LOS PORTADORES DEL MAR Aproximaciones a nuestra historia transgeneracional Sammour Hasbun - Babish Zaror
Recopilación y texto de Beatriz Zamora Canjura
Imagen de portada: Aqaba, 2019 ©Bea Zamora C.
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Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo: destila nuestras lágrimas en palabras, sálvanos del exilio de la afasia, el exilio de los desiertos: nosotros somos los portadores del mar, del horizonte, del cielo, los portadores de la muerte entre sueño y sueño. (Fragmento del poema “Agnus Dei” del poemario Al madar al muglaq de Yabra Ibrahim Yabra, 1964)
Toda fotografía es un certificado de presencia (Roland Barthes)
Presentación
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a idea de hacer esta especie de documental surgió cuando mi papá me preguntó si iba a hacer un libro con toda la información que estaba recopilando sobre la familia. “Todavía no sé”, le contesté, algo sorprendida por su pregunta porque la verdad es que no se me había ocurrido. “Yo te compro uno”, me dijo de inmediato. Estábamos a dos semanas de la Navidad del 2018, y pensé en lo hermoso que hubiera sido regalarle algo parecido a un libro con todo lo que había ido recopilando, durante los últimos 10 años, sobre su familia. Había sido un camino bastante escabroso debo admitir, porque la información que necesitaba a veces parecía desvanecerse entre los escombros del tiempo. Sin embargo, muchas veces sentí la presencia de los abuelos cerca de mí, lo que me incentivaba a seguir buscando.
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i curiosidad por el árbol genealógico comenzó en el 2009, cuando decidí abordar una terapia llamada "constelaciones familiares". En lo personal, esa experiencia me hizo reflexionar profundamente en la intrincada complejidad de mundos que llevamos en nuestro ADN; lo mucho que nos marca nuestra infancia, la que eventualmente marcará la que le daremos a nuestros hijos, y la cual incluye algo o mucho de lo que nuestros padres (y a su vez sus padres) nos transmitieron para bien o para mal. Y en la búsqueda de alternativas para sanar mis heridas, este tipo de experiencia requería indagar en el legado familiar, a falta de razones evidentes en mi propia historia personal. En mi caso, me concentré en
investigar qué había pasado con otras mujeres de mi familia, su vida en pareja, sus relaciones; si había habido matrimonios forzados o violencia intrafamiliar, etc. Sin embargo, cuando comencé a preguntar me di cuenta de que había un vacío importante: nadie sabía nada de mama Mila, mucho menos de su madre o su vida en Palestina.
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n 2017 hice un viaje a Medio Oriente y aproveché para visitar Belén con la idea de averiguar algo sobre la familia Babich, sin mucho éxito. En ese momento carecía de la información que hoy tengo y que sin duda hubiera sido clave para obtener datos que aún hoy hacen falta. Así que después de ese viaje decidí “conversar” con la abuela a través de un proyecto fotográfico que titulé “Alma”, en el que intento explorar su historia, la pérdida no solo de su madre sino de su tierra, de su lengua materna y de sus raíces.
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urante todo ese tiempo, desde el 2009 hasta hoy, he leído literatura transgeneracional: por ej., a Alejandro Jodorowsky y mucho de su material sobre la metagenealogía; a Bert Hellinger con su teoría sobre las constelaciones familiares; a Carl Jung y sus estudios sobre la simbología y los arquetipos; y los descubrimientos de la biodescodificación, la epigenética, entre otros. Con ellos he ido comprendiendo que nacemos en el centro de un enorme tejido de historias familiares que se entrecruzan para formar las leyes, consignas, tabúes, dogmas, creencias y percepciones que nuestras familias nos inculcan desde que estamos en el vientre de nuestra madre, hasta que nos
convertimos en adultos. Alguno, con suerte y mucho trabajo interno, logrará hacer las paces con todo este engranaje de lealtades familiares y liberarse de estas cadenas que podrían haberlo llevarlo a repetir más o menos la misma historia que el abuelo, que la tía o que la bisabuela, una y otra vez, generación tras generación, todo de forma inconsciente.
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ert Hellinger dice que “solo cuando se reconoce el vínculo de la familia y se comprende y comparte la responsabilidad, el individuo puede sentirse libre para continuar con su propio y particular camino, sin temor a que el pasado lo atrape y sea una carga para él”. Todos estos autores insisten en que no debería de haber ningún miembro de la familia silenciado, excluído o ignorado. La aceptación de cada una de todas las personas que componen nuestra familia es de gran importancia. Solo así se les da el lugar que a cada uno le corresponde. De acuerdo con este punto de vista, el amor y la aceptación plena del otro es una de las claves para comenzar a sanar el legado familiar.
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escubrí que tenía mucho trabajo por hacer, y me enfoqué en que el punto de partida de este proyecto sería -en la medida de lo posible- buscar los secretos, las repeticiones y a los excluídos, olvidados o silenciados. En reconocer quién fue quién en nuestra familia, darle el lugar que le corresponde, agradecerle por su vida y recordarlos con amor, mirando a pesar de cualquier cosa que haya hecho o dejado de hacer, hacia adelante. Solo así los liberamos y por consiguiente, nos liberamos a nosotros mismos. Más allá de lo que creamos como verdadero o no, más allá de otras historias que hayamos escuchado o que sepamos de primera mano, esta recopilación no pretende ser "la historia" de nuestros ancestros. Mi intención desde el inicio fue intentar conocer de dónde vengo, cómo era el terreno afectivo, psíquico, y emocional de los que me antecedieron para conocerme y entenderme mejor, y así trascenderme. Saber que no hay UNA historia o una verdad absoluta hizo que me
disfrutara más de este proceso. Así fue como dicha intención se transformó en el deseo de compartir con ustedes, y con quien lo desee, mis hallazgos, mis inquietudes y hasta mis comentarios que están basados en las historias que me contó mi papá, a veces transmitidas en pequeñas dosis como si con cada fragmento de información que recibía, este representaba una diminuta pieza arqueológica descubierta en un vasto desierto, o una estrella en el infinito cielo nocturno. Pero aquí, también incluyo las voces de otros miembros de la familia, cuyo aporte ha sido inmensamente importante para ir completando el mapa de historias que se entretejen en la inmensa sábana familiar. ste es un proyecto inacabado y así lo será siempre porque la familia es un ser vivo que crece, se expande y crea múltiples historias que se cruzan entre sí. Ese es el drama y la gloria. Por mi parte me comprometo a seguir armando este fascinante rompecabezas hasta donde me sea posible. Invito a todos los primos, sobrinos, nietos, bisnietos y demás generaciones para que hagan lo suyo, con el fin de legar esta historia que comenzó en la ciudad de Belén, que recorrió medio mundo para encontrar un lugar propio, y que desde allí se creó lo que hoy conocemos como nuestra familia. ste humilde trabajo es mi aporte a las futuras generaciones. Es un tributo a la memoria de los abuelos, y en especial a mama Mila, por su coraje y los sacrificios que hicieron en adaptarse a una tierra desconocida, lejana y tan diferente a la suya. Es un intento por darle el lugar que se merece a cada alma que por alguna u otra razón pudo ser invisibilizada, olvidada o excluída. Y es además, un humilde regalo de amor a mi padre quien me contó las historias de alegría y de dolor que forman parte de su historia y que algún día ya no podrá recordar. •
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Con amor, Beatriz Zamora Canjura. Ciudad de Guatemala, 14 de diciembre de 2019.
Contenido
De éxodos y exilios ..................................................................... 8 - 11 Breve historia del contexto de Palestina a inicios de 1900.
1. Los trabajos de la memoria….............................................. 12 -39
Aproximaciones a la historia del árbol genealógico. Los bisabuelos. Quién era el abuelo, su exilio y sus inicios en América. Quién era la abuela, su identidad según la memoria familiar, el enigma que rodea su pasado. El origen del árbol: Alejandro y Emilia. Los primeros años, segunda generación Zamora Babich. Chile, la tierra prometida.
2. La constelación familiar ...................................................40 - 71 Los órdenes del amor, el telescopaje y las compensaciones en el árbol genealógico en la descendencia. Fotos familiares. Almas en femenino: María Victoria y Julia (homenaje).
3. Las huellas del árbol...........................................................72 - 101
Rastreo e información recolectada de la primera generación: los hermanos Sammour Hasbun: Miriam, Constantino, Miguel, Jamilleh, Salvador y Jacobo. La familia Babish Zarur.
4. Los trabajos de reparación................................................101-117
Diferentes asociaciones al trabajo de sanación/Consciencia del árbol genealógico desde los aportes de la psicogenealogía, epigenética y metageneología. Álbum familiar.
5. Agradecimientos.................................................................... 119 6. Genograma familiar Zamora Babich.............................. 121
Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en el que uno sabe para siempre quién es. Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en -Jorge Borges realidad de unLuis solo momento: el momento en el que uno sabe para siempre quién es. (Jorge Luis Borges)
Collage ©Bea Zamora C.
De éxodos y exilios
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principios de 1900, Palestina estaba integrada por 600,000 habitantes (87% musulmanes, 10% cristianos y 3% judíos). El Imperio otomano estaba al frente de la organización política y administrativa del territorio desde el siglo anterior, cuando Palestina se dividió en tres grandes unidades administrativas: la parte septentrional, la parte sur y la parte central.
urante los años de adaptación de los abuelos en El Salvador, Palestina se fue trasformando en todos los sentidos posibles. Lejos quedó la tierra de sus orígenes. En 1917 se redactó la "declaración Belfour" por el ministro de Asuntos Exteriores Británico, quien promovía la idea de una patria palestina para el pueblo judío. Una tercera y cuarta oleada de inmigración judía se produjo después de la Primera Guerra Mundial; otras les siguieron ante el avance del nasizmo y luego con el Holocausto. A partir de 1939, los británicos abandonaron la idea de crear un estado judío, y se limitaron a abrile las puertas a los migrantes y a restrirgirles la compra de tierras. Sin embargo, en 1947 las fuerzas británicas abandonaron Palestina y la ONU tomó el control. Su decisión fue dividir el territorio en dos estados con una extensión similar de terreno para judíos como para árabes, sin embargo, se estipuló que Jerusalén quedaría como una ciudad internacional administrada por las Naciones Unidas. Pero la Liga Árabe no aceptó esta decisión.
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urante los años 1881-82 se inició la inmigración sionista, o la inmigración judía, que venía en su mayoría de Europa del Este y de Yemen. A la primera ola moderna de aliá sionista generalizada se le llamó la "Primera Aliá" y duró hasta 1903, cuando papa Jandro tenía 14 años; pequeño testigo del comienzo del asentamiento judío en Israel. Sus padres, nuestros bisabuelos, vivieron ese momento de tensión cuando un "grupo de notables" de Jerusalén solicitó en 1891, al gobierno central otomano, el cese de la inmigración judía y la venta de tierras a los judíos, no obstante, entre 1904-1914 la "Segunda Aliá" le abrió las puertas a más de 40 mil judíos. Y fue durante este período que los abuelos abandonaron su tierra, su familia y todo lo que conocían hasta entonces. Se cree que papa Jandro llegó a El Salvador en 1905 y mama Mila en 1910. De ser así, él tenía apenas 16 años y ella, 14.
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a historia de conflictos y guerras que siguieron a los eventos antes descritos, de forma muy vaga, dejaron consecuencias devastadoras para la tierra de nuestros ancestros árabes. La emigración cristiana de palestinos, por ejemplo, tuvo grandes consecuencias en el área denominada Tierra Santa: se calcula que actualmente solo el 1.7% de la población
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Una de9las calles de la ciudad histórica de Belén en 2017 ©Bea Zamora C.
Map of Ottoman Palestine in 1851, from the The Illustrated Atlas, And Modern History Of The World Geographical, Political, Commercial & Statistical, Edited By Robert Montgomery Martin.
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cristiana palestina histórica permanece en Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza. En un artículo titulado "Cristianos palestinos en la historia moderna. Entre migración y desplazamiento" por Mitri Raheb (editor de Diyar, 2017), dice que entre los años de 1860 y 1914 se estimó que los cristianos constituían un 11% de la población en Palestina. Sin embargo, durante los últimos treinta años del Imperio otomano, la migración cristiana de dicha región fue "un componente importante de la migración regional más grande", ya que hasta un millón de árabes cristianos partieron hacia América del Norte y del Sur. Las posibles razones de dicho éxodo que el autor cita son las mismas que siguen motivando las migraciones hasta el día de hoy: la ambición financiera o el deseo de escapar de la pobreza y la precariedad que afectaban la zona en ese momento, pero además en aquél contexto se suma el servicio militar obligatorio que los jóvenes árabes cristianos desearon evitar.
cristianos palestinos finalmente perdieron no solo su derecho a regresar, sino también el derecho a visitar a sus familias en la región.
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sta información muy generalizada quizá nos ayude a comprender las posibles razones por las que los abuelos dejaron Palestina y el dolor con el que debieron vivir al verse despojados de su tierra ancestral, no solo por la invasión judía, sino también por razones de sobrevivencia, seguridad y superación personal.Pero este documento no solo busca comprender los hechos históricos que obligaron a los abuelos a migrar, sino como dijimos antes en la introducción, el objetivo aquí es algo más grande, más profundo, más transcendental.
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o sería interesante comparar algunos aspectos de nuestros papás? Me refiero a los hijos hombres que dejaron descendientes, que somos todos nosotros. Identificar sus motivaciones, sus pasiones, sus debilidades y sus fortalezas sería como abrir un tesoro con el objetivo de comprenderlos, de perdonarlos (si fuera el caso) y de conocernos a nosotros mismos un poco más. Porque al final, somos tanto de ellos como ellos de nosotros.
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urante los diez años anteriores a la Primera Guerra Mundial, Belén perdió la mitad de su población: de 12 mil habitantes que había, quedó apenas la mitad. Algunas fuentes aseguran que el 13% de la población cristiana de Palestina emigró entre 1907-1917.
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a epigenética,--el estudio de los mecanismos que regulan la expresión de los genes--, ha comprobado que es importante conocer el ambiente emocional en el que las abuelas gestaron a sus hijos, cómo vivieron sus emociones durante cada embarazo y cómo esto repercutió en los comportamientos y experiencias vitales de sus hijos. Porque aquí lo que es preciso evidenciar son las "coincidencias", como el hilo conductor generacional. Solo por mencionar algunas: seis de los hijos de los abuelos tuvieron cáncer: las dos mujeres murieron de eso, y cuatro hijos hombres lo sobrevivieron; los conflictos entre hermanos que parecen perpetuarse, entre otras más. Quizá uniendo algunas piezas, podamos tomar consciencia de que cada uno de nosotros es una parte viva de todas las mujeres y los hombres del clan que nos precedieron.•
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i la primera ola de migración fue por elección, la segunda ola fue coercitiva, dice el mismo artículo. Tras la catástrofe de 1948 (Nakba) y la destrucción de más de 420 aldeas, más de 700 mil palestinos fueron desalojados por la fuerza de sus hogares para luego convertirse en refugiados en áreas que aún pertenecían a Palestina. Hoy, el total de refugiados palestinos ha llegado a los 6 millones: el mayor número de refugiados en el mundo. Aún cuando los cristianos palestinos de la diáspora mantuvieron fuertes lazos con sus familias en Cisjordania, un estudio de la iglesia de la Natividad demuestra que después de la ocupación de 1967, los
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Amman, 2019 © Bea Zamora C. Título prestado del libro de Elizabeth Jelin.
1. Los trabajos de la memoria
Los padres de papa Jandro. Colaboración de Muriel Hasbun.
