Lokarri akordioaren eta kontsultaren aldeko herritarren Sarearen aldizkaria Revista de la Red ciudadana por el acuerdo y la consulta Lokarri
Haritu 21 julio 2008ko uztaila
Adios, traidor Una propuesta para informar y participar en la consulta Fernando, escolta privado Una regla de oro, ÂŤGarazi LandaÂť JosĂŠ Angel Esnaola & Javier Corcuera
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Sumario Aurkibidea
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Haritu 21 Editorial 25 de octubre Pies de foto Jaien lasterketa/Carrera festiva Kanpaina Una propuesta para informar y participar en la consulta Alegiak «Una regla de oro», Garazi Landa En primera persona Fernando, escolta privado A dos bandas Contrapuntos sobre el encaje del autogobierno vasco
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José Angel Esnaola & Javier Corcuera Iritzia Emakumeen modura, Pedro Urquijo Munduari so Adios, traidor
Zuzendariak: María Lizardi eta Alvaro González - Erredakzioa: Itziar Fernandez, Garazi Landa, Ana Elvira, Paul Ríos, A.B. López de Lerena, Miguel Sarratea eta Ruth Soria.
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Erakunde laguntzailea / Institución colaboradora:
Ale honetako kolaboratzaileak: Pedro Urquijo eta Zuriñe Hidalgo. - Maketazio eta diseinua: Lokarriko diseinu taldea. Ilustrazioak: Srinavasa Ramanujan. Inprimategia: Antza (industrialdea 2. pab. - 20160 Lasarte) - Lege gordailua: SS-1142/06 - ISSN: 1134-8038 Haritu no se responsabiliza de las opiniones emitidas por sus colaboradores. Para la edición de esta revista se utilizan papeles libres de cloro. Aldizkari hau moldatzeko klororik gabeko papera erabiltzen da.
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Editorial
25 de octubre El pasado 27 de junio el Parlamento Vasco ha aprobado la Ley de convocatoria de una consulta popular para desbloquear el proceso hacia la paz y la normalización política, que tendrá lugar el próximo 25 de octubre. Este pleno demostró que se ha llegado a esta convocatoria sin un nivel de consenso alto sobre la conveniencia de celebrar esta consulta. El debate, tanto en el propio Parlamento como en los días anteriores, demostró que hay fuerzas políticas que se oponen frontalmente a esta posibilidad de que la sociedad vasca pueda definir directa y democráticamente su voluntad sobre el camino que hay que transitar para hacer de la paz una realidad irreversible. Hubiese sido deseable un acuerdo previo a la celebración de la consulta. Sin duda alguna, siempre es mejor que en una consulta se someta al refrendo ciudadano un acuerdo alcanzado por todos los partidos políticos sin exclusión, pero ha sido precisamente el bloqueo del diálogo lo que justifica la convocatoria de esta consulta popular. Lo más llamativo de todo el debate producido es que quiénes más se oponen a la posibilidad de preguntar directamente a la ciudadanía son precisamente los que ponen condiciones imposibles o directamente se niegan a impulsar un proceso de diálogo en el que se pueda lograr un consenso básico para gestionar la convivencia de la sociedad vasca. Es legítimo considerar que esta convocatoria de una consulta popular es inconveniente, porque las preguntas no son adecuadas o porque éste no es el mejor momento para convocarla. Lo que no es posible es negar la legitimidad o la posibilidad de que la sociedad
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vasca tenga el derecho a ser convocada y participar en una consulta popular. Negar esta posibilidad es rechazar la capacidad de toda la ciudadanía para expresar su voluntad de manera responsable y madura. Del mismo modo, alegar un supuesto riesgo de división sitúa el debate en unas coordenadas falsas. Casi todos los años se celebran elecciones y a nadie se le ocurre decir que dividen a la sociedad. En cambio, dar la palabra al pueblo de manera directa y sin pasar por el filtro de los partidos políticos parece el mayor desastre para esta sociedad. Ahora, una vez que la consulta ha sido aprobada en el Parlamento todas las dudas se sitúan en el futuro. Es indudable, porque ya lo han anunciado, que el Gobierno Central presentará un recurso de inconstitucionalidad contra esta Ley que traerá aparejada la suspensión de la propia Ley. En este sentido, es deseable que el Tribunal Constitucional se pronuncie cuanto antes sobre el recurso, dado que estamos ante una ley que plantea un principio democrático de dar a la ciudadanía la capacidad de expresarse en una consulta. Un retraso excesivo en su decisión puede causar un perjuicio irreversible, ya que la consulta el 25 de octubre exige unas garantías mínimas de seguridad jurídica para su celebración. El gran dilema para los impulsores de la consulta es qué hacer en caso de que dicho tribunal falle considerándola inconstitucional. En opinión de Lokarri esta hipótesis exige agotar todos los posibles recursos ante dicha decisión y abrir un proceso de reflexión acerca de los
posibles caminos para permitir que la sociedad tenga la capacidad de decidir sobre la paz y la normalización. No es fácil aventurar ninguna posibilidad pero una vez que se ha apostado por abrir una vía de profundización democrática y expresión directa de la voluntad popular, habrá que trabajar con todos los mecanismos existentes para poder celebrar consultas populares. La Ley aprobada en el Parlamento ofrece una vía para ello aunque no es la única. De hecho, recientemente Lokarri proponía la aprobación de una Ley de consultas populares para regular su celebración y convocatoria, incluso sobre otros temas importantes para la ciudadanía. De todos modos, el gran reto es generar una alta participación en la consulta. Sin ilusión social esta convocatoria tendrá poco recorrido. Lokarri presenta en este número de la revista Haritu una propuesta para desarrollar una campaña de información y fomento de la participación en la consulta. Su objetivo es lograr que la inmensa mayoría de la ciudadanía acuda a votar el 25 de octubre y, también, dar a conocer los grandes beneficios que tienen las consultas populares para la salud democrática de nuestra sociedad. No hay que olvidar que es algo nuevo, bastante desconocido y que genera grandes dudas en amplios sectores de la ciudadanía. Por tanto, si hay una voluntad inequívoca de hacer de las consultas populares una realidad normalizada y habitual, también en el futuro, hay que empezar a trabajar desde ya, pese a los recursos, para acercar la consulta a la ciudadanía. Al fin y al cabo, es la propia ciudadanía quién tendrá la capacidad de decisión.
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Pies de foto
Jaien lasterketa Carrera festiva 2007/07/12, Iruñea Abian da lasterketa. Jaiena, festa giroarena. Aldarte onarena. Txupinaren danbatekoak eman dio hasiera. Olatu zuri-gorri ederra Estafetan gora; Zeledoia Andra Mari Zuriaren plazan San Migeleko kanpaidorretik aterkipean jaisten milaka lagunen zalaparta eta algara artean; Marijaia alaia, pregoilaria eta txupineroa Nerbioiaren hiri dotorearen pozgarri; kanoien burrunba iragarleak Artillero Nagusiaren eskutik Kontxako hondartzaren uren joan-etorria aldamenean, gaueko iluntasuenan suak zerua argiztatzen... Kolore guztiak dantzetan jai giroa berotzeko. Hiriz hiri, herriz herri, txokorik txoko. Izan dadila lasterketa garbia, zauriturik gabea. Adarkadarik eta odol isuririk ez, otoi. Jaiak bai, bakealdia ere bai. Miguel Sarratea Algarabía de colores y ruidos, de la vistosa zarabanda de campanas, gigantes bailones, músicas, solazos, cánticos, alpargatas, jotas, gaitas, aplausos, silencios y más cosas que se producen en esos entrañables momenticos. Color, sonido, ruidos intempestivos, un coso blanquirrojo, tembleques del cuerpo, ensoñaciones, miradas de trasluz, la cara negra de un santo, el vuelo de las faldas de un gigante mareando los adoquines y alguna lágrima mientras los chistus le dicen agur jaunak a ése que bendice a los madrugadores mozos. Al estallido del primer cohete, inician la carrera festiva. Ante la manada, envueltos por la tensión, el peligro y la incertidumbre. Bajo la esperanza de una carrera limpia, ajena a desgarradores empitonamientos. Sin hilos ni charcos de sangre que malogren esos anhelados días. Esas fechas para olvidar desavenencias, sumergiéndonos en la convivencia y la diversión. Días de disculpa para recobrar la confianza, la cercanía, que invitan al más gustoso brindis de burbujas: el del entendimiento. Ruth Soria
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Una propuesta para informar y participar en la consulta
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El pasado mes de enero Lokarri, Red ciudadana por el acuerdo y la consulta, presentó una iniciativa denominada «Participa en la consulta». El objetivo central de esta iniciativa es crear un espacio de participación, debate y reflexión sobre la propuesta de convocar una consulta popular que tenga como objetivo desbloquear el proceso hacia la normalización política. El protagonismo que adquirirá la voluntad de la ciudadanía con la convocatoria de la consulta exige que se vayan despejando las dudas que suscita esta propuesta y que se facilite la formación de una opinión que tenga su reflejo en el voto que se deposite el día de su celebración. La iniciativa se asienta en la edición de unas publicaciones sobre distintas cuestiones relacionadas con la convocatoria de una consulta popular. La primera de ellas fue editada el pasado mes de marzo, bajo el título «¿Es conveniente celebrar una consulta popular?», que recogía las conclusiones y resultados obtenidos con las respuestas al cuestionario «Participa en la consulta», la opinión de dos grandes conocedores de nuestra realidad política y las conclusiones que Lokarri extrae sobre esta cuestión. La segunda, editada en junio (está disponible en www.lokarri.org o en el teléfono 902 42 10 10), trata la cuestión de la legalidad de la convocatoria de una consulta popular como la presentada por el Gobierno Vasco, aportando una explicación de la regulación de los referéndums y consultas en la Constitución Española, el Estatuto de Gernika, los Estatutos de Andalucia y Catalunya y los ejemplos de Suiza, Austria y Estados Unidos. Además, en esta publicación Lokarri concluye que es legal la convocatoria de la consulta y propone una Ley general de convocatoria de consultas populares. Esta tercera publicación, la última dentro de la serie «Participa en la consulta», recoge una propuesta para informar y participar en la consulta. Parte de una presentación de la consulta popular como ejercicio de madurez democrática, para a continuación explicar por qué es integradora una consulta popular. En la segunda parte de la publicación, y entrando en cuestiones más concretas, Lokarri presenta una propuesta dirigida al Gobierno, Parlamento y partidos políticos vascos para fomentar la información sobre los contenidos de la consulta e incentivar la participación ciudadana. Se presentan 3 líneas de actuación: 1) información directa, 2) debate y participación y 3) seguimiento y evaluación. Es necesario hacer constar que esta propuesta se presentó en una rueda de prensa el 20 de junio y que esta última publicación ha sido redactada antes de la celebración del pleno del Parlamento Vasco en el que se debatirá y votará la propuesta de ley para la convocatoria de una consulta popular impulsada por el Gobierno Vasco. Todas las posibilidades están abiertas, desde que no se apruebe a que sea suspendida su aplicación como consecuencia de la presentación de un recurso en el Tribunal Constitucional. Lokarri presenta esta propuesta para que se desarrolle en cualquiera de estas circunstancias porque este ejercicio de información y participación ciudadana es un instrumento necesario para defender la no violencia, el diálogo, el acuerdo y la consulta popular como principios que permitan abrir el camino a la paz y a la normalización política.
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Kanpaina
La consulta popular es un ejercicio de
madurez democrática En muchas ocasiones al hablar de democracia directa, referéndums y consultas populares se tiene la sensación de estar transmitiendo una idea utópica, en la que se apuesta por una sociedad informada, participativa y libre. En cambio, el empleo de los referéndums y consultas está creciendo en el mundo entero, como se ha explicado en anteriores publicaciones de esta serie. De hecho, son instrumentos clave para la democracia directa que responden a necesidades sociales que la democracia tradicional no puede cubrir. Tampoco deben entenderse ambos conceptos como contrapuestos. La democracia directa y la representativa se complementan. La primera de ellas tiene la capacidad de situar en la agenda política necesidades y reivindicaciones sociales y marcar un camino para el desarrollo de la actividad que compete a gobiernos y parlamentos. Así, la democracia directa expresada en referéndums y consultas permite incorporar a la ciudadanía a las cuestiones políticas más importantes y evitar que el hastío producido por la política diaria cree una brecha entre los deseos sociales y la realidad política. Estas herramientas de democracia directa tienen otra virtud a destacar. Las consultas hacen que la ciudadanía madure y sea más eficiente. Cuando se plantea a la sociedad una consulta, se concentra todo el pensamiento del cuerpo electoral en esa cuestión, ya que el y la votante saben que el desarrollo de una política determinada dependerá de su respuesta. Al final, la ciudadanía tiene ante sí un ejercicio de responsabilidad y capacidad de decisión, lo que permite que la sociedad tenga que aprender a manejar ese poder con conocimiento de causa. Más responsabilidad y más poder, al final, traen consigo una mejora de la conciencia cívica. Este ejercicio de responsabilidad ciudadana también tiene que cumplir una serie de requisitos. No se puede arrojar una cuestión a la sociedad para que exprese su voluntad sin tener las herramientas y los mecanismos necesarios para que pueda formarse una opinión: 1- Una consulta requiere tiempo. La democracia directa es más compleja que la democracia representativa. Los mecanismos de estas últimas se conocen a la perfección y tienen su máxima expresión en las campañas electorales. En cambio, las consultas populares exigen a sus promotores un gran esfuerzo por convencer a la mayoría de la ciudadanía. En unas elecciones normales, y aunque el objetivo de los partidos políticos sea lograr el respaldo de la mayoría de electores, basta con obtener unos buenos resultados. En cambio, poner en marcha una consulta popular tiene como objetivo el respaldo, al menos, de la mitad más uno y requiere, por lo tanto, una intensa actividad de información destinada a lograr una amplia participación y respaldo al contenido propuesto. 2- Una consulta necesita un diseño simple. Una consulta permite facilitar la expresión directa de la voluntad popular si tiene una o muy
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pocas preguntas que estén redactadas con claridad, si no tiene complicados tecnicismos y si plantea un asunto de especial trascendencia. En este sentido, las consultas que cuentan con una mayor participación son aquellas que contienen un elemento que es percibido como de la mayor importancia por la ciudadanía. En cambio, los referéndums sobre leyes muy complicadas o sobre asuntos que no son percibidos por la sociedad como de la máxima importancia suscitan poco entusiasmo y una alta abstención. 3- Cuantas más consultas se convocan más compleja puede ser la cuestión. A medida que se extiende y se practica este ejercicio de democracia directa, el abanico de temas que se somete a la voluntad popular puede ser más complejo y profundo. En aquellos lugares que se utiliza de manera excepcional únicamente se pregunta sobre los grandes temas que dirigen el futuro de una sociedad. En cambio, su utilización habitual lleva a que las más diversas cuestiones sean dirimidas por medio de consultas populares. En la publicación anterior de esta serie, sobre la legalidad de convocar una consulta popular, se pudo observar como en Suiza o EE.UU, donde se convocan consultas y referéndums de manera frecuente, se somete a la consideración ciudadana preguntas sobre impuestos, política medioambiental, infraestructuras, etc. El proceso de madurez que significa la consulta a la sociedad crea una conciencia cívica de participación e implicación responsable en la vida política que permite emplear esta herramienta en la resolución constructiva de los grandes conflictos sociales.
