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Lokarri akordioaren eta kontsultaren aldeko herritarren Sarearen aldizkaria Revista de la Red ciudadana por el acuerdo y la consulta Lokarri

Haritu 05 Febrero de 2007ko Otsaila

Cuesti贸n de fe Txaro Arteaga & Toti Mart铆nez de Lezea Antonio Azcona Conflictos olvidados Pinochet, Goian Bego

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Sumario Aurkibidea

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Haritu 05 Editorial Resolver los problemas Pies de fotos Graffiti(a) Al hilo Cuestión de fe Reflexión «Hace falta valor», Iñigo Bullain Crónica Hormigas a paso de tortuga Opinión «La quilla», Jonan Fernandez Fabulando «Con uno de los océanos de por medio», D.M. Indart En primera persona Antonio Azcona A dos bandas «Que ni maten ni mueran»,

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Txaro Arteaga & Toti Martínez de Lezea Munduari so Pinochet, Goian Bego

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Zuzendaria: Daniel Martirena - Erredakzioa: Itziar Fernandez, María García, Álvaro González, Ana Elvira, Paul Ríos, Michelle Tapia eta Txus Tirapu. Ale honetako kolaboratzaileak: Iñigo Bullain eta Joan Fernandez. - Maketazio eta diseinua: Lokarriko diseinu taldea. Ilustrazioak: Srinavasa Ramanujan. - Azaleko argazkia: Srinavasa Ramanujan. Inprimategia: Antza (industrialdea 2. pab. - 20160 Lasarte) - Lege gordailua: SS-1142/06 - ISSN: 1134-8038 Para la edición de esta revista se utilizan papeles libres de cloro. Aldizkari hau moldatzeko klororik gabeko papera erabiltzen da.

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Editorial

Resolver los problemas En el momento de escribir las líneas de esta editorial, el Lehendakari Ibarretxe, representante democrático de la ciudadanía de la CAV, acude a declarar ante el Tribunal Superior de Justicia, mientras que anteriormente lo hacían los representantes de Batasuna. La acusación que pesa sobre ellos se centra en la reunión que ambos mantuvieron el pasado mes de abril. Es un día triste. Con esta actuación dicho tribunal interfiere en unas decisiones políticas legítimas que están respaldadas por la inmensa mayoría de la sociedad vasca. El supremo arte de la política tiene como objetivo fundamental resolver los problemas de la ciudadanía. Por su parte, la justicia tiene como fin velar por el cumplimiento de las leyes. Las leyes, finalmente, están pensadas para ordenar la convivencia de la ciudadanía. Si la justicia mediante sus decisiones, y alegando un puro cumplimiento de las leyes, impide resolver los problemas y desordena la convivencia ciudadana, está vulnerando los principios de su funcionamiento. Es necesario buscar una solución a los problemas. Los principios básicos que deben guiar esta tarea son la no violencia, el respeto a los derechos humanos y el diálogo sin exclusiones. Continuando con otras decisiones judiciales recientes, nos encontramos con la sentencia del Tribunal Supremo en el caso Jarrai-Haika-Segi y la decisión de la Audiencia Nacional sobre la situación de Iñaki de Juana. En el primer caso, se vulneran libertades democráticas básicas en un Estado de Derecho, como son el derecho de reunión, asociación, expresión o manifestación, creán-

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dose un preocupante precedente que puede afectar a otros casos, como el 18/98. En el segundo caso, se observa un preocupante retroceso hacia un derecho penal basado en la venganza y el ensañamiento. Los problemas hay que solucionarlos y no añadir nuevos obstáculos, tal y como hace parte del poder judicial. Estas actuaciones han generado una falta de confianza de la sociedad vasca, que percibe a la justicia como uno de los principales obstáculos del camino hacia la paz, y siendo más tajantes, como uno de los principales opositores a buscar la paz por medio del diálogo. Hay que superar los obstáculos y las dificultades, no añadir nuevos problemas. ETA, con el atentado del pasado 30 de diciembre, ha logrado que un proceso de paz en crisis hoy esté roto, terminado. Si ETA pensaba acelerar el proceso ha conseguido todo lo contrario. Únicamente ha conseguido debilitar su posición y la de la Izquierda Abertzale, rompiendo la esperanza de toda una sociedad y reforzando a los sectores contrarios al proceso. Ahora, no le queda más salida que resolver el entuerto, porque la sociedad vasca no está dispuesta a aceptar sin más una vuelta a la violencia. En este sentido, Lokarri ha presentado una propuesta para clarificar la situación, de la que se da más detalles en las páginas de esta revista. Pese a todas las dificultades, la disposición de la sociedad vasca para resolver los problemas y buscar soluciones invita al optimismo. El gran reto es articular espacios plurales de participación y movilización social que mantengan las condiciones para iniciar un nuevo proceso de paz, sabiendo que el proceso hacia la paz es imparable. La voluntad social de paz, no violencia y diálogo, es la mejor red de seguridad para afirmar que no hay vuelta atrás.

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Pies de foto

Graffiti(a) 2007, callejuela anónima Poeta ezezagunak karrikarako bidea hartu zuen, spray-turuta eskuetan zuela, kaleren bateko paretaren bati bere aurpegi zurituan izkribua izkiriatzeko. Haserre zegoen poeta, bere buruarekin, gainontzekoekin, politikariekin. Etsituta zegoen poeta, etsipena poetaren patua baita. Nazkatuta zegoen poeta, nazkak sortarazten dionez poetari bere olerkien elurra. Izan ere, azken aldi honetan elkarrizketaren alde hitz eta pitzean daude politikariak eta horretarako orain dela gutxi manifestazioa deitu zuten gurean, politikariak eurak direnean elkarrizketari ekin behar diotenak. Alabaina, horixe, politikariek herritarren babesa eskatu zuten gure inguruan, politikarien arteko elkarrizketari herritarrek epela ager ziezaioten. Eta herritar ergelek eskua luzatu zioten mutu dirauten politikari traketsei, elkarrizketarako ezinduak balira, paradoxikoki elkarrizketa aldarrikatuz. Miguel Sarratea

Muchas de las personas conocidas que en este último tiempo me encuentro por la calle me confiesan que andan sin rumbo, que de nuevo no ven la luz al final del túnel, que tienen la tentación de tirar la toalla y directamente empadronarse en Cuenca y allí colgar sus destinos, al lado de las casas que también levitan. A la vez, muchas de estas personas conocidas que me encuentro de camino al mercado se preguntan sobre qué es lo que la clase política ha hecho durante estos nueve meses de alto el fuego permanente. Sospechan que poco o nada. Aunque, al mismo tiempo, reconocen la responsabilidad propia y admiten que la ciudadanía ha permanecido como dormida, sumida en un sueño donde imaginaba entre sábanas el sabor dulce de mieles distintas. Si bien, por encima de todo, arremeten contra ETA, pues fue ella quien decidió bombardear en Barajas también nuestras esperanzas para la paz. Y así, intento persuadirles de la tentativa de empadronarse en Cuenca, que es sólo un decir, pues es como que también yo me he quedado muda. Ruth Soria

Fotografía de Amador Amado

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Al hilo

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Álvaro González Texto

Cuestión de

fe

Nadie se esperaba el último atentado de ETA y es lógico que ocasionara un shock inicial. Lo curioso es que, pasado ya más de un mes, la confusión es incluso mayor que entonces en un cruce de mensajes contradictorios y matizaciones continuas, que cada vez se parece más a una ducha escocesa, y que están consiguiendo que creer en la supervivencia e irreversibilidad del proceso sea, a día de hoy, toda una cuestión de fe.

¿Está roto el proceso de paz, o sólo atraviesa uno de sus momentos más «duros y difíciles»?; ¿sigue vigente el «alto el fuego permanente» declarado por ETA hace ya casi un año o puede esta organización interrumpir su permanencia cuando quiera para hacer explotar toneladas de explosivos en una instalación civil y asesinar a dos personas?; ¿apuestan todos los políticos que lo hicieron antes del 30 de diciembre por el diálogo como única forma de encontrar una salida al drama vasco, o ahora hay temas o interlocutores de los que no toca hablar porque «no se dan las condiciones»? ¿En qué consisten los planes B y C que dijo tener previstos Rubalcaba? A día de hoy, todo es una cuestión de fe. Voluntaristas, optimistas patológicos o buenistas. Así es como algunos políticos y medios de comunicación han dado en llamar ya a quie-

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Al hilo

nes, después de lo sucedido en Barajas, aún creen que no todo está perdido en esta intentona por alcanzar la paz; a quienes confían en que las bases cimentadas durante estos largos años de «cocina» sean lo suficientemente sólidas como para sostener la convicción de que sólo dialogando, y en ausencia de toda expresión de violencia, será posible encontrar una salida a este largo túnel de incomprensión, recelo, muerte y frustración. En diferentes puntos del Estado, y detrás de diferentes lemas y mensajes, la ciudadanía ha demostrado a lo largo del pasado mes de enero que quiere estar presente en el fin de ETA. Los matices que las diferentes sensibilidades han ido eligiendo para hacerle llegar al Gobierno sus opiniones y exigencias dependen de la interpretación que cada cual ha hecho del actual contexto. El problema es que llegar a un diagnóstico razonado sobre el estado de salud del proceso se está convirtiendo en una misión imposible ya que, a pesar de que haya pasado más de un mes desde el terrible atentado que se llevó dos vidas de Barajas, el cruce de mensajes que intercambian los diferentes agentes y la variedad de discursos que están asomando dentro de los propios partidos genera cada vez más confusión. En principio, formalmente, tanto Batasuna, como el Gobierno español y el resto de formaciones políticas salvo el PP han afirmado que el proceso se encuentra roto y que es imposible proseguir con él en las actuales circunstancias, lo cual no parece en absoluto ambiguo. Y sin embargo, lo es.

La mayoría de los partidos parece haber aprendido la lección de Lizarra-Garazi y rehuye el frentismo, entendiendo la necesidad de partir de otras bases. Matices El único partido que no se ha sumado a este espectáculo de matices de alta ingeniería política ha sido el PP. Junto con la AVT, y arropados por algunos sectores mediáticos, los «populares» han vuelto a hacer gala de su impresionante capacidad de no moverse, y por eso, ahora están exactamente donde estaban: en la trinchera que dispara contra el proceso. Pero no por eso el PP se ha quedado fuera del baile de la confusión ya que, a pesar de su propia postura contraria a que exista o haya existido nunca un proceso de paz en Euskadi, ahora aseguran que el proceso sigue vivo y exigen a Zapatero «que lo rompa definitivamente». Además, para terminar de «aclarar» el estado de la cuestión, Rajoy hizo recientemente una reflexión que más parecía un viejo «conxuro» gallego contra Zapatero cuando le dijo al Presidente español: «Si no cumple -con sus compromisos adquiridos con ETA-, le pondrán bombas; y si no le ponen bombas, será porque usted ha cedido». Más allá del PP, las instituciones vascas se aferran al optimismo y tratan de contagiar de él al conjunto de la sociedad. Por otro lado, Batasuna y su entorno social suspiran por que el proceso no se rompa cuando es «más necesario que nunca» y, para facilitar las cosas, da lo que el propio Zapatero reconoció como «pasos». Pero al tiempo que Otegi y Rafa Díez abren una puerta a la crítica interna mirándose en el retrovisor de Anoeta, comparece Pernando Barrena como en un acto reflejo para asegurar que todo se debe a un simple error de traducción de las palabras del líder de Batasuna en las que ad-

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mitía que la postura de ETA había generado cierta «confusión» en su entorno, y abría la puerta a una cierta «reflexión». Por su parte, el PSOE y el Gobierno aseguran que el proceso «está roto, porque ETA lo ha roto». Sin embargo, de inmediato, el encargado de la «cocina» de este asunto en la Moncloa, el Ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba, matiza añadiendo que el que está roto es «este proceso», y añade además que el Gobierno tenía preparado un «plan B y Plan C» por si algo de esto sucedía. Asimismo, el presidente del Gobierno ha vendido muy cara su renuncia al término «suspensión» del proceso a lo largo de las semanas posteriores al atentado, y cuando ha renunciado a él, lo ha hecho dejando en el aire mensajes como que se guarda para sí mismo las reflexiones que extrajo del caso irlandés tras entrevistarse con Tony Blair y constatar que allí pasaron por una situación casi exacta no hace tanto tiempo. Del mismo modo, en su comparecencia ante el Congreso para abordar esta cuestión, Zapatero afirmó: «Mi Gobierno ha hecho, hace y hará cuanto está en su mano para buscar los caminos de una paz definitiva, con respeto absoluto a las reglas del Estado de Derecho y con fidelidad a la Constitución y a la ley», parafraseando, por cierto, lo dicho por José María Aznar horas después de que ETA rompiera la tregua de Lizarra, el 28 de noviembre de 1999. Por último, ETA tampoco se ha querido quedar fuera de este juego, reiterando la vigencia de su «alto el fuego permanente» después de causar dos muertes más y amenazando además al mismo tiempo con llevar a cabo nuevas «respuestas» cada vez que lo crea oportuno. En ocasiones parece que el objetivo de todos ellos es precisamente ése: decir algo y lo contrario, o decir cosas para no decir nada; para no empeorar así la situación y convertirla en irrecuperable. Otras veces, lo que parece es simplemente que la clase política esboza impulsos para ganar tiempo, como cuando un boxeador casi «grogui» se abalanza sobre el adversario para abrazarse a él en busca de un poco de oxígeno. Nuevas bases para un nuevo proceso Si el proceso de paz está roto, lo lógico sería volver a la situación de conflicto, y cuando se desata una guerra, una de las primeras órdenes es la de atrincherarse; romper todas las comunicaciones con el enemigo y derribar también los puentes que éste pueda tener con el exterior. Sin embargo, las noticias que se han ido colando a cuentagotas durante este mes indican que ésta no es la estrategia elegida por la mayoría de los partidos, que parecen haber aprendido la lección de Lizarra-Garazi y rehuyen el frentismo, entendiendo la necesidad de partir de otras bases. En este nuevo escenario no se parte de cero. De entrada se mantiene la sintonía PSOE-PNV, cuya «línea caliente» quedó confirmada tras los halagos que Zapatero dirigió a Imaz desde la tribuna del Congreso. La proyección de esta afinidad en el plano institucional se expresó en la reunión «discreta» que Zapatero e Ibarretxe mantuvieron a solas tras la Conferencia de Presidentes de Comunidades Autónomas para trazar un plan común. El Lehendakari también ha afrontado este compromiso reuniéndose de nuevo con Batasuna, a pesar de que su anterior cita le haya llevado al banquillo de los acusados. Y quién sabe qué no estará pasando en esa tan traída y llevada «cocina» internacional que incluso se comenta que visitó la Vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, que viajó a Suiza en año nuevo, por motivos personales, según la versión oficial.


Imagen de una concentración de apoyo a Iñaki de Juana Chaos que al cierre de esta edición lleva más de noventa días en huelga de hambre.

Pendiente de un hilo José Ignacio de Juana Chaos fue condenado a finales de los años 80 a más de 3.000 años de cárcel por participación en decenas de asesinatos como jefe del comando Madrid de ETA. Según el Código Penal vigente, cuando se le envió tras las rejas hace más de 20 años, De Juana tenía que haber recuperado su libertad al poco de llegar Zapatero al poder gracias a las reducciones de condenas, pero ante la alarma agitada desde determinados entornos políticos y mediáticos, el Ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar se conjuró para «construir imputaciones» que evitaran su excarcelación. Y así encontró dos artículos que el preso guipuzcoano había enviado en 2004 al diario Gara y que la Audiencia Nacional consideró constituyentes de un delito de amenazas terroristas a funcionarios de prisiones. 13 años más. Ahora, Iñaki De Juana se debate entre la vida y la muerte, decidido a «seguir hasta el final» en la que es su segunda huelga de hambre, y en la que al cierre de esta edición lleva casi 90 días inmerso. A mediados del pasado mes de enero, el Hospital 12 de Octubre, en el que se encuentra internado -y donde es alimentado contra su voluntad mediante una sonda nasogástricaremitió a la Audiencia Nacional un informe en el que destacaba la gravedad de la situación del recluso y se advertía al tribunal del serio riesgo existente de que se produjeran secuelas irreversibles en el paciente, o incluso de que éste sufriera una muerte súbita. Para casos de prisión preventiva como ésta, en la que el acusado está a la espera de saber si se dicta pena

de prisión en su contra, o debe quedar libre, el artículo 508 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal prevé que los reclusos sean enviados a casa si su vida corre peligro. Por eso, la Fiscalía de la Sala pidió prisión atenuada para De Juana en la vista que se celebró de su caso el pasado 20 de enero. Sin embargo, el tribunal denegó las tres opciones barajadas de arresto domiciliario o concesión del tercer grado -como ya se contempló recientemente en los casos de Rafael Vera y el General Galindo-. Lo hizo por cuatro votos a favor y doce en contra. Cabe destacar que esta decisión debían haberla tomado los tres magistrados que son los titulares de la Sección Primera de la Audiencia Nacional, encargados del caso, pero que al final votaron los 17 jueces de la Audiencia. Y cabe destacar también que tres de los cuatro votos que pidieron el traslado de De Juana a su casa fueron los tres que en un principio tenían que haber decidido si se hubiera seguido en este caso el trámite; si éste hubiera sido un caso normal. El proceso judicial que está atravesando el ya conocido como «caso De Juana» ha transcurrido de forma casi paralela al proceso de paz. De hecho, al comienzo de la polémica, el propio presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero afirmó que, en su opinión, los artículos en cuestión eran una «pura crítica política». Asimismo, quiso destacar que De Juana era uno de los presos etarras que estaba a favor del avance del proceso de paz. A medida que su situación se ha ido agravando, la kale borroka ha repuntado, llenando los mu-

rales de las calles vascas con denuncias de la situación que vive el recluso. Por su parte, el que fuera dirigente de uno de los comandos de más peso en ETA, no se ha distinguido por su disciplina en la cárcel con las decisiones del Colectivo de Presos Políticos Vascos, en el que se encuentran la mayoría de los presos de la banda. De hecho, una muestra es el hecho de iniciar una huelga de hambre contra sus dictados, por libre. Sin embargo, De Juana nunca ha dejado de pertenecer a ETA, como refrendan los tribunales y, como esta organización advertía en su último comunicado, su intención es mantener el alto el fuego, pero reiterar su disposición a mantener «toda la determinación de responder» ante lo que considere un «ataque». ¿Consideraría ETA la muerte de De Juana, anunciada capítulo a capítulo, un «ataque» que le llevaría a «responder»? ¿Podría hacer de él un martir; una bandera bajo la que eludir debates internos y reunir de nuevo a su gente cargada de nuevo de argumentos? El Estado de Derecho, para serlo, debe demostrar que cumple con la Justicia sin ánimo de venganza y que ésta impera igual para todos los ciudadanos, ya se apelliden estos Vera, De Juana, o Galindo. Más aún, cuando este tipo de errores pueden seguir mermando la confianza de la sociedad vasca en la separación de poderes, y en el sistema democrático español en sí, puede alejar un poco más la esperanza de paz en esta tierra, y puede contribuir a hacer que otra vida más se quede en el triste camino del conflicto vasco.

