LAS NAVIDADES EN UNA CASA DE CHOCOLATE
É
rase una vez una niña llamada Bárbara que vivía en un pueblo muy grande con su familia y su hermano James.
Un día Bárbara se dio cuenta de que estaba nevando y dijo a su hermano: -James, está nevando. -¡Es verdad! -dijo James con cara de asombro. Entonces Bárbara y James se lo dijeron a su madre. Y su madre les dijo que iban a pasar las navidades en una casa de chocolate. Inmediatamente Bárbara y James hicieron las maletas y todos se fueron. Bárbara le dijo a su padre: -Papá, ¿falta mucho? -No falta mucho, hija -dijo su padre-. Ya vamos a llegar, no te preocupes. Entonces cuando llegaron a la casa de chocolate, James se quedó asombrado al ver tanto chocolate a su alrededor. En ese instante, vino una señora diciendo: -Venid niños, venid a jugar conmigo. Los padres, como tenían que ir a talar un árbol y coger los preparativos, los dejaron con aquella señora que parecía ser muy simpática. Pero en verdad lo que quería decir era otra cosa muy mala que es esta: -"Venid niños, venid. Os voy a envenenar". Los padres se fueron y dejaron a los niños aquella señora. Bárbara le pregunto:
con
-Y tú ¿cómo te llamas? -Me llamo Silvesley -dijo ella-, una simpática señora. La señora estaba enseñándoles su varita y les dijo: -¿La queréis probar? -Sí, gracias -dijo Bárbara. -No, Bárbara -dijo James. Silvesley se enfadó, pues estaba intentando envenenarlos, pero vinieron sus padres con unos cazadores, muertos de frío, y cuando vieron a Silvesley la mataron. Y los niños volvieron a su casa sanos y salvos. Gracias a la varita que les ayudó a llegar rápidamente.
Y
fueron felices y comieron perdices y de postre bizcocho, pero a mí me dieron un tomate pocho.
María Corpas Gil.
Érase una vez y mentira no es, un niño que hizo el muñeco de nieve más grande que el huevo de San Cristóbal. Fue a la policía. Le dijeron que destruyera al muñeco, pero él no quería, porque le costó mucho trabajo. De repente una señora muy vieja, arrugada y fea sacó una barita e hizo que el muñeco cobrara vida. Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Ángel Mateos Marín
NAVIDAD MÁGICA En un lejano país, había una familia muy pobre que vivía en una casa muy pequeña. Ya se acercaba la Navidad y por supuesto no tenían dinero ni para celebrarla ni tampoco para comprarle un regalo a su hija. Ésta dijo:-mamá ya se acerca la Navidad. ¿Cómo la vamos a celebrar? En ese preciso instante dijo la madre: -Hija no vamos a poder celebrarla. La hija triste le dijo: -¿Por qué mami? -Por qué no podemos, hija, por varias cosas.- Le contestó la madre. María se fue a su cuarto a llorar y se preguntó: - ¿por qué no podré celebrar la Navidad? Pero de pronto se le apareció un pequeño duende que le dijo: -Hola soy el duende Vicente. Soy el duende de la felicidad. -¿Y tú quién eres? ¿Por qué te apareces en mi cuarto?- dijo ella-. -A ver, vengo a concederte el deseo que quieras. Cómo ya es Navidad voy por todas las casas concediendo deseos -dijo el pequeño duende-. - ¿De verdad?-dijo impresionada María-. - Bueno, yo quiero... celebrar la Navidad- dijo la niña. Al momento llegó la mamá diciendo: ¡Bien me han dado trabajo! Llegó la Navidad. Todos alegres y contentos con una sonrisa de oreja a oreja. Y ahora digamos todos:¡Feliz
Navidad! Adiós María susurró el duendecillo viéndolos
tan felices Y colorín colorado este cuento se ha acabado, si quieres que te lo cuente otra vez, cierre los ojos y cuente hasta tres.
FIN Noelia Viera Sánchez.
LA INCREIBLE NAVIDAD Érase una vez un país llamado Frankenstein donde era Navidad. Pero Papá Noel no conocía ese lugar y siempre que era Navidad no le traían nada. Todo el mundo le escribía, pero no sabía dónde era. Papá Noel salía del Polo Norte a ver dónde era, pero salía y volvía a Salir, pero nunca lo encontraba. Un día Papa Noel vio un sitio iluminado, pero había una trampa. Le dieron a los renos. Papá Noel empezó a caer y caer hasta que llegó al suelo. Papa Noel se sentía triste. Los Renos también lo estaban. Vino un hombre para arreglar su trineo. Cuando se lo arregló le preguntó al hombre que dónde estaba el pueblo Frankenstein. Y Papa Noel fue para allá y vio un pueblo. Era navidad y tenían sus regalos. Y fueron felices y le dieron con las puertas en las narices. DARÍO CATÓN CORDERO.
