* Editorial Al transformarnos en madres, nuestra VISIÓN del mundo cambia. Las prioridades giran alrededor de nuestros hijos; aunque ya sean adolescentes y, porqué no, nos hayan convertido en abuelas. Como todo proceso de cambio e identidad, la maternidad nos enseña y posiciona de una manera distinta ante la vida. El adaptarse a ellos suele ser complejo y necesitamos sentirnos sostenidas emocionalmente y acompañadas por nuestro contexto social. En esta Edición Especial queremos reconocer a todas las madres lectoras con historias motivadoras. Aquellas mujeres que desarrollan emprendimientos y negocios junto a sus hijos. Donde el vínculo va más allá del personal y eso lo hace especial. También, en apoyo al mes de lucha contra el Cáncer de Mama, quisimos acompañar a mujeres madres que transitan la enfermedad como las que ya están recuperadas. Dos testimonios inspiradores. Dos mujeres que sortean obstáculos y desafíos diarios. Puede ser tu caso, puede ser el de todas.
Gracias por estar presente en cada edición.
“Tenemos a cargo la principal empresa que podemos construir: LA FAMILIA”.
Romina Avila | Directora
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Sumario facebook/madremprendedora twitter/madreemprende www.madreemprendedora.com.ar
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06 | Nota de Tapa: El primer paso, la prevenciテウn
08 | Testimonios: Carina Terzian.
Salir fortalecida de la adversidad
09 | Testimonios: テ]geles Alemandi. La vida es bella
10 | Historia Emprendedora: Una red de costureras
12 | Historia Emprendedora: Awanay: tejer el futuro juntas
14 | Historia Emprendedora: Gimnasia para futuras mamテ。s
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Edición Especial Queremos estar
Staff Directora: Romina Avila Editoras: Patricia Serrano Ángeles Alemandi Jefa de Arte: Laura Cressa
presente
Correctora: Patricia Iacovone
madre
Columnistas Invitados: Carina Terzian Angeles Alemandi Silvia Olivera de Noya Leticia Luzzi Marcela Galiano
en tu desarrollo como mujer, y emprendedora. Si querés contactarte con nosotras: revista@madreemprendedora.com.ar editorial@madreemprendedora.com.ar publicidad@madreemprendedora.com.ar
“Las notas realizadas por los columnistas invitados son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Se prohíbe la reproducción total o parcial del material publicado en esta revista sin previa consulta. Los contenidos de los avisos comerciales (nombres, marcas, imagenes, etc.) son de responsabilidad del anunciante, eximiendo a la dirección y al sector comercial de la revista de toda responsabilidad por reclamos (legales, contenido, etc.), de cualquier indole”.
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Nota de TapaSemana Mes de lucha contra el cancer de mama.erna
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Por Patricia Serrano
El primer paso,
la prevención
El chequeo anual desde la primera relación sexual, una mamografía al año a partir de los 40, hábitos saludables. Cuidarse es la mejor forma de prevenir el cáncer de mama. Anualmente, se detectan 18.000 nuevos casos en el país. El cáncer de mama puede curarse si es detectado es su primer estadio. Eso es lo primero que deben saber todas las mujeres. Que es posible llegar a tiempo a un diagnóstico y que, en esos casos, las estadísticas dicen que el 98 % de las mujeres con cáncer de mama se encuentran bien cinco años después de haberlo detectado. Son buenas noticias, pero existe una palabra clave que las hace posibles: prevención. Los últimos datos del Ministerio de Salud de la Nación dan cuenta del problema importante que significa el cáncer de mama en la salud de las mujeres: en el país sigue siendo la primera causa de muerte por tumores en el sexo femenino. Anualmente, 5400 mujeres mueren por esta causa y se estima que cada año son detectados 18.000 nuevos casos. La situación es similar en todo el mundo. Y la respuesta sigue siendo la prevención. Hay tres pasos fundamentales en la prevención: el primero, la mamografía; el segundo, el examen anual ginecológico; el tercero, el autoexamen manual. ME. | 06
Estos pasos no impedirán un cáncer de mama, pero permiten tratarlo desde el primer momento, un hecho fundamental. En los casos de cáncer de mama detectados en estado avanzado (se llaman invasores), la sobrevida es de apenas el 5 % a los cinco años del diagnóstico. El ginecólogo y miembro de la Agremiación Médica Platense, Gonzalo Hernández, explica que la mamografía continúa siendo el estudio más importante e imprescindible para detectar un cáncer de mama a tiempo: “Está comprobado que realizarse la mamografía una vez al año baja en un 20 % la mortalidad en el cáncer de mama”. Afirma que este estudio el único capaz de detectar un tumor cuando apenas se está formando y ni siquiera es percibido a través del examen físico, tanto de un profesional como de la mujer. “Lo ideal es realizarse una mamografía base entre los 35 y los 40 años y, a partir de los 40, una todos los años”, concluye. Lamentablemente, muchos estudios demuestran que
Autoexamen de mamas
¿Cómo hacerlo?
