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FRONTERAS

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QUILMES: AUGE DE LA CERVEZA ARTESANAL

AÑO 3 - #5 ENERO-JUNIO 2017 ARG $30 ISSN 2451-5590

MUMUKI: PROGRAMACIÓN AL ALCANCE DE TODOS


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SUMARIO

NOTA DE TAPA MUMUKI

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pág CUCURTO Y LOS LIBROS

MAVI DÍAZ

12 14 17

pág

BACHILLERATO TRANS

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pág

pág

CERVECERÍAS ARTESANALES

ROSA SCHONFELD DE BRU

pág MAMÁ CULTIVA

CENTROS CULTURALES

32 35 38 40 pág

ANA JUSID

pág

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VEGANISMO

26 28 22 30

pág

HISTORIA GRÁFICA

pág

HUGO ALCONADA MON

pág

LUISA DELFINO

pág

pág

pág

CUBA SIN FIDEL

pág


STAFF FRONTERAS

COORDINACIÓN:

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Revista de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Quilmes Año 3 - Número 5 Mayo de 2017

EDITORIAL

Daniel Badenes Ximena Carreras Doallo

Por WASHINGTON URANGA

Javier Vidal

CONSEJO EDITORIAL: Natalia García Cora Gornitzky Leonardo Mora Doldán Pablo Morosi Alejandra Pía Nicolosi Mónica Rubalcaba Leticia Spinelli Washington Uranga

PARTICIPAN EN ESTE #5: Natalia Alvarado Matías Baldor Camila Benitez Inés Dominicé Geraldine Durante Martín Gómez Jesús Madrid Magalí Milazzo Lautaro Núñez Antonella Pedemonte Vanina Peralta Julieta Prato Juan Franco Primo Celeste Rifai David Romero Nicolás Roncoli Romina Santana Segala Alfonso Villanueva García Giuliana Antonella Zocco

IMAGEN DE CONTRATAPA:

Esta revista es realizada desde una institución de educación pública y ese lugar nos insta a tomar posición frente a declaraciones que intentan menospreciarla y desligar las obligaciones del Estado en este plano. La educación no es un gasto ni una inversión: es derecho que compromete a los poderes públicos en la persona de quienes tienen la responsabilidad de gestionar el Estado. No obstante, los recortes e incumplimientos en materia educativa se vienen produciendo a escala mundial a la par con el aumento de la mercantilización de todo lo público. Nuestro país, que tiene una rica y valiosa tradición en materia de derecho a la educación pública, gratuita y laica reafirmada en forma reciente por los anteriores gobiernos, hoy no escapa a este retroceso generalizado. Garantizar la educación pública no es un acto caritativo o de benevolencia de quienes gobiernan. Es un compromiso del Estado y un derecho y un deber para los ciudadanos, para las familias. En una democracia, en cuyo marco las políticas públicas constituyen la principal herramienta de gestión del gobierno para asegurar la vigencia integral de los derechos ciudadanos, las políticas públicas educativas son la manera esencial de concretar y llevar adelante tales derechos. En Argentina hemos acordado que la educación es un derecho, desde el nivel inicial hasta la universidad. El Estado está obligado a ofrecer condiciones de todo tipo, materiales, académicas y pedagógicas para que el derecho se efectivice. No es

legítimo limitar la función del Estado apenas a la supervisión y dejar librada al mercado la lucha por las garantías. Y ningún derecho puede efectivizarse al margen del contexto y de la calidad de vida de la población. La pobreza, la exclusión, la discriminación, violan de manera deshonesta y obscena los derechos humanos básicos. No se puede, en consecuencia, pensar la educación y, en particular, la educación pública, desconectada de la realidad social, económica y política que atraviesa el país. Lo público es mucho más que gratuidad. Es situar al ciudadano que protagoniza la historia como sujeto de la educación. De allí que la educación pública en todos sus niveles además de ser pilar fundamental para dar garantía de acceso al derecho educativo, necesita constituirse en artífice de la condición igualadora basada en los principios ciudadanos, asegurar la calidad y, en el escenario de la mercantilización, evitar cualquier tipo de diferencias entre educación pública y privada. Con el propósito de generar también experiencias que sean significativas para la vida de los niños y los jóvenes, para cada individuo y para la sociedad. Los ataques recientes a la educación pública han tenido una respuesta social y política muy importante, puesta en evidencia en la movilización popular y en el rechazo a la criminalización de la protesta. Esta realidad debe leerse como un valioso resultado de la propia educación pública y, al mismo tiempo, como reaseguro de su futuro.

Federico Gallo

FRONTERAS ES UNA PUBLICACIÓN DEL ÁREA DE PRODUCCIÓN GRÁFICA DE LA LICENCIATURA EN COMUNICACIÓN SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES. Editor responsable: Daniel Badenes / ISSN: 2451-5590 Roque Sáenz Peña 352, Oficina 118, Bernal, Buenos Aires, Argentina.

/ Contacto: revistafronteras@unq.edu.ar


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COORDENADAS

Artes

SANTIAGO VEGA FUNDÓ SU PROPIO GÉNERO LITERARIO

REALISMO ATOLONDRADO Más conocido por su seudónimo Washington Cucurto, es escritor, quilmeño y anda por los 44 años. Creador de la editorial Eloísa Cartonera, tiene el porte de un artista consagrado, aunque no se reconoce como escritor famoso. En este intercambio con Fronteras, “Cúcu” habla de sus inicios, comenta sus incursiones en otras artes y recuerda anécdotas inéditas. Por DAVID ROMERO

- En tu escritura tocás temas como la cumbia, la marginalidad, la inmigración, la cultura popular, ¿de dónde sale eso? - Un poco es mi mundo. Nací en Berazategui, me crié en la calle y bueno, son amigos de distintas etapas de mi vida, personajes, amores, siempre estuve mezclado en ese mundo de baile, inmigración y todo eso. Un poco es también un tema que conozco, que me tocó vivir. Además, cuando comenzaba a escribir pensaba que quería hablar de esas cosas porque también veía que nadie lo escribiría y que si no lo escribía de cierta manera se perdía. Me preguntaba: “¿Por qué nadie escribe de los bailes, de la cumbia?”. - ¿A qué te referís con “literatura de situación”? - Literatura situacionista. Por lo general, siempre parte de una situación lo que escribo, sea un poema, una pelea, algún encuentro en algún bar, gente bailando, una pequeña escena. Le digo así porque la acción, el momento es el motor del relato, un tipo que sale a caminar, por ejemplo… - ¿Cuándo te hizo el click de la lectura y la escritura? - Me hizo de grande, a los 26, con un compañero de trabajo que leía. Yo

trabajaba en un supermercado y mi compañero en la hora de descanso que pelaba los libros y leía, ahí fue el click. Después fui con él a una lectura de poesía de Juan Gelman y dije “uy, a mí me gustaría hacer esto” y bueno ahí comenzó mi pasión por la lectura, el mundo de los libros. Después iba al supermercado y le escribía poemas a la zanahoria, a los productos del supermercado, a las botellas, era como descubrir un juguete nuevo, me divertía, lloraba, me reía. - ¿Por qué decís que a la literatura no hay que sufrirla? - Hay que disfrutarla, lo veo por el lado del disfrute; hay otro que lo ve más por el lado del trabajo, el rigor, hacer las cosas bien, muy elaboradas, para la posteridad. Soy un hombre así, de esta época, fugaz. Te viene la idea y la hacés sin fijarte mucho si está bien o si está mal, es como que construís un castillo de arena y ahí lo moldeás. Si te sale una cagada, lo tirás, lo empezás de nuevo. Si te lo hacés difícil, ya es difícil, no podés escribir. Escribir complejo requiere de otros elementos, que de pronto no tengo. Hice con lo que tenía a mano, está muy relacionado con mi carácter, con mi forma de ser, no me puedo escapar de eso,

tengo la cabeza un poco así, desviada. De pronto es difícil que venga otro y escriba cosas así. Hago las cosas rápido, no pienso tanto, me mando. La escritura es un juego, es algo que yo podía tener que era mío, un lugar, un espacio de libertad donde yo podía generar cosas, me divertía haciendo mi propio mundo. Eso es lo que sentí. - ¿Por qué identificas tu trabajo como proto-literatura? - Una literatura que parte de ser literatura pero que puede tener otros condimentos, que venga de otros artes, como la música, el baile, las jergas populares, el fútbol y bueno también otro registro, la parodia, la ironía, la exageración, la cosa desalmada. Una literatura que está más mezclada, que no es tan pura. Contaminada con las cosas de todos los días. Por ejemplo, cuando escribí “Las Aventuras del Señor Maíz” surgió porque yo tenía una novia que era dominicana, vivíamos re mal en un conventillo. De ahí surgió el libro. Ella me contaba esas historias de sus creencias, por ejemplo, el Señor Maíz es un dios pagano, terrenal, que llega a la tierra y tiene la pija grande y se coje a todas las minas. Eso se hace en todos los barrios, un solo día, en República Dominicana.


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Washington Cucurto (Santiago Vega) en Eloísa Cartonera

Se elige al chabón que la tiene más grande y por ese día van las minas y están con él, le llevan ofrendas. Algunos llevan a las hijas para que las purifiquen. Las cosas del voodoo son increíbles. Pasa más con el borde de Haití, ahí hay mucha magia negra. - ¿Qué querés decir con “realismo atolondrado”? - Cuando comencé a escribir estaba en auge el realismo sucio de Bukowski. Era un juego para mí. Como siempre había etiqueta para todo, dije: “Yo también tendré mi propio género, mi realismo atolondrado”. La literatura es un campo de diversión, de inventiva. - ¿Cómo fue el proceso del documental que hicieron sobre tu vida? - Me hicieron un documental que comenzó en Alemania sobre mi vida y terminó en Amsterdam cuando recibí el Premio Principe Clauss como

celebridad internacional. Está en Internet la película. Lo hizo Edmundo Bejarano un gran cineasta boliviano que ahora está filmando una película para Hollywood en Etiopia. El rodaje duró un año y el proceso fue hermoso. - Sobre tu rol de escritor dijiste que “uno termina siendo lo que los demás construyen” ¿aún lo crees así? - No sé si tanto pero cuando uno escribe esto vos lo ponés, lo largás al mundo y otro lo lee y ya el otro construye lo que vos escribiste, y de alguna manera uno es lo que te mira el otro pero para mí pasa en todos los órdenes de la vida, estamos construidos por la visión de los demás. Una vez se me acercó un muchacho en la calle, me regaló un libro de Arguedas, me lo dio y se fue. En la dedicatoria decía: “Cucurto, gracias

porque mi mujer volvió conmigo gracias a que te leímos”, fue re heavy. A veces cuando te paran y te dicen “Che, me cague de risa con tu libro”, para mí ya está, misión cumplida. - ¿Cómo es la relación de Cucurto con la política? Hablás de lo popular, de lo invisibilizado, Cucu es un poco así, latinoamericanista ¿Qué hay de eso en vos? - No es un tema que me atraiga mucho. No sé si tanto desde la política. Más desde un aspecto comunitario, social, más que partidario político. Es algo que escuchás en la calle, está como en el ambiente, entonces se repite un poco eso, es como un aire de la época. - Mencionás la “liviandad” de tu escritura y la contraponés con el “rigor técnico de la cultura alta” ¿Cómo es eso? - Liviandad en el sentido en que uno


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Artes

COORDENADAS FRONTERAS

CUCURTO EDITOR - ¿Cuándo y cómo surgió Eloísa Cartonera? - Surgió en 2002, en la plena crisis, de los cartones. Pensamos en una forma de editar y encontramos que la mejor forma era haciéndolo de una manera que estuviera a nuestro alcance y eran los cartones. Con los cartones doblados, fotocopiamos y con los textos adentro. También le daba una cosa trash así medio violenta, algo que pudiera impresionar y llamar la atención. La editorial es una cooperativa de cartoneros y estamos sobreviviendo, como

todo, metiendo los libros, distribuyendo. Los metemos en un puesto en Corrientes y Paraná, también vamos a ferias, manifestaciones políticas, siempre donde haya gente en la calle vamos y vendemos los libros y con eso repartimos nuestras pagas en partes iguales. Tenemos una tirada de 500 a 1000 ejemplares. Mis libros se venden en todos los puestos de Corrientes y eso es por las editoriales. - ¿Tuviste un pedido de una autora británica para que edites sus libros? ¿Es verdad?

- Sí, es verdad ¿De dónde sacaste esa información? - Te leí mucho, soy periodista - Sí (sorprendido y entre risas)... Pasó hace varios años ya, me había olvidado, una escritora joven, no me acuerdo el nombre, le saqué varios libros. Era conocida, en realidad, ella decía que sí, no sé. La vi 4 veces. Mirá lo que me hacés acordar. Era de la Universidad de Leds… - De Leeds (/li:dz/) - … Pero no me acuerdo, perdí el contacto, tendría que buscarla otra vez, saber en qué anda.

puede escribir más relajado, con más libertad, en tiempos cortos. Buscarle la mano a la escritura, no pensar que algo puede ser de una sola manera, sino que se puede buscar la variante. Siempre hay algo de rebeldía, está bueno buscar nuevas formas, no sólo en la escritura, sino en la vida en general, después uno ve si se puede o no. - ¿Cuánto te marcó y pesa hoy la crítica? - En una época mucho, porque era un poco inexperto. Ahora ya no porque no recibo tanta crítica, ni me hablan tanto, ya estoy más viejo. Pero para mí siempre es todo importante lo que se escribe de uno. Yo hago y trato de leerlo con atención. - ¿Qué hay de vos en el nuevo libro “La pasión según Cucurto”? - Es una recopilación de textos cortos y de novelitas, novelas breves. Muchas inéditas, y otras que publiqué hace veinte años. Es una antología que reúne un poco mi universo, la cumbia, la inmigración, el sexo, la literatura, Europa, Argentina, tiene todo eso. - ¿Cómo te metiste en la pintura y la poesía virtual? - Un día dije: “voy a empezar a pintar”, como dije un día: “voy a empezar a escribir”, me surgió y como no me cuesta… Medio me pasó parecido a la escritura y aparte lo hago igual, pinto mucho, produzco mucho, de manera rápida, casi frenético. A veces me quedo a la noche y pinto. Me vienen las cosas como cuando escribía, tampoco me importa si lo hago bien, lo hago y chau.


