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YOROKOBU / TAKE A WALK ON THE SLOW SIDE / Nยบ 49 - 2014
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LA PORTADA La barba es un asunto circunspecto. De trascendencia histórica y raíces divinas. Los dioses, allá a lo lejos, en el espacio y el tiempo, a menudo gastaron barba. En el Olimpo y en el Jordán. La barba siempre ha sido una declaración de principios. Distinguió a filósofos y letrados. Deslindó a vagabundos. Descolló a hippies. De esa extraña intersección entre la divinidad y los referentes culturales surgió esta máscara de madera. La hizo Raúl Barbolla (LeRaúl) para esta portada y la pintó como a los indios les gustan sus dioses. En colores «poderosos» y lejos de rebuscamientos. «Es un dios del buen rollo. Está inspirado en el significado de la palabra Yorokobu: ‘estar feliz’. Por eso saca la lengua. Porque está contento», explica el diseñador. Aunque no es solo una deidad. La conversación con LeRaúl avanza y, al poco, este personaje, además de «un dios de la modernidad», es «un tipo barbudo». Pero todo tiene un sentido. «Los dioses son barbudos y, a la vez, han vuelto las barbas. Llevar barba actualmente responde a una moda. Y, por eso, llevarla es en cierto modo creer en todo. En Dios y en la moda».
Esta cabeza plana en madera no es la primera que ha diseñado el director de arte, publicitario e ilustrador. Es la quinta. Hace tres años empezó a hacer la colección. «Desde el principio imaginé esta serie como si fueran animales colgados en la pared. Pero no eran animales realmente. Eran una versión personalizada en abstracto», indica LeRaúl. «Son una especie de máscaras tribales modernizadas y están inspiradas en las representaciones de dioses». Le Raúl no programa sus máscaras antes de construirlas. Empieza a hacerlas, con madera y tinte acrílico, y va dejándose llevar por el proceso de trabajo. Parte de algunos elementos. Trozos de juguetes o bases de pizza de madera, por ejemplo. Y cuando no encuentra lo que necesita, toma la sierra y crea la pieza. «Voy improvisando. Arriesgo. Cojo cada pieza y me pregunto: ‘¿Pego?, ¿no pego?’. Es como maquetar en directo. La diferencia es que no hay Comando Z (deshacer)», detalla. «Es como armar algo con piezas geométricas. Te vuelves loco. Es como un reloj de cuco». Ysinosquitanlobailao.blogspot.com
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YOROKOBU
MARZO
DIRECTOR
REDACTORA JEFE
REDACTOR JEFE
DIRECTOR COMERCIAL
DIRECTOR DE ARTE
Juanjo Moreno juanjo@yorokobu.es
Mar Abad mar@yorokobu.es
Marcus Hurst marcus@yorokobu.es
Fermín Abella fermin@yorokobu.es
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REDACCIÓN
David García david@yorokobu.es
Gema Lozano gema@yorokobu.es
JEFA DE PUBLICIDAD
Rocío Martí rocio@yorokobu.es
Ximena Arnau ximena@yorokobu.es
DEPARTAMENTO COMERCIAL
Laura Calvo laura@yorokobu.es
Marisa Caballero marisa@yorokobu.es
Pedro Monzó pedro@yorokobu.es
DELEGACIÓN BARCELONA
Albert Gomez agomez@guerrillademedios.es
Gemma Gené gemma@guerrillademedios.es
Silvia Moreno silvia@yorokobu.es ASSISTANT
Jordi Granja jgranja@guerrillademedios.es
Teresa Cobo teresa@yorokobu.es
HAN COLABORADO EN ESTE NÚMERO
Antonio Dyaz Escritor y director de cine www.antoniodyaz.com | Baimu Diseñador www.behance.net/baimu Benjamí Villoslada Bitólogo benjami@benjami.cat | Blastto Diseñador gráfico www.blastto.es Brian Walker Fotógrafo brianwalker.es | Buba Viedma Ilustrador www.mentecalamar.com Carlos Carabaña Periodista carloscarabanya@gmail.com | David de Ugarte Economista, tecnólogo y emprendedor lasindias.com Iñaki Berazaluce Periodista iñakiberazaluce@gmail.com | Javier Creus CEO de Ideas for Change javicreus@ideasforchange.com Javier Meléndez Guionista lasolucionelegante.wordpress.com | Juan Díaz-Faes Ilustrador juandiazfaes.com Juan Mascardi Escritor @mjuanro | LeRaúl Ilustrador ysinosquitanlobailao.blogspot.com Pablo Ferri Periodista pferri02@gmail.com | Relajaelcoco Bomberos toreros www.relajaelcoco.com Ricardo Llavador Arqueólogo de YouTube www.lallavadora.com | Rocío Cañero Ilustradora rcaxero.com Romualdo Faura Diseñador romualdofaura.com
C/Acebo, 13 - 28016 Madrid - t. 914 157 283 - www.yorokobu.es - twitter: @yorokobumag Edita: Brands & Roses, S.L. - Impresión: Rivadeneyra - www.rivadeneyra.com - Depósito legal: M42701-2009 Periodo de Control: Abril 2011 / Diciembre 2011 Tirada media 30.741
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ÍNDICE medidor de concentración
La inmortalidad
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Las brujas que salvaron Inglaterra de los nazis
52
Mi barrio es mi nación
26
El boli que se cae a las siete
50
A la mierda
20
Ojalá
16
La creatividad del náufrago
46
Escenas oscuras en la línea clara
66
Apps
30
Presupuestos Desnortados
38
LeRaúl
44
No leas, ¡dibuja!
76
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La universidad del porro
60
Una biblioteca donde los libros son de carne y hueso
40
Plan Moscú
54
Las antípodas del éxito
18
¿Cómo lo quieres: nuevo, de segunda mano o regalado?
22
La bestia azul
24
Si Dios es Perico Delgado, estos son sus mensajeros
06
¿Qué pasó con el placer de trabajar?
72
Relatos ortográficos
74
El cuadro cínico de la felicidad
64
Numerografía
80
SI DIOS ES PERICO DELGADO, ESTOS SON SUS MENSAJEROS POR
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David García (@SrGarcia) FOTOS Brian Walker
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Hermes era, según Homero, ladrón, jefe de los sueños o espía nocturno. Más allá de las extrañas filias del dios olímpico griego, lo que nos ocupa tiene que ver con la mensajería, su propósito último. Para realizar su trabajo tiraba de precisión y excelencia en la oratoria. Eso no ocurre ahora. Los tiempos han cambiado tanto que en los mensajeros lo que se exige es rotundidad en el tren inferior. Eso ocurre al menos con los extraños heraldos que ocupan los huecos entre los coches de la ciudad. Son mensajeros y van en bici. Decidieron, probablemente con buen criterio, que había labores que se podían hacer sin más motor que la energía mecánica proporcionada por las piernas. Muchos de ellos se organizaron en cooperativas y saltaron de esa guisa al asfalto. Se dedican al reparto de paquetería, documentos y también de prensa a suscriptores, como ocurre con las cooperativas que reparte Diagonal; Santa Cleta, en Sevilla; Salut i Pedal, en Barcelona o A Toda Biela, en Madrid. Obviamente, su radio de acción se limita al núcleo urbano en el que tiene sede cada grupo, pero eso ya es un paso decidido para cambiar humo por oxígeno. También en Madrid, la cooperativa Trébol acaba de cumplir 18 años. Se trata de seis personas que se conocían antes de comenzar con el negocio. «Éramos un grupo de amigos que solíamos realizar viajes cicloturistas con asiduidad y utilizábamos la bicicleta para desplazarnos por Madrid. En uno de nuestros viajes conocimos la actividad en Barcelona de nuestra cooperativa hermana Trevol», explica Alberto Luego, uno de los cooperativistas. Pensaron que ellos también podían hacer de la afición de girar el piñón un trabajo que les diese de comer. No utilizan exclusivamente la bici ya que también hacen repartos nacionales e incluso internacionales, pero esa es su actividad fundamental. «El reparto de pequeña paquetería y documentación entre empresas, organizaciones, autónomos y particulares, con carácter urgente dentro del entorno urbano de Madrid». Nº49 - 2014 / YOROKOBU / 9
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La bicicleta la llevaban puesta, por lo que solo necesitaron una línea de teléfono y un local comercial que está en Lavapiés y que comparten con otra cooperativa, Goteo-FixiDixi, que es tienda y taller de bicicletas. «Además, pertenecemos a distintas redes empresariales y de economía solidaria y social», explica Luengo. El cofundador de Trébol piensa que su existencia no amenaza a las grandes empresas de mensajería. «No suelen tener servicios de entregas urgentes y funcionan más con rutas de un día para otro», declara. Sin embargo, ya hay algunas que han comenzado a ofrecer esta alternativa. «Queda por ver si es solamente una cuestión de imagen o realmente van a apostar por ella», apunta el mensajero. Una de ellas es SEUR, que hace repartos en bicicleta o triciclo eléctrico en algunas ciudades como Barcelona, Alicante o Sevilla. «Invertimos en movilidad sostenible desde el primer momento en el que tuvimos a nuestro alcance opciones tecnológicas que nos permitieron optimizar el funcionamiento de nuestra flota mejorando el servicio que prestamos a nuestros clientes», explica May López Díaz, Responsable RSC de SEUR. A partir de 2006, comenzaron a utilizar vehículos y combustibles alternativos, y llegaron a tener «una flota ecológica compuesta por vehículos eléctricos, de Gas Natural y de Autogas, que van desde camiones, furgonetas, coches, motos, triciclos a bicicletas». Para la compañía, la bicicleta es un recurso más para ofrecer a sus clientes las alternativas más sostenibles, «pero no debemos de perder de vista la necesidad de poder dar servicio al total de la demanda de nuestros clientes», indica López Díaz. El que piensa que no tiene nada para comenzar a buscarse la vida, solo tiene que mirar alrededor. Lo más normal es que exista alguien en el entorno que esté en la misma situación. Una bicicleta y un par de piernas es todo lo que hace falta para comenzar a pedalear. Lo demás depende directamente del sudor expelido. Y de los paquetes, claro. Nº49 - 2014 / YOROKOBU / 11
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POR ANTONIO DYAZ
OJALÁ
¡Qué palabra tan maravillosa! Bien se merece una página en Yorokobu. Ojalá la lean ustedes con la mente abierta porque es un vocablo tan molón que podría ser una marca (probablemente ya lo sea) de guisantes en conservas, o de moda prêt-àporter, o de armas semiautomáticas, o de mayonesa…, o el neón culpable y tentador de un club de carretera. ¡Es tan versátil! En inglés dicen I wish o I hope, pero ni siquiera el hopefully es lo mismo. En el matiz está la fístula que separa las culturas, dos civilizaciones que se desentienden cada vez que abren la boca o que la cierran. Para decir ‘ojalá’ se utilizan muchos músculos faciales. No es tan sencillo como decir thanks o yeah. El origen del término ‘ojalá’ significa literalmente ‘si Alá quiere’, pero nosotros lo utilizamos como un ‘si Dios quisiera’ o, más bien, ‘ya me gustaría que...’.
