1 minute read

CARTA

En Funny Face (1957), clásico de Stanley Donen de visión obligada para todo amante de la moda tanto por el vestuario de Audrey Hepburn, firmado por Givenchy, como por sus personajes, inspirados en leyendas como el fotógrafo Richard Avedon o las editoras Carmel Snow y Diana Vreeland, hay una escena que se supone es una broma (o un sarcasmo) sobre la banalidad de una industria basada en la tiranía del estilo sobre la razón. Se trata de un shooting en una librería del Greenwich Village en el que una modelo, interpretada por Dovima, primera top de la historia, posa ante cientos de volúmenes con la misma analfabeta osadía con la que una antigua exjefa, directora editorial de una revista femenina, se atrevía a gritar ante una atónita redacción la siguiente aberración: «Para aburrirnos ya están los libros». ¡Qué equivocada estaba! Porque la moda no sólo se viste, también se lee; existe toda una bibliografía que conviene tener presente a la hora de vestirnos. Sobre gustos hay mucho escrito. ¿Dónde? Aquí, en L'Officiel.

Javier Quesada

Advertisement

EDITOR-IN-CHIEF

This article is from: