HARITU 03

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Lokarri akordioaren eta kontsultaren aldeko herritarren Sarearen aldizkaria Revista de la Red ciudadana por el acuerdo y la consulta Lokarri

Haritu 03 Diciembre de 2006ko Abendua

Mรกs voces sobre el acuerdo Karmele Jaio & Juan Kruz Lakasta Procesos contra el proceso Experiencias de prestado Gestos de solidaridad Plaza de Mayo, madre no hay mรกs que una

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Sumario Aurkibidea

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Haritu 03 Editorial Irreversibilidad Pies de fotos Juegos de domingo - Igandeko jokoak Al hilo Procesos en contra del proceso Fabulando «La luna a rayas», D.M. Indart En primera persona María Luisa Carasusan Orratza Gestos de Solidaridad Aurrez aurre «Arraunlarien lehendabiziko maitasuna»,

4 6 8 14 18 22 32

Karmele Jaio & Juan Kruz Lakasta Crónica Experiencias de prestado Reflexión «Derechos de asilo para casos de polizonaje», Raul Hernández Por el mundo Nora Cortina, Madre de Plaza de Mayo

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Zuzendaria: Daniel Martirena - Erredakzioa: Itziar Fernandez, María García, Álvaro González, Ana Elvira, Paul Ríos, Michelle Tapia eta txus Tirapu. Ale honetako kolaboratzaileak: Raul Hernández. - Maketazio eta diseinua: Lokarriko diseinu taldea. Ilustrazioak: Srinavasa Ramanujan. - Azaleko argazkia: Srinavasa Ramanujan. Inprimategia: Antza (industrialdea 2. pab. - 20160 Lasarte) - Lege gordailua: SS-1142/06 - ISSN: 1134-8038 Para la edición de esta revista se utilizan papeles libres de cloro. Aldizkari hau moldatzeko klororik gabeko papera erabiltzen da.

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Editorial

Irreversibilidad

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A la luz de los últimos acontecimientos en torno al desarrollo del proceso de paz han surgido voces que alertan sobre la posibilidad de una vuelta atrás. Es cierto que el mes de noviembre únicamente ha traído sinsabores y pocas noticias positivas. Los actos de kale borroka, las decisiones judiciales, las últimas detenciones o el tono más agrio de las declaraciones de algunos líderes políticos han inyectado una dosis de pesimismo y han hecho aflorar el debate sobre la reversibilidad del proceso iniciado el pasado mes de marzo. Precisamente, el pasado 24 de noviembre, la Fundación Sabino Arana celebró un seminario sobre la irreversibilidad que contó con la participación de los expertos Rolf Meyers, Tomas Hottinger y Mateo Zuppi. Curiosamente, estas tres personas, con una amplia experiencia en resolución de conflictos en Sudáfrica, Sudan, Sri Lanka y otros lugares del mundo, coincidieron al afirmar que un proceso de paz siempre es reversible, pero que llega un momento en el que se cruza una frontera invisible que hace pensar que ya no hay posibilidad de marcha atrás. Es difícil afirmar cuál es el momento o el hecho que se tiene que dar para pensar que este proceso sea irreversible. Se puede opinar que el proceso es irreversible porque una inmensa mayoría social apuesta por él y por los principios de no violencia y diálogo sin exclusiones. Otros dirán que hasta que no se llegue a un acuerdo no se habrán puesto las bases para una solución definitiva. En el momento actual, con sus dificultades, obstáculos y oportunidades, un paso importante, y que a la larga puede situar el proceso en una situación de irreversibilidad, es la puesta en marcha de la mesa de partidos. El proceso de paz y normalización necesita de manera urgente pasos concretos. Mantener la voluntad de avanzar es importante, pero por sí sola no basta para consolidar el proceso, por lo que es necesario que esa voluntad se materialice en realidades tangibles. En ese sentido, la constitución de la mesa puede jugar un doble papel. En primer lugar,


Informaciones

es el elemento simbólico que necesita el conjunto de la ciudadanía para mantener la esperanza y percibir que el proceso se asienta en bases sólidas. En segundo lugar, la mesa es el espacio donde los partidos pueden gestionar las dificultades y las oportunidad de una manera compartida, así como diseñar una hoja de ruta transitable por todas las tradiciones políticas. Hay otro elemento que puede aportar a la irreversibilidad del proceso. Los partidos políticos tienen la responsabilidad de poner en marcha la mesa de partidos. También el conjunto de la ciudadanía tiene su cuota de responsabilidad para contribuir a que el proceso avance y sea irreversible. La participación ciudadana, el compromiso, es un activo con el que debe contar el proceso. Si hemos llegado a este momento de oportunidades es porque, incluso en los peores momentos, la sociedad vasca ha tenido una contribución activa en favor de la no violencia y el diálogo. Ahora que la puerta de las soluciones se ha abierto es imprescindible que la sociedad mantenga su compromiso. Cuantas más personas estén empujando hacia el acuerdo, la consulta y la reconciliación, más complicado será que nadie se plantee la posibilidad de volver a las viejas recetas de violencia, enfrentamiento o incomunicación. Comentaba Rolf Meyers que muchas noches estaba desvelado pensando que las negociaciones con el Congreso Nacional Africano iban mal (él representaba al gobierno de la minoría blanca en Sudáfrica). En esos momentos solamente pensaba en que había que encontrar una manera de avanzar. Este pensamiento lo definió como una «pasión maravillosa», como un compromiso emocional. Ahora que estamos inmersos en el proceso no podemos alejarnos de él pensando que toda la responsabilidad corresponde a los partidos políticos, la sociedad debe implicarse en esta pasión maravillosa del proceso, porque esta sociedad no se merece que la oportunidad se desaproveche.

La información sobre las dificultades del proceso abundan en los medios de comunicación. En cambio, las noticias sobre las conversaciones encaminadas a constituir la mesa de partidos son muy escasas. Además, se está abusando de las filtraciones. Todos los fines de semana nos encontramos con reportajes en los que se comentan los borradores de acuerdo, el estado de dichas conversaciones y otras cuestiones más anecdóticas como los lugares y fechas de celebración de los encuentros. Estas primeras reuniones deben permanecer en el ámbito de la discreción porque así se dan las condiciones necesarias para que el diálogo pueda dar resultados concretos, pero la combinación de discreción más filtraciones, en muchos casos interesadas y marcadamente parciales o incompletas en su contenido, únicamente produce desconcierto en la opinión pública. Ante esta situación caben tres alternativas. Por un lado, decidir que las reuniones sean públicas, con luz y taquígrafos, con lo que el proceso gana en transparencia pero pierde mucho en efectividad. Otra solución es que los partidos nombren una portavocía que se encargue de informar a la sociedad, una buena solución de difícil materalización, ya que exige un acuerdo de todos los partidos sobre la información a transmitir. Finalmente, cabe la posibilidad de que los medios de comunicación suscriban un compromiso de mantener el proceso de diálogo en el ámbito de la discreción. Esta última opción es factible pero exige que la profesión periodística renuncie a una de sus razones de ser, que es informar a su público. Ante esta disyuntiva quizá sólo queda pedir responsabilidad y veracidad en la información, que se contrasten las fuentes, que se valore la oportunidad de publicar determinadas noticias, que se anteponga el bien social al empresarial. Si aprovechar esta oportunidad nos compete a todos, también los medios de comunicación deben aportar su grano de arena para facilitar el éxito de este proceso de paz.

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Pies de foto

Igandeko jolasak Jugar en domingo 29/10/2006, Donostia

Gurean ez da dena gerra. Gudak ez du gurean guztia zipriztintzen, kanpotarren begietara gure liskarra ororen jaun eta jabe delako susmoa gailentzen bada ere. Baina antzekoa gertatzen zaigu guri. Adibidez, pentsatu ohi dugu Tokyok ez duela bihotzik, MP3 bat baizik. Antzera, uste izaten dugu Lisboan fadoek tranbian bidaiatzen dutela, harat-honat, euren penak kantatzeko modua izanik horrela. Kontua da, ordea, gurean ez dela dena borrokaren malda behera, igande goizez bereziki, jolastokietan. Miguel Sarratea

De pequeña odiaba los domingos ya que todas mis amigas aprovechaban los fines de semana para visitar a los abuelos y a las abuelas hasta sus pueblos donde también gastaban las vacaciones de verano, Semana Santa y Navidad. El caso es que me quedaba sola en el barrio, sin saber qué hacer, sin más manos con las que ondear la comba, sin apenas compañía para imaginar consultas en el hospital o banquetes de órdago a base de césped y ortigas para muñecas con estómagos de trapo. Pese a todo, recuerdo una infancia feliz aunque en el fondo de todo, ya se sabe, se librara además la guerra de los vascos, también en domingo. De hecho, sé que algunos chicos jugaban a policías y a etarras. Y me pregunto si habrán cambiado las cosas. Ruth Soria

Karlos Corbella Fotografía 6 Haritu


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Al hilo

Procesos

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Álvaro González Texto

contra el

proceso Los ataques de kale borroka y el robo de pistolas en Francia; la crítica feroz del PP, determinadas víctimas de ETA y algunos medios de comunicación; las encuestas que angostan el margen de maniobra de un PSOE que no pierde de vista la reválida electoral que tiene que afrontar en primavera;… Los obstáculos que el proceso de paz en el País Vasco está encontrando son muchos y de distinta naturaleza, pero ninguno tiene por qué haber cogido desprevenidos a quienes ya en su día dibujaron un camino «duro, largo y difícil». Sin embargo, en los últimos tiempos ha surgido un grupo de «incontrolados» con el que quizá no contaban: los jueces. El Consejo General del Poder Judicial, máximo órgano de gobierno de la judicatura española, está compuesto por 20 vocales que eligen de forma proporcional los partidos del Congreso y el Senado. Él se encarga de designar a los jueces destinados a cada tribunal, y es la voz última del Poder judicial. La actual cúpula del CGPJ fue nombrada durante la mayoría absoluta que el Partido Popular ostentó en la pasada legislatura, por lo que diez de sus miembros fueron propuestos por la formación «popular», y ocho por los demás grupos de la Cámara (6 por el PSOE, uno por IU y otro por CIU).

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Al hilo

Esta ligazón directa entre política y Justicia ha llevado a muchas personas e instituciones a cuestionarse la eficacia con la que realmente se aplica la separación de poderes en el sistema constitucional que rige el Estado español desde la restauración de la democracia. En los últimos meses, decisiones como reabrir los procesos contra Jarrai-Haika-Segi, Atutxa, la anterior Mesa del Parlamento Vasco, o las Herriko Tabernas; encausar al Lehendakari Ibarretxe y los máximos dirigentes del PSE por reunirse con Batasuna; o elaborar motu proprio informes contra la gestión del Gobierno español, han vuelto a levantar estos recelos, reabriendo un debate que cobra aún más importancia cuando afecta casi a diario y de una forma tan directa al avance del proceso de paz. A lo largo de esta legislatura, todos los partidos, desde Batasuna hasta el PP, han cuestionado la independencia de las decisiones judiciales, insinuando de forma más o menos directa su vinculación con determinados impulsos políticos. El primero en hacerlo fue el PP, descontento con que la judicatura pasara página en la investigación del 11-M sin llegar «hasta el final» de una trama que, según su interpretación, habría cambiado el resultado electoral a favor de los socialistas. Después, denunciaron también el «trato de favor» que implicaba la concesión del tercer grado a Rafael Vera (condenado por su relación con el terrorismo de los GAL) al poco de afianzarse el PSOE en el poder. Tras la declaración del alto el fuego por parte de ETA, el resto de partidos y muchas organizaciones sociales se han ido sumando a estas críticas denunciando la «politización» de la Justicia, y la «judicialización» de la política. La Doctrina Parot Este debate, y la influencia que podía tener en el avance del proceso de paz, irrumpió en la agenda política a comienzos de este año, con el caso del histórico etarra Henry Parot. Tras su detención en 1990, la Audiencia Nacional le condenó a 4.000 años de cárcel por considerarle responsable de 82 asesinatos. Según el código penal de 1973, que regía cuando fue condenado, las reducciones de penas habrían hecho que Parot hubiera salido a la calle en 2009. Sin embargo, cuando trascendió esta noticia, la Fiscalía del Estado se puso manos a la obra para evitarlo. De hecho, López Aguilar, llegó a afirmar que el Gobierno

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no iba a «escatimar ningún esfuerzo» para «construir imputaciones» que evitaran la excarcelación de Parot. El proceso judicial se saldó con una prórroga de la estancia en prisión del miembro de ETA, que no saldrá hasta 2030, y la instauración de un mecanismo punitivo que reducía los beneficios penales contemplados por el viejo código penal franquista y ha dado en llamarse «doctrina Parot». El ministro de Justicia afirmó tras conocer la noticia, que la decisión del tribunal daba «tranquilidad» a la ciudadanía. Después de que este caso quedara cerrado, se abrió el de Juan Ignacio De Juana Chaos, otro miembro de la vieja guardia de ETA. Su excarcelación estaba prevista para 2005, tras 20 años de cautiverio. Pero la posibilidad de ver de nuevo en la calle a quien pidió a sus carceleros champán para celebrar el asesinato del concejal del PP Alberto Jiménez Becerril y su mujer, levantó las protestas del PP y algunas asociaciones de víctimas, activando de nuevo los mecanismos del Estado. Así, la Fiscalía «construyó» una nueva acusación contra De Juana, acusándole de apología del terrorismo por dos artículos de opinión que publicó en el diario Gara: Gallizo, y El escudo. La petición fiscal por este delito era de 96 años más de prisión. Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, la izquierda abertzale lo entendió como un ataque directo y denunció que el proceso entraba en una situación de bloqueo. A mediados de noviembre, la Audiencia Nacional atendía a un requerimiento de la asociación Dignidad y Justicia y decidía prohibir por primera vez la celebración de la Asamblea de Udalbiltza, ante lo que sus propulsores se preguntaron «por qué ahora», y denunciaron que «cada vez es más evidente la dictadura de la Justicia». El mismo día, después de que se hiciera pública la decisión del Tribunal Supremo de reabrir el macrosumario Jarrai-Haika-Segi, la plataforma 18/98+ subrayaba que, con la actual legislación, «cualquier ciudadano vasco» puede sufrir la presión judicial «por ejercer sus derechos» civiles y políticos. Desde el plano institucional, el Gobierno Vasco reaccionó con cierta virulencia al encausamiento del Lehendakari, considerándolo la gota que colmaba el vaso. Así, su portavoz, Miren Azkarate, constató que «la sociedad vasca está harta de todo lo que está sucediendo» y que aquella decisión era «un paso más en el progresivo desprestigio social de la judicatura». Los jueces «se han pasado de la raya», sentenció.


El presidente del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando.

(EFE fotos)

El Consejo General del Poder Judicial El máximo órgano de gobierno de la judicatura española tiene como funciones principales ser la voz última de los jueces, y designar de forma colegiada a los principales cargos de los diferentes tribunales. Pero a la hora de tomar todas estas decisiones y expresarlas de forma unitaria, surgen las discrepancias. Actualmente, buena parte de los jueces se encuentran adscritos a una de las tres principales asociaciones: la conservadora y mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura, la progresista, Jueces para la Democracia, y la Francisco de Vitoria, minoritaria y moderada. Cada una de ellas tiene unos fundamentos ideológicos diferentes, lo que hace que sus miembros tengan uno u

otro perfil. Por eso, cuando los partidos políticos eligen los representantes que en este órgano les corresponde elegir, se producen significativas coincidencias entre las siglas de los partidos y las de las asociaciones judiciales. Así, en tiempos de la mayoría absoluta de José María Aznar, cuando se eligió a la actual cúpula del Poder Judicial español, el CGPJ quedó formado por 10 vocales elegidos por el PP, 6 por el PSOE, uno CIU y otro IU, lo que arroja la actual mayoría conservadora de la APM que se ha visto reflejada en dictámenes emitidos motu propio como cuando se enfrentaron al Gobierno por considerar ilegales los matrimonios entre homosexuales (que llegaron a comparar con la

unión entre un hombre y algo sin entidad jurídica como un animal o una planta), o el Estatuto que elaboró el Parlament de Catalunya, antes de que fuera «cepillado» en el Congreso. Elegido en 2001, el actual CGPJ terminó recientemente su mandato de cinco años, pero sus miembros seguirán dirigiéndolo en funciones hasta que PP y PSOE se pongan de acuerdo para lograr una mayoría de tres quintos de Congreso y Senado que lo renueve, algo que hoy en día se antoja difícil, ya que los populares se resisten a perder la mayoría que actualmente ostentan y la influencia y el apoyo que esto les otorga.

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Al hilo

Tomando este caso y el procesamiento de la cúpula del PSE, también por reunirse con Batasuna, como máximos exponentes, la clase política también reaccionó. Desde los partidos que forman el Gobierno Vasco, el PNV denunció a través de su portavoz, Iñigo Urkullu, que la sociedad está percibiendo que «determinados estamentos de la Justicia se están convirtiendo en un freno para la normalización política de Euskadi». La parlamentaria de EB, Kontxi Bilbao (también encausada en el ahora reabierto caso Atutxa) subrayaba que la decisión suponía «un nuevo ensañamiento contra el proceso de paz» y que pretende «influir desde lo judicial en todo el momento que se está viviendo en Euskadi». Asimismo, el secretario general de EA, Unai Ziarreta, hablaba de la «influencia muy perniciosa» de la actuación de los jueces en el mundo político, y entendía que lo que está sucediendo se debe a que la sociedad está pagando las consecuencias de la «designación política» de la cúpula del Poder judical.