Las consultas y las En Suiza la ciudadanía tiene la oportunidad de participar en elecciones, referéndums o consultas populares cinco o seis veces cada año. Esta intensidad requiere facilitar medios cómodos y sencillos para poder votar. Hasta ahora cerca del 95% del electorado toma parte en estos procesos empleando el voto por correo, pero algunos cantones, como Ginebra, han puesto en marcha experiencias de voto por internet. La seguridad es la clave para garantizar el éxito y legitimidad del voto electrónico: cada voto debe ser registrado, se tiene que garantizar el anonimato del votante, el enlace entre cada PC y la oficina electoral debe ser inviolable y hay que garantizar que ninguna persona vote por otra. Por otra parte, el procedimiento de voto debe ser sencillo. En esencia, el sistema de voto es el siguiente:
¿Es integradora una consulta popular? Uno de los principales argumentos que se están utilizando para criticar la convocatoria de una consulta popular es el riesgo de división que genera en la sociedad vasca. Como se ha podido comprobar, la propuesta de convocar una consulta popular para desbloquear el proceso hacia la paz y la normalización no ha generado un amplio consenso en los partidos políticos. Hubiese sido deseable un acuerdo previo sin exclusiones que posteriormente fuese ratificado en una consulta, pero ese consenso básico no ha sido posible, principalmente porque algunos partidos políticos se han negado a iniciar un verdadero proceso de diálogo que tenga como objetivo un acuerdo político. Ahora, argumentan que la consulta divide y fractura a la sociedad. Una consulta popular, por sí misma, no divide a la sociedad. Se puede criticar que no sea el momento adecuado para convocarla o que su contenido no es apropiado para lograr un pronunciamiento claro de la sociedad, pero desde un punto de vista democrático una consulta no fractura. En todo caso, se podría afirmar que existe riesgo de ahondar en las divisiones sociales en el caso de que se pregunte a la ciudadanía sobre proyectos políticos de futuro en los que sólo cabe escoger una opción que no esté lo suficientemente consensuada. En cambio, en la posibilidad concreta de que se celebre una consulta para que la sociedad se pronuncie sobre el camino y los principios que deben desbloquear el camino hacia la paz y hacia la normalización política no cabe este argumento, más aún cuando se plantea
nuevas tecnologías 1) Cada votante recibe en su casa una tarjeta para el voto electrónico que contiene una serie de claves personales e intransferibles. 2) El votante accede a la página web destinada al voto electrónico e introduce su clave. A continuación aparece en pantalla la papeleta de voto electrónica. 3) A continuación se vota marcando con el ratón la casilla «sí» o «no» o se dejan en blanco (abstención). 4) La identificación del votante es requerida por el sistema introduciendo una nueva clave y contestando a preguntas como la fecha y lugar de nacimiento. 5) El sistema confirma que el voto ha sido registrado. 6) Los votantes pueden resolver sus dudas sobre el sistema de voto por correo electrónico y por teléfono.
a la ciudadanía un voto afirmativo que inste a los partidos políticos a iniciar un proceso de negociación que culmine con un acuerdo. Precisamente, lo que la sociedad vasca necesita es un acuerdo básico de convivencia, que sirva para unir y gestionar su pluralidad de manera pacífica y democrática. Mantener a la sociedad vasca en una situación en la que se bloquea el diálogo y el acuerdo impide mejorar la convivencia. Una consulta en la que se pregunta a la ciudadanía sobre unos principios elementales para resolver sus problemas es un ejercicio democrático legítimo, normal y frecuente en muchos lugares de Europa. La consulta no divide, es la ausencia de diálogo y acuerdo lo que impide superar las divisiones. Lo importante es que el resultado de una consulta sea integrador porque permita legitimar la voluntad mayoritaria sin vulnerar derechos básicos de la minoría. En el caso de la propuesta del Gobierno Vasco tanto un resultado positivo como negativo a las preguntas será discutible políticamente, pero no se podrá alegar que ataca a principios fundamentales de la convivencia y la democracia. Por supuesto, esta consulta dividirá a la sociedad en partidarios del «sí», el «no», la abstención, el voto en blanco o el voto nulo, como en cualquier otra circunstancia en la que se pida un pronunciamiento democrático de la ciudadanía. El objetivo de lograr que la consulta sea integradora, que sirva para unir, exige dos requisitos: 1) que la participación sea alta el día de celebración de la consulta y 2) que la respuesta de la ciudadanía a las preguntas planteadas sea resultado de un proceso de reflexión, maduración y responsabilidad. Lograr que la participación sea alta y que la respuesta ciudadana sea reflexionada y responsable exige que, previamente a la celebración de la consulta, se desarrolle una intensa actividad de información y de facilitación del debate y la reflexión ciudadana sobre los contenidos de la propia consulta. Siguiendo lo argumentado en el apartado anterior, hace falta tiempo y, sobre todo, medios para que la ciudadanía pueda formarse una opinión que se refleje en el voto a depositar el día de celebración de la consulta. En este sentido, Lokarri percibe un déficit en la propuesta de Ley presentada por el Gobierno Vasco, ya que sólo contempla puesta en marcha de los mecanismos habituales en un proceso electoral ordinario. En cambio, esta consulta supone una responsabilidad y un reto mayor para la ciudadanía al tener que expresar su voluntad sobre cuestiones tan importantes como la paz y la normalización política. Además, es un ejercicio novedoso de democracia directa, al que estamos poco acostumbrados. Por todo ello, Lokarri considera necesario articular, diseñar y de-sarrollar un plan de información y fomento de la participación en la consulta impulsado de manera oficial por el Gobierno Vasco.
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Kanpaina
Un planteamiento para informar y colaborar en la consulta Esta propuesta contempla 3 líneas de actuación y 10 acciones concretas cuyo objetivo es informar e incentivar la participación en la consulta. El plan concreto deberá diseñarse durante el verano y ponerse en marcha en septiembre de 2008, ya que de mantenerse la fecha del 25 de octubre para celebrar la consulta apenas restará un mes y medio para poder desarrollar este plan. Por otra parte, se trata de un proyecto ambicioso que exigirá la aprobación de una partida presupuestaria que garantice los recursos económicos necesarios para realizar las actividades previstas. Lokarri presentó esta propuesta el pasado 20 de junio en una rueda de prensa. Ese mismo día la remitió a partidos e instituciones para su estudio y desarrollo. Por otra parte, Lokarri quiere insistir en que su puesta en marcha es necesaria incluso en el caso de que se presente un recurso de inconstitucionalidad contra la ley presentada en el Parlamento, ya que todo el tiempo y recursos que se puedan emplear para informar y fomentar la participación ciudadana contribuye a incentivar la responsabilidad y la madurez democrática de la sociedad vasca. Es más, en el caso de que finalmente no se celebre la consulta también este plan, u otro semejante, es imprescindible para extender socialmente la importancia de generar nuevos mecanismos de participación ciudadana en la vida pública como son las consultas populares. I) Información directa El objetivo de esta línea de actuación es ofrecer una información directa y didáctica sobre la consulta. Especialmente deberá centrarse en la explicación del contenido de las preguntas y del mecanismo de celebración. Esta información estará dirigida a toda la ciudadanía. Sus mensajes deberán ser imparciales para no condicionar el sentido del voto aunque podrá animar a participar. 1- Edición y buzoneo de un folleto explicativo sobre la consulta en todos los hogares de la CAV. Aproximadamente se trata del buzoneo de más de un millón de ejemplares, en euskera y castellano. 2- Campaña de difusión en medios de comunicación. Principalmente esta difusión se basará en la inserción de anuncios tanto en prensa, radio, televisión e internet. Además, el mismo folleto empleado en el buzoneo podrá ser encartado en los periódicos.
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3- Difusión de los contenidos de la consulta a nivel estatal e internacional. La propuesta consiste en desarrollar una campaña de información objetiva sobre los contenidos de la consulta. En el caso de la información a nivel estatal se utilizarán los anuncios en medios de comunicación, dirigidos a transmitir de manera concreta cuáles son las preguntas y los objetivos que se persiguen con esta consulta. Por otra parte, a nivel internacional se diseñará un plan de comunicación y contacto con los principales medios de comunicación para transmitir con claridad estos mismos contenidos. 4- Organización de debates en los medios de comunicación públicos con el formato «tengo una pregunta para usted». Este formato permite que ciudadanos anónimos tengan la oportunidad de formular sus dudas y preguntas de manera directa a los representantes políticos. Se propone organizar una serie de programas que cuenten con la intervención del Lehendakari y de los portavoces de todos los grupos políticos con representación en el Parlamento Vasco. 5- Creación de una página web específica para explicar los contenidos de la consulta. Se propone abrir una página web, completamente nueva o ligada a Konpondu.net, en la que se explicará el contenido de la consulta y en la que se recogerán todas las informaciones aparecidas en los medios de comunicación relativas a esta cuestión. Además de las secciones en euskera y castellano, deberá contener una breve información en inglés y francés. II) Debate y participación El objetivo de esta línea de actuación es dar las herramientas a toda la ciudadanía para que pueda reflexionar, compartir y decidir su respuesta a las preguntas planteadas en la consulta. 6- Puesta en marcha de foros municipales. Estos foros aprovecharán la experiencia desarrollada hasta ahora por Konpondu. Cerca de 100 municipios se han sumado a esta iniciativa, habiéndose celebrado más de 70 foros de diálogo, escucha y participación. Con motivo de la celebración de la consulta se convocarán nuevos foros dedicados al debate y el contraste de opiniones sobre las preguntas planteadas en la consulta.
Participa en la consulta 7- Edición de una publicación sobre la consulta. Este documento contendrá una información más exhaustiva sobre la consulta que el presentado en el folleto mencionado anteriormente. Además, incorporará un método de diálogo y escucha, al estilo del empleado en los foros municipales de diálogo, para generar un debate en grupo, bien en asociaciones, centros de estudio, de trabajo, familia, amistades, etc. 8- Celebración de 100 charlas sobre la consulta. Éstas se celebrarán en las principales localidades de la CAV y contarán con la participación de partidos políticos, sindicatos, asociaciones y expertos en democracia directa y participativa. Además de facilitar el contraste de opiniones sobre la consulta y su contenido, estas charlas serán un espacio de debate participativo abierto a toda la ciudadanía, en el que todas las personas asistentes tendrán la oportunidad de intervenir y plantear sus dudas, críticas y aportaciones.
Esta publicación cierra la serie denominada «Participa en la consulta». La publicación será remitida a todos los partidos políticos, a las instituciones y a movimientos y organismos sociales, para que conozcan la opinión de una parte de nuestra sociedad. Esta labor de reflexión de Lokarri sobre todos los aspectos que rodean a la consulta tendrá su continuación después del verano con la presentación de nuevas iniciativas y documentos. Todas las personas que quieran recibir esta publicación y las anteriormente editadas pueden ponerse en contacto con Lokarri en el número de teléfono 902 42 10 10 o por correo electrónico en lokarri@lokarri.org. Puede descargarse en www.lokarri.org, donde también planteamos una serie de preguntas sobre esta publicación para conocer la opinión de todas las personas interesadas.
9- Puesta en marcha de foros de debate en internet. La página web dedicada a informar sobre los contenidos de la consulta también incorporará foros públicos de debate, donde toda la ciudadanía tendrá la oportunidad de exponer con libertad sus opiniones sobre la consulta y sus contenidos. III) Evaluación y seguimiento Lokarri ha insistido a lo largo de esta serie de publicaciones sobre la consulta en la necesidad de que este instrumento de democracia directa se normalice y cada vez sea más frecuente para obtener la opinión ciudadana directa sobre los principales temas que le afectan. Por ello, es necesario que, en previsión de futuras consultas, esta convocatoria sea analizada y evaluada, con el fin de aprender de los errores y aciertos que se puedan cometer en esta convocatoria y mejorar las sucesivas. 10- Creación de un comité de expertos internacionales de seguimiento y evaluación. Este comité estará compuesto por expertos en experiencias de referéndums, consultas y experiencias de democracia directa. Su misión será supervisar tanto esta iniciativa de información y participación ciudadana como la propia celebración de la consulta. Su labor deberá finalizar con la presentación de un informe de conclusiones que incluyese recomendaciones para la convocatoria y celebración de otras consultas populares.
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La consulta
El Parlamento Vasco aprueba la Ley de consulta
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El Parlamento Vasco aprobó el pasado 28 de junio la Ley de consultas propuesta por el PNV, EA y Ezker Batua y que pretende ser la plataforma desde la que el Gobierno liderado por Juan José Ibarretxe pregunte a la ciudadanía vasca qué opina acerca del final de ETA y del diálogo político. 34 votos refrendaron esta iniciativa (los del tripartito y Aralar y uno de EHAK) y 33 la rechazaron (los de PP y PSE). Ocho parlamentarias de la formación de la izquierda abertzale se abstuvieron y, con su único voto, coparon una parte del protagonismo del día haciendo valer su representación como bisagra en la apretada Cámara vasca. Más allá del rifirrafe partidista y del enorme eco mediático, de los intereses electorales de todos y de la parálisis en la que el recurso a los tribunales que ya ha anunciado Zapatero puede meter a esta iniciativa, el debate queda abierto y quién sabe si el verano verá si se le abren o se le cierran las puertas.