a
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Recostada y parada: Con las puntas de los dedos juntas, palpa tu mama en forma circular, en ambas direcciones.
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Recostada y parada: Con las puntas de los dedos juntas, debes palparla marcando cada hora del reloj.
Recostada y parada: Con las puntas de los dedos juntas, palpa tu mama en forma vertical, en ambas direcciones.
Los controles que debemos hacer: Examen ginecológico anual a partir de la primera relación sexual. Mamografía anual a partir de los 40. Antes si hay antecedentes familiares. Autoexamen manual cada vez que nos bañamos para detectar nódulos. gran parte de los cánceres de mama se detectan en un estado avanzado. En la ciudad de La Plata, donde existen muchos hospitales públicos, clínicas y accesos a mamógrafos, el 15 % de los casos detectados ya no pueden curarse. En el conurbano bonaerense, el porcentaje asciende al 40 %. “Es fundamental que las mujeres que tienen algún familiar directo, por ejemplo, la madre, una abuela o una hermana, que hayan sufrido este cáncer, comiencen a estudiarse a los 35 años”, afirma la responsable del Instituto Provincial del Cáncer, Alejandra Fontao. Para esta especialista, lo fundamental es detectar el tumor aún antes de que pueda ser palpado: cuando solo se ve en la mamografía. Si bien el cáncer de mama no es completamente prevenible, porque está condicionado por factores hereditarios, los especialistas insisten en que es posible hacer “prevención secundaria”. Esto significa conocer los factores de riesgo, detectarlos en cada una de nosotras, respetar religiosamente los controles ginecológicos y llevar una vida lo más sana posible.
Los factores que debemos conocer: - Antecedentes familiares directos. - Menstruación temprana. - Menopausia tardía. - Obesidad. - Ingesta excesiva de alcohol. - Tabaquismo. - Tratamiento hormonal durante más de cinco años. - Mujeres que no tuvieron hijos o que lo hicieron luego de los 35 años.
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Testimonios Mes de lucha contra el cancer de mama.