FRONTERAS TIERRA ADENTRO

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MUMUKI, UN PROYECTO EDUCATIVO QUE DEMOCRATIZA LA TECNOLOGÍA

PARA SABER LEER, ESCRIBIR Y PROGRAMAR Cuatro programadores de la región crearon una plataforma accesible, cálida e interactiva para potenciar la enseñanza y el aprendizaje de la programación que ya se extendió a varias universidades y también se utiliza en escuelas. Da más herramientas a los docentes y, a su vez, sirve para el autoestudio. Pensada con la filosofía del software libre, Mumuki encara múltiples batallas culturales mientras amplía los alcances de la enseñanza de programación. Por GERALDINE DURANTE Producción: GERALDINE DURANTE y MATÍAS BALDOR


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LA VERSIÓN BETA Anteojos con mucho aumento que denotan una visión desmejorada por los gajes del oficio y la barba crecida son características que remiten de modo automático al típico programador informático. Así son ellos. Franco Bulgarelli, Federico Aloi, Agustín Pina y Federico Scarpa son cuatro jóvenes programadores que tienen claro qué es lo que quieren. Saben que, como dijo Julian Assange, hoy el poder se decide en lo virtual, y ellos, programadores, tienen el poder… ¿Qué harán? ¿Acaso será su prioridad maximizar sus ganancias? ¿”Regalarán su poder al primero que pone plata o lo usarán para hacer cosas buenas”? En 2014 Bulgarelli, ingeniero en Sistemas de la UTN, se encontró con pocas herramientas para sus clases de Paradigmas de Programación y lo invadió un sentimiento de frustración. “Para la enseñanza las únicas herramientas con las que contaba eran el software base, es decir, el entorno de ejecución de los programas que utilizábamos, diversos lenguajes y recursos clásicos como los PDF. Quería incentivar la práctica fuera del aula, las herramientas que teníamos eran buenas para practicar pero no para incentivar la práctica, esa fue la cuestión”, explica Bulgarelli. Entonces decidió poner en práctica sus conocimientos y crear un repositorio de ejercicios interactivos, que tuvo buena aceptación desde el principio, en marzo de 2015. “Era horrible pero lo usaban. La herramienta estaba en beta, en estados iniciales, era un borrador de lo que es hoy, se veía mal, no era estética, las pantallas que te presentaban no eran muy cómodas, era bastante anti intuitiva en definitiva; sin embargo les gustó, porque era mucho mejor de lo que había, que era nada”, expresa. Unos meses más tarde, se le sumó un ex alumno, Federico Aloi, técnico en programación de la Universidad Nacional de Quilmes. Se había enterado que el ingeniero en sistemas diseñaba Mumuki, y en un asado le dijo: - Franco, yo voy a empezar a dar clases en una escuela, ¿qué onda eso que estás haciendo de Mumuki, se podrá usar en la escuela?

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- Bueno, sí, ¿qué lenguaje querés usar? - Y… quiero usar Gobstones, un lenguaje que se creó en Quilmes, para enseñar. - Bueno no sé qué es Gobstones pero si lo querés usar, incorporalo a la plataforma y usalo. Y así lo hizo Aloi: incorporó un nuevo lenguaje de programación, colaboró en el desarrollo y utilizó la herramienta para enseñar a sus estudiantes de un colegio secundario del barrio Villa Jardín. “Empezamos a armar no sólo ejercicios sino explicaciones, porque si bien la herramienta me servía para mi curso, notamos que era valioso para cualquier persona que quisiera programar”, dice Aloi. Otra vez, la recepción fue muy buena. La cursada cambió con el uso de la herramienta, “los pibes se sentían desafiados”, resolvían los ejercicios, el profesor los ayudaba y se ayudaban entre ellos. “En el curso, el tema Gobstones jamás lo expliqué en el pizarrón, prácticamente eliminé la exposición”. Transcurridos los primeros meses de desarrollo, ya con Aloi como parte del equipo, hacia fines de 2015 pensaron redoblar la apuesta. “También nos dimos cuenta que para eso era necesario el apoyo de más gente, necesitábamos más manos, porque la infraestructura era gratuita, hacíamos todo para no gastar ni un solo mango”. Bulgarelli logró convencer a dos amigos programadores

que hace tiempo quería sumar al proyecto: Federico Scarpa y Agustín Pina, alumnos de Ingeniería en Sistemas de la UTN Buenos Aires. Ambos dejaron sus empleos para sumarse a Mumuki. Dicen que el 8 de diciembre de 2015 en Argentina, con cuatro padres, es la fecha de nacimiento de Mumuki. “Hasta ese momento todo era un juego, a ver qué onda. Pero a partir de ese día se dio una refundación, dejamos muchas de nuestras actividades por Mumuki y hasta invertimos de nuestros bolsillos”, dicen. LA IDENTIDAD Mumuki es un proyecto de software libre y gratuito que propone un conjunto de herramientas pensadas para potenciar la enseñanza y el aprendizaje de la programación, con guías de ejercicios didácticos e interactivos sobre distintos temas y niveles de programación para que resuelvan los estudiantes. “Es un proyecto cuyo objetivo es mejorar la enseñanza de la programación y lograr que sea más accesible de lo que es hoy, para cualquier nivel. Si bien surgió en el ámbito universitario, exploramos otras áreas. Para aprovecharlo se requiere conocimiento básico del uso de la computadora”, explica Federico Scarpa. El objetivo del proyecto es enseñar a


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LA RELACIÓN HUMANA Le pasó a Federico Aloi un día que daba clases de programación en la escuela. Una de sus alumnas intentaba hacer un ejercicio en Mumuki. Intentaba. Intentaba. Y la máquina sentenciaba: ERROR, ERROR. Por este resultado se entiende que la alumna falló, eso es lo que dice la máquina y, se supone, la máquina no puede fallar. Pero Aloi, en su función de docente, vio y comprendió aquello que la fría máquina no pudo: ella había escrito en texto “Fede por favor ayudame”. Para la máquina eso fue un error de sintaxis pero era un pedido de ayuda real.

programar, que esto sea más fácil, más inclusivo, con herramientas y contenido libre y en el idioma de la persona que lo utiliza, en particular en este caso en español del Río de la Plata. Organizada en distintos capítulos, los alumnos pueden resolver las propuestas tanto dentro como fuera del aula. La herramienta encuentra de manera automática errores a los ejercicios que ellos resuelven y realiza estadísticas. La plataforma incluye distintos lenguajes de programación: Gobstones, Wollok, Prolog, Haskell, Ruby, C y Java y permite que los usuarios incorporen otros lenguajes. Como software libre, los usuarios tienen la libertad de ejecutarlo, copiarlo, distribuirlo, estudiarlo, modificarlo y mejorarlo. Es una cuestión de libertad, no de precio: al no ser privativo, el programador controla el programa, y no viceversa. CERTERO, EFICAZ E INCLUSIVO En la actualidad existen múltiples herramientas para enseñar y aprender a programar pero tienden a eliminar el rol del docente. Mumuki fue ideado para complementar el rol del docente e incluso darle más herramientas. Yamila es una joven usuaria de Mumuki. Se la veía deseosa de comentarnos

todo acerca de Mumuki pero a la vez extremadamente tímida. De ella surgieron los más bellos calificativos para el programa. Aseguró que utilizar esta herramienta en las clases la benefició en especial el contacto con el profesor, quien puede revisar la totalidad de los ejercicios de sus alumnos y hacerles devoluciones al respecto, algo que no

“Dejamos muchas de nuestras actividades por Mumuki y hasta invertimos de nuestros bolsillos”. sucedería con otra modalidad de enseñanza en un curso de más de 40 alumnos. Ella la recomienda porque es muy didáctica, “te guía y si es la primera vez que te topás con la programación, te da una bienvenida cálida a la carrera porque los ejercicios del pdf muchas veces no se entienden o son muy fríos, y por ahí, al jugar un poco con esta herramienta podés. Es más amigable”. Como afirman Aloi y Bulgarelli, hay mucho que la computadora no puede hacer, siempre que haya un humano detrás la respuesta será cálida y la visión de las situaciones será integral.

“Miro y digo ¡ah, pará, no entiende bien esta idea! pero la máquina te hablará en términos de te falta un paréntesis, te falta una llave, te tenía que dar 2 pero dio 3”, cuenta Aloi, “es un modelo de enseñanza un poco disruptivo en comparación con los tradicionales modelos de enseñanza, en especial en la Universidad, donde predomina una concepción de verticalidad en el curso, entonces la herramienta permite trabajar de una forma distinta” (ver recuadro: La relación humana). Adicionalmente, el nuevo modelo resolvió, casi sin proponérselo, un inconveniente central en los niveles de enseñanza media: el ausentismo. “Pronto, por intermedio de Mumuki observamos cómo los chicos tenían la oportunidad de recuperar una clase si es que faltaban por cualquier problema”, comenta Bulgarelli. Y continúa con otra de sus ventajas: “se trata de una herramienta que estimula la lectura. Todo el material está pautado con un lenguaje muy ameno que, en última instancia, democratiza el acceso al conocimiento”. Las herramientas de Mumuki buscan empoderar al docente y complementar a la educación presencial, no eliminarla. También permite el autoestudio, para quien no está en el aula, desde el sitio Mumuki.io el usuario puede conectarse


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desde cualquier lugar del mundo y ejercitar. En esa modalidad accedió gente de España, Perú, Bolivia, Chile, Noruega. RECONOCIMIENTO Y PROYECCIÓN Ya hay siete universidades, entre ellas la de Quilmes, que incluyeron el programa en sus planes de estudio. Alrededor de 1500 personas por mes durante el último año usan la herramienta de forma sistemática, “y… reconozco que eso un poquito te llena el pecho”, expresa Franco Bulgarelli. “Al ver a los pibes en el aula, me quedo viéndolos y pienso, qué lindo, trabajan con la herramienta que hicimos noso-

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tros, o que te digan ¡che, qué buena herramienta!, me pone muy contento”, destaca Federico Aloi. Sin embargo, la cantidad de consultas por mensaje que reciben de las demás provincias del país superan a las que reciben de Buenos Aires. Consideran que más allá del territorio bonaerense se profundiza la brecha, donde las políticas no llegan, de allí viene la primera demanda y les encantaría asistir pero no cuentan con suficientes recursos económicos. La plataforma educativa recibió el premio Innovar 2016 y la iniciativa Program.AR (creada por la Fundación Sadosky del Ministerio de Ciencia, Tecnología e In-

novación Productiva con el objetivo de expandir el aprendizaje de las Ciencias de la Computación a lo largo de todo el territorio argentino) designó a Mumuki como herramienta sugerida. De este modo la empresa empezó a recibir consultas de distintos lugares del país. El grupo está feliz con el reconocimiento y la mayor visibilidad, más allá del beneficio económico y “de un cuadrito lindo en la mesa de luz”. Sin embargo, quieren soltarle la mano a Mumuki y que siga creciendo, estén o no ellos de acuerdo con los cambios que otros quieran efectuarle. En eso consiste el juego del software libre: “lo publicás y cada uno lo modifica de

UN NOMBRE PROPIO

Mumuki es una canción de Astor Piazzola. La plataforma recibió ese nombre porque Franco Bulgarelli se confiesa como un auténtico seguidor de las producciones del bandoneonista y compositor argentino. Sin embargo, “Mumuki”, que no es precisamente su canción favorita, también es útil para ilustrar las características del proyecto, fruto de una idea que surgió en Argentina, con un contenido desarrollado en español rioplatense, que apunta a reducir el vicio que supone usar palabras en inglés en el campo de la informática. Suele asumirse que todos tenemos conocimiento de ese

idioma. Los programas y los textos de programación se encuentran en inglés casi con exclusividad. Bulgarelli habla de una “micro batalla histórica secreta que uno libra a veces, como un Quijote” de intentar usar el lenguaje español para la programación. “Hay un fetichismo del inglés: si está en inglés el término, es mejor”. Ellos creen que eso es caer en un grave error, a pesar que Federico Aloi era uno de los que en un principio más cargaba a Franco Bulgarelli...“Hasta que me cayó la ficha,

vi que en la escuela los pibes no sabían inglés y de repente me decían, “no, ¿de qué me hablas?, ¿qué es un process?, ¿procedimiento?, y ¿por qué no ponés procedimiento? (risas). Pensé `tienen razón, ¿por qué no ponemos procedimiento? ”́ Eso es lo que viene a cambiar también Mumuki: todo aquello que pueda traducirse al español, se traduce pero sin caer en formas que consideran inadecuadas (por ejemplo,“ordenador”). Pero Mumuki hace más guiños al usuario, muchas veces con alusiones a Piazzolla. Por ejemplo, cuando la maquina tira un 404, un ERROR, al intentar acceder a un sitio inexistente, descripto en palabras de Federico Aloi: “entonces te aparece un Piazzola samurai con un teclado en la mano, como diciéndote: n ́ o, flaco, acá no es ”́ . Asimismo, en los ejercicios se evitan los ejemplos de casos que históricamente se usaban en la práctica de programación. Ya no más el clásico “una empresa quiere maximizar sus ganancias...” para suplantarlos por ejemplos de casos locales. Se trata de “batallas culturales”. En materia de género, en los ejercicios Mumuki asigna a la mujer roles que por lo general se asignan a hombres: la presidente de una empresa... a la vez que se dirige a un usuario que no asume género: estudiantes, no alumnos/as, ¿te sorprendiste?, no ¿estas sorprendido/a? Nada de esto es casual.


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EL SUSTENTO DE MUMUKI de acuerdo a sus necesidades”. Sin embargo, esa posibilidad es difícilmente asimilada por los usuarios. Les sorprende que ellos puedan modificarla de acuerdo a sus necesidades y esperan eso de los docentes, que se apropien de la herramienta. “Queremos que Mumuki salga de esta esfera, que deje de ser una cosa extraña que sólo conocen los de TPI (Tecnicatura en Programación Informática), que empiece a ser conocida ahora incluso por gente que no es del palo de la tecnología, queremos crecer en comunidades distintas a la nuestra, eso nos dará más perspectivas y para ello, agradecemos otras formas de contribuir con la plataforma que no son programar…” Ahora los nuevos usuarios son orientados para descubrir las potencialidades educativas, participativas y comerciales que tiene Mumuki y son capacitados y guiados de forma que puedan convertir la información en

conocimiento lo que evita que la potencialidad de las nuevas tecnologías se diluya en un uso recreativo. Los creadores de Mumuki están convencidos que “todos pueden aprender a programar con bases sólidas, por eso nuestra misión es hacer la educación de la programación más personalizada, más entretenida y de mayor calidad”, que la ciencia, la tecnología y el conocimiento actúen como agentes de progreso, democratización y bienestar. Sin dudas Mumuki es un emprendimiento de base social que pretende instalar una nueva forma, más horizontal, de aprender y enseñar estos lenguajes. En esta línea, Agustín Pina señala: “queremos empezar a cambiar la forma en que se enseña la programación, al menos en Argentina. Soportando siempre lo público con lo privado para que lo público no tenga que pagar nada y siempre se vea beneficiado”.