Legislación y momento actual El PSE reaccionó también y su portavoz, Rodolfo Ares, afirmó que los jueces «tienen que tener en cuenta el momento», aunque entonces se refería a la sentencia dictada contra Juan Ignacio de Juana. De hecho, ante el caso De Juana, la reacción ha sido casi unánime, pero sobre todas las voces que reaccionaron ante esta decisión, tras la que el histórico etarra decidía retomar la huelga de hambre que le ha vuelto a llevar al hospital, se escuchó la del propio presidente del Gobierno que, desde los pasillos del Congreso, reconoció que «cada equis tiempo» se pueden producir este tipo de situaciones que, según reconoció, pueden «dificultar» el avance del proceso y requerir de todos «más tarea y esfuerzo». Finalmente, la condena se ha reducido de los 96 años que se pedían en un principio, a 13, lo que en cualquier caso no ha evitado que el preso retome una huelga de hambre que hace que su vida

Impulsores

Miembros de la asociación Dignidad y Justicia esperan a las puertas del pabellón instalado por la Audiencia Nacional en la Casa de Campo donde se han celebrado algunas de las sesiones del proceso 18/98.

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Cuando no es la propia judicatura la que por medio de algunos jueces impulsa la apertura de estos procesos, polémicos por su relación con la pacificación, o la normalización política de Euskadi, aparecen asociaciones como Dignidad y Justicia, o Manos Limpias, para encargarse de ello y alimentar todos los fuegos. Como ejemplo, cabe destacar que ésta última está dirigida por Miguel Bernard, antigua mano derecha de Blas Piñar en olvidados proyectos políticos como Fuerza Nueva. Otra de las instancias desde la que se puede activar la actuación de la judicatura es el Ministerio de Justicia y la Fiscalía del Estado, como se vio en los casos de Henry Parot y Juan Ignacio De Juana Chaos. Sin embargo, si bien es cierto que siguen impulsándose algunas actuaciones desde este ámbito, el parecer de la Fiscalía parece haberse visto modificdo, como se deduce de casos como el de Atutxa, y el resto de la Mesa del Parlamento, en los procesamientos de Ibarretxe y López, o en el propio juicio contra De Juana, en los que los respectivos fiscales han considerado «excesivas» algunas peticiones de condena que antes avalaban.


Palabras al viento penda de un frágil hilo del que también podía estar sujeto el propio proceso de paz. El portavoz del CGPJ, Enrique López, afirmó a comienzos de noviembre que «no puede esperarse» que las actuaciones de los jueces «se pongan al servicio» del proceso de paz, en respuesta a Zapatero. Pero, más allá de las interpretaciones, más o menos estrictas que determinados jueces pueden estar haciendo de le legalidad vigente, lo que subyace tras todas estas decisiones es la propia legislación, que en muchos casos responde a situaciones de excepción y que las sustenta y alimenta. Algunos puntos, como la figura de la «apología del terrorismo» reducen a lo que el juez pueda entender como tal lo que antes era terreno acotado para la libertad de expresión; algunos vacíos legales, y la lectura que de estos hacen judicatura y ministerio fiscal, posibilitan situaciones que conculcan derechos básicos como la dispersión de los presos de ETA o la aplicación de métodos de tortura que han denunciado organizaciones como la ONU o Amnistía Internacional; y la modificación de algunas leyes básicas, como la Ley de Partidos que PP y PSOE pactaron en la anterior legislatura, convierte en ilegal el discurso de un sector político, y en delincuentes a quienes siquiera se reúnan con ellos para dialogar públicamente como hicieron Ibarretxe y López. ¿Cómo se puede avanzar en un proceso de diálogo, si dialogar puede ser considerado delito? Y, si es delito dialogar con Batasuna ¿decidirán los jueces encarcelar a quienes el presidente Zapatero haya enviado a dialogar con ETA, o a todo el Congreso de los Diputados por autorizar tales reuniones? Cambiar la actual legislación, y reformar los mecanismos de designación del Consejo General del Poder Judicial para despolitizarlo lo más posible son algunos de los «deberes» con los que el Gobierno podría ponerse cuando las urnas se lo permitan para blindar el desarrollo del proceso de paz y normalización política en el País Vasco, pero también para tratar de conseguir que la separación de poderes que Montesquieu dibujó como una de las bases de la democracia sea una realidad que se vaya consolidando progresivamente en el Estado español, haciendo así madurar a la democracia española que, pasada la rabiosa juventud de la transición desde el régimen dictatorial que tanto la dañó, aún guarda algunos «tics» de adolescencia.

José Luís Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno español.

«Cada equis tiempo pueden surgir decisiones como esta que tienen que ver con el funcionamiento del Estado de Derecho, pero que pueden ser factores que dificulten el proceso» Idoia Zenarruzabeitia, vicelehendakari

«Los jueces están en manos de una cúpula que actúa por impulso político, deslegitimando así el sistema judicial y, en último término, el propio sistema democrático» Rosa Díez, eurodiputada del PSOE

«Si una sentencia perturba el proceso de paz, es que éste es ilegítimo, antidemocrático y está mal encarrilado» Javier Madrazo, coordinador general de Ezker Batua-Berdeak

«Algunas actuaciones judiciales evidencian que determinados sectores de la judicatura no son ajenos a los intereses políticos y partidistas, porque sus decisiones coinciden siempre con los intereses estratégicos del Partido Popular» Enrique López, portavoz del CGPJ

«No puede esperarse que las actuaciones de los jueces se pongan al servicio del proceso de paz» Arnaldo Otegi, portavoz de Batasuna

«Resulta imposible construir un proceso de paz si se mantienen estas agresiones constantes»

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Fabulando

La luna a rayas

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D. M. Indart Escritor Ramanujan Ilustraciones

V

eo sin ver nada. Es como que nada tengo que mirar. Por lo menos, nada nuevo, algo nuevo. Una cosa es mirar y otra muy distinta, ya se sabe, ver las cosas. «Por ejemplo, te veo Estibalitz, sí, pero es sólo al mirarte cuando constato que eres hermosa», me digo mientras te recuerdo. Aunque más bien es que imagino que te veo para imaginar que miro tus preciosos labios de agua tibia que tanto añoro desde aquí. Del mismo modo, si pudiese, podría ver el cielo y mirar las nubes que lo salpican aunque, también es verdad, se puede mirar el cielo aun cuando de él no cuelgue el divertimento de ningún cúmulo de niebla, ni tenga impreso sobre su superficie partida la columna vertebral de la humareda que tras de sí dejan los aviones, aun cuando nada de nada ni nadie de nadie se perfile a su raso. Sobre todo, porque desde la cárcel el cielo también se convierte en un bien preciado para el gozo de la vista, en casi un objeto imposible. Son más de veinte horas las que nos recluyen en la celda, por lo que ver, mirar y percatarse de algo que se intuye en el pellizco de cielo desde el otro lado de la ventana enrejada se antoja más que difícil. Casi imposible, estéril. Vano. Dejo de ver. Miro. Y observo estas cuatro paredes que durante estos últimos cinco meses de reclusión han limitado mi mirada. «Una celda más», pienso mientras la remiro, porque ya he perdido la cuenta de todos los calabozos por los que he pasado durante estos siete años de condena. Ninguna celda es igual a otra, aunque todas ellas sean tan parecidas entre sí, como gemelas, semejantes a bolsas de basura anudadas en su cintura que podemos encontrar en cualquier estercolero. Cuatro paredes. Un váter. Un lavabo. Un escritorio. Una estantería. En alguno

de los casos, dos baldas. O muy excepcionalmente, hasta cuatro estantes, como era el caso de la mazmorra que tuve que compartir en la prisión de Cádiz. Pienso ahora que en prisión la más pequeña de las anécdotas adquiere una dimensión muy grande, donde las hormigas son elefantes, donde los elefantes se convierten en algo así como globos aerostáticos del recuerdo. Y es que una araña haciendo equilibrios sobre su tela es capaz de echar por tierra la orgullosa monotonía de nuestro tiempo más que aburrido dentro de estas cuatro paredes gris ceniza. La Cárcel Real gaditana fue mi segundo destino en este peregrinar de prisión a prisión. Anteriormente, había pasado por Madrid. Por la de Alcalá Meco. Más tarde volvería de nuevo a Madrid -Carabanchel-, de allí a A Coruña, vuelta a Madrid -Alcalá Meco otra vez-, para llegar por último a este centro penitenciario de Toledo. La cuestión es que en el caso de Cádiz, también entonces me correspondían tan sólo dos baldas, que es lo normal, pero sucedió que mi compañero de cuarto no necesitaba ninguna de ellas. Así fue que arrendé todos los estantes para mí, a cambio de que él pudiera disponer del camastro de debajo de la ventana desde donde, según decía, «poder mirar a la luna dibujada a rayas y cantarle por seguidillas, alegrías y bulerías a través de los hierros». Era gitano. Flamenco. Otro Lute a punto de reventar. Un ladrón reincidente. Un camello de poca monta demasiadas veces jorobado. Un promiscuo del placer en las venas. Un oso hormiguero aficionado a esnifar no precisamente hormigas. Un jinete a lomos del jaco. Le llamaban El Polilla. Murió en la cárcel. Infectado de SIDA. Fue con él la única vez que en todos estos siete años compartí celda. Durante mes y medio. El resto del tiempo he estado solo y conmigo. En todo caso, en este ir y venir de una prisión a otra, no todas las celdas han contado con ventana y menos aún con una con vistas de auténtico lujo hasta donde se asomaba la luna cuando ésta se veía llena de luz también robada y a quien, desde su garganta rota, El Polilla le ofrecía aquellas coplas que espero siga arrancándose en la paz de los muertos. De hecho, ésta de Toledo sólo cuenta con una diminuta especie de claraboya que más que un ventanuco es, a lo sumo, una salida de

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Fabulando

Seríamos capaces de contar todas las lágrimas de una montaña de arena y evitar así la locura o la tentación del suicidio que de vez en cuando nos asalta compasiva y descalza, sin hacer ruido. aires, o un ojo de buey minúsculo. Por eso, reveo de nuevo este habitáculo casi ciego y me sorprende que todavía sea capaz de distinguir lo que parece ser el zarpazo de una nueva grieta. Las grietas en las paredes son como heridas de cal, como párrafos a mecanografía de un libro imaginado, como cabellos de señora sin peinar. Juraría que esta raja ayer no estaba. Por eso, como siempre que me aturde un nueva hendidura o una improvisada mancha de humedad, intento descifrar el capricho de sus formas. Hago lo mismo con las burbujas de aire que levanta la pintura cuando se descascarilla así como con las arrugas de los ladrillos que dejan su cara a la vista. Es así como me divierto. Es de este modo como nos abstraemos los reos a fin de recortar las horas y los días de nuestra condena en intramuros. Sobre todo porque seríamos capaces hasta de contar, una a una, todas las lágrimas de una montaña de arena y evitar así la locura o la tentación del suicidio que de vez en cuando, lo admito, nos asalta compasiva y descalza, sin hacer ruido. Es mucho más entretenido jugar con los claros y los oscuros de las manchas de humedad que hacerlo con las grietas. Es mucho más complejo intuir el esbozo de las imágenes que deja la pintura levantada. Por un lado, porque estas sombras cambian de forma y lo que un día era un murciélago para la semana siguiente se ha transformado en lo que podría ser un cocodrilo y, porque por lo mismo, los surcos casi siempre son como truenos o pentagramas de partituras repetidas o gráficos de un cardiograma improvisado; es decir, simples líneas rectas que se entrecortan unas con otras como los relámpagos a lápiz de los tebeos o la silueta de una cordillera en pico dibujada por una mano de niño. En el mejor de los casos, estos huecos en la pared son como caras puestas de perfil, con su frente, ojo, nariz, labios, boca y barbilla. Y a veces hasta con cuello, como en alguno de los casos más complejos y mejor dibujados por los filtros de agua que gotean sus sucias ampollas desde las tuberías de calefacción que para un día que calientan la celda, a éste le suceden cuatro días más en donde los radiadores apenas desprenden calor porque vuelven a estar rotos, «y nada de quejarse por aquí, que esto no es un hotel», según nos advierten con exquisita sorna los funcionarios. El caso es que, entre tres mosaicos con forma de pájaro y otros cuatro claro-oscuros más, tanto se trate de grietas como de humedades, sean plaquetas o filetes de pintura levantada, en esta última celda cuento con la compañía de dos caras rajadas en alguno de los muros a quienes ya he puesto nombre. Con ellas hablo. Me escuchan. Comparto miedos. Sueños. Les canto mientras me afeito. Me desvelo con ellas cuando no puedo conciliar el sueño. Salgo de paseo a su vera. Les abrazo. Saben cuándo me duele la muela. El estómago. La garganta. El al-

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ma. La cabeza. Converso convirtiendo monólogos en animadas sesiones de debate. Una de estas caras es de mujer. Se llama Estibalitz, claro. Igual que mi novia que en estos siete años no ha dejado nunca de visitarme siempre que le han dejado las cada vez más estrictas normas penitenciarias. Ella está embarazada de ocho meses. Se quedó preñada en un vis a vis de febrero. A los presos nos resulta muy fácil sacar cuentas y saber la fecha exacta de cualquier fecundación ya que apenas nos permiten un único encuentro íntimo por mes. Resulta difícil hacer el amor cuando te sabes espiado. Cuesta perderte en los recodos del placer porque te reconoces vulnerable a los ojos ajenos de cámaras de vigilancia camufladas en los granos de un gordo gotelé. Pero ahora que pronto voy a ser padre, invento nanas para Estibalitz e Iker, que es como llamaremos a nuestro primer hijo, y les canto como si estuviera castigado, mirando hacia la pared. Me consuelo cuando le hablo a la pared. Le pregunto que qué tal va todo, que si se marea, que si el niño da patadas, que cómo duerme, que si siente nauseas, mientras espero que me confirme que todo va bien en la próxima visita. O cuando me permitan llamarle por teléfono, que el otro día tampoco me dejaron. Veremos qué sucede mañana, que por derecho me correspondería una llamada telefónica de cinco minutos, aunque en la cárcel tantas veces el derecho brille por su ausencia. El segundo es un hombre, de nariz tan grande como la de aita. Por eso se llama como mi padre, Antonio. A él le pregunto sobre cosas del pueblo. Desde la pared, el otro día me comentó que la cosecha de tomates de este año ha sido muy buena. Otras veces me dice que puede que cierren la fábrica del pueblo, que la empresa ha decidido abrir una nueva planta en Ucrania, «donde los obreros cobran cuatro duros». De vez en cuando me recuerda el censo de sus amigos que han muerto o me pregunta que qué tal va todo, que si como bien, que si duermo bien, que si me ve más gordo, que si me ve falto de ánimo, que si me ve más delgado. Pero le digo que no se preocupe de nada, que estoy bien, que cuide de ama, «porque pronto seréis abuelos de vuestro primer nieto», y que leo mucho, una media de quince libros por mes, que en dos años estaré en la calle si todo va bien, que he empezado a escribir cuentos y cosas así, «para matar el tiempo». «Seguro que el próximo fin de semana me vienen a visitar», pienso mientras sonrío mirando sus retratos inventados en el muro. Y mirándolo bien, como de costado, torciendo un poco la cabeza hacía la derecha, ladeando la mirada, distingo otra frente, nariz, boca y barbilla en esta nueva grieta que hoy me saluda desde la pared de enfrente donde está la mesa del escritorio con sus dos baldas puestas encima. De hecho, la pequeña foz se revienta justo en el canto de una de


Quiere saber si he robado, si he traficado, si soy un bala perdida o si he violado a alguien. Es como que sabe que la cárcel está llena de ladrones, traficantes, desgraciados y violadores. ellas. Será por el peso de los libros. Todavía no le encuentro ningún parecido. Esperaré. Es cuestión de tiempo. Pero es ella quien me pregunta que quién soy, que cuántos años tengo. «Mikel», le digo. «37 años». Quiere saber si he robado, si he traficado, si soy un bala perdida o si he violado a alguien. Es como que sabe que la cárcel está llena de ladrones, traficantes, desgraciados y violadores. Le saco de dudas. Le aclaro que soy miembro de ETA. «¿Pero has matado a alguien?», me interroga, como queriendo saber más. Le contesto que no, que estoy en prisión por haber escondido en mi casa a otros compañeros, que me trincaron muy temprano. «¿Y hubieras asesinado?», insiste ella. Y le digo que no lo sé, «que no me dieron tiempo». A raíz de estos siete años en la cárcel he concluido que en prisión el tiempo es, sobre todo y principalmente, pretérito. Da lo mismo si vamos o venimos, iremos o vendremos, ya que las personas presas somos, por encima de todo, cautivas de las formas verbales del pasado. Tanto es así que somos nosotros mismos quienes nos reducimos a lo que un día fuimos, a cómo éramos antes de terminar entre rejas y ver pudrir nuestros huesos muy poco a poco en concéntricos paseos entre las cuatro paredes de la celda o, en el mejor de los casos, en limitadas caminatas a lo largo y ancho del patio de la cárcel desde donde es plausible escuchar el ritmo cardiaco de lo que fuera acontece a los hombres libres y a las mujeres también libres. De hecho, una persona en cautiverio afila tanto su oído que es capaz de percibir el claxon de un automóvil a muchos kilómetros de distancia -hasta cinco, dependiendo de la bruma-, pues en prisión el tiempo es también extremadamente silencioso, además de pretérito, como ya ha quedado dicho. Sobre todo, cuando los años en cautividad van pasando uno tras otro, segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora, día a día, mes a mes, año a año, sumando sin descanso todos los aniversarios de una vida vivida a medias que es tanto como una vida no vivida. «Pero, ¿y si hubieras tenido tiempo? ¿Habrías matado entonces?», me interroga. Por mi parte, mientras pienso la respuesta, vuelvo a mirar las paredes. Aita, te veo cansado por llevar culpas que no son tuyas, de defender banderas que eran y son las mías, de apagar fuegos que encendimos otros. Estibalitz, también veo tu barriga de canguro hinchada. Imagino el ovillo de Iker dentro de ti, enconsertado en la placenta, comiendo desde ti, bebiendo tus aires, a punto de ponerse cabeza abajo, a sabiendas de que fuera le esperan las cunas de nuestros abrazos. Pero por un tiempo estaréis solos. Lo siento. Y le contesto. «Entonces, para serte sincero, no tengo ni idea si hubiera sido capaz o no de matar. Me trincaron a tiempo. Sin embargo, ahora, creo que no podría disparar con una pistola. Hoy ya no».

