GRANUJA
GRANUJA revista es una publicación intermitente de creación artística editada en México para su difusión y pronta degustación DIRECCION EDITORIAL Andrés Gómez PORTADA Laura Márquez Córdova CONTRAPORTADA Ana Pobo Castañer CONTACTO [correo] granujarevista@gmail.com [facebook] Granuja revista [instagram] @gra_n_uja @gra_n_uja_editorial ILUSTRACIONES/FOTOGRAFIAS Una ventana de Oaxaca. José Armando Quintero Cuevas Pareja.. María Susana López Ángel. Andrea Lugosolis
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2 LUIS OREA MEDIOCRES
Fracasamos como no pudimos hacerlo damos un paso en falso ante la mesa atestada de gente de esa noche Miro por primera vez la línea que se marca de la comisura de tu labio al lóbulo nasal La primera arruga desde hace diez años de no prestarte atención Noto el agrio del sudor y la falta de modales al abrazarnos bebemos una noche otra vez a espaldas de la mesa el elenco distinto los mismos humos el mismo olor a cosméticos después de bailar el rostro aparece como una consecuencia del monstruo sé que soy esa línea en tu rostro la ausencia la primera mirada del hombre que sabe que ha vencido El tacto a un ser más allá de mi humilde expresión las arrugas en tu cara dibujan un alma con todo el ritmo que esto pueda contener lo roto
GERARDO SZAE
THE SPOON IS TO BE OPENED
Cuanto más giro al cóncavo jazz de una cuchara hay esta visión en la que escuchado el magnífico Afro Blue del santo John Coltrane un fabuloso tren azul cruza los rieles de un huracán hallado en su reflejo & su nirvana cerebral antes del primer bocado en 1963 cuando en Birdland ejecutaba la versión definitiva en su soprano espiritual rasgando el cénit de la pulpa americana como trueno amamantado por el ubicuo seno de su párpado caído a la inspiración africana de un profeta que m o v i ó la tierra con su aliento ¡hierático & se formó la luna que nadie ha vuelto a ver a través del humo oriental que recorre mis pulmones cuando aspiro del sagrado cuerno ((chílum)) & exhalo por segunda vez esperando ver más allá de mi fractal distante en la imagen real de esta cuchara.
LEON H. SOLANSKI SUENOS
1 Llevo tres días en cama. No estoy enfermo ni nada por el estilo. Soy sencillamente un adicto a los sueños: En los sueños consumo todo aquello Que en la realidad se me aleja a grandes pasos. 2 Sueño con bulevares y chicas paradas al filo de los mismos. Una de esas chicas es pelirroja y usa un par de Chuck negras. Se para al filo de la banqueta como si estuviera en la orilla del mar. Al borde de una playa lejana. Una playa que no existe Y que sólo la chica puede concebir en sus respectivos sueños. 3 Sueño con rostros que no existen y con voces que jamás he escuchado. Sueño con las personas que me gustaría encontrar. Sueño con personas que a su vez sueñan Con lugares que a ellas les gustaría conocer. Yo no puedo soñar esos lugares. Sólo puedo soñar los rostros que los sueñan. 4 Sueño con la pelirroja. La pelirroja que aborda mi auto Y mi auto que aparca en el bloque de departamentos. Sueño con la pelirroja desnudándose. Su cuerpo es delgado y tiene moretones en las nalgas y en los senos. Sueño con un cuerpo desnudo que jamás he visto y que mi mente construye. 5 Sueño con una pelirroja que a su vez sueña que no es pelirroja (O sí) Y que escribe bellos poemas que componen bellas antologías. Antologías que se venden en bellas librerías. Librerías situadas en esos bulevares donde he abordado a la pelirroja. 6 Hay sueños mojados y sueños secos. Hay sueños ligeros y sueños pesados. Sueños siempre incompletos. 7 La pelirroja sueña que amanece en una ciudad muy hermosa. Una ciudad que no es París ni Buenos Aires ni Santiago. Una ciudad con muchos bulevares Y muchas librerías donde se venden muchos de sus libros de poesía. 8 Sueño con personas que a su vez sueñan. Sueño con personas que no existen Y que a su vez sueñan con ciudades que tampoco existen. Sueño con bulevares y chicas de pie sobre el filo de esos bulevares. La vida es un sueño dentro de otro sueño.
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DANIEL BEZARES RODAS NEOMEJICO
En la superficie de Júpiter hay un policía espacial, un policía espacial neomejicano. El año estelar es 5720 después de AMLO. En la imensidad del espacio las estrellas brillan, naranja y rojo es su color. Cada estrella es un Oxxo. La tierra es un trozo de lodo devastado por la ira de la cerda coreana hace muchos, muchos años atrás. Con todo, no ha perdido el encanto. Cientos de turistas la visitan cada año, tomando fotos, dejando su basura como una muestra de respeto. Como las flores en una tumba, flores podridas para un mundo podrido. Nuestro policía espacial neomejicano se llama p-3-p3-ax12, pero sus amigos le dicen Pepe. Júpiter no se llama Júpiter, ahora es Neoméjico, el hogar de Pepe, gobernado desde su fundación por el androide supremo Chabelosan 3000. Pepe, que ha trabajo turnos de doce horas desde hace un mes, pasa los días preguntándose lo que se sentirá tener una compañera, alguien con quien compartir su soledad. Pepe está harto de los androides, de las prostitutas marcianas y sus ventosas tan molestas. Pepe enciende un cigarro, toma la pala, continúa cavando. Cava y cava un hoyo muy profundo para tirar los cadáveres de los estudiantes plutonianos que incendiaron una de las estatuas del androide supremo como protesta a la marginación de los cuadrantes más lejanos. Pepe, por ser el más chiquito de sus clones, siempre ha sido discriminado y dejado sin compañero de guardia. Solitario se ocupa de su cuadrante, incendiando cadáveres, extorsionando despistados, desapareciendo a los opositores. Pero lo que en realidad desea es tener algo de compañía, y vive preguntándose por qué nadie lo quiere. Después de tirar los cadáveres de los estudiantes en la fosa, les prende fuego con un lanzallamas. El humo se eleva como una exhalación de la superficie, una de las tantas exhalaciones necrófilas del planeta. Una vez quemados los estudiantes, cubre la fosa con tierra. Y aunque Pepe no lo sepa, no existe mejor abono para la tierra de Júpiter que los cadáveres. Pepe se dirige al Oxxo estrella más cercano. Toma una caguama, la paga y se sienta en el estacionamiento a tomar directo de la botella. Un franelero con dos cabezas se le acerca y le dice que ahí no se puede beber. Pepe saca un arma y le apunta en la cabeza, el franelero entiende el mensaje y se va. Mientras Pepe está sentado, ve un auto que se acerca. Del auto sale una mujer muy alta y delgada, su piel es color naranja, tiene cuatro ojos, amarillos como una estrella envejecida, tiene una aleta en la espalda y una trompa con un par de colmillos que sobresalen de la quijada. Pepe no ha visto nada así en su vida. Le habían platicado lo hermosas que eran las mujeres del cuadrante 56, le habían dicho que eran las mejores mujeres de toda la galaxia. Pepe le pega el último chupe a su caguama y la avienta en el piso. El ruido de la botella al romperse llama la atención de la mujer, que ve a pepe con asco mientras entra a la tienda. Los policías son clones mitad cerdo mitad hombre, además de su carácter, su aspecto también les ha valido el desprecio de toda la galaxia. En un nuevo movimiento político, se ha iniciado una campaña para remplazarlos por androides, pero los sindicatos entorpecen los esfuerzos por un cambio. Pepe se pone de pie, se limpia el uniforme manchado de tierra, sangre, lodo, cenizas. Se acomoda el gorro y entra a la tienda siguiendo a la mujer que acaba de ver. Pepe ve a la mujer en uno de los pasillos. Y se acerca a ella. ¿Hay algún problema, oficial? Dice la mujer. Ninguno, sólo estoy viendo. Dice Pepe. Ok, que pase buenas noches. Dice la mujer. Qué sabrosa estás. Dice Pepe y le agarra la mano. La mujer trata de alejarse, pero Pepe la sostiene fuerte. La mujer lanza un chillido, los androides que atienden los oxxos nunca se meten en los conflictos de los clientes; únicamente observan sin perder su acostumbrada cara de asco, son lentos y nunca abren dos cajas. Pepe sostiene a la mujer y le besa el brazo dejándola llena de babas. La mujer grita, Pepe la abraza, el androide dice: “No hay servicio.” Pepe jala a la mujer junto a su cuerpo de trescientos kilos, y sus dos metros de estatura. La mujer no tiene escapatoria. Pepe está abriendo un agujero, en el piso un bulto tapado con una bolsa negra. La oscuridad de la noche en Neomejico es fría y silenciosa. En medio de la nada, de la sangre y el lodo. Un policía del 5720 después AMLO, sostiene su caguama mientras mira al horizonte, y piensa en la soldad de su oficio.