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Alegiak
Una regla de oro
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Alguien me dijo cuando comencé mis andaduras, que para llevar un buen camino había una regla de oro. Ese alguien no era una desconocida para mí. La tuve a mi lado desde el principio. Y la sigo teniendo. Sus esbeltas manos con aparentes venas de intenso color azul me fueron tendidas un sinfín de veces para pasearme por el pueblo y disfrutar del encanto de nuestras calles, de nuestras gentes. Jamás me pareció que esos gruesos capilares violáceos que atravesaban sus largas y fuertes extremidades deslucieran ni un ápice su elegante gestualidad. A ella sí. Eran motivo de queja para ella. Se enfadaba y reñía con ellas cuando le hacían caer en la cuenta de su verdadera edad. Con más de ocho décadas a sus espaldas igual de presumida, coqueta y sofisticada que de joven, lanzaba un reproche al espejo cada vez que le regalaba una nueva línea que surcara su rostro. Yo veía unas manos ávidas de actividad, de elaboración, de creatividad. Manos artistas. Manos artistas sin necesidad de pintar cuadros, ni de esculpir esculturas. Mis ojos se deleitaban viendo cómo esas manos se desplazaban de aquel viejo costurero anegado de dedales, alfileres y ovillos de hilo empezados y enredados entre sí, al fogón; allí donde pasaba largas horas cocinando para otros. Para su hija y su yerno, con quienes convivía. Para que, una vez finalizadas sus respectivas jornadas laborales, se sentaran a mesa puesta. Para sus nietos. Para que, a la vuelta de la escuela, saciaran su voraz apetito. Para el resto de la familia. Para que cuando al calor de las celebraciones navideñas, de cumpleños, aniversarios, patronales y un largo etcétera que conformaban nuestro intenso calendario consanguíneo, agradáramos el paladar alrededor de una impecable mesa siempre cubierta por un impoluto mantel blanco, donde la vajilla, cristalería y cubertería relucían gracias esas laboriosas manos que previamente se habían encomendado a enjabonarlas, frotarlas y secarlas vigorosamente. Disfrutaba viendo cómo sus manos se desplazaban del fogón al salón de estar a media mañana para colocarse sus grandes gafas de concha y dedicar unos minutos a su afición por la lectura. Interés por lo que albergaban las letras impresas y, al mismo tiempo, por transmitirlo a quien tuviera a su lado, que habitualmente era yo. Por transmitirlo y por hacer gala de su estilosa lectura en voz alta. Una voz clara y reposada. Sonora. Conmovedora. Capaz de captar profundamente la atención de quien se hallara en el radio que abarcaba su estimulante sonoridad. Invitaba a embriagar nuestras emociones y sentimientos, dando un salto inconsciente de lo literal a lo interpretativo. Al mundo de las sensaciones, del goce. De lo imaginativo. Sus sesiones de lectura eran narraciones de cuentos. Maravillosos cuentos. La receta de «Canutillos de hojaldre rellenos de crema pastelera» de la avezada cocinera Angelita Alfaro se convertía a través de su voz en una apasionante historia. El hojaldre tomaba forma y cuerpo en contacto con unas manos que lo moldeaban con cariño. La crema pastelera caía en forma de caudalosa cascada cuando, al retirarla de fuego, era trasladada por las mismas manos del cazo al gigante bol de cristal. Los palos de canela se dejaban entrever en la cascada inclinados como troncos de árboles arrastrados por la furia del río. Extender la masa y cortarla en tiras era como acompañar a mi madre en sus tardes de patronaje y confección, imitarla con los retales que caían al suelo cuando el filo de sus tijeras de modista autodidacta recorría el trazado de las líneas silueteadas sobre la tela. Envolver los conos y los canutillos con las tiras cortadas y
Garazi Landa Escritora Ramanujan Ilustraciones
pegar los extremos con un poco de agua era estar en clase de manualidades. Esas clases en las que, entretenida elaborando mis propias creaciones, el tiempo se esfumaba siempre sin percatarme. Pincelar el hojaldre con huevo batido era como colorear un lienzo. Hornearlo, el tiempo de la espera. Esa espera impaciente con mi mirada clavada en el hojaldre a través del vidrio traslucido de la puerta del horno. Dejarlo enfriar también suponía esperar, pero después retomaba la diversión ayudando a rellenar los canutillos con una manga pastelera. Si la suerte o quizás el cálculo fallido me obsequiaban crema sobrante, la diversión se multiplicaba. Dibujaba letras de crema, completando a menudo mi propio nombre, flores y geométricas formas que terminaban por deshacerse y perderse bajo el trapo sujeto entre las manos de mi madre cuando ultimaba la limpieza de nuestro laboratorio culinario. Años depués, la hechizante mezcla de fantasía y realidad del film «Como agua para chocolate», el rico retrato femenino generacional con que me topé en la pantalla hizo que me recreara en todas aquellas tardes, en todas aquellas horas de cocina, costura, lectura... que de niña pasé junto a mi madre y mi abuela. Las mágicas historias culinarias escritas por Laura Esquivel rememoraron en mí complejas emociones donde había lugar para el amor, para el humor, también para el drama. Quizás para ese sexto sentido que se atribuye a las mujeres y que se respiraba entre las féminas de la familia De la Garza tan minuciosamente descritas por la pluma de su autora. Hacer gala de su estilosa lectura en voz alta. Enorgullecerse de ese saber. Compartir ese tesoro que ella con tanto mimo cuidaba desde el primer día que se lo mostraron en la escuela. Se alfabetizó a una velocidad abismal. Su maestra quisó que continuara educándose para transmitir lo aprendido a los niños, para convertirse, como ella, en maestra de escuela. Rogó a sus padres para que le facilitaran ese camino. Consideraron, sin embargo, que sus manos serían más necesarias y de mayor utilidad tras el mostrador sirviendo jícaras de vino, hogazas de pan, arroz, leche, canela, azúcar, mantequilla, harina, café, huevos, aceite, lentejas, achicoria, higos, pasas o cualquier vianda o producto meticulosamente ordenado en las rústicas estanterías de madera de la tienda-taberna que regentaba su familia. También podría echar una mano en los quehaceres domésticos junto a su madre y sus tres hermanas. Cual Tita de La Garza, debía dedicarse al servicio familiar, pero no completamente ni de por vida. Sin cerrar las puertas al amor de un hombre. Sometida a las agresivas costumbres familiares mexicanas de principios del siglo pasado, Tita De la Garza estaba condenada a dedicar su vida a atender a su autoritaria madre hasta que muriera y olvidar la pasión sexual, el encuentro amoroso con un hombre. Ella no sufrió ese castigo. No se vio obligada a rebelarse contra la injusticia de lo prohibido. Aquellas jícaras de morapio que servía tras el mostrador le sirvieron para iniciarse en la vereda del amor. Manolo llegaba todos los lunes, sin excepción, junto a su tío Isaías para abastecerles de ese vino tan solicitado los domingos por quienes, a la salida de Misa Mayor, se reunían en la tienda-taberna de los Lizarraga a comentar los pormenores de la semana: los estragos cometidos por las tardías heladas en los cultivos de patata, la última adquisición de un par de robustas y prometedoras reses por parte de Trinidad Larralde, el decimosexto y, una vez más, interminable parto de Eugenia Etxaide... No faltaba tiempo para las especulaciones y los chismorreos que servían para ati-
zar la vida tranquila y serena del pueblo. Manolo la vio por primera vez, tras el mostrador, de espaldas, colocanado la última remesa de arroz que guardaban en el almacén. Le llamó la atención su larga y esbelta figura. Y sus manos. A partir de aquel momento, los lunes se fueron sucediendo primero miramientos, después tímidos saludos, a los que prosiguieron breves conversaciones que a medida que iban sembrando el terreno de la confianza se olvidaban de las manecillas del reloj, cumplidos y, finalmente, una petición. Una petición de mano a la antigua usanza. Con el pertinente ágape, las palabras de pedida del novio y el consentimiento del progenitor de la novia, de Andrés. Esa esbelta figura que observó Manolo era la misma que contemplaba yo todo los domingos con satisfacción cada vez que veía cómo se alejaba de mí elegante y majestuosamente, enfundada en las elegantes ropas que ella misma había cosido minuciosamente junto a su viejo costurero, para dirigirse al atril del altar, a otra de sus sesiones de lectura en voz alta. Protestaba a regañadientes y en voz baja cuando Don Gerardo, el cura, le dirigía el gesto de aviso, pero, en el fondo, yo sabía que era el momento que más esperaba durante toda la liturgia. Era su ocasión para poder compartir el tesoro que le había brindado la escuela. Ese saber. Un saber que no habían podido atesorar muchos niños y niñas de su edad porque no se les dio escuela, porque el único alfabeto que pudiron conocer fue el de las largas horas de trabajo. Trabajo en vez de educación. Pueriles manos agrietadas por el injusto esfuerzo. Alguien me dijo cuando comencé mis andaduras que para llevar un buen camino había una regla de oro. Ese alguien no era una desconocida. Era mi abuela. 13 de junio de 2008. Sentada en mi butaca frente al televisor, observo a miembros de Etxerat denunciando que al preso Mikel Ibáñez, a pesar de sufrir de cáncer, lo mantendrán preso; 11 de junio de 2008. Sentada en mi butaca frente al televisor, me entero de que la Guardia Civil detuvo anoche en Orio a dos personas acusadas de efectuar pagos voluntarios a ETA; 7 de junio de 2008. Sentada en mi butaca frente al televisor, escucho cómo durante la pasada madrugada las rotativas del diario «El correo», en Zamudio, han sido objeto del último atentado de ETA; 2 de junio de 2008. Sentada en mi butaca frente al televisor, me sobresalto al ver unas imágenes en las que agreden al edil socialista de Pasaia Bixen Itxaso al término del pleno que aprobó la tan discutida moción ética. Sentada en mi butaca frente al televisor, pero sin dirigirle mi atención, recuerdo las palabras de mi abuela, su regla de oro: «Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción». Debo aferrarme a esa dicha que es la esperanza, debemos.
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En primera persona
Fernando
escolta privado Haritu ha querido acercarse este mes a una de esas realidades anormales con las que convivimos de la forma más normal que podemos. Es la realidad de la amenaza, de esa violencia latente que se proyecta como una macabra diana fantasma sobre algunos colectivos con los que ETA discrepa. Y frente a esa sombra, siempre hay otra, la de los escoltas; personas que han hecho de exponer su pellejo su profesión, y que viven a caballo entre sus vidas y las de sus protegidos. 13 horas al día, siete días a la semana. El escolta que nos recibe pide que le llamemos Fernando y trabaja en San Sebastián, a donde llegó tras abandonar el Ejército y elegir un trabajo que, poco a poco, se va convirtiendo para él en una causa por la que luchar.
Haritu: ¿Por qué abandonaste el Ejército para convertirte en escolta? Fernando: hombre, primero porque se gana más y segundo porque tuve una lesión en el abdomen que me hizo vagar por el Ejército a la espera de que me mandaran a algún destino. Y una vez metido en esto, en el año 2003 me vine a San Sebastián a través de una empresa privada y desde entonces estoy trabajando aquí. Haritu: ¿Qué preparación tenéis? Fernando: pues tenemos formación en seguridad y después, para poder ejercer de escolta, seguimos un curso del Ministerio del Interior que hay que completar con las pruebas de armas. Eso los privados. Los que vienen de la Policía o la Guardia Civil tienen su formación de agentes, pero no cuentan con una formación específica como escoltas como tenemos nosotros. Y luego, claro está, hay al-
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gunos que trabajan protegiendo a personalidades concretas, que también tienen una formación distinta y que son gente especial. Pero para ser escolta y proteger a un ciudadano de a pie que puede estar amenazado por ETA, el recorrido es el que te digo del curso del Ministerio del Interior. Haritu: ¿Cómo se decide asignar un escolta público o privado a alguien? Fernando: sencillamente, en función de si son cargos públicos o no. Y en el País Vasco, los privados somos el grueso del colectivo de escoltas, unos 2.000 de los poco más de 3.000 que debe de haber, porque hay muchísimas personas que no son cargos públicos pero que necesitan ser protegidos por su actividad social o profesional, por su significación política o por lo que sea que les pueda convertir en objetivo de los terroristas. Haritu: ¿Es un trabajo duro?
Fernando: pues eso depende mucho del destino que te toque, de tu personalidad y de con quién trabajes. Antes había más escoltas vascos, pero actualmente, como un 80% de los escoltas que trabajamos en el País Vasco somos de fuera, nos apoyamos mutuamente para hacernos la vida más fácil. Pero siempre se hace duro el día a día. Desde el momento en que sales de casa, que es cuando más posibilidades hay de que te pase algo. Sales tenso y en guardia desde el primer momento. Y eso se hace pesado. Haritu: ¿Es muy diferente ejercer de escolta en el País Vasco que en cualquier otro lugar? Fernando: sí, claro. Ten en cuenta que nosotros sentimos que aquí mi vecino puede estar vigilándome y pasando información sobre a qué me dedico y cuál es mi rutina. Además, en Madrid por ejemplo, ser escolta está bien visto, pero aquí siempre tienes que
Álvaro González Texto Karlos Corbella Fotos
«Aquí hay un conflicto político y es algo que debe existir en todos los ámbitos, pero no se pueden violar los derechos humanos» 19
En primera persona
andar escondiéndolo, e incluso hacerte una tarjeta de descuento del supermercado se hace duro, porque no sabes a quién le estás dando información sobre tu vida. Y eso es lo que pasa todo el día. La primera pregunta que hacemos cuando conocemos a alguien es: «¿A qué te dedicas?». Y te incomoda, porque se hace duro tener que andar escamoteándole a la gente la verdad, pero a veces tienes que salir por peteneras, y otras por soleares... (ríe). Hay veces que te limitas a decir que te dedicas a la seguridad. Pero también hay veces que no puedes evitar sincerarte, y eso provoca que haya gente que no pueda verte o que puedas tener un buen trato con ellos, pero si te ven cuando están con sus amigos, que igual son abertzales, ni te saludan. Es duro, sí. Haritu: ¿Tienes vida, aparte del trabajo? ¿Puedes ir de poteo con tus amigos..? 20 Haritu
Fernando: mis amigos son gente relacionada 100% con mi trabajo. Mi vida aquí es el trabajo. Tengo amigos, bueno, conocidos con los que tengo cierta amistad, que no están directamente relacionados con el trabajo. Pero muchas veces te encuentras con que igual no quieren ir contigo a algunos sitios, o con que les ofreces acercar al hijo al cole o lo que sea y les asusta porque antes tienes que mirar debajo del coche. Además, si alguien te identifica en un bar, hay situaciones desagradables y a veces tienes que oír comentarios como que alguien pida un trapo para limpiar la barra porque se ha apoyado la txakurrada. Así que, la verdad es que no es nada fácil la vida aquí para nosotros en ese sentido. Yo estoy casado y tengo dos hijas. Hace unos años me las traje al País Vasco y apenas un año después decidimos que se volvieran a Sevilla, porque era durísimo para ellas y para mí.
