El oscuro retorno del hijo del ¡Nahual! No. 9

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El oscuro retorno del hijo del

¡Nahual!

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CIENCIA-FICCIÓN Y FANTASÍA

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AMARIEL SIFUENTES ALBA

No. 9


El oscuro retorno del hijo del

CONTENIDO

¡Nahual!

Editorial CUENTOS

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El poder de la venganza

4

Amariel

Don Clemente

No.9 Octubre 2002

Edición

6

Daniel Albarrán

¡A espantar a su abuelita!

Andrés Tonini

Portada

8

Andrés Tonini

La balada de los asesinos azules

Ciencia-Ficción y Fantasía

22

José Carlos Hernández.

Arte Angel Serrano, Luis García

Gerardo Sifuentes

Cacería

31

Aldo M. Alba

¿Fue un error?

41

Sergei Strel’chenko

COLABORADORES Miguel Angel Fernández D. Carlos Angeles Pérez

CLÁSICO: Baby H.P.

28

Juan José Arreola

ARTÍCULO El legado de Isaac Asimov

34

Janitzio Villamar

Ciencia-Ficción Fantasía , es una

OBRA GRÁFICA Wild Flower II Astronauta Sidhartha Neri Colín

Volcanes

21 45 33

Iván Pérez S.

SECCIONES ¿Qué es la Ciencia Ficción? Topothesica Descriptio Fráses célebres Convocatorias La Furia Epistolar

El oscuro retorno del hijo del ¡Nahual!

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y

publicación aperiódica y sin fines de lucro, cuya única finalidad es la difusión de la Ciencia Ficción y la Fantasía. Los artículos firmados son responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente el punto de vista de la revista. Se autoriza la copia y distribución de este ejemplar, sin mutilar o editar su contenido. Los autores conservan íntegros todos sus derechos.Correo electrónico: nahualzine@rocketmail.com

EDITADO EN MÉXICO


El oscuro retorno del hijo del ¡Nahual!

EDITORIAL Pensábamos que la antigua maldición que rondaba las páginas de este fanzine se había disipado con el tiempo... o que al menos por ser páginas virtuales, la maldición sería igualmente virtual. Pero todo indica que nos hemos equivocado. Para variar. Se nos fue -literalmente hablando, se fue- la computadora en la que estábamos trabajando... por un tiempo quedamos al un poco a la deriva, capturando los cuentos y artículos en otra máquina mientras nos hacíamos de alguna para la edición y el diseño. Cuando finalmente conseguimos un remplazo, resulta que no acepta el programa con el que editamos la revista, pero al menos, tiene modem... Buscamos otra máquina y logramos terminar la edición; es entonces cuando un rayo (en serio, un rayo) nos quema el modem, quedándonos aislados del ciberespacio y lo que es peor, sin poder subir la revista a la red... Al borde de la desesperación decidimos entonces hacernos una limpia. Raudos nos dirigimos a la cocina por el indispensable huevo pero en el camino lo pensamos mejor -después de todo, ya estamos en el siglo 21- y nos zampamos al susodicho. Como quiera que sea, el huevo funcionó... al día siguiente llega nuestra salvación: ¡una vieja IBM bastante lenta pero con el bendito modem funcional! Así que, aprovechen que vencimos a la maldición del Nahual, al menos por ahora, y disfruten de los cuentos y artículos que les presentamos. El Editor.

¿QUÉ ES LA CIENCIA FICCIÓN? La Ciencia Ficción es un género que comporta un cambio de verosímil y desempeña una función mítica. Jacques Goimard

La Ciencia Ficción es, en principio, lo que tiene por objeto una anticipación o una vulgarización de la ciencia. Gerard Lenne

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CUENTO

EL PODER DE LA

VENGANZA

por: Amariel ilustra: Angel Serrano

Amariel ya ha compartido sus cuentos con nosotros, en la era anterior de este fanzine. Ahora les presentamos una historia con la que, estamos seguros, más de uno se identificará...

El odio es una gran fuerza. Aunado al poder, puede incluso salvar la barrera de lo material. Ella tenía razones para odiar. La traición, la injusticia, la impotencia y el dolor despertaron ese sentimiento en su corazón, que hasta entonces habíase mantenido inmaculado y neutral, pero que ahora despertaba a la sed de venganza. Si el agresor se hubiera contentado con su castigo, nada habría ocurrido, mas decidió convertirse en su enemigo y, al declarar la guerra, firmó su condena. Cada vez reconcentrábase más en sí misma, avivando el fuego del odio y templando la espada de la venganza, fría, cruel, obsesiva y re-

finada, perfeccionando las técnicas, los conocimientos, el arsenal ideológico y moral que conduciría a la muerte a su enemigo... Mas ella sabía que tal cosa le estaba negada. Era demasiado conocida su historia, muy alto el precio y arriesgada la empresa. Y la frustración alimentó su odio... y abrió nuevos canales a su inquebrantable voluntad. Soñaba con la cacería, con el miedo de la presa, con el placer de la bestia asesina al desgarrar el cadáver de la víctima. Imaginaba lo que sentirían las panteras matadoras de la India al devorar a los hombres... 4


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to, unos segundos para esperar que se vuelva y atrapar su mirada. El terror desorbita sus ojos, paraliza el apenas iniciado movimiento de salida; la sorpresa ante lo increíble, lo imposible, se transforma en estupor que sofoca el pensa-miento, el no nacido e hi-potético grito en la abierta boca. Su confusa mente reacciona como en cá-mara lenta: nada puede ya arrancar su mirada de la visión de esos feroces ojos verdes.

La emoción de la caza... La brisa nocturna resbalando sobre los bigotes tensos y nerviosos, la garra oculta esperando el momento de atacar, los tensos músculos preparados para el salto en que culminaría el

Los resortes de sus músculos se estiran con la potencia de una explosión creando un poderoso salto. Siente las garras proyectarse como navajas fuera de sus vainas mientras su mirada se clava en aquellos ojos inundados por un terror animal, como su ansia. Demasiado tarde ya, la víctima levanta los brazos en un fútil intento de parar el ataque. Las garras se incrustan en los hombros mientras le arrojan hacia atrás contra la reja; un grito, un chillido, se escapa brevemente de su garganta mientras la piel y la carne son desgarradas hasta el hueso, antes de que los blanquísismos colmillos se hundan en el

acecho, la vista fija atenta y pacientemente en el hueco por donde habría de salir la presa... La espera del momento preciso: un auto, unos niños, un gato huyendo de su olor, los ruidos callejeros que cubrían su respiración; el repaso mental de las rutinas del enemigo... La calle solitaria, silenciosa y oscura; una puerta se abre y, bajo la luz del portal, el enemigo, la presa. Unos segundos para acomodar el sal5


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cuello sofocando el grito, el aliento. La presa se revuelve, sus manos van al cuello de la bestia tratando de detenerla, las piernas golpeando en desesperado frenesí ante la agonía de la asfixia, la dulce y tibia sangre corriendo sobre la lengua y, por fin, el delicioso crujido de las vértebras al ceder. Un muñeco roto entre las fauces. El sueño fue dulce y placentero. Te desperezaste como un gatito y ya ibas a empezar tranquilamente tu día cuando descubriste tus manos manchadas de sangre.

Te levantaste desalada, loca, buscando una explicación, algo que diera razón origen y causa a esta incongruencia. Y la recibiste el mismo día cuando Darío, tu mejor amigo, el único que te había seguido fielmente por los vericuetos del odio, te llamó para informarte que no debías preocuparte más, que tu deseo se había cumplido: que tu pesadilla, tu tormento, tu enemigo, había amanecido frente a su casa, muerto y desgarrado como si lo hubiese despedazado una fiera.

¿TE GUSTÓ LO QUE LEÍSTE? ¿NO TE GUSTÓ? O Y NO TE QUEDES CON EL CORAJE POR DENTR DENTRO

ESCRÍBENOS nahualzine@rocketmail.com NOS GUSTARÍA CONOCER A LOS QUE NOS LEEN. ESPERAMOS TUS CRÍTICAS, SUGERENCIAS Y COMENTARIOS (COMO SIEMPRE, SI NO TE HACEMOS CASO, AL MENOS TE DESAHOGAS) ÚNICO REQUISITO: NO FIRMAR CON SEUDÓNIMO

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CUENTO

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por: Daniel Albarrán

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on Clemente tenía un puesto de tacos, uno de esos puestos que son como cualquiera, de esos perdidos entre calles que tienen el mismo nombre, calles que van a un mismo punto en el horizonte sobre una banqueta que distrae la mente. Así era el puesto de don Clemente, sólo que sus salsas eran las únicas diferentes, deliciosos aderezos que te liberaban de la realidad, líquidos suculentos que viajaban entre tus papilas y te hacían olvidar lo que vivías, medicinas contra la rutina eran las salsas de “don Clement”, sustancias mágicas puestas en molcajetes de cochinito; receta secreta era lo que el “Don” usaba, extraños menjurges que acompañaban a cada taco. Taco común y corriente, taco de suadero o al pastor, taco de oreja trompa y ojo, taco que te espantaba el hambre o por lo menos la olvidabas en lo que llegabas a tu casa.

Todo iba bien en aquella esquina donde los autos y microbuses perfumaban el ambiente con CO2, ambiente contaminado con cotidianeidad de ciudad. Ay “Don”… si no hubieran cachado al chavo que le surtía el peyote… 7


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CUENTO

¡A ESPANTAR A SU ABUELITA! por: Andrés Tonini ilustra: Luis García

¿Qué sería de los campamentos sin las historias de terror contadas a la luz del fuego?

Era

una fría y clara noche de finales de octubre. Germán y Antonio habían terminado su cena –bastante copiosa en el caso de Antonio–, y se encontraban sentados junto a la pequeña fogata que Germán había encendido después de que Antonio se acabase casi todos los cerillos intentando demostrar que él podía hacerlo. Era la primera vez que Antonio salía de campamento –si es que puede llamársele así al pasar la noche en un cerro a la orilla del pueblo–, y la sobrecarga en su mochila se había hecho notar a cada paso.

