Tema 8 - Literatura

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LITERATURA ESPAテ前LA TEMA 8 La novela desde 1936 a 1975


LA NARRATIVA DEL INTERIOR LOS AÑOS CUARENTA Las trágicas consecuencias de la Guerra Civil se reflejaron en la organización social, política, económica e ideológica de la nueva sociedad. Muchos escritores son silenciados o ignorados, censurados o denostados. Se prohíbe la importación, lo que produjo una intensa incomunicación también en el terreno literario. En los años inmediatos a la contienda, por paradójico que resulte, lo perceptible en el ámbito cultural es el deseo de frivolidad e intrascendencia. La novela, como los demás géneros, acusa la penuria cultural de la posguerra. En estas circunstancias se fragua la primera promoción de narradores, compuesta, entre otros, por: Camilo José Cela, Miguel Delibes y Gonzalo Torrente Ballester. Hay dos fechas fundamentales en este período: 1942, con la publicación de La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela y vino de 145 con la concesión del premio Nadal a Carmen Laforet por Nada. Esta novela, que transcurre en Barcelona narra las experiencias de un estudiante. Su entusiasmo inicial desemboca en un profundo desencanto al constatar la realidad en el que vive. Esta es la primera vez desde final de la guerra que ahora refleja la miseria material y moral de la sociedad. El enfoque existencial se expresa en temas como la soledad, la frustración, la inadaptación, la muerte. Esta corriente, que la crítica bautizó con el nombre de tremendismo, tuvo una obra cumbre, La familia de Pascual Duarte, de Cela. La guerra civil fue tema único para algunos autores adictos a la dictadura, como a Rafael García Serrano, en obras como La fiel infantería (1943) o plaza del Castillo (1951). La novela de esta década de los 40 refleja también un sentimiento de evasión, de olvido de los trágicos acontecimientos recientes y así encontramos el realismo tradicional de Mariona Rebull (1944), de Ignacio Agusti. La novela de Camilo José Cela La publicación de su primera novela en 1942, La familia de Pascual Duarte, fue un acontecimiento literario de primera magnitud. Es el relato en primera persona de un campesino extremeño, condenado a muerte por asesinar a su madre, que narra su vida desde la cárcel. Los móviles de este trágico acto sobre la miseria, la ignorancia, el primitivismo ancestral, la brutalidad del entorno. Del tremendismo de La familia de Pascual Duarte a sus últimas novelas La segunda novela de Cela, Pabellón de reposo (1944), es fruto de una experiencia vital del autor. Un grupo de enfermos tuberculosos interesados en un sanatorio reflexionan sobre sus vidas. La colmena será un título clave en su larga y variada trayectoria. Cuando el editor solicita en 1946 el permiso de publicación, la censura la califica de inmoral, pornográfica e irreverente. Se le deniega el permiso y será publicada cinco años más tarde en Buenos Aires. En breves secuencias, La colmena ofrece una visión panorámica y desoladora de las gentes que, en la gran ciudad, sufrieron la guerra. Cela vuelve a ensayar nuevas formas en Mrs. Caldwell habla con su hijo (1953) – novela epistolar - y en La catira (1955), novela ambientada en tierra venezolana. Tras un largo silencio aparece Vísperas, festividad y octava de San Camilo de 1936 en Madrid (1969), obra en la que provoca dramáticamente los primeros días de la guerra en Madrid.


