Rosalia de Castro. Plantilla de comentario

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Departamento de Lengua Castellana y Literatura. Rosalía de Castro. Guía para el comentario.

Índice de temas El dolor La esperanza La saudade La naturaleza La naturaleza, los árboles La religiosidad Los tristes El tiempo La sombra, lo sombrío El ansia Poesía social La huida El amor Costumbrismo Los sueños Las murmuraciones La naturalidad ante lo extraordinario Las sombras (los muertos) La escritura

páginas 1, 8, 15, 23 página 1, 15 página 1 páginas 3, 5, 8, 12, 19 página 9 página 3 página 5 página 6 página 6, 1 página 8 página 9 página 10 página 11, 14 página 12 página 16 página 16 página 16 página 20 página 22

Índice de recursos

Símbolos Reiteraciones Metáforas Contrastes Interrogaciones Las descripciones Comparaciones

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Poema: Ya que de la esperanza, para la vida mía Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor. Hay que notar que este texto forma parte de una composición mayor, Orillas del Sar, que es el poema con que se inicia la obra. Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. Rosalía nos habla de su propio dolor, que es la justificación última de su existencia. El dolor (M.M) El dolor es, sin duda, el tema más importante en la obra de Rosalía. Desde el poeta al crítico y al historiador de la literatura, todos coinciden en señalar la hondura con que la poetisa vivió esa realidad. Los matices que el dolor tiene en su obra son innumerables: dolor por la tierra lejana, dolor del amor perdido, dolor por la injusticia social, dolor por desgracias concretas, dolor de soledad, «dolor de vivir...» . El conjunto hace que su obra tenga un tono especial, dolorido, diríamos con una redundancia. La insistencia en el tema podría parecer monótona si Rosalía no hubiera superado los límites de su propio dolor para darnos la expresión del dolor de ser hombre. La esperanza (M.M). La esperanza es cualidad temporal del espíritu humano, propia de la juventud y pasajera como ella.[...] Esta pérdida de la esperanza forma parte de una pérdida de la alegría que va inevitablemente ligada al paso de los años. […]En su último libro, Rosalía considera que la esperanza ha terminado para ella. La esperanza, como el amor, tiene una vida efímera. Llega un momento en que hay que enfrentarse con el hecho de su pérdida definitiva, de que el tiempo del amor, el tiempo de la esperanza han pasado para siempre. La saudade (M.M.) Encontramos en la saudade ontológica de Rosalía una honda amargura, la vive como una limitación. Es como si Rosalía hubiera intentado romper los límites de su ser y comprobara con dolor el fracaso. Creo que el ejemplo más claro de esto está al comienzo de “En las orillas del Sar”. Ver Las sombras, lo sombrío (M.M.) Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación . La autora utiliza como base el verso heptasilábico. Por ello, emplea versos de 14 y 7 sílabas (de éstos últimos sólo el 4, 7 y 10). La rima es consonante o perfecta, con la salvedad de que dos de los versos quedan sueltos (sin rima). El esquema métrico es el siguiente: 14A 14B 14A 7B 14C 7A 14- 14D 14D 7-. Recordar que el verso de catorce sílabas recibe el nombre de alejandrino y que será uno de los metros más importantes del Modernismo.

Dado que todos los poemas forman parte de la misma obra de la autora, se puede escribir una presentación destinada a introducir todos los poemas de la antología. En todos los poemas de la antología habrá que comentar la libertad métrica en las composiciones – rasgo propio del Romanticismo--, que se manifiesta tanto en la composición de las estrofas, como en la diversidad de metros.. Habrá que comentar asimismo, cuando corresponda, el uso de la rima asonante

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Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado. En la primera estrofa evoca el paisaje de Padrón, contrastando el pasado y el presente, éste último con un ánimo claramente pesimista. En el resto del poema aparece la imagen del viajero –otro yo de la autora– que busca el sosiego, la paz y la felicidad, pero sin conseguirlo, ya que la naturaleza presenta una renovación constante que no es posible en la naturaleza humana, que no puede recuperar su juventud. El sujeto poético muestra que ha perdido cualquier tipo de esperanza, su corazón está tan desolado que hasta «la blanca luz del día» puede ser un motivo para aumentar su «amargura». Sólo su alma en su «desierto» puede servirle de refugio. Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto . Observamos un contraste –antítesis-- entre la blanca luz del día y el negro nido. Todos los símbolos tienen connotación negativa, que aumenta por la adjetivación que oscurece el posible símbolo positivo. Así, nido, que podía tener un sentido positivo, lo pierde al ser acompañado por el epíteto negro; asimismo, al ave le acompaña el adjetivo agorera. El antro aparece escondido. A esto se le añade las palabras sepulcro, muerto, triste y olvido. Símbolos (M.M.) El símbolo es uno de los grandes recursos estilísticos empleados por Rosalía. Es recurso de madurez. [...] Aunque no siempre el significado del símbolo está perfectamente claro, sí podemos hacer una clasificación provisional de carácter temático Distinguiremos así símbolos de la soledad, del acabamiento, de la muerte, de la vida, del dolor, etc. […] No siempre que Rosalía emplea un elemento -ser, objeto- con carácter simbólico lo repite con el mismo significado. En otras palabras, mientras que las sombras negras, la oscuridad, la noche vienen a representar generalmente vivencias dolorosas, otros símbolos simbolizan realidades distintas. Reiteraciones (M.M.). Si se nos preguntara cuál es el recurso expresivo más usado por Rosalía, habría que contestar sin duda que es la reiteración: reiteración de conceptos, de palabras, de frases, de formas sintácticas, de estructuras... […] La repetición va íntimamente enlazada muchas veces al contraste en Rosalía, de tal modo que el efecto predominante es el de oposición de dos términos, supeditando el efecto de la repetición al del contraste. […]La reiteración se nos presenta en Rosalía como la forma más inmediata y sencilla de expresión de sus preocupaciones fundamentales. Echando una ojeada a las palabras y frases que en más ocasiones han sido objeto de repetición, nos encontramos con que representan también los temas más importantes de su visión del mundo: la tristeza, el dolor, las sombras, la soledad, la caducidad del hombre, el ansia insaciable, la búsqueda de algo desconocido... De la abundancia del corazón habla la boca; Rosalía insiste, repite aquellos temas que la preocupan. La repetición es la forma que adopta su interés ante determinadas realidades. Dos factores determinaron así el uso de la repetición en nuestra poeta. Por una parte, la influencia de los cantares populares desarrolló en ella el gusto por los ritmos reiterativos. Por otra, la repetición se muestra como la forma más inmediata y fácil de dar expresión a unas ideas que interesan vivamente al sujeto. Ritmo -popular- y afectividad son, pues, las constantes que rigen el empleo de la repetición en Rosalía. . Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

En general, será preciso comentar, quizá en la conclusión, la sencillez del lenguaje poético de la autora, característico de los dos poetas postrománticos: Rosalía de Castro y G. A. Bécquer, que dejarán su influencia en la poesía posterior. La reiteración y los contrastes son procedimientos formales y estructurales que podrán comentar prácticamente en todos los poemas de la autora, de ahí que, salvo que sea necesario, no recordaremos su presencia en otros textos de la antología.

