VIVENCIAS DUNHA PANDEMIA: O noso libro

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A BIBLIOTECA XAQUÍN YEBRA presenta

VIVENCIAS DUNHA PANDEMIA

O NOSO LIBRO


Estudantes en tempos de pandemia. Este libro reúne os testemuños do noso alumnado, que en 2020 viu como a súa rutina, adolescencia e vida daba un xiro completo. GRAZAS e parabéns a todas e todos pola vosa fortaleza e por mirar cara adiante con responsabilidade. Grazas ó Dpto. de Lingua e Literatura Castelá pola súa amplísima contribución a este proxecto.

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VIVENZAS DUNHA PANDEMIA O venres 13 de marzo de 2020 comezou unha gran pandemia mundial, a cal foi unha época moi dura para todas as persoas, onde ninguén podía sair das súas casas, e para min, persoalmente foi unha mala época por non poder saír da casa nin quedar cos amigos, pero grazas a esta pandemia, comecei a valorar a boa vida que estabamos a vivir antes da chegada do COVID-19. O meu día a día era case sempre igual; erguíame cedo, normalmente sobre as 10:00 e facía os deberes que nos mandaban os Mestres a través da aula virtual, despois xantaba con meus país e algún día pola tarde ía con meu pai darlle de comer aos cans da finca, xa que a el facíalle falta axuda e así eu tamén me entretiña pero aínda así aburríame bastante e todo isto leveino sempre con un sorriso e con moito sentido do humor, que é como hai que levar a vida, xa que só son dous días.

Héctor García Prieto 1º BAC B

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MI VIDA DURANTE EL CONFINAMIENTO Yo pasé el confinamiento en casa de mi primo Daniel. Estaba pasando unos días con mi primo Daniel. Estaba pasando unos días con él, me pilló por sorpresa y no tuve más remedio que quedarme allí. No fue una buena experiencia, ya que, aunque estaba con él y mis tíos, con el pasar de los días empecé a echar mucho de menos mi casa y a mi familia. Además, estaba muy preocupada por los contagios y la emergencia sanitaria que había en ese momento, y la cantidad de ejercicios y trabajos que nos mandaban los profesores me sobrepasaba, ya que, aunque no fueran muchos, yo soy muy lenta escribiendo y también muy perfeccionista, así que me llevaba mucho tiempo y esfuerzo terminarlo todo. Aun así, no todo fue malo. Como ya he dicho, estaba con mi primo y mis tíos así que, cuando pasaba tiempo con ellos, me sentía mucho mejor. Nuestra rutina era levantarnos y desayunar, y ponernos a estudiar, con descansos intermedios. Por la tarde teníamos un poco más de tiempo libre. Cuando acabó la cuarentena, pude regresar a casa y me sentí mucho mejor. Además, ya podíamos salir a la calle, algo que echaba mucho de menos. Me sentí muy feliz cuando pudimos volver a la “normalidad”, aun con restricciones.

Omaira Vidal Vidal 4º ESO C

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MI EXPERIENCIA EN EL CONFINAMIENTO En mi país, Venezuela, en el confinamiento fue un poco diferente al de España. Empezó el día 13/13/20. Las escuelas y universidades fueron cerradas. Comenzamos a utilizar tapabocas, no salíamos mucho de casa, y algunos centros comerciales, y parques de diversiones cines, restaurantes etc., fueron cerrados, aunque no todos. Comenzamos a tener clases por WhatsApp y solo asistíamos a la escuela una vez al mes para entregar trabajos. Podíamos salir de casa pero muy poco, así que dejamos de reunirnos con los amigos, solo en ocasiones importantes o necesarias. En aquellos lugares donde hubo casos de personas infectadas, se tomaron las siguientes medidas de precaución: se les suministraban alimentos a toda la calle donde había infectados, no se les permitía salir a nadie de sus casas durante 15 días, y toda la calle era desinfectada con diferentes productos químicos. Mi experiencia personal fue algo difícil ya que no salía mucho de casa, no veía a muchos de mis familiares y tuve que salir del país. Debido al confinamiento no pude despedirme de mis amigos y familiares, y todo eso me causó mucha depresión. Desarrollé muchas inseguridades, todo me costaba mucho y ha sido algo que me sigue afectando a nivel educativo y personal. Los días de confinamiento fueron tristes, aburridos y estresantes. Utilizar mascarilla era estresante e incómodo, desinfectar todo era agotador y no ver a familiares y amigos era deprimente. Sin mencionar el estar encerrados completamente. Definitivamente fue la peor etapa del 2020. Aunque el quedarnos en casa tuvo su lado positivo a pesar de todo lo malo y triste, en mi opinión, fue la demostración de amor más grande que puedes hacerte a ti mismo ya que de esta manera todos nuestros seres queridos y personas que nos rodean, estuvieron protegidos. No fue nada agradable pero fue lo mejor para todos…

Aidana González 4º ESO C

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VIDA EN CUARENTENA Todo comenzó con “serán 15 días en casa”. Salimos del instituto contentos, nos tomaríamos unas pequeñas vacaciones. No era consciente de lo que estaba pasando ni lo que iba a pasar. Sería la última vez que veríamos la sonrisa de alguien o la cara de personas nuevas. Esos 15 días se alargaron. Parecía que los días no avanzaban y todo era un bucle: despertarse, desayunar, asearse y vestirse, hacer la cama, hacer los deberes, comer, seguir estudiando, descansar…la misma rutina durante semanas. Yo me lo tomaba con calma, estaba tranquila y descansada. Feliz… pero de repente, todo se volvió una nube gris. Los trabajos y las tareas aumentaban, al igual que mi stress. Yo pensaba y parecía feliz, pero no era consciente de que no lo era. Me pasaba las mañanas y parte de la tarde en mi habitación encerrada. Mis padres se iban a trabajar por la mañana y por las tardes mi madre regresaba a casa. La tensión en la casa aumentaba. Mi madre se quejaba porque decía que no trabajábamos. Mis hermanas se pasaban el día haciendo estupideces, a veces se peleaban. Lo único que me ayudaba a salir de ese círculo vicioso eran las videollamadas con mi amiga; jugábamos al parchís on line, hablábamos, en ese rato lo pasaba super bien. Hablaba mucho también con otra amiga. Esperaba con ansia el día en que pudiésemos salir a la calle. También deseaba que mi cumple se pudiese celebrar, aunque algo me decía que iba a ser imposible. Finalmente, en la televisión anunciaban que las cosas estaban mejorando, e íbamos a salir por fases. No sé cómo, creo que fue un milagro, pero mi cumple se pudo celebrar. Invité a unos pocos amigos y lo pasamos muy bien. Llegó fin de curso y parecía que me quitaron un gran peso de encima. Empecé a salir con mis amigos, poco a poco nos fuimos juntando más, dando paso al verano. El verano fue para mí una liberación, lo pasé genial. Me ayudó muchísimo y olvidé pronto lo que había sucedido en la cuarentena, yo solo lo seguía pasando bien, con la gente que más quiero y quería, dando paso a un nuevo yo feliz.

Iria Prado Bargo 4º ESO C

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VIVENCIAS DE UNA CUARENTENA Era jueves 13 de marzo de 2020, estaba en clase de francés pero nadie le hacía caso a la lección, todos estábamos atendiendo al móvil esperando a que Feijoo hiciera un comunicado anunciando el confinamiento, y así fue. De camino a la siguiente clase, se anunció que a partir del sábado todos tendríamos que estar confinados quince días, y que, lo que a nosotros nos interesaba, las clases se cancelaban y mañana no era optativo venir. Así como todos nos fuimos a casa felices de tener quince días de “vacaciones”. A la mañana siguiente, no me quedó más remedio que levantarme para ir a la escuela, porque teníamos un examen a cuarta hora; antes de ir aproveché y me fui a desayunar con mis amigos, para así, también despedirme de ellos. Llegamos al centro y, cuando íbamos a entrar, en la hora del recreo, los profesores de guardia nos dijeron que si entrábamos, nos tendríamos que quedar, por lo tanto yo me marché y no hice el examen. Era sábado, me desperté y el día era como otro cualquiera, pasó rápido y yo hice lo mismo de siempre: jugar a videojuegos, descansar, escuchar música… lo único diferente era mirar para la calle y no ver gente dar paseos, comer, sacar el perro…pero tenía que ser así. Por la semana empecé a notar los primeros cambios; era raro poder dormir hasta tarde por la mañana y por la tarde no tener que estudiar ni hacer los deberes, pero bueno, a eso no me gustaría adaptarme y como solo eran quince días, no pasaba nada. Cuando aumentaron más tiempo, la verdad es que ya empecé a preocuparme por la situación y a aburrirme en casa. Las semanas pasaban y había mucha monotonía pero no quedaba otra que estar así, lo único que cambió en mi día a día era que los profesores enviaban deberes, Nunca pensé pasar por tanto aburrimiento pero tampoco por la paz que sentí y que nunca había sentido. Ya por fin pude salir. Era mayo y lo primero que hice fue dar un paseo y ver a mis amigos, nunca había sentido tanta alegría, ese mismo día, después de llegar de quedar, reflexioné y pensé en todo lo que aprendí. Aprendí a tener paciencia, y a entretenerme en los malos momentos, pero no pasar por problemas psicológicos, también me pude relajar y encontrar la paz con momentos de angustia e impaciencia que aprendí a gestionar, en resumen, creo que conseguí madurar aunque sea un poco.

