La Fat alísima No.1 6
ISSN: 2215 440X
R e v i s t a d e A r t e C o n t e m p o r á n e o A ñ o 3
N o . 1 6
J u l i o - A g o s t o
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Detalle en altar del Sol Ollantaytambo, Valle Sagrado de los Incas, Cusco, Perú. Fotografía Ricardo Ávila 2018
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2 Rocas marinas en Junquillal, Guanacaste.
Foto LFQ.
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Sumario Décima Sexta Edición
Los editores Página 5 Eric Rodríguez Stonehenge. Enigmas de la piedra Página 15 Enormidad Antropomorfa Página 20 Piedras para Pitöes das Júnias, Portugal Página 24 Energías sagradas: Piedra, luz, sombra Página 30 Metates y esferas Página 44 Nelson Moya: Chirripó, riscos, crestas Página 50 Flavia Sánchez: Silencios de magma Página 60 Milton Becerra: Sinfonía Universal Página 66 Karen Clachar. Signun. Museo Nacional Página 70 Rafael Ottón Solís El Silencio en el MADC Página 76 Piedras marinas Página 82
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Consejo Editor Quirval Otelo E´mundo Chevón Comentarios por Quirval Otelo. Fotos en esta edición de LFQ, Ricardo Ávila y artistas citados. Portada fotografía de Ricardo Ávila, altar del sol en Ollantaytambo, Valle Sagrado de los Incas, Perú.
Los contenidos de los artículos no reflejan el criterio de los editores. NO Copyright CREATIVE COMMON
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Los editores
La piedra o roca en tanto son materia dura de la entraña del planeta o cósmica, posee un amplio valor constructivo para la historia e imaginarios de la humanidad. Existen vivos ejemplos de su uso en la arquitectura civil o militar paran la construcción de puentes, murallas, castillos, calzadas; o dentro de un orden conmemorativo, espiritual y funerario como los monumentos megalíticos denominados menhíres, dólmenes, crómlech, tumbas, pirámides, zigurats, estelas, arcos del triunfo. Pero también la roca en sí misma como valor referencial del pensamiento crítico-creativo: “la piedra angular que cierra el arco del puente” retrata un tropos aplicado a muchas situaciones de la vida cotidiana, cuando se refiere a una actitud pétrea, a una desición angulosa, de doble filo y cortante como una piedra afilada. Aluden a cualquier material natural caracterizado por su consistencia y peso; por lo general se afirma que una determinada madera es dura o pesada como una roca, o que ésta es irrompible como el metal. 5
El universo en su complejidad está compuesto por distintos sistemas planetarios, reconocemos la Vía Láctea en tanto a él pertenece nuestro sistema solar; pero esa visión de cuerpos de luz o celestes que flotan en el espacio cósmico, está compuesta de rocas que a veces colisionan entre sí, como los llamados meteoritos que al friccionar contra la atmósfera terrestre se desintegran. El planeta Tierra es una conglomeración geológica de diversidad de caracteres y especificidades matéricas: las enormes cordilleras y las montañas en los fondos marinos; los cauces o cuencas de los ríos y lagos; los volcanes que, en conexión con el fondo terrestre eructan magma (piedra fundida) la cual al llegar al exterior de la cavidad telúrica y enfriarse se convierte en roca (granito volcánico), o en cenizas que también son piedra molida.
Erupción de cenizas del Volcan Turrialba, Costa Rica. Foto de LFQ, 2017. 6
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La historiadora, crítica y curadora de arte Clara Astiasarán en el texto de la exposición “Recorrido sobre un Signum múltiple” de Karen Clachar en los antiguos calabozos del Cuartel de Bellavista hoy el Museo Nacional, cita a Mircea Eliade en el capítulo que le dedica al Tratado de Historia de las Religiones, señalando que la piedra: “en su primitivismo atávico, en su virginidad y rudimento, aún sin intervenirla ni transformarla, guarda una substancia original e integral que crece en su contacto y se reafirma en cada golpe. Su médula viva es poseedora de la entereza del ritmo, de la generosidad de los espacios de luz, del envoltorio del tiempo, del ruido y del silencio más atronador. Y es a esta base de conocimiento intrínseco que se deben la escultura, la arquitectura y el grabado; este último como soporte del principio civilizatorio de la escritura como base intelectual y memoria tangible de transmisión del conocimiento”. La Ciencia estudia esta rama de la geología determinada como Petrología, distinguiendo tres tipos de roca: las magmáticas (volcánicas, como el granito volcánico), las sedimentarias (sedimentos marinos o pluviales) y las metamórficas (capas de roca que por las circunstancias tectónicas adquieren una sola forma). También están las canteras a cielo abierto donde se extraen enormes bloques de mármoles u otras piedras para la construcción de edificios o para ser talladas por los escultores. Trasciende que los romanos construyeron el Coliseo transportando el material desde una enorme cantera de travertino cercana a la ciudad de Tivoli, e incluso en esas mismas inmediaciones se localiza Villa Adriana, lugar de descanso para el emperador Adriano luego de concurrir a los cansados debates en el foro romano. Trasciende
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Pintura rupestre en el sitio Mico Pintado, en Guanacaste, Costa Rica. Foto cortesía del Museo de Jade y Cultura Precolombina.
Petroglifos en el sitio Farallón, en Guanacaste, Costa Rica. Foto cortesía del Museo de Jade y Cultura Precolombina.
Estela maya de piedra tallada en el sitio arqueológico de Copán, Honduras. Foto cortesía de Maurizio Bianchi. 8
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que ese mismo material (extraído de la cantera de Tivoli), sirvió para la edificación de los principales edificios de la Roma papal, pero destruyendo parcialmente el Coliseo. De manera que advertirnos el espíritu constructivo que ha caracterizado al individuo creativo, pero también al destructivo y violento, simbolizado en esa piedra que se devuelve, se vuelve saña y arremete. Para la historia de las escrituras la piedra, en tanto materia dura sirvió para tallar en sus superficies las escrituras cuneiformes, jeroglíficas e ideogramáticas de los imperios agrarios de la Antigüedad, sumando a los orientales, los grifos mayas, y las marcas o incisiones en piedra llamados petroglifos.
Petroglifo en el Monumento Arqueológico de Guayabo, Turrialba, Costa Rica. Foto cortesía del Museo del Jade y Cultura Precolombina.
Alessandro Valerio. Pintura con piedras. MAYINCA Arquitéctica, Sala del Centro de Investigación y Conservación en Patrimoinio, 2017.
