Cochabamba histórica

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Retrospectiva Cochabamba primitiva

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n Ruinas incaicas de Incallajta, en el municipio de Pocona. Un fuerte construido por el imperio incaico, para resistir la arremetida de los chiriguanos.

os pri­me­ros ha­bi­tan­tes del valle cochabambino se establecieron hace unos 10 mil años, fue­ron ca­za­do­res y re­co­lec­to­ res. Dejaron sus hue­llas en Ka­ya­ra­ni (Co­lo­mi, pro­vin­cia Ca­rras­co) en for­ma de ras­pa­do­res y pun­tas de pro­yec­til. El año 2.000 a.C, lle­ ga­ron los pri­me­ros al­fa­re­ros, so­cie­da­des más com­ple­jas que com­bi­na­ban sus ac­ti­vi­da­des ar­te­sa­na­les de ce­rá­mi­ca con la agri­cul­tu­ra. Se es­ta­ble­cie­ron pre­fe­ren­te­men­te en Ai­qui­le (pro­vin­cia Cam­pe­ro), prueba de ello son las va­si­jas, objetos de ce­rá­ mi­ca mo­no­cro­ma, de for­ma glo­bu­lar (de glo­bo); tam­bién ke­ros (es­ pe­cie de va­sos), pi­pas, ins­tru­men­tos mu­si­ca­les en ce­rá­mi­ca y hue­so, así co­mo al­gu­nos ar­te­fac­tos agrí­co­las hallados en la zona. En el año 200 d.C, los an­ti­guos co­cha­bam­bi­nos se expandieron hacia Mo­jo­co­ya, al su­des­te del de­par­ta­men­to y al norte de Chuquisaca. Estos habitantes se destacan por trabajar la cerámica para la fabricación de cuencos con tres patas largas y planas, vasos embudos y jarras globulares. También desarrollaron el arte textil, la metalurgia, la cestería y tenían prácticas funerarias de momificación. En la zo­na de Tu­pu­ra­ya (hoy Cer­ca­do) se asentó otro gru­po hu­ma­ no, cu­ya ce­rá­mi­ca se ca­rac­te­ri­za­ por sus di­se­ños geo­mé­tri­cos en co­ lo­res ro­jo y ne­gro. Fa­bri­ca­ban va­sos y va­si­jas an­tro­po­mor­fas, dan­do nom­bre a lo que se de­no­mi­nó el “es­ti­lo Tu­pu­ra­ya”. Se expandieron, de acuerdo a los hallazgos, hasta Arani y Mizque.

Tiwa­na­ko­tas STAF:

En el siglo VIII, en su época expansiva, Tiwanaku se extendió al sur sobre el desierto de Atacama y Cochabamba, donde se establecen

principalmente en Omereque. Los tiwanakotas de­sa­rro­lla­ron va­rias es­tra­te­gias de ocu­pa­ción, en los va­lles se ar­ti­cu­la­ron con otros gru­ pos lo­ca­les de tra­di­ción cul­tu­ral di­fe­ren­te, pa­ra ob­te­ner e in­ter­cam­ biar pro­duc­tos ali­men­ti­cios y bie­nes sun­tua­rios. Su influencia llegó al valle central, pasando al valle alto y los valles calientes. En el siglo X, el imperio entró en crisis y colapsó en el siglo XII, surgiendo nuevos estados aymaras, entre ellos los collas, en la región donde floreció.

Expansión de los que­chuas

Los incas vieron que los límites de su imperio les resultaban pequeños, entonces, se lanzaron en procura de mayores conquistas y llegaron hasta lo que hoy es Bolivia. Sometieron a los aguerridos aymaras (dueños de esa región) y empezó un largo proceso de expansión en territorio aymara. Cochabamba, la niña mimada de los invasores, por la calidad y abundancia de maíz, es conquistada por Huayna Cápac quien consolida la presencia inca en Qhocha Pampa e inmediatamente, el Estado Inca reorganizó la provincia del Kollasuyo. Todos los pueblos existentes en la región fueron anexados a la cultura Inca. Los principales centros urbanos fueron Omereque y Aiquile, donde la presencia estatal se hizo fuerte para servir de contrafuerte ante la arremetida de los chiriguanos, que les hicieron retroceder. Mientras que Omereque fue el centro vial de donde partían los caminos incaicos hacia Santa Cruz y Chuquisaca. En Quillacollo, construyeron 2.500 silos de maíz, acopiado de Tiquipaya, Colparirhua, Vinto y Cercado. Para la administración y control de estas qollqas, se edificó Incarrakay (Sipe Sipe) desde donde se exportaban los granos.

• Coordinadora Suplementos: Jenny Cartagena • Diseño Gráfico: Juan Bernal • Selección fotografía y textos: Carlos Arce • Fotografía: Carlos López - Hernán Andia

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Época colonial La fundación de la Villa

