Todo lo que necesitas. Las 20 cosas más importantes en la vida

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C H R ISTO PH HEI N

LAS 20 COSAS MÁS IMPORTANTES EN LA VIDA

CON ILUSTR ACIONES DE ROTR AUT SUSANNE BERNER

Lóguez





CHRISTOPH HEIN TODO LO QUE NECESITAS L AS 20 COSAS MÁS IMPORTANTES EN L A VIDA



C H R ISTO PH HE I N

L AS 20 COSAS MÁS IMPORTANTES EN L A VIDA

CON ILUSTR ACIONES DE ROTR AUT SUSANNE BERNER

TR ADUCCIÓN DE EVA GARCIA PINOS

LÓGUEZ


C ARL HANSER VERL AG


Y

A HA PASADO MUCHO TIEMPO, todo empezó

con una historia muy tonta.

Yo tenía que ingresar en el hospital, pero no para pasar dos o tres días, sino para quedarme una temporada lar-

ga. Seis semanas. Además tenía que ir a un hospital que estaba lejísimos, a unos mil kilómetros. —No pienso ir, ni hablar —le dije a mi madre. —Tienes que ir, cariño —respondió ella. —Que el doctor Sewekow me ponga una inyección. No diré nada. Ni pío. No me quejaré ni una sola vez. —Esta vez no puede hacerlo así. Si quieres ponerte bien, tienes que ir al hospital. —No quiero pasarme una eternidad en el maldito hospital. Pero mi madre negó con la cabeza y dijo: —No es una eternidad, son sólo seis semanas. Pasarán más rápido de lo que crees. Y te visitaremos tan a menudo como podamos. Cuando llegue tu cumpleaños, ya llevarás un tiempo en casa. —No, no, no —chillé—, no quiero. —Tienes que ir, cariño. Puedes llevar todo lo que necesites. No echarás nada en falta. —¿Todo? ¿De verdad? —Sí, te lo prometo.

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—Bien, me lo has prometido. Necesitaré llevarme mi habitación, entera. —Pero bueno, no se puede transportar una habitación entera. Es mejor que pienses qué vas a necesitar realmente. Agarras una maleta y lo metes todo dentro. Todo lo que quieras y necesites. No inspeccionaré tu maleta, te lo prometo. Entonces mi madre se fue a la cocina y me dejó solo. Miré alrededor de la habitación. Me podía llevar todo lo que necesitara, pero de todo lo que tenía en mi habitación ¿qué es lo que no necesitaba? Lo necesitaba todo. Fui al trastero, cogí una maleta y la miré. Entonces la volví a guardar y cogí la más grande. La llevé a mi habitación y empecé a llenarla. —¿Estás listo? ¿Ya has hecho la maleta? —me preguntó mi madre a la hora de cenar. —No, todavía no. Todavía tengo que reflexionar. Al fin y al cabo, no quiero olvidar nada que pueda ser imprescindible. —Es muy inteligente por tu parte. Siempre tienes que tener a mano lo más importante. A la mañana siguiente cogí la llave de la maleta grande y la cerré, porque estaba llena hasta los topes y nadie más que yo debía ver lo que necesitaba. Saqué una segunda maleta del trastero. Teníamos que irnos el lunes por la mañana. El día anterior por la tarde, mis padres preguntaron si ya había meti6


do en la maleta todo lo que necesitaba. Me limité a asentir serio con la cabeza. Fuimos juntos a mi habitación, donde nos esperaban tres maletas pesadas y grandes. —¿Es todo? —preguntó mi padre solamente. —Espero no haberme olvidado nada —dije. —¿Te has acordado de las camisetas, los pantalones, la ropa interior y los zapatos? ¿Del peine y del cepillo de dientes? —me preguntó. Me estremecí. —No, ni se me ha pasado por la cabeza. —Bueno, probablemente necesitaremos una cuarta maleta, porque sospecho que no cabe nada más en estas tres —dijo. —Están llenas —respondí—. No puedes mirar qué hay dentro. —Está bien, hijo. Mi padre tuvo problemas para meter las cuatro maletas en el coche. Se vio obligado a sujetar una de ellas al asiento de atrás. —¿Realmente lo necesitas todo? Me temo que has metido demasiadas cosas —dijo mi madre. —No es tanto —respondí—. Sólo lo imprescindible. Me preocupa mucho más haber olvidado algo que necesite sin falta. —No pasa nada, cariño. Te lo podemos llevar cuando vayamos de visita. Para decirlo sin rodeos: una vez mi madre se equivocó del todo en esto y, otra vez, tuvo la razón. Y a mí me 7