Alumno de 4º ESO C

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VIVENCIAS DE UNA PANDEMIA Jueves, 13 de marzo. Estoy a quinta hora en Francés, una clase de veintiocho individuos que pensamos que el estado de alarma del que habla Feijoo van a ser unas vacaciones. ¡Ilusos! Desde la distancia veo lo ciegos que estábamos y la situación en la que se encontraba China; nosotros pensando: “¡ha ha! Los chinos y su virus, bueno es China, aquí no llega”. Pero no solo nosotros estábamos equivocados; Fernando Simón, el hombre de moda tiempo después dice: “uno o dos casos en España”, también dice: “con dos semanas en casa esto se acaba”, claro que sí, más de tres meses y un año de restricciones. Comenzamos la semana del 17 de febrero de 2020, el virus comienza a ser portada de telediarios, periódicos y páginas web, pero aun está muy lejos. Empieza a haber contagios en Italia, nos asustamos, ya vemos que se acerca; pero aun así el gobierno no cierra aeropuertos ni fronteras terrestres. El virus avanza sigiloso, letal. El número de casos en Europa crece. Los infectados ya se cuentan por miles y el terror aumenta. Nosotros, los estudiantes, que pensábamos que iban a ser unas vacaciones, nos damos cuenta de la situación que padece el mundo. Los profesores también se dan cuenta y comienzan a mandar deberes, entregas, trabajos… Desde el presente vemos que tenían buenas intenciones, como ayudarnos a desconectar del mundo y ofrecernos estudios, y una educación para el mañana; pero nosotros nos enfadamos, nos cansamos, los insultamos. El estrés, el agobio, hacen mella en nuestro cuerpo. Ya todo el mundo tiene al menos un caso en cada país. Y más también. La situación preocupa, vemos en las noticias los desabastecimientos de supermercados y tiendas. Las imágenes y los vídeos aumentan en las redes sociales. ¡Ah!... Las redes sociales. Tik Tok, Instagram, Twitter… qué tiempos pasábamos en ellas, lo único que nos levantaba el ánimo y nos hacía reír. Pero también llorábamos, estábamos tristes. Los muertos aumentaban, los casos subían y subían. Y con ellos, nuestros familiares, sus recuerdos y su imagen nos quedarían para siempre, pero ellos no volverían a estar presentes en nuestro día a día. Los sanitarios y todo su esfuerzo, los aplausos a las ocho de la tarde, la segunda ola, la tercera ola; la preocupación por las Navidades, en los que la gente no parecía pensar. Los inconscientes y las fiestas ilegales. Recuerdos que quedarán en nuestras memorias para el resto de nuestras vidas. Y ahora con la tranquilidad que se respira y la normalidad que vuelve, ¿seremos los mismos? David Cea Lorido 4º ESO C 7


VIVENCIAS DE CUARENTENA Todo empezó un 13 de marzo de 2020. Estábamos en clase de Cultura Clásica cuando la directora vino a darnos las noticias. No tendríamos clase por quince días. Todos estábamos muy felices, no sabíamos lo que se nos venía. Nos pasamos a la siguiente hora y el próximo día, sin hacer nada. Declararon el estado de alarma y nos confinaron. Los primeros días fueron bien; mi familia y yo hicimos cosas productivas y limpiamos la casa. Con el paso del tiempo mis días se basaron en: hacer deberes, hacer videollamadas con mis amigos, jugar al parchís on line, ver Netflix hasta las 6:00 am, llorar, levantarme a las 2 pm y vuelta a lo mismo. Lo recuerdo con buenos ojos, aunque no podía salir; había cosas que hacían los días mejores: pinté un mural en el balcón, e hice tartas. También recuerdo el aplauso a las 8 y mis vecinos poniendo música y bailando. No todo fue bonito. Por las noches cuando todos dormían, yo me pasaba las horas llorando. Hubo también un tiempo en el que mi relación con mi familia no era muy buena, todos pasábamos un poco de los otros, cada uno en una habitación y sin apenas hablarnos. Al final acabó mejorando, y empezamos a hacer más cosas juntos. Veíamos películas, cocinábamos, jugábamos a juegos de mesa… Durante esa época hice bastantes “amigos” online, que se quedaron en esa época, además es cierto que mis habilidades sociales disminuyeron más de lo que ya estaban. Ahora me resulta difícil hacer nuevos amigos o hablar con gente nueva sin sentirme incómoda. Por fin se empezó a poder salir aunque a unas horas y solo con convivientes, así que di algunos paseos solo con mi madre, y otros con toda mi familia. Todo empezaba a mejorar, se podía salir, tenía buena relación con mi familia y ya no había casi deberes. Finalmente se pudo salir con un no conviviente y yo quedé con mi mejor amiga. La sensación de no hablar con ella a través de una pantalla fue un poco rara al principio, pero me volvía a acostumbrar. Las medidas disminuyeron para el verano así que pude disfrutar de él. Yanira Ramos 4º ESO C

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VIVENCIAS DE UNA CUARENTENA He de admitir que la cuarentena fue una experiencia que jamás esperé vivir, algo que nunca pensé que tendría que superar y ahora que miro atrás y la califico, debo dividirla en varias partes para hacerlo. La primera fue, sin duda, la más horrenda. Si cierro los ojos y me paro a pensarlo, todavía soy capaz de sentir la angustia que afloraba en mi pecho y la sensación de ausencia de suficiente oxígeno. Quería gritar, escabullirme, llorar y desahogarme. Era una completa tortura el hecho de no poder ver a mis amigos, ni a mi gente querida, ni poder dar un mísero paseo por la calle. Pensé que me iba a volver loca, que llegaría un momento que enfermaría, pero tuve la suerte de que no fuera así, pues esta etapa únicamente duró una semana. Cuando me adapté a la situación, que lo hice más rápido de lo que imaginaba, comencé a disfrutar de todo el tiempo libre del que disponía. Los deberes del instituto me ocupaban la mañana, a veces, una o dos horas de la tarde, y luego gozaba de un descanso mental que me hacía falta. Vi un montón de series que cautivaron mi atención y, posteriormente, mi corazón, ya fueran series americanas o de animación japonesa. Me sumergí intensamente en mis preciados libros, pues, si siempre había sido amante de la lectura, el confinamiento solo consiguió que dependiera más de sus fantásticas historias. Leí muchas novelas, desde Cumbres borrascosas, hasta La chica del abrigo azul, cambiando de género de vez en cuando para experimentar nuevas sensaciones. Además era capaz de dedicarle a mis libros una tarde entera, y por la noche encendía el ordenador y no podía evitar cautivarme con One piece o Forrest Gump, revisando esta última película en bucle como cuando era niña. En resumen, esta fue sin duda, mi mejor etapa del confinamiento. Pero las semanas volaron, y mayo llegó para mí antes de lo previsto, y junto a este mes, las noticias de que al fin podíamos salir de casa. Nombro esta etapa como la más complicada de todas las que pasé debido a la dependencia que yo misma generé de necesitar quedarme en cama todo el día. La música, los libros, y las series, eran algo a lo que no quería renunciar, así que tardé casi un mes en acostumbrarme a salir a la calle. Sin embargo, estoy segura de que, si no fuera por el confinamiento, jamás habría unificado a todas mis amistades en un grupo, lo que me alegra profundamente y consiguió hacerme salir a menudo. Incluso hice nuevos amigos y retomé contacto con aquellos que hacía mucho que no tenía la amistad que esperaba. No puedo negar que a mí la cuarentena me ayudó más de lo que querría admitir, y que solo puedo sacar buenos resultados de ella, pues no me arrepiento de absolutamente nada y creo que eso es lo fundamental. Así pues, aquí resumo mi más sincera experiencia de lo que considero más importante de todo lo vivido el último y difícil año, al que no considero tan difícil. Icía García Carregal 4º ESO C 9


VIVENCIAS DE UNA CUARENTENA Desde el 13 de marzo del 2020, a gran parte del mundo le cambió la vida, a unos para bien, y a otros menos. Desde mi punto de vista, creo que la cuarentena nos enseñó muchas cosas, por ejemplo, a valorar más las pequeñas cosas, el estar con la familia, amigos, etc. Fueron dos meses en los que, al principio cada día me levantaba con pocas ganas, porque pensaba que esto no iba a acabar nunca. Al principio me costó asimilar que estábamos viviendo una pandemia así y que no podíamos ni salir de casa. Mi día a día en cuarentena era levantarme super tarde y hacer las tareas que mandaban del instituto, pero también dormir mucho. Mi estado emocional era como una montaña rusa, por el hecho de que pensaba que todo no iba a ser como antes. A partir de ahí empecé a valorar los pequeños momentos y compañías, reforcé amistades con amigos y también me alejé de algunas amistades. Con mis amigos lo que hacía era hablar todo el día por videollamada, sin hacer nada, y eran momentos en la cuarentena que me lo pasaba bien. También lo que más me gustaba era pasar tiempo con mis perros para olvidarme de la situación. Aunque ellos no sabían lo que estaba pasando, me llenaban de calma y tranquilidad en muchos momentos. Lo que menos me gustaba de la cuarentena era estar lejos de mi familia y no poder verla por esas fechas como siempre. Cuando se acabó lo de estar en casa, estaba feliz porque ya nos podíamos ver y no había instituto pero al principio me costó adaptarme. A día de hoy, por una parte le doy gracias a la cuarentena.