Misteriosamente las cobijas, el agua y la comida habían multiplicado su peso conforme pasaban las horas. Además, su sobrepeso no ayudaba en nada. Por enésima vez se prome8


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fiestas no abundaban. Como chilango recién emigrado a provincia que era, se aburría terriblemente. Si fuera por él nunca habrían dejado el D.F., pero habían transferido a su padre a la única sucursal bancaria del mentado pueblito y ni modo, había que tratar de adaptarse, o aguantarse. De pronto, recordando el pequeño objeto que había ganado en la última feria del pueblo –por cierto demasiado aguada–, y que llevaba con el único fin de pasar un buen rato, inició conversación: –¿Crees en lo sobrenatural? –¿Qué dijistes? –respondió Germán sin prestarle mucha atención. –Digo que si crees en lo sobrenatural. –¿Qué? –Ora, no te hagas. Espantos, la Llorona y eso... –¿Eso? –preguntó Germán al tiempo que arrojaba un pequeño tronco al fuego. La flama resultante iluminó por unos instantes con una luz sepulcral la escena y Antonio sonrió pensando que no podía haber mejor ambiente para su relato. –Sí, eso. La Llorona y los vampiros... –¿Vampiros? –Eso mero. Tengo un tío que

tió ponerse a dieta y hacer ejercicio. Para colmo, habían perdido el rumbo un par de veces, a pesar de que tal cosa parecía imposible pues lo único que tenían que hacer era ir hacia arriba. Pero no fue tan sencillo como había parecido desde abajo; habían tenido que sortear varias veces densos matorrales que impedían el paso, rodear barrancos imposibles de atravesar y hasta regresar sobre sus pasos para buscar la vereda que una y otra vez se escondía. Antonio ya no veía para cuándo llegar a la cima. Pero finalmente llegaron. Las luces del pueblo se apreciaban hasta las faldas mismas del cerro y si lo intentaba, Antonio estaba seguro de poder ubicar aproximadamente su casa. Estaba cansado por el desacostumbrado esfuerzo y su cuerpo exigía un merecido descanso. Sin embargo, no estaba dispuesto a dormirse sino hasta que se divirtiera a conciencia. Llevaban apenas unas horas en el campo y ya se encontraba muy aburrido. Después de todo, no había sido idea suya el salir de excursión. El campismo –debía reconocerlo– no era lo suyo; a él le gustaban más las cuestiones citadinas, ir al cine, a bailar, a fiestas, lo normal en un chavo de catorce años... pero en el pueblo sólo había un cine y las 9


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mató uno. –A poco... –Me cai. Bueno, no fue mi tío sino mi abuelo –rectificó, saboreando de antemano el final de su historia–. Me lo contó hace años, antes de que se muriera. –N’ombre... y yo que pensé que te lo había contado después de muerto –rió Germán en tanto se levantaba para buscar más leña pues la provisión casi se terminaba. Dejó a Antonio con la palabra en la boca y se marchó aún riendo–. Eso –pensó Antonio–, ríete mientras puedas. No bien dicen que el que ríe al último ríe mejor. Pero me cai que no vas a poder ni dormir, carnalito. Germán era un chavo un tanto extraño, casi no hablaba con nadie y hasta donde él sabía, nadie conocía a su familia. También recién llegado al pueblo, nadie sabía a bien de dónde venía. Los chismes en la secundaria decían que era originario de Oaxaca y que vivía solo porque sus padres habían muerto. Lo único cierto es que casi no tenía amigos y por lo que sabía él era el primero de toda la escuela al que le había dirigido la palabra fuera de las cuestiones escolares. Germán regresó con su carga de

leña al cabo de unos minutos y después de alimentar con algunos leños la fogata, se sentó a disfrutar de su calor. Pero Antonio volvió a la carga. –Bueno, como te decía, mi abuelito... –Y el Santo lucharon contra las diabólicas mujeres vampiro que amenazaban apoderarse del mundo, ¿no? –No te burles que estoy hablando en serio. –Cómo no... –En serio. Mi abuelo sabía mucho de eso, vampiros, duendes, nahuales, brujas... –¿Pues cuántos vio? –se burló Germán. –Nomás mató un vampiro –dijo Antonio, como disculpándose. –De seguro con una estaca. Antonio ignoró el comentario e interrumpió su plática para ir a orinar. Una vez que hubo terminado con tan importante asunto, se dirigió al campamento. En el camino, no pudo menos que detenerse por un momento para admirar el paisaje iluminado por la luna llena. Entonces, se le ocurrió el gran final para su historia. Apuró el paso y pronto estaba junto a Germán. –Pues no –dijo, reiniciando la conversación–. Aunque te rías te diré

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que no lo mató con una estaca. Lo mató sólo con un poco de agua bendita y una cruz de madera. –Eso ya es un poco más original –dijo Germán siguiéndole el juego un momento, mientras se dormía–. Yo sabía que a los vampiros se les mataba con estacas y cortándoles la cabeza. –Áhi está la cosa. Todos piensan que así se matan esos mostros, pero no, ni máiz. –Qué emoción – bostezó Germán envolviéndose en su sarape. –¿Y sabes qué más me dijo? –preguntó, jalándole la cobija. –¡No, no sé qué más te habrá dicho! –Me informó –dijo, bajando la voz y acercándose a Germán mientras veía a todas partes como si temiera que alguien pudiera escucharle–, que las leyendas se equivocaban en varias cosas... –¿Sí? Pues no creo que las leyendas se equivoquen. Por eso son leyendas, no se pueden equivocar... –Sí, sobre todo esas de los vam-

piros. Como sabes, todo el mundo piensa que la luna llena cambia a ciertas personas en hombres-lobo, pero mi abuelo me dijo la verdad. –Casi no podía contener la risa, pero mordiéndose los labios hasta sangrarlos lo consiguió. Tenía que ser cuidadoso y evitar que Germán sospechara algo–. Hay un gran error en las leyendas –continuó, dándole por un momento la espalda de manera que pudiera sacar algo del bolsillo sin que aquel se diera cuenta de la maniobra–. Lo que pasa con la luna llena es que... –¿Es que...? –Es que la luna no cambia al hombre en lobo sino –dijo, volviéndose a Germán y mostrando los grandes colmillos de plástico al sonreír– ¡en vampiros! Fue lo último que pudo decir. Una garra terriblemente afilada le destrozó la garganta y unos relucientes colmillos se incrustaron en su carne, desgarrándola inmisericordemente. Después del festín, Germán solamente dijo: –¿Ya ves cómo no se equivocaban las leyendas? ¡A espantar a su abuelita!

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opothesica DESCRIPTIO Dr. Miguel Angel Fernández Delgado

MÁS ALLÁ DE LO IMAGINADO, LA ANTOLOGÍA QUE HIZO HISTORIA (DIEZ AÑOS DESPUÉS)1

Cuando

John Clute analiza la obra de Octavia Butler, autora estadounidense de raza negra, en su Science Fiction: The Illustrated Encyclopedia, se pregunta sobre las razones por las cuales hay tan pocos autores y lectores negros de esta corriente literaria. Su respuesta es que hasta antes de la década de 1960 la ciencia ficción estadounidense, que constituyó el 1

La idea original para este ensayo se presentó en una mesa redonda celebrada dentro de la Tercera Convención de la Asociación Mexicana de Ciencia Ficción y Fantasía (AMCyF), el domingo 13 de julio de 1997, en el Centro Cultural «Raúl Anguiano» del Parque Huayamilpas, Coyoacán, México, D.F.

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De acuerdo con Erasmo de Rotterdam (De duplici copia verborum ac rerum, 1512), así como la descripción de los lugares auténticos se denomina topografía, la rama del conocimiento que se ocupa de los sitios imaginarios podría llamarse topotesia. La Topothesica Descriptio, literalmente, descripción topotésica, será entonces el nombre genérico que le daremos a esta sección donde se hablará de todos los mundos, ideas, temas, etc., imaginados por la ciencia ficción. Miguel Angel Fernández


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modelo por excelencia de la imaginación científica mundial a lo largo de varias décadas, trataba acerca de quienes dominaban al mundo o estaban por dominarlo. La ciencia ficción no se dirigía ni a los escritores ni a los lectores desposeídos. Un párrafo después, afirma que tampoco la ciencia ficción de dicha época estaba destinada a los lectores -nunca habla de escritores- del Tercer Mundo. «No», agrega, «la ciencia ficción no fue escrita para los perdedores, fue escrita para los herederos de la

Tierra... Pero (desde luego) los perdedores somos todos nosotros y los herederos de la Tierra somos todos nosotros. Hacia los años sesenta se había hecho obvio que la ciencia ficción, si quería dirigirse a la raza humana, tenía que dejar de hacer propaganda solamente a un pequeño grupo de interés: los opulentos blancos». Enseguida celebra el hecho de que autores negros como Samuel R. Delany y Octavia Butler hayan sido capaces de escribir exitosamente ciencia ficción, y que al mismo tiempo lograran crear trabajos que subvirtieron radicalmente algunas de sus viejas convenciones, por el bien de la misma y el de sus críticos y lectores1 . La anterior es una valiosa reflexión de un estudioso nativo de Canadá, a quien lo condujeron los prejuicios antes que la objetividad, como sucede a la mayoría de los estadounidenses y algunos europeos de raza blanca. Ya bien lo dijo el célebre escritor de ciencia ficción brasileño, André Carneiro: «Estoy totalmente persuadido que ellos nos tienen temor, creo que se han quedado sin ideas y se han