“Mumuki está dentro del circuito de mercado porque contiene herramientas pagas, hay gastos y hay que pagarlos, debe sustentarse su desarrollo pero no es comercial en el sentido que no tiene fines de lucro, nuestro objetivo no es ganar dinero con esto, no queremos ser los nuevos emprendedores millonarios, no fue que un día nos levantamos y dijimos ¡che, tengo unas ganas de hacer un negocio con las universidades!, sino hacer que esta herramienta sea accesible para todos, que todos la puedan utilizar y que sea sustentable”, explica Franco Bulgarelli. “Lo que hicimos fue ver un problema y resolverlo, buscar darle algo mejor a alguien... y empezó a crecer, se sumaron más personas, fue necesario más hardware y mano de obra. Nuestro caso fue: hay un problema, hay que resolverlo y hacerlo sustentable”.


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Artes

FRONTERAS COORDENADAS

MAVI DÍAZ

“LA MUJER PUEDE SER PODEROSA Y FRÁGIL A LA VEZ” Después de su experiencia como fundadora de Viuda e hijas de Roque Enroll y de tocar con los grandes del rock nacional, desarrolló proyectos musicales en España. Cuando regresó a la Argentina se enamoró del folklore y armó la banda Mavi Díaz & Las Folkies, que obtuvo el Premio Gardel 2016 al mejor disco del género. Por INÉS DOMINICÉ

Mavi Díaz nació en el seno de la música en 1961. Es hija del virtuoso de la armónica Hugo Díaz y de la folklorista Victoria Cura, sobrina del percusionista Domingo Cura. Comenzó su carrera musical a los 21 años liderando la legendaria banda de pop femenina Viuda e hijas de Roque Enroll en los ´80. Formó parte de Los Twist y trabajó con artistas como Charly García, Fito Páez, Gustavo Cerati, Andrés Calamaro, Ariel Rot, Peteco Carabajal, entre otros. Luego de vivir en España durante casi veinte años volvió a la Argentina a presentar “Baile en el cielo”, disco homenaje a su padre, por el cual obtuvo en 2009 un Premio Gardel. En 2013, obtuvo otra distinción de los Premios Gardel por su disco “Hugo Díaz/ Antología”. Desde 2010 a la actualidad, lidera el proyecto Mavi Díaz & Las Folkies, banda femenina de folklore, con la cual lleva editados dos discos -Sonqoy y Todo Sí!- por los que han recibido distintos reconocimientos. - Viviste dos décadas en España, ¿cómo fue cuando regresaste en 2008? - En realidad, en 2008 no había decidido regresar. Vine a Argentina a presentar mi disco “Baile en el cielo”, un trabajo que surgió a raíz de la película “A los cuatro vientos”, estrenada en 2007 sobre la vida de mi padre Hugo Díaz. Sucedió que justo en Madrid, donde residía, mi hijo se había ido a vivir solo, yo me cam-

bié de casa y no tenía que volver enseguida como siempre había ocurrido. Me quedé un tiempo en Buenos Aires, hice una gira por el país presentando “Baile…”, me enamoré de cantar folklore, encontré un país muy distinto al que había dejado, tuve la necesidad de bucear en mis raíces y me fui quedando. Entonces encaré un proyecto largamente soñado, que fue recuperar toda la obra de mi padre y re-editarla en una antología. Sobre todo, empecé a componer folklore. Puede decirse que sin haberme mudado del todo, me quedé. - ¿De qué se trató la experiencia “Músicos con Cristina” (MCC)? - El día que murió Néstor, fui como casi todo el mundo a la Plaza, me fui encontrando con gente, con amigos. En un momento, nos juntamos un montón de músicos en un lugar donde estaba reunida la organización Negros de Mierda. Isabel de Sebastián, Celsa Mel Gowland, Federico Gil Solá, Laura Ros, Beno Guelbert y algunos más. Tuvimos la necesidad de juntarnos y hacer algo. Así nació MCC a la que se incorporaron, inmediatamente, muchísimos músicos. Hasta ese momento yo había votado solo una vez en Argentina -a Alfonsíny en España siempre al socialismo. Recuerdo que en la primera reunión dije: “Chicos, no sé si soy kirchnerista, no conocí a Néstor, apenas conozco a Cristina,

recién llego de España, pero quiero estar acá y militar desde y por la cultura”. Claramente tenía una necesidad, una deuda cívica que se plasmó en esa primera experiencia. Ahora sigo militando por el derecho y por la cultura. Integro el Consejo Directivo de la Asociación de Intérpretes y la Comisión de Cultura del “Instituto Patria”. - Nuevamente con una banda de mujeres ¿Qué es el proyecto “Mavi Díaz & Las Folkies”? ¿Cómo lo describís? - Es mi banda soñada. Me encanta tocar con mujeres. La mujer tiene una forma de tocar que siempre está puesta al servicio de la canción y nunca del lucimiento personal. Puede ser poderosa y frágil a la vez y eso se expresa en la música. Con las Folkies -Silvana Albano en piano, Pampi Torre en guitarra y Martina Ulrich en percusión- llevamos seis años juntas, muchos viajes, muchas giras, muchísimas aventuras y dos discos como banda. Nos encanta estar juntas, son como unas vacaciones para mí. Las amo y musicalmente son lo mejor que me pasó en la vida. - Ya tienen dos discos: “Sonqoy” y “Todo Sí!”. ¿Me podrías comentar con qué nos encontramos en cada uno de ellos? - “Sonqoy” es nuestro primer hijo, es el fruto de nuestro “amor a primera vista”. Conocí a las chicas en mayo de 2010 y me enamoré de todas, de


FRONTERAS

13 Todo Si (2015)

Sonqoy (2011)

Foto JUAN SORIA

De Viudas e Hijas a Las Folkies

su forma de tocar, de lo prolijas, respetuosas, talentosas y divertidas que eran, y son. Hicimos una fecha y yo me fui a Europa. Al volver grabamos el disco. Fue muy inspirador conocerlas. Me metí a hacer el disco de cabeza, con canciones que casi no habíamos tocado nunca salvo un par. Y nos fuimos conociendo en el estudio. Fue una experiencia hermosa. “Todo Sí!”, en cambio, encuentra a la banda mucho más sólida, con muchos kilómetros encima y muchos viajes. Es más, el título del disco y de la canción homónima nació en una gira en Corea, donde, como no entendíamos nada ni nos entendían a nosotras, decidimos decirle ¡Sí! a todo. En este disco hay una evolución evidente como banda, nos conocemos más, hay también más participación de todas en la composición. - Las mujeres tenemos que hacer un doble esfuerzo para ocupar lugares, ¿cómo fue y qué implica ser una mujer que se ganó un lugar significativo en la música de nuestro país? - Con Viudas fuimos el primer grupo de mujeres súper popular; vendimos medio millón de discos y la gente nos aceptó desde el primer momento. Hubo más resistencia en la prensa, porque pelábamos mucha data para la época y no todo el mundo la entendía o la digería. Los medios pensaban que si estabas buena o te producías era porque no sabías tocar. Eso cambió, al menos en el rock. En el folklore es todo lo contrario. Si te fijás en la grilla de los festivales de folklore de todo el país, hay una mujer cada 30 hombres. En eso hace falta mucha evolución todavía, te pongas lo que te pongas. - ¿Por qué la música y no otra cosa? - No tuve escapatoria. Estudié muchas cosas, empecé mil carreras, intenté no ser artista, pero uno no siempre es lo que quiere ser sino lo que no puede evitar. Es el mejor trabajo del mundo.


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FRONTERAS COORDENADAS

LA EXPERIENCIA DEL BACHILLERATO POPULAR “MOCHA CELIS”

UN ESPACIO EDUCATIVO, LIBRE DE DISCRIMINACIÓN Francisco Quiñones Cuartas, director del primer “bachillerato trans” del país, afirma que sólo el 1% de esta comunidad vive hasta los 60 años. La educación con perspectiva de género es su herramienta para enfrentar el problema de las drogas y la prostitución en una población históricamente marginada.

Francisco Quiñones Cuartas es licenciado en Comunicación Social y dirige el Bachillerato Popular Trans Mocha Celis que funciona desde 2011, aunque la organización de la institución sea horizontal. Fue compañero de Lohana Berkins, activista y referente de los derechos de las personas transgénero. Junto a ella comenzó la formación de este espacio de inclusión para identidades y géneros disidentes, que busca romper paradigmas y crear nuevos sentidos. Desde su formación milita para el reconocimiento de derechos de las comunidades oprimidas por el sistema patriarcal. “La comunidad LGBTQ es víctima de una opresión eterna del Estado”, cuenta. Recibido como director de Radio y Televisión en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER) y luego graduado en Comunicación en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), Quiñones co-fundó el estudio de cine y televisión “Groncho” que realiza producciones con perspectiva de género. La docencia es su herramienta de cambio social. “Toda educación debe ser popular y feminista”, afirma. Con su desempeño en el Bachillerato, reafirma su militancia dentro de la comunidad LGBTQ. - El acceso a la educación es una de las grandes luchas de la

comunidad trans. Ustedes abrieron frente para subsanar esta desigualdad en 2011 desde la educación popular ¿cuáles fueron las dificultades que encontraron en este proceso? - El Bachillerato nació en 2011 como un espacio educativo que esté libre de discriminación: que sea inclusivo. Para nosotros toda educación debe ser popular, que reconozca los conocimientos de las personas antes de ingresar a la institución y que los ponga en común para aplicarlos a la vida cotidiana. Hay muchas formas de hacer educación popular: velamos por un modelo en donde no se imponga un único discurso. Además creemos importante la incorporación de la perspectiva de género en el sistema educativo actual, por eso en nuestras aulas se encuentran diversas sexualidades e identidades. Queremos que el conocimiento no esté dirigido sólo a un modelo de estudiante: hombre, blanco, clase media y heterosexual. Por otro lado el obstáculo más grande que tenemos desde 2011 y hasta hoy, es el sostenimiento económico del espacio. El Gobierno de la Ciudad no se encargó del financiamiento integral. Esto llegó en 2014 luego que el Ministerio de Educación de la Nación –con Alberto Sileoni como titular- nos

brindara un soporte económico para crear el espacio físico y brindar una educación de calidad. Además logramos la entrega de títulos oficiales y el reconocimiento salarial para los docentes después de tres años de trabajo ad honorem. En este período el Ministerio de Trabajo también ayudó a darle orden y sostenimiento al espacio. Sin embargo hasta hoy seguimos sin financiamiento integral. - Ustedes dependen de la Asociación Mutual Sentimiento que hace unas semanas recibió una factura de luz por el monto de $45.000, ¿cómo viven el sostenimiento desde este aspecto? - La situación es muy difícil. En estos casos tenemos que juntar dinero entre los docentes de la institución, lo cual muestra la gravedad de lo que sucede. Muchos docentes trans consiguieron su primer sueldo en este lugar (como nuestra preceptora, que luego de 40 años comenzó a trabajar) y no debería estar destinado a sostener el espacio, es una tarea que corresponde al Estado. - Luego del reconocimiento del Ministerio de Educación y de entablar una relación con el Estado, ¿cuál es tu percepción acerca de la visión de la gestión actual con respecto a esto?


FRONTERAS COORDENADAS

Por CAMILA BENÍTEZ

- El gobierno de Cambiemos conoce nuestra situación, ya hicimos las respectivas peticiones y no obtuvimos respuestas. Nosotros no luchamos sólo por nuestro bachillerato, sino por todos los que trabajan en los lugares donde el Estado no llega. Si bien estamos en una situación complicada, el Movimiento Travesti y Trans supo torcer los destinos que el Estado tenía preparado para ellas. Demostramos que tenemos potencial con chicas que accedieron a la educación y que demuestran su capacidad organizativa para generar espacios que las abracen. - La educación también es parte de un circuito social donde la salida laboral es fundamental. Ustedes luchan por el aumento del cupo laboral para personas transgénero y travestis, que está contemplada en la Ley Diana Sacayán (Ley 14.783), que se sancionó hace un año, sin embargo todavía no se implementó en la provincia de Buenos Aires ¿Cómo ven la voluntad política en este aspecto? - Esta ley sancionada en 2015 no está reglamentada y exigimos al gobierno de la provincia de Buenos Aires que la efectivice y que tenga en cuenta la exclusión que la población travesti y trans pasa en la actualidad. En 1983 llega la

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FRONTERAS COORDENADAS

BACHILLERATO “MOCHA CELIS” democracia para la población argentina, para las travestis y trans llega recién en 2012 cuando el Estado las reconoce como sujeto de derecho. Sin embargo este reconocimiento de identidad debe abarcar todas sus manifestaciones, en la cual se incluye el derecho al trabajo digno. La Ley de Cupo Laboral Trans se propone para que las compañeras no tengan como único destino la prostitución o la droga y que tengan herramientas para formarse. Las limitaciones por falta de trabajo provocan que sólo el 1% de la población travesti y trans llegue a los 60 años. Eso es una responsabilidad exclusiva del Estado. Además, no olvidamos las muertes que sucedieron durante este tiempo y la exclusión que sufren por detenciones arbitrarias. La marginalidad es eterna. - ¿Cómo se implementa el cupo en las empresas? - Las empresas son un reflejo de las

políticas del Estado. Los despidos masivos provocaron que las empresas tomen estas actitudes y reduzcan la población de trabajadores. Si el Estado no da el ejemplo de ingreso laboral a las personas travestis y trans, las instituciones privadas tampoco lo harán porque no hay política pública para ofrecer trabajo. Las compañeras siempre expresan: “El Estado me condenó y me obligó a la prostitución” y eso no cambió. Sabemos que las campañas contra el narcotráfico y la “pobreza 0” son en contra de la comunidad travesti y trans. La mayoría de esta población es vulnerable a situaciones delictivas o de adicciones y son el blanco fácil para ser “pantalla” del la lucha contra el narcotráfico, lo cual al Estado lo beneficia porque queda bien con el resto de la población. Cuando un gobierno es débil debe construir un enemigo y en este caso las enemigas son las perso-

nas travestis y trans. - Comenzaron con la convocatoria de profesionales para un proyecto que recién comenzaba y llegaron al egreso de la primera camada con un acto en el Ministerio de Educación. ¿Cuáles son los desafíos que contemplan a partir de ahora? ¿Y en tu caso, a nivel personal o profesional? - Queremos organizar un encuentro latinoamericano de bachilleratos con perspectiva de género e incluir al bachillerato que se abrió en Tucumán y que toma como modelo nuestra escuela. La defensa de una Ley de Reparación para las personas travestis y trans; la Ley de Educación Sexual Integral y la Ley de Cupo Laboral son importantísimas, sino esta situación no se revertirá. Cuando nos planteamos estos objetivos no sólo hablamos de las instituciones educativas, sino de un cambio en la visión discriminatoria de la sociedad hacia la comunidad travesti y trans. Nuestras compañeras tienen que caminar en la calle tranquilas y ese es el fin de nuestra lucha. A nivel profesional me gustaría integrar una escuela que tenga edificio propio y que sume compañeros y compañeras que finalicen sus estudios. Me gustaría que este modelo se replique a nivel nacional y poder sostener un espacio, lo cual nos resulta difícil con las políticas actuales.


