Dossier de Poesía No Consagrada o los garabatos que las vacas no se tragaron ni a brincos

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POESÍA NO CONSAGRADA O LOS GARABATOS QUE LAS VACAS NO SE TRAGARON NI A BRINCOS

DOSSIER POÉTICO JULIO 2020 MÉXICO



POESÍA NO CONSAGRADA O LOS GARABATOS QUE LAS VACAS NO SE TRAGARON NI A BRINCOS

DOSSIER DE POESÍA JOVEN EN LENGUA HISPANA

JULIO 2020



VICTORIA MALLORGA JOSÉ ZENTENO AGUILAR CRISTINA MEZA AURORA MORENO IVÁN MATA LISA CARRASCO MIGUEL GARCÍA RAMÍREZ NÍA CABELLOS ZAURIEL HERNÁNDEZ CLYO MENDOZA LIVIA AUATT


DIRECCIÓN EDITORIAL ANDRÉS GÓMEZ

EDICIÓN Y MAQUETACIÓN GABRIELA PÉREZ RAMÍREZ

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A MODO DE PRÓLOGO A los poetas se les consagra, se les pasea entre los susurros de Calíope y Erato, se les coloca en un pedestal, se les venera un ratito y luego se les da la espalada. Empolvados los pobres, resignados en su obra poética de miles de ejemplares, viven entre charlas de seis personas y la aliciente verborrea de sus coetáneos, que son como ellos, y dan a luz engendros vestidos de autoestima alta y caché y trayectoria, y entre ellos celebran bacanales cerebrales. Sus muecas serias y a la vez pomposas ya no nos dicen nada, “el verde canto de las aves policromas” se extinguen sin haber cantado cosa alguna, sus “rosas dactilares se marchitan” sin haber dejado rostro de su olor. “La mayor parte de los escritores suelen ser unos…déjame buscar una palabra de bajo perfil como dicen aquí, el “low profile”, suelen ser unos bobos, o unos, en realidad la palabra es gilipollas, suelen ser unos gilipollas, porque aquí todo el mundo está postulando a la inmortalidad, empecemos por el hecho de que la inmortalidad no existe. ¿A qué inmortalidad postulan? Imbéciles, si se va a acabar el sol, se va a acabar Shakespeare, se va a acabar Cervantes, ¿a qué inmortalidad postulan? […] La literatura es una especie de estas cosas donde meten a las reses para matarlas, casi no sale vivo ninguno. La literatura es tremendamente cruel en ese sentido, y todos estos escritores, pero todos, hasta el más infame quiere reservarse su trocito de perdurabilidad, de inmortalidad, cosas que no existen.”

No queremos ser “un yo mismo llamado memoria de una generación, o artista genial”. Nos cansamos de “coger las palabras del rabo, de azotarlas, inflarlas y poncharlas, secarlas, pisarlas, desplumarlas, torcerlas y destriparlas”. Haremos que te tragues tus palabras. No somos gallos galantes ni sapos recatados ni voces quemadura, porque a los gallos pretenciosos se les degüella con facilidad, a los sapos necios se les extirpa el orgullo, y las voces cuadriculadas se cortan de tajo con la navaja del tiempo. Hay que mirar a las

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estatuas de lejitos, con una duda siempre en el pecho y la incertidumbre con la que la poesía nos alimenta. Somos un puño de sombras que a veces iluminan Siempre miramos hacia atrás porque nos sentimos perdidos en el vacío construido por los muertos, y queremos respuestas caducas, rostros extraños que alguna vez sonrieron, tumbas que hablan con el silencio de sus palabras, ecos enterrados en las hojas de los libros. Y nos miramos en un charco de sangre, nuestra silueta está tensada en un cable eléctrico., “Porque escribir poesía resulta de una facilidad bestial. Con el verso libre cualquiera emborrona, hace una página de prosa y la corta arbitrariamente y ya tiene un poema. Y eso no es un poema, evidentemente. La poesía es difícil, y muy difícil. Y el ejercicio de la poesía, la comunión del poeta con esas cristalizaciones verbales permiten precisamente que el poeta, después de eso, lo pueda soportar todo, pero el poeta, el poeta de verdad.

No somos los perros románticos ni los poetas “líricos e inefables” ni los poetas testiculares, ni las momias académicas. “Definitivamente terminaron también los poetas místicos, bohemios, inocentones, engreídos, locos o cojudos. A todos ellos les decimos que el poeta defeca y tiene que comer para escribir.” No aspiramos a ser patriarcas de la lírica pero en nuestras venas habitan las palabras de nuestros antepasados. Las estatuas son para admirarlas, no para convertirse en una de ellas. El tiempo es el escultor, no la mano elitista del presente. Son las voces que acompañan nuestro sueño, y las constructoras del camino que vamos dejando a nuestras espaldas: La poesía sale de mi boca, de mis puños, de cada poro resuelto de mi piel / de éste mi lugar volátil, aleatorio / Mario Santiago Papasquiaro

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Y escribo. Escribo con una encía inflamable y punzante que se incrusta en la mesa de madera, desde un cuarto donde el fragor entra de rodillas, sin saber qué goce. Escribo, pues, para ganarle a la vida. Óscar Oliva Con sombras duras, con dolor desnudo, con el creciente caos de mi delirio y el humo intacto del callar que oprimo, escarbo el pozo donde entierro a solas la forma del intento, el inmóvil temblor de quererte expresar los inexpresable. Elías Nandino inmóvil devora luz se abre obscenamente roja es la detestable perfección de lo efímero infesta la poesía con su arcaico perfume Blanca Varela Tal es mi poesía: poesía-herramienta a la vez que latido de lo unánime y ciego. Tal es, arma cargada de futuro expansivo con que te apunto al pecho. Gabriel Celaya

Pero no hables de los jardines, no hables de la luna, no hables de la rosa, no hables del mar. Habla de lo que sabes. Habla de lo que vibra en tu médula y hace luces y sombras en tu mirada, habla del dolor incesante de tus huesos, habla del vértigo, habla de tu respiración, de tu desolación, de tu traición. Es tan oscuro, tan en silencio el proceso a que me obligo. Oh habla del silencio Alejandra Pizarnik

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Miramos de frente al futuro, (de vez en cuando volteamos la mirada pero la devolvemos hacia el camino no construido, hacia la incertidumbre poética que hierve en nuestras jóvenes manos. Aquí presentamos a diez voces que gritan en el abandono de estos tiempos agitados, voces que construyen el camino para la poesía del futuro, que los despreciará en un ciclo interminable de creación poética. En el paredón de los lectores, las poetas y los poetas mantienen su voz ante el ataque con el que la actualidad arremete, dispuestos a entregar sus versos en el río de los días.

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Usted sabe bien que en este libro mío hay cosas que se superan difícilmente, y que es un libro de formas resucitadas, renovadas, que es un primer libro y encierra en sus entrañas más personalidad, más valentía, más cojones—a pesar de su aire falso de Góngora— que todos los de casi todos los poetas consagrados, a los que si se les quitara la firma se les confundiría la voz En carta de Miguel Hernández a Federico García Lorca


VICTORIA MALLORGA HERNÁNDEZ (LIMA, PERÚ 1995) (@cielosraros) Tauro, trickster, poeta. Editora asociada de palette poetry y asistente editorial de poesía en Redivider. Actualmente cursa un máster de publicación y escritura en Emerson College, Boston. Ha escrito Albion (Alastor editores, 2019) y en abril sacó su primera plaqueta, Absolución, disponible online. Su poesía ha sido publicada en Molok, revista Lucerna y El hablador.

―HOY ESTOY TRISTE― me siento en el lavadero, mirándome al espejo como quien se imagina que le toman una cándida ubico mi cuerpo y mi experiencia simbólica pero si me tomaras una foto, sería solamente una sombra.

―HOY ESTOY TRISTE― lavo mi ropa a mano en la casa de mi tía materna, dejo que mi tristeza humedezca la ropa es decir lloro, porque las lágrimas caen, y espero que quizás esto sea lo suficientemente claro.

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―HOY ESTOY TRISTE― me tiendo bajo el sol sobre el piso áspero del borde de la piscina echo de menos crecer junto a personas cuya tradición literaria comulga con la mía partidarios en símbolo que ocasionalmente dejan un rayo de sol caer por las cortinas pero estoy lejos, y la claridad no alcanza

―HOY ESTOY TRISTE― y no quiero escribir un poema blanco

―MOLDE― toma un objeto, píntale un alma derrama sobre él el aire de vida nómbralo dale la acción de ser llévalo por tu café favorito a tu asiento de cine ideal a tu caminata por el puente a tu cama hazlo paladín píntale un corazón ojos grandes, vitrales de catedral al cemento los sonidos del bosque 13


irradia sobre él los colores caleidoscopio de las estrellas errantes elévalo por encima de tu cuerpo dótalo de inteligencia háblale de parcelas de casas marcadas por la ruina de huellas en tierra mojada de rojo tállale un espacio entre los ojos y el mentón esculpe la sonrisa como quien toca la materia del sueño nube de arcilla entre tus manos y si se astilla, no llores. el sueño regresa al sueño de origen de ser así te astille consigo no llores el soñador regresa al sueño se hace uno, volátil a la espera de otra mano que sujete el cincel otra vez.

