La Fat alísima No.1 8
Revista
de
Arte
ISSN: 2215 440X
Contemporáneo
Año4 No.18 Noviembre -Diciembre 2018
Fotografía de Alessandro Valerio, inauguración de la muesta CHIM BOM BAZO, CRAC art.
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FotografĂa de 2 Alessandro Valerio, 2018.
La Fat alísima No.1 8
Sumario Décima Octava Edición
Los editores Página 5 CHIMBOMBAZO: Actos de reparación Página 10 MAYINCA: Madre Árbol El Árbol en el Arte Contemporáneo
Página 24 Escultura en Costa Rica Reflexión sobre el estado de la escultura en Costa Rica
Página 56
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Consejo Editor Quirval Otelo E´mundo Chevón Comentarios por Quirval Otelo. Fotos en esta edición cortesía de Alessandro Valerio, Gustavo Araya Montezuma, y autores citados.
Los contenidos de los artículos no reflejan el criterio de los editores. NO Copyright CREATIVE COMMON
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Los editores
Tres eventos motivan a publicar la presente edición No. 18, de La Fatalísima on line, en tanto forcejea el signo de lo contemporáneo cuya interpretación, en ocasiones nos colocan entre la espada y la pared. El primero es una muestra en el espacio C.R.A.C.art en Barrio Aranjuéz, titulado CHIMBOMBAZO: Actos de reparación, que a su vez, presenta los resultados del programa Residencias Artísticas en Tránsito, en Casa Canibal, organizado por el Centro Cultural de España (San José, Managua y Santo Domingo), con la curaduría del dominicano Luis Grahan. El segundo evento es una aproximación que documenta la recién pasada (sexta) MAYINCA: Madre Árbol, ex5
puesta en la Galería Lola Fernández, Escuela de Arte y Comunicación Visual, Universidad Nacional, Heredia, inaugurada el 12 octubre pasado, con unos treinta artistas participantes y la curaduría de Rolando Castellón. La Bienal de Arte Tridimensional, del Museo Municipal de Cartago, 2018, también reunió a un selecto grupo de artistas, en cuyas obras se advierte el mismo signo, que nos debe tomar bien parados sobre el pavimento, pues en su mayoría demuestra un arte desestabilizante, que cuestiona nuestros saberes e incertidumbres propias de estos tiempos actuales.
Muestra CHIMBOMBAZO: Actos de reparación, en C.R.A.C.art.
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La lectura de estas manifestaciones, es que el arte se transforma con la misma prisa en que se sucede el tiempo, ya es diferente a las expresiones del pasado. Pero también devela una esperanza: que los artistas están dispuestos a adoptar las fortalezas que ofrece la tecnología: utilizar los nuevos materiales, robustecer su práctica creativa, aprendiendo de estos procesos y técnicas.
MAYINCA MADRE ÁRBOL, 2018. Escuela de Arte y Comunicación Visual UNA.
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MAYINCA MADRE ร RBOL, 2018. Escuela de Arte y Comunicaciรณn Visual UNA.
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Claudio Vidor. Craneometría. Premios ANESCO 2018. Sala del Centro de Patrimonio, San José. Artículo Escultura en Costa Rica.
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CHIM BOM BAZO Actos de reparación
El espacio C.R.A.C. Art, en barrio Aranjuéz, auspició un singular evento organizado por el Centro Cultural de España en San José, Managua, y Santo Domingo con la curaduría de Luis Graham Castillo. Eran frutos del programa “Residencia de Artistas en Tránsito”, que durante estas semanas removió la adormesida cultura tica, con el grupo conformado por Federico Alvarado, Fredman Barahona, Paulette Franceríes, Ricardo Huezo, Alessadro Valerio y Darling López.
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Chimbombas amarillas En torno a un símbolo hecho de globos inflados (Chimbombas, en la jerga nicaragüense), acolochados, a punto de soltarse, con antelación –tal y como actúan los signos en la comunicación-, nos puso en aviso de que ahí sucedería un algo más que apreciar el trabajo del grupo, reunido para la investigación y manifestación de los lenguajes del arte contemporáneo. Ése -el referido árbol de la vida que el colectivo ensambló con astucia-, era un símbolo más de aquellos terribles mamarrachos que la vicepredidente de Nicaragua, Rosario Murrillo, colocó por toda Managua, como si con ese rito propiciatorio paliara los males que aqueja a nuestra vecina república, y que con los primeros actos de protesta de los auto convocados, en abril 2018, fueron depuestos, tirados a la calle, demostrando el odio que el pueblo nica resiente, a la cúpula dictatorial que los gobierna. CHIMBOMBAZO. CRAC Art. Grupo en residencia de artistas en Tránsito. Foto de Alessandro Valerio.