Hilweb Jacob Hasbun & Habib Sammour Hanania
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stos son nuestros bisabuelos: los padres de papa Jandro que nacieron y murieron en Belén. Se desconocen fechas de nacimiento y muerte, así como demás información. Lo que se sabe es que el bisabuelo Habib era comerciante y que el nombre de su padre era: Issa Sammour, y el de su madre: Hilane Hanania. Jodorowski dice que la memoria se esfuma más allá de los bisabuelos, porque al final tenemos 8, en la anterior generación nuestros antepasados son el doble, 16. Y si somos intrépidos y hacemos cuentas, en treinta generaciones nuestros ancestros suman 1.073.741.824! Es decir, el dominio de la familia propiamente dicha abarca la humanidad entera.Pero los estudios indican que nuestro Inconsciente familiar no llega tan atrás; su estructura abarca hasta cuatro generaciones. En otras palabras, antes de nuestros bisabuelos el árbol se sumerge en el inmenso oceáno de fantasmas anónimos.
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veces los nombres no hacen honor a la personalidad de quien los lleva. Una fuente muy confiable me contó que doña Hilweb fue una mujer "terrible". Asegura que la propia mama Mila se lo dijo, un día en el que mi informante le preguntó cómo había sido su suegra. Doña Hilweb viajó de Palestina a Santa Ana en varias ocasiones--lo sabemos por las fotografías donde aparece en algunas de las bodas de sus hijos-. Mama Mila le describió lo territorial que podía llegar a ser su suegra, lo dueña que se sentía de cualquier cocina a la que entraba y lo incapaz que consideraba a su nuera para confiarle la preparación de las comidas. Seguramente la bisabuela Hilweb jamás probó ningún platillo preparado por su nuera, nuestra abuela, porque nunca se hubiera atrevido a acusarla de inútil. Y es que hasta el día de hoy, más de cuarenta años despúes de aquellas escenas que no olvido de mama Mila en la cocina, no he vuelto a probar en ningún otro lugar unas hojas de parra, una sopa de orejas de gato o un mejor marmahón como los que ella hacía.
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ota: Hilweb o Hilue (que significa "dulce" en árabe) aparece en español como Julia o Graciela; y Habib (significa "mi querido" o "mi amado") se traduce a Gabriel. Imagen colab. Muriel Hasbun.•
Skandar Habib Sammour Hasbun Hay distintos documentos que difieren en días e incluso el año en el que nació, pero su certificado de nacimiento dice que el abuelo vino al mundo en la ciudad de Belén, el 15 de noviembre de 1889. Se cambió su nombre al llegar a El Salvador, donde murió de tuberculosis el 12 de diciembre de 1982.
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sta historia, nuestra historia, comienza con el abuelo y su viaje a América en 1905, cuando se subió a un barco con pasaporte turco (los otomanos gobernaban Palestina en ese entonces) en compañía de un pariente suyo, quizá un tío. ¿Era su intensión asentarse en un país diminuto llamado El Salvador o fue azar del destino? La pregunta que siempre me hago y que seguramente muchos deben hacerse es por qué Santa Ana, por qué Centro América.
inicialmente con el propósito de asentarse en el territorio salvadoreño. No obstante, así fue como en el siglo XIX comenzaron a llegar los primeros árabes-palestinos que venían sobre todo de Belén, Cisjordania. El historiador Olivier Prud’homme identificó que llegaron 91 árabes-palestinos a El Salvador entre 18921918, entre los cuales “más de dos tercios tenían entre 10 y 35 años de edad, la mayoría eran [sic] cristianos, tenían un bajo nivel educativo y no hablaban español”. Y entre estos 91 migrantes, iba el abuelo con 16 años, y la ncontré documentación que evidencia abuela (quien llegó al país cinco años después que el primer árabe en visitar El de papa Jandro, alrededor de 1910) con apenas Salvador fue Ilyas ibn Hanna al-Mawsili 14. en 1682, un cura de la iglesia Caldea Católica l abuelo fue el cuarto hijo de los siete de Siria. Su historia no deja de ser interesante, que criaron Hilweb y Habib Sammour sin embargo el dilema que nos incumbe es por (con doble "m" aparece escrito en qué un árabe iba a querer vivir en El Salvador. el certificado de su nacimiento). Los hijos escubrí en varios documentos fueron los siguientes y en este orden: Miriam, que la llegada de los árabes Constantino, Miguel, Skandar (el abuelo), comenzó realmente después de la Jamilleh, Salvador y Jacobo. Mi papá me Independencia de España en 1821, bajo la contó que sus abuelos incentivaron a papa influencia del pensamiento liberal, cuando se Jandro a migrar porque el Imperio otomano, buscó promover la inmigración en El Salvador, el que ocupaban el territorio palestino en especialmente de europeos y estadounidenses ese entonces, había decretado una ley de con miras a la inversión y transformación del servicio militar obligatorio, y que con el afán desarrollo. En ese momento se decretaron de evitar que mi abuelo fuera a la guerra lo leyes que favorecían la posesión de tierras motivaron a que abandonara el país. En el a todo aquel que decidiera asentarse en el mismo documento encontré que a partir de territorio, así como facilitar los pasajes al país, ese periodo, cuando ingresaron los primeros sin embargo, parece ser que los extranjeros árabes al país, el incremento migratorio entre que llegaron a partir de entonces no iban
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Papa Jandro en 1926 (archivo familiar).
Papa Jandro en La Salvadoreña, 1934 (archivo familiar).
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1911 a 1930 fue de 328 en total, hecho que el documento explica por tres factores: el declive económico del Imperio turco-otomano, el servicio militar obligatorio de 1908 y las difíciles condiciones que se vivieron durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Pero…lo más interesante es lo que sigue: “Aunque inicialmente, los inmigrantes árabes pretendían ir a los Estados Unidos, la primera parada de los barcos de Europa hacia América era El Caribe o en Centro América pero por diversos motivos ya no pudieron continuar el viaje”. Posiblemente esta fue la razón por la que el abuelo se quedó en El Salvador: la espera del siguiente barco que llegaría en algún momento pero que tardó demasiado como para esperarlo cruzado de brazos, lo obligó a comenzar a trabajar para subsistir. Además, la falta de comunicación a lugares remotos que tomaba días en llegar a caballo o mula, tampoco facilitaba saber cuándo llegaría el próximo barco al puerto, así que seguramente el abuelo decidió quedarse en aquel pueblo polvoriento, donde su primera impresión al llegar a Acajuta (me contó mi papá que papa Jandro se lo narraba impresionado) fue notar que los policías estaban descalzos.
blanca, electrodomésticos, ropa, juguetes, etc. “La Salvadoreña” llegó a San Salvador muchos años después, cuando la tía Toya, su hija mayor, se trasladó a la capital salvadoreña y ella se encargó de administrarlo.
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tro dato interesante es el drástico descenso de migrantes palestinos entre 1931 a 1943: treinta y tres. Se cree que se debió a la Ley de Migración de 1933 en la que se prohibía el ingreso de más árabes al país, así como al inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939. En ese año aparecen registrados “163 palestinos” nacidos en el país, los cuales “debido a las leyes de la época no se les otorgaba la nacionalidad salvadoreña, sino que conservaban la de sus progenitores”. El último hijo de mis abuelos fue mi padre, Jaime, quien nació el 8 de mayo de 1935, es decir que todos los hijos de mis abuelos no fueron salvadoreños nacionalizados, hasta años después. ¿Fue esta otra razón más por la que en Santa Ana o El Salvador en general se exacerbó el prejuicio y racismo contra los árabes a quienes llamaban "turcos" de forma peyorativa?
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ara 1933 se registraron un total de 1,051 palestinos en el territorio, 479 residían en San Salvador y 572 en el interior, principalmente en: Santa Tecla, Santa Ana, Sonsonate, Zacatecoluca y San Miguel. Muchos de ellos se asentaron en las regiones cafetaleras (Santa Ana, La Libertad, Ahuachapán, Usulután, La Paz y San Vicente) durante la primera mitad del siglo XX, cuando el café estaba en su apogeo. Actualmente se considera que hay alrededor de 90 mil descendientes palestinos en El Salvador.
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n El Salvador, “los árabes se dedicaron principalmente al comercio como buhoneros, usando el tren, la mula y la carreta para vender sus mercaderías de pueblo en pueblo”, señala el mismo documento. Mi papá recordaba que mi abuelo le contó que había comenzado vendiendo mercadería de pueblo en pueblo, durante las ferias. Viajaba en compañía de otros dos paisanos con quienes trasladaban mercadería a consignación que otros traían de Europa o Medio Oriente. Con el tiempo ahorró lo suficiente para poner su primer almacén en Santa Ana llamado “La Salvadoreña”, donde comenzó vendiendo telas que importaba desde Europa, como una necesidad que él identificó escaseaba en la sociedad santaneca: telas finas para confeccionar trajes de hombres a la medida. A través de los años fue creciendo e importando otros productos como línea
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l abuelo solía decir que era salvadoreño, no palestino. Quizá el peso de la discriminación fue tan fuerte que intentó evitar, en la medida de los posible, que su familia se sintiera excluída. Su deseo de pertenencia le hizo occidentalizar su nombre. Skandar es Alejandro en árabe y Habib, que era el nombre de su padre, se tradujo a Gabriel. Esto explica por qué todos los hermanos hombres del abuelo ll-
evaban Habib como segundo nombre. Así que probablemente cuando tramitó sus papeles de naturalización decidió inscribirse como Alejandro Gabriel Zamora Hasbun. Lo mismo hicieron sus hermanos cuando llegaron a El Salvador, sin embargo, sus hermanos Miguel y Salvador volvieron a cambiar su apellido a Samour cuando abandonaron Latinoamérica.
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Constantino (sentado) y papa Jandro en La Salvadoreña (1927, arch familiar).
apa Jandro vestía siempre de camisa manga larga blanca, pantalones de vestir y corbata. A veces, un sombrero de ala corta a pesar del calor de Santa Ana. Dicen que tenía un español impecable, -su escritura en castellano carece de errores gramaticales, la envidia de cualquier hispanohablante-; leía constantemente, tanto en español como en árabe. Su biblioteca era amplia, llena de libros de historia. Quizá por eso mi papá siempre se sintió identificado con la historia, era su forma de conectarse con el héroe de su vida. Y es que parece ser que no fue solo el héroe de sus hijos, sino de muchos de sus nietos. Se ganó el
amor, el respeto y la admiración de quienes lo conocieron. Probablemente lo refleja el hecho de que muchos de nosotros continuamos con el legado patriarcal de nombrar a nuestros hijos como él: 23 nietos, bisnietos y tataranietos llevan su nombre o variantes de su nombre: Alejandros, Alessandras, Alexias, Alexandras, Alessas... cuya raíz griega tiene relación con dos conceptos diferentes: "protección" o defensa y "hombre", por lo que al unirlos tendríamos: "El hombre que protege". Papa Jandro representó justamente eso: el protector de su familia, así como el de sus valores e ideales. Dicen que la gente de Santa Ana lo quería y lo respetaba mucho; era conocido por su ética impecable y trabajo constante, pero también por su servicio a la comunidad. La prima Juliana me envió una fotografía de un diploma del Hospital San Juan de Dios de Santa Ana, en el que reconocen a "Don Alejandro Zamora, Señora e hijos" como "Benefactor del Hospital" con fecha del 16 octubre de 1974.
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Papa Jandro con una de las rocolas que vendía en el almacén (1960, archivo familiar).
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a forma de ser del abuelo hacía honor a lo que su nombre representa. Junto a la abuela, construyeron lo mejor que pudieron, y entregaron a sus hijos y nietos el amor que juntos, e independiente del otro, fueron capaz de dar.
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ay múltiples versiones del viaje de papa Jandro a América. Mi papá acaba de contarme otra distinta a la que siempre me relató. Lo cierto es que el abuelo fue un migrante que llegó a una tierra desconocida y que desde allí reconstruyó su vida y su legado. Pero si de personajes literarios se tratara, papa Jandro me parece la versión palestina de don Quijote: un guerrero, un explorador, un idealista que supo concretar sus sueños. Un personaje de carne y hueso que en lugar de molinos fue capaz de ver gigantes.•
Fachada de La Salvadoreña (archivo familiar).
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The Last Gentleman
Papa Jandro c. 1935 (archivo fam).
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ace algún tiempo, alguien fuera de la familia me dijo que siempre recordaría a mi abuelo como "the last gentleman". Me pareció lo más hermoso que alguien puede decir de un hombre. Y así es como quiero recordarlo, como el último caballero que vivió en este mundo.
vivieron los abuelos durante muchos años. Fue cuando los hijos vendieron la propiedad y tuvieron que ir a vaciar la casa. Hubiera deseado estar allí porque estoy segura que muchas cosas valiosas -en el sentido informativo - documental- se dieron por basura.
n 2019 me enteré que el primo Neto tenía una agenda que había sido de papa Jandro. Cuando lo contacté, me contó que la había encontrado tirada entre la "basura" del apartamento de Santa Ana donde
uando Neto me mandó las imágenes escaneadas, mucho de lo que estaba anotado era árabe. Busqué durante meses en Guatemala alguien que me las tradujera sin éxito. Sin embargo, hay dos o tres
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páginas en español que me parecen describen el nivel de detalle y delicadeza del abuelo. En la página escaneada de abajo se puede leer tres "recetas" o instrucciones: una es para cocinar aves; la segunda es para recobrar el aroma de las frutas secas y la tercera para pegar etiquetas. He aquí la transcripción: "una cucharadita de vinagre añade al agua en que se cuecen las aves las pone muy tiernas, aunque sean viejas, y no afecta en nada al gusto". * "Todas las frutas secas deben ponerse en remojo en agua fresca, durante 24 horas antes de hervirlas, así recobran el aroma y se abrevia el tiempo de la cocción." * "Goma para pegar etiquetas -en un cuartillo de agua se hierven hasta en completa disolución, una onza de bórax finamente pulverizado, y dos onzas de goma laca, y se obtiene una goma muy útil".
Scan de las páginas del cuaderno de apuntes de papa Jandro con recetas varias (c. 1920, colab. Neto Zamora Ramos).
Emilia Babish Zarur de Zamora (archivo familiar)
El secreto de sus ojos
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urante los últimos ocho años intenté, cada vez que tenía la oportunidad, de averiguar el segundo apellido de mama Mila. Cuando visité Belén en 2017 contraté a un traductor para que me acompañara en la búsqueda de probables familiares de la abuela. Su pasado me persigue aún hoy, quizá porque nadie sabe nada de su historia en Belén, de la muerte de su madre, de su constante melancolía. Toda esta historia nace por mi abuela. Mi proyecto fotográfico "Alma", surge a partir de ella; representa ese vacío de información que parece ser demasiado profundo para olvidarse de él.
abrieron la cripta y bajaron con linternas. Pero lo que encontró fue aún más confuso. Había seis lápidas: la de papa Jandro, mama Mila, tía Julita, tía Toya, tío Abraham -murió a los 3 meses- y mi hermanito José Carlos. En la lápida de mama Mila, Jaime dice que divisó una letra, la cual me pareció la punta del iceberg: "Emilia B. V. de Zamora". Esa "V" carecía de sentido. Según mi papá, el segundo apellido de su madre era Saror, a qué venía una "V"? En Belén no había ningún apellido registrado como Saror. Eso sí pregunté, por todos lados: no existe. Pero Babish sí: conocí a varios personajes y ninguno sabía nada de Bishara Babish (el papá de Mila), y yo carecía de más información para buscar en los archivos de la Iglesia Cristiana Ortodoxa donde seguramente aún conservan documentos de la época. El sacerdote que me atendió me dijo que regresara al día siguiente, pero no lo hice.