―APATÍA― hay una indiferencia que proviene no de la ausencia de estímulos suficientes más del exceso de estos podríamos hablar en calidad de condiciones cualitativas es posible follarse a la poesía como follas tu mano contra las sábanas oyendo porno barato 14


o es posible, olvidarse un verso mientras vuelves a oír las noticias sentir su repicar, su melodía mientras murmuras de nuevo sobre esta tu indiferencia tu apatía que no despierta, que me susurra que al final todo converge en sensaciones que no tienen gracia la poesía ya no tiene gracia ni el canto ni el viejo teatro ni la performance poética plutónica y puritana de antes. lo dices de nuevo mientras te fumas un cigarrillo tú tan cool tan tabaco puro tan hiper sensible, mi machito caballero feminista en potencia, pero irremediablemente defectuoso como todas, como todos pero dímelo en la boca mientras tratamos un poco de exorcizarte mientras te hago leer a siken y me dices que para poder leer a siken, primero tienes que tomarte un coctel de fresas sentir que ha sucedido algo fatídico e inevitable quizás sea cierto: tu ser es pólvora en agua tú (que no nosotros) armado de tu indiferencia enarbolando una bandera vaga diciendo no que no he sentido yo. 15


―TE BORDO EN UN PAÑUELO― por pensar. no se bordar mucho, pero me pregunto cómo se siente rozar los hilos por encima del lino recorrer la textura accidentada, pensar: quizás esta vez, te quedes quieta.

―OTRO INSTANTE DE MISERIA― terapéuticamente, me dices que hay formas de controlar la rabia que me hace un ser elemental cuando susurras (silencio) soy solo la hoja de una espada herrumbre incierta de mi cuerpo en tus manos no sé si hay palabras para expresar el salitre para expresar el lento hervor de la sangre solo dominar ese tu juego de dados que dictamina la suerte y que me incumbe como incumben las flores a los muertos.

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JOSÉ ZENTENO AGUILAR (TUXTLA GUTIÉRREZ, MÉXICO, 2001) .

Estudia la licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana en la UNACH y la licenciatura en Formación en Arte y Cultura en la universidad IEXPRO. Ha sido publicado en la revista Huraño (CDMX), Materia Escrita (Chetumal), Revista La Pulcata (CDMX), Los No Letrados (Puebla), Revista Tóxicxs (Argentina), Áspera Fanzine (Guadalajara), Granuja (México), entre otras. Antologías de microficciones como “Brevirus” (Santiago Chile), “Diversidad(es), minificciones alternas” (Bogotá, Colombia) y “Microcuentos de Terror en Tiempos de Coronavirus” (Potosí, Bolivia). En el poemario “La Velocirraptora Histórica” (Francia) y en la selección literaria “Punto de Fuga” y “Punto de Fuga 2” (Editorial Espantapájaros). Director general de la revista digital Estrépito. Se especializa en discutir con desconocidos en Facebook

―TENGO TRUENOS EN LA ESPALDA― Me las dejaron la mirada de mi padre Esos ojos cafés penetrantes llenos de repudio llenos de orgullo llenos de amor amor del malo del que no se justifica del violento No padre no es por mi bien

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Así soy diferente dentro de un mundo indiferente Y no cambiaré porque no estoy enfermo ni es pecado amar Uno de los dos tendrá que morir ¿será tu hombría? ¿o tu hijo? A estas alturas ya no me importa ser huérfano

―GRINDEAR― C/L? S/L? Tengo coche para irnos a lo obscuro Cruising Activo? Pasivo? Inter? Sexo casual Amistad Cobro por sexo Lo que surja 18


Velludo? Lampiño? Sí delgados Gordos no Maduros Menores Osos Trapos Garganta profunda Cruising Voyerismo Fetiches Orgías Solo con foto No foto no chat No perfiles falsos No obvias No locas No gays No putos No trans Sí hombres Sí heteronormas Sobre todo machos Discretos Que se oculten de lo que son Que nunca sean libres Que se comporten como hombres por mi reputación 19


Si quisiera amanerados estaría con una mujer Así me gustan sólo para coger porque me daría asco andar con gays pero no con un homosexual

―SO CHOOSE YOUR LAST WORDS, THIS IS THE LAST TIME― La desgracia me sonríe Me toma de la mano y bailamos al unísono en la capa de la herrumbre Atmósfera rítmica de Born To Die Pasos desconcertantes Carcajada de la obscuridad Burla del destino La tierra tiembla por las bocinas vibrantes No Aquí no nació nada Sólo enterró mi cruz Desvaneció el Gólgota 20


No se crucificó a ningún Jesús No pasó nada dentro de la enorme nada En este punto de la existencia nada aadn dana adna anda Somos la saliva de la carcajada que Dios soltó al imaginar una creación como la nuestra

―CUCHILLOS DEL ALMA― Aquí donde no puedo ser como soy porque me llaman enfermo Donde no puedo gritar y mi lamento es mudo 21


porque los hombres no lloran Donde los gritos estallan en mi estómago Terminan saliendo con ardor en mi ano y me dijeron que sólo se usa para cagar Mentes del siglo pasado que hieren Conservadorxs que matan Duros helados impenetrables Cuchillos del alma Aquí donde mi corazón sufre Donde muero En un país lleno de machitos En el hoyo de la desgracia En la sala de espera de un sol que nunca existió

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―TODO QUEDA plasmado en el tiempo Como los recuerdos del agua Ocurren mil instantes en un solo lugar y en cada momento se llenan de más Toda articulación se extingue Porque eso nos corresponde Ser un destello Un guiño de la existencia

―MI (…)― Mi (hermana) me llama (madre) (tía) (amiga) (abuela) (roomie) (prima) (compañera) (vecina) (cuñada) por las noches Soy responsable de mi insomnio 23


Cuando me encuentro en el sueño más profundo me susurras y haces eco por las cuatro paredes del cuarto Retumba tu murmullo Sacude la casa Ojalá sólo fueran las voces de toda la interacción del día Pero no son gritos susurrantes campanales ¿Por qué no me creíste? ¿Por qué no te creí? ¿Sólo porque era tu hermano? Hermano ¿Por qué? ¿Tu brother? Bro… ¿Porque es alguien cercano? Jamás lo esperé de ti aunque era obvio Sólo viste y lloraste Nos hubiéramos evitado mucho Hermana mía Perdóname Claro Como si eso nos regresara a la vida 24


―ÁNGEL CAÍDO― Viene desde lo alto la luz de la indiferencia Divinidad justificada y podrida Dioses del abismo De la aceptación Versus los dioses de la luz del odio Causantes del suicidio y de la muerte Llama a mí y yo te responderé Responderé tus dudas y confusiones No estoy confundido Lo sé Hijo mío Soy descendiente del amor entre Jonathan y David De Lilith y Eva Siervos tuyos hijos de pecado y redención Regálame un pedazo de tu corona de espinas 25


Dame de beber la sangre de tu frente de tus omóplatos flacos y rojos Haced esto en memoria de mí Hacedlo he dicho Siempre te recuerdo cada que como de tu cuerpo Del cuerpo del dios vivo De los sucesores de tus hijos amados Con la danza del bien y del mal Con la hermosura del pecado De la carne Dile a tus hijos Dios de la guerra Que también soy hijo tuyo Dios de amor

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CRISTINA MEZA (GUADALAJARA, MÉXICO, 1997) Estudiante de la Lic. en letras hispánicas por la Universidad de Guadalajara. Poeta y artista plástica. Autora del poemario “Nada se mueve” por Ediciones el Viaje. Ha participado en exposiciones colectivas como Galería XXVI en 2015, Campo de Orquídeas 2da. Edición en 2016, Irreconocible en 2017 y Sigue la Patria en 2017. En 2019 presentó su primera exposición en solitario con el nombre “Variaciones de lo íntimo” en Ciudad Guzmán, Jalisco. Parte de su obra poética se encuentra en la antología de poesía “10 balas” por Ediciones El Viaje publicada en 2017; así como en revistas y medios electrónicos entre ellos DADA, Marcapiel, revista El Humo, Tierra Adentro, revista Levadura, Engarce, entre otras.

―EL LLANTO TIENE CABELLO RUBIO― y un rostro enrojecido. Sus manos llevan a la boca fría el silencio que ordena su madre. Semidesnuda, la niña pretende el despojo absoluto al descubrir que su piel viste un punzante color rojo. El amor cubre con toallas húmedas la bifurcación de sus piernas como solución última para el dolor, dolor que reaparecerá mañana con forma de pesadez. Acostada, extiende sus cortas piernas, sin mirar a las mujeres que compadecen su inocencia e imaginan el rostro del primer hombre que manchará de sangre su ropa interior.