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Y eso es precisamente lo que me encanta del arte de los jóvenes emergentes, en ese caso de artistas que han crecido en torno a Espira Espora, y la acción de Patricia Belli. Cuando uno entra a la sala, es incapaz de saborear siquiera algo de la sopa del arte que ahí se cocinaba, pero en la medida de confrontarse a cada pieza expuesta, fluyeron los aromas de los ingredientes y empezó a ceder la interrogante, el sabor de la sustancia. De entrada, un corte transversal de tronco -al cual se trazó la antipática silueta de los árboles de la Rosario, volcada-, me brindó el hilo que debí tejer en la medida de situarme en la propuesta, como una brecha desde la cual advertir la escaramuza del arte (para perpetrarme, pero a la vez disparar el veneno de mis darnos). En frente a la “chuleta” del tronco, dos pinturas de pequeño formato -y que no doy nombres pues, al parecer, la firma es del conjunto de residentes a esa resistencia pacífica al conflicto ante las prácticas de poder. La primera, erige la memoria de Sandino, alardeado por trazos pastosos y color, como pasando por el crisol de la creatividad la insigne memoria del caudillo; y la otra, vuelve a acentuar la presencia de los hierros tirados por la sublevación pacífica de los estudiantes universitarios, las madres, los intelectuales y el pueblo que demuestra rechazo ante la patraña de los Ortega-Murillo.
CHIMBOMBAZO. CRAC Art. Grupo en residencia de artistas en Tránsito. Fotos de Alessandro Valerio.
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Memoria centroamericana y gestas heroicas La muestra se compone además de varios videos, videoperformances, pinturas, dibujos, y registros o archivo constituido por fotos, aparataje tecnológico donde corren esas mismas evocaciones a las gestas actuales que nos empujan a reflexionar, no solo en el presente conflicto, sino también en el pasado del istmo, temple de nuestra conciencia delante de las presiones hegemónicas y el filibusterismo moderno que pretende administrar las vidas de la población, pero resueltas a su manera, acto que nos recuerda aquel Destino Manifiesto, de Walker, por lo cual guerrearon los antepasados para evitar la esclavitud de potencias, que hoy en día, nos llegan con otros ardides, y mecanismos de poder.
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CHIMBOMBAZO. CRAC Art. Grupo en residencia de artistas en Tránsito. Fotos de Alessandro Valerio.
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Pero el suspenso de lo esperado hervía la conciencia de los asistentes a la sala, lo prometido era el “CHIMBOMBAZO”, un performance, que en mi caso pensé que serían liberados los globos, como en una de las pinturas expuestas, para que surcaran los aires y frías ventiscas de este diciembre; pero nos fue repartido un alfiler y ahí fraguó el entendimiento, todos seríamos parte del remover los símbolos por los cuales aún se protesta y se mantiene encendida la flama popular. De pronto, los espectadores se lanzaron con odio hacia el árbol de globos para pincharlos, estallarlos, engalillando el grito: ¡Chim-Bom-Bazo!.
CHIMBOMBAZO. CRAC Art. Grupo en residencia de artistas en Tránsito. Fotos de Alessandro Valerio.
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Urdimbre de una historia que se repite Intentando enlazar el signficado, cotejar datos, fechas, y, sobre todo, pensar en la moraleja que se deduce de esos “Actos de reparación”, es que el pueblo nicaragüense, representado por el arte de sus jóvenes artistas, está herido. Hurgar en lo que la provoca, se vuelve casi imposible, pues no es uno, ni el grupo, ni una ciudad, es toda la población la que sangra. Pero he aquí lo que dedusco, y que me parece pernicioso de que permanesca en la conciencia de la juventud: que en el fondo prevalesca un odio, no por el metal con que construyeron esos símbolos de poder, y que creo que hicieron ricos a algunos quienes obtuivieron el contrato de construirlos e instalarlos, sino por la madera, por el árbol, que cada día es devastado para comerciar el divino fruto de la tierra. Sobre todo y cuando se critica a nuestro hemano país de talar sus bosques naturales, para comerciar indiscriminadamente con sus maderas. Trasciende que los artesanos nacionales (los ticos), que elaboran sus productos con ese preciado recurso material, van a Nicaragua a comprar la materia prima, pues acá en el país se tiene rigurosas prohibiciones a la deforestación, e incluso,los árboles son inventariados por EPS, para controlar cualquier intento de explotación al margen. Lo que me preocupa es que nuestros vecinos del norte se ensañen aún más, ante esos signos feacientes de la testadurez de sus gobernantes, y en vez de sembrar árboles, destruyan el remanente. Eso sería fatal, no solo para la ecología del istmo, de las vertientes de los lagos y ríos, sino para todo el planeta. 16
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CHIMBOMBAZO. CRAC Art. Grupo en residencia de artistas en Tránsito. Fotos de Alessandro Valerio.
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Aquí aparece de nuevo la manifestación del arte político, cuando su mensaje es incómodo hacia ambos lados del borde fronterizo, donde se gestan problemáticas como el poligallerismo en Crucitas, empujado por la fiebre del oro; o los accesos de la rebelde policía sandinista a las fronteras nacionales, en tanto que aquella cúpula de matones anunció una táctica más de penetración, ahora disfrazada de preservación ecológica. Cada vez más, a esos conflictos, los abastece estrategias como las del otrora filibustero, gestando batallas en Santa Rosa y en Rivas, con la Campaña Nacional, tanto como el heroico enfrentamiento de San Jacinto, un 14 de setiembre de 1856, cuando los patriotas nicas terminaron de clavar la estocada a Walker y secuaces, finalmente fusilados al pisar Honduras.