EN BUSCA DE LA NAVIDAD Salté de la cama y fui en busca de mamá. ¡Por fin era NAVIDAD! Pero mamá no estaba preparando la cena de Nochebuena, sino que me estaba preparando la merienda para ir al colegio. — ¿Qué haces, mamá? ¡Pero si es Navidad!— le pregunté. Mi madre, mirándome con cara sorprendida, preguntó: — Y ¿qué es la Navidad? No entendía nada. Mamá había olvidado qué era la Navidad. Y no solo mamá, sino que también mi hermano la había olvidado. ¿Y si todos hubieran olvidado la Navidad?, pensé. Me fui para mi cuarto. Abrí el armario para coger mi ropa y entre mis jerséis encontré un libro que nunca antes había visto. Parecía un libro muy misterioso. Tenía las pastas doradas y las hojas rotas. En el libro se contaba la historia de un mago que hacía mucho tiempo había robado la Navidad. Pasé varias páginas y me encontré un mapa. En el mapa ponía: Si la Navidad Quieres encontrar Mucho tendrás Que viajar Justo debajo había unas letras muy pequeñas y al intentar leerlas, ¡PLOF!, sin darme cuenta estaba dentro del cuento. No sabía qué hacer así que comencé a andar. Cuando ya llevaba mucho tiempo andando vi en el horizonte una luz azul. Poco a poco, me fui acercando más y más. Leí en el libro que esa luz era el Hada que tenía que traer la Navidad. Así que me acerque a ella y le dije: — Buenos días, señora Hada, ¿por qué nadie se acuerda de la navidad? El hada me contó la historia del Mago Fausto. Me explico que el Mago Fausto tenía una capa negra, los ojos rojos como la sangre y su piel tan blanca como la de un vampiro.
—A Fausto no le gusta la navidad. Porque no quiere que nadie sea feliz —me dijo ella. — Y, ¿qué podemos hacer? –le pregunté.
El Hada me explicó que el Mago Fausto le había robado sus polvos mágicos y que sin ellos nadie recordaría la Navidad jamás.
Juntas caminamos por la nieve. Miramos en el libro dónde podía vivir el Mago Fausto, porque el hada no lo sabía. Vivía en un castillo aterrador. Seguimos el camino, nos encontramos a tres renos muy asustados. También a tres hombres, dos con barba y uno negrito. Nos dijeron que se habían perdido y que no sabían cómo salir de allí. Nosotras les explicamos cómo podían salir y como recompensa nos dijeron dónde estaba el castillo del Mago Fausto. De camino al castillo paramos a merendar bajo la copa de un gran abeto. Llegamos al castillo, nos colamos por una ventana y entramos en la habitación de Fausto. Mientras que él estaba haciendo sus conjuros en el laboratorio, nosotras buscamos los polvos. El Hada de la Navidad los encontró debajo de su almohada. Sin que el Mago nos viera, nos fuimos volando en el trineo de Papá Noel. Me despedí del Hada de la Navidad y regresé a casa de nuevo a través del libro de cuentos. Abrí los polvos mágicos en mi habitación y los dejé volar. Me colgué la mochila y salí de mi habitación. De repente mi madre grito: — ¡¿Dónde vas con la mochila, chiquilla?! ¡¡Es NAVIDAD!!
Atenea Rodríguez Jiménez
NAVIDAD DE RISA rase una vez una familia llamada Dadivan. Estaban ansiosos porque llegara la Navidad.
É
Entonces fueron a comprar la comida. Compraron: pescados, mariscos y gambas. Ya era de noche y se acostaron. El vecino era un muerto de hambre que cogió el pescado el marisco y las gambas. A la mañana siguiente dijo la mama: ¡Aaaaaaaaaaahhhhh! Todos se levantaron y se preguntaron qué había pasado. ¿Y esas voces? La mama explicó lo que había pasado. Les dijo que había entrado alguien durante la noche. Así que me decidió quedarse toda la noche vigilando. Pero antes tenían que comprar de nuevo. Pero ese día era Navidad y ningún mercado estaba abierto. Así que no tuvo más remedio que buscar un mercado que estuviera abierto. La comida la metió en el frigorífico y se quedó vigilando. ¡Ya te pille! –dijo. Y el vecino se marchó de viaje a los Ángeles. En el avión había un hombre con un bocata y él, cómo le gustaba tanto la comida, alargo, y alargo la mano y se lo comió. Se hicieron amigos y él le ofreció su piso. Ellos felices, la familia Dadivan felices y contentos. Y este cuento se acabado, se lo ha llevado el viento. Lo voy a buscar y cuando lo encuentre te lo volveré a contar.
