EL LIBRO DE ORO DEL FÚTBOL
ENTREVISTA A ALFREDO RELAÑO
RÉCORDS, CRACKS, LEYENDAS, ANÉCDOTAS
Y GRANDES HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL
ENTREVISTA A ALFREDO RELAÑO
RÉCORDS, CRACKS, LEYENDAS, ANÉCDOTAS
Y GRANDES HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL
EDITORIAL p. 6
p. 8
EL FUTBOL ES ASÍ p. 10
FECHAS CLAVE p. 13
• 26 de octubre de 1863: El día que nació el fútbol p. 14
• 18 de diciembre de 1889: ¡El football se estrena en España! p. 15
• 21 de mayo de 1904: Fundación de la FIFA p. 16
• 1908: El fútbol, deporte olímpico p. 17
• 1930: Primera Copa Mundial p. 18
• 1950: Primera Copa del Mundo tras la Segunda Guerra Mundial p. 19
• 1955: Nace la Copa de Europa p. 20
• 1956: Primer Balón de Oro p. 21
• 1960: La Eurocopa echa a andar p. 22
• 1965: La Copa de Campeones de América nace y crece p. 23
• 1991: Primera Copa Mundial femenina p. 24
MOMENTOS PARA NO OLVIDAR p. 25
• 1950: El «Maracanazo» p. 26
• 1954: El «Milagro de Berna» p. 27
• 1958: Tragedia aérea del Manchester United p. 28
• 1964: Drama en el Estadio Nacional de Lima p. 29
• 1969: Honduras vs El Salvador: la guerra del Fútbol p. 30
• 1970: La Brasil del «jogo bonito» p. 31
• 1984: El 12-1 a Malta p. 32
• 1985: Heysel se viste de luto p. 33
• 1994: El codazo de Tassotti p. 34
• 2006: El cabezazo de Zidane p. 35
• 2016: La llegada del VAR p. 36
p. 37
• 1857: El Sheffield, el club más antiguo del mundo p. 38
• 1914: Ramón Unzaga, autor de la primera chilena p. 39
• 1914: El partido en las trincheras p. 40
• 1946: Stockport County vs Doncaster Rovers. El partido más largo de la historia p. 41
• 1954: Real Madrid-Racing de Santander. Primer partido televisado en España p. 42
• 1965: Stanley Matthews, profesional hasta los 50 años p. 43
• 1966: Pickles, el perro que salvó el Mundial de Inglaterra p. 44
• 1974: Carlos Caszely, primera tarjeta roja p. 45
• 1989: Estadio Reungrado, el más grande del mundo p. 46
• 1995-2018: George Weah, de Balón de Oro a presidente de Liberia p. 47
• 2001: Australia 31 - Samoa Americana 0. La mayor goleada de la historia p. 48
p. 49
• Alfredo Di Stéfano, la Saeta Rubia p. 50
• Raymond Kopa, el pequeño Napoleón p. 51
• Ferenc Puskás, Cañoncito Pum p. 52
• Edson Arantes do Nascimento, «O Rei» Pelé p. 53
• «Bobby» Charlton, Sir Robert Charlton p. 54
• Johan Cruyff, el Flaco p. 55
• Franz Beckenbauer, el Kaizer p. 56
• Diego Armando Maradona, el Pelusa p. 57
• Zinédine Zidane, Zizou p. 58
• Cristiano Ronaldo, CR7 p. 59
• Lionel Messi, la Pulga p. 60
p. 61
• Ricardo Zamora, el Divino p. 62
• Telmo Zarra, el hombre gol p. 63
• Luis Suárez, el Arquitecto p. 64
• Paco Gento, la Galerna del Cantábrico p. 65
• Luis Aragonés, el Sabio de Hortaleza p. 66
• José Eulogio Gárate, el Ingeniero del Área p. 67
• Emilio Butragueño, el Buitre p. 68
• Raúl González Blanco, el eterno capitán p. 69
• David Villa, el Guaje p. 70
• Xavi Hernández, el alma del equipo p. 71
• Andrés Iniesta, el genio de Fuentealbilla p. 72
• 1924: Primer gol olímpico (Cesáreo Onzari) p. 74
• 1950: El gol de Zarra p. 75
• 1950: Hat-trick en 90 segundos (Tommy Ross) p. 76
• 1966: Gol fantasma de Inglaterra (Geoff Hurst) p. 77
• 1976: Penalti a lo Panenka p. 78
• 1986: La mano de Dios (Maradona) p. 79
• 1988: El gol más rápido de la historia (Ricardo Olivera) p. 80
