Mensaje Bíblico 5
Lo que importa al final En su enseñanza a los apóstoles, el Señor muestra por medio de una interesante parábola qué es lo que realmente importa al final, y cómo se cumplirá Su palabra profética. A continuación, una exposición para edificar nuestra vida personal.
¿Q
ué será lo más importante cuando Cristo vuelva?, y ¿qué es lo más importante para nosotros hoy? Catalina de Siena dijo una vez: “La hora es preciosa. No esperes a más tarde, a un momento más conveniente, pues no sabes si lo tendrás. El tiempo se te escapa sin ser percibido”. Cuando el joven rico preguntó al Señor qué debía hacer para obtener la vida eterna, “se fue triste”, pues el Señor le respondió: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, y sígueme” (Mt. 19:21). Luego de eso, Pedro preguntó al Señor cuáles serían los privilegios de los apóstoles que lo habían dejado todo por Él. Jesús respondió con su mirada puesta en el futuro reino mesiánico y con una interesante parábola en lo que respecta a la historia de la redención, la cual, por otro lado, nos enseña la ma-
nera en que debemos entender Sus declaraciones, sin creer que son nuestras buenas obras las que nos salvan. Catalina de Siena:
“La hora es preciosa. No esperes a más tarde, a un momento más conveniente, pues no sabes si lo tendrás. El tiempo se te escapa sin ser percibido”. Los doce tronos de los apóstoles Mateo 19:27-30 dice: “Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en
el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros”. Con regeneración, el Señor se refiere a la reorganización de todas las cosas, a la renovación de la Tierra en el reino mesiánico. Es decir, Cristo vendrá de nuevo para rehacer este planeta y liberar a la Creación (Ro. 8:1823). Jerusalén es la ciudad donde se instalará el glorioso trono de Jesús (Mt. 25:31) y, junto a Cristo, estarán sentados sus doce apóstoles, con el fin de juzgar a las doce tribus de Israel. Este juicio será establecido por un cogobierno, algo evidente en la figura de los doce tronos.