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puesto muy reiterativos en los temas. Constantemente me aclaraban que nosotros no escribíamos Ciencia Ficción, que nosotros no debemos editar en Estados Unidos, que nosotros escribimos Realismo Mágico. En fin, ellos cuidan su mercado y lo hacen porque ven con temor nuestra gran imaginación, nuestro humanismo contra su materialismo, nuestra solidaridad contra su frialdad, nuestras ganas de trabajar en conjunto contra su individualidad»2 . La ciencia ficción latinoamericana, en general, es más literaria que la de los países anglosajones. Así la ha caracterizado el afamado escritor canadiense A. E. Van Vogt, quien alcanzó la fama en Estados Unidos, en su prólogo a la antología que publicó junto con el belga Bernard Goorden3 . En esta región geográfica la literatura de nuestro interés no es escrita, a su juicio, por grandes cerebros; su principal mérito se debe a que es creada por grandes corazones. Para finalizar su presentación a la obra, el propio van Vogt agrega: «Si Franz Kafka, Albert Camus, Thomas Mann o W. Somerset Maugham hubieran

escrito alguna vez ciencia ficción, éstas habrían sido indudablemente las historias que habrían creado». Así es como ven el género que se desarrolla en nuestros países. En México, la opinión de los propios escritores y críticos es muy parecida. Federico Schaffler, al introducirnos a Más allá de lo imaginado I, escribe: «Lo que nos puede distinguir a quienes escribimos ciencia ficción en México es la calidad literaria. Esto es lo que nos puede hacer destacar, no como un género reducto de frustrados autores de ‘bestsellers’ o rechazados por la élite literaria, sino como escritores plenos, capaces, legibles y profesionales»4 . Cuando Edmundo Flores, director de la revista Ciencia y Desarrollo (órgano de divulgación científica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), decidió incluir en ella cuentos de ciencia ficción, a propuesta de una junta editorial multidisciplinaria, que se hizo realidad a partir del número 13 correspondiente al bimestre marzo-abril de 1977, creía que estos textos podrían influir sobre los asuntos científicos y tecnológicos, la real politik y el de-

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sarrollo económico en general5 . Sin embargo, nunca imaginó el gran favor que le haría a los autores y lectores de la ciencia ficción en México. Entre los números 13 y 50, que ocupan el periodo que va del segundo bimestre de 1977 hasta el primer semestre de 1983, la revista Ciencia y Desarrollo publicó a doce autores estadounidenses (Isaac Asimov, Fredric Brown, Robert Silverberg, Ray Bradbury, Kurt Vonnegut Jr., Damon Knight, Frederik Pohl y Philip K. Dick); a cuatro británicos (H.G. Wells, Fred Hoyle, Arthur C. Clarke, de quien se incluyó en tres entregas El fin de la infancia, y Olaf Stapledon, a quien le publicaron en el mismo número de entregas la novela Juan Raro); a tres franceses (Jacques Sternberg, Yves Dermèze y Jules Verne); dos soviéticos (Vladimir Savcenko y Viktor Saparin); un polaco (Stanislaw Lem); y un austriaco (Herbert W. Franke). Pero, en el número 51, del bimestre julio-agosto de 1983, apareció sorpresivamente, en el espacio reservado a los consagrados, Antonio Ortíz, físico, divulgador científico y pintor mexicano, con el cuento «La tía

Panchita», sobre un romántico electricista que habita en una vecindad del centro de la ciudad de México, donde construye una máquina del tiempo. Desde entonces, la sección literaria de la revista, viendo que los nuestros podían también aportar algo original y divertido a esta literatura, buscaron su material entre otros autores nacionales y latinoamericanos, como Manú Dornbierer, Daniel González Dueñas, Juan José Arreola y Jorge Luis Borges. A principios de 1984 apareció en la misma revista del CONACYT y en algunos otros medios, la convocatoria para el Primer Concurso Nacional de Cuento de Ciencia Ficción «Puebla», cuyo ganador, «La pequeña guerra» de Mauricio-José Schwarz, se publicó en el número 59 (noviembre-diciembre del mismo año), y desde entonces, los subsecuentes ganadores , junto con quienes obtuvieron menciones honoríficas y se consideraban con calidad digna de publicación, ocuparon el espacio originalmente creado para los autores extranjeros. Desde los primeros concursos nacionales de cuento de

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ciencia ficción, se buscó encausar a los escritores para darle una identidad propia a dicha literatura en México. El jurado calificador de la segunda convocatoria, celebrada en 1985 e integrado por Laszlo Moussong, Mario Méndez Acosta y MauricioJosé Schwarz, sostuvo que, «[l]a decisión final del jurado se basó no sólo en el valor literario de los textos, sino en sus aportaciones a la naciente ciencia ficción mexicana. En ese sentido, un relato con elementos eminentemente mexicanos, que incorporara aspectos singulares de nuestra nacionalidad, sería juzgado más merecedor del premio que otros también de gran calidad literaria pero que podían haber sido escritos en cualquier parte del mundo»6 ; por ello el ganador en ésta ocasión fue Héctor Chavarría y su «Crónica del gran reformador». En el siguiente concurso, siguiendo el mismo criterio, el jurado calificador, ahora integrado por Evodio Escalante, Carlos Chimal, Victoria Miret y Antonio Ortíz, decidieron no nombrar a ningún ganador, bajo la siguiente justificación: «[S]e recibieron 120 trabajos. Aun cuando en la mayor

parte de ellos se tocaban temas de vanguardia, tanto de la ciencia como de la tecnología, o extrapolaciones de éstas hacia el futuro, su tratamiento cuando no pobre, remitía al trabajo realizado por autores ya consolidados en el campo de la ciencia-ficción (Julio Verne, H.G.Wells, Isaac Asimov, etcétera), al de los ganadores de los concursos anteriores o a las películas de ciencia ficción recientemente exhibidas en México»7 . Estos criterios y medidas rin-

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dieron frutos casi de inmediato, y ya no tuvieron que repetirse. Sin el concurso «Puebla», cuyos participantes nutren en considerable proporción a las antologías Más allá de lo imaginado, éstas no hubieran existido y la ciencia ficción en México seguiría siendo, en general, una copia servil de los modelos extranjeros. La serie de antologías Más allá de lo imaginado que compiló Federico Schaffler, publicadas por el Fondo Editorial Tierra Adentro del Consejo Nacional

para la Cultura y las Artes, son ya una fuente de referencia obligada para conocer la corriente de la ciencia ficción contemporánea de México, y se pueden comparar con las antologías de Bantam Books, creadas por Lou Aronica, bajo el título de Full Spectrum , que en tres volúmenes aparecidos entre 1988 y 1991, aunque de mayor número de páginas, incluyeron principalmente cuentos de ciencia ficción literaria y una menor proporción de ciencia ficción dura, mezclando exitosamente autores de renombre con otros desconocidos. Para conmemorar los diez años de la aparición de los dos primeros volúmenes de Más allá de lo imaginado, publicados en enero y febrero de 1991, respectivamente, y del tercero (junio, 1994), Federico Schaffler escribió una semblanza en un número reciente de la revista Tierra Adentro8 . Sin afán de menospreciar su importancia, Más allá de lo imaginado no fue la primera antología de varios autores de ciencia ficción mexicanos, como asegura Schaffler. El título le corresponde a Todos los ca-

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minos del universo de Oliva Rodríguez Lobato, publicada en 19749 , en la que aparecieron 15 cuentos, en su mayoría de ciencia ficción, de 9 autores mexicanos (R.C. de Marco, Manú Dornbierer, Alfredo Cardona Peña, Gustavo Cruz, Federico Fe Álvarez, José Ángel Crespo, Salvador Elizondo y Carlos Fuentes) y 7 hispanoamericanos (Juan Bosch, Santiago Martín Subirats, Hugo Correa, Alberto Cañas, Jorge Campos, Álvaro Menén Desleal y Pedro Juan Edmunds). Más allá de lo imaginado apareció además un año después de la antología del primer concurso de cuentos de la especialidad que organizó el Instituto Politécnico Nacional10 y el mismo año en que salió de la imprenta el segundo volumen11 . No obstante, Más allá de lo imaginado fue la primera antología que ofreció un panorama nacional de la producción cuentística de ciencia ficción; la primera que reunió 42 autores de tres generaciones, algunos -los menos- con cierta trayectoria, pero en su mayoría jóvenes y desconocidos -salvo, en ciertos casos, a nivel estatal- hasta ese momento.

Los tres volúmenes de Más allá de lo imaginado, cuyo subtítulo es antología de la ciencia ficción mexicana, no se apegó a esta promesa editorial, pues asimismo incluye cuentos que pertenecen evidentemente al género de la fantasía, sin advertir ni explicar este defecto a los lectores; además, no logró mantener un nivel de calidad literaria aceptable en todas las colaboraciones. Pero, a pesar de lo anterior, y gracias a su amplia distribución, presentó a todo el país un mundo que se creía imposible que existiera dentro de nuestras fronteras: la ciencia ficción mexicana en sus manifestaciones escritas y en sus regiones más representativas; brindó también una muestra del estado del arte de este subgénero literario y, en una época en que los índices económicos son tan importantes, los mil ejemplares tirados de cada volumen desaparecieron de casi todas las librerías del país a los pocos años de haberse publicado, siendo hoy una trilogía muy codiciada por coleccionistas de todo el mundo. Al autor de estas líneas, que también es coleccionista, le han solicitado ejem-

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plares de Más allá de lo imaginado para instituciones públicas y privadas, y lectores de Estados Unidos, Inglaterra, Argentina, Bélgica, Francia, España y Venezuela. La antología de Federico Schaffler fue la primera con una reseña publicada en Estados Unidos. Ilán Stavans, de Baruch College, aunque se limitó a los dos primeros volúmenes, porque el tercero no existía todavía, realizó la recensión en términos elogiosos en general, excepto por la inconsistencia en la calidad de las historias y la mediocridad de las notas críticas de Schaffler, sin esconder su fascinación por los que considera los tres mejores cuentos ofrecidos: «Fase Durango» de Juan Armenta Camacho, «La voz de nuestros mayores» de Guillermo Farber y «El día perdido» de Jorge Martínez Villaseñor. A este último lo compara con The Sense of the Past de Henry James y La Máquina del tiempo de H.G. Wells12 . En 1997, cuando celebramos al lado de Federico Schaffler el primer homenaje a Más allá de lo imaginado, señalé, en paráfrasis de Ortega y Gasset, que la

literatura, como el hombre, da lo mejor de sí al tomar plena conciencia de sus circunstancias. En la reseña arriba mencionada de Stavans, en su parte final, anotaba que la antología de Federico Schaffler debía ser una golondrina que no vería llegar el verano: «My sense is that Más allá de lo imaginado is an example of a genre with an implausible life in Mexico». A once años exactos de la aparición de los dos primeros volúmenes, y a ocho del tercero de Más allá de lo imaginado, con pruebas suficientes podemos decirle a Ilán Stavans que su apreciación falló. Nadie duda, ni dentro ni fuera de México, que la calidad literaria de la ciencia ficción mexicana ha mejorado, aunque muchos espacios hayan desaparecido por razones económicas, pero la literatura de imaginación científica nacional ya tomó su lugar y ahora compite y ha ganado premios importantes en el extranjero. Aunque el común de los lectores y críticos nacionales se obstinen en ignorar lo que hacemos o en negar nuestra existencia, los escritores de