Tampoco es lo mismo exclamar oh là là! en la Provenza francesa, porque allí significa ‘qué rico’, ‘qué bien’, ‘estupendo’, ‘qué sorpresa’ y así. Comparten grafía pero no sentido. La influencia de Al-Andalus no llegó tan al norte... Cuando Pink Floyd cantaba aquello de Wish you were here en un disco cuya enigmática portada mostraba a un ejecutivo en llamas estrechando la mano de otro hombre, uno le daba vueltas a la conexión entre esa poderosa imagen, casi surrealista en un sentido Magritte, y el ‘ojalá’ de las palabras. El viejo proverbio de que debemos tener cuidado con nuestros deseos porque podrían convertirse en realidad tiene un reverso tenebroso. Hay que tener cuidado con la realidad, porque podría convertirse en un deseo, y es ese un viaje de vuelta sin ida, una deconstrucción del ánimo donde lo que tuvimos se 16 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
transforma en anhelo, lo pasado en humo y la sonrisa en melancolía. Ojalá no les suceda nunca, a no ser que sean poetas como Silvio Rodríguez, quien puso voz y verso en su canción Ojalá: Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta. Ojalá pase algo que te borre de pronto: una luz cegadora, un disparo de nieve, ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre en todos los segundos, en todas las visiones: ojalá que no pueda tocarte ni en canciones. El famoso wishful thinking significa expresar el deseo de algo como si de una certeza se tratara, intentando así propiciar de una manera telúrica nuestros intereses, que necesariamente han de entrar en colisión con los del prójimo, tarde o temprano. La palabra ‘ojalá’ es rara y bella como una flor de cinco letras, pero según quién la pronuncie y según qué diga a continuación, el mundo puede ser de una manera o de otra, incompatible, y entraríamos en distopías como la siguiente: «Ojalá yo fuera otro, y hablara y escribiera catalán correctamente y dijera tant de bo; ojalá ya estuviéramos instalados en 2017 y el tedio no existiera, ni Mario Vaquerizo, ni la caza deportiva, ni las faldas pantalón». Ojalá les haya gustado este artículo. @AntonioDyaz
POR DAVID DE UGARTE
LAS ANTÍPODAS DEL ÉXITO Mil quinientas personas aplauden a rabiar en un gran salón. Han pagado casi quinientos euros por entrar. Es mucho dinero por escuchar una charla. Más aún cuando reparamos en que estamos en Suzhou, China. Se han puesto sus mejores ropas, las que reservan para bodas y celebraciones. El reportero del Financial Times que cubre el evento no puede evitar una sonrisa irónica cada vez que la audiencia vibra embelesada y ansiosa como un cachorro que espera un premio sorpresa. Por un instante entorna los ojos y siente que ha viajado a algún evento motivacional de los años 80 en el ‘Corn belt’ americano. El discurso es explícito: hacerse rico, asegura el orador, es cuestión de actitud. Y todo va de eso, de hacerse rico. No parece haber otra alternativa a una vida oscura. Ricos y pobres, triunfadores y perdedores. Los ‘estudios del éxito’, que es como llaman a sus charlas este tipo de conferencistas, son el fenómeno cultural en auge, la cara más inocente de lo que la propaganda oficial llama el ‘sueño chino’. China vive todavía como una novedad la salida del Tercer Mundo, un concepto, por cierto, creado por Mao. Y no fue producto de ninguna teoría social ni de ninguna idea milenaria. China puso fin a la miseria de millones de personas gracias a la globalización del resto del mundo, el emprendimiento de millones y la producción de bienes de consumo masivos en fábricas con inversión extranjera. Todos lo saben. Y muchos piensan que la cultura americana del ‘triunfador’ es parte de lo que hay que aprender para navegar en ese nuevo
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mundo. Un mundo donde ya no son aquello que más odiaban y les hacía infelices: pobres. Europeos y norteamericanos nos sorprendemos. Las tendencias culturales y de consumo no podían estar más divorciadas. La generación ‘del milenio’ parece no tener un excesivo aprecio al coche y hasta cierto punto parece escarmentada del afán inmobiliario de sus hermanos mayores. Entre las clases medias el funcionariado parece erosionarse como ideal laboral en favor de trabajos más creativos, aunque menos seguros y no siempre bien remunerados. No hay conferencista que no acompañe la palabra ‘economía’ con frases tranquilizadoras para su audiencia: colaborativa, del bien común, centrada en las personas... Equiparar el ‘éxito’ al nivel de renta nos parece empobrecedor y la búsqueda obsesiva del beneficio monetario casi casi una sociopatía. Time publicaba hace poco una portada diciendo que la nueva generación es en realidad narcisista y perezosa, pero que seguramente, por ser así, acabe salvando el mundo. La cuestión tal vez no es si rechazará ese modelo que siempre nos acompañó como una especie de fantasma semiótico a través del cine y cierta cultura de masas. Porque la alternativa, quizás, no es elegir entre los ‘estudios del éxito’ y el ‘milenialismo’, sino aceptar que en la vida los modelos vitales no deben comprarse como si fueran muebles para montar en casa, porque no hay un único patrón válido para todos, sino tantas vidas interesantes como futuros mejores apostemos por construir.
SEMINARIO #AEDEMO TV 2014 A GOLPE DE TUIT Premio a la mejor ponencia #Aedemo TV 2014 Quien a buen INPUT se arrima, buen OUTPUT le cobija. ‘Hay que incorporar métricas de marca y no solo de medios en los índices de eficacia de campañas’ de @JordiGuix de Havas Media Group
La ponencia más innovadora #Aedemo TV 2014: Del TAM al VAM. ‘La #publicidad también se ve en diferido, incrementa un 0,55% su audiencia’ por @EduardNafra de KantarMedia
Tracking del mercado de vídeo digital y efectividad publicitaria en la TV conectada de Adconion Media Group & GFK. ‘Una de cada dos personas que conecta su #SmartTV lo hace diariamente, el consumo empieza a ser recurrente’
Cartografías publicitarias de la crisis por @IMOP. ‘La autoestima colectiva y el respaldo, dos valores que refuerzan la #confianza en la publicidad financiera’
El consumidor, las marcas, las comunicaciones y las 4 pantallas por @Millward_Brown. ‘El contenido es el rey, la pantalla el envase y la pantalla más importante, el #consumidor’. ‘Las creatividades adaptadas al canal mejoran la preferencia de marca; la creatividades reutilizadas trabajan en recuerdo’
Televisión Social: ¿Tú también publicidad? por @tuiteletv. ‘Los comentarios publicitarios de #marca se incrementan un 300% cuando la marca hace publicidad’. La televisión social después de la emisión de @Globalinmedia. ‘Los programas con buena tasa social se deterioran menos en #audiencia convencional’
¡Hasta #Aedemo TV 2015!
POR BENJAMÍ VILLOSLADA
A LA MIERDA El excremento del Emoji no son las deposiciones de un pajarito exótico del Japón, sino la conocida mierda sonriente con ojos del WhatsApp, y está sobrevalorada. Cuando hacemos tap en el botón de iconos del WhatsApp, aparece allí, en primer plano. Pretenden que tardemos poco en pensar ¡oh, qué atrevida! Pero no, el concepto ‘cagada audaz’ es un oxímoron de la categoría de ‘fuego amigo’, ‘ángulo recto’ o ‘besito enorme’. A ver, ¿por qué la mierda tiene ojos pero no la berenjena? Y además sonríe. No sucede con ninguna verdura, pero tampoco con las frutas: no hay ojos ni sonrisa en la fresa, ni en el melocotón, la naranja, las fresas ni el plátano. Millones de adultos que crecieron con los Fruitis, ahora no pueden expresarse en WhatsApp usando a Mochilo, el plátano canario equipado con una mochila mágica, porque los autores de esos iconos lo dibujaron pelado y sin ojos. ¿Mochilo ha muerto? ¿Es eso lo que quieren decirnos? Mochilo sí era audaz, y no esa mierda impostora. Tenemos que reconocerlo: ni tú ni yo supimos usar jamás el zurullo con ojos sin meter la pata, y eso mina nuestra moral. Cuando lo enviamos, el grupo de chat enmudece. Nos resignamos a pensar que en realidad es una forma de perdonarnos en vez de echarnos o bloquearnos. Los tipos que dibujaron esos iconos quisieron acabar con nuestra niñez matando a Mochilo, pero no fueron tan crueles como para incluir bolas rodantes del oeste, o nos las dedicarían todas cada vez que nos da por usar la boñiga sonriente. Solo el 20 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
cuñado sabe usar esa mierda con gracia (tenía que decir eso) desde su móvil con gigas infinitos y núcleos bisiestos; sí, el que compró la semana pasada mientras encargaba el modelo de siguiente generación a mitad de precio y sin hacer cola. Es lo que hay. Esos iconos del WhatsApp se llaman Emoji y son un invento japonés. Mis fuentes informadas (o no) dicen que forma parte de un complot gestado durante la recuperación del imperio nipón tras la Segunda Guerra Mundial. Primero fueron transistores, luego los relojes, también las cámaras fotográficas, más adelante los móviles y con ellos los Emoji. Ese era el objetivo: conseguir que toda la humanidad se exprese usando su iconografía. ¿Por qué hay sushi y no paella? Y luego una bailarina flamenca. Sí, claro. Primero se cepillan nuestra gastronomía —junto a Mochilo— y a continuación intentan despistar. ¿Por qué hay hasta cuatro altavoces distintos, tan japoneses, pero ninguna fregona, el invento español más universal? Y una piruleta en vez de un chupachups. ¿Quién envía el moái de la Isla de Pascua? ¿Para qué? Están ahí para confundirnos, y el más peligroso de todos es la mierda sonriente con ojos, esa impostora amiga del cuñado que se ha introducido sutilmente en nuestras vidas para arrastrar tras de sí un ejército de iconos que intentan destruir nuestra cultura. A la mierda. Cuando os las envíen, contestadles con berenjenas, eso los desconcertará.
POR JAVIER CREUS
¿CÓMO LO QUIERES: NUEVO, DE SEGUNDA MANO O REGALADO? Muy poco después de la aparición del www y los navegadores de internet a mediados de los 90, llegaron los comerciantes a la conquista de lo virtual. Amazon empezó entonces vendiendo solo libros; Ebay, promoviendo las subastas online de todo tipo de objetos. Casi veinte años después son el centro comercial y el mercado de segunda mano del planeta, respectivamente. No hay centro comercial tradicional o coleccionista de cualquier objeto que no hayan sentido su efecto. De hecho, parecía que en cuestiones de venta de artículos nuevos o usados estaba todo dicho. Hasta hace unas pocas semanas. Yerdle, la aplicación móvil para regalarse cosas entre vecinos, perfeccionada durante un año en San Francisco, anuncia que cubre todo el territorio de los Estados Unidos con un coste de transporte entre dos y cuatro dólares. También levanta otra restricción: los artículos que publicas pueden ser vistos por cualquiera, no solo por tus amigos y los amigos de tus amigos en Facebook. Sus dos fundadores, exdirectivos de sostenibilidad de grandes empresas, declaran además un objetivo muy ambicioso a largo plazo: reducir el consumo general en un 25%.
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El funcionamiento es sencillo: te bajas la aplicación y te registras. Con este proceso ya ganas unos cuantos créditos que te servirán luego para conseguir artículos. Poner algo a disposición es fácil: haces una foto con el móvil, la envias y dices si prefieres regalarla por un número concreto de créditos o ponerla a subasta durante siete días. Cuando en una u otra modalidad se cierra el acuerdo, el artículo es enviado y los créditos, transferidos. Intercambio de objetos entre desconocidos con una moneda virtual para estimular las transacciones. El crecimiento de Yerdle se sustenta en una observación reveladora: hay muchas personas que nunca se tomarían el trabajo de subastar por dinero sus bienes usados y responder con su reputación comercial de su estado, pero que están encantados de regalar lo que les sobra a cambio del derecho de procurarse en un futuro de otras cosas también usadas. Lo regalado entra en tromba en la escena comercial y rompe las barreras de lo excepcional, de lo próximo, de lo recíproco o lo anónimo a las que estaba confinado. Otra vez se crea abundancia donde solo se pensaba escasez. ¡Vaya regalo!
POR JUAN MASCARDI
LA BESTIA AZUL Surfear eclosión implosión pública-privada. Paradigma Facebook sin límites Protestar chillar putear alarido emergencia me gusta me/gustás Chatear ____ J L _____ Sentir
calzoncillos en el living, ideologías en mesas de domingo, descontrol etílico en despedidas de solteros, lágrimas de impotencia por dolores íntimos
Amores extemporáneos. Desear envidiar
sobreexpuestos sobretodos sobres sin abrir
criticar aborrecer maldecir, predecir, soñar y quedarnos insomnes, maquillarnos, adelgazar, broncearnos y mutilarnos para la foto.
Observadores observados de una experiencia televisiva Un humano como rata de laboratorio encerrado en una caja catódica.
(: escupir escribir tipear borrar transformar el pasado en presente y convertir el presente en augurio de esperanza o desolación comunicarnos ¡Zas! (: toparnos con incoherentes suicidas nuevos sacerdotes de las migajas digitales organizarse marchar manifestarse movilizarse teletransportarse licuar los sentidos —todos toditos— dedos acelerados miradas múltiples y vigilar: vigilarnos etiquetarnos feisbukear rockear y patinarnos caernos levantarnos ansiarnos las ansiedades de pulsiones contenidas Acosa La bestia azul
Enjambre líquido de web + web. de redes sociales-virtuales redes de
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La bestia azul invierte el eje y mete bajo presión a media humanidad dentro de su propia caja azul. Las miradas no son verticales Dialógicas Espiralazas Laberínticas Enroscadas Apiladas. La caja es un juego de espejos. Miramos y nos miramos. No es voyeurismo La telaraña es amistad infinita. Es la extensión de un espejo. Espejos sobre espejo Todos somos Truman. O apagarnos ____irnos___ silenciarnos________________________________ ________________________________________________
.....
