Q
ue la vida, en su sinuosa y serpenteante travesía, da muchas vueltas no cabe la menor duda. Algunos de esos giros los buscas, otros te sorprenden, muchos incluso te ilusionan, pero todos enriquecen el camino cuando al doblar la siguiente curva, una vez más, aparece un nuevo y desafiante horizonte. Si a quien suscribe —entonces un
joven apasionado por la fauna y la fotografía que se dirigía entusiasmado, con buenos amigos, al primer encuentro de fotógrafos de naturaleza en Talavera de la Reina (Toledo), a comienzos de 1993 (incierta convocatoria, cuyo resultado final nadie tenía claro)—, le dicen que un día, casi treinta años después, iba a ser el encargado de poner orden en
Acta fundacional (11 de octubre de 1993)
esa historia que entonces nacía, y de narrarla, seguro que no se lo habría creído. Sin embargo, a aquella reunión le siguieron muchas más. A todas asistió con la misma ilusión, con las mismas ganas de compartir imágenes y de admirar el buen trabajo de tantos compañeros, de tantas nuevas amistades que se empezaban a gestar… Pero para ponernos en situación, debemos dar un gran salto hacia delante avanzando hasta el presente, o casi… Año 2017. Aun sabiendo de sus múltiples ocupaciones, en otoño de ese año contacté con José Benito Ruiz para pedirle un favor: prologar mi libro Diario de un fotógrafo de la naturaleza (que se encontraba en la fase final de maquetación) tras tener acceso a la que sería la maqueta definitiva. Aceptó sin dudarlo, y escribió unas amables pero sinceras palabras que siempre le agradeceré, felicitándome además por la iniciativa y poniéndose a mi disposición para lo que necesitara. Al año siguiente, asistí al XXVI Congreso de AEFONA , en Hospitalet de l’Infant, donde, además de hacer una pequeña presentación del libro, hablé de la evolución habida en la fotografía de naturaleza durante los 35 años que llevaba practicando esta actividad. Ilustré la ponencia con imágenes de cómo era el sistema de trabajo que utilizábamos los fotógrafos hasta los albores del 2000 (básicamente, con diapositivas), las dificultades en la
recordaban, o con los trípticos de los curiosos programas de aquellos primeros congresos en Talavera, seguro que pensaron que, además de ordenado, me gusta guardar cosas (lo cual también es cierto, aunque cada vez menos por falta de espacio y exceso de años acerca de los que guardar algo…). Hasta ahí los antecedentes. De lo que pasaba por la cabeza de José Benito no sé, quizás algún día se lo pregunte. Tal vez pensó que ser meticuloso y tener un número de carnet de AEFONA con solo dos dígitos eran suficientes credenciales… El caso es que la última mañana de aquel XXVI Congreso del 2018, coincidimos una vez más en el desayuno del hotel y, tras los afectuosos saludos matutinos, se acercó a nuestra mesa y me lanzó su propuesta: «José Luis, tú que eres socio fundador… Hay documentación
ARTÍCULOS | IRIS 2020
ARTÍCULOS | IRIS 2020 36
AEFONA, UNA HISTORIA POR CONTAR
exposición a la hora de la toma, el almacenamiento, la edición, el etiquetado, los envíos… Sinceramente, creo que algunos presentes (tenemos ya socios que no han conocido este proceso) se sorprendieron al ver los procedimientos profesionales de almacenaje de aquellas transparencias —que a día de hoy aún conservo en sus archivadores metálicos— y la meticulosidad con la que se anotaba las etiquetas que pegábamos en los marquitos o con la que se preparaban los paquetes para mandar a las editoriales de turno. Seguro que pensaron que soy un tipo muy muy ordenado (bueno, sí, lo reconozco, lo soy, aunque solo bastante). Y cuando completé mi charla con alguna imagen del primer logotipo de nuestra querida asociación (aquel basado en un hoja), que muchos de los socios no habían conocido y otros casi ni
Pegatina con el primer logo
histórica de la Asociación que está en cajas, algunas se han estropeado; es una pena que se pierda. ¡Uf!, está todo desordenado… ¿Qué te parece si te las mando y tú las pones un poco en orden…?». Por supuesto, accedí inmediatamente. «Después de todo, puede ser interesante», pensé, «y seguro que me trae buenos recuerdos. Total, poner en orden unos papeles y documentos tampoco será para tanto. Y
Presentación del I Congreso por Francisco Márquez y Antonio Sabater (1993)
37