Mateo 27; Lucas 23; Juan 19
» O D I L P M U C «TODO SE HA E DIOS, D O J I H L E SI ERES MISMO Y I T A E T A V SÁL A CRUZ. ¡BAJ A L E D E T BÁJA MOS EN TI! Y CREERE
L
a multitud se burlaba de Jesús, mientras Él colgaba de la cruz entre dos ladrones. Decían que, si era el Rey de los judíos, entonces debía bajar de la cruz. Entonces, creerían. Pero Jesús no bajaría. No podía hacerlo. Su obra todavía no se había completado. Escuchó cómo la gente se burlaba y lo provocaba, pero no respondió. Lo único que hizo fue orar, pidiendo: «Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen». Permaneció sobre la cruz. Su obra todavía no se había completado. El día siguió adelante. Alrededor del mediodía, el cielo se puso oscuro como a la noche, como si el sol se hubiera escondido. Pero Jesús permaneció sobre la cruz. Su obra todavía no se había completado. 269
Cerca de las tres de la tarde, el sol volvió a aparecer y la tierra se sacudió. Y desde la cruz, Jesús gritó.
A H E S O D O ¡T PLIDO! CUM
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La gente estaba aterrorizada. ¿Qué se había cumplido? Jesús respiraba con dificultad, y con la última fuerza, dijo: «Padre, ¡encomiendo mi espíritu en tus manos!». Después, dejó escapar Su último aliento. Cuando lo hizo, la cortina en el templo se partió en dos y reveló el lugar santísimo. Cuando los soldados vieron que Jesús no respiraba, le abrieron el costado con una lanza. De la herida, se derramó agua y sangre. No quedaba duda: Jesús estaba muerto.
Al rato, bajaron el cuerpo de Jesús de la cruz. Sus discípulos envolvieron Su cuerpo en tiras de tela y lo colocaron en una tumba nueva. Se colocó una gran roca frente a la entrada, y se la selló. Los líderes religiosos pusieron guardias a la entrada, en caso de que alguien intentara llevarse Su cuerpo. La obra de Jesús se había cumplido. El pago por el pecado se había realizado. Estaba muerto. Su cuerpo descansaba en la tumba. Sin embargo, no se quedaría allí. En la cruz, había dado Su vida voluntariamente por aquellos a quienes amaba, por todos los que creyeran en Él.
Pronto, la recuperaría.
¿Por qué se llama «bu le en noticia» a a la muerte de jesús? 271
Mateo 28; Lucas 24; Juan 20
» ! Í U Q A Á T S «¡NO E María.
Señor, ¡eres tú!
¡N
o podía creerlo! El hombre que ella pensaba que era el jardinero, era Jesús. Más temprano esa mañana, había ido a la tumba, pero la piedra ya había sido quitada, y el cuerpo de Jesús no estaba. María corrió a avisar a los discípulos lo que había 272
sucedido, y Pedro salió a toda prisa a la tumba. Lo único que encontró fueron los lienzos con los que habían envuelto a Jesús. Pedro regresó donde estaban los discípulos, pero ella se quedó atrás y lloró.
PERO AHORA, ¡ESTABA AQUÍ!
¡¿DÓNDE ESTÁ?!
No te aferres a mí… ¡ve a buscar a mis hermanos!
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Dos de los discípulos estaban caminando hacia Emaús. Iban hablando de lo que había sucedido, cuando Jesús se les unió. Sin embargo, ellos no lo reconocieron.
¿De qué están hablando?
¿Eres el único en Jerusalén que no oyó lo que ha sucedido allí en los últimos días? Lo que le pasó a Jesús, el hombre de Nazaret. Era un profeta poderoso, pero los principales sacerdotes y líderes religiosos lo entregaron para que fuera condenado a muerte, y lo crucificaron. Pero algunas mujeres fueron a Su tumba esta mañana y la encontraron vacía.
¡Qué necios son! Les cuesta tanto creer todo lo que los profetas escribieron en las Escrituras. ¿Acaso no profetizaron claramente que el Mesías tendría que sufrir todas esas cosas antes de entrar en Su gloria?
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Entonces, empezando por Moisés y los profetas, Jesús les enseñó las muchas cosas que decía la Escritura sobre Él. Después, se detuvo a comer con ellos. Mientras daba gracias y partía el pan, los hombres se dieron cuenta de que era Jesús. A continuación, Jesús desapareció y los dos discípulos corrieron de regreso a Jerusalén, ansiosos por contarles a todos la buena noticia: ¡JESÚS ESTABA VIVO!
Esa noche, mientras los discípulos estaban escondidos en una habitación cerrada, Jesús apareció en medio de ellos.
La paz sea con ustedes.
¡Es un fantasma!
En verdad estoy aquí. Tóquenme y asegúrense de que no soy un fantasma, pues los fantasmas no tienen cuerpo, como ven que yo tengo.
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Después de comer un pescado asado, Jesús volvió a desaparecer. Pero siguió reapareciendo. Un día, mientras algunos de los discípulos estaban pescando, Jesús apareció en la costa. Llamó a los discípulos y Pedro saltó de la barca para ver a Jesús. En la costa, Pedro vio una fogata con pescado y pan que se estaba cocinando. «Vengan y coman», les dijo Jesús. Después de comer, Jesús se volvió a Pedro y le preguntó: «¿Me amas?».
Pedro estaba nervioso, y con razón. Antes de que arrestaran a Jesús, había prometido que, aunque los demás se apartaban de Él, Pedro no lo abandonaría. «Aunque tenga que morir contigo, ¡jamás te negaré!», se había jactado. Pero cuando arrestaron a Jesús, Pedro negó que era uno de Sus discípulos, cuando una criada se lo preguntó. ¿Me negará Jesús como yo lo negué?, se preguntaba. Pero en vez de negar a Pedro, Jesús lo restauró a su función como uno de los discípulos del Señor.
¿Me quieres? Señor, tú lo sabes. Alimenta a mis ovejas.
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Jesús también se le apareció a Tomás, el que había dudado, y le permitió que tocara los agujeros en Sus manos y Su costado. Jesús volvió a aparecerse una y otra vez a las personas por separado y a grupos más grandes; en una ocasión, a 500 personas a la vez.
JESÚS ESTABA VIVO.
¿Te result a difícil creer que l resurrecció a n haya sucedido en rea ¿Por qué o lidad? por qué no?
Era el Mesías, el Rescatador que Dios había prometido que vendría. La muerte no había podido retenerlo. Él la había vencido. Sin embargo, no se quedaría. Pronto, debía volver al Padre, para sentarse en el trono que se le había prometido tanto tiempo atrás a Su ancestro David, y reinar sobre toda la creación como su Rey. Y cuando lo hiciera, les confiaría a Sus discípulos la Buena Noticia que cambia todas las cosas.
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