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LA REVOLUCIÓN DE LA CERVEZA ARTESANAL Es una tendencia que se extiende en todo el país. El boom se dio con mayor fuerza en los últimos tres años. En la zona sur del conurbano ya hay diez locales que se especializan en este servicio.

Por JULIETA PRATO Fotos JULIETA PRATO y ROMINA SANTANA SEGALA “Del sudor del hombre y por el amor de Dios, la cerveza llegó al mundo” San Arnulfo de Metz, patrón de los cerveceros. La primera mención de la cerveza se hizo en unas tablas de arcilla escritas en lenguaje sumerio y cuya antigüedad se remonta a 4.000 años A. C. Se cree que su origen está unido a los primeros asentamientos humanos hacia el 9.000 A. C. junto al desarrollo de la agricultura y al abandono del estilo de vida nómade. Por ejemplo, en Egipto era una cortesía recibir visitas con una cerveza. Ya había entonces maestros cerveceros. Se trata de una bebida de bajo contenido alcohólico que es producto de fermentar mediante levadura el mosto elaborado con cebada, lúpulo y agua. En los últimos años, el negocio de productos artesanales se convirtió en un auge que se da en cada vez más mercados.

En el partido de Quilmes, hay en la actualidad diez cervecerías artesanales: Antares (firma líder entre las cervecerías artesanales e independientes), Blend Brew House, Taberna, Buena pinta club, Biergarten y La popular; y en 2016 nacieron Andorra, Oveja negra, Mr Beer y Dunedain. Maestros cerveceros de “Antares”, “Andorra” y “Coleman” (que produce y distribuye cervezas a Blend Bar) coinciden en que se trata de un fenómeno en el que se intenta cambiar el hábito del consumo hacia uno más sano para apoyar a los pequeños productores e inculcar la cultura que rodea a este producto característico de aromas, diversidad de estilos y sabores, a diferencia de la cerveza industrial. “Hay que educar al paladar ya que la primera cerveza que todos tomamos, es la industrial. Sentir el lúpulo, disfrutar el tostado de la malta…” NOVATOS QUE EXPERIMENTAN Andorra es un emprendimiento productor de cervezas artesanales que tiene un año. La fábrica está situada en Quilmes Este, en la calle San Patricio 52. Trabaja con cinco bares de la Ciudad de Buenos Aires, situados en Colegiales,

Las Cañitas y Palermo Soho. Al principio producía 40 litros mensuales y en la actualidad entre 80-90 litros semanales. El brewmaster (cocinero) de Andorra, Lucas del Río cuenta a Fronteras que el proyecto surgió para colaborar con el mundo artesanal a raíz de una especie de “consumo sin sentido” que se da por parte del público. “Queremos informar a la gente, explicarle qué es lo que consumen, de qué manera, para apoyar al pequeño productor e intentar cortar la producción en masa, en cadena, que tienen millones de aditivos, muy diferente a lo que tiene que ser un alimento”. Por ejemplo, utilizan fermentadores cónicos de plástico sanitario sin filtro que tiene como ventaja poder fermentar la cerveza en su primera etapa a 22º C. No es necesario utilizar bombas, lo cual hace al proceso “menos industrial”. También usan levaduras líquidas y no secas, porque éstas tienen restos de antibióticos, sin utilizarlas de nuevo. “Estamos en vista de abrir un espacio cultural en donde la gente pueda ir a tomar una birra y ver cómo se produce. También queremos elaborar una segunda cocina donde se pueda enseñar a hacer cerveza y puedan llevarse su kit


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de diez litros para aquel que quiera incursionar en el tema. Uno de los objetivos es que se sumen pintores y músicos que apoyen la moción y colaboren en el espacio. Vamos a estar más que contentos”. Del Río está convencido de que el mercado está abierto a nuevos cerveceros. En Quilmes hay una competencia muy sana, donde todavía “no se arrancan la cabeza” y es colaborativa. “Estamos lejos de hacer un negocio multimillonario, de hecho la intención al principio era de hobby, no comercial. Soy feliz con el proyecto y hay gente que me dice: ´Anda a laburar, Macri te necesita´ y eso me divierte más, aunque tal vez ellos tengan algo de razón… Falta conciencia cultural y colectiva, hay mucho que aprender. Hay más demanda que oferta y es por eso que queremos que haya más cerveceros. Aprendemos de manera constante y luchamos contra las barreras impositivas municipales y nacionales, aunque por ahora la municipalidad de Quilmes demuestra interés en el proyecto artesanal-local”, comenta Lucas Del Río. Ellos pretenden que la cultura artesanal se propague y cada vez sea extensible a más gente. Anhelan dar un vuelco al consumo industrial. Quieren conciencia, reconocimiento: “Hay de trasfondo un gran esfuerzo, cariño, dedicación y pasión” expresa Del Río. Oveja Negra (ex local bailable Sudeste) ubicado en Brown 632 empezó a fun-

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cionar en noviembre. Su representante legal, Mauro Vega (también dueño de Sudeste) contó que trabajan con la productora de cerveza artesanal “Una más” aunque a la vez tienen una concesión con la marca “Palermo” (propiedad de Cervecería Quilmes) y venden otras marcas industriales pero siempre la que más se vende es la artesanal. “Acá la gente viene a probar sabores nuevos, para salir de lo tradicional. Hace cinco años un grupo de amigos que se juntaba a ver un partido de fútbol iba al supermercado a comprar la botella industrial de litro y medio y la tomaban en la casa. Ahora esa lógica de consumo está en proceso de ser modificada, ya que la gente no viene a la cervecería artesanal sólo a beber: disfrutar un espectáculo deportivo, hablar de política, cenar en pareja y/o con la familia entera y esta idea de salir, comer y compartir momentos genera una perspectiva social más allá de la bebida” EXPERTOS EN EL MERCADO En el caso de Blend Brew House, trabaja con las productoras artesanales Santa Coloma y Coleman, cuyos administradores y maestros cerveceros son Martín Crespo (Ingeniero aeronáutico UNLP) y su socio Raúl Martínez (diseñador industrial UNLP). “Coleman” se inició en 2008 y tiene sede en Ezpeleta. Hace un año se asociaron con el bar y trabajan

de lunes a viernes durante todo el día, junto a cuatro empleados en el primer piso del pub. Explican que si bien hay un boom artesanal, en Blend lo que más sale es la parecida a la industrial por un miedo a lo desconocido, de romper con el paradigma de moda. “Las más vendidas son las cervezas rubias y esto depende del público que tengas. Acá hay clientela nocturna, juvenil, acostumbrada a lo industrial y es difícil sacarlos de esa postura”. “Dentro de los tres colores hay un montón de estilos. Gracias al lúpulo son más perfumadas y equilibra lo amargo y lo dulce para lograr un sabor más concentrado. El tipo de levadura ayuda en la textura y en verano hacemos cerveza de trigo. Con las fiestas y el calor hay mayor consumo. De diez veces que nos llaman en el año porque se abre una cervecería nueve son en verano”, cuenta Martín Crespo. En agosto de 2016, en el Centro de Cata de Cervezas ubicado en San Telmo y cuyo director es Martín Boan, “Coleman” participó del concurso de degustación: la Copa Argentina de cervezas en la que intervinieron 115 cervecerías y salió segunda en la modalidad “Micro cervecerías del año”, además medalla de bronce en el estilo Lager Beer que corresponde a la cerveza Oktoberfest, medalla de plata en la cerveza Strong Pale Ale con el estilo American Pale Ale y por último,


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medalla de oro en cerveza americana estilo Red India Pale Ale. LO QUE SE VIENE Otra modalidad es la de la cervecería del club alemán de Quilmes “Biergarten” que trabaja con 20 canillas de cervezas artesanales de todo el país, como Antares, Grunge, Kraken y Santa Coloma, entre otras. El encargado del local, Mariano Gurizzan contó que están por abrir otra cervecería homónima en el centro de Bernal. Estaba pronosticado que sea para diciembre del año anterior pero se atrasó por obras. Contará con dos pisos y estará abierta al público todos los días desde las 11. Junto a la futura apertura de Biergarten, el pasado 2 de diciembre inauguró “Mr Beer” situado en la avenida Calchaquí y en octubre Dunedain-Club de cervezas en Vicente López 235. En todos los casos, los dueños de las cervecerías y maestros cerveceros coinciden en no invertir en publicidad al principio, lo mejor es la recomendación y el “boca en boca” porque siem-

pre la demanda supera al crecimiento. Entonces cuando ese determinado nivel es superado, publicitan. A veces se hacen tratos entre las partes de tal modo que el productor elabora la cerveza y el dueño la vende con el nombre del bar y en ese caso no se conservan los estilos, porque suelen pedir dos específicos. Los fanáticos y degustadores opinan que “la cerveza es amistad” y por supuesto, una bebida social semejante al mate o al fernet. Gustavo Navarrete, quilmeño y fanático de las cervezas, en especial las rubias, asiste a cervecerías artesanales por lo menos tres veces a la semana y dice que siempre va acompañado por su mujer o sus amigos después de jugar un partido de paddle. Le encanta por sobre todo la textura en la espuma, los aromas y el color turbio propio de la cerveza artesanal. “Esta bebida mechada durante largas charlas me hace partícipe de muchos procesos en la vida de mis seres queridos, sean buenos o malos. De eso se trata, de compartir momentos”.


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Derechos Humanos

FRONTERAS COORDENADAS

ROSA SCHONFELD DE BRU

“CUANDO ME RECONOCEN COMO MAMÁ DE MIGUEL ME SIENTO ORGULLOSA” La madre de Miguel Bru, el estudiante de periodismo asesinado y desaparecido por la Policía en 1993, se convirtió en una referente de la lucha contra la violencia institucional. Todavía busca el cuerpo de su hijo y objeta la actuación del fiscal que tiene a cargo de la investigación.

Por MARTÍN GÓMEZ Y NICOLÁS RONCOLI

Rosa Schonfeld de Bru es la madre de Miguel Bru, un estudiante de periodismo torturado y asesinado el 17 de agosto de 1993 por la policía de la comisaría 9° de La Plata. El largo camino de lucha por develar lo ocurrido con su hijo y lograr que la Justicia condene a los responsables la llevó a la creación de la Asociación Miguel Bru, dedicada a brindar asesoramiento y contención a familias que sufren casos de violencia institucional. A casi 24 años del crimen de Miguel, sigue en la búsqueda de su cuerpo, oculto por los asesinos para intentar quedar impunes. “Cuando me reconocen y me dicen: ‘Yo la conozco, usted es la mamá de Miguel Bru’, me siento plena, orgullosa, es lo mejor que me pueden decir, ni Rosa ni nada más, la mamá de Miguel es lo que más me identifica y define”, dice Rosa y se acomoda. Antes de la tragedia en que quedó envuelta y que sobrevino a la muerte de Miguel era una típica madre y ama de casa que en su tiempo libre vendía ollas a domicilio. Su vida transcurría en la cotidianidad diaria hasta que todo dio un giro radical. Su hijo Miguel no aparecía. Al poco tiempo se encontró

a orillas del río su bicicleta y parte de su ropa, en ese momento Rosa sabía que algo le había pasado. Este fue el comienzo de una lucha que lleva hoy más de dos décadas. El de Bru fue el primer caso en el país de desaparición en un período democrático que llegó a juicio y en el que se obtuvo una condena sin la aparición del cuerpo. Sin embargo, en la actualidad, todos los condenados están libres y, en un pacto de silencio que se perpetúa, la verdad sobre dónde están los restos de Miguel sigue sin revelarse. - ¿En qué situación está hoy la causa por la búsqueda del cuerpo? - Pedimos que se continúe con la búsqueda que cuando terminó el juicio en 1999 se cayó. El problema es que el fiscal [Fernando] Cartasegna hace seis años que está a cargo del caso y sólo hizo dos búsquedas, no hizo más nada. Reclamo porque hay datos y él no investiga por eso pido que se lo separe del caso, hicimos un encadenamiento pero no pasó nada. Todo esto retrasa la búsqueda de Miguel. Buscan que uno se agote y que no haga más pero la causa se va a cerrar cuando Miguel aparezca.

- ¿Teme que la causa pueda ser archivada? - La causa se cerrará cuando aparezca Miguel y lo que apunta el fiscal es que me canse y no insista más pero creo que hay elementos para investigar que él considera inviables. Todos los datos nos llevan siempre a la costa del río de La Plata, hay que excavar y corroborar lo que dicen los testigos. También se puede citar a muchos policías que nunca declararon ante la Justicia y que trabajaban aquel día, quizás alguno sepa algo más. - ¿Cree que hallar el cuerpo apaciguaría su dolor? - No sé… pero voy a tener la tranquilidad de que Miguel tenga un lugar para descansar en paz. Ese fue siempre mi reclamo. Pasaron 23 años y aún preguntamos lo mismo: dónde está Miguel. No pensamos bajar los brazos. - ¿Qué opinión le merece la justicia? - De la justicia podemos quejarnos y no quejarnos. Hubo un juez que destituyeron y se perdieron dos años de investigación. Luego vino otro juez que escuchaba y se llegó a un juicio y condena de los acusados aunque nunca nadie dijo una palabra de dónde está Miguel.