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ciencia ficción mexicanos, como los hombres de negro, somos héroes anónimos que combatimos, cada vez con armas más avanzadas, a la escoria (literaria) del universo. 1

John Clute, Science Fiction. The Illustrated Encyclopedia, Nueva York, Dorling Kindersley, 1995, p. 189. 2 André Carneiro, «La fuerza de la ciencia ficción latinoamericana», en Umbrales: Revista mexicana de ciencia ficción y fantasía, Nuevo Laredo, núm. 1, invierno 1992-1993, p. 22. 3 Bernard Goorden y A.E. van Vogt, Lo me jor de la ciencia ficción latinoamericana, Barcelona, Martínez Roca, 1982, pp. 9-13. 4 Federico Schaffler González (compilador), Más allá de lo imaginado I. Antología de ciencia ficción mexicana, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Fondo Editorial Tierra Adentro, 1991, p. 23. 5 Edmundo Flores, «Carta del director», Cien-

cia y Desarrollo, México, CONACYT, núm. 13, marzo-abril 1977, p. 3. 6 «Resultados del II Concurso Nacional de Cuento de Ciencia Ficción ‘Puebla’ 1985", ibid., núm. 66, enero-febrero 1986, p. 147. 7 «Resultados del III Concurso Nacional de Cuento de Ciencia Ficción ‘Puebla’ 1986", ibid., núm. 72, enero-febrero de 1987, p. 121. 8 Schaffler, Federico, «Más allá de lo imaginado», Tierra Adentro, México, CONACULTA, núm. 114, feb.-mar. 2002, pp. 93-94. 9 Rodríguez Lobato, Oliva (selecc.). Todos los caminos del universo: Cuentos de imaginación, México, Promotora de Ediciones y Publicaciones, 1974. 10 Instituto Politécnico Nacional, Antología de cuentos: Primer certamen de cuentos de ciencia-ficción, México, IPN, 1990. 11 Instituto Politécnico Nacional, Antología de cuentos: Segundo certamen de cuentos de ciencia-ficción, México, IPN, 1991; un tercer volumen apareció en 1994. 12 Stavans, Ilán, «A Mexican Anthology», Science Fiction Studies, DePauw University, Indiana, núm. 57, jul. 1992.

Fráses Célebres No está en la naturaleza de las cosas que el hombre realice un descubrimiento súbito e inesperado; la ciencia avanza paso a paso y cada hombre depende del trabajo de sus predecesores. Sir Ernest Rutherford (1871-1937) Sí, la próxima semana nos vamos a Baja California, para ver cómo ponen sus huevos las ballenas. Estudiante de la Facultad de Ciencias

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CUENTO

La balada de los

A

sesinos zules

por: Gerardo Sifuentes

Se

Gerardo Sifuentes es, sin duda, uno de los mejores exponentes de la CF mexicana. Recientemente ganador del premio de novela de la Editorial Vid con «Pilotos Infernales»

mezcló entre la gente que

abarrotaba la sala de fiestas. El olor a cerdo asado y especias comenzaba a dar paso a la corrompida mezcla de vino, incienso quimérico y sudor. No era otra cosa que la celebración de alguna victoria absurda –a base de traiciones– de un conde más con vistas de querer dominar el mundo. La escena que presenciaba le resultaba demasiado familiar, dedujo entonces que sería otro capítulo más en su vida, el asesinato en la más

pura y noble forma. Su vida como asesino había comenzado desde el momento de su concepción. Si el primogénito de la familia hubiese sido mujer tal vez no tendría que haber pasado por ese infierno, sin embargo Sorgeen, su hermano mayor, había demostrado ser lo suficientemente robusto como para llevar las insignias de la casa. La madre de Merrick permaneció los nueve meses enclaustrada en aquella fortaleza escondida en lo más profundo de los bosques de Lanka,

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un gigantesco monolito destinado únicamente a recibir a criaturas como él. La comida que ella ingirió durante la gestación pasó a la sangre de su hijo, mezclada con pequeñas dosis de eso que los hechiceros llamaban amidriatum; poción que seguiría tomando por el resto de su vida a riesgo de marchitarse lentamente hasta hacer que su cuerpo y alma se convirtieran en una burla de ser humano, aun cuando los hombres comunes no le consideraran como tal. Acarició por debajo de su camisa la daga que le regalara Sorgeen, esperaba no usarla para sus propósitos, los asesinos azules solían ser discretos. Aunque él era distinto, operaba por gusto, quizá a veces por unas cuantas monedas o simple satisfacción personal. Merrick no tenía un señor fijo a quién servirle. Pasó junto a Luisa quien entretenía al que parecía ser el guardia personal del Conde de Juvenne; al verlo sonrió discretamente, esperarían un buen rato hasta que llegaran a cumplir con la misión. Continuó paseándose entre los invitados, observando las ya gastadas series de los bufones que sin embargo conseguían arrancar carcajadas de los invitados. En un rincón junto a unas enormes cortinas rojas se en-

contraba la hija del Conde coqueteando con dos oficiales de alto rango. Tal vez a ella le gustaran los juegos nocturnos exóticos, eso sería un inconveniente, habría que deshacerse de los acompañantes. Sus cavilaciones fueron interrumpidas por alguien que le dió un par de golpecitos en el hombro. El trovador sonreía como ningún otro trovador de aquellas tierras lo hubiera hecho. Rasgueó la guitarra y comenzó a cantar a todo pulmón una balada muy conocida, colocando a Merrick en una situación delicada. Era la historia de un puñado de humanos que bebían un elixir mortal desde su nacimiento, y sus madres al tenerlos en su vientre, adquirían una tonalidad azul claro en la piel. La melodía decía que eran muy bien parecidos, conocedores del mortal arte de la seducción, sabían usar la daga y la espada, y como espías eran invencibles, sin embargo su único defecto era que no podían amar. Al escuchar la Balada de los Asesinos Azules varios asistentes aplaudieron, y para fortuna de Merrick nadie había notado alguna alusión. El trovador, vigilado muy de cerca por el propio Merrick, cumplió con los caprichos de varias personas al cantar absurdas cantatas sobre el amor y los placeres del vino, ni la

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mirada desafiante del Amidríata le podía arrancar su enorme sonrisa. Lo fue acorralando discretamente, llegando a un obscuro pasillo ocupado solamente por una pareja que no podía contener sus pasiones, lo tomó por el cuello y colocó la daga a escasos centímetros de su rostro. –Debería quitarme los guantes – dijo Merrick con un susurro– aun así esa no sería una muerte digna para tí. –El Amidríata es una criatura hermosa –el trovador no mostraba señales de miedo– conozco secretos. No te preocupes, no he avisado a los guardias, tienes mi palabra. Tengo algo que decirte. Merrick volteó para cerciorarse de no caer en una emboscada. La pareja se encontraba en el clímax de su encuentro y no prestaban mucha atención de lo que sucediera a su alrededor. –¿Qué buscas ?, el secreto se fue junto con mi madre. –Merrick habló poco a poco, pensando en cada palabra que salía de su lengua– Y tú no pareces ser alguien al que pueda dar su vida por una fórmula. –¿Mandrágora, seis serpientes, sangre de ciclo lunar? –el trovador cambió su rostro por una expresión sombría, como el de una gárgola labrada en piedra–. Tú eres Merrick

Sinwed, eso es lo que me importa. ¿Cuántos de tu especie has visto últimamente? Un par de rostros se fijaron en la mente de Merrick, tomando a Luisa aparte. –Los suficientes como para acabar con un pequeño reino –mintió esperando ver la reacción del trovador. –Lo dudo. Cumple con lo tuyo y sabrás de mí –el trovador hizo unas señas con las manos, entrelazando su delgados dedos de forma discreta, pasándoselos por el rostro, delineando un idioma que sólo los Amidríatas y nadie más en aquel mundo podía interpretar. «Eres Merrick. ¿Aún quieres seguir entre las sombras?» Lo soltó. El trovador volvió a tener aquella sonrisa que le caracterizaba, se perdió entre la concurrencia tocando su instrumento dejando a Merrick en un dilema. Cogió una copa y la bebió hasta el fondo. Su espíritu rebelde se sentía doblegado ante aquella persona, nunca había conocido a un Amidríata tan quitado de la pena. En algún lugar dentro de su ser se encendió una antorcha, se hizo mil preguntas en escasos segundos. Observó a lo lejos que Luisa acompañaba al Conde, de alguna

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forma se había deshecho del guardia. La disciplina adquirida en la fortaleza de Lanka le hizo olvidar lo sucedido, habría que terminar con el trabajo. La hija del Conde se había quedado con un solo oficial, así el trabajo se hizo más fácil. Aquel soldado no fue rival para Merrick, quien se quedó con un palmo de narices al ver cómo el interés de la jovenzuela se perdía ante la galantería heroica bien ejecutada del Amidríata. Ningún actor podía comparársele. Al llegar a la habitación la había besado lo suficente como para que le quedasen escasas horas de vida. Con las manos libres de los guantes regó el bien proporcionado cuerpo con el sudor acumulado en las palmas, y ella firmó su sentencia al proferir una profunda mordida en el pecho del Amidríata. Merrick aún conservaba sus ropas cuando la hija del conde perdió el conocimiento. A hurtadillas se dirigió al entronque de los pasillos centrales donde le esperaba Luisa. Se le veía cansada, fastidiada del trabajo. –¿Algo interesante? –preguntó Merrick. –Cayó en las escaleras, quizás fue el alcohol. Lo tuve que llevar hasta su habitación. –Salgamos. La fiesta seguía su curso, y no

terminaría hasta la tarde del siguiente día, si es que no se descubrían los cadáveres hasta ese entonces. Esto era cuestión que en muchos casos se pasa por alto, y esa vez no fue la excepción. Justo cuando salían del castillo la voz de alarma había llegado hasta los centinelas. La velocidad de los caballos superó a los despistados arqueros, sin evitar que una buena cantidad de jinetes salieran a su persecución. El único camino capaz de proporcionar una vía de escape a través del accidentado valle en el que se hallaban los internó en el vientre de un bosque no muy espeso, propio para alejar supersticiones y hacer la vida desagradable a los viajeros. El estar acostumbrados a su propio terreno ayudó a los soldados del difunto conde a darles alcance, obligando a los perseguidos a repeler el ataque. Merrick culpó automáticamente al extraño trovador que encontrara en aquella fiesta, y desenvainando su espada esperó a los soldados. Luisa lo imitó, lista para coger su propia daga en cualquier momento y evitar caer presa; los Amidríatas no podían ser prisioneros, no era agradable oír historias sobre experimentos hechos en ellos. El zumbido de las flechas se agregó a los sonidos de la noche y