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En primera persona

María Luisa Carasusan Impulsora «Mayores por la Paz» María Luisa Carasusan nació en el 36, justo el año en el que la lengua de fuego del dragón de la guerra dejaba de ser un cuento. Luego llegó la posguerra y la dictadura. Más tarde ETA. También la guerra sucia. Y suma y sigue. Por eso, después de toda una vida de militancia sindical y compromiso social a favor de la paz y un mundo más justo, promueve ahora «Mayores por la Paz», para que la lengua de fuego del dragón sea sólo un cuento que contar a las generaciones futuras. Haritu: todo nace cuando a raíz de la presentación de la iniciativa Ahotsak escuchaste a algún representante político del PP vasco esto de que «además de las mujeres, sólo faltaba que ahora las personas jubiladas también apoyaran el proceso de paz». Y dicho y hecho. María Luisa Carasusan: y es que así ha sido. Soy una persona que he estado identificada con la idea de la paz desde siempre. La paz es para mí uno de los grandes retos de la humanidad. Nací en 1936, así que he vivido la Guerra Civil, la postguerra, la dictadura, la actividad de ETA, la guerra sucia… la violencia en todas sus formas. He estudiado magisterio y en un tiempo fui profesora en el valle del Baztán. Allí el problema de violencia que se ha vivido en Euskal Herria tenía una presencia muy grande. Por todo ello, siempre he pensado que era importante trabajar para construir la paz. Más tarde, durante algunos años, trabajé en la secretaría de la Federación de Personas Jubiladas y Pensionistas de CC.OO. En este sentido, siempre que se cita a las personas mayores, me tocan la fibra, me siento afectada. Y así lo hizo aquel político

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que comentó esto de que sólo faltábamos ahora las personas jubiladas. Haritu: ¿quién fue? María Luisa Carasusan: por ética personal no lo voy a decir. Seguramente, él ya se ha dado por aludido si ha tenido conocimiento de esta iniciativa. Seguro que entonces se sentirá avergonzado. Él mismo se desautorizó con este argumento. Lo escuché en la radio y lo leí en la prensa. Pero bueno, enseguida tuve claro que se iba a enterar… y entonces me puse a trabajar en lo que en principio iba a ser una simple carta de opinión que me proponía mandar a los distintos periódicos. De hecho, cuando viajaba para llevar la carta al Diario de Noticias de Pamplona, me encontré con un compañero también mayor que había estado en la ejecutiva de la Federación. De él partió la idea de recoger firmas en torno a un manifiesto de apoyo de las personas mayores al proceso de paz abierto. De hecho, la participación de las personas mayores en todos los ámbitos de la sociedad es fundamental. Haritu: sin embargo, la sociedad actual vive dando la espalda a sus personas mayo-

res, arrinconándolos en las casas de jubilados, arrinconándolas para que se diviertan con la contemplación de alguna obra. ¿Estás de acuerdo? María Luisa Carasusan: muchas veces es en las mismas familias donde las personas mayores se sienten marginadas. Como no produces, ya no sirves para nada. En este mundo sólo vale lo nuevo, lo bonito, lo joven. Muy a menudo hemos constatado la falta de preocupación de las instituciones y otras organizaciones como partidos políticos o sindicatos hacia las personas mayores y su participación activa en su trabajo. Por esto mismo, la persona mayor nunca es noticia, a no ser que se trate del Día del Mayor en las fiestas patronales de turno. Sin embargo, a muchas personas mayores tampoco nos gusta esta sociedad por lo que también podemos y debemos luchar para cambiarla. En mi casa siempre percibí esta necesidad de compromiso. ¿Por qué debe haber ricos y pobres? ¿Por qué se gestionan los problemas desde la violencia? ¿Por qué? Pues bien, las personas mayores también podemos resolver todas estas cuestiones y para ello necesitamos tener el protagonismo que nos merecemos.


Daniel Martirena Texto Karlos Corbella Fotos

«Aunque las personas mayores somos más escépticas, tambien creemos que el proceso de paz es posible» 19


En primera persona

Haritu: supongo que todo fue diferente en tu juventud…

tonces no había televisión y por esto recuerdo con mucho cariño las conversaciones alrededor de la mesa. También sucedió entonces la Segunda Guerra Mundial y aunque era muy pequeña, con apenas siete años, me veo en las faldas de mi madre escuchando lo que los padres y los hermanos mayores comentaban. Luego, ya de joven, recuerdo que el compromiso me resultó natural. No fueron pocas las carreras delante de los grises. Así que los años no son ninguna excusa para dejar de lado las ideas en las que crees. De hecho, tampoco es que me sienta marginada, ni como persona mayor, ni como mujer que soy. Por supuesto que detrás de todo ello se esconde una actitud muy militante, primero en Euskadiko Ezkerra, luego en el sindicato. Ya en casa, con eso de que nací en el 36, ya desde muy pequeña me llamaban «La Revolucionaria».

María Luisa Carasusan: entre otras cosas, en-

Haritu: por algo sería. (Risas)

Haritu: porque despreciamos vuestra experiencia y sabiduría… María Luisa Carasusan: y que es lo que no sucedía en las culturas ancestrales para quienes los mayores éramos la voz de la sabiduría. Por eso, lo que sucede ahora es absurdo. No digo que las personas mayores debamos guiar el mundo. Más al contrario, reivindico una conjunción de los jóvenes y los mayores. Entre otras cosas, también estoy en contra de los clubs de jubilados donde sólo hay viejos. Todo sería mucho más interesante si fueran casas de encuentro intergeneracional. Es ahí donde está la riqueza, donde los jóvenes y los viejos nos escuchemos los unos a los otros.

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María Luisa Carasusan: seguramente (risas). Además, en Comisiones Obreras tuve la suerte de trabajar y ser compañera de personas que habían sufrido la Guerra Civil siendo mayores. Recuerdo por ejemplo a Jacinto Otxoa a quien, pese a haber vivido toda la vida represaliado, nunca le escuché una palabra impregnada de odio. Eran personas buenas, de una gran categoría humana. No puedo olvidar la paz que desprendían, la serenidad con la que hablaban, la templanza con la que recordaban todo el sufrimiento que habían padecido en el pasado. Haritu: de hecho, tal y como se recoge en el manifiesto que habéis preparado, destacáis el compromiso de vuestra iniciativa con las generaciones futuras en cuanto que no «queréis dejar a nuestros hijos y nietos la herencia de un conflicto fratricida, una sociedad enfrentada y más víctimas».


Puedes acceder al manifiesto «Mayores por la paz» en www.lokarri.org donde se indican las vías para suscribirlo

María Luisa Carasusan: la construcción de la paz es nuestra responsabilidad pero nunca debemos olvidarnos de las generaciones futuras. Pero, al mismo tiempo, debemos ser conscientes de que el compromiso con la paz debe ser sembrado en las escuelas. Los niños y las niñas de hoy son el futuro del mañana. Haritu: en otro punto del manifiesto se defienden «las vías exclusivamente políticas de resolución de conflictos para así poder alcanzar además una democracia cada vez más participativa, que impida nuevos brotes de violencia». María Luisa Carasusan: la violencia no tiene sentido. Por eso, desde estas afirmaciones, queremos llegar a cuantas más personas mayores podamos, y no sólo a aquellas personas que nos podamos sentir de izquierdas. De hecho, desde la esperanza en este proceso de paz, desde el deseo de no más sufrimiento inútil, ni más odio, ni más rencor, queremos implicar a personas de todas las ideologías. El anhelo de la paz es el elemento que nos puede unir también a las personas mayores. Hablo desde la experiencia de las reuniones clandestinas, de cuando salíamos de dos en dos con miedo a ser detenidas. Haritu: ¿y qué respuesta estáis recibiendo de esos hombres y mujeres que nacieron durante los años de la Guerra Civil? ¿Entienden que la política, el proceso de paz y la participación social en el proceso también es cosa de ellos? María Luisa Carasusan: en nuestra infancia escuchamos una y mil veces esto de que «la política es para quien come con ella». Pero la paz no es política. La paz es, simplemente, paz. La paz es para todo el mundo. Pero es cierto que hay muchas personas mayores que son muy desconfiadas. Por eso, primero les invito con mucha tranquilidad a que lo lean y a que lo firmen en caso de que estén de acuerdo. Si no lo están, les digo que no pasa nada, que vamos a ser tan amigos como antes, que no va-

mos a discutir lo más mínimo. Ahora bien, muchas veces les digo que la vida no se termina en nosotros, que todo continuará cuando nos muramos. Por eso, que así como en el pasado las gentes lucharon también por nosotros, que a nosotros también nos corresponde luchar por los que se quedarán, que les debemos un mundo en paz, de convivencia, de justicia. Ahora bien, muchas personas mayores son muy desconfiadas y por eso sólo pedimos el nombre y el número del DNI, y no pedimos la firma, ya que no las vamos a presentar en ningún lado, porque a veces hemos visto cómo algunas personas nos decían que temían por la pensión. Todo esto se entiende si nos damos cuenta de que muchas personas lo han pasado muy mal en el pasado. Durante muchos años he trabajado con parados y con jubilados y, cuando se les ha invitado a participar del compromiso social, debido a su situación personal, siempre nos hemos encontrado con el miedo a perder el paro o la pensión. Bueno, esto es así. Haritu: a todo esto, ¿cómo estáis trabajando para dar a conocer vuestra iniciativa? María Luisa Carasusan: por un lado, está el boca a boca. Estamos trabajando casi a nivel personal. Individualmente, nos hemos comprometido a reunir todas las firmas que podamos. Por otro lado, como la iniciativa ya se ha hecho pública, han comenzado a llamarnos desde algunas casas de jubilados para que la expliquemos. De hecho, en los próximos días la explicaremos en Villava (Navarra). Además, mucha gente nos ha felicitado porque la iniciativa ha surgido desde Navarra, puesto que parece que siempre estamos esperando a ver qué sucede en la Comunidad Autónoma Vasca. Pero ya se sabe que Navarra también ha sufrido las consecuencias de este problema de violencia y desencuentro. En todo caso, tenemos gente dispuesta a colaborar con nosotros en muchos sitios, en la CAV, en Iparralde, en Zaragoza. Todas las colaboraciones son bienvenidas. Hasta ahora nuestro grupo es informal pero nos gusta-

ría que en el futuro nos relacionáramos con otros grupos de personas mayores que por el mundo tengan las mismas inquietudes que nosotros. Estoy convencida de que hasta en Irak tiene que haber personas mayores que están en contra de la guerra. Sería muy bonito que la lucha por la paz no conociera ninguna de las fronteras. Haritu: ¿qué expectativas tienes respecto al proceso de paz? María Luisa Carasusan: me gustaría que fuese democrático y participativo. El objetivo último es la consecución de una paz activa, no la paz de los cementerios, que nos sirva para construir otro mundo, sin barreras, en justicia, hermoso para nosotros y para los que nos sucedan. Haritu: ¿las personas mayores sois más pesimistas que optimistas? ¿La esperanza depende de los años que una persona lleve a sus espaldas? María Luisa Carasusan: por lo general, las personas mayores somos escépticas. No digo que nuestro escepticismo nos haga pensar que el proceso de paz es imposible. La paz se va a conseguir tarde o temprano. Seguramente, más tarde que temprano. En Irlanda llevan muchos años más que nosotros sumergidos en el proceso de paz y todavía hoy tienen grandes dificultades para caminar hacia delante. No nos puede vencer la desesperanza. Nosotros los mayores hemos conocido en nuestras propias carnes el hambre y sus consecuencias. Sabemos qué es. Los jóvenes sólo lo conocéis de oídas, aunque luego se diga que no hay dinero para el bienestar de las personas mayores. Os hemos dejado una sociedad mucho mejor de la que nos encontramos nosotros. Gracias a nuestro sacrificio y trabajo podéis disfrutar de una sociedad mucho mejor. Por eso, por todo esto somos escépticos, pero no hemos perdido la esperanza. Nunca la perdimos. Las personas mayores todavía podemos esperar.

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Orratza

Gestos

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s de

solidaridad Michelle Tapia Texto

La Coordinadora Gesto por la Paz de Euskalerria organizó sus V Jornadas de Solidaridad con las Víctimas, «porque las víctimas están y estarán en nuestra memoria». Haritu estuvo en la primera de las jornadas. Los pasados 15 y 16 noviembre el colectivo pacifista Gesto por la Paz organizó por quinta vez consecutiva sus Jornadas de Solidaridad con las Víctimas, ya que desde la Coordinadora quieren seguir ofreciendo un «cauce» al dolor de las víctimas puesto que entienden que muchas veces «no hemos visto, ni hemos querido ver este dolor», para acto seguido plantear la cuestión de «qué podemos hacer para que algo así no se vuelva a repetir en la historia de nuestro pueblo y buscar la reconciliación de la sociedad hacia las víctimas». Así, en su primera jornada, intervinieron el sociólogo Javier Elzo, obligado desde hace años a llevar escolta debido a las amenazas de ETA, y Santos Santamaría, padre del mosso d'Esquadra Santos Santamaría Averaño que falleció a los 32 años en un atentado de ETA en Roses (Girona) en 2001 y Presidente de las Asociación catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas. Juez y parte El sociólogo Javier Elzo admitió su dificultad para hablar sobre la cuestión de la solidaridad con las víctimas siendo «juez y parte» si bien reconoció que todavía hay mucha gente que no se ha dado cuenta del «inmenso» dolor causado durante todos estos años de violencia. «No obstante, todavía es más grave cuando se camufla este daño en razón de un problema político sin resolver», manifestó. De hecho, Elzo reconoció que puede entender que haya un conflicto político irresuelto, pese a todo lo cual no puede aceptar que haya ninguna relación directa que justifique el ejercicio de la violencia. «Hay problemas nacionales semejantes en Catalunya o Flandes y en estos lugares las realidad es distinta». ¿Por qué allí sí y aquí no?» se preguntó. En este sentido, Javier Elzo teorizó ante la distancia de las gentes de Batasuna respecto al dolor ocasionado por ETA para lo que explicó que para estas personas primero existe un objetivo supremo que puede ser

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«la patria, la lengua, la independencia, el socialismo…», ante los cuales los destinos de «Pedro, Juan, Kepa o Nekane… pueden ser destinos que estorban para la consecución de ese objetivo supremo». No obstante, desde este análisis, Javier Elzo reafirmó que la idea tantas veces coreada de «ETA, el pueblo está contigo» nunca ha sido una afirmación cierta porque en Euskal Herria llevamos más de veinte años demostrando que la voluntad de Batasuna responde sólo a una minoría «pues así lo demuestran nuestros votos anónimos e individuales».

En este camino, «muchas personas nunca dirán no a ETA», manifestó, aunque Elzo confió en que algún día «admitan el daño que ETA ha hecho». Respecto a las posibilidades de la reconciliación, Elzo expuso su imposibilidad de reconciliarse ante alguien que argumenta los atentados en base a «consecuencia inevitable de un conflicto político». De hecho, manifestó que la reconciliación sólo es posible en lugares donde se ha sufrido una guerra, «que no es nuestro caso, porque aquí han sido unos los que se han puesto a tirar tiros». Ahora bien, Javier Elzo sí reconoció cierta división de la sociedad vasca «respecto a los que podían caminar libres frente a la otra mitad que ha vivido amenazada, coartada en el ejercicio de su libertad». «Por ello, si alguien ha sentido esta división será porque ha habido cierto grado de fractura y es aquí donde necesitamos de la reconciliación», subrayó. En este camino, «muchas personas nunca dirán no a ETA», manifestó, aunque Elzo confió en que algún día «admitan el daño que ETA ha hecho». Memoria y olvido En su intervención, Javier Elzo explicó que hay dos formas de olvido. Por un lado, está el «olvido por ocultamiento», al que debemos hacer frente. En segundo lugar, también está la amnesia involuntaria, «por la que olvidando los hechos trágicos siempre recordamos el tiempo pasado como un tiempo mejor». Y es que, para el sociólogo, «tenemos que sacudirnos el olvido de tantas cosas desagradables». Así, respecto al papel que tiene que tener el recuerdo de las víctimas, Javier Elzo defendió que cualquier proyecto de futuro habrá de ser «democrático», pues es en la democracia donde todos nos tenemos que unir. «Ésta es la historia que nos falta por escribir», sentenció. «Cuando ETA mató más, las victimas contaron menos. Nos cuesta aceptar que fue cuando comenzaron a matar a profesores, jueces, periodistas, políticos… cuando nos dimos cuenta de las víctimas anteriores que habíamos dejado en el olvido. Y nos cuesta reconocer esto, pero es así», expuso en otro momento de su intervención. Por todo ello, «todavía hoy el reconocimiento oficial a las víctimas es un deber público si bien entiendo que la reconciliación habrá de ser un ejercicio privado», concluyó.