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- ¿En qué momento se dio cuenta que Miguel no volvería, que estaba muerto? - En un principio yo no hablaba de desaparecido, decía `Miguel no está´ y que en cualquier momento volvería. Uno se pregunta si estará bien, si está lastimado, si tendrá frío o por qué se fue, es una mezcla de sensaciones que no son fáciles. Cuando me encontré con la principal testigo, una chica que había sido denunciada por un anónimo como la entregadora, la grabé a escondidas y dijo “a Miguel no lo quisieron matar, lo llevaron a la 9° y se les fue de palos”. Fue una revelación muy fuerte, había que empezar a hablar distinto. Mientras se creía desaparecido, siempre estaba la esperanza de que fuera a volver. - ¿Cómo evalúa la actuación de la prensa con respecto al caso de su hijo? - Bien, sinceramente estoy agradecida a toda la prensa. Hay información sobre el caso que de otro modo nunca se hubiera conocido. Nosotros tenemos un pequeño archivo con todo ese material que demuestra que el periodismo acompañó el caso y, de algún modo, eso generó la presión necesaria para que avanzara la causa y se desbaratara el encubrimiento. - ¿Cómo fue la creación de la Asociación Miguel Bru? - La piedra fundamental de la asociación fue la lucha por justicia. Conocimos a León Gieco y se compro-

Derechos Humanos

metió con la causa. Él dijo que esta experiencia la teníamos que volcar a otros familiares que no cuentan con una facultad que los ayuda como a nosotros la Facultad de Periodismo de La Plata. La lucha se llevó siempre desde ahí. León [Gieco] dijo “vamos a crear una fundación y yo los voy a ayudar”. Pasó el tiempo y, con León o sin León, había que hacerla y en 2002 nace la asociación Miguel Bru con su padrinazgo. - ¿Qué actividades realizan? - Hemos patrocinado casos, algunos con éxito y otros no. Hacemos acompañamiento a los familiares y los asesoramos. En cada mamá que viene me veo reflejada, el no saber qué hacer y esperar del otro a ver qué te dice. Tenemos también en Parque Patricios una “Casa de Cultura y Oficios Miguel Bru” que se dan distintos talleres, se estudia música, comunicación y más. - ¿Cuál es la respuesta de la gente al conocer el caso de Miguel? - Agradezco a Dios que la gente entendió cuál es la lucha. Cuando me dicen: “Yo la conozco, usted es la mamá de Miguel”, eso es lo mejor que me pueden decir, “la mamá de Miguel”. Ahí me doy cuenta que entendieron mi lucha, que siempre fue la misma: saber dónde está Miguel. Cuando me dicen ya pasaron 23 años, yo digo que para mí fue ayer.

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ANSIEDAD La historia gráfica que incluimos en esta edición trata sobre la ansiedad. “Mi inspiración fueron y han sido mis propios sentimientos, los cuales he tratado de plasmar en imágenes”, dice Alfonso Villanueva García. El trabajo, con una estética que cruza surrealismo con matices de la fotografía

INSOMNIO

FRONTERAS

Por ALFONSO VILLANUEVA GARCÍA Universidad Carlos III España - Intercambio UNQ 2016 antigua, “trata un poco de reflejar el aspecto cambiante y de inestabilidad; los grandes cambios de humor repentinos”. “Mis mayores influencias para esta serie de fotografías han sido las pinturas de Milan Nenezic y las fotografías de Laura Hospes”, dice el autor.


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RUMIACIÓN

TRISTEZA


SOMBRAS DE LO QUE SOLÍA SER

BLOQUEO


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AGONÍA


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Salud

COORDENADAS

MAMÁ CULTIVA

“NO VAMOS A DEJAR DE CULTIVAR, QUEREMOS VER BIEN A NUESTROS HIJOS” Guillermina Abramoff es la madre de Tobías, que padece de epilepsia refractaria, e integra una de las organizaciones que impulsa las terapias con resina de cannabis. Desde marzo, una ley permite la aplicación medicinal de esa planta, pero todavía se reclama la autorización del uso recreacional y del autocultivo. Por ANTONELLA PEDEMONTE - ¿Cómo se enteraron de las virtudes del cannabis? - La mayoría de las mamás que formamos parte de Mamá Cultiva nos enteramos por Josefina, una nena de Chile, que salió en el noticiero. Ella tenía epilepsia refractaria igual que mi hijo y tenía alrededor de 300 convulsiones por día, como Tobías. Entonces, empecé a preguntar por todos lados y las primeras que me responden son Las Mamás Cultiva, que me invitaron a un taller. Allí no me hablaba un médico ni un científico, me hablaban mamás que habían sufrido lo mismo, que eran espejos míos. Me contaron que había 200 cepas o más de la planta, cuando a mi la medicina me había dicho que no quedaba mucho por probar ni estudios para hacer. Entonces, ahí se me abre un mundo de posibilidades para Tobías. - ¿Cómo tomaron la noticia los médicos que atendían a su hijo? - No lo aceptaron. El neurólogo sobre todo no lo aceptó. Dijo que no le íbamos a dar al nene algo que no sabíamos cómo estaba compuesto. Le dije, doctor, no sé lo que usted me está dando, firmándome con una lapicera que dice “Keppra”, que es una de las medicaciones que le hacía tomar a mi hijo. Es lo mismo que venga un tipo con la camiseta de “Marlboro” a decirme que no fume “Lucky” porque me hará mal.

- ¿De dónde sacan el aceite? - Todas las mamás vamos por el autocultivo. En Chubut se autorizó la entrega del Charlotte pero el uso de aceite casero sigue ilegal. Nos queda incompleto. Estamos contentas con eso pero no nos alcanza porque la planta tiene miles de componentes y cada paciente requiere una cepa diferente. El Charlotte, que es una medicación importada, cubre el 20% de los casos porque es una sola cepa, ya que usa sólo un componente de la planta. Entonces, la única manera de tener la variedad de cepas correspondientes es con el autocultivo, porque ninguna farmacéutica hará 300 medicaciones de cannabis. - ¿Qué países son un ejemplo en cuanto al marco regulatorio del cannabis? - A nivel legal, Uruguay. Creemos que si hay una legalización, una liberación de la planta, se ayudaría a frenar el narcotráfico. En el mercado existen respecto del cannabis: la marihuana compacta que tiene marihuana podrida, veneno, caca de rata, etcétera; y por el otro lado las flores que es lo que cultivamos. Cuando se habla de marihuana por lo general se mezclan las dos cosas. La marihuana compacta es la que usan los narcotraficantes para vender. El uso de las flores no hace mal. Está comprobado que no tiene nivel adictivo, ni genera

que una persona salga a matar. No se puede poner a igual nivel que la cocaína, el éxtasis o la metanfetamina. - La Ley Penal de estupefacientes sanciona con pena a quien cultiva cannabis. Su organización dicta talleres de cultivo. ¿Qué les genera que haya personas que piensen que su organización viola la Ley al incentivar el uso de una sustancia prohibida? - Si la ley está mal hecha no veo lo malo de romperla. Que algo sea ilegal no significa que sea malo. ¿Por qué en Israel o California esto es legal y acá no? La diferencia entre lo legal y lo ilegal es que allí hubo dos o tres diputados que levantaron la mano y acá hubo dos que no la levantaron. Para nosotras lo único que cambia es que si es legal nos dará más tranquilidad pero no significa que dejemos de cultivar, ni de darle el aceite a nuestros hijos, ni dejar de hacer los talleres porque sea ilegal. Porque además hay millones de personas que lo necesitan. El deterioro que generan las medicaciones tradicionales es más grande que el que produce la enfermedad, entonces, no podemos dejar de transmitirle esto a otras mamás. Para nosotras hacer un taller es abrir cabezas, es concientizar. No hacemos nada malo, sólo queremos ver bien a nuestros hijos.


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EL AUTOCULTIVO UNA MIRADA DESDE LA CIENCIA Por JORGE MONTANARI* Los medios masivos suelen publicar notas de divulgación científica cuyas fuentes no siempre tenemos chance de chequear. Leemos que “un estudio de la Universidad de… [inserte la primera palabra al azar que le venga a la mente] señaló que “podría producir [alguna enfermedad terrible]”. En la gran mayoría de los casos estas noticias se componen de información sesgada al punto de volverla errónea, de conclusiones parciales o laterales puestas en mayor relevancia de la que en realidad implican; a veces incluso de inventos o de investigaciones donde no existe rigor científico. En lo personal, la frase “Un estudio de la Universidad de…” me trae escalofríos: la edición del diario de turno suele acompañar ese sujeto tan habitual con un predicado lleno de contradicciones ridículas. Por eso, ante el tan mentado asunto de las propiedades medicinales del cannabis, que logró integrar la agenda legislativa nacional, busque ante todo chequear la fiabilidad de las fuentes que aseveraban los beneficios de la planta. En una revista de indudable prestigio, el Trends in Pharmacological Sciences (una publicación de elite en el ranking fiable de publicaciones científicas), Angelo Izzo y sus colaboradores describen los más recientes avances farmacológicos, los mecanismos de acción ya dilucidados, y los usos terapéuticos potenciales probados -o en vías de serlo- de los compuestos no psicotrópicos extraídos del cannabis. De entre ellos, señalan del cannabidiol sus aplicaciones descubiertas hace menos de diez años para el tratamiento de procesos inflamatorios, diabetes, cáncer y otras enfermedades neurodegenerativas y también afectivas. Por otra parte, ordenan la información probada sobre otros compuestos en cuanto al tratamiento de epilepsia y obesidad. Es decir, que más allá de la recurrente discusión acerca del uso recreacional del cannabis como acto

privado, o la otra acerca de su peligrosidad o inocuidad, irrumpió felizmente este escenario en el que hubo que tratar acerca de la utilidad de la planta de cannabis como fuente de tratamiento natural para una diversidad de afecciones. Y con un sustento científico real, probado y que exigía una implicación de los actores necesarios para satisfacer ese reclamo que cada vez lograba visibilizarse más. ¿Por qué el autocultivo es una alternativa viable para la democratización de los tratamientos a base de cannabis? Básicamente, porque todos los distintos compuestos cuya actividad es útil para diversas finalidades están allí, en la planta entera. No se requiere de síntesis químicas complejas para obtener los compuestos. Algunos ya están listos en la planta cruda y pueden obtenerse por su simple ingestión. Otros pueden purificarse u obtenerse por medio de protocolos sencillos, y existen aparatos tales como vaporizadores de temperatura regulable que permiten seleccionar los compuestos que se extraerán de la planta. La peligrosidad que alguien en la casa cultive marihuana con fines terapéuticos debido a su potencial uso como estupefaciente, podría equipararse a la de alguien que tiene cuchillos para cocinar. De igual modo, los fósforos, el alcohol y algún trapo que nunca faltan en una casa son los elementos necesarios para armar un coctel molotov y tampoco por eso se prohiben. Por ahora, el texto de la ley autoriza la plantación de cannabis por parte del CONICET y del INTA con fines de investigación y desarrollo de tratamientos, así como la importación de aceite esencial de cannabis por medio del ANMAT en los casos en que se encuentre recetado, lo que garantiza además la gratuidad de la provisión. Estamos mejor que antes. Falta. *Docente UNQ e Investigador Adjunto del CONICET.


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Medios

FRONTERAS COORDENADAS

HUGO ALCONADA MON

“NUNCA PAGO POR INFORMACIÓN” Las estrategias de trabajo de uno de los periodistas de investigación más destacados de los grandes medios comerciales, que tuvo la responsabilidad de analizar los cables de Wikileaks y los “Panamá Papers”. La relación con las fuentes, la forma de entrevistar y el perfil en las redes sociales, algunos de los temas que conversó con estudiantes de periodismo de la Universidad Nacional de Quilmes.

LA PROFESIÓN HOY “Los medios evolucionan, se viene una generación de periodistas, no de periodistas de medios. Es cierto que hay una pérdida de calidad de la información ante la búsqueda de primicias, en ese sentido veo al periodismo actual muy desparejo y con deformaciones. Hay gente que pisa la redacción y se pone a opinar sobre periodismo, es lo mismo que yo opine sobre cómo debe operar un cirujano. Estamos en un momento de transición, los nuevos medios todavía no definieron cómo serán. Por otro lado, insisto en que no tiene que ser una disputa entre Google o los medios tradicionales, es Google y los medios tradicionales; las redes sociales tienen que acompañar, reforzar los preconceptos y consolidar las ideas previas”.

El actual prosecretario de redacción del diario La Nación, Hugo Alconada Mon, fue entrevistado en forma colectiva por estudiantes de periodismo de la UNQ. Además de autor de “Los secretos de la valija” (2009), “Las coimas del gigante alemán” (2011), “Boudou, Ciccone y la máquina de hacer billetes” (2013) y “La Piñata” (2015), fue el elegido para tener en sus manos los Wiki Leaks correspondientes a Argentina. En esta entrevista cuenta cómo empezó en el periodismo y devela “la cocina” de su labor diaria. Además, habla del control y el manejo de las fuentes de información en casos delicados en los que investiga a funcionarios o ex funcionarios de los gobiernos nacionales. Desde 2007, cuando cubrió el caso de Antonini Wilson y las valijas con dinero -“un golpe de suerte”, dice Alconada Mon- su nombre gana prestigio en el mundo del periodismo y las causas que sigue son de relevancia política. De los doce años de kirchnerismo, Alconada celebra la discusión sobre la legitimidad del discurso periodístico que desacralizó el trabajo de los medios y abrió el juego a nuevas interpretaciones. Dice contar con una necesaria independencia en sus investigaciones y se muestra orgulloso de la confianza que desde el diario de

Por JUAN FRANCO PRIMO y VANINA PERALTA los Mitre depositan en él pero sabe, a su vez, que un error bajo su firma puede ponerlo fuera de la escena (se toca la cabeza cuando lo menciona, para alejar el peligro con el gesto). “Hoy le pasé en gastos a la dirección $15.000”, cuenta el periodista que es consciente que en el diario en el que trabaja, La Nación, muchos colegas viven una situación laboral precaria, así como de las enormes sumas que invierte la empresa en sus investigaciones: “$5.000.000 les costó mi segunda investigación más cara”. No son las condiciones que enfrenta la mayoría. Se lo nota obsesivo y meticuloso. Habla con pasión de lo suyo y cuando comenta por ejemplo, los tips que en un curso recibió del FBI sobre cómo abordar una entrevista, muestra un entusiasmo que denota que los pone en práctica. A casos como Hotesur, Wikileaks o los Panama Papers les dedicó meses de un trabajo de recopilación de información y búsqueda de fuentes. Anota todo en libretitas -“no grabo”, afirma- y reniega de esos periodistas que se sienten con autoridad para escribirle una carta abierta al Papa.