No hay compartimentos estancos absolutos
La humanidad entera sigue entera por TV la vida y la muerte The Truman Show: nacer y morir en un reality show
separados
método de autopreservación, de protesta, de agobio.
O nos apaguen. Mañana será más atroz y menos obsceno.
MI BARRIO ES MI NACIÓN POR
Marcus Hurst
La prensa holandesa no suele tratar la plaza de Columbusplein y sus alrededores con aprecio. Situada en el corazón de Amsterdam West, los titulares que salen de aquí tienen más que ver con tensiones étnicas, crimen y paro juvenil que con otra cosa. La convivencia no es fácil en un barrio que concentra decenas de nacionalidades dispares. Los hijos de segunda generación habitan en un limbo entre sus raíces difusas y un país de acogida con el que no siempre se sienten identificados. En los últimos meses han empezado a ocurrir hechos que pueden ayudar a transformar la percepción de este lugar. La cobertura mediática ha cambiado de talante ante el interés por una iniciativa cívica que está aflorando en el distrito. La plaza es hoy el corazón de un nuevo país. Una micronación que pasa a engrosar la larga lista de excéntricos experimentos que han buscado construir estados a pequeña escala. Bienvenidos a la república independiente de Columbusplein. En el germen de esta idea no se busca ahondar en las diferencias ni la segregación. «Es un vehículo para trabajar el sentimiento de pertenencia de unos habitantes sumidos en la desafección y la pasividad por el lugar donde viven», explica Jorge Mañes Rubio, ideólogo del proyecto junto al estudio de diseño Muzus. La creación de un país que busca reforzar la identidad de los jóvenes que viven en la zona. «Aquí tienes a chavales cuya madre es marroquí y no habla holandés. Este niño es holandés, pero no lo siente y apenas habla el marroquí. Hemos creado un ejercicio para que construyan su historia desde cero. Una oportunidad de forjar su propia identidad», añade el madrileño afincado en Ámsterdam.
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LA BANDERA Lo primero que necesita una nación es una enseña para formar su identidad. Mañes encontró la respuesta en la cancha deportiva situada en la plaza. «Hay tantas líneas para tantos deportes que casi no se entiende nada. Representa la amalgama de culturas que conforman este barrio». Pese a su naturaleza problemática, los artífices del proyecto encontraron que no es un lugar abandonado a su suerte, ni mucho menos. «Impresiona la cantidad de organizaciones que hay en la zona, pero apenas colaboran entre sí. Cada uno va por su lado y representa sus intereses». La figura del trabajador social tiene especial importancia. «La plaza siempre tiene a alguien que vigila e intenta mantener el orden entre los niños. El problema es que muchos padres delegan responsabilidades en ellos. Si pasa algo, en lugar de intervenir y calmar los ánimos, prefieren pasar de largo y dejar que se ocupen las autoridades. Se instala la pasividad y esto no ayuda a crear cohesión», dice el artista. Ante la influencia de estas figuras en el barrio, los primeros a quienes había que convencer para apoyar el proyecto eran ellos. «Al principio había cierto escepticismo. Teníamos que demostrar que construir una micronación puede ser divertido. No significa crear un gobierno, ni una autoridad ni unas reglas determinadas». El siguiente paso en la construcción del país se centró en encontrar un referente gastronómico común. «En Holanda las patatas fritas con salsa son uno de los platos nacionales. En Columbusplein hay un snack bar que congrega a mucha gente. Había que buscar una salsa que uniese al pueblo». «Convocamos a niños y a sus familias para elaborar una nueva mezcla como si fuera la fórmula secreta de la Coca Cola. Vino gente de distintas comunidades y acabamos con 16 recetas distintas sometidas a votación. La ganadora fue una niña de 9 años y su elaboración se acabó vendiendo en la tienda de la plaza», dice Mañes. 28 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
La cosa no acabó aquí. Una nación seria necesita ambición y Columbusplein no podía quedarse sin su propio programa espacial. «Si queremos ser un país respetado necesitamos un programa como el de la URSS o EE UU. Llevamos un grupo de niños a visitar la sede de la Agencia Espacial Europea que está en Holanda para inspirarnos. A la vuelta reunimos a los chavales de nuevo en la plaza para diseñar sus propias cometas». «Cuando salimos a volarlas, algunos de los niños que nos observaban se burlaron de nosotros, pero en cuanto empezó a hacer viento la mofa se convirtió en deseo de participar», explica el madrileño. «Estos ejercicios cambian dinámicas. Si tú organizas un partido de fútbol, los malotes ganan porque son más fuertes y más bestias. Si haces un concurso de salsas, no tienen ni la más remota idea de cómo hacerla. Se rompe la jerarquía de los bullies. Formar parte de esta nación te hace sentir especial y con ello viene el orgullo de la pertenencia». El programa piloto está impulsado por Social Design for Wicked Problems, una organización que pone a diseñadores y artistas a trabajar en problemas sociales. Tras los primeros meses de prueba, su futuro está pendiente de que las autoridades locales la sigan apoyando. «Entre los planes a corto plazo está el de crear una moneda hiperlocal para que se pueda utilizar en los comercios de la zona». Pero llegará un día en el que los artífices de esta idea tendrán que desaparecer. «Queremos seguir aportando en la construcción de la nación, pero el objetivo es retirarnos pronto. Hay que descentralizarlo todo. Una vez que los fundamentos estén construidos, el país tiene que fluir solo». Asistimos a la construcción de un país sin credos ni ideologías. Una república que busca acabar con el vacío que proviene del desarraigo. Una base vital para sustentar la existencia de una nueva generación que crece entre la cultura que les ha dado su sangre y la que proviene del entorno donde les ha tocado nacer.
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APPS QUE SÍ (Y CUANDO DIGO SÍ, ES SÍ) POR
David García (@SrGarcia)
Yo, David García, declaro oficialmente marzo como el mes en el que más cuesta encontrar apps que merezcan la pena. Suponemos que es porque, habiendo aparecido el sol, ¿a quién diablos le interesa una puñetera app? El caso es que, dificultades aparte, aquí van las tres sugerencias de este mes. Algo tienen que me subyuga y me hipnotiza.
E- PA R K
FRONTBACK
POWER SLEEP
¿Cuáles son las dos cosas que más joden la existencia? La primera, sin duda, es una mudanza. La segunda, pagar el ticket de aparcamiento en la ciudad. Para la primera no queda más que fastidiarse, pero para la segunda ya hay remedio: e-park es una app que permite pagar el ticket de estacionamiento regulado desde el smartphone. Funciona mediante recarga de una cuenta personal. Le echas unos eurillos a la cuenta y con ese crédito decides cuánto tiempo quieres aparcar. e-park es válida para Madrid, pero hay alternativas similares en diversas ciudades.
Alerta gilipollas. Esta app es una chorrada, pero como esta es mi sección y le meto mano como quiero, voy a hablar de Frontback porque yo lo valgo y porque me divierte. Hablamos de una app fotográfica cuya característica identificativa es que utiliza las dos cámaras del iPhone simultáneamente. ¿Y qué tiene de especial eso? Bueno, tampoco tiene nada de especial un lienzo blanco. Todo depende del uso que se haga del recurso. Úsalo con sabiduría, joven padawan, y crea algo que merezca la pena ser visto.
Ya que sois tan pendencieros que no haríais conscientemente algo bueno, ni aunque estuviera vuestra vida en juego, hacedlo dormidos, almas de cántaro. Power Sleep es una app para Android que hace algo muy parecido a lo que hacía SETI cuando aún os reventabais el acné: utiliza los equipos en reposo para analizar datos con un buen fin. La app sustituye a la alarma de nuestro smartphone Android. Mientras está en reposo, aprovecha para analizar paquetes de datos y hacer cálculos de proteínas. Con un poco de suerte, tu móvil hallará la cura a esa enfermedad que te fastidia
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APPS QUE NO (AUNQUE TIENEN SU PUNTO, ¿EH?) POR
David García (@SrGarcia)
Hay que tenerlo todo en cuenta. En cada parcela de la vida. En las inspiradoras y en las dramáticas. Como una mudanza. Nuestro querido Ricardo Llavador se ausenta de su tribuna un mes debido a que se ha tomado demasiado en serio su nueva afición favorita: mudarse de casa cada mes. La primera app mierdera va dedicada a él.
BRÚJULA FENG SHUI
COLON CLEANSING ENEMA
SOCHI RUSH
Ojo con dónde pones las cosas. Un simple centímetro más allá te puede joder el equilibrio de energías de manera fatal. Esta app para Android, más allá de ser más fea que pegarle a un padre, destaca por su versatilidad, ya que sirve como repositorio de propuestas acerca de colores, materiales, formas, plantas, fragancias y luz para su escritorio, su casa o su jardín. La app vale dinero, en concreto 72 céntimos de euro, pero ¿en cuánto se valora que el flujo del chi esté como tiene que estar?
Vale, es un poco un chiste de caca culo pedo pis, pero los clásicos, como el tartazo en la cara, nunca fenecen. Un enema consiste en introducir algo por el ano, en este caso un líquido, con objetivos médicos o higiénicos. Esta es una sección de apps, pero no les vamos a obligar a hacer nada raro con el smartphone, así que destensen los esfínteres. La aplicación se limita a «expresar la opinión de dos expertos acerca del tema». Yo no me fiaría
Los juegos de Sochi forma parte de los anales (hilando con la app anterior) de la historia, en concreto, de la parte más chunga. Por si alguno de los lectores tiene problemas de memoria, Sochi Rush utiliza lo lúdico para repasar las anécdotas más vergonzantes de los juegos rusos. Puertas rotas, váteres siameses, vasos de agua color caca y banderas arcoíris son algunos de los obstáculos que el intrépido protagonista de este injugable título tendrá que esquivar. Una mierda de juego, pero por lo menos es gratis, no como los hippys del Feng Shui.