FERNANDO IMPAGLAZZIO
SOLO
eu poderia escrever um poema longo sobre a solidão do homem soropositivo mas isto seria desonesto comigo éramos dois, ele tocava a bateria, e eu, o vocalista e guitarrista, fizemos sucesso por um tempo até que o barulho no metal dos pratos da bateria me entediou, seus bumbos percebi que algo estava errado eu poderia escrever um poema longo sobre a solidão do homem soropositivo mas isto seria desonesto comigo o baterista permaneceu ali, no canto dando ritmo e cor à minha vida foi quando apareceu um guitarrista solava bem, quase um Jimmy Hendrix mas não demorou muito para que eu desistisse daquele rock overrated anos 60 eu poderia escrever um poema longo sobre a solidão do homem soropositivo mas isto seria desonesto comigo o guitarrista sentou-se ao lado do baterista deram um beijo, começaram a conversar sobre a vida, fiquei alegre ao ver aquela cena foi quando surgiu o tecladista descabelado pegou o amplificador e começou a tocar Philip Glass eu poderia escrever um poema longo sobre a solidão do homem soropositivo mas isto seria desonesto comigo todos os dias quando vejo o baterista, o guitarrista e o tecladista juntos sentados se amando, cedo voz ao meu maior orgul ter sido o membro fundador desta banda the Lonely Men’s Lonely Hearts Club Band que se orgulham de ter tantos homens solitários ao seu lado we’d love to take you home with us we’d love to take you home eu poderia escrever um poema longo sobre a solidão do homem soropositivo mas isto seria ignorar que a carreira de um homem é sempre do tamanho do solo.
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SARA PEREZ
EL DRAMA DE UNA TRAGEDIA INESPERADA
Desde su habitación Alejandra escuchaba a su vecina pedir ayuda, todo apuntaba a que su esposo la estaba golpeando. Era la tercera noche desde que la pandemia fue decretada en Guatemala, que Alejandra vivía está escena. La primera noche quiso llamar a la policía, pero Javier, su novio, la convenció de no hacerlo y la segunda estaba muy borracha como para llamar. Pasados quince minutos de gritos del otro lado de la pared, Alejandra asustada y desesperada tomo el teléfono y marcó el número de la policía. Javier entro a la habitación y al percatarse que Alejandra estaba hablando con la policía, inmediatamente desconecto el teléfono. Alejandra no comprendía que estaba pasando y quedo petrificada por un momento. - ¿Qué te pasa Javier? – Le dijo Alejandra a la defensiva. - Ya te dije que no es buena idea meterse en asuntos ajenos, vos no sabes quién es esa gente. – Dijo Javier severamente. - La va a matar. – Susurro Alejandra después de una pequeña pausa. Alejandra y Javier siguieron discutiendo por un momento, pero finalmente Javier la convenció de no llamar, además los gritos habían cesado. Juntos se fueron a acostar, pero Alejandra pasó la noche en vela, pensando en si su vecina estaba bien y sobre todo en por qué Javier actuaba de esa manera. A la mañana siguiente Javier salió muy temprano como usualmente lo hacía, tenía que trabajar así hubiera una pandemia, se fue sin despedirse de Alejandra, que se quedó en la cama hasta que Javier se fue. Alejandra se puso los zapatos, recolecto la basura de los baños, de la cocina y sacó la basura a la calle. Al salir se encontró con su vecina, no tenía ninguna marca y tampoco parecía mal, así que decidió acercarse a preguntar. - Buenos días ¿Todo bien? – Preguntó Alejandra sorprendida. - Si ¿por qué? – Dijo Inés queriendo averiguar más. - Es que escuché unos gritos anoche. – Le contestó Alejandra inocentemente. Inés le explicó que todo estaba bien, que probablemente lo que escuchó fue la película que estaban viendo, sin saber que Alejandra llevaba tres noches seguidas escuchando gritos de auxilio, en ese momento sin decir más Alejandra se despidió nerviosamente y entró a su casa, recordó inmediatamente las múltiples advertencias de Javier, se dio cuenta que probablemente él solo la estaba protegiendo y quienes estaban mintiendo eran sus vecinos. Llamó a Javier para contarle lo sucedido con Inés, él se alteró mucho y le dijo que no tardaba en regresar a la casa, que lo esperara allí. Mientras lo esperaba Alejandra comenzó a barrer su habitación, noto un movimiento raro en la ventana y se asomó, logró vislumbrar que sus vecinos metían en su automóvil a una mujer amarrada por los brazos y con la cara tapada. Esa imagen aclaro todo en la mente de Alejandra, sus vecinos eran secuestradores y Javier probablemente lo sabía. Asustada y sospechando inmensamente de Javier como cómplice, Alejandra comenzó a alistarse para huir de esa casa, pensaba irse del país, pero antes denunciar a sus vecinos, mientras hacia su maleta escuchó a Javier llegar y decidió tomar un cuchillo para protegerse y lograr salir. Javier entró asustado y le dijo inmediatamente a Alejandra que prepara las maletas para irse. - ¿Entonces tú lo sabes? - Le dijo Alejandra firme y sin miedo. - Si, los vecinos son narcos, la otra noche vi al señor sacando unas bolsas de cocaína. – Dijo Javier avergonzado y preocupado. Al escuchar las últimas palabras de Javier, Alejandra recupero la confianza en su novio y le contó lo que observó en la ventana. Javier se asustó aún más y le dijo a Alejandra que mejor salieran ya, sin nada. Juntos comenzaron a salir en el automóvil y justo cuando estaban saliendo del garaje, dos hombres aparecieron, uno en cada lado del carro y les dispararon. Javier y Alejandra murieron inmediatamente. La policía aseguró que el asesinato de Javier había sido pasional, ya que Alejandra tenía un cuchillo, también dijeron que ella se había suicidado después de cometer el acto, a pesar de que Javier no tenía ninguna herida por arma blanca y que Alejandra no tenía una pistola.
DIEGO ARMANDO SOLIS
LOS AMIGOS
Mis amigos se fueron sin despedirse
LAS GRIETAS Hay grietas en el techo de la habitación que ruegan por expandirse desde el día que me mudé con Indra. Desde entonces las fisuras luchaban por sobrepasar sus límites y las verdades no habían sido descubiertas. Indra y yo arropábamos nuestros alcances y lo que fuese: queríamos saber lo que fuese a toda costa por eso espabilamos cuando las arañas aparecieron en las grietas comenzando a intimidar con sus no sé cuántos ojos diminutas y exigentes de luz procreándose en las hendiduras generadas sobre el estuco, encima de nuestros cuerpos dormidos del mundo que llamamos hogar por mera costumbre,
y fui quedándome solo conforme paso el tiempo. Algunos se encerraron en clínicas de rehabilitación y nunca fueron los mismos desde entonces, otros se molestaron por las cosas que no dije y se convencieron de que había perdido el control de que estaba al borde de un colapso mental y una recaída era lo más inminente en mí pero se han equivocado. Otros se alejaron porque algún amigo murió y no querían pasar por lo mismo de nuevo, a ellos los comprendo. Fue triste, no lo niego, el haberme acostumbrado a caminar sin observar, sin sonreír y sin charlar siquiera. Mis amigos me cosieron los labios alegando que era por mi bien y nunca se disculparon. En cambio, se rieron de mí. Lo que más duele admitir es que en algún momento fui mi amigo yo también.
ellas cogiendo como animales que son y nosotros lamentándonos como conscientes que somos siempre un paso adelante en la evolución y uno menos a lo que de verdad importa: expandirnos como grietas hasta que sangren los pómulos y los brazos vibren, dejarnos habitar por las arañas con sus no sé cuántos ojos y saciar la sed cuando nos llueva bajo techo.
