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HISTORIA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO TEMA 7 LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. EL MOVIMIENTO OBRERO
La segunda revolución industrial. El movimiento obrero A mediados del siglo XIX termina la primera revolución industrial, la segunda revolución abarca de 1870 a la Primera Guerra Mundial. Las características principales son: gran desarrollo tecnológico, fuerte industrialización y concentración de capitales. Pronto se extiende por Europa -sobre todo en Inglaterra, Alemania y Francia-, y gracias a los nuevos descubrimientos llega a áreas económicas diferentes de las que pidieron la primera revolución- Estados Unidos a Rusia y Japón-. Si bien el liberalismo económico facilita la industrialización, la acumulación de capitales, el surgimiento de empresas gigantescas y la creación de mercados mundiales, también separa la ética de la economía, despreocupado secretamente de los problemas sociales que la industrialización genera. Desarrollo industrial. Concentración financiera y empresarial. Gran capitalismo La segunda revolución industrial aumenta la importancia del sector en los países más desarrollados, tanto económicamente como socialmente; y transformar la sociedad: crecen las ciudades, se eleva el nivel y la calidad de vida, cambiar las mentalidades, y la industria y las finanzas influye en las decisiones políticas e incluso en las relaciones entre estados. Los grandes avances técnicos perfeccionan la maquinaria y multiplica la producción, lo que permite abaratar los precios y controlar los mercados. Las industrias que nacen entonces suelen extender al poder financiero de un solo individuo; por ello aparecen nuevas formas asociativas-Las sociedades anónimas-, que limitan los riesgos del inversor al reunir los capitales de varios socios y hacen sus productos más competitivos provocando con frecuencia las ruinas de las pequeñas industrias. Para afrontar la situación, las empresas deben modernizar su maquinaria a costa de grandes desembolsos, posibles en muchos casos gracias a los créditos bancarios, que a veces cobran en acciones de la sociedad. Así la banca se hace empresaria. Por tanto, concentración financiera e integración capitalista son efectos y a la vez causa de gran crecimiento industrial del momento. Por entonces aparece en las grandes empresas el trabajo en cadena o taylorismo, ello revierte el mayor efectividad. Por tanto con el taylorismo se nacionalizara el trabajo y comienza la producción en masa. Histerismo obliga a las empresas a modernizarse,, crecer y fusionarse; en caso contrario desaparecen, arruinadas por la competencia. La concentración empresarial es otra característica de la segunda revolución industrial. Las grandes industrias tienden a controlar todo el proceso productivo, desde la extracción de la materia prima hasta la elaboración del producto terminado. Estas sensaciones reciben distintos nombres, según se organicen: el cartel es la agrupación de empresas que,, conservando su independencia financiera, persigue eliminar la competencia entre ellas y regular la producción. El holding es la compañía que controla a varias empresas mediante la adquisición de todas por la mayoría de sus acciones. Y el trust es un número restringido de empresas bajo una dirección central, y domina un sector de la economía controlando las ventas y la comercialización de los productos.
Industrias tradicionales
Las industrias que protagonizaron la primera revolución siguen siendo esenciales y conocen un importante progreso. La industria siderúrgica continúa siendo la más importante y marca el potencial industrial de un país. También progresa la industria papelera, que procesar grandes cantidades de celulosa gracias a la técnica y la química, que se complementan con la máquina. En cuanto a la industria textil, pilar de la primera revolución industrial, continúa siendo importante en Europa y de rápido desarrollo en Estados Unidos y Japón. Otras industrias tradicionales también crecen y se transforman, como la alimenticia. Industrias nuevas Es esencial la sustitución del vapor por las nuevas fuentes de energía que entonces aparecen - el petróleo y la electricidad-, que originan innumerables nuevas industrias a medida que se las descubren nuevas aplicaciones. El petrolero ya era conocido y se extraen en Ohio (EE.UU) desde 1859, buscándose algunos derivados para enterarse de máquinas e iluminación en el consumo doméstico. Pero con la revolución se convierte en una de las principales fuentes de energía importante materia prima para la industria química. En cuanto a la electricidad, aunque se conocía desde el siglo XVIII no se utiliza para fines industriales hasta 1872, en que el belga Gramme inventa la dínamo, que transforma la energía motriz en eléctrica. Su primera aplicación rentable fue el alumbrado que cambió la forma de entender la vida y el trabajo. Su planta a la máquina de vapor y durante los años 80 comienza a aplicarse a los transportes urbanos, la industria metalúrgica y después a la química. Supuso una verdadera revolución en los medios de comunicación a larga distancia (teléfono, telégrafo eléctrico, radio) y el uso doméstico, que poco a poco abrió nuevos campos (lavadora,, termo...). La industria química fue, junto con la electricidad y el petróleo, uno de los pilares de la segunda revolución industrial. Apareció estrechamente vinculadas al desarrollo del capitalismo moderno, pues su elevado coste obligada a realizar fuertes concentraciones empresariales. Porque a finales del siglo XIX aparece el automóvil movido por gasolina. La nueva industria se desarrolle rápidamente en las primeras décadas del siglo XX, siendo pioneras firmas americanas con procedimientos de fabricación y marketing modernos. Henry Ford introduce la fabricación en cadena, que permite la producción a precios asequibles. Papel de la agricultura Pese al gran desarrollo industrial del momento, la agricultura sigue teniendo un papel esencial en el conjunto de las actividades económicas. En términos absolutos la producción aumenta constantemente, gracias a la mecanización, el empleo de abonos -sobre todo químicos-, el progreso de las técnicas y el desarrollo de los transportes, que posibilitan un notable aumento de los rendimientos. Todos estos factores también influyen en su rápido crecimiento en los países nuevos de clima templado-Estados Unidos, Canadá y Australia-, cuyos competitivos productos inundan los mercados europeos.