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LA INMORTALIDAD POR
Mar Abad (@marabad)
Hay algo que el ser humano nunca ha sabido mane-
jar: su finitud. Ni en tiempos remotos ni en la actualidad. Durante milenios ha buscado la inmortalidad, pero jamás ha hallado el mínimo rastro. El deseo de eternidad es tan antiguo como uno de los primeros relatos que guarda la historia. Una epopeya fechada en la Mesopotamia de hace 48 siglos. El Poema de Gilgamesh habla del viaje que hizo este guerrero para encontrar la fórmula de la vida para siempre. El fallecimiento de su más fiel compañero desató la inconformidad de Gilgamesh ante la muerte y emprendió una búsqueda épica de ese don que los dioses habían concedido a un sabio y su esposa. El guerrero halló el secreto. Pero, antes de que pudiera tenerlo en sus manos, se lo arrebató una serpiente. Es probable que este relato de la mitología sumeria acabara así porque en aquella época ya supieran que la inmortalidad no es un deseo alcanzable. Ni para vivos ni para inertes. Y la regla se cumple sin remilgos ni excepción. Todo principio tiene un final. La cultura griega siguió hablando de la inmortalidad. Una ninfa prometió a Odiseo vivir por siempre si permanecía en la isla de Calipso, pero el protagonista del poema que escribió Homero en el siglo VIII a.C. marchó. La religión católica volvió a dejar claro que eso no era cosa de humanos. Dios expulsó a Eva y Adán del Jardín del Edén por desobedientes. El Todopoderoso temía que encontraran en la manzana el secreto de la inmortalidad y acabasen convirtiéndose también en deidades. «He aquí que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros en cuanto a conocer el bien y el mal. Ahora bien, que no alargue su mano y tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre» (Génesis 3,22). En el lejano Oriente también se interesaban por la eternidad. El emperador que unificó China en el año 221 a.C. estaba obsesionado con vivir por siempre. La mitología cuenta que Qin envió su flota a buscar el manantial de la
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ILUSTRACIÓN
Blastto
eterna juventud y ordenó que no volviera hasta averiguar dónde se hallaba. Ninguna tropa lo encontró, pero, en el camino, descubrieron Japón. La medicina milenaria china hizo grandes avances en el tema sanitario, pero no encontró la fórmula de la vida eterna. El mundo occidental no importó sus enseñanzas y jamás la tomó en serio. Estar vivo, durante muchos siglos, fue una auténtica hazaña. Incluso no hace tanto. En un país como Inglaterra, en el siglo XVII, el filósofo Thomas Hobbes escribió que uno de cada cuatro niños moría en la infancia y menos del 50% superaba la adolescencia. La medicina en casi todo el mundo, y hasta el siglo XIX, «estuvo dominada por la superstición, la brujería y los rumores», cuenta Michio Kaku en su libro La física del futuro. «Dado que la mayoría de los niños morían al nacer, la esperanza media de vida se situaba entre los 18 y 20 años. Durante este periodo se descubrieron algunas hierbas medicinales y ciertos productos químicos muy útiles, como la aspirina, pero en general no existía un modo sistemático de buscar nuevas terapias. Por desgracia, los remedios que realmente funcionaban fueron secretos celosamente guardados. El ‘doctor’ se ganaba la vida complaciendo a los pacientes ricos y tenía especial interés por mantener sus pociones y sus cánticos en secreto». El divulgador científico relata en su libro que, a finales del XIX, uno de los fundadores de la Clínica Mayo, en Minnesota (EE UU), escribió en un diario que en su maletín solo llevaba dos ingredientes que funcionaban realmente: una sierra y morfina. El serrucho amputaba extremidades enfermas y la morfina calmaba el dolor de la amputación. El resto de botes era «aceite de serpiente» (así se llamaba un ‘elixir mágico’ que vendían como remedio a todos los males) y «potingues fraudulentos». Pero un químico francés cambió la historia de la medicina y la enfermedad. Hasta entonces una dolencia era un castigo de un dios. Louis Pasteur (1822-1895) descubrió que
muchos males no procedían de una maldición sobrenatural, sino de unos bichitos minúsculos llamados bacterias. De sus investigaciones en microbiología surgieron los antibióticos, las vacunas, la esterilización y la adopción de la higiene como métodos para prevenir y curar muchas enfermedades infecciosas. Hasta entonces la medicina era algo artesano. Algo donde se mezclaban la tradición, la ignorancia, la superstición y algunos remedios muy básicos. Pasteur empleó métodos científicos para investigar sobre medicina y, a partir de ahí, se empezó a hablar de medicina científica. La esperanza de vida en EE UU ascendió hasta los 49 años en 1900, según Kaku. Las muertes masivas en la Primera Guerra Mundial supusieron un reto para los facultativos. «Había una necesidad urgente de que los médicos llevaran a cabo experimentos reales con resultados reproducibles, que luego se publicaban en las revistas de Medicina», escribe el divulgador científico. «Los reyes europeos, horrorizados por el hecho de que sus mejores y más brillantes militares estuvieran siendo masacrados, exigían resultados auténticos, no meros trucos. Los doctores, en vez de limitarse a intentar complacer a clientes ricos, empezaron a luchar por la fama y el reconocimiento que les daba la publicación de artículos en revistas revisadas por especialistas. Así se constituyó el escenario adecuado para que se produjeran avances en los antibióticos y las vacunas que aumentaron la esperanza de vida hasta los 70 años o más». En los años 40 empezó a mezclarse la física y la medicina, según Kaku. Erwin Schorödinger, uno de los fundadores de la teoría cuántica, rechazaba la idea de que un alma diera vida a un cuerpo. El físico austriaco trabajó en la teoría de que «la vida estaba basada en algún tipo de código y este estaba codificado en una molécula», escribe el científico estadounidense. «Formuló la conjetura de que si se hallaba aquella molécula, se podría desvelar el secreto de la vida». El físico Francis Crick y el genetista James Watson tomaron como referencia el libro donde Schorödinger desarrollaba esta teoría, ¿Qué es la vida?, e intentaron demostrar que el ADN era aquella molécula que revelaba el misterio de la existencia. En 1953 los dos científicos hallan la estructura del ADN en lo que Kaku llama «uno de los descubrimientos más importantes de todos los tiempos». «Leyendo la secuencia precisa de los ácidos nucleicos situados a lo largo de la molécula de ADN, se podía leer el libro de la vida», explica en La física del futuro. Los avances en genética molecular dieron lugar al Proyecto Genoma Humano. «Se trataba de un programa masivo de choque para descubrir la secuencia de todos los genes del cuerpo humano. Su coste era de unos 3.000 millones de dólares y requería el trabajo de cientos de científicos que colaboraban en todo el mundo», escribe en su libro. «Cuando por fin se terminó en 2003, fue el anuncio de una nueva era de la ciencia. Algún día todo el mundo tendrá su genoma personalizado grabado en un CD-ROM. Contendrá 34 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
para cada individuo una lista de sus aproximadamente 25.000 genes. Será su propio manual de instrucciones». La vida dejó de ser magia y, en su lugar, es un conjunto de datos. La ciencia y la biología explican la vida, y la biología, hoy, en palabras del premio nobel David Baltimore, «es una ciencia de la información». Estos avances en la medicina están impulsados por la teoría cuántica y el desarrollo informático. La teoría cuántica ha ayudado a descubrir «cómo construir las moléculas de la vida, átomo a átomo, a partir de la nada», especifica Kaku. «La construcción de la secuencia de genes, que antes era un proceso largo, tedioso y caro, se realiza ahora de manera automática mediante robots». La historia remota nunca imaginó al humano como un libro que contenía la información de su propia existencia. Hoy, en cierto modo, lo es. No entendía el origen de la vida y, por eso, se atrevía a desear la inmortalidad. Aunque la mitología griega sabía que vivir eternamente tenía trampa. Y fue a un hombre de infinita belleza llamado Titono a quien le tocó descubrirlo en esta leyenda: La diosa de la aurora, Eos, se enamoró locamente de uno de los hombres más bellos conocidos. Ella era eterna y lo mismo pidió para él. Rogó a Zeus que hiciera al mortal un hombre para siempre y el padre de los dioses se lo concedió. El tiempo pasó y Titono, efectivamente, no moría. Pero fue arrugándose y encogiéndose hasta acabar convertido en un grillo. Eos, al despertar cada mañana y anunciar la llegada de su hermano, el Sol, llora. El rocío son sus lágrimas y de ellas se alimenta Titono. Y cuando alguien le pregunta por su más apasionado deseo, el grillo responde: «Mori, mori, mori...». La ciencia actual no busca desesperadamente la fórmula de la inmortalidad. Lo que intenta es estirar la vida y no a cualquier precio, como ocurrió a Titono. «No pretendemos alargar la vida sin más. Intentamos que la vida sea más larga y mejor», indicó Aubrey de Grey, en una entrevista en Madrid a finales de enero. El gerontólogo, que visitó la ciudad para participar en el encuentro de ciencia y pensamiento #FjordKitchen, considera que «el envejecimiento es el peor problema mundial. Es el principal motivo de muerte y tiene que ser entendido como una prioridad». Envejecer no es una enfermedad, aunque a veces se ha explicado así porque resulta más efectista. «No es realmente una enfermedad y, por eso, tampoco se puede hablar de curarla. Es una acumulación de daños, de errores genéticos y celulares que se producen, fundamentalmente, en el ‘motor’ de la célula: la mitocondria», aclara De Grey. «Hacer reparaciones periódicas de procesos como la oxidación
celular o la acumulación de residuos moleculares en el interior y exterior de las células retrasa notablemente el envejecimiento».
elevadas. Y no será tan difícil hacerlo. Hace años que nació la «industria de la medicina regenerativa» y su crecimiento es cada vez más rápido.
El experto empezó a investigar cómo extender la vida humana hace 20 años. Antes se dedicaba a la inteligencia artificial, pero vio que «todos los biólogos están interesados en este asunto». Era un sueño universalmente humano y decidió ir a por él.
La ciencia del XX y la tecnología del XXI no han dejado de buscar la inmortalidad. El premio nobel en Física Richard Feynman fue aún más lejos que De Grey y declaró que la biología aún no ha encontrado nada que indique que la muerte es inevitable. Eso le hacía pensar que, en un tiempo, los biólogos descubrirán «qué nos causa ese problema» y, así, «esta terrible enfermedad universal, la temporalidad del cuerpo humano, se curará» (La física del futuro).
De Grey vio que el humano responde a la misma lógica que una máquina porque, según dice, «el cuerpo es una máquina». La duración de un automóvil, por ejemplo, depende del cuidado que reciba y de las mejoras que le vayan haciendo en el taller de reparaciones. Igual ocurre con el humano. La vida va reduciéndose conforme se deterioran sus piezas, pero habrá un momento, no muy lejano, en que las reparaciones celulares y el recambio de órganos internos sea algo común. Un corazón que no funcione se reemplazará por otro exactamente igual. En la «tienda del cuerpo humano», como lo denomina Kaku, se imprimirá un corazón con las células del paciente. El viejo irá a la basura y el nuevo hará bombear la sangre de esa persona con la fuerza de una víscera sana. «El concepto de esos talleres de reparaciones reducirá los daños que el cuerpo va produciendo en sí mismo», indica De Grey. En su organización sin ánimo de lucro, Sens.org, trabajan para extender la vida y erradicar algunas de las enfermedades mortales por envejecimiento más comunes como el alzheimer. El británico considera que a día de hoy es una tontería decir cuánto tiempo queremos vivir. «Lo que sí podemos estimar es cuánto tiempo queremos mantenernos sanos». De Grey no habla de inmortalidad. Pero sí cree que la medicina regenerativa muy pronto podrá prolongar la vida 30 o 40 años. «Esto tiene unas implicaciones sociológicas importantes. Si eliminamos las enfermedades relacionadas con la edad, las personas mayores podrán continuar generando riqueza y aportando su experiencia», comenta. «Además, no serán una carga para sus hijos». Kaku escribe en su libro que en 2050 un humano podría vivir 150 años o más por el desarrollo de las terapias de células madre, la terapia génica y la tienda del cuerpo humano. Pero De Grey dice que estas estimaciones son «pesimistas». Para esa fecha un humano que repare adecuadamente sus células podría alcanzar edades mucho más 36 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
La inmortalidad podría ser también un asunto tecnológico. El inventor y futurista Ray Kurzweil dijo en Global Futures 2045 Internacional Congress, en Nueva York, el pasado mes de junio, que en unos 30 años podremos subir una mente humana a una computadora y almacenarla en la nube. La inteligencia humana se podrá guardar digitalmente y ahí quedará después de que ese cuerpo muera. Lo que el director de ingeniería de Google llama el wetware (algo así como ‘conjunto de utensilios húmedos’: sangre, huesos, órganos y piel) no será necesario si la inteligencia está digitalizada. La inmortalidad estaría entonces en lo más profundo de un nanochip. Pero ¿y si la eternidad no necesitara ninguna máquina para inventarla? ¿Y si fuese algo que ha ocurrido eternamente? Algo de lo que ya hablaron muchos pensadores antes de que la tecnología fuese dios. Para Borges, «cada uno de nosotros es, de algún modo, todos los hombres que han muerto antes (...). Esa inmortalidad se logra en las obras, en la memoria que uno deja en los otros. Esa memoria puede ser nimia, puede ser una frase cualquiera. Por ejemplo: ‘Fulano de tal, más vale perderlo que encontrarlo’. Y no sé quién inventó esa frase, pero cada vez que la repito yo soy ese hombre. ¿Qué importa que ese modesto compadrito haya muerto, si bien vive en mí y en cada uno que repita esa frase?». El escritor argentino escribió en su ensayo La inmortalidad (5 de junio de 1978) que creía en la vida eterna. «No en la inmortalidad personal, pero sí en la cósmica. Seguiremos siendo inmortales; más allá de nuestra muerte corporal queda nuestra memoria, y más allá de nuestra memoria quedan nuestros actos, nuestros hechos, nuestras actitudes, toda esa maravillosa parte de la historia universal, aunque no lo sepamos y es mejor que no lo sepamos».
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UNA BIBLIOTECA DONDE LOS LIBROS SON DE CARNE Y HUESO POR
Gema Lozano
Eran médicos los que lograron que las puñaladas que recibió su amigo aquella madrugada de 1993 en Copenhague no resultaran letales. Pero fueron ellos mismos, Dany, Asma, Christoffer, Thomas y Ronni, los que consiguieron que aquel acto no quedara impune. Stop Violence fue su forma de tomarse la justicia por su mano. En su caso, la violencia no fue la vía sino el enemigo a batir. El primero en reconocerles el mérito de lograr que 30.000 jóvenes daneses se unieran al movimiento que habían comenzado a liderar en la era pre redes sociales fue el director del Roskilde cuando les propuso que organizaran un evento, dentro del marco del festival de música, que pusiera el foco en el diálogo entre personas distintas. Uno de los certámenes más populares del norte de Europa, capaz de convocar a gente de todo el planeta, era un lugar apropiado para acercar a personas de todo tipo de pelajes y acabar con sus prejuicios, pensaron. Lo siguiente fue idear la forma de hacerlo. Y The Human Library fue la solución elegida. El nombre de la iniciativa lo decía todo; en esa biblioteca los libros no serían de papel sino de carne y hueso. Y de todo tipo de ‘géneros’: blancos, negros, amarillos, heterosexuales, homosexuales, católicos, musulmanes, judíos, prostitutas, monjas, liberales, anarquistas… Comenzaron con 75 ejemplares. Pero los temores y la inseguridad propiciaron que las dudas sobre la viabilidad del proyecto conturbaran a los cinco jóvenes… «¿Y si la idea no cuaja?» «¿Y si la gente no quiere ser cuestionada sobre sus ideas preconcebidas acerca de otras nacionalidades, otros grupos raciales, sociales…?».
