LA MEMORIA DECAPITADA - SEGUNDA PARTE

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PARTE 2


DÍAS DE RECUERDOS La casa de todos los tiempos • Visibilidad peligrosa • Discursos desplazados • ITINERARIOS URBANOS Y ESTRATEGIAS DE REPRESENTACIÓN El cuerpo, monólogo de una tragedia Arqueología de un paisaje perdido • LA ESTÉTICA DEL DESARRAIGO Las propiedades quiméricas • Cómo nombrar territorio • Un texto para un nuevo palimpsesto • LA DINÁMICA Y EL CONTEXTO SOCIOPOLÍTICO RECIENTE DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN COLOMBIA, ANTIOQUIA Y MEDELLÍN. (datos generales) • Estructura y dinámica del desplazamiento en Colombia •

Contexto sociopolítico nacional • Nuevas características del fenómeno •

Los desplazados por la violencia como víctimas frente a la Ley de Justicia y Paz • Dinámicas recientes del desplazamiento forzado en Antioquia y Medellín • El fenómeno en Antioquia • Dinámica sub –regional • Contexto sociopolítico departamental • El fenómeno en Medellín • Desplazamiento intra-urbano en Medellín • Contexto sociopolítico local • El desplazamiento forzado en Medellín frente al Plan de Ordenamiento Territorial • Un contexto internacional para el fenómeno del desplazamiento

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En el ámbito democrático contemporáneo, la sociedad libra una constante lucha por alcanzar la justicia, entendida como reconocimiento de las diferencias individuales en el marco de la igualdad de todos frente al ejercicio del derecho y al uso y disfrute de lo que crea y produce la misma sociedad. Es éste el “Mínimo Moral” al que hace alusión Adela Cortina; es decir, el conjunto de valores a los que una sociedad no puede renunciar sin hacer dejación de su humanidad. El individuo es tanto artífice como producto del espacio en el que se mueve. La ciudad, como entidad política y cultural y como el lugar que define una determinada espacialidad, marca las pautas de comportamiento, las formas de pensar, las actitudes frente a lo público. La espacialidad de la ciudad y, particularmente, de la entidad barrial, cualifica o negativiza la existencia del individuo y de la colectividad. LA CONFORMACIÓN A NIVEL PLANETARIO DE LA CIUDAD COMO EL ESPACIO DE LA EXISTENCIA DE LA MAYORÍA DE LA POBLACIÓN MUNDIAL, CONSTITUYE UNA PREGUNTA FUNDACIONAL. NO SÓLO PORQUE LA CIUDAD (Y LA IMAGEN DE LA MISMA) QUE CONSTRUYÓ LA MODERNIDAD (ES DECIR, EL CAPITALISMO DESARROLLADO Y LA ÉPOCA DURANTE LA CUAL SE FUE REVOLUCIONANDO EL ÁMBITO SOCIOESPACIAL QUE AHORA TRATAMOS) HA MOSTRADO YA SU LIMITACIÓN Y PARCIALIDAD COMO AMBIENTE Y COMO CULTURA, SINO PORQUE LA VIOLENTA EXTENSIÓN DE LOS PARÁMETROS GENERALES DE ESA MISMA IDEA DE CIUDAD ALREDEDOR DEL MUNDO Y SU COLISIÓN CON LAS PERSPECTIVAS PROPIAS DE CADA ÁMBITO GEOGRÁFICO-CULTURAL HAN TRANSFORMADO LAS FORMAS DE VIVIR DE TODOS LOS HOMBRES DEL PLANETA.18

En Colombia las ciudades, particularmente las principales capitales, son los puntos más concurridos por las personas que, agobiadas por la guerra, emprenden el éxodo. Uno de los mayores problemas que se afronta es que los espacios urbanos no están preparados para recibir adecuadamente a comunidades grandes. La precaria infraestructura y unas políticas difusas para resolver el caos, transforman a las ciudades en espacios abiertos para la mendicidad, la delincuencia y el acrecentamiento de las diferencias. Esto conduce a que se desarrollen nuevos canales comunicacionales entre todos los actores sociales, se conciban otras formas de pensamiento y se re-valore la concepción del hombre y su entorno. El concepto de lo urbano es cambiante y admite la generación de intercambios culturales, espaciales y sociales que invalidan teorías unidireccionales sobre la ciudad. El problema de los desplazados tiene que hacer reaccionar a los habitantes de las ciudades y a sus dirigentes. La visión planimétrica del espacio citadino ha perdido su vigencia y para construir ciudad se hace necesario y urgente que se eliminen las diferencias entre lo público y lo privado. La comprensión de lo que es y lo que no es la ciudad, pasa por la idea de ésta como expresión de lo social. PARAFRASEANDO A CASTORIADIS EN SU VISIÓN DE LO SOCIAL: “LA CIUDAD ES LO QUE SOMOS TODOS Y LO QUE NO ES NADIE, LO QUE JAMÁS ESTÁ AUSENTE Y CASI JAMÁS PRESENTE COMO TAL, UN NO-SER MÁS REAL QUE TODO SER, AQUELLO EN LO CUAL ESTAMOS SUMERGIDOS, PERO QUE JAMÁS PODEMOS APREHENDER EN «PERSONA». ES

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VIVIESCAS, Fernando, “La ciudad: calidad del espacio para la vivencia”. En: GIRALDO, Fabio y VIVIESCAS, Fernando. Pensar la ciudad. Bogotá: TM Editores, 1998 p.148.


ITINERARIOS URBANOS Y ESTRATEGIAS DE REPRESENTACIÓN UNA DIMENSIÓN INDEFINIDA, INCLUSO SI ESTÁ CERRADA EN CADA INSTANTE; UNA ESTRUCTURA DEFINIDA Y AL MISMO TIEMPO CAMBIANTE, UNA ARTICULACIÓN OBJETIVABLE DE CATEGORÍAS DE INDIVIDUOS Y AQUELLO QUE, MÁS ALLÁ DE TODAS LAS ARTICULACIONES, SOSTIENE SU UNIDAD. ES LO QUE NO PUEDE PRESENTARSE MÁS QUE EN Y POR LA INSTITUCIÓN, PERO QUE SIEMPRE ES INFINITAMENTE MÁS QUE INSTITUCIÓN, PUES LA FUNDAMENTA, CREA, MANTIENE EN EXISTENCIA, ALTERA Y DESTRUYE. LA CIUDAD ES UNA CREACIÓN MUY PARTICULAR: ES UNA CREACIÓN DE CREACIONES QUE CONFIGURA UNA FORMA ESPACIAL TRABAJADA, CONSTRUIDA Y RECONSTRUIDA A TRAVÉS DEL TIEMPO. EN CUANTO CREACIÓN NO ES VISIBLE, SABEMOS DE ELLA A TRAVÉS DE UNA FORMA FRAGMENTADA, PERO NUNCA EN SU TOTALIDAD COMO SIGNIFICACIÓN IMAGINARIA: EMERGE, VA SALIENDO DEL HABITAR PRODUCIDO POR EL HOMBRE EN UN MOMENTO HISTÓRICO DE SU DESARROLLO, EN LO MÁS PROFUNDO Y ESCONDIDO DE SU SER. SE MANIFIESTA SIEMPRE SEMIOCULTA, SUMERGIDA, SÓLO SALE A LA SUPERFICIE A TRAVÉS DE LA FRAGMENTACIÓN DE SU EXISTENCIA: CASAS, CALLES, REDES DE SERVICIOS, INFRAESTRUCTURAS Y TODO AQUELLO QUE DESDE SIEMPRE LE HA DADO SIGNIFICADO AL HECHO CONSTRUCTIVO, LA CONSTRUCCIÓN DE ESPACIOS MATERIALES Y ESPIRITUALES: LA ARQUITECTURA”. 19

