Cochabamba, miĂŠrcoles 14 de septiembre de 2011
De la
Cochabamba prehispánica a la República
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Desde hace 10 mil años este valle de tierra s fértiles está poblado. Los pri m e ros habitantes fueron cazadores y recolectore s, quienes d e j a ron sus pri m e ras huellas en Ka y a ra n i ( Colomi, provincia Ca r rasco) en forma de raspadores y puntas de proyectil. Después — hace 2 mil años—, llegaron los primeros alfare ros, sociedades más complejas, que además combinaban sus actividades artesanales de la cerámica con la agricultura. Lo anterior corresponde a lo que los estudiosos llaman Periodo Formativo. Los pobladores de este periodo se establecieron pre f erentemente en Aiquile (provincia Campero). Dejaron en esa región infinidad de pruebas de su presencia: vasijas, objetos de cerámica monocroma, de forma globular (de globo), ovoidales; también keros (especie de vasos), pipas, i n s t rumentos musicales en cerámica y hueso, así como algunos artefactos agrícolas. Pe ro, no únicamente los antiguos cochabambinos se establecieron en Aiquile, sino también en Mojocoya, al sudeste del departamento, ya en el 200 d. C. y todavía pert e n eciente al Formativo. Estos habitantes se destacaban por trabajar la cerámica para la fabricación de cuencos con tres patas largas y planas, vasos, embudos y jarras globulares. Eran muy laboriosos, pues también desarrollaban el art e textil, la metalurgia, la cestería y tenían prácticas funera rias de momificación. En la zona de Tupuraya, en el mismo Cercado, aparece otro grupo humano, cuya cerámica se caracterizaba por diseños geométricos en colores rojo y negro. Fabricaban vasos
huaco-retratos y vasijas antropomorfas, dando nombre a lo que se denominó el “estilo Tupuraya”. TIAWANAKOTAS EN LA LLAJTA Los tiawanakotas tuvieron presencia imp o rtante en Cochabamba durante la fase exp a n s i va de este imperi o. Desarrollaron varias e s t rategias de ocupación. Estando en los valles, se articularon con otros grupos locales de tradición cultural diferente, para obtener e int e rcambiar productos alimenticios y bienes suntuarios. COLONIZACIÓN DE LOS QUECHUAS Los incas no siempre fueron un pueblo poderoso. En Cuzco, donde se establecieron tras huir de su región natal, eran una comarca más de labradores que no se distinguía mayormente de sus vecinos. Sin embarg o, por ser herederos de una alta cultura, los incas pro d ujeron excedentes de comida y formaron un e j é rcito muy hábil. Luego de someter a sus principales enemigos, los Chancas, se impusieron en la región, a fuerza de masacrar o aliarse con otros señoríos. Pronto fueron poderosos y vieron que los límites les resultaban pequeños. Entonces, Pachacutec se lanzó en procura de mayores conquistas y llegó hasta lo que hoy es Bolivia. Somete a los aguerridos aymaras (entonces dueños de esa región) y los vence militarmente. A continuación, un largo proceso de expansión de los incas en terri t o rio que fue aymara. Cochabamba es la niña mimada de los invasores, que ven en la región “el granero” del Imperio, por la calidad y abundancia de maíz. Pero los aymaras no resignaron fácilmente su t e r ri t o rio y opusieron feroz lucha. Es Huayna Kápak quien consolidó la presencia inca en Qhocha Pampa. Inmediatamente, el Estado Inca reorganizó la provincia del Ko l l a s u yo. Los principales c e n t ros urbanos fueron Omereque y Aiquile,
Sumario Primera parte Cochabamba desde tiempos remotos a la proclamación de la independencia de Bolivia Desde culturas primitivas hasta civilizaciones avanzadas dejaron huella en estas tierras vallunas; hombres y mujeres valerosos se entregaron después a la causa libertaria de Bolivia. Págs. 3 -10
Segunda parte
La paz de los valles en los primeros años de libertad Pág. 11 Epidemias y guerras azotan a la población Pág. 12 Cambio de siglo y ansias de progreso Pág. 13 Pequeñas luces de modernidad Pág. 14
La ciudad despierta y se echa a andar Pág. 15 La reconfiguración del nuevo espacio urbano Pág. 16 La ciudad y el “boom” del negocio de la tierra Pág. 17 17 cochabambinos gobernaron Bolivia Pág. 18
Fuentes
• José de Mesa, Teresa Gisbert y Carlos D. Mesa, “Historia de Bolivia”. Ed. Gisbert, La Paz, 1997 • Augusto Guzmán, “ C o c h a b a m b a ”. Ed. Los Amigos del Libro, Cochabamba, 1972 • Gustavo Rodríguez Ostria, “La cons trucción de Cochabamba. 1825-1952”. H. Concejo Municipal de Cochabamba, 2003 • Humberto Solares, “ C o c h a b a m b a : espacio y desarrollo. Siglos XIX y XX”. Artículo publicado en Brújula Universitaria Nº13, Univalle, 2003 • Archivo Los Ti e m p o s • Fo t o s : Rodolfo Torrico y Los Ti e m p o s .
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Pizarro. Tuvo su primer asentamiento en la “Chacra del algarrobal”, en lo que actualmente es la plazuela Osorio. Ruiz de Orellana se constituye en un personaje muy importante en los acontecimientos de la fundación de Cochabamba por haber sido dueño de la mayor parte de tierras en las que se fundó la Villa de Oropesa. Según textos de José Macedonio Urquidi, el español adquirió los territorios de los caciques Achata y Co n s a vana, mediante un título de venta expendido en la Villa Im p e rial de Potosí en 1552. El precio fue de “130 pesos de buena plata cor ri e n t e” a la comunidad de Sipe Si p e, de acuerdo al volumen 16 de los expedientes coloniales. Al igual que Garcí Ruiz de Orellana, Pedro Estrada se avecindó en la región, pero Ge r ó n imo de Os o rio adquirió sus tierras para fundar la villa española y los compensó otorgándoles o t ra s. Es así que a Ga rci Ruiz de Orellana le cambiaron su propiedad por una ubicada en lo que hoy es la esquina de las avenidas Simón L ó p ez y Melchor Pérez de Holguín, donde trasladó su hacienda a lo que hoy conocemos como Casona de Mayorazgo.
Casona de Mayorazgo remodelada. En el pasado fue de Garci Ruiz de Orellana.
[ ] Virrey Toledo y Osorio
La primera fundación de la Villa de Oropesa tuvo lugar el 2 de agosto de 1571. Recibió este nombre en homenaje al título del Virrey Toledo, quien pertenecía al linaje de los Condes de Oropesa, en España. Realizó esta primera fundación el capitán Jerónimo de Osorio, un viejo soldado español que había guerreado en Flandes, Alemania e Italia, antes de llegar a América en el siglo XVI.
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donde la presencia estatal se hizo fuerte para s e rvir de contra f u e rte ante las arremetidas de los chiriwana. Om e reque tuvo tanta importancia que fue el centro vial de donde partían los caminos incaicos hacia Santa Cruz y Chuquisaca. Ot ro distrito de excepcional importancia fue Quillacollo, donde los incas constru yeron 2.500 silos de maíz con destino a todo el Imperio, acopiado en Tiquipaya, Co l c a p i rhua, Vinto, Cercado. Para la administración y control de estas qollqas, se edificó In c a r rakay, desde donde se exportaban los granos.