FRONTERAS COORDENADAS

Lo suyo es la información y muestra destreza en el buceo entre datos. “Leo sólo a algunos periodistas de Página/12, La Nación y de Clarín, porque sé que manejan información confiable”. Consultado por sus orígenes como profesional, traza un camino de azar, vocación e intuición. “Devoraba las investigaciones del perro Vertbitsky en Página/12 cuando era chico”. Después en la mesa familiar acosaba a su padre con preguntas sobre política local y perfilaba así el talante inquisitivo que cultiva hoy. Trabajó como corresponsal de La Nación en la Casa Blanca hasta que lo mandaron a cubrir “porque estaba a 40 minutos de distancia” el famoso caso de Antonini Wilson. Antes que eso, en sus comienzos como periodista raso, se hizo un huequito al saber leer entre líneas

Medios

en casos que para otros carecían de importancia. Para Alconada Mon, el presente y futuro de la profesión es el de Personal Branding, término anglosajón para referirse a la importancia de tener un sello distintivo, ser uno su propia marca. Twitter, LinkedIn, blogs, bajo este concepto funcionan como plataformas de promoción de cada periodista: “no me gusta ir a la televisión pero me da seguidores en twitter”, dice en sintonía. Reconoce que hay riesgos cuando se trabaja con material tan delicado, que afecta a presidentes, funcionarios, empresarios. Cambia cada dos semanas uno de los dos teléfonos que usa, y desliza en la charla las extorsiones y presiones que enfrenta seguido. Su consejo ante una propuesta de “arreglo” por parte de una fuente o implicado es la de ser cortante

El PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN “El periodismo de investigación no es superior a nada, sólo diferente, son otras tácticas. Es como un armado de rompecabezas. Mi sugerencia siempre es armar todo antes de sacar algo a la luz. El problema, sin dudas, es cuando la competencia empieza a publicar y te

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“así no te pueden editar”. El trabajo con las fuentes es a veces tan lento como llamar durante un año dos veces por día a una persona hasta que el otro, harto, le conteste al fin: “Alconada ¿Qué querés?”, y ahí, Alconada Mon ganó. En otras ocasiones, en cambio esa información no llega y hay que buscar por otro lado. “Nunca pago” por datos, asegura, “pero suele pasar que cuando una fuente me pide plata y no le doy, esa información sale después en otro lado. Juzguen ustedes”. Debe irse porque es el cumpleaños del hijo pero son las 20.30 y todavía responde preguntas con paciencia e intensidad, esas con las que empezó dos horas y media antes y se jacta: “yo también salí de la Universidad Pública, por eso me gusta estar acá”.

obliga a hacerlo pero hay que publicar lo que se tenga, no lo que se supone. Si no sabés, no escribas, hay que avanzar hasta donde se tenga desarrollado. En mi caso, no me dedico a una sola investigación durante años y me enfoco a terminar en eso, sino que tengo un número variable de investigaciones simultáneas, que varían entre 20 y 50”.


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FRONTERAS COORDENADAS

Medios

LUISA DELFINO

UN AIRE SIN PREJUICIOS Hace más de 25 años conduce en radio el ciclo “Te escucho”. Afirma que la mayoría de las personas se medica con Rivotril pero no se anima a sacar su cajita en público porque, según dice, la locura en Argentina es mala palabra.

Por JESÚS MADRID

Luisa Delfino conduce los sábados a la medianoche por Radio del Plata AM 1030 su ciclo “Te escucho”, desde 2006. Pero sus comienzos fueron en la prensa gráfica. Empezó a escribir en los `70 en la revista Humor, con Carlos Ulanovsky. Luego, a través de Víctor Sueiro pasó a desempeñarse en la revista “Gente” bajo la dirección de “Chiche” Gelblung. También trabajó en la revista “Para Ti” e hizo una columna semanal en Radio Continental por sugerencia de Magdalena Ruiz Guiñazú. Fue colega de Aníbal Vinelli, Rolando Hanglin, Juan Alberto Badía y Mario Mactas, hasta que surgió su exitoso programa radial. Fue precursora en darle la voz a los oyentes para que pudieran contar sus problemas. Desde ataques de pánico, depresión, problemas de infidelidad, hasta conflictos relacionados con la sexualidad pasaron por el programa sin ningún tipo de prejuicios: “Nosotros desde 1991 salíamos al aire hasta con transexuales. Recuerdo que una vez una señora me llamó porque su hijo tenía un novio-novia transexual y estaba preocupada porque el domingo la lle-

varía a la casa a almorzar. Me preguntaba `¿qué hago?´Yo le dije`hacele ravioles´. Ella se empezó a reír. Lo que le quería transmitir era que tenía que acompañar a su hijo en ese momento y nada más. Hacíamos el programa con un formato simple”. - Desde ese momento inicial, ¿cómo se renovó “Te escucho”? - Ahora tenemos secciones de lectura, por ejemplo. Integré la literatura porque soy una lectora voraz, puedo leer una novela de 400 páginas en dos días. Las editoriales me envían publicaciones. En el programa tenemos nuestra bibliografía de cabecera: La brújula interior de Alex Robira, Los cuatro acuerdos del Dr. Ruiz, y Escucha la voz del hielo, de Angaangaq, un chamán esquimal. También utilizamos recopilaciones de cuentos de distintas tradiciones. Todas estas lecturas nos brindan herramientas para resolver problemas en la vida cotidiana. En este nuevo ciclo que empezó en 2006 hemos abierto el programa a otra cosa. Mi propuesta es estar más arriba, transmitir algo distinto. Pero como siempre tenemos lo que en otras radios llaman consigna y yo rebauticé “Sentimiento íntimo”, es un tema del que se habla durante el programa. Un tema que investigo durante la sema-

na, siempre es distinto y está relacionado con la vida interior, íntima. Por ejemplo cuando iban a canonizar al Cura Brochero, hicimos un programa sobre las personas que nos acompañaron a lo largo de nuestra vida. O cuando salió una noticia sobre una científica que trabajaba con gorilas, también me puse a investigar para buscar más mujeres que se dedicaran a ese tipo de trabajo; las encontré y armé el prólogo del programa. VIVIR CON LA RADIO Luisa Delfino se ocupa de la producción del programa durante toda la semana, y pasa su tiempo entre lecturas, compras, paseos y en compañía de sus gatos. Su marido Daniel es periodista, trabaja en el Consulado de España, la ayuda con la preparación de cada emisión y se encarga de atender los llamados en la radio. - ¿Se gana dinero con un programa a la medianoche? - La verdad que no. Tenemos un solo anunciante que nos paga los taxis y nada más. Damos este servicio pero no recibimos dinero. Aunque es tan grande la devolución que eso no importa, porque nos interesa ayudar a la gente. Tenemos hasta psicólogos que se co-


FRONTERAS COORDENADAS

munican en la semana con los oyentes que presentan conflictos personales complicados y trabajan ad honorem. - Hoy está de moda ayudar más a los animales que a las personas... - También siento una conexión con los animales; adopté un gato que vivió maltratado mucho tiempo y por eso es muy asustadizo. Me gustan hasta las palomas por más que muchos digan que son una plaga. Tengo un vínculo con los animales que es muy especial. Al empezar mi ciclo en 1991 un oyente me regaló una especie de adorno; un palito con un símil de bicho cascarudo en la punta. Estos animalitos tienen la coraza muy pesada y las patas demasiado débiles. Avanzan un poco y vuelcan enseguida. Recuerdo que con mi hija en Gualeguaychú íbamos con un palito y poníamos del derecho a los cascarudos que habían volcado. Siento que en este sentido los oyentes son como bichos cascarudos. Los ayuda-

Medios

mos a que vuelvan a estar del derecho, les damos una ayuda. Algunos siguen y avanzan solos, otros necesitan un seguimiento y una contención más cercana. - ¿Crees que hay un vínculo entre los problemas que tienen las personas y la forma de vivir en la ciudad? - Totalmente. Nadie escucha a nadie. Cada uno vive en su monólogo; vivimos en la locura pero la locura tiene mala prensa. Si por ejemplo Matías Alé (cuando el conductor sufrió un brote psicótico) hubiera tenido otra enfermedad que no fuera psicológica, los medios lo hubieran tratado muy bien pero en cambio lo maltrataron, fue perseguido, espiado. Lo psiquiátrico es mala palabra en Argentina y en la mayoría de los países. La gente cree que los problemas son contagiosos y hay temor a la locura. En Buenos Aires, por lo menos un 80% de la gente está medicada. Se vende más Rivotril que Bayaspirina. Pero eso es de puertas para adentro. De puertas afuera nadie

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saca su cajita y la pone sobre la mesa. Luisa Delfino habla con autoridad sobre el tema, pues sufrió depresión en los `80. Ése fue uno de los motivos que la llevó a ocuparse de los problemas de la gente. Con los años aprendió a vivir el aquí y el ahora, incluso en lo económico: “Con la crisis del 2001 perdí mi otra casa, que era mucho más grande pero también aprendí cuánto uno puede desprenderse de las cosas. Cuántas cosas pensamos que necesitamos cuando en realidad no. Aprendí el desapego. El otro día un oyente me escribió por privado y me contó que en la tormenta que hubo en Rosario cayó un rayo en su casa y que le destruyó todo. Le respondí: ¡Genial! ¿Sabés la energía que tiene un rayo? Ya mismo ponete a buscar esa energía tan maravillosa que debe andar por ahí. Después hicimos una lista de lo que necesitaba para que los oyentes lo puedan ayudar”.


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TIERRA ADENTRO FRONTERAS

EL DERROTERO DE UNA ORDENANZA Son pocos los lugares de Argentina en donde los centros culturales, que cumplen una función importante en sus territorios, tienen reconocimiento legal. El Colectivo Cultural Quilmeño se propuso esa meta y, como revela esta crónica, el camino no fue fácil.

Por LAUTARO NÚÑEZ NO FUE UN DÍA CUALQUIERA El 9 de agosto de 2016 fue un día gris, de esos a los que estamos tan acostumbrados. Juan Gavian salió temprano de su casa mientras una copiosa lluvia caía en la ciudad de Quilmes, que no alcanzaba para frenar el ritmo citadino que cada día crece más y que parece perder el gusto por esas cosas a las que los pueblos están acostumbrados. De 230.000 habitantes en 2001, la ciudad pasó a tener 582.000 una década después, 200.000 más que toda la provincia de La Pampa. Pero no era eso lo que pasaba por su cabeza. Necesitaba renovar su documento, para hacer un viaje a Uruguay, y le había llegado una carta a su casa donde le informaban que el trámite no se había realizado y lo citaban en el Ministerio del Interior. Juan subió al colectivo y se acomodó en uno de los últimos asientos que quedaban. Mientras accedía a la autopista, no

pudo evitar abstraerse en sus pensamientos mientras miraba la lluvia que, convertida en una molesta llovizna, caía sobre el vidrio. No podía dejar de pensar que mientras viajaba, se concretaba uno de los proyectos más grandes en los que había participado, que consumía -desde junio- gran parte de su tiempo, con dos o tres reuniones semanales. POR ACÁ EMPEZÓ TODO El 2014 no era, para El Patio de Sánchez, un año igual a los demás. Ya se acercaba la mitad de año y se trabajaba mucho con la cabeza puesta en las muestras que se harían a fin de año. Natalia, profesora de teatro y comedia musical, se dedica hace más de una década a la gestión cultural. Hoy le toca estar al frente de El Patio. Un día encendió la PC y un correo electrónico le llamó la atención, fue el que más feliz la

puso. Lo mandaba Guillermo, del Centro Cultural Interlunio, que los invitaba a participar de una reunión entre espacios culturales de la ciudad. A pesar de que muchos espacios de la Ciudad llevaban más de una década en funcionamiento, todavía se necesitaba una unión entre todos. Así se gestó el CirCA (Circuito Cultural Alternativo), que agrupó al Centro Cultural Pampero, al Centro Cultural Raymundo Gleyzer, Factótum, Interlunio, COVI, El Patio de Sánchez, El Andamio y Comunidad Contempo. Ese año fue el punto de partida para otras cosas muy importantes, porque en diciembre, Juan recibió su título en la Universidad Nacional de La Plata: Arquitecto. Meses después comenzó a dictar cursos de computación y diseño en un centro cultural de la ciudad, además de ayudar a los vecinos del barrio a tener los planos de sus casas y a volver las construcciones más seguras.


FRONTERAS

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Tierra adentro

Las Pelotas (2014)

Reuniónes para presentar el proyecto de ordenanza. Foto: Colectivo Cultural Quilmeño.

UN AÑO DESPUÉS El Circuito Cultural Alternativo había nacido desde la necesidad de los propios centros de conocerse y trabajar juntos. Y tuvo resultado. La primera experiencia juntos fue una caravana cultural, que consistió en dos recorridos, con obras de teatro en cada esquina por donde se pasaba. En noviembre de 2015, un año después de la creación de CirCA, nacía el Colectivo Cultural Quilmeño (CCQ). Los treinta centros culturales que lo integraban tenían una meta: acompañar el trabajo que, desde hacía un año, se realizaba para tener una ordenanza que protegiera y fomentara a los espacios culturales de Quilmes. En ese colectivo estaba Rulo: alto, flaco, mirada firme, actitud serena y más de una década en la gestión de actividades culturales. LLEGÓ EL DIA Y se llegó a la meta nueve meses después de la creación del colectivo,

el 9 de agosto. Juan viajaba y pensaba. La sesión del Concejo Deliberante era justo en el horario en el que estaba citado para la reunión. ¿Qué podía ser tan importante como para que lo hubieran llamado a una reunión en un Ministerio de la Nación? En cuanto volvió a la realidad, el colectivo lo había dejado atrás de la autopista para internarse en las venas de cemento de una ciudad que nunca para. Bajó y se dirigió a la recepción del edificio. Allí lo llevaron hasta una sala de espera, donde lo esperaba el doctor Rima. – Adelante, Sr. Gavian. Tome asiento– le dijo el funcionario. Era un despacho más chico de lo que aparentaba desde la sala de espera y más oscuro que el cielo afuera del edificio, que se había tornado de un gris plomizo. Advertía la llegada de una fuerte tormenta. El doctor prosiguió: – Sr. Gavian, su situación es complicada y para superar este mal entendido esperamos que coopere. Usted quiso renovar su DNI y no sabemos por qué

lo hizo. Señor, usted no existe. No está en ningún registro ¿Quién es usted? – La cabeza de Juan voló igual que en el colectivo. ¿No existir? Cómo una persona podía haber pasado 27 años de vida y en realidad no existir. Otra vez en su casa, la situación no le permitía pensar en otra cosa. Ni siquiera se llegó a enterar que el Concejo Deliberante había aprobado la ordenanza por unanimidad. UN DESENLACE ¿INESPERADO? Aprobada: el fruto de veinte años de gestión cultural -en los casos más antiguos- y dos años de trabajo conjunto, estaba ahí. Rulo lo sabía, y entre sus clases como profesor de Arquitectura y el tiempo que dedica a El Patio y COVI, los centros en que participa, pensaba cómo podían ser los planes de cultura a largo plazo bajo la nueva ordenanza. Pero primero había que asegurarse que se trabajara bien por los próximos cuatro años, y eso es lo que se intentó hacer. Los concejales la habían aprobado