• 1999: Una Champions en dos minutos (Sheringham y Solskjaer) p. 81
• 2013: El gol más lejano de la historia (Asmir Begovi ´ c) p. 82
• 2008: Gol a Alemania (Fernando Torres) p. 83
• 2010: ¡Goooool de Iniesta! (Andrés Iniesta) p. 84
p. 85
• 1958: Pelé a Suecia p. 86
• 1986: Maradona a Inglaterra p. 87
• 1988: Marko van Basten a la Unión Soviética p. 88
• 1994: Gica Hagi a Colombia p. 89
• 1996: Ronaldo Nazário a la SD Compostela p. 90
• 1997: Roberto Carlos a Francia p. 91
• 1998: Michael Owen a Argentina p. 92
• 2002: Zinédine Zidane al Bayer Leverkusen p. 93
• 2003: Mauricio Cataldo al Universidad de Concepción p. 94
• 2006: Lionel Messi al Getafe p. 95
• 2011: Cristiano Ronaldo a Osasuna p. 96
97
• 1953: Inglaterra 3 – Hungría 6 p. 98
• 1960: Real Madrid 7 - Eintracht de Fráncfort 3 p. 99
• 1970: Italia 4 – Alemania Federal 3 p. 100
• 1970: Brasil 4 – Italia 1 p. 101
• 1982: Alemania Federal 3(5) – Francia 3(4) p. 102
• 1986: Argentina 2 - Inglaterra 1 p. 103
• 1990: Italia 1(3) – Argentina 1(4) p. 104
• 1999: Estados Unidos 0(5) - China 0(4) p. 105
• 2005: Milan AC 3(2) – Liverpool 3(3) p. 106
• 2006: Alemania 0 – Italia 2 p. 107
• 2018: River Plate 3 – Boca Juniors 1 p. 108
EQUIPOS A p. 109
• Real Madrid CF, los Merengues p. 110
• SL Benfica, Os Encamados p. 111
• Ajax de Ámsterdam, Ajacieden p. 112
• Bayern de Múnich, los Bávaros p. 113
• Liverpool FC, The Reds p. 114
• AC Milan, I Rossoneri p. 115
• Inter de Milán, I Nerazzurri p. 116
• Manchester United, los Diablos Rojos p. 117
• FC Barcelona, los Azulgrana p. 118
• Santos FC, Peixe p. 119
• CA Boca Juniors, Xeneizes p. 120
SELECCIÓN DE SELECCIONES p. 121
• Uruguay: la Celeste p. 122
• Hungría: los Magiares Mágicos p. 123
• Inglaterra: The Three Lions p. 124
• Portugal: Seleção das Quinas p. 125
• Brasil: la Canarinha p. 126
• Holanda: La Naranja Mecánica p. 127
• Alemania: Die Mannschaft p. 128
• Italia: Gli Azzurri p. 129
• Argentina: la Albiceleste p. 130
• Francia: les Bleus p. 131
• España: la Roja p. 132
LA PRÓRROGA p. 133
• Fútbol femenino madeinSpain p. 134
• Fútbol en familia p. 136
ÁLBUM DE CROMOS p. 138
CRÉDITOS p. 142
Aunque a comienzos del siglo XX algunas federaciones extranjeras decidieron hacerse socios de la FA, estaba claro que era cuestión de tiempo que no solo hubiese un organismo como este, y además tan localista.
Dicho y hecho. El visionario que enseguida pensó en crear un organismo internacional de fútbol fue el francés Robert Guérin, secretario de la Union Française des Sports Athlétiques. De él partió la iniciativa de enviar una carta a diferentes asociaciones nacionales de fútbol europeas en la que les sugería esta brillante idea. La propuesta de Guérin fue acogida con tanto entusiasmo, que el 21 de mayo de 1904, en la sede de la Union Française des Sports Athlétiques, ubicada en el 229 de la calle Saint Honoré de París, ya se estaba fundando oficialmente la Fédération Internationale de Football Association (Federación Internacional de Fútbol Asociación); o sea, la FIFA, para entendernos, de la que, por supuesto, su primer presidente fue Robert Guérin. Eso sí, su gestión al frente de la misma duró poco, sobre todo después del fracaso del primer torneo internacional de la FIFA, en 1906, y de ciertos contratiempos económicos, en los que ahora ya no vale la pena rebuscar.