Haritu: ¿Y cómo se lleva la distancia? Fernando: mal. Tan mal que el tiempo, la distancia y demás han hecho que el matrimonio se haya esfumado, porque si una relación es difícil cuando la puedes construir día a día, imagínate así. En mi caso, mi matrimonio se puede decir que ha quedado obsoleto. Y duele, pero... Haritu: ¿Os compensa el sueldo? Fernando: pues una cosa te voy a decir: muchas veces se piensa que cobramos un pastón, pero no es así. Y menos desde que en 2004 se declaró la última tregua. Trabajamos turnos de unos veinte días, o el mes entero si no quieres descansar, y si tu protegido está mucho en la calle, pues esa es tu jornada laboral. Vivimos dos veces, porque vivimos nuestra vida y la del concejal, y además tenemos nuestro piso aquí, con los
alquileres que se cobran, y el de la familia allí donde esté, por lo que el dinero no compensa. Sufres estrés, expones tu vida y renuncias a estar cerca de tu gente para vivir rodeado casi única y exclusivamente de tu trabajo y de las amistades que puedas hacer relacionadas con él. Y ya, concretando, antes sí que es verdad que se pagaba muy bien y podías llegar a cobrar 4.000 euros al mes. Pero desde hace unos cuatro años, como te decía antes, empezó a bajar y ahora no se cobra más que apenas la mitad. El sueldo medio, para que te hagas idea, es de unos 2.000 o 2.300 euros por un trabajo que no entiende de horarios ni de jornadas laborales, porque siempre tienes que estar disponible. Para que te formes una idea, este mes yo voy a trabajar 28 días metiendo una media de 13 horas al día, con lo que conlleva eso de estar más tiempo expuesto y de arriesgar tu vida, y a la vez, de no tener vida para ti. Haritu: entonces, ¿qué te motiva a seguir trabajando de escolta en el País Vasco? Fernando: pues es curioso, pero es una reflexión que hemos hecho muchos compañeros. Cuando ETA declaró su alto el fuego, muchos empezaron a hacer números, vieron que no les compensaba el trabajo y empezaron a plantearse dejar Euskadi. Pero cuando estos señores pusieron la primera bomba, todo cambió y hubo una especie de compromiso con quedarnos para evitar que esta gente pueda hacer lo que está haciendo. Yo tengo en la memoria a un protegido que tuve a mi cargo al poco de llegar aquí. Yo veía su día a día en un pueblecito del Goierri guipuzcoano y le preguntaba: ¿Por qué sigues aquí? ¿Por qué sigues metido en esto? El tío tenía hasta alteraciones en la piel debido a problemas nerviosos y demás, y estaba claro que lo estaba pasando muy mal, que lo estaba sufriendo e incluso le teníamos que tranquilizar nosotros. El hombre estaba en parte así porque habían matado a alguno de sus compañeros, no tenía casi amigos en el pueblo, la gente le miraba mal... Y llegó un momento en el que le pregunté cómo podía vivir así. Él es extremeño, y le dije: «¿Por qué no vuelves a tu tierra a vivir tranquilo?». «Esto
es muy complicado y muy difícil, pero hay motivos que tú quizá no entiendas aún», me contestó. Y la cosa quedó ahí. Cuatro años después, cuando ya le tenía perdida la pista, me llamó y me dijo: «Oye, Fernando, ¿te has enterado de lo de Isaías Carrasco?» Le dije que sí. Y me contestó: «Pues por eso no me voy». Cuatro años más tarde, con cuatro palabras, lo había entendido. Y en el fondo es lo que nos hace quedarnos a trabajar aquí. Haritu: ¿Cómo es la relación entre el escolta y el protegido? ¿La implicación personal con él es buena para la seguridad, es mala, o es simplemente inevitable? Fernando: lo que te enseñan los libros es que la relación con el protegido tiene que ser la mínima. Ni mucha, ni poca: la estrictamente profesional, con un cierto grado de afecto y amabilidad, por supuesto. Nosotros no actuamos como los escoltas públicos, que rotan cada equis tiempo de protegido y no les da tiempo a vincularse a él. Nosotros nos podemos tirar con una persona años, hasta que deje de necesitar escolta, o hasta que tú o él pidáis el cambio. Y eso hace que sepas todo de su vida, pero no te puedes meter. Entonces, es complicado. Pero en mi opinión, cuanto más sepas, mejor le puedes defender, porque sabes cómo se lleva con cada quién, aunque siempre sin extralimitarse, porque a veces, y hablando en general, si les das la mano, te cogen el brazo. Haritu: ahora que lo comentas, hace poco el Sindicato Unificado de Policía sacó un comunicado por el que subrayaba que no sois mayordomos y establecía unas pautas de relación para evitar estas situaciones. ¿Abusan mucho los protegidos de vuestros servicios? Fernando: hay de todo. Depende de la cultura y de la altura humana que tenga el protegido. Cada uno somos un mundo y está claro que corremos el riesgo de toparnos con alguien que abuse. Nosotros somos elementos de seguridad, somos un brazo del Ministerio del Interior, por lo que todo lo que les decimos es por su seguridad. Pero hay prote-
gidos más rebeldes con las directrices que les damos de no frecuentar demasiado los mismos lugares públicos a las mismas horas y demás. Y luego otra cosa es lo que tú preguntabas, que es el abuso. Con tantas horas en el coche, yendo a donde nos dicen que van,… es fácil que a veces te pidan que les acerques algo a algún lado, o que lleves a un amigo, o lo que sea. Nosotros no somos taxistas ni mayordomos, pero ahí debería entrar el Ministerio, porque si yo paso una queja, nadie me hace ni caso. Haritu: hablando de los protegidos rebeldes, ¿existe un decálogo del buen protegido, alguna serie de normas que deben observar para hacer más seguro su día a día? Fernando: sí, nosotros les damos unas directrices para que hagan lo que deben con el fin de estar más seguros, pero a veces apuestan por la inseguridad, y eso pone al escolta también en peligro. Pero en todo tiene que haber un margen flexible, porque naturalmente son personas que tienen que tener algunos hábitos y quedar para ver a determinada gente por ejemplo un sábado a la noche en una sociedad, o lo que sea. Y no es seguro, pero… Lo que nosotros hacemos es minimizar, controlar el peligro que puede haber tras cada uno de esos comportamientos del protegido. Por eso, es más decálogo nuestro que de ellos. Nosotros tenemos que pensar mal, como si fuéramos terroristas. Imaginar cómo atacaríamos y controlar que eso no pase colocándonos en un sitio discreto pero con buena visibilidad… Al final, hay que adaptar la seguridad al contexto que haya y a la vida del protegido, que tiene que ser lo más normal posible dentro de la anormalidad. De todas formas, es difícil casar estas dos almas, porque a veces tienen prisa y debes controlar los bajos del coche y demás, porque es mejor perder diez minutos en la vida que la vida en diez minutos. Haritu: en mayo del año pasado, el escolta del concejal socialista Gabriel Ginés resultó gravemente herido por una bomba lapa que estalló bajo su coche. ¿Cómo vivisteis aquel ataque que estuvo a punto de 21
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costar la vida a vuestro compañero, y el hecho de que os pinten bombas en los coches, ataquen las casas con cóteles molotov y demás? Fernando: buff... Dicen que no van a por nosotros, pero fuera aquella bomba contra quien fuera, lo que está claro es que estaba pensada para matar a los tres, porque habitualmente vamos escolta, chófer y protegido. Así que está claro que estamos amenazados por la violencia. Está claro que el miedo siempre está presente. Pero lo peor no es eso, sino las miradas de los vecinos llenas de odio... que no te intimida, pero te incomoda y hace que la tensión se convierta en habitual. Y tener que enfrentarte con esas miradas y esos comentarios día a día es lo que añade ese plus de presión, aunque sea una minoría de la población la que la ejerce, porque también están quienes te transmiten su complicidad con su saludo y quienes reflejan dolor en sus ojos cuando ETA comete un atentado, y esos son la mayoría de la sociedad vasca. Haritu: ¿Qué opinas del conflicto vasco? Unos dicen que consiste sólo en que existe violencia y otros que es de origen político. También hay quienes dicen directamente que no hay conflicto. ¿Tú, cómo lo ves? Fernando: hombre, está claro que conflicto hay, y muertes también. Pero no sólo muertos, sino peleas entre los diferentes partidos, por lo que hay conflicto. Pero además del político y del de la violencia, yo creo que se esconde un conflicto social, armado sí, pero en el que se trasgreden barreras que no se deben trasgredir. A ver. El conflicto es en parte normal. En Andalucía, habrá algunos que se sientan sevillistas y otros béticos, pero eso se puede admitir (je,je,...). Aquí hay un conflicto político, y eso no sólo se puede permitir, sino que debe existir en todos los ámbitos, pero que se rompan los derechos fundamentales de las personas, eso es lo que no se puede permitir.
minadas. No se puede dialogar con unos tíos matando gente por ahí, ni con quienes dicen que ahora han decidido no matarte, pero que igual mañana les da la vena porque algo no les convence, rompen su tregua y aquí no pasa nada porque volvemos a las pistolas y vuelta a empezar. Los políticos tienen la responsabilidad de abordar este diálogo y eso es lo que se hace desde los tiempos de los romanos, pero todo esto no puede estar tutelado por una pistola y con la amenaza que significa que alguien se despierte con la intención de quitarle la vida a otro. Una vez que ese diálogo esté en marcha, se podrá hablar de todo. Ahora, eso sí, aquellos que tengan delitos de sangre que cumplan sus condenas. Y aquí, permíteme que hable casi por todos mis compañeros, porque lo que se habla en la calle es eso, que con quienes tengan delitos se haga lo que se tenga que hacer, porque quizá tengan lugar para una segunda oportunidad en la vida, pero con aquellos que sean responsables de arrebatar vidas, no. Es que es como si yo, que llevo una pistola, alguien me amenaza, me insulta o lo que sea, se pasa más de lo debido, y como estoy enfrentado a él, le saco el arma y lo mato. Y cuando llegue el proceso de diálogo, mando una cartita para que me dejen salir de la cárcel como si no hubiera pasado nada. No. Diálogo sí, claro, pero sin ningún tipo de violencia, sin amenazas, y teniendo cuidado con cómo se pactan los acuerdos. Y creo que hasta que el Estado y la sociedad no les tenga acorralados, esto va a ser difícil de conseguir, aunque se va avanzando hacia este escenario. Haritu: en este sentido, ¿qué valor das a la labor policial?
Haritu: ¿Cuál crees que es la mejor receta para acabar con esa situación?
Fernando: puf, todo. Y va al hilo de lo que te decía de acorralarlos. Incluso Francia lo ha entendido así y ya presiona para que los miembros de ETA no estén cómodos en su suelo, que en su día fue su santuario. Entre eso y la labor de la Policía a este lado de la frontera conseguimos que, a nosotros, nos proteja como un filtro, y que a mi protegido, por ejemplo, le vaya a llegar menos gente y en peores condiciones para intentar pegarle un tiro en la cabeza.
Fernando: para acabar con el conflicto armado, mi receta es el diálogo. Pero el diálogo de una forma y en unas circunstancias deter-
Haritu: hablabas antes del dolor de un concejal amenazado, de su angustia y de su sufrimiento. También hablabas de lo nece-
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sario que es respetar los derechos de todos. ¿Entiendes la denuncia que hacen quienes sufren la política de dispersión y sus consecuencias, por ejemplo? ¿Sientes su dolor? Fernando: la tortura, por parte de quienes la ejerzan y demás, es abominable. Pero lo cierto es que quienes han quitado la vida a alguien y han dejado a una familia rota no pueden creer que les va a salir gratis. Para que dejen de matar hay que ponérselo lo más difícil posible, y si siguen matando, tendrás que saber que igual haces que tu madre tenga que viajar 800 kilómetros para verte. Y aún así, ella puede verte, pero la madre de aquél al que asesinaste no tiene esa suerte, ni viajando en vez de 800, ocho millones de kilómetros. Lo lamento, pero no siento ese dolor, porque lo entiendo como un castigo de quien ha arrebatado una vida. Y no veo que sea posible a corto plazo que los familiares de un asesinado por ETA salgan a defender el derecho de los familiares de su asesino a tenerle cerca, igual que no veo que los familiares del etarra se solidaricen con la familia de las víctimas cuando se produce un nuevo atentado. Cuando alguien dé este tipo de pasos, quizá se puedan cambiar las dinámicas, pero a día de hoy, yo por lo menos, no puedo. Haritu: volviendo al final de ETA y al diálogo como receta, en mayo de 2005, el Congreso aprobó un texto que permitía al Gobierno dialogar con ETA en ausencia de violencia y en unas determinadas condiciones. ¿Qué opinas de este tipo de iniciativas que plantean que el diálogo puede ayudar a que desaparezca definitivamente la violencia? Fernando: no, no, no. El diálogo no puede ayudar al fin de la violencia. El diálogo es el fin de la violencia, y sin él no habrá más que violencia y sufrimiento. Pero yo considero que ya estamos escarmentados, y hay que tener muy claro qué condiciones se pone al diálogo, y para mí, la irrenunciable es que no haya violencia. ¿Cómo se refleja eso? Pues ahí está el problema, porque aquí las treguas las rompen cuando quieren, y eso no es un alto el fuego permanente, ni deja claro qué va a ser una «voluntad clara de dejar de asesinar». Si quieres dejar de matar, deja de hacerlo de una vez por todas, y entonces nos juntaremos a dialogar.