La arquitectura que se levanta en las zonas periféricas de Medellín concentra la mayor parte de asentamientos de desplazados y los barrios de invasión que sirven de albergue provisional a hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos que, después de penosos destierros, deciden “instalar” sus destinos en esas zonas que denotan una liminalidad con lo urbano. Las señas visuales de la ciudad aparecen, entonces, signadas por unos hilos de plástico, madera y zinc donde se contienen historias acalladas por la fuerza. Una nueva sonoridad, diferentes texturas y efectos múltiples afectan la sensibilidad urbana y la cadencia del desarrollo individual y colectivo. En la improvisación de estos asentamientos se levantan “cambuches” que sirven de albergue a los recién llegados. Un nuevo tejido se adhiere a la topografía, difícil y escarpada, de las zonas altas (nororientales y noroccidentales) de la ciudad. Es una improvisada arquitectura que se aferra al terreno de una superficie sin límites para contener una neo-grafía. Al ingresar a la ciudad, las comunidades expulsadas de sus territorios perciben el concepto de lo urbano de múltiples maneras. Desarrollan procesos comunicacionales en los que tienen directa relación el entorno, la imagen de ciudad, el campo y la arquitectura móvil y mutante en la que habitan, lo que define una identidad cultural con características muy fuertes dentro del paisaje citadino. En Medellín y en los asentamientos de los desplazados surge un paisaje de visión caleidoscópica, múltiple, fracturada y expansible que se integra o, más bien, hace parte de lo urbano. La cartografía es mutable y sirve de contexto para describir la ciudad como una conjunción de espacios cerrados, abiertos, inconclusos, insinuados, de ambientes presentes en la memoria, de lugares de paso, de interiores brutales; todos ellos elementos que definen la comunicabilidad de lo urbano.

GIRALDO, Fabio. “La ciudad: la política del ser”. En: GIRALDO, Fabio y VIVIESCAS, Fernando. Pensar la ciudad. Bogotá: TM Editores, 1998 pp.9-10. Los textos citados por el autor corresponden a la obra de Castoriadis, Los dominios del hombre. Las encrucijadas del laberinto.

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Los individuos desplazados se acompañan de las pocas pertenencias que logran llevar consigo: la puerta, la cama, la mesa, la ropa, juguetes de los niños, maletas improvisadas: todos elementos identitarios de las familias desarraigadas que permiten un estudio de la fusión sujeto-objeto. Las escenas de familias desplazadas que viven en las calles de la ciudad y en municipios colombianos, configuran una nueva iconografía en la que los sujetos representados (niños, jóvenes, ancianos y mujeres) permiten lecturas diversas y estructuran unos lenguajes portadores de discursos aún por descifrar. Una mirada etnográfica puede descubrir nuevos sistemas de construcción, y sugerir otros planteamientos en la relación público/privado. En estos ambientes, en efecto, se desarrolla una atmósfera nueva que exige otras lecturas y propone problemas que conciernen a la representación visual: la “nueva escritura” que se descifra en esos espacios contenedores y, a su vez, contenidos, traza líneas de sensaciones y de histerias, de gritos, luchas y acoplamientos. Es la lectura de un mapa de pasiones en la que se dibujan la sombra y la luz, se visualizan formas que narran la violencia a través de símbolos, metáforas y asociaciones, se encuentran fragmentos de objetos mutilados que señalan los recuerdos, que aluden al paso del tiempo y que transmiten memoria. Los límites desaparecen, las formas se multiplican y se combinan materiales. TERROR SIGNIFICA SIEMPRE EL USO DE LA VIOLENCIA CONTRA PERSONAS INDEFENSAS. NO SE PRODUCE UNA LUCHA. LA CONSTELACIÓN ES DE UNA ASIMETRÍA TOTAL. PUES LAS VÍCTIMAS NO TIENEN LA POSIBILIDAD DE ENFRENTAR ESOS ATAQUES. DESAPARECE LA RECIPROCIDAD DEL ATAQUE Y EL CONTRAATAQUE. EL TERROR NO ADMITE RESISTENCIA. DE AHÍ QUE TODOS LOS CONCEPTOS QUE HABLAN DE DUELO O DE LUCHA ENTRE DOS FUERZAS SEAN INEXACTOS.20

Estas palabras del sociólogo alemán Wolfgang Sofsky permiten un acercamiento estético al espacio de los asentamientos de los desplazados por la violencia: la casa como campo visual saturado de sensaciones, de objetos que delatan una identidad en el límite –muñecos, zapatos, libros, coches de niños, cuadernos, juguetes…–, como espacio contenedor de las familias desplazadas y de sus múltiples escenografías cambiantes, se hace cuerpo somático; cuerpo antropológico; cuerpo femenino; espacio de inscripciones donde el poder deja sus huellas y produce mutaciones que marcan para siempre la psiquis de la colectividad. UMBERTO ECO SEÑALA QUE CUANDO UNA ACUMULACIÓN DE COSAS MUESTRA OBJETOS DEL MISMO TIPO (ZAPATOS, RELOJES, MÁSCARAS ANTI GAS) O ESTÁ GUIADA POR LA INTENCIÓN DE “CONTAR UNA HISTORIA”, ESE CATÁLOGO DE OBJETOS INCONGRUENTES GANA SENTIDO Y CADA UNO DE ÉSTOS ALUDE A ESA HISTORIA CONTADA.21

Historias contadas, materializadas, que se escuchan y se observan en los asentamientos y que establecen correspondencias con una actitud estética y crítica de la violencia y sus consecuencias. Ejemplos de estas correspondencias son las fotografías del artista Rochelle Costi, en las que se muestran las habitaciones miserables de emigrantes pobres en las favelas f 23

Una mirada etnográfica

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Rochelle Costi . Quartos. Sao Paulo 20

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de Sao Paulo; o, en el panorama del arte colombiano, la presencia de la artista Beatriz

SOFSKY, Wolfgang. “El destruído flujo del tiempo”. En: Revista Humboldt 135. Goethe Institute Inter Nationes. Bonn. p.2 • 21 BERNÁRDEZ SANCHÍS, Carmen, Op. Cit., p.110.


González, quien con su iconografía del conflicto armado en Colombia –realizada durante los últimos quince años a partir de las fotografías que le ofrecen los medios de comunicación, especialmente la prensa– ha dado vida (significado) a tantas víctimas de la violencia, al tiempo que denuncia, plástica y vigorosamente los desmanes que como consecuencia del conflicto recaen sobre los cuerpos de hombres, mujeres y niños. Hoy, cuando en Colombia las cifras del éxodo continúan aumentando y las ciudades y las cabeceras municipales se ven habitadas por pobladores que traen consigo lo único que les ha quedado: su vida, trabajos como los de Beatriz González ofrecen otra lectura capaz de enriquecer y transformar los acercamientos al desplazamiento a partir de componentes sociales, políticos o económicos. EL CUERPO, MONÓLOGO DE UNA TRAGEDIA El deseo de habitar es el motivo que llena de esperanzas el presente de las comunidades desplazadas, deseo que se vuelve forma, imaginario, se dota de sentido y adquiere diferentes corporalidades.

El cuerpo, monólogo de una tragedia

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Pues el cuerpo del hombre es instrumento de comunicación, y su lenguaje puede leerse y analizarse según una compleja red de perspectivas sociológicas, antropológicas, psicológicas y estéticas, entre otras. Dicho de otra manera: el cuerpo humano porta y hace patente la forma esencial de la relación imagen – signo. Entendida la primera como el modo inmediato y concreto de la conciencia, y el segundo como una entidad unitaria y elemental capaz de portar sentido. En el caso de las comunidades desplazadas, el cuerpo como territorio se convierte en la afirmación de la vida individual; punto de partida para ser y existir; es lo que permanece del pasado reciente; es, quizá, la única certeza de la sobrevivencia. En él –volumen sígnico– se hacen visibles las marcas y señales de la tragedia: los recuerdos, los afectos, los sueños, las creencias, los temores adquieren una nueva significación. El cuerpo es también medio, lugar, refugio y transporte connotado de imágenes sugestivas comunes y de imágenes intencionalmente representativas, descifrables en los rostros cansados de quienes formulan preguntas sin respuestas, y en la gestualidad que denota el miedo y el dolor después de caminatas eternas. Así pues, el individuo desplazado se hace visible a través del único espacio que aún le es propio y en el que puede recobrar, de algún modo, su unidad, su centro: el cuerpo, por el cual puede volver a ser. De este modo, se trasciende el sentido orgánico de aquél para elevarlo a una instancia significativa superior: el cuerpo es el monólogo de una tragedia. El período de los años 60/70 estuvo dominado por la confrontación Europa-América. Los años 70/80 se definieron por la simbiosis entre masculino-femenino, y los 80/90 estuvieron señalados por el descubrimiento del multiculturalismo, hasta demostrar que la categoría de la belleza, concepto alrededor del cual se ha desarrollado la estética, ha venido

