Reynolds; el fascinante Tour del año 88 que Perico Delgado conquistó con autoridad aplastante, el primer Tour que Ia escuadra lograba y que supuso un orgullo para todos los españoles. Las hazañas deportivas de Delgado, como mas tarde las de lndurain, eran celebradas en nuestro país con Ia misma intensidad que las del fútbol, el deporte más popular. Es decir, esta escuadra y sus corredores han ocupado un Iugar preponderante en Ia historia deportiva de España, contribuyendo a Ia forja de lo que hoy supone uno de los mayores activos de imagen y de repercusión internacional con los que cuenta nuestro país. También me viene a Ia memoria un joven Miguel lnduráin, alto y fuerte, con cara de niño. Por entonces vestía el maillot de
Mariano Rajoy
Reynolds, aunque más tarde fue el logo de Banesto el que él hizo famoso. Aquellos años de dominio de lnduráin supusieron para mí una epoca de verdadero disfrute, viendo como nuestro Miguel, los pedales de toda España, siempre sentado sobre su bicicleta, se iba imponiendo a grandes ciclistas como Chiappucci, Rominger, Zülle, Riis o Pantani. Recuerdo Ia Vuelta del año 98, muy disputada entre Olano y Jiménez. Por aquel entonces era ministro y presencié varias etapas, además de imponer el maillot amarillo a Olano, finalmente vencedor. El Chava Jimenez perdió aquella Vuelta pero nos legó, a lo largo de su carrera, algunas de las mas bonitas y sufridas ascensiones a cimas que yo recuerdo en ciclismo, como Ia histórica subida al Angliru. Que descanse en paz. De los últimos anos destacaría los logros de Alejandro Valverde y Óscar Pereiro. Del primero, además de su victoria en Ia Vuelta, me viene a Ia memoria su batalla en los Alpes, ascendiendo a Courchevel, contra Lance Armstrong. Gracias a sus cualidades individuales y al trabajo de todo el equipo, Valverde venció al entonces invencible estadounidense. Del segundo, como es lógico, hay que destacar su merecida victoria en el Tour de Francia del 2006, pese a que tardó en reconocérsele el merito. Tampoco hay que olvidar a Joaquín Purito Rodríguez o, en última instancia, los ciclistas del Movistar Team que vencieron el mismo año pasado numerosas carreras y consiguieron convertirse en el mejor equipo del mundo. Mención también para el colombiano Quintana, escalador probado y resistente como pocos. Todos ellos, en fin, grandes ciclistas que, a fuerza de piernas, platos, piñones y ruedas, han construido Ia historia de esta escuadra y, junto a ella, han rodado el nombre de España por las carreteras de medio mundo. Solo me resta desearle al equipo otros muchos años de éxitos. Recordando al viejo escritor que no concebía el paraíso sin libros, yo no me imagino Ia vida sin deporte, sin ciclismo. Ouiero seguir disfrutando de esta incomparable pasión y, a ser posible, distinguir siempre en medio de Ia serpiente multicolor los colores y el espíritu de esta escuadra. ¡Felices 35 años!
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1970-1979. COCIENDO UNA IDEA
I
rurtzun. Todo comenzó allí.
En 1970, Irurzun (por entonces su nombre oficial) es el concejo más importante de los trece que forman el valle de Araquil. Su estratégica situación entre Pamplona (a 20 km), San Sebastián y Vitoria le ha permitido desarrollarse industrialmente durante la segunda mitad del siglo XX y crecer en población hasta acercarse a los 2.000 habitantes. Entre sus fábricas, una sobresale por encima del resto: INASA (Industria Navarra del Aluminio, S.A.). Levantada en 1956 por un grupo de empresarios navarros, en 1963 recibe la entrada en su accionariado de una multinacional estadounidense dedicada a la fabricación de papel de aluminio. Su nombre quedará unido para siempre a la historia del ciclismo: Reynolds.
