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LITERATURA ESPAテ前LA TEMA 7 La poesテュa desde 1936 a 1975
PANORAMA POÉTICO DESDE 1936 Cuando en julio de 1936 estalla la guerra civil, España presentaba un panorama político de gran riqueza. Por un lado la “generación de fin de siglo”, y por otro, las relevantes obras del grupo del 27. Pero como consecuencia del resultado de la guerra, un número importante de poetas sale al exilio. La denominada generación del 36. Características literarias La crítica ha asignado la etiqueta de generación del 36 al grupo de poetas, entre los que destacan Miguel Hernández, Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo y Luis Rosales, que publicaron sus primeros libros a mediados de la década de los años 30. La admiración por Garcilaso, la revalorización del clasicismo, el sentimiento de la patria, la visión existencial y religiosa del mundo, son las señas de identidad de algunos de sus miembros. Miguel Hernández. Su obra como síntesis de los fundamentos estéticos del grupo del 27 Se distinguen tres etapas en su breve trayectoria política. En la primera, que comprende su primer libro, Perito en lunas (1933), se refleja la influencia de los poetas clásicos, de los románticos, de los modernistas, de los poetas regionales, y de Góngora. Siguiendo la estela de los poetas del 27, esta etapa se caracterizará por la profunda preocupación por el lenguaje, la ausencia total del sentimiento. El vehículo principal de esta expresión primerizacomo instrumento de la poesía pura-, será la metáfora y resultado será una poesía intelectual, fría, abstracta en su deseo de perfección formal. La depuración de los elementos aprendidos y utilizados en la primera etapa de llegar a la segunda, la de apogeo, que se inicia con El rayo que no cesa (1936). Su núcleo temático es el amor. Es un poemario compuesto fundamentalmente de sonetos, Cuya estructura favorece el equilibrio entre el desdoblamiento emocional y la concentración expresiva. En esta segunda etapa Miguel Hernández emprenderá el camino de la rehumanización que ya no abandonara. También cómo los componentes del grupo del 27, tras el compromiso político surge la necesidad de un nuevo lenguaje. Su tercera etapa, se inicia con la guerra civil. El primer libro de esta tercera etapa es Viento del pueblo (1937). El contenido de este libro oscila entre la exaltación heroica, la policía de combate y la política. Es una poesía entusiasta, combativa y llena de esperanza y la Victoria del conflicto. Esto lo más patético se halla en los poemas de tema social como “El sudor”, “El niño impidieron”, “Las manos” o “Los aceituneros”. En 1938 empieza Cancionero y Romancero de la ausencias, Libro que continuará escribiendo en la cárcel y que será de póstuma publicación. El poeta se había enlistado en el Ejército Republicano y fue hecho prisionero, juzgado y condenado a muerte. En este poemario depura su expresión acercándose más a la policía moral y a la copla popular. En él se refleja con transparencia—como hicieron algunos poetas del 27-la estrecha unión entre resonancias populares y hallazgos cultos que caracteriza la policía de Miguel Hernández.
LA POESÍA BAJO LA DICTADURA Década de los 40. Algunos nombres y corrientes La España franquista presenta en la inmediata posguerra de aquí la policía. Inmediatamente surge, empujada y amparada por el régimen totalitario, una corriente formalista, una poesía militante, heroica y religiosa, cuyos creadores se agruparon en torno a dos revistas Escurrían y Garcilaso. A estos poetas, que formaban parte de la política cultural del momento y estaban comprometidos con el nuevo régimen, se les digo en nombre de garcilasistas. Sus propósitos eran volver a las formas clásicas y a los temas tradicionales retirando las innovaciones estéticas del grupo del 27. El resultado fue una policía fría y evasiva, de espaldas a las circunstancias históricas a mediados de los 40 surgió una segunda corriente rehumanizadora en torno a la revista Espadan, con un lenguaje más directo inaugurar una poesía realista, comprometida con la situación existencial e histórica del hombre, opuesta a la corriente garcilasista. Una tercera corriente vanguardista vinculada a la revista Cántico nace en Córdoba. El grupo que la promueve en - formado por los poetas Ricardo Molina, Pablo García Baena y Juan Bernier pretende romper con el formalismo garcilasista, vincularse a las vanguardias y enlazar con el grupo del 27. Éstos poetas mantuvieron una actitud independiente y crearon una poesía reflexiva vinculada y orientada hacia la poesía pura de los años 20. Década de los cincuenta La poesía social o comprometida Los años 50 suponen una nueva etapa. En ella para lograr un importante grupo de poetas que la crítica ha denominado primera generación de posguerra. Son éstos: Carlos Bousoño, Gabriel Celaya, Victoriano Crémer, Vicente Gaos, José Hierro, Rafael Morales,Eugenio de Nora, Blas de Otero y José María Valverde. Los temas dominantes en la década de los cincuenta son: un humanismo desgarrador, la angustia existencial y el drama del hombre y de España. Esta primera generación de posguerra pretende llegar a un público amplio. Estos poetas se adhieren al concepto temporalista de Machado iban a crear una poesía realista, social, ajustada a las circunstancias y sustentadas en un lenguaje coloquial. La preocupación por los contenidos - de índole moral -, que expresen los problemas sociales y políticos de España, es en algunos de estos poemas mayor que el interés por los elementos formales, estéticos. Blas de Otero. Las tres etapas de su creación Uno de los poetas más relevantes de esta Primera Generación de posguerra es Blas de Otero (Bilbao, 1916 - Madrid, 1979). Tras un período de formación que lo componen los primeros poemas y va apareciendo en periódicos y revistas desde 1935, emprenderá la primera etapa de su trayectoria creadora integrada por sus obras Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia(1951). Los temas del amor, de la asociación mortal del hombre de la angustia y la soledad, recorren estos libros. En ellos se desarrolla gran feroz de amor y de rechazo entre los protagonistas, Dios y el poeta. El dios que aparecen estos poemas es el representante del poder, se que aplasta destruye, señor del silencio y del desamor. Esta primera etapa ha sido calificada por la crítica como rehumanizadora en contraposición a la poesía esencialmente esteticista de los garcilasistas. 1955 se publican y Pido la paz y la palabra, libro con el que inicia su segunda etapa, la social o histórica, y que marca un cambio profundo en su creación. Su objetivo ahora es dirigirse a la mayoría, lo que supone en sus poemas de modismos y expresiones del lenguaje coloquial. Sin embargo, este deseo de sencillez es sólo aparente.