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Poema: Era apacible el día Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor. Está escrito bajo la influencia del reciente fallecimiento de su hijo Adriano, que con poco más de una año murió de forma accidental. Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. El poema es una elegía, ya que trata del dolor de una madre por la muerte de su hijo. La autora plantea algunas estrofas del poema como una reflexión íntima (contradicción y duda). La naturaleza (M.M.) Son numerosas las descripciones de paisajes o las referencias a la naturaleza en la obra de Rosalía, y son distintas las actitudes adoptadas ante ella. Unas veces proyecta sobre la naturaleza sus estados de ánimo, otras le sirve de contraste para acentuarlos. En ocasiones la naturaleza será algo ajeno y hostil al hombre, otras se produce una plena identificación. […] La naturaleza en Rosalía es la naturaleza gallega, es decir, su tierra. Sentimiento de la naturaleza y sentimiento de la tierra van tan unidos que no es posible separarlos. Rosalía manifestó una total incomprensión para lo que no fuera el paisaje de su tierra. […] La naturaleza, desprovista ya de las notas que la convierten en tierra, sirve a Rosalía para reflejar sus estados de ánimo. Se convierte en pantalla donde se proyectan los sentimientos que experimenta la autora. La naturaleza se personaliza, y las nubes o la luna o el mirto estarán alegres o tristes, rientes o llorosos, según lo esté el espíritu del poeta o del personaje que hable. […] Muy frecuentemente, Rosalía contrapone la tristeza de su alma a la alegría que reina en la naturaleza; a veces, incluso la visión de esa alegría aumenta su dolor, y el poeta huye en busca de ambientes más acordes con sus sentimientos. […] Hay una cualidad en la naturaleza que la hace definitivamente extraña al hombre: su perennidad, su eterno retorno. Nada puede entender del dolor de un ser que es esencialmente pasajero. La naturaleza, por ello, será sólo testigo, y testigo indiferente, del paso del hombre. Religiosidad (M.M.): Uno de los aspectos más difíciles de enjuiciar en la obra poética de Rosalía es el del alcance, la hondura o la autenticidad de su sentido religioso de la vida. No faltan poemas (ni alusiones religiosas) a lo largo de toda su obra; podemos decir, incluso, que son poemas donde late un vivo sentimiento religioso. Y, sin embargo, el conjunto de su obra ofrece un desolado panorama sobre el hombre. […] Rosalía cree porque necesita creer, porque sin esa creencia la vida le resulta insoportable. Esta necesidad de creer adquiere acentos entrañables cuando la muerte se lleva a uno de sus hijos pequeños. La necesidad de consuelo puede dar origen a una religiosidad cómoda y tranquila. No es este el caso de Rosalía. Continuamente replantea problemas fundamentales, a los que muchas veces, eso sí, intenta dar una respuesta religiosa que no resulta muy convincente. […]Una de las dudas que más parecen atormentar a Rosalía es que la inmortalidad, el deseo de pervivencia, sea únicamente un sueño del hombre. Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Es un poema de enorme complejidad métrica. Se inicia con dos cuartetas de versos heptasílabos que riman en consonante de forma alterna (abab caca). A esto le siguen dos versos alejandrinos, pero conservan el ritmo heptasilábico gracias a la cesura a mitad de verso y sigue la rima consonante de los versos anteriores. En los versos siguientes hay un cambio de ritmo y los versos pasan a endecasílabos con rima asonante é-a y é-o en los versos segundo y quinto de cada estrofa. En las cinco estrofas restantes, las cuatro primeras tienen cuatro versos y la última, seis. Todas ellas de rima asonante aguda en -á y combinando octosílabos con endecasílabos. Podría tratarse de una variante de la silva arromanzada, cambiando el verso heptasílabo por un octosílabo. Así, en vez del 7-11 habitual, Rosalía utilizaría el 8-11. La estructura de las estrofas es la siguiente:

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Departamento de Lengua Castellana y Literatura. Rosalía de Castro. Guía para el comentario. 4+4+2+5+5+4+4+4+6. Convendría mencionar el Modernismo, especialmente Machado, y su gusto por la silva arromanzada. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado. En la primera estrofa describe el ambiente y muestra el contraste entre la apacibilidad y la muerte del día, que se nos muestra a partir de una metáfora en aposición. En las dos estrofas siguientes la persona a quien dirige las palabras sosegaos, andáis muestran un cambio de persona verbal, ya que está utilizando la segunda persona del plural. Con el uso del plural mayestático Rosalía intenta tranquilizarse. En las restantes estrofas, que podrían formar una nueva parte, hay un nuevo cambio de persona verbal, y Rosalía se dirige en realidad a sí misma para pedir que entierren a su hijo antes que empiece a corromperse. Así, su tierna rosa no se marchitará sino que renacerá con fuerza en la verde hierba. A partir de aquí y hasta el final del poema, la poeta muestra serias dudas que la llevan desde la certeza de una vida en el más allá, hasta la certeza que tras la muerte no hay nada. Así, nos indica que lo eterno no puede morir pero no logra despejar sus dudas, sabe que su hijo se ha ido para siempre. En las tres últimas estrofas se dirige a un Dios justo y bueno para insistir en que piensa reencontrarse con su hijo y muestra que sólo el amor puede vencer a la muerte. Pero en la última estrofa aparece la realidad con toda su crudeza: su hijo ha partido para no regresar jamás. Así, el poema termina con una desolación total por parte de la autora. Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. Ver Las reiteraciones (M.M). Un tipo de repetición frecuente desde los primeros poemas de Rosalía es aquel en que se repiten conceptos y fórmulas sintácticas. […] Hay un caso de repetición muy frecuente en Rosalía, que es aquel en el que se repite únicamente una palabra o frase breve. Toda la fuerza de la repetición se concentra así sobre el elemento objeto de ella, que queda realzado sobre los otros elementos del texto. Esta repetición puede darse en el espacio de pocos versos, o más diluida a lo largo de un poema. La Metáfora (M.M.) Al hablar de metáforas en Rosalía hay que comenzar diciendo que la metáfora en estricto sentido, es decir, la sustitución de un término por otro, es escasísima. Lo más frecuente en Rosalía es citar primero el ser al que se refiere por su nombre real, y añadirle después una denominación metafórica en aposición, a no ser que se trate de metáforas que han pasado al habla habitual. Contrastes (M.M.). Hay dos figuras retóricas que constituyen la piedra angular sobre la que se eleva la poesía de Rosalía: son la repetición y el contraste. La primera constituye una especie de entramado o estructura conceptual o rítmica en la que se engarzan los distintos recursos expresivos. De ellos, el más empleado y del que ahora nos ocuparemos es el contraste. […]En algunos poemas encontramos un contraste entre el tono de la composición y el contenido de la misma. El poema comienza en tono de canción de cuna, ritmo ligero, de heptasílabos, y cuatro versos en los que sólo se señalan sensaciones agradables: día apacible, ambiente templado, lluvia mansa y silenciosa. Y en el mismo tono suave, dulce, de arrullo, se cuenta el suceso: la muerte del hijo. La interrogación (M.M.) Las interrogaciones son frecuentísimas en toda su obra y en muchas ocasiones su función es ampliar la pura referencia individual mediante la respuesta implícita en la pregunta. La poeta habla de sí y por sí misma, pero la pregunta -y su respuesta- nos hace sentirnos implicados en aquello. Supone un asentimiento o una negación por nuestra parte: nuestra respuesta que se añade a la de la poeta. Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: Un manso río, una vereda estrecha Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor.

Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. Se trata del tópico del locus amoenus, en el cual la poetisa se identifica con el paisaje –río, vereda, campo, pinar, puente– que propician la grata soledad de la poeta. Se trata de una técnica de descripción selectiva. Piensa Rosalía que el dolor (no las penas) le viene a uno de dentro. Por eso un paisaje otoñal puede sugerir a unos ideas de tristeza y a otros de esperanza. Por eso puede perderse incluso la vida sin perder la alegría, porque lo que da color -de esperanza o de desesperanza- es el corazón previamente alegre o dolorido. Los tristes (M.M.). Una idea que en Rosalía adquiere la categoría de creencia es que existen seres predestinados al dolor, seres que viven en el sufrimiento y a quienes están negados los placeres de la vida. Rosalía nos habla de ellos, nos da sus características y les da el nombre: son los tristes. Ver La Naturaleza (M.M.) Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Tres cuartetos arromanzados de versos endecasílabos con rima variada en cada uno de ellos: la primera estrofa en -á aguda, la segunda en é-o y la tercera en ó-o.

Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado.

Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. Se repiten elementos de la primera estrofa, que se recogen en forma de recolectio incompleta. Los elementos diseminados a lo largo de la primera estrofa se recogen de forma parcial en el verso octavo de ésta. De los cinco se recogen tres: puente, río y pinar. Al mismo tiempo, se produce la interrogación retórica y, para enlazar ambas estrofas, se parte de la palabra soledad. En general, hay que observar las constantes bimembraciones. La tercera estrofa sirve de conclusión con respecto a las dos primeras y muestra una constante en Rosalía: dolor interior que le acompaña y que proviene de su propio corazón. En ella hay tres pluralidades bimembres de progresión, cuya base –binarismo positivo– está en el verso 10 (corazón, triste-dichoso), que en consecuencia genera los siguientes correlatos negativos-positivos: dolor-placer, mar-polo. Las descripciones (M.M.). En las descripciones de paisajes, Rosalía usa preferentemente una técnica selectiva: señala unos cuantos elementos que producen una determinada impresión. Es decir, no acumulación de detalles, sino selección. Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: Moría el sol, y las marchitas hojas Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor. Este poema guarda estrecha relación con los artículos de Rosalía “Padrón y las inundaciones” Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. En un principio, el poema es de tipo descriptivo, pero el otoño entrevisto en la primera estrofa se carga ya de elementos de tipo subjetivo en la segunda; sigue un apunte del suceso concreto para terminar el poema otra vez con una exclamación subjetiva. El tiempo (M.M). El tiempo en Rosalía es fugaz. Su experiencia se lo muestra como algo rapidísimo, que apenas permite apreciar el presente. […] La vida es por esencia caduca y perecedera. Imposible preservarla del paso del tiempo, imposible intentar conservar siquiera la huella de un presente grato. La sombra –la negra sombra, lo sombrío—(M.M.). Curiosamente, las sombras y lo sombrío van paulatinamente dejando de ser un elemento retórico o decorativo en la obra de Rosalía para hacerse elementos esenciales en su mundo. La noche, la oscuridad y las sombras se van a convertir en símbolos de su existencia dolorida, por un proceso muy simple y que se da en la psicología popular: la nota común a los tres elementos es el color negro, y este color representa en nuestra cultura occidental el luto y el dolor. Lo que es más difícil de establecer son los pasos del proceso: desde una función decorativa o retórica de carácter romántico a símbolo de la propia existencia, Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Todos los versos son endecasílabos, excepto el cuarto, que es heptasílabo. Riman los pares en asonante í-a, y quedan libres los impares. Podríamos clasificarlo pues de silva arromanzada aplicada básicamente al endecasílabo. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado. En la primera estrofa asistimos a la caída del sol, el crepúsculo, por medio de una personificación lexicalizada: «moría». Elije las hojas de los robles para mostrar su reflexión sobre el tempus fugit, hermosas y puras en abril y ahora marchitas. Une la palabra hojas a roble a partir de un encabalgamiento y otro encabalgamiento para mostrar cómo caen sobre el fango, unido a un fuerte hipérbaton con un verbo a final de verso y señala cómo vinieron a la vida en el mes de abril. En la segunda estrofa la entonación enunciativa pasa a ser exclamativa para mostrarnos la subjetividad de estos sentimientos, e invierte el orden de dos mismos adjetivos: caprichoso y bello. La última estrofa muestra el desbordamiento del río, se pasa de la luz amortecida de la primera estrofa a la oscuridad de ésta y la pérdida de cualquier esperanza para los ahogados. Muestra la paradoja que es básica en la construcción de todo el poema:¡Cuán bella y caprichosa es la alegría!.

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Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. La comparación (M.M.). En la obra de Rosalía son muy escasas las metáforas y muy abundantes las comparaciones. Observar la antítesis que se produce entre el primer y último versos de la primera estrofa. Comentar la presencia de estructuras quiasmáticas y la repetición de las oraciones exclamativas –posible valor irónico--. Ver Las reiteraciones (M.M). Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: Sedientas las arenas, en la playa Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor. Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. De una forma romántica habla de un anhelo imposible. Sus ansias, como es propio en los románticos, son insaciables, y el sufrimiento y el dolor son continuos. El tono está siempre entre dubitativo y esperanzado, pero ella no cesará nunca su búsqueda. El ansia (M.M.) “Una sed insaciable cuyo objeto es indefinido en Rosalía.” La presencia del ansia en la obra de Rosalía es una realidad casi tan repetida como la del dolor. ¿Ansia de qué? Ansias de todo tipo: la inquietud, el desasosiego, la falta de paz, el deseo amoroso, el deseo de vivir, y además un anhelo indefinible, sin objeto determinado, forman una extensa gama de sentimientos que Rosalía expresa con frecuencia. Rosalía se refiere muchas veces al ansia o a las ansias como a algo de sobra conocido y que no necesita que se especifique su naturaleza. A veces parece sinónimo de dolor inquieto, de falta de paz provocada por el dolor. […] El ansia insaciable puede adoptar las formas de ansia de amor, de deseo de vivir y gozar. Ver. El dolor (M.M) Ver. La Naturaleza (M.M.) Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Poema distribuido en dos partes, cada una formada por dos estrofas de versos octosílabos. La rima es asonante en los versos pares, en la primera parte á-o y en la segunda é-i. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado.

Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. En los dos primeros versos nos sitúa en una playa y nos muestra las arenas que sienten (personificación) el sol y añoran el agua cercana, siempre sedientas. En el segundo verso utiliza una clara aliteración: sienten del sol los besos abrasados, como en ruedan francamente murmurando, que muestra el efecto de estas olas en el paisaje que describe. Entre los versos 1 y 2 se produce un encabalgamiento con el que consigue unir playa, sol y besos, potenciados además por un fuerte hipérbaton. En los versos tercero y cuarto el paisaje se enlentece mediante el uso del asíndeton, la repetición de nasales y el adverbio en -mente. Arenas y honda aparecen personificadas y las arenas se identifican con el sujeto poético. Así, compara ambos sufrimientos y lo hace a partir del mito de Tántalo. El interrogante ¿quién sabe? es seguido por una oración fina explicativa que, con insistencia anafórica, plantea si se trata en realidad de ansia de dios y si al fin en él podrá saciarse. Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: Torna, roble, árbol patrio, a dar sombra Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor. Protesta contra las talas de los bosques que el gobierno realizó en 1882 y que llevaron a la miseria a la mayoría de los campesinos gallegos. Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. Mediante la entonación admirativa expresa su deseo íntimo de que el roble vuelva a ser el árbol representativo del pueblo gallego. La Naturaleza. Los árboles (M.M.) Ver La Naturaleza. Rosalía ama los árboles y se complace en la descripción de los pinares y robledos gallegos. […] La tala de robles y encinas se siente como una mutilación que se hace al monte. Varias veces su voz se alza dolorida o indignada contra la torpeza y la barbarie que permite el sacrificio de árboles. Poesía social (M.M.) En un poema de En las orillas del Sar, contrastando con el tono realista y amargo del libro, nos encontramos una visión idílica de la vida del campesino pobre. La explicación está en que el fin principal que se proponía la autora era expresar el dolor por la pérdida de los bosques gallegos. Convenía, por tanto, destacar la importancia que para las gentes humildes tenía la leña que les proporcionaban. A ello se une el carácter nostálgico que tiene muchas veces en Rosalía la evocación del pasado. Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Combina decasílabos y hexasílabos (por lo tanto el acento obligado en sílaba impar convierte el ritmo del poema en dactílico). La primera estrofa consta de 17 versos de los cuales cuatro son hexasílabos. La rima es asonante á-a en los versos pares. El mismo procedimiento utiliza en la segunda estrofa, que consta de cinco versos y los dos últimos son hexasílabos. El poema se construye a partir del apóstrofe dirigido al roble y a partir de una aposición señala que este roble es el árbol patrio, y le siguen una serie de encabalgamientos; de este modo lo convierte a efectos acústicos en una sola palabra. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado.

Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. Observamos varias imágenes bélicas especialmente en la estrofa final. Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: Alma que vas huyendo de ti misma Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor. Forma parte de una serie consta de siete poemas y el que se debe comentar es el inicial de la serie. Temáticamente, en el primero Rosalía siente que ya no puede haber alegría en ella (Alma que vas huyendo). En el segundo, le atormenta un recuerdo doloroso (Cuando recuerdo); a continuación, evoca el paisaje encantador que le rodea (Del antiguo camino), lleno de recuerdos, pero uno de ellos, desarrollado en el cuarto poema, le martiriza –es una pasión que le hizo sufrir– (Ya duermen en su tumba las pasiones). En el quinto y sexto siente que la pasión ya se está extinguiendo (Creo que ya era eterno tu reino en el alma, Ya siente que te extingues en su seno). En el séptimo poema muestra que tan sólo queda el vacío, no importa, pues la felicidad es sólo una ilusión (No subas tan alto, pensamiento loco). Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. La huida (M.M) Uno de los fenómenos que provocan los sentimientos de ansia o de carencia es la tentación de la huida, el deseo de cambiar de horizonte. No es una huida hacia un lugar determinado sino un impulso ciego, irracional, a escapar de una situación de desasosiego interior: huida vana e inútil, por tanto, ya que esa situación depende de la propia persona y la acompañará adonde vaya. Rosalía experimenta la tentación, pero es consciente de la interioridad de su mal y de la inutilidad de intentar huir. […]La huida puede no ser física, puede tomar la forma de deseo amoroso. Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Los versos son endecasílabos, excepto el séptimo que es heptasílabo. En la primera estrofa riman los versos pares en asonante -á aguda y en á-a los versos pares de la segunda estrofa.

Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado.

Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto.

Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: Ya siente que te extingues en su seno Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor. Es el sexto poema del grupo de siete, de los cuales Alma que vas huyendo era el primero, ya analizado en las actividades anteriores. Penúltimo, pues, poema del grupo en los que se trataba una pasión que se estaba extinguiendo. Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. El tema del poema, como los restantes del grupo es el análisis del sentimiento amoroso, pero en estado de crisis. Se trata, en realidad, de la pérdida del mismo. El amor (M.M) A primera vista, el amor es una realidad poco importante en la obra de Rosalía. No cabe duda de que no estamos ante una gran poeta amorosa; en ningún momento sus poemas de amor están a la altura de sus mejores obras. Pero una lectura detenida descubre que el tema amoroso, bajo una u otra forma, es bastante frecuente. Nos sorprende la falta de sensualidad, la ausencia de un canto al amor total, pleno, de carne y espíritu. Y nos llama la atención, por el contrario, la insistencia en tratar del amor no correspondido, del amor desgraciado. […] En uno de los últimos poemas de En tas orillas del Sar , Rosalía ha hecho el resumen de su evolución respecto al amor. El amor es, al comienzo, una de esas bellas ilusiones juveniles que hacen hermosa la vida; el amor da alegría y sin amor no se concibe vivir. Pasa el tiempo, viene el desengaño; desengaño de un amor concreto pero no del amor. Queda la esperanza de recomenzar y con ella el ansia incesante que nos lleva en pos de lo imposible. Finalmente, sólo queda la aceptación de los hechos irremediables: el amor, como la juventud, se va para siempre. Rosalía lo acepta valientemente. Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Cuarteta formada por alternancia de endecasílabos y heptasílabos con rima asonantada é-a. La tercera estrofa se inicia con dos versos heptasílabos seguidos de dos endecasílabos y con cambio de rima asonante é-o en los versos pares. Podríamos considerarlo una silva arromanzada y la innovación de Rosalía sería su disposición en forma de cuartetos. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado.

Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. Llama vital es una metáfora pura que alude a la pasión amorosa. Invierno helada es una metáfora que indica que este invierno (otra metáfora pura) helará y apagará la llama. El último recurso que aparece al inicio de la última estrofa es una enumeración con gradación: mudo, ciego, insensible,/sin goces ni tormentos. En la segunda estrofa muestra la falta de calor en su cuerpo, en un corazón ya falto de aliento y de esperanza. En esta segunda estrofa habla de algo que fue y ya no es. Un amor o una vida ya perdida. Esta imagen se repite en la última estrofa, donde se compara a un astro apagado, solo, perdido. Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: Cenicientas las aguas, los desnudos Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor.

Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. Es un poema pesimista. Así se encuentra el yo poético, solo, envejecido, triste, desierto, helado… y la esperanza de que esto sea precursor de una alegre y eterna primavera es sólo un sueño, algo inalcanzable.

La naturaleza. El invierno (M.M.) ver La Naturaleza. Rosalía afirma su gusto por el invierno, por el ruido de la lluvia y el viento, por los paisajes grises; en todo ello encuentra un reflejo de su sombrío paisaje interior, y a través de ellos nos comunica su tristeza, su melancólica esperanza. Costumbrismo. (M.M.) Aun en su último libro, donde apenas existen miradas al exterior, donde el paisaje es casi siempre el propio espíritu de la poeta y ella misma la protagonista, encontramos, sin embargo, la figura familiar de un campesino que cruza el monte protegiéndose de la lluvia con una capa de juncos. Estas capas, que también se hacían de paja, eran vestido típico de algunas zonas de Galicia, que daba a los hombres el aspecto de cabañas ambulantes. Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Son cuatro estrofas en las que combina versos endecasílabos y heptasílabos de distinta forma y con un hecho común: los pares riman en asonante é-o y los impares quedan libres. Podemos clasificarla, por lo tanto, como un silva arromanzada. La primera estrofa consta de seis versos, todos ellos endecasílabos, excepto el último que es heptasílabo. En la segunda, también de seis versos, los heptasílabos son el segundo, el tercero y el cuarto (los continuos encabalgamientos dan un ritmo rápido a la estrofa). La tercera estrofa consta de ocho versos y son heptasílabos el segundo, el cuarto y el octavo. La cuarta estrofa tiene diez versos y un gran dinamismo por la abundancia de encabalgamientos y debido a que los seis primeros versos son heptasílabos. La última estrofa es la más regular de todas. Todos los versos son endecasílabos y con entonación admirativa. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado.

Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. En los poemas analizados hasta ahora predominaban claramente los sustantivos y había una gran escasez de adjetivos. En este poema sucede todo lo contrario. Los símbolos (M.M.) La primera palabra del poema, “cenicientas”, sugiere algo apagado, extinguido, acabado. Produce una impresión de tristeza, y esta misma significación e impresión, de forma directa o indirecta, nos van a ser repetidas por palabras situadas en puntos estratégicos del verso -comienzo, final, o con acento central del endecasílabo-: “cenicientas las aguas, desnudos árboles, montes cenicientos, parda la bruma, pardas las nubes, triste, sordo rumor, lamentos extraños, hondos y dolientes, muertos”. El perro tiembla, el campo está desierto. La blancura de la gaviota hace resaltar por contraste los tonos oscuros del paisaje, en el que “graznan los cuervos”. Los elementos del paisaje, por una parte

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Departamento de Lengua Castellana y Literatura. Rosalía de Castro. Guía para el comentario. (el color de las aguas, de las nubes, la soledad del labrador y su perro, el frío, los cuervos, el rumor del viento), y, por otra, las relaciones semánticas que se establecen entre las palabras que ocupan las cumbres rítmicas del verso, dan al paisaje un carácter simbólico. Desarrollemos brevemente esa segunda técnica indicada: ceniciento se relaciona con 'apagado', 'muerto'; árboles desnudos son árboles sin hojas, marchitos, sin savia, sin vida; la bruma parda sugiere la ausencia del sol, «fuente de luz y vida»; el viento parece llamar «a los muertos»; el mastín, «helado», «tiembla», le falta calor, vitalidad; los cuervos recuerdan la carroña, lo muerto. Son estas asociaciones de ideas las que, unidas a los elementos reales del paisaje, convierten a éste en símbolo de un estado de ánimo: el de la propia poeta. Se identifica con él en lo que tiene de triste y falto de vida, y se diferencia en que uno es transitorio y promesa de nueva vida, y el espíritu de la poeta vive siempre el «invierno de la vida». Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: En sus ojos rasgados y azules Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor.

Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. El amor, pero desdichado o infeliz. El amor es sólo un espejismo al que además califica de traidor. Ver. El amor (M.M) Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. La base del poema son los versos decasílabos. Sólo hay dos versos hexasílabos, el cuarto, precedido de un encabalgamiento y el décimo. El poema se cierra con un verso muy apreciado por los modernistas, el dodecasílabo. Las estrofas son de distinto número de versos (4+4+6); la rima es asonante y riman los pares en á-e. Podría tratarse de una variante de la silva, en este caso con base par, en contra de su forma habitual, de base impar. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado. La tercera estrofa es la conclusión de las otras dos, esto explica el signo de admiración de los tres últimos versos, que vienen a ser una respuesta conclusiva a todo el poema. Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto.

Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: En el alma llevaba un pensamiento Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor.

Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. Ver. El dolor (M.M.) Ver. La esperanza (M.M) Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. En la primera estrofa combina versos endecasílabos y heptasílabos y, como innovación métrica, Rosalía hace que rimen los versos impares en consonante, en -ento y los pares en rima aguda en –ar, en la primera estrofa. En la segunda estrofa, todos ellos endecasílabos, riman sólo los pares en asonante ó-a. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado. Identifica pensamiento, duda y dolor. La duda y el dolor, mediante el símil o comparación, en la primera estrofa, los muestra anchos como el firmamento y hondos como el mar. Cuando surge una pequeña esperanza (segunda estrofa), pronto se desvanece y este sentido tienen las dos comparaciones de la última estrofa: la fuente brota en el desierto (por lo tanto, pronto se seca); el lirio sale entre las grietas de una roca (así que, pronto se marchita). Al final, sólo queda el desengaño, la desesperanza y, como inseparable compañero, el dolor. En la segunda estrofa, las comparaciones negativas respecto a la rosa, símbolo de la esperanza, hacen que ésta se esfume tan pronto como parece consolidarse. Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. Ver. Comparaciones (M.M) Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor. Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. Los sueños (M.M.). En la persistencia de la esperanza contra toda esperanza tienen gran importancia los sueños. Los sueños ayudan a vivir, mantienen viva la ilusión; en contra de la razón y la evidencia, los sueños permiten conservar lo que se ha perdido para siempre. […]Las plantas y las fuentes, la naturaleza toda llama «loca» a Rosalía porque sueña con una primavera eterna cuando los campos están cubiertos de escarcha. Pero no está loca; ella ve la realidad, ve la escarcha y sus canas, ve que los campos «se agostan» y las almas «se abrasan», pero prosigue soñando con «la eterna primavera de la vida que se apaga»; este verso es fundamental porque expresa con ese verbo en presente una esperanza al margen de toda lógica. La vida se apaga, las alas están rotas para siempre, pero Rosalía sigue soñando «que cruza el aire», que la primavera es eterna. Lo impresionante es la conciencia de la doble realidad: la de la vida y la de los sueños que la transforman y sin la cual aquélla no sería posible. Las murmuraciones (M.M.). Rosalía se siente objeto de la curiosidad ajena. Y no de una curiosidad fruto de la simpatía o de la cordialidad; percibe mofa y sarcasmo a su alrededor, se siente señalada con el dedo, se siente perseguida.Rosalía se siente perseguida y esa sensación la encontramos repetida desde la primera a la última de sus obras poéticas. La naturalidad ante lo extraordinario (M.M.) --Comenta el poema--. El poema empieza con una expresión lingüística gramaticalizada: dicen que. Esta frase, igual que se dice, es fórmula introductoria de algo que pertenece como hecho posible al dominio común de la masa, sujeto vago e indeterminado, pero de gran fuerza, que impone sus probables o dudosas afirmaciones con el peso del plural masivo y desconocido: «dicen que hay cambio de gobierno», «dicen que se llegará a Marte en la próxima década»... Verdadero o falso, el dicen que introduce algo que se siente como posible dentro de una colectividad y se refiere a hechos que, de una u otra manera, forman parte del vivir cotidiano. Pero en el poema no sucede así. Encontramos un dicen que y a continuación dos versos desconcertantes: «que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros»... Eso no se dice; no hace falta decirlo, como tampoco se dice que el agua es incolora o que los árboles crecen hacia arriba; es algo que se da por sabido. ¿Quién diría que no hablan las plantas? Sólo alguien que estuviese hablando con un loco o un niño. En el ámbito colectivo y habitual del dicen que esas afirmaciones no tienen cabida. ¿O es que, acaso, se refiere a un lenguaje espiritual?, ¿a esa especie de comunicación —467→ con la naturaleza que toda persona sensible debe sentir? Después del sobresalto inicial viene un suspiro de alivio; todo vuelve a sus cauces; ¡claro que dicen que no hablan las plantas, etc., etc.! Lo dicen esas gentes groseras, burdas, entre las cuales, naturalmente, no nos contamos. Habíamos tenido la impresión de que alguien como un loco o un niño quería empezar a hablarnos. Afortunadamente el poeta y nosotros estamos totalmente de acuerdo: hay un lenguaje exquisito entre la naturaleza, los animalillos del Señor y nuestro propio espíritu refinado y sensible. Pero la poeta -el loco, el niño- sigue hablando, y ahora no hay lugar a dudas: «lo dicen; pero no es cierto, pues siempre, cuando yo paso, / de mí murmuran y exclaman: ahí va la loca soñando...» No se trata, pues, de un hablar metafórico, de una comunicación sentimental con pájaros, olas o estrellas. Lo que el primer verso sugería se confirma ahora: estamos en presencia de alguien que realmente oye hablar a esos seres. Los dos primeros versos son equívocos; el contraste entre el dicen que y los contenidos siguientes es un índice de locura. Pero el verso segundo, al hablar de los rumores de las olas y del brillo de los astros, inclina la balanza a favor de una. interpretación metafórica. En efecto, cualquier comunicación que lográramos con aquellos seres -panteísta, sentimentalpodría considerarse un lenguaje. Sin embargo, el poeta deshace pronto el equívoco: no se trata de comunión espiritual con ellos. Son seres que hablan, que murmuran y exclaman.