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Otros simbolismos Un pensador, en el interludio de una reflexión, habla de la piedra filosofal; o se recuerda el constante forcejeo de Sísifo para subir una piedra cuesta arriba, y como se dijo, se le devuelve -como muchas situaciones de adversidad en la vida. Moisés, al conducir al pueblo hebreo hacia la tierra prometida, y ante la carencia de agua para calmar la sed, obedeciendo a su Dios “YO SOY” golpeó y habló a una roca en Meribá, de la cual emanó el preciado líquido para saciar la sed del pueblo. La hermenéutica nos ayuda a la interpretación tropológica de estos asuntos, para decir que el Todopoderoso nos da herramientas de fe para romper incluso la dureza de una roca y hacer verter agua de ella; o como la “metáfora” de Sísifo cuando nos dice que no se debe abandonar la tarea de encontrar una solución a los problemas ante las contingencias de la vida. En esta y otras percepciones la dura y pesada materia es el foco a observar. Trae a la memoria un párrafo de la novela del elocuente Ítalo Calvino en “Ciudades Invisibles”, cuando el Gran Kan increpa a Marco Polo con esta pregunta: -¿Por qué me hablas de las piedras? Es sólo el arco el que me importa. A lo cual Marco Polo responde: - “Sin piedras no hay arco”. (Calvino, 1983, P. 94).
Cabeza Trofeo. Roca marina encontrada por el artista Ricardo Ávila, expuesta en la muestra MAYINCA Arquitéctica, 2017. 10
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Construcciones megalíticas Mentalizamos acerca de las pirámides de Egipto cuyos bloques de piedra fueron trasladados desde cientos de kilómetros y necesitaron miles de esclavos para eregir esos templos. Están los zigurats de Mesopotamia. La arquitectura funeraria y conmemorativa de la Edad de Piedra (Paleolítico) y el Metal (Neolítico) son ejemplos de la preocupación del ser pensante al edificar monumentos; están los impresionantes templos y construcciones ceremoniales de la civilización Inca en Perú; además las pirámides Mayas u otras culturas mesoamericanas, las estelas talladas en piedra y la escritura grabada en petroglifos; los sistemas de esferas de piedra del valle del Diquís y la elaboración de metates, mesas ceremoniales u otros objetos escultóricos o complejos civiles en el arte originario prehispánico de Costa Rica.
Esferas de piedra en la Sala Arqueológica del Museo Nacional de Costa Rica. Foto de LFQ. 11
De manera que para poblar las páginas de la revista on line La Fatalísima, daremos una ojeada a la piedra en diversas culturas e historia de la civilización, fotografiadas por colaboradores que viajaron a muchos lugares del mundo para traer una “piedra” (la fotografía) con la cual compartir con todos nuestros lectores y El Silvador, talla en piedra de tocar nuestras sensibilidades. CompartiHernán González (1918-1987). remos imágenes de la arquitectura funeJardín de Esculturas del Museo raria del Neolítico que el diseñador Eric de Arte Costarricense. Rodriguez Acuña, al fotografiar el complejo de Stonehenge en la localidad de Salisbury, Inglaterra, trajo dicha memoria a estas páginas. Rolando Castellón visitó una zona de Portugal donde encontró una especie de dolmen característico de la arquitectura funeraria neolítica, y otro conjunto de enormes piedras con las Corazón. Piedra encontrada. cuales el hombre prehistórico interpretó Fotografía de LFQ. 2015. un determinado punto terrestre para conectarse con las diversas fuerzas del Universo (Supramundo) y el de los muertos (Inframundo) recordando su paso por la vida; algunas son naturales o geológicas u otras intervenidas por el hombre; además, Castellón nos comparte una colecPriscilla Monge. Piedra para ción de piedras en coleccion de piedras tomar decisiones. en Pitöes das Júnias, Portugal. 12
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Luis Fernando Quirós y Ricardo Ávila captaron fotografías en su viaje al Valle Sagrado de los Incas, en Perú. Veremos fotografías de las esferas de piedra colectadas por el Museo Nacional de Costa Rica, y de objetos funerarios y ceremoniales en roca tallada exhibidos en sus salas arqueológicas. Nelson Moya subió hasta los “crestones” del cerro Chirripó, figuras que asemejan deidades en observación del cosmos, con esa tipología de roca tan propia de sitios de alturas mayores a los tres mil metros. Pero también se presentan algunos proyectos de arte contemporáneo donde el artista implica la piedra como material comunicante y simbólico, ya sea trabajándola, colectándola, o recogiéndola del camino que también está hecho de piedras.
MAYINCA Arquitéctica, 2017: Alex Chaves Villalobos, Piedras talladas. Rafael Ottón Solís, piedras encontradas. 2017. Henrry Vargas: Pirámide de Cholula, 2017.
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Además de todo este compendio sobre la piedra se publican comentarios de diversas muestras de arte contemporáneo en las cuales, esta materia, es centro de atención, percepciones que contribuyen a pormenorizar la importancia de la piedra en la cultura actual.
MAYINCA Arquitéctica, 2017. Zole Solano, piedras encontradas y dibujadas.
José Sancho, Serpentario, 2016. Muestra Conclusiones Actuales sobre el Arte Originario. Museo del Jade y la Cultura Precolombina. 14
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Eric Rodríguez: Enigmas de la piedra
Eric Rodríguez. Stonehenge, Salisbury, Inglaterra.
Los primeros grupos cazadores y agricultores que poblaron el mundo -en la Prehistoria o albores de la humanidad, y sobre todo en la denominada Edad de Piedra-, al expresar sus creencias, edificaron círculos y alineamientos con grandes piedras tendientes a celebrar al sol, por ende a la luz y la sombra, pero también evocar al muerto connotando esos enormes constructos denominados menhires, dólmenes y crómlech. 15
En el Reino Unido existen más de un millar de circunferencias, llamadas crómlech, construidas cinco mil años atrás; la más grande e importante por su grado de conservación y tamaño es Stonehenge, ubicada en Salisbury, Inglaterra. Importante recalcar que la forma circular no es nada ajena al sentimiento de comunión, concordancia, unión del vacío y lo lleno, por lo tanto armonía, equilibrio de fuerzas contrarias. También se comprende como búsqueda de conjunción cuando se reúnen amigos, familiares o personas de una determinada fe o creencia, pues en la forma circular convergen las fuerzas o energías colectivas, las miradas se ponen de frente y refuerzan la noción de pertenencia al grupo.
Eric Rodríguez. Stonehenge, Salisbury, Inglaterra.
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El diseñador costarricense Eric Rodríguez Acuña, interesado en conocer más acerca de esos grandes momentos de la historia cuando el ser humano levantó estos enigmáticos constructos pétreos, viajó a estos sitios y hoy nos comparte algunas imágenes del monumento megalítico conocido como Stonehenge, en el Reino Unido. La elaboración de este duro material no fue dificultad para que el ser humano creativo lo utilizara, encontró otros materiales de mayor dureza, como pedernales u otros minerales que le sirvieron para tallar o esgrafiar la roca, como también lo hizo con el
Eric Rodríguez. Stonehenge, Salisbury, Inglaterra.
