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YOROKOBU / TAKE A WALK ON THE SLOW SIDE / Nยบ 43 - 2013

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LA PORTADA El ordenador hizo la música invisible. El tacto de los archivos de sonido digitales no es ni suave ni áspero. No tiene. Tampoco huele. Ni tiene detalles que explorar y que convierten una canción en la aparición de un aladino. La música digital se despojó de envoltorios. O, al menos, de envoltorios que se precien. Pero no hace tanto la música olía. Vivía guardada en una funda hasta que su dueño la despertaba de su reposo. Lo habitual era un sueño plano entre los surcos de un vinilo o un sueño circular enrollado en la cinta de una cassette. Entonces la música se veía y se exponía en una librería que decía más de un individuo que su carné de identidad. Esta portada pertenece, emocionalmente, a aquellos tiempos. Noelia Lozano emigró temporalmente a su infancia y llegó al colegio. Allí vio a unos niños que metían un boli en uno de los orificios de una cassette para hacer girar la cinta que había en su interior. “Era la forma artesanal de rebobinar una canción para escucharla otra vez sin gastar las pilas del Walkman”, cuenta la diseñadora. Lozano guardó la imagen y la llevó a la portada de esta revista. La directora de arte, por supuesto, actualizó la escena. Hasta tal punto que no solo la filtró por las coordenadas estéticas del presente. También

incorporó a la imagen una versión en realidad aumentada para que la portada, además de papel, esté escrita en ese espacio visual etéreo donde todo tiene tres dimensiones. La puerta a esa otra portada es la aplicación Junaio. Para entrar a ella descarga esta app en tu móvil, ábrela y apunta con la cámara a la portada. En la parte superior verás una barra que indica cómo va capturando la información de la imagen y en unos segundos verás la cinta y el boli en un espacio tridimensional. “Mi intención es mostrar que una imagen plana, en papel, muestra una composición totalmente distinta a una imagen en 3D”, explica la autora de la portada. “La perspectiva es absolutamente diferente. Hay elementos que en papel parecen estar cerca y en 3D quedan muy lejos”. Noelia Lozano recuerda que alguna vez, mientras la cinta daba vueltas, se rompía. Quizá pasó eso mientras dibujaba esta portada. Pero la diseñadora aprovechó el incidente y de ahí sacó la materia prima para construir una tipografía que se estrena con la palabra Yorokobu. www.noelialozano.com

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SEPTIEMBRE

YOROKOBU

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REDACTORA JEFE

REDACTOR JEFE

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DIRECTOR DE ARTE

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Mar Abad mar@yorokobu.es

Marcus Hurst marcus@yorokobu.es

Fermín Abellá marcus@yorokobu.es

LuisB luisb@luisbboy.com

M. Angeles García mangeles@yorokobu.es

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REDACCIÓN

David García david@yorokobu.es

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JEFA DE PUBLICIDAD

Rocío Martí rocio@yorokobu.es

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DEPARTAMENTO COMERCIAL

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DELEGACIÓN BARCELONA

Albert Gomez agomez@guerrillademedios.es

Gemma Gené gemma@guerrillademedios.es

Jordi Granja jgranja@guerrillademedios.es

Pedro Monzó pedro@yorokobu.es

Silvia Moreno silvia@yorokobu.es

SUSCRIPCIONES

ASSISTANT

Carmen Lago carmen@yorokobu.es

Teresa Cobo teresa@yorokobu.es

HAN COLABORADO EN ESTE NÚMERO Antonio Dyaz Escritor y director de cine www.antoniodyaz.com | Blastto Diseñador gráfico www.blastto.es Borja Ventura Periodista borja.ventura@gmail.com | Brian Walker Fotógrafo www.brianwalker.es Carlos Carabaña Periodista carloscarabanya@gmail.com | Daniel Martorell Periodista y fotógrafo www.dmartorell.com David Bonilla Dictador de bolsillo en varias empresas de Internet Web www.bonillaware.com Forma & Co Ilustradores www.forma.co | Francesc Beltri Gebrat Socio Mediterráneo Consultores www.beltri.com Iñaki Berazaluce Periodista iñakiberazaluce@gmail.com | Javier Creus CEO de Ideas for Change javicreus@ideasforchange.com Juan Díaz-Faes Ilustrador cargocollective.com/juandiazfaes | Rocío Cañero Ilustradora caxxxero-illustration.blogspot.com.es Ricardo Llavador Arqueólogo de YouTube www.lallavadora.com | Stereoplástika Diseñador www.stereoplastika.com Velckro Artwork Reggaetonero www.velckroartwork.com

C/Acebo, 13 - 28016 Madrid - t. 914 157 283 - www.yorokobu.es - twitter: @yorokobumag Edita: Brands & Roses, S.L. - Impresión: Rivadeneyra - www.rivadeneyra.com - Depósito legal: M42701-2009 Periodo de Control: Abril 2011 / Diciembre 2011 Tirada media 30.741

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ÍNDICE medidor de concentración

Los enemigos de la productividad

38

Cuentos crueles para niños sanos

24

Los medios sociales son más viejos que Matusalén

52

El instinto asesino de tu smartphone

46

La rebelión de los jubilados

Comensales por el mundo

El día que los comunistas ‘invadieron’ Estados Unidos

Ficción real

Los líderes del futuro parados (pero) inquietos

Sucumbirán

30

50

20

Utopías de ayer y hoy

18

Relatos ortográficos

74

Personajes de rotulador y punta fina

68

Infografía

36

LeRaúl

28

No leas.¡Dibuja!

76

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44 6

22

Equipitis

16

El maker de las motos vintage

60 Apps

58

Numerografía

80

Agenda

78



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POR

Juanjo Moreno

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Un día Camila Cañeque se vistió de rojo y se marchó a recorrer Europa, de punta a punta, en un coche rojo, comiendo y bebiendo todo lo que veía de color rojo y grabando en vídeo cualquier cosa de ese color que se le cruzase en su camino. Camila es artista y a este proyecto lo tituló, por supuesto, Rojo, Rouge, Rosso, Rot, Piros, Rdeča, Roşu. “Fue una tarea de investigación empírica y totalmente subjetiva basada en la búsqueda y captura de un solo color: el rojo”. Desde perseguir los rastros físicos del comunismo o el nazismo hasta plantarse en la fábrica Ferrari, pasando por Drácula o los amuletos gitanos. “Me hice un análisis de sangre antes y después y, evidentemente, algunos valores habían cambiado”, asegura Camila. Después, con la intención de pasar inadvertida en países árabes y comprobar hasta qué punto podemos anular todo rastro de identidad a través de un simple trozo de tela, se vistió de negro de cabeza a pies, con una chilaba que tapaba totalmente su cuerpo. A este proyecto lo llamó Photocopy. Con estos antecedentes cromáticos se entiende algo mejor el trabajo objeto de este reportaje: Our Dresses, un proyecto presidido por un traje de faralaes de lunares negros sobre fondo rojo, y por un número, el 27. Las 27 letras del alfabeto español, con la ñ. Los 27 años de la autora. Y una performance de 27 días a tiempo completo en los que se recorrió Estados Unidos ataviada con un traje de gitana y sin posibilidad de quitarse la máscara (el vestido), desayunando en el lobby del motel de carretera, en la gasolinera de cualquier desierto o montaña, desde NYC hasta LA, haciendo zigzags por el país, tratando de abarcar el máximo de territorio posible en el plazo de 27 días, de costa a costa, de norte a sur, serpenteando el mapa con prisas. “Todo estuvo sumido en un frenesí dramático y una especie de tono surrealista ‘cenicientoso’, de irrealidad; lo que el traje me permitía y ofrecía”. Inició su travesía sin localización concreta previamente decidida. Avanzaba a grandes velocidades y frenaba repentinamente cada vez que avistaba un enclave atractivo. Dice Camila que Estados Unidos representa el paisaje de la mitología contemporánea. Identifica el espacio americano como lugar universal y simbólico, fotográficamente cargado de significados explícitos, amalgamador de toda una cultura (la occidental), de sus fábulas y contradicciones. Son paisajes que hablan, como un inmenso 8 / YOROKOBU / Nº43 - 2013


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plató vivo. Por eso eligió Estados Unidos para desarrollar Our Dresses. “En pocos lugares sucede esa correspondencia de la expectativa o imagen previa con la realidad. Normalmente uno espera algo y luego la realidad es otra muy diferente. En la Suiza no urbana, por ejemplo, pasa lo mismo. Hay vacas, montañas imponentes, chocolate, ríos, quesos, casas de madera. La postal es la realidad. Pero Suiza no es el centro del imaginario del mundo de nuestra era. Ese centro es Estados Unidos. La industria del cine colonizó nuestras pantallas, la economía sigue siendo preponderante, la innovación persistente, el 11-S nos es propio. Blablabla”. Por el contrario, la artista considera que Europa es un museo muerto. O una mentira viva. “Un no saber qué somos porque solo sabemos jugar con lo que fuimos, que fue mejor. Orgullo de lo que no existe. Y complejo por, en el fondo, ser conscientes de todo. Un pasado mejor”. A través del vestido de flamenca, de venta en todas las tiendas españolas de suvenires para turistas, Camila Cañeque ha querido retomar ese pasado y convertirlo en presente. Además, el itinerario pretendía cruzar el espacio norteamericano y desafiar un imposible quijotesco de reconquista, de legitimación, contraponiendo de forma inmediata y empírica lo global (USA) a lo local (vestido). Estados Unidos como monstruo de la globalización y homogeneización del mundo versus la flamenca como reivindicación de la identidad local amenazada. “Al final, no es más que un cambio de papeles, en lugar de la invasión imperialista en la cultura universal, seleccionar y descontextualizar un elemento identitariocultural e invadir el imperio: choque entre el vestido folclórico español y el imperio yanqui. El invasor invadido”. Y Our Dresses tiene muchas más lecturas. Quiere representar la souvenirización de la cultura como consecuencia de la importancia de la industria del turismo, que en España queda patente en los toros, en el flamenco y la paella. Este trabajo habla también de la pérdida de identidad. “Los vestidos se pierden, se venden, se alienan, se pervierten cuando llegan a Hollywood. Buscan cobijo en el supuesto ‘sueño americano’, sueño ya anciano culturalmente y probablemente obsoleto, pero de alguna forma todavía activo en las conciencias”. Un breve texto que acompaña esta obra fotográfica co 10 / YOROKOBU / Nº43 - 2013


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mienza con la afirmación: “Nuestros vestidos, eso era lo único que teníamos”. La última frase dice: “Ha ocurrido un desastre, hemos perdido nuestros vestidos (todo lo que teníamos)”. La moraleja de esta historia es que el final lo marca la pérdida de lo propio, el imperio dominante frente a la identidad local, la cultura mayoritaria frente a la minoritaria, la USA dominante frente a la Europa dominada... y, como un ejemplo más, el imperio yankee frente al folclore español, “porque Our Dresses también es un copy-paste de dos clichés: made in Spain y American Dream”, recalca Cañeque. El colofón final de este proyecto iba a ser una performance en la última edición de ARCO. Allí, vestida con el mismo traje de faralaes de la sesión, Camila buscó sitio en mitad de un pasillo y fingió estar muerta. Pero duró poco su actuación porque la dirección de la feria la puso de patitas en la calle. Lo que nunca imaginaron estos directivos es que con ese gesto le estaba regalando la mejor campaña de publicidad posible, ya que fue la noticia con mayor repercusión de ARCO 2013. ¿Es este trabajo un ejemplo de fotoperiodismo? La autora prefiere hablar de falso fotoperiodismo o fotoperiodismo artificial “porque hay una gran diferencia: esto es un simulacro”. Respecto a su trabajo en general, Camila Cañeque lo define como la exploración de las posibilidades existentes en la intersección del idealismo y el realismo. “Si tuviera que ponerle un título a mi obra en general sería ficción real”. A finales de septiembre, Camila Cañeque presenta en Barcelona su nuevo trabajo..., o mejor dicho, sus 34 nuevos trabajos. “Se llama +34 y es una reinvención o recreación imaginaria del territorio español compuesta por 34 nuevos proyectos, independientes entre sí pero con el denominador común de haber sido producidos aquí y tener como referente, más o menos directo, a España”. A pesar de estar concebidos para ser mostrados e interpretados por separado, la intención final es obtener un retrato de un territorio, por lo que cada uno cubriría un concepto asociado a la idea de país: flora, fauna, política, economía, infraestructuras, sociedad, bandera, fronteras, paisaje, clima, población, historia, cultura, etc. La web en la que se podrá uno asomar a ese espacio es: www. thenumberyouhavedialedisnotavailable.com www.whereareourdresses.com 12 / YOROKOBU / Nº43 - 2013


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POR FRANCESC BELTRI GEBRAT

EQUIPITIS “Debemos enfrentarlo en equipo”; “nada mejor que un equipo”; “deberíamos trabajar más en equipo”; “el logro no es de nadie en particular sino del equipo”. La ‘equipitis’ (del francés equipe, ‘grupo de personas organizado para la realización de una tarea’, y el sufijo griego ῖτις, ‘inflamación’) es una inflamación de las relaciones de la membrana mucosa que recubre el interior de las organizaciones de mamíferos humanos y que se extiende a la parte anterior de la inoperancia relacional. Su riesgo, dependiendo de lo desarrollada que esté, puede llegar a ser muy grave, llegando a inmovilizar completamente la capacidad de realización individual. En algunos casos, se extiende a todas la organizaciones e impide una vida normal; así puede llegar a incapacitar la iniciativa personal. Si la ‘equipitis’ no está muy avanzada, puede tratarse con antibióticos especializados y sesiones de terapia. Presentan unas manifestaciones comunes en las expresiones: “el capital humano es nuestro principal activo”, en la recurrente apelación al coaching de equipos, machacona insistencia de la necesidad de sinergias que, finalmente, provocan enrojecimiento, fotofobia y lagrimeo. En algunos casos extremos se han llegado a observar legañas matutinas en las ‘equipitis’ infecciosas, ganglios aumentados de tamaño en las víricas, prurito en las alérgicas, etc, con una duración entre uno y tres meses. La magnificación producida por la inflamación del equipo, no como medio sino como fin, se adueña peligrosamente de algunos proyectos empresariales. “Ayúdenos señor consultor a que seamos un buen equipo”. Parece que el resultado es irrelevante y que, “si perdemos siendo un equipo”, tiene sabor de victoria. Penosamente, los aquejados de ‘equipitis’ confunden armonía y

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bienestar social con equipo. Lo de uno es de todos, lo importante es participar, todos son los mejores, no hay contribución pequeña, todos somos igual de importantes y el valor del consenso en todo momento empalaga el discurso. La ‘equipitis’ puede llegar a ser grave en los casos en que la armonía grupal se concentra en un número reducido de personas. Expresiones claras caracterizan el comportamiento de sus miembros, que reiteran siempre el mismo mensaje: “qué buenos somos y qué mal nos tratan”. Afortunadamente, existen inequívocos indicadores para el diagnóstico diferencial con otras patologías. Dos son claros y de fácil uso. El primero: la ausencia de conflictos. Quizá es el indicador más claro de que se está padeciendo una ‘equipitis’. En segundo lugar, la dificultad en incorporar o perder miembros, siendo vivida esta como amputación o atentado a la capacidad del grupo. Si bien es cierto que la ‘equipitis’ satisface necesidades personales de seguridad y aceptación, su reproducción en las organizaciones es letal. Es necesario señalar que la ‘equipitis’ no sería objeto de trabajo y estudios si no fuera porque conlleva irremisiblemente “pactos de mediocridad”: la aceptación de banales decisiones con el fin de evitar entrar en conflicto con algún miembro del equipo, el uso escaso de la capacidad de sus componentes y la priorización del aparente bienestar sobre el riesgo de disgustar a cualquiera de sus componentes. En casos extremos los miembros aquejados de ‘equipitis’ llegan a construir madrigueras que, a modo de tupidas telarañas inmovilizan casi cualquier conducta que no sea consensuada por el grupo. Es preciso estar alerta con la única vacuna que se ha demostrado totalmente eficaz: “pero ¿para qué queréis ser un equipo?”.