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Santos Santamaría Padre del mosso d'Esquadra Santos Santamaría asesinado en un atentado de ETA y Presidente de las Asociación catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas

«La labor política nunca puede ser el objeto social de una asociación de víctimas» Como cualquier padre a quien le matan a su hijo, Santos Santamaría también se sintió perdido en los laberintos del dolor más grande de quien entierra con premura parte de su alma junto con el cuerpo de su hijo asesinado un día cualquiera. Lo cierto es que ya han pasado cinco años desde que un atentado de ETA terminara con la vida de su hijo, «anónimo para muchos, porque él no era ni político ni nada así, sino un mosso d'Esquadra que murió sirviendo a la sociedad». Como él mismo, su hijo se llamaba también Santos. Tenía 31 años y toda la vida por delante. Reconciliación Cuando se habla desde el corazón, el conferenciante no necesita de ningún guión que vaya dirigiendo el curso de sus palabras. Éste fue el caso de la intervención de Santos Santamaría que de modo casi improvisado y natural ofreció ante unas doscientas personas que habían acudido al hotel Nervión de Bilbao aquel 15 de noviembre de 2006 con motivo de las V Jornadas de Solidaridad con Víctimas organizadas por Gesto por la Paz. De nuevo, otro testimonio de desgarro, encogimiento y reflexión. «Primero de todo, me gustaría advertir de la actitud de los asesinos durante los juicios», advirtió. «Las actitudes chulescas no son ninguna excepción aunque no siempre haya cámaras de televisión que cubran la noticia. Por eso, admito que es muy difícil reconciliarse con alguien que mantiene esta actitud. De hecho, también nos hemos preguntado muchas veces que por qué actúan de este modo. Por un lado, seguro que hay directrices de ETA para que no muestren ningún signo de debilidad. Seguro. Pero, lo que es más grave, sucede que para ellos la víctima no llega a ser persona. Esto es así», explicó. De hecho, el Presidente de las Asociación catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas se mostró convencido de que el objetivo de los terroristas no era


El presidente y el vicepresidente de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas, Santos Santamaría (d) y Roberto Manrique, respectivamente.

matar a su hijo, «a Santos Santamaría Averaño», sino que lo que perseguían era crear terror en la sociedad para obtener mediante el terrorismo lo que «no consiguen democráticamente». «Mi hijo y el resto de víctimas han sido sólo el medio, no el fin». No sólo eso. Según Santos Santamaría, la sociedad en su conjunto se tiene que dar cuenta de que las víctimas son parte de esa sociedad, «el precio» que se ha pagado para que la sociedad pueda vivir en democracia, «su sacrificio». Sentimientos que se suceden Santos Santamaría quiso compartir con los asistentes el proceso de dolor en el que las víctimas se ven envueltas una vez pierden a un ser querido. En ese primer momento del atentado, Santamaría explicó que las víctimas no entienden nada. «Son horas de estupor y más estupor», aclaró, puesto que es después cuando llega el «aturdimiento». En palabras de Santos Santamaría, es entonces cuando aparecen los políticos, los gobernadores civiles, las palmadas de ánimo en la espalda, los periodistas y las entrevistas… «para que a los días compruebes que te has quedado solo con tu dolor». De hecho, es a partir de aquí cuando la víctima es consciente del auténtico vacío, «insoportable, que no se puede aguantar, cuando te das cuenta de quiénes son los buenos amigos, que sin darte palmadas en la espalda, simplemente te acompañan estando ahí, con una solidaridad sincera que nace desde el corazón y no de las palabras bonitas, porque una víctima sabe distinguir el abrazo sincero del que no lo es». De hecho, en palabras de Santos Santamaría, cuando nuestros muertos dejan de ser noticia, «empezamos a ser molestos, como el enfermo crónico que explica sus miserias al vecino que se aburre». «Además, como víctimas también resultamos molestas

a la Administración. Nadie pude imaginar la frialdad con la que algunas veces nos han atendido en algunas de las ventanillas de la Administración», dijo. De hecho, es este contexto donde Santos Santamaría situó la labor de las distintas asociaciones de víctimas para las cuales sólo exigió atención y ayuda hacia las familias de las víctimas, «porque la labor política nunca puede ser el objeto social de una asociación de este tipo». En su opinión, las asociaciones surgieron de modo natural para ofrecer un espacio de comunicación para las personas que habían sufrido una realidad dramática como consecuencia de un atentado terrorista «donde nos resultaba fácil compartir sentimientos parecidos» y para, así mismo, encaminar ayudas tanto psicológicas y legales para esas nuevas necesidades «que teníamos que hacer frente». «Tanto es así que -según añadió Santamaría- mi mayor orgullo sería dejar de ser presidente de la asociación porque estas necesidades no tienen razón de ser ya que son desempeñadas desde instituciones y asociaciones de carácter público». «Pese a todo, la gente tiene que saber que el otro día celebramos que el señor Peret iba a cobrar su indemnización, 27 años más tarde desde que hubiera ocurrido el atentado y está claro que esto es demasiado tiempo». Proceso de paz y recuerdo Según Santos Santamaría, a las víctimas les molesta el nombre de «proceso de paz» ya que entiende que no ha habido ninguna guerra. «Hay unos que matan y otros que mueren, unos asesinan y otros enterramos a nuestros muertos», dijo. Por esto mismo, Santos Santamaría prefirió fórmulas como «proceso de convivencia, de cese de la violencia, de conciliación». En todo caso, el Presidente de las Asociación catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas subrayó que «las víctimas somos los primeros que queremos que termine esta pesadilla». Ahora bien, exigió que este proceso debía ser encaminado desde el recuerdo y la memoria ya que «a los que hemos perdido un ser querido el único consuelo que nos queda es el recuerdo ya que mientras así sea la persona que nos mataron seguirá estando con nosotros». «Siempre que ha sucedido un atentado nos hemos reunido en nuestra asociación para darnos apoyo y en todas estas ocasiones hemos terminado deseando que fuera la última vez que nos encontrábamos por una razón así». Así, aunque todavía escéptico, se mostró contento y esperanzado porque hace ya más de tres años que se había despedido con un deseo tal de otra fatídica reunión de aquellas de tiempos pasados.

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Hilvanando

Hari-muturrak...

Patxi Zabaleta berriz hautatu dute Aralarreko buru

Otra nueva manifestación de la AVT

Datozen bi urteetan Aralarrek landu beharreko ildo politikoa, zuzendaritza eta koordinatzaile nagusia hautatu dituzte Bilboko Euskalduna Jauregian Aralarrek berriki egin duen III. Kongresuan. Kideen %93ren bozak eskuratu zituen Patxi Zabaletak, eta, hala, Aralarreko koordinatzaile nagusi hautatu zuten berriz. Aralar «ezker abertzale politikoan» sartzen dela berretsi zuen koordinatzaile nagusiak, eta oraingoz aukera bat den une politikoan normalizazioa xede izango dutela aipatu zuen. «Bakea», «amnistia» eta «bizikidetza» euren aldarrikapenak izango direla adierazi zuen, eta erronka horiei «buru-belarri» eutsiko dietela azaldu. Izandako zuzenketak eta kritikak aintzat hartuko dituela ere adierazi zuen horiei esker, eztabaida emankorragoa izan dela gaineratuz. Izan ere, Alderdiko Irauli barne korronte berriak egindako zuzenketa partzialak larunbatean onartu zituzten, eta atzo, Zabaletak birritan adierazi zuen Ekhotopian jasotako printzipioak indarrean daudela; modu horretan, Irauliren eskakizunei erantzun nahi izan zien koordinatzaile nagusiak.

La manifestación que el 25 de noviembre celebró la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) bajo el lema «Rendición en mi nombre no» y que fue secundada por la plana mayor del Partido Popular, se convirtió en un ataque directo a la estrategia diseñada por el Gobierno español en el proceso de paz. Sin embargo, frente a estas críticas, el Ejecutivo español encontró el respaldo de las fuerzas políticas vascas ya que coincidieron en acusar al PP de realizar un «uso partidista» de las víctimas del terrorismo. En este sentido, Zapatero recordó a la formación liderada por Mariano Rajoy tiempos pasados en los que el PSOE, desde la oposición, también se manifestó contra el terrorismo, pero siempre «al lado del PP, nunca enfrente». Por ello, valoró que las ayudas al Ejecutivo para culminar con éxito el camino iniciado en marzo serían «muy convenientes», aunque, en caso contrario, matizó que la ausencia de esos apoyos «no nos va a torcer en nuestra voluntad de intentarlo».

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...hilos sueltos

«Ser humano en los conflictos», el nuevo libro de Jonan Fernandez

Batasuna quiere concurrir en la próximas elecciones

El director de Baketik Jonan Fernandez presentó en Madrid su nuevo libro, «Ser humano en los conflictos». El acto tuvo lugar en el Restaurante Jai Alai, donde estuvo acompañado por el periodista Iñaki Gabilondo, el jurista Miguel Herrero de Miñón y el premio Nobel de Literatura, José Saramago. En su intervención, Jonan Fernández señaló que su obra surge de la confluencia de tres factores: «una experiencia, una inquietud y una intuición». En primer lugar, una «experiencia» de 20 años de relación directa con el conflicto vasco, los últimos trece al frente de Elkarri, un movimiento social que «trabajó por la no violencia y por una solución dialogada al problema vasco». Según Fernández, la obra responde a la reflexión «retrospectiva crítica y autocrítica» de esa vivencia. En segundo lugar, el trabajo de Jonan Fernández surge de una «inquietud vital» sobre lo que significa ser humano. «¿Cuál es el cumplimiento humano, cómo respondemos a ese sentido profundo de nuestra existencia singular y única, y especialmente, cómo lo hacemos en los conflictos, esa realidad inherente a la existencia?», señaló el autor. En tercer lugar, Fernández comentó que el libro es el resultado de una «intuición»: el cumplimiento humano en la vida y en los conflictos puede «encontrar» su principal orientación en la ética y en el esfuerzo de la conciencia.

Según lo hicieron público en Burlada (Navarra), la izquierda abertzale conformada en torno a la ilegalizada Batasuna está trabajando el programa electoral con el que se presentará a las elecciones en Nafarroa el 2007. En este sentido, la izquierda abertzale oficial ha puesto en marcha en Nafarroa un «auzolan», presentado bajo el nombre de «Amauirsarea», con el objetivo de elaborar un programa electoral de cara a los comicios forales y municipales del próximo mes de mayo. «Estamos ante un reto de especial relevancia para quienes no deseamos desaprovechar la actual oportunidad histórica», subrayó Pernando Barrena. Esta iniciativa pretende acumular fuerzas para «el gran cambio político». Según declararon, la hoja de ruta de la ilegalizada izquierda abertzale pasa por crear una nueva acumulación de fuerzas «que sea instrumental para el gran cambio político que se necesita» y que consiste en «conseguir que la ciudadanía navarra, junto a los demás ciudadanos del país, pueda recuperar la decisión».

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Campaña

Cristina Sagarzazu Técnica de turismo y viuda del ertzaina Ramón Doral

«Intento apartar la venganza y recurro al diálogo, la empatía y la tolerancia»

Con motivo de la campaña «100 voces sobre el acuerdo», la página web de Lokarri cuenta en estos momentos con las reflexiones de más de 30 personas. En Haritu también hemos querido hacerles un hueco a algunas de estas opiniones, no sin antes cursar la invitación para que se navegue hasta www.lokarri.org .

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Si he de ser sincera cuando se habla de proceso de paz y de lo que implica, en un primer momento no es la obtención de un acuerdo, precisamente, lo que me viene a la cabeza. De primeras, siento un tremendo deseo de agarrar a algunos por el cuello, machacarlos, escupirles a la cara, sacarles las tripas y todo tipo de lindezas semejantes que rara vez me atrevo a expresar en voz alta. (…) Tras ese primer arranque instintivo me doy cuenta de que lo que necesito es vivir en paz, y deseo un futuro en positivo para mis hijos y mi entorno. Quiero verles sonreír y disfrutar de lo que la vida les tenga reservado dejando atrás los malos momentos. Creo que las bases de ese futuro no pueden ser ni la venganza, ni el odio, ni la ira. Intento apartar esos sentimientos de mi corazón y recurrir al diálogo, la empatía y la tolerancia. Pero si ya de por sí me resulta difícil dar ese enfoque positivo a mi vida, la cosa se complica cuando hay quienes pretenden utilizar esos sentimientos en beneficio propio, con el fin de impedir cualquier movimiento (llámese diálogo, negociación, o como se le quiera llamar) que no esté abocado a la «derrota de ETA». Y es que no es a ETA a quien hay que derrotar sino a la violencia, la que llevamos dentro y la que empleamos en nuestras palabras y a veces en nuestros actos. (...)


Juanito Oiarzabal

Arantxa Urretabizkaia

Alpinista

Idazlea

«No se puede imponer nada sobre nadie»

«Bakearen aldeko elkarlana bultzatu behar dugu»

En todo este «asunto», tengo mi opinión muy firme. Hay que dialogar... Es el único camino para acabar con la violencia. Comprendo que va a ser difícil. Hasta comprendo a alguien que no quiera saber nada con quienes le han hecho mucho daño, pero habrá que hacer un esfuerzo, poner cada uno todo lo que pueda de su parte y también ser lo bastante hábil para convencer de que hay que hablar si se quiere cambiar esta situación... Porque ya llevamos bastante tiempo pensando que ¡ya está bien...! Además habrá que plantear todos los temas pendientes que hasta ahora están dividiendo a esta sociedad. No nos merecemos los ciudadanos tener que estar sometidos a las tensiones de «no muchos» radicales (de ambos lados) que nos quieren llevar a su «huerto». No se deberían poner condiciones previas para el diálogo. No se puede imponer nadie sobre nadie. Tampoco, pienso, que pasado mañana puedan salir «a tomar unos potes» unos con otros, pero tendremos que hacer algo para que sea normal en nuestros hijos. No les podemos dejar en herencia un país que pueda estar en paz pero cuyos ciudadanos se odian unos a otros por no haber sabido curar y sanear las heridas. Hay que tener cuidado de no reeditar la paz de 1939. (...)

(...) Ari direla, ez direla ari. Hasi direla, ez direla hasi. Ez dakigula, ez dugula zertan, oraindik, jakin beharrik. Ari dira, ari omen dira hor, mendi tontorrean. Eta bitartean, zer egin behar dugu mendiaren magalean gauden gainontzekook? Hori da gutako batzuen aspalditxoko kezka. Noski, guztiok ez dugu zerbait egiteko premia bera. Askori gustatu egiten zaio zain egote hori, patxadan sentitzen dira. Horretarako ordaintzen diegu, egin dezatela politikoek. Beste batzuk nahikoa dute beraien ohizko lan politikoarekin. Edo gutxi mugitzen dira dagokien ingurutik. Gezurra dirudi noraino zabaldu den eguneko bizitzara nor bere berdinekin ibiltzeko ohitura. Elkarlana neketsu egin arte. Mendi gailurrean zerbait lortzen duten bitartean, hemen, kalean, gutxienez zerbait egin dezakegu, alderdi bateko militante izan edo ez: bakearen aldeko elkarlana bultzatu, herritarron artean eraiki ditugun hesiak txirtxilatu. Hori gabe, halako batean lortuko den akordioak zailago izango du tontorretik haranerako bidea, edo hor joango da, aldapan behera, itsasora, zeri heldu ez duela. (...)

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Campaña

Enrique Villareal, «El Drogas»

Victor Aierdi

Cantante

Ex Coordinador de Elkarri

«Quizás yo sí me atreva a poner las sillas y la mesa»

«Hasta el acuerdo menos brillante es mejor que la confrontación violenta»

¿Cómo sujetas la mirada de un ciego? ¿Cómo te tragas el grito del viento? ¿Cómo de largo es un trozo de tiempo y vas a peinar a la noche su sueño? No lo sé. Pero de alguna manera habrá que llegar al acuerdo de que se está en desacuerdo. Y que quizá nadie esté lo suficientemente cuerdo como para ser el primero en empezar a hablar. Así, esperando a los más cuerdos (o los que de esta manera se autodefinen) es difícil fomentar el debate y más difícil aún la participación de la sociedad. ¿El conflicto vasco es un problema matemático? Diez torturados igual a un muerto. Cinco igual a un secuestro. Quince detenidos, otra bala en la recámara. ¿Quizá sea un problema parapsicológico? Iker Jiménez y su equipo grabando sicofonías en Intxaurrondo. O en la radio episcopal otro Jiménez (Losantos) con un J tras el Pedro y el sociólogo de la eclesiástica (Amando Demiguel) buscando espíritus entre hierros retorcidos de vagones. Sería buena comedia si no fuese por lo trágico que resulta para mucha gente. Quizás yo sí me atreva a poner las sillas y la mesa. Un buen vino, queso y txistorra; aunque pienso que tampoco es un problema gastronómico. (…)

El acuerdo, cualquier acuerdo, encierra, una magia doble. Por un lado, cediendo todos, todos ganan. Por otro, se produce una mirada nueva sobre el problema, la solución y también sobre el contrario. Por eso, incluso el acuerdo menos ideal o brillante suele ser mejor alternativa que la confrontación abierta y violenta. Y, sobre todo, más rentable para los intereses de las partes. Es la aritmética de la concertación: para ganar uno, deben ganar todos. Para ganar todos, todos deben renunciar. Pero esto solo es posible cuando se produce una transformación en la mirada anterior. Es sabido que los desacuerdos sobre diagnóstico y sobre propuestas de futuro pueden eternizarse infinitamente. Es lo propio en una situación de conflicto y de violencia. En nuestro caso, siempre habrá entre nosotros posiciones diferentes y enfrentadas sobre los problemas que nos dividen. Pero para que el diálogo y la negociación culminen en acuerdos sostenibles se debe mirar diferente para no realimentar y reforzar las distancias. Son necesarios nuevos puntos de vista. Esto es causa y consecuencia del acuerdo. Se debe encontrar en el mapa político y mental ese territorio donde convergen la proyección propia y la del contrario. Hablando de nuevas miradas, uno de los efectos más llamativos de los pactos es que la consideración mutua y recíproca pasa de «enemigo» a «colaborador», especialmente frente a los obstáculos del acuerdo. (…)

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Pablo Muñoz

txema Auzmendi

Director de Diario de Noticias

Herri Irratiko kazetaria

«Pretender llegar al acuerdo desde los maximalismos es anticipar el fracaso»

«Elkarrekin bizitzera beharturik gaude»

(…) A ese acuerdo, tan deseado, tan necesitado, debe llegarse mediante un impulso decidido de la sociedad y un compromiso generoso de las fuerzas políticas basado en el respeto a las razones del adversario. A la hora de emprender ese acuerdo deben excluirse previamente los conceptos de victoria y derrota y centrarse en el objetivo de lograr una convivencia saludable que no se vea perturbada por las consecuencias derivadas de la nueva situación. Porque para llegar al acuerdo hay que comenzar por interiorizar que, por propia definición, acuerdo supone cesión. Pretender llegar al acuerdo desde los maximalismos, desde la defensa numantina del propio criterio, desde la convicción de posesión de la verdad, es anticipar el fracaso. Como supuesto incuestionable, al acuerdo hay que llegar desde el reconocimiento y el respeto a la pluralidad. No cabe ninguna duda de que la sociedad vasca es plural, muy plural, por lo que nunca sería viable un acuerdo real y estable basado únicamente en el principio de la mayoría. En Euskal Herria hay sentimientos identitarios tan diferentes como firmes, circunstancia que obliga a un singular esfuerzo de convivencia en el que debe descartarse cualquier tentación de frentismo y, por supuesto, de imposición. Por ello, el acuerdo deberá contar con un plus de creatividad, un plus de generosidad y un plus de tolerancia. (…)

(…) Gure Herrira etorriz, bertan bizi garenon arteko akordioa nahitaezkoa dugula begitantzen zait. Zergatik? Gure presentzia ulertzeko arrazoiak eta historia batzuetan oso ezberdinak izan arren, elkarrekin bizitzera beharturik gaudelako: hemen bizi garen gehienok hemengoak gara, Euskal Herrian jaioak alegia, eta hemen bizitzen jarraitu nahi dugu Herriaren geroaz amets ezberdinak egin arren. Hauxe da, ene ustez, auziaren funtsa: elkar bizitzaren joko arauak Estatuek –Espainiakoak eta Frantziakoak– jartzen dizkigutela eta guretako talde batek joko arau hauen markoa ezarpentzat hartzen duela eta, ondorioz, arbuiatu egiten duela. Hala ere, batzuek eta besteek hemen bizi beharra dute halaxe nahi dute-eta. Hortaz, posible al da gerra jarduera eta borroka armatua, indarkeria baztertuz, alde desberdinen arteko akordioren bat lortzea? Baietz uste dut, batere erraza izango ez bada ere. Baldin arazoa edo auziaren korapiloa joko arauen markoa nork ipintzen duen argitzean badago, orduan justiziazkoa iruditzen zait alde baten edo bestearen gainetik dagoen eta denoi dagokigun «zerbait» bilatzea. Zer izan liteke «zerbait» hau? Nire iritziz, giza eskubideak –norbanako eta Herrienak– bereganatu dituen «Demokrazia» sistema lehenestea.

