Noticias de Israel 15
La sepultura judía
(PARTE 1)
Por Fredi Winkler La forma en que los judíos entierran a sus muertos proviene de una larga y antigua historia que podemos rastrear en la Biblia hasta los inicios del pueblo israelita.
La tumba de los patriarcas en Hebrón Tras la muerte de Sara, la madre del pueblo de Israel, Abraham compró al heteo Efrón la cueva de Macpela, con el fin de enterrar allí a su esposa. Más tarde, esta cueva se convirtió en la tumba familiar, donde, además de Sara, fueron enterrados Abraham y sus descendientes (Génesis 23). Al comprar una tumba para su familia, Abraham actuó de acuerdo a las tradiciones de su época. Génesis 25:8 y 9 dice respecto a la muerte y entierro de Abraham:“Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo.Y lo sepultaron Isaac e Ismael sus hijos en la cueva de Macpela”.
Esta es la primera vez que aparece en la Biblia la frase “fue unido a su pueblo”. Los arqueólogos y guías turísticos israelíes suelen explicar que esta expresión hace referencia a la tumba familiar. Sin embargo, cuando Abraham murió y fue enterrado junto a Sara, no estaba sepultado allí ninguno de sus antepasados. Por lo tanto, esta afirmación bíblica tiene un significado más allá de la tumba, pues hace referencia a un lugar donde se reúnen las almas. Podemos ver esto con mayor claridad en Deuteronomio 32:50, cuando se nos relata la muerte de Moisés y Aarón: “[…] y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su pueblo”. Allí, en el desierto, en una montaña remota, no había ninguna tumba familiar donde reunirse con sus antepasados en la sepultura. Además, leemos en Deuteronomio 34:6 que Dios mismo enterró a Moisés, y nadie conoce el
lugar en que le dio sepelio. Esto evidencia que la Biblia está hablando acerca de una reunión de las almas, no de cuerpos muertos en una tumba familiar.
Israel en Egipto Gracias a José, que había ascendido a un alto cargo y a una posición honorable en el imperio, cuando el patriarca Jacob se mudó a Egipto junto a su familia,fue tratado con mucha reverencia por parte del Faraón. Génesis 49:29 relata las palabras de Jacob antes de morir: “Les mandó luego, y les dijo: Yo voy a ser reunido con mi pueblo. Sepultadme con mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo”. Lo que afirma Jacob resulta interesante. Primero dice que será reunido con su pueblo y luego pide que le den sepultura. Esto nos da otra prueba contundente de que “ser reunido” no es equivalente a “ser enterrado”. En Génesis 50:2 seguimos leyendo: “Y mandó José a sus