Alejandro Viera Sánchez
“De Huérfano a Rey”
E
rase una vez y mentira no es, un huérfano que tenía una amiga, Laura. Ella le enseñaba todo y le cuidaba.
El 12 de noviembre, cuando le enseñaba la Navidad, Laura fue a la compra. De pronto, se encontró con un hombre al que llamaban “El Hombre calavera”. A ella le gustaban los mismos cereales que a él, y los cogió, pero el último que había en la estantería. Él se puso rabioso y así dijo: -¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Te arrepentirás!!!!!!!!!!!! Al día siguiente, al levantarse... NO VEÍA... El huérfano se levantó asustado y enseguida llamó al médico. Carlos, el médico, le dijo que la única cura era que le diera ánimos y tenía que creer. Cuando lo creyera al 100x100 volvería a ver. Él le preguntó que cómo lo sabía sino había cura. Él le dijo que él era uno especial. Ellos lo intentaban todos los días, cada segundo de cada minuto, pero no funcionaba. Hasta que le dijo Laura: Pon todas tus fuerzas en creer que es verdad que eres mi amiga. ¡Hazlo! Y así lo hizo. Por lo ocurrido le dijo que qué quería, que se lo daba. Él le dijo que con toda su amistad y felicidad ya era un rey muy afortunado.
Fin
Papá Noel Érase una vez una niña que era simpática, amable y estudiosa. Llamada Sara. Siempre ayudaba a sus padres. Un día preparó unos dulces muy ricos para Papá Noel. Pero el día de Nochebuena ocurrió algo extraordinario. ¡Su lado dark la dominó! Todo empezó cuando iba a llegar Papa Noel. Estaba preparando los dulces cuando su lado bueno no pudo soportar más a su lado dark. Así que la derrotó. Pero en lo profundo de su corazón estaba del lado más bueno y fuerte de todos. Así que dijo ésto: -¡Odio la Navidad! Papá Noel es un glotón. Nos gastamos dinero en unos dulces y no existe. Los padres son los que compran los regalos. A los niños y niñas buenos. ¿Y qué importa si somos malos? ¿Por qué tenemos que hacer cositas buenas? Su madre y su padre se pusieron tristes. -Sara, tú no eres así. Vuelve a ser la misma.-se le abrieron más los ojos llenos de enfado. Pero, de pronto hubo un apagón y se volvió a enfadar. Tiempo después al llegar PAPÁ NOEL dijo: -Ok. Voy a demostrar que Papa Noel no existe. ¡Jajajajajajajajajjajajajajjajajajajajaja! Pero cuando llego Papa Noel, le dijo: - Sara, tú no eres así. Busca en tu corazón no digas más cosas malas. Le dio una acaricia en la cabeza. Se desmayó flotando en el aire. Y le dijo que volvería a ser la misma cuando despertara. A la mañana siguiente....Era la misma, tenía un gran regalo debajo del árbol. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Sara Jiménez Domínguez.
El muñeco de nieve cobra vida
E
n una fría y soleada mañana, hice con mucho cariño un muñeco de nieve. Después de
terminar mi madre me llamó para comer y cuando volví a la calle, de repente, el muñeco de nieve me habló. ¡Me lleve un buen susto! Le pregunte que cómo podía hablar. Él me contestó que con un poco de cariño las cosas se hacen realidad. Yo me quedé muy sorprendido de lo que había ocurrido y le pregunté si podía ser mi amigo. Él me contestó que sí.
Hicimos muchas cosas juntos, como hacer carreras con trineos, tirarnos bolas de nieve... Cuando se hizo de noche, él me dijo que tenía que marcharse porque el invierno ya había acabado. Agustín Borreguero Castro
EL HÉROE
E
rase una vez, en Navidad, en Nochebuena que venía Papá Noel.