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FRANCOIS VILLANUEVA PARAVICINO
LAS CENIZAS DEL OCASO «porque la noche está de ojos abiertos» Benedetti
El arrecife de coral, al pie del abismo, era un dulce que paladeaba la hioides, la hioglosa y el septum medio. Podía alucinar aquel efecto de hachís como si bebiera el vino y en mi sonrisa relampagueaba el invicto de las tragedias del arconte. Eran huracanes cuyo ojo yo domaba con látigos, sentía el poder cubriéndome de crueles carcajadas y yo, ileso, disfrutaba las ofrendas como la artemia salina de lo efímero. Vislumbraba aquel sendero de espinas y rocas abruptas, como la playa de Maldivas antes de ser hollada por Adán, pese a los barrancos, la sangre derramada y las lágrimas. Aquel destello era un torbellino de fuego, castillo de lava infinita, yo las besaba con la pasión del amante ciego, y me sonreía sin saber que todo se empozaba en el fondo níveo, sin llagas ni queloides del que ha pisado el Infierno Telúrico, ni del que ha visto los ojos llenos de furia de Medusa, la inaccesible. Todo se almacenaba ―gota a gota― en los 365 crepúsculos, hasta en los bisiestos de bellas sorpresas, como aguas tranquilas, donde me sumergí y nací como Jesús al ser crucificado, cuyos clavos, con devoción, yo coloqué en el trono áureo, antes de abrir los ojos a la vida y, es cierto, al amor y la destrucción. Aquella tarde bebí la sangre propia, en una celda oscura y fría, ahogándome en la cicatriz de dientes infinitos, con ráfagas hirientes de bóvedas celestes, cuya sombra amé con frenesí, tan dulce, tan tierna, que estocaba bajo el cenit como una espada ardiente, y entonces yo era las ascuas del fénix malherido, deseando como el neófito el altar de su nueva iglesia, ya destruida por el eclipse de los astros opacos, ya en el hemisferio opuesto de las huellas de nuestros pasos.
LIZZIE CASTRO
I DONT LIKE YOU! MEOW MEOW! siento miedo un par de manos aprietan mi garganta me ponen en una caja metálica cierran la puerta tengo calor rasguño las paredes no puedo respirar mis ojos se cierran último maullido los gatitos dominamos el mundo
PUEDES IR A SOLTAR LAS AMARRAS AUN ASI TE LO IMPIDES No me puedo ir al puerto a mirar los barcos por la noche Alejandra Pizarnik [8 de marzo. Diarios]
salgo tomo el camión tiro del cordel frena El Nuevo Mundo abre sus cortinas la gente no para de solicitar ayuda regreso a casa los escucho a ellos la misma historia Ellos hombres de su tiempo mi madre también lo es bebo café con leche con una cicatriz en el pecho voy a la cama no hay caricias no hubo infancia
GERARDO ALEXIS VIANA
ORIGAMI
Escribí una oda con tinta de cáscara de nuez secada en un viejo papiro color magnolia. Floreció con penurias por el lejano mar azul de tus ojos. Estrujé el papel, arranqué el reconcomio de un coro fallecido porque un cantico o una oda no heroica. muere siendo origami.
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AMADO SALAZAR PIERO MANZANO, ARTISTA CULINARIO Aquella mañana, Piero Manzano —el vehemente crítico y corredor de arte— se despertó más malhumorado que de costumbre. Como estaba hambriento (no había cenado la noche anterior) se dirigió apresuradamente a la cocina. Allí puso a calentar el aceite en la estufa, rompió un huevo y lo echó al sartén. Pero como esa mañana se sentía audaz, y no quería desayunar lo mismo de siempre, tiró lo que había hecho y comenzó de nuevo. Esta vez calentó el aceite, echó el huevo al sartén y por último rompió el cascarón. «Apuesto a que nunca antes se había hecho», pensó Piero. «En verdad que sólo a un genio como yo podría habérsele ocurrido». Y llamó a su madre para que degustara el experimento. Después de probarlo, ella juzgó que estaba más bien insípido, pero elogió la originalidad de la presentación. A decir verdad, la pobre apenas pudo tragar aquel vomitivo, pero se lo disimuló a su hijo para no desalentarlo. Y también porque sabía cómo se ponía cuando alguien le llevaba la contraria. No pasó mucho para que la mujer se arrepintiera de su error, pues en ese momento Piero juró, ante ella como testigo, que no descansaría hasta convertirse, sino en el mejor cocinero, cuando menos en el más innovador. Esa noche Piero se la pasó en vela pensando cómo llevar su obra al siguiente nivel. Cientos de ideas desfilaron por su mente, cada una tan subversiva como la anterior, pero todas le parecieron indignas de su talento... ¿Quién hubiera dicho que ser un genio fuera tan difícil?
Por fin, casi al amanecer, dio con la esquiva revelación y saltó a la cocina todavía en piyama.
Allí vertió el aceite directo en la estufa. Luego echó el huevo y por último rompió el sartén.
Y de inmediato corrió a despertar a sus vecinos para compartirles la primicia de su inventiva. Todos concordaron en que aquello era indudablemente lo más transgresor que se hubiera visto. Lo cierto es que estaban acostumbrados a las excentricidades de su vecino y deseaban volver a la cama. Además, ninguno quería escuchar de nuevo sus disertaciones sobre la reinvención del canon gastronómico y otras peroratas similares. Satisfecho de su éxito, Piero agradeció los elogios y felicitó a su público por su elevado gusto culinario. Sin embargo, apenas los hubo despedido, el pánico lo asaltó: si quería superar lo hecho, para su siguiente obra tendría que esforzarse aún más, llevar al límite su creatividad. Tres días estuvo encerrado en la cocina. En ese lapso consultó infinidad de recetarios, probó todas las variaciones posibles e incluso volteó los muebles patas arriba dos veces. Estaba a punto de rendirse cuando la inspiración llegó: Completamente fuera de sí, Piero rompió la estufa y la puso a calentar sobre el huevo. Se bebió el aceite directo de la botella. Y como no supo qué hacer con el sartén, resolvió empollarlo. «Brillante —se dijo con el mango del traste ensartado en el culo—; aunque lo creía imposible, me he superado a mí mismo». Sin embargo, por mucho que buscó, no halló ningún valiente que se atreviera a probar su receta. Eso sí, lo vanguardista nadie se lo quita.
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ALE MONTERO
LO PEOR SUCEDE EN LOS PRIMEROS AIOS
Un viento helado nos congela fuera del útero. Nos reciben con azotes,
P-ARTE DE MI VIDA
llueven agujas en los brazos, las nalgas quedan lesionadas
Salgo de preparatoria. La luna se esconde detrás de la refulgente urbe. Las calles son narraciones temporales. Me hago preguntas sobre habitantes silenciosos. Es 2012, el futuro es una opaca reminiscencia. Odio soportar profesores y compañeros con tétricos pasados. En la quietud de las carreteras nadie grita sus ideas. La música es más filosófica cuando la sabiduría del gélido asfalto se combina con el enigmático firmamento y los automóviles desplazándose a lugares inciertos. Me estanco en mí Caer en agujeros de nublado espejismo… me traga una película, repite mi presencia en el reflejo, tengo por mente un pozo de trémulos… caigo en mí, en cristal evaporando mi cráneo. Mis piernas: congelada dimensión. Regreso a la raíz del tiempo: soy espiral inmutable y enterrada.
por inyecciones, colocan aprendizaje sobre nuestras espaldas mientras los gritos nos hacen estallar las mentes. Nuestra personalidad se transforma en un vórtice de identidades falsas. Al observarnos en el espejo nos preguntamos nuestro nombre. Con el orgullo roído, la garganta sepultada en tragedias, llegamos a la adultez con un reclamo empuñado dispuestos a devolver el regalo que nos dieron por años: ignorancia.
AMAURY SALVADOR CAZADORES DE PALABRAS Los poetas jalonean las palabras las pisan las escupen también se les arrodillan y les prenden cirios.
DIECISIETE Llegaste tambaleándote con tus piernas flacas, un cubrebocas y dos ojos que se derrumbaban como un ciervo atolondrado.