LA POPULARIDAD DEL DEPORTE EN LAS REDES SOCIALES: THE SOCIAL LEAGUE* Según el Top 30 de nuestro Ranking The Social League el FC Barcelona es el club deportivo más popular en medios sociales del mundo, con 43 millones de fans en Facebook y 9.1 millones de seguidores en Twitter.

Los equipos de fútbol europeos dominan The Social League ya que sus seguidores son internacionales. En Facebook el Top 5 consigue el 31% de sus fans en Brasil, India, Indonesia, México y los EEUU y solamente un 7% proviene de su país de origen.

La mayor parte de los fans del FC Barcelona provienen de Indonesia (4.1 millones), México (3.0 millones), EEUU y Brasil (1.9 millones cada uno) y no de su país de origen, España, con “sólo” 1.7 millones de fans.

El Top 5 de equipos deportivos de EEUU son cuatro equipos de baloncesto: Los Ángeles Lakers, Chicago Bulls, Boston Celtics, y Miami Heat, y uno de béisbol: New York Yankees. El quinteto consigue el 46% de sus fans en su propio país. Son las Islas Filipinas quienes aportan otro 13% de sus fans.

Su máximo rival, el Real Madrid, ocupa la 2ª posición con 38 millones de fans en Facebook y 7.9 millones de seguidores en Twitter. Le siguen en Facebook, Manchester United, Chelsea FC y Los Ángeles Lakers.

Los equipos deportivos de EEUU son los que tienen mayor nº de fans: 166 millones; 37% del total de fans que forman parte de The Social League. El Reino Unido es el 2º país en número de fans, 94 millones (21% del total), mientras que España aporta 86 millones de fans (19%).

* The Social League se elabora a partir datos recogidos por nuestra herramienta exclusiva SocialTools, que monitoriza la actividad de las marcas en medios sociales en tiempo real.


POR ANTONIO DYAZ

UTOPÍAS DE AYER Y HOY En Un mundo feliz, Aldous Huxley parece condenar un modelo de utopía deshumanizado en el que no hay dolor, ni guerras, ni conflictos, pero tampoco hay amor, lo que implica un reconocimiento implícito de que el amor engendra odio. Tampoco hay enfermedades. Los seres humanos están organizados en jerarquías genéticas que van desde el Alfa+ al Gamma-, lo que recuerda bastante a las actuales agencias de calificación de riesgos. En ese mundo las mujeres no dan a luz y se libran así de la servidumbre del embarazo y de los rigores del parto. Huxley en realidad no está criticando esa sociedad deshumanizada, sino que más bien la propone al lector como alternativa a nuestra imperfecta y dolorosa realidad. Los mundos distópicos, o utopías inversas, tan presentes en la ciencia ficción nos han ofrecido profecías escalofriantes, como 1984, de George Orwell. Susan Sontag se refería a ambas novelas como paradigmáticas de los estragos que la ciencia puede provocar en el ser humano. Bueno, lo cierto es que Sontag falleció en 2004 a causa de un cáncer que habría sido irrelevante en el mundo utópico de Huxley, que ella odiaba, pero que habría sido capaz de curar su enfermedad. La propia palabra utopía es equidistante en cuanto a significados de otras dos, pues en griego quiere decir ‘no lugar’. La eutopía es un ‘buen lugar’ y la distopía un ‘mal lugar’. La ciencia ficción se ha ocupado de las tres en numerosas ocasiones, con especial querencia por las fantasías distópicas: lugares futuros en los que las cosas se han puesto realmente feas. 18 / YOROKOBU / Nº43 - 2013

La pregunta es si nuestro mundo, visto desde los ojos de un lector, y suponiendo que estemos habitando una fantasía urdida por otra mente, sería una utopía, una pesadilla o una eutopía idílica. Porque, si cambiamos el origen de coordenadas, cambia todo el sistema; ya no se trata de diferenciar entre Bien y Mal, sino en saber dónde estamos exactamente. La utopía es una idea peligrosa por cuanto puede alienarnos si miramos a nuestro alrededor y solo encontramos distancia, vacío y promesas incumplidas. Para un nigeriano Suiza puede ser un paraíso (y no me refiero al aspecto fiscal), pero a la vez para un suizo el paraíso puede estar en Nigeria y en su retorno a los valores ancestrales. La utopía es siempre un lugar inaccesible, y luchar por ella es un pasatiempo eficaz porque nos hace avanzar, aun a sabiendas de que es imposible instalarse en ella pues perdería su condición de utopía. Es esta aparente contradicción lo que fascina de esta palabra. Lo que ayer era distópico hoy es utópico, y viceversa. En enero, la utopía es agosto, y en julio, quizá, diciembre; es un estado de ánimo, una zanahoria efímera y volátil a la que perseguir… Su equivalente en matemáticas es la asíntota, una línea que nunca llegamos a alcanzar por más que nos aproximemos, pero que da sentido a la ecuación de nuestras vidas. Cuando me enamoré locamente, para mí la utopía era ella. Y para ella, George Clooney. @AntonioDyaz



POR JAVIER CREUS

LOS LÍDERES DEL FUTURO: PARADOS (PERO) INQUIETOS Es muy probable que las personas que elijamos para que nos gobiernen, los científicos y artistas que premiemos, los empresarios que lleven la marca nacional allende nuestras fronteras de aquí a veinte años estén hoy en el paro. Si no ellos, sus compañeros de juegos, estudios y juventud.

instituciones pero no puedes permitirte perder la autoestima. Tienes que buscar entre todas tus capacidades y complicidades la manera de —atención— crearte un futuro. Alineado con tus intereses, basado en tus capacidades y relaciones, de dimensión humana, antifrágil.

La generación de la posguerra compartió la escasez y priorizó el orden; la que impulsó el desarrollo valoró el esfuerzo. Los que ahora somos maduros creímos que abundancia y democracia iban de la mano, siempre hacia adelante. Hoy, la experiencia compartida de muchos jóvenes es la ausencia de trabajo formal, pero también de todo lo que parecía haber y ya no hay más. ¿Qué mundo nos propondrán?

Rosa vende tortillas y pasteles, Anna inventa juguetes biodegradables, José hace sus primeros pinitos como fotógrafo, Juan graba un disco, Perico escribe un libro, Enrique se matricula en Psicología. Hacen esto y muchas cosas más. Muchas veces siguen buscando trabajo a la vez. Aprenden, estudian, emprenden, exploran. Por su cuenta o con grupos diversos para cada proyecto. No aceptan trabajos basura ya que perderían su derecho al paro.

He tenido la oportunidad de leer una serie de entrevistas que Ximena Roe está realizando a personas en paro (pero) inquietas y que publica como parte del proyecto www.paradosinquietos.com La muestra no es estadísticamente válida: más mujeres, mayoría con estudios, en sus treinta, que habían estado unos tres años en su trabajo anterior, que disponen de unos 900 euros al mes durante doce meses. Las entrevistas son anónimas y los entrevistados aparecen fotografiados tapándose la cara o en movimiento para no ser reconocibles. (Si estás en esta situación puedes autoentrevistarte y ampliar la muestra). Explican cómo el paro sobrevenido —hay algún caso pactado de personas que tenían “planes para el paro”— provoca primero unas semanas de sentimiento de pérdida e impotencia. Desgajado del futuro común prometido, no te puedes explicar a timismo en términos de pertenencia: “hago esto en este sitio”. Si intentas conseguir un nuevo empleo, frustras enseguida tus esperanzas; las primeras, las digitales. Llega después la reacción. La realidad es que estás solo, que puedes haber perdido la confianza en las empresas y en las

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Cuando Ximena les pregunta, son incapaces de proyectar un futuro. Manejan muchos futuros a la vez: un campo de probabilidades inciertas. De repente, no queda más que la confianza en sí mismos y en los que les rodean. Ya no se mira hacia arriba para buscar soluciones, se mira al lado. No se pretende cambiar el mundo, basta con sobrevivir en paz y de forma autónoma. Me preocupa que estos parados inquietos tengan que desarrollar su iniciativa de forma clandestina, que procuren sobre todo que nadie “les pille trabajando” pues perderían sus derechos, que tengan que aparecer vencidos y grises ante la sociedad. Cada vez para más personas el trabajo estable se ha transformado en una sucesión de ocupaciones diversas alternadas con periodos sin ocupación que —al menos unos cuantos— aprovechan para sembrar sus propios futuros y con ellos los nuestros. Si el paro está aquí para quedarse, quizás deberíamos dejar de verlo como un suceso improbable y excepcional. Podríamos pensarlo como un tiempo acotado para crecer y probar. Algo no va si ellos —nuestros líderes futuros— no pueden servir de ejemplo.



POR DAVID BONILLA

SUCUMBIRÁN Imaginad la escena: yo en un extremo de una inmensa mesa de reuniones. En el otro, los responsables de una compañía con una facturación cinco mil veces más grande que la de mi pequeña empresa. No es una exageración, cin-co-mil.

ceguera que puede hacernos caer a nosotros, acabará con ellos. Si las empresas siguen sin entender hasta qué punto la Red ha cambiado las cosas, no importa lo largas que sean sus mesas de reuniones. Sucumbirán.

Aun así, me reciben. Me escuchan. Durante veinte minutos, les explico cómo podemos ayudarles en la transición desde el comercio tradicional hasta el mundo online. Ellos tienen una gran facturación, nosotros una buena tecnología. Trabajando juntos, todos podemos aumentar nuestros beneficios.

Sucumbirán si su modelo de negocio se basa en encontrar consumidores desinformados en plena era de Internet. Les buscarán, les compararán y, solo entonces, les comprarán.

No me interrumpen, no hacen ni una sola pregunta o comentario. Solo están esperando educadamente a que acabe para aclararme que, mientras sigamos utilizando en nuestra web la misma tecnología que les estamos ofreciendo para proporcionar a nuestros usuarios las mejores ofertas disponibles —en el Reino Unido, Sebastopol o la Conchinchina—, no trabajarán con nosotros. No ven ‘justo’ competir con unos impuestos más bajos o un peor cambio de divisas. Y su solución es muy sencilla: eliminar los datos de toda esa competencia que consideran ‘injusta’. Ocultárselos a nuestros usuarios. Mientras no lo hagamos, no firmarán ningún acuerdo. En ese momento, los dos —nuestra facturación de mierda y yo— sabemos que solo podemos hacer una cosa: levantarnos, darles la mano y agradecerles que nos hayan dedicado su tiempo. Porque, para conseguir la supervivencia de nuestra empresa, estamos dispuestos a todo menos a una sola cosa: traicionar a nuestros usuarios y clientes. Lo que nos piden es tan burdo y tan estúpido que demuestra que ni siquiera han entendido lo que hacemos. En Internet, ocultar información solo interpone un clic de distancia entre los engañados y la verdad. Y, mientras vuelvo a la oficina, no siento rabia ni despecho, sino tristeza, al darme cuenta de que es la primera vez que asisto a una negociación en la que pierden todos. Porque la misma

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Sucumbirán si su estrategia se basa en la creencia de que los usuarios son tontos a los que se puede engañar. Si buscan un público estúpido, solo los estúpidos les comprarán. Sucumbirán si no ofrecen total transparencia, porque alguien lo hará y ganará la confianza de sus clientes y proveedores. Pero, sobre todo, sucumbirán si no se dan cuenta de la ventaja competitiva que puede dar la tecnología. Si no tienen la visión necesaria para hacerse con ella antes que sus competidores. Y si no comprenden que, hoy en día, es posible que una pequeña startup con un puñado de empleados desarrolle una tecnología tres, cuatro o cinco mil veces más productiva que la usada por una empresa con miles de empleados. No es una exageración, cin-co-mil. Yo solo soy un pequeño aprendiz de empresario. Un don nadie que aún no ha conseguido nada destacable, pero, si algo he aprendido en mis 15 años de experiencia, es que siempre que he dado por supuesto que mis clientes no son tan inteligentes como yo, me han demostrado que yo soy el único tonto. En vez de ocultar información, ¿por qué no aprovecharla? En vez de intentar poner puertas al campo, ¿por qué no alfombrarlo para llevar a tus clientes por donde tú quieres? En vez de matar al mensajero, ¿por qué no lo utilizas para transmitir tu mensaje? Si las grandes empresas no aprenden que todo va a cambiar, que TODO ha cambiado ya, por muy fuerte que se agarren a los sillones de cuero de sus despachos, no tengáis ni la más mínima duda, sucumbirán.



CUENTOS CRUELES PARA NIÑOS SANOS POR

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Borja Ventura ILUSTRACIÓN Velckro Artwork


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Imagínate la escena: un ruidoso parque infantil donde un grupo, el de los más pequeños, esos que aún van con el pañal a cuestas y andan como dando tumbos, ríen y bailan al ritmo de la música. Lo que suena son esas canciones infantiles que nos hemos transmitido de generación en generación, en las que se une la costumbre, la transmisión de valores y el ocio de unos ritmos que suelen hacer que los pequeños pongan esa cara de sonrisa enorme, casi excesiva, que solo ellos saben poner. Pero no saben lo que están bailando de verdad.

Literaria de la Universidad de Valencia. “La tradición oral refleja la sociedad y mantiene esos rasgos a pesar de los filtros de la historia”, dice en referencia a los estereotipos y mensajes que se perciben como negativos. “El concepto de crueldad es un concepto ambiguo: un niño puede no ver cruel lo que ves tú”, señala. “Hay muchos que pensamos que es necesaria, como hablar de la muerte, de la enfermedad, o del mal ¿Has leído Los juegos del hambre? Es genial, y cruel… como la vida misma”.