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Los miedos de los creadores de la biblioteca humana fueron desvaneciéndose a medida que comenzaron los intercambios. «Se trataba de un grupo de gente muy dispar reunido en un espacio reducido. Era cuestión de tiempo el que comenzaran a ‘leerse’ los unos a los otros». Al igual que en las bibliotecas convencionales, el título era el primer reclamo para los lectores de la Human Library. Si resultaba lo suficientemente atractivo, despertaba en el otro el interés por ‘seguir leyendo’. Y así fue cómo comenzaron a desarrollarse las conversaciones entre libros y lectores «y la sensación de que algo especial estaba pasando. Allí estaban sentados frente a frente y dialogando el policía con el grafitero, el político con el activista, el hincha de fútbol con la feminista…». Los creadores de The Human Library Organization (HLO) describen lo que pasó en ese momento como una situación win-win. «Y lo sigue siendo». Más, si cabe, si se tiene en cuenta la propagación del movimiento, del cual el resto de fundadores señalan como principal responsable a su directora, Ronny Abgergel. De ella, dicen que fue la primera en percatarse de su potencial y la que decidió buscar nuevos organizadores entre instituciones públicas y privadas de todo el mundo. Gracias a su labor, HLO logró pronto el favor del Consejo Nórdico y de la Dirección de Juventud del Consejo Europeo, entre otros. «Sin el respaldo de organizaciones de este tipo, la idea nunca hubiera logrado el alcance actual». El alcance que comentan abarca los más de 30 países en los que se ha abierto alguna de estas bibliotecas. «HLO vela para que en todas ellas se apliquen los criterios de calidad que deben caracterizarlas», asegura la propia Ronny.
EN HLO EXISTEN LIBROS DE TODOS LOS GÉNEROS: BLANCOS, NEGROS, AMARILLOS, HETEROSEXUALES, HOMOSEXUALES, CATÓLICOS, MUSULMANES, JUDÍOS, PROSTITUTAS, MONJAS, LIBERALES, ANARQUISTAS… THE HUMAN LIBRARY NACIÓ EN 1999 EN EL MARCO DEL FESTIVAL DE MÚSICA ROSKILDE
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AL IGUAL QUE EN LAS BIBLIOTECAS CONVENCIONALES, EL TÍTULO ES EL PRIMER RECLAMO PARA LOS LECTORES DE LA HUMAN LIBRARY ¿Y qué hay de los libros?
Ese celo con el que los ‘bibliotecarios’ fundadores cuidan el proceso de expansión del proyecto ha sido fundamental para que este siga conservando su razón de ser a lo largo de estos años y en todas y cada una de las delegaciones de HLO. En ese sentido, la selección del fondo bibliográfico es uno de los puntos claves. Un libro de HLO es una persona normal y corriente que por diversas cuestiones se ha visto sometido por determinados estereotipos en algún momento de su vida. Su experiencia le ha empujado a convertirse en representante público de un determinado colectivo. Su labor es acabar con todos los clichés a él asociados. Por eso, HLO asegura que lo que realmente les caracteriza es su coraje, sus convicciones: «Están dispuestos a hablar sobre sus valores con los demás. Y, al igual que la mayoría de los libros de papel, son muy sabios». Es cierto que no todos llegan a convertirse en best seller, pero también lo es que todos, incluso los más minoritarios, cuentan con una calidad avalada por los reclutadores de libros de la organización. Son ellos quienes se encargan de hacer la selección y componer la colección 42 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
mediante diversas entrevistas y cuestionarios a los libros candidatos. Otra característica de los ejemplares de estas bibliotecas es que son voluntarios. Los únicos costes asociados pueden tener que ver ‘con su transporte’, a lo sumo. Los libros de HLO no son caros, pero sus responsables advierten de que, al igual que sus homónimos de papel, los libros de su biblioteca deben ser tratados con sumo cuidado…
Los más leídos
HLO también cuenta con sus listas de libros más demandados. Un vistazo por cada una de las sedes de HLO es un acertado indicador de los principales prejuicios de la población local. «Por ejemplo, cuando arrancó el proyecto en Dinamarca, uno de los libros más solicitados fue un joven árabe musulmán. Mientras que en Bulgaria, ya en 2002, fue un exmiembro de la extrema derecha...». La actualidad también marca el interés por determinados colectivos. Un ejemplo es el de la biblioteca de Reino Unido donde, tras una avalancha de asesinatos entre miembros de distintas bandas, el libro de un joven con un pasado ligado a una de ellas se convirtió en best seller.
UN LIBRO DE HLO ES UNA PERSONA NORMAL Y CORRIENTE QUE POR DIVERSAS CUESTIONES SE HA VISTO SOMETIDO POR DETERMINADOS ESTEREOTIPOS EN ALGÚN MOMENTO DE SU VIDA UN VISTAZO POR LAS LISTAS DE LIBROS MÁS LEÍDOS DE CADA UNA DE LAS SEDES DE HLO ES UN ACERTADO INDICADOR DE LOS PRINCIPALES PREJUICIOS DE LA POBLACIÓN LOCAL Nº49 - 2014 / YOROKOBU / 43
VALOR
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LA CREATIVIDAD DEL NÁUFRAGO POR
Javier Meléndez
—Imagine usted que esta tarde toma un barco —dice Mr. Crusoe—. Imagine que naufraga y va a parar a una isla desierta. ¿Que haría? ¿Intentaría sobrevivir o pensaría en los estados que dejó en las redes sociales, las fotografías en las que fue etiquetado o quién le sigue para seguirlo? El encuentro con Robinson Crusoe tiene lugar en una cafetería de Brick Lane, en pleno centro de Londres. Llego con media hora de antelación a la cita y para hacer tiempo me entretengo con mi teléfono inteligente: juego un poco, miro los cambios en las redes sociales y consulto mi correo electrónico.
ILUSTRACIÓN
Rocio Cañero
—¿Qué hacía antes, cuando no tenía ese chisme? —dice Mr. Crusoe—. Cuando esperaba a alguien en un sitio como este. —Leía un libro o el periódico —busco con la mirada el periódico. Está quedando para los bares de la periferia. —En ese aparato tendrá usted cientos de libros, miles y también conocerá lo que pasa en el mundo, mientras está pasando. —Así es.
—¿Es usted…? —me dice un hombre de mediana edad, con barba cuidada, piel tostada y traje de tres piezas pasado de moda.
—Antes leía un libro o el periódico y ahora dedica media hora a un juego o a leer qué escribe gente que no conoce sobre otra gente que no conoce.
—¿Mr. Crusoe?
Mr. Crusoe me resulta impertinente, pero le escucho con atención. El camarero trae los cafés y Mr. Crusoe paga sin darme opción.
El entrevistado me aprieta la mano con firmeza, se sienta frente a mí y pedimos dos cafés. —Hace media hora que le observo —dice Mr. Crusoe—. ¿Le importaría decirme qué hacía con ese aparato? Aún no repuesto de la sorpresa por saberme observado por Mr. Crusoe, no puedo responder.
—¿Podría decirme el color de la fachada frente a esta cafetería? —dice Mr. Crusoe. No puedo. —Usted nunca ha estado en Londres.
—Perdone, no pretendía molestarle.
No lo niego.
—Jugaba —digo con cierto pudor.
—Ha buscado en su chisme: “cafeterías de Londres”. Y ha encontrado esta, y me ha hecho venir aquí.
—¿Y ha ganado algo? Adelantar un nivel, podría haber respondido, pero hubiera sido una respuesta estúpida, así que niego con la cabeza. Para Mr. Crusoe, ganar equivale a utilizar tan solo un poco de pólvora para matar una cabra salvaje con la que alimentarse varios días. 46 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
Asiento. —Usted no podría ofrecer a sus lectores una descripción de lo que está ocurriendo ahora en la calle. Si hay personas pidiendo pan o artistas callejeros, o cómo visten las muchachas inglesas. Tampoco sabe si al final de la esquina
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hay una panadería o una tienda de objetos de segunda mano. Claro que podría buscarlo… En ese chisme tiene toda la información que necesita, pero lo que ofrecería a sus lectores sería información de segunda mano. Faltan los matices. Una información que reelabora en medio de pitidos que le interrumpen y le dicen: alguien le menciona, mira cómo bailan los osos o un chiste buenísimo. Son entretenimientos legítimos, como cualquier otro, pero usted es un artista… ¿Verdad? No debería permitir que su mente se fraccionara. Hace una pausa. —Esta es una época de creaciones recicladas —dice Mr. Crusoe—, textos y dibujos y música construidos a saltos porque muchos artistas interrumpen su propio flujo de pensamientos con interrupciones de chismes tecnológicos. Imagine usted que esta tarde toma un barco. Imagine que naufraga y va a parar a una isla desierta. ¿Qué haría? ¿Intentaría sobrevivir o pensaría en los estados que dejó en las redes sociales, las fotografías en las que fue etiquetado o quién le sigue para seguirlo? Mr. Crusoe espera mi respuesta. Es evidente, pero por alguna razón espera escucharla de mis labios: —Intentaría sobrevivir. —Así es, amigo mío, usted naufraga e intenta sobrevivir. Para un artista crear debería equivaler a sobrevivir en una isla desierta: su única preocupación. Ahora quiero contarle un secreto: mi estancia en la isla no fue por un naufragio; fue un exilio. «Generaciones de escritores pasaron semanas en moteles alejados de sus familias para rematar sus trabajos y pintores hicieron sus bocetos en tabernas sin conexión. Un pitido o una vibración de ese chisme es como un golpe en la cabeza que le hacer perder el sentido durante un momento. En otras épocas, había un tiempo para leer el periódico. Unos leían por la mañana, otros después de comer y otros por la noche, o antes o después de cenar. Una persona leía el periódico y lo abandonaba en un banco, lo 48 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
devolvía al camarero o lo usaba en la jaula del pájaro. Las noticias eran falsas o auténticas, pero completas. Y uno no pensaba más en ese periódico ni lo que había escrito en él. Esa era toda la información que una persona necesitaba. Ahora no tenemos el tiempo del periódico. En estos chismes la información no se da completa, se habla de las cosas mientras están sucediendo… Quien accede a esta información se deja atrapar por una espiral… Como las noticias no son completas, necesita alimentar la curiosidad por completar el puzzle y saber qué dicen otras personas. Pero si usted acabara esta tarde en una isla desierta y volviera a la civilización pasado un año, observaría que apenas ha dejado pasar algo trascendente en su vida. Un náufrago sabe qué es básico y qué no lo es: comer es básico; los estados de las redes sociales no lo son, ni los suyos, ni los ajenos. Un artista debiera ser como un náufrago. Ahora, le voy a contar otro secreto. »Usted puede naufragar ahora mismo y no tiene por qué ir hasta el Cabo de Buena Esperanza ni al Triángulo de las Bermudas. Solo tiene que observar dos situaciones: el aprovisionamiento y el naufragio. »Usted no puede zarpar sin antes hacerse con todo lo que pudiera necesitar en un viaje. Eso es el aprovisionamiento. Digamos que quiere hablar de naranjas. Primero tendrá que conocer el tema: comer naranjas, saber cuándo el ser humano comenzó a consumirlas, cuál es la producción anual, qué recuerdos le traen las naranjas... Pero deberá ponerse un límite de tiempo. Los barcos se cargan y zarpan. Aprenda todo lo que pueda del tema que va a tratar antes de zarpar, después no volverá atrás. »Después de zarpar, debe naufragar. Coja una habitación de su casa y haga de ella su isla a la que no permitirá el acceso, o vaya a donde nadie pueda molestarle por cuatro o cinco o diez horas. Nadie. Apague todos los chismes que tenga. Todos, o póngalos lejos, donde no pueda oírlos. Cuando vuelva a poner en marcha los chismes, el mundo estará como lo dejó. Créame. Pero usted sí ha dejado que unos pensamientos casen con otros, sin interrupciones, y si los ha puesto en papel, tendrá un trabajo artístico.