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n el 2012 le pedí el favor a mi hermano Jaime para que fuera al cementerio general de Santa Ana con el fin de averiguar si en la lápida aparecía el apellido de soltera de la abuela. Así que en septiembre de ese año, se fue de excursión con su familia: 24
Colaboración de Julia Anna Zamora T.
Jamilleh Babish Zarur Destroza mi corazón de tal forma que quede espacio libre para el amor infinito. (Plegaria sufí)
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on todo el historial de depresión en la familia, intenté averiguar lo más posible sobre ella, la abuela. Aún recuerdo su nerviosismo, sus lágrimas, sus gritos cuando se enfadaba, su inestabilidad emocional. Desde hace algunos años me pregunto si la muerte de su madre pudo haber sido uno de los motivos por los que ella sufría tanto. De haber sido el caso, ¿qué secreto guardaría dentro? ¿Quién fue su madre, cómo era, cómo murió? ¿Qué tipo de relación tenía sus padres, y estos con ella? Esta falta de información me persigue como si fuera un lastre asignado por algún designio del árbol genealógico. 26
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i imaginación me lleva a visualizar su infancia, cuando quedó huérfana de madre. Seguramente debió madurar demasiado pronto, cuando tuvo que reemplazar a su mamá para hacer las tareas domésticas. Tengo la certeza de que en ese círculo familiar no se lloraba ni se hablaba de la muerte, menos la de la madre. Me la imagino a cargo de su casa, alimentando a su padre y a su hermano, lavando la ropa, haciéndola de la mujer de la casa a muy temprana edad. Y luego el exilio. Llegó a El Salvador con su padre y su hermano. Tío Víctor, a quien entrevisté en 2012, me contó que sus papás se conocieron por don Bishara quien hacía negocios con el abuelo; aquél reconoció que ese joven con planta de Lawrence de Arabia era buen partido para su hija, quien seguramente obedeció las órdenes del patriarca. Y así como se casaba la gran mayoría de mujeres palestinas (y no palestinas) antes y después de la abuela, Emilia entró al matrimonio con la única misión que están destinadas las mujeres en nuestro mundo patriarcal: parir y servir.
(Colaboración de Julia Anna Zamora T.)
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Mama Mila, doña Afife Neno y tía Toya (c. 1932, colab Muriel Hasbun)
ero de ella nadie sabe mucho más que lo que todos recordamos. Y la memoria es muchas veces engañosa, parcial y sesgada: su identidad se limita a la de madresposa, cuyo oficio era "domésticos". Sin embargo, la "V" me perseguía, y en el fondo estaba convencida de que nunca conocería el nombre ni el apellido de la bisabuela. Pero en diciembre de 2019, hubo un giro mágico. Mi hermano me contó que nuestra prima Juliana, andaba indagando sobre los abuelos. Cuando la contacté me dijo que tenía varios documentos que había encontrado en la caja fuerte de su papá, tío Chepe, cuando murió y que me los iría escaneando poco a poco. Lo primero que le pregunté fue si tenía algo que identificara a la madre de mama Mila. Me dijo que buscaría. Al día siguiente recibí su respuesta: era el certificado de mama Mila! Y allí estaba, después de 10 años de búsqueda, el nombre de la mujer que le dio vida a la abuela y al resto de la familia: Sofía Constantino Abu Zarur.
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ama Mila fue mucho más que la madre de casi una docena de niños y la esposa de Alejandro. Mucho más. Siempre me quedaré con la nostalgia de que ninguno de nosotros tuvo el privilegio de conocerla verdaderamente, y que los recuerdos que tenemos de ella se limitan a las de una persona fragmentada.•
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Mama Mila y Jaime Farid (circa 1943)
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Pudiera ser que así como los cisnes y los abanicos emigraron de la poesía, en tiempo venidero las madres-manos, madres-servidumbre, madres-utilidad, se transformen en madres-personas que inspiren a los poetas un canto más vital. (María Elena Walsh)
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El origen del árbol Y hemos sido aptos para la vida porque hemos tenido estos dos padres. (Bert Hellinger)
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ay algo que considero importante aclarar sobre el hecho de que la abuela no haya sido una madre muy afectiva, según cuentan. Es decir, mama Mila no encajaba en el prototipo “ideal” maternal, porque todo ideal es un invento cultural. Era distante y quizá fría, lo cual no significa que haya sido incapaz de sentir o demostrar amor; tenía sus propios códigos, eso es todo. Por ejemplo, su amor lo expresaba a través de la comida, en los platillos árabes que ella misma preparaba y que servía en grandes cantidades. Allí ella nos decía que nos quería cuando insistía en que nos sirviéramos más, en que nos termináramos el plato; nos decía que eramos importantes para ella cuando nos dejaba jugar con juguetes que tenía en el Almacén, aún cuando nos pedía que los devolviéramos antes de irnos; nos decía que pensaba en nosotros cuando nos mandaba a dejar fruta y verdura que acababa de comprar ella misma en el mercado, aunque estuvieran a punto de podrirse. Lo que ella hacía por agradarnos lo hacía por amor, a su manera, en la medida de sus posibilidades. Don Bishara se encargó de casar a sus hijos y se desentendió de ellos, para siempre. Dicen que uno no puede dar lo que no tiene, así que la abuela no fue la excepción. No era que careciera de afecto, solo que su forma de darlo fue diferente.
abía sin duda un enorme contraste de caracteres entre ellos. La impulsividad, el nerviosismo, la ansiedad y la impaciencia de la abuela contrastaban con la suavidad, la ternura, la amabilidad y la amplia cultura del abuelo. No es de extrañar que la mayoría de personas se pregunte por qué el abuelo nunca perdió la paciencia cuando la abuela explotaba. Mis papás recuerdan al menos una vez cuando papa Jandro llegó al límite durante una gran discusión con mama Mila. Él empacó sus cosas en una maletita y la dejó. Dicen que la abuela le lloraba para que regresara, hasta que lo convenció. Ignoro si entre ellos llegarían a algún pacto para que reinara en mayor o menor medida la paz, pero lo que es cierto es que permanecieron juntos hasta que la muerte los separó.
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l matrimonio de los abuelos no fue por amor -siento desilucionar a alguno-, sino porque don Bishara así lo decidió. Así era la tradición y así continuó siendo hasta al menos la década de 1970. Ese es el relato de una palestina que vivía en Belén y que a los 15 años debió casarse con un salvadoreño descendiente de palestinos que le doblaba la edad a finales de 1970: “Los papás decidían por uno -dice ahora la mujer-. Me casé según las costumbres árabes y me vine casada a El Salvador. Yo no quería dejar Belén ni Palestina, pero el destino me trajo. Lloré mucho.” (en el artículo: “Los turcos y el olor de la berenjena”, El Faro en línea).
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i pudiera hacerle una pregunta a la abuela sería: “Si usted hubiera podido elegir su destino, ¿cuál hubiera sido?”. Imagino que su respuesta podría ser que nunca se imaginó otro destino más que el de casarse, tener hijos y cumplir con su rol de madresposa. Un destino incuestionable para todas las mujeres de su tiempo y cultura. O quizá sí... sí tuvo sus propios sueños y anhelos, pero eso es algo que nunca podremos saber. •
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abemos que Emilia y Alejandro llegaron a quererse, a acostumbrarse y a adaptarse al otro; a acompañarse en las buenas y en las malas, a respetarse. Su amor creció con el tiempo y las experiencias compartidas. Permanecieron unidos porque su misión fue clara y determinada: criar juntos una familia. 30
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Emilia y Alejandro el día de su boda (1915, archivo familiar)
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La foto original de Linda Carol Zamora Trout
Los Zamora Babich El orden es restablecido cuando todos los miembros del sistema se consideran como iguales y del mismo valor. Entonces la paz se instaura. La democracia como respeto del otro que tiene el mismo valor que yo. (Bert Hellinger)
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sta imagen es la única que existe donde aparecen reunidos la mayoría de los personajes más importantes de nuestra historia familiar-. El reconocimiento de estas personas nos llevó varias horas y fue un trabajo entre tres: mi papá, Muriel Hasbun (ver pág. 75) y yo, una tarde de noviembre de 2019. Imprimí varias fotografías familiares y se las llevé a mi papá con el fin de ir asociando caras entre todas las fotografías que habíamos recopilado Muriel y yo. Así fuimos identificando quién era quién. Mi papá logró recordar algunas caras, algunos nombres, y con la información de Muriel logramos ir componiendo este enorme rompecabezas. Esta fotografía es bellísima: es la boda de los abuelos, y aquí están los cuatro hermanos hombres del abuelo, su madre y su hermana mayor; y por el otro, el padre y el hermano de la abuela. Si no hubiera sido por esta imagen, nunca hubiéramos podido identificar los personajes de otra fotografía entre los archivos (aparece más adelante, en la sección Babish Zaror). A continuación, los nombres de la imagen de la izquierda: 1. Abajo, primera fila de izquierda a derecha: los tres hijos mayores de Constantino Zamora Hasbun: Jorge de 6 años; Elena de casi 8 años, y José Emilio (Nico) Zamora Botto de casi 4 años.
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2. Segunda fila, de pie, de izquierda a derecha: hermano de la novia (nombre desconocido). Sentados: el padre de la novia: Bishara Issa El Babish; la novia, Emilia Babish Zarur de 19 años; el novio, Alejandro Gabriel Zamora Hasbun de 26 años; la madre del novio, Hilweb Jacob Hasbun de Samour con un bebé en brazos, posiblemente su nieto Habib Zamora Botto, hijo de Constantino, nacido un mes antes de la boda. 3. Tercera fila, de izquierda a derecha: Constantino Zamora Hasbun de 30 años, y su esposa Afife (Ernestina) Botto de Zamora de 25; Irene Kawas de Samour con 16 años, esposa de Miguel Samour Hasbun con 27 años; y la hermana mayor de los Zamora Hasbun: Miriam Samour de Nostas con 31 años, aproximadamente, y su bebé en brazos, quizá Salomón. 4. Cuarta y última fila, de pie, de izquierda a derecha: Jacobo Habib Zamora Hasbun, Salvador Habib Samour Hasbun y el marido de Miriam, Youssuf Nostas.
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l pie de la foto se lee: "Santa Ana, Julio 1915", lo cual habría que verificar. Hay fuentes que afirman que los abuelos se casaron en San Salvador, no en Santa Ana. En cuanto a la fecha, tío Víctor recordaba que se habían casado el 15 de junio de 1915, otro dato a corroborar. •
Chile, la tierra prometida
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uchos sabemos que uno de los planes de los abuelos fue vivir en Chile, país que visitaron un par de veces (allá nació tío Víctor). Mi papá me contó que al llegar a la ciudad suramericana decididos en quedarse, su papá se enfermó y estuvo grave varios meses, por lo que la plata que habían llevado para comenzar su nueva vida la usaron para pagar las cuentas del hospital. Como dije anteriormente, en noviembre de 2019 me enteré que el primo Neto tenía una agenda-diario de papa Jandro con fechas entre 1919-1921 (hace 100 años exactamente), las cuales me envió escaneadas, 16 en total, algunas escritas en español, pero la mayoría, en árabe. Luego supe que la prima Soraya le había dado a una parienta árabe las primeras cuatro páginas para traducirlas. Transcribo dicha traducción que tan amablemente me envió Soraya. Advierto que tiene varios errores, ignoro si es debido a una posible falta de legibilidad en el documento original o por errores de papa Jandro: Página Núm 1
“Viajamos de Santa Ana el martes en la mañana del 21 de octubre de 1919. Llegamos a Acajutla el mismo día en la tarde y estuvimos esperando el barco ‘City of XX’ hasta que llegó el domingo 26 de octubre a las 6 de la mañana. Subimos al barco a las 10 am y llegamos a Panamá el viernes a las 10 de la mañana después de un viaje de seis días. El barco nos llevó a una ciudad llamada Caribeña [no está claro el nombre] donde estuvimos una noche y salimos el sábado 1 de noviembre hacia Panamá, aunque la Caribeña está en la entrada de Balboa. Vino un delegado de parte del Gobernador y nos llevó para depositar 200 teras como garantía, mientras salíamos de allí
porque era prohibida la entrada a los árabes. Estuvimos solo 7 días y luego nos desplazamos a Colón en tren para tomar el barco. Era un día salado. Llegamos a Colón a las 6 de la tarde. El día domingo 9 de noviembre a las 10am partió el barco, con la bendición de Dios, hacia Chile, pasando por el canal de Panamá que nos llevó 6 horas 20 minutos cruzarlo. Cuando terminó de cruzarlo eran las 4:45 de la tarde y de allí salimos hacia Chile. Llegamos a Valparaíso el día 25 de noviembre y de allí salimos a la capital”.
Comentario: Les tomó 35 días llegar a Chile. En el trayecto tuvieron que pagar una multa por ser árabes. En ningún lugar de Internet encontré un lugar llamado "la Caribeña" o la palabra "tera" como moneda. Asumo que es error de traducción. Página Núm 2
“Llegamos a Valparaíso el 25 de noviembre de 1919. Nuestro viaje de El Salvador a Chile fue el 26 de octubre de 1919. Costa viajó a El Salvador desde Valparaíso (Chile) un sábado en la tarde el 14 de agosto de 1920. “Rafael nació un jueves en la mañana el 3 de enero de 1924 en San Salvador. Víctor nació en Chile un domingo a las 6:30 de la mañana el 7 de agosto de 1922. “El 27 de abril del año 1919 a las 12:45 de media noche hubo un terremoto que destruyó la ciudad de San Salvador. Estábamos dormidos porque era el bautizo de [nombre incomprensible] Zarruch. “El 20 de agosto del año 1921 recibimos los $700 dollars de Abu Zarur y sus hermanos en la capital por medio del telégrafo de El Salvador para viajar desde Chile a El Salvador.
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“Joseph nació el 22 de febrero en la tarde de 1925 en Santa Ana (El Salvador).”
a las 5 am en Santa Ana. Falleció el 26 de abril a las 9am en la capital, San Salvador, en la casa de Issa Zamora.”
Comentario: Hay un error de fechas entre esta entrada y la anterior. Rafael fue hijo de Constantino, hermano de papa Jandro. Víctor fue hijo de papa Jandro, nacido en Chile. En 1921 papa Jandro recibió dinero de unos parientes de mama Mila para pagar los pasajes de regreso a El Salvador. Esto quiere decir que los abuelos vivieron en Chile entre noviembre de 1919 a agosto de 1921. Nos enteramos más adelante de la razón por la que se quedaron sin dinero. No hay información sobre quién era el niño que nació en 1925, Joseph.