Alumno/a 4º ESO C

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VIVIR DÍAS DE PANDEMIA Todo era igual; el mismo paisaje, las mismas personas, el mismo ambiente. La vida cambió con tres palabras: estado de alarma. El primer día, todo el mundo revuelto por los pasillos, la euforia del descanso, la llamaba. Lo que nadie sabía era que sería el último día “normal”. Días después de la alarma, la gente empezó a dudar de si la situación era negativa o positiva, pero todo quedó resuelto cuando las semanas se convertían en meses. La gente estaba loca y desesperada, no aguantaban. Cada día la misma situación, las esperanzas de salir eran mínimas y todo empeoró con la llegada del verano. Las personas descontroladas con intención de salir, las ilusiones deshechas por una enfermedad… sin conciertos, sin bares, sin risas. La ilusión y la alegría se habían paralizado, al igual que el mundo. Sin ningún ruido por las calles, el miedo a salir consumía a las personas, era la situación de todos los días. Alumna de 4º ESO D

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MI EXPERIENCIA DE LA PANDEMIA Todo empezó un jueves 12 de marzo cuando nos avisaron de que se paralizaban los centros educativos durante 15 días por causa del COVID19, en ese momento no entendía nada de lo que estaba pasando; yo llegué a mi casa contenta pero al mismo tiempo, confusa. Según llegué, lo primero que le dije a mi madre fue que acababan de comunicar que se cerrarían los centros educativos, a lo que ella me dijo que también lo había visto. Cuando me lo dijo, la noté algo preocupada. Al poco tiempo llamó mi padrastro a mi abuela, diciendo que fueran rápidamente al súper a comprar comida para bastante tiempo, que en las fábricas no había casi nada, se estaba agotando todo, que lo que estaba pasando no era lo que parecía. Era mucho peor. Al día siguiente de comunicarlo, mi madre decidió que no fuera a clase en todo el día, solo una hora, la del examen, que al final, no nos dejaron hacer. Al llegar allí ya vimos a los profesores con mascarilla, guantes… gritando “¡distancia!” Como no nos dejaron entrar, llamé a mi madre y me dijo que me fuera para casa, y yo fui. Los primeros días los llevé bastante bien, luego al ver que lo prolongaban mucho más, me empecé a plantear todo y me preocupaba, cuando pasó un mes me agobiaba, me ponía triste… Yo veía que las cosas en vez de mejorar iban a peor y eso me preocupaba mucho más. En conclusión, pasé mucho miedo, y no le veía fin a todo esto, cosa que ahora, tampoco.

Alumna de 4º ESO D

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VIVIR EN PANDEMIA Para mí fue una suerte poder contar con ese tiempo a solas, de la cuarentena, pues me permitió descubrir zonas en mi interior aun no exploradas. Durante ese tiempo se gestó en mí un hambre increíble que nunca había sentido, la ambición de poder ser la mejor versión de mí mismo. Todos los momentos dolorosos o de humillación, de sufrimiento interno se disiparon para hacer de mí un hombre nuevo…frío, que no le importa nada excepto alcanzar sus sueños, o mejor, sus metas, para lograr quedar enmarcado en la historia como alguien que luchó por lo que le gustaba. Para así, cuando sea un viejo en mi lecho de muerte, pueda decir, aunque no lo consiga, lo intenté con todas mis fuerzas, y no me arrepiento de un pasado nublado en el que no era lo suficientemente valiente para coger las riendas de mi vida; y lo único que hacía era quejarme, siendo y el culpable, en gran parte, de ese malestar que me estaba rompiendo, poco a poco, hasta no quedar más que el polvo de un hombre roto convertido en el juguete de otros a los que no les importaba, y que ahora puede decir con orgullo, que no lo he superado. Ahora, en el presente, mientras escribo esto, puedo decir que mi vida ha cambiado para mejor, ya no soy ese chico al que todo el mundo le gustaba dañar para poder sentirse mejor. Ahora soy un hombre al que no se le puede callar, que dice su opinión aunque la gente lo juzgue, así evitando romper su alma para aceptar lo que es socialmente aceptable. Soy el hombre con el corazón de piedra, sin sentimientos, que solo piensa en ser más, para un día demostrar a toda esa gente, quien es el maldito lobo que se atrevió a seguir sus malditas reglas y que fue feliz haciéndolo. Cuando muera me quedará mi legado; todo lo que acabo de decir para inspirar a personas a seguir sus sueños y no dar explicaciones de nada. Yo recordaré este tiempo como el maestro severo que me enseñó el camino a seguir para poder ser feliz y no rendirme por nada ni ante nadie, seguiré el camino del lobo solitario.

Alumno 4º ESO D 13


TIEMPOS DE PANDEMIA 19 de diciembre de 2019. El COVID ya ha empezado y se dan a conocer los primeros positivos de este virus, el cual nos dará mucho de qué hablar. Aquí la gente se empieza a informar de él, pero solo para después burlarse (algo muy típico español, aquello de reírse de las desgracias ajenas). Aquí se veía imposible su existencia y nadie lo temía, pero esto duraría poco. Febrero de 2020. El COVID ya ha llegado a España y todo el mundo empieza a temer. La gente ya sabe el daño que puede hacer el virus, así que, ya no se ríen tanto… 13 de marzo de 2020. ES un día “normal” en el que ya tenemos asumido que el COVID es parte de nuestras vidas. Los institutos y colegios avisan de su cierre temporal de dos semanas. Ese día por la noche sale la increíble noticia que nos deja a todos atónitos, la cual es: la cuarentena. 1er día del confinamiento. La gente se empezaba a estresar y ya le costaba no pensar en negativo. 3er día del confinamiento. La gente empezaba a buscar actividades para hacer en casa y entretenerse. Finalización de la cuarentena global. La gente se alegra, ya que podrán salir de casa después de tanto tiempo. Pero con unos cambios. Aquí la gente ya se da cuenta de que el COVID será un acontecimiento histórico que nos marcará en nuestras vidas. El COVID empieza a formar muchos problemas sociales (debido al no agrupamiento), y económico que causa un gran número de gente en paro y la quiebra y cierre de muchos negocios. Actualmente. Ya hemos convivido con el COVID durante un año y ya encontramos vacunas para combatir la enfermedad, pero aun así no se puede imaginar la fecha final del coronavirus. Ahora ya tenemos asumida en nuestra vida las medidas del COVID, por ejemplo, ya cogemos las mascarillas casi involuntariamente. El virus ya casi no nos da tanto miedo como en el confinamiento pero aún así le tenemos respeto; todo esto debido a los cambios positivos ya hechos (cambios del toque de queda, mayor acumulación de gente en los aforos, etc.) El día final del COVID. Todas las personas estarán en la calle celebrándolo, la gente se podrá tocar, podremos volver a abrazar a nuestros seres queridos, la mascarilla no estará en nuestra vida, ya no habrá información constante sobre el coronavirus, nos iremos creando una mejor economía después de la crisis creada a nivel global y también de lo más satisfactorio será vernos las caras después de tanto tiempo.

Iker Oro López

4º ESO D

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VIVENZAS DO CONFINAMENTO

Era maio e xa facía tempo que nas noticias se escoitaba falar dun tal “coronavirus” ao que ninguén lle temía porque ninguén sabía o que era, nin os cambios que ía ocasionar nas nosas vidas. Un venres 13 coma outro calquera; estabamos no instituto cando sobre as 12:30 se escoitaba aos alumnos decir que marchabamos para a casa, pero ninguén sabía por qué. Ás 13:30 cando Feijoo explicou o motivo polo cal tiñamos que abandonar os centros: os virus obligáronnos. Alumnos felices, profesores felices… porque como ben dixen, a ninguén se lle pasou pola cabeza o que nos esperaba. Comunicaron que botaríamos quince días confinados e o peito enchéusenos de alegría, ata que esas dúas semanas se convertían en catro, cinco, seis, así ata os tres meses. Tres meses coma un ano, no que sempre era o mesmo, ver pasar a veciña que che caía mal, pasaban as ambulancias e os coches policiais…saír a aplaudir, facer as tarefas…pero o mellor momento do día, sen dúbida, era saír tirar o lixo. A mellor sensación que sentín na miña vida! Pasaban os días e todo seguía igual… isto ía para tempo, íase incrustar nas nosas vidas a máis non poder. Sabes o sentimento de cando perdes unha cousa e non logras atopala? Pois creo que cada un de nós sentía que perdía a liberdade. A frase que máis escoitei na cuarentena foi “neniña e non ides vir por aquí?” Ter que responder que non aos meus avós foi a sensación máis parecida a que se pare o corazón.