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e con­si­de­ra al ex­pe­di­cio­na­rio Gar­ci Ruiz de Ore­lla­na el pri­mer ibé­ri­co que ha­bi­tó la Llaj­ta, quien llegó buscando fortuna en 1540, según unos datos, y otros, en 1542. Tu­vo su pri­mer asen­ta­mien­to en la “Cha­cra del al­ga­rro­bal”, en lo que ac­tual­men­te es la pla­zue­la Oso­rio. Le encantó el sitio, que vio apto para plantar huertos, de modo que se las arregló para regresar más adelante a parlamentar con los caciques de Sipe Sipe, y adquirir por ciento treinta pesos de plata las tierras donde está la ciudad, que los nativos llamaban Canata (por los Canas, habitantes originales del lugar), según consta en un acta de compra extendido en Potosí de 1552. Detrás de él llegó otro español, Pedro de Estrada, que adquirió las tierras vecinas a las suyas, y Gerónimo de Osorio, que hizo lo propio alrededor de 1565. En 1571, el Virrey de Perú, Francisco de Toledo, dio luz verde al proyecto de Gerónimo de Osorio de fundar una villa en las tierras al pie del cerro de San Sebastián. Para eso, Osorio le tuvo que comprar sus tierras a Ruiz de Orellana, dándole otras y a otros terratenientes, que se negaban a moverse de sus fincas. Es así que a Gar­ci Ruiz de Ore­lla­na le cam­bia­ron su pro­pie­dad por una ubi­ca­da en la es­qui­na de las ave­ni­das Si­món Ló­pez y Mel­chor Pé­rez de Hol­guín, don­de tras­la­dó su ha­cien­da, conocida hoy como la Ca­so­na de Ma­yo­raz­go. Osorio fundó la Villa de Oropesa el 15 de agosto de 1571, le dio ese nombre para honrar a su patrocinador, pues el Virrey tenía el título nobiliario de Conde de Oropesa, pueblo donde nació. A par­tir de es­a fun­da­ción, Oso­rio creó el ca­bil­do Jus­ti­cia y Re­gi­ mien­to e ins­tau­ró la Ca­sa del Pue­blo o Ayun­ta­mien­to Mu­ni­ci­pal. El mis­mo, se nombró Pre­si­den­te de es­ta ins­ti­tu­ción y Co­rre­gi­dor y Jus­ti­cia Ma­yor. Fungió como Alcalde Ordinario de la Villa, has­ta di­ciem­bre de 1573, fecha en la que mu­rió. Fue en­te­rra­do en el an­ ti­guo tem­plo de San Agus­tín, ac­tual tea­tro Achá.

Convivencia pacífica

A par­tir de 1542, las po­bla­cio­nes originarias existentes en el valle con­vi­vie­ron con los pri­me­ros in­mi­gran­tes es­pa­ño­les que lle­ga­ ron has­ta es­tos te­rri­to­rios atraí­dos por la fer­ti­li­dad del sue­lo y las bon­da­des del cli­ma. Pa­ra ello, com­pra­ron tie­rras de los in­dí­ge­nas o sim­ple­men­te se asen­ta­ron en aquellas que no estaban ocupadas. El 1 de enero de 1574, Sebastián Barba de Padilla, fundó por segunda vez la Villa en los terrenos de la actual plaza 14 de Septiembre, porque presuntamente Osorio no había cumplido con

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la misión encomendada por Toledo de fundar la villa y se­ña­lar el si­tio en el cual pu­die­sen los es­pa­ño­les edi­fi­car sus ho­ga­res. Se­gún la his­to­ria­do­ra Íta­la de Ma­mán, en ese tiem­po se acos­ tum­bra­ba a dar una vuel­ta en un brio­so cor­cel en el cua­dra­do que cons­ti­tui­ría la par­te prin­ci­pal del po­bla­do a or­ga­ni­zar­se, al que lue­go lla­ma­ban la “Pla­za de Ar­mas”. Des­pués to­ma­ban una por­ción de tie­rra y la es­par­cían a los cua­tro vien­tos, se plan­ta­ba la ban­de­ra, el es­tan­dar­te o la cruz co­mo se­ñal de fun­da­ción. Para el historiador José Macedonio Urquidi, la fundación efectuada por Osorio fue efectiva, pues le dio a la Villa el nombre del Virrey, fijó la sede y dotó de nuevas instituciones a la población española: el Cabildo, Justicia, Regimiento o Institución comunal de gobierno, con autoridades civiles, militares y eclesiásticas que funcionaron hasta antes de la llegada de Barba de Padilla, quien con la segunda fundación ratificó la primera, pues no introdujo ningún cambio sustancial a las medidas implantadas anteriormente por Osorio. El mayor cambio que se produjo, dice Urquidi, fue la asunción de Barba de Padilla al puesto que Osorio ocupaba, el de presidente del Cabildo y corregidor y Justicia Mayor.

Crece el descontento

Durante los siglos de vasallaje a la metrópoli, Cochabamba se desenvolvió con los rasgos característicos de las poblaciones establecidas en América por los españoles; adquiriendo, con todo, particular importancia por lo privilegiado de su suelo y el carácter altivo e industrioso y emprendedor de sus moradores, escribe José Macedonio Urquidi. Rápidamente de incremento la población en la región, fundándose sucesivamente diferentes villas y aldeas, y dando impulso a la agricultura y otras industrias. La minería de la altiplanicie consumía muchas existencias, siendo los pobladores originarios de los valles, sacrificados con penosos trabajos en los asientos mineros de Porco, Potosí, Oruro, Huancavelica, etc, a donde la avidez española arrastró sin piedad a los labradores del país. Sus cruentos y largos padecimientos motivaron ruidosa protesta y levantamientos colectivos, ahogados en sangre, del modo más despiadado, no obstante de ser aquellos portadores de costumbres civilizadas y creencias humanitarias. Agobiados los aborígenes por el trato humillante, sobrellevaban la férrea sujeción y sus infortunios, que parecían no tener término. Otra clase social, exenta de privilegios irritantes, era la mestiza, que convivía su suerte colmada de miserias, describe Urquidi.

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Alejo Calatayud (1705-1731)

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Desde joven se dedicó a la artesanía, haciendo joyas y esculturas de plata. El “platero rebel­ de” lideró la insurrección del 30 de noviembre de 1730. Ante la noticia de que se obligaría a los habitantes de la Villa, al pago de una contribución y un empadronamiento de los mestizos para que tributen. Calatayud se situó con 3.000 hom­ bres en el cerro de San Sebastián y en las pampas de Hayguayco, con banderas coloradas y a las voces de ¡Muera el Rey¡ ¡Muera al mal gobierno¡ combatió con los españoles. Este gobierno de rebeldes criollos duró dos meses del 1 de diciembre de 1730 al 31 de ene­ ro de 1731, día en que Calatayud fue capturado y asesinado. Su cuerpo fue despedazado y esparcido en los lugares más concurridos, y su cabeza enviada a Chuquisaca.