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CHIMBOMBAZO. CRAC Art. Grupo en residencia de artistas en Tránsito. Fotos de Alessandro Valerio.
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Este sensible abordaje, me motivó a tener en mente a la artista disidente cubana Tania Bruguera, cuando en 2015 publicó en el Huffington Post, un texto el cual replicó en el blog colombiano “Esfera Pública”, el cual amarra este concepto que tanto nos interesa a los estudios teóricos del arte en la actualidad: El arte político es incómodo, jurídicamente incómodo, cívicamente incómodo, humanamente incómodo. Nos afecta. El arte político es conocimiento incómodo. El lenguaje y discursos de punta que nos requieren mayor atención al acto de la mirada crítica, no se trata de llegar a la muestra a ver que nos cuentan, esa narrativa se (de)construye en el mismo sistema de expresión que llamamos arte contemporáneo, lo encontrado y visualizado es una refriega
CHIMBOMBAZO. CRAC Art. Grupo en residencia de artistas en Tránsito. Fotos de Alessandro Valerio.
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más de la cual debemos salir siempre airosos; pero, sobre todo, salir aprendidos, alimentados y nutrido por aquella sopa a que me referí al inicio, y que son palabras que tomé prestados a Gerardo Mosquera. Y, para cerrar con este pensamiento puesto en la muestra del espacio C.R.A.C. Art, cito una hoja suelta que repartían en la entrada de la sala: La crisis política en Nicaragua sigue cobrando vidas, dejando marcas imborrables e, inevitablemente, provocando expresiones de protesta anónima en un país donde la manifestación pública está prohibida. Estas expresiones son pedacitos de orden de cara a la entropía, que, aunque frágiles, son actos de vida frente a la muerte.
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CHIMBOMBAZO. CRAC Art. Grupo en residencia de artistas en Tránsito. Fotos de Alessandro Valerio.
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CHIMBOMBAZO. CRAC Art. Grupo en residencia de artistas en Trรกnsito. Fotos de Alessandro Valerio.
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CHIMBOMBAZO. CRAC Art. Grupo en residencia de artistas en Tránsito. Fotos de Alessandro Valerio.
La liberación de globos (chimbombas) azúles y blancos, el coloreado de adoquines y barricadas, la suspensión de zapatillas en el cableado eléctrico… pertenecen al repertorio de actos furtivos que evitan exponer el cuerpo de los manifestantes y levanta la moral popular, no por sus formas alegres, sino porque materializan modos creativos de seguir resistiendo. También me emocionaron las frases de Paulette Franceríes: Qué se rinda tu madre.., y Es cuando unas hormigas te hacen quedar en ridículo…, del inquieto Darling López, en un performance actuado en Los Ángeles, como para punzar con el alfiler de la eterna discordia o “chimbombazo” a las nocivas nociones de poder. 23
MAYINCA: Madre Árbol El Árbol en el Arte Contemporáneo A lo largo de la historia del arte y en el mundo entero, la figura de esta criatura de la naturaleza es central a las manifestaciones artísticas, contenidos y técnicas. Es abordaje para el arte contemporáneo, metáfora que se regenera creativa e intensamente, en los imaginarios de los artistas.
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Rafael Montoya. Proyectos habitacionales, 2018..
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Para la presente edición, el proyecto de Museo del Árbol y MAYINCA, reúnen esfuerzos para producir esta muestra de 2018, observando el tema ÁRBOL MADRE, realizada en la Galería Lola Fernández, escuela de Arte y Comunicación Visual, Universidad Nacional, en Heredia. Fue seleccionada una nutrida presentación de artistas nacionales y extranjeros que, al interpretar el significado del árbol en nuestras vidas y ecología del planeta, sostienen una visión esperanzadora, que alienta las prácticas artísticas actuales.
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Marta Albán. Madre Árbol, 2018. Fotografía en su finca en Casa Mata, Cartago.
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Inaugurada el 12 de Octubre, 2018, expone a artistas, docentes, estudiantes y hasta niños que, al interno de su lenguaje creativo reinterpretaron diversas representaciones iconográficas, para exaltar la figura central en videos, fotografías, pinturas, dibujos, grabados, esculturas, documentaciones, análisis y reflexiones acerca de lo abordado enriquecido por las percepciones del curador Rolando Castellón.
Ricardo Ávila, Mater Artem. 2018. Intervención en bosque en Navarro, Cartago.