Inicialmente fueron siete países los que acudieron a la convocatoria de Guérin:
Suiza España
Suecia Dinamarca
Holanda Bélgica
Francia
Primer Balón de Fútbol 8 Gajos, que se utilizó desde 1850 a 1910, incluyendo los JJ OO de 1908.
Después del fiasco del primer torneo de la FIFA en 1906, el fútbol necesitaba un poco de marketing internacional, así que su reconocimiento como deporte olímpico para los Juegos de Londres le vino como anillo al dedo.
Bien es cierto que el fútbol ya había hecho su aparición olímpica en ocasiones anteriores, como en los primeros Juegos de la era moderna en Atenas 1896, y que en los de París de 1900 fue deporte de exhibición, pero en los de Londres de 1908 entró por la puerta grande. Grande, por decirlo de alguna manera, porque en esta primera cita oficial olímpica solo participaron ocho selecciones amateurs: dos de Francia y una de Suecia, Holanda, Dinamarca, Inglaterra, Hungría y Bohemia, aunque, para colmo, estas dos últimas decidieron retirarse, lo que dejó la competición
algo descafeinada. Conclusión: un torneo de poca monta, en el que lo más destacado fue el triunfo 2-0 de la selección inglesa sobre la holandesa en la final disputada en el Estadio White City, ante 8000 espectadores, y, sobre todo, los diez goles que el holandés Sophus Nielsen le endosó al equipo de Francia A en semifinales, un récord goleador que solo pudo ser superado 93 años después.
Como era fácil pronosticar, la selección inglesa se colgó el oro en la primera cita olímpica del fútbol. En la foto oficial, de pie, de izquierda a derecha: el presidente de la FA, Lord Arthur Kinnaird, Kenneth Hunt, Walter Corbett, Herbert Smith, Horace Bailey, Frederick Chapman, Robert Hawkes, Alfred Davis (entrenador). Sentados, de izquierda a derecha: Arthur Berry, Harold Stapley, Vivian Woodward, Clyde Purnell, Harold Hardman.
Arantes do Nascimento, Pelé, vio llorar a su padre por la derrota de la selección brasileña. Entonces le hizo una promesa : «No llores. Voy a ganar la Copa del Mundo por ti». Ocho años después, cumplió su promesa marcando 3 goles a Francia en la semifinal y 2 a Suecia en la final, lo que sirvió para que Brasil ganara el Mundial de 1958.
El 16 de julio de 1950, en el impresionante Estadio de Maracaná de Río de Janeiro, ante más de 170 000 espectadores, todo estaba listo para que la selección anfitriona cantase el alirón en el Mundial que se celebraba en casa.
Durante todo el campeonato Brasil se había mostrado intratable, así que, en el último partido de la liguilla final, ante el combinado de Uruguay, le bastaba con un empate para proclamarse por primera vez en su historia campeona del mundo. A los charrúas, en cambio, solo les servía la victoria, algo impensable antes del pitido inicial del encuentro, y más aún cuando, en el minuto 47, un gol de Friaça adelantaba a los brasileños en el marcador.
Todo, pues, parecía ceñirse al guion previsto hasta que, para alegría de uruguayos e inmensa tristeza de brasileños, Schiaffino empataba el encuentro en el minuto 66, y en el 79 Ghiggia lograba el 1-2 definitivo. Con ese inesperado resultado, Uruguay se hizo con su segundo Mundial y, por si fuera poco, para la historia acuñó lo que desde entonces se conoció como el «Maracanazo», un término que, durante mucho tiempo, en Brasil se asoció con depresión colectiva.
El Estadio Maracaná es el más grande de Brasil y fue el más grande del mundo durante años. Su inauguración oficial fue el 24 de junio de 1950, en la jornada de apertura de la Copa del Mundo de Brasil.