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Departamento de Lengua Castellana y Literatura. Rosalía de Castro. Guía para el comentario. Como vecinas chismosas o campesinos ignorantes, las plantas, las fuentes, los pájaros hablan del poeta, comentan su locura. La murmuración es tema repetido en la obra de Rosalía y constante obsesión de su vida; en su obra queda constancia de su sentirse señalada con el dedo. Recelo del poeta o realidad, la murmuración, como la burla, como la persecución, son temas que se repiten a lo largo de sus libros. Estas plantas y fuentes de su última obra nos recuerdan a los campesinos de la primera novela, La hija del mar -toda una vida entre ambas-, que llamaban también «la loca» a Teresa, la protagonista de claros rasgos autobiográficos. Los cuatro primeros versos, tomados ya en conjunto, nos dan una imagen de la persona que habla: es una loca. Una loca pacífica, que habla en tono suave, sin exaltación. La seguridad de sus afirmaciones («Lo dicen; pero no es cierto»), la lógica de su argumentación, que toma como prueba, precisamente, lo que es objeto de discusión («pues siempre, cuando yo paso, de mí murmuran»), refleja con acierto los razonamientos de los paranoicos. El personaje presenta como prueba objetiva de su afirmación lo que es puramente subjetivo, lo que ella oye. Como Sábato en el «Informe sobre ciegos» de Sobre héroes y tumbas, partiendo de unos presupuestos que se dan como ciertos, el autor crea un mundo donde los hechos están relacionados con una lógica implacable, pero que no tiene nada que ver con el mundo real, porque el punto de partida es el de un esquizofrénico. La diferencia fundamental, aparte de la condensación expresiva que exige el poema, es que Sábato se mantiene en el plano de la locura, y Rosalía pasa continuamente de éste al de la razón. Si el contraste entre el dicen que y los dos versos siguientes nos hizo dudar de la cordura del hablante, ahora la forma en que afirma que plantas, fuentes y pájaros le llaman loca nos hace dudar de su locura. Lo dice sin irritación, como algo perfectamente justificable y que ella admite -cosa inconcebible en un paranoico-. Rosalía se reconoce en esa persona que va «soñando con la eterna primavera de la vida y de los campos» y admite -no se extraña, no —469→ se irrita- que la consideren loca. Pero un loco que admite su locura es una contradictio in terminis. Nueva duda: ¿será que no está loca? Sin embargo, sus actos parecen demostrar que sí lo está: sueña con una eterna primavera cuando en sí misma puede experimentar la temporalidad -«bien pronto tendrá los cabellos canos»-, cuando en el mundo que la rodea ve y siente -temblando, aterida- que no hay primavera, que la escarcha cubre los prados. Es una loca cuyos sueños le impiden ver una realidad que, sin embargo, padece, como todo ser humano: es vieja, tiembla, tiene frío. Y de nuevo un cambio del plano de la locura al de la cordura: «Hay canas en mi cabeza; hay en los prados escarcha». Luego no sólo padece sino que es consciente de su padecer, ve la realidad que todos vemos, comprende, no está loca. «Mas yo prosigo soñando [...] con la eterna primavera de la vida que se apaga». Y la locura irrumpe de nuevo. Esta mujer ve la realidad. Los presentes de indicativo no dejan lugar a dudas: ve que los campos se agostan, ve que la vida se apaga, pero no le importa; ante esa realidad presente que se impone con la fuerza de lo evidente, ella enfrenta sus sueños, donde nada muere. En la segunda parte del poema (la que lleva rima a-o) hay un deseo evidente por parte del poeta de dejar clara su postura: ve los hechos que todos vemos, pero no los acepta. Ante lo que a nosotros puede parecemos única y posible realidad: la muerte, el dolor, la vida que se apaga, la naturaleza que se agosta, ella crea una realidad distinta, donde nada muere, donde todo conserva eternamente el frescor de la primavera. Hechos objetivos son: hay canas, hay escarcha, la vida se apaga, los campos se agostan, las almas se abrasan. Contrastando con ellos, un hecho subjetivo más fuerte que todos: «yo prosigo soñando». Y sueña ante la mismísima evidencia de «la vida que se apaga» (así, en presente de indicativo) y sueña «aunque [...] y aunque», con una reduplicación enfática, indicadora de la postura de la poeta, del carácter irreductible de sus sueños. Igual que las ideas delirantes del esquizofrénico son irreductibles a la argumentación lógica, los sueños del poeta son irreductibles a la propia experiencia personal. Parece que definitivamente nos encontramos en un plano de irracionalidad, de locura; pero hay quizá demasiado voluntarismo en ese «yo prosigo soñando» -¿un loco que quiere ser loco?- y demasiado irónica conmiseración de sí misma en el verse como pobre, incurable sonámbula. De nuevo la conciencia de la propia rareza, pena y burla de sí misma; desdoblamiento de una personalidad que sueña y se ve soñar. Sueño y conciencia del sueño, locura y cordura entrelazando sus hilos en la vida de este ser extraño y desconcertante. El verso penúltimo aparece situado plenamente, nos parece, en el ámbito de la irrealidad: el poeta contesta a las plantas, a las fuentes; se dirige a ellos para pedirles que no murmuren de sus sueños, y se justifica: «sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?». Y