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en declive. Así lo manifiesta el semiólogo español Pere Salabert, al afirmar que hoy no se atiende tanto a la belleza como a la capacidad que tiene el arte de dinamizar al sujeto, es decir, de movilizarlo sensorialmente “provocándolo” hacia el conocimiento22. Lo cual no significa ofrecerle un conocimiento concreto, sino, simplemente, ponerlo en marcha para que lo adquiera por sí mismo. La amenaza es un acto que se produce sobre un sujeto, la afectación está dirigida a poner en evidencia la vulnerabilidad de la vida, aquella que tiene como soporte el cuerpo. Por otra parte, la mediación del sujeto con el mundo, la concreción de una existencia, sólo es posible gracias a la presencia de un cuerpo, de un espacio físico real en el que la vida tiene lugar. De este modo, el cuerpo es reflejo de las sensaciones internas, que unas veces delata y otras esconde. Pues bien: una cierta libertad de movimiento influye sobre la psique, liberando a su vez al sujeto o, en caso contrario, condicionando su corporalidad. En las expresiones de los cuerpos de las víctimas que trabaja Beatriz González hay una representación proyectiva de su historia, de sus duelos silenciosos, de la incertidumbre que lo marca, de la problemática que en esencia ha coartado su libertad y la independencia de decidir23. De ahí que los cuerpos emplazados ahora en el campo pictórico, el modo de permanencia, la manera de habitar, continúe guardando y conteniendo numerosos elementos de la vida rural y del mundo afectivo y relacional de los hombres y mujeres que inspiran la reflexión plástica, dejando así en evidencia, en los choques ante una realidad que ya no es, una serie de impactos profundos que deben ser leídos desde la producción y circulación de significados para encontrar, de esta manera, más allá de la forma, el contenido de la tragedia. También la artista colombiana Doris Salcedo nos ofrece una obra potente y cargada de fuerza para narrar la violencia en Colombia, centrada en una reflexión sobre el hecho trágico que significó para el país la toma, por parte del grupo M-19, del Palacio de Justicia, y la impotencia que generó frente a múltiples situaciones de la historia colombiana reciente. Maestra de la escultura, desnuda el espacio vacío de la galería para ofrecer al espectador las marcas y señales de la tragedia. Pero tal vez una de sus reflexiones y puesta en escena más contundente gira alrededor del desplazamiento. Por siglos la importancia del cuerpo, de lo material, fue relegada. Importaba el alma de las personas, la estructura sociopolítica, los procesos económicos. Sin embargo, en la historia real, el cuerpo ha sido el espacio donde sucede la mayor opresión: violaciones, agresiones, negaciones, abusos, manipulaciones. Por esto, en cualquier estudio social e histórico, esta categoría no puede ser pasada por alto. Los cuerpos son territorios que (re)significan a partir de discursos que operan en los relatos, porque todo el cuerpo pasa f 26

Los cuerpos son territorios

por el filtro del discurso, del lenguaje y de la actualidad simbólica. El cuerpo es mundo, pues la única forma de asumirlo es en relación con él. Es también, al mismo tiempo, receptáculo de la realidad subjetiva, y es en este doble escenario donde el desplazamiento

22 PIEDRAHITA, Lucrecia y Luisa Restrepo. “Ya no Dios sino el cuerpo”. Entrevista al semiólogo Pere Salabert. En: Periódico El Mundo. Medellín 1999 • 23 Ver PIEDRAHITA, Lucrecia y Luisa Restrepo. “La diosa des–alada. El cuerpo como espacio en los desplazados y sus narrativas de interpretación”. Beca de investigación del Ministerio de Cultura 2002. En Revista Anagramas, rumbos y sentidos de la comunicación. Julio – diciembre 2003.

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puede releerse. Interpretación que hace, severa y acertadamente, la artista Doris Salcedo, quien sin necesidad de poner en escena la representación concreta del cuerpo, re-crea los espacios donde éste se desplaza, ama, vive. Una casa, una habitación, un armario de recuerdos, objetos domésticos que hablan de una vida en familia. Una cama ensamblada en un armario duramente sellado con cemento es la imagen de cuerpos que callan. Esculturas que se sirven de materiales como la madera, el hierro, las telas o ceras, y le permiten a la artista crear un escenario narrativo que describe visualmente la violencia. El elemento determinante en su producción es la existencia de una víctima real detrás de cada obra; la existencia de un cuerpo silencioso que se desplaza entre el vacío de los espacios del abandono que la artista construye. De aquí su afirmación: YO EN EL MOMENTO DE ELABORACIÓN DE LA ESCULTURA SOY LA VÍCTIMA EN EL ACTO SIMULTÁNEO DE CONTAR Y VIVIR SU HISTORIA. PARA UTILIZAR EL TÉRMINO DE DELEUZE: SOY UNA CONEXIÓN ENTRE LAS VÍCTIMAS, CON SU EXPERIENCIA INVISIBLE Y MARGINAL Y EL PÚBLICO QUE SE ACERCA A MI OBRA... EN MI OBRA TRATO DE YUXTAPONER EL ESPACIO DE RITUAL AL ESPACIO DE LA ESCULTURA. EL ARTE PUEDE RESTITUIR LA DIGNIDAD QUE LE HA SIDO ARREBATADA A LAS VÍCTIMAS EN EL MOMENTO DE SU MUERTE VIOLENTA.24

Respuesta simbólica a las formas de la violencia colectiva que marcan la vida del país, las obras de Doris Salcedo nos acercan a los textos visuales que se producen como resultado de los episodios violentos que hoy forman parte de nuestra realidad, y abren la posibilidad de entenderlos como un espacio significante susceptible de ser descrito según los cuerpos y las marcas del dolor y la tragedia que lo representan. El cuerpo es, pues, un operador simbólico que irrumpe a través de ciertos dispositivos estéticos para señalar la conflictividad presente en la esfera de lo público y lo privado. Si miramos a lo largo del muro de la historia, encontraremos una galería de imágenes en las que el ejercicio violento del poder ha marcado, signándolas, sus huellas sobre los cuerpos humanos, evidencia de sus horrores y desmanes. Cuando el cuerpo humano es “registrado” por el poder, se convierte necesariamente en un espacio de control y en archivo que denuncia.

Cuerpos silenciosos

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Un espacio de control

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EL PODER NO ES UNA SUSTANCIA. TAMPOCO ES UN ATRIBUTO MISTERIOSO DEL QUE HABRÍA QUE BUSCAR SUS ORÍGENES. EL PODER NO ES MÁS QUE UN TIPO PARTICULAR DE RELACIONES ENTRE INDIVIDUOS. EL RASGO DISTINTIVO DEL PODER CONSISTE EN QUE DETERMINADOS HOMBRES PUEDEN DECIDIR MÁS O MENOS TOTALMENTE SOBRE LA CONDUCTA DE LOS HOMBRES, PERO NUNCA DE MANERA EXHAUSTIVA O COERCITIVA.25

Así explica Foucault el concepto de razón de Estado. Sabemos, sin embargo, que en el acaecer histórico las relaciones entre individuos han dejado sus marcas permanentes en el cuerpo humano, transformándolo en el espacio significativo por excelencia para imprimir en él las huellas del dolor.

GUTIÉRREZ, Natalia. “Conversación con Doris Salcedo”. En: Revista Art Nexus. Bogotá. 1996 pp.48–49 • 25 FOUCAULT, Michel. Surveiller et punir. Naissance de la prision, Gallimard, París 1975. (Tr. It. Sorvegliare e punire, Einaudi, Torino 1976. En: Umberto Galimberti, “Il corpo”. Universale Economica Feltrinelli. Feltrinelli Editore. Milano 1997 p.220.