La condición de gran favorita con la que la selección húngara aterrizó, en 1954, en el Mundial de Suiza tardó poco en confirmarse; más aún después del 8-3 que le endosó a la de Alemania Federal en la fase de grupos y de las victorias sobre Brasil y Uruguay, en cuartos y semifinal.
Todo estaba listo para que el 4 de julio, en la final que se disputaba en Berna, los Magiares Mágicos se proclamaran campeones del mundo. Enfrente, además, estaba la humillada selección alemana, que bastante había hecho con colarse en la final. Con esas perspectivas, a nadie le sorprendió que a los
La creación de Eurovisión (Unión Europea de Radiodifusión) permitió que alrededor de cuatro millones de europeos pudiesen ver siete partidos del Mundial de Suiza 1954
En Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Reino Unido, Alemania y Suiza tuvieron la suerte de ver en directo alguno de esos encuentros.
ocho minutos de juego los húngaros ya se hubieran adelantado 2-0 en el marcador, con goles de Puskás y Czibor, dos de sus grandes estrellas. Pero, como ya sucediera en Brasil, lo de ir de favoritos no siempre es garantía de victoria. Y de ello dio buena cuenta la sorprendente remontada de la selección germana, que, gracias a los goles de Morlock (minuto 10) y Helmut Rahn, alias Boss (18 y 84), obró el «Milagro de Berna», dejando atónitos a los 60 000 asistentes al Wankdorf-Stadion y a los espectadores de los ocho países europeos que, por primera vez, pudieron ver por televisión un evento deportivo.
A tres minutos del final, Ferenc Puskás conseguía el empate (3-3), pero el juez de línea, Benjamin Griffiths, anulaba el gol por fuera de juego, en una decisión muy polémica.
Nadie les dijo que podían hacerlo pero, el 25 de diciembre de 1914, soldados de ambos bandos atrincherados en la frontera franco-belga, en plena Primera Guerra Mundial, decidieron darse una tregua por Navidad, que ya estaba bien de tanta batalla.
El 24 de diciembre soldados alemanes, austríacos, franceses y británicos ya habían dado muestras de que
algo debían de hacer para detener por unas horas aquella sangrienta guerra, con carteles dando la bienvenida a la Navidad y entonando villancicos, aunque fue al día siguiente cuando decidieron incluso enfrentarse, pero no en el campo de batalla, sino en un improvisado campo de fútbol, cambiando las armas por un simple balón. Unos y otros disputaron así un amistoso partido que ha pasado a la
historia por ser capaz de parar una guerra, aunque solo fuese por unas horas. Como lo relataba en una carta el teniente alemán Johannes Niemann, «ellos hicieron su portería con unos sombreros extraños, mientras que nosotros hicimos lo mismo. No era sencillo jugar en un lugar congelado, pero eso no nos detuvo. Mantuvimos las reglas del juego a pesar de que el partido solo duró una hora y no había árbitro».
En el pequeño pueblo francés de Frelinghien, en la frontera con Bélgica, la UEFA inauguró en diciembre de 2014 un monumento en recuerdo de aquella tregua navideña de 1914.
«Quiero homenajear a los soldados que hace cien años expresaron su humanidad jugando juntos al fútbol».
Michel Platini, entonces presidente de la UEFASoldados alemanes y británicos, posando durante la famosa tregua de Navidad.
Es muy posible que a muchos aficionados al fútbol eso de que un partido dure 90 minutos les parezca muy poco. Pero de ahí a que dure más de tres horas ya parece excesivo. Y, si no, que se lo pregunten a cualquiera que haya asistido a un partido longplay, como el que disputaron el Stockport y el Doncaster.