Para tranquilizar a los bebés les amenazamos cantando, con voz suave eso sí, que si no se duermen “el coco te comerá”. En El juego de los oficios hay niños camioneros y carpinteros, pero las niñas solo pueden ser costureras o planchadoras. “Comeremos ensalada, como comen los señores”, dice El corro de la patata. “Estirad, estirad, que el demonio va a pasar”, reza la letra de El patio de mi casa. Y así un largo etcétera de canciones donde el clasismo, el terror y los estereotipos sexistas han alimentado un debate recurrente en los últimos años. Obviamente, ellos no lo saben, ni nosotros mismos nos fijamos en esos detalles al cantarlas, pero están ahí, con terroríficas imágenes entonadas desde décadas atrás.

Más tajante es Teresa Colomer, directora del Master Internacional de Libros y Literatura Infantil de la Universidad Autónoma de Barcelona, que, aunque reconoce que hay literatura infantil contemporánea de gran calidad, cree que “los esfuerzos por edulcorar los cuentos populares no han hecho más que anular su potencial convirtiéndolos en algo inane”. Según Herreros, “vivimos la moda de lo políticamente correcto, donde se tiene miedo a tener miedo, pero el lobo se resiste a ser un títere sin uñas”.

No es mucho más halagüeño el relato escrito: al lobo de Caperucita le abren la tripa, se la llenan de piedras y lo echan al río. Una vieja bruja quería despellejar a 101 cachorros de dálmata para hacerse un abrigo. Simba pasa media vida creyendo que él mató a su padre para luego descubrir que fue su tío, y todo para quitarle el puesto. Dumbo es objeto de mobbing, como el patito feo, por su aspecto físico. Cenicienta vive maltratada por su propia familia. Bambi tiene que sobreponerse solo a la trágica pérdida de su madre. Desgracia tras desgracia hasta las perdices finales. Pero ¿es gratuita esa aparente crueldad? Ana Cristina Herreros, filóloga especialista en literatura tradicional y escritora de la editorial Siruela, no está en absoluto de acuerdo: “Los cuentos populares no son crueles, son justos”, algo que ve claramente en un patrón presente en su estructura; “en todos ellos hay una persona que tiene un conflicto y se pone en camino para resolverlo. Por el camino se encuentra con otro, al que el formalista ruso Vladimir Propp definía como ‘donante’, que ayuda al protagonista a resolver el conflicto. Además, quien lo ha causado recibe al final su justo castigo”. Superación, colaboración con otro y justicia final, vendría a ser la moraleja. Coincide con ella Gemma Lluch, doctora en Filología y profesora del Máster en Asesoramiento Lingüístico y Cultura 26 / YOROKOBU / Nº43 - 2013

En opinión de Herreros, es “superficial” hablar de crueldad en los cuentos porque sus personajes “son símbolos: personas que andan buscando su soberanía, que andan buscando ser dueños de su propia vida”. Colomer explica que esto sucede “porque los cuentos populares transmiten mensajes positivos muy poderosos, como que si uno se esfuerza lo suficiente saldrá victorioso, o que el mal acaba totalmente derrotado con la muerte de ogros malvados. Los personajes de los cuentos cumplen una “función” en ellos, poco importa si son un lobo o una madrastra, un niño o una niña. Pero las versiones que desde los años 30 del pasado siglo intentaron perdonar al lobo o dar una segunda oportunidad a las madrastras no hacen sino crear alarma en los lectores que ven la posibilidad de que continúe la amenaza”. ¿Y por qué nos llama la atención ahora que la narrativa infantil pueda ser cruel? En opinión de Colomer, esta denuncia “se produce cuando los adultos releen los cuentos de su infancia. Nadie recuerda haber quedado traumatizado por esos detalles crueles o sexistas, mientras que sí se recuerda la mala impresión causada por formas más modernas, como algunos finales de Andersen o escenas de películas de Disney”. Lluch apunta por su parte que, en realidad, “todo relato de tradición oral no tiene como destinatarios a los niños, sino a la familia”. En esa misma línea se movía una investigación del autor Víctor Montoya, según la cual los cuentos infantiles


fueron, en origen, transmisiones orales entre adultos que acabaron censurándose para eliminar la violencia ya que a los niños les fascinaban los relatos. Eran, según concreta Colomer, producto de “una sociedad patriarcal y de lucha por la supervivencia” muy distinta a la actual. Según este extremo no solo se habrían eliminado las partes oscuras de las historias, sino también los giros complejos, la riqueza léxica, la ironía o las moralejas complejas que un público infantil no hubiera podido entender. Esa simplificación con una cierta oscuridad de fondo llegaría también a nuestros días con ejemplos de series de dibujos como El correcaminos o Tom y Jerry, que escenifican el acecho continuo y la búsqueda de venganza. Escribía la autora Estrella Cardona hace unos años que en realidad lo que llega a nuestros días es la versión edulcorada de unos cuentos mucho más crueles en su origen: la historia de Caperucita sería en realidad, bajo esta explicación, el relato de un adulto abusando de una menor, igual que La bella durmiente narraría una violación tras la cual el supuesto príncipe dejaba a la joven abandonada a su suerte en el bosque, y en Hansel y Gretel habría referencias más bien poco veladas al canibalismo. Pero los cuentos que llegaron a nuestros días no son esos, sino una versión mucho más naif de lo que supuestamente los hermanos Grimm y Charles Perrault idearon. El punto de horror en los cuentos infantiles tiene explicación en el “asombro”, según Herrero. Asegura que estos cuentos gustan especialmente a niños a partir de 8 años, “cuando abandonan la oralidad e ingresan en la ‘cultura’, y esa preferencia existe porque los cuentos de miedo nos curan el temor que más llena las consultas de psicólogos y psiquiatras: el miedo al miedo”. “Tradicionalmente, los cuentos de miedo en la noche de los campamentos infantiles, a la luz de la hoguera, tenían como objeto descubrir que tú tienes miedo, pero ese niño tan grande, que le tira de la oreja al más pequeño de la clase, también lo tiene. Tenía por objeto descubrir que todos tenemos miedo, y que no pasa nada por tenerlo, porque podemos contarlo, y porque estamos juntos para afrontarlo”, explica. Lluch cree que, a su manera, todo relato de creación transmite valores, “hasta El Quijote o Tirant lo Blanch”. Herrero, sin embargo, también niega la mayor en lo que se refiere a la transmisión de valores: “Los valores se transmiten con lo que se hace en la familia, no con lo que se dice. Esa idea de la

‘educación en valores’ surge cuando padres y madres dejaron de estar presentes en la vida de sus hijos gracias a unas jornadas laborales incompatibles con la vida familiar y se deja esa enseñanza en manos de la escuela”. En su opinión son “libros con valores que no valen para nada, son libros que no forman porque no transforman”. “Los cuentos hunden sus raíces en tiempos muy antiguos y se transmiten porque alguien los difunde, porque alguien los siente parte de su vida. Si no tuvieran conexión con lo que le sucede al ser humano, desaparecerían. Y no han desaparecido ni desaparecerán porque propalan un mensaje de esperanza, de confianza en el otro”. Por eso se explica la pervivencia, por ejemplo, de los estereotipos machistas en la literatura infantil: “La literatura no ha cambiado mucho porque la sociedad ha cambiado solo aparentemente”. Belleza, sometimiento y separación de roles son algunas de las características que describe en un artículo Inmaculada Quiles, donde repasa algunos símbolos estereotípicos que aparecen reiterados en algunas narraciones: el príncipe sin el que no hay salvación, el enemigo que encarna el mal o el hada que confiere una protección maternal. Bajo esa lógica los ogros y brujas son desmedidamente crueles, los lobos y fantasmas representan el miedo a la oscuridad y las princesas son caprichosas y simples. “Hubo un intento de escribir una literatura de verdad coeducativa, pero por norma general el panorama actual es bastante pobre y superficial en ese aspecto, con protagonistas femeninas tan estereotipadas que no es posible reconocerse en ellas. Además, en estos libros que dan valor a las niñas, donde lo que importa son las emociones, son para niñas. Fácilmente se los reconoce en las estanterías de las librerías por sus colores dorados y rosas, frente a la literatura para chicos, en la que prima la acción, y son plateados, azules y marrones. ¿No es esto, acaso, machismo?”, se pregunta Herreros. Los cuentos “están impregnados de valores y formas artísticas de cada época”, apunta Colomer. “Hay cuentos populares mucho menos sexistas que las versiones que los folcloristas recogieron”, apunta. De hecho, considera mucho más perniciosa la lectura que se saca de otras narrativas contemporáneas, como los clichés de los anuncios, las revistas para chicas o las teleseries dirigidas a público femenino. Ya no impera el debate pedagógico, el sociológico o las proclamas de las feministas. Esos son los cuentos de hoy en día, y ahora manda el mercado. Él es el nuevo lobo feroz. Nº43 - 2013 / YOROKOBU / 27


LA DOMA

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YOROKOBU + CONVERSE

EL IMPARABLE SONIDO DEL SILENCIO Normalmente, cuando cierra una sala de conciertos, queda algo más que la clausura de un local nocturno. La memoria de miles de recuerdos esculpidos a base de guitarrazos y golpes de caja y bombo permanece en esos lugares, como ausente de un final anunciado. Se produce un silencio que no es silencio porque lleva aparejado una tremenda carga emocional que, en ocasiones, ha contribuido a construir el sonido de una generación.

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Alfredo Arias

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Alfredo Arias

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Miguel Trillo

La última víctima de este goteo constante e imparable, producto del propio devenir económico de cada momento, es la sala Nasti, que cerró puertas tras trece años como referencia underground malasañera. Otros nombres míticos son la Rock-ola, punto neurálgico de la Movida madrileña; el Ágapo, que vio salir a leyendas del rock como Los Enemigos, o la Canciller, que entre los 80 y 90 llenó sus camerinos con las mejores bandas del heavy y el metal. Todas, a pesar de sus distintas idiosincrasias, tienen un elemento en común: encontrarás a cientos de madrileños que cuenten cómo han pasado algunas de sus mejores noches en ellas. La historia de la noche madrileña pasa por sus puertas y por sus escenarios y, por eso, Converse ha querido rendir homenaje a estos templos en una exposición comisariada por Darío Manrique. La muestra exhibirá material de algunos testigos de cada época como Miguel Trillo, Mariví Ibarrola, Domingo J. Casas, Alfredo Arias o Ramiro E. Fotos, y una serie de carteles, flyers y textos reconstruirán unos años de música, relaciones sociales y hemorragia lúdica. Si te perdiste esos momentos, la ocasión para rememorarlos con respeto y nostalgia pinta inmejorable. Esta exposición será solo una parte del excepcional menú que Converse ha preparado para la vuelta de las vacaciones. La marca abrirá un espacio pop up en Madrid que funcionará como tienda efímera y, a la vez, como lugar de exposiciones y actividades vinculadas a la música. La fecha de apertura y localización de la pop up store se anunciará en converse.es. La exposición de tributo a las salas más míticas podrá visitarse a partir de octubre. Cultura underground, actos imprevisibles y música que se podrá ver, escuchar, tocar y oler.

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POR

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Daniel Martorell


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Esta es la historia de una legión de jubilados que se resiste a matar el tiempo en el bar o apolillándose en el sofá frente a la tele. Tampoco les ha dado por caminar en grupo a paso ligero, el aquagym o el taichí. Llamémosles raros. Está bien. Llamémosles raros, pero seguramente ni se inmuten, porque a estas alturas les resbala la mayoría de cosas que no tengan que ver con lo esencial. Y en su caso lo esencial se reduce a la sencillez de un terruño, cuatro tomateras y un poco de mimo diario. Lo que hace de esta historia llamativa no es que cultiven sin ánimo de lucro —prácticamente regalan todo lo que recogen— sino que se han montado sus huertos a pie de rondas de circunvalación, bajo torres de alta tensión o a pocos metros de las vías del tren. En esos espacios vacíos, márgenes difusos en la periferia de la ciudad, regados por el último tramo de los ríos que bordean Barcelona justo antes de morir en el Mediterráneo. Son hectáreas y hectáreas de tierra fértil que no tienen un uso definido porque la propia lógica de los planes urbanísticos les otorgan ese cometido inútil: definir franjas, donde empieza y termina la urbe. Solo eso. Ocurre, sin embargo, que a estos jubilados les llama, precisamente, esa tierra de nadie. Y más si en ella se puede cultivar. Y, de paso, encontrar en el cuidado de su parcela un entretenimiento diario. Así que cuando la administración de turno planea desmantelar sus huertos bajo criterios medioambientales y —atención— estéticos, ellos arquean una ceja y, como si nada, siguen con lo suyo. Decía el poeta Oliver Wendell Holmes que el joven conoce las reglas y el viejo las excepciones. Pues eso. Entre el cemento y el hierro inertes que cuartean los límites de la ciudad, estos jubilados hacen crecer excepciones a base de imaginación y creatividad. Pau Faus (Barcelona, 1974) es arquitecto de formación aunque él se define como artista visual y constructor. Atraído por lo que él denomina “los bastidores de la ciudad”, inició en 2007 un trabajo sobre los huertos autoconstruidos en la periferia de Barcelona. Después de tres años de investigación terminó plasmando la vida de estos ‘huerteros’ en un libro-diccionario y un corto documental titulado La Ciudad Jubilada, y que ha sido expuesto recientemente en el Festival de Arquitectura Eme3. A través de la fotografía, el vídeo y el texto, Faus describe este fenómeno de autogestión que lleva años desarrollándose en el extrarradio de Barcelona —y de otras tantas ciudades— e invita a reflexionar modelos alternativos de relación con el entorno urbano. “El objetivo principal —explica el artista— es reivindicar otros modos de usar la ciudad más allá de aquellos definidos de antemano. La inmensa mayoría de las apropiaciones autónomas por parte de la ciudadanía en los entornos urbanos suelen ser puro sentido común. En el caso de los huertos, cultivar tierras vacías al lado de los ríos. Eso debería prevalecer por encima de lo que algún urbanista decidió en su día para esos lugares”. Y lo que se decidió en Barcelona es que las vías de comunicación que escupen y absorben gente desde y hacia la ciudad aprovechen los corredores naturales (los ríos Llobregat y 32 / YOROKOBU / Nº43 - 2013


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Besòs), generando kilómetros de franjas de tierra ‘abandonadas’ y sin utilidad aparente. “Lo interesante es que no son espacios vacíos, por mucho que la normativa insista en definirlos así. Quería enfatizar esa doble realidad urbana: la planificada (el vacío como espacio descartado) y la usada (el vacío como lugar de posibilidades)”. El urbanismo sigue siendo, según Faus, una disciplina concluyente —en su sentido literal: que concluye, que convence sin dejar espacio para la duda o la discusión, irrebatible—. Y que creer que la ciudad es algo que uno puede anticipar al cien por cien es vivir muy alejado de la realidad. “La mayoría de reinterpretaciones que la ciudadanía hace de esos espacios supuestamente concluidos se concibe a menudo como una amenaza al orden establecido, el único, el correcto. A mí en cambio me gusta pensar que lo urbano no se planifica, lo urbano ocurre. Evidentemente, son necesarios ciertos parámetros básicos de planificación, pero el resto debería permanecer siempre abierto a incorporar, o al menos considerar, los usos que la ciudadanía vaya fundando autónomamente”. Sin embargo, en cuanto un ayuntamiento analiza el fenómeno de los huertos espontáneos en sus ‘dominios’, no se suele tener en consideración las necesidades reales de sus creadores. 34 / YOROKOBU / Nº43 - 2013

Las dos posturas que adoptan son: o bien decir que se trata de ocupaciones ilegales que se toleran hasta próximo aviso, o directamente sustituir esos huertos autoconstruidos por huertos municipales. “Sobre esta segunda postura no tendría ningún problema, siempre y cuando se considerara como un complemento y no como un sustituto. Y sobre la primera, considero sumamente arrogante no cuantificar los beneficios que esos huertos han dado y siguen dando a las poblaciones de la periferia de Barcelona. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los ‘huerteros’ son jubilados que se mantienen sanos y ocupados por su cuenta sin que la administración pague ni un euro por ello, y que además con su actividad mantienen gratuitamente los márgenes de los ríos mucho más limpios que allí donde no hay huertos”. La Ciudad Jubilada pone de manifiesto el choque entre las ideas de los urbanistas y las de los ciudadanos. ¿Cuál de las dos es más cierta? “La planificación urbana sigue definiendo como franjas de seguridad para el tráfico rodado o ferroviario lugares donde hace décadas que hay huertos, incluso allí donde los huertos ya estaban antes de esa planificación. Y que yo sepa, aún no ha descarrilado ningún tren por culpa de una tomatera”.



