¿Quiénes son «Las chicas de ninguna parte»? Todas lo son, pero en el instituto Prescott empiezan siendo solo tres:
Grace Salter acaba de llegar a la ciudad tras dejar la localidad en la que vivían por culpa de su madre, predicadora baptista convertida en una liberal radical.
Rosina Suárez es la lesbiana punk del grupo, la «rara», y lo es mucho más en el seno de la conservadora familia mexicana a la que pertenece. Ella quiere tocar música en vivo y no dedicarse a cuidar de sus muchos primos y a servir mesas en el restaurante de su tío.
Erin Delillo es autista y está obsesionada con dos cosas: la Biología marina y Star Trek: La nueva generación.
Cuando Grace descubre que en su casa vivía Lucy Moynihan, una joven que tuvo que huir de la ciudad tras acusar a un puñado de chicos por violación en grupo, ve que nunca se hizo justicia. Rosina y Erin piensan igual. Ellas formarán un grupo anónimo, Las chicas de ninguna parte, para enfrentarse a la cultura sexista que impera en el centro y en su ciudad.