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hueso y la madera, siempre dentro de un orden ritual buscando elevar sus creencias o deseos, intentando alcanzar la sagrada armonía del cosmos; lo hizo utilizando rocas encontradas o traídas al lugar y recompuestas según su noción del orden sagrado, o -tal y como es sabido-, entrando también al interior de la cueva, para pintar en las paredes de la caverna misma externando sus creencias.
Eric Rodríguez. Stonehenge, Salisbury, Inglaterra.
Los crómlech Por sus características los historiadores del arte y arquitectura creen que dichos constructos circulares fueron templos o sitios para la reunión en comunidad. Otros piensan que su posición o alineamiento obedecen a los ciclos de la luna, al recorrido anual del sol, en cuya elipse determinan equinoccios y solsticios durante el invierno y verano, u otras coincidencias estudiadas por la astronomía. De todas maneras y aunque la ciencia explique su razón, siempre serán entes enigmáticos que eleven el poder y el pensamiento de los seres humanos marcando su historia. 18
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Menhires y dólmenes También son considerados en estos estudios los menhires, que son otra forma más sencilla de monumento megalítico; consisten en una piedra bruta o tallada de gran tamaño y alargada, de varios metros de longitud dispuestas en modo vertical, con su parte inferior enterrada en el suelo para evitar que caiga. Se les atribuye una función funeraria, en tanto en su base han encontrado entierros o cenizas de osamentas humanas. Otro de estos monumentos megalíticos son los dólmenes, semejantes a una enorme mesa compuesta con varias losas de roca, algunas clavadas en la tierra en posición vertical, y una o más piedras en horizontal para conformar la apariencia de mesa. Observar la piedra y sus distintos significados para el ser humano y la humanidad, motiva a focalizar la historia del arte en sus diversos períodos donde el mencionado material: la piedra, tosca, pulida, fracturada o tallada es central, hasta abordar las manifestaciones más recientes donde los artistas cargan a esta entidad matérica de nuevos significados y visiones del momento actual que atraviesa la humanidad.
Eric Rodríguez. Menhir.
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Enormidad antropomorfa
Rolando Castellón, enorme piedra antropomorfa, en Pitöes, Portugal, 2017.
Un perfil en piedra cautiva al curador y artista centroamericano Rolando Castellón, y él lo declara rostro de un indígena maya, de la cual él es descendencia; pero lo más notable de esta metáfora pétrea es que aunque pareciera tallada, está conformada por decenas de piedras colectadas en la zona en Pitöes das Júnias, Portugal. Parece -opina Rolando-, la cara del tío E´mundo (se refiere a un tío materno oriundo de Managua, Nicaragua, a quien Castellón suele rendirle homenajes pues le transmitió muchos aprendizajes de la vida). 20
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La localidad de Pitöes das Júnias, como tantos otros sitios del planeta, es cantera de millones de piedras de granito, de esas que han sido utilizadas para la construcción edilicia de ciudades a lo largo y ancho del mundo. Edificios, templos, puentes, calzadas de vías, murallas, son ejemplo duro del carácter geológico de la Tierra, que como en este caso y con esa enorme mole o figura con rostro indígena de E’mundo, componen el lenguaje de la entraña, de lo que emerge y se hace visible a nuestras miradas escudriñadoras. 21
Rolando Castellรณn, enorme piedra antropomorfa, en Pitรถes, Portugal, 2017.
Rolando Castellรณn, enorme piedra antropomorfa, en Pitรถes, Portugal, 2017. 22
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Piedras para Pitöes, Portugal
Coleccionar arte, tiene que ver también con el acto de colectar o recoger, en este caso piedras para un jardín Pitöesiano, donde se aprecian enormes configuraciones líticas las cuales asemejan menhires, taulas, navetas, dólmenes, redimiendo con esa clave el nexo o hilo sutil tendido entre el ser -y su naturaleza creativa-, y el cosmos -con su poder envolvente y de pertenencia.
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Rolando Castellón, piedras para Pitöes, Portugal, 2017.
Miguel Guimaraes -de profesión dentista y de pasión coleccionista de arte-, y entre otros el arte de la tierra (Land Art), atrae hacia su propiedad la visión de un “Pantheon” simbólico, donde moran los espíritus del Cosmos -de la Tierra y demás sistema planetario-, de la luna, que en su culminación o plenilunio emblanquece esas rocas, y del sol, el mismo que irradia y esparce el oro de sus rayos sobre esas superficies marmóreas o de granitos ocres o rosáceos, y, que a su vez, arrojan su dimensión y forma en las sombras.
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Rolando Castellรณn, piedras para Pitรถes, Portugal, 2017.
Rolando Castellรณn, piedras para Pitรถes, Portugal, 2017.
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Rolando Castellón, piedras para Pitöes, Portugal, 2017.
Son como un cuadro o pintura creada a partir del carácter comunicante de cada material, con las texturas de sus superficies lisas, espejadas, o, toscas y rugosas, que con las sonoridades de los vientos al frotarlas entonan un interludio que nos acerca a la raíz y naturaleza del planeta: somos polvo, moléculas de tierra o de minúsculas piedras. Pero hay algo más, Guimaraes centra en el lugar el tronco de un enorme árbol, que representa la conexión entre la materia origen, tierra o piedra, a través de las raíces que dispone hacia arriba, hacia el supramundo donde irradia la luz al universo.
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Rolando Castellรณn, piedras para Pitรถes, Portugal, 2017.
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Las figuras del jardín “Pitöesiano”, colectadas, transportadas al lugar, encontradas y por lo tanto apropiadas, poseen el encanto de quien las colecta o el colector: un individuo pensante y enamorado de la materia, quien encuentra lo que a otros pareciera vulgar, aquello que los demás semejantes no ven: una piedra, materia dura, pero que encierra el grano mínimo, el polvo cósmico, y en tanto el universo es piedra que flota en el (contra) espacio de todo lo creado.
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Energías Sagradas: Piedra, luz, sombra
Mirada a la magnitud Inca Diría que para conocer una cultura, país, región, la aproximación puede ser a través de su gente, paisaje, productos, arte, arquitectura, música, literatura, tradiciones, política, o sus modos de pertenencia o interacción con el mundo. Pero en mi caso personal aprecio todo eso más los árboles, montañas, ríos, vibraciones luminosas, contrastes, cantidades y cualidades de la sustancia que en tanto texturas de identidad también poseen un sesgo genuino, son únicas de cada lugar aunque sean las mismas en todo el mundo: porque son tierra. piedra, o madera, materia origen del lugar. Las observo en todas esas energías que están en la materia, las cotejo acercándolas a las estructuras geométricas (mi propio método para comprender la materia sirviéndome de la Geometría, madre de la comprobación científica), u otros acercamientos tangibles e intangibles que me permiten decir que conocí el lugar o sitio en estudio. Ollantaytambo. Valle Sagrado de los Incas. Detalle. Fotografía Ricardo Ávila. 2018.