EL MOVIMIENTO OBRERO
La industrialización provocar migraciones masivas del campo a la ciudad, crecen las ciudades y aparece en las fábricas. Pero también aparecen los efectos sociales negativos de capitales: la clase social dueña de los medios de producción-la burguesía-se enriquece explotando laboralmente a la que sólo tienen su fuerza de trabajo, el proletariado. Las condiciones sociolaborales que éste debe soportar-jornadas largas extenuantes, salarios míseros, ínfimas condiciones higiénicas y de protección frente a los innumerables riesgos laborales, trabajo y explotación de mujeres y niños, alojamientos insalubres-ante la pasividad de los gobiernos burgueses, incapaces de promulgar una legislación social justa que lo remedie, generan en los trabajadores inmediatas posiciones de rechazo. Sin embargo, para que su lucha contra la situación sea eficaz, será preciso que adquieran conciencia solidaria de que sus problemas son los mismos en todo el mundo: conciencia de clase y asociación. El impulsor de ambos elementos fue el proletariado industrial. Con él nació el movimiento obrero. Y lo mismo que la revolución industrial nació en Inglaterra, también allí surgieron las primeras respuestas a los problemas sociales que generó. El movimiento obrero convivieron ideologías y planteamientos diferentes para cambiar la sociedad: el socialismo, el anarquismo y el sindicalismo. Todos contribuyeron a crear las Internacionales obreras, Organizaciones supranacionales de luchar para conseguir una sociedad justa. Socialismo, anarquismo, sindicalismo El socialismo En 1848 Carlos Marx y Federico Engels escribirían el Manifiesto Comunista,que reclamaba una sociedad supranacional sin clases. Según Marx la lucha entre clases existen desde que apareció la propiedad privada,, y terminará cuando el proletariado conquiste el Estado, que se autodestruirá tras desmontar el capitalismo y colectivizar los medios de producción. Pronto aparecieron dos ramas en el socialismo marxista, una moderada y otra radical. La moderada, el socialismo reformista o revisionista, proponía participar en el listado democrático para conquistar mejoras sociales. En ella se incluyeron la socialdemocracia alemana y los socialismos francés y español. La radical se organizó en Rusia (1898) como Partido Obrero Socialdemócrata, que en 1903 se escindió en mencheviques y bolcheviques. En Inglaterra al principio la lucha obrera se canalizó a través del sindicalismo, y en el plano político confió en la acción parlamentaria del Partido Liberal. A mediados de los 80 surgieron diversos grupos socialistas, que con los sindicalistas acabaron convergiendo en el Partido Laborista (1906), Socialista moderado y reformista que sustituyó al liberal como fuerza hegemónica, turnándose en el poder con los conservadores. El anarquismo Exalta la libertad total del individuo. En consecuencia, en política rechazar todo poder, toda autoridad, y apoya la revolución proletaria para destruir el Estado. Rechaza asimismo el ejército, innecesario al desaparecer el Estado, y cree en la revolución campesina, hecha por las masas espontáneamente. Para lograr sus objetivos ni entrar toda participación política y profunda contra el capitalismo la acción directa y las huelgas. El sindicalismo Apareció en Gran Bretaña en los años 20 de siglo XIX, al principio congestivo exclusivamente profesionales y reformistas y basado en la solidaridad de sus miembros. En su seno se dieron dos tendencias: la reformista y la revolucionaria. Dentro de la línea reformista, Las Trade Unions -legalizadas en 1871- Fueron un movimiento reivindicativo y pragmáticos sin ideología socialista, que mantuvo su carácter apolítico hasta la