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varios cayeron sin que Merrick hiciera algo. Los que pretendían escapar, y eran un buen número, se toparon con una muralla de ojos rojizos que les bloqueaban el paso. El sonido de metal contra carne y algunos gritos ahogados dieron fin a la matanza. Merrick nunca había visto tantos Amidríatas juntos, y supuso que Luisa tampoco. Hizo la señal de saludo correspondiente, a la que todos le contestaron de la misma forma. Sus ojos penetraron entre las sombras, buscando entre aquellos asesinos-guerreros que le rodeaban algún rostro familiar. Nadie decía una palabra, hasta que se alzó una voz conocida. –Merrick Sinwed –habló el trovador dejando escapar una estela de vapor de su boca– eres conocido por tu falta de respeto a ciertos estándares, y quizá por otros atributos no muy gloriosos. Somos parte humana y parte intriga, por nuestra sangre y nuestras lágrimas corre el veneno más mortal que se haya visto en el planeta. Te proponemos unirte a nosotros, podemos reclamar nuestro lugar en el orden de las cosas. –Aún tenemos que aprender sobre nosotros –replicó Merrick–. Una guerra entre reinos es normal, ¿pero nosotros?

–A un ejército de tres mil se le respeta. Aquí sólo somos cincuenta. –¿Tres mil? ¿De dónde han sacado semejante cantidad? –El mundo es inmenso, y las antiguas fórmulas dejaron de ser hace poco un misterio para algunos de nosotros. En el rostro de Merrick se dibujó una mueca de asombro. –Somos la clase más selecta de criaturas de la noche de los tiempos. Con la fórmula completa en nuestro poder podremos incluso reproducirnos y sentirnos al tacto sin proferir quemaduras o inocular bacterias ponzoñosas por la saliva. Quizá no del todo, tal vez dominarlo a voluntad, aún no lo sabemos. –Siempre me he preguntado sobre mi ser, el por qué sueño cosas tan extrañas, por qué me ha tocado ser así. No veo por qué negarme. –Quizá lo tomes a la ligera por el momento, pero recuerda: sé que nos serás muy útil en el futuro. –Somos Amidríatas –le habló en un susurro al trovador–. Para nosotros no hay futuro, por eso nunca tomo las cosas a al ligera. Mejor irnos de aquí, me has convencido si eso es lo que querías saber. Se internaron en la foresta hasta encontrar un camino vecinal, entonando cantos mágicos para espantar

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a los malos espíritus, perdiéndose después por las montañas, donde sabían que un par de semanas después llegarían al bosque de Lanka, donde había una fortaleza que los había visto nacer. Estos fueron los hechos, de cuando Merrick y Luisa se unieron a un ejército que daría mucho de que hablar en los años subsecuentes. De cómo tomaron la fortaleza de Lanka y salvaron parte de su basta biblioteca de la destrucción, y cómo lucharon en el río infestado de mercenarios cabezas-de-nutria, o cómo Merrick llegó a desposar a una Amidríata – la primera unión entre esa línea de sangre– es cosa que ocuparía muchas páginas más, denme tiempo para descansar la mano y continuar. Basta con decir que el buen Merrick en ese entonces no lo sabía, pero aún le esperaba la mejor parte de su vida.

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TÍN

C uentos del alba Aldo M. Alba Grupo Resistencia, 2002. En el universo editorial Grupo Resistencia continua con su apoyo a la narrativa mexicana actual y da a conocer ahora el libro Cuentos del alba de Aldo M. Alba, 2002. El autor deja ver en su libro múltiples lecturas: en sus páginas vemos (como en un road movie) personajes variados: animales extraños o mitológicos (ni siquiera imaginados por Borges), robots, matones émulos de Schwarzeneger, vampiros, cybersuripantas, trenes-oruga, ángeles, demonios, mutantes, hadas y clones, por no mencionar un largo etcétera. Al inicio del libro se encuentra un epígrafe de Friedrich Nietzsche, pero sobre el autor y este libro se puede decir lo mismo: si algo ama el autor en sus páginas y fuera de ellas es al género femenino. Desde la atractiva portada de Break-Grostieta el libro muestra la visión de un escritor que no cejó en su oficio: el libro y los textos llegaron a su tiempo y en el momento preciso, el autor muestra dominio de la escritura, ganada en la práctica de textos para conferencias o publicados en revistas. El universo albaniano se muestra bastante influido por el cine y el comic: varios de los textos de Cuentos del alba serían dignos argumentos para Giger, pasando por Crumb, Uderzo-Gosscini y Brecia, hasta llegar a Toriyama, Corben y Groening por mencionar algunos -no por nada el protagonista del cómic mexicano Meteorix se llama Aldo Alva-. En fin, se invita al lector a disfrutar este viaje literario en la nave Azevrec (cerveza al revés) y dejarnos llevar hasta las galaxias más desconocidas: de igual forma encontraremos en ellas un puesto de tacos o tortas y cervezas que nos de un descanso en el viaje que promete ser más largo que Lo que el viento se llevó. Y como dice el ratón Tomis (alter ego del autor) en el colofón: «Eso es todo amigos».

E BOL


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CLÁSICO

BABY H.P. por: Juan José Arreola

S

eñora ama de casa: convierta

usted en fuerza motriz la vitalidad de sus niños. Ya tenemos a la venta el maravilloso Baby H.P., llamado a revolucionar la economía hogareña. El Baby H.P. es una estructura de metal muy resistente y ligera que se adapta con perfección al delicado cuerpo infantil, mediante cómodos cinturones, pulseras, anillos y broches. Todoas las ramificaciones de este esqueleto suplementario re-

cogen cada uno de los movimientos del niño, haciéndolos converger en una botellita de Leyden que puede colocarse en la espalda o en el pecho, según necesidad. Una aguja indicadora señala el momento en que la botella está llena. Entonces usted, señora, debe desprenderla y enchufarla en un depósito especial, para que se descargue automáticamente. Este depósito puede colocarse en cualquier rincón de la casa y representa una preciosa alcancía de

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electricidad disponible en todo momento para fines de alumbrado y calefacción, así como para impulsar alguno de los innumerables aparatos que invaden ahora los hogares. De hoy en adelante usted verá con otros ojos el agobiante ajetreo de sus hijos. Y ni siquiera perderá la paciencia ante una rabieta convulsiva, pensando en que es una fuente generosa de energía. El pataleo de un niño de pecho durante las veinticuatro horas del día se transforma, gracias al Baby H.P., en unos útiles sgundos de tromba licuadora, o en quince minutos de música radiofónica. Las familias numerosas pueden satisfacer todas sus demandas de electricidad, instalando un Baby H.P., en cada uno de sus vástagos, y hasta realizar un pequeño y lucrativo negocio, transmitiendo a los vecinos un poco de la energía sobrante. En los grandes edificios de departamentos pueden suplirse satisfactoriamente las fallas del servicio público, enlazando todos los depósitos familiares. El Baby H.P. no causa ningún trastorno físico no psíquico en los niños, porque no cohibe ni trastorna sus movimientos. Por el contrario, algunos médicos opinan que contribuye 29

SE BUSCAN COLABORADORES ¿Te gustaría participar con nosotros? ¿Escribes cuento, poesía o ensayo de temática fantástica, en especial de Ciencia Ficción? ¿Te gusta dibujar? ¿Te gustaría ilustrar alguno de los relatos que aparecerán en nuestros próximos números? Si es así, el El oscuro retorno del hijo del ¡Nahual! tiene un espacio para ti. Envíanos tus escritos o comunícate con nosotros al siguiente correo-e: nahualzine@rocketmail.com


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al desarrollo armonioso del cuerpo. Y por lo que toca a su espíritu, puede despertarse la ambición individual de las criaturas, otorgándoles pequeñas recompensas cuando sobrepasen sus récords habituales. Para este fin se recomiendan las golosinas azucaradas que devuelvan con creces su valor. Mientras más calorías se añadan a la dieta del niño, más kilovatios se economizan en el contador eléctrico.

gunos niños mueren electrocutados por la corriente que ellos mismos producen son completamente irresponsables. Lo mismo debe decirse sobre el temor supersticioso de que las criaturas provistas de un Baby H.P. atraen rayos y centellas. Ningún accidente de esta naturaleza puede ocurrir, sobre todo si se siguen al pie de la letra las indicaciones contenidas en los folletos explicativos que se obsequian con cada aparato.

Los niños deben llevar puesto día y noche su lucrativo H.P. Es importante que lo lleven siempre a la escuela, para que no se pierdan las horas preciosas del recreo, de las que ellos vuelvan con el acumulador rebosante de energía.

El Baby H.P. está disponible en las buenas tiendas en distintos tamaños, modelos y precios. Es un aparato moderno, durable y digno de confianza, y todas sus coyunturas son extensibles. Lleva la garantía de fabricación de John P. Mansfield & Sons, de Atlanta, Ill.