Cari Salir fortalecida de la adversidad Mi historia con el cáncer de mama comenzó después de un control ginecológico de rutina. Apenas tenía una leve molestia en la mama derecha, similar a la de una inflamación premenstrual. En ningún momento sospeché que me pudieran dar un diagnóstico de cáncer. Pero al mes ya estaba la cirugía y comenzaba el tratamiento de quimioterapia y rayos. Fue un impacto muy fuerte, enojo posterior y mucha angustia. Pensaba en mis hijos y en cómo decírselo a mi madre y a mi hermana. Ese mes, antes de la cirugía, debía resolver qué actitud tomar. Solo yo podía decidir ¡apostar a la vida! Un diagnóstico de cáncer te marca un antes y un después. Tuve el apoyo y la contención de mi familia y mis amigos en todo momento. Siempre fui una creyente: a partir del cáncer, aún más. ¡Y sí, tomé la decisión de aferrarme a todos mis proyectos! Pedí ayuda para lo que no podía hacer por los malestares del tratamiento, pero siempre pensé que esto también pasaría. Transcurrió un año y medio desde el diagnóstico hasta los primeros controles, gracias a Dios, favorables. Encontré en el “mundo net” un gran aliado para mantenerme ocupada y generar recursos para mi trabajo. Realizamos un programa de radio online de salud y ME. | 08
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Por Carina Terzian
y belleza, y así el spa estuvo siempre vivo, especialmente motivándome. Mi gran amiga, colaboradora y aliada incondicional Ami Torres ocupó mi rol en el spa para que pudiese mantenerse a flote. Poner la energía en los sueños y en los proyectos da la fortaleza para transitar por esta situación con mejor actitud. El afecto de los seres que amamos es lo que nos contiene en los momentos de dolor. Y creo, con convicción, que de toda adversidad uno sale fortalecido si sabe ver lo que nos está enseñando. ¡Cuidarse es la premisa! Hacerse los chequeos médicos es la manera de prevenir o de llegar a tiempo para realizar un tratamiento, si fuera necesario, con un buen pronóstico. Ese es mi caso. Hoy disfruto aún más de todo lo que me hace feliz y comparto más tiempo con mis seres queridos. Amo mi profesión y mi espacio de salud y belleza, Carina Spa. Tengo un compañero de ruta al que amo y que fue y es mi sostén emocional día a día, dos hijos que son mi luz y la fortuna de una gran familia y de amigos excepcionales. Realmente puedo decir gracias a Dios.
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Directora de Carina Spa - www.carinaspa.blogspot.com.ar
Angie
La vida es bella Mi madre tuvo cáncer de mama a los 45, pero en mi casa jamás se dijo esa palabra, hasta hoy, trece años después, se habla del “problemita” o de cuando le pasó “eso”. Desde entonces, me autocontrolé y una vez por año, puntual, hacía el chequeo ginecológico. Una cree que estas cosas jamás le van a pasar. En abril del año pasado, nació mi hijo. Mi mundo implosionó. Se mezcla lo mejor de la vida envuelto en una sonrisa desdentada y te enfrenta a ojeras espantosas de mil noches de mal dormir. Conjugás paciencia infinita con síntomas de colapso mal contenido. Ya no hacés otra cosa más que hablar de colores de caca y marcas de pañal y envidiás profundamente los tiempos en que ibas al baño con la puerta cerrada. Elegí darle exclusivamente la teta a mi hijo hasta sus seis meses, aunque al principio los pezones sangraron y hubo días en que me ordeñé como una vaca para evitar la mastitis y otros que lloré de agotamiento de sentarme por cuarta vez a la madrugada a darle el pecho. Para mí, amamantarlo era darle lo mejor de mí. Adoré la conexión de esos momentos. Lo vi crecer sano, fuerte, lo vi llenarse de rollos. Y el día que me mordió, empezamos el camino del destete. Ambos lo vivimos como algo natural, como quien sabe que el despertador suena a esa hora. A los días del primer cumple de mi hijo, por motivos laborales, nos mudamos a un pueblito en la provincia de La Pampa. Antes de migrar, palpé algo extraño en la mama izquierda. Me hice eco y mamo y aparentaba ser un nódulo para no preocuparse. Sin embargo, con las semanas, yo lo sentí crecer y volví a control. Punzaron. Biopsiaron. Diagnosticaron: cáncer de mama.
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Por Ángeles Alemandi
En ese instante, a los 32 años, una cree que el mundo se acaba a la vuelta de la esquina. Que no hay más allá. Pero a los cinco minutos tiene al pibito dándole la mano para ir a jugar y entonces frena, se sienta, se levanta y sigue. Sigue, porque la vida es eso que pasa, como dice la frase. Todas las fuerzas que nos habitan quedan a flor de piel. Una decide pensando en su salud. Se banca el combo completo que en mi caso incluyó ponerle un freno al trabajo, haberme vuelto a vivir a Buenos Aires con el niño y dejar a algún día marido en el pueblo. Que, como dominó, hizo que mi familia que vive en Santa Fé se turne para venir a acompañarnos. Ahora estoy a mitad de camino de la quimioterapia. No tengo miedo, y los días se van descolgando del almanaque sin muchos contratiempos. Digo “cáncer” todas las veces que puedo, porque solo al nombrar lo que pasa, podemos hacernos cargo y porque, quizá, las que no saben, se empiecen a tocar las tetas: a tiempo, el cáncer de mama se cura. Soy de las que no les gusta decir que lucha contra esta enfermedad. Intento pensar que soy una más, que me tocó, que todas mis energías se deben concentrar en salir. Repito mantras para sostenerme fuerte, recibo luz del arte de Mahikari, me sostienen los que amo y un grupo cerrado de Facebook de mujeres con mi mismo diagnóstico. Voy a salir. Sobran los motivos para pelear con cada célula del cuerpo. Y la vida es ahora y es demasiado bella.