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LOS ENEMIGOS DE LA PRODUCTIVIDAD

Hay una sociedad secreta compuesta por aplicaciones y dispositivos electrónicos que conspiran contra mí. Estoy convencido de ello. Su propósito es que este artículo no se escriba jamás. Cueste lo que cueste. Hay momentos en los que uno piensa que lo conseguirán. Es una batalla que se lucha a diario. POR

Marcus Hurst ILUSTRACIÓN Forma & Co

Son las nueve de la mañana y la página del procesador de textos está en blanco. El cuaderno de notas está repleto de apuntes tomados del libro Manage Your Day-To-Day que trata sobre la productividad. El objetivo es construir un resumen de sus conclusiones para la revista en papel, pero no lo ponen fácil. La fecha de entrega se acerca peligrosamente, pero una vez más las fuerzas malignas de la distracción entran en juego para que no acabes tu artículo. La bandeja de entrada del email está llena a rebosar de correos que requieren tu atención inmediata. Algunos incluso piden respuesta para ayer. El WhatsApp tampoco da mucha tregua y suena el móvil un par de veces también. Despejadas estas pequeñas interrupciones, parece que al fin están alineados los astros para una mañana de trabajo productivo. De pronto, saltan las notificaciones del chat de Gmail con preguntas de tus compañeros. A esto le tenemos que añadir la tentación de entrar en Twitter y el efecto llamada de las últimas actualizaciones en Facebook. Han pasado tres horas y lo único que hay escrito son un par de párrafos inconexos y la sensación de frustración al no haber conseguido nada. Por lo visto, no soy el único que se encuentra aturdido por la atención que nuestra tecnología requiere de nosotros. Mi caso es uno de los muchos que encuentran los trabajadores de industrias creativas a diario.

“Con todas las personas con las que hablé siempre volvíamos al mismo tema: cómo lidiar con las distracciones de toda la información que nos llega a diario”, explica Jocelyn K. Glei, editora jefe del blog de productividad 99U y coordinadora del libro Manage Your Day-To-Day. “Al ver cómo el nuevo camino de la tecnología y la información estaba teniendo un impacto negativo en el trabajo, decidimos reunir a veinte de los creativos más listos que conocemos y hacerles compartir sus recetas para ser más productivos a diario”.

1. TRABAJO CREATIVO PRIMERO; REACTIVO, SEGUNDO

“Escribir una gran novela, un diseño increíble, un software que cambia las reglas del juego requiere reflexión, trabajo y persistencia. En un día normal, esto nunca parecerá tan urgente como responder a esos cuatro emails que piden respuesta rápida. Estar al día de todos estos estímulos puede transmitir tranquilidad pero, en realidad, estás satisfaciendo prioridades que no son las tuyas. Cuando llega la tarde y liberas tiempo para poder trabajar para ti, tu cerebro pierde frescura. Tus reacciones se vuelven lentas y no logras hacer tu mejor trabajo”, dice Mark McGuiness.

El experto en productividad propone dedicar la primera parte del día al trabajo creativo y después, a las tareas más reactivas. Para ello recomienda reservar bloques de tiempo durante Nº43 - 2013 / YOROKOBU / 39


la jornada para realizar estas labores sin interferencias. “Es mejor decepcionar a un par de personas que abandonar tus sueños de mantener vacía tu bandeja de entrada”, resume. En esta línea, Cal Newport utiliza un método que llama Focus Block que consiste, simplemente, en planificar espacios inamovibles en tu agenda para hacer estas faenas. “Marca este espacio en tu calendario como si fuesen reuniones. Cuando alguien te propone concertar una cita contigo a esas horas, les informas que lo tienes reservado”.

“Estar ocupado no es suficiente. Debemos preguntarnos: ¿qué es lo que nos ocupa?” Henry David Thoreau Para empezar estos periodos de trabajo creativo ininterrumpido, el escritor aconseja entrenar la mente progresivamente con sesiones iniciales de 60 minutos. “Si durante ese periodo entras en Facebook, cancela lo conseguido y vuelve a empezar”. En opinión del cineasta James Victore, se trata de tomar distancia y cuestionar nuestra relación con la tecnología. “Estamos dejando de distinguir entre lo urgente y lo importante. Es más fácil hacer lo trivial que lo importante, pero, cuando escoges lo urgente, estás satisfaciendo las necesidades de otros en vez de las tuyas”.

2. ESCUCHAR AL CUERPO EN VEZ DE A LA TECNOLOGÍA

La capacidad de un humano es finita; sin embargo, “las demandas que nuestras vidas ejercen sobre nosotros, cada vez más, superan nuestras capacidades para satisfacerlas”, opina Tony Schwartz. A diferencia de un ordenador, estamos diseñados para operar a ritmos diferenciados. Ignorar esta realidad acaba pasando factura. Schwartz propone soluciones que pueden parecer obvias pero que desatendemos constantemente, empezando por el sueño. “Dormir es más importante que comer. Sin embargo, muchos estamos dispuestos a renunciar a una hora de sueño pensando que ganaremos tiempo”. Según el estudioso de la productividad, hay un pensamiento extendido que dice que es posible ser efectivo con menos de siete horas de sueño, a pesar de que la ciencia está llena de estudios que señalan lo contrario. El descanso no solo debería ser un momento reservado para el sueño. El cuerpo sigue ritmos ultradianos, “ciclos de 90 minutos al final de los cuales la mente pierde su capacidad para trabajar a niveles óptimos”. Schwartz aconseja tomarse un descanso entre cada bloque de tiempo para aumentar la concentración. 40 / YOROKOBU / Nº43 - 2013

“Entre esta constante explosión de información, nuestra atención se ha convertido en el bien más preciado. Usarla de manera inteligente requiere entender mejor cómo nuestros cerebros manejan la tentación y desarrollan estrategias para mejorar nuestro autocontrol.

3. ABOLIR LA MULTITAREA

A veces es necesario recurrir a soluciones extremas para conseguir que la imaginación y la creatividad se desarrollen libres de interferencias. Durante el proceso de creación de su última novela, Freedom, el escritor Jonathan Franzen se encerró en una habitación sin apenas muebles, desinstaló la tarjeta wireless de su portátil y rompió el puerto ethernet. Se protegió más aún con tapones y auriculares que cancelan los ruidos, según el psicólogo Christian Jarret.

4. LA EXCELENCIA NO ES UN ACTO, SINO UN HÁBITO

Esperar que todas las condiciones sean perfectas para inspirarse es casi siempre un ejercicio de procrastinación. Muchos no tenemos el lujo de poder hacer solo lo que nos gusta. Necesitamos ser creativos en el caos. “Solo serás un verdadero profesional si aprendes a hacer cosas cuando no te apetece”, dice Tony Schwartz. Cada vez que escribe un libro el autor japonés Haruki Murakami, se crea una rutina en la que el esfuerzo físico complementa el mental que realiza a diario. “Cuando estoy escribiendo una novela, me levanto a las cuatro de la mañana y trabajo durante 5 o 6 horas. Por la tarde corro 10 kilómetros o nado 1500 metros (o las dos cosas), luego leo y escucho música. Me acuesto a las nueve de la noche. La repetición se convierte en una especie de hipnosis para alcanzar un estado mental más profundo. Mantenerlo durante tanto tiempo requiere mucha fuerza mental y física. Escribir una novela es un entrenamiento de supervivencia. La fuerza física se vuelve tan importante como la sensibilidad artística”, explica el literato. No sugerimos necesariamente adoptar este grado de compromiso, pero si no olvidarse de la importancia del ejercicio. Otra manera de reforzar los hábitos es hacer labores que no requieren trabajo intelectual durante el día, que sirvan como descanso entre tarea y tarea. “Una de las mejores formas de luchar contra las malas distracciones es adoptar distracciones positivas”. Trabajos mecánicos como bajar la basura o tender la ropa ayudan a descansar la mente y restaurar la energía para la siguiente ronda de trabajo creativo.

NIETSZCHE: “La forma más básica de estupidez humana es olvidarse de lo que estamos intentando conseguir”


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6. PASAR MOMENTOS AISLADOS DE LA TECNOLOGÍA

La tecnología es una extensión de nuestros cerebros, pero eso no significa que no podamos alejarnos de ella de vez en cuando. Una vez a la semana, Tiffany Schlain, fundador de los webby, se aplica lo que llama un Sabbat Digital, en honor al tradicional día de descanso judío. “No es suficiente con desconectar en las vacaciones. Hay que hacerlo también, por lo menos, una vez a la semana”, defiende Schlain.

7. ROMPER LA RUTINA

Trabajar de manera efectiva requiere crear rutinas y mecanismos, pero esto no significa que se tengan que seguir siempre a rajatabla. Todd Henry es un convencido de la necesidad de la creación innecesaria para romper hábitos y bloqueos mentales. “Proyectos que te distraen de la rutina y que dejan que la imaginación vuele”, explica el experto en productividad.

“La fuerza física es tan importante como la sensibilidad artística” Haruki Murakami

5. LA TECNOLOGÍA ES NUESTRA HERRAMIENTA, PERO SE PUEDE APODERAR DE TI

Hay una tendencia a pontificar sobre los efectos nocivos de la tecnología entre algunos sectores de la población. Pero este debate es contraproducente según Arron Dignan. Son herramientas que están aquí para quedarse, nos guste o no. Dejar de usarlas dificultará realizar nuestros objetivos al igual que si dejamos que tomen el control de nuestras vidas. “En vez de demonizar o adularlas ciegamente, necesitamos desarrollar una sensibilidad más sutil a la hora de utilizarlas”, opina Dignan. Un estudio reciente de Mckinsey encontró que, de media, los empleados de grandes compañías pasaban más del 28% de su tiempo gestionando emails. El problema está en que según Dignan “tu gmail puede gestionar y recibir emails ilimitados. Tú no”. El publicitario sugiere entrenarse para contextualizar rápidamente los emails. “¿Es algo que necesito saber? ¿Es un correo que requiere una respuesta urgente? ¿Se puede contestar luego?”. Carl Newport aboga por no perder nunca de vista lo que estás intentando conseguir en tu vida profesional. “Desde ayer he recibido 86 emails, solo cuatro tienen algo que ver con el cometido principal de mi profesión: publicar e investigar buenas ideas”. Este pretexto se puede aplicar también a nuestro uso de las redes sociales, según Lori Deschene, que defiende utilizarlas de manera consciente. “Hay que distinguir entre un uso compulsivo y un uso responsable. No significa que no puedas utilizarlo para tu tiempo de ocio pero sé consciente del uso que estás haciendo en cada momento”. 42 / YOROKOBU / Nº43 - 2013

Julia Cameron usa un método que llama ‘las páginas matutinas’ en el que escribe tres folios a modo de pensamientos sin ningún tipo de censura. Algo que le permite “mantener un poco de frescura en mi cabeza y sobreponerse a los límites que cada día nos imponen los clientes”. Crear estos espacios de libertad es la única manera de explorar caminos sin restricciones. “Incrementa tus posibilidades de tener un verdadero avance creativo”, afirma Henry. Una forma de conseguirlo es recurrir a actividades que ayuden a despejar la mente. “Henry Miller encuentra sosiego en la exploración de calles nuevas montado en su bicicleta. Steve Reich lo busca en el metro. Joe Gascogne, fundador de Buffer, camina todos los días a las 9.30 de la noche por la misma ruta para ‘no tener que pensar en el camino. Esto promueve la relajación y la reflexión’”. David Lynch es un apasionado de la meditación y está convencido de que esta actividad ayudaría a resolver muchos problemas de recursos humanos en las empresas. “Si en vez de promover el miedo, las compañías ofreciesen una forma de conseguir que sus empleados trabajasen su energía e inteligencia, la gente haría horas extras gratis. Serían mucho más creativos”.