Haritu: en este sentido, ¿cómo viviste la tregua? Fernando: ¿ves?, tregua. Cuando se habla de tregua, no es una tregua para los muertos. Es para los vivos, para aquellos a quienes la organización puede decidir matar al día siguiente. El Estado tiene los suficientes instrumentos para ponerse a hablar como estamos haciendo tú y yo y solucionar las cosas, y esto se podrá hacer legalmente o no, pero está claro que con una bomba, nunca. Y eso es lo que pasó, que se intentó dialogar y negociar con una pistola sobre la mesa. Y así, nunca. Haritu: ¿Qué sentiste cuando supiste del atentado de Barajas con el que saltó por los aires la tregua de ETA? Fernando: fue un tremendo jarro de agua fría. Parecía que todo estaba encauzado y la verdad es que todos estábamos mucho más tranquilos, sin la presión constante de la amenaza pendiendo sobre el cuello. Seguíamos alerta, porque en cualquier momento puede irse todo al carajo, como ocurrió, y te puede tocar a ti. Pero estábamos más tranqui-
los. Ahora (rebusca en la cartera y saca una fotocopia a color, reducida, en la que se ven las caras de seis jóvenes con estética de la izquierda abertzale), llevamos otra vez fotos de los activistas que la Policía sospecha que tienen más posibilidades de atacarnos y debes estar más pendiente. Al final, como ha pasado una y otra vez, cuando más crees que la cosa va para adelante, todo se revienta. Haritu: en el plano estrictamente político, ¿entiendes los debates abiertos sobre el marco jurídico-político o el derecho a decidir de la sociedad vasca? Fernando: yo entiendo que España es como una comunidad de vecinos. Por ese motivo no veo nada claro eso de que coja uno y tabique su trozo de escalera sin consultarlo con el resto de la vecindad. Si tú quieres dar un uso exclusivo a un terreno que es de todos, debes preguntarles si te dejan, si lo ven bien o mal... Todos los españoles aportan dinero, por ejemplo, a Andalucía, igual que ella aporta al resto, por lo que a la hora de decidir, yo creo que deberíamos poder decidir todos.
Haritu: ¿Cómo imaginas el futuro de Euskadi a medio plazo? Fernando: a mi parecer, la convivencia va a ser difícil, porque no creo que, si un día todo esto termina, aquellos que han estado con una pistola en el cinturón matando en nombre de la salvación de su patria luego acepten ser barrenderos, o lo que les toque. Querrán ser los jefes y cobrarse los servicios prestados, y no sé si podrán participar en la construcción de una sociedad plenamente democrática. Haritu: ¿Eres optimista respecto al fin del conflicto en esta tierra? Fernando: yo creo que esto ha de terminar antes o después. Pero considero que perdurará más el conflicto social, porque en ese tema existen muchos enfrentamientos casi personales, muchas rencillas encendidísimas, que costará bastante curar. Y ahí, creo que seguiremos haciendo falta los que trabajamos con el fin de asegurar que el odio latente no acabe en nuevos brotes de violencia.
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Hilvanando
Hari-muturrak...
Biktimen kalteak aitortuz eta arinduz
Erasoka adierazpen askatasunari
Indarkeriaren biktimak omendu eta haien kalteak arintzeko urratsak bata bestearen atzetik egiten ari dira azken boladan. Batetik, Terrorismoaren Biktimak Aintzatesteko eta Babesteko Legea onartu zen iragan ekainaren 19an Eusko Legebiltzarreko osoko bilkuran. EHAK-k izan ezik, hirukoak, PSEk, PPk eta Aralarrek, egitasmoaren alde bozkatu zuten; EHAK-ko legebiltzarkideek ez zuten saioan parte hartu. Legea ETAren biktimei dago zuzenduta batik bat, baina baita GALen eta eskuin muturreko taldeenei ere. Helburua, azken finean, biktimei egindako kaltea aitortzea eta arintzea da, eta horretarako bi motatako neurriak aurreikusten dira haientzat. Etikoak eta moralak batetik, eta ekonomikoak bestetik. Horrela, besteak beste, diru-laguntzak emango dituzte atentatuetan kaltetutako etxebizitzak eta autoak konpontzeko eta mehatxatuta daudenen etxeetan, lokaletan eta ibilgailuetan segurtasun sistemak jartzeko. Indarkeriari zilegitasuna kentzeko ekitaldiak egiteko beharra ere azpimarratzen du Legeak. Halaber, ekintza terroristen biktimek laguntza medikoa (fisikoa eta psikologikoa) izango dute, eta atentatu larrietakoek ez dute hezkuntzako tasak ordaindu beharko. Biktimak lan munduan sartzeko neurriak ere sustatuko dituzte. Legea EAEn atentatua pairatu dutenentzat eta EAEn etxebizitza izanda atentatua kanpoan izan dutenentzat dago zuzenduta. Bestetik, Eusko Legebiltzarrak bultzaturiko ÂŤBiktimakÂť erakusketa ibiltaria Europako Kontseiluan, giza eskubideak babesteko kontinenteko erakunde nagusian, ere izango da ikusgai. Legebiltzarrean bi hilabetez egon da, eta 5.000 pertsonak baino gehiagok bisitatu dute.
ÂŤPrentsa askatasunarekin, adierazpen askatasunarekin eta informazioaren aniztasunarekin dugun konpromisoa aldarrikatu nahi dugu. Ez gara inolaz ere lehergailuen indarrez kikilduko. Komunikabideetako langileok lanean jarraituko dugu bizitza eskubidearen alde eta adierazpen askatasunaren defentsan, inolako zentsurarik eta presiorik gabe erabilia izan dadinÂť. Lucia Martinez Odriozola Bizkaiko Kazetarien Elkarteko presidenteak esaniko hitzak dira, ETAk El Correo egunkariaren aurka lehergailua jarri izana salatzeko elkarretaratzean antolatzaileen izenean esanikoak. Urte honetan hamar urte beteko dira Egin egunkaria eta irratiak itxi zituztela. 2001ean Diario Vasco egunkariko Santiago Oleaga Elejabarrieta zuzendari finantzieroa armaz hil zuen ETAk. Euskaraz adieraztearen aurkako eraso larria gauzatu zen orain bost urte Guardia Zibilak, Espainiako Auzitegi Nazionalaren aginduz, Euskaldunon Egunkaria itxi zuenean. Adierazpen askatasaunaren aurkako erasoak guztiak, gizarte demokratikoetan oinarrizko eskubidea denaren kontrakoak. Hitzaren eskubidea urratzen denean, indarkeriaren txanda da, txanda onartezina. Inork ez du inor isilarazi behar eta ahots guztiak entzun behar dira. Lehergailuek ez dute askatasunaren elea mututuko.
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...hilos sueltos
Dramático síntoma
Debatir sobre la consulta
La localidad guipuzcoana de Pasaia ha visto cómo la crispación se traduce en violencia y cómo un vecino del pueblo puede agredir a otro en un dramático choque de ideas enfrentadas. Insultos, empujones… Los simpatizantes de la izquierda abertzale querían denunciar las mociones que el PSE está impulsando para desbancar a ANV de los Consistorios en los que gobierna y el pleno terminó con el ex alcalde Bixen Itxaso sangrando por su ceja abierta de un puñetazo. Se puede compartir o no la legitimidad que tiene una mayoría formada por los representantes elegidos por los ciudadanos de un municipio para desbancar del gobierno a otra formación que igualmente representa a sus electores y que además obtuvo el mayor número de votos. Es un debate tan viejo como la propia democracia y que ya se abrió en suelo vasco cuando PP y PSOE se apoyaron mutuamente para arrebatar al PNV las alcaldías de varios pueblos de la margen izquierda vizcaína, o incluso, la Diputación Foral de Álava, donde los jeltzales habían sido la lista más votada. Pero lo que es indiscutible es que sólo una situación excepcional de tensión, alimentada por aquellos a los que les interesa que ésta exista, explica que la política municipal se esté haciendo tan irrespirable como para que dos vecinos lleguen a las manos en pleno Ayuntamiento. Y estas agresiones contra la convivencia son un intolerable y dramático síntoma de lo mucho que la sociedad vasca necesita volver a avanzar por el camino de la normalización democrática y social.
El debate sobre el futuro de la consulta propuesta por el Gobierno Vasco llega a su punto más caliente a las puertas del verano. Seguramente se convertirá en una de esas serpientes de las que los periódicos tiran para paliar la sequía informativa habitual en estas fechas vacacionales, pero en el fondo se esconden cuestiones de gran calado. ¿Pueden un par de preguntas convulsionar un contexto político de la forma en la que algunos están consiguiendo que lo hagan? ¿Es imposible plantear un ejercicio de democracia directa como éste en el marco del Estado español? ¿Tan peligroso es conocer qué piensa la ciudadanía? El propio lehendakari ya ha adelantado que en su hoja de ruta se dibuja un escenario en el que, si se celebra la consulta y el resultado respalda con una mayoría de votos afirmativos las preguntas planteadas, el siguiente paso sería abrir un proceso de negociación entre todos los partidos vascos para, siguiendo ese hipotético mandato de la ciudadanía, llegar a un acuerdo sobre el futuro político. Todo esto, eso sí, una vez que ETA decida «echar la persiana» y acatar también esa más que posible petición de la sociedad vasca en cuyo nombre tanto le gusta hablar. El primer paso ya está andado, aunque una vez aprobada la Ley de consultas en sede parlamentaria, ésta deberá pasar el cedazo del Tribunal Constitucional, y el gobierno español no parece muy dispuesto a sentarse a dialogar. Pero el debate sobre el derecho a decidir, sobre si es tan grave dejar que se oiga la voz de la sociedad vasca, está abierto y, en un escenario de parálisis como el actual, es el único que hay sobre la mesa. Ahora, toca abordarlo sin dramatismos y con la vista puesta en el futuro.
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Hemeroteka
Umorea
Tasio Gara, 29 de junio
Guillermo El Mundo, 23 de junio
Montxo Berria, 20 de junio
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Esandakoak «No divide quien pregunta, sino quien prohibe consultar. En el siglo XXI, la convivencia entre los pueblos se sustenta en la libre adhesión, no en la imposición».
Juan José Ibarretxe, lehendakari
«El Gobierno dirá siempre que no al derecho a decidir, es decir, a la autodeterminación, lo plantee quien lo plantee, ETA o el propio lehendakari(...), que vuelve a presentar un plan que no tiene cabida en nuestra Constitución. Ibarretxe ha cogido un atajo que le conduce a ninguna parte».
Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior.
«Tengan ustedes la seguridad de que el 25 de octubre habrá una consulta en nuestro país y cada vez que una papeleta de estas se introduzca en la urna estaremos dando pasos en favor de la paz y de la normalizacion politica».
Joseba Azkarraga, consejero de Justicia del Gobierno Vasco.
«Yo quiero hablar con los partidos nacionalistas, como lo hice durante el gobierno de Aznar en 1996, que funcionó muy bien (...) pero el Estatuto está muy bien como está. La prioridad es acabar con ETA y ocuparse de los problemas de los ciudadanos, y no modificar el marco jurídico y político».
Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular.
«El sistema en el Estado español y en la Comunidad Autónoma Vasca no tiene las salvaguardas y los mecanismos necesarios considerados por las instituciones europeas e internacionales para evitar la tortura. Uno de ellos es precisamente poner en marcha un mecanismo independiente para investigar las denuncias con lo que las autoridades podrían demostrar que las denuncias son falsas y que ETA no tiene razón».
Irene Kahn, Secretaria general de Amnistía Internacional.
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A dos bandas
A. B. López de Lerena Texto Karlos Corbella Fotografías
Contrapuntos sobre el encaje del autogobierno vasco José Angel Esnaola & Javier Corcuera Javier Corcuera y José Angel Esnaola son dos expertos juristas que conocen al dedillo los entresijos de los textos que definen el marco jurídico del País Vasco dentro del Estado español. Con sus matices, los dos arman y desarman el puzzle del autogobierno vasco, desentrañando las posibilidades de encaje que éste puede tener en un momento histórico en el que la reforma del Estatuto de Gernika y la consulta popular llaman continuamente a la puerta y marcan el ritmo de una entrevista que es más un rico debate sobre el presente y el futuro de nuestra realidad más cercana.
Haritu: ¿Cómo valoran el debate suscitado en torno al autogobierno vasco y a la posible reforma del marco jurídico político vasco de cara a lo que se ha venido a denominar «normalización política»? Javier Corcuera: mi punto de partida es que en la Constitución se pueden cambiar los estatutos en el marco establecido. Los ejemplos de Cataluña o Andalucía es cierto que abren una puerta a entender los estatutos de una forma más amplia, casi como si ellos mismos fueran una constitución de las comunidades autonómicas. ¿Puede ser conveniente que en el País Vasco se redacte un estatuto mejor que el de hace 30 años que regule de manera más
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apropiada determinadas cuestiones o que incluya a las nuevas instituciones y realidades surgidas en este periodo? Me parece muy bien, pero eso es un proceso de reforma estatutaria, y lo que se está planteando no va por ahí, porque en el mejor de los casos, para mi es la ejecución de una estrategia partidista en la que el lehendakari, sólo al final de la legislatura, plantea algo que sabe que no va a salir para movilizar a su voto y también al del mundo de HB, que seguramente no va a poder presentarse y el lehendakari cree que de esta forma sus votos pueden caer en sus redes.