creación del Partido Laborista. En cuanto al sindicalismo revolucionario, alcanzó gran fuerza en Francia, en su rama anarquista en Italia, España y países iberoamericanos. En esta dimensión pretendía realizar la revolución social a través de la acción directa frente al capitalismo: sabotaje, violencia, huelgas generales. Las internacionales obreras Hacia los años sesenta el socialismo comenzaba a ser reconocido por los gobiernos europeos. En 1864 nació en Londres la primera organización obrera trasnacional, la Asociación Internacional de los Trabajadores, I Internacional, impulsada por socialistas, anarquistas, sindicalistas y republicanos de varios países. Quería unir a todos los trabajadores del mundo para luchar con fuerza, eficacia y solidaridad por su emancipación económica, por una sociedad más justa y sin clases sociales. Esos años multiplicó sus afiliados y perfiló sus reivindicaciones más importantes: fortalecimiento del movimiento sindical, importancia de la huelga como instrumento de lucha, necesidad de abolir la propiedad privada de los medios de producción y desaparición de los ejércitos. Por tanto, reformismo social y antimilitarista. La década siguiente fue poco propicia el movimiento obrero y desataron fuerte represión de los gobiernos compran sus organizaciones. Pero sobre todo incluyeron en su postración las disensiones internas sobre cómo acabar con el estado burgués. Éstas divergencias producirían la separación de marxistas y anarquistas. El movimiento perdiera combatividad y la Internacional se apartaba gradualmente de la realidad proletaria por la mejor coyuntura económica y las discrepancias ideológicas internas. Finalmente en el Congreso de la Haya (1872) los partidarios pudieron expulsarlo, y ese mismo año crearon una internacional disidente antiautoritaria. Ese año se disolvió. La II Internacional La favorable situación económica propició el nacimiento de partidos socialistas que, luchando con las mismas armas que los partidos tradicionales -las urnas- intentarían conseguir el poder político. En 1889 se reunieron en París numerosos líderes socialistas -entre ellos Pablo Iglesias- para conmemorar el centenario de la revolución francesa, ocasión que los partidos socialistas y laboristas aprovecharon para fundar la segunda. Se organizó con partidos nacionales autónomos, existían las directrices emanadas de sus congresos y que actuaba a través del parlamento en unos Estados progresivamente democratizados. Por tanto fue una federación flexible, de espíritu coordinador, no centralizador. A partir de 1900 la industrialización y el capitalismo occidental es fortalecieron el proletariado, lo que propició el despegue y la activación de los partidos que nos agrupaban en la Internacional. El movimiento obrero vivió un nuevo y formidable relanzamiento, con intensas acciones reivindicativas. Pero la internacional hubo de tomar posición en dos cuestiones fundamentales: primera de índole táctica: participación en gobiernos de coalición con partidos de izquierda burguesa; y postura ante la huelga general, que fue rechazada. Segunda actitud ante los grandes problemas del momento: a) en la cuestión colonial los radicales rechazaron el colonialismo, mientras los moderados matizaban el rechazo; b) tierra general, Cuestión afectaba a la esencia misma del internacionalismo obrero antimilitarista. Al principio se opuso a la guerra, pero cuando estalló la Primera Guerra Mundial el nacionalismo se impuso y supuso el final de la Internacional.
La III Internacional
Fue fundada por delegados de los partidos socialistas y comunistas europeos en Moscú (1919), por iniciativa del Partido Comunista de la URSS. También llamada Internacional Comunista, Internacional Roja o Komintern, aspiraba a destruir el capitalismo, abolir las clases sociales y realizar el socialismo mundial. Por tanto nacía para apoyar el régimen soviético, como primer paso hacía la República internacional de los soviets y la victoria mundial del comunismo. La Tercera exigió a los grupos socialistas nacionales una disciplina rígida. Sus órganos directivos eran: 1) el Congreso mundial. 2) el Comité ejecutivo. Más tarde se creó el Presídium, Máxima autoridad entre los plenos del Comité Ejecutivo. La IV Internacional Fue fundada en París (1938) por Trotsky y sus partidarios. Integrada por los Partidos Comunistas fieles a la ideología trotskista, apoyaba la “revolución permanente” y el socialismo universal. En 1940 Trotsky fue asesinado por un comunista español. En 1953 la Internacional sufrió una grave crisis. Tras la crisis se escindió, Formándose el Comité internacional de la cuarta internacional. Actualmente sus herederos están organizados en diversas corrientes y estructuras, que se dieron fortalecidas cuando se produjo la caída de la Unión Soviética.