*Periodista. Autora del blog estaquetepario.com ME. | 09
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Historias emprendedoras
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Leticia, Romina y Ayelén
Una red de costureras “La Costurera” es una empresa social de una madre y dos hijas que se ocupa de la formación de una red de trabajadores textiles para desarrollar cadenas productivas bajo los valores del comercio justo.
El eslogan dice “Trabajamos con alegría”. Y eso debe ser cierto, porque La Costurera está formada por una madre, Leticia, 52 años, y dos hijas, Romina de 26 y Ayelén de 18. Juntas salieron adelante en 2012, en épocas difíciles para ellas. Leticia, que siempre fue costurera para otras empresas, se había quedado sin trabajo. Con su conocimiento del arte de coser y las herramientas de marketing que aportó su hija mayor comenzaron el proyecto que hoy nuclea a muchas mujeres en una empresa social que busca generar trabajo genuino. “Trabajar juntas es, de alguna manera, reencontramos, unir capacidades, co-crear. Un gran desafío”, afirma Romina, quien puso su formación al servicio del proyecto: cursó Relaciones Públicas, un posgrado y dos diplomados. La idea fue transformar la debilidad en una fortaleza: si las costureras por sí solas no tenían fuerza, ellas, en red, iban a dársela. Madre e hija comenzaron a recorrer este camino y este año se sumó la más chica, Ayelén, que estudia Sociología. ME. | 10 08
entre los consumidores, fabricantes, distribuidores y marcas”, afirman en su página web. Hoy tienen una receta para llevar el trabajo conjunto entre madres e hijas. La clave, dicen, están en tener bien definidas las actividades que hace cada una y saber separar la vida laboral de la familiar. “No es fácil, pero nos motiva la causa mayor, el porqué nacimos como empresa social: poder trabajar, disfrutar, crecer dignamente”. Para Romina, la hija mayor, en eso se resume La Costurera. Y después define: “Es una interfaz que empodera a sectores postergados mediante la formación técnica textil y el fortalecimiento de las competencias, que genera nuevos espacios de inclusión social a través de la comercialización de productos y servicios con alto valor social y ambiental. Actuamos como interfaz, somos el nexo entre los espacios articulados anteriormente mencionados y empresas que necesitan de nuestros servicios”.
Los proyectos Actualmente, La Costurera trabaja en el lanzamiento de una línea de objetos de diseño, como zafus de meditación, almohadones, carteras, hechos con remanentes textiles. En una primera instancia, lanzarán a la venta cinco objetos reciclados de tela en telar y tejido a mano con totora. “Buscamos generar espacios de inclusión de mujeres y adolescentes que puedan trabajar desde su territorio. Estamos desarrollando una comunidad en el Delta que agrupa a 25 mujeres”, cuentan.
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www.lacosturera.org
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HE.