REFINADOS Somos los changuitos de la jungla, hacemos bulla en la mesa cuando escuchamos la plata de las bandejas repletas de comida. Nuestros bajistas usan sombreritos chistosos y se menean enteros con las notas que salen de nuestros instrumentos. Nuestras manos son las del gorila al tomar la taza del té. Los espacios de los living rooms son mínimos: nuestras rodillas se duelen del encuentro con otras. 2 Leemos en hojas de papel algo que las aves ni siquiera intuyen. Usamos anteojos. ¿Pueden creerlo? Hemos llegado tan lejos.
Fuimos al local donde te perforarían la nariz y te preguntaron si antes ya te habías perforado contestaste “los pezones”. Las dos tabletas de clonazepam que habías tomado se mezclaron con el pulque que después me diste de beber con tus fluidos vaginales. Me dijiste “saca la lengua” y ahogaste mi cabeza como una calabaza en tus aguas. Estábamos viendo una película gore que no terminamos de mirar.
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AMAPOLA ISLAME
VIDAMI
Cordones umbilicales ahogaron la vidamí ahí en el soplo primigenio malvenido incitaron el ayeo que cayó afuera y al primer vistazo de su cuerpo Se enterró bien jondo como un cante bajito, en una lengua muerta se enterró allá allá en la tangente de nuestra sala que es un florilegio de gritos huérfanos por la esperanza sorda de un cante infante, mutilado. Ay de esta pequeña vida mía ay de esta mi vida nimia invisible impedida inalcanzable absorta abyecta aire sobre el aire acuario y vidrio roto.
Esta mi vida, mi vida misma agazapada en la esquina de nuestra sala golpeteando con dedos de timidez niña pide prórroga ruega por un tiempo perdido Tiempo perdido por la vida mía perdida la misma vida mareándose sin parar allá cuando fuimos niña allá cuando no conocíamos otra lengua que la escondida ¿Por qué no te enervas frente al nihilismo de las amapolas incrédulas? de las amapolas horrendas que ostentan el orgullo y la incuria de no inmutar sus filamentos pese al desborde que proclama fin -despreciables dormideras esperando entusiastas el acabo de la fiesta pese a la vida mía, a la vidamí-
RINGO YANEZ
LA VIDA DE LAS ESTRELLAS Gritarás que al fin encontraste la palabra, que ahora podrás escribir el poema y explicar el mundo como los poetas que admiras, pero al igual que el brillo de las estrellas sobre la noche, aquella palabra habrá muerto cuando puedas sentirla en el cielo radiante de tu lengua, y nada, absolutamente nada, podrá expresar el fuego que duró tan sólo unos cuantos segundos sobre la tierra.
POR SI FUERA POCO El agua se cotiza en Wall Street. Los bosques, igual que la casa de la infancia, desaparecen. No basta ya con ver al teatro de los años actuar sobre el cuerpo; ahora también hay que presenciar el fin del mundo.
NUNCA MAS Éramos jóvenes y habíamos escalado los años hasta que tocamos el cielo y, sabiendo que todo terminaba allí, junto a las nubes, nos despedimos. Ya no hubo nada más que hacer, ese era nuestro último día juntos Los caminos se bifurcaron y se desvaneció el lenguaje que tan alto llegó, muy cerca de Dios, como esta torrecita de palabras.
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ESTEFANIA CAFEINA CUENTO PEQUENO DE UN MALESTAR ACUMULADO
Había una vez un sistema de la represión, un régimen de la depresión social, caldo de cultivo para este Estado estéril, infértil. Nos quieren apagadxs, hundidxs en nuestra tristeza individual, ahogadxs en mil maneras de dopar esta realidad sigilosamente violenta. Si este malestar social araña tu mente, Dr. Psiquiatra dice: -Trágate este Valium de 500 gr. Para seguir soñando. Mientras, este planeta tierra es destrozado por los señores hambrientos de poder o cualquier otra mierda disfrazada de pro desarrollo ¿Desarrollo de quién? Los arroyos sedientos y envenenados nos cuentan otra cosa. ¡Cállate!
Que irritas a este monstruo
Que-da-te-quie-to. Miedo nos paraliza, no se analiza la náusea que lo provoca, la violencia disfrazada de hartazgo se manifiesta desesperadamente, haciendo arder todo a su paso, pero aquí pierde quien No organiza su rabia. Los panópticos vigilan y aplauden esta guerra estúpida entre humanos y su verdad absoluta. Si te sales del plan te castigan y en el peor de los casos te matan ¡Nos matan cuando te matan! Renuncio a mi puesto de humana y le apuesto a ser semilla. Sueño despierta, y no exagero cuando te digo que somos más las almas campesinas, que germinan y hacen florecer esta tierra seca, ahogada en sangre de los que hicieron callar, pero no nos harán olvidar. La memoria nos pertenece y nuestras raíces son fuertes, Árboles rebeldes se niegan a ser ceniza, y Huidobro nos grita ¡Silencio que la tierra ha parido un árbol!
WAN RIVERA LA INVITACION
Te mandé una invitación a mi casa. ¿No te llegó la carta? Era un papel membretado, con fecha y mi dirección. Te espero sentada en la cama, estoy usando encaje y tengo una marca en la pierna, la media de liga aprieta. Ya me fume seis cigarros,
tengo el séptimo en la mano. ¿Sabrás que se te hizo tarde? ¿Sabrás que me estoy quemando? La puerta de entrada está sin llave, yo no dejo entrar a cualquiera, pero lo escribí en el papel vos sabes por qué sos especial. Tengo el alma desnuda, como en una porno hardcore está dispuesta a mostrarse toda, eso aprieta más que la media, y me deja más marcada, aunque no se pueda ver. Está amaneciendo, escucho ruidos afuera los vecinos están discutiendo, los autos en la avenida, el viento que se cuela por la ventana entreabierta, pero no te escucho venir. No siento tus pasos crujiendo en la escalera de madera, ni tu respiración en el cuello erizándome los pelitos del brazo. Me prendo el cigarro número diez, se acabó el atado (es lo único que acabó esta noche) Me saco las medias de liga, me limpio el maquillaje que se corrió con el llanto, cierro la puerta con llave, le pongo la traba otra vez. Tiro la llave en un cajón, ese que nunca reviso, donde guardo las cosas que ya no me sirven, y vuelvo a la cama mas desnuda que nunca.
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GUSTAVO RIVERA
FREUD Y ARTAUD
Atragantada escupo entre dientes un suspiro de vida existente en un cuerpo enfermo y putrefacto no más que el de cualquiera de ustedes sanos, comuníquense con Artaud pregúntenle a él qué piensa de los siquiatras
No pensar en morir es mi trabajo pero tú no puedes comprenderlo aunque lo intentes. Escribe, me dice. Vuelve a pintar. Pero escribe en tercera persona. Le digo que no que yo escribo en primera del singular porque-me-pasa-a-mí y cuando tú lo lees tú-sientes-que-eres-un-poco-yo y eso me salva de cierta forma.
de toda la mierda enfrascada en tomos de Sigmund Freud.
Dejamos por hoy se nos terminó el tiempo nos vemos la próxima. Freud me sigue mirando atrapado en esa caricatura, en ese cuadro apoyado en la pequeña biblioteca, casi sin libros. Me da vértigo el aliento de la vida.
La psicóloga me mira y me pregunta por qué quiero ser normal. Le respondo normal como tú que te tiñes el pelo y usas aretes que te planchas el pelo todos los días, normal como tú, que te aguantas para no reírte de mí tú, normal.
Tú también puedes teñirte el pelo, y plancharlo, y usar aretes me responde. No quiero ser normal como tú levantando, apenas, el tono de mi voz. Quiero no tener que pensar cuántas maneras existen para morir. Quiero no tener que pensar en no morir como no pienso en pestañear o en que lata mi corazón.
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RICARDO HERNANDEZ VAZQUEZ
POEMA IRREAL. TRIBUTO A JACINTO.