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Al hilo

Una vez mantenidos los puentes, hay que poner las nuevas bases para cuando la voluntad de ETA de dejar de matar vuelva a quedar verificada. Para empezar, el Gabinete Zapatero ha optado por el discurso de la «unidad de los demócratas», retomando así parte del espíritu del Pacto Antiterrorista, y enviando así un doble «regalo envenenado» al PP en un nuevo intento por restar fuerza a sus acometidas contra el proceso. De forma casi semanal, el Gobierno se reúne con todos los partidos del Congreso para compartir con ellos la gestión de la información. Y con esta maniobra, La Moncloa trata también de poner la otra base nueva: la de sumar a la opinión pública al lado de quienes están por el proceso; algo para lo que va a necesitar mucha pedagogía que contrarreste los mensajes enviados desde hace mucho tiempo por quienes están en su contra. Por el momento, a mediados de enero, el Congreso rechazó unánimemente la propuesta del PP que pretendía, además de otras medidas como ilegalizar a EHAK, revocar la autorización que dio en su día a Zapatero para abrir un diálogo con ETA cuando se constate su voluntad «firme» e «inequívoca» de renunciar a la violencia. El pasado año la autorización llegó en mayo, y el Gobierno se dedicó durante unos

Los aparcamientos de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas quedaron reducidos a escombros como consecuencia de la explosión.

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cinco meses a «verificar» la firmeza real de la voluntad de ETA de buscar la paz. La condición ahora y entonces era la misma, por lo que no parece ilógico, mirando a medio o largo plazo, cuando se haya restañado la maltrecha confianza entre los interlocutores, que la situación se pueda reconducir; más aún sabiendo del compromiso personal y político que Zapatero ha empeñado en esta cuestión y a pesar de que, como recordaban recientemente fuentes cercanas al Presidente español, «quedan diez meses reales de legislatura», por lo que «quien crea que puede haber dos procesos de paz en tres años es un iluso». Así las cosas, después de haber aceptado quedar relegada a segundo plano en esta primera fase de la gestión del proceso, la sociedad parece que quiere ahora recuperar su condición de agente directo para intentar que no se vaya al traste también esta intentona que muchos consideraron «la buena», ya que en ella han coincidido un MLNV que

La Moncloa trata también de poner la otra base nueva: la de sumar a la opinión pública al lado de quienes están por el proceso; algo para lo que va a necesitar mucha pedagogía venía de una reflexión cuyo punto álgido se alcanzó en el manifiesto de Anoeta; una ETA cansada, con voces críticas desde las cárceles, y que parece haber sacado conclusiones del cambio de escala y valoración social que ha experimentado el terrorismo con el nacimiento de Al Qaeda; y un Gobierno recién llegado y lleno de ilusión y quizá también de eso que algunos han dado en llamar «adanismo»; es decir, de la ilusión de estar descubriendo un camino inexplorado hacia la paz, lejos de la desconfianza y el rencor del que podían estar afectados quienes antes fracasaron en el intento. Colectivos como Ahotsak, o los recién llegados Milakabilaka y Anitzak son algunos de estos «voluntaristas» que han dado un paso al frente y mantienen, junto con Lokarri y los ya presentes colectivos de artistas, juristas, profesores y demás grupos de todo tipo existentes antes del atentado, la fe en el diálogo como única vía para solucionar este conflicto. También el Gobierno Vasco se ha querido sumar a ellos para ofrecer un cauce de canalización a través de konpondu.net. Entre todos forman la última «línea roja» de la irreversibilidad del proceso. Sus integrantes no tienen muchas razones para la esperanza en estos momentos, y gran parte de quienes tenían fe antes del 30 de diciembre van cayendo en la frustración, la confusión y el asqueo. Pero una mirada a las experiencias pasadas, y a las vividas fuera de nuestras fronteras, sirve para reponer fuerzas y moral, lo que está haciendo que cada vez más sectores de la sociedad sientan la urgencia de hacer algo por mantener viva la esperanza. Además, ¿no dicen que la fe mueve montañas?


Imagen de la rueda de prensa ofrecida en Pamplona-Iruñea con motivo de la presentación de «Milakabilaka».

Aguantando el temporal A pesar del desconcierto general, y ante el riesgo de caer en la resignación, la sociedad comienza a erigirse como última garante de la irreversibilidad del proceso emprendido en Euskadi. Lo está haciendo echándose a la calle tras una pancarta, pero también movilizándose y trabajando desde asociaciones como las recién llegadas Milakabilaka y Anitzak. La primera, cuyo nombre evoca a miles de personas buscando la paz, se trata de una iniciativa social que apuesta por la superación del conflicto vasco a través de la participación ciudadana. El mismo día que se presentaron en sociedad se pusieron manos a la obra convocando una manifestación bajo el lema «Diálogo, Respeto a Euskal Herria, Paz» y anunciando que a partir del 22 de febrero un autobús recorrerá las distintas localidades vascas con el objetivo de sacar fotos a todos aquellos que se unan a esta iniciativa. Por su parte, Anitzak es una iniciativa innovadora mediante la que vascos de diversas procedencias se implican en una «apuesta activa por la paz y por la resolución democrática del conflicto», entendiendo que la «mejor garantía» para lograr este fin es el diálogo y la negociación política entre todos los agentes implicados, «sin exclusiones ni expresiones de vio-

lencia o vulneraciones de derechos», y a través del «respeto a la libre decisión de todas y todos los ciudadanos que vivimos en este país». Pero tanto estas recién llegadas, como las ya presentes organizaciones de artistas, juristas, profesores y demás colectivos ciudadanos que defienden el diálogo, todas han hundido sus raíces en la experiencia de Ahotsak, y ahora que este colectivo ha sufrido las peores acometidas, se han resguardado bajo sus ramas. A pesar de que sus integrantes participan de la iniciativa «a título personal», quienes están en primera línea no pueden evitar ser políticas y, por lo tanto, estar adscritas a unas determinadas siglas políticas. Después del atentado, la duda era ver qué reacción iban a tener, sabiendo que en su seno coexisten miembros de Batasuna. ¿Cabría la condena? ¿Resistiría Ahotsak la tensión? Finalmente, sus integrantes se reunieron en Ordizia para hablar cara a cara sobre la cuestión y acordaron pactar sus discrepancias, pero reafirmarse en su voluntad de seguir trabajando juntas por la paz y el acuerdo. Ante la ausencia de condena, Rodolfo Ares se dirigió expresamente a la socialista Gemma Zabaleta asegurando que era «imprescindible» que la dirigente guipuzcoana del PSE tomara las decisiones oportu-

nas para lograr que todas las integrantes de Ahotsak condenaran el atentado, y añadiendo que, de no ser así, no debería tener lugar en esa plataforma. Pero Zabaleta resistió el envite afirmando que Ahotsak «no tiene que pasar ninguna prueba del algodón» porque ya dejó «claro» su rechazo a la violencia y pidió que les dejen trabajar para tratar de alcanzar una posición de consenso. A pesar de que este incidente fue el más destacable, las integrantes de este colectivo también recibieron «recados» de este tipo desde el PNV, Ezker Batua, el PSN,… Sin embargo, Ahotsak ha mantenido firmes sus bases, y su trabajo también está recibiendo apoyos, como los de los catalanes ICV, EUiA, ERC y Ciutadans pel Canvi que, junto con más de dos mil personas, salieron a las calles de Barcelona a mediados de mes para ofrecerles su apoyo en mitad de la tormenta. Como subrayó en el acto la ex parlamentaria de Batasuna, Jone Goirizelaia: «Hemos sido muchas veces, aun sin querer, parte del conflicto y ahora queremos ser parte de la solución». Y hacia ese espíritu parecen dispuestas a seguir arrastrando voluntades, protegiendo la esperanza y fomentando el diálogo transversal como única fórmula para alcanzar la paz.


Reflexión

Hace falta valor

La fase del proceso que hemos vivido en los últimos años, desde que se iniciaron las conversaciones entre representantes del PSE y de Batasuna hasta el brutal atentado de Barajas, da pie a una serie de reflexiones y conclusiones. Empezaré por estas últimas: I. La aproximación de presos debe quedar al margen de la negociación. Sencillamente hay que proceder a su acercamiento. Familiares y amigos tienen ese derecho que no debe servir de moneda de cambio. Es un error dejar la cuestión del acercamiento en manos de ETA. Hay que distender el penoso entorno en que vive injustamente castigado un sector muy próximo a la violencia, en lugar de favorecer que sirva de caldo de cultivo y de oxígeno para la organización. II. Debe despejarse la cuestión y dejar claro que no cabe negociación política con ETA - tampoco vicariamente a través de Batasuna. No caben segundas mesas. ETA carece de legitimidad para negociar políticamente pues carece de representatividad y la de Batasuna no alcanza sino a un 5% del censo de la población de Euskal Herria. Lo único negociable con ETA son las condenas penales de presos y exilados. Ha demostrado ser un error emprender un proceso abierto sin clarificar que no es posible una negociación política. De hecho ésta no llegará hasta que la amenaza que ETA representa desaparezca, pues no resulta legítimo admitir una negociación para fijar un marco de convivencia mientras la amenaza pende sobre los participantes. El nacionalismo vasco saldrá reforzado si se desmarca de la connivencia con ETA y entiende que de lo que se trata es de construir un espacio de convivencia inteligente para todos en esta parte de Europa. Las identidades nacionales, como la religión, deben privatizarse y los derechos fundamentales de la población garantizarse.

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III. Resulta una ilusión pensar que ETA soplará para apagar la vela de la violencia. No cabe esperar su disolución sino tratar de debilitar ese mundo para evitar su periódica renovación. La lucha contra ETA debe tener en cuenta que su alimento es la represión. La última recluta masiva fue consecuencia de las causas penales abiertas contra decenas de jóvenes durante la kale borroka que se activó durante la anterior tregua. Pendientes de sumarios de decenas de años muchos huyeron y fueron acogidos en Iparralde; ante la alternativa de partir hacia Sudamérica, fueron captados por la organización. IV. Hay en relación a ETA una confusión en torno a fines y medios. Sus fines no son la independencia o el socialismo tal y como habitualmente se entiende y la organización pretende, ni tampoco la violencia es el medio del que ETA se vale para alcanzarlos. Al contrario, el fin de ETA es el ejercicio de la violencia y la independencia y el socialismo son los medios que emplea para justificarla. La historia está llena de movimientos y organizaciones que pretendían ser de liberación nacional o de clase que dieron lugar a sociedades totalitarias. En ellos militó también gente que creía estar construyendo el socialismo o liberando Albania. V. La historia de ETA no es la historia de un movimiento de liberación, es la historia de la construcción de un poder para alterar la convivencia; su finalidad es ejercer un poder de manipulación condicionando la sociedad a las expresiones de su violencia. Un poder fundado en la amenaza y sostenido por la dependencia que ha sido capaz de generar en personas que, como un pájaro paralizado ante la serpiente, han perdido o renunciado a la capacidad de discernimiento autónomo delegándolo en una autoridad que decide por ellos sobre el bien y el


Iñigo Bullain Profesor de Derecho Constitucional y Europeo de la UPV/EHU Autor de Regioak, Estatu-nazioa eta Europear Estatua. Hiria 2006

mal, y que lleva a justificar el asesinato, la persecución y la extorsión de otras personas. Una suerte de bárbara religión de sustitución que periódicamente exige el sacrificio de víctimas designadas en tribunales secretos. Al hilo de estas conclusiones quisiera también plantear ciertas reflexiones: 1. Es un tragedia para cualquier sociedad dilapidar buena parte de su energía como consecuencia de la manipulación a la que es sometida por un grupo de fanáticos. Ya tuvimos con anterioridad que padecer una dictadura de 40 años. Es una tragedia que ETA haya arruinado durante otros 40 años la vida de tanta gente y quiera seguir sacrificando a la juventud construyendo y alimentando sin tregua una ideología del odio y el victimismo. 2. Hay una confusión entre conflicto político y terrorismo. ETA no es expresión de un conflicto político. En otras partes de Europa hay también conflictos políticos: Catalunya, Escocia, Flandes... pero no hay terrorismo. Su invocación de luchar en favor del Pueblo Vasco además de quimérica, es una infamia. Probablemente nada está haciendo tanto daño al futuro de Euskal Herria como ETA, quien aprovecha el conflicto para construir su poder y vocación totalitaria. 3. El autoengaño y el cinismo de que da muestra su fantasmagórico comunicado es inconcebible. Por el contrario, entiendo que el bombazo de Barajas pretende ser el desencadenante de una fase represiva. Busca procurar el encarcelamiento de decenas de militantes del MLNV encausados en diversos sumarios cuyos procesos van a resolverse en los próximos meses y cuya suerte aparecía condicionada al perio-

do abierto con la «tregua permanente». ETA busca -como siempre- poder generar un malestar que le permita justificar su violencia y reclutar a nuevos militantes. 4. La actual coyuntura puede ser también una oportunidad para que la ciudadanía reaccione de una manera civilizada pero firme frente al terror, y para que la clase política asuma más allá del partidismo sus responsabilidades con el pueblo. Hace falta reconocer el chantaje al que vivimos sometidos, el miedo que la amenaza genera y, como consecuencia, la pérdida de libertad que padecemos, algunos de manera especialmente intensa. Un primer paso necesario para poder hacer frente a la violencia es reconocer la pérdida de libertad que genera connivir con su existencia en lugar de pretender no verla o que sólo afecta a unos pocos. Tenemos derecho a convivir en libertad y tratar de resolver nuestras diferencias sin estar sujetos a la manipulación de la violencia. Aunque resulte una obviedad, ETA no tiene ningún derecho a hacer lo que lleva tanto tiempo haciendo. 5. Las próximas semanas son también una oportunidad para que personas vinculadas a esos círculos de la violencia se desenganchen. Probablemente tanto un sector de ETA como del MLNV no buscaban el desenlace de Barajas y pretenden que continúe la tregua. Quizás, aunque parezca increíble, no han entendido que ETA es una máquina de dolor y que ellos también van a ser sacrificados para justificar su operatividad. El tiempo apremia. La paradoja final de esta larga y cruel historia es que el futuro de Euskadi y la Libertad pasa por la derrota de Euskadi Ta Askatasuna. Hace falta valor.

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Cr贸nica

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María Garcia Texto

Hormigas a paso

tortuga Se puede decir más alto pero no más claro. «Paz y diálogo. Exigimos a ETA el fin de la violencia». Y así lo hice yo misma, con la lumbre de un silencio contenido en la garganta, bajo el calor sincero de más de 80.000 personas anónimas en representación de una parte de la sociedad civil, caminando como hormigas a paso de tortuga por las abarrotadas calles de Bilbao. Ésta es la crónica de aquel 13 de enero de 2007, escrita una vez llegué a casa, ya de noche, con la ciudad de nuevo encendida por la luna. Aporreo el teclado del ordenador portátil desde el hartazgo, la rabia y la impotencia, aunque con la ilusión de que la paz pronto tendrá entre nosotras una nueva oportunidad. La manifestación me ha cargado las pilas. Estoy pletórica, contenta, si bien me temo que este estado de ánimo será transitorio. Es algo así como que no he tocado fondo, como que no termino de creerme lo sucedido en Barajas, como si todo fuera un sueño, una pesadilla nueva desde cuyas zarpas me gustaría despertar hasta liberarme en otro amanecer, pero del que no logro desenredarme por mucho que lo intente. De hecho, sé que el proceso de paz está roto, o en suspenso, que es poco más o menos la misma cosa. Y así, por lo mismo, las an-

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Crónica sias de una solución dialogada al problema de violencia y desencuentro político de nuestro pueblo se han vuelto a romper en miles de añicos, como sucede en el caso de una copa de cristal con cintura de avispa que cae al suelo. De nuevo, y encima de la mesa, volvemos a tener miles de piezas de un puzzle otra vez revuelto que habremos de ir encajando en los días venideros. No obstante, antes de que me vea de nuevo presa de la desesperanza, recurro al recuerdo de la marcha muda y humedezco mi ánimo en las aguas del río conformado por miles de personas camino del Ayuntamiento bilbaino detrás de la pancarta que unas horas antes ha reivindicado «Paz y diálogo. Exigimos a ETA el fin de la violencia». Más claro agua. Porque no nos podemos quedar de brazos cruzados, ni ahogarnos en las corrientes que vuelven a embestirnos. Lo cierto es que no nos queda otra alternativa distinta a seguir insistiendo en el insistencialismo, una vez más, para reincidir en el empeño de la palabra, sin desistir de su uso. En definitiva, me niego a que la falta de ilusión se apodere de mí y me asfixie el aliento, me paralice atándome al suelo, pensando que en nuestro caso la paz no es un derecho, como si nuestro drama violento no tuviera una solución, como si nuestro destino no pudiera ser distinto del pasado, del presente que vuelve a ser pasado en blanco y negro, del hoy que nos retrotrae el ayer del sufrimiento, de los dolores, de la descalificación política. Hasta el anteayer de los puentes rotos por enésima vez. Barajas en el televisor Aquel sábado 30 de diciembre de 2006 en el que a ETA se le ocurrió echar por tierra el proceso de paz aludiendo a no se sabe qué compromisos adquiridos con el Gobierno español me pilló acunada en el sofá, en pleno zapping autómata, con las legañas en los ojos todavía dormidos, con la sombra del sueño empapándome los párpados de un cercano fin de año. No me lo podía creer y otra vez más pensé que todo aquello era parte de una película, como aquel 11 de septiembre en New York donde las torres gemelas del World Trade Center se desplomaron hasta el suelo a modo de un castillo de naipes sucio de hollín, como aquel 11 de marzo también en Madrid donde las vías del tren de la estación de Atocha se reconvertieron en un improvisado camposanto de cadáveres resguardados en enormes bolsas de plástico negro puestas en fila como si se trataran de unas macabras fichas de dominó. Y me pregunto ahora que por qué no me sucede lo mismo cuando en los informativos hablan de Bagdad, Gaza o Kabul.