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Aurrez aurre

Daniel Martirena Testua Karlos Corbella Argazkiak

Arraunlarien lehendabiziko maitasuna Karmele Jaio & Juan Kruz Lakasta Lehendabiziko maitasunaren etxafuego guztien su-begiak itzalitakoan eskarmentuaren ebakidurak azala gogortzen digu. Eta arraunlariek atzerantz begiratzen dute, nahiz eta traineruek goseti irensten dituzten aurrean dauden olatuen hortz zingiratsuak. Izan ere, zabaldu berri den bake prozesurako, Juan Kruz Lakasta kazetariak amodio berrien ehundurak aldarrikatzen ditu, betiere iraganaren eskarmentuari so eginez, arraunlariek ere atzera begiratzen dutenez aitzina egin ahal izateko, Karmele Jaio idazleak azpimarratzen duen legez. Haritu: zaila da zehaztea zein errailetatik dabilen bake prozesuaren bagoia, honek hurrengo geltokia zein izango duen alegia. Izan ere, baikortasuna eta ezkortasuna, itxaropena eta itxaropen eza‌ sentipen hauek guztiak nahasi ohi dira herritarrongan. Hartara, zein da zuen barreneko sentimendua? Karmele Jaio: denetarik dago niregan ere. Ardura ere aipatuko nuke. Dena dela, itxaropentsu izatera behartu nahi dut nire burua. Itxaropenari heldu behar zaio halabeharrez, arrazoiak baditugulako, atzerantz begiratuz gero batez ere, nahiz eta noiz edo noiz guztia ber-

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tan behera geldituko denaren beldur izan. Orain dela urte bete nola geunden gogoratzearekin eta egoera hura egungo egoerarekin alderatzearekin nahikoa da aurrerapausoak eman direla ikusteko eta, beraz, itxaropentsu izateko. Askotan, aurrerantz begiratzean zaila da ezer ikustea. Izan ere, aurrerantz begiratu nahi horrek antsietatea eragiten dizu eta ez zaitu aurrera egitera uzten. Honen harira, oso metafora polita entzun nuen orain dela gutxi. Haritu: zein? Karmele Jaio: arraunlariak bezala jardun behar genuela. Arraunlariek atzera begiratzen

dute aurrerantz egiteko. Atzean utzitakoari begiratzen diote eta ez aurrean datorrenari. Hainbat urtetan zer gertatu den ikusteko atzera begiratzea beharrezkoa dugu. Ezagutzen dugunari begiratu behar diogu eta ez ezagutzen ez dugunari, itsu-itsuan ibili nahi ez badugu. Zaila da aurrera egitea aurrean aurkitu nahi dugunari bakarrik begiratuz. Juan Kruz Lakasta: atzera begiratze horretan, dakusadana da euskal gizarteak ekarri gaituela gauden tokiraino, eta hori altxor handia da. Herritarrek ekarri gaituzte aukera historiko honetaraino, eta nagusiki eragile politikoen erantzunkizuna da orain aukera hori profita-


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Aurrez aurre Juan Kruz Lakasta

ÂŤAlderdi politikoak oilar-dantzatik ahari-talkara pasa direla esanen nukeÂť tzea. Baikor izateko beste arrazoia beharra da, premia. Eragile politiko guztiek interes politikoen, alderdikoien, berekoien arabera jarduten dute eta, zentzu honetan, ETAk eta Zapateroren Gobernuak prozesua aurrera ateratzeko interes, premia handia dute. Haritu: zergatik? Juan Kruz Lakasta: Zapaterok prozesua aurrera ateratzeko behar handia du bere etorkizun politikoa ziurtatzeko. Esan nahi baita, azken hamarkadan bereziki, PPren boto-poltsarik handiena euskal gatazkarekin lotuta egon dela. Gatazkak espainiar abertzaletasun atzerakoia berpizten du, eta horrek botoak ematen dizkio. Zapaterok hori guztia indargabetu ahal izateko, espainiar abertzaletasun modernoago baten diskurtsoa ehundu behar du, eta horretarako ezinbestekoa du prozesu honetan arrakasta lortzea. ETAri dagokionez, bistan da Euskal Herrian, Europan eta munduan kinka politikoa aldatu dela, eta egoera berrian haren jarduera militarrak ez duela ia tokirik. ETAk badaki hori, badaki haren jarduera militarra politikoki ez dela eraginkorra. Bestalde, sentipenei doakienez, ETAk suetena iragarri zuenean Idurre Eskisabel kazetariak esandakoak ditut gogoan. Esan zuen poza sentitzen zuela, baina poz hori distirarik gabea zela. Bere sentipen hori 98ko suetena eman eta sentitu zuen poz indartsuagoarekin alderatzen zuen. Haritu: eta ez da bakarra. Juan Kruz Lakasta: orduan itxaropen handia biztu zen jende askorengan eta jende horrek guztiak kolpe handia hartu zuen guztiak porrot egin zuenean. Kontu hau amodioarekin aldera daiteke. Lehendabiziko maitasunak gerora beste harremanekin berpizten zailak diren sentipen indartsuak eragiten ditu. Dena dela, eskarmentuak badu abantailarik. Bigarren, hirugarren, laugarren harremanak akaso ez dira horren indartsuak izaten, baina, eskarmentuari esker, sentimenduak eta harremana bera hobeki kudeatzen jakiten duzu. Ea su-etenekin

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gauza bera gertatzen den. Karmele Jaio: horrexegatik guztiagatik, itxaropentsu egoteaz gain, zuhur gaude aldi berean. Haritu: hala, behin eta berriz errepikatu dute batzuek eta besteek prozesuak luze joko duela, bidea zaila izango dela. Zergatik luzea eta zaila? Zeren arrisku? Zergatik behar du horrela? Karmele Jaio: ezinbestean izango da zaila, arazoa berez zaila delako, pisutsua, politikoa, urtetan konpon ezina. Iruditzen zait, gainera, sistema politikoaren diseinuak berak zailtzen duela arazo honen soluzioa. Hein handi bate-

an alderdi politikoena da hau konpontzeko ardura. Alabaina, alderdi politikoei gertatzen zaie etengabean daudela kanpaina eta hauteskundeetan. Honen ondorioz kasu askotan eskuak lotuta ikusten ditut, alderdi politiko bakoitzak dituen hautesleekiko, bai hautesle potentzialekiko ere. Politikoak etengabean eskaparate batean daudela iruditzen zait. Egiten dutenaz baino gehiago, kezkatuago daude egiten dutena iritzi publikoak nola ikusten duen. Irudi bat saldu behar dute. Eta honek bake prozesu baten garapena zailtzen du. Hortaz, gizartearen beste eragileek zerresan handia dute, politikoek presiopean bakarrik egiten baitituzte mugimenduak. Gizarteak hau konpontzea nahi du eta honen aldeko presioa egin behar du.


Karmele Jaio

ÂŤPolitikoak etengabean eskaparate batean daudela iruditzen zaitÂť ma beraren aurka buruarekin hamaika bider jotzeko gauza direnak. Eta joka eta joka tamalez ederki ezagutzen dugun akzio-erreakzio dinamikan sartzen ari dira. Prozesuaren aurreko indar erakustaldi hauetan kateatzea oso arriskutsua da, gerta baitaiteke ahari-talkan mina hartzea, eta guztia pikutara joatea. Nire uste apalean, prozesua ahalik eta lasterren jarri beharko lukete abian. Eta jada abian dela, jada egonkorra dela, egin ditzatela egin beharreko pultsu guztiak. Izan ere, bestela eskuin politikoak, mediatikoak, judizialak prozesuaren hasiera bera zaputz dezakete. Haritu: gauden tokiraino bertaratu ahal izateko gizarteak bere lanak egin dituela adierazi duzu zuk, Juan Kruz. Bitartean, gizartearen presioa aldarrikatu duzu Karmele. Bakearen eraikitzea afera garrantzitsuegia al da soilik politikoen eskutan uzteko? Nola hartu beharko luke gizarteak parte prozesu honetan? Karmele Jaio: zaila zait proposamen zehatzik luzatzea. Azken buruan, herritarrak botoemaileak gara eta politikariak horrexegatik bakarrik mugitzen ikustea kontu tristea da. Baina bideak egon badaude gizarteak presioa egiteko. Gainera, kontuan izan behar dugu prozesuaren kontura gertatzen ari denaren harira, gizarteak ez duela informazio gehiegirik. Juan Kruz Lakasta: hamarkada asko eman dugu sufrimendu gehiegi eragin duen gatazka pairatzen, eta, halabeharrez, konponbide prozesuak luzea, gogorra eta zaila izan behar du. Baina Karmelek azaldu duenaren bidetik, alderdi politikoak tronpatzen ari direla iruditzen zait, bakoitza bere publikoari begira ari baita. Prozesua abian jarri gabe katramilatu dira, sokatiran-edo. Oilar-dantzan hasi direla ere esango nuke, harrokeriaz bestearen jarrera ahuldu eta bere indarra erakutsi nahian balizko prozesu horri begira. Oilar-dantzatik aharitalkara ere pasa direla esanen nuke. Askotan esan ohi da gizakia dela harri berberarekin birritan estropozu egiten duen animalia bakarra. Bada nik esanen nuke gatazka honen inguruan dabiltzanak animalia bakarrak direla hor-

Juan Kruz Lakasta: Ignacio Ramonetek esana da egun soilik bi superpontentzia daudela: bat, Amerikako Estatu Batuak. Bestea, zu zeu, iritzi publikoaren partaide zaren heinean. Euskal gizartearen gehiengoa bake prozesuaren aldekoa da, eta horrek indar handia ematen dio. Ez naiz inkestazalea, baina aspaldi honetan ezagutu ditugunek argi uzten dute hori. Eta eragile politikoek badakite zer dioten inkestek. Eta horregatik gaude gauden tokian. Tamalez, Madrilen egoeta bestelakoa da, eta Zapatero nagusiki Madrilera begira ari da. Haritu: aldi berean, Alderdi Popularrak prozesuaren aurrean duen jokabidea aipatu ohi da zailtasun nagusien artean.

Juan Kruz Lakasta: ez da batere ohikoa horrelako prozesu batean oposizioko alderdi nagusia aurka aritzea, sutsuki gainera. Eskura dituen bitarteko guztiak dantzan jarri ditu, azpikerietan aritzeko batere lotsarik gabe. Eskuin politikoak baliabide eraginkorrak ditu horrela jarduteko. Baina, hain zuzen ere horregatik, Zapaterok apustu ausarta egin beharko luke ahalik eta lasterren, aurrera egin ahal izateko. Irabazteko asko eta galtzeko gutxi du. Zapatero denboraren kudeaketan oso gizon trebea dela esaten dute. Ez dakit. Atzeratzen eta indarra galtzen ari dela uste dut. Zapateroren inguruko hedabideek ere paper garrantzitsua jokatu beharko lukete honetan guztian. Biktimen inguruan, adibidez. Espainiako gizarteari ezagutzera eman behar zaio biktimak ez direla batzuk bakarrik. Ez dira mailakatu edo sailkatu behar. Argi dago ETAk biktima andana eragin duela. Eta bestaldean ere hildakoak izan direla. Baina, horretaz gain, Euskal Herrian, adibidez, sistematikoki torturatu izan dute jende asko. Eta hori ezagutaraztea oso garrantzitsua da. Norbaitek egin beharko du lan pedagogiko hau, baldin eta elkarbizitza normalizatu batera iritsiko bagara. Karmele Jaio: Euskal Herritik kanpoko jendeak ere gure errealitatea ezagutzea giltzarria da. Aldiz, Zapaterok bere indar guztiak jartzen ditu Espainiako iritzi publiko horri ez hemengo errealitatea erakusten, baizik eta ETAren aurrean errenditzeko prest ez daudela erakutsi nahian. Espainiako hautesleei begira dago. Espainian zein iritzi izango duten horrekin beldurrez dago. Behin eta berriz errepikatzen du ez daudela prest hainbeste emateko. 98ko suetenarekin Alderdi Popularrak egindakoa azaltzeko prestatu duen bideoari erreparatzea besterik ez dago. Nolabait, sozialistak harro daude Alderdi Popularrak egin zuena baino gutxiago egin dutelako. Juan Kruz Lakasta: eta lotsagarria da harro agertzea PPk presoak hurbildu zituelako eta eurek aldiz oraindik ere espetxe politikari dagokionez urrats bakar bat ere eman ez dutelako.

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Aurrez aurre Karmele Jaio

«Demokrazia edo askatasuna bezalako hitz potoloak autoak saltzeko ere erabiltzen dituzte telebistako iragarkietan» Karmele Jaio: eta honek, ziurrenik, Madrilen bere etekinak lortuko ditu baina ez Euskal Herrian. Noski, Partido Popularrak Alderdi Sozialistari aurpegiratzen dizkionak ikusita, PSOEk horrela erantzun dio. Alabaina, erantzunak bestelakoa beharko luke. Egiten dutena erakutsi beharko lukete, ausardiaz, eta ez egiten ez dutena. Baina, berriz ere hauteskundeetan dute burua eta horrela ez dago aurrera egiterik. Juan Kruz Lakasta: Espainiako gizartea ez da gurea baino okerragoa, tuntunagoa. Kontua da zer kontatzen zaion, zein den euren errealitate mediatikoa. Zorionez, Euskal Herrian errealitate mediatiko zabalxeagoa dugu. Gurean informazioaren alorrean aniztasun handiagoa daukagu. Espainian kolore biko hedabideak dituzte, PPrekin ala PSOErekin lerraturikoak. Gainera, Aznar boterean egon zen bitartean, PSOEko hedabideak PPren ildo editorialera gerturatu ziren, gure zorigaiztoko gatazkari doakionean. Haiek sortu, elikatu eta babestu dute munstroa. Eta orain guztia larrutik ordaintzen ari dira. Edo gara. Haritu: kontuak kontu, gauzak zangotrabatu antzean dauden honetan, prozesuak porrot eginez gero errudunak bilatzen hasiak zaizkigu batzuk eta besteak. Dudarik ez dago guztiak izanen garela galtzaileak. Baina errudunak, nortzuk? Karmele Jaio: atzera begiratzen baldin badugu berehala ohartuko gara askotan ikusi izan ditugula batzuk eta besteak behatzarekin erruduna nor den salatzen. Horregatik, egoera berri batek jokabide berriak eskatzen dituela azpimarratu nahi dut. Hiztegia ere aldatu beharko genuke. Galtzaileak, garaileak, errudunak… hitz hauek bazter batean utzi beharko genituzke. Noski, bakoitzak pentsa dezake nor den egoera bat edo bestea eragin duen erruduna, baina, behin bake prozesuan sartuta, hatzamarrarekin norbaiti erru guztia botatzea ez dut uste egokia denik. Ez da jokabide eraginkorra, eraikitzailea. Guztiz aurkakoa lortzen da. Juan Kruz Lakasta: erabat ados. Errazkeria