José Angel Esnaola: yo creo que se están reformando los marcos de autogobierno en mu-
chos lugares del Estado, no sólo en Euskadi y Cataluña, porque el mundo ha cambiado mucho durante estos 30 años. Ya no hay Guerra Fría, existe el fenómeno de la globalización... que han hecho que haya quienes quieran actualizar los marcos. Es, por ejemplo, el caso de Valencia, una comunidad que no es sospechosa de actuar por impulsos nacionalistas en la que se han conquistado espacios de autogobierno que les han proporcionado un gran bienestar y les ha hecho querer gestionar su bienestar. Por eso creo que la reivindicación de reformar los marcos no tiene por qué responder a un impulso nacionalista, si bien creo que en los casos vasco y catalán concurren también otros elementos de fondo, como es
plantear el encaje de dos comunidades que estaban mucho más avanzadas que el conjunto del Estado y que tienen una demanda histórica de tener un espacio especial. Yo creo que estoy de acuerdo con Javier en que la solución probablemente vendría de una reforma de la Constitución que la hicera avanzar hacia un modelo de corte federal que cerrara este debate sobre el encaje de las diferentes realidades en el Estado. Y respondiendo concretamente a la pregunta sobre la actual realidad de esta cuestión en el ámbito
vasco, también veo que aquí puede estar planteándose una especie de pista de aterrizaje para la izquierda abertzale en la que tendría cabida el argumento de la consulta, que podría servir para integrar al mundo más moderado, más político por decirlo de alguna forma, de la izquierda abertzale.
Javier Corcuera: bueno, a ver. En primer lugar, quisiera matizar que mayor autogobierno no tiene por qué significar mejor autogobierno, o sea
que no por coger las competencias vas a tener servicios mejores. Yo creo que el problema que tiene Euskadi no es un problema de mayor autogobierno. Esukadi está cobrando de España más de lo que está aportando, siendo una comunidad más rica que la media del Estado, y eso es una realidad sangrante que tampoco podemos olvidar. Y, a pesar de esta realidad, se está lanzando el discurso victimista de que no estamos haciendo lo que podríamos hacer porque no nos dejan, cuando en realidad tenemos un montón
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A dos bandas José Angel Esnaola
«La reivindicación de reformar los marcos no tiene por qué responder a un impulso nacionalista»
más de dinero para gestionar las mismas competencias que los demás. El problema es que, a pesar de todo, se sigue diciendo que no se cumple el Estatuto de Gernika, y eso me parece una hermosa demagogia. El problema del encaje de Euskadi en España igual se solucionaría si fuéramos más sinceros. Cuando se dice que ahora tenemos una autonomía mucho menor de la que imaginábamos en el 79, yo creo que la gente miente. Y mienten porque la
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política de subrayar la insatisfacción es una forma lógica de conseguir más poder, y esta política va de hablar de frustración y vender frustración porque estamos entre lo que tenemos y la luna, y eso agita a determinados sectores sociales y políticos. La Constitución Española no impde trabajar por la independencia de Euskadi, y después de la sentencia de Québec, está claro que la democracia exige el reconocimiento a lo que la sociedad diga so-
bre una pregunta clara. A partir de aquí, seguir hablando de determinadas cosas basadas en el victimismo me parece demagogia pura, y creo que el discurso político en Euskadi en parte es un discurso falseado, y por lo tanto, sin salida posible.
José Angel Esnaola: estoy de acuerdo en que aún se pueden desarrollar mejor determinadas competencias que gestionamos y que te-
Javier Corcuera
«Yo creo que el problema que tiene Euskadi no es un problema de mayor autogobierno» nemos algunos problemas con el autogobierno, y en que eso está haciendo que se pierda mucho voto nacionalista. También lo estoy en que la Constitución tiene aún puertas por explorar. Pero cuando hablaba de la pista de aterrizaje de la izquierda abertzale es porque en Loiola se planteó una reforma que hablaba de una autonomía conjunta de Euskadi y Navarra que tendría que ser refrendada en votaciones en ambos territorios, pero que era para este mundo salir con algo para poder venderlo también a los suyos.
fue un proceso de pacificación, pero en el que la izquierda abertzale quiso ligar el fin de ETA a la consecución de determinados intereses políticos. Y esto seguirá encallado hasta que la parte política, Batasuna, se subleve y decida separar estos dos debates.
Javier Corcuera: ya, pero igual antes de plantear estas cosas, aparte de que me extrañaría que los navarros estuvieran dispuestos a participar en esto, habría que decirle a esta gente que ya está bien de que ETA mate y que hay que abandonar todas esas expresiones violentas...
Haritu: en este sentido, ¿cómo valoran lo que sucedió con la reforma del Estatuto que Ibarretxe llevó a Madrid hace más de tres años y que recibió aquel portazo al no ser admitido a trámite a pesar de que llegó al Congreso avalado por la mayoría absolta del Parlamento Vasco y siguiendo esos pasos que el propio Estatuto de Gernika marca para su reforma?
Haritu: perdonen que les interrumpa, pero hemos empezado planteándonos si es necesario reformar el autogobierno para lograr la «normalización política» y ya estamos hablando de ETA. ¿Estamos condenados a abordar pacificación y normalización como dos debates ligados e inseparables? Javier Corcuera: si quieres que sea sincero, yo ya no sé si eso de la normalización es normal, no sé qué es ser normal. No sé si es normal que vivamos en un país en el que matan al concejal de un pueblo y su alcaldesa no se digna a decir nada; no sé si lo es que no se pueda hablar de determinadas cosas en determinados bares, que determinados profesores no puedan decir lo que quieran en sus aulas por miedo. Y creo que todo eso no es normal, porque ETA está matando gente y porque hay algunos que justifican que lo haga. José Angel Esnaola: ya, pero son dos cosas distintas, una el tema de la violencia, y otra el marco de autogobierno en el que nos movamos. Y volviendo a Loiola, yo creo que eso
Javier Corcuera: sí, pero es que entonces volvemos al principo, porque separados los debates, si lo que se plantea es una reforma del marco, los pasos para hacerlo están marcados en el Constitución y en los Estatutos.
Javier Corcuera: es que aquello no fue una reforma del Estatuto, sino que planteaba cosas que no cabían en la Carta Magna, y por lo tanto, se trataba más una reforma encubierta de la Constitución. Y eso se sabía desde el momento en que se planteó. Las reglas de juego es bueno seguirlas, y creo que no era el caso. Hay caminos más rápidos de conseguir lo que se quiere y otros que son más lentos. No veo que el problema principal de la mayoría de los vascos sea la petición de independencia, y en este caso, tampoco sé cuáles son las necesidades de autogobierno que se sienten. Cuando lo sepamos, igual se puede trabajar para ver si hacemos un estatuto nuevo que recoja estas demandas y demás. Pero si no, estamos hablando de grandes palabras, y eso es hablar de nada. José Angel Esnaola: volviendo a Québec, lo que dice es que sea la sociedad la que decida, con una mayoría clara y ante una pregunta clara, qué quiere. Y aquella propuesta no era eso, sino que era algo salido del Parlamento,
que se planteaba después a la ciudadanía. Sólo tenía el impulso institucional y la sociedad tiene que configurar claramente su voluntad para que los políticos sepan cómo satisfacerla.
Haritu: ¿Y cómo se configura esa voluntad? ¿A través de una consulta? José Angel Esnaola: si quieres luego lo abordamos, pero por zanjar lo que sucedió con el Plan Ibarretxe, yo creo que a la mayoría parlamentaria le faltó una mayoría en la calle. Cuando exista, vamos a cambiar nuestro Estatuto, porque, volviendo a Québec, ante una mayoría claramente expresada, la segunda fase es negociar. El Estado no puede negarse a negociar, y creo que esa idea está regulada en el artículo 151, donde se dice que «enviado el Estatuto desde la Comunidad Autónoma, el Estado está obligado a negociar durante un plazo de dos meses en la Comisión Constitucional del Congreso». Esto no ocurrió con el Plan Ibarretxe, porque al redactar nuestro Estatuto se les olvidó incluir que para su reforma se debería seguir el procedimiento, éste, que fue el que se siguió durante su redacción original, cuando el lehendakari Garaikoetxea y el presidente Suárez, se encerraron con sus gabinetes a negociar qué texto salía aprobado, y ante este vacío legal, las Cortes pudieron inadmitir aquel texto a trámite. Si esto se subsana, con voluntad política, se puede abrir un espacio de debate. Y eso es para mi el derecho a decidir, porque estos textos legales no están, no pueden estar desligados de la voluntad de la calle. Es difícil conocer qué quiere esa calle, pero para eso no creo que haga falta una Ley de Consultas como la que ahora se plantea en Euskadi. Hay una ley del Parlamento Vasco aprobada en 2003 que dice que no se debería reformar una sola ley del Estatuto sin abrir el trámite de audiencia ciudadana y escuchar qué opina la gente, y esto no se hace y la ciudadanía es llamada al final de los procesos, no al principio. Y, o conectamos con eso para que una amplia mayoría marque
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A dos bandas José Angel Esnaola
«Con relación al plan Ibarretxe, creo que a la mayoría parlamentaria le faltó una mayoría en la calle» las reglas de juego para que después sea el sistema jurídico el que les dé cauce, o estaremos construyendo la casa por el tejado.
Javier Corcuera: no lo tengo del todo claro. Cuando Ibarretxe cita Quebéc como ejemplo de negociación, lo cita mal. Lo que dice el Tribunal Supremo de Quebéc al respecto es que, cuando hay una pregunta clara como independencia sí o no, y el Parlamento lo aprueba, va a referéndum. Y si se aprueba en referéndum por una mayoría clara, se lleva a cabo. Pero eso no es lo que se plantea aquí. Haritu: ¿Qué es una mayoría clara? Javier Corcuera: pues la mitad más uno parece que no. Hay que trabajarla y conseguirla primero en el ámbito político. Y luego habría que negociar qué pasa si Álava no quiere, o si se plantean tantas otras cosas. Cuando se habla de Canadá se habla de negociación, pero no como lo plantea Ibarretxe, sino a partir de una mayoría clara que lo impulse. José Angel Esnaola: el caso es que yo creo que la cuestión es abrir puertas a la negociación y ver qué puede salir de ahí, porque si blindamos un espacio en el que se obliguen a dialogar, quizá nos sorprendamos del resultado. Y está claro que el resultado puede ser que el Congreso termine por rechazar las propuestas después de pasado este periodo de negociación previo. Pero si esto se da dos o tres veces en las que se ve que no hay voluntad de llegar a un acuerdo y el Estado dice que no, también se deslegitima, y hace más posible que la sociedad se mueva mayoritariamente en la dirección contraria. Javier Corcuera: pero ése no creo que fuera el recorrido del Plan Ibarretxe, porque lo que decía es «yo a usted no le quiero». Vale, pero entonces no me plantee una reforma de una Constitución en la que no cabe lo que sí quie-
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res como si fuera una reforma estatutaria en el ámbito de tus competencias, porque te estás saliendo de ellas y me estás obligando a una reforma constitucional que deberé ser yo quien decida si llevo a cabo o no.
José Angel Esnaola: vale, pero podría haber otra respuesta constitucional, otra respuesta desde el Estado. Imagínate que Ibarretxe plantea una reforma constitucional federal como, de hecho, lo está pidiendo el PSC. Y nunca sabemos qué puede pasar en una negociación, pero lo que sí sé es que el Derecho tiene que abrir espacios en la negociación para hacer posible que se alcancen acuerdos que igual en un principio parecen inalcanzables. Haritu: ¿Cómo se puede desbloquear este proceso que llevó al portazo del Congreso al Plan Ibarretxe? ¿El apoyo del PSE puede o debe ser condición sine qua non para recorrer este camino? Javier Corcuera: no, no es eso. Insisto en que hay que respetar las reglas del juego. Quizá cuando se plantee una reforma del Estatuto que lo sea de verdad, y no se presente como una reforma de la Constitución, se podrá ver qué sucede. José Angel Esnaola: yo creo que una reforma del Estatuto sin el aval de uno de los grandes partidos del Estado, en términos electorales y técnicos, se podría conseguir. Si la Constitución garantizó al primer Estatuto de Gernika a negociar, y así lo quiere una mayoría absoluta del Parlamento Vasco, por qué no se va a poder negociar su reforma, tenga el aval de quien tenga, si con él o con ellos se forma una mayoría clara en la que esté o no el partido socialista. ¿Que se podía haber seguido otra vía y haber solicitado directamente una reforma de la Constitución Española? Claro. También se podría haber hecho. Pero yo creo que qué constitución quieren los españoles es una
decisión que tiene que tomar el Estado, y qué autogobierno quieren los vascos creo que sería bueno que lo decidieran los vascos. Una cosa interesante que se habló en Loiola fue que uno de los mecanismos que se quiso ga-
Javier Corcuera
«Lo presentado por Ibarretxe no fue una reforma del Estatuto, era más una reforma encubierta de la Constitución» así sabiendo que no lo apoyan PP ni PSE y que la izquierda abertzale tampoco comparte el proyecto, ¿no? Haritu: planteáis la reforma del marco como algo que debe emanar primero de la sociedad para que sean después los políticos quienes trabajen sobre el mandato que reciban, y aquí entra de plano el tema de la consulta como vía para conocer esa voluntad social. ¿La consulta planteada por Ibarretxe, que es la única que está sobre la mesa, creéis que puede ser útil en este sentido?
rantizar fue que el Estado se obligaría a negociar una reforma del marco de autogobierno, no en función de esto de lo que hablábamos, sino en función de que la reforma, el nuevo Estatuto planteado fuera apoyado en Euskadi
por uno de los dos grandes partidos del Estado. Es un poco aquél no impedir, no imponer. Hace falta tejer muchos mimbres, y todo esto está muy vinculado al fin de ETA, porque tampoco parece realista embarcarse en algo
Javier Corcuera: la consulta de Ibarretxe, no sé qué sentido tiene. Es una cosa tan vacía para mi... Sólo la entiendo si se está buscando otra cosa. Pretende aparecer como integradora, cuando sabe que está dividiendo a nacionalistas y no nacionalistas. Y por otra parte, las preguntas son un poco naif. La primera: «¿Está usted de acuerdo en apoyar un proceso de final dialogado de la violencia si previamente ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la misma de una vez y para siempre?». Hombre, pues si ETA manifiesta su voluntad clara de poner fin a la violencia, ¿qué hay que hablar con ella? Entonces, esta vinculación entre fin de la violencia y negociación política me hace estar en desacuerdo. Cuando juegas con las palabras, a veces se te escapan, y esto es tan sencillo como que si ETA se acaba, se acaba. ¿Y si se acaba, le vamos a premiar con más poder para este PNV? No sé, no sé... La segunda pregunta sería: «¿Está usted de acuerdo en que los partidos vascos sin exclusiones inicien un proceso de negociación para alcanzar un acuerdo democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del pueblo vasco y que dicho acuerdo sea sometido a referéndum antes de que finalice el año 2010?». Esto es muy viejo, pero el derecho a decidir lo ejercemos todos los días. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que si quiero una reforma del Estatuto? Entonces,
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A dos bandas José Angel Esnaola
«El Derecho tiene que abrir espacios en la negociación para hacer posible que se alcancen acuerdos que igual en un principio parecen inalcanzables»
volvemos a que hay que seguir simplemente los mecanismos que el propio texto estatutario marca para poder hacerlo siguiendo las reglas. ¿Significa decidir al margen de lo que dicta la Constitución? Lo único que sé es que la última vez que el PNV intentó algo parecido los ciudadanos decidieron hacerle perder mucho peso electoral, y creo que este señor va a conseguir que por fin tengamos un gobierno no nacionalista, para lo cual creo que no falta mucho...