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Riscos nevados de los Andes, frente a Urubamba. Terrazas agrĂcolas en Pisac, inicio del Valle Sagrado de los Incas. Fotos de LFQ y Ricardo Ă vila.
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Todo este protocolo de reconocimiento me permitió acercarme a los Incas y a otras culturas del Perú que también me interesan como la Ychsma y Mochica, y lo hice visitando museos, sitios arqueológicos, revisando libros, atendiendo explicaciones de los entendidos, especulando con mi propia comprensión del tema al retejer esos cabos sueltos que encuentro y de los cuales me apropio en tanto me ponen delante de estas huellas.
Página anterior, arriba los Andes con sus riscos y picos nevados frente a Maras. Pisac, terrazas agrícolas al filo del abismo, caracter apreciable en los distintos puntos de esas construcciones agrícolas. Ollantaytambo, terrazas de subida al altar del sol, arriba al fondo. Fotos de LFQ y Ricardo Ávila. 33
Piedra, luz y sombra La piedra viva o natural, es el principal material constructivo para los Incas: se aprecia en la enorme variedad de proporciones y configuraciones geométricas que adoptan o con que fueron talladas, las superficies puras casi espejadas, las aristas nítidas ángulo recto, cilíndricas o esféricas son un elogio a la culminación de la naturaleza (Pachamama), o a la sostenedora de la tierra precisamente en el borde donde Pisac marca el comienzo: el Valle Sagrado. En ese punto es imposible sumar ni quitar nada para no desequilibrar el orden y el lenguaje del Cosmos. Y, no son tan solo las propiedades físicas de esas entidades pétreas las útiles a esta cultura andina, sino la simbólica e intangible, como las sombras que arrojan y calzan cada determinado tiempo del calendario en hormas talladas en la piedra, en el altar ceremonial erigido al Sol; o en la montaña “Pacaritambo” o aposento del amanecer, ventana para vincular la luz del sol con lo de arriba (Hanan Pacha) y el mundo interior (Ukhu Pacha), justamente es el espacio terrestre donde arraiga el árbol del “Pacaritanpu” cuya sombra benéfica se vierte en esa zona del valle. Lo percibido señala un punto en el itinerario hacia Machu Picchu, y es precisamente Ollantaytambo, conjunción que afecta un determinado espacio, cuerpo u objeto el cual ilumina o ensombrece el sol en los solsticios o equinoccios, pero que también las percibe -aunque resulte casi incomprensible-, toda mirada sensible en algún instante del día. (Recuérdese que a las mediciones cuantitativas de la Geometría también la puede afectar las cualitativas de la percepción humana, tan estudiadas por la Gestaltheorie. Marcolli, A. Teoría del Campo. 1978). 34
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Ollantaytambo, detalles del altar del sol donde se aprecia la exactitud de cortes y ensambles. Fotos de LFQ y Ricardo Ă vila.
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Y, cómo no va a ser de esta manera si en el Valle Sagrado, donde se dirija la mirada, se verán piedras labradas o no, únicas, que calzan a la perfección conformando un verdadero elogio a la (in)materia, tanto como aquellos riscos angulosos de los picos andinos los cuales son como poliedros de espejos donde se mira la Vía Láctea, muy significativa también dentro de esa cosmogonía y formas de vida y que encuentra su doble en el río que irriga el valle. Apréciese en aquella fotografía de los Andes cuyas pétreas elevaciones alcanzan más de cinco mil metros de altura sobre el nivel del mar (vista de los riscos andinos subiendo de Urubamba a Chincheros). De ahí y como se dijo el significado que para los pobladores andinos poseía el río sagrado (Wilcamayu), doble del sistema planetario el cual corre irrigando el valle, y el árbol que despliega su copa, también es sombra protectora y portadora del espíritu regenerador de esas fuerzas que infunden los hijos del sol. En esta cultura todo ente estelar en tanto es gnomon que genera su sombra o doble sobre la tierra, en tanto si había blanco también habrá negro, alto – bajo, cercano – profundo-, todo en un constante juego de (des)equilibrio; pues esta noción no es rígida o estática sino activa en constante búsqueda de la unidad. Detalle de Waka Tadeo Salado en Lima. Cultura Ychsma, en la cual se aprecia esos juegos de contraste luz-sombra.
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Ollantaytamboo. Pacaritambo, montaña sagrada. Fotografía de Ricardo Ávila y LFQ. 2018. (Abajo detalle)
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El valor de la sombra El Valle Sagrado de los Incas, en Ollantaytambo, zona central del sector denominado Inticcahumarina, existe una prueba contundente de el grado de precisión en que la sombra acopla ese significado. En el libro Cusco y el Valle Sagrado de los Incas, se deduce: “Este observatorio está labrado en una sólida mesa pétrea, en la cual se encuentran esculpidas en alto relieve cinco ménsulas que proyectan una serie de sombras, las mismas que van cambiando de posición a medida que el sol varía su curso a lo largo del día y del año, situándose por lo general al mediodía, en la base de este conjunto; lugar en el cual existen modulaciones a manera de gradas, y junto a ella, una serie de muescas trabajadas en roca viva con el objeto de delimitar espacios de posicionamientos de las sombras, las mismas que permitieron fijar las diversas fechas astronómicas de su calendario”. (Elorrieta, F. y Elorrieta, E. 2005. P 115). El valor de lo proyectado por los cuerpos y superficies, o las moles de piedra e incluso de una especie de argamasa como se aprecia en la huaca Tadeo Salado en la zona central de la ciudad de Lima, excavación de un conjunto edil del año mil cien dC, anterior a la civilización Inca, cultura Ychsma, posee una vibración luminosa sin igual, al apre-
Ollantaytamboo. Valle Sagrado de los Incas. Fotografías de Ricardo Ávila y LFQ. 2018. 38
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ciar los juegos de claroscuro entre los planos, volúmenes y superficies de esas pirámides que la componen, no puede pasar desapercibida al circular por esas vías de la capital peruana. El valor de la sombra y constante tensión con la luz que la produce o arroja, no es único para los habitantes del antiguo Perú. Para la cultura japonesa, ésta también era fundamental, en tanto crea atmósferas significativas en una habitación, donde los objetos iluminados, regeneran la amplitud de su esencia. Para el ensayista Junishiro Tanizaki, en su libro El Elogio de las Sombras: “Lo bello no es una sustancia en sí sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de las diferentes sustancias que va formando el juego sutil de las modulaciones de la sombra. Lo mismo que una piedra fosforescente en la oscuridad pierde toda su fascinante sensación de joya preciosa si fuera expuesta a plena luz, la belleza pierde toda su existencia si se suprimen los efectos de la sombra”. (Tanizaki, 1933)
Al lado detalle Huaca Tadeo Salado. Arriba ciudadela de Pisac. Fotografías de Ricardo Ávila y LFQ. 2018.