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―AFUERA HAY SED― Te encuentro a la orilla de la cama con la boca fría, la mirada expuesta: como una afirmación del miedo. La escasez del agua nos matará. Quemas tanto a la expectativa y descubres tu cuerpo. dejando en mi vientre el vacío de tu cintura. Susurran sobre el caos que se avecina. Tus piernas tienen la longitud de la ausencia imposible calcularla a base de suspiros. Vivimos la sequía más larga del siglo. Y yo, acostumbrada al abandono, soy la voluntad que resguarda las sábanas, su origen está en mis ojos por causa tuya. Estamos en crisis. Hago de este cuarto un lugar habitable para los de tu especie como renunciación a toda forma que me aproxime a lo humano. Soy río y la humedad en las paredes se vuelve insoportable. Hablas del agobio mientras afuera hay sed. Dejas la llave abierta cuando no estás: el agua se filtra por el suelo.

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Soy agua bajo el agua, dentro y encima, los objetos que llevaron tu nombre flotan esperanzados. La sequedad en las calles anuncia la miseria. El olvido es el rostro del pueblo. Ya todos se dirigen al mar. ―MAMÁ DUELE MÁS QUE EL MUNDO― se acerca con los dedos fracturados para mentir sobre el tiempo por qué las piernas crecen Mamá no llora teme que la descubras sangrando Esconde manchas en sus ojos diciendo que volverá más tarde Y no regresa en su lugar está una planta promete abundancia pero se le caen las hojas.

―HAY UN CUERPO EN LA BANQUETA QUE NADIE MIRA― todo aquel que pasa cubre su rostro para evitar oler lo que lleva en la espalda. Sospecho que se trata de mí con más pelo, aunque a estas alturas y por el polvo blanco que tiene encima es difícil comparar facciones. Puede que al transitar sintamos el calor de sus pisadas en las piernas, 29


un auto abalanzarse por un costado. El repudio de aquel que no encuentra bello el desprendimiento de carne por gusanos. Escuché decir que los hijos son ingratos y que a falta de comida huyen. Buscan en las drogas lo que no supo dar la leche, mientras una muere de pena con las tetillas hinchadas blancas y resecas de tanta cal.

―NO QUIERO IR AL CIELO― Ya perdí la cuenta de los hombres compasivos que miran por el retrovisor del taxi aseguran ser buenos o quizá incapaces de llenar mis pulmones con sangre yo no le creo a nadie porque aún soy una niña que reza por las noches para que nadie irrumpa el sueño más ligero o rapte la fragilidad de mis flores blancas Juegas con mi pulso a distancia y tal vez no recuerdes mi nombre pero temo que me falten los árboles para esconder las marcas y la respiración que desconozco

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Dime qué será de nosotras cuando llegue el invierno y la hierba en el asfalto desaparezca ¿será visible nuestro temor? ¿con qué me cubriré los pies? le grito a mi madre que detenga la búsqueda no estoy muerta pero me ignora Me dice “niña mía cierra los ojos o no irás al cielo”.

―¡QUE ALGUIEN MÁS ME LEA LA MANO!― Y mienta sobre mi final que diga que los pájaros son malos y no mueren por mí. Que los perros no muerden que mi pecho no duele. ¡Que alguien más elija mi muerte! Para bañarnos en sangre me quite las palabras y me lleve sobre su espalda. ¡Que alguien más me enamore! Para beber el fin de semana conseguir una casa Pero nunca habitarla.

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AURORA MORENO (CIUDAD REAL, ESPAÑA, 2001) Desde su infancia se siente atraída por el mundo literario y empieza a escribir cuentos y relatos. Sin embargo, será en su adolescencia cuando comience a adentrarse en la poesía. Actualmente estudia Filología Hispánica en la Universidad de Castilla-La Mancha.

―ROMÁNTICA― Amor, dulce vida, amargo edén. Dolores que terminan en morir, mil desgracias que hemos de sufrir, ansias por rozar del otro la piel. Es de amantes común el padecer, y reflexionar siempre sobre el fin que se antoja dichoso y feliz cuanto más ambicioso es el querer. Amores locos y mutuos esperan y siempre por dolores son llamados para que la paciencia acabe y cedan. Aman llorando ellos, jamás amados, y unas definitivas sogas cuelgan en casas de poetas y en tejados.

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―SONETO A MI VIDA― Arrojada en este mundo, lejana a la felicidad, envuelta en pura soledad y en la tristeza yo me hundo. Siento la vida un segundo, efímera como la paz, vana como una ciudad en la que andamos sin rumbo. Ya ni tengo ganas de amar, solo escucho mis tormentas que no me dejan descansar. No puedo más que llorar, porque en la vida violenta soy la única en quien confiar.

―AGOTADA― Hace tiempo que no siento más allá de sentir nada, caigo en un olvido lento y mi alma está agotada. Agotada de lamentos Y de las manos atada, así que huyo corriendo sin rumbo, abandonada. De versos lleno mi tiempo para verme despejada, pero lloro cuando leo lo que dicen mis palabras. 33


Palabras que van vertiendo lo que me hace desgraciada, mas ahora descubriendo lo que más me hace humana

―DICEN― Dicen que el dolor queriendo duele más, que el sol es estrella y la luna de cristal. Dicen que valiente es el que no quiere luchar, el que se rinde porque no soporta más. Dice que el tiempo sirve para olvidar, que, aunque duela, todo ha de curar. Dicen tantas cosas, ¿qué más da? La teoría no sirve ni servirá jamás.

―LAMENTOS DEL PASADO― En mi cuerpo retumbaban los lamentos del pasado y tú, tan presente, amado, te hundiste lentamente donde el corazón sonaba. Y eran heladas tus manos, eran sierras que cortaban, eran charcos que aliviaban y estos recuerdos en mente quieren volver a tus brazos.

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IVÁN MATA (GUANAJUATO, MÉXICO, 1989) Sus poemas han sido publicados en revistas electrónicas e impresas, como en: Palabrerías, Electrodependiente, El Humo, Extrañas Noches, Monolito, Morador del Umbral, Letralia, Ek Chapat, Golfa, Granuja, Polen (UG), Awita de Chale. Antologado en el número 209 de Punto de Partida (UNAM): “El fragor de otras voces. Diez jóvenes poetas guanajuatenses”. Y por la revista Alternativas: “28 jóvenes poetas del Bajío menores de 28 años”. Aparece en el muestrario poético Las avenidas del cielo (UAA y UG), y en las antologías La vida va (La Rana), Círculos de Agua (La Rana) y Letras interiores. Es autor del poemario Vómito de una pistola sin gatillo (Los otros libros) e Ivanna Kill (Ediciones Awita de Chale).

―DÍAS BAÑADOS DE NIEVE― Nunca creí que el tiempo se oxidaría que las playas se volverían ácidas quedarme seco de la boca después de beber tanta agua ahora estoy en un cuarto de pánico devorándome muerdo con fuerza para aferrarme otra vez a las banquetas al sol a las estrellas de papel maché que titilan entre el cableado eléctrico al ladrido de un perro al pestañeo de un desconocido mientras camino 35


a las voces que brincan a mis orejas a los sueños al pequeño momento de abrir los ojos y contemplar la pared de mi habitación anhelo el retorno de mi fotografía instantánea salvar el tiempo que se colgó de mi cuello y pulirlo con un poco de saliva.

―¿SÍ LE PUSISTE UN ALTO?― Por favor, Dios, haz que se conecte a más tardar en diez segundos, 9 8 necesito mirar el cursor palpitando cuando él escribe; necesito responder con el corazón negro y la cara digna porque Dios, tú sabes que él es mío, no de ella ni para ella será, mío, sin él yo estoy desperdiciado en la cama, muerto como una hoja de árbol en otoño. Tú sabes que él calienta mis pies, sabes que sus labios contra los míos estallan en fuegos artificiales y se tiñen de bermellón sabor uva. Quizá si vuelvo a rezar a San Juditas Tadeo y pienso su nombre mientras lo hago escriba de inmediato anunciando las buenas noticas 2 1… 36


―VOY CON MIS AUDÍFONOS ENTONANDO UNA ROLA INTERMINABLE DEL CORAZÓN― cuál es la intención del chofer por acelerar incontrolable, ran ran en la carretera angosta. Parece personal / un pedo de infancia, tú tres algo, veda, calentito hago valer mi permanencia en el asiento horrible: canto fuertísimo para ser la burla momentánea y de este modo el chofer y su lacayo pongan atención a mí no a la tercera ni cuarta velocidad a mí emperador, confuso, irracional, lo que guste cooperar, si esto no funciona llevo unas pinzas para jalar mis dientes, uno por uno, mientras entono canciones románticas del ayer con el propósito de mitigar este miedo de no ver tus ojos bonitos mirándome otra vez.

―HOY ME LLAMARÉ SUPERNOVA― teñirte de tu nombre involucra remover el armario en búsqueda del tacón perfecto.