La primera sublevación de América La región rebelde

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n Representación de la sublevación de indígenas y criollos de 1730, liderada por Alejo Calatayud.

urante todo el tiempo de la colonia, en los valles cochabambinos, se suscitaron fricciones constantes entre la población originaria y los colo­ nizadores, sin representar grandes conflictos. Fue en 1730 que se dio el primer levantamiento, los criollos cochabambinos, liderados por Alejo Calatayud, se alzaron en armas, con lo que despertó la insurgencia en contra del poder ejercido por los españoles. En la sociedad colonial de 1730, los mestizos estaban destinados al trabajo artesanal, oficio que era trasmitido de padres a hijos por generaciones. En este medio se crió Calatayud.

Ese año, el Virrey Armendáriz nombró a Manuel Benero y Valero Revistador de la Provincia de Cochabamba, para que estableciera la verdad sobre los impuestos que cobraban los corregidores. En ese tiempo el corregidor debía empadronar a los indios, para que paguen nuevos impuestos. Valero no sólo empadronó a los indios, también incluyó a mestizos y criollos en la lista de los con­ tribuyentes sin respetar las exenciones y privilegios que les había concedido la Corona, lo que generó malestar. Calatayud reunió a 3 mil hombres entre indios, mestizos y criollos, que cansados de tanto abuso se enfrentarón, enarbolando las ban­ deras coloradas, al poder arbitrario, dispuestos a hacer respetar sus derechos y razones. Valero anoticiado de la situación huyó a Oruro, dió parte a Potosí y a la Audiencia de Charcas de los sucesos y envío refuerzos a Cocbabamba.

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Martín Uchu, el curaca rebelde Fue el héroe quechua más importante de los valles cochabambinos. Llamado el Curaca Re­ belde, porque era curaca de Sacabamba, secundó y coincidió con las insurrecciones de Tu­ pac Amaru en el Perú y Tupac Katari en La Paz, en el período 1780-1782, movimientos que pretendían romper el dominio peninsular. La noche del miércoles de ceniza del carnaval, el 28 de febrero de 1781 congregó una gran masa de gente e Inició las hostilidades contra la corona y para restaurar el antiguo sistema comunitario. Soliviantó a los pobladores quechuas de los valles y serranías de Cochabamba. Tomaron Sacabamba, incendiaron su capilla y lucharon a orillas de los ríos Itapaya y Caine. Uchu fue capturado el 19 de mayo y ejecutado el 25 de mayo de 1781.

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El amanecer del 30 de noviembre de 1730, los insurgentes se enfrentaron contra los peninsulares defendiéndose con hondas, piedras, palos y cuchillos y causando numerosas bajas entre los realistas. Los amotinados recorrieron calles y plazas, protestando de las abu­ sivas autoridades reales y del pago excesivo de las gabelas sin taza; rompieron las puertas de la cárcel, extrajeron presos, asaltaron las casas de varios españoles y ocuparon la cumbre de la colina de San Sebastián, haciendo flamear la noche del 29 de noviembre, el estandarte rojo de la rebelión. Derrotado el jefe Cardoque y Meseta, la multitud exaltada al fre­ nesí, sólo pudo calmarse por la mediación del clero, que logró un acuerdo con los rebeldes al que llamaron Capitulaciones. En ellas se estipuló, entre otros, no admitir corregidor europeo y elegir alcaldes criollos o naturales, sin desconocer la autoridad de la Real Audiencia de Charcas, ni del Virreinato de Lima, ni al Rey de España. En este sentido, como primera medida se nombró autoridades entre las personas más distinguidas de la ciudad. De esta manera, José Mariscal Guerrero fue designado alcalde y Francisco Rodríguez Carrasco (compadre de Calatayud) registrador. Éste último más tarde lo traicionaría y segaría su vida. Instaurado el gobierno de los criollos, estos le tendieron una tram­ pa a Calatayud, prepararon una fiesta en la casa de Rodríguez Carrasco para apresarlo. Sin que lo percibiera su gente, Calatayud fue trasladado a una cárcel, donde fue ajusticiado con la pena de garrote. El 31 de enero de 1731 apareció colgado en una horca en la Plaza de Armas, posteriormente su cuerpo trasladado a la colina de San Sebastián donde fue descuartizado. Su cabeza fue envia­ da a Chuquisaca para exhibirla en una picota; pero lo curioso es que la noche del 19 de marzo desapareció misteriosa­ mente de la plaza, donde se encontraba, y el palo en el que estaba fue arrojado a las puertas de la Real Audiencia. Poco después ocurrió un nueva rebelión de los compañe­ ros de Calatayud, que se levantaron en armas fueron derrotados, Cotrina, Gamboa, Amburgo y más tarde Nicolás Flores, cabecillas de la revuelta, fueron sacrificados por Carrasco y confisca­ dos sus bienes. No obstante, las sediciones y “alborotos” de esa época, que conmovieron los ámbitos del virreinato, no fueron apaciguados del todo en el caso de Cochabamba. El virrey Armen­ daris, preocupado or la sublevación de Calatayud, “que despertó la independencia americana”, tomó precauciones para conjurara nuevas insurrecciones.

Durante este período emergieron importantes líderes como Condori y Martín Uchu, pero todas las rebeliones que se levantaron fueron aplacadas por los criollos y españoles de la entonces Villa de Oropeza.

Ciu­dad “leal y va­le­ro­sa”

En reconocimiento a la re­pre­sión de los al­za­mien­tos in­dí­ge­nas de 1781 y posteriores, el 26 de ma­yo de 1786, el rey Car­los III, asciende a la Villa de Oropesa al rango de ciudad “Leal y valerosa”, y le cambia el nombre por el de Cochabamba. Asimismo, le da como premio una importante donación para la construcción de una fuente de agua en la plaza mayor, hoy plaza 14 de Septiembre. El escudo de armas de Cochabamba descrito por Francisco de Vied­ ma en su informe al Rey, con un círculo de cabezas degolladas y en el medio un león rampante, es interpretado como un testimonio de este hecho histórico. No obstante, Cochabamba demostró ser siempre leal y valerosa hacia su pueblo y no así a la realeza. Es durante la guerra de la independencia, que se inicia en 1810, que Cochabamba demuestra su vocación por la intervención en los conflictos sociales y políticos, sobre todo en aquellos en que la libertad estaba en juego y su per­ sistente contribución en el proceso emancipatorio altoperuano.