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ARQUEOLOGÍA DE UN PAISAJE PERDIDO El recorrido de los nuevos inmigrantes en la ciudad es largo. Calles, avenidas, parques. El camino se empina. El paisaje cambia de figura. Paredes desteñidas, colores rebuscados. Las casas se juntan sobre las pendientes hasta asfixiar sus fachadas. En el ambiente, un olor a verduras y pescados descoloridos, frutas y aceites, se combina con la imagen de un hombre sentado a la puerta de acceso de un billar, una fila de personas que espera en el granero de la esquina, un niño que toma el sol en los brazos de su madre, muchos jóvenes que vigilan cada cuadra con mirada inquisidora. Son las 10 de la mañana. El camino se empina cada vez más. El único elemento que sustenta aquellos espacios es la escalera. Madera, cemento, piedra. Acceso, puente, nudo, lazo, ascenso. La escalera es el único vínculo de unión entre la calle y el interior de la casa. Puente entre lo público y lo privado. Extensión de geografía urbana que permite hacer comunicable el adentro y el afuera. Estos barrios periféricos son la cornisa de Medellín. En ella se remata, a manera de bajorrelieve, la verdad de una ciudad. Las escaleras, que como caracol envuelven las fachadas, son los elementos donde se narran encuentros que describen una búsqueda de lo diferente, diversas maneras de abordar y mirar el mundo. Intercambio de tragedias entre centauros y lapitas cotidianos, contemporáneos. En ese friso donde es posible leer un tiempo público, se combinan escenas que parecen provistas de una significación imposible. Un camión oxidado, estrellado contra un poste de la luz, es una instalación provocada. Calles coronadas con triángulos de colores que cuelgan de ventana a ventana. Una escoba recostada a una puerta dejada por el tiempo. Cosas viejas, objetos que trasmutan su identidad para protagonizar una puesta en escena. Son imágenes radicales, subversivas, reposadas, provocadoras, que espían el ambiente y exigen una resignificación en el contexto. El viaje continúa. Al fondo de esas escenas se extiende un tapete de verdes degradados y azules monocromos, sobre el cual se posa una arquitectura flotante que se integra y da forma y carácter al tejido urbano. Casas etéreas que se levantan sobre las montañas, que parecen estar desposeídas de materia. Las paredes y los techos de plástico, cartones y fragmentos de madera remiten, con su fragilidad, a la simbiosis casa/cuerpo. La ciudad, lugar de representaciones y símbolos, se resume en esta idea de una casa/cuerpo: estructura femenina donde reposan los sueños de tantos hombres y mujeres; cuerpo de mujer como escenario teatral donde sucede la vida y se detiene la muerte; imagen que provoca y desata las rivalidades de todos los que quieren poseerla. La casa/cuerpo se convierte en un espacio habitable, habitacional. Mujer-hogar, mujer-casa, mujer-refugio son los referentes para desarrollar, de nuevo, el sentido de pertenencia a un lugar. Aluden a un trozo de campo, de paisaje, de jardín y re-fundan la

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relación mundo/naturaleza/ciudad/hombre, en la que la naturaleza –entendida como el espacio conocido, limitado, circunscrito, definido, los territorios que se conocen, manejan y dominan– obra como punto intermedio entre el mundo, la ciudad y el hombre. Y la casa configura también el cuerpo de la mujer: mujer-barca, mujer hecha de piezas, que se construye y se arma; mujer-tierra, mujer-agua, a la que hay que “fundar” en un espacio físico para, después, convivir en ella y con ella. Es ésta la manera más “personal” de adecuar, concebir y construir vivienda, y de apropiársela. La idea de la casa/cuerpo se convierte en la más contundente imagen/símbolo capaz de definir a una comunidad: sus relaciones sociales, su cotidianidad, sus lazos comunicacionales, sus encuentros, su relación con la naturaleza, sus caminos recorridos y por recorrer; su vida en familia, su vida en barrio, su vida en ciudad, su vida en pareja. En esa casa enclavada en lo alto, la representación de movimientos ondulantes, pausados, suspendidos, permiten ver el ensamble de zapatos, muñecos, sombrillas, fragmentos de mesas y de sillas, montones de piedras y hasta la cabeza de un gato de juguete, que definen una construcción. La fascinación de estas construcciones rememora la del artista Marcel Duchamp por los ritmos de los objetos encontrados y convertidos en arte a través del gesto y de las múltiples miradas de un público y de un niño, de las intenciones y necesidades de la gente. Así, en los asentamientos de los desplazados en la ciudad de Medellín el objeto adquiere una dimensión estética y amplía el campo de acción del lenguaje artístico, al atribuir valores y elementos de significación al ready-made, trascendiendo su objetualidad y adquiriendo una función metalingüística. De esta manera, la resignificación de los objeto de uso, en sus aspectos formales y conceptuales, conduce a las nuevas estéticas urbanas hacia la superación del dualismo arte y vida. El objeto ligado a lo cotidiano, que toma nuevos usos, trasciende su integridad funcional y asume valores metafóricos, que sirven de base para entender el asentamiento como un territorio atravesado por dinámicas sociales y políticas que están en constante lucha.

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Un lugar ajeno. Dibujo de niño desplazado. Jonathan Londoño (6 años) Asentamiento Jardín - Oasis. Medellín 1999


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Paz • Dinámicas recientes del desplazamiento forzado en Antioquia y Medellín • El fenómeno en Antioquia • Dinámica sub –regional • Contexto sociopolítico departamental • El fenómeno en Medellín • Desplazamiento intra-urbano en Medellín • Contexto sociopolítico local • El desplazamiento forzado en Medellín frente al Plan de Ordenamiento Territorial • Un contexto internacional para el fenómeno del desplazamiento

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La estética del desarraigo

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El ojo rayado de una muñeca

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Un abecedario inventado

El camino que va desde las avenidas de la ciudad hasta las casas de los desplazados está marcado: el trabajo cotidiano de supervivencia ha construido nuevos significados al exigir combinar objetos y materiales en asociaciones aparentemente imposibles: el esqueleto de un perro se ha convertido en las piezas de juego para los niños de la montaña; en la quebrada, un sillón abandonado, el ojo rayado de una muñeca, las hojas dispersas de un libro; un martillo golpea con fuerza las letras de un abecedario inventado… imágenes de lugares devastados y de memorias decapitadas, ensambladas con pedazos de madera, bañadas de tierra y de basuras; imágenes de violencia, de muerte, de crónicas políticas; objetos mutilados, quemados, recuperados, unidos, que recuerdan y son vida, juego, reunión. Imágenes y objetos arrancados de su silencio. f 32 48

Imágenes de lugares devastados


LA ESTÉTICA DEL DESARRAIGO

En la antropología simbólica o semántica, el paisaje se vincula al mundo de los valores estéticos, puesto que habla de orden, lógica interna de la composición y armonía. En los procesos de interpretación de las comunidades desplazadas, es posible subrayar la expansión del campo estético de un paisaje re-construido, re-creado por las colectividades vulneradas. Paisajes que, al resemantizar los objetos, traspolar los significados, subvertir las relaciones entre lo público y lo privado, adquieren una valoración urbano-rural e imprimen a esta nueva concepción estética una relación con el entorno, no solamente visual sino de expresión y comunicación. Estos nuevos paisajes se constituyen en una presencia efectiva dentro del tejido citadino. Por así decirlo, son la nueva capa constructiva de la ciudad que permite una forma de lectura de lo urbano donde se reconoce y define una forma de territorialidad: aquello que en las zonas periféricas y marginales se presenta como producción plástica, es decir, que tiene intención y dota de carácter y significado los espacios en los que se mueven las comunidades desplazadas. Las imágenes que se producen en estos espacios, reflejo de la barbarie, portan una identidad subjetiva que las reconduce hacia una narrativa de historias y silencios: en la