Los rumores acerca de que al-

¿Te hace falta algún ejemplar de El oscuro retorno del hijo del ¡Nahual! ? Ahora, puedes descargar todos los números atrasados que te hagan falta en :

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Y no olvides correr la voz. TE LO AGRADECERÁN

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CUENTO

C acería Nuestro amigo Aldo está de plácemes, pues se acaba de editar su libro «Cuentos del Alba». Mientras lo consiguen, disfruten esta historia.

por: Aldo M. Alba

Despertó

ola de muerte creada por los humanos que se reprodujeron como una plaga por todo el planeta.

cubierto de la escarcha de la mañana, sus sentidos atentos al menor ruido. Toda la noche sufrió una persecución implacable, pero claro, jamás pudieron atraparlo, él era un ser superior a esas dos miserables especies que lo perseguían, él pertencía a una majestuosa raz que había desparecido, como el tigre dientes de sable o el Tiranosaurio, por ser demasiado poderosos, una raza que como muchas tuvo que replegarse ante la

Sin embargo ellos nunca murieron del todo, se aliaron con vampiros, dwarfs, y lamias, para robar hembras y mezclar de vez en cuando su sangre con los humanos, lo que provocó una persecusón sin piedad que casi los exterminó. Él pertenecía a esos seres, los que 31


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habían logrado sobrevivir a través de las eras. Lo había sabido a los dieciocho años, cuando destrozó a su primera víctima, una deseosa jovencita que esperaba un romántico affaaire bajo la luz de la luna, que naturalmente terminó entre gritos de terror y una lluvía de vísceras femeninas. Desde entonces supo que su inevitable destino era el de romper huesos y sentir como los frágiles humanos se partían en dos entre desaforados alaridos, ante el brutal empuje de sus poderosas mandíbulas, sí, Sí, él era un: hombre lobo, un laup garoup, un lobisomme, un werewolf.

los licántropos, eran los dueños de un planeta lleno de bosques y cacería que mantenían en perfecto equilibrio natural. Pero llegó el minúsculo humano “rey de la creación” que está empeñado en destruir todo aquello que le recuerde su debilidad, siendo la madre naturaleza la víctima y ellos, los seres más puros de la creación condenados a ser monstruos sólo dignos de la muerte. La pieza más codiciada, desde que se habían descubierto sus guaridas en los bosques más alejados. Por fin su hora había llegado… Ya no iba a esconderse, ya no había adónde, se enfrentaría a los perros y sus amos para morir en la locura de la sangre.

Al principio espantado de tan terrible destino, luchó contra su herencia, con todas las fuerzas de la medicina y la brujería, leyó terribles obas en busca de un remedio: Malleus Maleficarum, Cena Trimalchionis, Necronomicon, De Vermis Misteriis, y Cultes des Goules, sin jamás hallar una cura… la medicina tradicional lo condenaba a muerte o al manicomio de por vida.

El antiquísimo canto de muerte resonó de nuevo, el espeluznante aullido de batalla que tenía millones de años sin escucharse, cimbró el aire del bosque, los cazadores se estremecieron de terror, sabiendo que unos llameantes ojos ámbar los vigilaban desde la espesura –esos ojos que paralizaron de terror a muchos que lograron adivinarlos entre las ramas–.El salvaje ataque comenzó, muchos perros cayeron

Sintió entonces el poderío de su majestuoza raza, y la llamada de los obscuros bosques. Y supo por otros de su especie que en el terciario y antes de la mutación humana ellos; 32


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A pesar de los esfuerzos hechos, no pudieron disecarlo, o tomar un video para probarlo, porque sólo encontraron el cadáver de un hombre desnudo…

ante las pavorosas garras y colmillos y más de un blindado y armado cazador sucumbió ante la amboscada de la bestia. Por fin la ráfaga de un rifle de asalto cargado con proyectiles de plata, le partió el corazón a uno de los pocos seres que aún infundían terror al ser humano.

Y dicen que nacen en nuestros días hermosos y robustos bebés, con agudos dientes, sentidos muy alertas, fino vello y una inexplicable atracción por la luna

Iván Pérez S. «Volcanes»

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ARTÍCULO

ISAAC El legado deASIMOV por: Janitzio Villamar

Isaac Asimov es, ante todo, el máximo publicista de sí mismo, por varias ideas propias o ajenas aplicadas a sus textos que, a lo largo del tiempo, fueron la punta del iceberg; es decir, una pequeña porción de la intrincada maquinaria llamada ASIMOV, así, con mayúsculas, porque ASIMOV es en literatura lo que ACME o PEPSI en los negocios. De repente, el lector de fanzines de ciencia ficción y gran soñador, el jovencito de alrededor de veinte años, se vio enviando

sus textos a múltiples revistas y, poco a poco, su nombre, por cierto bastante pegajoso, apareció en una y otra de esas revistas, convirtiéndolo de la noche a la mañana en un escritor. Y bueno, la producción del jovencito era muy superior al número de revistas y ediciones, de modo que las bombardeó con su inagotable fuente de fantasías. A los pocos años, en una o en otra de ellas, múltiples relatos suyos fueron publicados. El resultado fue cierta universalización de

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Asimov quien, encima de su vasta producción, contaba además con la ligereza de su prosa y ese inestimable ambiente de broma del que están llenas sus obras para conquistar un espacio en el gusto primero, de los editores y después, en el de los lectores. Los libros tardaron un poco, pero, un día, se vio asediado por editores que lo buscaban para publicar sus relatos reunidos en forma de libro. Una tras otra, las antologías fueron apareciendo, primero uno de sus relatos al lado de los de otros escritores, a

veces verdaderas estrellas del firmamento ciencia ficcionero, a veces tan jóvenes como él, y después, libros de relatos únicamente de Asimov. Ahora bien, aquí debemos tomar en cuenta que la industria editorial de la que hablamos es algo así como 10,000 veces la mexicana, por eso debemos entender que allá, en los U.S.A., los libros sí se venden y eso, precisamente, fue lo que ocurrió con los de Asimov: se vendieron. Desde luego, las siguientes ediciones no se hicieron esperar y ASIMOV, más aún que Isaac, se volvió un nombre común a los lectores, quienes comenzaron a buscarlo con afán, cual si buscaran su marca favorita de jeans o los chicles de su preferencia. El siguiente paso fue saturar el mercado y lanzar, cada determinado tiempo, algún libro nuevo. Esa fue una excelente promoción, hasta que, en los años setenta y por su dedicación a la divulgación científica, Asimov dejó de publicar libros de ciencia ficción, todo un shock para sus más fieles seguidores, quienes inundaron a su editor de cartas que incluso llegaron a contener amenazas. Asimov se vio

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obligado a utilizar nuevos métodos para agilizar su producción, ahora orientada a cubrir ediciones especiales y fabricar ensayos. Sin embargo, a los editores no les gustó la idea, de manera que buscaron explotar su popularidad, ofreciéndole dinero fácil. A cambio de sus comentarios a sus propias obras y la selección de alguna que otra selección de sus textos favoritos y de historia de la ciencia ficción, bajo la tutela, por decirlo así, de Asimov, el producto, crearon títulos hoy inolvidables, verdadera arqueología de su propio gusto y literatura, pues, en un arranque de locura, aunque ahora es muy común, publicaron las diferentes versiones existentes de un mismo texto (Cuentos paralelos, Martínez Roca, Super Ficción, 101 o la versión de Fundación contenida en Imperios Galácticos de Brian W. Aldiss: Bruguera, Libro Amigo, 71). El colmo fue la edición en 1977 de la revista Isaac Asimov´s Science Fiction Magazine, cuya vida se ha prolongado ya veinte años, porque la revista explota el nombre; como quien dice, la marca o patente, por más que la editorial estuviera ecrita por el afamado doctor.

Y precisamente, el mayor legado de Asimov es éste: su nombre, porque ampara infinidad de ediciones y autores que, de otra manera, ya habrían caído en el olvido y no merecerían toda la atención que tienen o, simplemente, estarían dispersos. En su conjunto, esta «actividad» de Asimov se dio en tres líneas importantes, la primera, la publicación de su autobiografía en las antologías de sus propios relatos; la segunda, la historiografía, que eso es, ya que no teoriza, sólo divulga la bibliografía de la ciencia ficción, publicando, además; y la

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tercera, la revista, foro y modo de vida para tantos escritores nuevos dentro del género. La «historiografía» Asimov de la ciencia ficción abarca Lo mejor de la ciencia ficción del siglo XIX (Orbis, Biblioteca de Ciencia Ficción, 46 y 47; Martínez Roca, Super Ficción, 78 y 79), publicada en 1981; La Edad de Oro de la Ciencia Ficción, con mayúsculas, publicada en 1974 (Orbis, Biblioteca de Ciencia Ficción, 48, 49, 50 y 51; Martínez Roca, Super Ficción, 7 y 12); La edad de oro de la ciencia

ficción, con minúsculas, publicada en 1979; y Los premios Hugo, publicada en 1962. Cada uno de estos libros fueron elaborados pensando en gustos y no en teorizaciones. Los dos primeros no fueron nunca ampliados y los restantes sí, pues Los premios Hugo se siguieron otorgando, de manera que Asimov amparó la publicación de otros 4 tomos, el segundo en 1971, el tercero en 1977, el cuarto en 1983 y el quinto en 1986, mismos que historian la ciencia ficción desde 1955 hasta 1982, es decir, ¡27años de Ciencia Ficción! (Martínez Roca, Gran Super Ficción I, 1988; II, 1988; III, 1988; IV, 1988; V, 1988; VI, 1989; VII, 1990 y VIII, 1992). La edad de oro se vio incrementada en el año 80, el 81, el 82 y el 83 (Martínez Roca, Gran Super Ficción, 1988; II, 1989; III, 1989; IV, 1990 y V, 1991), hasta cubrir el periodo que va de 1939 hasta 1947 y seguramente, la intención era cubrir el espacio de tiempo entre la I Convención Mundial de Ciencia Ficción y la XIII, en la cual, por vez primera, se entregaron los famosos Premios Hugo; pero el proyecto quedó trunco, al parecer, con la aparición de un último volumen para