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Terrazas y tecnología agrícola Inca En las fotografía correspondientes a Picac, y, en particular, en la que se aprecia el efecto de la sombra que enciende las terrazas, mientras que en el primer plano y fondo, donde se ubica el monte Talayo, también se encuentra en claroscuro. Ese juego formula o suma el significado del viento, el abismo, que con la luz y la sombra complementan el contraste activo, vínculo, punto o línea proyectada desde la montaña hacia sí misma (acción intrínseca), o hacia afuera (acción extrínseca que marca el tiempo o espacio, amplitud-longitud, peralte y extensión de la huella). Importa subrayar que tanto en Picac, Ollantaytambo como en Machu Picchu el abismo adquiere esa connotación, y uno no se explica como la Incas trabajaban en el filo de esos despeñaderos. La tecnología agrícola es inmanente modelo de ingeniería, que se ejemplifica de mejor manera en Moray, donde los aires provenientes
Terrazas agrícolas en Pisac, inicio del Valle Sagrado de los Incas. Fotos de LFQ y Ricardo Ávila. 40
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de los riscos andinos, ventiscas frías, al llegar al lugar conducidas por las terrazas hacia el interno de esa hondonada. Se afirma que por cada nivel hacia abajo aumenta un grado la temperatura, por esa razón, mas de ciento cincuenta plantas distintas productoras de alimentos fueron domesticadas convirtiendo a Moray en un verdadero laboratorio agrícola de su tiempo. Quizás lo más sorprendente es el trazo de las distintas curvas, elípticas, logarítmicas, que presentan dificultad hoy día al trazarlas con instrumentos geodésicos, lo que se convierte en una gran incógnita cómo llegaron a trazarlas en aquellos tiempos y adecuarlas al terreno donde se levanta cada una de estos constructos. La única respuesta es que son el lenguaje de Pachamama, la configuración que marca el sol al girar alrededor del planeta, u otras configuraciones topográficas o morfogenéticas planas o esféricas.
Maray, terrazas agrícolas construidas en piedra. Se dice que eran laboratorios agrícolas que distinguen la ingeniería alimenticia de la civilización Inca. Fotos de LFQ y Ricardo Ávila.
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Cusco. Templo al dios Sol, convento de Santo Domingo. Fotos de LFQ y Ricardo Ă vila.
Cusco. Templo al dios Sol, convento de Santo Domingo. Detalle. Fotos de LFQ y Ricardo Ă vila. 42
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Cusco Piedra Angular En el Templo del Sol de Cusco, sobre el cual otrora erigieron los frailes el convento de Santo Domingo, es el mayor logro de la buena factura de la piedra, los muros de hileras de piedras labradas son de un tratamiento nítido, perfecto, culminado en los boquetes de puertas y ventanas incrementando el interés, o la gracia en la cualidad del tallado de lo que podrían ser dinteles y cornisas, de inigualable rigor constructivo. Armonía del espacio sagrado para adorar quizás a Wiracocha, excelsa entidad sacra Inca, inspirador de la historia y pertinencia, en quien se significa la metáfora de las energías materializadas en la exactitud de la piedra, la luz y la sombra.
Perfección en el tallado y corte de la piedra. Templo de Santo Domingo, Cusco. Fotos de LFQ y Ricardo Ávila.
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Metates y Esferas
Metates de piedra colección del Museo Nacional de Costa Rica. Fotografía LFQ. 2018
Al visitar un museo arqueológico en el país, la mirada, como haz de luz, se posa en los metates de piedra, trabajados pacientemente pues son hechos de una sola pieza de granito volcánico, o en las esferas de inequívoca talla. Imagino a aquellos artistas esculpiendo la roca, observando proporciones, y el tratamiento temático pues no son objetos fríos e inexpresivos sino que enciende una cálida apreciación de aquellos carateres formales pero también los del imaginario propio que nos evoca y trasmite mensajes del pasado. 44
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Metates de piedra Eran objetos ceremoniales cuyo origen formal se encuentra en la piedra de moler maíz, en tanto el producto agrícola era un alimento sagrado, y molerlo conllevaba un ritual apreciado por todas las culturas de este continente. De ahí la percepción mitológica de aquellos pueblos originarios y los actuales, que provenimos de los “hombres de maíz”.
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En Costa Ricas los metates de piedra fueron hechos sobre todo por los pobladores del valle central y la zona caribeña, fechados entre el año 0 y el 500 dC. Su contenido simbólico se asocia a la agricultura, o figuración mítico-religiosa, con representación de aves, lagartos, jaguares, pero también figuras humanas y cabezas trofeo.
Metates de piedra colección del Museo Nacional de Costa Rica. Fotografía LFQ. 2018 46
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Esferas de piedra en el jardin del Museo Municipal de Cartago.
Esferas de piedra Las esferas de piedra encontradas en el delta del Díquís, convergencia del río Sierpe y Térraba, por su monumentalidad y perfección técnica en el tallado de la piedra, son también un enigma que muchos han tratado de interpretar, eran símiles de los astros, de las figuras celestes, y sus alineamientos en la geografía los convertía en orientadores o conductores hacia otros sitios de las culturas aborígenes que poblaban el continente. En el año 2014 UNESCO declaró a esos conjuntos de esferas del valle del Diquís, como Patrimonio de la Humanidad.
Esferas de piedra colección del Museo Nacional 47
Esferas de piedra colecciรณn del Museo Nacional 48
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Esferas de piedra colección del Museo Nacional
Roca, magma, trozo del planeta o del cosmos, son figuras materiales que nos hablan del origen, y el maíz, alimento que acuerpó a una estirpe sagrada que en tanto semilla germinó en terreno fértil, la Pachamama, la tierra, la noción del inicio y del fin que hacia su vientre retornamos.