Llegan los ibéricos Se considera al expedicionario Garci Ruiz de Orellana el primer ibérico que habitó la Llajta. Llegó a la región hacia 1542, buscando f o rtuna junto a Pedro de Estrada y Francisco
LA VILLA DE OROPESA Cochabamba tuvo dos fundaciones: la prim e ra, a cargo de Gerónimo de Os o ri o, en 1571, y la segunda, por Sebastián Barba de Padilla, en 1574. De estas dos fechas, la primera es reconocida oficialmente y desde ese momento hasta nuestros días han transcurrido 437 años. Lo anterior tiene sustento en el laborioso trabajo realizado por José Macedonio Urquidi, autor de la obra “El origen de la Villa de Oropesa”, en la que se describen con escritos coetáneos recuperados de la época los acontecimientos de la fundación de la Villa, que dan testimonio claro sobre la participación de los actores y protagonistas de este histórico hecho. PRIMERA FUNDACIÓN En 1571, a través de una provisión del Virrey Toledo, Gerónimo de Os o rio fundó la Villa de Oropesa, actual Cochabamba. Pa ra comprender a cabalidad cómo se llevó a cabo este hecho, hay que retroceder antes del mencionado año. En lo que fueron los territorios de Canata, existían en el pasado diversas comunidades de procedencia étnica que logra ron conformar sus culturas de manera lenta y gra d u a l (canas, kari s, uru s, cotas, chanes, chues, guaraníes y mitimaes). A partir de 1542, estas po-
blaciones convivieron con los primeros inmigrantes españoles que llegaron hasta estos territorios atraídos por la fertilidad del suelo y las bondades del clima. Para ello, compraron t i e r ras de los indígenas o simplemente se asentaron en las tierras baldías existentes. Estos extra n j e ros fueron Garci Ruiz de Orellana, Pedro de Estrada y Francisco Pizarro. De ellos, Garci Ruiz de Orellana jugó un papel fundamental en los acontecimientos de la pri m e ra fundación, por haber sido dueño de la mayor parte de las tierras en las que se fundó la Vi l l a de Oropesa. En 1565, Gerónimo de Os o rio llegó a residir en Canata después de desposarse con Isabel de Quintanilla. Una vez asentado, con gran visión de futuro pensó en la necesidad de fundar una villa en el valle cochabambino. Logró contactarse con el Virrey Francisco Toledo y consiguió que lo comisionara a fundar la Vi l l a de Oropesa. Esta misión no fue fácil para Os o ri o, ya que tuvo que gestionar la adquisición de las tierras en las que fundaría la sede de la nueva villa. El lugar elegido fue la región de Canata, situada junto a los pueblos indios ya existentes. En esa época, el valle cochabambino era codiciado y admirado por los españoles por sus parajes, clima y la fertilidad de sus suelos, por ello los habitantes españoles se mostraron reacios a ceder sus posesiones a los requerimientos de Osorio. Por tal razón éste tuvo que realizar muchas gestiones antes de lograr su cometido. De hecho, Osorio tuvo que compensar a Garci Ruiz y otros peninsulares por la entrega de sus tierras. Es en este punto donde surge la controversia con la segunda fundación de la Villa, ya que muchos consideran que ésta no se produjo debido a que Gerónimo de Os o rio no logró cumplir el cometido encomendado por el Virrey Toledo. Según José Macedonio Urquidi, años después estos mismos personajes confirmarían y serían testigos de que Os o rio cumplió con la comisión que se le había encomendado. Así, el 15 de agosto de 1571, cumpliendo con la comisión que le otorgó el Vi r rey Fra ncisco Toledo, Gerónimo de Os o rio fundó Vi l l a de Oropesa. Más tarde, un ritual daría carácter oficial a la fundación. Según cuenta la historiadora Ítala de Mamán, en ese tiempo se acostumbraba a dar una vuelta en un brioso corcel en el cuad rado que constituiría la parte principal del poblado a organizarse, al que luego los españoles llamaron la "Plaza de Armas". Después tomaban una porción de tierra y la esparcían a
los cuatro vientos, se plantaba la bandera, el estandarte o la cruz como señal de fundación. Cabe advertir que Osorio otorgó el nombre de Villa de Oropesa al territorio recién fundado en honor al Vi r rey Toledo, quien era titular de los condes de Oropesa y cuyos dominios en España contaban con una villa de ese mismo nombre. A partir de esta fundación, Os o rio creó el cabildo Justicia y Regimiento e instauró la Casa del Pueblo o Ayuntamiento Municipal. Se nombró él mismo Presidente de esta institución y Corregidor y Justicia Mayor. Desempeñó estas funciones hasta diciembre de 1573. Os o rio murió cuando fungía como Alcalde Ord i n a rio de la Villa, fue enterrado en el antiguo templo de San Agustín, actual teatro Achá. SEGUNDA FUNDACIÓN Más allá de la supuesta primera fundación de la Villa de Oropesa, en 1571 por Jerónimo de Os o rio, hay una serie de datos históricos que sugieren una segunda fundación de part e de Sebastián Barba de Padilla en 1574. Esta segunda fundación habría sido resultado del desconocimiento por parte del Vi r rey Francisco Toledo sobre el cumplimiento efect i vo de la misión encomendada a Gerónimo de Osorio de fundar la Villa (1571) y señalar el sitio en el cual pudiesen los españoles edificar sus hogares.
La Plaza de Armas, siglo XIX, donde se habría fundado la Villa de Oropesa. Según el antropólogo y arqueólogo Da v i d Pereira, Osorio tomó posesión de las tierras de Garci Ruiz de Orellana, desconociendo que tenían dueño y parceló las mismas para otorg a rlas por lista a los españoles, cumpliendo la misión encomendada por Toledo. Dicha parcelación se convirtió, con el tiempo, en la actual zona de Las Cuadras. Según José Macedonio Urquidi, existen documentos que dan cuenta de que el mismo Sebastián Barba de Padilla ejerció funciones de Juez de Residencia en la propia Villa fundada por Os o rio hasta 1573. ¿Cuales fueron las razones que incitaron a Barba de Padilla a tomar contacto con el Vi r rey Toledo y tras lo cual tuvo lugar la segunda fundación? Los historiadores consideran que se pudo tratar de un intento de buscar una nueva y mejor ubicación para la Villa. Sin embargo, con el tiempo este argumento fue desvirtuado con distintos documentos que existen sobre la primera fundación, guardados en el Arc h i vo Hi s t ó rico Municipal de Cochabamba. Lo cierto es que Barba de Padilla fundó por segunda vez la Villa de Oropesa el 1 de enero de 1574, en los terrenos de la actual plaza 14 de Septiembre. En su afán de consolidar la fundación,
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Barba de Padilla trató de reunir las poblaciones originarias de la región en la naciente Villa. Así trató de edificar una nueva población. En tanto, las instituciones creadas por Os orio permanecieron, con la diferencia de que a la cabeza de las mismas estaba Padilla.
El emplazamiento de Canata ¿ Qué era Canata? ¿Dónde se encontra b a ? Pa ra empezar, ¿Canata o Kanata? La histori ografía nacional se refiere más bien a la primera, vale decir, Canata, y ello podría tener que ver con el origen que se le atribuye: Ca n a t a viene de los indígenas canas, los cuales habrían sido pobladores oriundos de las tierras aledañas a Cuzco y que se asentaron en el valle de Cochabamba antes de la llegada de los españoles. Este lugar, según explica el arqueólogo David Pe reira, era una ranchería que, p o s t e ri o rmente con el arribo de los peninsulares, se convirtió en la sede administrativa de la región, dependiente de la Audiencia de la Plata. Pero, más allá del viejo debate sobre la do-
Centro de El Pueblito, zona donde pudo haber estado ubicada Canata.
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ble fundación de la Villa de Oropesa, y de que si fue Jerónimo de Os o rio o Sebastián Ba r b a de Padilla el auténtico fundador, ¿cuál era el emplazamiento exacto de Canata y su relación con Villa de Oropesa? Di f e rentes historiadores y arqueólogos se han re f e rido al tema. Mientras unos dicen que la Villa de Oropesa se fundó en lo que era Canata, otros sostienen que fue “junto al pueblo de Canata” o “al sud de Canata”. A continuación, un resumen de lo que la historiografía nacional apunta sobre este hecho histórico. SAN SEBASTIÁN O LAS CUADRAS José Macedonio Urquidi escribe que la primera fundación de Villa de Oropesa tuvo lugar en 1571, a cargo de Jerónimo de Osorio, “al pie septentrional del cerro de San Sebastián”. Urquidi concluye que Canata estaba en el mismo sitio donde Os o rio hizo la fundación, al pie de la colina San Sebastián o en lo que hoy es la zona de Las Cuadras. PLAZA 14 DE SEPTIEMBRE Según el escritor Augusto Guzmán, hubo una sola fundación, la de Sebastián Barba de Padilla (1574). Canata, para Guzmán, fue la hacienda de Garci Ruiz de Orellana, donde Se-
bastián Barba de Padilla habría fundado Vi l l a de Oropesa. Ésta se encontraba en inmediaciones de la plaza 14 de Septiembre. SAN SEBASTIÁN O SAN MIGUEL Ed u a rdo Arze Quiroga re a f i rmó la tesis de Augusto Guzmán en sentido de que la fundación realizada por Barba de Padilla era la verdadera. Empero, no estuvo de acuerdo con él acerca del emplazamiento de Canata, pues sostenía que ésta se hallaba situada “entre el faldeo oriental de la colina de San Sebastián y el cerro de San Miguel”, re a f i rmando así la posición de José Macedonio Urquidi. “EL PUEBLITO” Pa ra Juan Villarías y David Pereira, el emplazamiento de Canata estaría al noreste, en Tupuraya. Por tanto, al norte de donde se habría fundado Villa de Oropesa, en 1571, en lo que hoy se conoce como “El Pueblito”.