EL BOLI QUE SE CAE A LAS 7 POR
Mar Abad @marabad
El 28 de julio de 1914 Europa se convirtió en un «matadero internacional enloquecido». Así llamó LouisFerdinand Céline a la Primera Guerra Mundial en Viaje al fin de la noche. Veinticinco años después se desató una nueva demencia planetaria asesina. Por aquel entonces en España gobernaba un dictador que dormía con redecilla en la cabeza para mantener el orden de las cosas... o de los pelos. A Franco le gustaba Hitler y sus tropas. Tanto que contradijo la rectitud de las líneas y ordenó que los relojes españoles se alinearan con los alemanes en vez de regirse por el meridiano de Greenwich.
España, en sus horarios, efectivamente, es diferente. Y eso ha levantado una amplia literatura a favor y en contra, incluso en grandes medios internacionales. El pasado 17 de febrero The New York Times publicaba un reportaje titulado Spain, Land of 10 P.M. Dinners, Asks if It’s Time to Reset Clock (España, tierra de cenas a las 10 de la noche, se pregunta si es hora de reajustar el reloj). Al día siguiente Slate publicó otro artículo, a modo de respuesta, titulado Spain Shouldn’t Change Its Mealtimes. We Should Change Ours (España no debería cambiar el horario de sus comidas. Nosotros deberíamos cambiar las nuestras).
España, desde entonces, se convirtió en un país tardío. El dictador ordenó a las cadenas de radio emitir sus noticias propagandísticas a la hora de comer, 2.30 de la tarde, y la hora de cenar, 10.00 de la noche. En el resto de Europa, en cambio, en esos momentos iban ya por el fin de la digestión.
En España el debate surgió hace años. La Asociación para la Racionalización de Horarios (ARHOE) reivindica volver al huso horario que corresponde al país. La entidad afirma que este desfase horario se traduce en jornadas laborales que, en vez de terminar a las 5.00 o 6.00 de la tarde, como en la mayor parte de Europa, acaban a las 7.00, 8.00 o 9.00 de la noche. Y esto no solo supone reducir el tiempo de vida personal. La productividad también cae en picado.
La dictadura se disolvió, pero el guiño a Hitler se instaló en el reloj biológico de los españoles. Las paellas a las 3.00 de la tarde, las siestas y las cenas al fin del día se han convertido en una de las señas de identidad y tópicos habituales de este país.
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Decenas de estudios sostienen que los españoles trabajan más horas que la media europea y, sin embargo, son menos productivos.
La ARHOE declara en su manifiesto «que las jornadas laborales prolongadas perjudican la calidad de vida de los empleados y no son rentables para las empresas». Además, «la relación entre la dirección y el personal colaborador ha de estar sustentada en conseguir resultados y basarse en la confianza y el compromiso, y no solo en el cumplimiento estricto del horario».
La agencia enviaba este boli a otras empresas cuando empezaban a trabajar juntos. Era una forma decir que «si nuestros clientes viven mejor, nosotros viviremos mejor», especifica Olivares. «Queríamos hacer ver que todo lo que se vive fuera de la agencia ayuda a hacer mejor tu trabajo. La creatividad y las ideas crecen yendo al cine, visitando exposiciones y viendo otras cosas que no están dentro de la oficina».
Muchos piensan que pasar más tiempo fuera de la oficina aumenta la productividad de un empleado. Esto ocurre, sobre todo, en oficios relacionados con la creatividad, según Miguel Olivares, cofundador de La Despensa. En 2003 esta agencia de comunicación creó un invento llamado ‘El boli que se cae a las 7’. En las instrucciones decía: «Cuando se acerquen las 7 de la tarde, afloje la muñeca como si fuese a hacer el saludo de la Familia Real (...). En cuanto se caiga el bolígrafo póngase inmediatamente de pie, coja el abrigo y repita, en voz alta y de forma reiterada ‘Hasta mañana, hasta mañana’. Agache la cabeza y vaya directamente hacia la puerta.
Once años después, los bolis, en la mayoría del planeta, siguen sin caer a las 7 de cada país. «La situación ha ido a peor», indica el director creativo. «Hemos oído casos de personas que incluso han muerto en sus puestos de trabajo». Por eso hay que recuperar el boli. Aunque esta vez viene en versión avanzada. Dentro de una caja similar a la de los productos Mac hay dos bolígrafos. Uno con capucha roja y otro con capucha negra. Los dos se meten en un troquel metálico y el nuevo artefacto se introduce en un enchufe de la oficina. ¡¡ !! Los plomos saltan. No hay luz. Hay que irse a casa. Es una recomendación indicada en las instrucciones del boli: «Mejor que ser positivo es meter el bolígrafo que se cae a las siete en el positivo y el negativo».
Si su superior inmediato intenta hablarle, despístele (sin dejar de andar hacia la salida) con mentiras del tipo: ‘Odio tener que llevarme trabajo a casa, pero en fin... Hasta mañana, hasta mañana’».
«Sabemos que utilizando este invento puedes morir», advierte Olivares, «pero estar todo el día trabajando tampoco es vida».
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LAS BRUJAS QUE SALVARON INGLATERRA DE LOS NAZIS De cómo el espíritu de Merlín, Excalibur y el creador de 007 lograron parar los pies a Hitler POR
La Historia oficial cuenta que un puñado de valientes aviadores logró detener al rodillo bélico nazi en la Batalla de Inglaterra, el épico y desigual combate que frenó el inexorable avance del ejército alemán en 1940 y que, con toda certeza, hubiese supuesto el fin prematuro de la II Guerra Mundial por K.O. para el bando del Führer. La historia secreta relata que un puñado de valientes hechiceros, magos y brujas ingleses unieron sus conjuros para derrotar en el plano astral a las huestes nazis, a su vez pertrechadas con sus propios guerreros clarividentes. La célebre frase: «Nunca tantos debieron tanto a tan pocos» (Churchill) cobra una nueva dimensión cuando se indaga en los pormenores de la Batalla Mágica de Inglaterra. El 31 de julio de 1940, en el fragor de la batalla de Inglaterra, un grupo de hechiceros encabezados por Gerald Gardner, líder de la Hermandad Masónica de Crotonia, llevaron a cabo un ritual en la emblemática Piedra de Rufus para detener a Hitler en su intento de invadir Inglaterra. Los conjurados erigieron un ‘Cono de Poder’ que fue orientado hacia Hitler con el siguiente mandato: «No puedes cruzar el mar, no puedes venir», según relató el propio Gardner décadas después de lograr aquella pírrica victoria. Cabe la duda razonable de si fue el Cono de Poder o si en realidad fueron los cerca de 30.000 combatientes
Iñaki Berazaluce
ILUSTRACIÓN
Juan Díaz-Faes
muertos y 1.500 aviones sacrificados durante la Batalla de Inglaterra quienes evitaron que Hitler la invadiera, pero los guerreros espirituales aseguran que sendos rituales parecidos se llevaron a cabo para evitar que Napoleón invadiera Inglaterra y para detener a la Armada Invencible, de infausto recuerdo para el imperio español. Y vive Dios que funcionó. Las guerras las ganan (y las pierden) los hombres y las armas en el terreno físico, pero no debemos menospreciar tan apresuradamente el campo de batalla psíquico y místico. El lugarteniente de Hitler, Rudolf Hess, se lanzó en paracaídas sobre Escocia en 1941, engañado por un alambicado plan urdido por el creador de James Bond, Ian Fleming, y los servicios secretos ingleses en connivencia con varios grupos ocultistas alemanes, pues era bien conocida la debilidad del mandatario teutón por el esoterismo. Esta afición por lo misterioso era compartida por el propio Hitler, quien en las vísperas de la guerra (1938) envió una expedición al Tíbet en busca del mítico reino de Hiperbórea-Thule. Hess voló a Inglaterra convencido de que un supuesto Partido por la Paz estaba dispuesto a firmar el armisticio con Alemania, despejando a los británicos (hermanos arios, para Hitler) de la contienda. En lugar de eso, Hess fue capturado y encarcelado (de hecho, se pudrió en prisión, donde murió en 1987, a los 97 años de edad, convertido
en un mártir de los nostálgicos del III Reich). Si has llegado a leer hasta aquí, significa que has entrado en estado de suspensión temporal de la incredulidad, así que ahí va una dosis postrera de guerra espiritual. La médium Dion Fortune, que aseguraba ser la reencarnación de una sacerdotisa de la Atlántida, montó un equipo de telépatas para levantar un ‘vórtice psíquico’ en el Canal de la Mancha, vórtice que, a la postre, resultó infranqueable para la Wehrmacht. Fortune y sus brujas se sentaban a meditar en el territorio mágico de Glastonbury, invocando el espíritu del Rey Arturo, su espada Excalibur, la cruz de los Rosacruces, el mago Merlín, el Santo Grial, el Arcángel Miguel y el Sursum Corda. Solo con este dream team de fábula, las brujas inglesas consiguieron ganar en su pulso al Führer, a quien tenían por un «ocultista natural y médium altamente cualificado». Por suerte, además del mago Merlín y compañía, del lado inglés estaba el Ejército Rojo. No está de más recordar que en la II Guerra Mundial los americanos pusieron las pelis, pero los rusos, los muertos. 20 millones de los casi 60 que perecieron en la brutal contienda. Nunca tantos hicieron tanto por tantos. Con información de Fortean Times, Libertad Digital y el siempre oportuno chivatazo de maese Cervera Nº49 - 2014 / YOROKOBU / 53
Plan Moscú ¿CONSPIRACIÓN COMUNISTA O LA PREVIA DE UN PARTIDO? El 11 de septiembre de 1973, la prestigiosa revista Estadio no llegó a los quioscos chilenos por culpa del golpe de estado. Dos reporteros de la revista recuerdan la increíble confusión de los militares de Pinochet con sus contenidos. POR
Pablo Ferri
En agosto de 1973, auspiciado por el Círculo de Periodistas Deportivos del Perú, con sede en Lima, el periodista chileno Edgardo Marín daba una charla sobre la eliminatoria que en esos días enfrentaba a las selecciones de ambos países. La ganadora alcanzaría la repesca para jugar el mundial al año siguiente. Tres partidos después —ni gol de oro, ni penaltis, ni demás parafernalia de videojuego—, Chile lograba el pase a la repesca: se enfrentaría a doble partido a la Unión Soviética. Edgardo ignoraba entonces que Chile pasaría esa eliminatoria, que iría a jugar a la URSS y que sería precisamente ese partido, el de los soviéticos, el principio de una enorme confusión. En cualquier caso y como se vio más tarde, el partido de Perú, el de la URSS, el mundial 74, toda aquella cháchara apenas importaba. Ellos creían que sí —Edgardo y sus colegas limeños—, y elogiaron a Figueroa, el ‘Beckenbauer’ chileno, o las gambetas del peruano Nene Cubillas y pensaron en el torneo de la Alemania Federal, los goles del Torpedo Muller, Johan Neeskens... Pero no importaba. Claro que entonces ninguno sabía que Chile sufriría un golpe de estado a los pocos días. En un momento de la charla alguien le preguntó a Edgardo por la situación política en Chile, la inestabilidad del Gobierno de Salvador Allende, la huelga de transportistas, el desabastecimiento. Le consultaron si podría darse un golpe de estado. «Esas cosas no pasan en Chile», respondió despreocupado. Días más tarde, el 11 de septiembre, el ejército chileno se sublevaba en Valparaíso bajo el mando de Augusto Pinochet. «No me han vuelto a invitar a un análisis político», cuenta ahora el reportero.