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Artistas expositores Exibe Marta Albán, una fotografía que abre la visión de la muestra Árbol Madre, 2018, en tanto ella encontró un estado simbólico del árbol, en su propiedad ubicada en Casa Mata, Sur de la provincia de Cartago; un espacio para meditar y encontrar el equilibrio a las tantas presiones de la vida cotidiana. El pintor naïf Ricardo Ávila expuso la fotografía de un árbol en el bosque, el cual posee una abertura en su tronco, que él aprovechó para intervenir con pinturas y sus acostumbrados abordajes: Mater Artem (Madre del Arte), insinuando el templo a la Pachamama, o madre de la tierra para las culturas originarias de América, y en especial los países andinos. Del artista fotógrafo Maurizio Bianchi (Italia), se expusieron fotografías de un conjunto que testimonian la tala en 2008, de la gran Ceiba pentadra (Árbol sagrado para la cultura Maya), el cual ya era un símbolo en los jardínes del Ministerio de Relaciones Exteriores en la capital San José, la cual fue sembrada en 1963, durante la visita del Presidente John F. Kenedy al país, y quien fue asesinado años después. 28
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Maurizio Bianchi. FotografĂas de tala de la ceiba de Relaciones Exteriores, 2008.
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El sociólogo y artista Luis Carlos Bonilla Soto, expuso un conjunto fotgráfico que documenta la germinación de una semilla, tal y como ocurre con el árbol, cuyas semillas caen a la tierra y conforman el proceso simbiótico hasta llegar a ser otra criatura viviente. Esperanza, en tanto abriga la ilusión de ver germinadas nuestras propias semillas depositadas en la tierra de todos.
Luis Carlos Bonilla Soto. Germinación, 2018
El artista Jos Bregman (Holanda) participó en esta muestra con un video que documenta la caída de un enorme y añoso árbol, por su edad y afectaciones, y que él aprovecha para crear una generosa diversidad de productos con sus maderas. 30
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Jos Bregman. Ă rbol Madre, 2018, Video, y Arte por correspondencia. 2018.
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La artista Dinorah Carballo presentó Cantar la lluvia, 2018, un registro sonoro y video de 57 segundos. Observa, en el statement de su video, el intervalo del vuelo de un pajarillo entre los ramajes del árbol. Simboliza la gratitud, el reconocimiento de lo esencial y la actitud ante la vida. La lluvia como fuerza vital y renovadora, permite al pajarito reconstruir los momentos placenteros al renovar su piel, restablecer la relación con la naturaleza, y la fluidez siempre conmovedora y suspicaz de los ratos felices. La transformación de los acontecimientos al detenerse y sentir que los pequeños actos, no son otra cosa que la fuerza de la supervivencia, y del amor que se eternizan en un instante.
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Dinorah Carballo. Cantar la lluvia, Video, 2018
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Luis Chacón. Árbol rojo. Acrílico sobre papel, 2018.
El pintor Luis Chacón exhibe Árbol rojo, 2018, una pieza en mixtas, argumenta que el árbol siempre es tema para la experimentación de técnicas y visiones del arte actual, y que aunque solo sea un manchón de pintura sobre una superficie vibrante, argumenta las esperanzas y regocijos que esperamos de la vida. 33
Carlos Coto es dueño de la finca Lord Tree en las montañas sureñas de la provincia de Cartago, específicamente en Loaiza de Cachí. El crea un proyecto de Arte del Paisaje a partir de materiales encontrados en el lugar, muy propio de la poesía de lo Povera que valora los cambios que le suceden a los materiales al conformar la obra.
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Carlos Coto. Lord Tree, 2018. Fotografía digital.
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Gustavo Araya Montezuma presentó Árbol de Ju Junaipú, 2018; se trata de una escultura hecha de desechos provenientes de esa sociedad consumista, para ejemplificar cómo la creatividad humana, busca que esos abundantes subproductos del mercado, no lleguen hasta la basura a contaminar el hábitat.
Gustavo Araya Montezuma. Árbol de Ju Junaipú, 2018.
Ileana Moya, expuso un conjunto fotográfico en el cual destaca un árbol poró gigante (Eritrina Poipegiana) en tiempo de floración, u otros colapsados por la acción del tiempo y las circunstancias, pero en lo cual ella encuentra belleza. 36
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Ileana Moya. Árboles, 2018.
Peter
Foley
(Estados
Unidos), envió, para esta muestra, un video sobre aquellos enormes árboles de los parques naturales de California, y la acción que permite a cientos de caminantes teniendo
recorrerlos,
como
signos
del entorno la elevación y el tiempo, el mismo que permite a esos gigantones alcanzar esas alturas.
Peter Foley. Trees, 2018. Video 37
Edgar León expuso dos obras, la primera es la instalación titulada Árbol enfermo, 2018, con madera, acrílico, tornillo de ojo, arena y agua. Inspirada en el libro de Carlos Gagini, observa el simbolismo de lo caído, pero del cual fluye sabia en vez de sangre. Además presentó el video del mismo nombre, 2018 (un minuto 45 segundos).
Edgar León. Árbol enfermo, 2018. Instalación.
Un matapalo o “El Higuerón” (Ficus Cotinifolia) en la zona de Montezuma, Puntarenas, detuvo al artista José Gerardo Hidalgo González a apreciar cómo delante del espeso especímen, crece un nuevo arbolito, ilustrando aquella teoría del isomorfismo presente en todo bosque y que denominamos árboles madre. 38
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José Gerardo Hidalgo. Higuerón, 2018. Montezuma, Puntarenas. 39
El fotógrafo Alexander Chaves Gould presentó dos piezas tituladas Ciclo de Vida, 2018. El Humo, Pejivalle, provincia de Cartago, con lo cual ensaya el simbolismo de la semilla, el árbol y la espiral, tan representative como ritmos naturales del perpetuo crecimiento de la naturaleza y sus movimientos vitales.
