Larada novembro 17

Page 1

re v is ta p a rro q u ia l m e n s u a l d e S a n C ris to v o d a s v iñ a s nº 108n º2 - Ano M NOVEMBRO a rz o 2 0 0 9 2017 - AIX no I AMA al Señor tu DIOS con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Jesús de Nazaret

NOVIEMBRE, MES DE LA MEMORIA “Mes de noviembre. Mes de los difuntos, para recordarlos y para ayudarlos. Mes que a todos nos hace pensar en la vida eterna, que se va alcanzando en el camino de la vida terrena”.

Orar por aquellos que nos han precedido es signo de agradecimiento por tantas cosas que nos dejaron, especialmente por el don de la fe y el regalo de la vida. Orar por nuestros familiares difuntos, es establecer un diálogo con Dios para que, lejos de olvidarlos -un Padre-Madre nunca olvida a sus hijos- los acoja cerca de Él, perdone sus errores y, un día, les devuelva a la vida. La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º. de los Macabeos en la S. Biblia dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46). La Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos (Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les pidió al morir fue esto: "No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma"). San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso". Desde tiempos de San Gregorio (año 600) se ha popularizado mucho en la Iglesia Católica la costumbre de ofrecer misas por el descanso de nuestros antepasados. Un día le preguntaron a San Agustín: "¿Cuánto rezarán por mí cuando yo me haya muerto?", y él le respondió: "Eso depende de cuánto rezas tú por los difuntos. Porque el evangelio dice que la medida que cada uno emplea para dar a los demás, esa medida se empleará para darle a él". Dice también San Agustín: “Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora, una oración por su alma, la recibe Dios”. Con ese fin, para mantener a nuestros antepasados vivos en nuestra memoria, para que nunca falte una lámpara encendida por su recuerdo, para que -desde la otra orilla- intercedan por los que permanecemos en este mundo, REZAMOS por ellos en cada misa, no solo el día de difuntos, sino todo el año.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.