La primera sublevación En 1730 comenzó el primer levantamiento de la población originaria contra los ibéricos. Los cholos cochabambinos encabezados por Alejo Calatayud se alzaron en arm a s, con lo que despertó la insurgencia en contra del poder ejercido por los españoles. UN LÍDER NATURAL Alejo Calatayud, el primer insurgente, nació alrededor de 1700, era hijo de Juan Ca l a t ayud y Agustina Espíndola Prado. Para 1730 estaba casado con Teresa Ramona Zambrana Villalobos. Algunos histori a d o res lo describen como un hombre despiert o, enérgico y resuelto. Con algunos aprendizajes elementales que le dio el catolicismo, se fue ganando el respeto y simpatía del círculo de art e s a n o s. Muy pronto, Calatayud fue reconocido como líder natural. Este mismo año, el Vi r rey Arm e n d á ri z nombró a Manuel Venero y Valverde juez revistador de la provincia de Cochabamba, para que estableciera la verdad sobre los impuestos que cobraban los corregidores. En ese tiempo, el corregidor debía empad ronar a los indios, para que paguen nuevo s impuestos. Éste no sólo empadronó a los indios, también incluyó a mestizos y criollos en la lista de los contribuyentes sin respetar las exenciones y privilegios que les había concedido la Corona. Pero el monto de cada tributo personal era
LA FIEBRE DEL ORO Durante algunos años, alrededor de 1740, circuló libremente el oro en Villa de Oropesa como valor canjeable con géneros y otras mercancías, especialmente finas bayetas y resistentes tocuyos, que salían de los obrajes de Alicante de Sacaba y de Quillacollo. En Tarata funcionaban numerosos telares y fábricas de jabón y de pólvora. De Carasa (Santiváñez) llegaban sin interrupción enormes cantidades de combustible doméstico, como carbón y leña. El oro había sido descubierto en las minas de Chuquicamata de Ayopaya. En breve tiempo, el esplendor fascinante de este pueblo, merced a su riqueza mineral, se desvaneció. Posteriormente, la producción agrícola toma gran impulso. Los hacendados del distrito producen infinidad de frutas (ciruela, durazno, uva, manzana, etc.) así como legumbres y hortalizas (lechuga, repollo, cebolla, tomate, locoto, etc.), yerbas medicinales, plantas de industria y diversidad de maíces, trigo, cebada, frijol y otros. Representación de la insurreción de 1730, protagonizada por Calatayud. incrementado por el Corregidor y las mercancías repartidas no eran objetos que requería el indio para su vida: repartían tinteros a quienes no sabían escribir y libros a quienes no sabían leer. Pese a ello, los indios estaban obligados a pagar precios elevados por los mismos. LA INSURRECCIÓN El pueblo cansado de tanto abuso se org anizó para enfrentar el poder arbitra rio y nombró a Alejo Calatayud su jefe máximo. Al mando de 3 mil hombres dispuestos a hacer respetar sus derechos, Calatayud dio inicio a la insurrección. Va l e ro, juez revistador de la Provincia de Cochabamba, anoticiado de la situación huyó a Oruro, dio parte a Potosí y a la Audiencia de Charcas de los sucesos y envió re f u e rzos a Cochabamba. El amanecer del 30 de noviembre de 1730, los insurgentes se enfre n t a ron contra los pen i n s u l a res defendiéndose con hondas, piedras, palos y cuchillos y causando numerosas bajas entre los realistas. Frente a esta situación, los representantes
de la Iglesia y los rebeldes lograron un acuerdo al que llamaron Capitulaciones. GOBIERNO DE LOS CRIOLLOS El mencionado acuerdo establecía, entre otros, la creación de un nuevo gobierno local ( g o b i e rno de criollos), sin desconocer la autoridad de la Real Audiencia de Charcas, ni del Vi r reinato de Lima, ni mucho menos del Rey de España. En este sentido, como primera medida se decidió nombrar autoridades entre las personas más distinguidas de la ciudad: José Ma ri scal Guerrero fue designado alcalde y Francisco Rodríguez Carrasco, registrador. Una vez instaurado el gobierno de los criollos, Calatayud fue traicionado por los criollos que, en función de autoridades, simulándose partidarios del pueblo, le tendieron una trampa y lo apresaron en la casa de Francisco Rod r í g u ez Carrasco. Calatayud fue trasladado a una cárcel, donde fue ajusticiado con la pena de garro t e. El 31 de enero de 1731 apareció colgado en una horca en la Plaza de Arm a s, p o s t e ri o rmente su cuerpo fue trasladado a la colina de San Sebastián donde fue descuartizado. La cabeza de Calatayud fue enviada a Chu-
quisaca para exhibirla en una picota, pero la noche del 19 de marzo desapareció misteri osamente de la plaza, donde se encontraba, y el palo en el que estaba fue arrojado a las puertas de la Real Audiencia. CIUDAD “LEAL Y VALEROSA” El 26 de mayo de 1786, por orden del rey Carlos III, la que hasta entonces era conocida como Villa de Oropesa, cambia de nombre por el de Cochabamba. El mencionado monarca instruyó que en adelante la villa fuera denominada ciudad “leal y valerosa” de Cochabamba, ello por haberse distinguido en la re p resión de los alzamientos indígenas de 1781. En sus partes más sobresalientes, esta orden instruye, además, que todas las cartas, provisiones u otros documentos públicos se intitulen y nombren como “Ciudad, leal y valerosa”. La calificación hace alusión directa a la intervención de Cochabamba en los levantamientos que tuvieron lugar en 1781. El 10 de febrero de 1781, Jacinto Rodríguez y Sebastián Pagador sublevaron al pueblo de Oruro contra los españoles, arg u yendo que ellos no debían integrar el Ca b i l d o, sino los naturales del país. El movimiento fue pert u r-
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La calle Esteban Arze, 1910. El nombre hace homenaje al héroe valluno. bado por la intervención de masas indígenas que fueron echadas de la ciudad, con la ayuda de fuerzas enviadas desde Cochabamba. En t re 1780 y 1781 se pro d u j e ron los alzamientos indígenas de mayor magnitud de la colonia. Tupaj Ka t a ri y Tupaj Amaru pagaron con sus vidas su deseo de sacudirse del yugo español. Cabe adve rtir que el cambio de nombre de Villa de Oropesa por el de Cochabamba se dio en el contexto de las Re f o rmas Borbónicas implementadas por la Corona española en todos sus dominios. En 1786 gobernaban ya las Intendencias. Cabe advertir que en 1784 asume la Go b e rnación e Intendencia de la región Francisco de Viedma. A partir de entonces, el centro urbano de la ciudad tendió a organizarse mejor, por ejemplo, comenzó el empedrado de las calles.