José Angel Esnaola: tenemos una ley del Parlamento Vasco que dice que no se puede cambiar ninguna ley sin que antes la ciudadanía sea consultada. Una consulta no es un referéndum, sino una forma de democracia participativa. Legalmente es obligatorio que, ante un trámite como la reforma del Estatuto, la ciudadanía sea previamente consultada. Lo que creo es que el lehendakari ha elegido un mecanismo de consulta que se parece a un referéndum y que yo quizá no hubiera elegido. Pero quizá el lehendakari esté buscando la pista de aterrizaje al mundo de la izquierda abertzale de la que antes hablábamos. Pero creo que sea esta vez o la que sea, encabezada por un gobierno nacionalista o no nacionalista, sería extraordinariamente bueno que ante un proyecto de reforma estatutaria, la ciudadanía fuera consultada y dijera cómo quiere que se regule su Sanidad, que diga si quiere tener selecciones propias de fútbol... que diga lo que sea, pero que dé unas pautas de por dónde van sus deseos y sus necesidades, por que si no es construir casi a ciegas. Yo entiendo el valor de la democracia representativa, pero el modelo de los partidos también tiene su crisis... Javier Corcuera: seguro. José Angel Esnaola: ...y tampoco vayas a creer que soy un admirador ciego de los referendos, porque el pueblo llamado a votar di-
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rectamente ha elegido una vez más a Berlusconi en Italia. Y si mañana realizas un referéndum para echar a todos los inmigrantes, ¡ojo! No hay que tener una visión tampoco idílica de estos mecanismos, pero sí creo que hay que saber utilizarlos para que sirvan de ayuda al sistema y para que hagan más completa la democracia.
inviable desde todos los puntos de vista. Al margen de lo que diga el Constitucional, plantea muchísimas dudas para que se pueda llevar a cabo materialmente.
Javier Corcuera: yo soy más que partidario de preguntar uno a uno a los ciudadanos, de utilizarla por ejemplo sectorialmente, o preguntando a la gente que trabaja día a día en cada ámbito para saber cómo está la cosa y cuáles son sus necesidades y demás. Las preguntas las veo más por ahí.
Haritu: y, más allá de la forma, ¿qué opináis del contenido de una consulta? ¿Sólo se puede plantear una reforma de la autonomía, o es legítimo plantear ir más allá?
Haritu: entonces, ¿creéis que el marco legal permite que se consulte a la ciudadanía en el País Vasco?
Javier Corcuera: sí. Lo que tiene el proyecto de Ibarretxe es un problema de encaje legal, porque una consulta está previsto que se pueda hacer, pero tiene que autorizarla el Estado. Y cada uno tiene que aceptar qué competencias tiene. José Angel Esnaola: a veces se habla de que el nuevo Estatuto de Cataluña, así como incluso el andaluz, contemplan esta potestad. Pero es que el marco vasco ya lo hace, porque la ley de 2003 de la que hablaba antes abre la posibilidad de que la consulta sea en forma de audiencia pública y se abra un periodo de quince días para que los vascos vayan a sus ayuntamientos y voten sobre las cuestiones que se les planteen. Pero el formato que se ha elegido de papeleta-urna... Javier Corcuera: a mí esto me parece una desmesura. Si se convoca en la forma en que se proyecta hacer y se ponen mesas electorales, ¿quién va a ir a la mesa a pasar ahí todo el día vigilando que todo vaya en orden? Es
José Angel Esnaola: por eso yo abogo por otras fórmulas que, quizá no sean tan espectaculares, pero sí más eficaces.
Javier Corcuera: perdona que insista en que hay que cumpir las reglas del juego. Yo plantearía un contenido real que sería ver qué se puede desarrollar, qué necesidades hay, porque la gente se queda en el debate de las transferencias, cuando el Gobierno Vasco ya ha destinado partidas de muchísimos millones para desarrollar agunas competencias que no están transferidas. José Angel Esnaola: investigación y desarrollo, la Ley de Dependencia... sí. Pero son cuestiones que están jurídicamente un poco en el aire. Y luego, al plantear estas cuestiones, no hay que olvidarse de la solidaridad con otros pueblos del Estado, que es un debate que también está ahí.... Haritu: pero volvemos al Estatuto, una ley orgánica que treinta años después de ser aprobada, en las condiciones en las que se llevó adelante y con todo lo que ha llovido y todo lo que se ha negociado, aún está sin completar... Javier Corcuera: sin completar, ¿en qué sentido? Faltan la caja común de la Seguridad Social, que eso lo veo difícil que vaya a salir, aparte de que saldría más caro para Euskadi, y lo de las cárceles, que en su momento tampoco lo quiso ejercer en su día el Gobierno Vas-
Javier Corcuera
«Si no hay Derecho, cada uno hace lo que puede, y el más fuerte puede más. El contrato social es el respeto a las reglas de juego, y si las rompemos vale todo»
co. Y no sé qué más puede faltar realmente... José Angel Esnaola: está el tema de puertos y aeropuertos y otras de tipo técnico o simbólico, como el tema de las selecciones deportivas...
Haritu: puede que sean más o menos técnicas o simbólicas, pero el caso es que se ha
limitado la aplicación de una norma aprobada y eso, junto con lo sucedido con el «cepillado» del texto que han sufrido los catalanes, dibuja un escenario bastante restrictivo de cara a buscar un encaje amable de las demandas de mayor autogobierno en el marco jurídico político del Estado. ¿Cómo se puede romper esta dinámica si la ciu-
dadanía lo demanda? ¿Realmente hay cabida en la democracia española, con reforma de la Constitución o sin ella, para que se puedan plantear todos los proyectos, incluida la independencia?
Javier Corcuera: como punto de partida, se deben plantear las insuficiencias del marco
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A dos bandas
José Angel Esnaola
«Qué constitución quieren los españoles lo tiene que decidir el Estado, y qué autogobierno quieren los vascos sería bueno que lo decidieran los vascos»
actual para concretar por qué no son felices quienes reivindican estas cosas. Si entramos en un debate de sentimientos, siempre habrá gente frustrada: los abertzales por una cosa, y los no abertzales por la contraria, así que concretemos los problemas y veamos cuáles son reales y se pueden solucionar, porque si no vamos de cráneo.
José Angel Esnaola: pero el votante vota también por sus emociones... Respondiendo a tu pregunta, creo que llevamos cuarenta años en una dinámica perversa. La democracia española tiene problemas, como todas. Pero hay que luchar desde dentro para cambiarla. Lo que no podemos es justificar a los que están fuera. Volviendo a Loiola, la izquierda abertzale hablaba de una autonomía conjunta con Navarra, y eso es trabajar dentro del ámbito del marco democrático y trabajar por que las condiciones que hay ahora mañana sean otras. En el caso de que el 60% de los vascos saliera a las calles pidiendo a gritos la independencia y el Estado español dijera, por ejemplo, tres veces que no a esta reivindicación, el empuje social sería imparable. Quienes quieran la independencia deben trabajar por ella construyendo una mayoría social imparable, y entonces plantear el problema de si se le da salida a esa demanda o no. Hoy en día, el sistema democrático español tiene vías que hay que saber utilizar con inteligencia y, para esa construcción, desde luego, mucho peor es poner una bomba, que deslegitima a esos intereses. Siempre se pueden poner fórmulas imaginativas sobre la mesa. Haritu: ¿Qué papel juega el derecho en todo esto?, porque a veces se invoca como barrera contra el cambio y otras como herramienta para propiciar precisamente ese cambio...
José Angel Esnaola: cuando el derecho impone algo jurídicamente, queda al margen de la voluntad política. En este caso, el derecho podría garantizar que, si se envía una pro-
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puesta de reforma del marco jurídico político vasco, ésta tenga que ser negociada y no valga el no por toda respuesta. Y eso es para mí el derecho a decidir, porque yo decido cambiar el marco, propongo cómo, negocio y decido si acepto lo que ha salido de la negociación. Otra cosa es la autodeterminación, que a veces se mezcla en el mismo saco de forma interesada, pero no es lo mismo. Eso es decidir en una mañana ante las urnas si quiero ser independiente o no.
Javier Corcuera: si no hay derecho, entonces, no hay civilización. El derecho es el marco de la libertad. Si no hay derecho, cada uno hace lo que puede, y el más fuerte siempre puede más. El contrato social es el respeto a las reglas de juego, y si las rompemos, vale todo. Y aquí tenemos el derecho que nos hemos dado, y por eso a mí me parece peligroso deslegitimar el sistema constitucional, porque no es bueno para la convivencia. Es bueno intentar cambiarlo, pero dentro de sus límites. José Angel Esnaola: estoy de acuerdo. Hay una frase de un historiador marxista que decía que hasta los piratas necesitan derecho, porque al final es una forma de convivir en la que el más fuerte acepta tener unos límites, y el más débil tiene algunas garantías para poder estar. Es verdad que el Derecho tiene una parte de coacción, pero es una referencia que tiene que estar ahí. Y dentro del marco, si quieres cambiarlas, hay que trabajar. Se puede trabajar por hacerlo, porque es manifiestamente mejorable, pero mejorémoslo. El debate en Euskadi es un debate de hace dos siglos con el encaje del marco foral vasco y el español, y en algún punto se tendrán que casar. Yo creo que queda un ajuste final para encontrar ese punto de encuentro, y eso para mí es el Estado federal, que aporta un elemento simbólico que puede ser el que falta porque supondría reconocer una cierta estatalidad del País Vasco y de otros pueblos del Estado.
Javier Corcuera: el problema es que detrás del vasco vendrían esos otros pueblos del Estado... José Angel Esnaola: yo considero que todos tienen derecho a querer que esto sea así. Y luego se vería si todos quieren tener las mismas capacidades y demás, pero en mi
Javier Corcuera
«El problema es que detrás del vasco vendrían esos otros pueblos del Estado»
Javier Corcuera: la cuestión es que el problema vasco, para mí, es ETA. Y lo demás son disquisiciones interesadas, quejas y demandas interminables, no para dejar de ser españoles, sino para ser españoles de primera, con prebendas que los demás igual no tienen. Haritu: ¿Existe una excesiva judicialización de la vida política vasca?
Javier Corcuera: hombre, a mí me parece realmente una exageración el tema de encausar al lehendakari por haberse reunido a dialogar, y todavía me falta ver cómo acaba el proceso contra la Mesa del Parlamento Vasco por no dislover en su día al grupo Sozialista Abertzaleak. Y a mí, desde luego, no me gusta que se judicialice en exceso la vida política, dentro de que, permíteme que insista una vez más, todos tenemos que acatar y cumplir las reglas del juego democrático. José Angel Esnaola: el poder judicial español, seguramente, necesita hacer su propia Transición, y está claro que podemos estar cayendo tanto en una excesiva judicialización de la vida política, como en una excesiva politización de la vida jurídica. Hay problemas estructurales, como la composicón del Consejo General del Poder Judicial, pero también está claro que hay unas reglas y que hay que asaber defenderse con ellas, y en eso están en el conflicto con la Mesa del Parlamento. O el tema de la querella contra el lehendakari.
opinión, la Constitución puede ir un paso más allá y el nacionalismo sepa articular su proyecto en una Europa de los estados. Lo que sí que está claro es que, en una situación impuesta por la debilidad de un pueblo vasco que no ha sabido alcanzar su independencia en estos dos siglos, y con
un Estado que no ha sabido integrar esa voz y acallarla en el mismo tiempo, hay que llegar a un acuerdo que marque el encaje final de esa lucha sin fin que no es más que eso, la expresión de dos debilidades en la que ninguna va a vencer. Así es que hay que pactar.
Javier Corcuera: eso no tiene sentido, y el Derecho tiene que ir siempre de la mano del sentido común. Y la politización del CGPJ también necesita rápidamente de una reforma, porque hace aguas por todos los sitios. José Angel Esnaola: lo veremos.