Alumna de 4º ESO D

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CRÓNICA DUNHA PANDEMIA 13 de marzo de 2020. El día que recordaremos toda nuestra vida. El día que todos nos tuvimos que encerrar en nuestras casas, sin saber por cuánto tiempo. Ni siquiera sabíamos con certeza el motivo por el que nuestras vidas se veían paralizadas. El día anterior, 12 de marzo, era aparentemente un día normal. Pero sobre las doce de la mañana se empezaron a escuchar rumores de que se cancelaban las clases y nos íbamos para casa. Yo estaba en clase de Francés, y empezamos a buscar en Google si era cierto. Efectivamente, dos semanas para casa. Todo el mundo feliz porque se cancelaban las clases, que era lo que nos interesaba, sin saber lo que vendría después. Y pensábamos que serían dos semanas, y al final fueron casi tres meses. En fin… Sábado 15 de marzo de 2020. Primer día de confinamiento total. Los primeros días estaba bastante tranquilo, pasando el tiempo de la mejor manera que podía con mi hermana. Después de las dos primeras semanas, cuando se cumplió el confinamiento otras dos semanas, los profesores empezaron a mandarnos deberes por el aula virtual, desde la página web del instituto. Muchos deberes, muchísimos deberes. En la cuarentena me salvó mucho que tenemos en casa una cinta de correr. Por las mañanas, me levantaba sobre las 10 para hacer los deberes de todas las asignaturas. Normalmente los acababa antes de comer, por lo que, por las tardes estaba con el móvil, jugaba a juegos de mesa y hacía bastante deporte, dentro de lo que se podía. Por las noches veía series y películas con mis padres y mi hermana. Al principio lo llevaba bien, pero a partir del mes en casa, me empecé a estresar bastante. Me ayudó mucho hablar por videollamada con mis amigos y que, desde finales de mayo pudimos comenzar a salir de casa. Cada vez las restricciones eran menores y los casos bajaron. En navidades, las restricciones aumentaron, aunque las familias se juntaron mucho igualmente, por lo que los casos fueron a más, al igual que las muertes. Ahora, en pleno abril del 21, los casos están bastante reducidos, pero por desgracia, el coronavirus sigue ahí, y parece que el final aun no está muy cerca, por desgracia. Aunque las vacunas ya están llegando, y por lo menos se empieza a ver la luz al final del túnel, aunque sea muy de lejos. Mientras, tendremos que aguantar como podamos. La vida sigue.

Marcos Rivadulla Fociños 4º ESO D

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DÍAS DE PANDEMIA Y todo empezó el 14 de marzo, entrábamos en una etapa que iba a cambiar nuestras vidas. Al principio, cuando dieron la noticia, todo era alegría y risas, ya que gozábamos de dos semanas de descanso, o eso pensábamos nosotros, hasta que se alargó y llegó a la actualidad. Encerrados en nuestras casas, pasaban los meses que parecían años. Cada día me despertaba pensando “ojalá hoy den buenas noticias en la tele”, pero al final siempre era lo mismo o incluso peor. Después desayunaba y estudiaba porque tenía muchos trabajos que entregar, aunque ese año desde casa no aprendimos nada. Por las tardes, llamaba a mis amigos y nos ayudábamos con los trabajos, los deberes… y luego jugábamos a juegos o nos decíamos o mucho que nos echábamos de menos. Cada vez que hablaba con ellos, me reía mucho y lo pasaba genial, pero también me entraba el deseo de estar con ellos. Aunque este tiempo fuera la mayor parte de desgracias, también tiene algún lado bueno: haces nuevas amistades, tienes mucho tiempo para pensar en ti, en tu futuro, etc. Para mí también fue un período de madurez, ya que me di cuenta de muchas cosas y aprendí a valorar lo que de verdad importa. Y por fin llegó, el día que tanto esperábamos, el 2 de mayo, salimos de casas, por fin podíamos ver a nuestros familiares, amigos, vecinos, a todos… pero teníamos que salir con mascarilla, que a día de hoy la seguimos utilizando, pero aun así se podían ver las caras de alegría que tenía la gente por poder salir de sus casas después de tres meses en ellas. Todos hablaban con todos, aunque alguien no se llevara bien no importaba, era la emoción de verlos después de tanto tiempo. Los abuelos, con lágrimas de felicidad en los ojos de ver a sus hijos y a sus nietos después de tanto tiempo, aunque los más pequeños no lo valoraran mucho. Esa primera semana era alegría pura y reencuentros. Luego nos empezamos a dar cuenta de los peligroso que es este virus llamado COVID-19, y empezamos a andar con miedo aunque seguíamos gozando de esa libertad que obtuvimos después de 3 meses. A día de hoy, 23 de abril de 2021, ya hemos conseguido averiguar la fórmula de la vacuna, y no solo de una sino que, de al menos, 15, aunque aquí solo tenemos 4 disponibles. Si seguimos así, y somos responsables, podemos volver a la vida antes del coronavirus mucho antes de lo que esperábamos. Y también debemos añadir que, en España, ya se va a acabar el estado de alarma el 9 de mayo. Esta experiencia va a ser una entretenida historia para contarle a nuestros hijos o incluso nietos, ya que es algo que podría pasar en un futuro y así ya tienen un poco de conocimiento sobre ello, aunque espero que ellos no pasen por esto y puedan disfrutar de la vida. Alumna de 4º ESO D

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MIS VIVENCIAS DE LA PANDEMIA Hola soy Daniel Piñeiro López, actual alumno de la clase de 4º ESO D, y voy a dar mi veredicto sobre mi experiencia en la pandemia. A decir verdad, el primer día de confinamiento, un día como hoy hace un año y dos meses, fue una euforia: en el instituto la gente gritaba, cantaba y se largaba lo antes posible de esa cárcel obligatoria, sabiendo que no iban a volver por mucho tiempo; yo era uno de esos muchachos, pues sí, estaba alegre. En el momento en el que llegué a casa y cerré la puerta, un largo suspiro de agrado inundó toda la casa sabiendo que, temporalmente, se acababa el estrés, la presión, la ridícula cantidad de tiempo libre y, si se me permite mencionarlo de esta manera, la responsabilidad. Pasadas dos semanas de descanso y gandulería, empezó a llegar el trabajo por ordenador, cargado de tareas largas y complicadas de las que no habíamos recibido explicación racional alguna (excepto los vídeos de “susiprofe”) y graves fallos técnicos en el envío de ciertas tareas. Nunca en mi vida había tenido tantos e-mails de profesores en mi celular, ni en ese momento ni nunca, la verdad. Puedo, con total seguridad, decir que estas semanas de trabajos, que por cierto fueron “cero” productivos, fue la peor parte del confinamiento para mí. Después de terminar todo el trabajo, llegaron las vacaciones, claro que no podía ir a ningún lado pero… ¿saben qué? Fue de las mejores épocas que he vivido, pues sí, a pesar del sufrimiento de la humanidad y las muertes, y estar atrapados como ratas cloaqueras en nuestros refugios, yo lo pasé muy bien. Resulta que soy hombre de campo y mi casa tiene buen jardín y un buen monte detrás de ella, así que salía cuando quería y cuando me apetecía por el campo sin peligro, aparte de que los nuevos avances en ocio como videojuegos, Netflix y otras cosas, también ayudan a entretenerse. Fueron 8 meses, es decir, 5 más de lo que correspondían las vacaciones, que pasé de lujo, aunque noté la falta de la playa, amigos y San Roque, sobre todo estos dos últimos. En resumen, podría decir que el confinamiento no tuvo ningún efecto negativo sobre mí, más bien todo lo contrario, tuve todo el tiempo disponible del mundo para mí. Lo más negativo es la pereza con la que he iniciado el curso, pero bueno, todo se soluciona con esfuerzo, otra vez.