Sigo pensando que sólo ETA es responsable del atentado, de las muertes colaterales de dos pobres trabajadores de la construcción que habían llegado a España desde Ecuador El caso es que, desde la inconsciencia improvisada, pensé que las imágenes que aquel penúltimo día escupía el televisor componían el trailer promocional de algún otro film seguramente americano, y que todo era mentira, simple ficción, no real. Sólo un día antes, el Presidente español José Luis Rodriguez Zapatero había anunciado que las cosas dentro de un año estarían mucho mejor. Además, previamente, ETA no había hecho público ningún comunicado en el que anunciara que rompía el alto el

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fuego permanente y que volvía a las andadas de la locura, la sinrazón y las bombas en los maleteros de los automóviles, justo al lado del airbag. Porque una vez vencí mi propia inmovilidad recurrí también a la radio, a una sintonía cualquiera en la frecuencia modulada, por lo que pude comprobar que lo del atentado en la nueva terminal cuarta del aeropuerto de Barajas era cierto, verdad de la buena, más todavía cuando el resultado de la acción era de dos personas desaparecidas primero y muertas después, tal y como se pudo comprobar tras cerca de una semana de búsqueda y desescombro por entre las migajas chamuscadas de hierros quemados, hormigones en polvo y coches laminados para la chatarra. Por lo que, de repente, convencida ya de que la columna de humo que se levantaba en el aeropuerto madrileño no respondía a ningún efecto especial diseñado por un ordenador, tuve una necesidad vital de tomar la calle para gritar a los cuatro vientos que ya estaba bien, que nos dejaran en paz de una vez y para siempre, que ésa era la voluntad de la inmensa mayoría de la sociedad. Y es que, si algo me sorprende de las gentes de ETA, es la arrogancia que tienen para erigirse en portavoces de los anhelos y deseos de las personas de este pueblo suyo, que también nuestro. Esta cuestión de la posesión exclusiva de la verdad me enfada y mucho. Porque habíamos confiado en la clase política para el buen curso del proceso. Porque, por encima de todo, habíamos creído en la voluntad sincera de ETA de delegar la labor política en las gentes de Batasuna, convencidos al fin de la inutilidad del recurso violento. Además, supongo ahora, pensábamos que más que nunca éste era el tiempo de la política y que a las ciudadanas y ciudadanos de a pie no nos quedaba otra que esperar la buena nueva de la paz. De hecho, a tiempo pasado, me asaltan ahora algunas de las reflexiones que en mi entorno exigían la movilización de la sociedad para empujar los esfuerzos de las formaciones políticas que creían en la viabilidad del proceso, sobre todo porque por diciembre eran muchas las voces que nos alertaban de que algo no iba bien. Pero, en cierta medida, hemos llegado tarde. Como que la presa se ha roto sin previo aviso alguno, llevándose por delante más vida. La responsabilidad es sólo de ETA En este sentido, sigo pensando que sólo ETA es responsable del atentado, de las muertes colaterales de dos pobres trabajadores de la construcción que habían llegado a España desde Ecuador con el objetivo de ganarse la vida y ayudar de paso a sus familias que nunca más recibirán la llamada telefónica desde uno de los muchos locutorios españoles que como setas han ido apareciendo allí y aquí, lugares de encuentro desde donde se han ido hilando los cordones umbilicales de los emigrantes hasta sus casas y pueblos de origen. Así, ha sido ETA quien ha dinamitado el proceso de paz y suya es la culpa. Y por supuesto que entiendo las voces que se quejan de que los presos siguen estando lejos de casa, de que en nueve meses esta realidad no ha cambiado ni un ápice, de que la izquierda abertzale representada por Batasuna sigue estando ilegalizada, de que algo iba mal para cuando el PSOE editó un video donde mostraba su orgullo de que en este nuevo periodo de tregua había hecho menos de lo que en su día hizo el Gobierno de José María Aznar en tiempos del alto el fuego del año 1998, haciendo especial referencia a que las personas cautivas seguían estando donde estaban; es decir, a miles de kilómetros de sus padres, madres, hijos, hijas, novios, novias, abuelos, abuelas, amigos y amigas. Y todo ello cuando la normativa internacional sobre polí-


bargo, pese a las lógicas dudas de los socialistas vascos, me pareció positivo que fueran capaces de subrayar lo que les unía a los partidos que conforman el tripartito, es decir, las ideas de paz y diálogo, también en estos momentos tan difíciles y complicados. Incluso, en este mismo sentido, cuando a los pocos días Batasuna se mostró favorable a sumarse a la marcha, también me pareció que era una decisión acertada. De hecho, sigo pensando que la paz y el diálogo del lema para la manifestación de Bilbao, aun cuando son términos demasiado abstractos debido a la grandeza de su significado, hablaban de la paz que dice no a ETA y de diálogo político entre las fuerzas vascas sin ningún tipo de exclusión. No en vano, la manifestación surgía desde el atentado perpetrado por ETA en el aeropuerto madrileño de Barajas. Por esto mismo, si Batasuna hubiera estado en una manifestación de estas características a favor de la paz y el diálogo, entiendo que su silencio sería más incoherente que nunca ante un hipotético acto de violencia en el futuro; que no lo quiero. Por supuesto, comprendo también las dificultades que los socialistas podían tener a la hora de caminar junto con las personas de la izquierda abertzale oficial, más todavía cuando el añadido al lema de la ma-

Por supuesto, comprendo también las dificultades que los socialistas podían tener a la hora de caminar junto con las personas de la izquierda abertzale oficial La manifestación se celebró el pasado 13 de enero bajo el lema «Bakea eta elkarrizketa. Exigimos a ETA el fin de la violencia».

ticas penitenciarias defiende que los reos han de cumplir sus penas en las prisiones más cercanas a sus lugares de origen. Tanto es así que estoy convencida de que si Zapatero hubiera dado pasos en la humanización de la política penitenciaria hoy no estaríamos en este punto. De haber sucedido algo se hubiera desactivado uno de los principales argumentos con el que el mundo de la izquierda abertzale ha arremetido en contra de sus adversarios políticos ya que la dispersión pone en evidencia un ensañamiento tanto con el preso como con su familia aunque bien es cierto que ETA en sus últimos Zutabes no dedica ni una sola línea a la reivindicación del fin de la dispersión. Es más, sus principales argumentos siguen subrayando las cuestiones de territorialidad y autodeterminación, cuestiones éstas no defendibles por una organización que opta por la lucha armada haciendo caso omiso a las exigencias del pueblo que dice representar. El lema de la discordia Sinceramente, me alegré el día en el que supe que el Lehendakari Ibarretxe iba a convocar una manifestación de repulsa por el atentado de Barajas, a la par que pretendía exigir la irreversibilidad del proceso. Más que nunca, ya lo he dicho antes, necesitaba salir a la calle y protestar por lo sucedido, alto y claro. Por eso, me gustó el lema de «Paz y diálogo», más todavía cuando el PSE se mostró dispuesto a acudir a la marcha, aun con todos los recelos que tenía con la convocatoria en cuanto que entendía que era, en cierta medida, una decisión partidista, unilateral, acordada desde Ajuria-Enea sin consulta previa. Sin em-

nifestación sobre la exigencia del fin de la violencia a ETA es un mínimo irrenunciable para el PSE, además de para muchos otros. Que también para mí, por otro lado. Pero el caso es que Batasuna ha de transitar por todo un camino de censura a ETA que la mayoría de la sociedad ya ha recorrido. Además, acto seguido, podrían denunciar algunas voces que otros partidos tampoco han levantado la voz ante la vulneración de los derechos humanos de los presos, por citar sólo un caso. Sé que no son la misma cosa pero entiendo que son cuestiones muy ligadas a la necesaria defensa de los derechos humanos. No obstante, pese a todas las diferencias que hay entre las distintas formaciones políticas de este país, ¿alguien imagina la fuerza desbloqueadora de una manifestación que en nombre de la paz y el diálogo fuera capaz de unir en un mismo cauce al PNV, PSE, EA, EB, Aralar y Batasuna? Y hasta el PP, que esto ya sería formidable. De hecho, una de mis mayores preocupaciones respecto al proceso de paz ahora roto ha sido la frontal oposición al mismo del Partido Popular. Me temo que en todo el mundo no hay ni un solo ejemplo de un proceso de estas características que se haya desarrollado con éxito desde la negativa del principal partido de la oposición y que en este caso representa a casi la mitad de la sociedad española. Del mismo modo, también me ha preocupado la postura que algunas de las víctimas del terrorismo han mantenido durante todo este último tiempo. De hecho, volviendo a mirar fuera de nuestras fronteras, a las víctimas del terrorismo habría que explicarles del modo más amable de los posibles que los asesinos de sus hijos e hijas, maridos y mujeres… algún día estarán en la calle, en nombre del proceso, en nombre de ningún muerto más. Así ha sido en otros lugares. Irlanda. Sudáfrica. En ésas estoy todavía. Llamadme ilusa. Hoy lo soy. No sé mañana.

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Opinión

La quilla

La quilla es la pieza que hace posible que una embarcación pueda mantener el equilibrio, el rumbo y la estructura de su armazón a pesar de las tempestades y tormentas. Es la pieza que une la base del barco entre la popa y la proa y que tiene forma de aleta hacia abajo.

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En una situación como la que atravesamos en este momento es muy importante preguntarnos cuál es nuestra quilla, cuáles son las claves que, a pesar de las tempestades y tormentas, nos permiten mantener el equilibrio, el rumbo y nuestra propia estructura. Creo que hay tres bases que no debemos abandonar a pesar de las inclemencias, por graves que éstas sean. Forman parte de nuestra quilla. En primer lugar, una reflexión de fondo, una convicción. La paz, el fin de la violencia, el acuerdo o la reconciliación son hoy y aquí procesos imparables, irreversibles. No dependen de un hecho concreto o de la voluntad de uno u otro actor, son la consecuencia de un contexto social, histórico, político, internacional y ético que no tiene vuelta atrás. Se trata de una corriente que nos sobrepasa. Esta perspectiva es determinante para no quedarnos paralizados. Dentro de 20 años, probablemente, observaremos todo lo que está ocurriendo en estos últimos años como un itinerario histórico lógico y evidente. Veremos que el mundo estaba cambiando, que Europa había cambiado, que nuestra sociedad era otra, que éste era el último conflicto violento del continente y que no había otra salida que la de conducir la contienda social y política hacia un terreno no violento y de entendimiento entre los políticos y la sociedad. En segundo lugar, una constatación. Las voluntades sociales mayoritarias de no violencia, diálogo, acuerdo y consulta social son fir-


Jonan Fernandez Director del Centro por la Paz «Baketik»

mes y estables. Configuran la realidad presente y de futuro. Marcan también el camino a seguir. Un paso atrás no anula la determinación social y la esperanza de la paz. No se mide la energía del sol según llueva o esté despejado. El conflicto vasco concebido como una coctelera de violencia y crispación se ha convertido en un anacronismo que no tiene sentido ni hueco en la vida cotidiana de nuestra sociedad. La constatación de esta realidad es fundamental para entender que no hay salida por detrás, sólo hacia adelante. El conflicto vasco ha representado un enfrentamiento destructivo que, como todos los que lo son, ha puesto en desorden los principios, valores y pautas que rigen ordinariamente la convivencia. La ética es una herramienta para poner orden en ese desorden. La experiencia intensa y dramática de estos años de conflicto destructivo debe hacernos más sabios para que como sociedad aprendamos a hacer prevalecer ese orden ético. En tercer lugar, una actitud. En los cursos de Baketik se insiste en que «no sabemos si podemos lograr lo que nos proponemos -en este caso la paz- al ritmo que desearíamos, pero lo que sí sabemos es que podemos crear condiciones que lo hagan posible». A pesar de lo peor, no podemos dejar de empeñarnos en crear condiciones para lo mejor. Tenemos que reconocer y aceptar que hay gravísimos problemas, pero también necsitamos perspectiva para entender que llevamos décadas

sumergidos en un clima de enfrentamiento, desconfianza, violencia, crispación y que por más que lo deseemos no es fácil modificar esa inercia. Esto no se logra de un día para otro. Las dificultades se superarán pero siempre con la conciencia clara de que el proceso va a ser imperfecto y contradictorio. No va a responder de manera exacta al ideal que cada uno tiene en su cabeza. Debemos alejarnos de los esquemas de perfección. La condición humana es limitada e imperfecta y ese camino hacia la paz, tan complejo y difícil, también lo será. Nuestra tarea hoy como ayer es seguir creando condiciones que atiendan a esa convicción de irreversibilidad de la paz y respondan a las voluntades sociales mayoritarias. Tenemos tres grandes retos. El primero crear las condiciones de paz, derechos humanos e igualdad que hagan posible un nuevo consenso político. El segundo, buscar un acuerdo de convivencia que nos permita manejar nuestros conflictos pacíficamente. Y el tercer gran reto es preparar la reconciliación, y éste es un desafío, principalmente, social. Un acuerdo no dejará de ser un papel que después habrá que trasladarlo a la convivencia diaria. El gran reto de la sociedad es volver a convivir con respeto y aceptación de las diferencias. Debemos crear condiciones para que la paz se consolide y sea definitiva, crear condiciones para alcanzar un acuerdo y crear condiciones para convivir de otra manera.

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Fabulando

Con uno de los ocĂŠanos

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de por medio

A

Rosa Margarita le estaba costando conciliar el sueño, más todavía cuando sabía que en ese mismo colchón de segunda mano habían dormido otros cuerpos, descansado otras carnes, enredado otros cabellos, con el rocío de otros sudores, bajo los esquejes de suspiros no conocidos y sobre las caricias de escuetos susurros desde bocas extrañas. Rosa Margarita intuía la marca encharcada de huesos distintos, de pijamas ajenos, o de camisones arrugados hasta las cinturas sin bragas de las durmientes, anónimas para ella, aunque siempre con la escarcha de pieles diferentes a la suya, fueran hembras o machos los que antaño hubieran dormido donde ahora lo hacía ella acurrucada como una endivia, o por lo menos lo intentaba. Todo ello entremezclado con el correspondiente akelarre microscópico de ácaros, parásitos y amebas que sobre sus minúsculas espaldas llevaban a cuestas el pasado de otros huéspedes, de todas sus penas y algunas de sus glorias, que casi siempre son menos. Se trataba de un colchón de un metro y treinta y cinco centímetros de ancho por otro metro y ochenta centímetros más de largo, con muelles en el interior de su vientre de látex; una cama para matrimonio

D. M. Indart Escritor Ramanujan Ilustraciones

bien avenido según el argot que nos ocupa, viejo y usado en todo caso, que no destartalado, ni inservible aun, ni para tirar a la basura todavía, comprado hoy mismo en una tienda de Traperos de Emaús a las afueras de la ciudad donde, junto con los jergones, somieres y cabezales de cama esquinados sin orden ni concierto en cualquiera de los vértices del almacén, se apilaban también las mesillas en desuso con agarraderas de estaño que abren puertas que ya no encajan en las cerraduras imantadas, donde por lo mismo se amontonaban los viejos televisores de pantalla ovalada y barriga generosa sin mando a distancia y donde de igual modo se colgaban en perchas de brazos cansados y casi siempre diferentes entre sí las vestimentas pasadas de moda, ropajes que además eran pasto de las polillas aficionadas a los banquetes de algodón, licra o poliester. Rosa Margarita había adquirido el colchón a cambio de treinta euros. Barato. Bastante barato, en comparación, eso sí, a los colchones de estreno que valen un pico, el ojo de una cara, o los dos ojos por la misma, según la profundidad de la cartera del cliente de turno y el fajo de billetes dispuesto para la compra, por mucho que repartan de modo uniforme e independiente el peso de los cuerpos dormidos a las dos orillas de la cama, donde incluso es lícito saltar a la comba sin interrumpir el sueño profundo de la persona que pernocta al otro lado, ensimismada y gozosa en su aleteo onírico, y todo ello sin la necesidad de somníferos, tal y como anuncian en este último tiempo los comerciales de televisión que destacan las ventajas y las virtudes de estos enseres para el descanso principalmente nocturno. El caso es que Rosa, ya que casi nadie le llamaba por su nombre compuesto -a excepción de su madre que se resistía a podar el ramillete de rosas y margaritas con el cual habían bautizado a su hija hace ya treinta años- apenas llevaba dos días en Madrid, recién llegada de Ecuador,

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Fabulando

Rosa se convirtió de este modo en la nueva inquilina, tanto de la bulliciosa capital como de una cama con olores a humedales prestados de ceniza, orina, betún y esperma. de Quito capital, para ser más exactos, con el propósito de ganarse la vida. La de ella misma y la de los suyos de paso, pues en una de las chabolas de una de las barriadas más pobres de la capital ecuatoriana había dejado cinco hijos de entre tres y diez años al cuidado de su madre, Dolores. Todos ellos esperaban las divisas que ella se había comprometido a hacerles llegar mes a mes, una vez se hubiera instalado en España. Hablamos de Héctor Alfonso, Damián José, Bárbara María, Antonio Alfredo y Ana Claudia, citándolos aquí de mayor a menor, o lo que es lo mismo, nombrándolos conforme fueron llegando a este mundo nuestro desde el vientre contraído en espasmos de una madre hambrienta de tortas de maiz y bananas azucaradas en una brumosa de grasa de cerdo, de pechos igualmente secos de leche insípida, sin apenas una sonrisa esbozada en sus labios pétreos y rajados por las uñas del viento, de sangre indígena como de café molido, analfabeta de la «a» a la «z», abandonada por su marido cuando todavía estaba preñada de su cuarto vástago, quedándose embarazada de nuevo y por quinta vez un día en el que terminaron jodiendo en la cuadra de gallinas cluecas con motivo de una última visita que su compañero también muerto de hambre se dignó a hacerle, por sorpresa penitente, prometiéndole una vida nueva y tranquila, desde el perdón de sus pecados, con la voluntad firme para el trabajo y el ahorro de la plata, destacando los beneficios de una cordura abstemia hasta donde por fin se había visto abducido gracias a la ayuda de no se sabe qué predicador baptista, lejos de las tascas de vodka barato, ron importado, hoja de coca en polvo, mezcal de extraperlo y guayusa autóctona. Pero todo fue una sarta de mentiras, pues el hombre no tardó en tragarse sus palabras, comiéndoselas de nuevo sin ni tan siquiera masticarlas, carente de aliño alguno, dejando a Rosa Margarita plantada en el patio de su casa de tablas de madera y tejado de uralita más sola que la una y a cargo de un enjambre de abejas revoloteando por las calles sin asfaltar de Hinga Huayco, que es así como se llama su barrio que ayer mismo abandonó con la esperanza de una vida nueva llena de promesas de telenovela. Y así, con no más de cuarenta y ocho horas de exilio en las tierras del descubrimiento y el expolio, digamos que Rosa Margarita, Rosa a secas de aquí en adelante, también ella había cumplido con uno de los trámites de la inmigración a Europa y que no es otro que hacerse con un colchón reciclado en alguno de los bazares de segunda mano del extrarradio de Madrid, convirtiéndose de este modo en la nueva inquilina, tanto de la bulliciosa capital como de una cama con olores a humedales prestados de ceniza, orina, betún y esperma. Pese a todo, Rosa estaba contenta, excitada en su cama sobre colchón de segundo uso, o tercero, o cuarto, o quinto, ya que desconocía el número exacto de las láminas yuxtapuestas por debajo de las sábanas de franela. Colchón que olía a rayos, además, tal y como lo