Comentario: Chucri fue el nombre original de tío Neto, el segundo de los hijos de papa Jandro, quien más tarde se cambió el nombre a Ernesto. Quizá los errores de la traducción no permiten la coherencia entre fechas porque tío Neto nació el 1 sept, 1919, no el 31 enero, 1921. Fuad (Federico) fue otro hijo de los abuelos que murió de septicemia al año de edad (hay un documento de enterramiento que lo certifica, el cual me envió Juliana). Página Núm. 4
Página Núm. 3
“En 1921...Chile. “4 de abril me enfermé de Tifus. El 7 de abril entré al hospital. El 10 de abril me hicieron una cirugía que duró una hora y media, un
Una de las cuatro primeras páginas del diario de papa Jandro (scan colaboración Neto Zamora R)
“Abrí la tienda el 1 de enero de 1920. Chucri nació el 31 de enero de 1921. Fuad nació el 19 de marzo de 1928, un día lunes
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Papa Jandro después del tifus (Chile, 1921, archivo familiar).
día domingo. El día 12 y 14 de abril me hicieron exámenes de sangre y estuve muy mal. Había perdido la esperanza. El 14 de junio me levanté de la cama por primera vez con temperatura de 37.5 C. El 19 de junio fue el primer día que pasé sin temperatura. El 4 de julio salí del hospital, gracias a Dios. Pagué al hospital 888 reales (moneda de Chile), al cirujano le pagué 500 reales, al otro médico, 900 reales. “Se fue [incomprensible] a El Salvador desde Santiago por medio del señor Jaar pidiendo $600 dollars el 9 de julio de 1921. El nacimiento de Skandar fue el 14 de noviembre de 1889”.
a quedar de "carne de cañón” de un ejército ajeno. Se embarcaban aunque debían llevar el pasaporte turco, que los ofendía. “Viajaron a América como parte de un movimiento migratorio mundial. Muchos creían en ‘un nuevo mundo’ de oportunidades. Siguieron la ruta a Europa y varios por mar a Buenos Aires. Pero en vez de quedarse en la capital argentina, más rica y europeizada, los palestinos prefirieron cruzar los Andes y seguir hacia Chile. “Acá se los recibió mejor, tenían más espacio, mejores posibilidades”, dice Jaime Abedrapo, nieto de un inmigrante palestino llegado en los treinta, y vicepresidente de la Federación Palestina. ntre 1885 y 1940, los árabes sumaban entre 8.000 y 10.000 personas en Chile, según el libro “El mundo árabe y América Latina”, la mitad de ellos palestinos. Al igual que otros países, como en el caso de El Salvador, Chile necesitaba inmmigrantes para consolidar su economía, y aunque la élite chilena apostó por los europeos -a quienes se les ofrecía tierras y derechos, igual que en El Salvador-, los árabes y palestinos apostaron por Chile. Y así comenzaron los árabes que llegaron a principios de siglo: el comercio y los textiles eran los suyo. El artículo agrega que “los que venían traían un mayor nivel socio cultural, eran más cosmopolitas porque Jerusalén estaba más cerca del centro del mundo que Chile”. Los árabes seguían su tradición, sabían “regatear”, pero también llenaban un vacío comercial: llegaban con artículos de paquetería al campo o a las ciudades chilenas donde había pocos artículos de consumo. Y así como el abuelo que recorría los pueblos de El Salvador, con su mercadería al por mayor subida en mulas de carga, así comenzaron muchos árabes en Chile.
(Queda pendiente la traducción del resto de páginas). Comentario: Papa Jandro estuvo enfermo durante tres meses, los que permaneció en el hospital. Una fuente en línea documenta que la moneda de Chile fue el peso desde 1817 que reemplazó al real colonial (España), pero otra afirma que el peso cobró legalidad en el país desde 1925, lo cual tiene más sentido. Skandar se refiere a sí mismo. espués de toda esta información en relación al deseo de los abuelos en asentarse en Chile, se me despertó la curiosidad: ¿Qué había en Chile que los atraía tanto? Intuía que había algo más que una ciudad cosmopolita, al menos mucho más avanzada que Santa Ana, pero de nuevo, ¿por qué Chile? Entre la avalancha de información sobre la diáspora palestina de inicios del siglo XX que encontré en Internet, hay un artículo de la BBC titulado “Por qué Chile es el país con más palestinos fuera del mundo árabe e Israel”.
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a Fundación Knorad Adenauer -una institución internacional con origen alemán-, estima que no existe otro lugar fuera del mundo árabe donde vivan tantos descendientes palestinos como en Chile. La explicación es la siguiente (cito): "Los inmigrantes de Palestina, Siria y el Líbano empezaron a llegar a Chile durante la dominación del Imperio otomano. En las fronteras del territorio, las familias palestinas preferían que los jóvenes partieran a la aventura,
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ero también hubo algunos “paisanos” que comenzaron fabricando algodón o sedas, como los Hirmas, los Said, los Yarur y los Sumar que luego se convirtieron en sinónimo de una poderosa industria textil. Y aunque los chilenos los recibieron bien, los árabes sabían que tenían que ganarse un espacio y un
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demás, también construyeron en Chile una “especie de exilio religioso”. Debido a que existía una gran concentración de cristianos ortodoxos, en 1917 los palestinos levantaron la iglesia cristiana ortodoxa de San Jorge en el barrio de la Recoleta. Y al mismo tiempo, comienzan a establecerse otras instituciones como una prensa palestina con varios periódicos en árabe, un club social y en 1920, un club deportivo que en la actualidad juega con los colores palestinos en la primera división´ del fútbol chileno.
nombre en la comunidad chilena. Sin embargo, cuando comenzaron a enriquecerse debido a los textiles, la élite chilena les hizo saber que no eran queridos. “Ese rechazo”, se lee en el artículo, “reforzó la convicción de que tenían que ganarse el respeto”. os que se asentaron en Chile sin duda encontraron lo más parecido a lo que conocían como su hogar, aunque fuera a 13 mil kilómetros de distancia. De haberlo logrado los abuelos, nuestra historia hubiese sido distinta. Sin embargo, el destino tenía otros planes para todos nosotros. os textiles de origen palestino marcaron una época económica política y social en Chile hasta fines de la década de los setenta. Después de la rotunda apertura de la economía de las décadas de 1980 y 1990, y ante la inmensa competencia china, la mayoría de las fortunas palestinas se expandieron a muchos otros negocios financieros, inmobiliarios, agrícolas, viñateros, alimentarios y medios de comunicación.
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l artículo también aclara otro factor: la tierra, la flora y la fauna: “Es sencillo. En esto de lanzarse al mundo en una corriente migratoria provocada por el trauma, las familias se instalan en lugares que se parecen al territorio de origen. Es curioso, pero la zona central de Chile es muy parecida a las ciudades que dejaban. El damasco, la sandía, el cordero, cosas que son tan nuestras, también son muy palestinas. Los inmigrantes se lo comentaron a los que se quedaban, y se los trajeron contándoles: vengan a esta tierra, que se parece a la nuestra”.•
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Extrema derecha a izq.: Tía Toya y tío Neto. Otros sin identificar.
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De izq a derecha: Tío Chepe, mama Mila, tío Jorge, tía Julia, tío Jaime, papa Jandro y Jacobo (c. 1938, arch familiar).
Solo quiero morir en mi tierra, que me entierren en ella, Fundirme y desvanecerme en su fertilidad para resucitar siendo hierba en mi tierra, resucitar siendo flor que deshoje un niño crecido en mi país. Solo quiero estar en el seno de mi patria siendo tierra hierba o flor. (Fragmento del poema “Solo quiero morir en mi tierra” de la poetisa palestina Fadwa Tuqan).
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Wadi Rum, 2019 ©Bea Zamora C.
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2. LA CONSTELACIÓN FAMILIAR
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Collage de Bea Zamora C.
Los órdenes del amor Todos con los que nos encontramos, todo lo que pasó, forman el tejido que es nuestra vida. (Peter Bourquin)
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n la década de 1970, una psicoanalista francesa llamada Haydée Faimberg descubrió la vinculación que había entre los conflictos inconscientes de sus pacientes con los de las generaciones anteriores. Se le denominó "telescopaje" a esas ocasiones donde parecieran existir actitudes o deseos que quedan incrustados o encarnados dentro de otros, en una relación de continuidad. La imagen podría compararse a las muñecas rusas o "matrioskas" en la que cada una tiene dentro de sí a otra igual pero de menor tamaño, y así sucesivamente.
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l efecto de telescopaje se asocia a la herencia transgeneracional cuando los secretos, silencios o los no dichos se encarnan o incrustan en la descendencia. Por ejemplo, cuando nos "identificamos" con el abuelo o un tío sin saber muy bien por qué, cuya razón solo podría salir a la luz a través de un trabajo terapéutico donde se exponen algunos de esos mensajes que guardamos en el inconsciente. Se dice que en todo relato familiar hay lugares vedados, escondites secretos que no permiten avanzar. En cada biografía hay espacios vacíos que luchan por ver la luz, pero a la vez riñen por mantenerse ocultos. Se intuye que algo sucedió, pero es algo inexplicable o se adopta la consigna de siempre: "de eso mejor no se habla".
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mediados de la década de 1990, Bert Hellinger, un psicoterapeuta alemán y ex sacerdote, desarrolló un método en el que comenzó a tratar y a estudiar familias enteras. Durante más de 50 años observó que muchos de los seres
humanos utilizamos inconscientemente patrones familiares destructivos que nos conducen a la ansiedad, la depresión, la ira, la culpa, el alcoholismo o las adicciones, e incluso a la enfermedad, como una forma inconsciente de "pertenencia" a nuestras familias. Su teoría se basa en que, un niño unido por el amor profundo (apego) que anhela obtener por sus padres, sacrificará sus propios intereses (autenticidad) en un vano intento de aliviar el sufrimiento de un padre u otro miembro de la familia. El caso de un hijo que anhela ser artista pero que sabe que no es una opción válida en su familia, elige una carrera tradicional; o el caso de una tragedia de la cual nunca se habló, y en la que falleció el más pequeño de la familia, uno de los hijos adopta el rol de sustituto para compensar el vacío de sus padres. El inconsciente familiar busca el equilibrio y la compensación.
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l Dr. Gabor Mate, un médico especializado en adicciones y los efectos del estrés crónico durante la gestación y la infancia, explica el fenómeno anterior a través de la "teoría del apego" versus la autenticidad. Un niño siempre luchará por hacer cualquier cosa para sentirse amado por sus padres. La necesidad de amor a la madre o al padre es la prioridad para sobrevivir de cualquier ser humano durante los primeros años. El problema no es si un niño de dos años está enojado con su madre porque ella no le permite comer dulces antes de la cena, el problema es cómo ella reacciona ante estas emociones normales y naturales de un niño a esa edad y el mensaje entre líneas que este recibe. Por ejemplo, con pegarle o castigarlo, el pequeño
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Izq a der, de pie: Chepe, Víctor, Neto; sentadas: Toya, Julita y mama Mila (archivo familiar).
De izq. a der.: Julia, Chepe, Víctor, Neto y Toya (archivo familiar).
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Papa Jandro y Jaime Ferid (circa 1938, archivo familiar)
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entenderá que “los niños buenos no se enojan”. Y ese mensaje será tan poderoso que el niño intentará suprimir sus emociones, su autenticidad inherente, para evitar sentirse rechazado por la figura más importante de su vida. Este hecho no es una elección, es un asunto de sobrevivencia. Y si esto sucede semana tras semana, año tras año, este niño habrá aprendido a reprimirse con el fin de sentirse amado o aceptado por otros. Es por ello que el apego es más importante que la autenticidad para un adulto que no aprendió la asertividad durante su infancia, ni a conectar con su cuerpo y sus emociones. El hecho de que la cultura en general asegure que los hombres son fríos viene de dicha experiencia basada en el sistema patriarcal en el que crecemos.
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ste médico, autor de varios libros bestsellers en el mundo, apunta que todas las enfermedades inmunológicas, crónicas o degenerativas tienen en común un factor: nos hemos negado a ser auténticos. El Dr. Mate cita ejemplos de pacientes diagnosticados con cáncer, depresiones, ansiedad crónica, esclerosis, artritis, colitis, fibromalgia, etc., que se negaron el derecho a expresar su ser auténtico a través de la represión en algún momento de su vida. Así, la rigidez para cumplir con la responsabilidad que creemos tener; la idea de que es obligatorio cumplir con algún deber que consideramos inapelable; la percepción de que tenemos que demostrar siempre valentía, bondad, entrega incondicional, entre otros, nos llevará sin duda a que nuestro cuerpo sea el que diga "ya basta".
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n bebé que se desarrolla dentro del vientre de una madre con estrés crónico, ansiedad, depresión o con una serie de problemas emocionales que agobian su estado mental y psíquico, afectará su desarrollo cognitivo desde antes de nacer. Sabiendo esto habría que cuestionarse qué tipo de mensajes recibimos desde el vientre de nuestra madre y luego durante nuestra infancia que nos programó a repetir patrones de conducta conscientes e inconscientes de nuestros padres, abuelos y bisabuelos, que han hecho que reprimamos nuestra autenticidad para transformarnos 46
en lo que estamos destinados a ser: únicos e irrepetibles.
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iertos límites a los que nos someten los adultos cuando somos niños --sobre todo aquellos que atentan con nuestro yo esencial- corresponden al limitado nivel de consciencia del clan, dice Jodorowski en su libro "Metagenealogía". Los mensajes que recibimos vienen de una moral caduca, patriotería, fanatismos ideológicos o religiosos, prejuicios racistas
y sexuales, y en absolutos que clasifican a la humanidad dividida en buenos o malos. Las supersticiones religiosas que vienen cargadas de amenazas y castigos eternos en las llamas del Infierno (que es con lo que yo crecí), nos conducen a vivir nuestra vida desde esos límites infantiles con consecuencias devastadoras como por ej.: poca valía personal, vivir insatisfechos y sin libertad, sentir angustia a envejecer o a ganar/perder peso, miedo a caer en la pobreza, vivir aparentando lo que no se es, consumiendo cosas inútiles, envenenando
el planeta, emitiendo juicios y críticas a otros que consideramos inferiores, usando drogas u otras substancias para olvidarnos de que todo es pasajero, que la vida es cambio permanente y que la muerte es inevitable.
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ara reconocernos como adultos, dice el mismo autor, es preciso "desidentificarse del intelecto, dejar de condenar a otros, cambiar de sistema de creencias, aceptar que nada es personal, que antes que individuo se es humanidad. Este deseo en continuar siendo
Fotografía intervenida ©Bea Zamora C. Izq a der: Mama Mila, tía Toya, tío Neto y papa Jandro (archivo familiar).
lleva al autodescubrimiento y a la Consciencia. Como todas las familias, la nuestra también se guía por determinados órdenes naturales o "órdenes del amor". Cuando estos se rompen surgen situaciones conflictivas que repercuten en las generaciones que nos preceden. Este orden familiar está dirigido por una consciencia común, la cual hace que nadie sea excluído. Sus tres principios son: 1.Derecho de pertenencia; 2.Prioridad a las jerarquías (de nacimien to, de unión, etc.); y 3.Equilibrio entre el dar y recibir. (La relación entre padres e hijos es una “excepción” porque los hijos nunca podrán devolver a sus padres el regalo de la vida. Lo único que pueden hacer, es tomar su vida y hacer algo bueno con ella.) . n la literatura transgeneracional hay un término que se denomina "la consciencia sistémica" o consciencia familiar. Así como Carl Jung, a principios de siglo, llamó
niño para no asumir la responsabilidad y la conciencia cósmica de adulto, provoca en el enfermo la resistencia a sanar".
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as constelaciones familiares, la psicogenealogía y la biodescodificación revelan mucho de todo lo anterior. No obstante, entender sus mecanismos resulta difícil si no se han experimentado. Estamos programados para aceptar lo que nos rodea desde nuestras limitaciones mentales, olvidándonos de que hay un mundo energético e intuitivo tan importante como el otro. Simplemente nos cerramos hacia las infinitas posibilidades. Sin embargo, cuando sabemos que hay algo en nosotros que no está bien, que a pesar de todo lo que hemos intentado no terminamos por liberamos de su peso, algunos empezamos a tomar consciencia de que es hora de tocar otras puertas, otras dimensiones. El camino de sanación o transformación para muchos de nosotros nunca termina, es un proceso evolutivo de toda la vida; sin embargo es un trayecto que nos conduce a la luz, porque nos
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Del proyecto "Alma", 2015 ©Bea Zamora C.
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Del proyecto "El espacio ignoto", 2020 ©Bea Zamora C.