Jesús y José Legarra son de Irurzun, pero no trabajan en Inasa. Un rara avis en una localidad donde casi un tercio de la población se emplea en la compañía. Ellos regentan el Bar Nuevo Legarra, uno de los puntos de reunión para los habitantes del pueblo. Jesús, Peluso, el mayor, es un fanático del ciclismo. Su pasión por las dos ruedas y la buena salud del negocio le animan a montar junto a su hermano un equipo de juveniles, lo que necesita su adscripción a una sociedad. Su elección es fácil: Irurzungo Alay, la entidad que agrupa a la juventud de Irurzun, será su cobijo y la que complete el nombre del embrión de una leyenda. Con un puñado de chavales de la zona y una montaña de ilusiones, el equipo echa a andar en las carreras del calendario navarro y tras dos temporadas de consolidación, en 1972 llegan al equipo dos jóvenes
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López Izcue, Sanz, Andueza, Unzué y Corres posan junto a José Legarra en la puerta del Nuevo Legarra, el escenario de donde parte la historia del equipo. LG
Capítulo 1
Una de las escasas victorias de Eusebio Unzué como ciclista. Fue en la carrera de Irurzun, con Felix Corres (dcha,), segundo. A su lado, Jesús Legarra, Peluso, su director (1973). LG
Uno de los primeros equipos juveniles del Irurzungo-Nuevo Legarra. De izquierda a derecha: López Izcue, Corrés, Unzué, Andueza y Sanz (1973). LG
que marcarán el futuro: «El primero era la ‘joya’ de la zona, uno de los mejores júniors de toda España. Félix Corres, de Estella. Al segundo lo fichamos empezada la temporada. Le veíamos que iba solo a las carreras y le dijimos si quería venir con nosotros. Se llamaba Eusebio Unzué», recuerda José Legarra.
cumplidos, obtiene su primera licencia de director deportivo, vende su bicicleta Marotias «con todo Campagnolo» y con el dinero obtenido “–30.000 pesetas–” se compra un Seat 124 de segunda mano que, una baca y dos sesiones de rotulación después, se convierte en el coche oficial del nuevo equipo Reynolds 1974.
Entre las victorias de Corrés y la visión de carrera de Unzué, el equipo crece en cantidad y calidad: «Eusebio tenía unas condiciones limitadas, pero rápidamente vimos que era el más listo de todos. Tenía una habilidad especial para leer las carreras. Era algo innato con lo que había nacido, porque nosotros no se lo enseñamos. A veces bajaba al coche para decirme qué táctica hacer. ¡Tenía 17 años!». Asumido su escaso porvenir como ciclista, Legarra propone a Unzué que colabore con él en las tareas de dirección del equipo. Eusebio acepta: «Yo veía que el ciclismo era muy duro y que ni por condiciones físicas ni por tiempo, porque entonces ya trabajaba en el negocio familiar de piensos, tenía futuro alguno. Pero sí me gustaba el mundillo y decidí seguir en él». Locuras de juventud, Unzué, 18 años recién
1970-1979. COCIENDO UNA IDEA
«Ese año, posiblemente también tras algún pequeño bache en el bar, los gastos del equipo se nos hacen difíciles de llevar –explica Legarra-. Podíamos haber cerrado, pero viendo como los chavales seguían progresando y obteniendo victorias, decidimos pedir ayuda». El destino estaba claro: INASA. «Mi primo, José Antonio Lopetegui, era también el presidente del Irurzungo y trabajaba en la fábrica. Nosotros éramos unos jóvenes de apenas 25 años y al menos queríamos ir acompañados de alguien de allí». A Legarra y Lopetegui les recibe Carlos Orte, director comercial, que junto a Vicente Marco, director de personal, será un hombre fundamental en la historia que vendrá después. – Este equipo y sus chavales son el futuro. Si queréis seguir, nosotros ya no podemos con los gastos…
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La fábrica de INASA en Irurtzun. DN
INASA, también patrocinadora y mecenas de equipos de balonmano, baloncesto o fútbol sala de la zona, decide aportar 100.000 pesetas al proyecto. Con una sola condición: – Muy bien. Os damos el dinero, pero en el maillot tiene que aparecer la palabra Reynolds. Legarra todavía recuerda su sorpresa: «No nos lo esperábamos. Nosotros sólo teníamos en la cabeza INASA y estábamos convencidos de que ese sería el nombre del equipo». Por entonces, la compañía se dedicaba sobre todo a la elaboración de cables y sólo unos años antes se había comenzado a fabricar papel de aluminio, el producto cuya marca comercial sería a partir de entonces sinónimo de ciclismo. Para el diseño del nuevo maillot, los Legarra y sus colaboradores se inspiran en el equipo profesional Brooklyn en el que por entonces milita el mítico Roger de Vlaeminck. Incorporan su innovador triángulo en la parte superior y, años más tarde, las franjas verticales azules y blancas que caracterizarán al equipo.