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había comprobado en el momento mismo en el que se acostó sobre él. Por eso cerraba los ojos para intentar pensar en cosas bonitas, en zapatillas de deporte para sus hijos, en papas fritas, aros de cebolla, frijoles con arroz, aguacates de verdad, pollos rellenos, helados de fresa y muchos litros de coca-cola para la mesa puesta los domingos en Hinga Huayco. También imaginaba una casa con paredes de ladrillo hueco y ventanas con persianas y cortinas hasta el suelo, además de un baño separado con grifo de ducha. Pensaba también en baldosines para la entrada al hogar que ella siempre había conocido embarrado de lluvia salada. Y un frigorífico-congelador, una televisión a color, un equipo de música con compact disc, un balón de fútbol nuevo y una olla inoxidable a presión. Con el tiempo, su sueño era volver a Quito para abrir una pequeña tienda de alimentos, bebidas y gas butano, una vez primero hubieran arreglado la vivienda, adecentándola, rehabilitándola, embelleciéndola en lo posible. Porque pensaba en todo ello cuando, acurrucada y a oscuras dentro de sí, se esperanzaba con que las cosas pronto iban a tomar su curso. Mañana mismo comenzaba a trabajar como sirvienta en una casa que le había buscado su amiga Magdalena, también de Hinga Huayco. Hace cuatro años que Magdalena llegó a España. De hecho, para empezar, viviría con ella, con su marido Juan Niño, con el hermano de éste, Diego Horacio, su mujer, Belinda, y las dos hijas del matrimonio, Ruth y Sara. Todos juntos en un piso alforja de tres habitaciones y techos altos, con cuadros a punto cruz enmarcados sin cristal, lámparas de bombillas fundidas, zócalos de madera de pino y paredes empapeladas con cola de carpintero. Una de las estancias era ciega, que es justo la que Rosa había habitado, como una cigüeña su nido de paja, hojas secas, ramas caídas y arenisca, aunque con uno de los oceános de por medio hasta donde estaban esperándole sus cinco polluelos con el pico abierto. Así las cosas, su amiga Magdalena le había comentado que la vida en Madrid no era fácil, que nadie regalaba nada, menos todavía a ellas que venían como a recoger las sobras de una sociedad descarrilada en la abundancia y que habrían de repartir con otras miles de compatriotas más, con más mujeres de Sudamérica, con otras muchas venidas del este de Europa y con algunas que otras señoras africanas llegadas desde los desiertos de la hambruna y que, por lo general, lo tenían todavía mucho más crudo en cuanto que eran más negras que el carbón y también más extranjeras que los rebaños de jirafas pastando en la Gran Vía. Por lo mismo, Magdalena le había alertado de que a las ecuatorianas no les quedaba otra que trabajar de sol a sol para terminar ganando poco más de seiscientos euros y que sobre todo laboraban en casas particulares al cuidado de personas mayores que ya no se valían por sí mismas y que vivían solas, o con gatos siameses de ojos como de cristal de Murano u holgazanes perros ratoneros que les


Y así fue cómo Rosa Margarita se quedó dormida, mecida en su colchón de perfumes que pronto le serían propios, una vez las arañas de su cerebro tejieron la tela de un nuevo sueño con sus patas de alambres de sedas. hacían compañía correteando por los pasillos de sus apartamentos vacíos y en penumbra, arañando el polvo áspero de las alfombras cada vez más deshiladas y miccionando en las macetas de arcilla donde crecían plantas de interior como el ficus o el aloe de vera. Que ése era el caso de Magdalena y que también sería el destino de Rosa. De hecho, a grandes rasgos, Rosa sabía que la anciana a quien ayudaría a partir de mañana era una antigua profesora de escuela jubilada con setenta años, viuda desde hace más de dos décadas, madre de tres hijos que vivían sus vidas en casas adosadas con jardín particular e hipotecas a treinta años. La señora tenía además cinco nietos a quienes a lo sumo veía cada dos domingos, por no más de dos horas, sin apenas tiempo para recordar junto a ellos ni su infancia en la guerra, ni su adolescencia como hija de un padre rojo, ni sus lecciones como maestra de escuela, ni las verbenas donde ella encontró al que sería su marido o lo que es lo mismo, el abuelo que sus nietos nunca tuvieron la suerte de conocer, ni entonces ni ahora, porque a la anciana no le correspondía volver a vivir desde el recuerdo, la añoranza y la morriña de ni uno solo de los años vividos. No por lo menos junto a ellos. De hecho, Magdalena le había comentado que los hijos de Justa -la abuela en cuestión- quisieron internar a su madre en una residencia de ancianos, donde según ellos estaría muy bien cuidada, en compañía de otras personas mayores con las cuales jugar a la brisca, bajo la atención constante de médicos y enfermeras, ya que padecía un incipiente parkinson que le hacía tambalearse como las camisas tendidas por primavera fuera de las repisas de las ventanas. Pero, a pesar de todo, que la anciana había preferido quedarse en su casa de siempre, con todos sus recuerdos dispuestos en las estanterías del comedor, junto con los libros que había ido leyendo, decidida a gastarse los dineros de la jubilación tal y como le placiera, defraudada porque a sus hijos pareciera que sólo les importara el cauce de la herencia futura. Por todo ello, Justa había decidido contratar los cuidados de una señora, como su amiga Josefa. Josefa estaba muy contenta con la compañía y ayuda de Magdalena, una ecuatoriana muy maja, discreta y trabajadora, según una aproximación libre a las palabras de la amiga de Justa. Y así fue cómo Rosa Margarita se quedó dormida, mecida en su colchón de perfumes que pronto le serían propios, una vez las arañas de su cerebro tejieron la tela de un nuevo sueño con sus patas de alambres de sedas.

En recuerdo de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio Sivisapa, muertos en el atentado de ETA del pasado 30 de diciembre en el aeropuerto de Barajas (Madrid)

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En primera persona

Antonio Azcona Capellán de la prisión de Pamplona-Iruñea Antonio Azcona lleva más de treinta años entrando y saliendo a diario de la cárcel de Pamplona. Como capellán de la prisión, él es uno de los pocos que sale y entra cuando quiere de la misma. De hecho, a más de un interno le ha escuchado esto de que «huele a calle, a libertad».

Haritu: ¿qué es lo que se encierra en el interior de cualquiera de nuestras prisiones? ¿Qué es lo que se esconde detrás de los muros? Antonio Azcona: lo que no interesa, y lo digo con pena, porque los internos que habitan dentro de esos muros también son personas, a pesar de que muchas veces cerramos los ojos para no verlos, para hacer caso omiso de sus vidas. Hay mucha gente que pasa por delante de la cárcel de Pamplona como si ésta no existiera. Hace poco coincidió que vi cómo una niña preguntaba a su madre qué es lo que era esa casa tan grande, con rejas en las ventanas,

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refiriéndose a la prisión de Pamplona. La madre le contestó que se trataba de la cárcel. Pero la niña, insatisfecha, insistió y le interrogó sobre qué era exactamente una cárcel. Y la madre le contestó que la cárcel era la casa de las personas malas. Aquella respuesta me dolió mucho. Dentro de la cárcel no están sólo los malos. De hecho, cada vez estoy más convencido de que cualquiera de nosotros terminaríamos en la cárcel si compartiéramos las biografías de la mayoría de las personas que han terminado entre rejas. Haritu: como que muchas de estas personas no han tenido otra alternativa…

Antonio Azcona: así es. La mayoría de las personas internas comparten unas carencias vitales muy grandes. El hijo de una madre prostituta y un padre alcohólico es muy fácil que termine encerrado. De hecho, muchos internos tienen un pasado muy dramático, extremadamente difícil. Tanto es así que la vida no les ha dado casi ninguna oportunidad, por no decir que ni una sola, por lo que a veces resulta muy difícil reconocerles alguna culpabilidad. De hecho, pese a que todas las cárceles son distintas entre sí, en sus estructuras, en sus rejas y en sus módulos, en cada una de ellas podemos encontrar muchas personas que simplemente no han tenido suerte en


Daniel Martirena Texto Josu Santesteban Fotos

«Lo peor de la cárcel es la incertidumbre tanto de las personas de dentro como de las que esperan fuera»

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En primera persona

la vida de tan desgraciados que han sido los pobres. Haritu: llevas treinta años como capellán de la cárcel de Pamplona. ¿Cómo recuerdas aquel día en el que por primera vez cerraron contigo dentro el cerrojo de una celda? Antonio Azcona: lo cierto es que es una sensación que no se olvida. Vivo muy cerca de la cárcel. Así, como el capellán del

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que fui sucesor ya estaba mayor, un día me propuso que le tomara el relevo, hace tres décadas. Además, por aquel entonces, no había funcionrios ya que eran monjas las que se encargaban del día a día de la prisión. Y le dije que sí, que me comprometía a celebrar la misa de las seis de la mañana, que era lo que entonces hacia el capellán. Después, al poco tiempo, una vez se jubiló del todo, comencé a tener contacto más personal con los internos y fue entonces

cuando empecé a visitar a los internos celda por celda. Así, todavía recuerdo el ruido de aquel primer día en el que los cerrojos se iban cerrando uno a uno detrás de mí conforme me iba adentrando de una galería a la otra, de ésta a la siguiente. Haritu: ¿y sentiste algún escalofrío? Antonio Azcona: pues seguramente que sí. Aquel primer día estaba acompañado


por el director de la prisión. Me fue enseñando todas las dependencias del centro que todavía no conocía. Recuerdo que el primer reo que visité llevaba cerca de tres días en la celda sin salir. Entonces, éste era el trámite que se seguía, según decían por cuestión de higiene, para que al mismo tiempo el interno se fuera adaptando a la vida en prisión durante esos tres días en la celda. Así, el director me dejo solo en la celda con el interno, después de cerrar un candado de aquellos enormes de hierro. Por un momento tuve la tentación de empezar a aporrerar la puerta para pedir que me sacaran de allí. Creo incluso que con mi cara de miedo le asusté hasta al preso. Bueno. Al final no pasó nada. Haritu: hay quienes manifiestan que la cárcel es la cruz de una misma moneda que muestra su cara fuera de los muros. ¿Esto es así? ¿Cómo ha cambiado la prisión en estos últimos treinta años? Antonio Azcona: la cárcel evoluciona a la par que lo hace la sociedad que queda fuera. Por ejemplo, las personas que hoy están internas saben leer y escribir, cuando hace treinta años la mayoría de las personas presas eran analfabetas. Es algo evidente, pero la mayor cultura de las personas internas condiciona el día a día de la cárcel de un modo muy directo e importante. Así, hoy en día muchos internos optan por estudiar, por participar en diferentes talleres de manualidades, tanto para ganar un poco de dinero ya que muchos de estos cursillos están remunerados, como para tener algún beneficio en la reducción de la pena. En el caso concreto de Pamplona, hay un taller donde se hacen los encartonajes para las tartas de las pastelerías. A los internos que participan en esta iniciativa se les paga un dinero. Éste, además, es un taller rentable donde los internos cuentan con Seguridad Social. También hay cursos de pintura, de euskera, de cocina o de informática, cursos que lógicamente no

había en el pasado. Además, también ha cambiado mucho la relación entre los funcionarios y los internos que, pese a todas las dificultades, hoy es más humana y cercana. Por otro lado, en un orden de cosas distinto, pero también reseñable, fue muy importante el día en que llegó la calefacción a la prisión, como hace quince años. Como es de suponer la cárcel es un lugar muy frío, por muchas razones, por lo que el calor de las calefacciones fue algo muy bienvenido, más todavía cuando en Pamplona por aquel entonces nevaba mucho más que ahora. Haritu: del mismo modo, supongo que hace treinta años habría una importante comunidad de presos de motivación política ya que nos encontrábamos en plena transición de la dictadura a la democracia. Antonio Azcona: efectivamente. Cuando llegué a la prisión de Pamplona todavía vivía Franco. Sólo con su muerte llegó el indulto para muchos internos políticos y antifranquistas. Aquellas navidades de 1977 la mayoría de los presos recobraron la libertad y en la cárcel apenas quedó una docena y media de presos sociales. Como en las calles, aquellos años también fueron muy convulsos dentro de los muros. Recuerdo que los internos llegaron a quemar los archivos y los expedientes a modo de protesta. Debido a su compromiso político eran personas que estaban muy organizadas. Seguían con su lucha también desde dentro, poniendo en jaque a la propia institución penitenciaria. Haritu: durante los años noventa Navarra se convirtió en la referencia de la lucha en contra de los ejércitos y a favor de la insumisión. Muchos jóvenes fueron encarcelados por su compromiso pacifista y su negativa a hacer la mili. Antonio Azcona: lo recuerdo. Todos eran unos chavales muy jóvenes. Tanto es así

que la vida en la cárcel se revolucionó con su llegada. Además, los insumisos siempre contaron con el apoyo de la gente que casi todos los días venía hasta la cárcel para manifestarse o concentrarse y mostrarles el calor de su amistad. Aquellos fueron unos años muy especiales. Se puede decir incluso que los insumisos ganaron la batalla del servicio militar obligatorio que al final dejó de serlo si bien, como me han dicho alguna vez que me he encontrado con ellos por las calles de la ciudad, los ejércitos todavía son una realidad. Definitivamente, la cárcel cambió mucho con todos aquellos chicos dentro, con toda su vitalidad y juventud. Un día, de golpe, ingresaron hasta cuarenta insumisos. Claro, tuvieron que ocupar todo un ala de la cárcel. Haritu: ¿qué me puedes contar de los presos de ETA? Antonio Azcona: hoy sólo hay uno, Bautista Barandalla, que está enfermo. En el pasado sí que hubo más presos de ETA. Debido a su conciencia política, tiene una personalidad propia pero el trato con él es igual al de cualquier otro interno. Todos los días va a clase de euskera. Eso está bien. Le ayuda a mantener la cabeza ocupada. Creo que lleva como catorce años en prisión. Es mucho tiempo. Haritu: ¿dónde queda la reinserción? Antonio Azcona: hoy por hoy la cárcel no sirve para la reinserción. Lo vemos todos los días. De hecho, el auténtico problema llega cuando la persona queda en libertad, la mayoría de las veces sin recursos para hacer frente a una vida normalizada. El otro día mismo recobró la libertad una mujer colombiana que no sabía qué hacer, que no tenía a dónde ir. Muchas personas pasan en la cárcel ocho, diez meses, un año o dos años y después de todo este tiempo comprobamos que no tienen ninguna herramienta nueva con la cual poder

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Desde la ventana

hacer frente a la vida en la calle. En este sentido, no nos queda otro remedio que darle la razón a quien dice que la calle es la escuela de la delincuencia, al mismo tiempo que la prisión es la universidad de la delincuencia. Haritu: ¿cómo es tu relación con los internos de la prisión? Antonio Azcona: principalmente, mi trabajo consiste en escucharlos., en quererlos, para que se sientan queridos, para que no se crean que son la carroña de la sociedad. Un día escuché a un fiscal acusarlos como tal. Fue muy triste. Le llamé la atención. El interno sufre porque está en la cárcel. De igual modo, también sufren las personas que les esperan fuera, en el caso de que esto sea así ya que muchas personas apenas tienen donde caerse muertos. Es más. Me atrevo a decir que hay casos en los que el preso prefiere estar dentro que fuera pues en la calle no le espera nadie. En la cárcel cuentan con el economato que es como el punto de reunión de todos, como lo era la cantina en la mili, donde toman café y fuman cigarrillos. Ahora bien, en el caso de los internos que tienen personas que les esperan fuera, muchas veces hago labores de puente entre los de dentro y sus familias. Las familias siempre tienden a pensar en lo peor. Temen que les peguen, que sufran, que los maltraten. Pero las cosas han cambiado mucho en este aspecto. Además, la prisión de Pamplona es muy pequeña y todos nos conocemos entre nosotros. El trato llega a ser hasta personal. En todo caso, lo peor de la cárcel sigue siendo la incertidumbre. El no saber cómo estará la familia. El no saber cuándo se celebrará el juicio. El no saber de cuánto será la pena. Haritu: ¿qué pasa entonces con aquellas personas que estando solas en la vida recobran la libertad?