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Edgardo Marín trabajaba entonces en Estadio, el semanario deportivo de referencia en Chile. Estadio era el Don Balón chileno, popular y sesudo a la vez, «la catedral del periodismo deportivo». Nacido en 1941, Estadio había destacado tanto por sus portadas como por su contenido. Para la portada contaba con profesionales como Eugenio García, ‘el mago del lente’, único fotógrafo en Chile que había capturado el momento justo del impacto del balón en el poste de la portería (convendría explicar aquí que su defensor era William ‘el Galgo’ Marín, guardameta del Santiago Morning. En Chile se decía: «¡Tienes más suerte que William Marín!» porque los postes del Galgo repelían una cantidad inexplicable de balones. En la redacción, además de Edgardo, figuraba otro reportero de deportes legendario en Chile, Julio Salviat, recordado entre otras piezas por una entrevista al gran defensa de la Unión Española, Hugo Berly, aquejado de una enfermedad en el oído (Berly moriría relativamente joven, a los 68 años, a causa de una enfermedad degenerativa en el cerebro). Aquel 11 de septiembre salía a la calle el número 1.572 de Estadio. El periodista Ignacio Pérez de Tuesta recoge los recuerdos de Salviat de la mañana de aquel día: «Edgardo Marín, que tenía un furgón Austin Mini, me pasó a buscar muy temprano —6:30 de la mañana más o menos— porque nos habían dado el dato de una bodega —en Santiago— que tenía mercaderías agotadas en los negocios (azúcar, té café, fideos)». Salviat amplía ahora: «Para todo había que hacer largas colas y era casi obligatorio inscribirse en las JAP (Juntas de Abastecimiento y Control de Precios), una organización muy politizada donde repartían raciones de alimentos. Yo vivía en un sector de clase media, en Colón con Tomás Moro, muy cerca de la casa presidencial. No ingresé en las JAP, pero
como trabajaba en Quimantú (la editora de Estadio, que era estatal) tenía acceso a una canasta familiar semanalmente. Mi señora trabajaba en una tienda de ropa infantil y practicaba el trueque: entregaba pañales (que no se encontraban en ninguna parte) a cambio de aceite, azúcar, café, jabón o cualquier cosa que escaseara en el mercado formal. La vida era complicada porque no se sabía si podríamos comer al día siguiente». A la vuelta de la bodega escucharon por radio el levantamiento de Valparaíso y corrieron a la revista. Al llegar vieron que los militares rodeaban el predio y no pudieron entrar, así que se marcharon a casa. Estadio, que salía cada semana, no llegó a los quioscos en las dos siguientes. Cuando pudieron volver a la redacción, Edgardo, Julio y los demás —Antonio Vera, el director; René Durney, el más joven de la plantilla, a quien los militares le hicieron bajar del bus un día para raparle la cabeza...— se encontraron con todo revuelto. «Encima de un escritorio», recuerda Julio Salviat, «había un linchaco (versión chilena del nunchaku), un arma muy utilizada por los manifestantes de extrema izquierda. Parece que ninguno de los militares que destruyeron la oficina lo vio porque, si no, nos habrían acusado de violentistas». Aunque no vieran el linchaco, los militares sospecharon de Estadio desde el principio. La casa que la editaba, editorial Quimantú, era una creación del Gobierno de Allende. Además, las páginas de aquel número venían llenas de referencias inquietantes. En un día cualquiera habrían pasado desapercibidas, pero aquel día... «Fue pura casualidad», dice Julio Salviat, «yo escribí aquello sin ninguna doble intención». En la portada de Estadio del 11 de septiembre, el equipo editorial colocó una llamada al re56 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
portaje de Salviat. El titular, dentro y fuera, rezaba: «Se inició el Plan Moscú». Chile había eliminado a Perú en la clasificatoria para el mundial y ahora le esperaba la Unión Soviética, el último paso. La selección jugaba primero en Moscú y Salviat contaba los preparativos para el partido de ida, pero los militares no profundizaron tanto. Cuando leyeron Plan Moscú en la portada pensaron que aquello era un pasquín peligroso, una perorata comunista resultado de las mismas ideas que habían llevado el país a la ruina. En la primera página la situación empeoraba. El director Antonio Vera lamentaba en el editorial «volver a punto cero». El titular del editorial decía de hecho: «Otra vez en punto cero». Los militares confirmaban así sus sospechas: estos comunistas dicen que les hemos devuelto al punto cero; ¡a la hoguera! No les importó —o al menos no lo demostraron— que Vera se refiriese a las negociaciones entre la federación de fútbol y los clubes, rotas días antes, y no a ellos. Pese a todo Estadio sobrevivió. La increíble confusión del día del golpe tardó un par de semanas en resolverse —al menos en la práctica— y Salviat y los demás siguieron trabajando allí hasta 1979. Luego se fueron. Edgardo Marín dice que nunca tuvieron problemas con el ejército. «Al frente de la editorial quedó el general del Aire Diego Barros Ortiz, más poeta que soldado, de modo que la relación con él fue buena y hasta cordial. Cada vez que supimos que alguien podría tener problemas dijimos que los tendrían con todos nosotros». Estadio echó el cierre en 1982, ya no era rentable. En internet hay tiendas y particulares que venden ediciones antiguas para coleccionistas. Las que ilustran este reportaje fueron halladas casualmente en un puesto de libros viejos junto a un mercado de pescado y mariscos en la ciudad chilena de Valdivia.
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YOROKOBU + FJORD
INNOVACIÓN PARA MANTENERSE JOVEN Y SANO
De puertas hacia afuera, Madrid bullía a la hora en la que se apagan los ordenadores y las persianas de los comercios echan el cierre. El tiempo y su inexorable juicio no entienden de componendas humanas que tratan de buscar su derrota. A pesar de todo eso, mientras las agujas del reloj seguían girando, la consultora de diseño de servicios Fjord, trataba de detener las horas y los minutos. El deterioro que sufre cualquier mecanismo a causa del uso y el desgaste es propio también del engranaje biológico humano. La vejez se encuentra al final del camino. Siempre. The Who decía en My Generation que preferían morir que envejecer, pero lo cierto es que esa opción no es tan popular como la banda de rock. Por eso, lo ideal sería encontrar maneras de aliarse con el devenir de los años. Las perspectivas de cómo se produce y cómo se afronta el envejecimiento están en entredicho. Sus circunstancias, la aproximación al contratiempo de hacerse mayor y los avances más punteros en los tratamientos de las enfermedades coparon el tiempo de la edición de Fjord Kitchen celebrada el pasado 30 de enero. Fjord Kitchen es un espacio de difusión del conocimiento que se apoya en los mejores especialistas del mundo para analizar el mundo que nos rodea, para ver cuáles son los más excitantes caminos de la innovación. Por eso, tenía lógica que fuera el gerontólogo británico Aubrey de Grey quien abriese el menú poniendo sobre la mesa al envejecimiento como un problema mayor a escala global. «Hacerse viejo es el efecto secundario de estar vivo. El tratamiento a este problema, a la acumulación de daños en los tejidos celulares y en las moléculas es una prioridad», dijo. La aproximación de De Grey al tema pasa por mejorar la calidad de vida de cualquier ser humano. El investigador cree que la «enfermedad del envejecimiento» se aborda desde un prisma incorrecto. Alargar la vida es una cuestión de mantenimiento y no de reparación. «Los más mayores tienen el mismo derecho a curarse que los jóvenes. La mayor parte del esfuerzo se concentra en eliminar el daño ya hecho. Lo que debemos evitar en la gerontología es el deterioro del organismo», señaló. Con ese objetivo, la ciencia ha de centrarse en evitar problemas que afectan a las células y que De Grey identificó como responsables de todos los males: atrofia celular, células que se dividen sin ningún control provocando tumores, células que se niegan a aceptar que han de morir o mutaciones que provocan enfermedades mitocondriales. «Una vez que lo consigamos, muchas de las enfermedades más comunes como los ataques al corazón o el Alzheimer desaparecerán y las personas podrían mantenerse, mental y físicamente, libres de enfermedades durante la mayor parte de sus vidas», señaló. Si la vida se alarga de manera tan sensible, las personas podrían seguir aportando económicamente a la sociedad durante más tiempo y sus carreras podrían ser más flexibles ya que no habría necesidad de ser una sola cosa en la vida. También podría haber problemas: superpoblación, 58 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
dictadores casi inmortales, acceso a las terapias solo para las élites… ¿Y qué pasa si nos aburrimos de vivir? Habrá que pensar si conviene. Giuseppe Battaglia es químico y experto en Biónica Molecular, la rama de la ciencia que trata de simular el comportamiento de los seres vivos. Su manera de derrotar a la enfermedad se enfoca en la exploración de nuevos caminos que hagan los tratamientos más específicos, más personalizados y mucho más eficaces. «Para ello nos ayudamos de la propia naturaleza, tratando de ver cómo funciona y replicándola», explicó. Su trabajo va dirigido a crear biotecnología de laboratorio. «Desarrollamos ingeniería de tejidos. Ya se puede hacer, por ejemplo, carne artificial, se pueden regenerar químicamente las fibras y la idea es que podamos imprimir los órganos que necesitamos», dijo el científico italiano. ¿Podría haber un tratamiento específico para cada persona? «Sí, todos somos diferentes y tenemos diferentes necesidades», declaró Battaglia. La encargada del postre fue Lorna Ross, Directora de Diseño de la Clínica Mayo, el primer hospital del mundo que integra entre sus departamentos una sección de diseño. «De hecho, vemos a los pacientes a través del cristal y nos cruzamos con ellos a diario». El trabajo que desarrollan trata de mejorar los procesos y las relaciones propias que se dan en un centro de salud, ya sea entre personas, o ante la tecnología. El escenario en el que la estadounidense se mueve trata de equilibrar el avance disruptor propio de uno de los centros de investigación más innovadores del mundo con 150 años de tradición. Ross explicó que «el diseño ayuda a buscar herramientas para controlar un futuro que nos atemoriza. En medicina nos ayuda a acercarnos a lo desconocido con confianza». El equipo de Ross analiza todo lo que ocurre entre las paredes de la Clínica Mayo. «Estudiamos y mapeamos todo. La intención es hacer visible lo invisible», contó la diseñadora. «Todos los estamentos del hospital aportan su experiencia». A juicio de la estadounidense «innovar implica estar preparado para el cambio. Los problemas se arreglan haciéndolos irrelevantes. Por eso importa tanto la manera en la que proporciona el cuidado».
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LA UNIVERSIDAD DEL PORRO POR
Carlos Carabaña
Uruguay, Colorado, Washington, los alrededores del Görlitzer Park de Berlín... En el último año puntos tan dispares han quedado unidos por una línea en la que ya estaban Holanda, Portugal o Bélgica: la normalización o despenalización de la marihuana no ya para uso médico, sino para simplemente echarse un porro y unas risas. Eso sí, con resultados desiguales. Mientras que la iniciativa berlinesa está en la cuerda floja, se calcula que solo en el Estado de Colorado el cannabis generará a lo largo de 2014 unos 208 millones de dólares. Y alguien tiene que suministrar semejante cantidad de hierba. La ‘universidad’ de Oaksterdam, en California, ofrece desde 2007 la formación más adecuada para adentrarse en este negocio. Desde el Golden State, Dale Sky Jones, la actual rectora de este centro no reglado, habla al teléfono en susurros. Oaksterdam ofrece desde seminarios de fin de semana hasta cursos semestrales en los que, antes de enseñar cómo cultivar las plantas, cocinar con marihuana o levantar un negocio verde, dan una primera clase ‘sobre legalidad’. «Tienen que entender sus derechos y responsabilidades, que hay riesgos personales, que puedes perder a tu familia, tu casa, tu trabajo, tu vida...», explica mientras acurruca en sus brazos a su retoño recién nacido, al que se le escucha de vez en cuando gimotear a través de la línea. «Hay gente que acaba en la cárcel tras entrar en esta industria y si encuentran una planta en tu armario, los servicios sociales se pueden llevar a tus hijos». 60 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
ILUSTRACIÓNES
Buba Viedma
La propia Oaksterdam es un ejemplo perfecto. Fundada en 2007 por el activista Richard Lee, la institución es el primer intento en el mundo de dar una educación superior a interesados en entrar en la industria cannábica. Para abril de 2012, habían pasado decenas de miles de alumnos y tenía más de cien profesores. Varios negocios, como un museo y un dispensario de marihuana medicinal, se habían erigido en torno a la escuela. Entonces llegó la gran redada. Agentes de los US Marshals, la DEA y el equivalente estadounidense a Hacienda «entraron, lo cogieron todo y lo rompieron», explica Jones, que ha calificado esta acción policial en otras entrevistas como «un incendio o una inundación, solo que en lugar de ser un acto de Dios era del Gobierno federal». Entre los objetivos estaba el hogar del propio Lee, que dimitió como cabeza de Oaksterdam dejando su puesto a Jones. Dos años después no se han presentado cargos contra nadie, pero la escuela no ha vuelto a ser la misma, empleando a menos de veinte personas. «Es la locura de la marihuana», bromea Jones, «puede causarte esquizofrenia, pero desde luego no por fumarla». Aunque algunos Estados hayan aprobado su uso recreativo —«preferimos decir de uso adulto», apunta la rectora— y más de veinte, su papel como paliativo del dolor, el Gobierno federal estadounidense sigue considerándola una sustancia capaz de crear adicción, prohíbe la experimentación y administración médica y está listada junto a los opiáceos, el MDMA o el GHB.