Su prosa se vuelve barroca, recargada y de gran complejidad sintáctica. Cambiar el escenario en Mazurca para dos muertos (1983) que ahora es su Galicia natal. En 1994 se publican El asesinato del perdedor y La cruz de San Andrés. La primera de ellas está relacionada con la primera novela del autor por el argumento tremendista. La cruz de San Andrés es la confesión de Matilde Verdú, la dolorosa historia de un derrumbamiento envuelto en una fábula añorante y amarga. En Madera de Boj (1999) - su última novela -, el narrador conduce al lector en un viaje por una tradición de pescadores, sacristanes, meigas, sirenas, cazadores de ballenas. Nuestro último premio Nobel ha jugado un papel decisivo en el resurgimiento de la narrativa de posguerra. EL REALISMO SOCIAL DE LOS AÑOS CINCUENTA. CARACTERÍSTICAS FORMALES Y AUTORES REPRESENTATIVOS Si la novela de los años 40 se caracteriza por la medianía, la década de los 50 serán de apogeo. Conviene recordar dos fechas: 1951, con la publicación de La colmena Y 1962 momento en el que Luis Martín santos escribe Tiempo de silencio. Para muchos críticos La colmena ha sido la precursora de la corriente social; con ella se abre una nueva etapa y predominará en toda la década una literatura realista, cuya función será elitista e incluso política. Nacidos entre 1925 y 1931 recibieran en nombre de generación del medio siglo o generación de 55 y entre los más relevantes se encuentran: Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos, Juan Benet, Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio, Juan García Hortelano, Ana María Matute, Juan Goytisolo, Juan Marsé y Luis Goytisolo. Las características principales del realismo social son: 1. Se intenta mostrar la realidad española tal cual es. 2. La acción narrativa se condensa. Se reduce el espacio y el tiempo de la acción 3. la figura del héroe, el personaje protagonista de la novela precedente, se diluye en un personaje colectivo. 4. Se percibe el influjo de la tradición realista española, de los neorrealistas y de los norteamericanos dentro del realismo social se distinguen dos corrientes: el objetivismo y el realismo crítico. La primera registra la conducta externa del individuo quedó sin pagarla o interpretarla, sin sacar conclusiones. La obra cumbre de esta tendencia es El Jarama (1956), de Rafael Sánchez Ferlosio. Es la historia de unos jóvenes trabajadores madrileños contaran con una objetividad desconocida hasta entonces en nuestras letras. En la segunda corriente, el realismo crítico, Los escritores pretenden en sus novelas agitadas las conciencias y denunciar las injusticias sociales. En el realismo crítico al novelas de tema urbano, otras en las que se refleja el mundo del trabajo, o la penosa vida del campo. Pero esta corriente no sólo fijar su atención en una sociedad mísera o problemática, sino que también denunciar los vicios, hipocresía y abulia de la Burguesía. Retratos implacables de esta sociedad las ofrece García Hortelano en Nuevas amistades (1929) y en Tormenta de verano (1962). Se le ha reprochado el realismo social su pobreza técnica y estructural. Si bien es cierto que el relato es, por lo general, lineal, de estructura sencilla, lenguaje coloquial y funcional, no lo es menos que no hay obras que marca la excepción y explotaran técnicas renovadoras que aportarán a la narrativa posterior. A partir de 1960 el realismo empieza a dar muestras de acotamiento. Algunos críticos piden una renovación formal y el cambio se haga pronto efectivo. A él va a contribuir las importantes


aportaciones de los grandes novelistas extranjeros y el fuerte impacto de la nueva novela hispanoamericana. LOS AÑOS SESENTA. INNOVACIONES FORMALES EN EL CAMPO DE LAS TÉCNICAS NARRATIVAS. TIEMPO DE SILENCIO DE LUIS MARTÍN-SANTOS COMO HITO INNOVADOR En la década de los 60 era de producir innovaciones relevantes sobre todo en el terreno de las técnicas narrativas. Las más importantes son las siguientes: 1. Si el personaje colectivo era el característico de la novela precedente, ahora la novela crea un personaje individual esté presente en conflicto con su entorno y consigo mismo, deseoso de encontrar su identidad 2. es frecuente a lo largo del relato la alternancia de las distintas personas de la narración 3. se mezclan distintos planos temporales y se alternan los puntos de vista. 4. Disminuye el diálogo en favor del monólogo interior. 5. Se alimenta el lenguaje de la novela y se exploran sus posibilidades en busca de nuevos efectos es preciso señalar la novela de Luis Martín-Santos, Tiempo de silencio, publicada en 1962, como hito de innovación. La importancia de Tiempo de silencio está más en el tratamiento tiene el argumento. Denuncia el presente del país, pero lo hace con un estilo muy elaborado y sin limitarse a una mera presentación documental de la trama. La novela, por encima de la crítica de la sociedad española en todos sus estamentos, es una reflexión sobre las posibilidades del ser humano para desarrollar un proyecto personal en libertad. Uno de los mayores logros de Tiempo de silencio fue volver al género su origen culto y muchas de las técnicas que Martín-Santos utiliza serán sustanciales para el desarrollo posterior. La sistemática utilización del monólogo interior, la creación de personajes individualizados, el uso de una prosa cargada que cultismos, de barroquismos, son algunas de sus novedades relevantes. EL EXPERIMENTALISMO. NOMBRES RELEVANTES A autores de distintas generaciones se suman a esta corriente y surgen novelas tan decisivas como Cinco horas con Mario (1907) de Miguel Delibes, Señas de identidad (1976) de Juan Goytisolo, Últimas tardes con Teresa (1966) de Juan Marsé, Volverás a Región (1968) de Juan Banet, La saga/fuga de J.B. (1972) de Gonzalo Torrente Ballester. La efervescencia experimental alcanza pronto extremos insospechados de la mano de los escritores más jóvenes. La presencia de elementos oníricos, fantásticos y absurdos ahondan en la línea antirrealista. Si la novela había reservado hasta entonces un lugar privilegiado a la trama, argumentos, ahora se impone como relato minoritario, que desplaza su interés hacía el lenguaje y prescinde casi de la historia; algunos críticos llegaron a definirla como antinovela. El apogeo de esta obra no fue duradero. Es indudable que apuntaron los intentos interesantes pero escasearon los logros definitivos y pronto se observa una moderación de las técnicas experimentales. En los 70 la novela volverá a los cauces tradicionales y la historia, la anécdota será de nuevo el eje del relato.


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