Partidos de récord Guinness al margen o con innumerables interrupciones que computaban para su tiempo final de duración, oficialmente el partido más largo de la historia del fútbol hay que adjudicárselo al Stockport County-Doncaster Rovers. Y es que el encuentro de desempate de la North Cup de la tercera división inglesa que jugaron ambos equipos, el 30 de marzo de 1946, en el Estadio Edgeley Park de Stockport, duró nada menos que ¡3 horas y 23 minutos! Hay que tener en cuenta, eso sí, que por aquel entonces aún no existía la tanda de penaltis para dirimir el vencedor de un partido, de modo que, tras empatar a dos, el Stockport y el Doncaster tuvieron que ir a la prórroga, y ahí la cosa se complicó sobremanera, porque ninguno de los dos equipos logró meter un gol durante esos eternos 30 minutos. Así que más prórroga, hasta que Les Cocker logró marcar para el Stockport en el minuto 173 de partido. La euforia, sin embargo, duró poco porque el árbitro anuló el gol. Conclusión: después de más de tres horas de partido, finalmente hubo que suspender el encuentro y decidir con una moneda al aire dónde se jugaría el partido de desempate. La suerte cayó del lado del Doncaster, que en su campo derrotó 4-0 al Stockport, ya en un partido normal y corriente.
Considerando las 3 horas y 30 minutos que duró el partido, podría decirse que el que disputaron el Santos de Brasil y el Peñarol de Montevideo, el 2 de agosto de 1962, en el Estadio Urbano Caldeira, es el más largo de la historia. Claro que este partido de vuelta de la final de la Copa de Campeones de América estuvo plagado de incidentes, lo que obligó al árbitro a tener que detener el encuentro cada dos por tres.
Lo de nacer en Múnich lo llevó necesariamente a jugar en el Bayern, donde se convirtió en el Kaiser; o sea, en el mandamás de la defensa tanto de su equipo como de la selección alemana, a la que ningún contrario podía acceder sin su autorización.
Con un exquisito toque de balón, un espíritu indomable y un gran dominio técnico, pronto dejó claras sus aspiraciones a ser el mejor líbero de la historia. Sin ir más lejos, en el Mundial del 66, en el que Alemania fue finalista, marcó cuatro goles y dejó su tarjeta de presentación para que contaran con él en el de México 70, en el que ya fue ascendido a Gran Capitán; en la Eurocopa de 1972, en la que abanderó una selección alemana de armas tomar, y, desde luego, en el Mundial del 74 jugado en casa, en la que volvió a ser el líder de la potente maquinaria germana, a la que solo fue capaz de hacerle sombra una Naranja perfectamente exprimida. Por supuesto, también en el Bayern ejerció de Kaiser y tiró de galones para que su equipo ganara todo lo ganable. Una buena recompensa, a la que tampoco le faltó el Balón de Oro en 1972 y 1976. ¡Qué menos para alguien que fue emperador de Alemania y de Europa, con claras aspiraciones al cetro mundial!
Para certificar la leyenda de Beckenbauer, basta con echar la mirada atrás y recordar su hazaña en la semifinal del Mundial de 1970 que enfrentó a Alemania con Italia. Y es que, en el llamado Partido del siglo, el emperador alemán se negó a abandonar el terreno de juego en la prórroga, a pesar de tener el hombro derecho dislocado. La selección germana acabó perdiendo 4-3, pero el gesto de Beckenbauer engrandeció su liderazgo.
o cierto es que en Barcelona esperaban a Maradona como agua de mayo, pero, para desgracia culé, la alegría solo duró 13 partidos, lo justo para que una lesión lo dejara fuera de juego hasta marzo de 1983. Su reaparición solo sirvió para que el Barça ganará la Copa del Rey, tras vencer 2-1 al Real Madrid. Y poco más en los dos turbulentos años que estuvo en el club azulgrana, hasta que, al concluir la temporada 83-84, fue traspasado al Nápoles. Allí la historia del Pelusa ya fue otro cantar. Con él a los mandos, los azzurriganaron en la temporada 86-87 el primer scudettode su historia, sin olvidar el de 1990, la copa de la UEFA del 89 y la Supercopa de Italia del 91, lo que encumbró a Maradona a los altares napolitanos, en los que todavía sigue. Como en Argentina, donde, tras ganar el Mundial del 86, se consagró como un Dios inmortal al que todos los aficionados continúan adorando y lo seguirán haciendo por los siglos de los siglos.
La inolvidable conquista del Mundial del 78, un juego de fábula y tocado por la mano de Dios elevaron al 10 de la Albiceleste a la categoría de estrella planetaria, así que al Barça le debió de parecer calderilla los 1200 millones de pesetas que pagó a Boca Juniors por su traspaso en 1982. 9
MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA MARADONIANA 10LOS
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La pelota no se mancha.