Historias emprendedoras
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Por Silvia Olivera de Noya y Rocío Noya
Awanay: tejer el futuro juntas “La madre había decidido poner punto final a su trabajo en relación de dependencia. La hija había finalizado su carrera universitaria. Las dos buscaban un proyecto de comercio justo y lo encontraron frente a sus ojos: los tejidos que tanto les gustaban. Hoy, en Awanay, generan vínculos con comunidades aisladas y dan a conocer el trabajo ancestral de los tejidos. Esta es la historia de una madre y una hija que un día, después de muchos años, decidieron emprender juntas el desafío de vivir haciendo lo que les gustaba. Y lo lograron. Se trata de un vínculo entre madre e hija, una relación entre mujeres que se fortalecen juntas y logran crear Awanay: un estudio de diseño de alfombras y de mantas con un fin social, que trabaja con las comunidades originarias del país bajo los preceptos del comercio justo. Silvia tiene 52 años y hasta hace poco su vida transcurría entre el trabajo en sistemas en empresas y las tres horas de viaje que realizaba por día para llevarlo a cabo. Estaba con su familia, básicamente, durante la cena. No mucho más. Pero en 2011 se retiró de su actividad laboral. “Por primera vez en mi vida, tenía la libertad de ser dueña de mi tiempo y de decidir cómo administrarlo para dedicarlo a mi familia, mi casa y a desarrollar otras áreas de interés postergadas”, cuenta. Rocío es licenciada en Administración y hasta hace poco no era feliz con lo que hacía: tenía un buen trabajo en una empresa multinacional, pero esa no era su vocación. Se había recibido con una tesis sobre negocios en empresas ME. | 12 08
con un fin social y buscaba una idea para aplicarlos principios y valores del comercio justo en forma sustentable. El emprendimiento debía ser una actividad rentable para todos los participantes de la cadena, mediante el cual poder vivir y construir un futuro. Así, madre e hija buscaron una propuesta que las satisficiera profesional y personalmente. Y decidieron hacerlo juntas. “Awanay nace a principios del 2012. Queríamos encontrar un proyecto que contribuyera a un mundo mejor. Darle al trabajo un sentido más profundo, trascendente, que deje una huella”, recuerda Silvia. Hoy se dan cuenta de que la respuesta estaba ante sus ojos y se trataba de los tradicionales tejidos realizados a mano por comunidades originarias de Sudamérica. Siempre se habían sentido fascinadas por estos trabajos y se pusieron a investigar: descubrieron hermosos diseños antiguos, supieron que se estaban perdiendo saberes y técnicas ancestrales, y conocieron la problemática de los pueblos, las mujeres que tejen y están aisladas para comercializar sus productos, la falta de valorización de su trabajo, la ausencia de organización entre ellas para hacerse más fuertes.
El trabajo de AWANAY “Nos relacionamos directamente con comunidades rurales y originarias que viven en lugares inaccesibles del norte argentino. Nuestra misión es ayudar a recuperar su arte ancestral para que tengan la posibilidad de seguir viviendo en su tierra acorde a su identidad como pueblo”. “Desarrollamos equipos en aquellos lugares donde trabajan aislados. Damos valor a las técnicas ancestrales para que se conozcan, se aprecien y los artesanos reciban un precio justo por su trabajo. Pagamos un precio justo acordado con las comunidades y cuidamos que el precio de mercado sea adecuado al valor de la pieza y a la vez competitivo para que la actividad sea sustentable para todos”.
¿De qué se trata Awanay? En palabras de sus creadoras, “es un estudio de diseño de alfombras y de mantas con un fin social. Tenemos una colección de piezas en variados estilos y colores donde lo que buscamos es valorizar las técnicas antiguas y a la vez dar una vuelta a los diseños para que luzcan más actuales”. Las técnicas son complejas y requieren muchas horas de trabajo: el hilado a mano, la recolección de las plantas para realizar los tintes naturales, el trabajo fino en el telar.
En Awanay, ellas aprendieron a trabajar juntas y hoy afirman que es “lo más fácil del mundo. Nos complementamos muy bien y por ser madre e hija hay condiciones que se dan naturalmente, como la confianza, la tolerancia y el profundo conocimiento mutuo”, dice Silvia mientras sonríe y confirma: “Nos brindó la oportunidad inestimable de pasar mucho tiempo juntas y compartir experiencias”.