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Chirripó, riscos, crestas Por Nelson Moya
Chirripó es un Parque Nacional de montaña ubicado en la cordillera de Talamanca, Sur de Costa Rica; existen otras formas de vida como el páramo, el bosque nuboso y húmedo. Trasciende que las primeras expediciones a ese parque sucedieron a inicios del siglo XX, en 1904. La literatura referente distingue varias áreas con diversidad del paisaje, importancia geológica y biológica: la Sabana de Los Leones, el Valle de los Conejos, el Cerro Chirripó, el Valle de las Morrenas y el Valle de Los Lagos. En esta última zona está localizado el Lago Chirripó, de cuyo fondo se extrajeron sedimentos de carbón que datan de 50
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Chirripó. Fotografías de Nelson Moya. 2017.
hace unos 4.000 años, demostrando la existencia de incendios forestales en épocas remotas, ocasionados quizá por fenómenos naturales como rayos o bien por prácticas rituales de nuestros antepasados indígenas. Existen noticias de descubrimientos geomorfológicos de gran interés en el Chirripó, se habla de las formas glaciares en “U”, llamadas las morrenas, las cuales son una especie de terrazas glaciales, lagos y circos glaciares que atestiguan el paso de grandes lenguas de hielo no más allá de 2 ó 3 Km de extensión, cuya acción geológica data de aproximadamente 25.000 años. 51
Chirripó. Fotografías de Nelson Moya. 2017.
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Chirripó. Fotografías de Nelson Moya. 2017.
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Chirripó. Fotografías de Nelson Moya. 2017.
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Chirripó. Fotografías de Nelson Moya.
Otro aspecto digno de comentar es que el parque protege la cuenca superior del río Chirripó (Pacífico), afluente de la gran cuenca del Térraba; lo mismo que la cuenca superior del río Chirripó (Atlántico), principal afluente del Matina. La protección de estas cuencas con su infinidad de riachuelos y manantiales, proveen de seguridad a los pobladores aguas abajo, al igual que agua de alta calidad, tanto para uso doméstico, agrícola, industrial, recreativo e hidroeléctrico. De manera que aquellos riscos pétreos apuntando hacia el firmamento son una especie de guardianes protectores del parque, de su flora y fauna, diversidad que enriquece a un país de alta vocación ecológica, y como se dijo, de diversidad del paisaje. Referencia https://areasyparques.com/areasprotegidas/parque-nacional-chirripo/ 55
Flavia Sánchez: Silencios de Magma
Flavia Sánchez. Silencios de Magma. Sala 1.1 MADC. Foto cortesía de la artista.
Magma es piedra fundida en el vientre del planeta, y emerge a la superficie cuando los volcanes hacen erupción, causando catástrofes sensibles en tanto acaban con la naturaleza del entorno, e incluso provocan la muerte sin distinción a animales y/o personas. A todos nos angustió la noticia de las recientes erupciones del Volcán de Fuego en Guatemala; o el Kilauea que no cesa de abortar roca incandescente, la misma que se consume en las costas de esa isla de Hawuai. 56
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Flavia Sánchez. Silencios de Magma. Sala 1.1 MADC. Foto cortesía de la artista.
Es otra manifestación de la materia, de la piedra que tanto nos ha interesado en esta edición de La Fatalísima. Adriana Collado, curadora de la propuesta “Silencios de Magma” de la joven artista Flavia Sánchez Cabezas, en la Sala 1.1 del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo -mayo / junio del presente año-, acota: “Todo ello tiene eco en el simbolismo de las piedras: pilar de construcciones, herramienta de guerra, manantial, altar y lápida. El retrato perenne del silencio.” 57
Al detenerse delante de cada fotografía e instalación, la atmósfera se advierte ataviada de una detención desesperada, “silencio que antecede a todo hecho dramático o belleza trágica que anuncia los procesos de destrucción” -acota la curadora en un texto de pared-, y agrega: “útiles para retratar las emociones que sentimos cuando intuimos que algo terrible está por manifestarse, o bien, las sensaciones de abatimiento y silencio que vienen después de un desastre”. El signo comunicante de la roca instalada en esa sala del MADC, además de decenas de fotografías con situaciones de la vida diaria, implican que a pesar de la angustia encendida en la entraña, las personas no demuestran más que silencio, en tanto nadie sabe cuando esas angustias pueden colisionar entre sí y romper la muralla del silencio, como nadie sabe en que momento un volcán lanzará magma.
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Flavia Sánchez. Silencios de Magma. Sala 1.1 MADC. Foto cortesía de la artista.
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El fuego interior, del volcán y la piedra, tanto como el nuestro, motiva a cavilar ante esos estados emocionales que pueden provocar transformaciones en la vida, en la cultura, en la sociedad, a pesar del espasmo y la muerte que suelen conllevar. Pensemos en el hermano pueblo nicaragüense, el mismo que encendió su furia delante de las tribulaciones sociales de una dictadura que se ensaña en verter 59
Flavia SĂĄnchez. Silencios de Magma. Sala 1.1 MADC. Foto cortesĂa de la artista. 60
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sangre en la juventud y estudiantes disconformes con el nivel de vida a que pueden aspirar. Por ello recogen piedras del camino, y lo que en otros momentos apreciamos como materia para la estética u otras manifestaciones artísticas, truecan en proyectil, lanzadas ante lo que detenta el poder y mantiene sitiada la libertad. La artista agrega: “Cuando hay una fuerza oculta, llámese magma o llámese dolor, sucede que, en medio de lo cotidiano y normal, hay una pequeña tensión, una pulsión angustiante. El ambiente parece enrarecido, casi siniestro para usar un término del psicoanalista Sigmund Freud”. Importante indagar el carácter del impulso que Flavia enciende en el espectador. En mi situación personal advertí el reto de la conmoción, tocado por los propósitos de esas imágenes que se disparan como si no existiese un orden o hilo curatorial, al contrario, la belleza de las fotografías reclama algo distinto, cada una apunta desde un visor crítico hacia distintos blancos, tanto que se vuelve gesto político, en la medida de encender nuestros posicionamientos ideológicos, emplaza, cuestiona lo que está sucediendo en esa atmósfera espacio-temporal, cargada de chubascos y ventiscas intrapersonales de cada espectador y que la artista llama “magma”. Del museo emergí sangrante -para decirlo de esta manera figurada-, herido por una metáfora, la de esas piedras lanzadas para posicionarme en la realidad fuera de las paredes del recinto: la calle, la barricada, la trinchera, brecha que representa el desafío personal ante las contingencias cotidianas por adversas o positivas que sean. 61
Milton Becerra en Barranco, Lima.
El universo del arte está marcado por ires y venires. Unos van, otros vienen. Los vectores iradian energías que se equilibran en el centro de gravedad que a su vez se vuelve campo de batalla, pues cualquier movimiento del contrario lo desestabiliza, y a pesar de ello todo gira, retorna, vuelve y se va; de repente uno no se asombra de esas vueltas que da la vida. Así es el devenir en el trabajo de investigación de un artista como el venezolano Milton Becerra, cuando los cuerpos -como puede ser una piedra-, penden de una tensoestructura. Si se rompiese un único hilo esa roca -un fragmento del mundo-, colapsaría, caería al abismo o a la sombra, a esa zona restringida de innminente peligro.