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COMENSALES POR EL MUNDO En Meal Sharing, la comida es solo una excusa para conocer gente y vivir nuevas experiencias en cualquier rincón del planeta POR

Gema Lozano

ILUSTRACIÓN

Cuando Jay Savsani se acercó a la recepción del hotel en el que se alojaba en Camboya para que le indicasen un lugar en el que pudiera cenar con sus acompañantes aquella noche, no esperaba la recomendación de ningún restaurante de la zona. Por eso, al hacer la pregunta, puntualizó: “¿Podríamos ir a cenar a casa de alguien?”. Minutos después, Savsani y sus amigos llegaban a casa de Mr Pong. No podían haber conocido mejor anfitrión. Además de compartir mesa con ellos, Mr Pong amenizó la velada con una sesión de música tradicional camboyana, acompañado únicamente por un órgano infantil Casio. Como la bizarra pero, sobre todo, agradable experiencia no merecía quedar relegada en el capítulo de anécdotas viajeras, Jay la convirtió en una idea de negocio. Sentía la necesidad de que muchos otros Savsani y otros tantos Mr Pong de todo el mundo pudieran compartir mesa, mantel, música y charla de la misma forma que ellos lo hicieron aquella noche. La start up que Savsani tenía en mente iba a llevar el nombre de Meal Sharing porque lo que trataba era conectar a gente de cualquier rincón del mundo que quisiera probar (como le ocurrió a él en Camboya) o compartir (como en el caso de Mr Pong) su desayuno, comida o cena. “Nos han comparado con el Couchsurfing de la comida casera”, dice Ainara del Valle, eropean lead de Meal Sharing, justo antes de asegurar que desde su lanzamiento en noviembre de 2012, la web del proyecto (mealsharing.com) se ha convertido en la más importante de su categoría, con cerca de 3.000 usuarios en 300 ciudades. Entre ellos algunos se han dado de alta como Anfitriones (“quieren recibir gente en casa e ir a casa de otras gentes”) o como Invitados (“solo quieren lo último porque no pueden o no quieren compartir sus recetas”). Unos y otros pueden consultar qué anfitriones hay cerca de ellos, consultar su perfil y, sobre todo, el tipo de comida que suelen ofrecer. Una práctica que adquiere aún más significado cuando los usuarios se encuentran de viaje. “Por petición popular, añadimos la posibilidad de ‘invitar’ a otros mealsharers. Al final, compartir una comida con otros es una forma de viajar”.

Rocio Cañero

Meal Sharing aconseja a los invitados que lleven algún detallito, al igual que lo harían al visitar a algún amigo. Antes de eso deben rellenar una solicitud para informar al anfitrión de aspectos como el número de personas que tienen previsto acudir al encuentro, en qué momento del día… A partir de ahí, anfitrión e invitado pueden seguir intercambiando mensajes para concretar otros detalles.

Comer casero a 10.000 km de casa

Mentalidad abierta, ganas de aprender, conectar y sobre todo compartir con los demás son los únicos requisitos que, según Del Valle, se necesita para formar parte de Meal Sharing. “La propia web hace de filtro porque la gente a la que le gusta la idea y decide unirse suele responder a ese perfil”. Y subrayamos “únicos” porque no hay ningún otro. “Nos hemos llevado una gran sorpresa porque inicialmente pensamos que los usuarios serían gente joven que está viajando. Pero hay de todo: desde estudiantes a jubilados (¡Nos encanta, porque nadie cocina mejor que una abuela!) de todo tipo de clase y oficio. ¡Hay hasta familias con niños pequeños!”. Tampoco hay un prototipo de menú ni de tipo de comida. “Está desde el que comparte los cereales del desayuno hasta los que cocinan sofisticadas recetas de la cocina francesa...”. El nivel de habilidad culinaria es lo de menos “porque lo importante no es la comida sino el hecho de compartirla”. Aunque lo de cocinar platos típicos del país, cuando se recibe a un invitado foráneo, suele ser algo bastante frecuente. Al igual que cocinar alimentos orgánicos: “Muchos anfitriones utilizan productos de sus propios huertos o los huevos de sus patos y gallinas”. Y como de lo que se trata es de compartir, Meal Sharing siempre anima a sus usuarios a que también lo hagan con su experiencia. Que la documenten en la web con imágenes y detalles de todo lo ocurrido. “Es una forma de hacer más segura la aventura y de ayudar a los nuevos usuarios a que se hagan una idea de lo que es Meal Sharing”. Nº43 - 2013 / YOROKOBU / 45


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EL INSTINTO ASESINO DE TU ‘SMARTPHONE’ POR

Carlos Carabaña

No te sientas mal, pero el pequeño aparato que tienes a tu derecha ha matado a gente. Sí, ese mismo en el que recibes y envías mensajes de WhatsApp y Facebook, juegas al Apalabrados y desde donde subes a tus redes sociales fotos de comidas y mensajes reivindicativos contra los malvados políticos, contribuye a destrozar el planeta. En China hay suicidios en las fábricas de Apple, y un supuesto trabajo infantil manufactura en las de Samsung; el comercio del coltán y casiterita, materiales preciosos de los que se sacan los indispensables tantalio y estaño, financia a los señores de la sempiterna guerra civil en la República Democrática del Congo; la explotación de las minas de estaño de la isla de Bangka, en Indonesia, ha convertido en un erial su ecosistema; la extracción de neodimio, necesario para altavoces, micros y vibración, genera toneladas de residuos radioactivos... Prácticamente, toda marca, modelo y versión de ese pequeño aparato que ahora tienes entre las manos, como reconoció Nokia al periodista de The Guardian que trataba de encontrar un teléfono no manchado de sangre, incurre en alguno de estos pecados. ¿Todos, todos? No, una minúscula ONG holandesa ha decidido mostrar a pequeña escala que otro teléfono inteligente es posible: el FairPhone, “un smartphone”, como ellos mismos dicen, “increíblemente guay que pone los valores sociales primero”. “El objetivo de esta empresa no es producir o vender un teléfono, sino cambiar cómo funcionan las cadenas de suministros”, explica Pablo Vivas, un optimista ingeniero de caminos nacido hace 29 años en Castellón y que, pese a llevar solo un par de meses como becario en la compañía, se identifica tanto con ella que usa el plural sociativo en la mayor parte de la conversación telefónica. Sus nueve empleados —más los becarios— culminan este septiembre, con la manufacturación de su producto, un largo camino de tres años. Todo comenzó en la Waag Society, una “incubadora que promociona nuevos proyectos de innovación y tecnología” Nº43 - 2013 / YOROKOBU / 47


y que a través de la cual se conocieron los fundadores, Peter van der Mark, actual director de la FairPhone Fundation, y Bas van Abel, director de la compañía de fabricación. Ambos compartían las mismas inquietudes sobre la historia de los teléfonos móviles. “¿Qué materiales forman estas pequeñas máquinas? ¿De dónde vienen? ¿Quién los produce?”, recuerda el primero en la web del proyecto: “Queremos que nuestro producto haga a la gente más consciente de lo que usa y se sienta más inclinada a cambiar el sistema económico de los aparatos electrónicos”.

vista de videojuegos, como profesor en la Carnegie Mellon, sacó un día de septiembre de 2011 su juego PhoneStory en la AppStore. Solo duró unas horas en la plataforma antes de ser retirado por el gigante molón de la manzana. El juego recorría la fabricación de un iPhone desde los guardias armados que azuzan a los niños mineros del Congo, pasando por evitar que los trabajadores se suiciden en la fábrica y culminando con el reaprovechamiento de los desperdicios de los teléfonos por habitantes del tercer mundo mediante procesos ultracontaminantes.

“Desde el principio sabíamos que era muy difícil que la primera edición del FairPhone fuera realmente 100% justa”, escribe Van Abel, “pero no dejamos que eso nos acobardara y empezamos a pensar a lo grande”. Así que decidió viajar a la República Democrática del Congo a ver la situación en las minas de coltán. Tras unirse a Solution for Hope Project y Conflict-Free Tin Initiative, dos ONG que certifican que la venta de los materiales preciosos de las minas no financian conflictos armados, el FairPhone tenía el estaño y coltán necesario para su fabricación. Un proceso similar se siguió tanto con el resto de piezas como con la fábrica china que las ensambla, que debe seguir la cadena de suministros que marcan desde Holanda. Toda esta información está, por supuesto, a disposición del público en su pagina web.

Algunas compañías han tratado de mitigar los problemas que Perdicini apunta en su denuncia jugable. Foxconn, que ensambla los productos de Apple, Hewlett Packard, Nokia y Dell y donde se dieron los infames suicidios, ha aumentado el sueldo y mejorado las condiciones laborales de sus trabajadores tras la publicación de sus prácticas; Samsung llevó a cabo una auditoría en sus fábricas chinas para detectar infracciones laborales; varias compañías están comenzando a intentar averiguar de dónde vienen los materiales preciosos como el coltán o el estaño que usan en sus aparatos... Aunque no hay que olvidar que, según el escritor Alberto VázquezFigueroa, autor del libro Coltán, antes los grupos armados de Congo ganaban con los diamantes de sangre “unos 200.000 dólares al mes” y con el coltán han llegado a obtener hasta un millón en el mismo periodo. Y eso que solo es un 6% de su comercio, ocupando la casiterita un predominante 62%, según un reciente estudio del Centro de la Haya para Estudios Estratégicos.

El FairPhone se ha realizado gracias al apoyo de mucha gente. Tras poner en marcha su proyecto, comenzó una campaña de promoción y unas 20.000 personas manifestaron su interés por el dispositivo. Finalmente, el 14 de mayo de 2013, se lanzó la llamada: si el FairPhone iba a ser una realidad, había llegado el momento de que, al menos, 5.000 compradores/inversores soltaran 325 euros por barba para costear la producción final de 20.000 unidades. Para el 21 de junio ya habían vendido 10.000. No hay intención de fabricar más, por lo que el FairPhone puede convertirse en un objeto de coleccionista. Prima que sean sencillos de usar y montar para que, en caso de tener que realizar reparaciones, sean los propios usuarios los encargados de arreglarlos y así ahorrar a la atmósfera los gastos de transporte. “La mayor dificultad ha sido cambiar las inercias de las empresas de la cadena de montaje”, evalúa Vivas, “lograr que alguien nos escuche con nuestro pequeño tamaño”. Los 20.000 FairPhone que en el momento de escribir estas líneas se están comenzado a ensamblar en China son peccata minuta comparados con los 216 millones de teléfonos inteligentes que se vendieron en el primer trimestre de 2013, según los analistas de la estadounidense International Data Corporation. “Ninguna fábrica está dispuesta a venderte capacidad para una tirada tan pequeña”, explica, “así que ha sido a base de hablar con la gente y explicarle que trabajar con nosotros no es solo fabricar 20.000 unidades, sino que supone presentar una nueva solución impactante”. Otro que sabe de impacto es Paolo Perdicini. Este italiano residente en EE UU, que podría ser definido, además de acti48 / YOROKOBU / Nº43 - 2013

Al teléfono, Perdicini explica bajo su artístico punto de vista que el problema está en cómo “en occidente cada vez estamos más desconectados de los procesos de producción y las externalidades negativas”, una de esas expresiones en neolengua que viene a ser todo lo malo que se genera en dichos procesos. “Realmente, lo de los suicidios es un problema laboral que me parece sencillo de solventar con mejores condiciones”, reflexiona para apuntar que el asunto más acuciante es “que diseñamos aparatos para estar obsoletos en unos pocos años y no los reciclamos, sino que los mandamos a países pobres. La verdad es que me compraría un FairPhone si no fuera porque mi móvil todavía funciona”, concede, “es la única alternativa buena”. Para gente como Perdicini, los de FairPhone tienen su programa de residuos electrónicos. Por un lado, una vez que su producto esté en manos de sus clientes, se harán cargo de aquellos que quieran ser devueltos para garantizar su correcto reciclaje. Por otra, con diferentes socios, tienen ya en marcha un servicio de recogida de móviles a los que después darán una segunda vida o, en caso de no ser posible, serán reciclados. La intención es que ese aparatito, ese en el que acabas de recibir un mensaje de grupo comentando que hay que ir a manifestarse a la sede del partido en el poder, no ayude a acabar con el planeta.


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EL DÍA QUE LOS COMUNISTAS ‘INVADIERON’ ESTADOS UNIDOS POR

Iñaki Berazaluce

El 1 de mayo de 1950 un comando de comunistas detuvo al alcalde de Mosinee, una pequeña ciudad en el estado de Wisconsin, al norte de EE UU, bloqueó las carreteras y proclamó la instauración de un Estado Socialista. La fábrica de papel fue confiscada y el periódico local se convirtió en instrumento de propaganda de los comunistas. Los habitantes de Moskva (‘Moscú’ en ruso, como fue rebautizada) fueron alimentados con pan negro y sopa de patatas en un comedor colectivo. El enemigo está dentro, disparad sobre nosotros. No, no era un episodio de Amerika ni una escena de Amanecer Rojo. Aquella miniinvasión ni siquiera estaba orquestada por Stalin y los suyos, sino que fue un simulacro ideado por la Legión Americana, una organización ferozmente antisoviética que trataba de dar a Dundee, a Wisconsin, al país y al mundo una lección: estos son los tormentos que tendréis que soportar si los comunistas (de verdad) se hacen con el poder en nuestra querida América. Pero volvamos a Mosinee, porque en aquel remoto punto del mapa los acontecimientos se precipitaron, saliéndose del guion trazado por los organizadores, Joseph Kornfeder y Ben Gitlow, a la sazón antiguos comunistas reeducados para la causa. Según relata David Priestland en su crónica sobre la historia del comunismo, Bandera Roja: “El jefe de los invasores, un tipo con bombín que se hacía llamar Comisario Kornfeder, declaró a Mosinee parte de los USSA (Estados Unidos Socialistas de América) y promulgó un decreto nacionalizando la industria, aboliendo todos los partidos políticos excepto el comunista y prohibiendo todas las organizaciones cívicas y religiosas”. El periódico local, el Milwakee Journal se convirtió por un día en The Red Star (La