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pedante samarra da, baina latinajo bat aipatuko dut: cui prodest? Nori egingo liokeen mesede prozesuaren porrotak? Argi dago Alderdi Popularrari eginen liokeela. Espainiako eskuinak jakin badaki honi izugarrizko errentagarritasun elektorala aterako liokeela. Eta, jakina, gainontzeko eragile politikoak galtzaile aterako lirateke. ETAk porrot egingo luke. Baina porrot eginen lukete, halaber, Alderdi Sozialistak, Batasunak eta gainontzeko eragile politikoek. Hau da, errudunak bilatzen ari diren guztiek. Haritu: aniztasuna, elkarrizketa, hitza, herriaren borondatea… antzeko hiztegiaren erabilera ikusten dugu bazter bateko zein beste hegaleko ordezkarien ahotan. Hiztegi berdina darabilten seinalea da hau? Hala, norberak aurkitzen die nahi duen neurria hitz hauei guztiei? Karmele Jaio: zoritxarrez, horrelako hitzek barrua hustuta dute. Egun, gainera, demokrazia edo askatasuna bezalako hitz potoloak autoak saltzeko ere erabiltzen dituzte telebistako iragarkietan. Honek erakusten du benetako balioa galdu dutela. Beraz, hitz hauek barrua hustuta baldin badute, tenorea dugu hitz berriak ahora ekartzeko, hitzek ere iraungitze-data dutelako. Herria, demokrazia, askatasuna.. hitzaren atzean bakoitzak bere edukia sartzen du. Berdin erabiltzen ditu eskubiko alderdiak nola ezkerrekoak eta, hau horrela, bistan da bakoitzak nahi duen modura ulertzen duela. Juan Kruz Lakasta: borroka terminologikoak badu bere garrantzia. Gainera, gerra terminologiko honetan badira tankeak. Amerikako Estatu Batuetan think-tanks deitzen dituzte. Eskuindarrek institutuak, fundazioak edo bestelako izenak dituzten erakundeak sortu dituzte. Haien zeregina da ezkerrak erabiltzen dituen hitzak hustutzea eta haien zentzua aldatzea, baita esamolde berriak sortzea ere. Nik esanen nuke hitzak torturatu egiten dituztela. Milioika dolar gastatzen dituzte horrelakoetan. Eta Espainiako eskuinak eredua kopiatu du, FAES bezalako fundazioekin. Haiek asma-

tu dituzte hitzetik hortzera dabiltzan trukerako txanpon edo prezio politikoa bezalako esamolde ustelak. Dena dela, erresoluzio akordiora begira, nago hitzen esanahiari doakionez malgu jokatzen jakin beharko genukeela. Haritu: azken buruan, hitz horien atzean bakoitzak eta guztiek bere isla aurkitzea da aurrean dugun erronka. Juan Kruz Lakasta: adibidez, erabakitzeko eskubidearen inguruan akordioa lortzen bada, eta batek badio irtenbide hori Konstituzioan sartzen dela eta besteak adostutakoari autedeterminazio esan nahi diola, bada, ederki. Kontua da eragile bakoitzak haren bezeroak kontent utzi ahal izatea. Jakina, terminologiaz haratago, erresoluzio akordio batean ezinbestekoa da oinarri sendoa izatea. Nire ustez, ezinbestekoa da herritar guztien eskubideekiko errespetua bermatzea, baita eskubide zibil eta politikoekikoa ere. Eta aukera politiko guztiek aukera berberak edukitzea. Haritu: norabide honetan, zein hitz berri erantsiko zenukete garai berrien hiztegi berri horretara? Juan Kruz Lakasta: orain arte gutxi erabili den eta garrantzitsua iruditzen zaidan hitza enpatiarena da. Hitz honen atzean gordetzen da gatazka gainditzeko gakoetako bat. Enpatia behar dugu alde bateko eta besteko biktimekiko. Enpatia behar dugu bizkartzaina izan duen pertsonarekiko, aita akabatu dioten gaztearekiko, semea hogei urtez preso eduki duen amaren minarekiko, torturatua izan denarekiko… Eta enpatia beharko dugu besteen naziotasun sentimenduarekiko. Erriberan zein Goierrin, herri honetan dauden nortasun nazional guztiekiko enpatia izan beharko genuke. Ni neuk ez dut espainiar sentitu behar. Baina ulertu behar dut auzokoak espainol sentitzeko duen eskubidea. Elkarbizitza normalizatu batera iritsi nahi baldin badugu, hau onartzen ere ikasi beharko dugu. Gatazka lezio hau ikasi gabe gainditu dezakegu, baina enpatia honekin ere


Juan Kruz Lakasta

ÂŤOrain arte gutxi erabili den eta garrantzitsua iruditzen zaidan hitza enpatiarena daÂť

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Aurrez aurre Karmele Jaio

ÂŤBestearen oinazea sentitzeak onartzea dakar, gu guztiongan, biktima guztiengan ereÂť

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Juan Kruz Lakasta

«Batzutan murtziarra edo bordeldarra izateko gogo ikaragarriak sentitzen ditut» gainditzen badugu, askoz hobe. Zera, berriz ere amodiora itzuliko naiz. Haritu: berriz ere amodiora orduan?

Karmele Jaio: gainera, bake prozesuaren ondoren berradiskidetzea beharrezkoa izango dugula esan ohi da han eta hemen. Iraganean bizi izan ditugunak aintzat hartuta, ez dakit berradiskidetzea posible izango dugun ala ez. Alta, heldu beharko genuke bestearen sufrimendua ulertzera. Hauxe da oinarria. Urrats handia emango genuke hori egiteko gauza izango bagina.

izan ditzakeen aldarrikapen politikoak. Aipu berezi samarra ekarriko dut gogora, Federico Jimenez Losantosena, hain zuzen ere. Hasiera batean, M-11ko biktimen eleduna, Pilar Manjon, gutxieneko errespetuarekin tratatu zuen, gero sekulakoak eta bi esan dizkion arren, eta hasierako garai haietan esan zion biktimei munduko errespetu eta maitasun guztia zor zaiela, baina biktimei, biktima izateagatik, ez zaiela zor arrazoi politikoa ematea. Erabat ados nago. PP biktimen erabilpen ustela egiten ari da. Esaten ari dira AVTk erabaki behar duela euskal gatazkarekiko Gobernuaren politika. Orduan, M-11ko biktimek nazioarteko politika erabaki behar dute? Ez du zentzurik. Komeni da gogoratzea PSOEk munstro hori sortzen lagundu zuela.

Juan Kruz Lakasta: eta hau ez da «abrakadabrismo politikoa». Ezin dira hitz batzuk, gaitzespena, esate baterako, totem eta aldi berean oztopo gaindiezin bilakatu.

Karmele Jaio: bat nator horretan. Tamalez zara biktima baina horrexegatik ez dagokizu arrazoi politikorik. Hau horrela, biktima guztiek hori barneratu beharko lukete.

Karmele Jaio: ez dut eskatzen batak besteari bere errua aitortu behar dionik, edo barkamena eskatu behar dionik ere. Sentitzearekin nahikoa da lehendabiziko urrats hori eman ahal izateko. Bestearen oinazea sentitzeak onartzea dakar, gu guztiongan, biktima guztiengan ere. Konsziente izan behar dugu denok herri honek sufritu duen guztiaz.

Haritu: biak hogeita hamasei urtena dituzue. Indarkeriek eta elkar ezin eramanak baldintzatu izan dituzte bizkarraren atzean utzi nahi ditugun urte guztiak. Atzerantz soa berriz ere zuzenduz, gogoratzen dugun horren kontura zenbaterainokoa da nekea, nazka, etsipena?

Juan Kruz Lakasta: bai ba. Esan nahi dudana da sexua zoragarria dela amodiorik gabe, baina amodioarekin are zoragarriagoa izan ohi dela.

Juan Kruz Lakasta: sufrimenduaren bi aldeetan gatazkaren deshumanizazioa gertatu da. Ez dute pertsonen moduan elkar ikusi. Gailendu dena da bestea sentimendurik gabeko etsai moduan ikustea, ez auzoko, ez pertsona moduan. Haritu: oinaze guztiak ikusteko baliagarriak izango zaizkigun betaurreko hauek non erosi baina? Izan ere, nahi baino gehiagotan, biktima bati elkartasuna adierazteaz gain berarekiko adostasun politikoa eskatzen dutelako susmoa dut. Juan Kruz Lakasta: aldiz, biktimaren oinazearen aurrean zuk zure elkartasuna adierazteak posible izan behar du, alde batera utzita berak

Karmele Jaio: ez dago inolako zalantzarik gatazkak gure bizitza baldintzatu duela esaten dugunean. Noski, pertsona batzuei gehiago baldintzatu die beste batzuei baino. Izan ere, nire bizitza guztian nirekin daramadan pisu handi bat irudikatzen dut. Nire bizitzaren argazkiei so egiten badiet, beti ikusten dut erretratuaren atzean dagoen hormigoizko eraikin itsusi bat, oso leiho txikiekin. Horrela irudikatzen dut gatazka. Eraikin hau batzuetan handiagoa da eta gertuago dago, eta beste batzuetan oso atzean dago, baina beti agertzen da. Beste batzuek baino zeharkago sufritu dut, alboan izan ditudalako torturatuak izan direnak, adibidez, baina beste batzuk baino gertuago ere sentitu dut, adibidez, alor profesionalean, zenbait komunikabideren bidegabeko itxieraren ondorioz.

Guztiok ditugu gure kezkak eta arazo pertsonalak, baina herri honetan gure zama propioari herri bezala dugun gatazkaren pisua erantsi diogu. Juan Kruz Lakasta: pentsatzen jarrita, zorigaiztoko gatazkak, giro politiko itoak, giro zakar horrek, eragin zuzena izan du neure bizitzaren alor askotan. Hezkuntzan, adibidez, Iruñeko Udal Ikastolara joan nintzen, eta Nafarroan oraindik zutik dirauen hizkuntzarekiko jarrera guztiz itxiaren ondorioz, legez kanpo ikasi nuen hainbat urtez. Gero, gurea Nafarroako institutuetako lehendabiziko lerro euskalduna izan zenez, hainbat arazo izan genituen aski irakasle euskaldunik ez zen-eta. Geroago, unibertsitatean, arazo bera izan genuen. Gizarte mugimenduetan ere arazorik ez zaigu falta izan. Eguzki Irratian hamar urte eman nituen eta epe horretan bi aldiz itxi ziguten emisora. Eta, bestalde, urtebete eman nuen kartzelan intsumiso izateagatik. Lanari dagokionez, Euskaldunon Egunkarian lan egin nuen, eta egunkaria itxi ziguten. Orain, Euskalerria Irratian ari naiz, eta ez dugu lizentziarik. Beraz, bai, euskal gatazkaren kontu hau nola edo hala gure argazki guztietan agertzen den zerbait da. Egia esan, batzutan murtziarra edo bordeldarra izateko gogo ikaragarriak sentitzen ditut. Haritu: bai? Juan Kruz Lakasta: batzuetan, bai. Hala ere, egia da halaber honek guztiak, hein batean, mundua ikusteko ikuspegi zabalago bat eskaintzen dizula. Hori bai, badira askoz latzagoak diren egoerak. Guztiok ezagutzen dugu torturatua izan den jendea. Bizkartzainak eduki behar izan dituena. Gertu samarretik ezagutu ditut hildako baten senideak. Eta hori guztiori zama itzela da, edozein gizarterentzat. Haritu: suetenaren aldarrikapenaren kontura, albiste honen ondorioz Bernardo Atxagak adierazi zuen euskal herritarrok lurzorutik hamarren bat zentimetrora hegaldatu ginela. Juan Kruz Lakasta: Atxaga handiari eran-

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Aurrez aurre Karmele Jaio

ÂŤHaurdun egoteak eragiten zaitu beste modu batean etorkizunean pentsatzeraÂť

tzutea gogor samarra egiten zait, baina irudipena dut metafora horrekin nahikoa herren gelditu zela. Bistan da oso albiste ona izan zela ETAren suetenaren iragarpena, baina hemen beste urrats gehiagoren premia genuen, eta dugu. Alde batean baino gehiagotan dago gure arazoa. Artikulu hura Amerikako Estatu Batuetako egunkari baterako idatzi zuen. Nire ustez, horrelakoetan oso komenigarria da txanponaren alde biez hitz egitea. Karmele Jaio: suetenarekin bakarrik ez dugu soinean daramagun harritzarra guztiz kendu. Grabitatearen indarra bere horretan dago eta oraindik ere soinean zama handia dugu.

Haritu: Euskal Herria barne-mugak dituen herria dela iruditzen zait. Hizkuntzaren araberako mugak ikusten ditut, arestian aipatu dituzuen naziotasun sentimenduen araberakoak ere. Gero, Iparraldea eta Hegoaldea ditugu, eta Hegoaldean Nafarroa, bere iparrarekin eta hegoarekin. Elkar ezagutzen dugu? Karmele Jaio: nik Euskal Herri asko daudela esango nuke. Ez da berdin Hernani, Gasteiz edo Tutera. Edozein erabaki hartzerakoan hau ere kontuan hartu beharko genuke, herri proiektu bat eraikitzerakoan ere. Zaila egiten zait irudikatzea nola. Juan Kruz Lakasta: berriz ere enpatiaren be-

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harra ikusten dut horrelako mugak gainditu ahal izateko. Nafarroako mugetan behintzat, naziotasun sentimenduei eta hizkuntzari doakienez gustatuko litzaidake geure burua ere kritikatzea. Normalizazioaren bidean aurrera eginez gero, orain arte egin dugunaren kontura hausnarketa egin beharko genuke, abertzaleok, euskaltzaleok ibili dugun diskurtsoari buruz. Haritu: zein da zure autokritika? Juan Kruz Lakasta: nolabait esateko, marketing ikuspegi batetik ez gara batere trebe ibili gure produktua saltzeko unean. Oso erasokorrak izan gara. Xabier Erizek oso doktoretza-


Juan Kruz Lakasta

«Esklerosia gainditzeko botika berriak, ideia, estrategia, tresna berriak behar dira» tesi interesgarria dauka Nafarrako euskaldunen eta erdaldunen arteko harremanen inguruan. Aipatzen du euskal hiztunon erkidegoa oro har nahiko oldarkorra izan dela. Esate baterako, diglosiaren kontura. Euskara ez dakienari ia kabroi esan diogu. Eta horrela nekez motibatuko duzu pertsona hori euskara ikas dezan. Euskara ez jakiteagatik zer galtzen duen erakutsi behar zaio pertsona horri, zer irabaz dezakeen euskara ikasiz. Haritu: enpatia sentitzeko ezinbestekoa da elkar ezagutzeko borondatea. Izan ere, euskaldunen komunitatetik behin eta berriz salatu izan da erdaldunek ezer gutxi dakitela euren inguruan. Juan Kruz Lakasta: hori ere egia da. Orokorrean, erdaldunek ez dute ahalegin handirik egiten euskaldunon unibertsoa ezagutzeko. Autokritika nabarmendu nahi izan dut, aberasgarriagoa izan zitekeelakoan-edo, baina honek ez du beste kritika hau baliogabetzen. Jende asko bizi da Nafarroan herritarren ehuneko hogeita hamarrari bizkarra emanda, euskal herritar sentitzen garenoi eta euskaldun garenoi bizkarra emanda. Karmele Jaio: kontu larria da beharrik ez sentitzea gure bazter honen berri izateko. Ikustezinak gara askotan. Beste askotan arrotzak ikusten gaituzte. Euskaraz idazten dugunoi, adibidez, haiek irakurtzeko modua izan dezaten, askotan eskatu ohi digute gure liburuak itzul ditzagun, haien erantzunkizunik onartu gabe. Oso kasu gutxitan ikusi dut euren ardura, ea nire liburua ulertzeko moduan hizkuntza ikasten ote duten kezka agertuz. Nolabait, itzultzeko behar hori niri eragiten didate, nire ardura da, euren hizkuntza ikasi beharrari bizkarra emanez. Haritu: Ahotsak ekimenak hiru mila emakume gehiagoren babesa agertu berri du. Haritu aldizkariaren bigarren zenbakian, Carmen Magallon adituak zioenez, emakumeak gizonezkoak bezain zakarrak izan daitezke. Aitzitik, urtetan gutxietsiak izan dire-

nez, bazterreko ekimenak gauzatzeko euren ahalmena nabarmendu zuen. Bakegintzarako dohai berezirik al dute emakumeek? Karmele Jaio: dohairik duten edo ez aztertu baino lehen, nik uste dut aldarrikatu behar dela bakegintza prozesuetan parte hartzeko duten eskubidea eta erantzunkizuna. Horrela eskatzen du gainera Nazio Batuen 1235. errezoluzioak ere. Kontuan izan behar dugu emakumeen papera, nagusiki, biktimena bezala agertu dela gatazka guztietan. Noski, emakumea biktima izan da gatazketan, baina emakumea ere protagonista izan da bakea eraikitzeko bidean, eta protagonista izan behar du. Hau alde batera utzita, Carmen Magallonek «Emakumeak bakeak eraikitzen» jardunaldietan ere azpimarratu zuenez, emakumeek bakegintzarako egokiak diren tresnak erabiltzeko modua dute, tradizionalki mendeetan zehar bizitzaren zaintzan egon direlako murgilduta, eta azken buruan, zaintza indarkeriaren guztiz kontrakoa delako. Beraz, emakumeek dohai batzuk garatu ahal izan dituzte, baliabide batzuk, zentzu horretan, eta esan behar da etxeetan ere bake prozesu asko izaten dela. Orain arte baliabide hauek ez dira nahikoa aintzat hartu bake prozesuetan eta aintzat hartu beharko genituzke. Izan ere, Ahotsak ekimenak, adibidez, erakusten du oraindik gizonezkoak iritsi ez diren punturaino iristeko gai izan direla emakumeak. Hau datu objetiboa da. Juan Kruz Lakasta: Ahotsak ekimeneko partaideetako batek, Gemma Zabaletak, behin esan zuen haien agiriaren sinatzaileak agintedun gizonezkoak balira, gatazka jada gaindituta legokeela. Eta egia berdaderoa da. Prozesua ez litzateke izanen luzea, gogorra eta zaila. Haritu: Karmele, haurdun zaude gainera. Gure etorkizuna zure semearena izanen denez, nolako etorkizuna nahi duzu? Karmele Jaio: haurdun egoteak eragiten dizu beste modu batean etorkizunean pentsatzea. Orain egiten den lana gerorako izango dela

ohartzen zara, zenbateraino guztia kateatuta dagoen alegia. Zentzu honetan, etorkizunik hoberena desiratzen diot sortuko den semeari eta belaunaldi berriei. Noski, gatazka hau gaindituko dugula pentsatu nahi dut, oinarri sendo batzuen gainean finkatuz non pertsona guztien eskubideak bermatuta egongo diren, herri bezala erabakitzeko eskubidea izango dugun, hizkuntz eskubideak behar bezala errespetatuak izango diren. Finean, guk gure argazkietan izan dugun eraikin itsusi hori nire semeak bere erretratuetan ez topatzea gustatuko litzaidake. Dena dela, bere argazki horietan eraikina agertuko ez den arren, gertatu zaigunaren berri izatea gustatuko litzaidake. Beti da garrantzitsua atzera begiratzea. Garrantzitsua izango da belaunaldi berriak ongi heztea, iragana ondo ezagutu behar dute berriz ere akats berdinak ez errepikatzeko modua izateko. Arraunlariek bezala aurrera egin ahal izateko, ezinbestean begiratu beharko diote haiek ere atzean dagoenari. Juan Kruz Lakasta: gure arazo honetaz gain arazo gehiago ditu egungo gizarteak, potoloagoak, gainera: globalizazioa dela, neoliberalismoa dela… Hori bai, sufrimendu ikaragarria ekarri digun zama astuna kenduko dugu gainetik. Eta agian horrek lagunduko digu beste arazo horiei guztiei indar handiagoz aurre egiten. Leihoak eta ateak zabalduko zaizkigu, haize freskoa sartuko da… Azken urteotako errepresio latzak gizarte mugimenduak asko ahuldu ditu, bereziki ezker abertzalearen ingurukoak, baina ez horiek bakarrik. Haritu: izan ere, hainbat bider entzun ohi da gatazka honek beste aldarrikapen fronteak itzali dituela. Ekologismoa, antimilitarismoa, internazionalismoa… Juan Kruz Lakasta: zalantza dut, susmoa baitut gure gatazka hau urtetan beste borroka batzuren pizgarri, motore ere izan dela. Hainbat urtez Euskal Herria erreferentziala izan da gizarte mugimenduei doakienez. Aspaldi honetan ez dut uste horren indartsu gabiltzanik. Dena ETA da tesiak, 18/98 bezalako makro-

