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LES DARÉ UN CORAZÓN NUEVO

POR PADRE LUIS MATOS C.B. I PEREMATOS@YAHOO.FR COMUNIDAD DE LAS BIENAVENTURANZAS-MÉXICO

Sabemos bien que el corazón es uno de los miembros más importantes y vitales del cuerpo. El sistema circulatorio, cuyo centro es el corazón, tiene la facultad de transmitir oxígeno, gracias a su paso por los pulmones, así como nutrientes y hormonas a las células y elimina los productos de desecho, como el dióxido de carbono.

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Por otra parte, al corazón se le atribuyen los sentimientos más profundos del hombre y de la mujer al punto de decir que tal persona tiene un corazón bueno o malo en función de su comportamiento, un corazón duro o tierno según que es compasivo y misericordioso o al contrario implacable y severo en sus juicios, violento.

En la tradición judía el corazón es también la sede de la conciencia y de la razón: "Cuando entre la Sabiduría en tu corazón y la ciencia sea dulce para tu alma, velará sobre ti la reflexión y la prudencia te guardará, apartándote del mal camino, del hombre que propone planes perversos". (Pr 2, 10-12)

En nuestra sociedad tan marcada por el individualismo, el egoísmo, la soberbia, la violencia, necesitamos un renuevo del corazón humano a todos los niveles; pero "¿de dónde vendrá mi auxilio? Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra." (Sal 121, 1-2) Efectivamente, nadie mejor que el inventor del género humano para instruirnos sobre su funcionamiento y cómo reparar ese corazón creado a su imagen y semejanza. Necesitamos pues de su Sabiduría y de su Consejo, dones que Él da a quien se lo pide. "Si alguno de ustedes está a falta de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos generosamente y sin echarlo en cara, y se la dará. Pero que la pida con fe, sin vacilar; porque el que vacila es semejante al oleaje del mar, movido por el viento y llevado de una a otra parte. Que no piense recibir cosa alguna del Señor un hombre como éste, un hombre irresoluto e inconstante en todos sus caminos." (St 1, 5-8)

Dejémonos pues oxigenar por el buen soplo del Espíritu para alimentar ese cuerpo que Dios ha querido unido en el Amor, nuestra sociedad humana; y que su Palabra, Jesús, cuya encarnación hemos celebrado estos días, elimine los productos de desecho: la mentira, la corrupción, la infidelidad, el orgullo, las falsas ideologías, la violencia... dejando paso al amor, la verdad, la justicia, la paz. Respondamos a su invitación: "Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaran descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera." (Mt 11, 28-30)

Alegrémonos en la esperanza pues lo que Dios promete Él lo realiza: "Les daré un corazón nuevo, infundiré en ustedes un espíritu nuevo, quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne." (Ez 36, 26)

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