Forma de territorialidad

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Una lámpara de cristal cuelga de una cabuya en el techo

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Parece ser un cielo de espejos

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fragilidad de las paredes, es posible reflexionar sobre el “objeto estético u objeto estetizado” que, por su comunicabilidad, comporta un sentido para el espectador; los pedazos de madera recubren el cubo que sirve de espacio habitacional; una lámpara de cristal cuelga de una cabuya en el techo del cambuche; un mueble aparador de una sala ahora está ensamblado en la cuna de los niños; los elementos denotan espacios construidos con vigor pero con la liviandad de quien sabe que no construye sobre terrenos firmes; la luz del día parece derretir los muros de plástico; el zinc en los techos parece ser un cielo de espejos en el que se evaporan los reflejos interiores de las habitaciones, además de enmarcar las montañas que circundan la ciudad. La escalera es un elemento siempre presente en los asentamientos: bien en el interior de la casa, adosada a la fachada, o móvil y exterior. En la escasa claridad de los interiores, los marcos que forman entre sí los peldaños de las escaleras recostadas, enmarcan cuadros (en tanto relación de llenos y vacíos) que se construyen mediante combinaciones de objetos, algunos de inspiración surrealista –ropas, muebles, fotografías, costales, cobijas, manos de muñecas–. Se descubren composiciones de contenido poético y, otras veces, político. En algunos encuadres se puede leer la representación transformada del poder tal y como se vive en el hábitat de los grupos de desplazados. En otros sobresalen las acumulaciones, que imprimen nuevas propiedades estéticas a los objetos que las constituyen y definen ambientes o “enviroments” en los que el objeto estetizado se desenvuelve en el espacio produciendo nuevos sentidos tanto para el habitante del lugar, como para el espectador: piedras, retazos de colchones, restos de un fogón de gas, zapatos, trapos y vestigios de un coche para niño que enmarcan el frente de la vivienda, son objetos transmutados en otros que, por la precariedad de las condiciones, los efectos climáticos, los usos y el desgaste, se transforman en ruinas para evidenciar lo pintoresco como categoría estética. En la

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resignificación de los objetos, muchos de desecho, se forman imágenes desmembradas que nos hablan de una estética de lo oculto. Imágenes radicalmente fuertes en las que la posibilidad de asociación entre un grupo de muñecas mutiladas, atadas con un retazo de toalla curtida por el polvo y la tierra, y los fardos funerarios –objetos construidos por los indios en los que colocaban a sus muertos y luego colgaban del techo de sus casas hasta por dos años– es referente del miedo, de la huida. Podría decirse que son objetos-retratos.

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Fardo funerario

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Objetos - retratos

LAS PROPIEDADES QUIMÉRICAS Una casa donde voy solo llamando / Un nombre que el silencio y los muros me devuelven / Una extraña casa que se sostiene en mi voz / Y habitada por el viento. / Yo la invento, mis manos dibujan nubes / Un barco de gran cielo encima de los bosques / Una bruma que se disipa y desaparece / Como en el juego de las imágenes. Pierre Seghers

Al estudiar el espacio y la estética en los asentamientos de los desplazados en Medellín, se hace necesario estudiar la casa, su concepto y significado como elemento de integración; analizar el aspecto plástico de la vivienda y referenciar los valores estéticos, de comunicación y significación del espacio habitacional. De igual manera, hay que pensar la ciudad y el entorno: la valoración de los lugares, la imagen que construyen de la localidad, la configuración y simbolización del territorio y los niveles de comunicación que se desarrollan entre la ciudad, el hombre y la casa.

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Objetos - retratos

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Desde el punto de vista cultural, el problema de los desplazados puede entenderse como un sistema de signos. En efecto, el lugar de la vivienda del hombre es un signo que marca las diferencias entre comunidades y civilizaciones que han hecho historia: es alojarse en un espacio físico, construir en un lugar determinado, seleccionar una topografía, adaptarse a ella para transcurrir. Pensar y sentir la casa como un cuerpo que recibe, protege y guarda, es entender las diferencias, establecidas por Heidegger, entre el sentido del alojamiento y el de la habitación. Para el filósofo, el concepto de alojamiento tiene una significación cuantitativa, material, mientras que la habitación está connotada por valores cualitativos, es decir, espirituales.26 La idea de habitar relaciona íntimamente los conceptos de lugar y ser. Habitar, según Heidegger, es convertir el espacio físico, racionalmente constituido, en una representación material del “ser en la tierra”. Es decir, dotar de significado las categorías del ser y estar. En la relación significativa que se da entre el ser y el habitar un lugar, un espacio, se desarrolla un sentido de identidad y pertenencia, en el cual la función espacial posee unas características culturales, familiares, económicas, sociales, además de unos valores simbólicos que determinan esa relación. Al hacer cada individuo uso del espacio donde habita, construye una relación comprometida, activa y consciente con éste. El hombre habita y es habitado. EL FENÓMENO ARQUITECTÓNICO TIENE UNA ESTRUCTURA INCLUYENTE QUE VA DE LA RAZÓN A LA IMAGINACIÓN, DE LO ÚTIL A LO BELLO, DE DENTRO HACIA FUERA, A SEMEJANZA DE UNA EXPLOSIÓN, CON UNA ORGANIZACIÓN QUE SUPEDITA LOS MEDIOS AL FIN Y QUE SE DESARROLLA DOMINANTEMENTE DEL INTERIOR AL EXTERIOR COMO UN ORGANISMO VIVIENTE. 27

La casa es, para todo individuo, un símbolo protector, refugio, y forma de resistencia al medio externo, abierto. La función primaria de habitar se desarrolla en un espacio concebido para el resguardo, cubierto, íntimo y protector. El hombre moldea el espacio que destina para reunirse con su familia, y le imprime una serie de significados que se f 39

Objetos - retratos

ligan a valores ancestrales, primitivos, culturales y vivenciales... LAS VERDADERAS CASAS DEL RECUERDO, LAS CASAS DONDE VUELVEN A CONDUCIRNOS NUESTROS SUEÑOS, LAS CASAS ENRIQUECIDAS POR UN ONIRISMO FIEL, SE RESISTEN A TODA DESCRIPCIÓN. DESCRIBIRLAS EQUIVALDRÍA A ¡ENSEÑARLAS! TAL VEZ SE PUEDA DECIR TODO DEL PRESENTE, ¡PERO DEL PASADO! LA CASA PRIMERA Y ONÍRICAMENTE DEFINITIVA DEBE CONSERVAR SU PENUMBRA. SE RELACIONA CON LA LITERATURA PROFUNDA, ES DECIR, CON LA POESÍA... LA CASA NATAL HA INSCRITO EN NOSOTROS LA JERARQUÍA DE LAS DIVERSAS FUNCIONES DE HABITAR. SOMOS EL DIAGRAMA DE LAS FUNCIONES DE HABITAR ESA CASA Y TODAS LAS DEMÁS CASAS NO SON MÁS QUE VARIACIONES DE UN TEMA FUNDAMENTAL. LA PALABRA HÁBITO ES UNA PALABRA DEMASIADO GASTADA PARA EXPRESAR ESE ENLACE APASIONADO DE NUESTRO CUERPO QUE NO OLVIDA LA CASA INOLVIDABLE... LA CASA NATAL ES MÁS QUE UN CUERPO DE VIVIENDA, ES UN CUERPO DE SUEÑO. 28

Con los desplazamientos se recobra la concepción humana del espacio que hace referencia a un espacio existencial y, por lo tanto, implica la relación entre cuerpo HEIDEGGER, Martin. “Construir, habitar, pensar”. Citado por SALDARRIAGA ROA, Alberto. “La dimensión cultural de la vivienda”. En: Simposio sobre antropología de la vivienda. Pontificia Universidad Javeriana, Departamento de Antropología – Colcultura, Bogotá 1990 • 27 BACHELARD, Gastón, Op. Cit, p.42 • 28 Ibid, pp.43-46.