pasó lo mismo, pero al revés. En primer lugar, las seis semanas fueron una eternidad y no sé cómo logré superarlas. Y en segundo lugar, me había llevado demasiadas cosas. En el hospital, no llegué a abrir ni una sola vez dos de las tres maletas más grandes. Todo el tiempo estuvieron detrás de la cama y tuve que escuchar las burlas tontas de las enfermeras, que querían saber qué tesoros guardaba en la maleta cerrada con candado. Esta tontería de historia ya tiene unos años, pero desde entonces me he preguntado de vez en cuando qué es lo que realmente necesitamos. A lo que nadie pueda renunciar. He escrito para ti lo que he descubierto: Es más de lo que piensas y menos de lo que crees. Quizás te ayude a ti o a tu hermana cuando os lo cuente.


Todo lo que necesitas en la vida es: 1  UN AMIGO  11 2 MAMÁ  13 3  UN GATO  17 4 REVUELTO  21 5 HERMANOS  25 6  INTERPRETAR MÚSIC A  29 7  UNA C AMA  33 8  UNA TÍA MAGDALENA  35 9 HISTORIAS  39 10  ALGO SUAVE  43 11  DESCUBRIMIENTOS E INVENTOS  47 12  UNA HABITACIÓN  53 13  UN VESTIDO BONITO  57 14 CUMPLEAÑOS  61 15  UNA BICICLETA  65 16  DOLOR Y L ÁGRIMAS, PENA Y PERDER  69 17  SUPER ARSE A UNO MISMO  73 18  L A FAMILIA  77 19  L A PANDILL A  81 20  ESTAR ENAMOR ADO  85



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UN AMIGO Nadie tiene demasiados amigos. Ni siquiera las per-

sonas más ricas, porque los amigos verdaderos son muy poco frecuentes y no se pueden comprar. Todo el mundo debería tener un amigo o una amiga. Un amigo es alguien con quien puedes hablar no sólo de películas, libros, moda y de chicas y chicos. Con un amigo puedes hablar de lo que en realidad no puedes hablar con nadie más. Si te has estado aguantando las lágrimas todo el día, con él puedes dejarlas fluir, porque te comprenderá. Y si te has metido en una situación de la que no hay salida, cuando estás enfadado con tus padres, con los maestros y con todo el mundo, cuando ya no sabes cómo vas a soportar el día y preferirías morirte, sigues teniendo a tu amigo. Solamente te dirá: —Oye, tío, estás en la mierda. Venga, tomémonos un helado y charlemos. —Así es un amigo. Los amigos son poco frecuentes y puedes perderlos si no los cuidas. Cuando pierdes a un amigo, me refiero a un amigo de verdad, es casi tan terrible como si se hubiera muerto tu madre. No lo olvidarás en toda la vida y su pérdida todavía te dolerá cuando tengas cien años de edad. Así que cuida a tu amigo porque lo necesitas y él te necesita a ti. Así es la amistad.

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MAMÁ Sí, ya lo sé, te saca de quicio. Siempre tiene algo

que criticar y a lo que poner reparos. Según ella nunca nadie hace nada bien. Siempre tiene que ir con sus ad-

vertencias tontas y sus dichos perspicaces. Ya lo sé, lo he vivido en mi propia piel, porque en mi caso no fue distinto. Así son las madres, siempre lo han sido. Pero quiero revelarte algo que quizás nunca hayas pensado. Una verdad que quizás algún día aprenderás por ti mismo y espero, por tu bien, que no lo llegues a saber demasiado tarde, porque sería malo para ti y te entristecería mucho. Tu madre es la mujer más importante de tu vida. De verdad, es así. Conocerás a muchas más mujeres, mujeres fantásticas, alentadoras, inteligentes, divertidas y bellas. Quizás acabes conociendo a una a la que quieras más que a ninguna otra, tal vez más que a tu propia vida. Querrás poder estar con ella todos los días. Estoy seguro de que pasará algún día e incluso entonces tu madre, la que te hace perder la paciencia, seguirá siendo la mujer más importante para ti. No sólo porque te trajera al mundo y te ayudara cuando eras pequeño. No sólo porque siempre estuviera ahí y se preocupara por ti. Y no sólo por todos los regalos, la buena comida, el pastel de chocolate y los helados deliciosos. 13