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Cr贸nica

Experiencias

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María Garcia Texto

de prestado (I) En el País Vasco no se han inventado los conflictos violentos ni las cuestiones de identidad y de desencuentro político. Por desgracia, en el mundo han aflorado y afloran muchos conflictos de convivencia. Por eso, entre el 14 y 16 de noviembre pasados se celebró en Bilbao el «II Congreso Internacional de Derechos Humanos». Haritu estuvo allí y en una serie de dos reportajes ofrecemos un resumen de lo escuchado en boca de una veintena de expertos. Resulta harto complicado extraer conclusiones después de tres jornadas de intensa actividad donde una veintena de ponentes y más de un centenar de asistentes de todo el mundo se dieron cita con motivo del «II Congreso Internacional de Derechos Humanos: La resolución de conflictos» que pretendía ser la continuación del «I Congreso de Derechos Humanos: El Derecho Humano a la Paz» que se celebró en Donostia-San Sebastián hace dos años. El evento estuvo dirigido por el Director de Derechos Humanos, Jon Landa, y estuvo organizado por el Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad del Gobierno Vasco. La cita sirvió para recordar los ejemplos más sangrantes de conflictos vividos en esto últimos tiempos como fueron el caso de la ex Yugoslavia, Sudáfrica, Irlanda del Norte o Argentina. Del mismo modo, se quiso hacer hincapié en la forma de abordar un proceso de paz y de

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Crónica

En las distintas intervenciones de los ponentes se pudo constatar que uno de los desafíos de los procesos de paz es conseguir el «equilibrio entre el necesario respeto a los derechos humanos y la buena marcha del proceso de paz». resolución de conflictos teniendo en cuenta factores de tanta relevancia como son las víctimas, los presos, la reconstrucción del tejido social, la memoria o la reconciliación de una sociedad una vez ha superado una primera fase de violencia que pretende dejar en el pasado. Así, decididamente, uno de los puntos de encuentro en el Congreso fue la «concepción de los derechos humanos como eje transversal y de primer rango de los procesos de paz», y no como «una cuestión accesoria». De hecho, se recalcó que el respeto a los derechos humanos no debe depender de acuerdos alcanzados en un proceso de negociación, sino que es una cuestión «previa e innegociable». A este respecto, resultaron claras las implicaciones en relación a temas candentes que remiten a la lesión de derechos humanos que se producen en nombre de la lucha en contra del terrorismo, «como la dispersión de presos, la incomunicación en el ámbito de la lucha antiterrorista, o la propia Ley de Partidos en el caso particular del País Vasco». En este sentido, las cuestiones fundamentales que afloraron durante el Congreso se pueden clasificar, principalmente, en tres grupos: (1) Los retos de los procesos de paz, (2) sus dificultades o aspectos más sensibles y (3) las pautas para su resolución desde una perspectiva comparada.

Los retos de la paz Comenzando por los retos a los cuales tiene que enfrentarse un proceso de paz, en las distintas intervenciones de los ponentes se pudo constatar que uno de los desafíos de los procesos de paz es conseguir

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el «equilibrio entre el necesario respeto a los derechos humanos y la buena marcha del proceso de paz». Del mismo modo, en referencia a los derechos de las víctimas para una memoria colectiva respecto a lo que pasó durante la confrontación violenta, el conjunto de los expertos reconoció que el otro de los retos fundamentales de un proceso de estas características es que «aflore la verdad de lo sucedido», aunque la verdad pueda ser a veces «subjetiva», «si bien no podemos construir ningún futuro en paz con posibilidades de estabilidad en base a la ocultación y la desmemoria, desde la impunidad, a fin de favorecer el curso de un proceso de paz». En segundo lugar, en referencia a las dificultades y los aspectos más sensibles de un proceso de paz, las experiencias desarrolladas en otros lugares como Sudáfrica o Irlanda del Norte, pusieron de manifiesto que «la cuestión de los presos» adquiere una importancia capital. Por un lado, «como agentes activos a la hora de decidir el abandono de las armas y la actividad violenta», y por otro, «sobre la aplicación de medidas de gracia para posibilitar el proceso de paz». De hecho, en este punto, algunos ponentes expusieron las debilidades de las leyes de Amnistía de carácter general, en cuanto que defendieron la consideración de los presos en su ámbito individual y no tanto colectivo, si bien los expertos en Sudáfrica e Irlanda reconocieron que las amnistías parciales a los presos fueron clave para el avance de los respectivos procesos de paz. De hecho, en este ámbito de cosas también se reflexionó sobre las víctimas causadas durante los años de confrontación. «Las víctimas


Dentro de las generalidades que se pueden extraer a modo de conclusión del Congreso también se destacó la necesaria consideración de la Justicia como «agente facilitador» y no tanto como «elemento de obstáculo». son un referente de cualquier proceso de paz por lo que el papel que les corresponde no es de segundo nivel». Así, entre las ideas que se pudieron escuchar en el Congreso, podemos destacar el «respeto a la diferencia de las víctimas» tanto como «la importancia a la restauración de su sufrimiento tanto desde el punto de vista económico como simbólico» . Además, los expertos concluyeron que a las víctimas no se les puede exigir que «perdonen», si bien el reconocimiento del daño causado por parte del victimario puede ser un primer punto de partida para facilitar el camino de la «reconciliación». Dentro de las generalidades que se pueden extraer a modo de conclusión del «II Congreso de Derechos Humanos: La resolución de conflictos» también se destacó la necesaria consideración de la Justicia como «agente facilitador» y no tanto como «elemento de obstáculo», para lo que cabría interpretar las leyes desde un punto más flexible, aunque con los límites de la «no impunidad respecto de actuaciones graves como genocidios de lesa humanidad». Así, los expertos subrayaron que los conflictos siempre se transforman porque están condicionados por «una realidad dinámica». Por ello, los expertos reconocieron que la firma de un acuerdo de paz no significa necesariamente que se ha terminado con el conflicto, «sino que comenzamos una nueva fase, con nuevos retos, con distintos objetivos, con otros obstáculos». Ahora bien, pese a las consideraciones comunes que se pudieron extraer de las distintas intervenciones de los expertos, todos ellos reconocieron que «cada proceso de paz se tiene

que adecuar obligatoriamente a la realidad concreta de cada contexto», por lo que, «en la medida de lo posible», se deberían evitar actitudes «autoritarias» de la comunidad internacional.

Pautas para su resolución Respecto a las pautas de comportamiento que pudieran ayudar en la resolución de un conflicto violento, los expertos subrayaron la «transparencia» del mismo, así como la asunción de la «responsabilidad propia», tanto en su esfera individual como de pertenencia a un grupo. Ahora bien, una de las ideas que con más insistencia se escuchó de boca de los ponentes fue la defensa del diálogo «como instrumento de resolución de conflictos», censurando por ello el uso de la violencia y las medidas represivas. Una y otra vez se repitió esto de que «no hay solución sin diálogo». Por todo ello, el Congreso sirvió para poner en común cuál es la actitud obligatoria para embarcarse en un exitoso proceso de paz: «actitud política, habilidad para escuchar y ser escuchado, perseverancia e imaginación, responsabilidad por parte de los líderes del proceso y asimilación del concepto de memoria justa».

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Crónica

Hacia la reconciliación desde la memoria Juan Méndez es Presidente Internacional de Justicia Transicional y Asesor Especial de Naciones Unidas para la Prevención del Genocidio y en su conferencia reflexionó sobre la relación entre la Justicia y la reconciliación y éstas son algunas de las ideas que este experto quiso compartir con los participantes en el Congreso. Méndez entiende que ninguna paz «verdadera» se puede dar desde el «ocultamiento» de los que han sufrido las consecuencias de la violencia. A este respecto, sobre las fórmulas para conjugar las «necesidades de las víctimas» y la «necesidad más inmediata del cese de la injusticia», Méndez opinó que no hay «fórmulas mágicas», que las fórmulas siempre son «distintas aquí y allí» pero que, sea como fuere, siempre se deberían conjugar «la memoria y la justicia». «En la década de los 80, se decía que América Latina debía seguir el camino transitado por España y Portugal hacia «una democracia robusta», aun cuando el precio que se tuvo que pagar fue el de la «desmemoria». «No obstante, y lo estamos ahora comprobando en el caso español, un examen pendiente de revisión honesta del pasado y válido para todos es algo necesario tarde o temprano». Méndez subrayó que no quería poner en entredicho las bases de la democracia española pero, según sus palabras, quiso insistir en que «el sacrificio que se les pidió a las víctimas de la Guerra Civil y la posguerra fue mucho mayor que el sacrificio que pagó el victimario».

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En este sentido, el representante de las Naciones Unidas admitió que en la resolución de conflictos muchas veces se entiende que «la reivindicación de memoria y justicia entorpece el proceso de paz». «Esto es así, es cierto», lo reconoció, si bien defendió que no es lícito «sacrificar el valor de la justicia ante el valor de la paz». Del mismo modo, también subrayó que no se pueden «entorpecer las posibilidades de paz en nombre de la Justicia». «No podemos obstaculizar las oportunidades que las treguas, los altos el fuego suponen para la paz». De hecho, defendió en cualquiera de los casos los ejercicios de diálogo con quienes tienen las manos «manchadas de sangre», entre otras cosas porque «son ellos quienes tienen que cesar en el empeño violento». «Ahora bien, el problema siempre consiste en determinar hasta qué punto cedemos».

Ofensa a las víctimas Méndez quiso distinguir entre la reconciliación entre «bandos contrarios» y la reconciliación entre «las víctimas y sus victimarios». Según su punto de vista, «estaríamos ofendiendo a las víctimas si les exigiéramos que se reconciliaran con quienes les han causado el dolor». «Además, todavía menos les podemos solicitar a las víctimas que perdonen a sus victimarios si a estos no se les pide ningún síntoma de expiación o culpa, sobre todo en el caso de los crímenes de guerra o de lesa humani-

dad, más cuando desde el Derecho Internacional hay normas emergentes que subrayan que este tipo de crímenes son inaceptables que no pueden expirar por lo que cada vez hay una mayor internalización de la Justicia». Sin embargo, Méndez se quejó de que el Derecho Internacional no dice nada sobre la reconciliación, por lo que sería interesante que estas normas emergentes también «subrayaran actitudes que favorezcan la reconciliación en base a la verdad y un juicio justo». En este sentido, si bien subrayó que la Convención de Ginebra reconoce que al final del conflicto se van a «dar generosos procesos de amnistía», esta norma nunca debería aplicarse en casos de «crímenes de guerra o de lesa humanidad», aunque aclaró que en el conflicto vasco no respondía a este patrón de conducta violenta. Por su parte, Joanna Weschler, ex Representante de Human Rights Wath ante las Naciones Unidas, también analizó el papel de las Naciones Unidas en procesos de paz y su visión de decisiones de amnistía que «había ido cambiando con el tiempo». Joanna Weschler tomó como punto de inflexión el conflicto de Angola de los años 90 cuando la ONU no puso en principio ninguna objeción a las leyes de Amnistía que se promulgaron en aras del proceso de paz abierto. En total fueron seis leyes de Amnistía, «pero no sirvieron para nada ya que esta impunidad sólo sirvió como incitación para la guerra».


En el centro, Juan Méndez, Presidente Internacional de Justicia Transicional y Asesor Especial de Naciones Unidas para la Prevención del Genocidio

Más tarde, respecto a los acuerdos de paz de Sierra Leona en 1999, la que fuera representante de Human Rights Wath, reconoció que ante la oleada de protestas desde el ámbito internacional en contra de la ley de Amnistía que se había acordado para el lugar, «el Secretario General de Naciones Unidas tuvo que firmar que no apoyaría ningún acuerdo que admitiera la amnistía» y, como consecuencia de todo ello, la ONU tuvo definir su postura respecto a tales posibilidades por lo que terminó decidiendo que nunca podría involucrarse en acuerdos que vulneraran los derechos humanos, «tanto desde el punto de vista moral como práctico». «Por todo ello, la ONU asumió la decisión de no apoyar ninguna posibilidad de amnistía para los autores de genocidios y delitos de lesa humanidad».

Desde Amnistía Internacional En otro momento del Congreso intervino Javier Zúñiga, Consejero de la Secretaría General de Amnistía Internacional quien expuso cinco recomendaciones que «podrían ayudar a desbloquear y facilitar el proceso en el País Vasco». Primero de todo abogó por «abolir el régimen de incomunicación», porque genera espacios donde se pueden vulnerar los derechos humanos. «Su pretexto es que el detenido pueda ponerse en contacto con otros miembros del grupo pero, en realidad, es el primer eslabón para los malos tratos y la tortura».

Javier Zúñiga, Consejero de la Secretaría General de Amnistía Internacional

En segundo lugar, defendió la idea de que la cárcel sólo «priva la libertad», que la prisión no supone la privación de derechos «a la salud, a la educación…». También se mostró contrario a la política de dispersión «porque va en contra de las normas penales de las Naciones Unidas». En tercer lugar, el representante de AI censuró la «ambigüedad de algunas leyes». «Argumentos como usar símbolos, perseguir mismos fines… son demasiado ambiguos». Para Javier Zúñiga «no puede considerarse subversivo intentar y querer cambiar la Constitución», así que pidió el suspenso de la Ley de Partidos. Su cuarto punto consistió en la exigencia de «verdad, justicia y reparación». En su opinión, en los conflictos la verdad suele ser la primera víctima, «desde la negación y la propaganda» En cuarto lugar, no quiso dejar de lado las peticiones a ETA ya que de una vez por todas tiene que dejar de lado los «hostigamientos, amenazas, extorsión económica, violencia callejera, etc.». Y en quinto y último lugar, Javier Zúñiga propuso que «los derechos humanos desde ya deberían formar parte de todas las agendas políticas del País Vasco».

En el caso de Bosnia-Herzegovina El Congreso también hizo un hueco a la dramática experiencia de la guerra sufrida en la

ex Yugoslavia. Zoran Pajic fue profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Sarajevo y es miembro del Instituto «War and Peace Reporting». Así, Zoran Pajic se preguntó a sí mismo si la reconciliación es posible en Bosnia-Herzegovia. Reconoció que era una cuestión muy complicada, ya que miles de personas sufrieron y todavía sufren las consecuencias y por lo que «hablar de reconciliación es hablar en demasía». «En lugar de reconciliarse, la gente hoy por hoy exige saber la verdad». De hecho, Pajic consideró que a la gente no se le puede imponer la voluntad de reconciliarse ya que debe «pedirla». Y es que para Zoran Pajic en la Bosnia de la posguerra la cuestión es otra. «¿Qué es lo que nos pasó? ¿Pero cómo sucedió lo que nos sucedió? ¿Por qué a nosotros y nosotras?». Mientras tanto, respecto a los crímenes de guerra, Zoran Pajic denunció que está resultando muy difícil juzgarlos. Además, censuró que en el Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia «se trate mejor a los acusados que a las víctimas». A modo de ejemplo, citó que a muchos acusados se les deja volver a sus casas con sus familias mientras son juzgados cuando, por el contrario, muchas de las víctimas regresan a un campo de refugiados. «Hay todavía muchas incoherencias que el Derecho Internacional no ha sabido responder», subrayó.