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los años 1948 y 1949. La Edad de Oro de la Ciencia Ficción con mayúsculas, como lo dice el propio Asimov en alguno de sus prólogos, cubre el periodo que abarca de 1931 a 1938 y someramente, del año 1920 al 30. Lo mejor de la ciencia ficción del siglo XIX no habla de un periodo en particular, trata de cubrir los inicios de la ciencia ficción y cita obras y autores de por más polémicos. El resultado de todo lo anterior, arroja un breve blanco del año 1900 al 1920 y tal vez extensible hasta 1930 y otro, que yo desconozco si fue cubierto, de 1950 a 1955. Asimov muere en 1922, por lo que cabe suponer que dejó preparado al menos otro volumen de los premios Hugo, hasta, digamos, 1985 o 1987. No obstante, en términos generales, abarca la totalidad de la historia del género. Acerca de su autobiografía, paralela a la publicación total de sus obras, podemos señalar lo siguiente, aunque he de hacer notar que esta «autobiografía» no es totalmente deliberada, pues la verdadera intención de Asimov es

Versión Española narrar el porqué de cada uno de sus cuentos, trazando así una biografía literaria de inestimable valor. Ante todo hay que mencionar la famosa Nightfall and Other Stories, de 1969, publicada por Editorial Caralt en tres tomos (7, 8 y 9 de su colección de ciencia ficción), que incluye 20 relatos comentados, no todos los de la edición en inglés. Estos volúmenes comentados por Asimov incluyen la historia editorial y un poco más del famoso profesor, desde 1948 hasta 1967, poco más o menos. El éxito fue rotundo, por lo que, en 1972, se

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Versión Mexicana repitió el experimento con el lanzamiento de The Early Asimov (Isaac Asimov. Selección, Bruguera, Libro Amigo, 336, 346 y 362); La edad de oro, Plaza y Janés, Jet 7, 8 y 9), en donde regresa hasta 1934 y termina en 1950, con la publicación de Peeble in the Sky en 1950 (Martínez Roca, Super Ficción, 106). De manera ordenada, el relato comienza en 1938, por eso retoma desde 1931 en su ya mencionada Edad de Oro de la Ciencia Ficción, con mayúsculas. En 1975, Buy Jupiter (Bruguera, Libro Amigo, 632),

prosigue la serie y narra sus vicisitudes entre 1972 y 1974. The Bicentennial Man fue publicado en 1976 (Martínez Roca, Super Ficción, 35) y cuenta lo ocurrido entre 1966 y 1976. Desde luego, en cada una de estas obras, se añaden muevas anécdotas de años ya antes trabajados. La última de la serie es, Los vientos del cambio, publicada en 1983 (Martínez Roca, Gran Super Ficción), que nos permite apreciar al escritor en todos sus ámbitos y es de especial importancia por ser una fuente de primera mano. Sobre posibles autobiografías de Asimov, se pueden encontrar, entre otros, Todavía verde en la memoria y Vivido aún con alegría y sobre su opinión en torno a la Ciencia Ficción, Sobre la Ciencia Ficción (Sudamericana, 1982), uno de los libros más «íntimos» del ilustrísimo doctor. Finalmente, las revistas Asimov, cuya historia podemos encontrar narrada en la homónima Isaac Asimov´s Ciencia Ficción, publicada por Ediciones Picazo en 1979 y que llegó hasta el número doce en esta edición

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en español. Sin embargo, la edición norteamericana anda ya por el número 250, tras veinte años de publicación ininterrumpida y con un tiraje de más de 100,000 ejemplares mensuales. Pero lo más interesante para nosotros son las ediciones en español que, además de la primera de Ediciones Picazo, tuvieron una segunda por Forum, del Grupo Editorial Planeta, misma que conoció quince números, con un tiraje que llegó a alcanzar los 10,000 ejemplares. La última edición en español comenzó su aventura en 1994 con un tiraje de alrededor de 5,000 ejemplares y alcanzó ocho números, el último de 1996. características especiales de esta edición son la inclusión de textos mexicanos, empezando por el Concurso

Permanente de Microchips y de secciones como El ratón cinéfilo, Factótum, Cienciaficcionaútica, Crónicas paralelas, Reseñas estelares, Cartas a la redacción, Novedades editoriales y Cómic, no sólo promoviendo la Ciencia Ficción en nuestro país, sino vinculando a escritores, editor y lectores. Hace poco vimos su resurgimiento, comenzando por el número 9, que ya nos debían desde hace mucho tiempo y estábamos esperando con ansia. Pero ni modo, así es la ciencia ficción en México, nunca muy rentable y cíclica, para colmo, como en España. Este es el legado de Isaac Asimov, quien, con su nombre seguirá impulsando la ciencia ficción y la literatura en general.

http://members.tripod.com/~ tyander/principal.html

REALIDAD CERO ON LINE http://members.tripod.com/~ realidadcer/rc0.htm

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CUENTO

¿Fue un error?

Cuando editábamos este fanzine en papel, nos llegó por correo un sobre con algunos cuentos. Nada fuera de lo común, salvo que dicho paquete provenía de... Rusia. Algo extraordinario tomando en cuenta el pequeño tiraje de la publicación. Todavía nos preguntamos cómo diablos supieron de nosotros por allá...

por: Sergei Strel’chenko (traducida por Ginés Lee de una versión en inglés de Michael McKenny)

Habiéndose bañado rápidamente y omitido el desayuno, Howell bajó apresuradamente y entró en el laboratorio, aquel edificio al cual había estado dedicándose todo este tiempo. De la apariencia del equipo que ocupa todo el sótano de Villa Verde, nadie sin iniciarse podría decir algo sobre el propósito y carácter del trabajo ahí realizado . Había jarrones cilíndricos de vidrio en soportes

–¡Maldita muela! ¿Me podré deshacer de este dolor de muelas en 10 años a partir de ahora? No. –Primero encontrarán una cura para el cáncer y la lepra–. Howell puso una píldora en su boca y la marcó en un calendario que colgaba de la pared. –La mañana del día 1095. Exactamente 3 años. Esto es simbólico. 41


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de una joven rubia y un hombre gordo de elevada estatura. A juzgar por los movimientos de los labios del sujeto y sus gesticulaciones tormentosas, estaban discutiendo enérgicamente. La imágen silenciosa duró más de medio minuto y súbitamente desapareció. De regreso a su estudio, Howell abrió su diario para hacer una anotación concluyente: “El experimento terminó exitosamente. He logrado penetrar en un período de diez años en el futuro, y he visto parte del mundo futuro. Cualquier adivino daría todo por esta posibilidad.” “Ahora podemos suponer, después de este primer paso experimental de la cronocámara, que a pesar de la opinión de muchos escépticos el mundo no se volverá un desierto nuclear en diez años. Es una conclusión general. De otra manera, ¿cómo podría ser explicada esta visión?” “Ahora lo específico: Villa Verde no sucúmbira víctima del fuego o por el choque de un meteorito. También tendré el cabello largo y barba y recibiré invitados como es usual en mi estudio del primer piso.” “No sé quién sea este hombre barbado y barrigón con los restos de un cabello delgado y rizado. No tengo muchos conocidos, ni en los negocios ni en el mundo científico. Y sé que

redondos de corcho, un recipiente transparente en forma de ánfora y una maraña confusa de cables multicolores de diversos tamaños. Todo rodeando por tres lados una plataforma pequeña con un círculo en el centro de un metro y medio de diámetro. Sentándose en un sillón colocado frente al sitio de observación, Howell encendió la luz y pulsó el interruptor de energía. En pocos segundos un punto rojo y brillante apareció dentro del ánfora transparente. Moviéndose hacia el centro del círculo, creció dentro de éste hasta un diámetro de metro y medio. Esta bola, colgando en el oscuro vacío, comenzó a cambiar de color, transformándose de rojo a un deslumbrante blanco azulado. Después de alcanzar su punto más brillante, la bola blanca perdía lentamente su brillo y se volvía cada vez más transparente. Finalmente, una onda recorrió su superficie, y se expandió hasta llegar a ocupar toda la plataforma. En la niebla fluorescente sobre la plataforma se apreciaron las siluetas de cierto objetos, los movimientos de figuras humanas de características borrosas. La niebla desapareció por completo y vió parte de su estudio en el primer piso de Villa Verde donde él mismo estaba acompañado 42


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veneno, pero lo confundiría con otra sustancia o simplemete no le causaría efecto alguno.” “Es difícil decir exactamente qué pasaría si decidiera romper la causa y el efecto de la conexión, se lanzaría a sí mismo del techo de un rascacielos o caminaría dentro de un contenedor de metal candente y en cualquier caso él permanecería vivo, porque la única versión del futuro no puede ser cambiada por un evento en el presente.”

nadie llegará a ser como esa persona en diez años. Posiblemente, incluso muy probablemente, sea algún representante de una compañía interesada y, juzgando por su excitada plática, mis asuntos en el futuro no estarán tan mal.” “Por lo que respecta a aquella chica rubia, luce un poco como Idris Lee. En la actualidad todos la consideran una estrella de cine de primera magnitud, en el principio de su carrera.” “No sirve de nada romperme la cabeza sobre quiénes son y cómo llegaron aquí. Lo importante es que el Howell del presente se ha visto a sí mismo. Esto significa que seguiré vivo dentro de diez años y estoy firmemente convencido de esto.” “Un hombre que se ha visto a sí mismo en el futuro, está completamente a salvo de accidentes y de actos premeditados que amenazan su vida en el presente.” “Podría estar acostado bajo las ruedas de un tren y el tren brincaría las vías o sería volado por terroristas en mitad de su viaje; posiblemente en ese momento, una huelga de ferrocarileros comenzaría; o simplemente el horario sería cambiado. Y ni siquiera se puede excluir que él mismo quitara su cabeza de las vías en el último momento. Podría tragar

Cuando terminó de escribir, Howell tomó una pistola de un cajón y la colocó en su sien. Un sonido seco se escuchó. –Debe ser así–, dijo el científico y jaló el gatillo otra vez. Sonó un disparo. El hombre de larga barba negra colocó la pistola en la mesa y levantó sus manos con cansancio. –Esto no va a ningún lado, Dave, realmente. Este Howell es un hombre que está parado al borde de la muerte– dijo el gran hombre gordo. –Suficiente, Henry, ya hemos escuchado eso miles de veces– dijo la chica rubia, una estrella de cine en la cima de la gloria, interrumpiendo lo que probablemente hubiera sido un largo y tormentoso monólogo–. Mejor describe cómo será la escena: 43


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el grado de probabilidad de las diferentes hipótesis enfatizando la versión más romántica. Cuatro años más tarde este hombre se convirtió en el autor de un libro basado en el artículo del períodico. El libro tuvo bastante éxito. La popularidad de su trabajo se debió a que la historia fue escrita tal y como se sabía: el héroe era real y era un hombre que había abandonado esta vida no mucho tiempo atrás, y a quien el autor conoció personalmente. En otros seis años Henry Styron, el director de cine decidió hacer un largometraje basado en este best seller. El lugar donde se filmaron escenas importantes de la película fue la misma Villa Verde, restaurada lo mejor posible a la apariencia original. Pero el mayor orgullo del director era hecho de que el actor que llavaba el papel principal era la imágen viva del hombre al cual representaba.