Sublevaciones y protagonistas Las gestas libert a rias de Cochabamba tuv i e ron va rios protagonistas. He aquí algunos
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de los más destacados. ESTEBAN ARZE El valiente caudillo que junto a Francisco del Rivero fue el organizador de la re volución cochabambina, Esteban Arze, nació en Ta rata en 1770. Fue perseguido por realizar actividades conspiradoras en contra de los peninsulare s, lo que lo obligó a refugiarse en Cliza, donde se dedicó a organizar un ejérc ito de patriotas con el que marchó sobre la ciudad de Cochabamba el 14 de septiembre de 1810, cuando estalló la lucha por la independencia. Tri u n f a n t e, Arze junto a Del Rivero marcharon con sus tropas hacia Oruro, donde form a ron un solo ejército con las tropas de Tomás Barrón para dirigirse juntos a La Paz; fue en el camino a esa ciudad, en los campos de Aroma, que se produjo la batalla con los realistas. Los insurgentes comandados por Fe rmín Piérola los ve n c i e ron y defendieron a O ru ro el 14 de noviembre de 1810. Tras estos acontecimientos, Esteban Arze acompañado de Francisco del Rivero y Piérola siguió su camino hacia La Paz, con el deseo de enfrentar a los ibéricos; no obstante, en la ru t a se toparon con los ejércitos de Goyeneche y fueron derrotados. Esteban Arze terminó sus días en la región de Beni, falleciendo en confinamiento en la región de Santa Ana, en 1815.
FRANCISCO DEL RIVERO Francisco del Rivero fue un memorable líder que guió la gesta libert a ria junto con Esteban A rze. No se cuenta con muchos datos sobre su vida antes de desatarse la revolución en Cochabamba, pero se sabe que fue el gran estratega de los hechos que se suscitaron en 1810. Tras los sucesos acontecidos en Chuquisaca y La Paz en 1809, se pronunció Buenos Aires por la autonomía en 1810. En este tiempo, la junta revolucionaria de Buenos Aires avanzaba hacia las provincias alto peruanas ocasionando dificultades a las autoridades españolas de Alto Perú. Vicente Nieto, presidente de Alto Perú, ordenó a una compañía de la tropa de Cochabamba unirse a las filas del ejército realista para oponer resistencia al avance de los patriotas a la Real Villa de Potosí. De esta manera, Del Rivero, Arze y Guzmán, que en ese tiempo f o rmaban parte del ejército peninsular, partieron hasta Oruro, pero allá no pudieron batir ningún combate. En medio de este clima, la Junta de Buenos Aires dispuesta a defender a Alto Perú de la tiranía del Virrey Abascal, envió un ejército hacia al norte; al enterarse el presidente Nieto de esta situación, ordenó la concentración de las f u e rzas de Cochabamba en Potosí. Según cita Augusto Guzmán en su obra “Hi s t o ria de Bo l ivia”, Del Rive ro, Arze y Guzmán, en conocimiento de la orden impartida, sopesaron sus a l c a n c e s. Aunque hijos de españoles habían dejado de ser españoles de corazón. Co m o c riollos anhelaban la patria. Se decidieron por la causa de los patriotas, naciendo así la revolución cochabambina. LOS HERMANOS GUZMÁN Melchor Guzmán Quitón fue un gallardo joven, descendiente de españoles, que desempeñó las funciones de oficial de las milicias. No se tienen muchos datos de su vida, pero se sabe que murió en Totora en 1818. Instalado en Cliza tomó contacto con Estaban Arze y logró incorporarse a los revolucionarios. Jugó un papel muy importante en la derrota del enemigo en Aroma. Fue uno de los personajes que protagonizó la gesta libert a ria cochabambina, junto a sus hermanos re volucionarios Me l c h o r, Justo y Manuel Guzmán. La mañana del 14 de septiembre de 1810, luego de seis largos años de haber soport a d o enfermedades, hambre y sequías, alistados bajo las banderas de la re volución, los Gu zmán y otros rebeldes en acción fulminante tom a ron el cuartel y derribaron el gobierno de Gonzales Prada. Con esta invasión se marca el inicio de la revolución cochabambina.
HEROÍNAS DE LA CORONILLA Cuando la milicia comandada por Arze y Del Rivero sufrió la derrota frente al ejército de Goyeneche, éste último pudo llegar más fácilmente hasta Cochabamba, por cuyas calles marchó el 27 de mayo, convencido de que encontraría una ciudad derrotada. Las mujeres cochabambinas anoticiadas de la derrota sufrida por la milicia, se organizaron para defender la ciudad a la llegada de Goyeneche. Así, Manuela Josefa Gandarillas, una anciana invidente, agrupó a las mujeres para defender la ciudad. Apostadas en la colina de San Sebastián, esperaron la llegada de las fuerzas de Goyeneche, a cuyo arribo Gand a rillas hizo resonar la frase “si ya no hay hombres, aquí estamos nosotras, para afro nt a rnos al enemigo y morir por la patria”. El enfrentamiento fue cruento y desigual; los peninsulares no tardaron en derrotar a las valerosas mujeres. Junto a Manuela Gandarillas (la anciana invidente) sacrificaron sus vidas Manuela Rodríguez (esposa de Esteban Arze), las herm a n a s Juana Ascui y Lucía Ascui, Manuela Saavedra de Ferrufino, Rosa Soto, Lucía Alcócer León de Chinchilla, María Isabel Pardo de Vargas, María Teresa Bustos de Salamanca y Lemoine, entre algunas. Todas ellas esposas, hermanas o madres de los combatientes perseguidos por Goyeneche y que acompañaban a Esteban Arze y Del Rivero.
Reformas Borbónicas A lo largo de todo el siglo XVIII, la dinastía de los Borbones orientó sus esfuerzos a recuperar el poderío comercial y militar de su país, aumentar los ingresos de la Corona, organizar y re f o rzar las defensas de todas las posesiones españolas. En este contexto, los Borbones centraron su atención en América como fuente de recursos para emprender una activa política e x t e rior en Europa. En este marco, se reorganizó la administ ración colonial y Charcas pasó a depender del Virreinato del Río de La Plata, cuya capital era Buenos Aire s. Se cre a ron también n u e vas instituciones, como las Intendencias, que se orientaron a mejorar la explotación de las riquezas coloniales y la recaudación tributaria. Cochabamba fue designada capital de la provincia de Santa Cruz de la Sierra, cuya jurisdicción comprendía Cochabamba y Santa
Monumento a las Heroínas de la Coronilla, un emblema de la región. Cruz, bajo la administración de un gobern ador intendente.
La Independencia del Alto Perú Primero habían sido Chuquisaca y La Paz, después Cochabamba. El 14 de septiembre de 1810, Cochabamba se alzó en armas contra el yugo español, adhiriéndose así al proceso lib e rt a rio que un año antes habían iniciado las mencionadas ciudades. Este levantamiento fue el punto de partida de una larga lucha por la emancipación, que tendría episodios importantes, así como muchos protagonistas. Singular importancia tuvieron Fra n c i s c o del Rivero, Esteban Arze y Melchor Gu z m á n Quitón, ya que fueron la punta de lanza de la lucha independentista, que hiciera de Cochabamba, a decir de los historiadores, patria de los héroes del Alto Perú; a la gesta valluna le siguió la de todos los pueblos de Alto Perú. En Buenos Aires, la Gaceta en su editori a l del 20 de noviembre había dicho: “El Alto Perú será libre porque Cochabamba lo quiere”. El 14 de septiembre de 1810, alrededor de mil hombres capitaneados por Rive ro y Arze tomaron el cuartel de Cochabamba y derribaron el gobierno de José Gonzales Prada. Los
acontecimientos fueron favorables para los insurgentes, pues los colonizadores huyeron, mientras que algunos fueron apresados. La revolución era un hecho. Pronto se reunió el Cabildo Abierto que nombró como nuevo Go b e rnador a Francisco de Rive ro y a Esteban Arze como jefe de las f u e rzas independentistas. Con esto se conformó la Junta de Guerra, la cual decretó que la lucha se daría en todos los límites de la Audiencia de Charcas. Y así fue. La victoriosa batalla de Aro m a , los cruentos enfrentamientos de Guaqui, Hamiraya y San Sebastián; éxitos y fracasos, episodios fulgurantes y otros dramáticos. Así fueron los 15 años de luchas emancipadoras que le costaron a Cochabamba la sangre y dolor de su gente. Finalmente, el 6 de agosto de 1825 se proclamó la independencia de lo que pri m e ro sería Bo l í var y después la República de Bolivia. En la nueva nación estaban incluidas las provincias del Río de La Plata: La Paz, Potosí, Santa Cruz y Cochabamba, las mismas que por De c reto Supremo del 23 de enero de 1826 se transformaron en departamentos. Así, la mencionada fecha es reconocida como el nacimiento de Cochabamba como departamento.
