Lu is Fe r nando Q uiró s
boomerangs COLECCIÓN P o e s í a
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Luis Fernando Quirรณs luquiva@gmail.com OPTYMA Editorial 2017
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Estos son poemas intimistas, y exploran, con un tono sutil entre la reflexiĂłn y la ensoĂąaciĂłn, los susurros y meditaciones del estado de vigilia. Odenis Bacallao Mesa
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“Sobre mi lecho, por las noches, yo buscaba al amado de mi alma. Lo busqué y no lo hallé”. Cantares 3,1
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La botella que lanzo al ocĂŠano no contiene ninguna nota, son sĂłlo soplos de amor.
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2 Quisiera volver a dibujar, este estuche y darme la libertad, quizás, sin prisa, hacerlo tal y cual me siento, hoy. Recomponer mi propia forma, acomodar el ajedrez ahí, donde promete la jugada. Catar la esencia, de repente, por solaz o por simpleza mirar el rostro que no tengo. Parecerme a ese árbol dibujado en frente que cambió sus hojas y al tirarlas, trazó una alfombra circular para mí.
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3 Vida, retoĂąo incierto asĂ como es la mĂa en este tiempo, que no es el mismo.
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4 Detente, no sigas, ya lograste lo que buscabas no bebas más este jugo del sinsabor que está vacío y, sin ser. Si de todas maneras, lo piensas ¡hazlo!, de una vez por todas vuelve a tu trazo sin mirar atrás.
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5 Agita esta fuente, como si fuera un brote que se extiende y aunque lo corten, volverรก. No insistas en motivar mis deseos aunque apagados encienden y quemarรกn todo.
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6 ¿Para qué decir no? Si en verdad hay fuego y permanece la duda respuesta que trueca en ventarrón.
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7 No vuelvas tus ojos, para buscar los mĂos aunque estĂŠn ciegos y sin vida, puede ocurrir cualquier cosa.
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8 Retorna, Sol, y quémame, en las arenas pardas, de la sensualidad. Acrecienta en esta piel, y mitiga los deseos de fuego, retorna. Cegadora luminosidad vuelve y métete, surca este cuerpo ansioso. Tócame, que me adhiero a tí, pegajoso de miel. Acrecienta Sol, a tu luz me expongo, para fundirme en tu fuego. Arteria de fuego, que surte en mi mente la memoria, y en esta ausencia, evoco. Madura en mí, un pensamiento perdurable para evocar tus fuegos. 13
Sangre, lĂĄgrimas, mudos gestos que hoy cuecen mis alientos entonen su canto para mĂ. Escuchen, el rugido de mi voz, volcĂĄn, que clama entre letra y letra absorbe silencios una flama rojiza, como mis carnes, como mi cuerpo, al levantar la copa y brindar, por tus remembranzas.
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9 Decía André Gide: “lloro porque no tengo nada que decir” y, yo, cuando no tengo qué decir qué ver qué sentir qué pensar entonces, por simpleza lloro.
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10 Vibra, en un tiempo inanimado tu hosco pulso sobre los timbales del firmamento. Hacia el tres veces fuerte resonar, como punta de flecha clavas; apagas tu fuego y te pierdes. Como el trueno, en ese tiempo suspendido suspiras donde no existe minutero donde se acabĂł el recuerdo. Sinuoso perfil, al fluir dibuja; cae, desgaĂąita su tintineo, y vuelve
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desde la montaña, el espejo del día, enciende bajo su hilo tembloroso, canto cada mañana, para limpiar mi cuerpo, de sudores, viles y el tiempo. Bordea el fractal de ramajes y se filtra, forcejeando entre la espesura. Origina cada matiz, se posa en cada hoja relata su inmersión, ahí donde la brisa provoca escaramuzas.
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11 Existe una palabra silenciosa, que dispara como la mirada empuña su arma. Hace bailar al sordomudo y despierta al ciego. A la vida levanta al moribundo a quien como yo, vive de murmullos y flaquezas. Verbo, afilado trueno, rayo, cañón y tormenta, nunca se sabe cuando empuñará el herbor de su furia contra ti.