Dave entra, ahí está Howell, después de recibir la carta. ¿Y qué piensas que debo hacer yo en ese momento? El director gardaba silencio preocupado, había considerado esta escena como el clímax de la película aunque no hubiera pensado en el final todavía. La muerte del joven y muy prometedor científico había dado pie a multitud de rumores. Varias versiones surgieron, desde la muerte en un experimento sin éxito hasta suicidio por un amor no correspondido. Las causa real permaneció desconocida porque cuando las últimas anotaciones fueron hechas, un incendio, iniciado por un corto circuito en el laboratorio avanzó por todo el edificio. Después de unos días, un periodista que había conocido al difunto escribió un artículo en el cual evaluó

El Portal de la Ciencia Ficción en México

http://www.ciencia-ficcion.com.mx 44


El oscuro retorno del hijo del ¡Nahual!

Sidhartha Neri Colín. «Astronauta»

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CONVOCATORIAS II Concurso G. A. Bécquer de relatos fantásticos

Convocado el II Concurso G. A. Bécquer, de relatos fantásticos. (25 de octubre de 2002). 1. Podrán concurrir todos los escritores de cualquier nacionalidad que presenten su obra escrita en castellano. 2. Los relatos deberán ser originales, inéditos y cada concursante podrá presentar todos los originales que desee. 3. Los originales, de una extensión máxima de 8 hojas tamaño Din A-4, se presentarán mecanografiados a doble espacio, por triplicado y a una solacara. 4. Los cuentos se enviarán en sobre cerrado, sin remite ni datos personales, bajo un título o lema. Dentro de este primer sobre, se incluirá otro sobre cerrado, con el mismo lema, en cuyo interior deberá figurar los datos personales del concursante. 5. El plazo de admisión de originales comprende desde la presente convocatoria, hasta el 25 de octubre de 2002. Deberán ser entregados en mano o remitidos por correo a: Ayuntamiento de Noviercas Plaza de Ximenez Embún, 142132 Noviercas Soria España haciendo constar en el sobre: Para el Concurso de Relatos Fantásticos G. A.Becquer. 6. Se establece un único premio de 450 EUR, que será concedido al relato que, según el criterio del jurado, se haga acreedor de él. 7. El ganador del certamen será miembro del jurado del año siguiente 8. La entidad convocante se reserva el derecho a editar los relatos que el jurado estime que reúnen méritos literarios suficientes, y a estos efectos se entenderá que sus autores prestan de antemano su conformidad, salvo indicación expresa en la plica. 9. El premio será indivisible y podrá declararse desierto 10. La composición del jurado se dará a conocer oportunamente 11. La presentación de obras a este certamen supone por parte de los autores la

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El oscuro retorno del hijo del ¡Nahual! aceptación de las presentes bases, sobre las cuales, en caso de duda, prevalecerán, unicamente, la opinión del jurado 12. Las obras no serán devueltas a sus autores

LA

FURIA EPISTOLAR

Subject:participacion From:neo_james@... To:nahualzine@rocketmail.com Date:Tue, 2 Apr 2002 04:55:41 -0600

Subject:COLABORAR From:«Edgar Avilés» <rasabadu@...» To:nahualzine@rocketmail.com Date:Sat, 13 Apr 2002 22:33:45 -0500

Hola cómo están : Los felicito por su fanzine de ciencia ficción. Disfrute mucho leyendo los diferentes cuentos en ella. Mi nombre es Jaime y escribo desde la hermana república de los sombreros, Monterrey Nuevo León. Les envío un relato corto que hice hace poco. Esperando que tenga al menos la mínima calidad para poder ser publicable :) Si lo leen notarán que tengo influencias de Philip K. Dick, William Gibson, Neal Stephenson, etc. De nuevo los felicito y espero seguir recibiendo su excelente revista. Saludos

Hola, mando tres cuentos a consideraciòn para ver si alguno pudiera ser publicado en «El oscuro retorno del Nahual». Soy originario de Morelia. Actualmente radico en el DF. EStudio en la UNAM y en la SOGEM. Soy alumno de Alberto chimal desde hace como dos años. Tengo 21 años. Gracias.

Hola Edgar: Por lo pronto ya elegimos uno de tus cuentos para nuestro próximo número... ¿cuál? ya lo verás.

Hola Jaime:

El editor. PD. Gracias por recordarnos que ya no tenemos 21 años...

Recibimos tu cuento y ya lo estamos revisando y eventualmente te daremos el “fallo editorial” (Qué payaso sonó eso...), sólo que ten paciencia, ya ves cómo somos de puntuales... El editor.

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Subject: pregunta From: «Joaquin acevedo» <ehecatl_nahual@...> To:nahualzine@rocketmail.com Date:Fri, 19 Jul 2002 15:35:05 -0500

Subject: próximo número del EXTRAÑO RETORNO DEL HIJO DEL NAHUAL From: «Raymundo Bermúdez» <loboestepario14@...> To:nahualzine@rocketmail.com Date:Tue, 09 Jul 2002 17:03:54

Hola, me comunico para saber si pueden publicar una de mis historias de terror que escribi hace poco y como puedo conseguir su revista en Monterrey, de antemano gracias por su respuesta. La respuesta pueden mandarmela a ehecatl_nahual@...

¿Cuándo saldrá a la red el próximo número del EXTRAÑO RETORNO DEL HIJO DEL NAHUAL? También, ¿existe alguna historia que se titule tal como esta revista electrónica?

Hola:

Hola:

Pues sí, si nos gusta y tiene una calidad aceptable por supuesto que nos gustaría publicar tus cuentos. En cuanto a cómo hacerle para conseguir la revista hasta Monterrey, híjoles, no sé, lo veo medio difícil... ¿hay internet en Monterrey?

Como te darás cuenta, ya salió el que en su momento fue el “próximo número”. Antes de que nos reclamen más, les recordamos que somos una publicación aperiódica . ¡Dense de santos que salimos! Por otro lado, hasta donde sabemos no hay ninguna historia con ese título... al menos, no exactamente.

El editor.

El editor.

BOL

ETÍN

AMCYF NUEVA DIRECTIVA

La AMCYF es la Asociación Mexicana de Ciencia Ficción y Fantasía, Asociación Civil, creada para promover todas las formas del arte fantástico en México, a través de conferencias, congresos y concursos, publicaciones, vínculos con instituciones similares en el país y el extranjero, y la promoción de investigaciones dentro de sus campos de interés. La AMCYF fue fundada el 9 de diciembre de 1992 en la Ciudad de México por trece destacados autores, quienes, ante el Lic. José Higinio Núñez y Bandera,

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El oscuro retorno del hijo del ¡Nahual! Notario núm. 112 del Distrito Federal, determinaron su Acta Constitutiva y Estatutos. Desde entonces la AMCYF ha concedido el Premio Kalpa de Cuento de Ciencia Ficción, (1992-1994 en colaboración con CONACULTA; 1996-1999, junto con la Universidad Autónoma Metropolitana), los Premios Charrobot (1997) y, a partir del 2002, junto con el Círculo Puebla de Ciencia Ficción y Divulgación Científica, los premios Sizigias. Asimismo, celebró la tercera Convención Nacional en México, D.F. (1997), y ha estado presente en diversas ferias del libro, festivales nacionales e internacionales, convenciones y muchos otros eventos culturales. Los socios o asociados de la AMCYF, que son la verdadera vida de la institución, integran la Asamblea General, órgano supremo de la AMCYF, en donde cada uno tiene voz y voto en las asambleas, derecho a presentar propuestas y colaborar con la Mesa Directiva y comisiones, y derecho a ocupar cargos dentro de la asociación. La Mesa Directiva, integrada por un presidente, un vicepresidente, un secretario, dos prosecretarios, un tesorero, un secretario de relaciones editoriales, un secretario de comunicación interna y los demás que se consideren adecuados, tienen la responsabilidad de dirigir y administrar la AMCYF. Cada Mesa Directiva dura dos años en su encargo. Los socios de la AMCYF, además de los derechos antes mencionados, gozan de asesoría jurídica gratuita en asuntos relativos a derechos de autor y ayuda para la promoción de su obra. De acuerdo con los Estatutos, hay tres clases de socios o asociados: fundadores, activos y honorarios. Los socios fundadores son los que firmaron el Acta Constitutiva y la primer Acta de Asamblea de la AMCYF en diciembre de 1992. Los socios activos son todos los mayores de 18 años que hagan llegar su solicitud a la Mesa Directiva, y paguen su cuota de inscripción. Los socios honorarios son aquellas personas, nacionales o extranjeras, reconocidas por la Mesa Directiva por su colaboración con la AMCYF. Si quieres recibir más información o pertenecer (los primeros 100 suscriptores recibirán un libro como obsequio) a la AMCYF, puedes escribir al siguiente correo electrónico: jsanchez_q@yahoo.com.mx» También puedes unirte a nuestras tertulias de los sábados, en el café Gaby (Liverpool y Nápoles, mInsurgentes) a partir de las 12 del día. Por lo pronto, recibe un saludo del presidente de la AMCYF para el periodo 2002-2004

Miguel Ángel Fernández Delgado

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EN NUESTRO PRÓXIMO NÚMERO: CUENTOS DE: Edgar Omar Avilés Miguel Angel Zúñiga Arenas Janitzio Villamar


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