"consciencia colectiva" a las creencias compartidas que funcionan como la fuerza unificadora en una sociedad, esta consciencia sistémica se refiere a la fuerza unificadora a través de valores y códigos de conducta en una familia. Se trata de un concepto que también permite comprender las repeticiones generacionales en una familia, léase destinos, enfermedades, exilios, muertes, etc. Por ejemplo, la idea de que la vida es una lucha, que el dinero requiere de mucho sacrificio, entre otras consignas, vienen de las experiencias de los abuelos y de las grandes dificultades que vivieron no solo en América para adaptarse a la cultura y discriminación, sino también en la Palestina de principios de siglo, cuando la escacez y la precariedad reinaban. Además vivieron las consencuencias de otro sin fin de colapsos históricos en el mundo como la Primera y Segunda Guerras Mundiales, la Gran Depresión de 1929, la Guerra Civil Rusa, la Guerra de Vietnam, las bombas atómicas en Japón, y entre desastres naturales, descubrimientos y avances científicos, vivieron además la Guerra interna de El Salvador la cual dividió a su propia familia repitiendo el exilio.
de las historias en un árbol generacional: a) por mucho esfuerzo que se haga nunca podremos conocer "toda la verdad" porque muchos detalles y rastros materiales objetivos han sido borrados por el tiempo, además que verdades hay muchas; b) los pocos testigos vivos no pueden o no quieren relatar cosas que saben, ya sea por vergüenza, pudor, agotamiento, pérdida de memoria o simplemente porque no desean colaborar. Y hay otros, cuya narración es subjetiva y sesgada, lo que nos aleja del objetivo real; y c) es nuestra propia resistencia a decir la verdad, a traer al tema elementos que pueden herir las susceptibilidades de algunos. Al final lo más importante quizá no sea saber toda la verdad, sino aprender de nuestro árbol genealógico. Por otro lado, un aspecto sanador de las constelaciones familiares es que no se emiten juicios hacia ningún miembro de la familia. El trabajo del terapeuta es crear un campo donde se lleve a cabo la autosanación. Y en ese camino se intentan sacar a la luz aspectos, enfermedades, traumas o secretos que al hacerlas conscientes comenzamos el proceso de sanación a través de la aceptación y el agradecimiento, o el reconocimiento a los ancestros. •
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uando un miembro de la familia se excluye o se olvida de alguna manera, "volverá a aparecer de algún modo en forma de identificaciones o implicancias con otros miembros del grupo", dice un artículo sobre constelaciones familiares. Por ejemplo, la ansiedad, la violencia, las depresiones que padeció mama Mila siguen entre nosotros y toman formas distintas, padecimientos o enfermedades que están lejos de encontrar una solución en la medicina tradicional. No obstante lo anterior, es preciso aceptar tres tipos de dificultades que se afrontan en la búsqueda 49
De izq. a derecha: Chepe, papa Jandro, de pie Víctor. Atrás: sin identificar.
A la izquierda atrás: Victoria. Primer plano: Víctor, Chepe y Ernesto.
Izquierda a derecha: Victoria, Jorge, Víctor y Ernesto.
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stas imágenes de los abuelos y sus hijos al aire libre nos narran su vida familiar durante los fines de semana o las vacaciones: al aire libre, en el campo, la playa, algún río o en el Lago de Coatepeque donde tenían una casa y donde transcurrió gran parte de la vida de nuestros padres y algunos de nosotros sus nietos, durante nuestra infancia, cuando nos veíamos los domingos en la casa del Lago. Recuerdo a papa Jandro cuando intentaba enseñarnos palabras en árabe y nos repetía los números del 1 al 10: wahid, athnan, thalatha, arba...Nos enseñaba palabras como mar, viento, flor y lluvia. Mama Mila se sentaba entre las nueras y los hijos; casi siempre en silencio, distraída en sus propios pensamientos. Hablaba poco, siempre con un fuerte acento árabe. Recuerdo cómo se llamaban entre ellos, mis abuelos: “Habibi” (mi amor).
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ío Víctor me dijo que no recordaba haber visto a sus papás discutir o pelear y que, según su memoria, habían tenido una buena relación. La única razón por la que los vio discutir varias veces fue siempre la misma: A pesar de que la abuela iba al Almacén todos los días a trabajar, al lado de su marido, ella no tenía acceso a un solo centavo, más que el que estaba destinado a la compra de alimentos. Así que cuando le escribían las hijas de su hermano, quienes vivían en París, y le pedían que les enviara dinero, papa Jandro se negaba. Esto, recordaba tío Víctor, era la única razón por la que sus papás discutían.
De izq. a der.: Jaime, Jorge, Julia, José (Chepe), Víctor, Ernesto (Neto) y Toya (c. 1939, archivo familiar).
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De pie: Habib Zamora Neno y Jorge Zamora Babich. Izq a der.: Jacobo, Margó Zamora Neno, Afife Neno de Zamora, mama Mila y papa Jandro, Victoria y Youssef Nostas Samour. Al frente, de izq a der.: Nagib Zamora Neno, Jaime y Julia Zamora Babich (c. 1940, archivo familiar).
Almas en femenino Las fuerzas del lenguaje son las damas solitarias, desoladas, que cantan a través de mi voz que escucho a lo lejos. Y lejos, en la negra arena, yace una niña densa de música ancestral... (Alejandra Pizarnik)
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sta imagen me parece que dice mucho sobre ellas, su relación entre sí y el modo de ser de cada una. La rigidez en el cuerpo de la abuela pareciera ser una forma expresiva de resistencia absoluta; rigidez que se expresaba incluso en la forma en que parece crió a sus propios hijos. La tensión se expresa en sus gestos faciales, ese intento a sonrisa, como un esbozo, un trazo. Hay rigor en la postura de sus brazos y piernas, en su pecho erguido, como infranqueable. Tía Toya en cambio muestra una suavidad que enternece; su rostro de medio lado, su mirada tranquila y su sonrisa, un puente; con su brazo izquierdo abraza a su madre. Y atrás, entre la abuela y la primogénita, está la pequeña Julia, como sumida entre dos volcanes que la sostienen con su fuerza. ¿No es curioso que ninguna de las dos hijas de los abuelos pudo ser madre?
S
on las almas en femenino de nuestra familia. Las mujeres que nos antecedieron, cuya fortaleza fue vital en los cimientos del clan. Ellas y las de antes, las mujeres que las precedieron, son las voces de la música ancestral de nuestro inconsciente familiar.
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a Epigenética Conductual asegura que el ambiente en el que se desarrolló el embarazo de la abuela deja su huella en nuestra madre o padre. Hay ejemplos que demuestran que dicha huella transciende sobre todo en los hijos de las hijas mujeres. Es por eso que resulta importante conocer qué tipo de embarazo vivió la abuela, si el embarazo era deseado, si se sentía protegida por su marido, si formó una familia con el hombre que amaba, qué situaciones vivió con estrés, etc., información que ignoramos en su mayoría, pero que seguro podemos imaginar.
A
ún cuando mama Mila no sea nuestra abuela materna, el hecho de ser la madre de nuestros papás nos indica cómo fueron criados, en qué contexto emocional o psicológico vino al mundo cada uno (el lugar de nacimiento y la energía que la abuela tuvo para el primero, y que fue cambiando y desgastándose en cada embarazo y con cada crianza) y los retos que debió afrontar cada uno para encontrar su propio camino. Solo de esta manera podríamos ver ese pasado a través de una mirada amorosa, compasiva, hacia ella y sus hijos e hijas. Y desde allí, desde la observación consciente e inocente, desde el amor y la ausencia de juicios, podremos darles un lugar en nuestro corazón.* 54
Tía Toya, Mama Mila y Julia (atrás centro) circa 1943.
María Victoria No sé qué instrumentos rechinan y tocan en mi interior, cuerdas y arpas, timbales y tambores.
Victoria (Toya) a los 14 años (1932).
(Fernando Pessoa en el Libro del desasoiego).
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a primogénita Zamora Babich debió haber representado un acto fallido para los abuelos que esperaban a un varón. Desconozco la razón por la que los abuelos eligieron su nombre, pero me parece lógico pensar que las expectativas de su primer bebé eran las de un niño, y que le llamarían Víctor, expectativa que se cumplió poco años después. En vista de que resultó siendo mujer, lo más fácil fue cambiarlo al femenino seguido de María, que se asocia a la pureza y la virginidad. Nacida en Sonsonate, el 1 de mayo de 1917, tía Toya nunca se casó ni tuvo hijos. Me gustaría creer que fue su decisión, pero me temo que no fue una elección enteramente suya. Mi papá me contó que tuvo dos o tres pretendientes, pero que sus hermanos Neto y Víctor eran demasiado celosos. Así fue pasando el tiempo y tía Toya se quedó como la compañera inseparable de su padre, el abuelo. El árbol genealógico estableció aquí la ley de compensación entre los nombres repetidos: tío Víctor tuvo cinco hijos varones, mientras su contraparte, Victoria, ninguno.
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urante su adultez, la tía Toya vivió en San Salvador, en un apartamento en la Colonia Escalón. Se encargó de administrar el Almacén del abuelo en la capital, otra función que demuestra su dependencia paterna y el deseo inconsciente de no decepcionar a un padre que anheló un niño en su lugar. Dicen que todos los sábados en la mañana viajaba a Santa Ana, recogía a sus papás y se iban a la casa del Lago a pasar el fin de semana juntos. De esta manera es fácil intuir que en su vida también hubo muchos silencios. El tiempo hizo que su soledad se fuera haciendo más honda, más obvia y profunda. Hay personas que dicen que la recuerdan como alguien infeliz, con cierta amargura. Pero quizá, si solo imaginamos por un momento que sus silencios guardaban anhelos que nunca pudo materializar y amores que supo ocultar, podríamos reconocer que más allá de lo aparente, había una mujer sensible, necesitada de mucho afecto y aceptación.
Izq a der: Víctor, Victoria, papa Jandro y Jacobo en Texas (c. 1947, archivo familiar).
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lgunas fotos de tía Toya evidencian su alegría por la vida, su fascinación por la moda, su afinidad con distintas amistades y la inmensa cercanía con el único amor que conoció en la vida: su papá. Todos sabemos que la relación que mantuvo con el abuelo fue tan simbiótica que sin su aprobación, se sentía perdida. Dicen que ella le daba cuentas de todo: las personas que vería y hasta la hora en la que regresaría, aún cuando ya era una adulta.
a última imagen que tengo de ella en mimemoria es en silla de ruedas, entrando a la casa de tío Jorge en Guatemala. Murió de un tumor cerebral a los 79 años, en su apartamento en San Salvador. En la biodescodificación, un tumor de este tipo siempre se refiere a que quien lo padece siente necesitar un apoyo para encontrar una solución intelectual satisfactoria a algún problema o situación. No está lejos de la realidad si reconocemos el apego que tenía con papa Jandro y que al perderlo, sintió perder la estructura que la sostuvo toda su vida. De acuerdo con la Dra. Louis Hay, todos los cánceres están asociados a una herida profunda ocasionada por un rencor reprimido durante mucho tiempo, un secreto o aflicción que carcome. La aflicción de haber perdido a su padre consumió a esta hermosa mujer que no pudo encontrar la forma de ser auténticamente libre, sin sentir que traicionaría los principios del clan.•
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iajó bastante con papa Jandro y siempre vestía impecable, a la última moda. Cuando el abuelo murió, gran parte de ella también murió. Durante los 14 años que lo sobrevivió padeció de una depresión tan profunda que la internaron varias veces en un sanatorio en México donde le practicaron tratamientos de electroshock, algo que se usó a principios del siglo XX cuando creían que este método ayudaba a recuperar la "normalidad" a los pacientes diagnosticados de esquizofrenia. Un método tan arcaico como inhumano.
Imagen izquierda: Tío Neto, tío Víctor y tía Toya. Imagen derecha: Tía Toya con unos 14 años. Imagen página opuesta: Toya con unos 16 años con una amiga (archivo familiar).
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Victoria a los 16 ó 17 años (1934, archivo familiar).
Llorar por amor es la excusa. Por lo que se humedecen las paredes es por el miedo a uno mismo porque durante algún tiempo se retornará al inicio y se volverá a estar solo solo como centro del mundo como conciencia unitaria como dolor individual. (Regina José Galindo)
What I want back is what I was Before the bed, before the knife Before the brooch-pin and the salve Fixed me in this parenthesis; Horses fluent in the wind, A place, a time gone out of mind. (Fragmento del poema "The Eye Mote" de Sylvia Plath)
Tía Toya y papa Jandro. Imagen superior: c. 1978; imagen inferior: c. 1942 (ella unos 25 años, el abuelo 53). Imagen página opuesta: Tía Toya con una amiga, c. 1939 (archivo familiar).
De izq a der.: Toya (18), Julita (5), Chepe (6), Jorge (3), Neto (16), Salvador y papa Jandro (1935, archivo familiar).
Los tres J's en un abrazo amoroso aunque distante: Julita, Jorge y Jaime (c. 1943, archivo familiar).
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J u l i a Half of what I say is meaningless But I say it just to reach you, Julia Julia, Julia, ocean child, calls me So I sing a song of love, Julia... -Julia (The Beatles)
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Julita le diagnosticaron leucemia en etapa avanzada. Hay muchos tipos de leucemia, algunas son más frecuentes en niños y otras, en adultos. Este cáncer se devora los tejidos que forman la sangre en el organismo y llegan hasta la médula ósea y el sistema linfático. Lo que significa que los glóbulos blancos que produce la médula ósea no cumplen su función por lo que se sufre de múltiples infecciones.
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o puedo imaginar el dolor de mis abuelos cuando perdieron a Julia. Dice mi papá que nunca se le olvida la noche en que murió: el 20 de diciembre de 1944 a las tres de la mañana porque lo despertaron los gritos de la abuela. Desgarrados de dolor, Emilia y Alejandro vieron morir a su hija sin poder hacer nada por ella. Tenía 14 años, la edad en la que mama Mila llegó a América; y el mismo tiempo que tía Toya ulita debió haber padecido muchas fiebres, sobrevivió la muerte del abuelo.• debilidad y fatiga, pérdida de peso, sangrados nasales y dolor de huesos. Ignoro qué decían los médicos de Santa Ana o de San Salvador, pero cuando tío Víctor la llevó a la Mayo Clinic en Manchester, Estados Unidos, ya era demasiado tarde.
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Julia con once meses (1940)
n la medicina holística, la leucemia está asociada a la desvaloración. Debido a que se trata una enfermedad de la sangre (lazos de sangre, familia, antepasados) la psicogenealogía sugiere un análisis del árbol genealógico. ¿Qué otros tipos de cáncer ha habido en nuestra familia? ¿De qué otras formas se ha repetido una y otra vez esta enfermedad? ¿Quiénes la han padecido? ¿Qué relación tiene ese tipo de cáncer con sus heridas emocionales? Me parece interesante cómo nuestras enfermedades nos dicen lo que no queremos o podemos expresar de otra manera. Nuestro cuerpo habla y lo hace con pequeñas señales al inicio, luego con enfermedades, padecimientos y dolores físicos crónicos.
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Jorge y Julia, 1934 (archivo familiar).
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Lo que ocurrió en el pasado sin ser pensado ni elaborado por aquellos que lo vivieron, aparecerá necesariamente como síntoma en futuras generaciones. (J. Puget)
Saqqara, 2019 ©Bea Zamora C.
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3 . L A H U E L L A FA M I L I A R
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El orden en que aparecen los hermanos en esta imagen sigue la jerarquía según el orden de nacimiento de cada uno, que era muy importante en la época: Costa, el mayor, sentado al centro; a su derecha: Miguel; a su izquierda: papa Jandro; atrás los dos hermanos menores, Jacobo y Salvador (archivo familiar).