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Antonio Azcona: estas personas muchas veces están acostumbradas al dinero fácil. Sin embargo, cuando salen, se dan cuentan de que ya no tienen dinero ni fácil ni difícil. Para ellos es muy difícil encontrar un trabajo. Además, durante los primeros meses tienen derecho a cobrar una ayuda pero esa primera nómina la cobran como a los sesenta días. ¿Qué hacen entonces? Menos mal que los internos son muy generosos entre ellos. El otro día me contaron cómo dos internos se encontraron en la calle el día de Nochebuena. El que estaba solo terminó cenando en la casa del otro compañero. Haritu: menos mal. Antonio Azcona: a todos los internos que vuelven a casa les suelo dar un consejo. Les suelo decir que sean los últimos en sentarse a la mesa. Puede que en el pasado se sentaran en el centro de todos, o que presidieran la comida. Sin embargo, en el tiempo que han estado en prisión, lo más seguro es que las cosas hayan cambiado, a la hora de comer, en el momento de ver la televisión. Por eso es importante que vean cuál es el sitio que les corresponde a partir de ahora. Así, una vez se haya sentado el último, entonces sabrá cuál es su nuevo punto de partida. Esto es importante. Haritu: en este sentido, subrayas la importancia de la familia. De hecho, en el caso particular de los presos de ETA, este colectivo reivindica el cumplimiento de las condenas en las cárceles más cercanas a sus lugares de origen ya que la dispersión afecta también a las familias. Entre otras cosas, muchas personas no pueden recorrer miles de kilómetros para poder visitarlos ¿Cómo lo ves? Antonio Azcona: la dispersión va en contra de la ley. El reglamiento penitenciario dice que el preso tiene que cumplir la con-

dena lo más cerca posible de su entorno. Diciendo esto no estoy haciendo política. Una cosa es el delito que haya cometido el interno que está en la cárcel y otra cosa es su familia. Con la dispersión se extiende el dolor a toda la familia. Haritu: como sacerdote y persona religiosa, ¿dónde queda la figura de Dios? ¿Cómo se asoma la fe hasta una cárcel? Antono Azcona: debido a los muros que la rodean, desde la cárcel no se ve más que el cielo. Tanto es así que todo el que pasa por la cárcel se acerca a la Iglesia, aunque sea sólo una vez. De hecho, la mayoría de los internos suele acudir a la misa de los domingos. En la cárcel Dios es de gran ayuda para la persona que es religiosa. Haritu: imagino que, debido a los cambios sociales que se han producido en este último tiempo, el fenómeno de la inmigración también tiene su reflejo en la cárcel. Así, seguramente en la cárcel también hay personas que profesan la religión musulmana. ¿Qué me puedes comentar respecto a esto? ¿Cómo es tu relación con ellas? Antonio Azcona: contaré otra anécdota. Haritu: muchas veces las anécdotas resultan muy ilustrativas. Antonio Azcona: eso creo. Los musulmanes cuentan con una celda que hace las funciones de una mezquita a donde suelen ir a orar. Un día me invitaron a que participara con ellos. Me enseñaron que cuando rezan se ponen de rodillas y tocan con la frente el suelo. El problema es que soy una persona mayor y, así, cuando les imité y me puse también de rodillas para tocar con mi frente el suelo, pues sucedió que no me podía levantar. Fueron ellos los que me ayudaron a reincorporarme. Este acto tie-

ne un bello significado de entendimiento y respeto. Haritu: por cierto, hay un proyecto para una nueva cárcel a las afueras de la ciudad. ¿Cuál es tu opinión a este respecto? Antonio Azcona: sería una pena que llevaran la prisión a las afueras de la ciudad. La cárcel actual de Pamplona está en el medio y esto es importante. No podemos ocultar las realidades que nos desagradan. No podemos dar la espalda a todas las cosas que no nos gustan, arrinconándolas, dejándolas de lado. Además, para el propio funcionamiento de la prisión, también es mejor que ésta esté en el centro urbano. Si la prisión está en mitad de la nada, ¿qué hace el interno cuando sale de permiso? ¿A dónde va? Todo esto pone de manifiesto las contradicciones que hay si lo que realmente queremos es la resocialización del interno. Es un contrasentido perseguir la resocialización de una persona si durante su condena lo arrancamos de la sociedad. Haritu: en otro sentido de cosas, el atentado de Barajas ha bombardeado también las esperanzas para la paz. Antonio Azcona: es algo terrible. Dos muertes más, con todo el sufrimiento que esto conlleva. Además, respecto a la realidad de las prisiones, estos atentados dificultan todavía más la problemática de la dispersión de los presos. Y ellos lo saben y por esto mismo se muestran también muy preocupados. Considero que también ellos necesitan la paz aunque, incomprensiblemente, sean sus compañeros los que practiquen la violencia en contra de los intereses de ellos mismos. No lo entiendo.

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Campaña

Javier Sadaba Filósofo

«Hagamos política a lo grande»

La página web de Lokarri sigue siendo el punto de encuentro de cerca de cien voces que reflexionan en torno a la idea del acuerdo.

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(…) Se ha hablado una y mil veces de que el problema vasco es muy complejo. Pero lo complejo se resuelve reduciéndolo a sus elementos simples. Las Naciones Unidas reconocen que cualquier pueblo, por pobre y pequeño que sea, tiene derecho a la autodeterminación y a la independencia (dos conceptos obviamente distintos, pero que suelen ser utilizados toscamente como sinónimos, lo que requiere, una y mil veces, recordar que si no se diferencian o se es un ignorante o un malintencionado). De ahí que sean independientes Vanautu, las islas Vírgenes, las islas Salomón e, incluso, la casi deshabitada isla Santa Elena. Podríamos poner mil ejemplos más, algunos muy cercanos, como es el caso de Andorra o de San Marino. Deberíamos, en consecuencia, relativizar a los Estados y a su divinizada unidad. Por eso y por resumir, para acabar, todo el problema vasco en dos palabras, diría lo siguiente: No entiendo que no se conceda a un pueblo, que la pide, su autodeterminación, como no entiendo que se mate por conseguirla. Entre estas dos incomprensiones radica el agitado problema vasco; agitado porque, en buena parte, interesa a la mala política. Hagamos, por tanto, política a lo grande.


Iñaki Arzoz

Elda Uribelarrea

Artista y promotor de «Artamugarriak»

Pedagoga y feminista

«Provoquemos un huracán de paz»

«Sobran posturas infantiles de reproche»

Frente a los principios inamovibles, el acuerdo, que no es lo mismo que la componenda o la conspiración. El acuerdo político como fruto maduro del acuerdo social, basado en un proceso participativo, que esté a la luz pública, sin reservas ni retrocesos: el acuerdo democrático. (…) Círculo a círculo, nodo a nodo, red a red, entre todos podemos generar una bakesfera o esfera de paz virtual en la cual participe toda la sociedad vasca e incluso se enriquezca con aportaciones desde fuera. Todas son necesarias, ninguna es despreciable o insignificante. El efecto mariposa de la paz ha de contar con todas y cada una de las propuestas, acciones o proyectos, de carácter participativo, si quiere provocar un huracán de paz, para que arrastre todo rastro de violencia. Pero para provocar el efecto mariposa de la paz, resulta imprescindible una implicación, o mejor, una rebelión activista y acktivista, en el interior de las instituciones y de los partidos, de las asociaciones y los colectivos, de los barrios y ayuntamientos, de los grupos de amigos y de las familias, hasta en el interior de uno mismo. (…)

Difícil y fácil esto de llegar a acuerdo. El acuerdo nace bien porque de hecho compartimos, ideas, proyectos, ganas de hacer, o porque sin compartirlos tenemos la voluntad de hacerlo y por ello es necesario acordar. El acuerdo también puede nacer cuando no compartimos, cuando hay un conflicto, y es necesario consensuar. Quiero aclarar que yo entiendo y quiero entender el conflicto como algo positivo, inherente al ser humano, aquello que nos hace crecer y avanzar, y donde la solución viene cuando las partes implicadas ganan. (…) Sabiendo cuales son nuestros mínimos en la negociación, es necesario que podamos partir de aquello que tenemos en común, de aquello que nos une, y a partir de allí avanzar. También es necesario para el acuerdo la voluntad y el compromiso de cumplir aquello que hemos negociado, desde la responsabilidad y la madurez. Nos sobran posturas infantiles de reproche, de trampas en las reglas de juego. La lucha de las mujeres nos muestra cómo es posible hacer la revolución y realizar cambios profundos en la sociedad, en las personas y en el simbólico colectivo, desde la no-violencia. Aprendamos de ella, aprendamos a negociar y hacer política desde una nueva ética.

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Proposamena

Egoera argitu nahi duen proposamen bat Lokarrik alderdiei agenda politikoa adosteko proposamena luzatzen die indarkeriaren behin betirako etetea ekartzeko helburuarekin

Hilabetea iragan dira ETAren Barajas aireportuko atentatutik eta alderdi politiko gehienen eta gizartearen gehiengo baten iritziz joan den martxoaren 22an hasi zen bake prozesua apurtuta dago. ETAk, atentatu honekin, elkarrizketa erabakitzaile bati ekiteko baldintzarik gabeko egoera eragin du. Hala eta guztiz ere, bakerainoko prozesua geldiezina da. Indarkeriarik ezaren eta elkarrizketaren aldeko gizartearen gehiengoaren apustu garbiak, Irailaren 11ko eta Martxoaren 11ko atentatuen ondorioz aldatu zen nazioarteko abagune historikoak eta indarkeriaren arazoari amaiera elkarrizketatua bilatzeko apustu politikoak, hauek guztiek izugarri zailtzen dute ETAk atentatuekin eta erailketekin atzera egin ahal izateko aukera. Hartara, martxoaren 22an hasi zen prozesua apurtu da. Dena dela, bakerainoko prozesua atzera bueltarik ez duen bidea da. Egungo egoera honetan aurrean ditugun erronkak hiru dira: 1) presarekin jardun eta egoera larritu dezaketen erabakiak ez hartu, 2) kalteak txikiagotu eta ekarrizketaren zubiak ez apurtu ala terrorismoaren aurkako iraganeko erabaki politikoetara itzuli, eta 3) egoera argitu. Zentzu honetan, akordioaren eta kontsultaren aldeko herritarren Sarea den Lokarrik egoera argitzeko xedea duen proposamena luzatu nahi du. Prozesua apurtuta dago ekintzek halaxe erakusten

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digutelako, non ETAk konfiantza eragiteko nahikoa ez den su-etena iraunarazten duen. Izan ere, su-eten honek ez du nahikoa sinesgarritasunik berau apurtzeko arriskua hortxe dagoelako. ETAk indarkeriaren amaierarako proposamena luzatu behar du Gizartea ETAk egoera noiz argituko duen zain dago bake prozesu bat eraiki ahal izateko baldintzak sortzeko. ETAk indarkeriarekin behin betirako amaitzeko helburuarekin proposamena aurkeztu behar du. Proposamen honek argia eta atzeraezina izan behar du, erakunde, alderdi poliko eta gizarte osoarentzat bideragarria izango dena. ETAk proposamen gardena aurkeztu behar du indarkeriaren aldeko apustua behin betirako zokoratzeko. Alderdi politikoek bide orri bat adostu behar dute Bestetik, alderdi politikoak indarkeriaren aurrean estrategia komuna adosteko helburuarekin elkarrizketatzen ari diren honetan, alderdi politikoak bide orri bat adostera animatu nahi ditugu non zein urrats eman zehaztuko den, betiere ETAk indarkeriarekin amaitzeko proposamena aurkezten badu. Bake prozesuak izan duen arazoetako bat aukera hau baliatu ahal izateko eman zitezkeen urratsen kontura akordiorik zein definiziorik eza izan da. Hau horrela, alderdiek ETAri er-


«El proceso, entendido como un camino que se inicia el pasado 22 de marzo, está roto, pero el proceso hacia la paz es un camino irreversible» «ETA debe presentar una propuesta para poner fin a la violencia de manera definitiva, que sea clara, irreversible, viable y transitable por instituciones, partidos y el conjunto de la sociedad» «Ahora que los partidos están dialogando para establecer una estrategia común frente a la violencia, queremos animarles a acordar una hoja de ruta que marque los pasos a dar en el caso de que ETA presente dicha propuesta para el final de la violencia»

antzuteko proposamen zehatz bat adostu behar dute, ETAk indarkeriarekin amaitzearen aldeko apustua egiten baldin badu. Definiziorik gabeko egoera hau ez da jasangarria. Euskal gizartea ez dago prest berriz ere indarkeriaren, inkomunikazioaren eta liskarraren urteetara atzera egiteko. Euskal gizarteak indarkeriaren amaiera erdietsi ahal izateko proposamenen gardentasuna aldarrikatzen du. Euskal gizartearen bakerako itxaropenei erantzuna emango dien prozesu berri bat eraikitzeko premia dugu, irmoki indarkeriarik ezaren, elkarrizketaren eta akordioaren alde egiteko premia alegia.

«La sociedad vasca no está dispuesta a aceptar una vuelta a las etapas de violencia, incomunicación y tensión, y exige claridad en las propuestas para lograr el final de la violencia» «Hay que construir de nuevo un proceso que dé respuesta a las esperanzas de paz de la sociedad vasca y apostar de manera firme por la no violencia, el diálogo y el acuerdo»

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A dos bandas

Daniel Martirena Texto Karlos Corbella Fotos

Que no maten

ni mueran

Txaro Arteaga & Toti Martínez de Lezea Cuando llegamos a Larrabetzu (Bizkaia) la nieve que había caído el día anterior sólo perduraba en lo alto del campanario de la iglesia parroquial, aunque derritiéndose muy poco a poco a sus cuatro aguas, como la miel vertida de un cántaro que se desborda. Y fuera hacía frío. Pero no así dentro de la casa de la escritora Toti Martínez de Lezea que es lo más parecido a un bazar de figurillas, objetos y artesanías de barro, porcelana, madera, vidrio o piedra procedentes de la India, China, África y otras partes del mundo, también de las tierras propias. Porque para cuando llegamos, el fuego ya estaba fecundado en una curiosa chimenea erguida y puesta en pie. Y al calor generoso de la lumbre charlaron ella y Txaro Arteaga, la que fuera Directora de Emakunde en el pasado. Así, la palabras que compartieron estas dos viejas amigas discurrieron libres, sin tropiezos, bajo la mirada de Mari, la diosa madre de la mitología vasca, que seguro quiso sumarse al festejo de sopa de cebolla y queso, lomo mojado con vino blanco y pudding de manzana, aupada y al galope de alguno de los vientos que golpeaba el cristal de la ventana, para que sus hijos e hijas ni maten ni mueran, que es lo que también desean todas las féminas,

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tal y como lo reconocieron en algún momento primero Toti y más tarde Txaro.

objetivas para mejorar la situación, a no ser que de verdad se haga caso del clamor popular exigiendo soluciones a este conflicto.

Haritu: bueno, rompamos el hielo… Toti Martínez de Lezea: ¿pero de qué hielo hablas? (Risas) Txaro Artega: ¿hielo entre nosotras? (Más carcajadas) Haritu: lo cierto es que no. Supongo que es un decir, un comentario sin mayor fundamento. El caso es que una cosa es la tempestad de nieve y frío que nos ha agrietado la piel durante estos últimos días y otra cosa, bien distinta, el temporal político, tanto o más helador y áspero que el climatológico. Txaro Artega: pues sí, yo no soy muy optimista. Porque no veo que se den las condiciones

Haritu: ¿a qué te refieres cuando hablas de conflicto? Txaro Arteaga: No es fácil explicarlo en pocas palabras. Toti Martínez de Lezea: te refieres a un conflicto de identidad. Txaro Arteaga: no. Toti Martínez de Lezea: sí. Txaro Arteaga: sí y no. Hay dos planos en este conflicto, o como lo quieras denominar. Por un lado, está eso que se llama proceso de paz, cuya solución pasa porque desaparezca la vio-


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A dos bandas Txaro Arteaga

«En este pueblo hay un sentimiento de identidad que no ha sido barrido por nadie» lencia desde todas las partes, tanto la de ETA como la del Estado. Y por otro, está eso que se ha dado en llamar normalización política, que desde luego tiene que ver con la identidad o con las dificultades que hemos tenido a lo largo de la historia para desarrollar esa identidad. Mi pesimismo viene dado del análisis de la relación de fuerzas a la hora de tener en cuenta este segundo plano puesto que, desgraciadamente, en toda confrontación política lo que cuenta es la relación de fuerzas y este país es muy pequeño, tiene muy poco poder y no es dueño de su devenir histórico porque el poder está en el Estado y la violencia está en todas partes. Toti Martínez de Lezea: arrastramos muchos años de violencia, y no sólo de ETA. Por ejemplo, con eso de que «Spain is different», la transición de este país se hizo desde el olvido, cuando los agravios eran muchos. Murió Franco, pero nos quisieron hacer ver que aquí no había pasado nada. Y lo que dejábamos atrás era ni más ni menos que una Guerra Civil donde murieron nuestros padres y abuelos. Nosotras mismas sufrimos de jóvenes las consecuencias de esa guerra. Así, pese a que se puede aceptar poner buena cara en nombre de una reconciliación, también es lógico que no se quiera que sigan mangoneando los mismos que mangonearon durante los casi cuarenta años de dictadura. Y todo eso ha creado un poso, aunque muchas personas estemos dispuestas a caminar por otros senderos. Sin embargo, sucede que hay otras que no lo están, en ambos lados, en los dos extremos, unos para seguir manteniendo el poder y otros para conseguirlo. Mientras tanto, en el medio estamos todos los demás que querríamos y desearíamos otra realidad que sólo alcanzaremos si nos sentamos y dialogamos, o mejor dicho: si «ellos» se sientan y dialogan. Txaro Arteaga: además, en este pueblo hay un sentimiento de identidad que no ha sido barrido por nadie, sentimiento que es anterior

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al franquismo. Nuestra historia viene de mucho más atrás. Una vez le oí a alguien decir que sólo nos separan seis abuelas del Reyno de Navarra. Al único Estado que ha tenido este pueblo la soberanía se le arrebató por las armas. Y a partir de ahí se va transmitiendo ese deseo de recuperación de un ente, no sé como llamarlo, que nos permita ser dueños de nuestra historia. Así, esos deseos no han podido ser aplastados por todos los avatares de la historia. Hablo de sentimientos. Es cierto. De hecho,

cuando se apela a la razón en lugar de al corazón, parece como que los sentimientos no tienen importancia. Sin embargo, creo que los sentimientos son los que mueven las vidas de las personas. Ahora bien, no justifico a las gentes que optan por defender estos sentimientos de identidad desde la violencia de las armas. Tengo muy claro que la solución nunca vendrá de la lucha armada. Pero también es verdad que nos estamos enfrentando a una violencia de Estado que pretende imponerse.


Toti Martínez de Lezea

«El mito de que somos un pueblo cerrado a cal y canto es falso» no de Navarra. Además, duró muy poco tiempo. Araba, Gipuzkoa y Bizkaia desde el año 1200 ya no pertenecían al Reyno de Navarra pues habían sido anexionadas a Castilla, aunque también por conquista. No obstante, puede constatarse que existe un pasado común de las tierras vascas, también de las de Iparralde, pasado que supera la cuestión de las regiones, los Estados, los reyes o los Gobiernos. Hablo de una cultura común cuyo mayor exponente es la lengua, que aún hoy perdura. Además, es curioso comprobar cómo a lo largo de la Historia nunca se ha llegado a dominar a esta tierra. Las crónicas de los Reyes Godos atestiguan un intento continuo de pacificación de las tierras de los vascones. En tiempos de los romanos sucedió lo mismo. Y también con los árabes. Haritu: ¿hay riesgo para la mitificación?