En la ciudad de las multitudes y barrancos guturales: de ángeles de barro y aviones de papel el festejo de pasiones es grisáceo con opción de media luna; cual extracto del zumbido de una doble moral erguida de un anhelo de un norte con rumbo sur a la estampida de fantasmas domésticos ni en el rostro tuyo de túnel - Con sus latidos mecánicos, que se arroja de nuevo al norte, colibrí en vuelo y resonancias electrostáticas de su epidermis; que migra de amor en amor de absurdo paso en la mujer andante por la fragilidad de sombras contraídas en el metro por metro, y en la ausencia de silencio. Yo te digo aquí: Es aquí donde se esparcen con smog y voces chillantes real eres en el canto del ganso. Mis recuerdos de la mujer sinfónica En los pasos que retumban en mi recuerdo La mujer colibrí, ella que es origen y es paso - un sonido en acuarela del momento antepasado. La que en su boca lleva mares de vida pasada y dialogan danzantes marañas de altibajos, Real del viento tú en el ancho de una vaga subjetividad anclada real del sol, real del fruto en algo que asciende y se presenta: un irreal festín del engranaje humano. de la máscara empeñada en develarte Irreal tu pelo, tu conciencia, tu concreto mirar Matilde cuando ella sale envuelta de luna por millones y diminutos detalles con polen y guirnalda; y tu duermes esclavo de sus senos en donde el sueño son dientes que caen de súbito con tu rostro de Jacinto destrozado. en desfiladeros de alteridad y ego, ante la falta de ti mismo en el espejo desdoblado. Un nuevo Lot que acude a la muerte temprana. Yo te digo aquí: Al despertar de boca en boca irreal es tu estancia en la ciudad con el pecado entre sus manos. de fotografías subordinadas al aliento de volcanes Y la caricia corrupta y moribunda en el cálido ambiente del instinto ombligo dando vuelta entre sus labios; donde vuelves canto y vuelves esperanza los bastiones antiguos se avienta sin paracaídas y entre todos ante todo se arrodillan y murmuran: por la lejanía de su llanto. la masacre de todas las paces, Entonces vuelve, retoma su paso y comprende: cuando un niño vuelve del espacio sujetado de tus prejuicios en su globo aerostático E irreal es tú cámara y las filminas Y saber abandonarnos a las marionetas de la acostumbrada sucesión de los encantos que ya no están más en el sueño de la gaviota
ELENA BULSARA IRONIA
¿Por qué le lloramos más a un perro? Perro que le huye al frío o es perseguido por taqueros ¿por qué las lágrimas de supervivencia de un cuadrúpedo nos rascan la entraña? Si las niñas lloran bajo vergas pútridas y los niños llevan cicatrices además de mazapanes ¿Por qué le lloramos más a un cerdo? Ese que chilla cuando se le trepan para amarrarle las patas Ese que mujeres con pancartas defienden fuera de carnicerías. Dicen que los cerdos tienen la inteligencia como la de los niños Como esos niños con enfermedades en el sexo que no heredaron de sus madres. ¿por qué se les llora más a elefantes que pierden sus colmillos? ¿por qué se le sufre a un conejo que aboga por la ciencia? ¿por qué se le llora más a un gato que se cobija en los motores cuando el frío? ¿por qué le lloramos a una perra que se come a sus crías? Si vi a una mujer vender a su hija A un padre sermonear a su hijo que por el cura ya no quiere volver a misa Vi también infantes que van a minas a buscar un polvo que ilumina los párpados de las muchachas lindas cómo a esas que ignoran en las calles mientras venden sus cuerpos a entrepiernas canosas y esconden sus manos del azote a varas. De todas formas, también he sabido de hombres que llegan a hospitales con animales colgándoles de la entrepierna. He encontrado mujeres y hombres con los sueños ensangrentados en las páginas de periódicos baratos con el alma apachurrada en una caja de sumisión al macho con las nalgas moradas a cinturonazos porque sólo tiene quince años y no pudo cocer el arroz o callar a su hermano que lloraba desconsolado como si le hubieran arrancado un brazo como a ese babuino que encontraron en el llano muerto junto a ese chacal que ya hace tiempo no comía.
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PATRICIA HUERTA LOZANO
Cocinar al ritmo del parkinson Quiero verme en los ojos de mi abuela. Verme y encontrar a su niña, la niña que vivió la revolución mexicana desde una ranchería en Guanajuato.
azúcar normal (no dietética), maicena, piña natural, ganas de amasar. Para las galletas necesitas, muchos nietos para que te pidan galletas hijas para que preparen la masa sobrinas para que prueben la mermelada. Los cochinitos llevan chorizo y queso del que no consigues en Michoacán. La receta está en la libreta, nadie entiende la letra.
La niña que perdió a su hermano a manos de Pancho Villa. ¿Cómo voy a escribir el manifiesto poético de tu parkinson? Recuerdo un recuerdo falso. Y no recuerdo dónde leí eso. La poética de mi abuela aquello que consiste en lo que dice y no se entiende. Volver a ser niña.
COMO SALVAR UNA VIDA En primer lugar, detener algo. Se paciente. Comienza la presión abdominal. Si eso no funciona, no te preocupes No causa enfermedad cardíaca.
Mi abuela usa pañales y repite la comida. Tiene varios billetes falsos de algodón de azúcar.
Para mirar cuando fue resucitado por el espíritu. Creo que eso es bueno. ¿Quizás estás vestido? ¿Quizás tu género? Debe morir antes de que pueda ser sanado. Examina la cara con cuidado. El olor a papel. Bemor, marca comercial. Tampoco todos los creyentes están limpios. ¿El buen trabajo te salva la vida? Hoy dia 5 de abril de 1994 Un joven se escapó. Kurt, de 27 años, ve la mitad de las patillas.
Las muñecas ahora son sus hijas. Me decías “la patita de Michoacán”. Te escribí una carta. Fue una tarea escolar, tuvimos que enviarla por correo. Te visité, pregunté si te había llegado, sacaste el sobre de tu cajonera. Me ignoraste y me enseñaste a leer la mano. Mi abuela nunca fue a la escuela. Su papá era panadero. Conchitas, chochinitos, bolillo, telera. Para las empanadas de piña necesitas harina de ángel, manteca,
DANIELA JIMENEZ FIGUEROA EGOISMO
En los primeros años de vida se aprenden muchas cosas: nos enseñan a cortar las flores y después a tirarlas; nos dicen que las piedras se saltan y los caminos se pavimentan; que los miedos se vencen y los incendios se apagan. Así aprendemos a surcar el cielo, a conquistar olas y navegar tormentas. Pero al llegar al nudo de la vida a la cúspide, nos reclaman la soledad de nuestra marcha triunfante. Olvidan que no nos enseñaron a oler las flores ni a caminar las veredas o a abrazarnos del mar. Entonces uno, torpe, egoísta, huye de los demás, sepultando recuerdos por el terror de mirar hacia atrás y volver al principio: A no ser nadie más que uno mismo.
FRANCISCO JOSE CASADO PEREZ SED NOCTURNA
A veces, incluso el vivir es un acto de valor Séneca
junto a los nombres accesorios detrás de la cabecera un frasco oculto se llena de legañas cosecha de los días frustrados por el despertar migajas bajo el brazo que los niños sirven sobre el asfalto fina losa de los pájaros que tragan el mensaje confesor la envidia hacia el viento contra su omnipresencia derecho divino para colarse en el pecho y entre piernas a lo largo de años fructíferoz donde la mayor esperanza queda en el sueño marchito por el llanto sulfúrico que se bebe del vaso sobre el buró al despertar.
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ALDO VICENCIO
TANTRA Y ONA acostado yermo sin soberanía
al alud árbol, su sombra estirada sobre la superficie de mi abdomen
ánimafuria, ánimagracia acuerdo de un nido de hojas sobre mi pectoral hinchado la muerte me viene de la entraña asta de araña con alas de oro Aviñón fulgurante aquí en mi abdomen el dios reducido entre los restos de espuma inerte Kyoto resarcido, shunga Orestes, Orestes, O r e s t e s los libros hablan y el mundo no acaba, astorgano mandala dulce, estrépito, repetición en mis muslos sonrojados retrocedo en la memoria de algo que nunca existió [ soy la última lágrima en caer del cielo ]
mío brillo, mío azar sotavento, airar viñas éste impulso en mis manos masticar brillantina masticar un hilo de cáñamo qué cede, qué entrega, dorsos de mimbre arrejuntar carnes el hermoso título del desconcierto quita-pone, inclinar cadenas entre tierra y aire simetría de una pulsión aquende astro en los muslos me maldicen, como una canica ardiendo sin tensión | pisanervios friso de ágata [ caído ] complementos qué tan lejos es gemir dentro aniquilación cerezo de venas
GABRIELA LAGES VELOSO A GRANDE ILHA
Ao atravessar o exato ponto entre céu e mar, a tênue linha do horizonte envolta no ir e vir das ondas, se pode avistar a grande ilha. Assim, ao longe, sendo constantemente ofuscado pelos raios solares, não se consegue ter uma imagem nítida, somente os esboços de uma cidade. Pouco a pouco, a ilha se mostra. Ao chegar em terra firme, já com os pés calcados na areia, se pode ter um vislumbre do lugar. O vento sopra forte e a praia parece deserta, há somente alguns transeuntes na calçada e, vez por outra, algum automóvel. Muitos prédios de luxo compõem a paisagem, imponentes e frios, indiferentes à natureza que os cerca, ou o que dela restou.