Insurrección indígena

En 1780, en la denominada “Era de la insurrección”, los indíge­ nas organizan la más grande sublevación contra el régimen español, involucrando a más de 200.000 indios. Los valles de Cochabamba se conmovieron con los ecos de la rebelión de Túpac Amaru, detalla la historiadora Ítala de Maman. Los insurrectos en el valle alto, Sacabamba, Matarani, Cliza, Punata, Tarata, y las zonas altas de Arque, Tapacarí , Ayopaya y otros lugares, levantaron banderas, afirmando ser soldados de Amaru.

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n Monumento de Alejo Calatayud, ubicado al final de la avenida Heroinas, en el

puente de Quillacollo.

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Francisco del Rivero (1755-1813)

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Nació en la Villa de Oropesa. Lideró el grito libertario del 14 de septiembre de 1810 como coronel del ejército realista y ese es su mérito mayor; así como su adhesión temprana a la causa independentista y a la revolución que estalló en Chuquisaca, La Paz y Buenos Aires. En agosto de 1810 el gobernador Gonzales Prada instruyó a Del Rivero y a los oficiales Esteban Arze y Melchor Guzmán “el Quitón”, dirigirse a la ciudad de Oruro para sofocar la insurrección indígena liderada por Victoriano Titichoca. El presidente de la Audiencia de Charcas, Vicente Nieto, ordenó concentrar tropas en Potosí, para hacer frente a los revolu­ cionarios que venían de Buenos Aires, pero Rivero, Arze y Guzmán prefirieron retornar a Cochabamba el 6 de septiembre y levantarse el 14 de septiembre.


La guerra de la independencia 15 largos años

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l proceso emancipatorio altoperuano fue persistente, en Cochabmaba tuvo una duración de 15 largos y tormentosos años, desde 1810 hasta 1825. El principal escenario de operaciones fue los valles interandinos, con una contribución a esa lucha de sus poblaciones durante todo ese período. El rol protagónico que tuvo Cochabamba en la guerra de la independencia es aludido en gran parte de la bibliografia regional como una caracteristica inherente, de región rebelde, Fue el lugar donde

n Uno de los primeros actos públicos, luego de la gesta libertaria de 1825.

con más persistencia, se luchó por la independencia. A comienzos del siglo XIX, Cochabamba había resentido seriamente la crisis del mercado potosino y su clase terrateniente se debatía entre la crisis de la agricultura, producto de las gravísimas sequías de 1804 y la hambruna, producto del desastre ecológico y el decadente comercio que obligaba a cifrar las esperanzas de reactivación económica en alternativas productivas y de mercados. En ese ambiente de incertidumbre, Cochabamba recibió las primeras noticias de la crisis política internacional. Por una parte, acababa de morir Francisco de Viedma, uno de los intendentes más representativos del régimen que la ilustración borbónica que

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Esteban Arze (1765-1815) Nació en Tarata, Cochabamba. Se incorporó en 1803 a las milicias de caballería de su ciudad natal, los Patricios de la Caballería de Punata donde obtuvo el grado de alférez y finalmente el de capitán, máximo grado que alcanzó en el ejército real. Al recibir instrucciones de incorporarse luego a las fuerza que se concentraban en Tupiza, junto a Francisco del Rivero y Melchor Guzmán, se adhirieron al movimiento emancipador. En Cliza. Arze armó a la gente del lugar y desde Tarata recorrió pueblos vecinos levantando a la población. Estableció en Paredón y Tarata talleres para proveer de armas. Arze efectuó varias campañas y hasta 1814 uno de los principales líderes del movimiento emancipador en el norte del Río de la Plata. En 1814 fue condenado al destierro en Moxos.

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n La calle Esteban Arze, 1910. El nombre hace homenaje al héroe valluno que lideró la sublevación del 14 de septiembre de 1810.

impuso en América; el gobierno interino del nuevo Intendente Gonzáles Prada, se debatía en conflictos cotidianos de toda índole. En este contexto, la convocatoria a la insurrección halló fácilmente adeptos en la región de Cochabamba, lugar donde emergieron los líderes más importantes de la primera fase de la guerra de la independencia, según la historiadora Ítala de Maman. La victoria de Aroma y los primeros años de lucha otorgaron a Cochabamba la famosa frase repetida en la Gaceta de Buenos Aires que decía: “El Alto Perú será libre porque Cochabamba quiere que lo sea”. De documentos consultados en los archivos de Perú y Argentina, se evidencia que durante los años de lucha emancipadora Cochabamba se convirtió en un proficuo taller de fabricación de armamento. Cochabamba registra durante la guerra de la independencia cuatro insurrecciones en el área urbana y múltiples en las zonas rurales con importante participación de la población indígena. ¿Cuál fue la contradicción principal que indujo a que en la región

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de Cochabamba, la gran mayoría de la población se inclinara a la lucha por la independencia? dice Maman es una de las muchas interrogantes para la historiografía, que queda aún por resolver e investigar.