Milton Becerra. Sinfonía del Universo, 2018. Museo de Arte Contemporáneo de Lima. Foto LFQ y Ricardo Ávila. 62
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Milton Becerra. Chinchorros, 1995. Museo de Arte y Diseño Contemporáneo. Foto cortesía del MADC..
Conocí a Becerra y su obra cuando expuso en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC) de San José, Costa RIca, exhibió una instalación titulada “Chinchorros” 1995, daba forma a un conjunto de “nidos”, quizás para proteger al mundo interior de la intemperie de lo externo; contenían una especie de lastre o piedras en una urdimbre de cuerdas deshilachadas; parecían esas “hamacas” en las cuales reposa el cuerpo hasta que éste encuentre su punto de equilibrio y acomode sus tensiones, propias de cada quién. Metáfora quizás de la sociedad donde ocurren tantas probabilidades del bien o el mal, pero si se hala una sola de sus componentes, el sistema colapsaría. 64
Milton Becerra. Relaciones 1996. Museo de Arte y Diseño Contemporáneo. Foto cortesía del MADC..
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Un año después, conformó la muestra “Relaciones 10 Artistas 3 Continentes” 1996, curada por Virginia Pérez-Ratton, con una nueva y enorme instalación esta vez en Pila de la Melaza del MADC, otra tensoestructura (con)cuerda, sosteniendo otra piedra de varias toneladas; disponerla en el espacio requirió una grua que la levantara del vehículo -también de alto tonelaje que detuvo el tránsido en San José, la capital-, hasta depositarla en aquella telaraña tejida por los asistentes del museo dirigidos por Becerra. Un performance cargado de interés y precaución.
La grua la supendió sin tocar el piso y ahí se mantuvo en constante tensión a pesar de la humedad o de las ráfagas de viento, o las vibraciones del edificio por el paso vehicular externo, y una mirada acusiosa del público para comprobar cualquier desplazamiento de la roca entre las cuerdas. 65
Becerra en MAC de Lima Veintitantos años después, visitando el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) en Barranco, Lima, encuentro otra versión de esas instalaciones de Milton Becerra, titulada “Sinfonía del Universo” 2018; pero esta vez cambió el material, ya no era aquella cuerda rústica y viva que proviene de la planta conocida como cabuya, para sostener ese “mundo” entre mecates, ahora eran miles de líneas o hilos multicolares cuyo cinetismo lo acercan a la obra de sus compatrietas Cruz Diez y Jesús Soto, pero la piedra no era aquella enormidad extraídas de un río tropical vallemontano costarricense, sino la que provenía quizás de una montaña andina, sin embargo, también simbolizaba el mundo colgado de las fuerzas del universo, y al entrecamiar bajo aquel tejido sinestésicamente musicalizaba una nueva sinfonía universal. Evoqué en esa estadía frente a la instalación del MAC en Barranco, la Sinfonía del Nuevo Mundo de A. Dvoräk.
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Milton Becerra. Sinfonía del Universo, 2018. MAC Barranco de Lima. Foto LFQ.
Geometría rotatoria Como parte de la propuesta se exhibía un conjunto de dibujos sobre papel titulados “Hexagonometrías”, en tanto son exploraciones que calzan con las axonometrías llamadas isométricas las cuales disponen los ejes “x” o “y” a treinta grados de la horizontal y manteniendo el “z” hacia el centro o zenit. Cabe explicar además que en tanto es la representación del cubo (hexaedro platónico), estas vistas se inscriben perfectamente en el hexágono o poliedro regular de seis lados. 67
Entonces, todos esos cuerpos explorados por Becerra son variantes de esa misma representación que va transformandose matizados por las fuerzas del universo que encajan en toda entidad topológica, en este caso como modelos de geometría rotatoria: se percibía el icosaedro, el dodecaedro u otros sólidos arquimidianos y kemplerianos. La idea primigenia y latente en este autor de retensar la estructura y generar cinetismo, la idea de colgar, y la de estas fuerzas rotatorias en el espacio son un mismo principio de territorios o espacios tensados por la incertidumbre: el exterior y el interior, y la musicalidad orquestada en tanto al avistar hacia la instalación, intrica lo que uno -como observador crítico-, cree atisbar con la mirada de nuestra imaginación. Quizás, desde mi propia percepción -ya que menciono al observador y su posibilidad de valorar lo que está frente a la mirada-, el recuerdo de aquella imagen de la enorme piedra colgada en la Pila de la Melaza del MADC en 1996, me cautiva tanto y siento que en esta nueva búsqueda de Becerra el uso del color debilita la conexión con la piedra anónima, viva, natural, presta a caer en esa zona restringida determinada por el autor. En la del MADC 1996 todo era natural, el mecate terroso, la formación de la telaraña y por ende la grisácea roca del río, o de la montaña ante el abismo. Sin embargo me mantengo evocando el “allegro magestuoso” de la sinfonía aquella entonada en el Barranco. 68
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Milton Becerra. Hexagonometrías, 2018. MAC Barranco de Lima. Foto LFQ.
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Signum: Memorias y Petroglifos
La crítico, curadora e historiadora de arte Clara Astiazarán, al referirse al proyecto co-curado con Rolando Faba de “Karen Clachar: recorrido sobre un SIGNUM múltiple”, en la zona de antiguos calabozos del Cuartel de Bellavista en San José, hoy Museo Nacional de Costa Rica, comenta: “La vox populi usa “grabar en piedra” como una sentencia irrevocable. Nada ha sido tan definitivo en el imaginario, a la vez que real y rastreable, como el signo, la huella, la constancia definitiva de que “algo” semejante ha existido. La piedra, en consecuencia, es el soporte histórico y arquitectónico sobre el que se ha construido esa huella: la civilización”. Los petroglifos de la colección del Museo Nacional, hallados en la provincia de Guanacaste, instalados en la muestra “Signun”, aportan al sentido de clamar por su protección y valor patrimonial. En la base de una de estas piedras grabadas con signos, y en una de las paredes de las salas, destaca la frase: “La piedra no debe de ser olvidada.” 70
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Signun 2018 de Karen Clachar en el Museo Nacional de Costa Rica. Fotos cortesĂa de la artista.