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y lugar. Para las familias dislocadas de sus territorios, el problema de la casa conduce necesariamente a la configuración de la concepción humana del espacio: la dimensión socializante y la unidad doméstica donde actúan sus integrantes y en la que definen sus propios imaginarios, siendo este lugar propicio para la hibridación y el mestizaje, para las redes de parentesco, la dimensión económica y la dimensión territorial29. Al hacer uso del espacio, el hombre recurre a formas de apropiación con el fin de recrear su interacción con un lugar donde vivir sus estrategias de resistencia y de pertenencia. Todos estos elementos configuran el sistema simbólico del individuo que, al sentir amenazada su espacialidad, recurre a mecanismos, incluso de poder, para defender el lugar donde puede ser y garantizar su presencia, continuidad, desarrollo y estabilidad. Los planteamientos de Georg Simmel, primer sociólogo que trató con detenimiento la complejidad de la estructura espacial de la significación humana, son importantes: hablan del intercambio fluido y cargado de significación entre el lugar y el hombre, y de las tensiones entre vida y muerte, realidad y mito, lo prohibido y lo transgredido. Según Muntañola, para Simmel, al analizar: LA FORMACIÓN ESPACIAL DE LAS RELACIONES SOCIALES, NO PUEDE ELUDIRSE CORRELACIONAR ASPECTOS FÍSICOS DEL MEDIO –CORTO, LARGO, PESADO, LIGERO, ETC.– CON ASPECTOS SOCIALES DEL MISMO MEDIO –AGRADABLE, DESAGRADABLE, REPRESIVO, HABITABLE, SIGNIFICATIVO O INSIGNIFICANTE, ETC.–, POR LO QUE LO MÁS “OBJETIVO” –(¿QUÉ MÁS OBJETIVO QUE UN EDIFICIO?)– Y LO MÁS “SUBJETIVO” –(¿QUÉ MÁS SUBJETIVO QUE LA VALORACIÓN DE ESTE EDIFICIO?)– DE CUALQUIER CULTURA TIENEN QUE PONERSE NECESARIAMENTE EN CONTACTO… SIMMEL EMPIEZA POR DEFINIR EL ESPACIO SOCIAL ELIGIENDO UNA EXCELENTE DEFINICIÓN KANTIANA: “EL ESPACIO ES LA POSIBILIDAD DE LA COEXISTENCIA”. ANALIZA EL ESPACIO COMO FORMALIZACIÓN DE LAS RECIPROCIDADES SOCIALES ENTRE INDIVIDUOS, GRUPOS O CLASES... LAS FORMAS PARTICULARES DEL ESPACIO SOCIALIZADO: SE AGRUPAN LAS FORMAS PARTICULARES QUE INDICAN QUE LA VIDA SOCIAL DEBE CONTAR CON CIERTAS PECULIARIDADES DEL ESPACIO, A SABER: A. LA EXCLUSIVIDAD DEL ESPACIO, ES DECIR, QUE CUALQUIER TROZO DEL ESPACIO ES ÚNICO. B. EXISTEN LÍMITES SOCIOFÍSICOS DEL ESPACIO POR CAUSA DE SU USO SOCIAL: “EL LÍMITE NO ES UN HECHO ESPACIAL CON REPERCUSIÓN SOCIOLÓGICA, SINO UN HECHO SOCIOLÓGICO CON UNA FORMA ESPACIAL”. C. LOS CONTENIDOS SE FIJAN DENTRO DE UNA FORMA ESPACIAL. O SEA, LA DELIMITACIÓN EN EL USO DE UNA FORMA ESPACIAL A TRAVÉS DE REGLAS DE USO Y LA DETERMINACIÓN CORRELATIVA DE UN SIGNIFICADO. ESTA PECULIARIDAD SE APLICA EN ESPECIAL A CONTENIDOS RELIGIOSOS Y A SU “FIJACIÓN” EN UN LUGAR PRECISO. D. LA PROXIMIDAD A DISTANCIA SOCIOFÍSICAS ENTRE INDIVIDUOS, GRUPOS SOCIALES, ETC. DE HECHO, FUNDA AQUÍ SIMMEL LAS BASES DE UNA SOCIOMETRÍA O PROXÉMICA DEL ESPACIO. E. LA LIBERTAD DEL MOVIMIENTO EN EL ESPACIO. ES DECIR, EN LENGUAJE ACTUAL, EL CAMBIO DE RESIDENCIA. EN SEGUNDO LUGAR HAY QUE TENER EN CUENTA EL EFECTO CONTRARIO, O SEA, QUE LA FORMA Y LA ENERGÍA SOCIOLÓGICAS PROPIAMENTE DICHAS TIENEN TAMBIÉN UN PAPEL A JUGAR SEGÚN LA DIFERENCIACIÓN SOCIAL DE QUE SE TRATE. A. TRÁNSITO DE UNA ORGANIZACIÓN DE LAZOS DE SANGRE A UNA ORGANIZACIÓN POLÍTICA O TÉCNICA.

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Ver GARCÍA CANCLINI. Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Grijalbo. México 1990 pp. 69.

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B. EFECTO DEL TIPO DE SOBERANÍA O PODER DE UN GRUPO SOBRE LOS OTROS EN LA DISTRIBUCIÓN ESPACIAL. C. LOS EFECTOS DE LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE UNIDADES ESPACIALES (FAMILIA, IGLESIA, HOSPITAL, ETC.). D. EL ESPACIO VACÍO CON SU VALOR AMBIVALENTE DE SEPARACIÓN (O DEFENSA, TERRENO DE NADIE) O, AL REVÉS, DE CONVIVENCIA (O TERRENO COMÚN Y NEUTRAL DE ENCUENTRO). PARA SIMMEL, EL ESPACIO ES UN MODELO FORMAL INSUSTITUIBLE, PUESTO QUE MANIFIESTA LA RECIPROCIDAD SOCIAL EN DOS DIRECCIONES CORRESPONDIENTES A LOS DOS GRUPOS DE FORMAS PARTICULARES RESEÑADAS. EN LA PRIMERA DIRECCIÓN, YENDO DEL ESPACIO ENVOLVENTE AL CUERPO SOCIAL, SE TRATA DE PECULIARIDADES PROPIAS DE ESTE ENVOLVENTE ESPACIAL, EL CUAL ES SIEMPRE ESPECÍFICO, LIMITA, FIJA CONTENIDOS, MODULA DISTANCIAS Y, POR ÚLTIMO, ENVUELVE LOS DESPLAZAMIENTOS O EMIGRACIONES, FENÓMENO QUE RESULTA SER COMO PUENTE ENTRE LAS DOS DIRECCIONES O GRUPOS DE FORMAS PARTICULARES QUE ANALIZAMOS. EN EFECTO, LA SEGUNDA DIRECCIÓN, QUE VA DE LAS PECULIARIDADES SOCIALES –DEL SUJETO SOCIAL– HASTA LA ENVOLVENTE MEDIO AMBIENTAL, TIENE SOLAMENTE CUATRO FORMAS PARTICULARES QUE SE CORRESPONDEN CON LAS CUATRO PRIMERAS DE LA DIRECCIÓN RECÍPROCA ANTERIOR, PERO NO EXISTE FORMA OPUESTA AL MOVIMIENTO SOCIAL, YA QUE, LÓGICAMENTE, SE TRATA DE UN “MOVIMIENTO” QUE ESTÁ INFLUIDO POR LAS PECULIARIDADES DE LA SOCIEDAD CONCRETA QUE SE TRATE. LA FORMALIZACIÓN ESPACIAL DE CUALQUIER SOCIEDAD SERÁ, PUES, EL RESULTADO DEL VAIVÉN ENTRE ESTAS DOS DIRECCIONES, O ESTOS DOS GRUPOS DE FORMAS PARTICULARES CONTRAPUESTAS: LAS QUE DEL MEDIO VAN A LA SOCIEDAD Y LAS QUE DE LA ORGANIZACIÓN SOCIAL VAN HACIA EL MEDIO.30