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Departamento de Lengua Castellana y Literatura. Rosalía de Castro. Guía para el comentario. repentinamente advertimos la profunda verdad de esas palabras. ¿Cómo, en efecto, se podría admirar algo caduco, imagen del dolor y del absurdo de la vida, si no fuera por los sueños, si no fuera por esa fuerza capaz de saltar por encima de su desoladora realidad? ¿Y cómo vivir en un mundo donde los hombres envejecen, donde la vida se apaga sin que nada lo justifique? En definitiva, y esto es lo terrible, "la loca" tiene razón. ¿Cómo podemos admirar algo, cómo podemos vivir nosotros, que somos incapaces de crear, como ella hace, un mundo distinto? ¿O es que no vemos que la vida se apaga, que se secan los campos, que hay escarcha, que tenemos canas? ¿Cuáles son nuestros sueños para poder soportarlo? Quizá sólo la loca ha comprendido, ha visto realmente, y quizá nosotros no vemos, por eso no necesitamos estar locos para seguir viviendo, o quizá lo estamos y por eso vivimos. Como don Quijote, Rosalía en este poema nos hace sentir la proximidad de locura y razón, nos hace dudar de quién es el que, de verdad, está loco. Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Poema compuesto por tres tiradas de versos de 16 sílabas con hemistiquio central (8+8) monorrimos y asonantados. Parece un romance (sin dividir el antiguo verso épico). Cada serie tiene distinto número de versos y su esquema es: siete versos con rima á-o; cinco versos á-a; y dos versos é-o. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado. Fórmula introductoria con un sujeto vago e indeterminado, pero de gran fuerza, que impone sus probables o dudosas informaciones con el peso del plural masivo. Así, «dicen que» introduce algo que se siente como posible dentro de una colectividad, y se refiere al hecho que de una forma u otra forma parte del vivir cotidiano. Los dos primeros versos tienen un sentido equívoco. Hay un contraste entre el «dicen que» y los contenidos siguientes: es un índice de locura. El segundo verso invita a una interpretación metafórica, son seres que hablan, que murmuran, que comentan su locura. La murmuración es un tema repetido en Rosalía –recelo de sentirse señalada con el dedo–. Así, estos cuatro versos nos dan una imagen de la persona que habla: está loca. Ella va soñando con la eterna primavera de la vida y de los campos y admite que la consideren loca En la segunda estrofa hay un cambio de plano, de la locura a la cordura: hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha. Es mujer, ve la realidad pero la enfrenta a sus sueños. En esta segunda parte desea dejar clara su postura: ve los hechos que todos vemos, pero no los acepta y crea una realidad distinta donde nada muere, sigue soñando. Los dos versos finales nos hacen comprender lo terrible. La loca tiene razón, sin stos sueños sería imposible aceptar la vida. Podríamos resumirlo en el siguiente esquema: monólogo de una loca, consciente de su locura, locura que no le incapacita para percibir la realidad, por el contario, es capaz de crear una realidad superior a la de los datos que le da la experiencia. Así, la locura aparece como la única postura coherente y consecuente. Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. En los versos uno y dos quedan diseminados cinco elementos: plantas (A1), fuentes (A2), pájaros (A3), onda (A4) y astros (A5). De estos cinco miembros sólo se recolectan tres en los dos últimos versos: astros (A5), fuentes (A2) y flores (A1, ya que lo consideramos equivalente a plantas). Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: A la luna. I “¡Con qué pura y serena transparencia…” Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor.

Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. Se trata de un canto al paisaje gallego, contemplado en una noche en la que la luna brilla de una manera especial, iluminándolo todo de una forma especial. Se parece a los poemas de Follas novas y de Cantares gallegos, pero no de En las orillas del Sar. Además, a diferencia de otros poemas de este libro, aquí se respira un aire de paz, tranquilidad y sosiego. Ver. La naturaleza (M.M) Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Métrica muy inusual en lengua castellana, ya que combina versos impares endecasílabos con versos pares octosílabos. La rima es alterna y consonante en cada estrofa y su esquema es 11A 8b 11A 8b. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado.

Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. Técnica muy cercana al impresionismo, con muchos adjetivos cromáticos. El título ya es la primera imagen romántica, que vuelve a aparecer en el segundo verso. Otras imágenes románticas son: pálido rayo de luz, mármol de las tumbas, melancólica lumbre. También aparecen imágenes renacentistas como las corrientes de agua cristalina que nos recuerda a Garcilaso con su poderosa aliteración. El mar espumoso y la poderosa personificación de ondas plañideras. En la última estrofa reúne las imágenes románticas de la iglesia, el campanario, el viejo muro y la casta virgen solitaria. Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: Las campanas. “Yo las amo, yo las oigo..” Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor.

Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. Las sombras (M.M) Para Rosalía, más allá del mundo de los vivos, pero más acá, o, si se quiere, al margen de un Cielo o un Infierno cristianos, se mueven multitud de seres con los que es posible establecer comunicación y que, de un modo u otro, siguen interviniendo o participando de la existencia terrenal: esos seres son designados frecuentemente por Rosalía con el apelativo de sombras. […] Las sombras de Rosalía no se parecen en nada a las almas inmortales de la religión cristiana. Son espíritus humanísimos, que a veces ignoran su destino, que van errantes, que se indignan, sufren o se alegran a tenor de lo que sucede en la tierra, que aman y odian y son odiadas, que, en fin, han perdido solamente su envoltura corporal, pero conservan todas sus cualidades humanas. Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Todos los versos son octosílabos, excepto el 9 y el 14, que son endecasílabos. Están divididos en estrofas de cuatro versos, en los que riman los pares en asonante é-o. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado. En la primera estrofa aparece el “yo” inicial del sujeto poético. En la segunda, mediante una estructura comparativa, asimila el toque de las campanas al canto de los pájaros. La tercera estrofa tiene una estructura enumerativa y en la última estrofa, después de señalar todo lo positivo que conlleva este toque de las campanas, señala la hipótesis de qué pasaría si estas enmudecieran y, con sendas exclamaciones, expresa la tristeza en que quedarían el cielo y la tierra. Cierra el poema con un enigmático verso exclamativo: “¡qué extrañeza de los muertos!”. Rosalía muestra su familiaridad con el mundo ultraterrenal y dice que el silencio de sus campanas causaría extrañeza a los propios muertos. Así, los muertos, las sombras rosalinianas siguen participando del mundo de los vivos: oyen los tañidos de las campanas, como cualquier ser viviente y les agrada oírlas. Así se explicaría el enigmático último verso en el que los iguala a los vivos porque ellos también las oyen y así dejarán de oírlas. Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto.

Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Departamento de Lengua Castellana y Literatura. Rosalía de Castro. Guía para el comentario.

Poema: En la altura los cuervos graznaban… Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor.

Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. Muestra el ambiente absurdo, de situación carente de sentido, que se concreta en una comparación entre las borlas del estandarte funerario y la pluma de un ave que el viento mueve al azar. Todo parece carecer de sentido, hasta la ceremonia final de la vida, que es la muerte. Así parece que el dolor sólo es verdadero si es interior. Rosalía siente lo absurdo de la situación, el contraste entre los llantos y el silencio, el duelo y la soledad. El muerto se queda en su fosa y todo lo demás se muestra como una ceremonia hueca. Igual carencia de sentido tiene la pluma perdida que el viento arrastra. Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Combinación de dodecasílabos y decasílabos. La primera estrofa rima en consonante (10A 12B 10A 12B). En la segunda, son todos decasílabos 10A 10B 10A 10B. La tercera estrofa sigue la rima alterna y con un solo dodecasílabo 12A 10B 10A 10B. En la última estrofa y tiene con tres versos dodecasílabos (12A 12B 10A 12B). Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado. La primera estrofa es de tipo descriptivo (el verbo está en pretérito imperfecto) y concreta la escena de un entierro con familiares y allegados. En la segunda estrofa muestra el efecto algo cómico que le produce la escena del entierro. En la tercera estrofa cesan los cantos y en la cuarta hay una comparación implícita de enorme valor expresivo y que muestra el ambiente absurdo en que se desarrolla el sepelio. Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. La primera estrofa es de gran sonoridad. A los lamentos de familiares y allegados se une el graznido de los cuervos y el bramido de las olas, que la autora califica de «triste» concierto. En la siguiente estrofa dice que forman una sinfonía y la califica de irónica y ruda. En la tercera estrofa los cantos cesan. Por lo tanto, en la primera, concierto; en la segunda, sinfonía; y en la tercera, cese de cantos. Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Departamento de Lengua Castellana y Literatura. Rosalía de Castro. Guía para el comentario.