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―OLER A CACA ES SABER QUE NO TE LIMPIASTE BIEN EL CULO Y QUE PICA UN MONTÓN, DEAMADRES― El olor llega de repente / de pasada oiga, joven, pisó caca de perro, en el camión buscas un culpable y una mirada que lo confirme una señal / un movimiento dudoso que precise quién pisó caca quién huele así: no tú no tú, dice el joven cacarizo quien levanta las manos como diciendo: yo qué / yo qué.

―PROMETO QUE TÚ NO ERES ESTE SÍMIL― Hoy me di cuenta que las cucarachas no son nada bonitas.

―ALZO LA VOZ PARA CONFESAR víctima de la depresión y del alcoholismo de la codependencia de los golpes y maltratos y de XVIDEOS de robar libros de buscar ojos en la calle de los tatuajes mal hechos de la música buena 38

que soy


de alimentar a los perros de la calle con Pedigree de escribir mi número telefónico en los baños de la Comer de clavarme en mis pensamientos rebobinando escenas donde no soy Iván Alzo la voz para confesar que escucho a mis antepasados cuando estoy solo en mi casa y que me siento en la orilla de mi cama pensando en cómo hablar con ellos Soy víctima de los cigarros Camel de revisar tu perfil diez veces al día para ver si algo ha cambiado Soy víctima del sol y del algodón con glicerina de Coppel de mis padres de mi exnovio de las autopistas que no me llevan a ninguna parte de mis piernas que no quieren buscarte de mis dedos de mi piel de la gente del camión cuando me observa del olor a invierno de mi ventana de los barrotes oxidados de mi ventana de los vidrios rayados de mi ventana de las aspirinas de la cocaína del cristal de la mariguana de mi diabetes de toda la tierra que incendié en mis escapes al cerro de los hombres que me violan cuando estoy ebrio cuando tengo los ojos rojos de ti de ti en mi cabeza estallando en millones de imágenes donde siempre sonríes y donde nunca te vas cuando sé que soy víctima de todo lo anterior y especialmente de mí cuando alzo la voz en anonimato. 39


―PORQUE SOY PUTO― Mi papá no me quiere porque soy puto es verdad en el siglo XXI mi papá no me quiere hasta que desaparezcan las chiches que me crecieron por falta de hormonas masculinas Llego a la casa me siento en la mesa come quesadillas con frijoles y trato de conversar con él trancas, pa´, esto es muy normal, siempre ha existido pero desde que me chingó con los tenis cosió mi boca con alambre Estoy censurado No puedo decir nada No puedo comer en la mesa No puedo bañarme No puedo salir con Levi´s ajustados Pero pa´, soy tan hombre como tú ayer le pegué a mi novio por engañarme Pero pa´, no me gusta Lady Gaga ni Madonna tal vez Shakira cuando era colombiana y era gothic con su cabello negro Pero pa´, ya no voy a las cantinas a buscar a tus amigos Pero pa´, quítame la costura de los labios y escucharás la voz que practiqué en la mudez]

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Creé un personaje exclusivo para ti uno que se sienta a la mesa sin cruzar las piernas musculoso sin la boca pintada de azul y quien se masturba viendo a las actrices porno Podemos ser mejores amigos te invito un cartón pisteamos y te presento al travesti que me estoy cogiendo.

―ESTOY DESHIDRATADO POR BEBER FOTOGRAFÍAS― Para Octavio Sixtos

Tú eres un corazón en mi bolsillo agujerado te dije y me gustaría estar juntos siguiendo un camino donde no soy popular Estoy deshidratado de beber fotografías y mi lengua tiene sed de tu torso de leche Tengo la necesidad de arrancarte los huesos de dibujar con marcador tu nombre siempre palpitante hermoso y volátil como las bolsas de plástico en todo mi cuarto gris.

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LISA CARRASCO (LIMA, PERÚ, 1997) Literata por la Universidad Científica del Sur. Fue vocalista en Violencia política y ahora hace trap. Ganó los Juegos Florales en su casa de estudios en la categoría Cuento (2016). Recibió mención honrosa en el concurso «El cuento de las 1000 palabras» de la revista Caretas (2016). Intentó comenzar una maestría en la Universidad de Connecticut, pero una pandemia se lo impidió. Se desempeña como codirectora de MOLOK, revista virtual de artes (www.revistamolok.com) y publica en instagram el proyecto de narrativa electrónica Vitamina X (@vitaminax__). Este año publicará su primer poemario, Rock is dead.

―SORRY FOR LAUGHING AT YOUR FUNERAL― deja de hacer esos ruiditos como si no supieras de lo que hablo en aquel lugar de la mesa donde nacen las víctimas tengo que colgar pero tendrías que haber visto su cara quién diría que la cocina es un terreno tan fértil estamos aquí reunidos porque su cuerpo amarillo me recibió un día y nos abrazamos así comprendí que la espera es virtud de héroes mientras más rápido lo consigues menos te ríes

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acabo de llegar y no puedo creer que ya estás aquí tendrías que haber visto el lugar era un completo desastre

―ABOUT A GIRL― pero en cada esquina habrá un ojo estallando en carcajadas como bestia sensible darás vueltas te perderás volverás la mirada y no habrá rincón libre de pecado no harás más que lamerte tus colmillos y tu cola serán la prueba de tu maldad todos te temerán entonces te amaré para siempre

―YO NO SOY ENRIQUE VERÁSTEGUI― escuchen bien: no soy el poeta enrique fidel verástegui peláez no nací el 24 de abril de 1950 sino el 21 de noviembre de 1997 no forniqué con carmen ollé ni tuve a vanessa verástegui pero disfruto de las visiones de las chibolas en los parques con las tetas rebotando mientras hacen jogging pero no soy enrique verástegui no fundé hora zero junto a mis amigos en medio de un paraíso de drogas y calor ni golpeé con furia las paredes de la ciudad universitaria estremecido por el sueño de los años sucios más bien pertenecí a Los Poetas del Pantano (LPDP)

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grupo filosófico de drag queens fundado en el pabellón k de la universidad científica del sur cuyo Fin Último fue siempre irse a la mierda en venecia ese lugar repulsivo lleno de luces y perros donde pudimos arrojarnos por la borda / abandonar toda esperanza y gritar muchísimo pero jamás como ellos venecia fue nuestro único refugio cuando los tractores nos perseguían aquella vez en la playa huyendo de todo incluso de nosotros mismos porque no soportábamos el ruido de ser nosotros mismos y seguir despertando por la mañana definitivamente no soy el poeta que escribió angelus novus (parte I y II con prólogo de ricardo gonzález vigil) y jamás se me hubiera ocurrido viajar a parís a leer mis poemas frente a la tumba de césar vallejo y de haberlo hecho probablemente sería toda una pena ¿ahora pueden ver que no soy enrique verástegui? no he ganado ninguna beca / me es imposible tomar en serio algunas cosas cada quien es hijo de su tiempo y mi tiempo no tiene sentido mi tiempo está repleto de palabras construcciones lingüísticas protocolos financieros que no tienen sentido mi falsa leche se escurre sobre los estómagos de los niños mis horribles pies aplastan la música mi tiempo está lleno de nombres en mi tiempo todos hablan pero nadie sabe nada y es graciosísimo que en este tiempo de mierda alguien crea que tengo algo que ver con aquel que cargó desde cañete en su hermoso cabello zambo la esperanza de su tiempo porque en su tiempo había esperanza y yo no puedo bailar / me doy de trancazos contra el suelo / sudo mucho / tengo vitíligo en fin, una serie de defectos que me distancian para siempre de enrique fidel verástegui peláez fallecido el 27 de julio del 2018 plácido y sin dolor en el hospital rebagliati

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ahora todos estamos solos yo no he muerto pero eso no importa porque no soy enrique verástegui y por si queda alguna duda sobre la fragilidad de estas palabras todos nuestros dioses han muerto

―ASUME EL MANDO― amada presencia tengo para ti un par de caderas rotas atadas a este lomo raído pero ardiente madre polilla no permitas que se nuble el eterno camino asume el mando cuerpo celeste espina dorsal rota tu cuerpo cubre mi cuerpo que no existe en ningún país y no habla ningún idioma el día del diluvio la venganza el círculo me tomará en sus brazos reencarnará entonces en un oscuro animal y un destello solamente bastará para hacer de mí pura arena de tus huesos

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―BLACK BERRY― 1) este es el cuadro: muchacho y muchacha hundidos hasta los huesos en la avenida tomás marsano este es el subtexto: empecé a conocerte el día en que el sol iluminó parcialmente mi brazo derecho pero eso es solamente lo que podría decir alguien que no estuvo en afganistán alguien que no enfrentó cuerpo a cuerpo cada una de las batallas por eso es que digo la historia pública de gmail data del 2004 año en que un ciudadano de nombre paul y de apellido buchheit decidió que era buena idea hacer de la vida un hangout para ese entonces nadie sabía nada (quién podría haber sabido) él era alegre y fresco y su cabello era horrible. y simplemente trepamos todas las paredes convencidos de que el mito se destruye desde adentro y aquí realmente pregunto: quién sabe cuánto puede contener un correo electrónico 2) lana del rey cantaba kill kill pero decidí sumergir mi cabeza en un rincón del cuarto y acomodé todo mientras un disco duro hacía suyas las vocecitas de nuestras generaciones además veíamos a todo el mundo vivir en el último piso y tener fiestas cómo te reías cuando imaginabas que ________ se comía a ___________ detrás del edificio entonces parecía una buena idea (quién podría haber sabido) 3) john malkovich nunca lo supo