Na ânsia de viver permanentemente no presente, o passado está sendo apagado. Muitas construções foram jogadas às traças. Algumas foram demolidas, Outras se tornaram estacionamentos, pois as ruas estreitas já não comportam tamanho fluxo de pessoas, insetos e veículos. O esgoto segue seu caminho para o mar. Aqui se pode vê-lo por toda a parte, em poças nas praças, escorrendo pelas ladeiras e disputando as calçadas com os mendigos. Há muitos deles por toda a parte, mas ninguém parece notá-los, são deixados ali, para depois, mas esse tempo nunca chega. Após atravessar a ponte e deixar a cidade velha para trás, surgem novas construções, cada vez mais altas e luxuosas. Curiosamente os construtores desses prédios jamais poderão, ao menos, visitá-los. Esse mundo não os comporta.
A grande ilha continua se expandindo, ocupando novos espaços, Na faixa de areia, o esgoto segue o seu caminho para o mar poluindo os olhos d´água remanescentes, sempre em frente, desmatando e destruindo a natureza, esse é o preço do progresso. repetindo os mesmos erros de seus exploradores. Mas o coração dessa cidade não se encontra aqui, é preciso ir além, até as ruínas sobreviventes ao tempo. Há uma beleza única nessas ruas de cantaria e nesses antigos casarões, com seus azulejos partidos. A cidade conta a sua história em cada pedra, rosto e som.
Agora, o que nos resta ver nessa cidade são as suas margens, os lugares negligenciados por todos.
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MIGUEL GARCIA RAMIREZ
BUSCO ENTRE LOS ESCOMBROS DE LA POESIA PERUANA
CHRIS MEDINA G. POR SI SE OCUPA
Bajé el telón y denuncié a la nada que ya entendería lo ansiado que ya no tendría el agrado y que lo dejaría contigo por si se ocupa. Talentosa, glamurosa, eterna diva,
Tenemos asignados montones de cuerpos por recoger: el mío/ el tuyo/ 1 continente perdido Busco entre los escombros de la poesía peruana tecleo buscando dentro de una red intangible donde se enredan peces de ojos explotados en sangre -meto la manonombres de poetas perdidos a mitad de la carretera nombres de poetas enterrados debajo de un poste de alumbrado o un arbusto de margaritas o siemprevivas o botellas de cocacola nombres de mujeres que decidieron formatear el sistema ante la terrible certidumbre de recibir una bala en el pubis Tarde o temprano yo también caeré en el anzuelo Pisaré la granada entre la hierba sin cortar Me explotará la mano izquierda -siempre abierta y atenta para recibir el saludo enemigotodo por culpa del cohete cebado que dejamos hace varias navidades debajo de un auto abandonado a media cuadra pero que sacamos del exilio para ver si todavía sacaba chispas
esperaré desdichado. Cabalgas otras olas, pero te siento desde las puntas hasta los cueros y hasta que amanezca en tu recuerdo. Iré directo, iré sin calma
Con mi mano de margarita sangrienta diré adiós a este poema que intenta ser un homenaje a la poesía perdida entre los escombros de este sistema RA(E)quítico -mañoso-dichoso-descomunal-sangriento-
yace estoica, baila mambo, suda vodka, ama a otros. La extraño cual buen guerrillero. Y ahí se lo dejo en la obscura alfombra por si se ocupa.
Busco entre los escombros de la poesía peruana y apenas encuentro fotocopias de cuerpos por recoger: el mío el tuyo 1 continente perdido.
FABIOLA FLORES DESIDERATUM A Ángela Martínez
Quiere ser poeta aprender a buscar la palabra exacta que trasiegue su entraña con el mismo miramiento de quien dedica su vida a mantener impoluta cada junta de unos azulejos: tan placenteramente inútil. Porque Se dice poeta cinco grafías de epiceno profano, de poetisa desdoblada de morfemas, encajes y agravios. Porque el varón mutilado también aprendió a nombrar la luz sin rendirle pleitesía a la musa, a domar un encabalgamiento, a quebrarle el pie a la estrofa. Pero hoy sueña —mientras friega los platos— con descubrir la imagen como aquel que un día soñó con descubrir el fuego.
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ARIEL GONZALEZ Conversacion de un reflejo con su espejo
que a los apologistas de la mente enferma del cuerpo enfermo que el fracaso su más grande virtud hicieron vámonos entonces reflejos de iris sobre iris vacío de pupila diáfanos nervios dilatados empañados de sustancias ojeras interminables sucumbiendo entre pestañas en silencio secos espejos jalde fondo corroído cariado machacados por el trismo y la risa sardónica a tientas a tumbos o a moretones pero vámonos
Nos empañamos vaho de otras imágenes nos miramos estrellados de cerca borrosos de suciedad perdidos arde menos la incertidumbre bajo los pies que se desdibujan a cada paso el camino que bajo lo ya trazado reflejamos entonces invisibles pasos sobre maleza recordatorio de dedo índice que la culpa como el sol recae con más furia sobre los hombros moralinos refugiados tras las buenas costumbres que sobre los agoreros exiliados de las normas académicas que vertieron los títulos a las lepismas su maniquí del consumo modelo obligado orinaron pactamos raquíticos un espejo compadece más a los conferencistas de la meditación gurús del éxito y la felicidad
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INSTRUCTIVO PARA SOBREVIVIR A UN TERREMOTO 1. Abandónelo todo. / miéntele la madre a la vida que le tocó / 2. Suba a la sierra, échese una familia de hongos. / comprenda entonces su verdadera misión en la vida / 3. Asúmase rupestre. / aprenda a tocar como en carpintería chilanga / / aprenda a cantar como becerro en un examen final del conservatorio / 4. Enrédese en el tiempo. / no arañe las nubes / 5. Reflexione sobre la verdad de su miserable existencia. / componga un himno / 6. No tenga tiempo. Corra, grite, empuje. Procure no librarla. / trate de quedar bajo los escombros del edificio / / escombros del destino que lleve en los bolsillos /
KAREN ROBLERO ALZAR LA VOZ
I. Alzar la voz y tomar la palabra. Escuchar. Dar valor a la voz de la otra. Dar valor a mi propia voz. Mi palabra que en voz baja se articulaba, encontró su corriente y su fuerza en la voz de las otras. II. “Vivas nos queremos” Gritaban y me escuchaba gritar con dolor, con coraje, con decisión. Era un río que rugía a contra corriente.
Mi palabra que parecía no existir se escuchó tan fuerte que voltearon a vernos. Yo gritaba y escuchaba a mis costados su voz. “Señor, señora, no sea indiferente”. Nos están matando, me están matando con indiferencia, con injusticias. Pero alzo la voz, hablo, grito, me desgarro, Resisto. Alzar la voz y tomar la palabra. Gritar, escribir, pintar sus estúpidas paredes. Me escuchaba a través de sus actos. III. Existo. Existía desde antes y sin saberlo, me querían callada, quieta, virgen Santa, educada, sumisa. Su misa sin Dios. Diosas ellas que me hicieron existir. Nací en medio de sus gritos. Mi madre me parió un 13 de enero realmente respiré, después de un grito ahogado un 08 de marzo. Existo, escribo, marcho, pinto, quemo, grito. Alzo la voz.
CLAUDIA GODOY
SAQUEO
Me quitaron Me quitaron las mañanas con los pájaros y los buenos días Estábamos sentados en la mesa sin saber que no regresaría Me quitaron las palabras de mi madre ni la mordida lengua o la cabeza ya vencida tendrían el valor de recordarles Me quitaron las piernas cuando iba caminando en short con una amiga: “Discúlpeme, señor, no sabía que no eran mías”
Me quitaron mis manos mis pies el lunar del ojo mis pelos mi llanto mis rezos Ahora dígame señor ¿Qué entierro? el de la tienda, el del camión, los que iban en la moto, el ex, mi “primo”, mi “padre” a los 14, 16, 17, 15, 5 y 18 años Ellos todos ellos se llevaron mi nombre me quitaron la vida.