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FRONTERAS Imágenes de la marcha de antorchas realizada el 24 de octubre de 2016 en el centro de Quilmes. Foto: Jaaz Beltrán

pero el interrogante era si el Poder Ejecutivo la promulgaría y más importante si le daría curso. Siguieron dos meses de llamadas y mails para conseguir reuniones con Martiniano Molina, intendente del municipio. Casi todos intentos infructuosos hasta que por fin llegó la respuesta positiva. El 12 de octubre estaban citados en la municipalidad. Ahí fueron integrantes del CCQ, entre ellos Rulo. En la mesa los esperaban Ariel Domene, Secretario de Cultura y Fernando Pérez, Secretario de Gobierno. Fue el segundo el que, sin perder tiempo, se adelantó y les comunicó al resto que la ordenanza había sido vetada. Desde el otro lado no tardó en llegar la pregunta de cuándo la había vetado: – Quédense tranquilos, que la vetamos en tiempo y forma– fue la respuesta. Pero no estaba en ningún lado. Nunca se había publicado en el Boletín Oficial. Durante dos meses no se había tenido noticia acerca de la ordenanza, ni buena ni mala. El trabajo volvía a donde había comenzado. ¿Qué fue lo que pasó? Según las autoridades municipales, la ordenanza no se adaptaba bien a cuestiones técnicas y desde el propio municipio se presentaría una ordenanza superadora. Para Rulo no había dudas, nada podía ser superador si se hacía sin conocer lo que pasa en el territorio: – Cómo alguien escribirá las reglas para acatar, si en su vida realizó la tarea que

pretende regular. Están regulando otra cosa y eso se nota. LA HORA DE RECLAMAR La cuestión era no bajar los brazos, ni desanimarse. El 24 de octubre se realizó una multitudinaria marcha. –Fue multitudinaria, pero es la gente de siempre– dice Rulo. Y eso no está mal pero es difícil cambiar algo si el resto de la sociedad no se da cuenta de la importancia de los centros culturales. Al día siguiente, Juan iría donde no había podido aquel 9 de agosto. Pero su problema se complicó. Y otra vez en el Concejo estuvieron los representantes de espacios culturales, Rulo incluido. Y tuvieron que compartir el espacio con gente que no había participado de la gesta de la ordenanza, y no tenían interés en que existiera. Ese día, Rulo se llevo una gran decepción: – Vos vas, ves eso y decís… la pucha. Ese es un directivo de los que tenemos y no entiende nada–. Ese directivo no era ni más ni menos que el Director de Diversidad Cultural, que les gritaba “putos” a los que fueron a defender la ordenanza. Fueron días decepcionantes también porque la política mostró lo peor que tiene para dar: entre el 12 y el 25 de octubre se sucedieron reuniones con los concejales que habían votado a favor de la ordenanza y volverían a votar contra el veto. Sin embargo, cuando llegó la

fecha, muchos estuvieron ausentes y los ediles de Cambiemos, la alianza en el gobierno, votaron el bloque a favor del veto, a pesar de su compromiso. Dos días después, el 27 de octubre, comenzaba el Primer Congreso de Gestión Cultural en la Universidad Nacional de Avellaneda. Allí participarían los miembros del CCQ y otra vez Rulo estaría ahí: – Cuando hablábamos, nos enteramos que en otro lugar pero ahí en el congreso, el director de Usinas Culturales Quilmes decía que la ordenanza la habíamos hecho entre cuatro centros culturales. UN EPÍLOGO PROVISORIO Esta historia está inconclusa. Puede parecernos extraño que Juan haya vivido todo este tiempo sin existir de modo legal. Sin embargo, no nos parece igual de raro que centros culturales como Anterpie, que cumple dos décadas de trabajo, hayan existido tanto tiempo de modo informal, alegal. ¿Qué es un centro cultural?: la ordenanza de Quilmes que los nombraba, fue vetada. Quizás, con el tiempo, se logre que la cultura sea un tema en la agenda de los medios y en la vida de las personas. Por ahora, Juan tendrá que esperar, por ahora tiene igual suerte que el centro cultural que para él es su vida.


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ANA JUSID

UNA MUJER EXTRAORDINARIA

Detrás de la docente que da talleres de expresión en literatura y teatro en la Universidad Nacional de Quilmes hay una vida apasionante. Nacida y criada en una familia judía que sufrió el Holocausto, estudió en la Unión Soviética, vivió en el Chile de Allende y tuvo que exiliarse una y otra vez. Perfil de una artista plástica, dramaturga, madre y abuela cuya vida es un rompecabezas de actividades y de historias. Por GIULIANA ZOCCO

En un loop sin interrupciones el televisor reproduce la cámara de seguridad del hall de entrada. Desde su living en el noveno piso de su pequeño departamento de Recoleta, Ana Jusid vigila expectante con el teléfono siempre a mano. Hija de los exilios, nació en Buenos Aires un abril de poco antes de mitad de siglo pasado. Largo es el camino que conduce hasta esa sala, inundado de libros, de colores y de historia. Cuando el mate está listo comienzan sus interrogatorios y el aire se nutre del clima de “El olor de la Guayaba” que siempre sabe cautivar. - A ver, quiero ver las preguntas... Le ruego que no me haga trampa. - Una entrevista de vida, vos sabés, son unos tres días de charla...

Le cuesta presentarse. Titubea, piensa, se ríe, recuerda... No sale. Las presentaciones exigen falsa modestia y, en este caso, es mejor que lo haga el relato por sí mismo. Hoy Ana usa bastón, camina lento pero firme, en su cabeza se menean resortes color plata que todavía dejan vislumbrar el rubio de otros años. Debajo de su sonrisa suelen colgar dos pares de lentes que usa cuando da clases en la Universidad Nacional de Quilmes y en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Además participa en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales desde 1994 y desarrolla actividades culturales. De los libros que escribió destaca “Las niñas mamás”, que aborda la problemática de maternidad ado-

lescente en años en que poco se sabía, y “Mientras como chocolate”, que es un diario de una mujer a dieta. Los primeros pasos los dio en el seno de una familia de judíos comunistas que formó su nido en Ciudadela, a pocas cuadras de la estación. Vivían de una ferretería que su abuelo había fundado en la entonces Capital Federal, en la intersección de las calles Gallo y Paraná, que su padre rechazó heredar por sus convicciones políticas. Las que lo arrastraron a la cárcel, en más de una ocasión, durante la niñez de Ana. Así la atrapó la pintura: - Mientras él no estaba, con mi mamá pintábamos. Le vendíamos a una francesa que vivía en un conventillo en Ciudadela. Ella compraba y vendía en boutiques pero a nosotras nos daba dos mangos. Pintábamos cuadros de madera, paisajes del Nahuel Huapi con una máquina de pirograbar, la que deja calados los bordes... todas las tardes pintábamos con pintura con esmalte. En mi, la pintura es fuerte a partir de ese momento. Mi mamá -que creía que mi papá era Cristo, pero se la pasó en la cárcel- pintaba muy bien, tenía facilidad para dibujar.


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El conurbano de su infancia la empapó de política a edad muy temprana. La casa sin comedor que mandó a construir su padre fue su mayor instrumento discursivo a la hora de defender el comunismo que la cobijaba. - Cuando entramos, pregunté “¿no tenemos comedor?” Y mi papá me contestó: “¡la burguesía tiene comedor, nosotros no somos burgueses!” Era un barrio de católicos peronistas… y nosotros ¡judíos comunistas! -dice con una falta de aire camuflada con risa- Una amiguita que teníamos, Delia, que aún es amiga nuestra, venía y decía: “¡ustedes odian a Perón porque ustedes odian al Pueblo!” Yo tenía cinco años, mi hermana dos y medio y nuestra amiguita cuatro o cinco. Entonces ella venía como a sacarnos pica y nosotras le decíamos: “¡no estamos contra el pueblo, estamos contra Perón porque Perón es nazi, ustedes son burgueses, porque ustedes tienen comedor, nosotros no!”. Las ausencias se volvieron un símbolo familiar. El Holocausto se llevó la vida de casi toda la familia materna de Ana. Su tío, junto con sus alumnos, falleció en la cámara de gas. - No quedó nadie –sintetiza, lacónica. Su abuelo, desde un pueblo muy pequeño y progresista de Polonia, con su profesión de sastre juntó hasta el último día cada moneda antes que comenzara el antisemitismo atroz: - Mandó primero a la hija mayor, dos o tres años después la mandó a mi mamá y después vendría el hijo, que era el más chico ¡no le alcanzó la guita! - dice con un dolor histórico en palabras porteñas. - Mi mamá nunca jamás quiso hablar del pasado, le decías algo del pa-

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sado, de cuando ella era chica y lloraba tres días sin parar. La historia paterna es algo distinta; su padre nació en el Río de la Plata: - Mi abuela Felisa vino acá con dos hermanas, a casarse con tres tipos, a quienes no conocían. ¡Pobrecita mi abuela! No recuerdo que mi abuela hablara. Creo que vivía en una eterna depresión. Hacía mucha comida; a las 4 se levantaba a cocinar comida judía. Semejante historia, mucha alegría no podés tener, dejar atrás a toda tu familia: ¡un espanto!.

“¿Querés que te diga por qué los rusos llegaron a la luna? Seis horas diarias de clase, inclusive los sábados, más dos o tres horas diarias del laboratorio de fonética. ¡Nueve horas de cursada!” Así creció, en un barrio del que recuerda el café, el pan tostado, las flores: fresias, conejitos, rosas, claveles, espuelas de caballero. Y reconstruye los perfumes en su mente enojada con su sentido del olfato que la abandonó, hace ya veinte años. A los 19 partió a Rusia con una beca para estudiar -en la Universidad de la Amistad de los Pueblos- Medicina, lo que estudiaba en la Universidad de Buenos Aires. Seis meses de ruso y después, otra vez, física, química, matemática... - ¿Querés que te diga por qué los rusos llegaron a la luna? Seis horas diarias de clase, inclusive los sábados, más dos o

tres horas diarias del laboratorio de fonética. ¡Nueve horas de cursada!, aparte de lo que tenías que estudiar. Si no, no llegás a ningún lado, me encantaba estudiar-. La estadía le valió angustias, crisis y ataques de pánico. Se cambió de carrera, estaba entre matemáticas e historia porque las matemáticas le parecen lo más fácil del mundo, no como los cadáveres que tenía que ver en Medicina. En Moscú se casó: “Demian, mi hijo no sabe esto, que tuve un marido antes. Un año después de llegar y me divorcie rápido”. Ana dice que son cosas que hace uno a los veinte años y ríe con complicidad, con una simpleza que te contagia las ganas de volar en el tiempo y encontrarla en la Plaza Roja. Volvió distinta, con el alma y el espíritu ampliado, con experiencias de ochenta países y la capacidad de desayunar arroz con pescado en vez de café con medialunas: - ¡El mundo se abrió de una manera extraordinaria! Pero extrañé muchísimo, sufrí bastante. Creo que lo que más extrañé fue a mi mamá, añoraba sentirme del lugar, sentía una sensación de ajenidad constante por más que algo de Rusia esté en mis genes. Necesité cinco años para darme cuenta de dónde estaba parada, ya cuando tenía que volverme. Volvió casada, con César, que estudiaba Economía también en Rusia. Junto a él vivió una experiencia que la superó, en Chile. A medida que Ana relata, al escucharla, lloramos; y ella, consuela: - La burguesía tenía todo escondido, no había un solo alimento, la gente hacía cola de diez cuadras para comprar un kilo de pan. El odio de la gente aumentaba. Aparecía en la primera plana de los diarios “Cerdo es Víbora” o “Leche de Allende produce mongolismo”. Tremendo. El golpe de Chile fue un golpe maestro... Un proyecto tan lindo no podían dejar que prosperase”. El golpe la encuentra embarazada de Demian, su único hijo. La embajada ecuatoriana los recibió extraña; con lo puesto pidieron asilo en la embajada argentina. Dormían de a tres en la cama, agarrados de las manos mientras estallaban las bombas. Argentina los recibió con siete interrogatorios y una demora de su marido que no tenía figura jurídica. Movieron cielo y tierra, salió. Pero la radicación nunca llegó. La decisión de partir a Ecuador fue la leyenda en un expediente que por destino, en una


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distracción de quien los atendía, Ana revisó: - Este individuo al igual que otros que han ingresado al país en iguales circunstancias son plausibles de transformarse en terroristas, por lo tanto la Policía Federal Argentina aconseja no otorgar la radicación-. Lo recita de memoria, pausado y claro. No hubo mucho que dudar. En Ecuador trabajó como docente universitaria, su marido dirigía la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). No aguantó, se sentía ahogada en un país. Migró a México con un posgrado, un exilio del exilio. Aprobado el ingreso, Demian viajó a su encuentro. Vivían en un paraíso que sólo se opacaba cuando el matrimonio evidenciaba su crisis, intensificada por la distancia, hasta que llegó a su fin. Hoy lo adora pero reconoce: “¡ni por todo el oro del mundo vuelvo con él!”. La vuelta al país fue cuesta arriba. Era un momento crucial, la separación turbulenta, el país con los militares en retirada, su hijo en una edad límite para desarraigarlo una vez más. Volvieron. Los años más angustiantes, los de incertidumbre, los de -otra vez- sentirse ajeno en las ciudades que recorrió durante toda su adolescencia. - Contaba la guita… Nada, cómo contás la guita cuando no tenés guita… - Vivía de lo que su ex marido mandaba desde Ecuador y alguna que otra salida. El miedo era moneda corriente. No decía quién era, dónde había estudiado, por qué estaba de vuelta ni todo lo que había aprehendido y aprendido en los últimos veinte años. La comunidad del colegio de Demian se convirtió en su familia y fue el pie para la vuelta a la actividad. El Centro de Estudios de la Iglesia Metodista del Río de la Plata - “la más progre de todas las Iglesias”- fue su primera nueva casa de estudios. De su trabajo allí salió “Las niñas mamás” en 1988, que se publicó en 1991 - “todo con dos mangos”-. Después el mundo volvió a abrirse, lo cuenta como quien se libera del peso de esos años: dictó clases en el ciclo básico de UBA y en FLACSO durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Más tarde, en 1992, comenzó en la Universidad Nacional del Centro, en Tandil. Agotada, en 2003 llegó a Quilmes para agrandar la cosmovisión de esa universidad del sur del conurbano bonaerense. Dejó de ser comunista hace rato, ni ha-

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blar de la religión. Se acercó al alfonsinismo, a la Fundación Karakachoff, al Frente Grande y al Movimiento Argentina Resiste; nunca militó pero estuvo presente. Dice que quizás ahora ve las cosas un poco más claras y que a pesar de su posición durante la última década larga, “peronista no soy, pero dejé de ser gorila hace rato”. Rearmada, reconstruida y firme desde el lado de los que la tienen difícil, desde las resistencias. Hace poco más de seis años llegó la nieta, Catalina, una revolución de la que todavía le cuesta recuperarse. Reniega del exceso de límites que

les ponen a ambas. Comparten un brillo especial en los ojos que puede verse en las fotos que adornan las bibliotecas, que destacan entre los lomos de los libros que cubren las paredes desde el piso hasta el techo. Hoy Ana Jusid es abuela, madre, artista plástica, escritora, dramaturga… Incansable. Su vida es un rompecabezas de horarios entre citas y responsabilidades. Durante el poco tiempo en casa el teléfono, el balcón lleno de flores y la imagen de la puerta de entrada la mantienen conectada y expectante.