El levantamiento del 14 de Septiembre

Luego de los levantamientos de La Paz (16 de julio de 1809), Chuquisaca (25 de mayo de 1809) y de Buenos Aires (25 de mayo de 1810), en Cochabamba, el pueblo se sublevó el 14 de septiembre de 1810, liderados por Esteban Arze, Francisco del Rivero y Melchor Guzmán, “El Quitón”. En es­te tiem­po, la jun­ta re­vo­lu­cio­na­ria de Bue­nos Ai­res avan­za­ ba ha­cia las pro­vin­cias al­to pe­rua­nas oca­sio­nan­do di­fi­cul­ta­des a las au­to­ri­da­des es­pa­ño­las de Al­to Pe­rú. Vi­cen­te Nie­to, pre­si­den­te del Al­to Pe­rú, or­de­nó a una com­pa­ñía de la tro­pa de Co­cha­bam­ ba unir­se a las fi­las del ejér­ci­to rea­lis­ta pa­ra opo­ner re­sis­ten­cia al avan­ce de los pa­trio­tas a la Real Vi­lla de Po­to­sí. De es­ta ma­ne­ra, Del Ri­ve­ro, Ar­ze y Guz­mán, que en ese tiem­po for­ma­ban par­te del

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Manuel Aniceto Padilla (1765-1843)

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Su recia e inquieta personalidad lo llevó al primer plano de la lucha independentista al lado de Cornelio Saavedra, Vicente Pazos Kanki y Jaime de Zudáñez. Estudió en la Universidad de San Francisco Xavier y en 1808 se radicó en Londres, donde frecuentó a Francisco de Miranda, precursor de la independencia venezolana. Viajó por varios países de América y Europa. Alimentó ideas independentistas, fue un re­ publicano radical, civilista y federalista. Fue uno de los pocos cochabambinos que tuvo in­ tervenciones tan intensas durante la guerra de la independencia y los primeros años de vida republicana. Fue elegido a la Constituyente en 1828, se opuso a invasión de Gamarra y defendió al Presidente Pedro Blanco, hecho que le costó el exilio.


n Una pintura sobre la batalla de la Coronilla, del 27 de mayo de 1812.

ejér­ci­to pe­nin­su­lar, par­tie­ron has­ta Oru­ro, pe­ro allá no pu­die­ron ba­tir nin­gún com­ba­te. En me­dio de es­te cli­ma, la Jun­ta de Bue­nos Ai­res dis­pues­ta a de­ fen­der el Al­to Pe­rú de la ti­ra­nía del Vi­rrey Abas­cal, en­vió un ejér­ci­to ha­cia al nor­te; al en­te­rar­se el pre­si­den­te Nie­to de es­ta si­tua­ción, or­de­nó la con­cen­tra­ción de las fuer­zas de Co­cha­bam­ba en Po­to­sí. Se­gún ci­ta Au­gus­to Guz­mán en su obra “His­to­ria de Bo­li­via”, Del Ri­ve­ro, Ar­ze y Guz­mán, en co­no­ci­mien­to de la or­den im­par­ti­da, so­ pe­sa­ron sus al­can­ces , en lugar de cumplir la orden, se regresaron a Cochabamba y organizaron el levamiento. A las seis de la mañana del 14 de septiembre de 1810, Del Rivero, Arze y los hermanos Guzmán, junto a unos mil hombres que lograron organizar tomaron el cuartel realista, un símbolo del poder de la corona española, y -ese mismo día- por la tarde organizaron un cabildo en el que decidieron cambiar de autoridades. Tras esa jornada, los cochabambinos lograron -con palos, hondas y más- que el gobernador de la ciudad, José Gonzales Prada, huyera. En breve se volvió a reunir el cabildo para nombrar como nuevo gobernador a Francisco del Rivero y a Esteban Arze como jefe de las fuerzas independentistas. Con es­to se con­for­mó la Jun­ta de Gue­rra, la cual de­cre­tó que la lu­cha se da­ría en to­dos los lí­mi­tes de la Au­dien­cia de Char­cas.

Bartolomé Guzmán

Y así fue. La vic­to­rio­sa ba­ta­lla de Aro­ma (noviembre de 1810), los cruen­tos en­fren­ta­mien­tos de Gua­qui y Ami­ra­ya, en esté último el ejército patriota fue vencido por la superioridad de los elementos bélicos del monarquismo, marcaron este período de luchas. Después de la derrota de Amiraya y consiguiente sometimiento, Goyeneche continuo su viaje al sur, pero apenas trasponía las serranías mizqueñas, los patriotas avivaron al movimiento revolucionario, mientras que Arze aprestaba nuevos elementos. Reorganizadas las fuerzas patriotas, se apoderon de la capital de la provincia (29 de octubre de 1811), derrocaron a las autoridades dejadas por Goyeneche y conformaron una Junta de Gobierno presidida por Mariano Antezana. Arce, general de las tropas revolucionarios, conformó un ejército de 3.000 hombres e hizo dos expediciones militares inmediatas, con distinto resultado: una sobre Oruro, que fue rechazada con pérdidas por Gonzáles-Socasa (16 de noviembre de 1811), en reñido combate librado en aquella ciudad, y otra sobre Chayanta, saliendo victorioso en Caripujo y Agua de Castilla, y volviendo a Tarata a principios de 1812. Estas nuevas sublevaciones en Cochabamba cambiaron los planes de Goyeneche de invadir Argentina y proclamó en Potosí y Sucre a sus huéstes. Su acción inmediata consistió en enviar a sus fuerzas

Desempeño un papel importante en el asalto al cuartel realista español, la madrugada del 14 de septiembre de 1810, que estuvo liderado por los patriotas Francisco del Rivero, Mel­ chor Guzmán , “el Quitón”, Esteban Arze, el cura Juan Bautista Oquendo y otros, y provocan­ do la destitución de las autoridades coloniales españolas. Lo singular de esta destitución fue la convocatoria al cabildo de la ciudad, es más, los vecinos propusieron que fuera un cabildo abierto, en el que nombraron como Gobernador Intendente a Del Rivero. Últimos documentos develan la actuación de Guzmán, que por su brillante comportamien­ to, fue nombrado secretario del nuevo gobierno y mereció, además, el ascenso militar a sargento mayor.

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n Un grupo de cochabambinos que participó en la Revolución Federal de 1899..

hacia Cochabamba con el fin de calmar los ánimos emancipadores. El objetivo era claro, recuperar la tuición de Cochabamba sin importar que en el camino de ese propósito los soldados saquearan todo a su paso. Arze volvió a salirle al encuentro, con un ejército inferior en número y armas siendo desbaratado cerca de Pocona, el 24 de mayo de 1812.