Daniel Piñeiro López, 4º ESO D 18


VIVIR DÍAS DE PANDEMIA Nos encontrábamos en invierno, en uno de esos días se nos advirtió del hallazgo de una nueva enfermedad en China, a la que no se dio la menor importancia por el momento. Peo no era una enfermedad ordinaria, porque era extremadamente contagiosa. Desgraciadamente se filtró a nuestro país en el primer mes del año. Mes y medio después, se declara un estado de alarma por el temor al nacimiento de una pandemia causada por una enfermedad potencialmente peligrosa. Ese día nosotros nos encontrábamos en clase de francés, nerviosos por el encuentro con las dos semanas posteriores, repletas de exámenes. En el espacio entre la clase previa y la que teníamos en ese momento, se filtró la noticia de una advertencia por parte del político correspondiente. En ella declaraba el estado de alarma y el confinamiento domiciliario en todos los territorios del país a partir del domingo. Se notaba el nerviosismo y el miedo en el ambiente al filtrar en cualquier conversación el tema en cuestión aunque había otros que ni la más mínima importancia le daban. Al día siguiente no era obligatorio acudir a clase por lo que muchos optaron por no hacerlo, por miedo por presentarnos. Tuvimos clase normal las horas iniciales pero en las otras no hicimos nada más que pasar el tiempo y escuchar noticias sobre el tema. Ese día no tuvo nada de especial pero comenzaba el fin de semana y con él, el confinamiento domiciliario o cuarentena, un descanso de las clases y del martirio diario, sin saber lo que se avecinaba. Llevábamos poco tiempo encerrados cuando se anunciaron otros quince días bajo llave. Era todo desesperante, monótono, excesivo tiempo frente a los libros. Mi hermana y yo pasábamos las mañanas solos y las tardes acompañados de nuestro progenitor. Muy acompañado por nuestros amigos y seres queridos a través de las pantalla. Por la tarde no hacíamos mucha cosa: jugar a videojuegos, leer, dibujar, ver series, y sin ganas excesivas, continuamos con los deberes para quitarlos de delante lo antes posible. Era todo oscuro, gris, pero entre toda esa opacidad, se filtró un rayo de nítida luz que iluminó esos sombríos pesados y uniformes días en los que vivíamos anhelando a nuestros seres queridos. Pasaban los interminables segundos, minutos, horas, días y semanas que parecían inacabables. Así pasamos hasta mediados de mayo, que se nos permitió salir a ver la luz del sol. A partir de ahí solo se podría salir de casa con mascarilla, y restricciones, así pasamos los meses, con lento paso del tiempo, el verano, el otoño e incluso el invierno. Sin embargo, la pandemia no se apoderó de nuestras vidas por completo, ya que sí podíamos salir con amigos ir a andar en bici, bañarnos en piscinas y ríos, aun con dificultades disfrutamos de nuestras vacaciones. Pero eso no es lo importante, hubo millones de casos y muertes en esta agobiante situación. La economía también se vio bastante afectada y varió mucho por la cantidad de comercios y negocios que no podían volver a la rutina y acabaron cerrando o perdiendo gran parte de su capital e ingresos, desestabilizando e incluso llegando a destruir familias. Para el curso siguiente volvimos a la rutinaria vida escolar. Pero ahora con clases impartidas por profesores en las que, por lo menos aprendemos algo, y no como en cuarentena, que ni una clase on line tuvimos. El inicio del nuevo período escolar no llegó solo, llegó con dificultades, más amargo y complicado, por los seis meses que llevábamos sin estudios en serio. Consecuentemente bajaron las notas, pero fueron incrementando al pasar los meses. Este período pandémico sigue sin tener un final definido temporalmente, pero sí está aparentemente mejorando la situación y la lucha volviéndose más llevadera. Que esperemos que siga así hasta que finalice, que será pronto. Daniel Baladrón 4º ESO D 19


VIVIR EN PANDEMIA Jueves 12 de mayo, primera de mañana, clase de francés. Estábamos todos atentos al directo de “Youtube” de Feijoo decretando los nuevos parámetros de contención del virus COVID-19, hasta que dijo el bombazo para nosotros: “En tema de educación, mañana viernes 13 de marzo, no será obligatoria la asistencia a los centros educativos, que serán cerrados durante dos semanas por motivo del estado de alarma para la contención del virus” Todos estábamos sorprendidos y entusiasmados. Al salir de clase, todo el mundo empezó a gritar tanto que los profesores tuvieron que callarnos. A mí me tocaba Educación Física y estuvimos toda la hora hablando de ello. A algunos les encantaba la idea de no tener instituto por dos semanas, a otros no les gustaba tanto, ya sea porque no poder salir iba a ser un aburrimiento, o por otras razones, como a mí, que pensaba que al volver tendríamos que hacer cerca de 10 exámenes en una semana. Aun así, yo ya suponía que iban a ser más de dos semanas, pero no que fuera a ser tanto tiempo. Al volver a casa, mis padres y yo estuvimos hablando mucho tiempo de como probablemente se iba a prolongar el estado de alarma y sobre todo el confinamiento. Aun así, mañana tenía examen de lengua castellana, así que estuve gran parte de la tarde estudiando. Al día siguiente solo fuimos cuatro personas a clase. En las primeras clases no hicimos nada relacionado con la materia, y prácticamente estuvimos todo el tiempo con el móvil. Llegó el recreo y como casi no había venido gente, no había muchas más personas con las que hablar aparte de los 4 que ya éramos. En la siguiente hora íbamos a tener el examen de lengua, pero al final, el profesor no hizo el examen, lo cual me fastidió porque lo tenía bastante bien preparado. Las siguientes horas también fueron muy amenas, incluso fuimos a otras clases. Cuando se acabó la mañana, me fui a mi casa y estuve toda la tarde jugando a los videojuegos con un amigo. Los días siguientes pasaron rápido. Yo me dedicaba a hacer los deberes y jugar videojuegos casi únicamente. A medida que iban pasando los días, los casos del COVID-19 aumentaban, aun estando en cuarentena. El confinamiento y el estado de alarma fueron prolongados. Las dos semanas pasaron a ser cuatro, luego dos meses, tres… El confinamiento ya se hacía pesado para todos. Antes del coronavirus ya no salía mucho, así que no me afectó demasiado. Yo mientras tanto, seguía con mi dinámica de jugar videojuegos, hacer deberes, y las fechas importantes fueron pasando sin más (Semana Santa, mi cumpleaños, festivos, etc.). A veces me sentía algo estrangulado con los deberes, y las fechas de entrega, pero al final todo salió bien, y el curso se acabó con unas notas sobreelevadas en 21 de junio, mismo día en el que se acabó el estado de alarma en España. Acabado el curso, y el confinamiento, me sentí mucho más tranquilo y a gusto. Fui a recoger las notas, devolver los libros y este tipo de cosas administrativas. Sin embargo, todo era distinto. La primera diferencia clara es la más obvia: todo el mundo llevaba mascarilla. Aunque el confinamiento había acabado, la pandemia aun seguía ahí y aun había casos de COVID-19. Por eso la mayoría de la gente (aunque hubiera casos de irresponsabilidad) 20


intentaba cumplir las normas. Todas las miradas estaban puestas en una vacuna como solución de la pandemia que nos había colocado en esta situación. Además se esperaban nuevas “olas” de contagios que hacían que tuviésemos que estar todo el tiempo alerta, y así fue. Pero antes tuvimos unos meses de “descanso” en verano. Durante esos meses las restricciones fueron variando pero eran bastante asumibles. Hubo algunos rebrotes como el de la Mariña (Lugo), en los que tuvieron que estar confinados los municipios. Yo me pasé gran parte del verano en casa, ya que ni mis padres ni yo nos fiábamos mucho de no contagiarnos y además yo tampoco era de salir mucho de casa. También había retomado algunas actividades, como ir a banda, ya que iba a tener alguna actuación. Además, a finales de julio fuimos de vacaciones mis padres y yo a O Grove, donde estuvimos una semana. Allí sobre todo disfrutamos de la playa, aunque tomamos medidas propias como no comer en restaurantes o usar mascarilla en la playa. El verano tocó a su fin y ahora había que empezar el curso. Las nuevas medidas al principio resultaban extrañas pero después ya nos fuimos acostumbrando todos. En octubre hubo una ola bastante fuerte de contagios que hizo reestablecer el estado de alarma y crear nuevas medidas (aunque ninguna tan extrema como una cuarentena). Aun así, los centros educativos siguieron abiertos, y el curso siguió su rumbo. Las fiestas fueron un fiasco (Navidad y Año nuevo) ya que casi no nos reunimos entre familiares. El año 2021 llegó y todo parecía igual a lo que había vivido los últimos meses, pero en enero, algo hizo un gran cambio. Mi profesor de percusión enfermó de coronavirus y tuve que estar más de una semana confinado. Las clases seguían avanzando pero yo estaba recluido en casa. Durante unos días estuve haciendo deberes y pruebas como la PCR para ver si tenía el virus. Al final, todas las pruebas dieron negativo y me incorporé a los pocos días otra vez a la clase presencial. Al principio todo era confuso, ya que la clase había adelantado mucha materia, pero al final pude continuar bien con el curso hasta el día de hoy. Actualmente se están administrando las vacunas a la población y ya hay muchas personas vacunadas. Aunque las nuevas cepas parecen ser peligrosas, ya que algunas presentan cierta resistencia contra la vacuna, el protocolo está funcionando y los casos están descendiendo, así que, en unos meses ya podremos estar tranquilos por el COVID-19.