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32 III Solo el amor puede salvarnos, suena a cliché, pero las guerras intra y extradimensionales nos han demostrado que la manera más fácil de evitar la muerte es mamar culo y pistear; porque el amor no se celebra
ZAURIEL
DECLARACIONES PACHECAS EN UN ESTADO CYBERPUNKETO
I Dios, ¿por qué no puedes ser como Google y escucharnos?, hemos pecado y tomado tantas malas decisiones que seguro ya debes saber nuestros nombres, ¿no que muy chingón? dices que somos tus hijos, pero padre no es el que engendra, padres son los videos que recomienda el algoritmo, ay, qué bonito perro, se echó un pedo jsjsjs, ¿en qué iba? ah, si, Dios, renunciamos a tu realidad por una más real, donde se nos permita comprar nuestras plegarias.
los 14 del segundo mes con rosas y chocolates Ferrero; el amor existe cuando pienso en sentir tus manos a través del inbox, en la ropa que vestimos, II en la desesperación compartida, en el tacto, Arriba las drogas y el rock n roll, en los movimientos involuntarios de mi boca y el Kosako, al mencionarte, y el Four Loko, el amor existe y las Caguamas. en los monchis, en el porro, Arriba todo lo que nos pueda hundir: en la caguama, esto es un llamado a la violencia, en Dios que soy yo a la promiscuidad; y eres tú, abortemos al siguiente Mesías y es el Diego que está sentado frente a mi y esperemos la transmisión en vivo del apocalipsis, escri-esxistiendo; destruiremos el futuro que nos queda Dios es amor, para reclamar el que nos robaron. capítulo cuatro versículo ocho primera de Juan; Solo nosotros podemos salvarnos de las garras de nuestro esqueleto.
ALDO BARUCQ
UN DEDO EN UN FRASCO DE CONSERVAS Has construido una casa en el hueco que dejó la palabra lejanía has construido una casa sobre la muerte del árbol donde alguna vez cantaron los grillos a la paz de no estar en ninguna parte a ninguna hora has construido una casa del árbol con la esperanza de habitar el canto de las aves antes que nadie y de estirar la mano por la ventana y pescar una manzana sin sudar el esfuerzo quisiste ser adán y eva trepando a los árboles para reparar su caída y no advertiste que en invierno los árboles se quedan sin nidos y pierden sus virtudes frugales y no recordaste que en invierno el sol se apaga temprano y se oscurece se traga su propia luz como una fogata de tinieblas sitiada por la danza de las brujas y un día el sol negro llega a la casa del árbol estira su mano por la ventana pone en tus manos su dádiva de penumbra y frío hasta que una fuerte ventisca cierra la ventana de golpe y el sol ciego en su oscuridad no saca su mano a tiempo y se corta un dedo que cae al suelo danzando como pez en tierra (algunos bailan para recibir a la vida otros bailan para recibir a la muerte) has guardado el dedo en un frasco de conservas (un trozo de sombra nadando en vinagre) para que no se apague para presumirlo a las visitas para que la noche se quede en casa
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pero un día tocarán a la puerta y sabrás quién es y qué busca y dirás que así anduvieron el jinete sin cabeza, los piratas con pata de palo y el manco de lepanto casa por casa en busca del recuerdo que les falta te apresurarás a abrir porque el tapete de la entrada dice que todos son bienvenidos abrirás y no verás a nadie porque la negrura estará cercenada y no lo vemos, pero se infiltra y todo lo devora caemos en el abismo desde que el vacío mora la casa del árbol ha tomado la casa, dijiste ¿tuviste tiempo de traer alguna cosa?, te pregunté no …y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. (te tomo de la mano para no caer ahora que marcharemos con la casa amputada) No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.
JULIA ALPACA
AYER HABLABA CON MIGUEL SOBRE EL PROBLEMA DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA en una universidad de huancayo y cómo al salir usé los otros años para salvar mi vida y conocí esos delirios de felicidad le decía que eso era como un diamante en el centro de la tierra el núcleo de la corteza terrestre algo de lo que siempre podremos agarrarnos
no vi esas galaxias girando detrás de ti quiero ser un caminante que sobreviva a los bosques destruidos estas son lágrimas nanorobóticas capaces de alcanzar enormes dimensiones capaces de proteger las vidas en algunas distancias universales estoy en una nave viajando al futuro fueron años de viajes perdurables de adrenalina años compartidos contigo hace cuánto nos comunicamos únicamente desde computadoras esta es la verdadera vida real me encanta cómo lucen estos años me encantan estas olas el mar tranquilo la sombra de un puente sobre el agua los arboles cuando cubren el sol los viajes viendo el cielo con palmeras cómo habría de pensar en ti? como una entidad que vive en las hojas de los árboles en su luz a contraluz? no podía haberme apresurado son hermosos los caminos de los bosques las hojas sobre el suelo miraba los cielos rojos pensando en ti ahora son películas en mi mente los buses viajando a Huancavelica la realidad es muy dolorosa pero el cielo es más azul hace años trato de salir del mismo lugar deseo que salgas de donde sea que quieras salir no quiero que esto se convierta en una tragedia después de todo, estoy cerca
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PABLO MANZANO
EL AMOR ES NUESTRA SALVACION
Yo lo tenía todo para triunfar: una familia desestructurada, una tendencia cochina a los excesos, unas piernas y unos brazos enclenques. Bajo las luces cenitales era un auténtico animal de escena. Brincos, contorsiones, piruetas. ¿Iggy Pop? Un monaguillo comparado conmigo. Comprensible, pues, que Lucas se sintiera eclipsado. No le alcanzaba con ponerse a girar todo el brazo en círculos como el guitarrista de los Who, porque entonces yo arrojaba el micro bien alto, el micro tardaba un buen rato en caer de la estratósfera y yo siempre lo pillaba al vuelo y seguía cantando. Las luces, las benditas luces. Los focos apuntando siempre hacia mí. Me sentí opaco, sin embargo, cuando Lucas tuvo el apoyo del resto de la banda: «Hay que jugar el juego de los grandes, León, y no estás preparado». ¿Qué fue de mi vida?, se preguntarán ustedes. Pues que la noche del último concierto en una fiesta barrial conocí a Martina. Supongo que no hace falta que les cuente qué fue de Lucas, el gran Lucas, pero siempre hay algún despistado. Lucas dejó de tocar en fiestas barriales; ya no es aquel rockero salvaje, más bien un ñoño internacional de la canción. No crean que no estoy agradecido por mi destino. Martina es el sosiego que necesitaba. No es que me haya dejado domar, eso jamás. Simplemente ya no necesito noches ni excesos. Y tengo una familia bien constituida, lo que se dice un hogar. También hago deporte y voy al gimnasio, deberían ver ahora mis piernas y mis brazos. Hace tiempo ya que dejé de disfrazarme: ni un peinado ni un despeinado, ni patillas ni pendientes de aro, ni sombrero ni gafas oscuras, nunca más una mueca impostada para las fotos. Qué lejos ha quedado aquella fase de animador infantil. Porque al fin y al cabo ése es el trabajo de una estrella de rock: entretener a los niños. Y eso puedo hacerlo a diario con los míos, con nuestros peques. Me gusta esta vida familiar. Acostarme y despertarme junto a Martina es mi salvación. Eso sí, entre que me acuesto y me despierto tengo cada noche el mismo sueño. Casi sin darme cuenta, aparezco inmerso en un círculo de luz sobre un escenario enorme. Un estadio repleto y el público que me aclama. No, no es que me falte amor, se equivocan. Aunque, debo confesarlo, quizá me sobre odio. Odio la música, por ejemplo. Y las charlas sobre música. Hablar de música es como hablar del tiempo, sólo lo hago por cortesía o directamente evito el tema. Conozco gente que se sabe la formación completa de grupos de rock, su discografía, el año en que se grabó cada disco, el nombre del productor… A esa clase de gente le he regalado todos mis discos de rock. ¿Y a ustedes, les gusta el rock? ¿No creen que en realidad no vale gran cosa? Nos aferramos a cierta música sólo porque está ligada a nuestros años felices. Y porque llegada cierta edad empezamos a viajar más en el tiempo que en el espacio. Los conciertos, los festivales: otra patraña cultural para hacernos sentir jóvenes. Ayer me detuve frente a un cartel de promoción, un concierto en el Gran Teatro. Nunca les presto atención a esos carteles, y aunque lo hiciera los nombres de grupos y solistas del momento me sonarían a chino. Fue esa mirada de papel lo que me atrajo, esos ojos visionarios que una vez señalaron mi destino: «No estás preparado». Así que aquí me tienen ahora, junto a la entrada/salida de artistas, esperando al gran Lucas en el Gran Teatro. Hay una canción suya que no paran de pasar por la radio: «El amor es nuestra salvación». Quisiera hablarle a Lucas de esa canción, explicarle algunas cosas. Si acaso también dejarle caer algún reproche sincero, como que estando de regreso en nuestra ciudad para cerrar su gira mundial en el Gran Teatro no haya tenido el detalle de llamar
me. O de invitarme, ¿por qué no?, a cantar una canción con él, una de las viejas y salvajes. Por supuesto que yo no habría aceptado, no al menos lo de volver a plantarme frente a un público de adultos infantilizados que demandan entretenimiento; en consonancia con mi felicidad doméstica habría optado más bien por actuar en directo desde el salón de mi casa, delante de una cámara, para que todo el teatro me viera proyectado en una pantalla gigante. Pero lo cierto es que no es el momento para reproches. Porque ya son las tres de la mañana y el gran artista parece agotado después del concierto. Me sorprende que haya salido solo, sin nadie que lo acompañe, tres o cuatro groupies como mínimo, el manager, algún lameculos agradecido de la banda que formamos juntos, o alguien de seguridad por lo menos. Pero si me sorprende es porque nunca llegué a jugar el juego de los grandes. Si hubiera triunfado, entonces sabría que en ciertos momentos no hay nada más preciado que la soledad. Por eso Lucas ha esperado hasta esta hora para salir, para estar solo y evitar el asedio de los fans. Tal vez hasta hizo salir a un doble por el frente del teatro después del concierto, para despistar a la prensa y sus admiradoras. Debería dejarlo en paz. Ni reproches ni explicaciones. No es el momento.