La batalla de la Coronilla

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Vencidas las milicias co­man­da­das por Ar­ze y Del Ri­ve­ro, el ejér­ci­ to de Go­ye­ne­che pu­do lle­gar fá­cil­men­te has­ta Co­cha­bam­ba, por cu­yas ca­lles mar­chó el 27 de ma­yo de 1812, con­ven­ci­do de que en­con­tra­ría una ciu­dad de­rro­ta­da. Esa toma no fue una pequeña expedición de Goyeneche, sino una movilización por cinco frentes, al mando de cinco oficiales realistas, entre ellos Marrón y Lombera, uno de los más sanguinarios, porque incendiaba casas con mujeres y niños en su interior, quien atacó por el norte (por eso Mariano Antezana salió a esperarlo a Colcapirhua); luego Huici, otros oficiales y el propio Goyeneche. La batalla del Kewiñal no fue el único obstáculo antes del episodio de La Coronilla, porque se libraron duras batallas en todo el trayecto de los cinco contingentes realistas hasta la derrota de las fuerzas de Arze cerca de Pocona. Entonces, la suerte de Cochabamba estaba

Juan Bautista Oquendo (1770)

sellada y esas fuerzas se concentraron en el valle. Un grupo de mu­je­res co­cha­bam­bi­nas ano­ti­cia­das de la de­rro­ ta su­fri­da por la mi­li­cia, y decidió organizarse para resistir a las tropas de Goyeneche. Mitre escribe que a grandes voces, en un reunión en la plaza las mujeres exclamaron: “si no hay hombres para defender nuestra patria, aquí estamos nosotras pa­ra afron­tar­nos al ene­mi­go y mo­rir por la pa­tria” y se lanzaron en desenfrenado alboroto a recoger las pocas armas que quedaban, palos, piedras y todo lo que pudiera ser utilizado en la batalla Apostadas en la co­li­na de San Se­bas­tián es­pe­ra­ron la lle­ga­da de las fuer­zas realistas. El en­fren­ta­mien­to fue cruen­to y de­si­gual; los pe­nin­su­la­res no tar­da­ron en de­rro­tar a las va­le­ro­sas mu­je­res. Cochabamba fue incendiada por la soldadesca realista en sus barrios principales, se le saqueo y se consumaron crimines inconfesables. Capturados los más notables patriótas, fueron decapitados y fusilados en el cadalso levantado en la Plaza de Armas y expuestos su despojos en picotas en las vías públicas y el cerro de San Sebastián. El gobernador Mariano Antezana, quien se encontraba refugiado en el convento de la Recoleta, fue capturado y decapitado a manos de un “Tribunal permanente de Pacificación” dirigido por los realistas Imas, Berriozábal y Cañete.

Obtuvo de sus padres una educación cristiana, que le impulsó al sacerdocio. “El clérigo oquendo era uno de los más ardientes sostenedores de la nueva causa. Desde muy joven se sintió indignado ante la humillación de su patria, y con esa fe, propia tan sólo de las almas grandes, contribuyó como el que más a la independencia”, dice Eufronio Viscarra. (…) “Así, en 1810, Arze y Guzmán fueron la acción del levantamiento de Cochabamba y Oquendo su palabra. Nadie como este último poseía el don de persuadir y de comover”. (Apuntes para la historia de Cochabamba), Manuel José Cortéz se refiere al famoso discur­ so que pronunció Oquendo el 23 de septiembre de 1810, terminada la misa y procesión cívica, tras las primeras tareas de organización de la Junta de Guerra.


n Uno de los primeros actos públicos, tras la gesta libertaria de 1825.

El escarmiento a la ciudad rebelde pasó todos los extremos de crueldad, al punto que el propio Goyeneche tuvo que ordenar el cese del saqueo y los propios realistas pidieron que el cacique realista Pumacahua cesara con sus crueldades, como que tuvo que salir de Cochabamba. Un año después, en 1813, Cochabamba se levantó de nuevo, las batallas duraron hasta 1815, fueron fusiladas 15 mujeres cochabambinas por su participación en el proceso. Luego los patriotas se refugiaron en las breñas de Ayopaya, Sicasica (hoy parte de Inquisivi) y los Yungas de La Paz en la gloriosa División de los Valles, donde actuó el Tambor Vargas hasta 1825.

Cochabamba, la capital

Después de esos 15 años de persistentes luchas, fi­nal­men­te, el 6 de agos­to de 1825 se pro­cla­mó la in­de­pen­den­cia de lo que pri­me­ro se­ría Bo­lí­var y des­pués la Re­pú­bli­ca de Bo­li­via. En la nue­va na­ción se incluyeron las pro­vin­cias del Río de La Pla­ta: La Paz, Po­to­sí, San­ta Cruz y Co­cha­bam­ba, las mis­mas que por De­cre­to Su­pre­mo del 23 de ene­ro de 1826 se trans­for­ma­ron en de­par­ta­men­tos.

Si­món Bo­lí­var dis­pu­so en 1825 que la ca­pi­tal de la nue­va Re­pú­bli­ca se­ría de­no­mi­na­da Su­cre, sin em­bar­go, no se­ña­ló dón­de se en­con­ tra­ría es­ta ca­pi­tal, lo cual ge­ne­ró un año des­pués aca­lo­ra­dos de­ba­ tes en el Con­gre­so. En vis­ta de que no hu­bo con­sen­so, los con­gre­ sis­tas op­ta­ron por so­me­ter a cri­te­rio del Li­ber­ta­dor la elec­ción del lu­gar en el que se cons­trui­ría la ciu­dad de Su­cre. Co­mo res­pues­ta, Bo­lí­var se­ña­ló que la ca­pi­tal se­ría la ciu­dad de Co­cha­bam­ba. El Li­ber­ta­dor en­con­tró en es­ta tie­rra va­llu­na cier­tos atri­bu­tos que la con­ver­tían en un es­pa­cio ideal pa­ra asu­mir la ca­pi­ta­li­dad de la na­ción re­cien­te­men­te li­ber­ta­da, según expresa en una no­ta de 4 de agos­to de 1826. El Ma­ris­cal An­to­nio Jo­sé de Su­cre, pre­si­den­te de la Re­pú­bli­ca en aquel en­ton­ces, ma­ni­fes­tó su acuer­do con el Li­ber­ta­dor y em­ pren­dió la cons­truc­ción de edi­fi­cios pa­ra el cuer­po le­gis­la­ti­vo en Cochabamba. Te­nía pre­vis­to reu­nir en 1828 el pri­mer con­gre­so cons­ti­tu­cio­nal en la ca­pi­tal de la Re­pú­bli­ca. Sin embargo, en 1839, La Paz y Chu­qui­sa­ca se dis­pu­ta­ban la ca­pi­ta­ li­dad de la Re­pú­bli­ca; por sus an­te­ce­den­tes his­tó­ri­cos, así la ca­pi­tal fue establecida en Chuquisaca.

