Cultura artística

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Cochabamba | Año 2015 | Lunes | 14

de

Septiembre

Objetos de señalética ocupan el patio del Centro Artístico Cultural Municipal Bicentenario. | Daniel James

La fachada del Centro Artístico Cultural Municipal Bicentenario. | Daniel James

cultura | Han pasado 15 años del nuevo siglo XXI y los escenarios cochabambinos, donde se

aprende y se expone arte, no pueden salir del estancamiento

El arte en Cochabamba, sin espacio para crecer Claudia Gonzales ochabambinos y cochabambinas notables en las artes, sí que los hubo y los hay: Adela Zamudio, Demetrio Canelas, Augusto Céspedes, Jesús Lara, Raúl G. Prada y Mario Unzueta, sólo por citar algunos de entre los muertos y entre los vivos hay que tener cuidado con obviar algún nombre, porque son cada vez más y cada vez más buenos y es por eso también que los escenarios quedan chicos, estancados o convertidos en elefantes blancos. Hace cinco años que autoridades visionarias decidieron expropiar el Colegio Mejillones y convertirlo

C

en el Centro Artístico Cultural Municipal Bicentenario, “con el objeto de promover políticas culturales de nuestra ciudad, estimular iniciativas culturales de Cochabamba y fomentar la diversidad cultural de nuestro municipio”. Sin embargo, el ex Mejillones tenía “inquilinos municipales”, que aún se niegan a abandonar este espacio –en cuya refacción y restauración se han invertido miles de bolivianos–, alegando que no hay dónde puedan llevar sus costosas pertenencias y con ese argumento han pasado por encima de artistas y varias autoridades culturales. Así, este lugar donde deberían estar expuestas las obras de arte que se deprecian en depósitos poco adecuados y donde todas las artes loca-

La nueva Escuela Raúl G. Prada el día de su inauguración, en diciembre de 2014. | José Rocha

les y sus artistas (legítimos y adoptados) deberían pulular día y noche, sigue convertido en una gran y magnífica instalación de arte contemporáneo “creada” en base a luminarias, semáforos, postes, carteles decomisados y demás menajes de señalética. Y si de elefantes blancos hablamos, el Teatro Ulises Hermosa ha sido desplazado por el hermoso palacio de cristal que es la nueva Escuela de Artes Raúl G. Prada, inaugurada con mucha ilusión el año pasado –con dinero de Bolivia Cambia Evo Cumple— y que hasta el día de hoy no ha sido habitada, mientras los futuros talentos siguen aprendiendo escultura y acuarela entre paredes, puertas y ventanas desvencijadas y un incómodo olor a orín de gato.

Un estudiante de la Raúl G. Prada en la vieja casona donde aún funciona la escuela. | carlos López


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