Haritu: Toti, en tu caso, eres una escritora de novela histórica de enorme éxito. En este sentido, ¿puede la Historia aportar alguna clave para la superación de nuestro problema de violencia? Toti Martínez de Lezea: la Historia está ahí, pero no se trata de echar para atrás y recuperarla. La cuestión radica en que cada pueblo tiene derecho a decidir en cada momento lo que quiere ser, pero no porque en el pasado hubo un Rey-

Toti Martínez de Lezea: ¡por supuesto que no hay que mitificar la Historia! No se debe mitificar ni el Reyno de Navarra, ni a sus reyes que iban a lo que iban, es decir, a lo que les interesaba. Sin embargo, el pueblo sí que seguía manteniendo una identidad común, identidad que han ido adoptando todos los pueblos que han pasado por aquí y se han quedado; que han sido muchos. El camino de Santiago pasaba por Navarra, Araba y la costa y por él llegaron gentes que se quedaron. Debido a la costa, también hemos tenido mucha relación con Inglaterra y Francia. Es decir, el mito de que somos un pueblo cerrado a cal y canto es falso. Por lo mismo, los castellanos, andaluces, extremeños que en el pasado llegaron a estas tierras también terminaron por asumir la identidad vasca. Puede que no en su primera generación, pero sí en la segunda y en la tercera. No me digas por qué. ¿Les resultaba atractiva? No lo sé. No obstante, la cuestión es que en el momento actual los habitantes de este pueblo quieren decidir sobre su futuro. ¿Qué hacemos entonces? Txaro Arteaga: el reto es dar respuesta a la reivindicación de un sentimiento de no ade-

cuación que todavía está buscando cauces. La pregunta es cuándo los pueblos son dueños de sus propias decisiones. En este momento histórico, sólo cuando son un Estado. No tengo ni idea cuál ha de ser el camino a transitar en esta dirección. Ahora bien, tengo muy claro que tenemos que ser las personas que vivimos en este país quienes debemos decidir. Pero, sucede que lo están decidiendo los Estados español y francés. Toti Martínez de Lezea: cuando se habla de democracia deberíamos estar refiriéndonos a la decisión del pueblo para tomar las decisiones. Pero, si estamos dentro de las democracias española y francesa, lógicamente nuestro pueblo es minoritario, con diferencia. Estamos hablando de cincuenta millones de habitantes por cada lado en contra de apenas tres. Por esto, nunca jamás podremos conseguir nuestros objetivos si el resto decide que no tenemos derecho a ello. Y no hablo de la independencia o la autodeterminación, sino también de otros muchos aspectos de la vida política, económica y jurídica, las leyes, los parlamentos... Por ejemplo, hoy por hoy, no podemos elegir a nuestros jueces. Txaro Arteaga: pues ahí es donde se ve la dependencia. Y esto seguirá siendo así mientras la relación de fuerzas sea la que tú muy bien has descrito. Toti Martínez de Lezea: sin embargo, habría que cambiar mucho el contexto y la dimensión del concepto de independencia, no sólo en España y Francia, también en Europa. ¿Dónde ha quedado la Europa de los pueblos? Además de los vascos, también hay muchos otros pueblos en Europa que no tienen voz. Hablemos de los catalanes, gallegos o andaluces. Hablemos también de Bretaña o Normandía. Tanto es así que todos los Estados europeos cuentan con sus minorías. Por eso, el problema no creo que sea tanto la independencia de todos estos pueblos. El reto es

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A dos bandas Txaro Arteaga

«No es en el respeto en lo que se basan las relaciones de poder» el respeto. El problema no es formar parte o no de un Estado superior o más fuerte. El problema aparece cuando ese Estado superior no respeta la identidad y los derechos de los pueblos minoritarios que lo conforman. Por mucho que tengamos un Gobierno Vasco, ninguna decisión que tome este Gobierno vale si no lo aprueban primero en Madrid. Su tarea es meramente administrativa. Txaro Arteaga: me estás dando la razón. No es en el respeto en lo que se basan las relaciones de poder, sino en la fuerza, entendida ésta como quieras. Ghandi ejercitó la fuerza desde la no violencia. La fuerza de la razón y del sentimiento puede ser otra. No estoy hablando de violencia física. Algo semejante ocurre con las relaciones entre hombres y mujeres en el sistema de género que vivimos. Haritu: ¿en qué sentido? Toti Martinez de Lezea: en que en los órganos de poder y de decisión los hombres son mayoría, como de hecho en el mundo de la literatura, en el empresarial, en la judicatura... Txaro Arteaga: y en todos aquellos ámbitos en los que el poder importa, pero esto es consecuencia de un sistema establecido: a hombres y a mujeres se nos asignan papeles diferentes en la sociedad y se nos socializa para que respondamos a esos papeles. La consecuencia es que los hombres mayoritariamente están en el trabajo remunerado y las mujeres realizan, también mayoritariamente, el trabajo no remunerado. Y además todo ello trae consigo unos valores de género que se asignan también y que se aprenden, y que tienen que ver con la dominación y la sumisión. En los países más avanzados, y gracias a la lucha feminista, estos papeles están cambiando, pero muy poco a poco y con mucho esfuerzo y sufrimiento. Y ahí están los datos de la violencia contra las mujeres. Pero el sistema en sí no cambia, porque las mujeres no tenemos la fuerza suficiente para enfrentarnos al sistema

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y cambiarlo. Porque es una lucha de intereses y quien tiene más fuerza la ejerce de una u otra forma. En el conflicto de intereses entre pueblos y Estados ocurre lo mismo. Los Estados nos «dejan» aquellas parcelas que no supongan ningún riesgo para que ellos sigan dominando. Toti Martínez de Lezea: por mucho que la democracia asegure los mismos derechos a hombres y a mujeres. Txaro Arteaga: en teoría, porque llevarlo a la práctica nos va a costar mucho más. Hay que tener en cuenta que la inclusión en la agenda política de la desigualdad entre mujeres y hombres es una conquista reciente y su desarrollo va a exigir muchos cambios a muchos niveles. Hace todavía muy pocos años necesitábamos el permiso paterno o marital para sacar un pasaporte o abrir una cuenta en un banco. Esto hoy parece un chiste, pero no lo es. Son pequeñas conquistas, porque donde reside el poder real de los cuatro poderes, del político, del militar, del religioso y, sobre todo, del económico, está en manos de los hombres. Haritu: pero cada vez menos. ¿O no? Txaro Arteaga: Que ha habido avances es innegable, pero gracias a las luchas de las mujeres y a la de algunos aliados que nos hemos encontrado en el camino. Pero el esfuerzo está siendo tremendo. Además, como decía antes, nos dejan entrar en aquellos ámbitos en donde no supongamos un riesgo para que ellos sigan dominando, y si no mira cuántas estamos en los ámbitos de decisión económicos, que son los que de verdad mueven el mundo. Y en la política ocurre lo mismo. Va nuestro Lehendakari al Parlamento español intentando que se comprendan nuestros puntos de vista, que nos escuchen, ¿y qué es lo que sucede? Toti Martínez de Lezea: entre otras cosas, que lo insultan.

Txaro Arteaga: y ni lo escuchan. ¿Y tú hablabas de respeto? No. Lo que tienen es el poder y lo ejercen. Yo no tengo poder pero ejerceré mi derecho como ciudadana a opinar lo que crea mejor para mí y para mi gente. Haritu: sin embargo, también escuchamos las voces de otras personas vascas que reconocen su miedo para autoproclamarse como ciudadanas españolas o francesas, puestas en el caso de Iparralde. ¿Qué hacemos entonces? Toti Martínez de Lezea: está clarísimo que no toda la población del País Vasco es independentista. Es más, este pueblo nunca ha tenido ningún problema en asimilar la pluralidad de sus gentes, sean nacionalistas o no, sean de derechas o de izquierdas, patriotas o apátridas. Por otro lado, en el caso de ETA, sus comandos también han asesinado a personas vascas, incluso a nacionalistas, hasta de la izquierda abertzale, aunque desde determinados medios de comunicación sólo se hace hincapié en los muertos llamados «constitucionalistas». El problema es que aquí, sobre todo en estos últimos tiempos, ser solidaria con las víctimas de la violencia de ETA exigía, a su vez, compartir unos planteamientos políticos muy concretos. Pues no. En absoluto. Que políticamente no estés de acuerdo con unas personas, no quiere decir que no las apoyas cuando sus derechos son vulnerados. Y esta idea me vale tanto para un lado como para el otro, que también sufre otro tipo de violencia. Esto ha sucedido porque el dolor se ha politizado, porque nos han hecho creer que todo es blanco o negro. Y esto es un error. Entre el blanco y el negro la paleta de colores es muy grande, más en nuestro caso donde hay más partidos políticos que en otros lugares. Haritu: como el doble. Toti Martínez de Lezea: y luego están la mil y una asociaciones. Siempre me sorprende la guerra que damos para ser un pueblo tan pequeño, donde cada uno de nosotros casi somos un par-


Toti Martínez de Lezea

«El dolor se ha politizado y se nos ha hecho creer que todo es blanco o negro»

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A dos bandas Txaro Arteaga

«Tenemos muy poca cultura del diálogo, y menos aún de la escucha»

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Toti Martínez de Lezea

«Nosotras no queremos que nuestros hijos mueran, ni que nuestros hijos maten» tido político en sí, o una coordinadora de vete tú a saber qué. Aunque no me extraña. La cantidad de personajes mitológicos que tenemos también es muy superior a la de otros pueblos. La mitología vasca es riquísima para lo pequeños que somos. Puede que todo influya. Txaro Arteaga: el problema también es que tenemos muy poca cultura del diálogo, y menos aún de la escucha. No ejercitamos la empatía. No nos ponemos en el lugar de la otra persona, en su pellejo. No intentamos comprender a quien piensa distinto. Esto sucede así en nuestras relaciones personales y termina reflejándose en el ámbito político. Nos hacen falta también muchas dosis de generosidad y bondad, que es lo que me parece a lo que apelas. Sin embargo, me temo que en el juego político, como por desgracia también sucede en el ámbito de las relaciones humanas, dominan los intereses, la falta de generosidad, la falsedad y la falta de ética. Me gustaría creer en lo contrario, pero me cuesta, porque veo con pesar cómo en la esfera política cada vez se aplauden menos las conductas de compromiso, seriedad, generosidad, servicio y responsabilidad. Toti Martínez de Lezea: parte del mal que padecemos viene desde los partidos políticos. La crispación que se percibe en los partidos políticos no existe entre la ciudadanía. Además, esta crispación política es de cara a la galería, ya que después de echarse los trastos a la cabeza delante de los micrófonos y las cámaras de televisión, luego todos se llevan estupendamente bien y se van a cenar juntos. Y alentados por los partidos políticos, los medios de comunicación también azuzan la crispación social. Por ejemplo, es mentira que haya 200.000 personas exiliadas por sus ideas anti-nacionalistas. Puede que haya 200.000 vascos fuera del país, pero la mayoría lo está por motivos laborales. De hecho, conozco a gente que ha ido a Madrid a trabajar, pero que luego dicen que estaban acosados. Bueno. ¿De qué vamos?

Txaro Arteaga: hay una desinformación interesada sobre la realidad vasca. Es evidente. Toti Martínez de Lezea: entre otras cosas, nos presentan como si fuéramos racistas. Además, algunos medios de comunicación dan voz a quienes se la dan. En este pueblo hay mucha gente conciliadora. También en el Estado español. Pero no aparecen ni en radio, ni en televisión, ni en los periódicos. Cuando sales fuera, todavía te preguntan que cómo puedes vivir en el País Vasco, como si esto fuera el Líbano. Un poco de respeto, información y sentido común, es lo que hace falta por parte de todos. Txaro Arteaga: todos conocemos a gente de fuera que quiere enterarse y comprender qué es lo que sucede aquí. Pero a veces se te cae el alma a los pies. En Madrid, por ejemplo, me ha pasado que gente en principio culta e informada me ha dicho que, vete a saber por qué, yo no parecía vasca. ¿Pero cuál es la imagen que tienen de nosotras? Se sorprenden cuando nos ven capaces de razonar, de exponer ideas, sin acritud, con respeto,aunque éstas sean muy contrarias a las suyas. Toti Martínez de Lezea: el problema es el de la simplificación que defiende que todos los vascos somos terroristas, los gallegos son narcotraficantes, los valencianos asesinos de mujeres, los andaluces vagos, los madrileños chulos y los catalanes avaros. Todo esto es una gran mentira que hace muy flaco favor al entendimiento que necesitamos. Ahora bien, es muy difícil convencer al ya convencido. Por eso, debemos llegar a un punto intermedio donde ambos interlocutores cedan algo de terreno. Lo que no podemos hacer es cerrarnos en banda y colocar etiquetas antes incluso de que el otro abra la boca. Y en este aspecto todos cojeamos bastante. No podemos echar los balones sólo fuera. Haritu: ¿y qué pasa en el caso particular de las mujeres? ¿Tenéis alguna capacidad parti-

cular para tejer los mimbres del acuerdo? Ambas habéis firmado la iniciativa de Ahotsak que trabaja en esta dirección. Txaro Arteaga: en nuestro proceso de socialización, las mujeres hemos desarrollado un aprendizaje hacia la comprensión y la empatía. Nuestra obligación ha sido cuidar a los demás para que todos estén bien. Y en este aprendizaje es posible que haya un sustrato más favorable al acuerdo. Y no por ser mujeres, pero sí por ser ciudadanas, tenemos que participar en la política desde esta perspectiva. En otros conflictos hay iniciativas de mujeres que han jugado un importante papel. Reconociendo los límites de los estereotipos, la cultura de los hombres es más dada a la confrontación, la imposición y el belicismo. Toti Martínez de Lezea: y es que estamos viendo cómo los partidos políticos ya han empezado a meter caña a Ahotsak. Y en los partidos políticos, no está de más recordarlo, dominan los hombres que parece que no pueden entender cuál es la filosofía mayoritaria entre las mujeres. Haritu: ¿cuál es? Toti Martínez de Lezea: nosotras no queremos que nuestros hijos mueran, ni que nuestros hijos maten. Así de sencillo. Queremos que nuestros hijos sean libres. De hecho, las guerras las hacen los hombres; son hombres quienes vociferan y se pelean en los campos de fútbol, quienes organizan pandillas y se enfrentan en las calles, quienes maltratan a sus compañeras e hijos... No ves mujeres sacando cuchillos ni navajas. Vale que de vez en cuando nos tiramos de los pelos, pero son casos tan extraordinarios que aparecen en titulares. Sin embargo, también es verdad que muchas veces la mujer, cuando alcanza el poder, actúa como un hombre. La mujer, si quiere mantener su estatus dentro de nuestra sociedad masculina, tiene que convertirse en hombre.

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A dos bandas Txaro Arteaga

«Pero, ¿y qué pasa con las mujeres asesinadas por sus parejas?»

Txaro Arteaga: las mujeres asumimos también los valores del sistema. Por eso, muchas mujeres que llegan al poder asumen la cultura masculina para así poder sobrevivir y llegar a los puestos de decisión. Lo que socialmente se valora es lo masculino. Por eso todas queremos ir a trabajar fuera, etcétera. Por eso hemos abandonado las tareas domésticas. Nuestras hijas ya no saben cocinar un arroz con almejas. No hemos sido capaces de transmitir a las mujeres que vienen detrás el valor de la cultura femenina. Comemos tres veces al día por lo que saber cocinar debería ser casi lo más importante para sobrevivir. Toti Martínez de Lezea: para las mujeres, pero también para los hombres. Txaro Arteaga: por supuesto. Suelo hacer un símil con los carriles del ferrocarril. Hombres

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y mujeres hemos ido por dos carriles diferentes y hemos desarrollado papeles diferentes y cultivado valores distintos. Ahora tendríamos que ir hacia un solo carril en el que incorporáramos lo positivo de ambos, universalizándolo, y neutralizáramos lo negativo que hemos desarrollado en ese mundo desigual. Haritu: Pero, ¿y es inevitable que la mujer asuma la cultura masculina? Reconocer que no hay otra alternativa sería tanto como anticipar el fracaso de Ahotsak. Toti Martínez de Lezea: cuando la mujer ha peleado por conseguir un puesto en la política, en la industria, en la universidad… lo ha hecho casi de forma individual. Pero, en Ahotsak, no está una mujer sola, somos muchas. En Ahotsak se han encontrado unas mujeres que están dispuestas a ceder parte de sus ideas políticas en be-

neficio de las demás y por tanto, a favor de la sociedad. Es muy fácil que una mujer adopte las dinámicas masculinas si su lucha tiene como meta la dirección de una empresa. En ese caso puede que no le quede otra alternativa. Pero la filosofía de Ahotsak es otra. Txaro Arteaga: y ya se han dado cuenta, tanto que han empezado a preocuparse por nosotras desde el más puro paternalismo. Las mujeres de este país hemos avanzado ideológicamente en algunos aspectos mucho más que la mayoría de los hombres. Nuestras mujeres políticas están por delante en la reflexión sobre la generosidad, el acuerdo y la convivencia. Otra cosa es que podamos llegar o no al objetivo de la paz y la libertad. Ahora bien, la solución está más cerca de las fórmulas de relación de las mujeres que de las maneras de relación de los hombres. De


Toti Martínez de Lezea

«O se habla con ETA, o con quien haga falta, o que dejen de contar milongas» hecho, está claro que las fórmulas de los hombres no nos han servido. Toti Martínez de Lezea: más claro que el agua. Txaro Arteaga: por eso digo que debemos intentarlo a nuestra manera, aunque no sea fácil. En Ahotsak hay dificultades pero se trabaja para superarlas. Toti Martínez de Lezea: pero Ahotsak ha sido capaz de avanzar hasta un punto al que no han llegado los partidos políticos. Han sido capaces de dejar de lado parte de su orgullo político y militante para escuchar a la otra parte. Es verdad que faltan las mujeres del Partido Popular y de la derecha francesa. Es una pena. Ojalá también estuvieran ahí. Ahora bien, también es una lástima el desprestigio al que están siendo sometidas las miembros de Ahotsak, que si son sólo unas cuantas mujeres con poca cabeza y muchas ganas de protagonismo... Txaro Arteaga: es lo de siempre. Siempre se ha intentado desprestigiar el feminismo o aquellas mujeres que han pretendido ejercer su libertad, manipulándolo de una forma muy interesada, destacando sólo las estridencias. Por otro lado, se han promovido las mismas dinámicas de desprestigio desde el Estado hacia el pueblo vasco, destacando por encima de todo la violencia de ETA que, claro está, es más que una desgraciada estridencia. Haritu: que parecía olvidada aunque con el atentado de Barajas nos ha demostrado, con la más cruda de todas sus caras, que sigue estando ahí. ¿Cómo os pilló la noticia? Toti Martínez de Lezea: muy mal. Me puso de muy mala leche. Ya está bien. No obstante, me molesta la falsa misericordia que se ha tenido con los dos ecuatorianos muertos. En este país hay miles de ecuatorianos a los que

a día de hoy se les sigue negando los papeles, se les sigue explotando. Sin embargo, durante la semana posterior al atentado, los ecuatorianos eran el «no va más». Pero ahora vuelven a estar en el olvido. Vuelven a no interesar. Sin embargo, la pregunta es otra: ¿pero qué se ha hecho durante nueve meses de alto el fuego? Parece que no mucho. Además, ahora volvemos a escuchar esto de que se volverá a hablar con ETA cuando dejen las armas. Pues sucede que cuando ETA deje las armas ya no habrá ninguna necesidad de hablar con ella. Así de sencillo. Así de claro. Lo mismo pasa con Batasuna, que no hablarán con ellos hasta que no se legalicen. Pero, como no les permiten legalizarse, ya me dirán qué se puede hacer. Del mismo modo, hemos oído hablar de diálogo.

rís, o en Alcorcón. Ni tan siquiera hay tiempo para educar a los hijos porque hay que trabajar de sol a sol para pagar un piso. De hecho, estoy convencida de que a la gente de la calle le preocupa mucho más todo esto que los atentados de ETA, sin que estos nos dejen de importar. Pues bien, o se habla con ETA, o con quien haga falta, o que dejen de contar milongas. Txaro Arteaga: sólo quiero señalar un dato. Si ETA hubiera matado el año pasado a más de setenta personas, que son las mujeres que murieron como consecuencia de la violencia de género, ¿cómo creéis que estaríamos en este país? Estaríamos al borde de la guerra civil. Toti Martínez de Lezea: por lo menos, estaríamos en estado de sitio.