Alexander Chaves Gould. Ciclo de Vida, 2018. El Humo, Pejivalle, Fotografía digital 40
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El escultor Alexander Chaves Villalobos presentó dos piezas, una es una escultura en madera titulada El Descanso, 2018, y el video Nido de ratas, 2018, para abordar, desde diversos espacios, la madera como producto de la vida natural en la cual también actúa el caos y las contingencias.
Alexander Chaves Villalobos. El Descanso, 2018. Escultura en madera.
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Myriam Grosso (Panamá) expuso Hoja de plátano, Arte Povera, 2018, instalación, con lo cual demuestra como cualquier material de la naturaleza, puede intrincar en los procesos y facetas de la creatividad para cargar de significados a materiales que a veces consideramos vacíos o pobres.
Myriam Grosso. Hoja de Plátano, 2018. Arte Povera
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Miguel Mesquita Guimarães (Portugal), expuso un video en el cual aprecia su Jardín de Pitoes, él es quien colecciona a solas y en silencio, para no dejar escapar el espíritu de paz que posee el lugar, pero que lo reserva para dar un gran premio a quienes somos sensibles a la materia propia del lugar.
Miguel Mesquita Guimarães (Portugal), Jardín de Pitoes,Fotografía digital.
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Rafael Montoya. Proyectos habitacionales, 2018.
Del artista Rafael Montoya se presentaron dos fotografías de un árbol en su finca en San Ramón, provincia de Alajuela. Distingue uno de estos árboles al cual añade calados modulares en madera, para recomponer una interesante escultura aderida al tronco. Además presenta una instalación con un tronco y una pieza también en madera calada con el mapa de Costa Rica, que asemeja el hacha, y deduce que el país no protege el bosque, más bien lo destruye. 44
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Kattya Larson participa con un taco de madera calado para imprimir una xilografía de un árbol sin hojas pero que posee la gracias del ícono de representar las problemáticas actuales que afectan al habitat.
Kattya Larson. Árbol. 2018
Toten es una técnica mixta del artista Ernesto Pérez Ramírez, trata la sumerción al profundo mundo del sotobosque, entre las aguas de los estanques o los riachuelos, se vuelve un ente que representa el crecimiento de la cultura, coincidiendo con la función del arbol en cuyas ramas se sostienen las nociones de las ciencias y las artes.
Ernesto Pérez Ramírez. Toten, 2018
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Beso al árbol en Prusia, Irazú, 2018, es una fotografía de Joseph Quirós Segura. Documenta la acción realizada por muchas personas del mundo, que buscan estimular a la naturaleza, dandole algo de sí, en este caso un beso.
Joseph Quirós Segura. Beso de Árbol en Prusia, 2018.
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José Rosales muestró una instalación de un múltiple de 16 fotografías polaroid de una planta, instaladas en una máquina que asemja los procesos de arqueología industrial, que hicieron memorables los primeros artistas conceptuales.
José Rosales. Múltiple, 2018.
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Flavia Sánchez Cabezas expuso Árboles de Memoria, 2018, conjunto fotográfico de trazos y gestos como grafitis pintados en el tronco del árbol simbólicos, el que llevamos dentro y anima cada día.
Flavia Sánchez Cabezas. Árboles de memoira, 2018. 48
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Zoleila Solano, Beso de Árbol en Machu Picchu, 2018.
La artista Zoleila Solano Ramírez, en su reciente viaje a Machu Picchu, fotografío un árbol que creció entre esas pétreas terrazas, con el cual se adhiere a la acción de besar, para decir con ese gesto tan noble y simbólico, cuan importantes son en la ecología de la cultura y del planeta. 49
Rafael Otton Solís, visitó el bosque y encuentra distintas situaciones del árbol: el que crece, el que cayó, el que muestra sus jaspes y texturas, el que posee el alma de la montaña: el árbol madre, con su poesía y lenguaje implícito. La Fortuna de San Carlos, y Drake. 2018. Fotografía digital.
Rafael Ottón Solís. La Fortuna de San Carlos, y Drake, 2018. Foto digital.
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Illimani de los Andes es una artista nicaragüense del performance, para la edición de MAYINCA Árbol Madre, propone un tríptico de fotografías que titula Transformación, y fotografías de su performance realizado en un tiradero de basura, buscando concientizar acerca de la contaminación que aflige al planeta, y que el árbol podrá limpiar.
Ilimani de los ´Andes. Transformación, 2018. Foto digital. 51
Emilia Villegas, Sin Título, 2018. Pintura al óleo sobre tela. S.F.
De Emilia Villegas se expone el óleo Sin Título, en el cual se aprecia la silueta humana sumida en el hojarascal que remueve el viento.
