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2. Retórica visual del cómic aplicada a la representación del tiempo
En el cómic encontramos una serie de recursos que facilitan la tarea de representar el tiempo más allá de las cartelas que indican una fecha o un cambio de año. Estos recursos se utilizan en la propia imagen y podrían entenderse como un uso de la técnica de escritura conocida como show, don’t tell (“mostrar, no contar”), la cual consiste en describir el espacio para que el lector experimente la historia mediante acciones y sus propios sentidos, en vez de basar la lectura en la visión resumida por el escritor
Para explicar esta retórica visual del cómic, el capítulo se divide en los apartados más básicos a la hora de representar el tiempo: el dibujo, la viñeta y el ritmo y flujo.
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2�1 El dibujo
Si bien el cómic es un arte que se puede llevar a cabo mediante múltiples procedimientos como el dibujo, el collage y la fotografía, este tfg se centrará únicamente en el dibujo ya que es el medio de representación más utilizado en el ámbito del cómic. A pesar de esto, la gran mayoría de los conceptos que se tratan son aplicables a otros procedimientos. Dicho esto, el dibujo es la imagen principal que va a recibir el lector, por lo tanto trabajar sus diferentes posibilidades influencia directamente la percepción de la historia. ¿Qué tácticas se aplican al dibujo para señalar el tiempo?
Recursos expresivos
La expresividad del dibujo crea una sensación general a la hora de experimentar el cómic. Un dibujo más o menos expresivo despierta de forma inconsciente en el lector un tipo de reacción y entendimiento de la obra Para comprender esto, podemos comparar el dibujo en Heartstopper (2016 - presente) de Alice Oseman con Diana & Charlie (2021) de Elias Ericson.
Estas dos páginas (Figura 1) forman parte de escenas con un nivel de ansiedad medio. Los dos cómics están dibujados en blanco y negro, y los dos son historias sobre la vida y las emociones, por lo tanto la línea en el dibujo es orgánica y natural. Sin embargo, cada uno evoca en el lector a través del dibujo una sensación distinta. Heartstopper es una historia generalmente positiva, que a pesar de tratar temas difíciles como los problemas de salud mental del protagonista, se mantiene como una historia de amor no tóxica llena de momentos felices. Por otro lado, Diana & Charlie es un cómic muy crudo sobre la ansiedad, la depresión y las secuelas de la transfobia, que se centra en mostrar las partes más duras de la adolescencia de sus protagonistas. Esta diferencia de enfoque se percibe en el contraste del dibujo, punto y aparte del estilo personal de cada artista: Heartstopper presenta una gama de grises y un dibujo con mucho espacio libre, hay una gran presencia del blanco y las imágenes priorizan a los personajes. Mientras tanto, Diana & Charlie presenta una composición repleta de elementos: bocadillos, negros rotundos, líneas, un dibujo detallado; en genenal, poco espacio libre, así que resulta mucho más agobiante para el lector. Es así como el dibujo influencia la obra y la experiencia de leerla.
Estos conocimientos se pueden aplicar a la hora de representar el tiempo mediante variaciones en el trazo, la textura y el sombreado del dibujo. La clave está en hacer evidente el cambio de época para que no sea necesario expresarlo con palabras. Cuando hablamos de una analepsis (flashback), prolepsis (flashforward) o de un avance en la trama, el dibujo necesita apoyar esta idea de que ha pasado un periodo de tiempo más amplio para que el lector pueda seguir la historia de forma clara y no se rompa la ilusión de continuidad. Si se trata del paso de unas horas, estos recursos pueden respaldarse también en la iluminación de la escena.
Recursos cromáticos
Otra forma de influenciar directamente la experiencia del lector es el uso del color. En el cómic, al igual que en el resto de disciplinas artísticas, se puede llevar a cabo una interpretación del color y no es necesario que este se aplique de una forma realista o que concuerde al completo con el mundo real Es así como los artistas dan forma a sus mundos para conseguir unas sensaciones concretas en el espectador
Una de las maneras más típicas y efectivas de simbolizar el pasado consiste en transformar el color en una escala de grises o tonos sepia (Figura 2); de este modo, el espectador relaciona inmediatamente el dibujo con la antigüedad sin necesidad de aclarar que hemos dado un salto hacia atrás. Esta elección se lleva a cabo tanto en analepsis como en obras que transcurren en el pasado en su totalidad, muchas veces tratándose de sucesos basados en hechos reales. Elegir dibujar una historia situada en el pasado completamente en blanco y negro o tonos sepia resulta muy inteligente ya que situa al espectador en el pretérito de forma inmediata y provoca la sensación de que lo que se está leyendo realmente ha ocurrido, sea eso cierto o no
Sin embargo, esto no quiere decir que los grises y el sepia sean las únicas opciones para mostrar un salto de época. Cualquier color y cualquier gama cromática puede servir si se utiliza de la forma adecuada� Por ejemplo, en La Casa (2016) de Paco Roca (Figura 3), el autor muestra simultáneamente pasado y presente a lo largo de la historia, diferenciados únicamente por el tono dominante de cada escena� Roca caracteriza el pasado con diferentes colores sin que estos tengan siquiera un significado emocional; va eligiendo rosas, verdes y azules a su antojo en contraste con los tonos amarillentos y marrones con los que representa el presente. El recurso del color junto a la apariencia de los personajes y los lugares consiguen que el lector comprenda al instante en qué época transcurre la escena.
Por otro lado, cuando se representa una escena en la que transcurren las horas, mostrar también el cambio en la luz ambiental enriquece la historia y sitúa al lector en la línea temporal Tanto el cambio lumínico drástico como el paulatino se vinculan con el cromatismo de la imagen, incluso si esta es en blanco y negro, al estar directamente relacionados con la experiencia humana del transcurso de las horas. Es por esto que en general mostrar estas situaciones lumínicas aportan un grado más de realismo a las historias (Figura 5), aunque también se puede utilizar este recurso con otros fines, como el humorístico; es el caso de la siguiente viñeta de Sarah Andersen (Figura 4). Ella presenta una situación nocturna con la luz encendida, sin embargo, en la última viñeta quiere dar a entender que han pasado las horas y es de madrugada, por eso añade una sombra general, como si hubiera apagado la luz de la habitación, la cual resalta los ojos despiertos del personaje; es así como potencia la sensación de estar despierto en mitad de la noche. Al acentuar este cambio drástico, genera una reacción más potente en el espectador, y resulta por lo tanto una escena más cómica�
El sujeto como recurso narrativo
Por último, un sujeto o punto de vista estático en la escena puede ser utilizado como recurso para representar el paso del tiempo. Al focalizar la atención en un solo objeto, persona o lugar, el lector observa la transformación de su apariencia y alrededores, lo que le dará a entender que se trata de un intervalo en el que la trama ha avanzado o retrocedido. Por ejemplo, A short history of America (1979) de Robert Crumb (Figura 6) ejemplifica perfectamente este concepto: En este cómic consigue que comprendamos que se trata de un mismo lugar manteniendo un ángulo de visión constante y unas viñetas regulares. A demás, muestra los pasos intermedios entre cada gran cambio, manteniendo en cada viñeta algún elemento del dibujo anterior, por lo que el lector nunca pierde la referencia del lugar que se retrata.