Haritu: ¿y? Toti Martínez de Lezea: el diálogo entre Txaro y yo no tiene ningún mérito porque somos amigas. El diálogo que necesitamos es el que han de entablar las partes antagónicas. De hecho, respecto al proceso de paz, nos han vendido una moto falsa, como que todo estaba ya solucionado porque ETA había decretado el alto el fuego permanente. Pues no. No es así de fácil. ETA está involucrada en lo que ella entiende por una guerra y dudo mucho que prescinda de la lucha armada así porque sí. Sin embargo, me temo que hay intereses muy concretos en dirigir las preocupaciones de la población hacia este problema que, por muy grave que sea y que lo es, no es el único. También nos preocupa, y mucho, la violencia de género. Y también estamos preocupadas por el futuro de nuestros hijos y nietos. ¿Qué mundo estamos construyendo? ¿Dónde están los valores humanos? Hoy por hoy prima más lo que sale en la televisión que lo que se puede aprender en casa. Y se queman mendigos, y se queman coches, y no sólo aquí, también en Pa-

Txaro Arteaga: no le quiero quitar ninguna importancia a los dos muertos en Barajas. Ninguna. Pero, ¿y qué pasa con las mujeres asesinadas por sus parejas? Está claro que tenemos delante de nuestros ojos un problema de una gran magnitud. Toti Martínez de Lezea: sin embargo, cuando planteamos un argumento de este tipo, al momento nos acusan de intentar justificar, o por lo menos de entender, la violencia de ETA. Pues no. Lo que sucede es que el llamado «problema vasco» termina ocultando otros problemas que atañen muy directamente a la ciudadanía, incluso de un modo más directo. Así, me resulta inevitable pensar a quién le interesa la permanencia de ETA. Haritu: ¿y a quién? ¿Tiene alguna respuesta la pregunta que planteas? Toti Martínez de Lezea: por lo menos, a mí no. Txaro Arteaga: lo cierto es que parece que el Estado puede asumir esta situación.

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A dos bandas Txaro Arteaga

«La política se ha reducido a la búsqueda de los argumentos que me diferencian del adversario» Haritu: pero son los miembros de ETA quienes deciden empuñar una pistola. Toti Martínez de Lezea: es cierto y ésa es su responsabilidad ante la sociedad, el pueblo y la Historia. Pero, ¿y qué ha hecho el Estado durante estos nueve meses de tregua? No ha hecho nada, o al menos, no lo suficiente. Txaro Arteaga: ETA no existía hace sesenta años. ETA es la consecuencia de una situación no resuelta. Sus objetivos pueden tener semejanza con los de otras muchas personas de este país, pero que optan por métodos y medios pacíficos. Y ahí está precisamente el error de ETA, tanto política, como éticamente. Haritu: pero en otras partes del mundo también hay problemas de identidad y violencia parecidos al vasco pero donde no existe la lucha armada. Sin ir más lejos, ahí está Catalunya. Toti Martínez de Lezea: también es cierto. Los catalanes son mucho más listos que los vascos. Txaro Arteaga: lo que sí son es más prácticos. Toti Martínez de Lezea: a veces envidio la forma que los catalanes tienen para defender su cultura y su lengua, aunque cada cierto tiempo los periódicos subrayan que hay racismo y discriminación hacia quienes no hablan catalán. Mentira. Voy a Catalunya a menudo y nunca he tenido ningún problema. Como ninguna persona que viene a Euskal Herria y no sabe euskera. En general, me parece que en Catalunya no les importa tanto pertenecer a un país o a otro y a este respecto, están más unidos que los vascos en las reivindicaciones que creen necesarias a fin de mantener su idiosincrasia. Txaro Arteaga: no estoy tan segura de esto. Mira todo lo que ha sucedido con el Estatut…

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Toti Martínez de Lezea: en todo caso, ellos construyen torres humanas y a nosotros nos gusta la lucha de carneros.

dos políticos según quien la presente, con independencia de que la moción sea o no del interés de la ciudadanía.

Txaro Arteaga: imagino que es una cuestión de buscar equilibrios.

Txaro Arteaga: estoy de acuerdo. En muchos casos, el posicionamiento es previo. La política se ha reducido a la búsqueda de los argumentos que me diferencian del adversario en lugar de buscar los puntos que podamos tener en común.

Toti Martínez de Lezea: pero es muy triste que los vascos no podamos hablar entre nosotros sin que nos demos de frente, sin que andemos a copetazo limpio. Txaro Arteaga: lo más seguro es que a las vascas y a los vascos nos hace falta mayor flexibilidad y apertura de pensamiento. Aunque ello no signifique hacer dejación de tus principios. Toti Martínez de Lezea: nuestro drama es que no podemos decir muchas cosas. No podemos decir que, es sólo un ejemplo, apoyamos los derechos de los presos sin que la derecha se nos eche encima. Por lo mismo, no podemos decir que creemos en la libertad de la derecha española a existir sin que la izquierda arremeta en nuestra contra. Para muchas cosas, seguimos sin tener una libertad individual, una libertad no militante que esté al margen de los parámetros de los partidos políticos, que sólo nos implique en nuestra individualidad. De hecho, reivindico el derecho a no ser militante de nada, a ser sólo militante de mí misma. Txaro Arteaga: pero se puede ser una persona militante de una alternativa concreta y, al mismo tiempo, defender los derechos que le corresponde a la otra persona por mucho que milite en otro partido político distinto al mío. En la defensa de los derechos no se puede ser excluyente. Toti Martínez de Lezea: pero este actuar según las siglas se ve a todos los niveles, en todos los aspectos de la política. Una moción es rechazada o apoyada por el resto de los parti-

Toti Martínez de Lezea: eso sí, es vergonzoso que se pongan de acuerdo para subirse el sueldo, que es lo que ha ocurrido hace poco en el Parlamento Vasco, y no sean capaces de sentarse a hablar. Más todavía cuando su sueldo se lo pagamos nosotros, porque los políticos son nuestros empleados, los administradores de nuestra propiedad. Pero, pese a todo ello, son incapaces de hablar para solucionar un problema que realmente nos preocupa. Bien, vale, ¡todos al paro entonces! Por esto mismo es importante que pregunten a la ciudadanía qué es lo que quiere. Obligatorio. Aunque, tengo poca confianza en las consultas como sucedió en Treviño, que siguen igual después de que la mayoría de sus habitantes votaron por la unión con Araba. Txaro Arteaga: ¿y por qué no se les ha hecho caso? Porque el poder está en otro lado. Toti Martínez de Lezea: de hecho, supongamos que nos preguntan si queremos ser o no independientes. No lo sabemos todavía. Todos los partidos hablan en nombre del pueblo vasco. También ETA. A mí me encanta esto. ¿Pero qué sabrá nadie lo que queremos ser si todavía no hemos sido consultados? Así que nadie hable en mi nombre mientras no sea preguntada. Haritu: «El ojo por ojo nos va dejando a todos tuertos». Esta reflexión se puede leer en la página web de Lokarri dentro de las opiniones que 100 personas relevantes de la sociedad han hecho en torno al acuerdo. Toti, la autora


Toti Martínez de Lezea

«Es vergonzoso que los políticos se pongan de acuerdo para subirse el sueldo» Toti Martínez de Lezea: reconozco que si fuera la madre de un asesinado tal vez no me haría ninguna gracia que los asesinos de mi hijo estuvieran en la calle. Y se dan casos en ambos lados. Txaro Arteaga: pero estamos hablando de la ley, no de venganza. Es así. Toti Martínez de Lezea: ¿es la justicia justa? ¿Son los jueces imparciales? ¿Quién los designa? Pero no me atreveré yo a cuestionar la independencia de los jueces, por lo que pueda pasar. Y luego vemos también cómo han encausado al Lehendakari por hablar con los representantes de Batasuna, y a éstos por la misma razón. Por mucho que algunos políticos insistan en decir eso de ETA-Batasuna, si los militantes de la izquierda abertzale fueran de ETA estarían en la cárcel. Y no lo están. Ibarretxe tiene derecho a hablar con quien le dé la gana, con ellos o con la vecina del quinto. Txaro Arteaga: derecho y obligación. Lo que pasa es que hay gentes que para conseguir el poder en Madrid necesitan acudir al siempre recurrente enemigo vasco que, en este caso, ha tomado la figura de Ibarretxe.

Txaro Arteaga: la frase de Toti es muy clarificadora y en pocas palabras refleja lo que puedes decir en un discurso más elaborado. Así, sí que creo que sobre Iñaki de Juana Chaos está primando la venganza sobre la justicia.

sa, muy personales y particulares, pero la ley es otra cuestión y en el caso de Iñaki de Juana no se está aplicando, como en otros muchos casos. De Juana ya ha cumplido la pena a la que fue condenado. Ya ha respondido ante la ley española. Otra cosa es que no quieran dejarlo libre y que se escuden en dos artículos de opinión, pero, entonces, deberían decirlo con claridad.

Toti Martínez de Lezea: los pensamientos y los sentimientos de las personas son una co-

Txaro Arteaga: mientras tanto Amedo está en la calle por depresión.

eres tú misma. Estos últimos días he recordado esta frase mientras veía lo sucedido en torno al caso de Iñaki de Juana Chaos.

Toti Martínez de Lezea: y mientras tanto el problema se va complicando todavía más. En fin. Habrá que insistir en el diálogo y la palabra, porque nos gusta este pueblo, porque lo queremos. Txaro Arteaga: y formamos parte de él. Toti Martínez de Lezea: vivimos en él. En definitiva, porque queremos que, de una vez por todas, se llegue a una solución, se alcance un acuerdo, pero, para eso, han de quererlo también todas las partes implicadas.

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Orratza

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María Garcia Texto

Poco más de

7

minutos

La organización de ayuda médico-humanitaria «Médicos sin fronteras» acaba de hacer público el listado de las diez crisis olvidadas o lo que es lo mismo, un informe que pretende resumir el destino de miles de personas consideradas «desechables» y «prescindibles», sobre todo si tenemos en cuenta que en los informativos de televisión de EE.UU. tan sólo les han dedicado siete minutos y veinte segundos. Millones de personas luchan por su supervivencia en el mundo. Muchas de ellas apenas encuentran motivos para seguir respirando en medio de catástrofes de origen natural. Otras miles sobreviven enredadas en conflictos violentos que parecen estar engangrenados. Y por si todo esto fuera poco, el día a día de la mayoría de estas personas apenas recibe el eco mediático en los televisores de plasma del primer mundo. En este sentido, tal y como subraya la organización «Médicos sin fronteras», convencidos de que «el silencio es el

mejor aliado de la injusticia», la revista Haritu dedica estas páginas «a este especial ranking del olvido», donde se destacan las diez crisis más olvidadas del año pasado. Hablamos de Chechenia, la República Centroafricana, Sri Lanka, la República Democrática del Congo, Somalia, Colombia, Haití e India. Además, para «Médicos sin fronteras» también tienen especial atención las crisis que hacen referencia a la tuberculosis y a la desnutrición aguda que padecen millares de mujeres y hombres, niñas y niños.

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Orratza República Centroafricana,

resurgimiento del conflicto En 2006, la población civil de la República Centroafricana (RCA) fue de nuevo víctima de la violencia durante el último episodio de un conflicto plagado de golpes de Estado y rebeliones desde que el país se independizó de Francia en 1960. Y una vez más, el sufrimiento de los 3,6 millones de habitantes del país ha pasado desapercibido a los ojos del mundo. Desde noviembre de 2005, se han sucedido los enfrentamientos entre tropas gubernamentales y varios grupos rebeldes en el noroeste del país. Los civiles, sospechosos de apoyar a uno u otro bando, se han convertido en objetivo y han quedado atrapados entre dos fuegos. Muchas aldeas a lo largo de las carreteras han sido atacadas, saqueadas o incendiadas. Se estima que 100.000 civiles se vieron obligados a abandonar sus hogares y otros huyeron al vecino Chad, mientras que otros buscaron refugio en el monte, expuestos a las inclemencias del tiempo, sin refugio adecuado, agua limpia o atención sanitaria. MSF empezó a trabajar en el noroeste de la RCA en noviembre de 2005 y fue ampliando sus actividades durante 2006, ofreciendo atención primaria y secundaria de salud en Kabo,

Batangafo, Paoua, Markounda, Boguila y sus alrededores, a personas sin acceso a los servicios de salud más básicos. En 2006, MSF realizó más de 200 intervenciones quirúrgicas mensuales. Varios equipos móviles de MSF en la zona proporcionaron atención médica a personas que se habían refugiado en el monte, efectuando una media de 1.800 consultas a la semana. Las principales afecciones de los pacientes, muchos de ellos niños menores de 5 años, eran malaria, lombrices o infecciones respiratorias agudas. En otoño de 2006, el resurgimiento de la violencia en torno a Paoua, Markounda y Kabo de nuevo obligó a muchas personas a huir al monte. A finales de octubre, la Union des Forces Démocratiques pour le Rassemblement (UFDR) lanzó un ataque en el noreste del pais y se hizo con el control de Birao, Ouanda Djallé y otras ciudades. Los civiles se vieron privados de ayuda porque las autoridades negaron a MSF y a otras organizaciones humanitarias el acceso a la región. En diciembre, las fuerzas gubernamentales recuperaron el control de la zona y finalmente se permitió a los equipos de MSF hacer una evaluación de las necesidades.

Chechenia,

cicatrices físicas y psicológicas El conflicto en Chechenia y sus consecuencias para la población civil han pasado prácticamente desapercibidos para el resto del mundo. Aunque su intensidad haya podido disminuir, para muchas personas que han vivido los altibajos de este amargo conflicto que dura ya 12 años, las cicatrices físicas y psicológicas siguen estando ahí. La mayoría de chechenos desplazados a la vecina república de Ingushetia durante las fases más crudas del conflicto ya han retornado. A pesar de que en la capital, Grozny, y en otras pocas ciudades la reconstrucción se ha agilizado en este último año, miles de retornados todavía no tienen una casa a la que volver y viven en albergues temporales. Aunque el Gobierno ruso ha transferido algunas responsabilidades a las autoridades lo50 Haritu

cales chechenas en materia de seguridad, la violencia, los secuestros y los abusos continúan. El año pasado también se produjo un aumento de la violencia en las vecinas repúblicas de Ingusetia y Daguestán, pero los trabajadores internacionales de ayuda, los observadores y los periodistas todavía tienen un acceso limitado a la región. Los años de conflicto también han hecho estragos en el sistema de control de la tuberculosos de la república, donde MSF está dando apoyo a cuatro de los cinco centros de tratamiento existentes. En 2006, «Médicos sin Fronteras» inició un programa de cirugía reconstructiva en Grozny, desplegando a cirujanos especialistas en cirugía maxilofacial, vascular y traumatológica para ayudar a reparar las cicatrices físicas causadas por la guerra.


Sri Lanka,

civiles entre dos fuegos La población civil de Sri Lanka padece las consecuencias de los enfrentamientos que se reanudaron en agosto de 2006 entre las fuerzas del Gobierno y los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (Liberation Tigers of Tamil Eelam o LTTE), especialmente en el este y el noreste del país. Los bombardeos se han intensificado en estas regiones, provocando el desplazamiento de decenas de miles de personas. Otras se encuentran atrapadas y no pueden huir. El creciente nivel de violencia contra los civiles se puso de manifiesto con el asesinato de 17 trabajadores humanitarios de Acción Contra el Hambre a principios de agosto. Los asesinatos se produjeron en un clima generali-

zado de sospechas, acusaciones, restricciones y vigilancia de las ONG, y con políticos ceilandeses y medios de comunicación acusando a las organizaciones internacionales de dar apoyo a la rebelión tamil. Como resultado, algunas autoridades intentaron limitar las actividades de las organizaciones humanitarias e incluso evitar que tuviesen acceso a las zonas de conflicto, incluyendo hospitales dependientes del Ministerio de Salud que habían solicitado ayuda externa. Además, la inseguridad y las limitaciones impuestas a las organizaciones humanitarias dificultan cada vez más la provisión de ayuda a las personas más afectadas por el conflicto.

India,

más de 25 años de conflictos El incesante conflicto en varias partes de India pasa prácticamente inadvertido para el resto del mundo. En el estado de Chatisgar, en el centro de India, los enfrentamientos durante más de 25 años entre insurgentes maoístas, las fuerzas del Gobierno y las milicias antimaoístas -conocidas como Salwa Judum-, han provocado el desplazamiento forzado de más de 50.000 civiles. Otros optan por huir a estados vecinos, mientras que miles de personas han perdido sus me-

dios de subsistencia y tienen poco acceso a sus tierras, a alimentos, a la atención sanitaria más básica y a servicios médicos urgentes. Sorprendentemente, la situación en Chatisgar es sólo uno de los muchos conflictos armados que llevan produciéndose en India desde hace años, dejando a la población civil atrapada entre distintas partes beligerantes. Como consecuencia, muchas personas siguen viviendo en un clima de miedo y violencia, con poco o ningún acceso a la atención sanitaria.