En los anuncios, Iván, y su padre vieron que un robot gigante estaba dispuesto a destruir la Navidad. Esa noche Iván se puso su traje de superhéroe y salió a la ciudad. Como era de noche, no se veía nada. Y de pronto ¡Pum! Iván se sentía como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago y ... ¡Era el robot! Así que Iván se puso a atacar. Le dio su superpatada y un tortazo, pero el robot lo dejó caer. Una vez en el suelo, el robot iba a pisarlo, pero cuando lo iba a pisar, una luz se acercaba. Se parecía a... ¡Papá Noel! Papá Noel le ayudó usando su gorro mágico. Con ese gorro llamó a todos los duendes del Polo Norte y formaron un ejército. Se pusieron a atacar hasta dejar caer al robot . Como se cayó, se le soltó
un
tornillo
fundamental
y
no
pudo atacar . Y así
Iván ,
Papá Noel
y los
duendes disfrutar
pudieron de
la
Navidad. Y colorín azulado este cuento se ha terminado y nos hemos merendado . María Madroñal Domínguez
VUELVE NAVIDAD Érase una vez y mentira no es, un país donde todos eran felices, menos una persona llamada Agutro. Agutro odiaba la Navidad e intentó hacer desaparecer la nieve. El día antes de Navidad desapareció la nieve. Y entonces Papá Noel no podía volar con su trineo y no podía repartir regalos. Papá Noel pidió ayuda a Clei, el Dios de la Nieve. Papá Noel detectó una mala presencia en Oceanía. Era Agutro destruyendo la nieve. Así que lucharon contra él y lo derrotaron. Pero el día de Navidad volvió a atacar. Pensaba que crearía un haz de luz desde África y así destruir toda la nieve. Y así lo hizo. Pero entonces, apareció Clis, el Dios del fuego y lo impidió. De repente Den, el Dios del trueno, del lado oscuro le lanzó a Clis un rayo y éste desapareció. Toda la nieve desapareció. Den y Agutro se fueron volando al centro de la Tierra para destruir al viento y al frío con otros dos haces de luz, pero aparecieron los Reyes Magos y lanzaron unos disparos a Den que le hizo mucho daño. Finalmente vino Papá Noel y destruyó a Den. Pero Agutro lo esquivó y estaba a punto de llegar al centro de la Tierra. Entonces apareció Clei junto con los Reyes Magos y Papá Noel, mandaron a Agutro a Plutón y los niños tuvieron regalos. Y Clis resucitó. Todos fueron felices y comieron perdices y a mí me dieron con los huesos en las narices.
Juan David Alba Castillo
SE ACABA LA NAVIDAD
Todos los niños estaban en el parque jugando con la nieve, cuando de repente, llegaron las madres. La madre de Juan dijo: -Juan vámonos. -¿A dónde mamá?-dijo Juan. -A quitar el árbol de Navidad.-dijo la madre.
En cuanto Juan escuchó esa palabra se fue corriendo a su cuarto.
Nadie quería que se acabase la Navidad.
Llegó la Primavera, luego el Verano y después el Otoño. Juan no quería hacer nada. Al final llegó, de nuevo, la Navidad y Juan salió corriendo de su cuarto al parque.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado y por la chimenea sale un cohete disparado.
ISABEL LEÓN GALOCHA.
LA NAVIDAD EN EL COLE Érase una vez y mentira no es, una directora cabezona, malvada y mágica. Era tan malvada y cabezona que eligió dos niñas de cada clase. Todos los niños le llamaban Brujaxa por lo malvada que era ¡MALICIOSA! Así era ella. Como decía, eligió dos niñas de cada clase de cuarto. De una eligió a Irene y Rodolfa y de la otra clase, Elisa y Alejandra. Pero las eligió para que se quedaran en NAVIDAD en el cole. ¡Solo quedan dos días para NAVIDAD! ¡Qué fastidio más grande y no podían salir! ¡ERA IMPOSIBLE! Hicieron de todo esperaron a la noche a que durmiera, pero justo en ese momento tenía que eliminar las sustancias de desecho de la sangre. La despistaron para irse, pero no funcionó. Era una máquina… De repente pensaron en ¡Mamá y papá! Eran superhéroes pero tardarán en llegar y solo falta ¡Un día para NOCHEBUENA! Pero es que aquí jamás vendrían papá y mamá. Al parecer papá y mamá estaban en MARTE buscando vida, pero de quién dependerían ¡De la abuela! Era huesuda, fuerte y guapa. Todos gritaron ¡SOCORROOOOOOOOO! Y la abuela, con vestido amarillo y una gabardina de flores, apareció del techo. Obvio lo rompió. La directora no se enteró, pero era sonámbula y corrió detrás de las niñas que esquivaron y esquivaron a ésta. Hasta que se cayó la directora y ellas salieron por el techo. La abuela las llevó a su casa y se quedó con Irene, que era su nieta. Y todos juntos comieron en NOCHEBUENA. Y esta historia tan sencilla no la saben ni en Sevilla en Córdoba casi nada porque la escuché en Granada. ¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!
POR NURIA RODRÍGUEZ VILLALBA