LA LIBERTAD Y EL AMOR
ESCENA 1 Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandoné cuando tuve que atender unos negocios urgentes y aunque me moría de ganas de continuar con la embelesante historia, primero debía escribir una carta a mi apoderado, lo que me hizo darme cuenta de que en mi mesa no estaba como siempre cierto anillo de diamantes al que mi mayordomo nunca le quitaba ojo...
ESCENA 2 Tras discutir con mi mayordomo y altamente turbado, pensé que lo mejor para calmar los nervios sería seguir leyendo la novela que me tenía tan enganchado, como siempre sentado en mi sofá favorito de espaldas a la puerta. Volví a aquel bosque, donde había dejado días atrás al protagonista, para ser testigo de un último encuentro en la cabaña, a la cual tras su amante entraba de forma brusca y con la cara lastimada por el chicotazo de una rama…
ESCENA 3 Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. Debía convencerla, debía asegurarla que la amaba y que lo que proponía era fruto del amor más puro y absoluto que la profesaba…
ESCENA 4 Mujer: No. No podemos matar. ¿A santo de qué? Amante: Tenemos que matar y así podremos ser libres. Mujer: Pero, ¡qué no! No vamos a matar. No tiene sentido. Amante: Vamos a tener una vida muchísimo mejor. Mujer: Tendremos una vida mejor y lo que tú quieras, pero no vamos a matar. ¿Tú sabes lo peligroso que puede ser eso? ¿Y si te pasa algo a ti? Amante: ¡Pero no me va a pasar! ¡Ya me conoces! Mujer: ¡Qué no! ¡Qué no!
ESCENA 5 (Besos) Amante: Tenemos que matar. ¿Lo harás por mí? Mujer: (duda antes de convencerse) Sí, vale, ya está. Amante: Tenemos que hacerlo para ser libres. Mujer: Ya está, lo hacemos para ser libres. Amante: Somos libres juntos. Mujer: Claro. Pues tenemos que coger el camino del bosque y allí ya te explico cómo es la mansión.
ESCENA 6
Cuando la convenció nuestro querido amante furtivo, sentía como si su corazón se le fuera a salir del pecho, casi podía sentirlo palpitar contra su daga que sería testigo del crimen que iban a cometer y que les había llevado hasta un bosque...
ESCENA 7
Mujer: ¿Lo tenemos claro? Ésta es su mansión. Tienes que ir por el sur y entrar por la puerta principal. Mientras, yo iré por el norte para esperarte en la puerta del servicio. Solo tienes que subir y entrar. Ya te he dado antes las explicaciones. Amante: Vale, amor, entonces tú me esperas en la puerta y cuando de tres golpes me abres. Mujer: Yo vigilo que no entre nadie.
ESCENA 8
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron… Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta, él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto, que tanto le gustaba...
ESCENA 9
Cuando subió las escaleras que llevaban a la casa, sintió por un segundo remordimientos que fueron prontamente sustituidos por la seguridad de alguien que sabe que a esas horas, y tras una discusión, el mayordomo se ha marchado ya y que los perros no van a ladrar. Entró en la casa y fue entonces cuando escuchó en su cabeza la voz de la mujer por la que hacía todo esto; aquella por la que daría su vida; que le guiaba a través del laberinto de puertas que le separaban de su objetivo...
ESCENA 10
Cuando llegó a las escaleras que conducían a su objetivo, sintió que el puñal se le hacía más pesado, por un momento le pareció que no iba a poder levantarlo contra su objetivo, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela...
ESCENA 11
Amante: ¡Lo hago por mi libertad!
ESCENA 12
Como buen lector, siempre he sabido que todas las historias llegan a su fin… incluida la de su humilde narrador, que nunca pensó que sería tan corta… supongo que, en cierto modo, es algo poético…incluso romántico, morir a manos de la libertad y el amor.