Alumno de 4º ESO D

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DIARIO DE UNA CUARENTENA Creo que el 13 de marzo de 2020 es una fecha que en la vida se me va a olvidar, un viernes, y como todos, tocaba salir, pero este no, de repente la vida tal y como la conocíamos se desmorona. Eso veíamos en la noticias, pero en mi casa fue diferente, bueno, algunas veces.... al principio de la cuarentena me dedicaba a tomar el sol, hacer deporte y llamar a mis amigos..., vi películas, series... visto así, ¿no parece tan malo, no? Tuve suerte ya que mi familia y amigos pasamos estos meses sanos, recuerdo que hubo un momento, a las dos semanas de empezar la cuarentena, en el todos los días eran iguales. Cada mañana me despertaba escuchando las noticias de las muertes de las últimas 24h, que mi madre escuchaba en la tele, desmoralizador. Cómo me gustaba quedarme en cama toda la mañana cuando tenía que hacer cosas... pero, ahora, madrugaba porque realmente me aburría. Por suerte los días fueron pasando, se empezaba a ver la luz al final del camino, el verano... todo pintaba bien, pero, hoy 2 de mayo de 2021, aún no veo el fin a esto.

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My birthday in quarantine

My birthday is on April 9, so last year I spent it on quarantine, and I couldn’t see my friends or family. Because of that I was having a really boring day, till something happened: my family and I started to hear hooters and then our house bell. We worried, because we thought we did something wrong, but it was all the opposite: three policemen came to my house to wish me happy birthday! I was so confused. They gave me a book and a letter from the mayor. It ended up being a very interesting birthday!

Antía Varela Maña, 1º ESO D.

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VIVENCIAS DE UNA CUARENTENA

Todo empezó a principios de Marzo cuando me toca despedir a una persona muy especial y seguramente la persona más importante de mi vida como es mi abuela, pero toca entender que todo son fases y que todos nos vamos a ir tarde o temprano; el día 14 llega a los oídos de toda España una noticia que empezó como un meme pero que ya era una realidad, nuestro país está siendo duramente castigado por una pandemia, una pandemia que veíamos muy lejos cuando escuchábamos el nombre “China”, ese fue el momento en el que se decreta el estado de alarma y que por mala suerte me pilla en una ciudad distinta a la mía, en la cual no estaba incómodo pero no era el lugar donde elegiría pasar la cuarentena, y al final aquí estoy escribiendo para el instituto de esa ciudad en la que no quería estar durante la cuarentena. El segundo día de cuarentena creo que fue el peor de todos, ya que se me cayó el mundo encima, todas las limitaciones a nuestras vidas, la pérdida de mi abuela y bisabuela, y me levanté con la noticia de que era definitivo, que mi vida cambiaría para siempre, que mi vida en Ribeira, la ciudad que me vio crecer y en la que pasé mi vida hasta ese momento había acabado, que me venía a Melide y no quería, pero era lo que tocaba porque mi abuelo no se podía quedar solo, con 85 años, y a día de hoy no estoy arrepentido, pero no lo haría; al fin y al cabo creo que el cambio no era para mal si no que era necesario, pero a día de hoy yo aún no estoy cómodo, no me acabo de encontrar cómodo, si que es verdad que tengo gente maravillosa por la que daría todo y más pero no es mi ambiente ideal, al final yo tenía mi vida montada, mis amigos, mi familia, la playa, el instituto… ese es mi sitio. En Melide es diferente, obviamente no iba a ser lo mismo y yo tengo claro que nunca será mi sitio y que no voy a acabar mi vida aquí, porque aunque esté bien, mi vida está en otro sitio. La cuarentena empezó siendo muy triste. Los primeros diez días los recuerdo con mucha pena. El ambiente era muy triste por los hechos anteriores, que al fin y al cabo afectan, pero a partir de ahí, las cosas solo podían ir a mejor, y así fue. El ambiente mejoró y dentro de lo que cabe, pudimos ir a Ribeira a por nuestras cosas, por lo que ya era mejor cuando ya te vas acostumbrando, aunque los horarios se vieron alterados y lo de estar en casa era muy monótono, entre risas, partidas de cartas y horas de televisión todo se llevaba mejor. Durante los segundos 15 días me decidí a hacer algo productivo con mi hermana mayor, así que cogimos la canasta vieja de mi tío y nos propusimos repararla y así fue tras dos semanas de pintar, quitar óxido y ajustar todo, la canasta estaba lista y con plena funcionalidad. Los primeros días me podía tirar seis horas allí con un balón yo solo tranquilamente que me lo pasaba como un niño con una piruleta pero como dice una frase de mi abuelo “todo en exceso cansa” y eso fue lo que pasó, me acabé cansando del baloncesto y volví a la rutina de quedarme hasta las tantas de la madrugada jugando a la Play con mis amigos, que al fin y al cabo, no me arrepiento porque sabía que cada minuto que pasaba veía más cerca la hora de marcharme y aunque fuera por unos cascos, yo disfrutaba cada momento como si estuviera con ellos, sabiendo que nuestra relación no iba a ser la misma a partir de 24


Septiembre. Ese mes que marcó mi nueva vida con el inicio en un instituto nuevo, aunque no tenía animo de nada porque iba en contra de lo que yo quería en mi vida. Volviendo a la rutina de la cuarentena, se convirtió en algo monótono y estresante porque los profesores se pensaban que solo teníamos su asignatura y todo eran trabajos, deberes y exámenes. Cosas sin sentido como vídeos para Educación física o trabajos diarios de asignaturas en las que no había cubierto ni un cuarto de libreta en dos trimestres, y así se lo dije a mis profesores, que no era normal, que de asignaturas en las que tenía 2 horas a la semana les tuviera que dedicar cinco seis, aunque en cierto modo me ayudaron los deberes, ya que hicieron que me tuviera que instaurar una rutina del día a día para que me diera tiempo a hacerlos y poder disfrutar con mis amigos en la Play; aunque esta rutina duró poco; en el momento en el que me dicen que las que tengo aprobadas ya no las puedo suspender, es decir, que solo tenía que hacer las cosas de una asignatura. Al final la rutina llego a ser tan rara que sabía que llegaba el sábado cuando no había ninguna tarea de la escuela por la mañana. Esto duró así hasta final de curso; por el medio me aficione a ver series, que era una cosa que no llamaba mi atención, a lo mejor por eso ahora le tengo rabia y odio a ver series y películas, de hecho la última que vi fue en cuarentena, pero sin duda lo más duro que me quitó la pandemia y que a día de hoy aun no se recuperó es el deporte, el fútbol que lleva conmigo desde los 3 años todos los fin de semana yendo a jugar partidos por la mañana y viéndolos por la tarde, se vio totalmente acabado. El momento más alegre, llega al mes y medio de cuarentena, que es la noticia de que ya podemos salir con limitaciones horarias, pero el hecho de salir de nuevo fue genial y posteriormente cuando más me ilusioné viendo la tele fue el momento en el que salían diciendo que iba a poder ir a Ribeira, hasta llegué a llorar porque yo pensaba que ya no iba a ver a mis amigos porque esto se iba para mucho más tiempo, pero se podía ver mi ilusión cuando estaba pegado a la ventanilla del coche mirando todos los carteles hasta llegar al “Bienvenido a Ribeira” y desde ese momento empezó el mejor verano de mi vida porque dentro de las medidas, disfrutaba cada minuto sabiendo que no se iba a volver a repetir por lo menos en mucho tiempo. Y hasta aquí mi cuarentena un poco extraña con una montaña rusa de emociones y decisiones, no todas son del agrado de uno, pero sí que son necesarias.

Jacobo Rodríguez Rodríguez, 4º ESO C

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Vivenzas dunha pandemia Fai xa máis de un ano estábamos vendo nos informativos que se estaba propagando un virus polo planeta, pero no éramos conscientes do que se nos viña encima. A primeira medida que nos influiu directamente foi a suspensión das clases, medida que todos festexamos con euforia no Instituto. En principio pensamos que serían so 15 días, pero ao cumplirse viñeron outros 15 e outros 15 ata chegar aos 3 meses encerrados na casa. Estos meses fixéronse longos e a nosa vida convertiuse nunha monotonía, levantábame, almorzaba, xogaba a play, comía e volvía xogar a play (onde me conectaba cos meus amigos) ata a hora de cear. Algo que fixo esos días máis levadeiros foron as redes sociais, mediante as cales en ningún momento perdín o contacto cos meus compañeiros. Outra cousa q me axudou a pasar mellor estes días foi que algunhas empresas audiovisuais puxeron contido polo q había que pagar á disposición de todo o mundo. Esta medida fixonos darnos conta de que todos se estaban unindo e xuntándose ante a gravidade da situación. Penso que cando remate esta pademia darémonos conta que esta dura experiencia cambiounos a todos para sempre.