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[ ] Libertadores
Simón Bolívar
Uno de los primeros actos públicos, tras la gesta libertaria de 1825.
Cochabamba, la capital Simón Bo l í var dispuso en 1825 que la capital de la nueva República sería denominada Su c re, sin embarg o, no señaló dónde se encontraría esta capital, lo cual generó un año después acalorados debates en el Congreso. En vista de que no hubo consenso, los congresistas optaron por someter a criterio del Libertador la elección del lugar en la que se c o n s t ruiría la ciudad de Sucre. Como respuesta, el Libertador Bo l í var señaló que la capital sería la ciudad de Cochabamba. El Libertador encontró en esta tierra valluna ciertos atributos que la convertían en un espacio ideal para asumir la capitalidad de la nación recientemente libertada. “A las ve c e s la felicidad de la nación emana de las relaciones de su capital con los vecinos y con sus propias provincias. La cercanía al mar unida a la proporción de las distancias entre los extre-
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Es considerado “Padre de la Patria”. Fue fundador de la República, autor de la primera Constitución Política del Estado y fue nombrado presidente vitalicio de la República —que en principio se llamó Bolívar, en homenaje a él—, sin embargo, agradeció el honor y declinó aceptar el cargo. Simón Bolívar nació en Caracas (Venezuela) en 1783 y murió en Santa Marta (Venezuela) en 1830. Es libertador de cinco repúblicas: Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela y Bolivia.
m o s, a más de los medios de subsistencia y comodidades, son las primeras miras que se deben consultar en semejante caso”, decía la nota fechada el 4 de agosto de 1826. El Ma riscal Antonio José de Sucre, presidente de la República en aquel entonces, manifestó su acuerdo con el Libertador, que había puesto los ojos en Cochabamba como capital del país. Así, emprendió la constru c c i ó n de los edificios para el cuerpo legislativo en dicha ciudad. Sucre tenía particular interés en concluir las obras, pues tenía previsto reunir en 1828 el primer congreso constitucional en la capital de la República. En 1839, sin embarg o, los hechos diero n un giro. La Paz y Chuquisaca se disputaban la capitalidad de la República; por sus antecedentes históricos de ilustre ciudad de Charcas, fue escogida la segunda. Así, la capital Sucre fue establecida en dicho depart a m e nto. No obstante de este hecho, hasta fines del siglo XIX el Ejecutivo y el Congreso se establec i e ron alternativamente en Chuquisaca y La Paz, y ocasionalmente en Oru ro y Cochabamba. La denominada Re volución Federal, en 1899, daría un nuevo giro a los hechos. K
[ ] Antonio José de Sucre Luchó por la independencia del Alto Perú junto a Simón Bolívar. Fue Presidente de Bolivia entre 1826 y 1828. Creó varios ministerios y seis departamentos de Bolivia. Estableció las bases legales de la nueva nación y trabajó por su reactivación económica. Fue designado por Bolívar “Mariscal de Ayacucho” y es considerado también, junto a aquel, “Padre de la Patria”. Nació en Cumaná (Venezuela) en 1795. Murió en Berruecos (Colombia) en 1830.
La paz de los valles en los primeros años de libertad
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ras la conquista de la independencia y la constitución de la nueva República, los cambios se dieron a paso lento, más en unas regiones del país que en otras. En el caso de Cochabamba, después de 1825, mucho tiempo tardó ésta en dejar atrás el estilo colonial que había impregnado diferentes ámbitos de la cotidianeidad de sus hab i t a n t e s. La modernización llegó pausadamente; Cochabamba fue por mucho tiempo una ciudad rural, donde la calma provinciana invitaba al vivir vegetativo y sedentario. Así, Cochabamba ejecuta parsimoniosamente sus planes de progreso y de acuerdo a sus exiguos recursos comunales. Las calles estaban mal empedradas con piedras redondas recogidas del empobrecido río Rocha, cuyas aguas, sin embargo, crecían con las lluvias hasta desbordarse y anegar la ciudad. Era costumbre para los pobladores pudientes pasar el verano en las campiñas de Cala Cala, Qu e ru Qu e ru, Quillacollo y Vinto para d i s f rutar su temporada de baños y vacaciones campestres. IMPERCEPTIBLE EVOLUCIÓN En efecto, desde la fundación de la República, hasta fines del siglo XIX, se consuma un p e riodo histórico de casi imperceptible evolución urbana y que casi se prolonga hasta la Guerra del Chaco, suceso que, a decir de Agustín Fernández Pommier, marcaría el verdadero punto de quiebre con el pasado. Según Augusto Guzmán, el liberalismo si cambió algo en cierta profundidad con re l ación al periodo conservador, lo hizo en La Paz y Oruro, pero no en Cochabamba El Municipio sucedió al antiguo Ca b i l d o, convirtiéndose en el espacio de transición entre lo rural y lo urbano. Es esta entidad, conformada por “hombres de bien y de buena voluntad”, la que se encarga de conducir lentamente a la ciudad hacia el progreso. En enero de 1826, por decreto supremo, se crean las prefecturas. Los prefectos eran de-
pendientes y agentes del Poder Ejecutivo, con a t ribuciones circunscritas a lo político, administrativo y económico. En 1831 fue creada la Co rte Su p e rior de Dist rito con cinco ministros y un fiscal y jurisdicción terri t o rial en los departamentos de Cochabamba y Santa Cruz. Un año después, la Academia Bo l í var, de p racticantes juristas, y la Un i versidad Ma yo r de San Simón. De esta última saldrían hombres que más tarde dieron esplendor a la cultura boliviana. En el transcurso del 800, la población del
Una niña posa en una fuente de la plaza Colón en el siglo XIX. departamento sufre fluctuaciones ondulatorias sumamente sensibles que se registran en los cinco censos practicados: Año 1831: 226.000 habitantes; 1835: 162.000; 1845: 279.000; 1854: 322.000; y 1882: 176.760. En la descomposición demográfica del departamento (Censo 1845), se asignaba a los blancos (incluía a los mestizos) la cifra de 231.188 habitantes y a los nativos 43.747.
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acia finales del siglo XIX, part icularmente entre 1897 y 1899, la población cochabambina se redujo drásticamente, pues sufrió los embates de las epidemias de la fiebre intermitente y la fiebre tifoidea, causadas por la sequía. Por otro lado, se desató la Gu e r ra del Pacífico, que enfrentó a Bolivia y Perú contra Chile. Con relación a lo primero, el hambre y las e n f e rmedades elevaron los índices de mortalidad a cifras que no tenían precedentes. Escenas de horror indescriptible sucedían en la ciudad invadida por caravanas de menesterosos y famélicos, que llegaban a morir por inanición en las calles, rebasando el hospital y de los sanatorios improvisados. Entre mayo y julio de 1878, meses de invierno, fallecieron 1.237 personas. En enero de 1879, verano, 504 personas murieron en la ciudad, de las cuales 115 sucumbieron en las calles por falta de auxilio. En los dos años trágicos, Cochabamba pierde 5.444 vidas. En 1880, se siente el alivio con una mortalidad que baja a 779 defunciones. LA GUERRA CON CHILE Con relación a la Goooouerra del Pacífico (1879-1880), Cochabamba aportó sucesivos contingentes que engrosaron las diversas unidades de combate. Junto al renombrado regimiento Colorados de Bolivia, que alcanzó victoria en el Campo de la Alianza, actuó con heroísmo el regimiento Aroma, que estaba conf o rmado sobre todo por cochabambinos. La emergencia de enfermedades y el drama de la guerra, en ambos casos con severas consecuencias sobre las vidas humanas, impulsó la construcción del hospital Viedma. En 1879 arrancaron las obras de construcción y concluye ron en 1885, en el lugar que ocupaba hasta hace 11 años, en la avenida Aniceto Arce. Para entonces, la facultad de Medicina de la Un i versidad Ma yor de San Simón (UMSS) ya había sido fundada, en 1863, por el médico Juan de la Cruz Quiroga. Cabe mencionar, por otro lado, que en 1899 se desató la Revolución Federal y la sublevación indígena en la que fue protagonista Zárate Willka. Si bien estos sucesos (sobre todo el pri m e ro) tuvieron como escenari o principal La Paz y Oruro, también se desarrol l a ron en algunas provincias de Potosí y Cochabamba.