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Los hermanos Sammour Hasbun
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a sinergia es la energía que surge cuando dos o más factores actúan concertadamente, aún cuando uno desconozca la existencia del otro. De alguna manera, la acción que ejercen estos factores --independiente del tiempo y del espacio-- funcionan como magnetos que se atraen. Y eso es justo lo que sucedió con esta imagen de la izquierda.
en los Estados Unidos, país donde reside actualmente. Encontré además su sitio web cuyos proyectos se basan en el exilio y la memoria familiar. Así que ante esta información que solo incrementó mis dudas, decidí escribirle. Temía que nunca me contestara, que mi mensaje nunca le llegara. A los ocho días recibí su respuesta: Muriel resultó ser la bisneta del hermano del n día de mayo de 2017 yo veía los abuelo: el segundo de los siete, Constantino. proyectos ganadores de fotografía Ambas estábamos impactadas; habíamos de un premio estadounidense conectado concertadamente, por la ley de muy prestigioso. Entre ellos había un la sinergia, nieta y bisnieta buscábamos lo vídeo titulado "Barquitos de papel", cuya mismo: respuestas a nuestro árbol familiar. artista se llama Muriel Hasbun. Nunca os meses más tarde nos había escuchado de ella ni de su trabajo, conocimos en Guatemala, y a pero mi instinto me impulsó a ponerle partir de entonces trabajamos "play". En cuestión de segundos apareció en conjunto durante más o menos dos la imagen de la izquierda que yo tenía en mis archivos desde hacía algunos años. El años para ir desmarañando estos vacíos vídeo se enfocaba en el lado derecho de de información que consideramos la imagen, justo en la silueta del abuelo. importantes para nuestra genealogía. Fue En estado de shock, vi que las imágenes un trabajo colaborativo: iban y venían pasaban pero la cámara volvía a esta archivos, noticias, hallazgos en Internet, fotografía, dos, tres veces...no podía creer documentos que aparecieron en una caja lo que estaba sucediendo. Sí era el abuelo, o que los tenía algún pariente. Fotografías, negativos, fotos de fotos. Poco a poco era él, era esta fotografía que yo tenía. descubrimos el inmenso tesoro, pero n estado de estupefacción me también la gran trampa de nuestro legado preguntaba cómo era posible, por ancestral, porque entre las zonas oscuras qué aparecía esta imagen familiar también hay posibilidades de realización, en el proyecto de esta fotógrafa, ¿quién era valores morales como espirituales, ella y qué tenía que ver con mi abuelo? No la valentía, el coraje y el sentido de recuerdo cuántas veces repetí el vídeo, pero responsabilidad. Como dice Alejandro en cuestión de un par de horas Internet Jodorowsky: "Todo el mundo debería me dio algunas respuestas: la fotógrafa, conocer su árbol genalógico. La familia es Muriel Hasbun, nacida en El Salvador, nuestro cofre del tesoro o nuestra trampa hija de un árabe y una judía, estudió arte mortal".•
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Imagen superior, izquierda a derecha al frente: Miguel Samour, sin identificar y papa Jandro. Atrás: mama Mila y quizá la esposa de Miguel, Irene Kawas (archivo familiar). Imagen inferior: Papa Jandro, mama Mila, Afife de Zamora y Jacobo Zamora (colab. Muriel Hasbun).
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En esta página, papa Jandro y su hermano Jacobo.
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De izquierda a derecha: Alejandro, Costa (Constantino), Salvador y sin identificar (año 1925, archivo familiar).
En busca del tiempo perdido La calle de los turcos era otra vez la de antes, la de los tiempos en que los árabes de pantuflas y argollas en las orejas que recorrían el mundo cambiando guacamayas por chucherías hallaron en Macondo un buen recodo para descansar de su milenaria condición de gente trashumante. (Gabriel García Márquez en Cien años de soledad)
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instein tenía razón: somos luz, energía pura. Muriel y yo nos conectamos a través de la misma energía que impulsa la intención de encontrar respuestas. Dicen que el que busca, encuentra. Hablar de casualidades me parece una idea ilusa, porque en el campo de la energía universal no hay casualidades. En aquel momento, cuando descubrí el vídeo de Muriel, yo estaba trabajando en un proyecto fotográfico llamado "Alma", en el cual indago la historia de migración de los abuelos -que se repitió en mi propia familia--, pero sobre todo en la historia misteriosa de mama Mila desde las bases de la psicogenealogía. Y el trabajo artístico de Muriel se entreteje sobre las mismas bases.
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oco a poco fuimos armando, conectando, descubriendo. Sabíamos que su bisabuelo y mi abuelo se habían distanciado, y que habían muerto sin resolver su conflicto, pero no sabíamos por qué. Lo que sí sabíamos era que casi cien años después, la sincronicidad había hecho posible que ella y yo sanáramos esa historia familiar de resentimiento y separación dos generaciones atrás. Habíamos coincidido en el tiempo y en el espacio para reparar los lazos de dos hermanos que se quisieron profundamente, pero cuyos egos fueron más fuertes que el perdón y el amor de hermanos. Una fuente, cuyo nombre no recuerdo, asegura que eran las esposas las que se tomaron dicho pleito de forma más personal; lo que agravó sin duda el problema.
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uestra duda se aclaró cuando mi papá nos explicó cuál había sido el pleito entre Constantino y Alejandro: Estos dos habían invertido en una fábrica de jabones, shampús, desodorantes, etc., la que comenzó a tener bastante éxito. Pero, contrataron como administrador a un tipo que resultó siendo un jugador, quien apostó la plata del negocio en una de sus juergas. Nunca se pusieron de acuerdo quién de los dos hermanos había sido el responsable de dicho desastre, así que decidieron no volverse a hablar nunca más. Los almacenes de Costa, de Jacobo y del abuelo estaban en la misma calle (que va hacia el mercado central de Santa Ana). Para llegar o irse de "La Salvadoreña", mi papá y sus hermanos tenían que pasar frente al de Costa, y como "así nos enseñaron" (dice mi papá) tenían prohibido saludar a su tío y a sus primos. Y así fue que el resentimiento entre hermanos se sembró en el inconsciente familiar.
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l tiempo que perdieron en rumiarse culpas, nosotros elegimos usarlo para crear y construir porque sabemos que lo que dejaron de hacer nuestros ancestros podemos sanarlo todos nosotros hoy. Cito de nuevo a Jodorowsky: "Tener un árbol genealógico y no estudiarlo es como tener un mapa del tesoro y no ir por él". Este mapa del tesoro es el que nos conduce a aprender del pasado para evitar repetirlo. Despertar, hacernos conscientes, tomar responsabilidad sobre nuestro destino son los conceptos clave. A continuación, y a modo de esbozo, alguna de la información recolectada sobre los hermanos de papa Jandro.•
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Jacobo, Alejandro y Salvador Samour Hasbun (archivo familiar).
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Miriam Samour de Nostas
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ue la primogénita de los bisabuelos Habib y Hilweb. Nació en Belén en el año 1884 aproximadamente, y se casó con Anastas Nostas. Hay información que precisa ser corroborada: Unas fuentes afirman que tuvieron dos hijos varones: Salomon y Youssuf Nostas Samour, mientras que la Sra. Nureet de Hasfura, quien supuestamente es bisnieta de Anastas Nostas, asegura que “Miriam tuvo tres mujeres y un varón”. La prima Soraya conversó con ella en enero de 2019, y afirmó en el vídeo que me envió que: “Miriam, esposa de mi bisabuelo, tuvo tres mujeres y un varón. Este fue el más joven, Yousuuf, más joven que mi papá y sus hijos más jovenes que yo...” areciera que habla de “la esposa” de su bisabuelo como si Miriam no fuera su bisabuela. Además, si la hermana de papa Jandro solo tuvo un hijo varón, el abuelo de doña Nureet no pudo ser hijo de Miriam porque ella misma asegura que Youssuf era más joven que su padre, y sus hijos más jóvenes que ella. Otro enigma. Lo que parece seguro es que Miriam y su familia permanecieron en Palestina, y que por las fotografías sabemos que iban de visita a El Salvador. En la foto de boda de los abuelos, la imagen de esta mujer indica que es Miriam con Salomón en brazos, y que el barbudo que está atrás suyo es Anastas Nostas, su marido.•
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Papa Jandro con su sobrino Youssef Nostas Samour, hijo de su hermana Miriam.
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Constantino Zamora Segundo hijo de Habib y Hilwe, Costa nació en Belén el 5 de noviembre de 1855 y murió en Santa Ana, el 30 abril de 1968.
De izq a der.: Jorge, Costa, Elena (de pie), Juan (al centro), Afife Botto de Zamora, José Emilio (de pie) y Gabriel (colab Muriel Hasbun).
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osta, como le decían de cariño en la familia, se casó con Afife Botto en Palestina donde nacieron sus hijos Elena, Jorge, Lydia -quien murió el mismo año en que nació-, y José Emlio (Nico). En El Salvador, doña Afife dio a luz cinco más: Habib (Gabriel), Juan, Gadallah (Lito), Ricardo, Elías y Rafael.
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enemos datos de que Constantino y su familia llegaron a Santa Ana alrededor de 1911. Igual que mi abuelo, Costa fue un hombre muy culto: tenía una gran biblioteca con libros que leía tanto en español
como en árabe, escuchaba música clásica y le encantaba el arte. Era un hombre muy devoto a la fe ortodoxa griega, al igual que sus padres y hermanos; pero Costa tenía un altar en su propia casa y cada vez que algún sacerdote ortodoxo llegaba a El Salvador, se oficiaban misas y comidas en familia. Murió a los 83.
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a historia de la Iglesia ortodoxa griega inicia en tiempo de Jesús y los doce apóstoles "a través de una sucesión apostólica nunca interrumpida. Es la segunda iglesia más numerosa del mundo después de la Iglesia católica: cuenta con
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Papa Jandro, sacerdote ortodoxo griego y Costa en el altar de este último (archivo familiar).
aproximadamente 225 a 300 millones de considera como inmaculado su nacimiento; fieles en todo el mundo", señala Wikipedia. y durante el bautismo introducen al niño al agua, no lo bautizan por infusión como en ero no siempre estuvo separada de la la Iglesia romana. Entre otras diferencias, la Iglesia católica romana. Durante los comunión es con pan y vino (los fieles reciben primeros 1000 años fueron una sola, ya del sacerdote un trocito de pan y vino mezlado que tienen muchas características en común: en una cucharada que se reparte desde el son "católicas" (es decir "universales") y cáliz eucarístico); los niños pueden tomar "apostólicas" (tienen "sucesión apostólica, o la comunión desde su bautismo, no necesitan sea, son herederas de las comunidaes cristianas la Primera Comunión; antes de ingresar al fundadas por los mismos apóstoles), sin diaconado (y por ende en el sacerdocio) la embargo existen algunas diferencias que han Iglesia ortodoxa acepta hombres solteros ido acentuándose con el tiempo: y casados, sin embargo, después de haber l concepto de Purgatorio no existe: adquirido el estatus de diácono o el de creen que las almas después de la muerte sacerdote no puede contraer matrimonio esperan el Juicio Final, en un lugar que durante su ministerio, entre otras. no es el Paraíso ni el Infierno; tampoco existe os abuelos asistían a misas de la el "pecado original" sino el "pecado ancestral"; Iglesia ortodoxa cada vez que tenían creen en la Virgen María, no obstante enseña oportunidad, en especial cuando que Jesucristo fue concebido de manera viajaban a México, Estados Unidos, Chile o natural como cualquier ser humano, y Palestina.•
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Arriba de izq. a der.: Jacobo, Alejandro, cura ortodoxo griego y Costa en la casa del Lago (colab Muriel Hasbún). Abajo izq.: Almacén Constantino Zamora e hijos. Abajo der.: Elena, la hija mayor de Costa y Afife Neno, y su hija mayor Lydia (colaboración ambas de Muriel Hasbún). Página contraria: El señor de lentes es Costa en la boda de su hijo Gabriel Zamora Botto (arriba de bigote) y Edith Hasbun Zablah. La niña abajo de la novia, lado derecho de Costa es Mayra Zamora de Samour, nieta de Constantino e hija de Jorge Zamora y Adela Sandoval (imagen colaboración de Mayra Zamora de Samour).
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Miguel Habib Samour
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iguel fue el tercer hijo de los bisabuelos. Nació en Belén el 1 de enero de 1888 y murió en Texas el 16 de octubre de 1983. Se casó con Irene Kawas en la ciudad de Belén y procrearon cinco hijos: Nehle, Carlos Miguel, Ramón y Linda.
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o sabemos mucho de Miguel a excepción de lo que Muriel encontró en un artículo publicado por The Boston Globe escrito por Gloria Negri el 7 de octubre de 2004 titulado: "Dr. Carlos Samour, 84, innovative chemist" (Dr. Carlos Samour, 84, químico innovador). El artículo es un homenaje a la memoria del Dr. Carlos Samour,
segundo hijo de Miguel, quien forjó una carrera prolífica en el campo de las ciencias. El artículo relata sus aportes, sus métodos, inventos, así como negocios relacionados con la química, premios y reconocimientos. El Dr. Carlos, diagnosticado de leucemia, murió de neumonía a los 84 años. El artículo afirma que Carlos nació en El Salvador, pero a los 8 regresó junto a su familia a Palestina. En el camino vivieron en Paris un año donde Carlos aprendió el francés. Luego vivió en Palestina hasta los 18 y se fue a EEUU en 1947 para obtener la maestría y el doctorado en Química. Se casó con Pierrette "Mimi" Mettetal con quien tuvo tres hijos.
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l Dr. Carlos Miguel Samour Kawas vivió en Massachusetts, donde nacieron sus hijos: Michelle (Acton), Charles (Haverhill) y David (Lexington) Samour Mettetal. Sobre el resto de los hijos de Miguel, el hermano de papa Jandro, solo sabemos que su tercer hijo, Ramón, vivió en Texas y Linda de Saca, su hija menor, en California. No se sabe nada de su primogénito, Nehle. En la fotografía: Miguel e Irene Kawas (archivo familiar) con el traje tradicional de Belén. Según documentos encontrados en Internet, Miguel se dedicó a la exportación y murió en Texas, probablemente al lado de sus hijos y nietos. El traje de Irene lleva el bordado tradicional conocido por los hebreos desde el año 3mil a de C. Según los investigadores del bordado este tipo de patrones en los tejidos fue la decoración principal de la ropa de las mujeres rurales palestinas. Era un signo de identidad milenario en el que se mostraba las habilidades personales de cada mujer, así como su posición social, el estado civil e incluso su localidad. •
Jamilleh con su traje tradicional Palestino en la boda de su hermano Jacobo en El Salvador. A su lado, su hijo Elías (foto fragmentada del original).
Jamilleh Samour de Bendek (la dolorosa)
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desde hacía muchos años. Cuando vi la fotografía de la boda de Jacobo me enteré que había tenido un hijo, Elías, quien murió siendo un niño. Así que a Jamilleh le tocó cuidar de sus padres hasta que fallecieron. Muriel dice que su tía le contó que le decían “la dolorosa” por haber perdido tan joven a los seres que más amaba. lgunos recuerdan que era una viejita amorosa, de voz suave y pausada, como mi abuelo. Se querían tanto que egún lo que me han narrado, Jamilleh se cuenta mi papá que cuando papa Jandro muhabía quedado sola cuando sus padres rió en San Salvador, Jamilleh que estaba en murieron en Belén, y sus hermanos la su casa en Santa Ana lo supo de inmediato. trajeron a Santa Ana. Llegó ya mayor, viuda Aseguró que su hermano llegó a despedirse de ella, minutos después de haber fallecido.•
amilleh, la quinta hija de los bisabuelos Sammour, nació alrededor de 1900 y tuvo una historia trágica. Al principio de mi búsqueda no sabía nada de ella ni de Miriam. Creí que papa Jandro solo había tenido hermanos hombres; de ese modo es que vamos olvidando a algunos miembros, omitiéndolos por uno u otro motivo. Pero Jamilleh existió, así como Miriam, lo que pasó fue que las dos vivieron en Palestina.