Somalia,

guerra y catástrofes naturales El conflicto actual en Somalia puede atraer la atención pública mundial de forma muy efímera y esporádica, pero las terribles condiciones de vida a las que se enfrenta la población somalí continúan estando relegadas al olvido. El país presenta algunos de los peores indicadores sanitarios del mundo: se estima que la esperanza de vida es de 47 años y más de una cuarta parte de la población infantil muere antes de cumplir los 5 años de edad. En 2006, la situación se caracterizó por intensos estallidos de violencia en la capital, Mogadiscio,

y en las regiones de la periferia. Con la inseguridad política como telón de fondo, Somalia también se ha visto azotada por los desastres naturales. En noviembre, lluvias torrenciales provocaron el desbordamiento de los ríos Shabelle y Juba. Las inundaciones dejaron a decenas de miles de familias sin hogar y destruyeron sus cultivos de subsistencia. Justo seis meses antes, una sequía en la región de Bay, situada entre ambos ríos, había provocado el ingreso de más de 600 niños con desnutrición severa en los hospitales de Dinsor. 51


Orratza Colombia,

civiles entre dos fuegos Hace cinco décadas que Colombia se encuentra sumida en un violento conflicto y únicamente Sudán la supera en número de desplazados internos. Masacres, ejecuciones, intimidaciones y miedo son parte inevitable de la vida diaria de los civiles en las zonas afectadas por el conflicto. Hasta la fecha, casi tres millones de colombianos han huido de sus hogares a causa de un conflicto alimentado por el narcotráfico, que involucra a las fuerzas gubernamentales, a grupos paramilitares y a las guerrillas armadas del ELN y las FARC. Desde 2002, el presidente Álvaro Uribe ha lanzado campañas militares a gran escala para recuperar los territorios controla-

dos por los grupos rebeldes y ha desplegado tropas en más de 1.000 ciudades. Aunque muchos colombianos opinan que la situación de seguridad ha mejorado considerablemente (menos secuestros, menos actividad criminal y más seguridad en las carreteras), para las personas que viven en zonas disputadas por varios grupos armados, la violencia y el sufrimiento no han disminuido. La población de las zonas de conflicto a menudo carece de servicios de atención sanitaria, incluyendo programas de inmunización, y la sospecha de que apoyen a los grupos armados locales hace que sea muy peligroso buscar ayuda fuera de sus aldeas, incluso en casos de urgencia médica.

Haití,

extrema violencia urbana Con la excepción de un corto respiro tras las elecciones presidenciales en febrero de 2006, la violencia y la inseguridad han sido generalizadas en Puerto Príncipe, la capital de Haití. Incluso con la elección de un nuevo Gobierno, la violencia continuó haciendo estragos: desde confrontaciones entre varios grupos armados de la ciudad, la Policía Nacional haitiana y la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (MINUSTAH), a prácticas ampliamente extendidas

como secuestros y violencia sexual. Desde diciembre de 2004, más de 7.000 personas han sido tratadas por heridas asociadas a la violencia, incluyendo a más de 3.000 heridos de bala -casi 1.000 mujeres y niños- y 2.600 heridos por arma blanca. Tras una brusca escalada de la violencia a principios de 2006, MSF hizo un llamamiento a todos los grupos armados exhortándoles a que respetasen la seguridad de los civiles y permitiesen su acceso a la atención médica de urgencia.

República Democrática del Congo,

violencia y carencias permanentes En 2006, los habitantes de la República Democrática del Congo (RDC) votaron en unas elecciones presidenciales y parlamentarias democráticas por primera vez en décadas. Las elecciones pusieron brevemente a la RDC en el punto de mira de los medios de comunicación, pero la inexorable situación de privación y violencia que padecen millones de congoleños sigue pasando desapercibida. El este del país, rico en minerales, es escenario de violentos enfrentamientos entre varios grupos armados, incluidas las fuerzas del Gobierno, que 52 Haritu

utilizan la fuerza contra la población civil y la someten a unas brutales condiciones de vida. A principios de 2006, los enfrentamientos entre el ejército congoleño y los grupos rebeldes mai-mai, al sureste de la provincia de Katanga, causaron el desplazamiento de decenas de miles de personas. La población se vio obligada a hacinarse en la ciudad de Dubie y sus alrededores, sin apenas acceso a sus tierras de cultivo, a agua limpia y a una reducida asistencia, cayendo presa del hambre y la enfermedad.


Tuberculosis,

tratamientos obsoletos Aunque en Occidente muchos consideran que la tuberculosis es un mal de otros tiempos, el coste en vidas humanas de esta enfermedad en todo el mundo, particularmente en los países en desarrollo con alta incidencia del VIH, va en aumento. Cada año, la tuberculosis causa la muerte de dos millones de personas. Además, se estima que unos 9 millones contraen la enfermedad al mismo tiempo que aparecen 450.000 nuevos casos de tuberculosis multirresistente a los medicamentos (MDR-TB por sus siglas en inglés). Esta preocupante situación empeoró en 2006, cuando una encuesta realizada entre 544 pacientes en Kwazulu Natal, Suráfrica, reveló que el 10% había desarrollado una cepa extremadamente resistente a los antibióticos de primera línea y a los dos fármacos de segunda línea administrados cuando los de primera dejan de ser efectivos (XDR-TB por sus siglas en inglés). Casi todos los pacientes murieron y, a día de hoy, se desconoce el alcance de esta cepa. El tratamiento estándar de la tuberculosis fue desarrollado entre los años cincuenta y sesenta, mientras que la prueba realizada con más frecuencia para diagnosticar la enfermedad -el análisis de esputos al microscopio- fue

desarrollada en 1882 y sólo detecta la mitad de los casos. Los métodos diagnósticos y los tratamientos que se utilizan actualmente están todavía menos adaptados a pacientes con VIH, a pesar de que la tuberculosis es la primera causa de muerte entre estas personas. Las cifras ponen de manifiesto los años de olvido y abandono: de las nuevas 1.556 entidades químicas comercializadas en todo el mundo entre 1975 y 2004, solamente tres iban destinadas a tratar la tuberculosis. Aunque hay algunas iniciativas en curso, se requieren muchos más esfuerzos para responder al catastrófico impacto de esta enfermedad. Ninguno de los fármacos actualmente en desarrollo, aunque prometedores, mejorarán radicalmente el tratamiento en un futuro inmediato. «El hecho de que la tuberculosis acabe con millones de vidas en todo el mundo cada año es una clara muestra de que el enfoque actual no funciona», afirma el Dr. Tido von Schoen-Angerer, director de la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales de MSF. «Los métodos que tenemos para tratar y diagnosticar la TB están anticuados y son desgraciadamente insuficientes, y no vemos que exista la urgencia necesaria para abordar esta enfermedad».

Desnutrición,

miles de muertes evitables Cada año, la desnutrición aguda es responsable de la muerte evitable de millones de niños en todo el mundo. Más de 60 millones de niños pueden presentar signos de desnutrición aguda y corren un serio peligro de muerte, a menos que reciban atención especializada. Las emergencias nutricionales suelen asociarse solamente a conflictos y desplazamientos, pero la desnutrición aguda tiene una elevada presencia en países políticamente estables sumidos en la pobreza. En estos contextos, la aplicación de medidas de desarrollo a largo plazo ha ido en detrimento de la solución de necesidades más inmediatas. Fuera de las grandes emergencias nutricionales, los servicios para tratar incluso las formas más severas de desnutrición aguda generalmente son inaccesibles. Además, durante las emergencias, el número de pacientes que requieren

ser ingresados suele superar las capacidades de los centros de nutrición terapéutica. Sin embargo, una nueva generación de productos terapéuticos preparados en base a una pasta de leche y mantequilla de cacahuete permiten tratar en régimen ambulatorio a niños desnutridos que no presenten complicaciones médicas. Estos productos, con un alto valor energético y nutritivo, son ideales para que niños desnutridos con poco apetito y estómagos pequeños ganen peso de forma rápida, y su administración ambulatoria permite tratar a un gran número de pacientes. Es decisivo continuar trabajado para responder a las causas profundas de la desnutrición, pero ya es posible ofrecer un tratamiento efectivo y simple a decenas de millones de niños que corren un alto riesgo de muerte. 53


Munduari so

Pinochet goian bego

Pinochet diktadorea hil zelako berria urtearen hasierakin batera etorri zitzaigun. Hamazazpi urtean Txileko diktadore izan zen Augusto Pinochet, 91 urte zituela, Santiagon zendu zen

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Maixux Rekalde Lokarriko kidea , Txilen bizi izan zen

Sentimendu kontrajarriak sortu zizkidan albistea izan zen niretzat. Heriotza ez da, gizaki doilorrena izanik ere, pozteko notizia. Baina Pinochetek egin edo baimendu zituen krimen guztiak kontuan hartuz, halako arintasun bat sumatu nuen nire barruan. Beste aldetik amorrua ere sentitu nuen, justiziaren aurrean igaro gabe joan zaigulako. Sentimendu pilo hauen batuketak 1973. urtean jazotako gertaera latz haiek eta orduko une mingarriak berritu zizkidan eta amesgaizto hura bizi-bizi sentitu nuen. Nola ahaztu zorigaiztoko kolpe militar hura? Bat-batean 50 urtez atzera egin zuen Txileko historiak. Txile politika aldetik oso herri aurreratua zen. Urte luzeetako tradizio demokratikoa zuen. Txilera iritsi nintzenean orduko Presidentea oinez joaten zen bere lanera, Gobernuaren «La Moneda» jauregira. Egia da ez zituela kale asko gurutzatu behar nahikoa hurbil bizi zelako, baina ni Espainiako diktaduratik nindoan eta kontrastea itzela zen. Gogoratzen dut kolpe miltarraren egunean bertan, Pinochet beste hiru jeneralekin batera telebistan azaldu eta diktadore guztiak bezala «mesias» zela sinetsiaz honakoa esan zuenean: «Egin dugun guzti hau beharrezkoa zen, aberria salbatzeko dugun ardurak eraginik egin dugu».

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Munduari so

Eragin horren ondoren giza eskubideen bortxaketa izugarriak etorri ziren: milaka hilketa, desagertze, iheslari, kartzela, tortura… Gogorra izan zen benetan: nire inguru hurbileko bost lagun galdu genituen. Geroztik ez dugu haien berririk izan. Une latz eta gogor horietan gizakien alderik ederrenak eta baita ankerrenak ere azaltzen dira. Jende askok bere bizia jokoan jarri zuen arriskuan zirenei laguntzeko dirua, jatekoa edo babesa emanez. Baina, era berean, alde ilun eta txarrenak ere agerian geratu ziren: gorrotoak, herrak, inbidiak, salaketak, lapurretak… Jende gutxik pentsa dezake egoera horretan bizitzea zer den: bizitza ororen, giza harremanen eta kulturaren amaiera bezalako bat gertatzen da. Pinocheten kolpearen ondoren dena irauli zen: Hego Ameriketako herririk oparoenetakoa izatetik erabat menpeko bihurtu zen, pobreziaren eta aberastasunaren arteko amildegia sakonduz. Gizarte mailan elkartasun ekintzak bai, baina baita beldurra, bekaizkeria edo inbidia, ezinikusiak, salaketak ere ugaritzen joan ziren. Eta elkartasunaren mailan aipatu gabe ezin utzi Santiagoko elizbarrutiaren «Elkartasun Bulegoa» non sendagile, legegizon eta bolondres askok lan egin zuten. Behin baino gehiagotan ezabatu nahi izan zuten baina indartsu jarraitu zuen demokrazia iritsi zen arte, naiz eta langile batzuek kartzela ere jasan zuten. Trantsizioa Diktadurak hamazazpi urte iraun zuen Txilen eta bitarte horretan gauzak aldatzen joan ziren, trantsizioan sartu ziren arte. Txileko Estatuan, 1980ko hamarkadan, faktore desberdinen eragina indartzen joan zen: langileen lanuzteak, auzoetako bilerak… pixkanaka-pixkanaka diktadurari aurre egingo zion indarra sortzen hasi zen. Alderdi politiko nagusienek, diktadurari oposizio indartsua eratu nahian, beraien arteko bilkurak hasi zituzten eta 1985. urtean Nazio Akordiora iritsi ziren. Bitartean sindikatu, profesionalen elkarte, ikasle eta gizarte mugimenduek «Asamblea de la Civilidad» erakundea mamitu zuten. Benetan, gizarte osoak parte hartzen zuen plataforma izan zen. Horiekin batera, Pinocheten eta oposizioa eratzen zuten alderdi politikoen arteko elkarrizketak hasi ziren. 1980. urtean onartutako Konstituzioari jarraituz plebiszitoaren bitartez erabaki behar zen gobernuburua, hau da, Pinochetek jarraitu edo beste norbait aukeratu. 1989. urtean plebiszitoa burutu zen eta herriak ez zuen diktadorea onartu: hauteskundeen ondorioz Kristau Demokraten alderdiko Patrizio Aylwinek irabazi zuen. Konstituzioa idatzi zenean Pinochetek oso argi eta ongi lotuta utzi zuen bere ondorioa. Honek gogora ekartzen dit Pinochet munduko estatuburu bakarra izan zela Madrilen, Frankoren hiletan, ez baitzen beste estatubururik agertu. Frankoren ikaslerik argiena, ote? Bizitza guztirako senatari izatekotan bere burua izendatu zuen. Eta horrela gertatu zen eta, ez hori bakarrik, Txileko indar militar guztien buru izan baitzen halaber, konstituzioari aldaketa batzuk egin arte.

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Errepresioaren ondorioak garaitu nahian giroa aldatzeko eskaerak ugaltzen joan ziren gizartean, baita alderdi politikoen artean ere. Gorpuak lurpetik ateratzeak eta gorpuzkinak jasotzeak aldarrikapen luzeak eragin zituzten. Horiekin batera, biktimei laguntzak ematearen alde ere ahalegindu ziren. Hala eta guztiz ere, modu motelean eta partzialean egin zirela uste dut. Egia da desagertuen monumentua badagoela eta Allende Presidentearen hiletak ofizialki egin zirela baina ez dago oraindik biktimen alde nazio mailako eguna izendaturik. Egia ezagutzeko asmoa «Rettig Informearen» bidez zuzendu zuten baina ez zen gizartearen gehiengoaren gustukoa izan, zerbait gehiago eskatzen zutelako. Beste aldetik, estatu kolpearen arduradunei epaiketa egiteko deiadarrak oihartzun murritza jaso zuen urte horietan, ez baitzituzten zortzi militar besterik espetxeratu. Dena dela, orain bi urte, urrats garrantzitsuak ikusi nituen Txilen. Ricardo Lagos presidenteak publikoki barkamena eskatu zion herri osoari, urte luzeetan jasan zituen bidegabekeria horiengatik: hilketak, torturak, desagertuak… Hitz batean esateko: giza eskubide guztien

bortxaketak. Presidentea, malkoak zerizkiola, telebistan ikusita inbidia sentitu nuen, oraindik Espainian eta Euskal Herrian, nahiz horrenbeste sufritu, horrenbeste urteko diktadura jasan arren, oraindik horrelakorik izan ez dugulako. Aipagarriak dira hildakoen oroimenaren alde egiten ari diren ahaleginak. Presondegi eta torturarako leku handiena izan zen «Grimaldi» eremua hildakoen eta desagertuen parkea bihurtu dute. Hor azaltzen dira haien izen guztiak eta bertan ekintza ugari egiten dituzte. Horien artean hitzaldiak, mota askotako bilerak, liburudenda eta dokumentazio bildumak eta, batez ere, ikasleekin egiten dituzten saioak, han gertatu zenaren oroimen historikoa zuzenean jaso dezaten. Epaiketa Justiziaz asko hitz egiten zen Txilen. Txiletar gehienek justizia nahi zuten baina ez zuten lortzen eskaerak artikulatzea, diktadurak utzi zituen amarruengatik. Hala eta guztiz ere, urte ilun eta garai gogor haiek epaituko zituztelako itxaropena bazegoen. Eta ez epaitu bakarrik, bai-

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Munduari so

Obituario con hurras

zik eta memoria ere berreskuratuko zelako itxaropena bazuten. Baina, baikorrenen artean ere bazegoen itzal bat, beldurra, itxaropen hori zapuztuko ote zenaren beldurra. Azkeneko urteotan Pinocheti justizia egingo zitzaiola uste genuen, batez ere Erresuma Batura sendagilearengana etorri eta estraditatzeko eskaerarekin hasi zirenean. Gero, Txilen bertan, Guzman epailea saiatu zen baina ez zuen epaiketa gauzatzerik izan beti gaixotasunaren edota gai ez zeneko agiriak eskuratzen baitzituen «General» ohiak. Txileko indar militarrak, armadak batez ere, indar handia du eta borondate politikoa ez da bere neurrian egon. Esan nahi dut espetxeetan militarrak sartzen hasi direla baina gutxinaka oraindik, erantzule handienak, aginduak eman zituztenak, haiek ez dituztela ikutu. Desagertuei buruz irekitako auzibideak itxi egingo ote dituzten beldur naiz, beste militarren aurkako prozesuak ere luzatzen ari baitira. Orain, ordea, diktadorea hil ondoren, krimen nagusien epaiketak bertan behera geratu dira. Baita diru lapurreten epaiketak ere. Baina txiletarrek egia osoa, krimen guztiak agerian jartzeko eta desagertu guztiak non diren jakiteko premia dute. Ezin da horrelako zauria, Txileko historiaren zorigaiztoko kapitulu beltz hori, ongi itxi gabe amaitu. Nik uste dut aurrerantzean indar berriak aterako dituztela eta egoera nolabait samurtzen joango dela. Nik ez dut itxaropena galtzen ezagutzen baitut gatazkei aurre egiteko txiletar gizakien indarra. Gainera, egun normaltzat jotzen dugun ekonomia arloaren globalizazioa ez ote daiteke bada justiziaren arloan ere mamitu?

Vamos a festejarlo vengan todos los inocentes los damnificadoslos que gritan de noche los que sueñan de dia los que sufren el cuerpo los que alojan fantasmas los que pisan descalzos los que blasfeman y arden los pobres congelados los que quieren a alguien los que nunca se olvidan vamos a festejarlo vengan todos el crápula se ha muerto se acabó el alma negra el ladron el cochino se acabó para siempre hurra que vengan todos vamos a festejarlo a no decir la muerte siempre lo borra todo todo lo purifica cualquier día la muerte no borra nada quedan siempre las cicatrices hurra murió el cretino vamos a festejarlo a no llorar de vicio que lloren sus iguales y se traguen sus lágrimas se acabó el monstruo prócer se acabó para siempre vamos a festejarlo a no ponernos tibios a no creer que éste es un muerto cualquiera vamos a festejarlo a no volvernos flojos a no olvidar que éste es un muerto de mierda por Mario Benedetti

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