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Epidemias y guerras azotan a población EL ROCHA PUSO A TRABAJAR A TODOS LOS HOMBRES
LA CIUDAD A fines del siglo XIX así lucía la ciudad: los propietarios de las casas sobre la Plaza Mayor (hoy plaza 14 de Septiembre) comenzaron a c o n s t ruir las galerías de arcos pre e s c ritas por una ordenanza municipal. Un plano realizado en 1871 contenía 142 manzanas en el radio urbano de Cochabamba, donde existían pocas edificaciones y, más bien existían huertas protegidas por paredes. El número total de casas era de 1.956 y la población de 21.886 habitantes.
Un grupo de cochabambinos que participó en la Revolución Federal, en1899. La manzana de la Prefectura era por entonces toda de dominio público, excepto un pequeño sector de la esquina noreste. Hasta 1899, la única avenida de la ciudad era la de El Prado. Las plaza existentes entonces eran las siguientes: 14 de Septiembre, Colón, San Sebastián, San Antonio, Gonzales Vel ez (coliseo de toros, demolido), Santa Teresa (Granado), Antiguo Matadero y Osorio.
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urante todo el siglo XIX, La Paz fue la primera ciudad de Bolivia y en muchos casos sede de los gobiernos nac i o n a l e s. Tras la Revolución Federal de 1898, que instaló el gobierno definitivamente en La Paz, esta ciudad se fue convirtiendo de a poco en un polo de desarrollo, donde se concentraban las energías económicas y sociales. Este hecho fue respaldado por el afianzamiento de la economía del estaño que desplazó el eje Potosí-Sucre a La Paz-Oruro. Así, muchos cochabambinos, cansados de su vida casi aldeana, dejaron la “Llajta” para probar suerte en La Paz. At raídos por las perspectivas de pro g reso en la pujante ciudad, no sólo obreros y artesanos buscaron su radicatoria en ésta, si no también gente de clase media, entre ellos estudiantes y egresados de De recho en busca de cargos públicos, cargos menores en el comercio, la industria u otras ocupaciones independientes. GUANO Y SALITRE Pe ro más allá de nuestras fro n t e ra s, las pampas del Litoral recientemente arrebatado por Chile a Bolivia, se constituyeron en otro foco de atención para los migrantes que buscaban mejores oportunidades labora l e s. Los campamentos de explotación de guano y salitre contaron también con la fuerza de trabajo de muchos cochabambinos. Sin embargo, el trabajo minero consumió la salud de muchos vallunos, algunos de los cuales vo l v i e ron, después de muchos años, a su natal Cochabamba, aniquilados por enfermedades como la tuberculosis o la silicosis. Terminaron sus vidas en medio de la enfermedad y la pobreza. SIMÓN I. PATIÑO Entre aquellos “qhochalas” que alcanzaron la gloria fuera de Cochabamba, se encontraba Simón Iturri Patiño (1860-1947), quien fue una
Simón I. Patiño junto a su esposa Albina Rodríguez. de las figuras más célebres de la historia nacional, con gran influencia en la economía boliviana del siglo XIX. Nació en la provincia Santiváñez. Se trasladó a Oruro, donde comenzó a interesarse en la minería, en un periodo en el que se evidenciaba la caída de la plata. En 1900 descubrió en Llallagua la reserva estañífera más grande del mundo. Hasta 1910 su fortuna se consolidó y la modernización y mecanización de sus minas fue vertiginosa. Adquirió minas en Llallagua, Catavi, Siglo XX, Uncía y Huanuni. Posteriorm e n t e, compró empresas en Estados Unidos, Alemania, Inglaterra. También su poder económico llegó a Á f rica, Asia y Oceanía. Co n t roló buena parte del mercado mundial del estaño. Radicó en Europa y Estados Unidos. Murió en Argentina.
Cambio de siglo y ansias de progreso
LEGADO DE PATIÑO
Fundación Patiño En 1931, Simón I. Patiño tuvo la idea de crear en La Paz la Fundación Universitaria Simón I. Patiño, cuyo principal objetivo era formar una élite intelectual que permitiese al país deshacerse de su dependencia para con los especialistas extranjeros.
Banco Mercantil Simón I. Patiño estableció en 1906 el Banco Mercantil, el mismo que se encuentra hoy en la esquina de la calle Nataniel Aguirre y Calama. Aparte, construye dos suntuosos palacios, uno en la ciudad (actual centro cultural) y otro en Pairumani (Villa Albina). Miércoles 14 de Septiembre, 2011
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Pequeñas luces de modernidad
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os censos de 1882 y 1900 a s i g n a ron al depart amento una población de 176.760 y 328.163 habitantes, respectivamente. Esto demostró que la población casi se duplicó en un lapso de 18 años. El censo de 1900 registró en la ciudad y su pequeño distrito del Cercado, 36.222 habitantes. Creció la población y, asimismo, llegaron con el nuevo siglo las primeras señales de mod e rnidad, aunque en el fondo esta ciudad seguía teniendo una apariencia predominantemente rural.
Cochabambinos estrenan el servicio de tranvías alrededor de 1910. Miércoles 14 de Septiembre, 2011
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En 1905, Jesús Aguayo trajo a Cochabamba desde Estados Unidos los primeros automóviles modelos Tuxedo, Lenoux y Adams. Aguayo estableció servicio de diligencias y expresos motorizados a Tarata, Cliza, Punata, Arani, Sacaba, Quillacollo, Parotani, Capinota, y dentro la ciudad y sus campiñas. Posteriormente, hizo el servicio entre Oruro y La Paz. Esta empresa fue la pri m e ra en su género en Sud América y de a poco se fue reemplazando los coches de caballos. En 1906, como se dijo, Simón I. Patiño fundó el Banco Mercantil de Bolivia. En 1908, Rafael Urquidi fundó la Empresa de Luz y Fu e rza Eléctrica Cochabamba (Elfec) con capital suscrito por los vecinos de la ciu-
dad. Desde entonces ésta cuenta con alumbrado eléctrico y suministro de energía, en escala muy limitada, hasta 1967 en que se cubrió el déficit con las obras de Corani. En el ámbito del transporte, arrancó el servicio de trenes a Vinto –pasando por Quillacollo, donde ya se celebraba la festividad de Urkupiña- y al valle alto, hasta Arani, hecho que posibilitó la canalización de un intenso comercio de productos naturales. La prolongación del ferrocarril de Oruro en 1917 acentuó más el comercio y abrió perspectivas a la explotación forestal. Más adelante, Elfec implementó el servicio de tranvías urbanos a la campiña de Cala Cala. En 1925 se fundó el Ll oyd Aéreo Boliviano con la cooperación de la colectividad alemana. Esta empresa es una de las aerolíneas más antiguas de Sud América. A l rededor del mismo año comienzan los trabajos de alcantari l l a d o. Los defensivos del río Rocha fueron construidos periódicamente, con muros de contención o reparos de piedra en mallas de alambre que desaparecen con cada estación de lluvias. CIUDAD RURAL A pesar de todo lo anteri o r, que significó ciertamente pasos hacia la modernidad, Cochabamba no terminaba de salir de su condición de ciudad rural, al menos ésta es la visión del historiador Augusto Guzmán, expresada en su libro “Cochabamba”. El siguiente texto de Guzmán puede resumir en parte el espíritu de aquella época. “En las tres pri m e ras décadas del siglo las obras municipales (…) reciben impulso halagador. Em p e ro, los propietarios continúan en resistencia pasiva y los índices anuales de c o n s t rucción corresponden más propiamente a una capital de provincia que de distrito dep a rtamental. Es (Cochabamba) todavía, hasta después de la Gu e r ra del Chaco, una ciudad soñolienta, descansada y placenteramente ociosa. La burguesía de hacendistas o afincados vive sin mayores inquietudes acumulando ahorros para permitirse a lo sumo un viaje a Eu ropa. Las clases media y popular como no disponen si no del diario pasar, se deslizan blandamente entre los picantes y la chicha. No hay en Cochabamba gente que invierta capital alguno en industrias de porvenir (…)”. En t re 1932 y 1935 tuvo lugar la Guerra del Chaco. En este conflicto bélico entre Bolivia y Paraguay, se enlistaron por la causa nacional millares de hombres, entre ellos muchos cochabambinos, que dejaron sus hogares y que posteri o rmente perdieron la vida en los territorios que ahora son de Paraguay.