Predomina el verso libre de medida corta. Su preocupación principal a volar será el hombre frente a la historia, el hombre dentro de unas circunstancias determinadas y en una tierra determinada. En 1959 - después de innumerables problemas con la censura - publica Castellano, el segundo libro de su filosofía social, pero no en España sino en París, en edición bilingüe. Con el libro titulado Que trata de España (1964), ahonda en el camino emprendido en 1955 y cierra la etapa social. La última etapa de la creación de Blas de Otero comprende un libro en prosa, Historias infinitas y verdaderas y el poemario Mientras, ambos publicados en 1970. Lo primero que llama la atención en Mientras es la mezcla de temas colectivos y personales. Se observa también un enriquecimiento de la lengua poética con influencia de las técnicas vanguardistas, un estrecho control formal que anticipa muchas de las técnicas experimentales de la década de los 70. En Historias fingidas y verdaderas medita sobre su propia personalidad, su oficio de poeta y sobre la revolución cubana que vivió. La trayectoria política De Blas de Otero es muy representativa del desarrollo de la poesía española de posguerra. Se inicia en la corriente religiosa, sigue después en la línea de la poesía existencial, agónica, para adherirse más tarde a la corriente social y trascenderla. Segundo grupo o promoción poética de posguerra. La superación de la poesía social. Algunos nombres significativos Entre los años 1956 y 1960 surge un segundo grupo. Este nuevo grupo está integrado por los poetas Ángel González, José ángel Valente, Claudio Rodríguez, José Manuel caballero Bonald, Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Carlos Barral y Francisco Brines. En todos estos poetas tienen un propósito común, les une una clara voluntad de superar la corriente social preferente, pero sin perder la vista al ser humano en su inevitable ámbito histórico no niegan la legitimidad de la poesía social, pero cierto escepticismo les empuja arreo oriental su creación y consolidar una poesía de experiencia personal, una poesía con elementos biográficos y un mensaje en ocasiones confesional. Sin olvidar que hay divergencias entre ellos, la característica que todos comparten es el progresivo alejamiento de las formas denotativas, de la función referencial del lenguaje. Por tanto, estos poetas promulguen una rigurosa labor de recuperación de la palabra evocadora y expresiva. La experiencia personal - la educación de la infancia, el paisaje natal, el amor, el erotismo, la amistad, el marco cotidiano – es un elemento sustancial en la obra de la mayoría. El realismo que cultivan se asienta en una postura crítica, con el uso frecuente del humor, la ironía, la parodia y el sarcasmo. Los novisimos. Rasgos peculiares de su poesía En 1970 el crítico José María Castellet publica la antología Nueve novísimos poetas españoles Entidad que reúne a nueve poetas nacidos entre 1939 y 1949 cuya poesía se caracteriza por la ruptura con los grupos precedentes y por la innovación. Se trata de los siguientes Manuel Vázquez Montalbán, Pere Gimferrer, Felix de Azúa, Antonio Martínez Sarrion, Jose María Álvarez, Vicente Molina Foix, Guillermo Carnero, Ana María Moix, Leopoldo María Panero. El crítico alude en el prólogo a la ruptura y al distanciamiento de estos poetas con los preceptos éticos y estéticos de los dos grupos precedentes, y a su vinculación con las vanguardias. Los años 70 son un período de experimentación. Los novísimos considerar el lenguaje como único elemento esencial de la policía (mi aspecto social, ni temático, biográfico) y la cultura como el medio de referencia propios de ese lenguaje. La vuelta a la libertad de las vanguardias hace que estos jóvenes poetas destruyan el discurso lógico, retomen las imágenes oníricas y la escritura automática. La artificiosidad se enlaza con frases publicitarias, canciones, citas de obras ajenas son técnicas de collage que encierran buenas dosis de desenfado y provocación. Junto a temas frívolos aparecen asuntos tan graves como la guerra y el racismo.