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12 ¿De qué me vale reclamar y dolerme?, aunque se llevó todo de mí, mucho me enseñó. Aprendí a conocerme, a amar, y darme cuenta en qué medida deseo. Saber que estoy dispuesto, a dar y no tan sólo a recibir. A darme cuenta, si son sinceras mis lágrimas. Si antes que vacío, estoy lleno. A saber que soñé poseer sólo un remedo de avaricia, y que ése no soy yo.
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Convencido, de que en tanto perdĂ ganĂŠ y que muriendo permanezco.
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13 Y, ¿por qué preguntarte, si te hieren mis palabras? Si sus letras las escogí entre espinas, de un rosal que no da rosas, sino afiladas navajas. ¿Por qué me pregunto, si te hago daño? Si amar puede ser arma y no se regalan flores, sino certeras dagas.
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14 Tiré tantos miles de palabras a la basura que memoria no tengo, ni lágrimas en mis ojos. Gasté sus verbos en humedecer estos ojos secos que se ciegan, como mis oídos ensordecen. Lancé tantos besos al absurdo que olvidé cómo saborearlos a escondidas. Compuse tantos cantos sin saberlo y aún hoy lo hago, que me olvidé de cantártelos.
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15 Deja que lágrimas de mis ojos te bañen que de palabras acuosas están hechas, y bordeen, de tus labios su dibujo inmemorial, que no posee tiempo, es un suspiro de letras incontables y versos, indecibles, como los recuerdos. Deja humedecerte por mis lágrimas a cuestas en la vida subiendo íntimos silencios. Deja que mi barco navegue en tus miradas y anclar en sus espejos.
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No soy capitĂĄn, ni marinero pero embarquĂŠ para cruzar sus estuarios. Deja... Deja que te toque con mis versos con sus letras que emergen del deseo. Deja que mi tacto conozca tu inmanencia pues mis ojos, ciegos sensibilidad perdieron. Deja que te cante mis poemas que me ahogan de avidez, y ciegan la vida. Deja que te sienta en mis noches cuando sin saberlo, en tanto vivo, muero siempre en ti. 24
16 Si me preguntas, ¿de quién estaré enamorado? Te respondo que de quien no conozco pero siento, y en su fuego me fundo. Quien nada sabe, nada quiere, nada tiene, como yo, en mi poquedad sólo amo y siento. Lo que tengo, no es nada. no soy nada y estando vivo, muero.
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17 Cada palabra posee dentro de sí una bendición y una maldición. Tu boca-proyectil es certera.
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18 “Hay una palabra –decía Emily Dickinson– que lleva una espada.” No la blandees o empuñará contra ti. La palabra es un bumerán antojadizo, que al retornar, si no sabes sujetarlo, te golpeará.
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19 Tanto quĂŠ hacer y por quĂŠ esperar. Pero no te detengas. No dejes que la prisa te impida hacerlo, el tiempo terrorista te impida sentirlo, o te secuestre para no verlo.
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20 Dadme, del grisáceo ventarrón su fuerza, para aplacar la flama de este cuerpo. Arde, volcánico flujo rojonaranja, fúndete a mí. Del rayo cegador dadme potencia, para trazar en dibujos estos versos.
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21 Claro, como el astro de la aurora es dulce fuego, así son mis evocaciones de ti, cuando deambulan la atmósfera de mi vida. Sacudo mi abrigo, lo abrocho así me protejo en tu ausencia, cuando el frío se escabulle y tu ardor acrecienta. Como la noche extingue el incendio del día y vaga en el tiempo, esperando tu retorno.
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22 Hoy, todo es veloz todo va aprisa te secuestra la inmundicia. Rebotas, entre las manecillas del reloj eres robado, en el frugal desconcierto de una mirada vaga. Pero, a pesar de todo aĂşn puedes encontrar a quien siente como tĂş, atesĂłrales ĂĄbreles el torrente de tus arterias; para que reposen en tu discurrir. Hoy, todo es veloz, todo se agita, el tiempo es simple basura, es un terrorista. 31
23 Sentirme grato, quisiera a Dios, a los mĂos, al otro, sumido en el horno de la vida y las miradas del mundo. Tuyo soy, cuando puedo expresar entre los bordes de Tu voluntad entre los trazos de Tu verdad en una apropiaciĂłn, que profeso. Me engreĂ con nimiedades, sin reparar en las miradas del mundo, lo que esa ojeada me trae de vuelta, y apenas sospecho.