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FRONTERAS ENCRUCIJADAS

LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES

A LA VACA SÍ, AL PERRO NO ¿Cómo es posible que el ser humano pueda determinar qué animales sí merecen ser asesinados para ser servidos a la hora de cenar y cuáles pueden vivir al calor del hogar? A este interrogante responde el presente artículo que defiende el veganismo y abre el debate. Vivimos en un mundo en donde de modo permanente se hacen campañas en contra del maltrato animal y las personas que se involucran de forma activa en el reclamo por los derechos de los animales son las que al llegar a su casa se comen un bife, una presa de pollo, un sándwich de jamón. No lo entiendo. Si no se comerían a su gato, a su perro, ¿por qué sí a una vaca, a una gallina, a un cerdo? ¿Cómo es posible que el ser humano pueda determinar qué animales sí merecen ser asesinados para ser servidos a la hora de cenar y cuáles pueden vivir

al calor del hogar? No puedo comprenderlo. Estamos inmersos en una cultura que nos convence que lo normal es matar a los animales para poder alimentarnos, que esto es así desde antaño, desde la prehistoria, que así sobrevivimos y que necesitamos de la carne para vivir. Rechazo esta visión de las cosas. Ya no somos cavernícolas. Contamos con un uso de la razón que permitiría alimentarnos y gozar de una buena salud sin necesidad de comer ningún animal muerto pero el ser humano es egoísta por esencia. Es más fácil adecuarse a lo que ya está

Por CELESTE RIFAI

instalado. Es más sencillo mirar para un costado cuando es de público conocimiento que la industria comete los actos más atroces contra los animales que son destinados al consumo, cuando se cuenta con muchísima información sobre las condiciones deplorables en que estos viven en su corto tiempo de vida. Es aberrante. Jugamos a ser


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Dios y disponemos de la vida de otros seres vivos a nuestro antojo, los condenamos a ser muertos para ser comidos como si tuviéramos derecho a decidir cuándo les llegó la hora. Considero esto una falta de amor y respeto por la vida. Pero si no nos respetamos entre pares es ilógico pensar que podríamos respetar a los animales. Elegí el veganismo hace tres años, cuando se me hizo insostenible continuar con la dieta cárnica que se me fue impuesta desde que nací. Resolví dejar de ser cómplice del asesinato masivo de animales cuando comprendí que para lograr un cambio en el mundo es necesario empezar por uno. Desde el primer día en que comencé la dieta vegetariana me quisieron convencer de que por más que yo haya dejado de comer carne nada en nuestra cultura se modificará, que seguirá el asesinato de animales para ser consumidos. Adopté la responsabilidad de hacerme cargo de mis propias acciones, de aportar mi granito de arena para mejorar la situación de los animales que son maltratados en las ganaderías. Si bien no podré modificar el panorama, a medida que más personas se sumen a este estilo de vida que conlleva el respeto hacia todo ser viviente se gestan más esperanzas de lograr un despertar de conciencia colectivo. Y aunque hoy la industria siga sin modificar sus hábitos el hecho de salvarle la vida aunque sea a un solo animal es una forma de dejar de contribuir a su explotación. Otro de los argumentos expresados a los que tomamos la decisión de ser vegetarianos es que los animales se comen entre ellos para poder vivir, que si

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ellos pudieran nos comerían a nosotros y que es natural por integrar una cadena alimenticia. Esto en realidad sería cierto si viviéramos en un estado de naturaleza, donde conviviéramos animales predadores y humanos; pero lejos está de ser así. Vivimos en zonas apartadas de los animales y por ello la cadena alimenticia se encuentra trunca. No sólo no pueden cazarnos y alimentarse de nosotros, sino que el humano decide sobre todos los aspectos de la vida de los animales que están confinados en las ganaderías, por lo cual no existen posibilidades que se sigan los dictados de la naturaleza. Vivimos en sociedad. Los seres humanos sí podemos decidir con qué alimentarnos porque nos adaptamos al entorno y no nos es imprescindible comer un animal, en cambio si un león no caza para alimentarse se muere. La equiparación de las personas con los animales es ilógica. Es evidente que nos creemos seres superiores, por lo cual carece de sentido que igualemos nuestras condiciones a las de los animales para tener derecho a beneficiarnos de ellos. Podemos prescindir de los productos de origen animal y ser personas que gozan de una salud en perfectas condiciones: consumir carne es un mero capricho. Contamos con inteligencia y en vez de utilizarla para construir un mundo mejor, la usamos para destruir. No faltará quien diga que las plantas también tienen vida y que al comerlas también matamos para ali-

mentarnos pero la realidad es que las plantas no cuentan con sistema nervioso y por ende no sufren. Los animales recluidos que viven en condiciones insostenibles sí padecen dolor. Además podemos prescindir del consumo de animales mientras que no podemos de los vegetales que sí son necesarios para vivir. Hay incontables campañas en contra del maltrato animal, otras que reclaman que debemos proteger y respetar la vida de los animales salvajes y de aquellos que están en peligro de extinción. También se sostiene que debemos respetar la vida de los animales más afines a nosotros, nuestras mascotas, como los gatos y perros pero poco se plantea sobre el respeto por la vida de los cerdos, las gallinas, los pollos, las vacas que nacieron en cautiverio y están destinados a ser muertos para alimentarnos. Esto vale igual para los animales marinos que son quitados del mar para destinarlos al consumo. No hay un real compromiso a la hora de defender la vida de todos los seres vivientes que merecen ser respetados de igual forma sin distinciones. Si defenderemos a los animales que sea a todos por igual. No hay mucha coherencia en pensar que jamás te comerías a tu perro pero después disfrutar de comerte un asado. La vaca merece vivir como merece vivir el perro.


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Nuestros medios se cansaron de matar a Fidel o de llamarlo tirano. Al final murió y la isla no tiene más monumentos para el líder de la revolución que la vida cotidiana de cada habitante. Para la autora de esta nota, las charlas entre sus ciudadanos son el rasgo definitorio de la “cubanía”.

Por MAGALÍ MILAZZO

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CUBA EN SILENCIO

LA FIDELIDAD DE UN PAÍS

“No se sabe nunca cuándo se nace: el parto es una simple convención. Muchos mueren sin haber nacido; otros mal, otros apenas, como abortados. Algunos, por nacimientos sucesivos van pasando de vida en vida, y si la muerte no viniera a interrumpirlos, serían capaces de agotar el ramillete de mundos posibles a fuerza de nacer una y otra vez como si poseyeran una reserva inagotable de inocencia y abandono”. El entenado, J. J. Saer En los trazos gruesos no puedo dudar pero soy permeable a los menores rasgos. Que no son tan menores a veces. Cuba y su Revolución, Fidel y su Cuba posible me simpatizan por grandes rasgos, porque prefiero la dignidad a la esclavitud, lo colectivo a lo individual, la vida a la muerte. Por fuera de los hoteles de lujo uno va a Cuba y busca menores rasgos, para encantarse o para desencantarse pero sobre todo porque no puede creer del todo la Cuba que

le dicen los libros y los medios y necesita la certeza de que los cubanos son algo más real que el reinado de un tirano encantador o descubrir que al final el realismo mágico no era tan mágico. Cuba en un cajoncito con etiqueta. Los cubanos son fascinantes y charlatanes como su tirano. Se cuentan a sí mismos porque saben que queremos saber, pero sobre todo porque es su deber contarse para resistir. Se cuentan y se versionan para todos los gustos. El imperio

les retiró la colaboración pero también les sacó los ojos de encima. Y aunque el Imperio no es el mundo, hay que ganarse la mirada del mundo más allá de las playas bonitas, los habanos y los rones. Nosotros tenemos unos medios de comunicación muy sofisticados, que entre otras tareas se ocupan de desentrañar quiénes somos, cómo somos los argentinos y contarlo al mundo en corresponsalías. Los argentinos somos derechos, humanos,


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corruptos, vagos, ventajeros. Nos gusta el asado y el mate. Nosotros tenemos también la suerte de tener unos medios que trabajan sin cansancio para armarnos un resumen fácil del mundo. Así aprendemos que los gallegos son brutos, que los colombianos son narcotraficantes, que la alegría era brasilera y que de oriente llegan terroristas. Listo. Qué suerte. Podemos dormir tranquilos porque conocemos el mundo como es con unas

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cuantas sentencias fáciles de recordar y repetir. Los medios cubanos no parecen definir la cubanía. Y no exponen versiones fáciles del mundo. Pobres cubanos que no tienen a los medios de comunicación internacionales para darles una identidad y se la tienen que ganar a pura charla. Saben de nosotros más que nosotros mismos -me dirá un cubano- pero saben las mentiras del Imperio. Contrapeso de boca en boca. Cuba tiene la desventaja de la duda. Y la gracia de sus palabras. Saben que a nuestro regreso seremos replicantes. Su identidad, como la percepción que de nosotros se hace el otro va en esa verborragia insistente. La conciencia de su equilibrio precario los vuelve tercos en su relato. Inmóviles de convicción. Ir a Cuba para contarla, tocarla con un palito para ver de verdad si respira. Cuba es hermosa desde cualquier punto del Malecón, desde los campanarios trinitarios. Exótica en la Ciénaga de Zapata, asombrosa en Escambray. Cuba es imponente en medio de la plaza de la revolución. Cuba es una pena en sus casas deplorables y sus cascajos. Cuba es carente en sus mercaditos de sólo agua mineral, ron, azúcar. Generosa en sus hospitales. Cuba es idólatra en sus edificios públicos, en sus actos patrios, en sus miles de museos revolucionarios que cobran entrada en contradictorios dólares. Cuba es el paraíso panza arriba flotando en sus aguas de aire. Cuba es inocente frente a la televisión en sus 5 canales del Estado que informa menos de lo que entretiene, pero apenas. Cuba es culta en sus médicos nómades del mundo, en sus trovadores de poesía eterna, en su arte moderno sembrado por todos lados. Cuba es mentirosa, un simulacro de pinturas realistas de coches antiguos y son cubano en la bodeguita del medio, un fastidio de volados y maracas. Tres viejas pintarrajeadas que fingen fumar unos habanos más grandes que sus manos sentadas en una ventana de rejas blancas y cuidadosa ruindad; un ex combatiente que blande sus heridas antiguas, las

muchachas desarrapadas que piden lo que sea para vestirse y lo venden en el barrio separado por talles y marcas. Buena vista social Club en cada esquina. Un shopping de imágenes trilladas a las que el turista compulsivo no puede dejar de fotografiar. Le falta naturalidad a esta escena. La carnada al descubierto. Hay una plaza dedicada a la discusión deportiva, un murmullo de insultos pintorescos se levanta a medida que se avanza hacia ella. Y gestos desafiantes de todos contra todos, como un extraño baile. Recuerdo haberla mirado de bien lejos, para descubrir el artificio. Actores que representa una escena, que cualquier turista aplicado contará al regresar. ¿Cómo es la plaza cuando ningún turista la atraviesa? Me los imagino a carcajada limpia, burlándose de nosotros. No es posible conseguir en Cuba una remera con la cara de Fidel y andan por ahí algunas poquitas fotos de antes. Así que lo turístico se nos cae de maduro en esa remera que llevamos orgullosos. Y los cubanos quieren fotografiarse con nosotros por esa remera. Es nuestra marca de extraño. ¿Y si me rizo el pelo y me visto de blanco? Tratar de mimetizarse con el nativo, como el fotógrafo que se disfraza de pasto seco es una idiotez o representamos nuestras líneas en este escenario. Pero, si se logra derribar el decorado que Cuba erigió para mostrarse al mundo, los turistas como voceros, como chasquis, como corresponsales, emerge un país pequeño, de ideas complejas, de historia pesada, de sacrificio y honor. Atrás de ese escenario íntimo aparece Fidel. Castellano no es el idioma cuando entiendo que las familias no se juntan en la mesa familiar por falta de apego o respeto o alguna cosa y me escupen en la cara un resto del período especial, cuando el pequeño de la familia comía y los demás se apartaban para no verlo comer. Hay una dimensión impenetrable para cualquier extranjero de cualquier cosa. La fidelidad está en esa dimensión. Y no hay un cuerpo que


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la soporta desde hace rato. Cuba es Fidel. Muere el cuerpo gastado de un hombre cualquiera. Fidel no muere mientras Cuba siga en pié. La fecha del último día de un cuerpo cansado no tiene nada que ver con la muerte de Fidel. Tercos con los rostros flameantes de sus independentistas, la Cuba que ví no había olvidado a sus revolucionarios, no había olvidado que hace mucho tuvo hambre, que fue la prostituta de un puñado de yanquis poderosos. Cuba no olvidó a Martí, no olvidó a Guevara ni a Cienfuegos. No olvidará a Fidel. Pero no por imagen ni por recitado. Por las entrañas que se vuelcan a veces si escuchás hablar a los chicos. Pero Cuba no es maniquea, no hay negro sobre blanco. “No somos fanáticos,

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no somos chauvinistas” se cansó de decir Castro. Y cualquier cubano puede blandir una bandera norteamericana en su carro sin tener que explicar más que a los turistas ignotos, que el gobierno de Estados Unidos es una cosa y su gente, otra. Y que ese pueblo es a veces un pueblo hermano. Así, te chantan en la cara su laberinto de muchas salidas. Hace un año estuve en Cuba y Fidel ya había muerto y al mismo tiempo nunca moriría. Fidel no es la actualidad de su vida ni de su muerte porque en Cuba no se alimentan de novedades. Fidel es mito y paisaje desde siempre porque la Cuba que existe no lo ha visto nacer ni lo verá morir. La Cuba renacida desde sus cenizas post Batista tiene en Guevara y Fidel sus Rómulo

y Remo. Qué importa el detalle de estar vivos o muertos. Fidel entrenó a Cuba para soportar su muerte y morir una y otra vez. En un pase mágico eterno desaparece y aparece y quién sabe ahora si no aparecerá después de un período un poco más prolongado. Ahora está, ahora no está, y vean tontos que no pasa nada. La Habana amanece en silencio tras la muerte de Fidel, se cansaron de decir los medios nuestros y ha de ser cierto. Congruente con la ausencia de bustos y monumentos del líder, Cuba se repliega como aprendió en el gesto de resistencia más eficaz y esta vez calla. Está sin palabras porque no hay relato posible porque lo que se calla siempre es lo único demasiado cierto.


FRONTERAS

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Foto: ALEJANDRA NICOLOSI

Por ALEJANDRA NICOLOSI


FRONTERAS Q

CUBA SIN FIDEL

AÑO 3 - #5 ENERO-JUNIO 2017 ARG $30 ISSN 2451-5590


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