No puedo. Es ahora o nunca más.
No hace falta que me anuncie. Él solito se da la vuelta, como si advirtiera a sus espaldas la presencia de algo terrenal: un pasado remoto habitado por mortales. Un pasado que vuelve sin avisar. Se da la vuelta, pero no me ve (la ventaja de ser invisible). Y entonces cae crucificado sobre el estruendo disonante de su guitarra. El gancho a la mandíbula lo ha dejado grogui. Patada en la boca, en el estómago, en el oído. No me ha reconocido, pero aunque le hiciera saber que soy yo, León, aunque se acordara de mí, el gran Lucas jamás llegaría a relacionar aquellos brazos y piernas enclenques con la paliza que ahora está recibiendo. Le agarro la cabeza y se la machaco contra el suelo una y otra vez, mientras le explico que el amor no es ninguna salvación, ¿es que no lo sabes?, que el amor apenas nos contiene. La salvación, Lucas, depende de uno mismo: del peor enemigo. La estrella ya se ha extinguido cuando un trueno maldiciente retumba en la noche. El grandote del vozarrón se queda junto al cuerpo tendido, inerte. Los otros dos vienen a por mí, pensando quizá que se trata de un admirador psicópata. Desaparezco en la esquina y bajo corriendo las escaleras del metro. La estación ya está cerrada, pero al menos he perdido de vista a los dos orangutanes. Me siento en el suelo y apoyo la cabeza en las rejas. Cierro los ojos. Sólo tengo que esperar. Martina de pie a mi lado en un escenario. Martina que me sonríe. La tomo de perfil por la nuca y la cintura, como si fuese un contrabajo, y la beso en las mejillas sin parar, improvisando una percusión de labios y chasquidos de dedos. El Gran Teatro aclama aquella música única, original, todas las filas y todos los palcos. Pestañeo. Dos círculos me alumbran desde lo alto. Las luces, las benditas luces.
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JENNIFER ROJAS GONZALEZ
EL CICLO DEL PUENTE MALDITO
Soy capaz de identificar un alma perdida, aunque, como cerillos arrojados al mar del fuego, burbujee mi propia condena. Venía tratando de dormir, porque había sido un día agotador, de interminables viajes en bus. Solo quería llegar a mi casa, postrarme en mi nido y roncar exhausta por unas cuantas horas. Ese viernes había estado pésimo y lo único que me alentaba es que terminaría pronto. Descansaron mis pestañas en el aposento bajo mis ojos, pero un golpe, que creo nadie más percibió, me hizo pegar un salto. Alcé mi mirada y vi un puente desconocido que se mecía en el relieve de mi agobio, me provocaba ganas de comerme más que las uñas. Sentí una ráfaga de fulminante desaliento en el pecho, mi respiración daba tumbos de norte a sur, sin precisar una sola dirección. El bus había frenado para recoger a una persona de aquel sitio, el cual más que una parada o estación, parecía un infierno de fantasmas que nunca aparecen, o que nadie ve… Una ventisca se coló en mis párpados, cuando la mujer que se había sumado al trayecto, se sentó a mi lado. A decir verdad, siempre que alguien sube, ruego que no se siente junto a mí, a menudo voy demasiado cansada, con muchos bolsos o con demencial pereza. Pero ese día iba a rogar más que solo navegar sin acompañante y mis venas ya lo anunciaban como espadas empotradas en la pared de mi conciencia. ¿Lo peor? Lo peor se tiñe de amargo, baila y se burla en mi cara. Lo más aborrecible es querer dormir, pedir al universo que nadie se siente en el asiento más próximo, que lo haga y encima, empiece a dictarme verdades o mentiras que no pedí conocer, palabras que contesto por educación, pero deseo que haya silencio, que su boca no sea más un carnaval al cual no quiero asistir y que al menos, me deje hablar conmigo misma o con nadie. Esa es la cuestión. Sí, esa es la cuestión que nadie nunca entiende y parece que ella tampoco… —En este puente han soñado muchas personas — exclamó la señora. —¿Ah sí? Me parece un lugar contrariado, en el que no soñaría alguien con suficiente cordura. ¿Cómo podrí alguien soñar aquí? —le respondí —Ay… sueñan con la muerte —suspiró Sentí un espasmo que me cubría desde el cielo de mi frente hasta los dedos de mis pies y respiré agitada, sin poder responder. Ella, por su parte, siguió relatando la historia. —¿Sabe? Yo vine el año pasado y no solo soñé... Me aventé al vacío y esperé que Azrael me abrazara en la eternidad y en caso necesario, descender al infierno, pero me arrepentí, ahora desde ese día trato de llegar a mi casa y no lo consigo… El bus se detuvo de nuevo, ella se levantó del asiento y se dispuso a llegar al final de la escalera. Cuando me coloqué los anteojos, vi un enorme golpe mortal en su cabeza, yatan cubierta de años grises. Debo confesar que no alcancé a decirle nada, volví a ver a la ventana y estábamos de nuevo en el puente. Me mareé y quise gritarle al chófer que arrancara, que no subiera a nadie. —Señor ¿Por qué se detiene? No hay nadie que se vaya a subir— exclamé con desaire. —Claro que sí, señorita. En el puente está la señora de cabello blanco y si no la llevo, podría ser peor. Créame, pasa siempre... Usted quédese en su asiento, ya su turno pasó…
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40 De las llagas salen edificios Blancos elefantes en cómodas cuotas para vivir en la ciudad del bang, bang y del snuff, snuff II La democracia es ahora esta tierra sulfurante las bases del boom las bases del bang boom bang racataplan Crece para arriba boom muere a los costados bang Boom Bang Ciudad principio ciudad final
LISANDRO ROMERO CARRIER
BROTES GRISES
I De la tierra salen impávidos brotan los edificios Perfida semilla del narco lavado Rosario crece, se expande hacia arriba y se muere a los costados De la tierra salen las cunas de los alienados de esa yuta semilla de merca, soja y asfalto. De la tierra sale la ciudad del boom la ciudad bang Crece para arriba y se mata a los costados De la tierra De la pacha salen. Es la madre quien se asfixia en sus agujas