Y de nuevo bajó el cuchillo con rabia, pero esta vez no
el baño olería a Dettol mientras yo miraba fijamente el charco de sangre oscura que lentamente se iba extendiendo por las espinacas troceadas. Y mi único pensamiento fue que se lo había merecido. Así terminó para mí el Día Mundial del Sida de 2002: de la misma manera amarga que había comenzado.
Premio Sanlam de literatura juvenil Premio M.E.R. de literatura juvenil Nominado al Premio de la Paz Gustav Heinemann
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J e nny Robson
la mano con toda la fuerza de su ira. Y poco después
All for Love
sobre las espinacas. Esta vez el cuchillo le cortó en
All for Love Lóguez