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Bytty Tassara. Arbusto, 2018. Ensamblaje con planta y madera.
Bitty Tassara expuso la fotografía de un trozo de ramajes, y una de esas epífitas que asemejan la forma del mismo árbol, que se vuelve en otro símbolo de esta MAYINCA, con la idea heraclitiana de que todo fluye y se transforma, pero al mismo tiempo permanece. 53
Rodolfo Uder exhibe Los Guardianes del Bosque 2013
Rodolfo Uder exhibe Los Guardianes del Bosque 2013, son figuras que brotan de entre trozos y retazos de maderas encontradas en su taller de ParaĂso, CantĂłn de Santa Cruz, Guanacaste.
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Alessandro Valerio expone tres piezas fotográficas: “Contrapuntos”, “Paralelismos” y “Asensión”. Registros fotográficos e intervenciones en el espacio del Río Torres, 2018. Se trata de ensambles con lianas y raíces.
Alessandro Valerio “Contrapuntos” 2018. Registro fotográfico e intervención en el espacio. Río Torres. Lianas y flores sobre bejucos.
Alessandro Valerio “Paralelismos”, 2018. Registro fotográfico e intervención en el espacio. Río Torres, Ensamble de lianas y raíces.
Alessandro Valerio, “Asensión”. 2018. Registro fotográfico e intervención en el espacio. Río Torres, Pigmentos orgánicos sobre tronco.
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Escultura en Costa Rica Reflexión sobre el estado de la escultura en Costa Rica En definitiva, aquella relectura heraclitiana de que todo se transforma, y al mismo tiempo, permanece, es la provocación que deja apreciar la Bienal Tridimensional 2018, en el Museo Municipal de Cartago, Costa Rica; como también el Salón de la Asociación Nacional de Escultores Costarricenses (ANESCO) 2018, Centro de Conservación e Investigación en Patrimonio, San José; ambas muestras inauguradas en noviembre del presente año.
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Vista de sala. Fotos cortesía de TEORéTica
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Alessandro Valerio. 86 Hz, 2018, instalaciĂłn. Gran Premio de la Bienal Tridimensional del Museo de Cartago.
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Ya lo predecían los teóricos como Gui Bonsiepe (Escuela de Ulm, Alemania), en el último tracto de siglo pasado, al afirmar que, con el auge de la tecnología, las profesiones que no investigan ni innovan sobre su quehacer, les ocurriría lo mismo que a los copistas “pre-guterbergianos” con la invención de la imprenta de tipos móviles, estarían destinadas a desaparecer. Valorando ambos eventos colectivos, me da la certeza que el arte persiste, aunque cambien los medios e instrumentos de producción, en esta revolución del “eterno entendimiento”, como llamaría Goethe a la primordial acción del individuo creativo de transformar su entorno. Antecedentes El redimensionamiento del fruto artístico, empezó hace más de un siglo atrás, 1916, con la actitud del artista DADA de cuestionar las raíces mismas del arte. El POVERA, a mediados de los años sesenta, propuso reencontrarnos con la naturaleza, y explorar los cambios progresivos que afectaba la obra ubicándola en la categoría de lo efímero. Se tiene memoria del arte de Mario Merz, Janis Kounellis, Alberto Burri, Piero Manzoni, Antonio Tapies, sensibilidades de un artista que cuestiona y se auto-cuestiona al observar lo manifestado. El ARTE POP distinguió un objeto que -a diferencia del ready made duchampiano de hace un siglo-, era abastecido por la tensión de lo mercantil: Andy Warhol, con sus numerales corriendo en el comercio mundial, Wall Street Center de Nueva York. El CONCEPTUALISMO de inicios de los setenta, anunció que la idea, el concepto, era superior a la técnica, y que el proceso era en sí la obra misma. 58
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Decía en otro comentario del Salón ANESCO que éstas son fracturas, puntos de inflexión imbricados por las últimas tendencias, entre éstas el arte político, para superar el arraigo de las primeras vanguardias: Abstracción y el Constuctivismo originados en Rusia. El arte Concreto, el Minimalismo, tuvieron a grandes provocadores de sentido en Eduardo Chillida, Arnaldo Pomodoro, Richard Serra, entre otros grandes de la escultura contemporánea. El Informalismo introdujo lo grotesco, la subjetividad, encontrado en Jean Fautrier, o, Jean Dubufet, con sus fundamentales esculturas en movimiento de los ochenta, soportando un nuevo lenguaje para lo tridimensional. Un ejemplo de tal remezón, en la cultura local hace casi cincuenta años atrás, lo marcó el connacional Juan Luis Rodríguez Sibaja, al ganar el Gran Premio de la Bienal de París, con El Combate, 1969, una instalación: construyó un ring de boxeo con alambre de púa, tablas y tela. Talló en hielo, teñido de rojo, un enorme signo de interrogación, y un pedestal en hielo negro (recuérdese que rojo y negro son simbolismos de lo bélico y revolucionario) materias que, al diluirse, formaba un charco como de sangre vertida en el cuadrilátero. Incorporó registros sonoros con el canto “de pie camaradas”, tonada de la resistencia francesa, a lo cual agregó el golpeteo de los pasos de militares invasores llevándose a los judíos a los campos de exterminio. Un discurso aguerrido, provocador, como manifestación de lo político, abrió un cruce de fuego en la reyerta del arte, que lo volvió perdurable.