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Papa Jandro y su hermana Jamilleh en la celebración del aniversario de matrimonio de los abuelos que se celebró en Santa Ana (archivo familiar).
Salvador Habib Samour
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alvador Habib nació en Belén en 1902 y fue el sexto hijo de los bisabuelos Sammour. Se sabe que se casó dos veces. La primera con una libanesa que murió al poco tiempo de haber contraído nupcias; y la segunda, con Ana Samour de Santa Tecla, con quien vivió hasta que la muerte los separó. Se sabe que se fueron a Brooklyn, Nueva York, donde murió Salvador a los 84 años, el 11 de diciembre de 1987. Dicen que Ana no pudo tener hijos, así que vivieron sin descendientes. Ana murió en la misma ciudad en diciembre de 2014,
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n Internet, encontró Muriel el acta de matrimonio de Salvador y Ana, cuya fecha indica el 31 de octubre de 1944 la cual difiere en dos días de la dedicatoria de la fotografía de la izquierda. En el mismo documento aparecen los nombres de los bisabuelos, pero en su traducción al español: Gabriel Zamora y Graciela Zamora, que es otra variante para Hilwe o Hilue. En Internet también encontró la naturalización norteamericana de ambos, en la que Salvador vuelve a modificar su apellido Zamora a Samour, seguramente por motivos prácticos de lenguaje.•
Salvador y tía Toya en NYC. (archivo familiar)
La fotografía de la izquierda: Boda de Salvador y Ana Samour de Samour. La parte posterior de esa imagen tiene una dedicatoria escrita a mano: “Para mi querida sobrina Elena de Hasbun como un recuerdo y por todo el cariño de Salvador y Any. San Miguel, octubre 29 de 1944”. Él tenía 44 y ella 26 (imagen colab. Muriel Hasbun).
Papa Jandro y Salvador en NYC (archivo familiar).
Jacobo Gabriel Zamora El hermano menor fue el más cercano al abuelo. Nació en Belén el 1 de julio aprox. 1903 y murió en Santa Ana en 1972.
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i papá recuerda perfectamente a su tío Jacobo. Dice que su papá lo adoraba. Seguro que fue mutuo porque Jacobo siguió los pasos de su hermano Alejandro y llegó a El Salvador unos años después, pero tuvo que regresar a Palestina debido a la Ley de Migración de El Salvador de 1933, la cual prohibía la residencia a los migrantes árabes. Mientras estuvo en Palestina, se casó con Afife Neno con quien tuvo tres hijos: Margarita (Margó), Habib y Negib.
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acobo regresó solo a Santa Ana cuando la Ley cambió y pudo sacar su residencia salvadoreña, y luego su naturalización. Afife, su esposa, llegó a El Salvador posteriormente, con sus tres hijos.
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l igual que sus hermanos, Jacobo también se dedicó al comercio. Tenía su almacén frente al de mi abuelo y vivía cerca de la Guardia de Honor. Padecía de cardiomegalia, corazón dilatado (o como vulgarmente se le conocía "corazón de vaca" porque el corazón tiene un tamaño más grande de lo normal), ocasionada por una enfermedad que tuvo cuando niño, lo que finalmente le provocó la muerte en 1972, alrededor de los 70 años. Pero además de comerciante, Jacobo fue fotógrafo, una afición que cultivó toda la vida.
Familia de Jacobo (colab Muriel Hasbún).
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Jacobo y Afife de novios (colab Muriel Hasbún).
ntes de morir, doña Afife, le entregó a Muriel una caja con los negativos de Jacobo. Dice Muriel que además iba toda su colección de postales, que en esa época eran fotografías que intercambiaba con personas de todo el mundo.
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oña Afife enterró a sus tres hijos y a su marido: su hija Margó murió ahogada a los 42 años; su hijo Habib murió mientras dormía, al lado de su esposa (tendría unos 40 años); y su hijo menor Negib -que parece tenía autismo-, se envenenó a los 43 años (tomaba cuanto medicamento veía). Habib y su esposa, Alicia Miguel, tuvieron cuatro hijos: Nelson Jacobo (Kiko) y Miriam Lissette y dos más que murieron a los pocos meses de nacer: Juan Carlos y Ana Cecilia. •
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Hoja de contacto de Muriel: Doña Afife con la fotografía de su boda (colab. Muriel Hasbun).
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Boda Afife y Jacobo Primera fila de izq a der.: Nasri Neno, Elías Neno (padre de Afife Neno), Alejandro y Sebas Neno, Hanna Hayash de Neno (madre de Afife Neno), Hilve Hasbun de Samour, Habib Samour, Elías Bendek Samour (hijo de Jamilleh), Jamilleh Samour viuda de Bendek. Segunda fila de pie, izq a der.: José Nostas, Salomón Neno, Afife Neno (la novia), Jacobo Zamora (el novio), Miriam Samour de Nostas y Jamille Nostas de Basil (hna de José Nostas). (Colab. Muriel Hasbun). 98
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Familia del hermano de mama Mila. Izquierda de pie: hermano (nombre desconocido), su esposa, sus cuatro hijos y probablemente sus suegros (archivo familiar).
Familia Babich Zaror
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or tío Víctor supe el nombre del padre de mama Mila, el bisabuelo: Bichara Babich. Me contó que llegó viudo a El Salvador, acompañado de sus dos hijos: Emilia que tenía unos 14 años y su hijo menor, quien deseaba ser cura de la Iglesia ortodoxa griega, pero como en El Salvador no existía dicha religión el joven ingresó a un colegio de salecianos en Santa Tecla. Ante su frustración, se vio forzado a cambiar de aspiración. Se casó, tuvo cuatro hijos e hizo lo que todos los palestinos hacían: dedicarse al comercio. La foto de la izquierda es a la que me referí en el capítulo de "Emilia & Alejandro". El personaje de la izquierda, de pie, con el bigotito cortadito es el hermano de mama Mila, el mismo muchacho que aparece en la foto de boda de los abuelos -solo que ahora más madurito-. Así que esta foto que me martirizó por tanto tiempo -porque no había nadie que reconociera quién era esta gente-, por fin tuvo un final feliz: es la familia del hermano de Emilia. Y esa niña sentada con las piernas cruzadas fue una de las que vivió en París cuando se hizo mayor -solo Dios sabe por qué se fue hasta Francia- y quien solía escribirle cartas en francés a mama Mila para pedirle que le enviara dinero
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o que se ignora es qué fue de la vida de don Bishara. No sé si tío Víctor me lo dijo o me lo inventé, pero se cree que después de casar a sus hijos, se desentendió de ellos y se fue a México donde tenía otra familia. No hay más fotografías de él, y mi papá no tiene ningún recuerdo de su abuelo, así que lo más probable es que don Bishara no volvió a ver a sus hijos nunca más.•
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i papá recuerda al hermano de su mamá, lo que se le escapa es el nombre, así que no lo tenemos, todavía. Lo recuerda porque asegura que llegaba al Almacén de vez en cuando a visitar a su hermana y cuñado desde Chilamatal (Ciudad de Arce), un pueblo cerca de Santa Ana, donde vivía y tenía un almacén. Otro dato que tenemos es que uno de sus hijos, cuando creció, se fue a vivir a Nueva York donde puso un negocio de taxis que fue un éxito, lo que le permitió vivir muy bien. Ignoro fechas y nombres de los Babish, pero cuando llegó a mis manos el certificado de nacimiento de mama Mila supe el verdadero nombre de su papá: Bishara Issa El Babish. 101
Saqqara, 2019 ©Bea Zamora C.
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4. LOS TRABAJOS DE REPARACIÓN
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Sanar el árbol Hermosa mujer, perfecta alma del cosmos divino, tus ojos cansados de tanto que han visto, tu cuerpo se ha roto con cada niño parido. Hermosa mujer de velos al viento. Hermosa mujer que lloras en silencio. Gracias por tu vida, por nuestra vida. Gracias por tu existencia, por tu legado, por tu amor de abuela.
Mama Mila con sus nietos de izquierda a derecha: Alex y Walter, Jorge, dos niños sin identificar. Al frente: Neto y Roxana. Soraya en los brazos de mama Mila, Lindi y Walter en casa del Lago de Coatepeque (circa 1964, archivo familiar).
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uenta mi papá que cuando murió papa Jandro todos sus hermanos estaban presentes. En el momento en el que dejó de respirar, mama Mila, de 85 años, descompuesta por la pérdida de su marido, sacó un fajo de billetes de su cartera y se los extendió para que enterraran a su papá. Mama Mila se había desconectado con la realidad; su dolor pedía consuelo, compañía y cuidado. Pero nadie lo entendió así.
espués del entierro, a la abuela la fueron a dejar a su apartamento en Santa Ana. Lo más probable es que había alguna empleada en ese momento, sin embargo, dice mi papá que varios meses después él fue a verla y la encontró completamente sola. El estado en el que estaba, recuerda, fue desolador. Así que los hermanos decidieron ir a dejarla donde tía Toya, quien para entonces padecía de depresión severa tras la muerte de su papá. En sentido biológico, la depresión es "un sentimiento último de desesperanza. Es la manifestación pasiva de la agresividad no expresada hacia uno mismo. Representa un conflicto de identidad: de territorio, desvalorización o culpabilidad" dice un artículo en Internet. 104
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engo una hipótesis sobre mama Mila que siento debo expresar porque durante los últimos años he notado que cada vez que saco el tema de la abuela (entre primos, pero sobre todo entre los de la última generación), comienza a generarse un clima de incertidumbre y de cierto tabú que considero preciso abordar. Porque como escritora que soy siento que podría narrar todo un libro de la vida de la abuela, la cual desconozco en detalles, pero de la que me apropio y comprendo a la perfección: porque soy mujer y madre; porque tengo una intuición bastante acertada que unida a mi creatividad me hace visualizar muchas experiencias que pudo haber vivido; porque he leído suficiente literatura sobre la opresión de las mujeres en la historia como para comprender lo que pudo haber experimentado como mujer palestina y cristiana ortodoxa a inicios del siglo XIX; porque soy mujer que aún vive en un mundo donde se priorizan los logros, deseos, impulsos y estados de ser de los hombres, mundo en el cual he encarnado todas las violencias posibles solo por el hecho de ser mujer; porque hay muchos detalles que evidencian lo que voy a decir y porque sí, esta historia la escribo desde la conexión que he
Sanar es encontrarse a uno mismo -A. Jodorowsky
ido construyendo en su memoria, y que me ha impulsado a excavarla, como si fuera una arqueóloga en busca de tesoros, durante los últimos 10 años. Y por último y no menos importante: mi carrera como editora de textos parece que me autoriza además a escribir y reescribir esta historia.
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ama Mila tuvo una infancia y adolescencia muy difíciles. La muerte de su madre, quien rondaba los 30 años, le dejó un vacío inabarcable porque nunca logró hacer el duelo necesario para superar dicha pérdida. Como no hay evidencias sobre la muerte de doña Sofía, la bisabuela, me siento en libertad para barajear posibilidades: alguna enfermedad que pudo haberse prevenido pero que por falta de recursos no recibió la atención médica necesaria; una hemorragia provocada por un aborto espontáneo; un cáncer o muerte
El origen del conflicto hay que buscarlo desde el momento en que se presenta el síntoma hacia atrás. -Anne Shützenberger
trágica repentina. La abuela quedó huérfana de madre antes de los 14 años, la etapa vital y más compleja de nosotros los humanos, lo que agrabó el estrés postraumático de la pérdida. He escuchado muchas veces decir que "así era antes; nadie hablaba de emociones ni sobre lo que se sentía", por lo que las secuelas de esos silencios encapsulados posiblemente se transformaron con el tiempo en conductas no adaptativas.
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i intuición me dice que don Bishara fue un padre carente de afecto o de empatía alguna (es fácil asumirlo porque se sabe que mama Mila no era afectiva, lo cual se aprende en el vínculo familiar, como sabemos) e hizo que su hija ocupara un lugar que no le correspondía por ser aún una niña, pero que en esa época y lugar era "normal": el de ama de casa. Vivió el exilio, la pérdida de los vínculos de su cultura, su lengua materna y su religión a la edad de 14, y a los 19 se casó con un hombre que hacía negocios con su padre, lo cual era "normal" en su cultura. Sin embargo, si ella eligió decir que sí fue porque eso era lo que se supone las mujeres de su edad tenían que hacer, y porque para ella era mejor vivir en matrimonio, que vivir con un padre que nunca la tomó por quien realmente era. Pero en su papel de madresposa, su vida se limitó al mismo rol de mujer de la época, lo "normal": atender a otros, parir y apoyar al marido. Así que no es difícil imaginar que vivió depresiones postparto (quién no las tendría con un bebé cada dos años: tuvo nueve partos, enterró a tres hijos, y sufrió al menos dos abortos), y que con el paso del tiempo dichos sufrimientos
se fueron agrabando en transtornos cognitivos (pérdida de memoria, dificultad para comunicarse o en relación a la capacidad para razonar, etc.). La escritora Adrienne Rich dice en su libro "Of Woman Born" que la "maternidad sin autonomía, sin elección, es una de las vías más rápidas para sentir que se carece de todo control sobre la propia vida". Porque la verdad es que fueron su marido, sus vecinos, el cura, los médicos y la Ley, todo en masculino, quienes hablaron siempre por ella, lo que era "normal"; porque su rabia y su desesperación se expresaron en metáforas: a través de la violencia que ejerció hacia sí misma y luego hacia los que amaba. Porque además, la violencia ejercida desde la institución del matrimonio, que le garantizaba al marido sus "derechos conyugales", le provocaba agobio ante la posibilidad de un nuevo embarazo pocos meses después haber dado luz al último.
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ero ella se ganó el título de histérica. La palabra "histeria" viene del griego "uotépa" que significa "útero", término acuñado en la Antigüedad para referirse a las "neurosis" o enfermedades que provenían del útero: es decir, atribuido solo a las mujeres porque un señor llamado Hipócrates, considerado la "eminencia" de la medicina en la Grecia antigua, se le ocurrió que la matriz tenía "7 cavidades, tentáculos y puede ocasionar estragos en el cuerpo". Pero hace tan solo cien años se creía que la matriz y el cerebro de las mujeres competían por la circulación sanguínea, por lo que los hombres de ese entonces recomendaban evitar la educación de las mujeres con el fin
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Izquierda a derecha: Alex, Edwin, Roxana, papa Jandro con Soraya en brazos, Jorge, mama Mila, tía Toya y Lindi en el Lago de Coatepeque (circa 1964, archivo familiar).
Izquierda a derecha, primera fila: Lindi, Roxana, Netío, Walter, Edwin, Jorgito y Alex. Segunda fila de izquierda a derecha: tía Dora y tío Neto, tío Víctor, mama Mila, tía Elvira, papa Jandro, tía Toya, tío Jaime, tío Chepe, tía Peggy y tío Jorge (circa 1964, archivo familiar).
De izq a der: Edwin con Rudy y Víctor, Soraya, Lindi, Jorge con Brian en brazos, mama Mila, papa Jandro, Jeffrey, Roxanna, Neto y Walter (1968, archivo familiar).
de evitar atrofiarles su capacidad para concebir hijos.