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¿Cuándo dejaré que la poquedad, que el adversario mira en mí, me minimice? Me engreí con nimiedades, sin reparar en las miradas del mundo sobre mí, lo que esa ojeada me trae de vuelta, y yo apenas sospecho. Con mayor razón, hoy que tuyo soy, desconfío más de mí y al alzar vuelo las espinas de la zarza encuentro.
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24 En espera de un rayo que clava como flecha, vigilante soy, tras apagar mi deseo, sutura la herida y desaparece. Esperando al adversario el guardiĂĄn nocturno enciende su candil, y permanece latente ahĂ, sin ser visto.
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25 Tanto que deseo, y la verdad no quiero nada, tan solo retrotraerme, ahí donde el Sol me ciñe a un susurro que trocó en lágrima que transustanció en sangre. Cuando era niño decía saber lo que aun busco. ¡Qué envidia! En la estructura de aquel entendimiento no existían murallas hoy hay una prisión. Era suficiente un lápiz y papel, hoy una vida. Ellos, los niños, lo dicen en garabatos yo lo intento. 35
26 Por qué me encantan los árboles? Son únicos aún así diferentes entre sí. Son múltiples aún así genuinos. Me encantaría ser hoja de árbol que sólo con aire, luz y agua preparan su alimento. Yo, en cambio, que por reseco soy tan quebradizo e inflexible. 36
27 Por qué me será tan difícil dibujar lo suave y flexible? Acaso será que me ciño a un imposible?
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28 Me encantan los objetos irรณnicos, ilรณgicos y a veces incomprensibles.
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29 Intoxicación de deseos, cuando la piel absorbe los últimos rayos de luz y abre los poros a los fríos de la noche.
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30 I Piel.
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II Piel al viento, escalofrĂo rasgado el abrigo. Mirar al infinito, sentir pasar el tiempo en esa lĂnea hirsuta.
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III BaĂąada, por el rocĂo de media noche al amanecer. Piel marcada por el sol, en el dibujo cobrizo de la sensualidad.
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IV Recia, agitada por el viento y de lluvia, vĂvida, en el zigzagueante trazo de una descarga o en lo sinuoso de un deseo.
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V Envoltura de mi yo, crecida conmigo, contraes o dilatas, por las experiencias de este cuerpo, recuĂŠrdalo, que aniquilĂł su deseo.
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La publicación del poemario Boomerang, como todo o mucho de la vida, trae atrás su propia dosis de contingencias. Aunque desde muy joven me dejé engullir por el numen del poético intento de escribir mis sentires, hasta mediados de los años noventas del siglo pasado que intenté reunirlos y dejáran de ser hojas sueltas, desperdigadas, que regalé a mi amiga Rosita Alvarado, pero gracias a su constante motivación, y más reciente a la del colega Rolando Castellón, fue que aproveché la tecnología para publicarlos en el 2006 en un blog en internet; sin embargo, es hasta ahora veinte o más años después de haberlos escrito, que los reviso, valoro, y decido publicarlos en el formato de este librito. El autor Junio de 2017
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Luis Fernando Quirós Valverde (1951) Estudió en el Colegio de Artes Plásticas UACA (1979-1981), Diseño en el ISIA, Urbino, 1982 y Studio Rossetti, Roma, 1985. Fue profesor Escuela de Diseño Industrial del TEC, Artes UCR, y Universidad VERITAS. Imparte talleres de arte y diseño en U. Landivar, Guatemala; UDE, Uruguay; UPOLI Nicaragua; conferencias en ISDI, Cuba y Especialización en Pedagogía del Diseño, Universidad Nacional, Bogotá, 2010. Curadurías para Museo Arte y Diseño Contemporáneo MADC; TEOR/éTica; Museos del Banco Central; Museo Arte Costarricense; cocurador con Rolando Castellón de Mayinca 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017 en Museo Nacional y Museo del Jade y la Cultura Precolombina. Publicó “Diseño teoría acción sentido”, 1999, Edit. Tecnológica; “Enrramada”, 1999, Editorial Perro Azul, “Árbol de Miradas”, 2005, Editorial OPTYMA y Binomio Dibujo Diseño, 2006, Editorial Veritas. Editor de varios blogs y revistas como Museo del Árbol (63 publicaciones desde 2010) y L´FATAL on line (10 ediciones). 47
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