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pero usábamos su nombre para referirnos a cierta sustancia se nos ocurrió un día cualquiera podías verme a lo lejos y preguntar ¿hey, tienes un poco de john malkovich? y yo sabría la respuesta todo estaba memorizado porque el mito se destruye desde adentro pero qué tan adentro cuando la cena familiar se cancela Y GMAIL DICE QUE ALGO ANDA MAL 4. gmail dice que algo anda mal (te odio paul buchheit) estabas en mi mente cuando todas esas bandas de rock (que nada pudieron hacer por mí) saltaron de la van minutos antes de la tragedia 5. we don’t have much room to live nunca tuvimos más que la oscura y sucia belleza de quien envuelve su corazón en papel higiénico pero si queríamos recorrer la tomás marsano darle nombre a una calle o a un guiso oriental necesitaríamos kilos de dinamita explotando en todos los edificios pero esa no era nuestra fiesta habíamos olvidado la contraseña y ya sabes lo que dicen sobre permanecer de pie en una habitación

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MIGUEL GARCÍA RAMÍREZ (CDMX, MÉXICO, 1993) Escritor, fotógrafo y gestor cultural. Autor del libro “Poemas malhabidos” publicado por la editorial independiente Pez Ciego (San Luis Potosí, México, 2020). Estudiante de la licenciatura en Creación Literaria, UACM (generación 17). He publicado en diversas revistas independientes como Pez Ciego, Escrófula, Ek Chapat, Huraño, Catálisis, etc. Y digitalmente en Revista Golfa y en el primer poemario de la Revista Tóxicxs (“Nadie quiere a los perros que lloran”, Argentina, febrero del 2020). Actualmente soy director de la revista literaria “La Pulcata” e instructor de talleres de fotografía en Casa del Lago (UNAM), desde el periodo 4, 2019.

―LAGRIMEO― Cuánto tiempo habremos de esperar para que la florecita despelucada abra de par en par iluminada fogosa estupefacta Y acariciemos su ternura de pétalos -rabiosos pero tiernosque esperaron tanto para salir de ese closet humeante y transitorio lleno de gas pimienta de casquillos de bala de anuncios de personajes desaparecidos en la trama más violenta de la historia: el triste desencanto latinoamericano Donde la historia se remonta al primer ojo enlagrimado de un indio masacrado por no reconocerse en el espejo de la vislumbre conquistadora

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Tampoco significa que renuncie a éstas palabras -si no cómo me desahogo cómo me doy a malentender cómo reniego esa pinche historia oficialEl chiste es que cuando abra esa flor humeante -aun despavorida y toda destartaladanos tomaremos de la mano y seguiremos brindando como los maricas-despatriados-malhablados-tercostraidores y traidoras que siempre fuimos.

―CARTA DE RENUNCIA― Por medio de la presente me dirijo a quien le quede éste saco remendado que viene siendo la poesía Sincerándome alzando la voz por quienes nunca leerán esto: Los despalabrados. Los muertos de hambre. Los sin sitio. Las de ningún lado. Por medio de la presente, les hago saber que renuncio: A morir ahogado con mis propias palabras A quedarme sentado mientras vuelven a saquearnos A ser el hombrecito de la casa Al diccionario aquel –caduco desde hace varios siglosRenuncio a las fronteras donde nos venden por partes A los muelles donde moriremos ahogados 51


A cargar sobre mi espalda la culpa de los culpables A mis frustraciones y a las de mis antepasados Renuncio a suicidarme bajo una luna de hierro -los muertos no escriben poesía* las muertas en una de esasRenuncio al silencio … Renuncio al silencio, benefactor de los injustos de los pederastas de los enfermos porque quieren de la complicidad de los pobres Renuncio para no darle al sistema

la satisfacción de echarme.

―POESÍA― Estructura formal de gritar en medio del matadero para ver si alguien -una planta, un vaso de agua medio lleno, un niño herejealcanza a escucharnos y se guarda la duda de saber si pudo haber hecho algo por nosotrxs.

―REEMBOLSO― Tengan ustedes de regreso la Historia Tenga usted de regreso el pudor Tenga de regreso el mapa-mundi Tengan de vuelta sus crónicas de la conquista sus cartas de correspondencia sus caricaturas de la revolución mejicana Téngalas usted de regreso 52


HICIMOS LAS CUENTAS Y HAY ALGO QUE NO NOS CUADRA

Tenga usted sus palacios de mármol sus templos de cachetadas infernales sus museos de alta cultura Esas tierras las usaremos de hospitales siquiátricos o barecitos clandestinos Algo que de verdad nos haga mucha falta Tenga usted la gramática YA-NO-LA-QUIERO De ahora en adelante nos comunicaremos en verso libre mientras las viejas ratas de las letras se retorcerán del coraje echando espuma por la boca tar-ta-mu-dean-do pidiendo clemencia ¿Y será entonces que habrán descubierto la poesía* Tengan ustedes de regreso la Historia La mariconada tomará los puestos más altos Los obreros repartirán el presupuesto del estado Las madres llevarán los fusiles mientras los hombres conocerán el silencio y los niños-las niñas arrojarán piedras al palacio de gobierno -el que le atine al fantasma de la Patria gana 10 puntosTengan ustedes de regreso la Historia Reescribiremos las páginas Allí habrá espacio para los prietoslas lesbianas-los maricas-los tontos-los tuertos-los pobreslas locas-los suicidas-los revolucionarios-las necias-los drogados-los mediocreslos irremediablesFIN. 53


―MIGAJAS― Pero te seguimos buscando, patria… Reinaldo Arenas

Si a todxs nos cayera el sida y decidiéramos volarnos la tapa de los sesos ante una bandera brillante y hermosa ondeando en los cielos –ingobernables, esos sí, ingobernables, qué suerte tienen las aves y las nubesY nosotrxs acá abajo -imagínenseencerradxs en un sidario sin agua ni pan ni teléfono ni wi-fi muriendo de nostalgia -dejen ustedes el hambresino nostalgia de tiempos mejores que nunca existieron Qué terrible ¡! Y la gente, por supuesto, faltaba menos, señalándonos con el dedo cual animales de zoológico -un zoológico latinoamericanodonde lo único en pie es un McDonald’s mientras los animales sufren síncopes, vomitan entre los arbustos de plástico y murmuran entre ellos los planes secretos de una revolución ideológica Si a todxs nos cayera el sida y decidiéramos volarnos la tapa de los sesos completaríamos el ciclo de los y las que nunca se guardaron nada. 54


METSU, GABRIËL Gallo muerto 1659 - 1660. Óleo sobre tabla, 57 x 40 cm.

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NÍA CABELLOS (CÓRDOBA, ARGENTINA, 1989) Es Licenciada y profesora en Letras Modernas por la Universidad Nacional de Córdoba. A los 19 años publicó su libro de poemas El Final de La Respiración, editorial Llanto de Mudo, 2008.

―YO TAMBIÉN ENCONTRÉ QUE MI CASA ERA UN PORTAL― I No me animaba a entrar. Me imaginé que la casa era un barco: un refugio para sortear el oleaje de la solitud. Este mar construido a puro ladrillo y revoque de lejanías, de rompimientos, de modos de zarpar hacia otro lugar. No me animaba a asumir con presidencial investidura la claudicación de los viejos mandatos la expropiación de mi cuerpo el costo de las libertades decretadas. A veces la soberanía es soledad A veces la economía del picaflor se resiente con el retumbar de las fronteras cerrándose y la calle que se apaga como un fósforo: yo no me animaba a entrar

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Me convencí de que era un viaje en barco de que mi bisabuela -de quien llevo el nombreno quiso pero tuvo y pudo pasar un mes naufragando sus fantasmas. Me imaginé la casa como un barco: un refugio ante la intemperie furiosa y a su vez un transporte para no claudicar en el abandono de todo lo que ya despedí. Mordí mi nombre como una fruta brillante: un nombre que cruzó el océano es un nombre fuerte, es de buena madera como una casa. Y no me animaba, pero entré.

II La casa parece quieta. Parece sólida. Parece muda. Sin embargo amasa y deja leudar los sueños que soñaré esta noche. La casa es un portal que suelta al pasar arpones salvados celosamente de alguna purga. Ilumina sitios que yacían dormidos, llueve sobre carozos que resultaron ser semillas crece adentro del esternón como una fiebre 57


nunca se aquieta es un portal Afuera la calle dormita, envejecida como una siesta y se oye con claridad el bullicio acuoso de este barco que viajano hacia lejos sino hacia lo cerca la casa es un portal que me traslada muy dentro suyo hasta el corazón de la fruta que lleva mi nombre.