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Heroínas de la Coronilla (1812) Ante la noticia de la derrota de Esteban Arze en la batalla del Kewiñal y como escaseaban los hombres, las mujeres cochabambinas ofrecieron defender la ciudad. El 27 de mayo de 1812 se amaron de cuchillos, palos y piedras, se trasladaron hasta la colina de San Sebas­ tián y juraron morir matando a los españoles. Existe una nómina de mujeres que combatieron al ejército de Goyeneche en la colina de La Coronilla, en la que destacan: Manuela Gandarillas, la abuela ciega; Rosa Soto, la nieta; Manuela Rodríguez de Arze, la esposa de Esteban Arze, Juana y Lucía Ascui, las hermanas Parrilla, Mercedes Tapia, María Pascuala Oropeza, Manuela Saavedra de Ferrufino, Lucía Alcocer, María Isabel Pardo de Vargas, María Teresa Bustos, entre algunas.

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n A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

n EN PROCESIÓN

Vista panorámica de Cochabamba, desde la colina de San Sebastián. En primer plano se destaca la plazuela de San Sebastián, más allá de la cual se extiende una ciudad incipiente aún, donde predomina un aire pueblerino.

Plazoleta y templo de La Recoleta a principios de siglo XX, cuyo estilo arquitectónico colonial no se conserva en la actualidad; la casona de la izquierda corresponde al actual edificio del Hotel Cochabamba. La escena corresponde a una procesión de fieles, entre ellos indígenas, que sale del templo.

n AIRE BUCÓLICO

n FINAL DE LA ALAMEDA

Templo del Hospicio, al frente de la Plaza Colón, rodeado de exuberante vegetación que da un aire bucólico al contexto.

En 1900 al final del paseo de El Prado el río Rocha transcurre apacible, dejando viable el tradicional vado que permitía el paso a Santa de Cala Cala.

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LA CIUDAD A TRAVÉS DE LOS OJOS DE LOS TIEMPOS •

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n la presente selección fotográfica ha regido un criterio de temporalidad para la selección, ordenado y presentación del mate­ rial. Todas las fotos han aparecido en ediciones del periódico Los Tiempos, desde que éste entró en circulación, allá por septiembre de 1943. Todas ellas reflejan, en imágenes, el devenir de la ciudad de Cochabamba desde principios del siglo XX hasta finales del mismo. Cochabamba —para bien o para mal— se ha ido transformando, pero a la vez hay una esencia en ella que se ha mantenido incólume. Esta secuencia fotográfica trata de mostrar ese devenir y esa permanencia, para desembocar en la ciudad que habitamos hoy.

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n ASÍ ERA EL PRADO

n AMIGOS COMPARTIENDO

Portal de la Alameda, paseo que se iniciaba en la Plaza Colón y concluía en el río Rocha.

Ya a principios del siglo XX era común encontrar a un grupo de parroquianos reunidos en una cantina en el paseo de la Alameda.

n CORRIDAS DE TOROS

Frontis de la antigua plaza de Acho, donde se realizaban corridas de toros. En el lugar se erige actualmente el coliseo de la Coronilla.

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n LA ALAMEDA

Paseo en coche o a caballo por El Prado. Pero el actual paseo que sigue siendo un lugar preferido por la población, estaba decorado entonces por Sauces y Álamos, que le valieron el nombre de “Alameda”.

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n …HASTA QUILLACOLLO

n DEL TRANVÍA AL AUTOMÓVIL

Esta estampa posee el encanto de las cosas pasadas. El tranvía que entre románticos traqueteos nos llevaba a Quillacollo, está aquí sobre el puente del río Rocha.

Con la llegada del automóvil la escala y uso de las calles cambió, para dar paso a la máquina que sería a partir de ese momento motivo de sus desvelos.

n ARRIBO DE LA PRIMERA LOCOMOTORA

El 17 de julio de 1917 llegó a Bolivia la primera locomotora y consiguientemente el primer ferrocarril a Cochabamba.

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n ENTRE ORURO Y COCHABAMBA

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A comienzos del siglo XX las diligencias tiradas por ocho caballos tardaban tres días entre Oruro y Cochabamba. La fotografía es de 1902 y muestra un sector del camino por las proximidades de Arque.


n LA LLAJTA DESDE AL AIRE

n LA PLAZA

Vista aérea de la ciudad de Cochabamba, en la mitad del siglo XX. Por esa fecha, en la ciudad habitaban poco más de 200.000 habitantes que gozaban de un clima benigno. Al fondo, destaca la presencia del imponente nevado del Tunari.

Otra foto aérea de la década de los años 60, en la que destaca la Plaza 14 de Septiembre con la Catedral Metropolitana. Al fondo se ve una urbe en la que todavía no están presentes las edificaciones de varias plantas.

n UN DETALLE DE LA CIUDAD

El convento de Santa Teresa, aledaño el pasaje Del Granado.

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n EL ESTADIO DESDE ARRIBA

El principal escenario deportivo de Cochabamba desde el aire, en septiembre de 1973. En la foto se puede ver una ciudad en continuo crecimiento con el río rocha atravesándola.