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Iritzia
Emakumeen modura
Agian ez zen horrela gertatu, beharbada asmakizun hutsa besterik ez. Istorioak istorio, gerla, gatazka edo iskanbila ospetsuenetariko bat Troiako hura dugu, Homeroren Iliada izeneko narrazio literario hartatik heldu zaigun kontakizuna. Poema epiko hau egunkari batean argitaratutako berri bat edota epaitegi batean judikatu behar genukeen gertakari bat izango balitz, hau da, bere testuingurutik atera eta gure gaur egungo begiekin aztertuko bagenu, salatu beharreko lehenengo gauza hasierako lege-haustearen kausa agertzen zaigu. Kondairaren arabera, emakume bat izan zen haserrebidea. Batzuek diote Helenak bere senarra engainatuz, nahita egin zuela ihes Parisekin Troia aldera; beste batzuek, ordea, Parisek, Troiako erregearen semeak, Menelaoren emaztea bahitu zuela uste dute. Edozein modutan, hara joan ziren greziarrak, Esparta erresumako erregearen andrea berreskuratzeko asmoz. Hona hemen nola emakumea objektutzat hartua izan daitekeen. Batak edo besteek jabetasuna aldarrikatzen dute Helenarekiko. Benetako helburua ez da eskatzen duten ondasuna, hau da emakumea, baizik eta hartaz jabetzeko eskubidea aintzat izatea. Bestela ez litzateke ulergarria izango Iliada-n Troia gainditu ondoren eta gerla bukatzerakoan Helenari hain jaramon gutxi egitea. Halabaina, askotan entzuten dugu Troiako gerlan Helena izan zela casus belli. Bide honetatik, erantzukizuna emakumeari leporatzen zaio eta eremu hartako heroien pentsamoldea, mitologiaren burbuilan babestuta, akusaziotik salbu gelditzen da. Inoiz es-
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katutako adierazpenak ematea noizbait errudunen ezaugarri den bezala, hainbat kasutan zergatik galdetzea ere biktima erruaren partaide egiteko ahalegin bat izaten da, errua elkarbanatzea neurri komenigarria baita errua pisu handiegia denean, batez ere osoa bere lepoetan duenarentzat. Gure kultur inguruko mitologian emakume gehiago agertzen zaizkigu gerla kontuetan. Beste adibide batek, hau tradizio biblikotik ekarria, Judit izena du. Kasu hau zeharo ezberdina da. Emakume hau, Betuliako biztanle, seme-alaba askoren ama alargun bat zen Asiriako armadak bere hiria konkistatu nahian betuliarrak setiatu egin zituenean. Setioa luzatu egin zen eta bertakoak ahulduak eta ia hilzorian egotera iritsi zirenean, hiriko agintariek asiriarrekin errendizioa negoziatu zuten. Baina Juditek horren berri eduki zuenean, tinko plazaratu egin zen eta indar handiz hartu zuen hitza. Honela, agintariak lotsarazi zituen beren koldarkeriagatik eta proposamen bat aurkeztu zien: Holoferrnes, asiriar armadaren jenerala, xarmatuko zuen bere emakumezko erakargarritasun erotikoaz baliatuz, ardoa edanaraziko zion eta, mozkortu ondoren, hil egingo zuen. Esan eta egin. Hurrengo egunean, Holofernesen burua moztuta, Betuliako harresiaren goialdean zintzilikaturik erakutsi zuen eta horrek asiriar soldaduak ikaratu eta uxatu egin zituen. Era horretan lortu zuen Juditek gerla amaitzea, emakumezkoenak omen diren armak erabiliz. Dena den, eros ez zen, nire ustez, pasadizo hartan gora eta behera ari zen eragile bakarra.
Pedro Urquijo Hezitzailea
Emakumeek duten indarra, neurri handi batean, beste ahalmenetik datorrela deritzot, haonek ere sexualitatearekin zerikusia izan arren. Judit bezalako gizakume batek bere burua horrela eskaintzeko eta erakusten duen eskuzabaltasunaz aritzeko, jokoan jartzen duena bere amatasuna da, oker ez banago. Bake kontuetan amatasuna oinarrizko gakoa da. Gerla suntsitzailea den neurrian, amatasuna sortzailea da. Bederatzi hilabete bere sabelean haur bat izan, jasankortasunez erditu eta nekez hazi. Seme bat horrela edukitzen duenak ezin du onartu hura handitzen denean hiltzera bidaltzea, ez eta beste emakumeren semeei bizitza kentzera ere. Ama batentzat hori benetan onartezina da justizia gabekoa den heinean, justiziarako joera baita emakumeek orokorki garatuago duten ezaugarrietako bat. Emakumeak ez du inoiz zauri bat ahazten eta ematen du herrakundea dela hori, baina ez ohi da horrela. Argentinako Maiatzako Plazako Amak, esate baterako, ez ziren herratsuak, baizik eta amak. Judit ez zen azpisuge krudel bat, baizik eta ama. Troiako Helena…, beno hau agian beste era batekoa zen, baina dena dela ere, hari arazoa nola konpondu galdetu izan bazitzaion ez dut uste Troiako gerla gertatu izango zenik, baina inork ez zion eskatu Helenari bere iritzia eta, horren ordez, lurraren semeek egundoko gatazka antolatu zuten, garbi baitago gizonezkoen ikuspuntutik eraikitakoa zela. Ez ote zegoen beste Judit bat Peloponeson bere ahotsa
entzunarazteko? Beharbada ez. Agian, aita-semeak tabernan zeuden bitartean –batek daki Mizenasen eta Espartan, Euskal Herrian bezala, taberna asko ote zeuden, baina gatazka askoren sorreran ardoaren eragina makala ez delakoan nago–, ama-alabak jokoan ziren. Honi lotuta, euskal kantuen artean badago beste bat aldi berean goxoa eta tristea dena; are gehiago, mingarria esango nuke nik. «Haurtxo txikia negarrez dago. / Ama, emaiozu titia; / aita gaiztoa tabernan dago / pikaro jokalaria». Pentsatzen dut ahozko tradizio literarioa mundu baten isla bada, hau beste eredu oso garbi bat dela. Hona hemen emakumea eta gizona elkarri bizkarra ematen, elkarri erasotzen. Eta horra hor ume txiki bat, borroka horretan iraungo duen zuhaitz-ardaska gazte bat. Konponbidea? Boterea eskuratu, baina ez ohizko zentzuan, hau da, ez naiz esaten ari dena konponduko litzatekeela gobernuetako buruak emakumeak izango balira. Beste botere mota batetaz ari naiz eta ez da emakumeentzako erronka, baizik eta gizonezkoentzat. Sehaska kulunkatzen duen eskua mundua bultzatzen duena dela idatzi zuen norbaitek. Bai, baina ez da zuzena jada. Esku bat izan beharrean, hobeto bi izango balira. Sehaskako bi aldeei emakumearen eta gizonaren besoek eutsi arte, ez da bakerik lortuko. Txalupa baten bi arraunak izango balira bezala. Justizia kontu bat da…, emakumeen modura.
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Munduari so
Adios,
traidor La historia de Ian Paisley es la historia de una traición; la de un incendiario político que un día fue infiel a su intransigencia y devolvió la esperanza a aquéllos que creían que el conflicto norirlandés no tenía por qué ser eterno, y que quienes ayer fueron enemigos de sangre y fuego mañana pueden construir el futuro juntos. Ahora, el reverendo abandona su cargo como Primer Ministro del Ulster, dejando en el aire la duda de si su heredero será también capaz de traicionar al odio y seguir tejiendo sueños de paz, convivencia y respeto.
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Álvaro González, periodista.
En los primeros compases del pasado mes de junio, las puertas del castillo de Stormont se abrieron para dejar salir por ellas a Ian Paisley que, a sus recién cumplidos 82 años, abandona su cargo de Primer Ministro de Irlanda del Norte dejando tras de sí la estela de aquellos a los que la Historia nunca mirará indiferente. El reverendo Paisley ha escrito en las postrimerías de su carrera política algunas de las páginas más bellas de lo que parece ser el epílogo de un conflicto que ha arrebatado más de 3.500 vidas y ha enfrentado a dos comunidades hermanas durante demasiados años. Quién lo iba a decir. Durante décadas fue la voz atronadora de la intransigencia, el gran quemador de puentes, el ideólogo del odio protestante y el peor enemigo del diálogo y el acuerdo. Sin embargo, aquél a quien su cerrazón le granjeó el apodo de Doctor No abandona la primera línea de fuego convertido en el hombre que hizo posible que el Ulster volviera a ser autónomo y que el tren del proceso de paz no descarrilara a su paso por Irlanda, liderando un gobierno en el que ha compartido la responsabilidad de construir un futuro para su pueblo de la mano del que apenas ayer fue su peor enemigo, el Sinn Fein. Pero, ¿cómo se explica esta increíble evolución? Echando la vista atrás, el Reino Unido vio nacer a Ian Paisley como fenómeno político hace casi medio siglo. Hijo de un pastor baptista, siempre mezcló religión y política, atacando a la Iglesia Católica al tiempo que se oponía con toda su fe a la lucha por los derechos civiles que esta comunidad promovía en la década de los 60. En 1970 entró en el Parlamento Británico haciendo resonar entre los diputados su oratoria incendiaria y su discurso reaccionario. El reverendo convirtió su escaño en un púlpito desde el que predicar su odio contra comunidades como la de los homosexuales («esos gays repusivos») mientras dirigía sus feroces críticas contra las que serían desde entonces sus dianas favoritas: el Vaticano, el nacionalismo norirlandés y el Gobierno de Dublín, en el que siempre vio el fantasma de la reunificación de la isla. Y es sobre esta última batalla sobre la que su enorme figura proyectó su sombra a lo largo de su carrera. Paisley consagró su vida política a defender el unionismo más extremo y a boicotear cualquier tipo de acuerdo que representara un acercamiento, un entendimiento entre las dos comunidades del Ulster. De hecho, cuando Margaret Tacher, entonces Primera Dama británica, y su homólogo irlandés, Garret Fitzgerald, firmaron el tímido acuerdo anglo-irlandés de 1985, el reverendo se fotografió vestido
con un uniforme de guerrilla urbana -lo que le costó que muchos le hayan atribuido ser el padre de una de las organizaciones paramilitares lealistas y protestantes del Ulster, la Ulster Resistance- y proclamó: «Jamás nos rendiremos». «Never, never, never» En 1993, la sede del Gobierno Británico albergó la firma de la Declaración de Doning Street que ponía las bases del que sería el Acuerdo de Viernes Santo, que en 1998 abrió las puertas al proceso de paz en Irlanda del Norte. Según el texto que resultó de aquellas conversaciones, se establecía una Asamblea Legislativa que haría posible una cierta autonomía para el Ulster, se decretaba la salida de las tropas británicas y el desarme de los grupos paramilitares, así como la liberación de los presos de las organizaciones que respetaran el acuerdo, y se garantizaba que el futuro de Irlanda del Norte sería determinado única y exclusivamente por la voluntad democráticamente expresada de su población. Paisley montó en cólera una vez más y cargó con toda la crudeza de la que fue capaz contra un acuerdo en el que siempre vio la semilla del tan temido alejamiento de la vieja corona británica y tras el que siempre observó una claudicación de los moderados a las presiones de las reivindicaciones nacionalistas de la comunidad católica. Sin embargo, el Acuerdo fue aprobado masivamente, primero por los diferentes partidos políticos, y luego por la población de la isla en referéndum, y se convocó una cita electoral de la que debía salir el nuevo gobierno del Ulster. Entonces su postura seguía siendo de un firme cerrazón. «Never, never, never!!» («¡nunca, nunca, nunca!»), gritaba desaforado ante la posibilidad que apuntaban las encuestas preelectorales de que tuviera que terminar compartiendo gobierno con el Sinn Fein y con su cabeza electoral, el ex dirigente del IRA Martin McGuiness, a quien definía como «el padrino del terrorismo». Pero las urnas, caprichosas, dictaron su sentencia y le condenaron a un diálogo que alumbró por fin el milagro. Sentado en la mesa junto a McGuness, y leyendo el discurso de aceptación del cargo de Primer Ministro del Ulster, proclamaba: «Ha llegado la hora de la paz a Irlanda del Norte. Ha llegado el momento en que el odio no nos va a gobernar. Será estupendo tomar parte de este maravilloso proceso de curación en esta provincia. Por su parte, el Premier británico, Tony Blair, reflexiona-
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El ex
ba sobre el significado del acuerdo de gobierno en voz alta y miraba más allá de sus propias fronteras: «Irlanda del Norte era sinónimo de conflicto. Parecía que los problemas no eran fruto de una disputa sino de una forma de vida. Aquí hay una lección para cualquier lugar en conflicto. La principal lección es que hay que perseverar, no abandonar nunca, no creer que la gente quiere conflicto cuando en realidad quiere una oportunidad para vivir en paz». El reto del futuro Después de cinco años de gobierno compartido, el Acuerdo de Viernes Santo ha ido fructificando y se ha visto desarrollado en pactos posteriores como el de Saint Andrews de 2006 y, tras varios momentos tensos en los que incluso se llegó a suspender la autonomía de la región por un tiempo, el proceso de paz y normalización política ha conseguido grandes avances. Y esto ha sido posible, en parte gracias al compromiso de Paisley y McGuiness, que además se han esforzado en proyectar su buena relación al ámbito público, ayudando así a desarmar también la tensión que entre ambas comunidades se había forjado durante tantas décadas. Tan buena fue la sensación que transmmitieron, que la prensa inglesa pronto les bautizó como «Los hermanos sonrientes», algo que en parte dañó la imagen de Paisley ante la rama más dura de su partido, que le acusó de traidor, y ha terminado por acelerar su decisión final de retirarse de la primera línea política. Como suele suceder cada vez que alguien decide marcharse, prácticamente todos los agentes implicados en el conflicto norirlandés han coincidido en alabar la figura del viejo reverendo y, sobre todo, su evolución y su apuesta por el diálogo y la convivencia entre dife-
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dirigente del IRA Martin McGuiness, junto a Ian Paisley.
rentes. Peter Robinson, su sucesor al frente del DUP (Partido Democrático Unionista) y como Primer Ministro de Irlanda del Norte, le calificó en su despedida como «un líder sin igual» y «un gran hombre del Ulster» cuya contribución ha sido «inconmensurable». Robinson también llega al castillo de Stormont con la etiqueta de «duro» colgando del cuello y las suspicacias han comenzado a aparecer entre los miembros del gobierno del Ulster. No en vano, 1986 fue condenado por liderar a un comando de unos 500 hombres en una incursión nocturna a terreno de la República de Irlanda en lo que pretendió que fuera una demostración casi paramiltar de lo permeable que podía ser esa frontera. Martin McGuiness, que será su Viceprimer Ministro, ya ha asegurado: «En lo que a mí respecta, la luna de miel ha terminado». Ahora falta por ver si entre los dos son capaces de tejer una relación tan constructiva como la que mantuvieron los «Hermanos sonrientes» y de resolver los desafíos que afronta el futuro de Irlanda del Norte. Por de pronto, McGuiness estuvo hace apenas un mes a punto de forzar una crisis de gobierno ante el incumplimiento de los Acuerdos de Saint Andrews por parte del Gobierno británico, que se resiste a transferir al Ulster las transferencias de Justicia e Interior, y el Partido Democrático Unionista pide a los republicanos nuevos compromisos con la paz, como garantizar el desmantelamiento del Consejo Armado del IRA, el máximo órgano de decisión de esta organización. «Les deseo lo mejor y espero que les vaya bien. Tienen por delante una montaña que escalar y espero que podamos ayudarles a llegar a la tierra prometida y a superar los muchos obstáculo que, a buen seguro hallarán en su camino», sentenció el reverendo en su despedida. Amén y hasta la vista, traidor.