―POSTALES DESDE UNA MUERTE― Hoy el dolor es un cadáver que se enfría entre mis manos todo lo que no pude cuidar se pudre en mi jardín La elocuencia de la muerte grita como un perro atado en la noche de una casa vacía hoy mi corazón se muere de hambre en una terminal atiborrada de gente Hay tristezas que no tienen fondo una es ésta y me mira a la cara como un pozo de agua donde se ha caído un anillo frente al espejo soy la única:

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la ausencia creció dentro de la casa frondosa como un jardín de cien años hoy descubrí el doble fondo de la soledad

―EL AÑO QUE PERDIMOS UN OTOÑO― Fue luminoso. Tibio como la risa de un chiquito. Los animales se desorientaron por las manos que olían siempre distinto. No hubo quien no amara algo con la constricción del deseo tomando frío a la intemperie. Pero el otoño perdido fue benigno como un dios olvidado que aún nos cuida. Tras las ventanas floreció hasta mayo incluso y empapamos sábanas y almohadas y todos todas nos acostamos en el suelo soñamos con caballos y con fuego envejecimos frente al espejo. Entendimos que demorarse es una categoría poética. Ese otoño ocurrió sin escribas que atestigüaran los marrones, los dorados aunque bajaba a besarnos la curva del cuello en las tardes: Tranquilas, criaturas, la belleza acontece también sin ser mirada.

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―SIN TÍTULO― El mundo entra en mi mañana bramando como un toro Tiene en la garganta un fondo a tránsito a flashes blancos, dañosos, balizas y notificaciones. Mi mañana es un beso de dios en la frente hasta que se hace añicos embestida por el mundo que enloqueció de dolor. ―UN PUNTO MEDIO― La ternura y el hartazgo El amor y el suicidio El estrés y el abandono. Tienen en el medio un lugar al que debo llegar. ¿Cómo será ese centro? ¿Será híbrido como sirena o más bien marmolado? ¿será intermitente o promediado? La intemperie y el claustro La súplica y la resignación La sorna y la piedad En el medio son solo una cosa. ¿Será como una mezcla de pintura que se ha vuelto amarronada? Será acaso atigrado como una cruza 60


de ganado cimarrón con trámites en portales digitales. De ingeniería molecular con tortas fritas. Tendrá transparencia como una luna menguante o se parecerá al placer incisivo, ambivalente del melón con sal. El arte de lo posible endurecerse tiernamente ¿será un misterioso texto de exégesis? ¿será como entibiarse al sol cuando hace frío? Las hermanas en los veranos cuando era chica mordía la almohada para no quemarme escondía la lengua me ataba el pelo al ventilador para aprender a volar y de paso no quemarme la gente en el barrio además es revoltijo de piel y soleritas floreadas yo paso y no quiero mirar por si ellos se besan desesperados de tanto estar tan cerca y la verdad éramos tantas en casa no cabíamos bajo la cama cuando era la siesta y había que enguaridarse y el sol vitalizaba las caras y mataba todo lo demás pero ahora enormes máquinas de aire nos congelan lo aprendimos de walt disney y nos olvidamos hasta que se corta la luz porque se cansa de que la manoseen y le aten cosas como en casa, que éramos tantas y salir al barrio era otra cosa no mirar adentro de los autos o por las ventanas por si acaso la piel y las flores se besaban o no sé, vegetaban intensamente no mirar para no quemarse en romance con el calor de tanto tenerlo cerca respirándote en la nuca en el barrio las cajas de aire helado no existían 61


cuando se corta la luz es parecido soleras y flores mordiendo la piel para no quemarse la lengua yo en el ventilador doy vueltas y vueltas y vueltas

―LA CASA― Esta casa es la lucha intensa de la vida contra la muerte. Brotan de sus infiernos ratas y alimañas mastican las sobras fermentadas de lo que supo venir a morirse en un rincón. Primero fueron los mosquitos. Miles. A las siete de la tarde, cuando el sol baja, la casa enciende su zumbido estentóreo como un coro de motos disperso en el aire. Después llegaron cucarachas y, con ellas, alacranes (las arañas estuvieron desde siempre). Y aunque cada nueva plaga viene a comerse a la anterior, cada punto del sistema tensiona para destruir aquello que no tiene ni da vida: cañerías, baldosas, marcos, cerraduras. Los cimientos trisados por la raíz del siempreverde escupen hacia la casa lombrices negras y larguísimas que comparten túneles y grietas con la colonia de hormigas rojas. En esta casa brotan las cebollas en el canasto de las verduras salen pelos a las paredes se herrumbra velocísimo todo objeto de metal y brota la vida en cada juntura de mosaico en cada sitio al que no se llega 62


en forma de hongo de nido de víboras o de enormes ácaros invisibles. Ahora por ejemplo han llegado las mariposas negras primero y después también monarca y las otras. Parecieran venir acá como su purgatorio: revolotean como averiadas e insomnes contra las cosas. Todos los rincones están habitados por la intensidad inagotable de la vida en esta casa que es la lucha de la vida contra la muerte y nosotras somos la muerte.

―LA ANCESTRA― Anoche soñé que mi abuelo no estaba y yo llegaba a la casa y hablaba con ella. Le preguntaba si tuvo miedo la noche de bodas si le dolió si alguna vez, a pesar del cura, aprendió a masturbarse si pensó en huir de la casa si alguna noche llorando se arrepintió de tener hijos si tuvo amigas y secretos o de qué otra forma logró sobrevivir si alguna vez otra mujer le acarició las tetas con alguna excusa o con ninguna. Y le preguntaba cómo se enseñaban los deberes conyugales entre mujeres: con qué palabras o movimientos. Le preguntaba si al coger se permitía gritar algo prohibido si sabe lo que significan todas las malas 63


si un hermano borracho la miró dormir para masturbarse si la intimidad a través de los años valía la pena aunque más no fuera un poco. ¿vio porno mi abuela? ¿compró un arma? ¿asestó un golpe contra algún adulto? ¿traicionó a su marido? ¿planeó una venganza? ¿pensó en tomar veneno? ¿mató un perro? ¿fue violada? Posiblemente fue violada como todas lo fuimos y morirá el secreto como vivió sin ser pronunciado.

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ZAURIEL HERNÁNDEZ (SAN LUIS DE LA PAZ, MÉXICO, 2000) Publicó su primer libro, Crónicas de Sueño y Fantasía (2015) a los 14 años, al año siguiente participó en la antología de cuentos Entre Fantasmas brujas y Miedo (2016). Ganador del Tercer Lugar del 8vo Premio Nacional de Poesía María Luisa Moreno. En 2018 fue seleccionado como Seminarista en el Fondo Para las Letras Guanajuatenses Efraín Huerta y en 2019 publicó Galletas Para Suicidas (Editorial Frenéticos Danzantes); posteriormente, en 2020, publicó Preparo Mi tumba (Revista Extrañas Noches), Cuentos con Chale, Poemas para buscar el Amor en comentarios de Youtube (Ediciones Awita de Chale) y Catarsis Fallida (Editorial Palabrerías). También ha publicado en algunos medios electrónicos y revistas.

―INSERTE TÍTULO ROMANTICÓN AQUÍ― No he visto muerte más profunda desde que me topé con tus ojos y no supe a dónde mirar, el vacío del entorno se llenó de ti, de tus gestos, del movimiento de tus manos, de las veces que te sueño al despertar, de la forma en que caminas, del sabor que le doy a tu nombre cuando lo pronuncio, porque lo digo muchas veces (Cecilia. Cecilia, te extraño. Cecilia, ¿te acuerdas de mí? Cecilia, tengo miedo.

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Cecilia, te amo mil veces. Cecilia, te sigo extrañando Nunca me dejes Cecilia.) cada que necesito desanudar mi garganta. No supe donde quería morir hasta que escuché tu voz y supe que existía tu aliento en mil vocales sin orden específico: suficientes para enterrarme.

―NO TODAS LAS ROLAS TRISTES ACABAN MAL― Te invito al centro por un elote y a comérnoslo lejos del barullo provocado por los silencios en la gente que guarda su abrazo. Te invito a que haga frio y nos acostemos en mi cobija de tigre a ver la muerte pasar. Te invito a rentar un Xbox y jugar a que somos dos piezas de algo sin amenazas de guerra nuclear, donde podamos ser morritos otra vez pa´ saltar en llantas recicladas, luego, estar en los 20s sin saber a dónde guiar nuestros zapatos, al final (5 minutos antes de acabar la partida) podamos ser arrugas mitad polvo 66


y pueda decirte: “Cecilia, estos años contigo han sido un parpadeo”.

Te invito a robarnos un Tsuru, tunearlo, pasear por Embajadoras a altas horas de la noche, que no intente parar un tránsito y huyamos como siempre hemos huido de nuestras propias pisadas, pero esta vez, quizá no la última, juntos. Vamos a ningún lugar a no hacer nada; vamos a ver estrellas con audífonos, uno cada quien; vámonos alv; vamos a alguna casa, te invito a ver películas que hablen de alguien que no es nosotros pero se parezca. Tu nomás invítame a recostarme en tus piernas y sentir que cuando cierro los ojos mis cicatrices son aire.

