Gato Liam. Opiniones de un animal peludo

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bastante extrañas.

Una inteligente mirada de gato a las personas y su mundo.

Gato Liam

personas durante muchos años y, a decir verdad, son

Jutta Bauer

Soy un gato en mi mejor momento: soy grande, hermoso y rojo atigrado. He estado observando a las

Gato Liam

Jutta Bauer

ISBN 978-84-121583-4-2

www.loguezediciones.es

Lóguez





Jutta Bauer

Opiniones de un animal peludo

Lóguez



Soy un gato. Un gato casero. Grande, guapo, atigrado. Desde que puedo recordar, vivo en casa de la señora B. Al haber vivido ya tanto tiempo, para un gato, tengo la necesidad de comunicar los conocimientos adquiridos sobre las personas, los animales y el entorno.

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Comer es, en definitiva, lo más importante en la vida. Normalmente, la comida llega en envases raros que, por fuera, pasan completamente desapercibidos, por lo menos no huelen a nada. A veces, saben a pájaro (¿pollo, paloma?) y, en ocasiones, a pescado u otros bichos. Nunca a ratón, herrerillo, rata, lo que me parece lamentable. Me gusta variar, algo que la señora B. no termina de comprender. Me da pescado, por ejemplo, a pesar de que ese día no me apetece pescado. En esos casos, me doy la vuelta inmediatamente y abandono la cocina. Por desgracia, eso no cambia nada y me como el menú de pescado por la noche antes de que esté completamente seco. 4


A veces, la señora B. va a la cocina y también ella come algo. Corro inmediatamente a donde se encuentra, pero no me da nada. ¡Me parece indignante! La miro reprochándoselo y, en ocasiones, ayuda, pero no siempre. Me pregunto cómo esta pataslargas tiene la idea de comer algo y no darme nada a mí. Aunque lo que ella coma no me guste.


A veces, cuando la señora B. tarda en volver, llena de comida una cosa negra con una tapadera que gira y que, misteriosamente, se abre de cuando en cuando, de forma que yo pueda acceder a ella. Lo llama comedero automático. A mí no me interesan esas cosas modernas y prefiero a las personas, que pueden ser como automáticas, pero que dan mucha comida siempre a tiempo. El nuevo comedero automático incluso puede hablar. Poco antes de dejar libre la comida, me dice, con la voz de la señora B: “¡Gato! ¡Comida!”. No sabe decir nada más y, según mi experiencia, tampoco escuchar. Por eso, maullarle no sirve para nada. Como no se sabe cuándo se abrirá, tengo que acercarme constantemente y mirar. Encuentro este aparato tonto y agotador. Pero cuando se pone en funcionamiento, naturalmente como.


El agua está horriblemente húmeda y hay que largarse inmediatamente cuando te llega de alguna parte. La señora B. es en eso muy distinta. Deja correr continuamente el agua, incluso sobre todo su cuerpo y afirma, efectivamente, que es agradable.

No obstante, beber agua es muy importante. Se puede beber de un bebedero o de una cosa, por encima de la bañera, de donde sale. Esto únicamente es posible cuando no sale demasiada porque, de lo contrario, se te mojan las patas. Se recoge en la bañera como un charco, de la que se puede sorber con placer. Es algo mucho más agradable que de un bebedero. Me da una sensación extraordinaria, como de león. La señora B. no comprende nada de esto y ha necesitado mucho tiempo hasta captarlo y que abriera la cosa. Se lo dejé claro manteniéndome constantemente en la bañera y gimiendo en voz alta. 7


Las alfombras son estupendas y, lamentablemente, poco frecuentes en las viviendas. Pero hay algunas alfombras de pasillo que a mí me gusta utilizar. Por ejemplo, cuando quiero descuartizar un ratón ensangrentado. Para eso, una alfombra es muy indicada. También cuando hay que vomitar, tiene mucho sentido correr rápidamente a donde está la alfombra.

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Me gustan las bolsas, pero también cualquier otra clase de papel. Principalmente para sentarte encima o gatear metiéndome dentro. Me parece que sentarse sobre papel es, de alguna manera, mejor que sobre el suelo. Y las bolsas de papel son, sencillamente, maravillosas. Crujen y también te puedes esconder dentro. Al parecer, a la señora B. también le gustan los papeles. Todas las mañanas, se sienta en el sofá, bebe algo de color marrón y hace ruido con grandes hojas de papel. Los domingos, especialmente largos. La he observado: va a buscarlos a una caja delante de la puerta. Se sienta y mete ruido al moverlos. ¿Por qué hace eso? Podría sentarse sencillamente encima.


Hay papeles que están esparcidos. Uno puede sentarse encima o arañarlos, algo que resulta agradable. Sobre todo se encuentra mucho papel en el suelo una noche en la que las personas meten un árbol dentro de la casa y, más tarde, se extiende un delicioso aroma a pájaros asados. ¡Una fiesta para mí! La relación entre árbol, comer pájaro y crujido de papel me resulta poco clara, pero me da lo mismo. 10


El papel se vuelve verdaderamente interesante si una persona mete ruido con él. La señora B. piensa eso también. A ella le gusta especialmente el papel grande, que va a buscar por las mañanas a la caja delante de casa. Entonces, lo extiende ante ella o lo apoya en el regazo y se pone a mirarlo fijamente. No escucha y no ve nada si está ocupada con esto. Eso me molesta y tengo que hacerle saber claramente lo importante que soy yo. En cualquier caso, más importante que un trozo de papel. Así que me echo debajo o encima, lo que lleva normalmente a un conflicto. La señora B. saca el papel de debajo de mí o me empuja quitándome de encima, algo que sucede cada mañana, pero yo no me rindo.


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