A través de la historia, las comunidades desplazadas han visto cómo se les despoja del elemento más arraigado en sus vidas: la tierra y la casa. Sin este vínculo, se les mutila en gran medida su condición de ser y se les condena al destierro, a deambular por los caminos hasta llegar a aquellas zonas que, consideran, podrán servirles de refugio. Es un largo camino, al final del cual, muchas veces, sólo pueden hacerse al espacio aceptando de otros el manejo de políticas ilícitas, piratas y clientelistas. Una vez se instalan en algún lugar de las ciudades o cabeceras municipales, se establece una nueva relación entre el individuo y el lugar. Relación que intenta resolver las preguntas más inquietantes del desplazado: ¿Cómo proteger ese pedazo de territorio y cómo protegerse a sí mismo? ¿Cómo ocuparlo? ¿Cómo nombrarlo? ¿Cómo darle un significado? Improvisan la arquitectura de su nuevo albergue. Surge en ella la idea de los espacios “soñados”, de lugares que pertenecen a regiones imaginarias, allí donde no han sido saqueados los recuerdos. Pronto las casas se muestran suspendidas en la geografía, porque penden en el abismo. Crean ambientes fuertes que alimentan de activas y cambiantes imágenes a habitantes y visitantes. Callejones estrechos, calles imposibles, pasadizos, parques simulados, el lugar para estudiar, la zona para los juegos, el centro para rezar… manifestaciones de una arquitectura inacabada: espacios que están delimitados en el piso,

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MUNTAÑOLA, Joseph. Topogénesis dos. Ensayo sobre la naturaleza social del lugar. Barcelona: Oikos-Tau, 1979 pp.26-32.


en la tierra de un sector de la montaña o, simplemente, fundados con palos o grupos de piedras. Los lugares existen, se crean en la memoria de cada uno de los habitantes del asentamiento, se respetan y forman parte del imaginario colectivo, enfatizan la relación entre público/privado y entre utopía y realidad.

Una arquitectura inacabada

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Una arquitectura inacabada

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Armando Silva, en Imaginarios urbanos, cultura y comunicación urbana, hace referencia a estos fantasmas urbanos COMO AQUELLA PRESENCIA INDESCIFRABLE DE UNA MARCA SIMBÓLICA EN LA CIUDAD, VIVIDA COMO EXPERIENCIA COLECTIVA, POR TODOS O POR UNA PARTE SIGNIFICATIVA DE SUS HABITANTES, POR LA CUAL NACE O SE VIVE UNA REFERENCIA DE MAYOR CARÁCTER IMAGINARIO QUE DE COMPROBACIÓN EMPÍRICA.31

Fantasmas que son, en la imagen del desplazado, la traducción inmediata del concepto de casa de campo que se resiste a abandonar. En los nuevos lugares, instalados en la estrechez del terreno, reconstruyen el espacio para la huerta, el corral para los animales, el centro de reunión de familias y vecinos, la escuela, el centro médico, el lugar para los talleres de las mujeres o para la oración. Marcas objetivas de los espacios rurales que les han sido arrebatados. Incluso, cuando aún no han sido levantados materialmente, están ahí, presentes, ocupando un lugar en la memoria y, por tanto, son objetos de respeto en el espacio físico. Son y no son. Las ideas fuertemente arraigadas en el imaginario del desplazado en relación con su espacio habitacional y a la concreción de un pequeño pueblo, o a la simulación de un barrio o caserío, se definen por la conjunción de la imaginación y la razón. Soñar el espacio que falta, habitarlo con anticipación a los muros que lo definen y delimitan, hace parte de lo que Bachelard denomina las propiedades quiméricas.

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Soñar el espacio que falta

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Las propiedades quiméricas

... EL ESPÍRITU SE DESPLIEGA EN ÉL, PERO EL ALMA NO ENCUENTRA ALLÍ SU VASTA VIDA. TAL VEZ SEA BUENO QUE CONSERVEMOS ALGUNOS SUEÑOS SOBRE UNA CASA QUE HABITAREMOS MÁS TARDE, TAN TARDE QUE NO TENDREMOS TIEMPO DE REALIZARLO. UNA CASA QUE FUERA FINAL, SIMÉTRICA DE LA CASA NATAL, PREPARARÍA PENSAMIENTOS Y NO YA SUEÑOS, PENSAMIENTOS GRAVES, PENSAMIENTOS TRISTES. MÁS VALE VIVIR EN LO

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SILVA, Armando, Imaginarios urbanos. Cultura y comunicación urbana. Santafé de Bogotá. Tercer Mundo Editores 1998 p.102.


PROVISIONAL QUE EN LO DEFINITIVO. ...TODO ESO NO EXISTÍA MÁS QUE EN SU IMAGINACIÓN; PERO ERA LO SUFICIENTE PARA QUE ESAS PEQUEÑAS PROPIEDADES QUIMÉRICAS ADQUIRIERAN REALIDAD A SUS OJOS. HABLABA DE ELLAS, LAS DISFRUTABA COMO SI FUERAN REALES; Y SU IMAGINACIÓN TENÍA TAL FUERZA QUE NO ME HUBIERA SORPRENDIDO QUE DURANTE LAS HELADAS DE ABRIL O MAYO SE LE HUBIERA VISTO INQUIETO POR LA SUERTE DE SU VIÑEDO DE MARLY.32

La concreción de las imágenes de una arquitectura intangible, pertenecientes al imaginario colectivo de los desplazados, constituye otro fantasma urbano: se respetan los linderos invisibles, se limpia el lugar cada mañana aunque todavía no estén los materiales de construcción, un grupo de hombres se levanta temprano para distribuirse las funciones, pero la espacialidad está en las regiones imaginarias de la mente. Se sabe el número exacto de pupitres que se requieren para ubicar a los niños que asistirán a la escuela; se discuten las medidas de los corrales que albergarán las gallinas y los cerdos; se saben con exactitud las dimensiones y las especificaciones de la huerta; conocen cuántas bancas deberán instalarse en la capilla y, mientras esperan a que llegue el día en el que verán las construcciones terminadas, guardan silencio al cruzar por el lugar que está destinado a la pequeña iglesia. Este fenómeno espacial se presenta con fuerza, presencia, conciencia, y se convierte en el campo privilegiado de la significación. Juego de la memoria que permite el surgimiento de un nuevo concepto: el de un espacio habitable en las regiones de la atemporalidad. Un espacio sin espacio, que transforma el significado del lenguaje real. La creación imaginaria respeta el espacio imaginado. Todo esto constituye símbolos, imágenes que tienen su base material en el mundo psíquico, visibilidades, comportamientos, acciones y experiencias que se desarrollan en el día a día y que proporcionan el sentido del lugar para los desplazados, definiéndoles sus actitudes estéticas.

Parece ser un cielo de espejos

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BACHELARD, Gastón, Op. Cit, pp.93-94.

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CÓMO NOMBRAR TERRITORIO

Un espacio no puede borrar a otro, pero puede arrinconarlo. También los espacios ocupan un lugar, En otra dimensión que es más que espacio. Hay espacios con una sola voz, Espacios con muchas voces Y hasta espacios sin ninguna, Pero todo espacio está solo, Más solo que aquello que contiene. Aunque todo espacio Se confunda al fin con todo espacio. Aunque todo espacio sea un juego imposible, porque nada cabe en nada. Roberto Juarroz

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Estudio sobre la casa. Un acercamiento etnográfico

Al llegar a los asentamientos, muchos de ellos ubicados en los barrios de invasión de la ciudad, caracterizados por la pobreza, la insalubridad, el hacinamiento y la provisionalidad, se pueden ver las casas vestidas de colores amarillos, azules y rojos que se combinan con el negro del plástico carcomido y el color plata de la pocas hojas de zinc que cubren los lugares de vivienda. Así, las banderas se convierten en otro elemento constructivo y sustentante que sirve para dar solidez a la casa nueva, que se hace lentamente, porque los tiempos también cuentan. Los espacios que se construyen después del desarraigo se levantan cotidianamente, lentamente, pausadamente. Otra manera de nominar el territorio es mediante palabras con connotaciones religiosas. A través de ellas, los desplazados sienten protección: “Casa de Dios”, “Dios es amor”, “La esperanza”, “Jesús te ama”, son algunos de los nombres que se encuentran en las puertas de los cambuches. La nominación territorial se hace, además, mediante la rápida construcción de un espacio que concentra la atención de la mayoría de los habitantes de los asentamientos: la capilla, lugar de culto y de respeto entre los habitantes. En el imaginario colectivo, la materialización del espacio dedicado a la iglesia da base y sustento a las familias desplazadas para sentirse en comunidad. Es, además, el lugar de reunión de la junta del asentamiento –encargada de tomar las determinaciones y de velar por que se cumplan las normas mínimas de protección para el desplazado– y fundamento sobre el cual se levantan los sueños de muchos. Montículos de piedras, canecas que perfilan un camino, la representación de la cruz en la que han instalado un letrero con el nombre del asentamiento, lazos tensados que