Tu madre es la mujer más importante de tu vida porque te sostuvo en brazos cuando eras pequeño. Porque después se sentaba en tu cama, te leía cuentos, te acariciaba y te daba un beso de buenas noches. Y porque siempre olía muy bien. Puede que pienses que no es mucho y que no entiendas en absoluto por qué debería ser tan importante. Tampoco sé explicarlo con exactitud, pero así son las personas. La mujer que una vez nos sostuvo en brazos, que era la única que comprendía nuestras grandes penas y nos consolaba es para la gente la persona más importante. Para todo el mundo. E incluso cuando seas mayor, aun cuando seas viejo, viejísimo, y tu madre quizás ya no esté viva, incluso entonces seguirá siendo la persona más importante de tu vida. Algún día te darás cuenta y espero que sea a tiempo para decírselo o para mostrárselo de alguna manera, porque tu mamá también comprende los pequeños gestos. Podrías hacerle una caricia, sólo una breve, o darle un beso justo cuando no se lo espera, tal vez porque te está sacando de quicio otra vez. Ahora deberíamos hablar de papá, también es importante, pero sé que no es buen momento para ti porque has hecho que se enfadara muchísimo. Así que mejor que esperemos hasta que se haya serenado de nuevo y podamos razonar con él.

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UN GATO Existen enfermedades raras que ni siquiera los mé-

dicos pueden acabar de explicar o curar del todo. Una alergia, por ejemplo, es una enfermedad curiosa. Si eres de los que la padecen no puedes comer de todo. O casi te mueres estornudando porque has entrado en contacto con algo a lo que eres alérgico. Incluso existe alergia a los gatos y a los perros y es un buen fastidio, puesto que no te dejan que te acerques a ellos ni que los acaricies, sino que sólo puedes admirarlos desde la distancia, como si fueran tigres peligrosos. Sin embargo, todas las personas y todos los niños y niñas deberían tener un gato, puesto que son buenos amigos. Con un gato en el regazo, te serenas. Te sientes seguro cuanto está contigo. Puedes hablar con él y contárselo todo, te entiende. Y tú también le entiendes, porque no os cuesta comunicaros. Tenéis un lenguaje especial, un lenguaje secreto que sólo domináis tu gato y tú. Cuando le hablas en tu idioma secreto, entiende cada palabra. Y tú le entiendes a él, sólo tú, nadie más. A veces al gato le gusta que lo acaricies. Cuando le apetece, se te acerca corriendo, casi se te echa encima, corre entre tus piernas y casi te caes y te exige que lo acaricies. Y te indica muy claramente cómo y dónde debes acariciarlo y, por supuesto, también dónde no. Puedes acariciarlo durante unos minutos, luego se harta y sigue su camino o quiere que lo acaricies durante una hora entera y entonces sólo debes preocuparte por él y por nada 17


más como puede ser los deberes del colegio o leer un libro. No, quiere que lo acaricies y te preocupes sólo por él. Los gatos son así. Tal vez no quiere que lo acaricies, pero quiere tumbarse junto a ti. Preferiblemente a una distancia de exactamente medio metro y tienes que mantener esa distancia, si no lo haces, te dará un golpe rápido con la pata. Entonces recibes un par de arañazos sangrientos en la mano y te duelen. O se irá ofendido de allí. Le encanta estar cerca pero no debe ser demasiado. Cree que se necesita mostrar un poco de respeto el uno por el otro. No demasiado cerca, por favor, nos da a entender. Me caes bien pero no tenemos que estar uno encima del otro. Sin embargo, existe una gran excepción para los gatos y es la cama. Quizás sabe que a mamá y a papá no les gusta que se vaya a la cama contigo, por eso los gatos son especialmente cariñosos en la cama. Le puedes poner la mano encima, incluso a veces cubrirle la cabeza. En la cama, los gatos están dispuestos a todo y si mamá entrara de repente en la habitación, le puedes echar rápidamente la colcha por encima. El gato no dice ni pío y no se delata. El único momento en el que no puedes molestarlo es cuando come. No les gusta. Tienen miedo de que alguien se coma su comida y entonces no conocen a nadie, bufan y pelean. Tienes que mantener la distancia. Los gatos son increíblemente suaves y cálidos. Más bonitos que cualquier jersey. Y tienes a alguien a quien cuidar, alguien que te necesita y eso está bien. 18



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