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―VIDEOLLAMADA― Oye, paro, no puedo dormir. Necesito que me abraces. Soñé que cuatro fantasmas lloraban porque el mundo había explotado; que solo existían mesas para uno; que embargaban mis piernas; que las cucarachas volaban en palabras hacia mi cara; y tú no estabas por ningún lado. Abrázame abrázame abrázame. Abrásame. Dime que no te irás al amanecer dejando una nota en el buró. Déjame acostarme un ratito en tu pecho y sentir cómo respiráramos. Déjame creer que en tus pupilas guardas muerte de la chida e infinito. Déjame creer que tu nombre es una canción que podremos bailar con pies izquierdos en tu cocina. Déjame y no me dejes (a menos que quieras, ahí si yo ya no tendría nada qué decir). 68


―CHOPIN OP 9 NO 2 PLAYING IN THE BACKGROUND― Tienes los ojos más tristes de mi mundo, también bruma en el pecho y unos abrazos que puedo llamar hogar. Tienes más de un hueco guardado por ahí los escucho cuando te me recargas dices que ruge tu estómago no finjo creerte pero saludo en silencio. Tienes pasos que se convierten en nostalgia también en sueño cada que duermo y te apareces después de haberme peleado con el Dr. Simi. Das vértigo cuando no estás aquí y recuerdo que tenemos un trío amoroso con la muerte. Das abismos también humos contra los que no me molestaría chocar. Das quizás te regreso supuestos, das canciones de película muda dosis de realidad serendipias hambre gritos grietas noches en vela 69


líneas redondas ganas de bailar. Y aunque no soy el de la gasolina te echo de menos.

―TÍNDALOS― Volví a hablar con las esquinas de mi cuarto sobre ti; de la vez que nos vimos por primera vez y al despedirnos te abracé con harta pena; del miedo que tengo a que desaparezcas o que caiga un meteorito y no te pueda volver a ver; de las ganas que tengo de despertar, verte toda despeinada y bonita con tu piyama de Chewbacca; del dibujo de Cthulhu que tienes pegado en la pared. ¿Sabías que existen perros lovecraftnianos que viajan a través de las esquinas? Hay que adoptar un perro sideral ándale, ¿sí?

―MONAS DE GUAYABA― Me han correteado los perros suficientes para hacer de mis pisadas una pulga y convertirme en nadie que se acerca. La única memoria que poseo es la de mis grietas que todavía le temen al hielo de la calle y brincan la cuerda en reposo. Mis únicos amigos están en un grupo de Face “Carteristas asociados y venta de celulares robados S.A. de C.V”. 70


Vendí mis pupilas para poder comprar thinner y cinco minutos más. ―EL ROCK HA MUERTO― Lo mataron los vatos que dicen “el rock ha muerto” y no saben cantar. Lo de hoy es echarse un cumbión o perrear con la sombra del mañana.

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CLYO MENDOZA (OAXACA, MÉXICO, 1993) Ha sido becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México, de la Fundación Antonio Gala en España. Ha publicado en revistas como Otro Páramo, Tierra Adentro, AirFrance Magazine y es autora de los poemarios Anamnesis (Cuadrivio, 2016) y Silencio (FOEM, 2018), libro por el cual obtuvo el Premio Internacional Sor Juana Inés de la Cruz de poesía (2017). Ha sido seleccionada para participar en el Festival Internacional de TroisRivières, en Québec y a la Feria Internacional del libro de La Habana. Parte de su tiempo lo dedica a la transdisciplina, a través de la fotografía y el collage sonoro.

―DEFINÍAN LA MUERTE CON LOS PEQUEÑOS FINALES QUE HAY A LO LARGO DE UNA VIDA: LAS CENIZAS DEL FUEGO, TODAS LAS FLORES RECIÉN CORTADAS― El sacerdote acababa de llegar hacía unos meses de la ciudad. A sus oídos llegó el rumor de que la muerta que se velaba, rodeada apenas por un par de niños, era una suicida. Organizó un grupo silencioso de gente que cerró para ella el panteón imitando el poder de una masa. Él al frente, ellos detrás: todos sostenían sus brazos en el aire imaginando al diablo, gritando rezos, aullando No. Alejaron a la comitiva que cargaba el cuerpo en una caja, era lo más parecido a un ataúd que reluciría en el pueblo en muchos años y circulaba excesivo junto a su pequeño cortejo. Y es que ahí se entierran desnudos o sólo con la mortaja; las mujeres empiezan a bordar la suya después de casarse porque corren el riesgo de morir de parto.

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Todas tienen un pedazo de tela qué bordar: encajes, flores y animales de hilo para caer en la tierra. Por las tardes se sientan juntas a coser en silencio, siempre en silencio, un vestido fresco para su muerte.

Para cada idioma hay una idea de la muerte. No muy convencidos, los campesinos gritaban: la suicida no merece la tierra bendecida. ¿Qué tierra bendecida? Estaban enfurecidos, atravesados siempre por el hambre, temerosos de las sequías, del ritmo extraño de las lluvias. Estaban confundidos porque en su idioma materno la muerte no distinguía voluntad de naturaleza. No había una palabra para designar a aquél que corta de tajo su camino y decide despeñarse a la nada como las cabras. Gritaban con rabia y casi con envidia. Tanto, tanto habían insistido en recalcar en el templo la existencia del infierno, durante cuántos años, cuántas generaciones se habían reunido ahí para escuchar que habían piras esperándolos después de su muerte si se rendían ante las cosas que los abuelos decretaron como suyas. Todos lo sabían: a veces sólo había confort en el idioma de acero y hierba. Ahí había un lugar para estar a salvo de las procesadas ideas y conclusiones del mundo de los otros. Si volvían al mundo de su propio idioma la muerte no daba tanto miedo, la muerte ahí era el fin natural, fuese cual fuese la vía. Su definición no implicaba una hoguera infinita, ni la claridad suprema de un Dios con vestido. La muerte: indefinible, se limitaba en ese idioma sólo a ser descrita con los eventos simples de una vida: la ceniza después del fuego, el abono fértil que deja el cuerpo de un animal que estuvo herido y ha muerto.

―CABALLO ROJO CON SACRAS DE COLOR ISABELO― El rojo es el primer color que vemos ¿Cómo podríamos prescindir de él? Si nacemos a través de ese río de placenta y al nacer la sangre nos llena los ojos. Hombres y caballos somos bestias coronadas por la sangre en la abertura, coronados por la luz y el aire desde el momento en que el cuerpo llega.

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Pero ellos, los hombres, aman y son amados. Soy Caballo, nací animal y tengo la sensación de ser yo mismo como todo. No sé qué es el amor de los hombres porque siento lo mismo por cada ser y cosa que ocupan un lugar en este mundo. Obedezco al soldado no porque le deba, sino porque le temo y porque para mí él es una parte mía y yo soy suyo. Puedo oler en los hombres esa sustancia a la que somos ajenos, la sustancia que los atrae y los separa, la que los hace decir: él, el otro. Ella, la otra. Esto: lo que es mío. Para éste, para Caballo, el amor es igual al odio: preserva la memoria más allá de la apariencia, más allá de la enfermedad y los confines del mundo. El amor de los hombres es una sencilla fruta de la tierra, el banquete incomible, la barca y el esquife. Aman como los perros ladran, los gatos maúllan, como la lluvia cae y los caballos relinchan. Y es lo más duro de la tierra. Veo que el amor es la más natural de las resistencias y que, como mis ojos saben hacer por sí solos, los deja asomarse en la sensación del gran vacío. Caballo, me dicen, y yo puedo oler en ellos el deseo agresivo de ser uno y no dos, y no millones. Caballo, me dice el soldado, mientras acaricia mi crin como al cabello de alguien que le falta. Huelo su agrio sueño de hacer una alianza. Pero los hombres sufren y gozan para hacer su historia. Necesitan decir: lo mío, lo otro, yo. Viven para contarse a sí mismos. Siempre, siempre algo que contarse mientras pasan de ser niños a ser adultos, mientras pasan de ser adultos a ser niños y alrededor las cosas nacen en las cosas que se mueren. Su dolor es proporcional a la alegría que estuvo y se fue. Su alegría es proporcional al dolor de perder lo que todavía no se ha ido. A los caballos se nos demanda ser ecuánimes, pero a veces las patas se nos vencen y caemos impávidos ante la muerte de pequeños fragmentos de nosotros: niños, árboles, otros caballos. No puedo nombrar lo que describo, no puedo llamarlo amor o explicarlo, sólo puedo decir: no podemos permanecer inmutables a los trechos de nosotros que se van muriendo.