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lo bordean, son los símbolos, intencionalmente representativos, a través de los cuales los grupos desarraigados conciben su propia realidad y nombran el territorio que ahora les pertenece. Los espacios ocupan un lugar en la memoria, aunque algunos no sobrevivirán a la nueva construcción. OCULTA A TODOS LOS TRAJINES DEL ÁGORA PERMANECE HESTIA, EL FUEGO SAGRADO DEL HOGAR, EL HUSO CÓSMICO DE RELIGACIÓN DE TIERRA Y CIELO. PARA EL GRIEGO, LAS CASAS –Y LA CASA POR ANTONOMASIA, EL TEMPLO– NO PERTENECEN A LA CIUDAD. SON EL REFUGIO CONTRA ÉSTA, MÁS BIEN: EL ÁMBITO DE LA PRIVACIDAD. AQUÍ MANDA LA SANGRE, QUE TEJE LA CONTINUIDAD DE LAS ESTIRPES. ALLÍ AFUERA, LA TECHNÉ: EL LUGAR DEL INTERCAMBIO SIMBÓLICO.33

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DUQUE, Félix, et. al. “Arte y naturaleza”. En: Revista Cimal. Arte Internacional. Valencia. No.51 (1999) pp.29-30.

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Otras formas de nominar el espacio habitacional en las comunidades dislocadas de sus territorios son las de recubrir las casas con carpas de carros abandonados y pedazos de vallas metálicas, o con materiales plásticos de todo tipo de propaganda. Para la construcción recurren a las técnicas de pilotes; a los llenos de tierra con bultos; al levantamiento de caminos de piedras que den apoyo y solidez a los terrenos resbaladizos; a la siembra de árboles, para evitar la erosión de los terrenos; a la combinación de elementos, técnicas y patrones tradicionales con materiales re-ciclados y re-ensamblados para sostener sus viviendas. Es un paisaje urbano-rural, un espontáneo trazado que se adapta a la topografía. Inestables sueños en la montaña que pretenden adaptar a lo que ellos conocen como hogar y que ahora ven limitado por factores externos como la lluvia, los vientos, la temperatura. Generalmente, las viviendas tienen dos alcobas y una zona para la cocina; el piso es en tierra que cubren, en algunos casos, con pedazos de madera o de baldosas. Pocas ventanas y, por lo general, sin vanos, hacen que las sombras parezcan muros. Para los techos usan plásticos, láminas de zinc y hojas de eternit, adosadas a los pilotes de madera con piedras, ladrillos, troncos, llantas de carro o cualquier otro objeto insospechado. Letrinas comunales o canecas grandes a las que se les acondiciona una llave de agua hacen las veces de “zona de servicios”. Todas éstas son formas de nombrar territorio, de definir una comunidad, de establecer relaciones entre una persona y su entorno. El plástico, la madera, el cartón, ya no serán solamente materialidad sino objetos con nombre e historia; materiales aparentemente simples que recobran todo su sentido formal y, junto a las palabras y a los símbolos, definen el imaginario colectivo de la casa, el barrio o la calle, como territorio indispensable para las comunidades desplazadas.

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“Hay espacios con una sola voz”

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UN TEXTO PARA UN NUEVO PALIMPSESTO Comenzó a bajar por la vieja escalera. No sabemos por qué cargaba una sombrilla abierta en un día claro, de aire plateado. Era joven, delgado y silencioso, tal vez asustado. Vestía una túnica larga de color naranja. Descendía lentamente, como contando los días de su vida. Nunca desvió la mirada de la pared de cristal que le servía de fondo, al borde de la montaña. Reparaba en cada uno de sus movimientos, escasos y fríos. La sombrilla era su casa, protegiéndose siempre bajo la cúpula negra que lo conectaba con el cielo. Abajo lo esperaba un mar abierto que había traído a centenares de hombres que llegaban en bicicletas, vestían abrigos largos de color gris y sombreros redondos. Las cabezas de aquellos hombres estuvieron siempre inclinadas hacia el suelo, nunca quisieron dejar ver sus rostros perdidos de tanto mirar a través del cristal por el que ahora descendía el joven muchacho. Esa pared era el espejo que anunciaba el destierro. En la oscuridad añeja está la imagen del asentamiento como una trama medieval: callejones estrechos y calles sin salida se combinan con materiales como plástico, cartón, papel, ladrillo, piedra o madera. Ondean los muros de las casas arrodilladas en el polvo34. El movimiento produce sonidos, los niños corren, se ríen, lloran. Una niña sentada a la puerta de su casa tritura un pedazo de ladrillo con la ayuda de las piedras del camino como herramienta. El color terracota que logra del polvo de ladrillo es el maquillaje para su muñeca. Con paciencia, lo humedece y prepara en su mano, luego aplica con delicadeza el rubor en las mejillas del juguete y lo pone al sol para que se fije. Es el ritual de un juego de niños para lograr una máscara, un nuevo rostro y un traje diferente para su único juguete. En el asentamiento no hay centro, unidad, ni orden aparente. El todo no existe. Sólo el trazo. Variante que simula la imagen de un libro abierto quemado por el sol, corrugado por la lluvia, comido por las ratas, y, en él, un texto disperso, fragmentado. f47

“Espacios con muchas voces. Y hasta espacios sin ninguna”

Palabras desplazadas por el viento que escriben un texto nuevo, un mensaje diferente, prohibido. El hilo que las conduce se ha enredado en el laberinto del minotauro. Demasiadas historias que contar, demasiados secretos que develar. Así se enreda más. En la representación de ese libro se intercalan la escritura y los pasos de quienes la habitan. El papel se ha desgarrado, se ha desgastado. En ese libro olvidado, que hace posible un espacio para la congregación, para el resguardo, para el olvido, metafóricamente se tiene la posibilidad de un encuentro físico realizado en tiempo y lugar. Hojas sueltas que se han hecho paredes; palabras disueltas, descuartizadas, hechas caminos, senderos, rutas entrecruzadas. La tinta, lavada por la lluvia y por el sol, permanece como mera insinuación en la puerta de acceso a la casa; como marco para una ventana. Los vacíos en las páginas se convierten en los vanos en los que se instala un vidrio para leer desde la calle un interior. Se rompe la frontera entre lo público y lo privado. El libro es

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La expresión es de Octavio Paz.


una casa en tránsito. Cartón, periódico, papel, plástico, materia, cuerpo y textura. Sonido y atmósfera. Memoria y tiempo. La imagen del libro carcomido está ahora hecha espacio para esconderse y para no olvidar. El desplazamiento es una ruptura profunda en las lógicas de la vida. Aprehender su historia es levantar una imagen como disposición al caos, re-elaboración del mundo interior, re-construcción de las ruinas de la morada del hombre; es reflexionar sobre la contemporaneidad como presencia ambigua, efímera y cambiante, en la que la conjugación de tiempo y espacio comunica y define la imagen; imagen dislocada de los individuos desarraigados que en busca de significación reinventan los códigos; es realizar una ardua labor de catarsis que recupere para el desplazado los múltiples sentidos –antropológicos, sociológicos, escénicos y estéticos– del habitar la tierra después del paraíso y antes de la expulsión.

Espacio para esconderse y para no olvidar

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Un lugar ajeno. Dibujo de niña desplazada. María Vidales (7 años). Asentamiento Jardín - Oasis. Medellín 1999


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