La ciudad despierta y comienza a andar
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omo consecuencia de la Gu e r ra del Chaco, Bo l i v i a p e rdió hombre s, territorio, riqueza y estabilidad monetaria. Este sabor a derrota, sin emb a rg o, de a poco fue convirtiéndose en un impulso que sacudió y dio nuevos bríos a los cochabambinos. Desde la fundación de Cochabamba, los años 1938 a 1952 constituye ron una cort a edad de oro en la que despertó la adormecida ciudad y echó a caminar con pasos más largos hacia el progreso.
Las obras de pavimentación de la ciudad c o m e n z a ron en 1938. Dos años después, en 1940, la ciudad ya tenía otro aspecto con el arreglo de las primeras 100 cuadras. El circulante aumentó —en 1939 la inflación era del 39 por ciento— y tonificó la economía local, de manera que los cochabambinos arreglaron y modernizaron sus viviendas, reemplazando los pisos de ladrillo y yeso con madera, cemento y mosaico. Alrededor de 1945, la construcción de inmuebles se intensificó, alcanzando un promedio anual de 345 casas por año. Los viejos parques polvo rientos aparecen de pronto decorados y mejor cuidados. Por otro lado, el Municipio, la Universi-
El distrito más poblado El censo de población de 1950 asignaba a la ciudad 80.000 habitantes y al departamento 493.431 habitantes, con una densidad de 9 hab./km2, siendo el distrito más poblado del país. En 1947, el departamento ocupaba el primer lugar del país en la producción de maíz, trigo y papas.
La ciudad se hace grande En 1939, Cercado tenía como parte de su jurisdicción las zonas de Chimba, Hipódromo, Sarco, Mayorazgo, Cala Cala, Queru Quero, Tupuraya, Muyurina, Las Cuadras, Alalay, Jaywayku y La Maica. El perímetro de la ciuEn 1905 llegaron los primeros autos a la ciudad. Detrás dad era de por lo meSanto Domingo. nos 5.000 hectáreas.
dad, la Prefectura, el Ejército y la Iglesia ejecutan obras importantes con apoyo del Gobierno central. En t re estas obras se encontraban la carretera a Santa Cruz, que cumplía cierta función económica facilitando la explotación de madera y productos agrícolas. COMERCIO La actividad del comercio adquirió un carácter más organizado y una apariencia más atractiva para captar el interés de los potenciales compra d o re s. A este hecho coadyuvó la llegada a partir de 1939 de migrantes judíos y, por otro lado, el establecimiento en Cochabamba de sucursales de varias casas importadoras de La Paz. Según el historiador Augusto Gu z m á n , entonces existían en la ciudad más de 1.600 casas comerciales. En materia de industria, habían industrias textiles, metalúrgicas, carpinterías, curtiembres, molineras, cerveceras y otras. Así mismo, existían alrededor de 300 establecimientos fabriles. Cabe apuntar que este periodo — Gobierno de Gualberto Villarrroel— fue favorable para la reorganización obrera y popular. En 1944, los trabajadores de Manaco, una de las industrias más importantes del depart a m e n t o, fundaron su sindicato, mientra s que los sastres, los ferroviarios y los gráficos se reorganizaron. Hay que mencionar también, que en la época funcionaban con re g u l a ridad las radioemisoras Popular, Ru ral, Cochabamba y Radio Nacional LAB; se editaban los periódicos El País y Los Tiempos, éste último fundado en 1943 por Demetrio Canelas. AGRICULTURA A partir de 1940, el Gobierno central tomó medidas para incrementar la producción nacional y reducir la dependencia del grano y la harina importados. En 1945 —según apunta el historiador Gustavo Rodríguez— el 83 por ciento de la harina producida por la Compañía Mo l i n e ra Boliviana era de procedencia cochabambina. El maíz era “la gallina de los huevos de oro”. Alrededor de un 80 por ciento del maíz tenía como destino los cántaros de chicha. Dato interesante es que nada menos que 24 millones de litros de chicha se produjeron (y se consumieron) como promedio anual, entre 1946 y 1950. Los crecientes impuestos que generaba la producción de chicha financiaron gran cantidad de obras urbanas. Cochabamba debía su progreso en gran medida a la producción chichera.
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La reconfiguración del nuevo espacio urbano
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n 1950, la ciudad de Cochabamba tenía 80.795 habitantes, cuatro veces más que en 1900. Al igual que en el resto del país, la población urbana creció pero era todavía una ciudad ru ra l ; Bolivia en general era eminentemente rural. A pesar del despertar del campesino tanto en altiplano como en los valles, la agricultura estaba en manos de grandes propietarios que c o n t rolaban la producción. La minería, que e ra la principal fuente de ingresos para el país, estaba manejada sólo por tres empresarios: Simón I. Pa t i ñ o, Ma u ricio Hoschild y Carlos Víctor Aramayo. Estos fueron algunos elementos del escenario de graves contradicciones económicas, sociales y políticas en el que tuvo lugar la Revolución Nacional de 1952, un proceso histórico fundamental que cambió el país. En este contexto, a partir de 1952 la ciudad de Cochabamba experimentó un inusitado aumento de su población en un 70 por ciento sobre el Censo de 1950, según apunta el historiador Augusto Guzmán. ¿Las razones? El despoblamiento de los c e n t ros urbanos provinciales y su concentración en la capital. Por lo demás, la ciudad sigue siendo un centro activo de irradiación demográfica, ahora ya no sólo a La Paz y a los centros mineros, sino también a Sa n t a Cru z . Desde el punto de vista urbanístico, los esquemas del estatismo tradicional fueron rebasados pese a que la Revolución Nacional de 1952 trajo la inflación monetaria y la falta de incentivos a la construcción. PROBLEMAS URBANOS Pero todo esto tuvo un precio. Cochabamba, caracterizada por su vida casi rural, de p ronto comenzó a sufrir una serie de sobresaltos que hizo más difícil la vida de sus ciudadanos. Según el arquitecto e historiador Hu mberto So l a res, la escasez de agua que era un castigo prácticamente permanente, la insu-
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ficiencia aguda de otras obras infra e s t ructurales (dre n a j e, pavimentación, alumbrado, desagües, etc.), es decir, los problemas del mismo signo, que en el pasado, pese a todo, e ran lleva d e ro s, por su magnitud se convirt i e ron en este periodo en un drama insoluble. En este contexto, las nuevas élites hacen de las carencias y restricciones, motivos para marcar su nueva condición de mando e influencia. La segregación social y espacial fue ganando terreno. Mientras la zona norte de la ciudad, conservaba parte de su verdor y recibía atención de los planificadores, el aspecto gris de la zona sur denotaba su pobreza y abandono. Según So l a res, los ricos de antaño y los "nuevos ricos" acaparaban los mejores sitios comprendiendo que la adquisición de tierras era una operación de valorización de capital y captación real o potencial de rentas sin mayor riesgo.
también se incorpora ron los excampesinos, gente que abandonó el campo y se instaló en la ciudad, sin dejar atrás su pobreza. La posibilidad de incorporarse a un espacio de oportunidades, cual era La Cancha, era un estímulo para ello. A decir de So l a res, el nuevo paisaje era el de un valle donde se intensificaban las agresiones al medio ambiente, se ampliaban las extensiones erosionadas y comenzaba a emerger el posteriormente perenne "hongo de polvo", donde hicieron su aparición las torrenteras, la contaminación atmosférica se hacía notoria y "la clima" que tanta fama dio a Cochabamba, daba señales de resentim i e n t o. Así, el paisaje que organizaba entonces la sociedad valluna expresaba los val o res esenciales que la cohesionan de arriba abajo, es decir, los sueños monetarios y las infinitas maneras de deteri o rar el medio ambiente para hacer realidad dichas aspiraciones.