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El primer Reynolds juvenil sale a las carreteras en 1974 tomando el relevo del Nuevo Legarra. Forman su plantilla Javier López Izcue, José Ignacio Oroz, José María Cuende, Rubén López, Javier González de Morentín, Miguel Mari Errea, Ulpiano Bello y Enrique Sanz. Será el último año completo bajo la dirección de José Legarra. Eusebio Unzué, ya en las labores de ayudante durante esa temporada, asume el mando del equipo cuando en mayo de 1975 José se marcha a Valladolid por motivos laborales. Sin embargo, los deberes patrióticos obligan al joven Unzué en 1976 a cumplir el servicio militar en tierras aragonesas y la doble baja en la dirección empuja de nuevo al primer plano a Jesús Legarra, Peluso, el hombre que impulsó aquel primer equipo juvenil en Irurzun. La temporada 76 trae otra importante novedad. Los chicos del Reynolds siguen creciendo y, con su progresión en edad, el equipo pasa desde la categoría juvenil hasta el campo aficionado. Seis ciclistas forman la escuadra; cinco de primer año: Miguel Acha, Pedro Mari Errea, Javier González Morentín, Francisco Jaurena y Enrique Sanz; y uno, Javier López Izcue, de segundo.
Capítulo 1
El equipo se centra durante los dos siguientes años en las competiciones navarras y vascas de los denominados aficionados de segunda. Al modesto presupuesto –menos de 800.000 pesetas– se une la poca disponibilidad de sus directores: Peluso, con los negocios hosteleros a su cargo, y Unzué que, tras terminar la mili en enero del 77 compagina su trabajo en la empresa familiar con el cargo de seleccionador navarro de la categoría de aficionados. Pese a todo, la generación navarro-guipuzcoana del Reynolds continúa cosechando éxitos con refuerzos como Ocaña o Segura, que se codean con la élite nacional cuando ésta disputa pruebas en el calendario norteño. 1977 será, sin embargo, recordado por la aparición de un nombre. El hombre que lo cambiaría todo… Enrique Sanz, futuro mecánico del equipo y padre de Enrique, corredor del Movistar Team, con el maillot de Reynolds en 1974. DN
Modesto corredor amateur en equipos franceses, José Miguel Echávarri (Abárzuza, 1947) había visto cómo a finales de los 60 su buena estrella le permitía cumplir su gran ilusión: convertirse en ciclista profesional. Su mejor prestación –triunfó en dos etapas y acabó 2º en la general de la AragónBearn, una dura vuelta que cruzaba los Pirineos– le sirvió para que Cesáreo Gabarain, director de la organización, le recomendara para formar parte del Bic, entonces el mejor equipo del pelotón mundial: «Para mí, aquello representaba el sueño entre todos los sueños. Estar en la escuadra de Anquetil, Janssen o Pérez Francés. Imagínate....». Las temporadas 69 y 70 ven como el joven Echávarri intenta con más voluntad que talento responder al enorme reto que supone militar en el conjunto dirigido por el mítico Géminiani. Desanimado, se plantea dejar el ciclismo, pero otra vez saca petróleo de su única victoria en profesionales: «Había sido el más rápido en agosto en el Gran Premio San Lorenzo de Huesca y cuando a José Luis Galdamez, buen
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Miguel Mari Errea levanta el trofeo de ganador del II Circuito Larrasoaña de juveniles (1975). DN
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