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Esta problemática afecta a los negocios. Primero, aunque bajo el primer mandato de Obama se hayan llevado a cabo 153 juicios contra productores de marihuana medicinal, casi tantos como los 163 en los ocho años de Bush Jr., se desconoce si bajo otra Administración la relativa manga ancha que están teniendo estas iniciativas, que se han multiplicado en los últimos años, quedaría cortada. El primer presidente negro ha declarado que la marihuana no es más perniciosa que el alcohol y el segundo de la fiscalía general estadounidense, James M. Cole, mandó un memorándum a sus filiales en cada Estado en el que ordenaba no centrar sus limitados recursos en actividades relacionadas con la marihuana, si estas están dentro de la legalidad local. Segundo, los bancos estadounidense no se fían y no prestan ni dinero ni servicios a estos negocios, médicos o recreativos. Tienen miedo de ser acusados de lavado de dinero bajo parámetros federales y aseguran que, hasta que no sea totalmente legal o se les dé más garantías, estarán fuera. Mientras, la industria cannábica estadounidense generó en 2013, según su patronal, más de 1.500 millones de dólares, y todo este dinero se ha tenido que mover en metálico, con los riesgos —robos, opacidad fiscal— que conlleva tanto para la empresa como para sus trabajadores. Eric Holder, fiscal general de EE UU, declaró este enero que deberían tener acceso al sistema bancario y ahora los ojos están puestos en los ingresos fiscales que se derivarán de la venta de marihuana recreativa en Colorado. Para sus defensores, la legalización del cannabis no solo traería beneficios fiscales. «Primero, haríamos que el producto estuviera alejado de los cárteles violentos de la droga, ya que ahora los únicos que sacan beneficios son los criminales, a los que no les importa venderle a un niño», argumenta la rectora Jones. «Se podrían poner reglas y decidir dónde, cuándo, a qué horas, a quién... y la gente no tendría que acercarse a un mercado de droga dura para lograr un poco de hierba». Otra ventaja que se apunta es la penitenciaria ya que en las sobresaturadas cárceles estadounidenses «gran parte de los varones jóvenes negros ingresan por un primer cargo de pequeñas cantidades de hierba y luego entran en un círculo vicioso en el que no pueden conseguir una casa, un préstamo, un trabajo...». Sus detractores creen que se manda un mensaje equivocado al legalizar una droga que los cultivadores medicinales tienden a la tentación de hacer negocio con venta a particulares y que se pueden usar los dispensarios y tiendas como medio de lavado de dinero procedente del narco mexicano y colombiano. «El problema es que no se han cambiado las leyes, solo los políticos; siempre que llega alguien nuevo, la política cambia». «Mientras», se lamenta Jones, «nosotros nos centramos en ser buenos vecinos y ciudadanos».
LA VERDE ESPAÑA España es un país líder en Europa en pocas cosas. Una de ellas es en el consumo de drogas, y es tercera, tras Francia y Polonia, en cannabis. Frente a la tendencia mundial de relajación, España, donde el 80% de los condenados por tráfico de drogas es debido a esta sustancia, se han subido las sanciones. De 300 a 1.001 euros la multa mínima por posesión, hasta un límite de 30.000, se interpreta como un ataque a los clubs de fumadores que han ido surgiendo en los últimos años, tras varias sentencias del Supremo que permiten el consumo colectivo. En el país no es ilegal consumir marihuana en el ámbito privado y muchas sentencias judiciales no han penado cultivos para uso privado, pero las grandes plantaciones y su comercio sí están perseguidas por ley. Pese a esto, es uno de los países de Europa donde más marihuana se cultiva, muchas veces escondida en medio de bosques o en naves industriales. El Ayuntamiento de Rasquera, en Cataluña, votó en referéndum usar algunas de las tierras de este pueblo de 900 habitantes, con casi un 50% de paro, para plantar marihuana y abastecer a la Asociación Cannábica Barcelonesa de Autoconsumo. La justicia paró el proyecto. Existe un negocio creciente y ‘legal’ en las tiendas que venden parafernalia y aparejos para cultivar cannabis. Las semillas, por ejemplo, se comercializan como material de coleccionismo y se especifica que no son para uso agrícola, pero claramente tanto el vendedor como el comprador saben que su destino es crecer y dar cogollos. También venden focos, armarios, pipas, cubos y redecillas para tratar de producir tu propio hachís... Semilla Dorada, un establecimiento creado por extrabajadores del sector de la construcción, ha abierto en los últimos años siete franquicias.
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ESCENAS OSCURAS EN LÍNEA CLARA POR
Mar Abad @marabad
Hollywood podría reventar de un ataque de nervios. Y al recoger el cadáver verían que tenía un tebeo en las manos. El autor sería David Sánchez. Ese dibujante de historias sugerentes y oscuras que nunca cerró un final. Ese ilustrador que no tenía piedad del espectador. Ese al que le gusta «esa sensación de que el lector mire por un agujero». «En la vida no sabes todo lo que ocurre a tu alrededor. Estamos acostumbrados a que en la ficción nos cuenten todo, pero yo prefiero mostrar solo un trozo y que el lector saque sus propias conclusiones», explica el madrileño. En esos espacios que transcurren en sus novelas gráficas los personajes tampoco son unívocos. «No tienen una personalidad clara», indica. «No hay que explicar más de lo necesario. Me enfrento a mis relatos como si fuera un pintor abstracto más que si fuera un guionista. El personaje tiene una poesía que quiero respetar. Me da igual si el lector lo entiende o no. En la vida no todo tiene una explicación racional». David Sánchez empezó a publicar historias gráficas en la revista El Manglar. A la colección de capítulos publicados se unieron algunos más y formaron su primer libro, Tú me has matado. Un relato que comienza con una pistola, unas balas y una lata de cerveza sobre un fondo negro. En esta historia, como en todas las del dibujante, el protagonismo cae siempre sobre individuos. Apenas hay paisajismo o cualquier otro elemento que asuma el peso del argumento. Aquí hay policías corruptos, sectas satánicas, misioneros evangélicos y prostitutas en situaciones inquietantes. Tú me has matado (2010) convirtió a David Sánchez en Autor Revelación en el Salón del Cómic de Barcelona un año después. En 2012 publicó su segunda novela gráfica, No cambies nunca. La historia transcurre en Seúl un año lejos de aquí. La oscuridad se deja entrever de nuevo en este relato con jeringuillas, celdas de aislamiento y una mujer de piel verde. En su primer tebeo trató la religión. En el segundo abordó 66 / YOROKOBU / Nº49 - 2014
la ciencia. Nunca intenta mostrar el más remoto elemento cómico pero el lector, al final, de algún modo, acaba encontrándolo. «Mi tono es dramático, aunque puede que aparezca algo de comedia no pretendida. No creo que se pueda definir como una historia cómica», aclara. «Todos tienen un tono parecido. Todos son raros y tienen una narrativa peculiar. Son algo oscurillos». En esa línea está también La muerte en los ojos (2013). Es su tercera novela y, según dice, también su preferida. En esta ocasión la historia gira alrededor de un método de control mental y, al igual que las demás, en cada viñeta está la historia que se ve y todo lo que el lector quiera imaginar. «Me gustan las escenas evocadoras», comenta. «Siempre pongo por ejemplo una anécdota que ocurrió a unos amigos. Iban en el coche por la Castellana (Madrid) y vieron a una mujer desnuda, sangrando, corriendo por la carretera. Nunca supieron qué pasó. Es el cerebro de cada uno el que tiene que completar la historia». Esos relatos van surgiendo conforme David Sánchez dibuja en su estilo más habitual: la línea clara. Esa forma de narrar en dibujos como lo hacen los cómics clásicos de origen franco-belga. «No trabajo con esquemas previos. Parto de una pequeña idea y voy tirando. La historia aparece como una serie de impulsos. No hago ningún guión. Solo utilizo una estructura mental», indica. En 2013 también publicó Videojuegos, una novela gráfica que forma parte de una serie de leyendas urbanas editadas por Astiberri. Después sintió que quería despegarse del ordenador. Empezó a pintar retratos en cuadros y modelar esculturas. Algunas de estas obras, de sus primeras obras, fueron expuestas en una muestra colectiva en Valencia. La rotundidad de su trazo. La potencia de su sencillez. Lo turbio de sus historias. En algún lugar profundo de la imaginación de Sánchez habitan atmósferas túrbidas que él comienza y acaban en cualquier otro lugar.
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RELATOS ORTOGRÁFICOS
POR
M. Ángeles García
El comité de empresa se encontraba reunido desde hacía días ya en la sede de la compañía. El asunto no era baladí. Había que delimitar los espacios definidos para el personal en función de su sexo. Un verdadero lío. No había consenso. La empresa operaba en un país democrático, con todos los derechos y deberes reconocidos por igual para todos sus habitantes. Y prohibir el paso o la libre circulación por sus instalaciones de todos sus trabajadores, de todas sus trabajadoras en función de su género suponía enfrentarse a las leyes del país y ser penados con fuertes sanciones económicas. Pero es que aquella no era una empresa cualquiera. Al contrario de lo que pudiera parecer, la Compañía buscaba un principio de igualdad y no de discriminación. Que todos, que todas se sintieran reconocidos, reconocidas. Pero el edificio no era demasiado grande. Y hacer tanta división de despachos y espacios era poco menos que imposible. Ninguna solución era aceptada. Y ahí siguen todavía, dándole vueltas a presupuestos de obras y reglamentos internos… ¿Es correcto usar continuamente expresiones del tipo los trabajadores y las trabajadoras, compañeros y compañeras del metal o los diputados y las diputadas? Son solo algunos ejemplos de lo que oímos continuamente en medios de comunicación o en sesiones del Congreso de los Diputados (y Diputadas, sí). Políticamente —y nunca mejor dicho— es correcto. Pero es un tostón enorme tener que estar continuamente repitiendo, según su género, las palabras. Igual que ocurre en otras lenguas, el español usa el masculino como género no marcado, sobre todo en plural, para referirse a individuos de los dos sexos. Por ejemplo, si decimos que «los gatos son felinos domésticos», es obvio que nos referimos con ello tanto a machos como a hembras. Si quisiéramos 74 / YOROKOBU / Nº49 Nº48 - 2014
diferenciar, usaríamos el femenino: «Las gatas son adorables mascotas con lazos». Ellas y solo ellas. A los gatos, que les den. Los que argumentan a favor de usar los dos géneros cuando se habla de personas lo hacen con la loable intención de hacer más visible al sexo femenino, que tan ninguneado ha estado y que —si juzgamos por determinadas leyes que todos sabemos y que no quiero mencionar— todavía está en muchos ámbitos de la vida. Así, no es extraño oír hablar de «trabajadores y trabajadoras» o de «españoles y españolas» en boca de muchos. Sin embargo, a mí me resulta francamente pesado y repetitivo. El masculino en español no es discriminatorio (¡hala, en menudo jardín me estoy metiendo!), sino que es un recurso básico de economía lingüística que busca dar la máxima información con el mínimo de recursos. Según esto, si queremos incluir a mujeres y a hombres en el discurso, bastaría con empezar o meter de vez en cuando expresiones como «señores y señoras», «amigos y amigas» o «trabajadores y trabajadoras». Solo usaríamos la fórmula desdoblada si quisiéramos realmente hablar de forma independiente de los dos sexos, o si el contexto no está claro. Por ejemplo: «María no tiene ni amigos ni amigas» o «Enfermeros y enfermeras han de aprobar el examen». Pensadlo bien. ¿De verdad que alguna (o alguno) os sentís excluidos en frases como: «Los españoles estamos siendo estafados por la economía mundial»? Recordad, estamos hablando de LENGUA. Lo demás son otras historias…
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NO LEAS. ยกDIBUJA!
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NUMEROGRAFÍA#49 Autor: Baimu Número favorito: 8 www.behance.net/baimu
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Estos números salen de una máquina de bolas. La infancia, hace unas décadas, no tenía nada que ver con la consola. Era un lugar lleno de máquinas llamado recreativos. Baimu se inspiró en las tardes que pasó allí para diseñar la colección de números Extra Ball. «Aquellas máquinas con sus luces de colores, su música a tope y sobre todo la sensación de éxito cuando conseguías colar la bola en los rieles cromados por los que surcaba suavemente y te multiplicaba la puntuación o incluso te daban una bola extra», dice el director de arte. «Esa sensación es la que he querido transmitir con unos números volumétricos y que a su vez están formados por curvas suaves y metálicas».
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