Larada agosto 16

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re vAGOSTO is ta p a rro q u ia l m e n s u a l d e S a n C risnºto93 v o- dAno a s vVIII iñ a s 2016 M a rz o 2 0 0 9 n º2 - A n o I No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados. Porque con el mismo juicio que juzgareis habéis de ser juzgados, y con la misma medida que midiereis, seréis medidos vosotros”. Xesús de Nazaret.

TRABAJO EN VERANO Hablando sobre el período veraniego, hacemos referencia al tiempo libre, descanso o cambio de aires. Hoy toca escribir sobre las personas no pueden disfrutar de vacaciones ni en verano, que no son pocas: la encuesta del INE de mayo de 2016 muestra que el 40% de los españoles no puede permitirse irse de vacaciones al menos una semana al año. No extraña, porque según el mismo INE, el 22% de la población y el 28,8% de los menores de 16 años están por debajo del umbral de riesgo de pobreza. A mayores, estos meses de verano suelen ser utilizados para dar empleo a personas que en otras épocas del año no encuentran un empleo remunerado. Pero, ¿qué tipo de contratos son utilizados por los empleadores? Con datos de Adecco de junio de este año, entre 2009 y 2015 se han duplicado los contratos de menos de 7 días en los meses veraniegos. Los trabajos en verano son temporales y dedicados al turismo y, por ello, difícilmente pueden considerarse que faciliten una incorporación a un trabajo digno. Por otra parte, las mujeres suponen un 70% de los trabajadores a tiempo parcial, con lo cual hay un predominio de las mujeres entre las personas pobres. Este julio, varios cientos de personas nos juntamos en Salamanca, en un curso sobre el sentido del trabajo, bajo el título “¿Por qué y para qué un trabajo decente?”, organizado por la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica). En ese curso, hemos reflexionado sobre el trabajo, que ha ido pasando progresivamente de ser un bien para la vida a ser un instrumento para la producción. Se compartieron experiencias del compromiso social, sindical y político de varios cristianos, que intentan ser expresión de la misericordia de Dios con sus compañeros y compañeras del trabajo. Es necesario seguir insistiendo en que el trabajo humano está en función de la persona y no la persona en función del trabajo (Laborem Exercens, 6). El mismo S. Juan Pablo II en su viaje a España en 1982 afirmaba cosas que nos siguen llamando a reflexión: “La falta de trabajo va contra el ‘derecho al trabajo´, entendido- en el contexto global de los demás derechos fundamentales- como una necesidad primaria, y no un privilegio, de satisfacer las necesidades vitales de la existencia humana a través de la actividad laboral. (…) De un paro prolongado nace la inseguridad, la falta de iniciativa, la frustración, la irresponsabilidad, la desconfianza en la sociedad y en sí mismos; se atrofian así las capacidades de desarrollo personal; se pierde el entusiasmo, el amor al bien; surgen las crisis familiares, las situaciones personales desesperadas y se cae entonces fácilmente-sobre todo los jóvenes- en la droga, el alcoholismo y la criminalidad”. Por este motivo, desde la Iglesia se está promoviendo la Jornada mundial por un empleo decente que se celebra el 7 de octubre. Pensemos en este mes de agosto a aquella persona cuyo trabajo precisamos y que tenemos delante. Démonos cuenta de su precariedad laboral, y de que en ocasiones esos profesionales se ven obligados a hacer esos trabajos en condiciones exigentes. Son el mismo Jesús a quien debemos amar.


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