Amar al fútbol sobre todas las cosas.
Declarar tu amor incondicional por Diego y el buen fútbol.
Defender la camiseta de Argentina respetando a la gente.
Difundir los milagros de Diego en todo el universo.
Honrar los templos donde predicó y sus mantos sagrados.
No proclamar a Diego en nombre de un único club.
Predicar los principios de la Iglesia maradoniana.
Llevar Diego como segundo nombre y ponérselo a tu hijo.
No ser cabeza de termo y que no se te escape la tortuga (no vivir alejado de la realidad y no ser un inútil).
Aunque su gran momento de gloria no lo vivió en España, a día de hoy nadie puede discutir que Luis Suárez ha sido uno de los mejores jugadores del fútbol español y el primero en fichar por un club italiano, lo que fue considerado una auténtica hazaña.
Ni siquiera el Balón de Oro que recibió en 1960, el único concedido a un jugador español hasta hoy, impidió que el Barça traspasase a Luis Suárez al Inter en 1961. La crisis económica por la que atravesaba el club fue una sustanciosa razón para que el Arquitecto , como así lo llamaba Di Stéfano por la precisión en sus pases, recalara en el equipo milanés a cambio de ¡25 millones de pesetas!, una cifra récord para la época. A decir verdad, tampoco es que la situación de Suárez en el Barça fuese idílica, a pesar de su gran momento de juego, así que su llegada al Grande Inter , apelativo con el que se conoce su época dorada en los 60 , no fue ni mucho menos traumática. Muy al contrario, pronto se convirtió en uno de los principales referentes del equipo y en un ídolo para la afición, por el que aún siente auténtica veneración. Y no es para menos. Con Suárez al frente de un equipo de fábula, el Inter logró
3 scudetti, 2 Copas de Europa consecutivas y 2 Copas Intercontinentales. Por si fuera poco, a todo ello hay que unir su decisivo papel en el triunfo de la selección española en la Eurocopa de 1964 , a la que llegaba pletórico de forma y saboreando las mieles del triunfo en su dulce y acogedor hogar milanés.
Después de la llegada de Luis Suárez al Inter, el siguiente en poner rumbo al fútbol italiano fue Luis del Sol, el centrocampista del Betis y del Real Madrid, entonces otra de las estrellas del fútbol español. En su caso, su destino fue la Juventus, equipo al que se incorporó en la temporada 1962-63 y en el que dejó una huella imborrable, hasta el punto de que su nombre figura en el paseo de la fama del estadio de la Juve. Tras ocho campañas en LaVecchiaSignora, en 1970 fichó por el Milan, para, dos años después, regresar al Betis de su alma.
El apodo con el que era conocido, la Galerna del Cantábrico, le iba como anillo al dedo. Bastaba con ver la extraordinaria velocidad que tenía, lo que hacía que no hubiese defensa capaz de darle caza, y la tormentosa fuerza que desplegaba en su posición de extremo izquierdo.
Gento, con el brazalete de capitán, en la salida al terreno de juego de Juventus y Real Madrid para disputar, en febrero de 1962, en el Stadio Comunale de Turín, el partido de ida de los cuartos de final de la Copa de Europa (0-1).
Con esas climáticas credenciales, poco sorprendió que en la temporada 1953-54 aterrizase en el Real Madrid procedente del entonces Real Santander, el equipo de su tierra, con el que poco antes había debutado en Primera División. Ya en las dieciocho temporadas que vistió la camiseta blanca Francisco Gento, Paco para los amigos, lo fue todo, y con cifras astronómicas. En resumidas cuentas: 600 partidos oficiales , 182 goles, 6 Copas de Europa, 12 Ligas, 2 Copas de
España… Y todo ello además de su condición de veterano líder de aquel inolvidable Madrid ye-yé que recuperó el trono europeo en 1966 y confirmó a Gento como uno de los mejores extremos zurdos del mundo. ¡Ah!, y que no se olviden los 44 partidos que jugó con la selección español a y los dos Mundiales que disputó con ella: el de Chile de 1962 y el de Inglaterra de 1966, en los que la Galerna del Cantábrico también demostró que era un temporal de consecuencias devastadoras.
