(IRIS 2005)
(La Fundación Mona: chimpancés en España)
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ecientemente la UNEP (United Nation Environmental Program), agencia de la ONU, ha publicado El Atlas Mundial de los Grandes Simios, en el que declara la crítica situación de los grandes primates (principalmente orangutanes, gorilas, bonobos y chimpancés). La tala descontrolada de los bosques en sus países de origen para la venta de la madera al resto del mundo, la creación de nuevos asentamientos humanos y más campos de cultivo, conllevan la desaparición acelerada de sus hábitats y la caza masiva de adultos y crías para su comercialización. De los adultos se aprovecha toda su carne para la alimentación, ya que supone una elevadísima fuente de proteínas para los habitantes de estos países subdesarrollados. Pero no nos engañemos, este tipo de cacería de subsistencia no representa una gran amenaza para las especies de primates. Es la captura para su comercialización en el exterior lo que realmente puede acabar 40
con ellos en un futuro cercano. La carne de los monos adultos se sirve en restaurantes de países europeos como especialidad para sibaritas, mientras que las crías pasan a formar parte del gran mercado mundial de mascotas. Circos, zoológicos, laboratorios de investigación y particulares forman parte de esa gran red de tráfico ilegal de animales exóticos. Siendo sinceros, la situación de los simios más que crítica es trágica.
El papel de España
España ha sido y sigue siendo la gran puerta de entrada de animales africanos con destino a cualquier lugar de Europa. La cercanía, la falta de controles efectivos y la ausencia de centros de acogida para esas especies foráneas han provocado su circulación por nuestro país con excesiva fluidez. Ya en los años 70, en pleno auge del turismo europeo, existía en las costas españolas la moda de fotografiarse con algún pequeño mono, normalmente una cría de
chimpancé. Hoy en día siguen circulando por territorio español circos cargados de animales exóticos para el deleite de grandes y pequeños. Y seguimos viendo a nuestros queridos “congéneres” anunciando cualquier cosa en nuestros televisores para captar nuestra atención con su más tierno encanto. Y cuando ese encanto ya no es tan tierno, ¿qué ocurre con ellos cuando su edad ya no permite manipularlos sin problema?, ¿cuando ya no son tan graciosos como eran de pequeños?, ¿o cuando ya no es posible tenerlos en casa como cualquier otra mascota? Esta es la gran cuenta pendiente que tiene España como país europeo y que de ello presume. Hace ya unos 20 años que Monkey World, en Dorset Inglaterra, funciona como centro de recuperación de primates y hasta el 2001, año en el que se crea el Centro de Rescate y Recuperación de Primates de la Fundación Mona, era el único centro dedicado a acoger a algunos de aquellos primates requisados por las autoridades españolas, principalmente por el SEPRONA de la Guardia Civil. Otros de los chimpancés decomisados en España fueron acogidos por la familia Templer, una pareja de ingleses afincados en la localidad de Breda, Gerona, desde finales de los años 70 y que no podían soportar los abusos a los que se veían sometidas las crías de chimpancé en las costas mediterráneas en manos de fotógrafos ambulantes. Muchos de estos animales se vieron liberados de su explotación y fueron llevados a su finca para vivir en un estado de semilibertad con sus propios congéneres fuera de su África natal.