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―AMNIOS― Hay casas que te hacen esto. Te agobian, te embrutecen. Hay casas así. Nadie sabe lo que ha sucedido antes en ellas. Casas como ésta, en la que deambulan voces de viejos que siempre han estado en cama, que siempre han sido viejos; casas con crujidos del mar abriendo las montañas, de viento mostrando su ruido de alma indefinida. Casas donde el cuerpo del cautivo estará solo, absorto en el ritual del corazón y en la memoria. Pero en la rutina de cuidar que el estómago no se digiera a sí mismo, que una idea no se confunda con una evocación, que soñar no sea confuso, siempre se puede estar a solas, porque todos tienen miedo de entrar en casas como ésta: habitadas, por ejemplo, por una niña triste y por una muerta en llamas.

Ella tocaba las piedras del cimiento y de las piedras surgían unas manos que tomaban las suyas. Unos ojos minerales se movían siguiendo su pulso. Todo lo que no habrían presenciado esas piedras: le dejaban ver, con su temblor, las lomas y las tormentas de viento. Y en las manos las serpientes azules tronaban. Y en las manos la sangre corcoveaba dentro de la tenue piel de las venas. Ella vivía el remanso de las calles, el latir transparente de los muertos. Las piedras decían su nombre: me llamo tal, he visto aquello. Para que una piedra mire es necesario que toque algo vivo: leen en el pulso del mundo. Así la casa entera se estremecía mirando en Águeda. Y en ella se enunciaba la tierra y sus adormideras cercanas. Eso era su libertad. Las piedras la dejaban mirar y en el mundo de lo pétreo su amor le tocaba los cabellos; el amor y sus rondas de niños. Las piedras dejaban mirar el beso a los pies de la corriente y el fuego que fuera de ahí ardía todas las noches.

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En un árbol sobre el río se encontró el cuerpo del niño Rosales. Estaba acomodado entre las ramas con la posición del que cabalga. Lo habían amarrado con el ahogadero de un caballo. Se mantenía erguido y quieto pese al pulso invasor de las moscas. La sangre había hecho una costra sobre las raíces del almendro. Ella fue la primera que lo vio. Miró hacia arriba y lo primero que vio fue el ojo que parecía un hormiguero. No le sorprendió ver a un muerto, ni el olor a agua vieja de flores, tampoco el sonido de las moscas a su alrededor. Le sorprendió que el niño Rosales pareciera un anciano azul jugando sobre un árbol, un arcángel cabalgando un bayo esbelto y gigante.

Pedro: Tuve que decirle a mi cuerpo que ya no volverías. Tuve que decirle: no va a volver, Pedro no va a volver. Se lo dije como me lo dijo mi padre cuando reía mirándome a los ojos: no va a volver. Pedro no va a volver. Yo recordaba el río, ese brazo de río donde nos enseñó a ahogar a las perras y a los ratones. Fui hacia allá corriendo en cuanto pude. No quería creerlo. Me perdí. Estaba lloviendo y todas las cosas tenían una cortina de agua. Pero me di cuenta de que era ahí porque los perros que venían conmigo se tiraron, salpicaron lodo. Y yo miré hacia arriba y te vi: parecías un ángel cabalgando un bayo esbelto. Y las moscas zumbaban a pesar de la lluvia y tú ibas a través del viento, Pedro. Y tu árbol se movía lentamente, la lluvia parecía haberse traído al mar y tu árbol se movía como un caballo filoso, lentamente. Entonces le dije a mi cuerpo: Pedro no va a volver, ya no. Me fui lejos, hasta que el frío me entró en los huesos y de repente supe que tenía que decírselo a tus padres. No sé cómo llegué hasta allá ni cómo se los dije. Volví a casa de esta anciana, la que estoy viendo. La que me mira. Me dice: Pedro no va a volver, no lo desees. Este vuelve a ser el instante del floreo, el instante de la noche en que caí al mundo, la noche en que tu padre estuvo orgulloso de tu sexo, la noche en que mi 76


madre temió por mi sexo, la noche en que las olas estrellaron, el instante preciso en el que una lejana tortuga anidó en la playa. No cierro los ojos: los abro. Me quedo junto a ti, me hundo en ti cantando, porque no hay guardián más parecido al sueño, al fuego, a las rocas. Te siento retroceder y llevarte tu sombra, pero sé que me oyes. Allá con qué nombre debo llamarte. Con qué nombre te busco. No se imaginó nunca a Pedro como ese jinete de la boca entreabierta y cargada de la lluvia que caía desde un azul sin límite. No se imaginó nunca que su padre se vengaría, que habría una deuda. La lluvia arreciaba. La lluvia: una ventana sucia desde donde lo miraba, allá arriba, con hormigas y tierra. En los confines del mundo Pedro Rosales seguía jugando, detrás de su carne, después, hasta donde no hay nada pero uno permanece. Acá estaba el triste rencor por los muertos que no nos esperan. Esta vez la cosecha sería vasta porque el agua caía, no dejaba de caer, como el hilo inmaterial de una bobina interminable, el hilo; saliva de un dios cuando habla, o llanto de los que parten cuando han recién nacido, decía su madre. Águeda otra vez tuvo miedo. Qué bueno que estuvo la lluvia atenuándolo todo. Dios siempre es un emisario de flores, Dios siempre es un cuerpo dorado, qué caridad, dice el Pueblo, ahora ese niño ya no sufre. Que en el sueño de Pedro esté su amor, su amor y una ronda de niños.

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LIVIA AUATT (SANTIAGO DEL ESTERO, ARGENTINA, 1997) Estudiante de Filosofía. Presentaciones en Feria Provincial del Libro Edición 2018 y 2019; entre otros ámbitos literarios locales. Publicaciones en Diario “El Liberal” – ARGENTINA (2018); Revista Granuja –MÉXICO (Mayo 2020); Revista Primera Página- MÉXICO (Junio 2020).

―MARAVILLA― En una fuente ósculo de luna cóncava para la reminiscencia del celeste misterio que nos mata antes de la desventura. Desangran las arboledas en tinieblas de desamor.

―SIMULACRO― En el final de la maleza, cetros de sombras vívidas. Se divisa lejano, busca la sinrazón en la llovizna habla en la inconstancia 76 de su cornisa irónica. Ansiando la grieta que lo eleve al vacío ilusorio.

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Éxtasis cómo cortejar el instante? todo paraíso conocido una vez más. Las siluetas de los árboles contornos ausencias vuelven a la desnudez infinita nada. La habitación lateral alegoría de un revés al que siempre seré sempiterna sombra retoño encendido. Deleznable riada mutación secreta de noche nutricia y magnética. Él voz misiva desmadeja la bóveda celeste. Caníbal de almas me unce a su leve movimiento, un monte que al silbar me encanta.

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Una centella piensa en mis ausentes cuando el blindaje claveteado de mi yo sopla estrella. Enclaustrada melodía rompe el cuero esa forma pensativa.

―FRAGILIDAD― al carmín desvelo lo perfuma un sueño que no palidece entre sus costras infinitas. Desanda ese camino para desterrar al indómito corazón, que divisa el suspiro la brisa el presente tiempo misterio de tarde en su matiz. Jadeando su vértice entibia la transparencia que sucumbe al vuelo barranca derruida para la lejanía.

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―INICIO― Hacia el río el jagüel del recuerdo espeso brillo truncado de espuma, suspende el tiempo de la resurrección. Una tierra roída donde nace oculta la mirada encendida. Mientras la sombra vuela a la niebla de la noch cae rocío templado sacude un cuerpo sin espacio. No es la verdad lo que disuelve un alma... Es tarde la voz se fuga tras la ventana compone el llanto destruyendo el cielo. La gota danza como un fétido espejo sin nadie que puede alcanzarla. El cántaro ríe ante su gracia pariendo un corazón tan claro como la luna de ayer. 81


Dejó llevar a su interior la visión primera e unívoca. Inquietos mantos fulguran el ritmo que navega, suspendidos por un hilo de recuerdo amainado que enfrenta el caudal profuso de ojos lenguas y mejillas lánguidas. Avanza línea dispersa de hoja caída apremia su paso. Alma desvestida ríes ante los ojos abiertos de virtudes verdes.

Enloqueces rama fruto tallo gentil qué escondida estás alma mía!. Ocaso del día tómame rojiza niebla de lo que no morirá jamás. Ciega de lugar y razón vive de las sombras. 82


Un muro la salida de los ojos abiertos canta la misma lengua. Los jardines sonrisas y fusilados huellas del día cercano.

―ALQUIMIA― Retrato de entonación ceniza esquina limbo aparente de satén rasgado. Pestaña, una tradición de onda que me conduce a la eternidad hosco minuto invisible exhalación sublime de filoma náufrago

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La revista Granuja publica su primer dossier enfocado a la creación poética, en medio de estos tiempos virales y de alzamiento social. En este dossier reunimos a doce poetas de México, Perú, España y Argentina, con la intención de ofrecer a nuestros lectores una muestra del quehacer poético actual de algunos países en lengua hispana. Sabemos que ellos no son los únicos que resisten a través de la poesía desde sus realidades particulares, pero con esta publicación daremos testimonio de que los gritos solitarios de nuestra generación persisten a pesar de las tribulaciones de la época. El editor


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