La escasez del agua En la década de los 50, el agua provenía de las captaciones de Arocagua, sin embargo, éstas resultaban cada vez más insuficientes para cubrir la demanda de una población que estaba en aumento, por lo que se exploran depósitos naturales de la cordillera del Tunari. En 1970, el requerimiento de este recurso para la ciudad era de 500 litros por segundo y no contaba más que con 120 litros. En esta dinámica
La Plaza de Armas, un escenario para el encuentro , 1940.
La ciudad y el “boom” del neg ocio de la tierra
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oco se ha escrito sobre la historia de Co c h abamba en la segunda mitad del siglo XX. Uno de los escasos trabajos realizados sobre el tema c o r responde al arq u itecto e histori a d o r Humberto Solares, cuyo e n s a yo “Cochabamba: espacio y desarro l l o. Siglos XIX y XX” permite realizar una semblanza de aquel periodo, cuyas características no parecen haber cambiado mucho hacia nuestros días. A continuación, un re s u m e n de lo más destacado del mencionado ensayo. En la segunda mitad del siglo XX las tendencias mercantilistas que afloraron en la década de los años 50 se profundizaron, es decir, el agravamiento del proceso de destrucción de las tierras laborables y en general de los recursos naturales por el avance continuo de la urbanización. La ciudad crecía y modelaba su fisonomía al tenor de los impulsos de la oferta y demanda de tierras, sin ningún control municipal o fiscal. Los propietarios de tierras y diversos e s p e c u l a d o res de suelo urbano, convertidos en loteadores de oficio, fueron los verdaderos " p l a n i f i c a d o res" de la ciudad. De ahí que la densificación, el mejor aprovechamiento del suelo, etc., resultaran temas de poca consideración; lo importante era sacar el máximo de renta al suelo urbano. En consecuencia, un estilo de desarrollo se echó a andar, el cual explica la situación actual del valle central y la desproporcionada conurbación. MODELO DE ACUMULACIÓN Así, el negocio de tierras se hizo muy popular en la segunda mitad del siglo XX. Lo anterior expresa --sostiene So l a re s - que la economía regional, como efecto de la posición que tiene dentro de la economía nacional, no ha ofertado a la sociedad otra opción que un modelo de acumulación basado en la producción de ri q u eza a manos de un ejército de paupérrimos campesinos operando con medios de producción atrasados y parcelas sometidas a exc e s i va atomización y en el concurso de un sector industrial de di-
78 prefectos Entre 1825 y 2008, Cochabamba tuvo 78 prefectos. El primer prefecto del departamento fue el Cnel. José María Plaza, quien asumió el cargo el 14 de marzo de 1825.
Después de 1953 Construcción de: teatros Ópera y Ástor; hotel Ambassador; hospital Albina Patiño; Hogar de Niños Gota de Leche; clínica Copacaba; colegios Alemán Santa María, Maryknoll, Don Bosco, Esclavas del Corazón de Jesús, y otros.
Décadas difíciles Entre 1964 y 1982 Bolivia vivió un periodo de gobiernos militares y de gran inestabilidad política y económica. Estos gobiernos, en general, llevaron a cabo una política de reformas económicas conservadoras.
Una vista de la plaza 14 de Septiembre, hace 10 años. mensiones muy modestas, poco competitivo y tecnológicamente dependiente de insumos e x t e rn o s. Al lado de tan modesto apara t o productivo, ha surgido una enorme masa de opera d o res económicos impro d u c t i vos que han hecho de la economía informal y el negocio de tierras los dos pilares en los que han depositado sus esperanzas de prosperidad. El resultado es una ciudad cuyo cre c imiento es anómalo por no guardar pro p o r-
ción con la capacidad de la economía para a s e g u rar su sostenibilidad. La consecuencia es la realidad que padecemos en materia ambiental y, en general, con relación al nivel de calidad de vida que tenemos. Solares puntualiza que el minifundio es el eje del atraso ru ral y la fuente del paulatino deteri o ro de la economía campesina. Éste y otros factores, sobre todo el acceso desventajoso del productor campesino a la economía de mercado, han determinado la intensificación sostenida de la pobreza y todas sus secuelas, entre ellas la emigración en dirección a los centros urbanos como Cochabamba. Miércoles 14 de Septiembre, 2011
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17 cochabambinos gobernaron en Bolivia 16 hombres y una mujer nacidos en estas tierras vallunas estuvieron al mando del país en diferentes periodos de la historia. Algunos por la fuerza, otros por elección constitucional; unos dejaron más huella que otros.
José María Achá Comenzó en 1861 con fuerte respaldo legal, pero la oposición de la Junta de Gobierno desplazó su mando; decepcionó a la población por la tibieza de su carácter. Nació en 1810 y murió en 1868.
Mariano Melgarejo
Mariano Baptista
Eliodoro Villazón
Tarateño nacido en 1820, personaje polémico. Durante su dictadura (1864-1871) favoreció a la oligarquía y enajenó parte del territorio nacional. Cedió a Chile más de 150 km2. del Litoral. Murió en 1871.
El aporte más importante de su gobierno (1882-1896) fue el Tratado de 1895 con Chile, un acuerdo que, sin embargo, no se cumplió. Era un gran orador. Nació en 1832, murió en 1907.
Gobernó el país entre 1909 y 1913. Tuvo una política de austeridad; fomentó la educación y estableció el matrimonio civil. Creó el Banco de la Nación. Nació en Sacaba en 1848 y murió en 1939.
Carlos Blanco
Daniel Salamanca
Carlos Quintanilla
Gobernó de 1930 a 1931. Su accionar fue breve pero ejemplificador, tuvo como ideólogo a Daniel Sánchez Bustamante, quien hizo efectiva la Reforma Educativa. Nació en 1882 y murió en 1943.
En su Gobierno (1931-1934) ocurrió la Guerra del Chaco. Rompió relaciones con Paraguay. Su mandato se caracterizó por ser austero. Fundó el Partido Republicano. Nació en 1868, murió en 1935.
Asumió el mando del país cuando su antecesor (Germán Busch) agonizaba. Durante su mandato (1939-1940) favoreció al resurgimiento de los partidos tradicionales. Nació en 1888, murió en 1964.
Gualberto Villarroel
René Barrientos
Juan José Torres
Presidente de facto y después constitucional entre 1943 y 1946. Promovió la abolición del pongueaje y la organización del Primer Congreso Indigenal. Nació en 1908 (en Punata) y murió en 1946.
Tarateño nacido en 1919 y muerto en 1969. Fue presidente de facto entre 1964 y 1965, y constitucional de 1966 a 1969. Durante su mandato se combatió la guerrilla del “Che” Guevara.
Propuesto como presidente (19701971) por la COB. Puso en marcha la Fundidora de Vinto y nacionalizó la mina Matilde. Considerado un militar de izquierda. Nació en 1921 y murió en 1976.
Wálter Guevara
Lidia Gueiler
Guido Vildoso
Gobernó entre agosto y noviembre de 1979. Buscó respaldo para la reivindicación marítima. Ejerció varios cargos públicos, fue uno de los fundadores del MNR. Nació en 1912 y murió en 1996.
Nació en 1921. Fue nombrada Presidenta de la República en 1979, pero sólo gobernó por ocho meses, pues tenía muchas presiones políticas. Ejerció varios cargos públicos antes de ser mandataria.
Asumió el Gobierno de facto desde julio a octubre de 1982. Con él acabaron los gobiernos militares de Bolivia. Intentó sin éxito aplicar una serie de medidas económicas correctivas. Nació en 1937.
Jaime Paz Zamora
Jorge Quiroga
Eduardo Rodríguez
Fundó el MIR y organizó la res i stencia contra la dictadura de Hugo Ba n zer, con quien después gobernó. Durante su Gobierno (19891993) siguió la política neoliberal de Paz Este n ssoro. Nació en 1939.
Siendo vicepresidente de Hugo Banzer, pasó a ser presidente después de que se le detectara una grave enfermedad al General. Gobernó de 2001 a 2002. Es fundador de Podemos. Nació en 1960.
En 2005 fue presidente interino de Bolivia, tras la dimisión de Carlos D. Mesa. Antes fue presidente de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de la Judicatura. Nació en 1956.
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Pedro Blanco Ejerció la Presidencia de la República en 1828. Gobernó tan sólo cinco días. Figura en la historia como propiciador de la intervención peruana. Nació en 1795. Fue asesinado en Sucre en 1829.