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En esa década Europa vivía la posguerra e inestabilidad en la estructura social, terreno para las confrontaciones obreras y estudiantiles como las del “Mayo 68”, capítulos imborrables en la historia de la humanidad. El artista introduce materiales que subvierten la pieza, la desestabilizan, agregando una importante dosis de incertidumbre, de aquello que no se sabe, y que, en el arte del pasado, los escultores prevenían a toda costa. Hoy en día, al contrario, es un ingrediente de la sopa del arte que agrega sustancia y sabor. Antecedentes domésticos En los años ochenta, La Primera Bienal de Pintura L&S, 1984, bajó a la pintura del estrado en que había sido elevada desde la creación de los primeros museos de arte, la obra premiada fue un batik de Lil Mena. Ese cisma volvió a dar su remezón con La Primera Bienal de Escultura de la Cervecería Costa Rica, 1994, cuando el premio del Salón Abierto lo ganó la instalación: De vidrio la Cabecera, de la desaparecida Virginia Pérez-Ratton. En la segunda edición fue premiada Amor punzante noche tras noche, de Pedro Arrieta; ambas utilizaban un viejo catre, el de Pérez era de vidrio, representando la fragilidad en las relaciones personales, pero el de Arrieta contenía dos almohadones en forma de corazón, rojo (simbolismo de pasión), con aguijones, simbolizando lo espinoso del matrimonio. Años después, en el entorno de la Primera Bienarte, fue concedido a Arrieta el premio por la instalación Fútbol con Dengue, 1997. 60
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Importa considerar puntos de quiebre de los noventa e inicios del 2000: La Bienal de Arte Experimental Francisco Amighetti (Bienal del Chunche) en el Centro Cultural Costarricense Norteamericano, provocó desencuentros cuando se discutía la muerte de la pintura. Incluso tuvo lugar una convocatoria a la Bienal de Escultura auspiciada por la empresa BGT, en la Galería Nacional, pero que no llegó a cambiar la situación. También se realizó El artista y los Objetos, ganado por Guillermo Tovar con una pieza de presencia execrable. Todos estos eventos ocurrieron en la coyuntura del paso de siglo y milenio, cuando el mundo ponía sus miradas en los discursos de punta matizados por lo conceptual.
Alessandro Valerio. 86 Hz, 2018, instalación. .
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El Gran Premio de la Bienal Tridimensional El Gran Premio de la Bienal Tridimensional de Cartago, lo obtuvo la pieza 86 Hz, 2018, de Alessandro Valerio, instalación con piedras, arena, y bichos, incluido el zumbido de las cigarras, grabado en un audio. Importa afirmar que el arte actual, en gran medida, mira hacia la naturaleza, la afecta: Un puñado de insectos pululan sobre las rocas en un paisaje desolado; motiva a pensar lo que puede ocurrir al planeta, si no se siembran árboles y continuamos tirando basura a los ríos, además del mal manejo de los gases efecto invernadero. La Tierra, la casa de todos, sería una guarida calurosa e insalubre de roedores en sus madrigueras. Y no me refiero solo a ratones, abejones, lagartijas, arañas y moscas, simboliza también al “topo” humano, escondiéndose del batir de los helicópteros en la guerra contra la violencia y el trasiego de estupefacientes. La práctica artística del joven Valerio es un símil del investigador naturista, biólogo, biónico, quien explora la espesa fractura por donde fluye del río, para escudriñar a sus criaturas.
Alessandro Valerio. 86 Hz, 2018, instalación. 62
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Diálogos entre dos eventos Tanto en la Bienal Tridimensional que en el Salón ANESCO persiste la actitud de desestabilizar y confrontar. Una de las piezas que más me cuestionó mis saberes de la teoría del arte, no fue una escultura, pues estas propuestas por lo general pasan desapercibidas a mi visor crítico; fue una maqueta y documentación del muro de Marvin Castro, constituida por una enorme piedra caliza, que trajo de el Roblar de Nicoya, hasta un parquecito en Zapote, donde la asentó como si fuera muralla derruida por la acción del tiempo, grabada con el cincel y maso de la memoria.
Marvin Castro. “Muro Occidental”. 2018. Documentación propuesta de arte urbano para el sureste de la capital San José.
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Otras piezas que me dejaron aprendizajes fueron las de Luis Chacón, a quien otrora llamáramos pintor, hoy nos concede la duda de sí llamarlo instalador o escultor, pues en sus propuestas prevalece el dominio del proceso y el concepto. En esta bienal expuso mixta, 36 esculturas del niño que llevamos dentro, 2018. Estimula a relacionarlo con su obra en ANESCO: Concierto Campestre, 2018, una instalación en homenaje a Giorgione (pintor del Alto Renacimiento). Se trata de un conjunto de figurillas femeninas y angelitos de porcelana, como tomando el sol en un parque, pasando por alto la conmoción del cotidiano. Y digo enseña, en la medida que evade aquellos pesados bloques de materia dura tan propios del arte tradicional, cuando lo que se valora hoy en día es una idea blanda, pero que realmente nos confronte y exige pensar.