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Juan Díaz-Faes

Estrella Roja) y mostró en su única portada la imagen de un niño desolado ante un letrero que decía: “Caramelos solo para los miembros de la juventud comunista”. Moscú no regala golosinas a los tibios. Inmediatamente después de la proclamación de los USSA comenzó la campaña de represión. Los más recalcitrantes — incluidas tres monjas— fueron enviados a campos de concentración, se expurgaron las bibliotecas y se prohibió la película que se estaba proyectando en el cine local. Además, los commies lanzaron un torpedo a la línea de flotación del American way of life, se confiscaron los campos de deportes y los precios de la ropa y el café se quintuplicaron. A mediodía se organizó un desfile popular en la Plaza Roja en la que los líderes portaban pancartas en las que se leía: “Stalin es nuestro líder” o “La religión es el opio del pueblo”. En la arenga de Kornfeder a los vecinos, el líder comunista confesó que la exitosa toma de Mosinee solo era el primer paso: “Canadá y México serán los próximos en caer”. Lo que no calculó el Comisario Kornfeder es que algunos de los 1.400 ciudadanos de Mosinee se tomarían demasiado en serio la representación y actuarían como buenos patriotas: “un vecino fortificó su vivienda y amenazó con disparar a cualquier comunista que osara traspasar su propiedad y tocar la bandera americana que ondeaba en ella”. Otros tomaron los rifles e improvisaron una milicia ciudadana con intención de desalojar a los soviets del pueblo. La tensión llegó hasta tal punto que el alcalde de la ciudad, Ralph Kronenwetter, sufrió un infarto y murió cinco días después. Afortunadamente, el médico que certificó su muerte no culpó a la URSS, lo que tal vez hubiera desencadenado la III Guerra Mundial, sino que atribuyó el deceso del

alcalde a una “terrible coincidencia”. La sangre (salvo la del desdichado Kronenwetter) no llegó al río: a medianoche los ciudadanos se unieron en la Plaza Roja, quemaron en una gran hoguera las pancartas y entonaron juntos, como un solo hombre y entre lágrimas, el God Bless America, recuperando la libertad robada por un día por los taimados comunistas. Mosinee volvía a ser libre. El ‘amanecer rojo’ de Mosinee/Moksva fue todo un éxito de crítica y público. La revista Life registró la acción propagandística y hasta el NoDo franquista y la agencia rusa Tass se hicieron eco de la fugaz invasión comunista. La experiencia intentó repetirse en Iowa y en Indiana pero no fue lo mismo: un chiste contado varias veces pierde la gracia. No acaba aquí la historia. Como señala el historiador Priestland, apenas un mes después se proyectó en los cines de la Unión Soviética, la película Conspiración de condenados, un docudrama que mostraba exactamente la historia inversa: una ciudad de Europa del Este sufría un golpe de estado orquestado por el cínico embajador de EE UU. En aquel lado del Telón de Acero los yanquis trataban de sobornar a la población con cigarrillos Lucky Strike, jazz y demás “baratijas de la cultura estadounidense”, pero los comunistas logran movilizar a las masas contra el “insidioso dólar y en defensa de la virtud moral”. El campo de batalla de la guerra fría fueron, por suerte, los cines y las revistas. Esta historia me la contó el editor Guillermo Herranz durante un aquelarre. Elaborado con información del libro Bandera Roja, el periódico local Milwakee Journal, el blog Dr. Zito y la Wikipedia. Puedes ver ambos vídeos con las imágenes de la ‘invasión’ (desdichadamente mudos) en YouTube y en el NoDo (a partir de 6:40) y en el documental Atomic Café. Nº43 - 2013 / YOROKOBU / 51


LOS MEDIOS SOCIALES SON MÁS VIEJOS QUE MATUSALÉN Espera. Algo se tambalea. Puede que muchas certezas se autodisuelvan mientras lees este texto. Quizá los medios sociales no sean algo nuevo en la Historia. Quizá los medios de masas sean una excentricidad para la Humanidad. Quizá la era de internet tenga más que ver con el Imperio Romano que con un siglo XX en que la industria del entretenimiento convirtió el copyright en el monstruo de la cultura. Escucha esto... POR

Mar Abad (@marabad)

Es inevitable. El pasado es ese gran desconocido donde habita el presente en estado de soñolencia latente. A veces de modo muy básico. A veces de forma sofisticada. Eso ocurrió en los días del Imperio Romano. Nadie había pronunciado entonces las palabras ‘medios sociales’ y nadie podía intuir que las historias pudieran recorrer todo el planeta en un solo instante. Pero ahí estaban, aguardando, pacientes, durante cientos de años hasta que alguien acuñó el concepto. El siglo XXI intentó apropiarse de la invención de los medios sociales pero hay voces que lo niegan. Hay quien piensa que existen desde los inicios de la civilización occidental. La única diferencia es que antes no había internet y la información, en vez de ir empaquetada en formatos como blogs, Twitter, Facebook, Instagram o Pinterest, viajaba en cuentos, papiros, cartas, panfletos o libros personales. Tom Standage considera que los medios sociales son “medios que obtenemos de otras personas”. “Eso no incluye los cotilleos de boca a oreja porque no implican el uso de ningún medio pero engloba las cartas, postales, prestar CD a un amigo y, por supuesto, actividades digitales como compartir enlaces, fotos, listas de música o vídeos”, explica el responsable digital de la web y las apps de The Economist en una entrevista por correo electrónico. “En todos estos casos la información ha sido filtrada y seleccionada por personas de tu entorno, generalmente amigos, para ti. La información que ha sido elegida por alguien con quien tú tienes algún tipo de conexión adquiere más valor y un mayor significado. No ha sido enviada por una máquina impersonal como es una radio o una televisión. En estos aparatos la entrega de información se hace de forma centralizada y se mueve en una sola dirección en vez de ser bidireccional y social”. 52 / YOROKOBU / Nº43 - 2013

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Blastto

El experto en ciencia, tecnología y narrativas explica esta teoría en un libro titulado Writing on the Wall, que saldrá a la venta en inglés el próximo 15 de octubre. Standage define las redes sociales, en esta obra, como “medios que conseguimos a través de otros individuos, que son intercambiados mediante conexiones sociales y que forman comunidad o crean discusiones distribuidas”. En esta definición, el autor engloba “los dos tipos de redes sociales”. “Las viejas (antes del siglo XIX) y las nuevas (propias de la era de internet). En muchos aspectos resultan muy similares, pero, por supuesto, hay diferencias importantes”, especifica. “Los medios sociales basados en la World Wide Web son globales, instantáneos, permanentes y están sujetos a búsquedas que en los tiempos antiguos resultarían imposibles. Pero creo que hay suficientes semejanzas entre ellos para que podamos aprender algunas lecciones importantes de la Historia”.

La excentricidad de los mass media

La memoria humana, a menudo, se mueve en recorridos cortos y tiende a convertir en habitual el pasado reciente. Pudiera parecer que los medios de masas y los emporios de comunicación estuvieron siempre ahí. Pero no es así. Para Standage la era de los medios masivos, que se inició hace 170 años, representa una anomalía en la Historia y, además, podría estar tocando a su fin. “Hay una gran ironía histórica en el epicentro de la actual transformación de la información”, escribía Standage en un artículo publicado en The Economist en 2011. “La industria está siendo remodelada por la tecnología y lo que está haciendo, curiosamente, es debilitar los modelos de negocio de los medios masivos y llevando de nuevo a la industria a


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modos más dinámicos, independientes y reflexivos de la era anterior a la industrialización”. La divulgación masiva llegó a principios del siglo XIX con la prensa impresa. Hasta entonces la distribución de la información se hacía a través de los contactos personales, según el británico. El conocimiento circulaba mediante las conversaciones que se producían en los mercados y tabernas, en la correspondencia que se enviaban los amigos, en panfletos y en canciones.

Los medios sociales en el Imperio Romano

El autor de The Victorian Internet sitúa el inicio de los medios sociales en el Imperio Romano. Los miembros de las élites de aquellos tiempos leían las transcripciones de los discursos que se producían en las ciudades, consultaban copias del acta diurna (la gaceta oficial que se entregaba a diario en el forum) y mantenían una comunicación constante por carta. En el concepto de Standage de ‘medio social’ es imprescindible la existencia de un soporte. Por eso no lleva hasta la Grecia clásica el origen de los medios sociales. “Los griegos eran más escépticos que los romanos con la palabra escrita. Preferían el discurso a los textos”, argumenta el periodista. “El ejemplo más famoso es Fedro, de Platón. El filósofo, en esa obra, se muestra contrario a la escritura y asegura que si confías en las informaciones redactadas, no te esforzarás en aprenderlas correctamente porque las tienes ahí siempre. Es una idea muy similar al argumento actual de que los internautas prefieren ser absolutamente dependientes del buscador de Google que memorizar el conocimiento”. El periodista, sin embargo, no está de acuerdo ni con Platón ni con los que desacreditan Google por pulverizar la memoria de la población mundial. “Yo creo que tanto escribir como internet han incrementado el poder de la mente humana. Nos han quitado el problema de tener que recordarlo todo perfectamente”, indica. “En la época romana, de todos modos, esta actitud cambió y los niveles de alfabetización aumentaron considerablemente. Aunque esto se consiguió gracias a la esclavitud. El sistema de esclavos garantizaba que las copias y la distribución de la información resultase relativamente barata. Por eso, para mí, el Imperio Romano creó el primer ecosistema de medios sociales”.

individuo tuviese una gran biblioteca por donde pasaran eruditos y filósofos. El candidato debía tener un grupo de escribas de confianza porque si un visitante veía un libro y le gustaba, pediría a su dueño que le hiciera una copia. Era el propio autor quien regalaba su obra y pedía a sus amigos que la movieran entre otras personas e hicieran todas las copias que quisieran”. Ese fue uno de los motivos por el que Cicerón dedicó su libro Academia a Varro, un erudito dueño de una biblioteca inmensa. Pero, además, las obras se promocionaban mediante encuentros distendidos, llamados recitatio, en los que un autor o algún esclavo conocido por sus dotes de lector recitaban la obra o extractos de ella. En esa especie de fiesta el autor regalaba una copia a la persona a la que había dedicado el escrito y algunas otras más sencillas a sus amigos. “La obra se consideraba entonces publicada porque su autor la había lanzado formalmente para que fuese leída, copiada y puesta en circulación”, especifica el periodista. “Los escritores romanos querían que su obra fuese lo más copiada posible y fuese puesta a la venta aunque ellos no cobraran nada. No recibirían dinero pero ganaban fama, prestigio, incrementaban su influencia social, conseguían mejores trabajos y ascendían, en general, en la sociedad romana. Publicar en Roma era una forma de mejorar tus contactos. Los libros romanos eran ya medios sociales”.

El estrangulamiento de la cultura

Esa época muestra escenas que llevan a un panorama muy similar al que trajo internet. Parecía que el mundo ‘copiable’ que originó la Red era algo inédito pero, otra vez, se trataba únicamente de un espejismo. “La idea del copyright es muy reciente”, especifica el británico. “En Inglaterra es de 1710”. Ese año la reina Ana aprobó un Acta para promover el aprendizaje por petición de editores y vendedores de libros. Pero la medida resultó comedida al gremio. La ley establecía que ellos tenían los derechos de explotación pero solo durante un periodo de tiempo. Veintiún años para los libros que ya habían sido impresos, 14 años para los nuevos y otros 14 más en caso de que el autor de la obra estuviera aún vivo cuando concluyeran los primeros 14. Después de eso la obra pasaría al dominio público y cualquier persona podría hacer una copia.

En aquella época no había medios de impresión masiva. Los escribas, casi todos esclavos, hacían las copias de libros, a mano, en forma de papiro enrollado. No había editores profesionales y los autores hacían publicidad de su obra regalándola a sus amigos y a personas que les ayudaran a darla a conocer.

Pero en los últimos 50 años el balance entre la cultura abierta y los derechos de explotación exclusivos ha dado un giro radical, según Standage. Los grupos de presión y abogados de la industria del entretenimiento han conseguido extender el copyright como nunca antes. En EE UU la protección de una obra llega hasta los 95 años y la intención, de acuerdo con el escritor, es que también aumente en Europa.

En un artículo titulado How Roman authors used social networking, Standage relata que “era vital elegir a la persona adecuada para dedicar el libro que un autor había escrito”. “El candidato ideal debía ser famoso, influyente y, en cierto modo, vanidoso. Eso aseguraba que hablaría del libro a sus amigos y conocidos. También era conveniente que ese

“Deberíamos resistirnos a estas medidas. Es hora de mover la balanza hacia el origen”, escribió el autor en un artículo titulado Copyright and wrong (2010). “Los términos actuales favorecen demasiado a los editores. Una vuelta a la ley que establecía 28 años de copyright podría resultar arbitraria, en muchos casos, pero no es irracional”. Nº43 - 2013 / YOROKOBU / 55


“En Writing on the Wall cuento que nuestras ideas sobre la propiedad de los textos han cambiado”, comenta en su entrevista. “En la corte de los Tudor, por ejemplo, la información pasaba de unos a otros en poesías. Era un tipo de colaboración entre múltiples autores. Los individuos reescribían y remezclaban poemas y canciones como más les gustaba. Ha sido en la época de los medios de masas cuando se han producido estos esfuerzos tremendos por defender y extender el copyright. Pienso que esto ha ido demasiado lejos y deberían reducirse notablemente. Esto no significa que se suprima el derecho de explotación pero la balanza debería volver hacia restricciones cortas, como en el siglo XVIII. La medida supondría un paso hacia la concepción romana. Hoy, al igual que ocurría en aquella época, los autores se benefician de la difusión de sus libros en más formas que la venta directa. Pueden hacer una serie de TV de la obra, discursos, obras de teatro... Por eso la situación de los romanos resulta familiar en muchos aspectos”.

El día que el periódico se convirtió en un documento privado

Los diarios o libros de temas cotidianos (los antecedentes inmediatos a los periódicos, según Standage) de los siglos XVI y XVII recogían una serie de textos, cartas, poemas, remedios médicos, prosa, chistes, dibujos, citas, transcripciones de discursos, sonetos, baladas, recetas de cocina... “Era muy habitual reunir información relevante en un diario para conservarla y releerla junto a otros individuos en la época de los Tudor (1485-1603). Tener esos libros y el intercambio de textos con otras personas era una forma de definir tu personalidad. Los poemas o aforismos que copiabas en tu libro o que pasabas a otros individuos decían mucho de ti”. Los perfiles de redes sociales actuales como Tumblr o Pinterest y muchos blogs personales cumplen hoy exactamente la misma función. Este tipo de información, entonces y ahora, constituyen un modo importante de relación entre las personas. Los libros y los diarios del XVII se compartían, se leían públicamente, circulaban de unas manos a otras... Fue siempre así, según el periodista. Y solo desde principios del siglo XX se produjo una “aberración histórica” y el periódico comenzó a verse como “un documento privado”. Lo compraba un individuo y lo leía solo él. “Los blogs y las actualizaciones en las redes sociales suponen una vuelta a la tradición de compartir los textos personales”, explica. “Es 56 / YOROKOBU / Nº43 - 2013

una clara indicación más de que los medios sociales no son un fenómeno inédito en la Historia”. Los primeros periódicos no tenían nada que ver con los diarios de tiradas masivas que llegaron en el siglo XX. Eran pocos ejemplares y, normalmente, no iban más allá del área local. “En el siglo XVIII los periódicos reunían una serie de editoriales de opinión, colaboraciones de lectores y artículos de otras publicaciones. No existía la profesión de periodista profesional. Estos primeros medios recogían noticias, cotilleos, opiniones e ideas de una comunidad o un grupo de personas con intereses similares y apenas se establecía distinción entre los productores y los consumidores de información. Eran medios sociales”. La invención de la imprenta moderna (1440) hizo la copia más fácil y más rápida, pero la distribución de los documentos seguía basándose en las conexiones personales, según el periodista. “Los escritos de Martín Lutero se propagaron por toda Alemania en dos semanas de 1518 porque ellos los llevaban, personalmente, de ciudad en ciudad”, relata. Las noticias de la derrota de la Armada Española en 1588, por ejemplo, tampoco se contaron en periódicos. Los acontecimientos corrían de una persona a otra en baladas. El paso de medios sociales a periódicos comerciales comenzó a principios del siglo XIX, de acuerdo con Standage. “El nacimiento de un mercado de periódicos masivos, como New York Sun, marcó un cambio profundo. Las nuevas tecnologías de difusión masiva podría alcanzar a un gran número de personas con una rapidez y eficacia sin precedentes”, escribe el autor en The End of Mass Media: Coming Full Circle (The Economist, 2011). Pero, a la vez, surgió un peligro que ensombrece el negocio de la información desde entonces. Esas tecnologías “establecieron un control del flujo de la información en manos de unos pocos. Por primera vez la distribución vertical de las noticias, que iba de una elite especializada a una audiencia general, supuso una ventaja decisiva sobre la distribución horizontal de la información entre ciudadanos. Esta tendencia se aceleró con la llegada de la radio y la TV en el siglo XX. Nacieron nuevos negocios en torno a las tecnologías de los medios masivos y se convirtieron en organizaciones donde una serie de especialistas difunden la información a una audiencia masiva y la publici-


dad ayuda a pagar toda la operación”. En la década de los 90 del siglo pasado, internet empezó a destruir el modelo de los grandes grupos de comunicación y, a la vez, está recuperando el aspecto social de la información, según Standage. “Las cámaras de los móviles y los medios sociales (blogs, Facebook y Twitter) pueden parecer algo totalmente nuevo pero, en realidad, son el eco de las formas en las que los individuos reunían, compartían e intercambiaban información en el pasado”.

