TALLER DEL ZORRO
Hilario Estambre Texto e ilustraciones Agustina Pepe Carmela Michat Daniela Vasiliadis Lara Boggiano Franca Noceti Matilda Guterman Serena Gutraich
漏 2015, Taller del Zorro www.tallerdelzorro.com.ar
Se prohibe la reproducci贸n total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin la autorizaci贸n por escrito del titular de los derechos.
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H
ace mucho tiempo cuando los sarpinógilos comían zanahorias y no volaban porque no tenían combustible, un botánico llamado Hilario Estambre sacó de su maletín una malteada de lima limón para alimentarlos. Los sarpinógilos contentos empezaron a volar sincronizadamente.
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Fue en aquellos días que Hilario conoció a la princesa italiana. Estaba trepado a un árbol examinándolo y paf, se cayó al lodo. Hilario se limpió el barro de su ropa y miró a los ojos a Francesca Begonia de Los Bosques de Fábulas. Los dos quedaron impactados. Francesca tenía unos inmensos ojos verdes que brillaban en medio de su cara pálida. Tenía labios muy rojos y usaba un traje de exploradora con estampado floreado. En su cuello colgaba un collar donde relucía una piedra en forma de pétalo. Hilario, notó la forma extraña de la piedra y preguntó –¿Quién te dio ese collar?-
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-Este es un pétalo que pertenece a una flor muy rara- respondió Francesca, que era una princesa apasionada por la botánica. – Se llama “Planta lunar”. Mi bisabuelo la descubrió y la tenía guardada en un invernadero, pero una noche alguien la robó y solo quedó este pedacito. Nadie sabe cuándo llegó a la tierra, solo que cayó una semilla de la luna y creció hasta convertirse en esa planta tan especial. Tiene los mismos poderes que la luna: atrae a los hombres y a los animales y lo más importante, al agua. Ella te puede aceptar o rechazar. Si te acepta, brilla más fuerte y si te rechaza, se desata un maremoto.
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Hilario quedó asombrado, había escuchado hablar de semejante espécimen antes, pero no sabía que tenía tanto poder. Le propuso que las buscaran juntos. Como sabían que la planta solo crecía en lugares oscuros, le propuso que la buscaran en una cueva de la zona llamada: Kuu Tumma.
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Así emprendieron juntos la búsqueda de la planta lunar. Atravesaron la selva con mucho cuidado, escapando de tigres, serpientes y tatacanes. Fueron perseguidos por un chacal de dientes afilados. Llegaron agitados, sedientos y con mucha mucha hambre a la entrada de la caverna. Ahí los esperaba una planta parlante que repetía incansablemente un trabalenguas “una rosa triste, de la tristeza infinita, que atrista hasta los tigres tan tristes que nadan, en la laguna de las medusas” “una rosa triste, de la tristeza infinita, que atrista hasta los tigres tan tristes que nadan, en la laguna de las medusas” “una rosa...
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Los dos enamorados intentaron ingresar a la cueva pero no sab铆an por d贸nde. Solamente cuando Hilario y Fancesca consiguieron repetir el trabalenguas a la perfecci贸n las piedras se corrieron y pudieron entrar.
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Estaba oscuro, oscurísimo. Era un lugar tenebroso. En completa oscuridad caminaron por la cueva, tenían que guiarse con sus manos y notaron que las paredes estaban húmedas, como si estuvieran hechas de barro. Parecía que iban deshaciéndose lentamente a su paso. Tenían frío. Empezaron a temblar. La cueva estaba en completo silencio. De pronto Francesca sintió el ruido de una respiración agitada, malévola. ¿Hilario, sos vos? Hilario agarró a Francesca del brazo y corrieron muertos de miedo. Y de repente, zaz, cayeron a un pozo.
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Sintieron que la panza se les escapaba por la boca. En su caída rozaron enredaderas, piedras, se cruzaron con sapos, lombrices, sarpinógilos ciegos y murciélagos leales y finalmente, después de caer y caer y caer aterrizaron en un suave colchón de pétalos turquesas. La intuición les decía que debían seguir el camino de pétalos. Continuaron caminando hasta llegar a un lugar donde el piso parecía hundirse. ¡Arenas movedizas! Miraron a todos lados para ver si algo podía ayudarlos a cruzar. Enredaderas. Fueron colgándose de a una por una, como lianas hasta atravesar las movedizas arenas.
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Al rato llegaron a un invernadero con miles de plantas. Vieron un cartelito dorado que decía: “Estas son las plantas lunares, pero sólo una es la verdadera. Presta atención al acertijo trabalenguas y descubrirás cuál es”. Recorrieron el invernadero. Estaban desconcertados, cansados. Querían abandonar la búsqueda y salir al aire libre. Tenían hambre, sed y les dolían los rasguños. Francesca cansada y sin entender qué pasaba se sentó frente a miles de plantas iguales y mirando fijamente a una empezó a llorar.
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Hilario se preguntó por qué. Francesca con una sonrisa en la boca empezó a recitar : “una rosa triste, de la tristeza infinita, que atrista hasta los tigres tan tristes que nadan, en la laguna de las medusas” “una rosa triste, de la tristeza infinita, que atrista hasta los tigres tan tristes que nadan, en la laguna de las medusas” “una rosa...
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Francesca agarrรณ la planta. Besรณ a Hilario y bailando alocadamente gritaron a la vez: La planta verdadera es la que hace llorar! Hilario y Francesca decidieron viajar en un sarpinรณgilo a la luna para llevar a la planta, pero eso serรก otra historia que contaremos mรกs adelante.
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Esta edici贸n de Hilario Estambre y la planta lunar se termin贸 de imprimir en Buenos Aires en el verano del 2015.
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