MATÍAS PRIETO RODRIGUEZ 1ºBAC

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E xa nada é igual… para ninguén… Un día, de súpeto, quedamos sen bicos, sen apertas, sen caricias, sen aniversarios ou sen festas. Porén, aínda que devecemos por recuperar todo iso, ao longo deste camiño tan salvaxe fomos recollendo gratitude, amor, sensibilidade, respecto ou responsabilidade. O medo virou en resiliencia co ánimo de sementar forza e positividade. E todos medramos a pasos axigantados, non en anos pero si en empatía ou prudencia. Necesaria introspección para decatarnos do que realmente nos importa, e definir a nosa propia táboa de valores para aplicala coherentemente cando volvamos a atoparnos con todo o que fomos perdendo neste duro camiño, tendo moi en conta, que non todo o que se perde é sempre recuperable. Un día, de súpeto, volveremos a ter todo. Igual non todo o que tiñamos antes, pero si todo. Con sorte, seremos diferentes aos que eramos ao principio deste complicado camiño. Con sorte teremos aprendido a expresarnos só cos ollos pero tamén a desfrutar dun soriso. Teremos aprendido o valor dun bico ou dunha aperta, a importancia de estar sempre ou de vivir un momento. Con sorte, estaremos moi agradecidos por ter chegado ao final deste inesperado camiño, pero non esqueceremos o que nel aprendemos. Porque o que si teremos claro é que xa nada é igual, para ninguén. Para os adolescentes nada é igual, e para os nosos avós tampouco, nin o é para os sanitarios, os mestres, os perruqueiros ou os hosteleiros, as familias en xeral ou os estudantes… nada é igual… Pero realmente queremos que todo, absolutamente todo, volva a ser igual? Seguro que hai moitas cousas que temos pensado cambiar cando todo volva a ser como antes, para que nada sexa igual: unha tarde cos amigos, unha comida familiar ou un día de clase… nada pode ser igual… Hoxe temos unha misión importante. Conseguir que todos cheguemos ao final deste camiño. Palabra clave: responsabilidade. Non é un xogo . É un traballo en equipo no que todos e todas temos unha función relevante cara o éxito. Ao final do camiño, ao que chegaremos todos xuntos, toparemos coa “nova realidade”. E entón si que estará só nas túas mans que nada volva a ser igual... Lucas López Andrés, B1B 27


Voy a expresar en este texto relato, historia como quieran sentirla o entenderla los lectores como fue el periodo de encierro que el mundo entero sufría en aquellos meses. Como vivimos la sensación de incertidumbre al no saber que podría pasar. Para comenzar y ser sinceros nadie estaba preparado para afrontar esta situación. Al mencionar esto me refiero más específicamente porque en mi casa se escuchaba sin parar: ¡Todo es culpa del gobierno! ¡No hacen nada bien! ¡No saben gestionar la pandemia! ¡Solo les importa el dinero! Cuando escuchaba estas frases me cuestionaba a mí misma si realmente alguien podría haberlo gestionado todo correctamente, a lo que mi respuesta no cambiaba y siempre era la misma negativa… Nadie podría haber gestionado la pandemia correctamente ya que no teníamos ni idea de a que nos estábamos enfrentando. Cuando todo empezó no era raro escuchar de la gente ciertos comentarios después de que el famoso virus había empezado a salir en la televisión Podías escuchar cosas como ¡Eso es de los chinos! ¡Eso no llega a España créeme! Incluso en los colegios o institutos los profesores y tus compañeros pensaban lo mismo, pero en fin ¿a quién ibas a creer si todos decían lo mismo? Tendrían razón, ¿no? Esto no se quedó ahí… Cada vez salía con más frecuencia en los canales de televisión como el avance del virus iba preocupando al mundo entero, pero como no la gente seguía prefiriendo hacer como que no existía o no iba con ellos el tema. Sin previo aviso, llegó, aquel día que veíamos tan lejano ya no lo era… El primer caso de coronavirus en nuestro país, el primero de muchísimos. Como mencionaba antes la incertidumbre en la gente iba creciendo, aunque preferían seguir creyendo y aferrarse a que nada pasaría, todo estaría bien. Empecé a dudar de esto, ya no me valía el argumento de la gente porque veía que cada vez todo se volvía más complicado y presentía que iba a ser más grave de lo que todo el mundo decía. Llegó el 15 de marzo y se decretó un estado de alarma donde todo el país cerraría, todo se pararía durante 15 días o eso creían… Los primeros 15 días no fueron tan caóticos, veías a los niños, adolescentes felices porque no iban a volver a clase en 15 días, pero como todo en esta historia no fue así. Después de esos 15 días vinieron otros 15 y así repetidas veces. Para colmo de esta situación había gente que aún se negaba a creer en el virus sabiendo todas las muertes alrededor del mundo que este mismo provocaba. Estos seres, ya que no sabría cómo llamarlos ni qué nombre atribuirles (ya que me parecía que habían perdido toda la lógica inteligencia a medio camino) Su pasatiempo favorito era salir a la calle aún sabiendo que no se podía y a no llevar mascarilla poniendo en riesgo a ellos mismos y al resto de la población. La gente encontró sus balcones un respiro, en el que el simple hecho de saludar a tu vecino o salir a aplaudir a las 8 por el trabajo de los sanitarios era un momento donde recordabas que no todo estaba perdido. Todo esto de puertas para fuera ya que de puertas para dentro todo era muy distinto.

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Mientras estuve encerrada me dedicaba a hacer los deberes del Instituto y entregarlos a tiempo todos los días. También tuve más tiempo para dibujar, lo que me sirvió de mucho, ya que tuve unas mejoras muy notables. Hasta ahí todo bien pero, al convivir más tiempo con mi familia, empezaron los problemas… Con mi madre discutía sí pero, no era comparable a lo que discutía con mi padre. Desde siempre yo y él habíamos sido como el día y la noche, sin contar que cuando empecé a desarrollar mi personalidad empezamos a enfrentarnos más por lo diferentes que éramos. Mi padre antes la cuarentena casi no estaba en casa por lo cual discutíamos pero no tanto. Personalmente siempre pensé que era lo normal ya que mi madre siempre me había dicho que lo que trae problemas y discusiones es la convivencia. Para ser sincera también pude comprobar y relacionar este fenómeno cuando en la televisión salían noticias del aumento de divorcios y separaciones a lo largo de la pandemia por causa de la convivencia. Así a su vez fue pasando el tiempo y yo fui desarrollando en mí a un terrible enemigo que mas adelante me daría varios por no decir muchos problemas. Sí, no me refería a otra cosa que no fuera la ansiedad. En un principio no noté cuando empezó a aparecer simplemente cuando las cosas cuando las cosas no salían como pensaba o las situaciones se salían de mi control me ahogaba sola. La incertidumbre, la duda y no saber lo que pasaría en gran parte producía en mí esa sensación. Un día sin esperarlo llegó aquella esperada noticia, la cual anunciaba que pronto podríamos salir volver a salir a la calle aunque simplemente fuera a pasear un rato. A mí personalmente en ese momento me dio igual la noticia, podríamos decir que le había pillado un gran cariño a esas 4 paredes las cuales formaban mi habitación. No tenía necesidad ninguna de salir es mas no es que no quisiera simplemente me daba miedo. Sin duda había desarrollado miedo a salir a la calle y a hablar o socializar con la gente. Mis padres en un principio me dejaron pero, al pasar el tiempo, empezaron a ver que iba enserio que no quería salir y comenzaron a tomar por iniciativa obligarme a salir aunque fuera un rato. El simple hecho de pisar la calle producía en mí una ansiedad e incertidumbre indescriptibles. Pasé el verano saliendo de vez en cuando pero sin mucha ilusión ni ganas para ser realistas detestaba salir. Incluso a día de hoy y han pasado un año y varios meses de esa cuarentena, sigo teniendo ese miedo o inseguridad al salir a la calle si no es para ir a clase o algo importante prefiero quedarme en mi habitación. En conclusión, en ese período de tiempo tuve muchos momentos para pensar, reflexionar, crear… Pero a su vez tuvo un gran impacto en negativo en mi salud mental que a día de hoy sigue presente.