Poema: Aún otra amarga gota en el mar sin orillas… Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor. Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. Se interroga a sí misma acerca de su vocación poética. La pregunta es “¿Por qué escribo?”. E ben, ¿para qué escribo? (M.M). […] Rosalía declara su repugnancia a publicar sus versos. […]Para Rosalía, vida y obra van íntimamente unidas. Sus versos brotan de su interior y van inevitablemente teñidos de su estado de ánimo. […]Rosalía se interroga a sí misma sobre su vocación poética: ¿por qué escribo? Lo que ella piensa lo han pensado otros antes; lo que ella siente es común a la humanidad. Sin embargo, escribe. El hombre, como la naturaleza, parece estar inmerso en un eterno retornar. A ella le ha tocado repetir lo que antes repitieron otro. Percibe la monotonía de su condición de poeta: ¿es vicio, pasión, o enfermedad del alma? ¿Por qué añadir otra gota al inmenso mar? Pero también percibe el carácter natural de su canto: como el sol, como el agua, como el ave, el poeta deja oír su voz. […] Y afirma la espontaneidad: sus poemas son tal como salen «en confuso» de su alma. Parece claro que, para Rosalía, la poesía desempeñó dos funciones fundamentales. Le sirvió para ensalzar a Galicia, para luchar contra las injusticias que sufría su pueblo, para expresar los problemas de la tierra donde nació. Cumplió, pues, una función de testimonio o denuncia, una función social. Por otra parte, la poesía era un desahogo de los sufrimientos de su vida; escribía, en cierto modo, para liberarse, y por ello se resistía a la publicación; sólo en la medida en que sus dolores le parecían comunes a los demás, en que el sufrimiento de su alma podía expresar el de otras, justificaba el dar a la luz pública los «pobres engendros» de su tristeza. Esas son las dos respuestas que Rosalía se daba a sí misma cuando se preguntaba: “e ben, ¿para qué escribo?” Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Tres estrofas de cuatro versos alejandrinos con cesura heptasilábica. Riman los pares en asonante con variación en cada una de las estrofas: é-o en la primera, -ó aguda en la segunda y á-a en la tercera. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado. En la primera estrofa, mediante dos comparaciones, “amarga gota en el mar sin orillas” (v. 1) y “piedra arrojada de las aguas profundas al estancado légamo” (v. 4), muestra que lo que uno escribe desaparece enseguida. En la segunda estrofa, mediante una enumeración, indaga los impulsos que mueven a escribir al poeta, apunta tres posibilidades: vicio, pasión o enfermedad del alma. Por eso, la poetisa cae siempre en la tentación, sin poder evitarlo. En la tercera estrofa considera como algo natural que el poeta escriba. Así lo hace la naturaleza: agua, viento, sol o ave, con apelación al poeta –apóstrofe–, para mostrar que éste no va a ser menos que los elementos de la naturaleza. Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. Ver. Comparaciones (M.M) Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Departamento de Lengua Castellana y Literatura. Rosalía de Castro. Guía para el comentario.

Poema: No va solo el que llora… Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor.

Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. El tema es el dolor o pesar que acompaña siempre al sujeto poético (fácilmente identificable con la autora). Ella ha aceptado y asimilado la realidad de este dolor. Muestra que su vida es un “ser en soledad”, es decir, algo esencial y permanente, diferente de “estar en soledad”, algo transitorio que se acaba cuando estamos con alguien. Marina Mayoral afirma que Rosalía ha aceptado y asimilado la realidad del dolor. Ha entrado en aquel mundo de «aridez desconocida» que entrevió en sus años juveniles. Ni amantes ni amigos pueden seguirla, va sola. Dolor llevado tan al límite que, paradójicamente, en los dos últimos versos se han convertido en su “única compañía”. Ver El dolor (M.M). Este es el poema en el que mejor ha expresado Rosalía su actitud final ante el dolor. […] Rosalía ha aceptado y asimilado la realidad del dolor. Ha entrado definitivamente en aquel mundo de aridez desconocida que entrevió en sus años juveniles. Ni amante ni amigo pueden seguirla allí; va sola. Nosotros la vemos alejarse sin acabar de comprender totalmente que el dolor, llevado a sus límites, es ya compañía. Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Se trata de dos estrofas de cuatro versos en las que combina endecasílabos y heptasílabos de rima asonantada en los pares. Se trataría o bien de una silva arromanzada o de dos cuartetos liras (7- 11B 7-11B + 11- 7B 11- 11B). Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado. En la primera estrofa, mediante una imprecación o ruego, pide a sus lágrimas que no se les sequen. En la segunda destaca la idea existencial (topos) de que el hombre es un ser lanzado al mundo que no sabe exactamente cuál es su destino ni el sentido que este tiene. Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. Ver La metáfora (M.M) Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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Poema: Hora tras hora, día tras día… Presentación / Contextualización. Autor. Situar al autor en su época y en el movimiento o corriente literaria que le corresponda. Obra. Situar el texto que se va a comentar en la obra de su autor. Ha pasado el tiempo, ha pasado la esperanza. Hemos llegado al final; último poema del último libro. Rosalía echa la vista atrás: alegrías y penas aparecen confundidas en una rápida carrera. La existencia humana se despeña como un torrente. Tema. Determinar el tema de la composición. Si se trata de un tópico literario, establecer la tradición a la que pertenece. La fugacidad de la vida. En la segunda estrofa aparece el topos del tempus irreparabile fugit y en la última el del ubi sunt. Estructura externa. Análisis y comentario métrico: composición, estrofas, metros, rima – tipo y esquema--. Métrica: tradición y renovación. Es uno de los poemas de Rosalía con más innovaciones métricas. Cada estrofa tiene un número diferente de versos (5+6+4) y los versos son de distinta medida en cada una de ellas, aunque hay un claro predominio de decasílabos (nueve de quince), seguidos de hexasílabos (tres), dodecasílabos (dos) y un pentasílabo. La rima asonantada es también irregular, excepto en los pares: é-a, en la primera estrofa; í-a, en la segunda y tercera, que coincide con los impares de la primera. Varios versos quedan sueltos, lo que refleja las grandes libertades métricas que empleó Rosalía. Estructura interna. División. Proponer una división del texto, basada en elementos formales y de contenido. Es necesario aportar argumentos. Contenido. A partir de la división que se ha propuesto, explicar el sentido del texto y los recursos que expresivos que el autor ha utilizado. En la primera estrofa Rosalía habla del paso del tiempo, al que compara con un torrente que se despeña. En la segunda estrofa, usa la imagen de la flor que ya no puede recuperar su perfume o las olas y sus quejas al llegar a la playa, que rápidamente expiran. En la estrofa final muestra que todo ha desaparecido y nadie sabe dónde queda su rastro. Estilística. Comentar los recursos expresivos que predominan en el texto. Ver. Comparaciones (M.M) Conclusión. Cierre formal del comentario. Debería justificar las características del poema en función del tema, de la época o movimiento al que pertenece el autor o de los rasgos específicos de éste.

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