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ero para la abuela, la culpa de sus llantos descontrolados, gritos o movimientos involuntarios de manos y cabeza eran "los nervios", como solía decir, para referirse a sus transtornos de ansiedad que consumían su estabilidad. Un enfoque señala que la "ansiedad es la activación del sistema nervioso como resultado de un tratorno endógeno de las estructuras o de la función cerebral" (Revista Psicología Científica, en línea), y que "ansiedad" es "una respuesta emocional ante situaciones que el sujeto percibe o interpreta como amenazantes o peligrosas" (Lang, 2002), hechos que con seguridad vivió. Mama Mila sufrió de largos periodos de depresión, nunca atendidos porque los padecimientos psíquicos eran signos de "locura" y de eso no se hablaba. Pero la abuela no estaba loca; lo que tenía fue el resultado del colapso ocasionado por
una tristeza y rabia acumuladas durante décadas, las cuales no tuvieron más salida que expresarse de formas nada asertivas, porque la asertividad se aprende y ella lo único que aprendió fue a sobrevivir, a hacer lo que tenía que hacer una mujer de su época. De esta manera, sin recursos propios, reemplazada por su hija mayor quien se convirtió más tarde en la compañera de papa Jandro, y otros muchísimos detalles que nunca conoceremos, formaron en mama Mila esta percepción errónea y sesgada que todos tenemos de ella. Porque la verdad es que nadie tenía idea qué era lo que sucedía en su corazón, en su mente ni en su alma.
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así fue como se le fueron atribuyendo etiquetas. A la abuela se le veía con cierto miedo, lejanía y frialdad; su presencia era insustancial. Para la familia, su importancia radicaba en la preparación de las comidas, y en la compañía y la atención que le debía a papa Jandro, como
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su marido. Me di cuenta de lo extremo que fue esta actitud cuando tío Víctor me contó que los cumpleaños que siempre se celebraban eran los de papa Jandro: "no tengo memoria de una sola celebración de cumpleaños de mi mamá", me dijo con cierta tristeza. Ya pasados sus ochenta años, todos esperaban que ella siguiera atendiendo y cuidando al abuelo, sin reconocer que también la abuela necesitaba de cuido y atención.
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i varios de sus hijos padecieron de algunos de estos síntomas valdría la pena admitir que mama Mila sufrió de transtornos importantes. Excluirla del mapa de valoración familiar, así como la importancia que estos transtornos fueron transformando su identidad, no nos ayuda a esclarecer la verdad o posibles verdades que aún hoy se hacen presentes en muchos de nosotros. Reconocer su dolor, su existencia más allá de sus desbalances químicos o su inestabilidad emocional no es señalar culpables, la intención es lo opuesto: es hacernos conscientes de que mucho de lo que nos sucede, sentimos o elegimos algunos viene de este inconsciente familiar, y que claro que podemos transformarlo a través de la Consciencia.
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a reparación transgeneracional trata de restaurar el equilibrio. Es necesario entonces identificar la transmisión de la información vivida por un ancestro a un descendiente, con el fin de encontrar el equilibrio. El inconsciente biológico necesita sobrevivir a cualquier elemento que represente amenaza, ya sea física o psíquicamente. Así que muchos optamos de forma inconsciente por una de dos: imitamos o repetimos un vicio, actitud o padecimiento; o nos oponemos a él adoptando medidas extremas.
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os desequilibros típicos en las familias son: infidelidades, separaciones, abortos, asesinatos, traiciones, enfermedades, robos, suicidios, incestos, herencias, abusos, adicciones, hijos no reconocidos, entre otros. Se dice también que dichos desequilibrios provienen de aquello que se dejó de hacer o de decir; aquello que se quedó en secreto o que fue injusto. Entonces alguien tendrá que hacerlo, decirlo, revelarlo o hacer justicia. Si el desequilibrio es muy grande, la reparación se divide en varias personas del clan, o en algunos casos, el clan desaparece. Un sitio web de psicogenealogía dice que se pueden evidenciar cinco formas inconscientes de "reparación" del drama generacional, lo malo de este tipo de
Los abuelos y Soraya en su Primera Comunión.
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De izquierda a derecha, en el piso: Neto, Soraya, Brian, Jeffrey, Víctor y Rudy. Sentados: Tía Dora con Karla en brazos, tío Neto, Mama Mila con Alessandra en brazos, papa Jandro, Tía Toya con Claudia en brazos, tía Chita con Jaime, Beatriz y tío Jaime.
De pie, izq a der: Roxana, Julianna, tía Peggy, tío Chepe, Lindi, Jorgito, Stephanie, tío Jorge, tía Adelita, tía Elvira, Walter, Edwin y tío Víctor (circa 1969, archivo personal).
reparación es que algunos pagamos la cuenta sin ni siquiera darnos cuenta: 1. La enfermedad física: puede ser que el drama de uno de nuestros ancestros lo viva físicamente un miembro del árbol. Cualquier enfermedad o padecimiento puede ser una extensión de un conflicto psíquico de la abuela o de algún secreto familiar, del drama del exilio, duelos no resueltos, etc. 2. Un síntoma psíquico: los transtornos de ansiedad, depresión y demencia de mama Mila podrían ser la razón por la que algunos de sus hijos repitieron algunos de síntomas como un intento por reparar el árbol. ¿Cuántos de sus nietos o bisnietos hemos vivido lo mismo?
"Eyes wide shut" (collage ©Bea Zamora C.)
3. La profesión y lo económico: la reparación a través de las profesiones. Por ejemplo, alguien que está reparando algún drama familiar insconsciente de ruina o
quiebra, por lo general no cobra por horas extras de trabajo o por mucho que trabaje nunca logra ganar lo suficiente. Al tomar consciencia de que estamos reparando algún drama pasado, a través de nuestra profesión, se presentan dos caminos: considerar que ya hemos hecho suficiente y nos dedicamos a otra cosa; o continuamos en la misma profesión, pero con plena conciencia y sin excesos. La posición cambia nuestra relación con el dinero. Por ejemplo, las profesiones también funcionan como elementos reparadores: un abogado viene a hacer justicia a un hecho o a varios acontecimientos del árbol donde hubo injusticias; un docente o maestro viene a compensar la falta de educación académica de algún miembro de la familia que no pudo estudiar; un editor viene a reparar las historias familiares; un psicólogo, los problemas psíquicos, etc. Veamos que todos los hermanos de papa Jandro optamos por imitar
la profesión del bisabuelo Sammour: fueron comerciantes, repitieron lo que los hombres del clan siempre hicieron. Y los hijos de papa Jandro, nuestros padres, ¿cuántos de ellos no fueron comerciantes? Además, muchos de ellos vinieron a compensar económicamente la falta de recursos económicos que vivieron sus padres y ellos mismos, como hijos. 4. El comportamiento: hay comportamientos "extraños" que no se pueden asignar como patologías porque son claramente síntomas transgeneracionales. Aquellos progenitores que no han sido capaces de reparar, de "digerir" los dramas de su generación podrían transmitírselos a sus hijos. He allí el caso de algún abuelo que siempre quiso estudiar pero no pudo por falta de apoyo económico y siempre sintió que no era suficiente, entonces lo repite su hijo, pero el nieto hace tres carreras y una maestría. O el caso del conflicto entre hermanos que hubo entre papa Jandro y Costa, y se repitió entre nuestros padres. No extrañaría si entre nuestra generación repitamos los mismos conflictos con nuestros hermanos, con lo que estaremos perpetuando el resentimiento vivido en nuestros nietos y bisnietos. 5. Árboles espejo: evidencian que somos menos libres de lo que pensamos. Casi siempre el drama recae en la tercera generación: la persona que repara vive una gran incongruencia, por ejemplo: alguien se casa aún cuando no es lo que desea, porque el árbol familiar "tiene interés en casarse"; o cuando le ponemos a nuestros descendientes el nombre del abuelo o sus variantes, lo que lleva a que el inconsciente sepa que hay un "deber" de reparar vidas y dramas. La pregunta en nuestro árbol es: ¿Qué drama en la vida de papa Jandro vinieron a reparar tío Víctor, tío Chepe, tío Jorge y mi papá, seis de sus nietos y 17 bisnietos cuyos nombres se derivan de Alejandro? ¿El exilio? ¿La falta de abundancia económica? ¿La materialización de oportunidades que el abuelo no tuvo? ¿La ruptura de su identidad palestina? ¿La impotencia que debió haber sentido cuando no pudo salvar a su hija de la leucemia o a otros hijos que perdió trágicamente?
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ero también hemos heredado todo lo bueno de ellos, nuestros ancestros. De lo contrario no estaríamos donde estamos. Armar nuestro árbol genealógico y narrarlo
En 2009, finalmente el resentimiento de hermanos que los separó durante años llegó a su fin. Un regalo al árbol.
nos introduce a aquello que nos precedió, a nuestros orígenes, al parentesco, a las alianzas y rupturas, a las costumbres y los estilos de nuestra familia, las anécdotas, los mitos y hasta las leyendas que se gestan con el tiempo. Nos despierta de nuestro egocentrismo porque nos vamos haciendo conscientes de que somos producto del curso de varias generaciones, de cientos, de miles de seres humanos que sin uno de ellos seríamos diferentes. Descubrimos que nuestros abuelos y padres, y otros familiares, tuvieron historias que nos precedieron, así como vicisitudes en pos de un proyecto. Es por lo tanto, una toma de consciencia sobre la noción de temporalidad, de finitud y de muerte, pero también de renacimiento, de ciclos, de volver a comenzar. Es reconocer que pertenecemos a un clan que nos diferencia de otros grupos sociales. La posibilidad de procesar nuestra imposibilidad humana al decidir
y controlarlo todo es aceptar que lo que precedió en parte nos define, nos condiciona y nos limita. Sanar nuestro árbol significará entonces convertirlo en un tesoro y nunca más en una trampa.
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a herencia del inconsciente familiar o programas ancestrales no es mala suerte. Verlo así nos condenaría a seguirlo repitiendo porque negar algo es perpetuarlo. Lo mejor que podemos hacer es vivirlo como una bendición, como un regalo que nos hicieron los ancestros para que podamos trascenderlos con una mayor consciencia. Habría que verlo como si el inconsciente de los bisabuelos, el de la abuela, el abuelo, o el de nuestros padres nos hablaran y nos dijeran: "Yo pude hacer hasta aquí, ahora haz lo tuyo"; "Esto quedó oculto, sácalo a la luz, para que se ilumine nuestro árbol"; "Libera al árbol de esta limitación, traspasa ese condicionamiento, compensa mi exageración", etc. Solo así podríamos enriquecer lo que ellos y ellas hicieron, con el aporte de todos nosotros y el de las nuevas generaciones. Si reconocemos esto asumiremos el desafío para evitar convertirnos en víctimas eternas del destino o de la casualidad. Saber esto es hacernos conscientes de que lo que hagamos con nuestra vida o dejemos de hacer no se agota con nuestra finita existencia, sino que sigue fluyendo más allá de nuestro cuerpo
y nuestra presencia físcia. Es preciso que aprendamos a percibirnos de forma unitaria, dejar los dualismos atrás, pensar en términos de totalidad, de integración y liberación. He allí donde llega la sincronicidad, desde ese lugar de conexión y comunicación recíprocas para reconocer al otro por lo que es: un ser único, individual, con vivencias únicas y emotivas, dolorosas, pero también maravillosas.
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a ley de autoregulación y compensación nos hace comprender por qué alguien que está tristemente casado, sus hijos lo compesarán con divorcios o la soltería; o por qué en una familia un hermano tiene una conducta intachable y el otro mantiene un caos en su vida. En el caso de nuestra abuela, quizá podríamos entender por qué la ansiedad o depresión se repite entre nosotros, o por qué después de tener tantos embarazos e hijos sin control sobre su propio cuerpo, sus dos hijas mujeres nunca encarnaron la maternidad.
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ero sobre todo: nuestro árbol nos ha regalado los recursos, las habilidades, las pasiones, las destrezas y virtudes, lo heroico, los talentos y conquistas que consiguieron todos y cada uno de los miembros que lo componen. Conocer sus historias es hacer accesible esos tesoros guardados
para quienes quieran desempolvarlos y apropiárselos: "Para lo constructivo, el inconsciente también tiene memoria y sabe cómo hacerlo. Lo adquirido en el pasado facilita y re-edita el presente. nuestros ancestros habitan más allá de las fotos amarillas en el álbum familiar" (Corina Valdano). Me hubiera gustado incluir una memoria para cada uno de los hijos hombres, nuestros padres, para que de primera mano nuestra descendencia los reconozca dentro de su humanidad.
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n el templo de Apolo en Delfos, Grecia, hay una inscripción famosa a la entrada que dice "Conócete a ti mismo", sin embargo, la sabiduría griega le agregó después "pero completamente no es posible". El trabajo implica, como dice Jodorowsky, en conocerse a uno mismo, primero, y después, eliminar lo que nos sobra (hábitos nocivos y luchar para no vivir una vida de repeticiones). Posteriormente, llegamos al "Yo", donde despierta la Consciencia transpersonal que es desde donde podemos ayudar a otros a hacer lo mismo. Solo entonces nos convertimos en "nosotros": los "portadores del mar, del horizonte, del cielo, los portadores de la muerte entre sueño y sueño". Termino con un poema que transcribe Jodorowsky en su libro "Metagenealogía" (p. 858): En verdad, tú y yo somos una sola alma, Aparecemos y nos ocultamos, tú en mí, yo en ti. El sentido profundo de mi relación contigo es este: Entre tú y yo no existe ni el yo ni el tú, Somos el espejo y el rostro a la vez, Somos la ebriedad del vino y su copa eterna, Somos el bálsamo y la sanación, Somos el agua de juventud y quienes la derraman. (Del poema de Mevlânâ Djelâl-Eddîn-i-Roûmi, Roubâ`yât)
Reunión de tercera y cuarta generación en San Salvador, 2008. Esta reunión fue la que motivó a nuestros papás a reunirse por fin un año después.
Genograma familia
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ar Zamora Babich
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AGRADECIMIENTOS
A mi papá por las historias que me contó una y otra vez, y por las miles de veces que lo agobié con preguntas. A mi mamá y tía Adelita por las anécdotas que sumaron a esta historia. A mis hermanos: Jaime y familia por su investigación subterránea en el cementerio de Santa Ana, cuya información siempre me sirvió de referencia; a Claudia por sus esfuerzos en volver a unir a los primos después de tantos años de silencios; y a José Carlos que vino a enseñarnos en un breve soplo de tiempo, que el amor va más allá de lo tangible. Gracias a los tres por ser mis hermanos en esta vida, por aprender de ustedes y crecer a su lado. A tío Víctor (QEPD) por concederme el tiempo para contarme lo que recordaba de los abuelos, por su cálido recibimiento en su oficina y su casa. Fue un honor haber conversado y compartido con él durante unas horas. A los primos: Juliana, por las copias de documentos de los abuelos, tía Toya y mi papá, además de otra información valiosa que aportó mucho al árbol familiar; a Soraya por el vídeo y las traducciones de doña Nureet de Hasfura, así como datos y fechas del árbol familiar; Neto por enviarme copia de las agendas de papa Jandro; y a Víctor por los proporcionados sobre sus hermanos y sobrinos, pero sobre todo por esa larga conversación que tuvimos un día de febrero de 2021. A doña Mayra Zamora de Samour por la imagen de su abuelo, Constantino, e información de sus tíos y demás familia. Y finalmente, a Muriel Hasbun, por todas las imágenes familiares que compartió conmigo y que hoy suman en el acervo familiar, pero también por la sinergia, la magia y la colaboración que desatamos juntas uniendo rompecabezas, excavando tesoros y limpiando estelas en el vasto firmamento de las constelaciones familiares que nos preceden. •