Contra los eternos secretos del poder

Julian Assange es de la misma opinión. El presente es un eco del pasado. El fundador de WikiLeaks escribió en un artículo titulado What’s new about WikiLeaks? (2011) que su organización sigue la tradición de los panfletos radicales de la guerra civil de Inglaterra que intentaban descubrir “todos los misterios y secretos del gobierno” frente a la propaganda de las publicaciones oficiales. El periodista australiano vuelve a traer a escena los valores e ideales de los periódicos populares de principios del siglo XX en EE UU. En su artículo, Assange cuenta que el historiador Jon Bekken descubrió que en ese país había “cientos de diarios locales y regionales, en docenas de idiomas, publicados por organizaciones políticas de la clase trabajadora, y publicaciones semanales y mensuales de sindicatos y mutuas de trabajadores”. “Los periódicos no solo daban noticias. También ofrecían, como señala Bekken, un lugar donde los lectores podían debatir sobre temas políticos, económicos y culturales”, escribe Assange. “Los lectores podían seguir las actividades de las instituciones de la clase trabajadora en cada campo y podían movilizarse para apoyar iniciativas destinadas a transformar su situación política y económica”. El fundador de WikiLeaks considera que la blogosfera está recuperando esa función que tenían muchos periódicos hace un siglo. Ese cometido murió hace décadas por el hachazo del mercado. Las publicaciones empezaron a depender económicamente de la publicidad y las audiencias comenzaron a ser interesantes únicamente por su capacidad de compra. “De acuerdo con el analista James Curran, el Daily Herald, un periódico británico de principios del XX, tenía casi el doble de lectores que The Times, Financial Times y The Guardian juntos. Era uno de los 20 diarios más leídos en el mundo y, sin embargo,

tuvo que cerrar en 1964 porque su audiencia de la clase trabajadora no resultaba lucrativa para la industria publicitaria”. Lo mismo ocurrió con el liberal News Chronicle, según Assange. El periódico, a pesar de tener una circulación seis veces mayor a la de The Guardian, se quedó sin publicidad y fue absorbido por el conservador Daily Mail en 1960. Pero todos los imperios caen. Los grandes emporios de comunicación también. “Unos sobrevivirán y otros no”, según Standage. “Parece que esa breve y anómala etapa histórica de los medios masivos está llegando a su fin”. Para el periodista, la noticia es positiva. “Es bueno que haya más variedad de fuentes de información y que esas publicaciones sean mucho más abiertas que antes. Es bueno, sobre todo, para la democracia. La principal cuestión aún sin contestar es cómo manejarán las comunidades esta pérdida del ‘periodismo profesional y responsable‘ local. Muchos diarios locales tienen problemas para sobrevivir y la cobertura que hacen de la actividad oficial local sigue siendo muy importante. Quizá la retransmisión web en directo y los artículos de los blogs rellenen este hueco, pero es un asunto preocupante porque cambia la naturaleza de las noticias, sobre todo en EE UU. El panorama general, en cambio, muestra que los consumidores tienen más opciones que nunca”. La misma ley que dicta que el presente habita en el pasado determina que el futuro aguarda su turno, invisible, desde el presente. Quizá Tom Standage pueda intuirlo. Intentamos llevarlo a un momento cualquiera entre 2017 y 2020 y esto es lo que ve: “Creo que las empresas periodísticas tendrán que ser más distintivas y dar un valor real para poder sobrevivir. Ya no pueden seguir replicando las noticias de AP. Tendremos más proveedores de información y veremos unas barreras más difusas entre los proveedores de noticias y otras organizaciones como ONG, grupos comprometidos con ciertos valores (WikiLeaks, Sunlight Foundation...), gobiernos locales, entidades educativas, compañías tecnológicas, etc. La tecnología posibilita que cualquier persona pueda publicar y eso hará que cada vez haya más jugadores en el tablero. Por mí es perfecto siempre que haya transparencia y digan quién está detrás y cuáles son sus valores”. “Estamos en una edad de oro de la información”, sentencia Tom Standage. Es inevitable. Nº43 - 2013 / YOROKOBU / 57


APPS QUE SÍ (Y CUANDO DIGO SÍ, ES SÍ) POR

David García (@SrGarcia)

Quiero matarlos a todos. No se lo tomen como nada personal. Hay una explicación científica y se denomina síndrome postvacacional. Les sonará porque las noticias lo recuerdan cada puñetero minuto. Como comprenderán, coger una katana y salir a exterminar personas no es un recurso viable, al menos no en esta cultura ni en este siglo, así que les voy a proponer tres apps que contribuirán a equilibrar sus niveles y controlar el estrés

Tracklander

Wide Sky

IFTTT

Ahora que el final del calor del demonio se ve algo más cercano, es hora de empezar a plantearse lo de salir a devorar kilómetros por esos senderos de Dios. Tracklander es una app para iOS que recopila tropecientas rutas por todo el arco mediterráneo. La aplicación es útil para 4x4, allroad, motos de enduro, de trail y de carretera, así como BTT y trekking en bicicleta. Existen diferentes opciones en cuanto a tiempo y dificultad, y rutas gratuitas y de pago, con información elaborada por equipos de captación de datos sobre el terreno.

Si sienten deseos de exterminar a la raza humana, respiren, pospongan el impulso para más adelante, que uno nunca sabe cuándo va a ser útil, y busquen un juego sencillo y adictivo para adormecer y relajar la mente. Aprovechando que su precio ha bajado a cero euros, les propongo una pequeña maravilla en la que un bicharraco enganchado a una cuerda se aprovecha de la fuerza centrífuga para ir brincando de un sitio a otro. Sí, explicado así suena a mojón, pero si lo prueban verán que merece la pena.

¿Habéis visto a alguien con secretaria o secretario estresado por tareas mundanas? Acaba de ser lanzada la app móvil del servicio IFTTT (If This Then That), una plataforma que relaciona distintas aplicaciones para establecer relaciones de causa y consecuencia entre ellas. Algo así como “si alguien me etiqueta en una foto de Facebook, envíala a mi Dropbox”. Y así con decena de acciones y servicios. Yo ya tengo mi ‘si tengo resaca agostí, échame un café con hielo y un ibuprofeno’. Y me va muy bien.

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APPS QUE NO (AUNQUE TIENEN SU PUNTO, ¿EH?) POR

Ricardo Llavador (@RicardoLlavador)

Que todas las aplicaciones que aparecen en este lado de la revista suelen ser absolutamente inútiles es un hecho contrastado durante más de dos años de sección. Y como parece ser que le gusta, hoy le traemos inutilidad por partida doble: tres apps con el innecesario estilo habitual y, además, un tema totalmente inútil para estas fechas. Con ustedes, un especial Apps para invierno.

Chimenea Romántica

Invierno Blanco

Is It Contagiuos?

Bien es sabido por todo el mundo, sin excepción alguna, que una chimenea incita al amor, al acurruque y al arrumaco. Pero viendo cómo están las cosas, cómo se ha reducido el tamaño de los pisos y que la leña ha subido casi lo mismo que la electricidad, actualmente pocos son los privilegiados que pueden disfrutar de tan delicado artefacto, y, claro, acurrucarse al lado del extractor no es igual.

Si bien la chimenea nos da ese calor de pino, el frío de la nieve tiñendo todo lo que nuestra vista alcanza es un verdadero placer para nuestros ojos, una incitación a sacar al niño que llevamos dentro y a meter al niño que está fuera con los pies mojados porque se le han roto las katiuskas. Pues si todo lo que alcanza tu vista es la pantalla de tu Android lo tienes hecho, porque esta aplicación te coloca un fondo de pantalla de lo más alpino que, además, es interactivo. Eso sí, cito textualmente: “Fuegos artificiales navideños, mensaje de Santa Claus y Modo ‘Día y Noche’ automático, solo en versión de pago”.

Sí señores, hablamos de gripes, mocos y tosidos, esa otra parte del invierno que, aunque quizá se salga un poco de lo romántico, es tan característica de estas fechas que, repetimos, son otras. Y se trata de un manual al que acudir, como viento que lleva al diablo, en cuanto uno detecta cerca alguno de los susodichos síntomas (más aún, cuando se sienten salpicaduras, es innegable). A pesar de que pueda parecer algo práctico para cuidar de la salud de sus hijos, el título no deja de hacerme sospechar que se trata de una aplicación para melindrosos y asquerosetes. Y es que, sintiéndolo mucho, soy un amante de las palabras, no puedo evitarlo. Por ejemplo, me encanta ‘chaflán’. Soy débil pero con un gran léxico, señora.

No se preocupe, enamorado lector, descárguese esta app con la que gozar de una realista chimenea, un auténtico crepitar y añada virtualmente dos copas de champán y una rosa en la imagen. Solo falta Kenny G, ¿verdad? Pues no, porque tiene un acceso a iTunes para que pueda disfrutar de su aterciopelado saxofón a precios tan populares como las contabilidades B.

Merece la pena, hágame caso.

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La satisfacción de producir objetos únicos es, por sí sola, el motor que impulsa a numerosos makers a comenzar a crear, a mejorar continuamente, a no cejar en la evolución de los procesos y conocimiento que utilizan. Hace poco más de una década, Federico Ruiz comenzaba a destripar motos como un aficionado más, ajeno a cualquier ambición que no fuera la mera utilidad de reparar algo que no funciona. Ahora, es el rostro que se oculta tras el logo de Cafe Racer Obsession, una iniciativa que se dedica a la customización de motocicletas y que mira a la cultura café racer con el respeto que provoca la devoción absoluta. POR

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David García (@SrGarcia)

FOTOS

Brian Walker


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Hace horas que cayó la noche. En la gran sala flota una espesa nube de humo y los altavoces escupen el sonido de la afilada guitarra de Eddie Cochran. Ellos se encuentran a pocos metros uno del otro, cruzando sus miradas con una sonrisa medio dibujada en las comisuras de sus labios. Con un simple gesto saltan de sus respectivos taburetes y salen a la puerta del local. “¿Vamos?”, pregunta un chico con el rostro ligeramente aniñado mientras sube a su moto. “Ya tardamos”, le responde el otro mientras apura la colilla de su último cigarrillo. Ha pasado más de medio siglo desde que la cultura café racer se convirtió en un fenómeno visible con un aura eminentemente underground. Cafés de carretera como el Ace Cafe londinense se convirtieron en hervideros de jóvenes rockers que, a lomos de potentes y ligeras motocicletas, se jugaban algo más que sus máquinas en carreras breves, peligrosas y, por supuesto, fuera de la ley. De ahí partió la inspiración que hizo a unos cuantos locos de las motos reunirse una vez a la semana en la ciudad de Madrid. Rendían tributo a la estética y cultura de aquella época, mostraban sus máquinas y tomaban unas cervezas. Uno de esos locos, Federico Ruiz, decidió dar un paso más. Llevaba algunos años trasteando con motores, bujías y carenados por afición y por el mero placer de hacer que una vieja moto volviese a correr, pero se dio cuenta de que podía hacer de ello su sustento económico. Federico Ruiz es la cabeza pensante de CRO Bikes, un pequeño taller muy cerca de la Casa de Campo, en Madrid, que se dedica a personalizar motos y adaptarlas a la identidad de sus dueños. “Cuando alguien me trae su vieja moto y me hace un

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encargo, hablamos, le damos muchas vueltas y trato de crear una transformación que le haga feliz”, explica. Ruiz nunca renuncia a estampar su estilo en sus creaciones, que tienden a un purismo bien entendido con el ojo puesto en la agresiva estética café racer. Ahí es donde se siente más cómodo. En cualquier caso, entiende que sus trabajos son para sus clientes y que son ellos los que tiene que salir totalmente satisfechos sobre los sillines de las motos. El maker explica que cada uno de sus trabajos ha cumplido con las expectativas del encargo. Salvo en una ocasión. “Me di cuenta de que la persona que sacó la moto del taller se iba ligeramente contrariada”, explica. “No me quedé tranquilo y, tras darle algunas vueltas, le llamé para que regresara y dejarla exactamente como él quería”. En el trabajo de Ruiz hay mucho de interpretación de mentes y espíritus. Cuando alguien encarga una motocicleta de estas características, lo hace para que sea única y para que, además, sea una prolongación de la propia persona. Para todo lo demás, un motero se va al concesionario. Para conseguir trabajos así de irrepetibles, el mecánico peina periódicamente internet en busca de viejas piezas que puedan calzar en sus diseños. En ocasiones, Ruiz muta en una especie de arqueólogo en busca de un componente que ya no se fabrica. Así, reúne en su taller una infinidad de partes diferentes que esperan su turno para volver a salir a la carretera. Federico Ruiz no es muy amigo del croquis o el boceto. Prefiere contar a su cliente lo que tiene en mente y comenzar directa