«Gento ha sido el mejor extremo izquierdo del mundo. Lo comprobé en un partido con la selección», Eusébio, capitán del Benfica y de la selección portuguesa.
Al igual que sucede con otros legendarios jugadores, resulta difícil elegir uno de sus mejores goles, uno de esos que hayan pasado a la historia del fútbol sin necesidad de explicarlos ni decir nada al respecto, sino solo verlos de nuevo.
Ese podría ser el caso del estratosférico gol que el delantero brasileño Ronaldo Nazário, con la camiseta del Barça recién estrenada, marcó al Compostela, en su Estadio de San Lázaro , el 12 de octubre de 1996. Y todo en apenas diez segundos . Es decir, justo el tiempo que tardó el Fenómeno en coger el balón en el centro del campo y, como un auténtico obús, poner la directa a la portería contraria con una potencia descomunal sorteando a todo jugador compostelano
que le salía al encuentro; a saber: William, Bellido, Passi, Fabiano, José Ramón, Mauro y Chiba. Hasta que, empujones y agarrones incluidos, se plantó dentro del área y, cayéndose al suelo, remató al fondo de la portería que defendía el meta compostelano Fernando, que, como el resto de la grada, se quedó atónito después de ver lo que el Fenómeno acababa de hacer. Desde luego, uno de los mejores goles de la historia, que explicaba muy bien qué clase de jugador era Ronaldo y qué era capaz de hacer con un balón en los pies.
Nadie discutía la estratosférica potencia con la que Roberto Carlos disparaba, pero lo que era imposible imaginar era que en su pierna izquierda tuviera escondido un lanzamisiles.
Todo ocurrió el 3 de junio de 1997 , en el Estadio Gerland de Lyon, en un partido amistoso entre las selecciones de Francia y Brasil. Aquel día, tras una falta cometida a 35 metros de la portería, el lateral brasileño Roberto Carlos colocó el balón minuciosamente, retrocedió 18 pasos, tomó carrerilla y golpeó con su pierna izquierda el balón. Este sorteó la barrera y, tras hacer trayectoria increíble, terminó entrando en la portería del incrédulo guardameta francés Fabien Barthez. El fantástico lanzamiento de tiro libre de Roberto Carlos hizo que su tanto pasara a la historia como «el gol que desa -
fió a la física». De ahí que un grupo de científicos franceses acabara incluso estudiando su desco munal disparo, concluyendo que aquel gol no fue fruto de la casualidad, sino que la trayectoria del balón era lo que científicamente se conocía como « efecto magnus » , cuya explicación quizá convenga dejar para mejor ocasión. Lo realmente destacable es que el gol de Roberto Carlos es el único del que se tiene referencia, aunque es probable que haya otros, que ha pasado a la historia no solo por su espectacular ejecución, sino también por haber desafiado, y de qué manera, las leyes de la física.
«Nos topamos con una ley inesperada de la física», afirmó David Quéré, uno de los científicos de la École Polytechnique de París, que en 2010, estudió el tiro libre de Roberto Carlos, que alcanzó una velocidad aproximada de 100 km por hora.El balón Adidas Tricolore fue el utilizado en el espectacular tiro de falta directa de Roberto Carlos en 1997. Roberto Carlos celebra con sus compañeros su estratosférico gol a Francia .
Este libro reúne todos aquellos episodios de la historia del fútbol grabados con letras de oro, como las fechas clave que le han dado vida desde su nacimiento oficial allá por 1863; sus anécdotas y curiosidades más memorables; aquellos jugadores galácticos, como Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Maradona, Zidane, Messi y Cristiano Ronaldo, que están en el corazón de todos los futboleros; los goles, las jugadas y los partidos que merecen ser rebobinados cuantas veces sean necesarias; los equipos que han hecho grande su historia, como el Real Madrid, el Ajax, el Liverpool, el Bayern, el Milan y el FC Barcelona, y las selecciones nacionales, como la de Brasil, Argentina, Italia, Alemania, Francia y España, que han brillado con luz propia en las distintas competiciones internacionales…Y para que no falte de nada, esta historia dorada del fútbol tiene hasta su particular prórroga, en la que hay un guiño al fútbol femenino español y a aquel que se practica en familia.