Lenguajebugomaestre

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El Burgomaestre Negro


-Despierta, despierta. Escuche que gritaban. -Desperté y note algo extraño, estaba en una camilla. -Asustado por lo sucedido, levante la mirada y mi hermano menor estaba allí. -José, al fin despertaste, dijo mientras soltaba una leve sonrisa. -¿Que paso?, le dije mientras me tocaba el pecho. -No lo recuerdas, pregunto de inmediato. - No, solo recuerdo estar parado en medio de una multitud de gente, y después todo esta borroso.


- Sí, estábamos en la protesta en contra del racismo, lo recuerdas. -Sí, claro, fue algo absurdo, todos saben que el Alcalde nunca va a renunciar, mejor dicho no dejara de ser racista, pero… porque no siento las piernas, le pregunte asustado. -Pues... ellos te hirieron de bala hermano. -¿Qué? le dije conmocionado. -Si José, es muy posible que no puedas volver a caminar, lo siento. -¿Por qué? no es posible eso, ¡No! ¡No! – Exclame entre lágrimas-Sí, lo siento. Sabes, si hay posibilidades de que puedas recuperar tu movilidad.


-¿Dime que tengo que hacer? - le pregunte de inmediato-Tenemos que pedir una donación y el único que cuenta con ese dinero en la ciudad es el Alcalde, tú sabes que apenas tenemos para comer -me dijo con algo de vergüenza-Si claro -dije con algo de sarcasmo- de seguro voy a pedirle el dinero y termina de matarme-Shhh, no lo grites hermano, sabes que en esta ciudad todos son partidarios de ellos. -Si lo sé, pero ser partidario de él, es ser partidario contra el racismo y lo sabes. -Lo sé, pero él manda y todos tenemos que agachar la cabeza frente a él. -No, te equivocas no todos, yo prefiero morirme antes de agachar la cabeza frente de una persona sin corazón; si mas no te recuerdo, él fue que mando a asesinar a nuestros primos porque así él lo quiso sin importar lo demás. -José, no olvides que él dijo que eran unos asesinos. -¿Asesinos?, ellos solo se defendieron frente a eso policías, -le dije con algo de molestia-Eso es lo que dicen José, eso es lo que él dijo.


-No, eso es lo que fue. -le dije mientras lo miraba con seguridad-Disculpe. -Expresó una enfermera mientras abría la puerta de la habitación-Siga, -dije mientras la mirabaLa enfermera muy feliz me dijo que podía marcharme a mi casa. -¿De verdad? -Le pregunte con cara de complacimiento-Sí, espéreme voy por una silla de rueda y ya puede marcharse. -Pedro, escuchaste eso, ya me puedo ir a casa, le dije a mi hermano con una sonrisa. -Si lo escuche, felicidades hermano. – Lo abrace muy fuerte-


“FLASH INFORMATIVO...”

¡Rayos! Las noticias afirmaron justamente lo que no quería escuchar. El racismo seguía, los muertos seguían, y la injusticia también, nada paraba en la ciudad, todo seguía siendo igual. -Aquí está tu silla José, -señaló la enfermera-Gracias. –Me dirigí a ella con una pequeña sonrisa-Bienvenido a casa hijo -comentó Mamá mientras abría la puertaGracias mamá. – La abrace, mientras se me salían las lágrimas-Se fuerte hijo mío, nada en esta vida es fácil.


-Lo sé mamá, pero posiblemente pierda la movilidad de las piernas. -Expreso mientras agachaba la cabeza-Si hijo, pero podemos pedir la donación. -No mamá primero muerto a que ir a pedirle algo a ese señor, desde ese momento me sentí impotente. -Esa es la única forma hijo… Tú sabes que nadie nos querrá prestar esa cantidad de dinero, la única forma de conseguirlo es con una donación. -Si mamá, pero si vamos donde él, es posible que nos dé dinero y luego nos mande a asesinar, tú sabes que él es racista.


-Si lose pero… -Pero nada mamá, prefiero morirme que a pedirle algo a ese señor y más si es una donación. “Después de una semana, muy larga…” Mi mama me convenció de ir a pedirle la donación al Alcalde. Eran las 7 am. Me levante y mi mama, mi hermano y yo fuimos a la casa de él. Estaba invadido de seguridad y luchando contra muchos, logramos entrar; una señora de mucha edad, negra y muy dulce nos vio y nos hizo pasar y no le importó la seguridad. Me sorprendí debido a que ella era negra y estaba justo en el mismo lugar que el Alcalde. Con mucha curiosidad, le pregunte que quien era ella y que si estaba consciente de que era negra y el Alcalde era racista, y en cualquier momento le podía pasar algo. «Sí…Soy

su madre, dijo mientras tapaba sus ojos con horror»

-¿Qué? -le dije sorprendido-sí, -dijo mientras me miraba con sinceridad-¡Él es racista! Exclamo acompañado de la historia de él porque yo estaba en esa silla de rueda.


Después de una hora de conversación. Ella y mama pudieron ver donde era la oficina de él y escabulléndonos logramos llegar a ella, al entrar el burgo maestre se quedó helado, pues creo que no sabía que su mamá estaba hay.

-HIJO, le dijo mientras lloraba y se acerba a abrazarlo. -mamá, pero tú, yo creí que habías muerte, le dijo entre lágrimas. De inmediato sentí que sobrábamos en ese encuentro. Después de aproximadamente diez minutos de disculpas y de llantos


Pude darme cuenta que él era racista porque creía que su mamá no lo quería, que lo abandono cuando niño, porque él era blanco y pensaba que no encajaba, por ello es les había cogido odio, tanto odio como para liquidar a las personas de color hasta morir. Después de ellos hablamos con el alcalde y el muy avergonzado se disculpó y decido pagarme la operación que necesitaba y ayudarme con una beca para terminar el colegio, ya que la mayoría de las personas afroamericana de mi edad habían sido expulsadas de la universidad debido a su pedido. Salimos ocultos de su oficina, pues todos querían matar a las personas de color, debido a órdenes ya dadas. Salimos casi disfrazado y salimos con la mama del alcalde, al salir notamos que había disturbios y en un descuido sonó una bala, púes asustado por ello, mire a los lados y la Sra. lucia, si la Sra. lucía la mama del alcalde estaba tirada en el suelo.


ç -¡Paren todos!, gritaba el alcalde paren todos, mientras se acercaba hacia nosotros, sin pensarlo dos veces. Después de dos días, me entere de su velorio, pues la Sra. había muerto debido a la bala recibida, no puede asistir debido a mi operación muy exitosa por cierto. Después de una semana entera, en un discurso el alcalde se disculpó con todos y seguido de ello su renuncia, un silencio rotundo se escuchó. Seguido de un disparo, el alcalde se había asesinado, pues tal vez su culpa era tan grande que la seguiría en la vida y quién sabe si después de ella también.


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