· Este año, Dodo quiere un regalo de cumpleaños muy modesto: Quiere un pes. ¡No un pez! Un pes. Es una gran diferencia. Aunque, sinceramente, tampoco Dodo lo sabía muy bien. Hasta que el pes estuvo allí y se lo aclaró.
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Hanna Johansen Rotraut Susanne Berner
El pes
Hanna Johansen Rotraut Susanne Berner
El pes
L贸guez Ediciones
Pronto volvería a ser: se acercaba el cumpleaños de Dodo. Sucede una vez al año. Este año Dodo dijo: »No quiero nada por mi cumpleaños«. »¿Nada?«, dijo la madre. »Casi nada«, dijo Dodo. »¿Y qué es casi nada?«. »Un pes«. »¿Quieres decir un pez?«. »No, un pes«.
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»De acuerdo«, dijo la madre. »Es tu cumpleaños. Tendrás tu pes«. Primero hay que conseguir un acuario. »Tiene que ser grande«, dijo Dodo. »Para mi pes«. Después hay que conseguir plantas acuáticas. »Tienen que ser bonitas«, dijo Dodo. »Para mi pes«. Después hay que echar agua. »¿Tiene que pesar tanto el agua?«, dijo Dodo.
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Al día siguiente, el cumpleaños estaba allí. También el pes: Un bonito pez dorado, que parecía rojo o azul, según desde donde se le mirara. Cuando vio llegar a Dodo, nadó entre las plantas hacia delante y la miró. »Pero si tienes aspecto de un pez«, dijo Dodo. El pes agitó la cabeza y abrió y cerró su boca.
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Eso le gustó a Dodo. »Qué guapo eres«, dijo. De nuevo el pes abrió y cerró la boca. »¿Qué dices?«, dijo Dodo. »Digo que tú también eres guapa«, dijo el pes. Menos mal que la madre no podía oírlo, pensó Dodo. El pes nadó una vuelta alrededor.
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