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mente a usar sus manos, como si fuera un escultor dando forma a un milagro mecánico. “Cuando recibo la moto, la desmonto pieza a pieza, y comienzo a trabajar. A veces uso para la transformación esas piezas que conseguí en internet. En otras ocasiones tengo que comprarlas totalmente nuevas o incluso fabricar algunas yo mismo y montar la moto desde cero”, cuenta. Cada proyecto se convierte así en un lienzo que evoluciona con un objetivo claro, pero sujeto a muchos cambios. “Monto piezas, veo si me gusta el resultado y, si no es así, desmonto, cambio y vuelvo a observar”. Es casi una aventura a base de prueba y error que solo puede concluir con todos los miembros partícipes del proceso contentos con el resultado. Federico Ruiz comienza su jornada temprano. Vive en la planta superior de su taller madrileño, por lo que no tarda demasiado en agarrar las llaves desde que salta de la cama. El taller cubre sus paredes con iconografía de las marcas más míticas de la historia. Destaca en número su favorita, Ducati, pero es fácil encontrar además cartelería de carreras, fotos de estética vintage y homenajes a lugares como el ya mencionado Ace Café. Suena, claro, la música. Y en eso, Ruiz no es tan fiel a un estilo como en lo que se refiere a su ideología motera. La cultura café racer está fuertemente vinculada al rock and roll clásico pero él no se aferra a esos senderos de guitarras, bajos y baterías. “También soy DJ y estoy muy acostumbrado a escuchar mucha música. Puedo trabajar escuchando rock, pero también me puedes pillar, según el día, escuchando a Óscar Mulero”, confiesa. A Ruiz, como a cualquier maker que haya hecho de su pasión 64 / YOROKOBU / Nº43 - 2013

su ocupación y que, además, trabaje en casa, le ocurre que se encuentra, ya de madrugada, todavía trasteando con alguno de sus proyectos. “Creo, sin embargo, que es importante mantener una disciplina y separar el trabajo del tiempo libre en casa. Si no, no tendría vida”, declara. El madrileño suele transformar varias motocicletas a la vez. El proceso de trabajo, dada la particularidad que guarda, le obliga a ello. “De pronto te quedas parado en una de las motos porque estás esperando a que te llegue una pieza. Paso a otra hasta que puedo seguir con la primera”. Así suele juntar tres o cuatro máquinas en su taller a la vez. Además, no trabaja solo. El soldador Álvaro Abad y el artista Antonio Merinero participan en cada una de las motocicletas que Ruiz transforma. El maker tiene muy claro cuál es su momento favorito de toda la aventura. “No es cuando se aprieta la última tuerca o se hace el último ajuste. Es, sin duda, cuando arranco el motor y lo escucho”. La sinfonía de los pistones, generando energía y quemando gasolina, es la más clara señal del triunfo de Ruiz. El precio de las creaciones de Cafe Racer Obsession oscilan entre los 4.000 y los 10.000 euros y el tiempo que Ruiz dedica a cada una de las motos gira alrededor de los cuatro meses. Al final, por donde entra una moto vieja o convencional, acaban saliendo Wild Bisonte, Flirty Little, Mean Machine o Pop Suey, obras de arte que, en esencia, miran con añoranza y respeto a las ligeras motos que volaban por las carreteras periféricas de las grandes ciudades británicas. Lo que queda por hacer es poner un disco de Duane Eddy para que suene en maravillosa armonía con el rugir de un motor clásico.


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LA GASTRONOMÍA BUSCA CASA

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A la humanidad le llevó muchos años conseguir que una necesidad fisiológica como el comer se convirtiera en una experiencia multisensorial que trasciende al gusto y al olfato. Mucho tiempo también (aunque no tanto) pasó desde que los antiguos griegos se convirtieran en pioneros, a la hora de hablar de cultura gastronómica, hasta la eclosión de la llamada nouvelle cuisine. Los chefs que abrazaron este estilo entendían y respetaban la sencillez y la naturalidad de las recetas de toda la vida. Aunque no rehusaron añadirles su toque a través de la innovación y la experimentación.

alcanzar la excelencia culinaria. De ahí que el concurso para estudiantes de arquitectura, International Gastronomic Center, organizado por Arquideas, se haya propuesto la construcción de un espacio donde pueda producirse ese trueque cultural a través de la gastronomía. En él, los chefs dispondrán de espacios dedicados a la innovación y la formación, así como otros destinados a fomentar su creatividad. El edificio, además, debería albergar espacios destinados al público en los que poder impartir conferencias y cursos, y, de esa forma, dinamizar la actividad gastronómica de la ciudad.

El intercambio cultural y de conocimiento se ha convertido en esencial para los maestros de la cocina actual a la hora de

De todas las propuestas presentadas, las siguientes se hicieron con los tres primeros premios.

PRIMER PREMIO

Whipped Stream

Por Viktor Nilsson/Pierre Maccario

Whipped Stream propone a los chefs y visitantes un viaje vertical por el arte de la cocina. Imaginación, Práctica y Resultado son los tres estadios en los que se estructura esta aventura. En el área destinada a la imaginación y la inspiración, todo está dispuesto para probar, oler, sentir y entender cómo ‘funciona’ cada ingrediente. La segunda, el área de la Práctica, es donde las ideas deben transformarse en un plato real. Es también el lugar ideal para influir y dejarse influenciar por inputs de los demás. La parte superior del edificio es la destinada a los resultados. Es donde se presentan los ‘trabajos’ y se comparten con los demás. Cada uno de los estadios disponen de dos líneas, una para visitantes en la que se desarrollan diversas actividades, y otra para chefs, más íntima, donde pueden realizar su trabajo con mayor concentración. Entre ambas, no obstante, existe un espacio para la interactuación.

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YOROKOBU + ARQUIDEA

SEGUNDO PREMIO

Slow your Senses

Por Enrique Alonso Blanco/ Patricia Ocaña Alcober/ Paula Peña Toril

Un ‘espacio deudor de la filosofía Slow’ es lo que propone este proyecto. Un lugar en el que la comida se concibe como un estímulo para los cinco sentidos. El sitio ideal para reactivar el gusto, el olfato, la vista, el oído y el tacto, según los creadores del proyecto, sería una especie de plaza en la que tendrían lugar diversas actividades (“desde una clase magistral de cocina hasta aprender a cultivar un huerto”). Todos los ciudadanos disfrutarían de la posibilidad de acercarse al mundo de la gastronomía mediante un programa formativo estructurado en 7 grandes paquetes, que se corresponden con los bloques que conforman la fachada a la plaza: administración, cocinas-restaurante, escuela de cocina y aulas, invernadero, biblioteca y residencia.

TERCER PREMIO

El jardín gastronómico Por Margaux Leycuras/ Adrien GIrard

Un inmenso invernadero rodea el edificio donde los chefs aprenden y desarrollan su trabajo. Una de las razones de ser de esa ‘fachada verde’ es servir de nexo entre el centro cultural y la ciudad. Para esta, el invernadero se convierte en un jardín gastronómico por el que los ciudadanos pueden pasear y aprender. Además, supone un paisaje cambiante que se va transformando a medida que los cultivos evolucionan con el paso de las estaciones.

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PERSONAJES DE ROTULADOR Y PUNTA FINA POR

Mar Abad (@marabad)

Fuera del reino animal y del mundo humano habitan seres indescriptibles para la zoología y los antropólogos. La piel de estas criaturas es uniforme. Su tez es verde, celeste, rosa o amarilla. El pelo es azul, violeta o cereza.

músico y guionista. “Siempre me dejo llevar y, a medida que voy dibujando, van saliendo nuevos personajes”.

Esta descripción no es más que una aproximación vaga, porque, en realidad, resultaría imposible hacer un bestiario exacto. A menudo, las cabezas ni siquiera son cabezas y su aspecto puede encontrarse en cualquier cruce entre animal, persona, alienígena o descabezado.

Esa falta de método y explicación racional lleva a Sierra a pensar que los personajes proceden de su inconsciente. De allí vienen en líneas vacías de color. Los tonos del dibujo son una negociación entre la máquina y el humano o, también, entre el ordenador y el diseñador. “Voy probando colores y los elijo en función de la sensación que me dan. Me gustan los tonos más llamativos y, a menudo, coloreo con rotulador”.

No tienen nombre. Hugo Sierra, el ilustrador que los dibuja, no muestra ningún interés en asociarlos a una palabra. Los deja que vivan sin muchos porqués. Igual que vinieron. El diseñador dice que no los ve en su imaginación antes de que aparezcan sobre el papel. Surgen mientras los ilustra. “Nunca empiezo a dibujar con una idea preconcebida. Cojo el rotulador y van saliendo en la hoja. Comienzo a hacer líneas y voy visualizando lo que hay alrededor”, indica el también

Hugo Sierra dibuja a mano, “con el punta fina”, y a veces —asegura— incluso se deja ver su pulso en las líneas de los personajes y sus alrededores. Ilustra sin ordenador porque así empezó. Con rotulador y en cubos de basura. “Empecé a dibujar por la calle. Y eso hace que aprendas a hacerlo muy rápido. Creaba personajes en casa y luego los replicaba, deprisa, en cubos y paredes”, cuenta. “Por eso siempre dibujo como un loco en la calle”.

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Un arquitecto, un par de artistas urbanos, varios pintores, unos cuantos fotógrafos y muchos diseñadores e ilustradores han creado la portada de Yorokobu en los últimos meses. ¿Quieres ser el próximo autor de nuestra portada? ¿Y crear la contraportada para Volkswagen? Volkswagen y Yorokobu vuelven a convocar, y ya van tres, una nueva edición de Hazlo tú, el certamen mediante el cual tú puedes ser el autor de nuestras cubiertas del número de Yorokobu de febrero de 2014. Un jurado profesional valorará los trabajos. Los mejores serán publicados en un cuadernillo especial y los ganadores abrirán y cerrarán la revista de febrero. Estáte atento. Arrancamos en octubre.


RELATOS ORTOGRÁFICOS

POR

M. Ángeles García

El prefijo Ex siempre vivía solo. Se consideraba un espíritu libre. No quería ataduras. Había tenido sus romances con uno y otro género, cierto. Pero siempre había puesto distancia entre él y su amante ocasional interponiendo un guión o un frío espacio. Hasta que un día conoció a un Sustantivo y se enamoró perdidamente. Era verlo y sentir la irrefrenable necesidad de unirse a él. Pero el Sustantivo, educado en valores tradicionales, si bien se sentía atraído irresistiblemente por el gallardo prefijo, no terminaba de salir del armario. El prefijo Ex, lejos de amilanarse ante la negativa de su adorado Sustantivo, insistió una y otra vez en declararle su amor. Hasta que un buen día el Sustantivo acudió a la sabia RAE y le pidió autorización para unirse sin complejos a su pretendiente. La RAE le dio el sí y desde entonces, Ex y su Sustantivo viven unidos y felices para siempre.

Por norma general, los prefijos se escribirán unidos a la base —si es una palabra—, independientemente del tipo de vocablo que sea (sustantivo, adjetivo, verbo o adverbio). O separados de ella por un espacio, si es pluriverbal (o sea, más de una). Por tanto, hay que escribir: ‘viceministro’, ‘exmarido’, ‘minientrevista’; perooooo: ‘ex teniente coronel’, ‘anti pena de muerte’ o ‘super de moda’. ¿Es todo? No: si la palabra a la que preceden es una sigla, un número o un nombre propio, se intercalará un guión. Un ejemplo para facilitar las cosas: sub-21, pro-Obama o antiOTAN.

Este relato tan poco apto para homófobos sirve para presentar una de las novedades en cuanto a ortografía que fijó la Real Academia en su última revisión, y que todavía, por lo que se lee, no acabamos de asumir.

Y lo mejor que tienen las nuevas normas ortográficas en cuanto a los prefijos es que la Academia da cuartelillo en estos temas a los creativos del mundo. ¡Albricias, albricias! Así pues, nos permitirá usar un guión en casos como ‘representar’ (por ‘presentar de nuevo’) o ‘pre-texto’ (texto previo). ¿Veis como no son taaaan rígidos? De vez en cuando nos dejan jugar.

¿Y qué es lo que dice la Academia sobre ‘Ex’ y demás prefijos en sus nuevas normas de ortografía? Vamos al grano, como diría Torrente frente a un espejo.

Así pues, niños y niñas: lo que la RAE ha unido en la gramática, no lo separe el hombre (u ‘hombra’, según el idioma Aído) en la cuartilla.

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NO LEAS. ยกDIBUJA!

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NO LEAS. ยกDIBUJA!

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YOROKOBU Agenda Ciclo de debates “Pan y Circo”

Encuentro con Joaquín José Martínez, un español que estuvo en el Corredor de la Muerte en EE UU Ateneo Madrid, hasta el

17.09.2013 Getxophoto

Festival de fotografía que se realiza en todo el municipio colindante a Bilbao. Getxo, hasta el

29.09.2013 Inéditos

Arte, dos puntos

Si vanguardia y modernidad han ido basculando y alterando la conciencia de la ciudad desde finales del siglo XIX hasta el presente, ARTE, DOS PUNTOS recorre estas tensiones confrontando obras y documentos del pasado con la creación y los lenguajes contemporáneos. MACBA Barcelona, hasta el

06.01.2014

Producto Fresco

Una muestra sobre nuevas propuestas de diseño en Madrid. Matadero Madrid, hasta el

Un programa dirigido a jóvenes comisarios para la realización de proyectos expositivos inéditos. La Casa Encendida

15.09.2013

Madrid, hasta el

Dos días de ponencias y masterclass en la nueva edición del concurso de diseño gráfico de Cataluña. VIlanova i la Geltru

La reconocida ilustradora japonesa con base en Nueva York fue elegida por Newsweek Japan como uno de los 100 japoneses más respetados del mundo. Su trabajo representa una intersección entre las impresiones gráficas tradicionales japonesas y el arte cómic surrealista. Madformacs

Barcelona

Barcelona

08.09.2013 Blanc Festival

15-16.11.2013

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Yuko Shimizu

13.09-14.11.2013

Le Corbusier: An Atlas of Modern Landscapes Un repaso a las distintas facetas del Le Corbusier incluyendo su trabajo como arquitecto, diseñador de interiores, artistas, urbanista, escritor y fotógrafo. MoMA Nueva York, hasta el

23.09.2013 Seducidos por el Arte

Esta muestra repasa la relación entre los grandes maestros de la historia del arte, la fotografía de mediados del siglo XIX y el fascinante trabajo de fotógrafos contemporáneos desarrollados en relación con sus antecesores. Caixa Forum Madrid, hasta el

15.09.2013 Barcelona Acció Musical The Coup, Dope D.O.D, El mató a un policía motorizado, Fur voice, primeros confirmados del BAM. Barcelona

20-23.09.2013


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NUMEROGRAFÍA#43

Autor: Stereoplastika. Alberto Rodríguez Número favorito: 7 www.stereoplastika.com

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Estos números son la continuación de la rama de un árbol. Alberto Rodríguez los dibujó al dictado de la naturaleza. El diseñador se fija en las plantas, las flores y, en general, la vida más allá del cemento para convertirlas en criaturas gráficas. “Me gusta pasear. Me voy fijando en muchas cosas e intento ver formas planas. Si algo me interesa, hago un apunte mental y luego lo sintetizo en el ordenador”, relata Rodríguez. “Me pareció apropiado trabajar estos números como si fuesen pequeñas ramas de árboles, aunque jugué un poco con la forma, llevándolo a mi terreno”.


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