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www.awanay.com
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Historias emprendedoras
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Por Marcela y Carla Galiano
Gimnasia para futuras mamás “Mamis Gym” es un sistema de gimnasia ideado especialmente para mujeres embarazadas y mamás recientes. Marcela y Carla, madre e hija, lo llevan adelante juntas en Buenos Aires. No es un gimnasio común. Ni por su especialidad ni por su historia. Cuando Marcela Galiano –hoy 49 años, madre y abuela– comenzó su proyecto no tenía nada, ni siquiera tarjeta de crédito para financiar sus compras. Era una mujer con un título de profesora de Educación Física bajo el brazo y una nena recién nacida en su casa. Hoy su hija Carla tiene 23 años –estudia licenciatura en Marketing y es maestra de inglés– y se sumó al proyecto que ya, hace tiempo, se llama Mamis Gym: un centro para mamás y futuras mamás donde se dictan clases de gimnasia, esferodinamia, encuentros de relajación y respiración para embarazadas, para el momento del posparto, además de capacitaciones a profesionales y servicios de estética. “Mamis Gym surge cuando se me ocurre ponerle un nombre a la técnica que venía usando después de trabajar durante años con embarazadas”, cuenta Marcela. Y se comprende su orientación hacia esta especialidad si sabemos que primero quiso ser médica obstetra, pero cuando tuvo a su hija y se encontró madre soltera, los planes cambiaron. Entonces ella convirtió la dificultad en fortaleza: estudió Educación Física y se especializó en lo que más le gustaba: el cuerpo y la maternidad. ME. | 14 08
Finalmente, Mamis Gym se lanzó en el 2004. Los éxitos llegaron rápido: notas en revistas y diarios, entrevistas en radio, participación en eventos y viajes. Con ella se capacitaron sobre el sistema muchos profesionales del interior y exterior del país, como Chile, Uruguay, Perú, México, El Salvador, Nicaragua, Paraguay y Honduras. “Siempre trabajé con médicos y obstetras, aprendí mucho en las salas de parto y en lo que la mujer necesita en ese momento y en cómo prepararla”, afirma sobre su trabajo. En cuanto a la relación laboral entre madre e hija, tanto Marcela como Carla aseguran complementarse. ¿Cómo lo logran? Las dos tienen ritmos distintos: “Yo voy a mil, ella es más tranquila. Yo quiero todo ya, ella es más paciente”, explica la madre. Existen momentos en que “queremos matarnos, pero cuando se habla de negocios, nos ponemos serias. Pensamos juntas. La creatividad que tiene Carla no la tengo yo, y la experiencia que tengo yo, no la tiene ella, entonces nos complementamos”. El desafío más grande del trabajo conjunto fue, justamente, encontrar los roles de cada una. Si bien al principio Marcela llamaba “como 200 veces al día” a su
El mejor año de Mamis Gym Este año el mayor logro de Mamis Gym fue obtener el aval internacional del Instituto Internacional de Deportes y Ciencias Aplicadas, con sede en Europa y en el Mercosur, que se encarga de reunir a los mejores gimnasios y profesionales del mundo. También lanzaron el Manual para Mamás Mamis Gym, un CD multimedia que incluye capítulos sobre lactancia, nutrición, obstetricia, masaje infantil y gimnasia para embarazadas. Y en agosto presentaron las licencias Mamis Gym, un permiso de marca que permitirá extender la experiencia mucho más allá de la Ciudad Buenos Aires.
hija, ahora cada una tiene su propio estilo, comparten responsabilidades y también se ayudan en el cuidado de Iara, la hija y nieta. Hoy cada una sabe lo que hace la otra y por la noche, durante la cena, se ponen al día sobre las actividades de la jornada. “Creemos que haber encarado el proyecto juntas le da otro tono y afianza nuestra relación madre-hija, porque estamos juntas en todo momento. Es como ser una sola persona”.
Nuevos logros Actualmente, se dictan clases de gimnasia para embarazadas, gimnasia posparto, charlas de lactancia y nutrición, se brindan servicios de estética desde tratamientos faciales y corporales hasta masajes, se arman vouchers de regalo, se venden accesorios y se organizan talleres para parejas. “Apuntamos a toda mujer que quiera mejorar su calidad de vida, embarazada o no”, concluye Marcela.
*www.mamis-gym.com.ar
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