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Reflexión

Derecho de asilo para casos de polizonaje Por Raul Hernández, doctorando en Derecho

Cada vez con mayor frecuencia atracan en los puertos de Pasaia y Santurtzi mercantes con polizones en su interior. Se trata de un fenómeno que no es en absoluto nuevo, si bien, lejos de desaparecer, es objeto de un constante aumento en nuestros días donde el polizón, normalmente refugiado, es el principal afectado al poner en peligro su vida o su integridad física. Citar a modo de ejemplo, el mercante Agiasma, que llegó al puerto de Bilbao el 22 de agosto, con cuatro polizones (dos procedentes de Tanzania, uno de ellos de Congo Brazzaville y un cuarto de Burundi), los cuales viajaban desde el 16 de abril en el barco de bandera de las Islas Marshall. Pese a las escalas en diferentes puertos europeos Italia, Grecia o Portugal, entre otros- no habían recibido asistencia jurídica hasta su llegada a Bilbao. Tres de ellos vieron denegadas sus solicitudes de asilo, y tan solo uno consiguió que su solicitud fuera admitida a trámite. Sin embargo, si hay un caso que marca un punto de inflexión por su dramatismo es el caso del buque Wisteria atracado en el Puerto coruñés de Ribeira, y portada de la prestigiosa revista británica de Derecho Marítimo «Fairplay», al que había arribado después de zarpar de Dakar dirección Turquía, a finales de mayo de 2004. Según declaración de varios miembros de la tripulación, cuatro polizones que viajaban a bordo del buque fueron arrojados por la borda en alta mar por orden del capitán frente a las costas del Sáhara. Si bien no puede ocultarse que el tema analizado tiene un claro componente económico y humanitario, pues son precisamente la hambruna,

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las guerras y las persecuciones las que obligan al polizón a adoptar este tipo de soluciones, la llegada a puerto no pone fin a las penurias de los polizones, sino que las transforma. Es éste el momento de las vulneraciones de los derechos humanos, en nuestro caso, del derecho de asilo. El asilo en frontera y la asistencia letrada El artículo 22.1 de la Ley Orgánica de Extranjería (LOE) reconoce a los extranjeros el derecho a la asistencia jurídica gratuita en los procedimientos administrativos o judiciales que puedan llevar a la denegación de su entrada, a su devolución o expulsión del territorio español y en todos los procedimientos en materia de asilo. De hecho, según el apartado séptimo de la Instrucción de la Delegación del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración de 9 de abril de 2002, sobre tratamiento a polizones, los funcionarios procederán de conformidad con lo dispuesto por la legislación de asilo a informar al interesado de sus derechos, y en particular, del derecho a la asistencia letrada. Sin embargo, los polizones que llegan a puerto no reciben información adecuada de sus derechos conforme a lo expresado en la normativa de asilo. En otros casos, no se da traslado de la existencia de un polizón al Colegio de Abogados, para que éste sea asistido por el turno de oficio o no se autoriza la presencia letrada en la entrevista que los funcionarios practican al polizón. La citada instrucción establece el procedimiento a seguir por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado ante la presencia de polizones, y también aborda las actuaciones a realizar cuando estos manifiestan su intención de solicitar asilo. Sin embargo, no siempre resulta claro si se ha producido esa manifestación, debido al cuestionario formulado al polizón, formulario que finaliza con la pregunta «si desea decir algo más». Es aquí donde el polizón debe manifestar de forma clara e inequívoca su deseo de acogerse a la protección del asilo, pero ante el desconocimiento que tienen de la legislación responden negativamente.


A efectos de poder determinar si se trata de personas que pueden necesitar algún tipo de protección internacional, se completa la Instrucción con una nueva de la Dirección General de Política Interior, de 14 de julio de 2005, sobre aspectos procedimentales ligados al posible ejercicio del derecho de asilo por polizones extranjeros. A tal fin, la entrevista se realizará en presencia del Capitán, dos testigos e intérprete, y con la intención de garantizar el derecho de asilo a los polizones que quieran ejercerlo, los funcionarios preguntarán al polizón «cuál es su voluntad o pretensión respecto de las autoridades españolas». Sanción a los transportistas El art. 54.2 LOE considera infracción muy grave el incumplimiento de la obligación de los transportistas de remitir a las autoridades españolas, antes de iniciar el viaje, información relativa a los pasajeros que vayan a ser trasladados, vía aérea, marítima o terrestre, al territorio español, detallando nombre y apellidos de cada pasajero, fecha de nacimiento, nacionalidad, número de pasaporte o documento de viaje que acredite su identidad, así como el envío de los billetes no utilizados por los pasajeros que previamente hubiesen transportado a España (art. 66 LOE). Asimismo, se tipifica como infracción muy grave el incumplimiento de la obligación de hacerse cargo del extranjero que, por deficiencias en la documentación, no haya sido autorizado a entrar en España. Esta obligación incluye los gastos de manutención y los derivados de su transporte que habrá de producirse de inmediato a cargo de la propia compañía. Estas infracciones serán sancionadas con una multa de 300 a 6000 euros por cada viajero transportado o con un mínimo de 500.000 euros a tanto alzado, con independencia del número de viajeros transportados (art. 55.1 c. LOE). Sanción que no se considerará si el extranjero transportado solicita asilo sin demora, y ésta le es admitida a trámite (art. 54.3 LOE). El sentido de esta norma, es el de obligar a las compañías de transportes a rechazar a aquellos que no tengan la documentación en regla

bajo la amenaza de tener que afrontar multas exorbitantes, y lo que aún es más grave, trasladar a las compañías la responsabilidad de decidir si el polizón tiene fundados temores de haber sido objeto de persecución en su país de origen, de modo que las autoridades españolas reconozcan su condición de refugiado o, al menos, la admisión a trámite de su solicitud. Como puede observarse, todo son obstáculos para que el polizón pueda entrar en territorio español, y acceder al procedimiento de asilo, además de trasladar el ejercicio de unas funciones propias de la Administración Pública a las compañías de transportes que ni están capacitadas ni tienen la formación adecuada para llevarla a cabo como son los controles de las fronteras en el exterior. Conclusión Como conclusión a lo aquí expuesto, se puede afirmar que las diferentes trabas administrativas otorgan especial preocupación al problema de los solicitantes de asilo en frontera, sobre todo, entre quienes tienen derecho a protección, siendo los polizones deportados como un inmigrante más, incapaz la Administración de distinguir entre inmigrante económico y persona refugiada, a los cuales se les niega la asistencia jurídica gratuita vulnerando la vigente Ley de Extranjería, y en su caso, la legislación de asilo. De forma paralela, tanto las obligaciones como las sanciones a los transportistas impiden también el acceso del polizón al procedimiento de asilo, lo que constituye la vulneración de un derecho fundamental, reconocido en el Derecho interno e internacional. La responsabilidad que la normativa de extranjería otorga a los transportistas obstaculiza el traslado al territorio español de aquellos polizones que pretendan solicitar asilo, siendo lo más probable que se les niegue el transporte a aquellas personas con documentación defectuosa o sin los documentos oportunos, o lo que aun es peor, llegar a padecer más casos Wisteria.

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Txus Tirapu Entrevista

Madre

no hay más que una

Conocimos a Nora Cortina hace dos meses. Fue en Donostia, con motivo de las jornadas sobre «Mujeres generando las paces». Nos la volvimos a encontrar en Bilbao ya que participó en una de las sesiones de trabajo del «II Congreso de Derechos Humanos». Así, nos sorprendió su fuerza, garra que sobrepasaba con creces la menudez de su cuerpo ya viejo y cuyo origen estaba en la desaparición forzosa de uno de sus hijos en otra noche con cristales rotos de la dictadura argentina de finales de los 70. Desde entonces es «Madre de la Plaza de Mayo», además de abuela y bisabuela por primera vez de Julieta.

Haritu: tienes un hijo desaparecido y de ahí nace tu lucha y compromiso como fundadora de Mujeres de la Plaza de Mayo. Nora Cortina: tengo dos hijos. Marcelo Horacio y Carlos Gustavo. Este segundo es quien está desaparecido desde el 15 de abril de 1977. Estudiaba Ciencias Económicas. Estaba a punto de terminar los estudios. Al mismo tiempo, trabajaba. Cuando fue desaparecido estaba casado y tenía un hijo de dos años, Damián. La nuestra era otra familia común de la Argentina, trabajadora, de clase media más baja que alta. Pero como además Gustavo era una persona muy comprometida políticamente con las Juventudes Peronistas de la época, un día lo secuestraron y nunca más supimos nada de él. Hasta el día de hoy en el que seguimos reclamando que se abran los archivos y que nos digan que pasó con cada uno de los desaparecidos, mujeres y varones. Además, entre los miles de desaparecidos, me gustaría destacar que el 30% eran mujeres que luchaban a la par de los hombres, muchas de las cuales estaban embarazadas. Por esto mismo, hay en torno a cuatrocientos niños y niñas que todavía no han recuperado su identidad. Los militares y sus amigos se apropiaron de estos bebés. Por todo ello, treinta años más tarde, no podemos claudicar en nuestra lucha a favor de la verdad y la justicia. Haritu: ¿cuál es la situación de la justicia en estos momentos? Nora Cortina: la justicia es muy lenta, demasiado. Desde que terminó la dictadura militar han pasado veintidós años. Una vez concluyó la dictadura cívico-militar se promulgaron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, si bien recientemente hemos logrado gracias a la lucha

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popular que el actual Gobierno de Néstor Kirchner tenga una voluntad política de querer terminar con la impunidad. Hemos logrado que algunos juicios se reabran. Pero han pasado muchos años. Muchos de los genocidas más sanguinarios han muerto, como muchas de nuestras madres que nos han dejado. Haritu: ¿y cómo se sobrelleva el dolor y la incertidumbre causada por la desaparición forzosa de un ser querido? No tenéis una tumba en el cementerio a donde poder acudir a mitigar vuestra pena. No sabéis cómo ni dónde fueron asesinados, si los arrojaron vivos al Río de la Plata o si los torturaron como en el caso de algunas mujeres a quienes les colocaban una cucharilla en la vagina para electrocutarlas.

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Nora Cortina: la desaparición forzosa es el crimen de crímenes. Una persona pasa del ser a no ser, colocándose en la noche, en la niebla. Ni ella sabe lo que pasa con su familia ni los familiares sabemos lo que le ha sucedido a ella. Es un delito imperdonable, un crimen de lesa humanidad, que no prescribe. La persona sigue desaparecida todos los días y no hay un solo día en el que no nos preguntemos por ella. Por todo ello, es un delito que no puede ser amnistiable. Así, la angustia en todas nosotras es permanente. Pero no sólo para los familiares. Este drama afectó a la totalidad de la sociedad argentina. La represión fue general, con la excepción de los civiles que apoyaban la dictadura, que también los había. No dudaron en seguir enriqueciéndose mientras el pueblo era cada vez más y más pobre. Cuando comenzó la dictadura


Argentina tenía una deuda externa de menos de 7.000 millones de dólares y terminamos con una deuda de más de 200.000 millones de dólares. Con todo esto quiero decir que el costo humano de la deuda externa son nuestras 30.000 personas desaparecidas, los más de 10.000 presos políticos, los miles de exiliados fuera del país y los que tuvieron que exiliarse dentro mismo de nuestras fronteras. Esta deuda externa que sufrimos hoy no la contrajo el pueblo argentino. Haritu: de hecho, las Madres de Plaza de Mayo subrayan que vuestra lucha es la lucha de vuestras hijas e hijos. Nora Cortina: nuestros hijos lucharon en contra de un sistema económico neoliberal que todavía padecemos en la Argentina de hoy y que sigue favoreciendo a los ricos para continuar produciendo más pobres y más pobreza. En este sentido, nos vemos obligadas a proseguir la lucha de nuestros desaparecidos a favor de la justicia social, además de por la verdad y la justicia. Una de las finalidades de la dictadura argentina era implementar el sistema neoliberal infame e injusto en nuestro país. Éste era el principal objetivo de las dictaduras militares que se generaron en el cono sur de América Latina con la implicación directa de EE.UU. Hablo de Bolivia, Paraguay, Chile, Uruguay, Brasil y Argentina. Todo respondía a un plan criminal con unos intereses económicos muy concretos. Nuestros hijos e hijas quisieron rebelarse ante todo ello. Así que sus ideales siguen siendo los nuestros. Haritu: ¿cómo recuerdas aquellos primeros momentos en el que desde las cocinas de vuestras casas decidís salir a la calle para preguntar sobre el destino de vuestros hijos e hijas con el único arma del silencio y unos pañuelos blancos que os cubrían la cabeza? La Plaza de Mayo está situada en el corazón de Buenos Aires, al lado mismo de la Casa Rosada que es el edificio presidencial. Nora Cortina: nuestro movimiento fue espontáneo y heterogéneo. Las Madres venimos de distintas clases sociales. Profesamos distintas religiones. Inclusive, teníamos diferentes pensamientos políticos. De hecho, en todo este tiempo, las Madres nunca hemos ejercido un partidismo político. Siempre hemos sido independientes. Pero todo fue muy visceral. Todo surgía desde muy adentro de nosotras. Fuimos mutiladas, amputadas. Nos arrebataron una parte de nuestra vida y esa herida que sigue sangrando es la que nos hace que sigamos luchando y peleando todos los días. Nuestros hijos y nuestras hijas no merecen menos. Fueron ellos y ellas quienes sembraron el amor por nuestro pueblo. Así, no sé cómo, pero cada una de nosotras fuimos saliendo a la calle y, tampoco sé cómo, pero terminamos encontrándonos en la Plaza de Mayo. Ahora bien, aunque no fuera un movimiento partidista, muy pronto nos dimos cuenta de que nuestra lucha sí era política. De hecho, también hoy somos generadoras de opinión. Sentimos el calor del pueblo. Por ello, debemos seguir luchando por el bienestar de todos y todas las argentinas, por su derecho a la salud, a la educación,

a la vivienda, al trabajo… El ser humano se realiza con el trabajo. El trabajo permite el desarrollo de los pueblos. Nadie quiere migajas ni limosnas. Los y las argentinas tampoco. Haritu: ¿qué significado tienen hoy vuestras marchas en círculo de todos los jueves en la Plaza de Mayo? En Chile, e incluso en el Estado español, ante estos ejercicios de reivindicación de la memoria se escuchan acusaciones de intentar remover el pasado. Nora Cortina: todos los jueves caminamos en círculo durante media hora. Seguimos planificando la Marcha por la Resistencia que es una convocatoria anual donde conmemoramos la Declaración Internacional de los Derechos Humanos. En este sentido, nuestras concentraciones en la Plaza de Mayo no son algo folclórico porque, a día de hoy, todavía no se ha cerrado el círculo de amor para con nuestros hijos e hijas y no cerrará hasta que no sepamos qué es lo que pasó con cada uno de ellos. Seguimos caminando desde la visceralidad, desde el sentimiento más profundo. Necesitamos verdad y justicia. Nosotras, nuestros hijos e hijas, toda Argentina. Necesitamos memoria. Y el mundo. Sólo desde la memoria podemos evitar la repetición de semejantes dramas e injusticia. Aunque, desgraciadamente, hace dos meses acaba de desaparecer Julio López, un compañero nuestro. Haritu: ¿hace dos meses? ¿Cómo? ¿Por qué? Nora Cortina: Julio López fue a dar su testimonio para condenar a un genocida. Ya había sido secuestrado en 1976. Entonces fue liberado pero ahora, cuando ha ido a dar su testimonio delante de la persona que le torturó, ha vuelto a desaparecer. Este hecho pone de manifiesto que todavía existen ciertos grupúsculos de la dictadura cívico-militar. No hablo de terrorismo de Estado, que ciertamente no lo hay. De hecho, estas desapariciones no favorecen al Presidente de la República que jamás hubiera deseado una cosa así. Este Gobierno se propuso escucharnos para terminar con la impunidad. Se declaró la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida a raíz de lo cual se han reabierto algunos juicios que para nosotras son muy importantes. Pero ha ocurrido una nueva desaparición. Pensábamos que el sistema diabólico y aberrante de las desapariciones forzosas eran parte del pasado. No obstante, lamentablemente estábamos confundidas. Y por esto mismo debemos seguir reclamando verdad y justicia. Haritu: durante las intervenciones de este II Congreso Internacional de Derechos Humanos se ha hablado mucho sobre reconciliación. Personalmente, te hemos escuchado reclamar justicia, que no venganza. Nora Cortina: sólo nuestros hijos e hijas pueden perdonar una vez se levanten de donde están soterrados. Nosotras no podemos dar el perdón. No nos corresponde. El perdón es personal y les corresponde só-

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lo a las víctimas directas de este gran genocidio. Por lo menos, en el caso de Argentina. Haritu: de hecho, en algunas de las conferencias de este Congreso de Derechos Humanos se han explicado diferentes procesos de resolución de conflictos donde se promulgaron leyes de Amnistía… Nora Cortina: cada conflicto es diferente y por eso la solución debe ser distinta. En Argentina sufrimos un terrorismo de Estado. Las fuerzas armadas actuaron como ejército de ocupación de su propio país. No hubo un enfrentamiento entre las partes. No hubo ninguna Guerra Civil. Muy al contrario, hubo una represión brutal contra un pueblo que estaba reclamando por sus derechos. Lo que ocurrió en Sudáfrica o en Irlanda fue otra cosa. Tampoco ha sucedido lo

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mismo en el País Vasco. Por esto mismo, no creo que haya un único camino para la resolución de los conflictos si bien la paz debe ser, en cualquier caso, una paz con justicia. Así, ante las dictaduras que nosotros padecimos, exigimos cárcel a los genocidas para que la Historia no se vuelva a repetir. Haritu: ¿y cómo ves el horizonte de la paz en el País Vasco? Nora Cortina: confío en que en el País Vasco se va a conseguir la paz que deberá ir irremediablemente unida a la justicia. Sin justicia, es muy difícil que la paz sea duradera. Además, unos y otros deberán escucharse y respetarse. Del mismo modo, en el caso particular del País Vasco, entiendo que es muy importante el respeto a la libre determinación de este pueblo. Éste es un derecho que les asiste a todos los pueblos. Y también al País Vasco.




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