Cuando Bianca, la reservada azafata, conoce al multimillonario hotelero James Cavendish pierde toda la compostura.
Para ser una chica que fácilmente hace malabares con una bandeja de copas a kilómetros de altura y tacones, se siente sorprendentemente una pusilánime en su primer encuentro. La comúnmente Blanca apenas puede apartar la mirada de su electrizante mirada turquesa. Sus ojos la retan y atraen, son imposibles de resistir, a pesar de que es una chica que normalmente da una negativa a todo.
Bianca está acostumbrada a lidiar con supermodelos y estrellas de cine, pero James Cavendish pone a todos en vergüenza si se trata de atractivo. Ojalá fuera sólo su aspecto lo que encontrara tan irresistible en ese intimidante hombre, ya que así podría ignorar sus atenciones. Pero lo que más llaman su atención es la fuerza dominante que parece tener sobre ella desde el momento en que se encuentran, y la promesa de placer y dolor que se lee en sus ojos.