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EQUILIBRIO
La diseñadora de la marca E.M. Kelly busca eliminar las fronteras entre los géneros en piezas que hablan un lenguaje universal.
Por EMILLIANO VILLALBA
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Para la diseñadora de joyería Erin Kelly, «las joyas son una extensión de lo que eres». Desde su niñez, Erin ha manifestado un enorme interés por la joyería. «Me gustaba mirar en las cosas de mi madre; me encantan las cosas brillantes: el oro, las piedras preciosas…», confiesa. Originaria de Elmhurst, Queens, pasó su infancia en la ciudad de Phoenix, Arizona, y se refugió en el arte, la música y la moda. En 2020, gracias a la pandemia, Erin comenzó a fabricar sus piezas lanzando su marca llamada E.M. Kelly. La joyería de Erin apuesta por despertar los sentidos y conectar con nuestro lado femenino y masculino. «Diseño con la idea de que las piezas puedan ser usadas por cualquier persona. Me encanta el juego entre la masculinidad y la feminidad, tratando de encontrar un equilibrio entre ambos», explica. Para Erin, su principal inspiración es su madre. «Me encantan las joyas de los años 80 y 90, porque pienso que eso es justo lo que usaría mi mamá», asegura. Su proceso creativo, tal y como ella admite, «no es necesariamente ordenado; me gusta moverme a mi ritmo y permitir lo que venga. Disfruto de hacer muchas cosas a la vez que diseño». Su última colección, Cascade, busca transmitir emociones. «Creo que el agua es el elemento más curativo, particularmente el océano; ahí es donde encuentro mi paz interior y puedo despejar mi mente», comenta. La diseñadora representa el océano y sus elementos curativos gracias a gemas como zafiros azules de Ceilán que conjuga con el oro, simbolizando la playa. «Esta línea representa justamente eso: lo que el agua hace por mí». em-kelly.com
El juego entre la masculinidad y la feminidad se desdibuja en diseños que nacen como una extensión de la personalidad, no del género de quien los lleva.