Luis Chacón. 36 esculturas del niño que llevamos dentro, 2018. 64
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Luis Chacón. Concierto Campestre, 2018. una instalación en homenaje a Giorgione
El Salón ANESCO Entre algunas lecturas -comentadas en anteriores estados-, de lo expuesto en este salón, Xinia Benavides presentó Amor del bueno, 2018, reafirma que también se puede crear esculturas con una línea, en este caso alambre, con un dibujo de contorno ciego, como ciego es el amor entre el espacio y el vacío, en el contorno de una pareja modelada reposando sobre una silla blanca, que abriga la idea de esperanza. Otra pieza con enorme carga poética, con juegos de luz y sombras fue Flor de noche, 2018, de Andrés Cañas; es un objeto de metal que arroja un dibujo de sombras en el muro. Y, Roberto Lizano, propuso dos personajes recortados en cartón: El duelo, 2018, ensamblados en el perímetro de un gran aro de metal, realidad del cotidiano al asumir nuestros retos en la arena, como gladiadores poniendo en juego la vida ante el inminente asecho de la muerte. 65
De vuelta a Cartago Me motivĂł el cĂşmulo de percepciones imbricadas por Semilla, 2018, de Alexander Chaves Villalobos: ComposiciĂłn de texturas que son como las memorias, llevadas a la piedra, a la materia dura, escarbadas, esgrafiadas, agujereadas, pero que igual regeneran el simbolismo de la tierra y el cuerpo. Aborda la idea de cultivo, volver a sembrar el arte de producir alimentos.
Alexander Chaves Villalobos. Semilla, 2018, 66
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Gabriela Catarinella expuso Enclave, 2018, un ensamble con añosos “durmientes” de ferrocarril, y resecos raquis o virotes de guineos, recuerdo de épocas de dominación hegemónica vividas en el Caribe, que describió en Mamita Yunai Carlos Luis Fallas. Esta artista referencia el trabajo del connacional Óscar Figueroa, al utilizar sus materiales y el juego de aquellas tensiones por la explotación bananera en el país, que tanto escozor reviven aún.
Gabriela Catarinella expuso Enclave, 2018, 67
Otra pieza que me ancló a meditar fue Cielo Abierto, 2017 de Gabriel García, por su sencillez conceptual y material: un corte pintado de rojo sangre en dos trozos de maderas encontradas posiblemente en el cauce de un río o costa. Empuja a reflexionar sobre las zonas protegidas, y la herida imborrable al bosque, al árbol, y el uso indiscriminado de químicos agresivos que tanto afectan a la preservación del planeta. No deja de evocar el conflicto de Crucitas, la explotación minera y el “coligallerismo” fronterizo que enciende la fiebre del oro, pero que va en detrimento de nuestro habitat.
Andrés Cañas Flor de noche, 2018. 68
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Se exponen piezas como Mujeres de hoy, 2018 de Natalia Phillips, interesa por el juego de traslapes ante esos marcos del retrato femenino, y los matices de violencia que perviven en la actualidad. También me provoca la pieza Vórtice, 2018, de Dennis Palacios, en tanto modela dos niños que juegan a empujarse hacia la pantalla del celular, al remolino o espiral, peligro de dejarnos engullir por las tácticas del nuevo filibusterismo: el mercado, y la enajenación que provoca dicho aparataje tecnológico, además de la gruesa factura que representa esos productos para las escuálidas divisas nacionales. Vistos de la perspectiva sociológica, son hormas que, hechas de materia dura, nos modelan a nosotros mismos.
Natalia Phillips. Mujeres de hoy, 2018 69
Dennis Palacios. Vรณrtice, 2018.
En conclusiรณn Tanto en la Bienal Tridimensional de Cartago, como en el Salรณn ANESCO, persisten piezas ancladas en los viejos lenguajes, pero no me motivan a comentarlas. Se cata un arte cambiante, como Estela 2018 de Otto Apuy; La Vieja del carbรณn de Jorge Benavides; No quiero el pelo largo de Ale Rambar; Adรกn y Eva de Pablo Romero. Son transformaciones que repercuten e influencian la creatividad.
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Gabriel Gutiérrez, Cambio de estado, 2018;
Diría que, no deja de punzar el aguijón que porta la instalación y video de Gabriel Gutiérrez, titulada Cambio de estado, 2018; retrata a un presidente del pasado, cuyo gobierno se desgastó en habladurías académicas, ineficiencias y ineficacias delante de una función que debería dar frutos y traer progreso al país. Es cuando el arte se vuelve político, incómodo, confrontativo, sin dejar de lado el humor negro que levante tanto ostracismo en el espectador, delante de las paradojas de un arte que, también a veces coquetea consigo mismo. 71
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Fotografía de Alessandro Valerio. 2018. 73
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