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n EL ESTADIO DESDE ARRIBA

n NUESTRA CASA

El principal escenario deportivo de Cochabamba desde el aire, en septiembre de 1973. En la foto se puede ver una ciudad en continuo crecimiento con el río rocha atravesándola.

El edificio del periódico Los Tiempos, poco después de su inauguración a finales de la década de los años 80, dándole una fisonomía distinta a la ciudad. La edificación fue merecedora del Premio Municipal a la Construcción.

n EL ARQUEOLÓGICO

n ARTERIA DE LA ZONA SUR

Esta estampa pondrá nostálgicos a muchos. Se trata del antiguo parque Arqueológico, en la avenida Ramón Rivero. En la actualidad el lugar es ocupado por el parque Vial.

La avenida Hernando Siles, en la zona sur de Cochabamba, en el tramo entre la avenida 6 de Agosto y la plaza Jayhuaico. Al fondo se puede apreciar la torre del templo de San Joaquín.

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n LA PAMPA

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Vista panorámica del mercado de La Pampa, a principios de la década del 70. Al fondo se puede observar la Estación de Ferrocarriles, y más allá la colina de San Sebastián con el monumento a las Heroínas de la Coronilla.


n LA ANTIGUA TERMINAL

Un anhelo de los cochabambinos que tardó en satisfacerse fue la construcción de la terminal de buses, tal como la conocemos ahora. Los buses interdepartamentales, hasta la década del 80, partían de la avenida Aroma, a la altura del edificio de ex CORDECO.

n ZONA SUR

Vista aérea de la todavía incipiente zona sur de Cochabamba, la cual se expandió a partir de la década del 80, cuando el gobierno de entonces dictó el Decreto Supremo 21060, provocando que ingentes cantidades de personas emigraran de las minas a la ciudad.

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n TRADICIÓN Y MODERNIDAD

Al fondo podemos apreciar el puente hacia la zona de Cala Cala, recién inaugurado en la década del 90. El señor, con aire tradicional, contrasta con el trasfondo moderno.

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18 cochabambinos gobernaron Bolivia Pedro Blanco Soto

1795-1829. Militar, gobernó cinco días, desde el 26 de diciembre de 1828 hasta el 1 de enero de 1829, día en el que fue asesinado en Sucre por sus opositores.

Mariano Baptista

1832 -1907. Político, periodista y abogado. Gran orador, gobernó entre 1892 y 1896. Fue diputado en diversos periodos y ministro de Relaciones Exteriores.

Daniel Salamanca

1868- 1935. Abogado. gobernó entre 1931 y 1934. Durante su mandato estalló la Guerra del Chaco (19321935), que agravó la situación económica del país

René Barrientos

1919 -1969. Militar, gobernó en tres períodos: 1964-1965 (de facto), 1965-1966 y 1966-1969 (elegido). En su gobierno (1967) se inició la guerrilla comandada por Ernesto “Che” Guevara.

Lidia Gueiler Tejada

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1921-2011. El 16 de noviembre de 1979, el Congreso la eligió como Presidenta Interina, convirtiéndose en la primera mujer gobernante.

Gonzalo Sánchez de Lozada

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Nació en 1930. Empresario, gobernó en dos períodos, luego de ganar en las elecciones, 1993- 1997 y 2002-2003. Ante las revueltas sociales de octubre de 2003 se vio obligado a renunciar. Desde entonces reside en Estados Unidos.

Pedro Blanco

Mariano Melgarejo

1810-1868. Militar, gobernó desde el 4 de mayo de 1861 hasta el 28 de diciembre de 1864. Derrocó con un golpe de Estado a José María Linares.

Tarata,1820-Lima,1871. Militar, se autoproclamó presidente el 28 de diciembre de 1864, gobernó hasta el 15 de enero de 1871. Fue asesinado por su cuñado.

Eliodoro Villazón

Carlos Blanco Galindo

1848-1939. Político, abogado y periodista. Triunfó en las elecciones de 1909 gobernó hasta1913. Fue uno de los fundadores del Partido Liberal.

Carlos Quintanilla

1888 - 1964. Militar, a la muerte de Germán Busch fue nombrado por el ejército Presidente, en agosto de 1939, gobernó hasta abril de 1940 .

Juan José Torres

1920-1976. Conocido popularmente como JJ (Jota Jota), fue militar de carrera, gobernó entre 1970 y 1971. Asumió la conducción del gobierno por medio de un levantamiento popular.

Guido Vildoso

Nació en 1937. Militar, gobernó 78 días, entre julio y octubre de 1982. Fue el último gobierno de facto, luego de éste se restituyó la democracia en el país.

Jorge Quiroga

Nació en 1960. Ingeniero industrial de profesión. Tras la renuncia de Hugo Banzer Suárez a la Presidencia, siendo vicepresidente pasó a ocupar esa función.. Gobernó desde el 7 de agosto de 2001 hasta el 6 de agosto de 2002.

1882-1943. Militar, fue presidente interino a la caida de Hernando Siles el 25 de junio de 1930 y gobernó hasta marzo de 1931. Se ocupó de reformar la Constitución.

Gualberto Villarroel

1908-1946. Militar, gobernó desde1943 hasta1946, cuando fue derrocado por una turba, que lo sacó del Palacio de Gobierno y una vez muerto lo colgó en la plaza Murillo.

Walter Guevara

1912-1996. Fue nombrado Presidente interino por el Congreso, gobernó durante tres meses de agosto a noviembre de 1979. Fue derrocado por Natusch Busch.

Jaime Paz Zamora

Nació en1939. Gobernó entre1989 y 1993, además fue vicepresidente, en el goiberno de Hernán Siles, entre 1982 y 1984. Fundador del MIR en 1971.

Eduardo Rodríguez

Nació en 1956. Abogado de profesión. En 2005 asumió la Presidencia de forma interina luego de la dimisión de Carlos D. Mesa. En ese momento fungía como presidente de la Corte Suprema de Justicia. Goberno hasta el 22 de enero de 2006.


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