Carmen Vicente Peris, 4º ESO C

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VIVENCIAS EN CUARENTENA Estoy casi segura de que lo que hace un año vivimos muchas personas del mundo, en 200 años se estudiará de manera histórica. Porque se dice rápido, pero no todos pudieron o podrán decir que estuvieron tres meses sin pisar la calle por un virus. Sinceramente, como adolescente creo que fue una experiencia confusa, buena en algunos aspectos y terrible en otros; me acuerdo que estábamos a 12 de marzo del 2020 cuando la noticia de que tendríamos que estar quince días en una cuarentena comenzó a expandirse. Para mí, en ese momento era lo mejor que me pudo haber ocurrido, llevaba el curso muy mal y se avecinaban los exámenes, así que vi eses quince días como mi completa salvación, lo que no me pude imaginar fue que no iban a ser quince días… Si le preguntas a cualquier persona como fue su cuarentena probablemente te diga que fue horrible y un completo suplicio, pero para mí, aunque obviamente nunca la habría querido por todo lo que estaba sufriendo el mundo, no fue tan malo como pensé que sería. Al principio era un completo desastre, sentía que me faltaba algo, no estaba acostumbrada y aún por encima todo el día eran noticias de como avanzaba el COVID19. Las muertes iban en aumento y con ello un estrés y miedo general por lo que pudiera ocurrir, pero con el paso de los días todo se fue haciendo más cotidiano: cuando nos dimos cuenta de que las cosas no iban a mejorar pronto parece ser que los profesores se vinieron un poco arriba con los deberes y trabajos online ya que en un mes tuvimos mucha sobre carga de trabajo, pero en los tiempos libres nunca faltaban las videollamadas con amigos, los juegos, la música a todas horas, Netflix y Tiktok como estilo de vida y varias cosas más. Sinceramente el tiempo que pasé en cuarentena me sirvió para pasar más tiempo conmigo misma y con mi propia habitación y eso lo considero algo bastante positivo ya que pude reflexionar, hubo tiempo para estresarse, llorar y trasnochar, desde luego no todo fue bueno, recuerdo que mi horario estaba más que distorsionado, el ejercicio en mi vida brillaba por su ausencia y aunque todo fuera un caos el aplauso de las ocho p.m. nunca faltaba. Muchos dicen que eso les sirvió para acercarse más a su familia, sin embargo, fueron demasiados días, semanas, meses de aburrimiento sin contacto de otras personas y se me hizo muy cuesta arriba no discutir con las únicas personas que veía las veinticuatro horas del día. Lo que más me afectó y sigo notando después de la cuarentena es mi manera de relacionarme con la gente, ahora noto que soy más introvertida y que no tengo la misma facilidad para hablar en público, pero supongo que esta es una de las consecuencias. Como conclusión, pienso que no debemos tomarnos esta cuarentena como una suerte o una desgracia, debemos mirar hacia adelante y pensar que lo pasado ya es pasado, es lo que nos ha tocado vivir y tenemos que esforzarnos para que no vuelva a ocurrir.

Laura Iglesias Amboage, 4º ESO C

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VIVENCIAS DE UNA PANDEMIA Nos remontamos a un día normal, jueves a última hora. Con nosotros, los rumores de una cuarentena do catorce días próxima, debido a la alerta sanitaria española de marzo por la COVID-19, también llamado Coronavirus. Do repente, la profesora nos avisa de que el Presidente de la Xunta, Don Alberto Núñez Feijoo, ha aprobado este parón educativo. Todos estábamos desconcertados: yo al día siguiente, viernes, tenía un examen que se acabó cancelando. Al llegar a cosa, comí y recogí mis libros para irme a casa de mi padre a Sobrado. Allí estuve junto a mis tías, mi abuela, mi padre, mi hermana y también mi madre cuando no trabajaba. En general, mis días fueron agradables, después de hacer los deberes por las mañanas, marchaba e iba a ayudar a mi padre en su explotación ganadera. Me gusta mucho el campo y pasé los días en la gloria. Un día empecé a sentir una especie de mareo que hizo que casi me desmayase en la granja. Regresé a casa caminando despacio y me recosté en un sofá mientras mi tía consultaba por teléfono a una amiga médica para decirle lo que me pasaba. La doctora me dijo que descansara y que tuviera una mascarilla en casa porque podría ser un síntoma del Coronavirus. A los tres días, después de hacerme la PCR, resultó ser un simple catarro. Después do esta mala experiencia creo que ya casi nos situábamos a final de curso. Recibí mis notas, con las que estoy satisfecho y comenzó el verano. Pasó el verano y aunque no se pudiera salir fuera de casa por riesgo a contagio, lo pasé bien igual porque tenía la suerte de vivir en el campo y salir por el jardín sin peligro de contagio. Desde la mala experiencia del mareo ya no tengo nada por lo que quejarme, todo positivo. Acabó el verano y empieza de nuevo el curso a finales de septiembre, nuevas normas a las que nos tuvimos que adaptar, pero que se fueron integrando en nosotros y que ahora ya ejecutamos casi inconscientemente (desinfectar, abrir ventanas, "mantener la distancia", ...). Así hasta hoy en día, después de un año de Pandemia y anhelando que pronto podamos volver a la normalidad.

Bruno Vega Mariñas, abril 2021

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VIVENZAS DUNHA PANDEMIA: Un dia, cando menos o pensabamos chegou o momento no que se decretou o Estado de Alarma debido a que o coronavirus estaba comezando a invadir o noso país, o momento no que nos comunicaron que un grupo de expertos dicían que pechar as escolas era o máis convinte para que a situación que estaba a agravarse mellorase, polo que tiñamos que estar días semanas sen sair. A nova colleunos de sorpresa pero non eramos conscientes da dureza que podía ter e do que se nos viña enriba e de que ía perdurar máis de dous meses sen saír non só esas dúas semanas e posteriormente un ano cheo de restricións nos que se vería somerxida a nosa adolescencia. A partir de entón, os días comezaron a ser todos iguais, non había horarios e as rutinas tamén desapareceran, so uns poucos podían sair da casa pero tampouco era unha sorte porque poñían en risco a súa vida e a dos seus traballando en primeira liña. Ao poñer a televisión coa esperanza de que o presidente nos comunicase que este pesadelo remataba e por fin podiamos ver a luz ao final do túnel, nada era asi e seguíase prolongando semana tras semana, os medios cada dia tiñan a desgraza de comunicar novos casos, hospitalizados, colapsos e mortes. Producironse cambios moi fortes na nosa vida, moitos perderon aos seus seres queridos, tiveron que estar meses sen velos, pasar o confinamento sos, en soidade e mesmo atoparse semanas illados en habitacións de poucos metros cadrados para protexer aos achegados. A solidariedade de moitos tivo un grande papel, ofrecíanse moitos voluntarios para levar comida, coidar a persoas, ofrecer entretemento e moitos outros servizos de maneira altruista, iso uniunos máis como sociedade. Mentres a pandemia non deixaba de cesar, os balcóns enchianse de aplausos, música e momentos nos que se reflectia a creatividade nas casas tras tanto tempo dun aburrido encerro, o que serviu para pasar tempo xuntos, momentos en familia de peliculas, conversas e xogos. As video chamadas diarias cos familiares, amigos e seres queridos resultaban moi necesarias porque botabamos moito de menos a todos os que non podiamos ver e en xeral,a vida de antes. Unha vida colectiva, as xuntanzas, reunións, quedadas e festas, todo o que desapareceu, tamén o fixeron as mostras de afecto como o son os abrazos,

os

achegamentos

sen

distancia

de

seguridade

e

a

vida

con

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sorrisos, sen máscaras e hidroxel que nos marcaron a vida e fixeron que a nosas forma de relacionarnos mudase para sempre. Sempre quedará nas nosas memorias ese pesadelo que durou mái do esperado, as rúas baleiras e os establecementos e tendas pechadas unido a crise posterior que envolveu o país. Tamén se recordarán as cousas positivas, a unión, o cambio da sociedade e da mentalidade e a maneira de valorar as cousas, as pequenas cousas e ás que antes non lles dabamos importancia e agora si, como pode ser algo tan sinxelo como unha comida familiar. A vida cambiou para sempre e todo xira en torno a pandemia que tanto dura e parece non ter fin pero que contou cos momentos perfectos para adicarnos tempo a nós mesmos, ese do que nunca disponemos polas ocupacións diarias e as rutinas e moitas outras circunstancias, tempo para pensar, para o deporte, aprender moitas cousas e lembrar outras que as deixaramos caer no olvido, iso tamén é un efecto dunha pandemia mundial, non só o sufrimento.

Elena Quiñoy Mosteiro, 1º BAC B

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VIVENCIAS DUNHA PANDEMIA Todo ocurriu aquel 13 de Marzo, un dia de instituto tan normal como sempre, ata que de repente chega profesora de Lingua Galega e nos di que nos temos que confinar debido a que o coronavirus xa se estaba extendendo por Galicia. Nese momento todo eran risas, ata parecía todo unha festa por estar 15 dias de vacacións sen volver ao instituto. Empezaron eses 15 día e cada día que ía pasando sen poder sair da casa nin saber cando esto acabaría comezaba a ser un pesadelo. Pouco a pouco nese tempo foronse descubrindo os praceres que tiña ese confinamento:felicidade era poder pasar cada día máis tempo cos meus avós; felicidade era poder sentir a liberdade que provoca o campo; felicidade era poder facer videochamada cos meus amigos e familiares... Hoxe en día, un ano despois, seguimos cunha pandemia mundialpero intentando volver a unha nova normalidade cada vez sendo máis fortes contra o coronavirus e desexando que chegue o día en que todo isto se acabe e poder darlle unha aperta a toda esa xente que queremos e tanto botamos de menos. Lorena Ares García, 1º BAC B

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