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La composición del punto final de esa frase es determinante: El punto acota que no hay nada más que decir, en tanto signo de puntuación enciende el concepto que sentencia el valor de los grabados, serigrafías, dibujos u otros objetos del mercado que caen ante la demanda de la piedra simbólica, metáfora del lenguaje atemporal y un atrás cargado de memoria, ataviado de identidad, de aquellas planicies, pampas en torno a la cordillera volcánica de Guanacaste, en cuya morfología geológica, piedras, farallones, cavernas, quebradas, está presente aquel lenguaje de naturaleza ideogramática grabado en la roca viva. Clara, la curadora, agrega respecto al trabajo de la artista: “La diferencia radica en que esta vez Clachar no usa el grabado como fin, es decir: como compendio de una serie de procesos emocionales e intelectuales que la llevan a concluir en imágenes cuya impronta siempre ha estado enlazada a un gesto mucho más poético, lleno de capas, velos, femeneidad y cierta oscuridad matérica. En esta oportunidad el grabado es un gesto mucho más intencional, incluso político. Podríamos hablar de una “seña con saña”, para dar argumento y una segunda vida a uno de los misterios y maravillas de la cultura nacional: el petroglifo”.
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Signun 2018 de Karen Clachar en el Museo Nacional de Costa Rica. Fotos cortesĂa de la artista.
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Signun 2018 de Karen Clachar en el Museo Nacional de Costa Rica. Detalle de una documentaciĂłn sobre la piedra. Fotos cortesĂa de la artista. 74
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Precisamente lo definido por la curadora es el gesto que me activó a recorrer la muestra: la exploración de diversos formatos y procedimientos técnicos, para conceptualizar el valor de la piedra, la cual y tanto como tierra, agua, luz, sombra, fuego, nociones de origen y orden natural de un planeta que a veces pareciera fenecer ante tantas actitudes destructoras que debemos sentenciar irrevocablemente para que sobreviva ese signo o glifo grabado en la roca.
Signun 2018 de Karen Clachar en el Museo Nacional de Costa Rica. Fotos cortesía de la artista. 75
Rafael Ottón Solís: El Silencio en el MADC
Rafael Ottón Solís. El Silencio, Instalación con piedras, 2018 MADC / San José, Costa Rica. Fotografía de Randall Serrano.
Callar o hablar son coyunturas donde a veces bifurca la vida, un hilo del tiempo en tensión, en espera que fluyan las palabras. El silencio habla, también se dice que quien calla otorga; pero hablar demasiado se vuelve piedra en el camino, que si no se calla a tiempo, tropezaríamos con esa temida roca cual árbol del bien y el mal. Un versículo bíblico sentencia: “Os digo que si éstos callan, las piedras clamarán”, (Lucas 19, 40). 76
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Rafael Ottón Solís. Nosotros los Hombres. 1998. Foto cortesía del MADC. 77
Rafael Ottón Solís. El Silencio. 2018. Foto cortesía del MADC.
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El artista costarricense Rafael Ottón Solís nos ha propuesto en diversas instancias y momentos esa reflexión para la cual se sirve de la piedra cruda, piedra bola de río, para conformar circunferencias o amontonamientos circulares donde el material es cargado de distintos significados; de muy diversas lecturas y ahora nos propone una nueva la cual conlleva otra reflexión: No es lo mismo el perímetro del círculo -ataviado de las vicisitudes de la vida-, que el fondo, el vacío, espacio donde fluye la esencia, y en las propuestas de este artista llena ese vacío de maíz, de cenizas o de lastres que son las memorias de la existencia.
Rafael Ottón Solís. El Silencio. 2018. Foto cortesía del MADC. 79
Recordamos su participación en Instalo-Mesótica, MADC, 1998, cuando instaló un ruedo de piedras relleno de ese grano alimenticio por excelencia, y materia origen mesoamericana: “Nosotros los Hombres”, en homenaje al poeta turrialbeño Jorge Debravo, y pieza que ha instalado en diversos eventos y connotaciones poéticas. Volviendo al círculo, como configuración simbólica, es un redil de energías confrontativas, de donde se espera un acuerdo final. Para la pasada muestra Conclusiones actuales sobre el Arte Originario, en el Museo del Jade, Solís llevó al espacio expositivo las memorias del sitio Batambal, zona Sur del país, sitio de hallazgo de cientos de esferas de piedra, misma pieza que había instalado en la plazoleta delante del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo.
Rafael Ottón Solís. Batambal. Instalación con piedras y cenizas. Foto cortesía del Museo del Jade. 80
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Rafael Ottón Solís. Madero Negro. Instalación con maderas. La Cruz, Guanacaste. 2018.
Recién reinterpreta esta otra instalación con el título de “El Silencio”, 2018; refiriendo a otro sitio donde hallaron la esfera de piedra más grande que se conozca, y la particularidad de esta nueva intervención es que utiliza la contraforma, dejando el espacio interior abierto, permitiendo entrar a la circunferencia como para caminar su vacío evocando el instante de nuestro alumbramiento; útero del mundo al cual ansiamos retornar, pues en ese espacio y situación no es dado la indumentaria intelectual y física para presentarnos a la sociedad, para SER cada uno de nosotros; tanto que me motiva a recordar un célebre pensamiento de Gabriel García Márquez, en su novela El coronel no tiene quien le escriba: “Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez.” 81
Piedras Marinas
LFQ. Piedras marinas fotografiadas en playa Junquillal y Callejones, Santa Cruz, Guanacaste.
Las costas están llenas de sorpresa, al visitar playas de Guanacaste, se podrá apreciar rocas afectadas por las condiciones geológicas pero también por formas de vida marina que le dan otro carácter a la piedra, y que narran un imaginario propio del lugar. Algunas parecen ciudades vistas desde muy arriba, o diseños abstractos silenciosos pero vivos, pero también algunas parecen trazos grabados en la roca por los pueblos originarios y que llamamos petroglifos. 82
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LFQ. Piedras marinas fotografiadas en playa Junquillal y Callejones, Santa Cruz, Guanacaste.
LFQ. Piedras marinas fotografiadas en playa Junquillal y Callejones, Santa Cruz, Guanacaste. 83
LFQ. Piedras marinas fotografiadas en playa Junquillal y Callejones, Santa Cruz, Guanacaste. 84
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LFQ. Piedras marinas fotografiadas en playa Junquillal y Callejones, Santa Cruz, Guanacaste. 85
LFQ. Piedras marinas fotografiadas en playa Junquillal y Callejones, Santa Cruz, Guanacaste. 86
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LFQ. Piedras marinas fotografiadas en playa Junquillal y Callejones, Santa Cruz, Guanacaste. 87
Revista Museo del Ă rbol on line https://issuu.com/luquiva/docs/museodelarbol65
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LFQ. Piedras marinas fotografiadas en playa Junquillal 91 y Callejones, Santa Cruz, Guanacaste.
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