Actualidades 29 CRISTIANDAD
Lo que nos espera
La situación mundial en que vivimos ha hecho reflexionar a muchos cristianos: ¿Cómo debemos comportarnos?, ¿qué sabemos o desconocemos sobre lo que viene en base a la palabra profética? La Segunda carta a los tesalonicenses nos da una respuesta. La crisis del coronavirus, la vacunación obligatoria, las renovadas restricciones a la ciudadanía, en las cuales también se ve afectada la Iglesia, hacen que cada vez más creyentes se pregunten preocupados si el reino del Anticristo no está a la vuelta de la esquina. Tomando en cuenta la situación mundial actual, las dos epístolas a los tesalonicenses, sobre todo la segunda, ofrecen una orientación útil. La iglesia de Tesalónica fue fundada por el apóstol Pablo, en un período aproximado de tres semanas. Los cristianos de esta ciudad, todavía jóvenes en la fe, tuvieron que luchar contra la persecución. Sin embargo, permanecieron firmes en su confesión y en su forma de vida: “Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribula-
ción, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído” (1 Ts. 1:6-7). Su amor crecía: “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás” (2 Tesalonicenses 1:3; compárese con 1 Tesalonicenses 1:3; 4:9), y esto los fortalecía. A pesar de las circunstancias que atravesaban y del pensamiento de cada uno, reinaba la unidad; el amor estaba por encima de todo. Empero, debido a los tiempos difíciles en que se encontraban los cristianos de Tesalónica, había confusión e incertidumbre. Esto llevó a Pablo a escribir la primera carta, con el fin de responder a las interrogantes causadas por la muerte de mu-
chos hermanos a causa de su fe (1 Ts. 4:13-18). Pablo los animó a seguir adelante, pasara lo que pasara: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (vv. 17-18; compárese con 1 Tesalonicenses 5:1-8). El motivo de la segunda carta está relacionado con el fuego de la persecución, por el cual los tesalonicenses pensaron que había llegado el Día del Señor (2 Tesalonicenses 2:2, 3). Pablo comenzó la carta animando de manera extraordinaria a los cristianos afligidos: “…tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones