Las condiciones para un proceso de paz irreversible

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Aprendiendo del pasado, mirando al futuro

Las condiciones para un

proceso de paz irreversible

Noviembre de 2010


Autor: Comisión de Coordinación de Lokarri Publica: Lokarri Impresión: Antza Depósito Legal: SS-1123/2008

bizkaia Pza. Venezuela, 1-1º 48001 Bilbao tlf. 94 435 51 17 fax. 94 424 47 24 gipuzkoa Illaraberri, 1-behea 20018 Donostia tlf. 943 000 600 fax. 943 000 603 nafarroa Francisco Bergamin, 2-3º 31002 Pamplona tlf. 948 22 71 22 fax. 948 22 36 39 info@lokarri.org

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índice presentación ¿qué está sucediendo? ¿cuál es el objetivo? los errores cometidos en el anterior proceso de paz las condiciones para un proceso de paz irreversible yo quiero ser protagonista de un proceso de paz

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El 22 de marzo de 2006 fue un día muy importante para todas las personas que forman parte de Lokarri y para el conjunto de la ciudadanía vasca. ETA declaró un alto el fuego indefinido que obtuvo una respuesta positiva por parte del Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero. El objetivo por el que había luchado la sociedad se veía ya en el horizonte. Sólo unos días antes (el 18 de marzo), Lokarri había tomado el testigo de Elkarri. La nueva organización nació con una clara voluntad de aportar su trabajo para conseguir el objetivo de la paz y de lograr un acuerdo político. El sueño consistía en ir dando pasos para convivir de una manera diferente, más constructiva, dialogante, basada en el entendimiento. Lokarri afrontó esa etapa desde el convencimiento de que la situación era irreversible. "Ya no hay vuelta atrás" y "es la definitiva" fueron algunas de las frases que destacamos en asambleas, entrevistas y notas de prensa. La realidad nos mostró que estábamos equivocados. No fue la definitiva y fue reversible. El colapso del diálogo político, el atentado de ETA en la T4 y la ruptura oficial de las conversaciones mostraron que no todo estaba atado y que las bases con las que se afrontó el proceso no eran lo suficientemente sólidas.

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presentación Los fracasos ayudan a mejorar. Lo trágico es que los fracasos en los procesos hacia la paz generan más sufrimiento. Es su consecuencia más dura. La otra es que la frustración al comprobar que una oportunidad se ha perdido puede llevar a desistir. Toda la ilusión depositada se convirtió en desesperanza cuando se constató la vuelta a un pasado que ya se creía superado. La pretensión de este documento no es recuperar la esperanza perdida, aunque desea contribuir a ello. Su única intención es aportar una visión constructiva sobre las condiciones que hagan que el proceso hacia la paz sea irreversible y que la sociedad vasca no tenga que vivir una nueva frustración. El documento parte de una definición del objetivo de un proceso de paz, la convivencia inclusiva, un horizonte a compartir como sociedad. También, y ante la eventualidad de que un nuevo proceso dé comienzo, este documento quiere aportar algunas ideas que puedan ayudar a que no se vuelvan a cometer los mismos errores que en el anterior proceso. El aprendizaje de los fracasos del pasado es una lección imprescindible para no defraudar a las personas que han sufrido durante estos años ni a la sociedad en su conjunto.

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¿Qué está sucediendo? Parte de la situación actual se mantiene en las mismas claves que durante los últimos años. La violencia de ETA permanece en forma de amenaza contra una parte importante de la población. Ezker Abertzalea se encuentra ilegalizada y hay derechos humanos fundamentales no garantizados. Faltan espacios de diálogo que tengan como objetivo la búsqueda de acuerdos y la gestión de las diferencias.

La decisión de ETA de no cometer nuevos atentados

Lo importante y llamativo, lo que representa una novedad y una oportunidad en el escenario actual, son los siguientes hechos:

Los espacios de colaboración entre diferentes

La nueva estrategia de Ezker Abertzalea Ezker Abertzalea ha apostado de manera unilateral por una nueva estrategia basada exclusivamente en las vías pacíficas, políticas y democráticas. También se ha expresado en términos de rechazo a la violencia y ha afirmado que se opondrá a nuevos atentados de ETA. El resultado de esta estrategia es un claro liderazgo de Ezker Abertzalea respecto a ETA, abriendo la posibilidad de que la violencia finalice. La implicación internacional El 29 de marzo los líderes internacionales y premios Nobel de la paz suscribieron la Declaración de Bruselas en la que transmiten un llamamiento a ETA para que declare un alto el fuego unilateral, permanente y verificable. La implicación internacional se ha reforzado con la creación del Grupo Internacional de Contacto, quien impulsará el diálogo multipartito y la participación de todos los partidos en igualdad de condiciones.

El pasado 5 de septiembre ETA anunció su decisión de no cometer acciones armadas ofensivas. Aunque no haya aceptado el llamamiento de los firmantes de la Declaración de Bruselas, el paso dado, al menos, contribuye a generar confianza al remover parte del obstáculo de la violencia.

El 25 de septiembre un buen número de partidos, sindicatos y agentes sociales suscribieron el Acuerdo de Gernika, realizando un importante ejercicio de diálogo, consenso y clarificación. Los contenidos del acuerdo establecen una serie de principios transitables para avanzar en un proceso de paz y soluciones: fin de la violencia, oposición al uso de la fuerza, garantía de los derechos de todas las personas, inclusión, diálogo, acuerdo, respeto a la voluntad popular, reconocimiento y reparación de las víctimas. Por su parte, el Gobierno Central y el PNV han llegado a acuerdos presupuestarios que pueden tener su traslación al terreno de la pacificación, abriendo una puerta a que el Gobierno facilite activamente el proceso hacia la paz.que el Gobierno facilite activamente el proceso hacia la paz. El cambio en la percepción social La inmensa mayoría de la ciudadanía, de los partidos políticos y de los medios de comunicación coincide en que los elementos anteriores abren un nuevo escenario de oportunidades para la paz. Aceptar la nueva realidad es el primer paso para que todos reorienten su estrategia y contribuyan a aprovechar el impulso hacia la paz.

Son muchos los análisis e hipótesis vertidos sobre la situación. Una actitud adecuada para no desorientarse es remitirse a los hechos concretos que han sucedido durante los últimos meses y basarse en lo que dice o hace cada sector político, no en conjeturas o suposiciones sobre sus más internas intenciones.

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¿Cuál es el objetivo? Tener una meta clara y compartida ayuda a definir el camino que hay que recorrer para alcanzarla. Lokarri propone una meta concreta para un proceso de paz: una convivencia inclusiva. Su definición recoge cuatro grandes requisitos: Derechos Humanos, Participación igualitaria, gestión democrática de las diferencias y reconciliación social.

Gestión democrática de las diferencias Una convivencia inclusiva en la que se construya el futuro y se resuelvan las diferencias de manera constructiva, imaginativa, innovadora y democrática permitiendo el desarrollo de todas las identidades. El protagonismo recae en el diálogo y el acuerdo, teniendo la voluntad popular la última palabra.

Derechos humanos Reconciliación social Una convivencia inclusiva que se base en la ausencia total de violencia y en el compromiso absoluto con el respeto integral de todos los Derechos Humanos de todas las personas. Además, debe ir acompañada de la garantía extensiva de dichos Derechos Humanos y de la renuncia a su vulneración para conseguir fines políticos así como a su uso como objeto de negociación sujeto a coyunturas políticas concretas

Una convivencia inclusiva que sea capaz de reconocer, amparar y reparar a todas las víctimas y todo el sufrimiento padecido en los últimos años y que se construya desde un compromiso de no repetición de la violencia, vulneraciones de derechos humanos, incomunicación y exclusión.

Participación igualitaria Una convivencia inclusiva en la que todas las personas gocen de las mismas oportunidades para difundir y desarrollar sus proyectos políticos, siempre con el límite que marcan los Derechos Humanos y el respeto al pluralismo.

Estos cuatro elementos de una convivencia inclusiva son una buena guía para evaluar de manera objetiva las estrategias y propuestas para lograr la paz y la normalización. Las que chocan o menoscaban estos requisitos: 1) encierran un objetivo distinto al de lograr una convivencia inclusiva o 2) por alguna razón no son efectivas en la labor de alcanzar este objetivo.

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Los errores cometidos en el anterior proceso de paz

Un análisis del proceso de paz de 2006 permite identificar una serie de errores que se cometieron, haciendo que las bases del proceso no fueran lo suficientemente estables y sólidas.

1. La amenaza de la vuelta a la violencia. ETA declaró un alto el fuego pero la posibilidad de la vuelta a la violencia, lejos de actuar como acicate para avanzar, sometió al proceso a una tensión que dificultó su desarrollo ya que ETA se otorgó el papel de tutelaje al tener el poder de volver a las armas. También ejerció como obstáculo para generar la confianza necesaria entre los actores implicados. Finalmente, la amenaza de la vuelta a la violencia impedía que todos los sectores políticos pudieran participar en igualdad de condiciones.

3. La confusión metodológica. Uno de los consensos básicos que parecía estar asentado era la separación entre las mesas de diálogo. Según este planteamiento, ETA y el Gobierno se encargarían de cerrar acuerdos sobre las cuestiones técnicas: armas, cese de la violencia, presos. Mientras, el diálogo de contenido político quedaría circunscrito al ámbito exclusivo de los partidos. En el anterior proceso de paz el problema surgió cuando se bloqueó el diálogo político. Ante la urgencia de evitar una vuelta a la violencia, ETA y el Gobierno comenzaron a tratar cuestiones políticas en sus conversaciones, lo que representó una vuelta a un modelo ya superado.

4. La ilegalización de la Izquierda Abertzale. 2. La ausencia de principios básicos para el diálogo. Un proceso de diálogo requiere de principios, procedimientos, agenda y contenidos. En el proceso de 2006 no se acordaron de manera previa las bases metodológicas del diálogo. Como consecuencia de ello, cuando aparecieron los primeros problemas no se dispuso de las herramientas ni mecanismos para buscar una solución. En cuanto el diálogo político quedó bloqueado por la falta de acuerdo, los principales actores fueron incapaces de encontrar una salida.

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En todo proceso de diálogo es fundamental que todos los partidos puedan participar en igualdad de condiciones, sin amenazas ni limitaciones de ningún tipo. En el último proceso de paz Batasuna no contó con estas premisas ya que se encontraba ilegalizada. Esta realidad supuso una limitación para que pudiera exponer de manera pública sus propuestas y también condicionó su relación con el resto de partidos, que no pudieron establecer un diálogo público con ellos. Incluso, cuando quisieron hacerlo se vieron envueltos en acusaciones


penales, como demostró el juicio contra el Lehendakari Ibarretxe y dirigentes del PSE por haberse reunido públicamente con representantes de Batasuna.

proceso de diálogo y, por lo tanto, tampoco pudo evaluar y monitorizar su desarrollo.

7. La presión de los sectores contrarios al proceso. 5. El carácter secreto de las conversaciones. El carácter secreto de las conversaciones fue consecuencia directa de la situación de ilegalidad de Batasuna. Al estar prohibida esta formación política, el diálogo tuvo que desarrollarse sin publicidad. La mesa de partidos no se constituyó de manera oficial ni pública ni participaron todos los partidos políticos con representación parlamentaria. Además, fue relativamente sencillo romper las conversaciones al celebrarse de manera secreta. Los participantes achacaron al resto la responsabilidad del fracaso. Cada cual expuso su versión de las causas de la ruptura y la sociedad vasca ha tenido que basarse en estos testimonios para hacerse una composición de lugar sobre lo ocurrido.

La mayoría de la sociedad vasca y una parte muy importante de la sociedad española apoyó el anterior proceso. A pesar de ello, su fuerza y su presencia fue incomparablemente menor a los sectores de la población que mostraron su rechazo. El carácter secreto de las conversaciones no hizo más que alimentar la virulencia de estos sectores ante la sospecha de que se estaba dialogando sobre temas innegociables. Así mismo, la ausencia de información sobre el diálogo impidió transmitir una explicación pedagógica de sus contenidos y objetivos.

6. La ausencia de participación ciudadana. El carácter secreto del proceso también hizo que la sociedad no tuviera un espacio de participación directa. La sociedad vasca careció de información pública sobre la marcha del

Las experiencias anteriores condicionan la percepción sobre el momento actual. Aprender de los errores cometidos ayuda a afrontar un próximo proceso de paz con mayores garantías.

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Las condiciones para un proceso de paz irreversible

Un proceso de paz nunca tiene un diseño perfecto. Siempre aparecen problemas que son consecuencia de tantos años de violencia, sufrimiento e incapacidad de aceptar al diferente. Lo importante es que las bases sean firmes y que se vayan gestionando los obstáculos de manera compartida y constructiva. Precisamente, el proceso de 2006 demuestra lo importante que es generar las condiciones que garanticen la viabilidad del proceso y que lo doten de un carácter irreversible. Principalmente, se pueden identificar tres grandes condiciones que contribuyen en este sentido y que permiten no repetir los mismos errores que entonces: fin de la violencia, legalización y participación ciudadana.

Fin de la violencia de ETA. Por respeto a los Derechos Humanos fundamentales y porque así lo reclama unánimemente la sociedad vasca, la violencia de ETA tiene que finalizar en todas sus formas y de manera definitiva. Además, contribuiría a asentar las bases de un proceso de paz irreversible: No presión y confianza. El final de la violencia elimina la presión sobre el diálogo y permite que todos puedan participar sin la amenaza que representa. Todo ello contribuye a generar la confianza necesaria entre los actores del proceso de paz.

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Evitar la confusión de procesos. Al entrar el final de la violencia en un camino sin vuelta atrás se evita el riesgo de que, para conseguir que no vuelva a la actividad armada, ETA tenga un protagonismo que no le corresponde. Facilitar la legalización. Ante la disyuntiva que se plantea a Ezker Abertzalea de que tiene que condenar la violencia de manera inequívoca para ser legal, cuestión sobre la que cabe un alto grado de interpretación, el final de la violencia permite superar este planteamiento ya que no es necesario condenar lo que no existe.

Legalización. Por respeto a las Libertades Democráticas básicas y al pluralismo, el sector que representa Ezker Abertzalea tiene derecho a actuar de manera legal e igualitaria en la vida política. Además, la legalización de Ezker Abertzalea es un requisito para construir las bases de un proceso de paz irreversible: Participación en igualdad de condiciones. Ezker Abertzalea es parte de la ciudadanía vasca y, por tanto, tiene derecho a participar en el proceso de paz en igualdad de condiciones que el resto de formaciones políticas. Sólo de esta manera podrá presentar sus propuestas a la sociedad sin limitaciones de ningún tipo y establecer relaciones políticas normalizadas con el resto de partidos.


Diálogo oficial, transparente, abierto y efectivo. Su legalización permite que el diálogo entre los partidos pueda ser oficial. Cuando una mesa de partidos se constituye públicamente es más difícil que alguno de los participantes abandone las conversaciones. Quien actúa de esta manera es señalado por la opinión pública como el causante de la ruptura del diálogo. Así, todos se ven obligados a hacer un esfuerzo por mantener en marcha el diálogo. Finalmente, la presencia en las instituciones de todos los partidos políticos permite trasladar el resultado del diálogo al ordenamiento jurídico. Bases metodológicas. La participación de todos en igualdad de condiciones permite que se pueda llegar a un primer acuerdo efectivo sobre los principios, procedimientos, agenda y contenidos. De esta manera, se dispone de las herramientas para gestionar de forma compartida las dificultades que puedan surgir en el desarrollo del proceso.

Participación ciudadana. El destinatario de un proceso de paz es el conjunto de la ciudadanía. Su futuro depende en gran medida del resultado del proceso. Un nuevo fracaso puede generar más frustración social. Un éxito abre un futuro de grandes oportunidades para construir una convivencia inclusiva. Por ello, la participación ciudadana es una condición necesaria para desarrollar un proceso de paz irreversible.

Evaluación del proceso. Respetando la discreción que es necesaria en algunos momentos, el diálogo debe ser transparente. La ciudadanía tiene que tener la capacidad de conocer de manera directa las propuestas que presenten los partidos políticos, así como recibir información adecuada sobre el desarrollo de las conversaciones. Todo ello con el objetivo de que la sociedad posea los elementos para analizar la situación, evaluar el proceso y hacer aportaciones. Pedagogía ciudadana. Una información clara y honesta sobre el desarrollo del proceso permite ir explicando con tranquilidad los pormenores del diálogo y los posibles acuerdos que se alcancen. Esta transmisión facilita hacer pedagogía ciudadana, ahuyentar los temores y comprender el significado, la oportunidad y las consecuencias de los acuerdos que se vayan alcanzando. Protagonismo ciudadano. El carácter abierto de un proceso de paz también requiere que se abran espacios de participación ciudadana, de manera que todas las personas puedan aportar sus ideas y sugerencias al diálogo político, poniendo en marcha un ejercicio de construcción colectiva de una convivencia inclusiva. Así mismo, el resultado del diálogo debe someterse a la voluntad popular

Ahora, el objetivo inmediato es que los partidos políticos, las instituciones y la sociedad en general trabajen por contribuir en la creación de estas tres condiciones para hacer que un proceso de paz sea irreversible, por encima de los debates menores que se puedan generar.

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Yo quiero ser protagonista del proceso de paz Alcanzar el objetivo de una convivencia inclusiva es en parte tarea de todas y todos. Cada persona puede aportar desde la reflexión, desde la acción individual o colectiva en la dirección de crear las condiciones para un proceso de paz irreversible. 1. En la actual situación hay que elegir Estas frases son un ejemplo de distintas propuestas para lograr la paz. Te proponemos un sencillo ejercicio de reflexión. ¿Crees que contribuyen a una convivencia inclusiva y a asentar las bases para un proceso de paz irreversible?

“Si Batasuna quiere ser legal, tiene que renunciar a su proyecto político.” “Lo sustancial no son los pasos que debe dar ETA. ETA abandonará las armas cuando haya una resolución democrática del conflicto”. “La firmeza del Estado de Derecho ha debilitado a ETA-Batasuna y la presión no va a cesar. ” “La reconciliación debe ser asimétrica, ya que el colectivo de víctimas de ETA es el más numeroso y su violencia es la única que sigue activa”. “No hay nada sobre lo que dialogar”. “El único que conculca derechos es el Estado”. “El final tiene que tener vencedores y vencidos”. 2. Un paso más - Haznos llegar tus aportaciones. Queremos conocer tu opinión y tus comentarios. Para ello sólo tienes que rellenar el formulario adjunto. - Comparte los contenidos de la publicación dando a conocer este documento a personas de tu entorno. Si quieres disponer de más ejemplares, puedes solicitarlos en info@lokarri.org o en el teléfono 902 42 10 10.

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