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YOROKOBU / TAKE A WALK ON THE SLOW SIDE / Nยบ 50 - 2014

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LA PORTADA Ouka Leele posee un lápiz mágico. Cuenta que con él embelesa a los niños y que los mayores tampoco escapan a su hechizo. A la polifacética artista no le importa desvelar dónde reside su poder: «Es un lápiz cuya mina tiene todos los colores y es como dibujar directamente con un arco iris entre los dedos. Es la alegría hecha lápiz». Con él y con pastel duro («unas barritas que me enamoran porque el color es puro pigmento, sin aglutinantes que lo tergiversen») ha pintado la portada de abril de Yorokobu. Porque para Bárbara Allende, la fotógrafa, pintora y poetisa que eligió como pseudónimo el nombre de la constelación inventada por ‘El Hortelano’, la alegría es sinónimo de felicidad. «¿Qué mejor forma de representarla que con el color puro?». La pregunta retórica le sirve para introducir la explicación de su propuesta. Define las letras con las que escribe el nombre de la revista como «salvajes y dulces, a la vez. Bailarinas vestidas de color». Estas danzan sobre un libro abierto en ángulo de 90º, como la letra L con la que los romanos representaban el número 50. Es el homenaje que Ouka Leele rinde al quincuagésimo

Yorokobu. «La L se vuelve a repetir en varios sitios, como en la esquina izquierda, con un azul que me encanta». Ouka Leele evoca inevitablemente a la Movida madrileña y a la fotografía. Aunque los encasillamientos no van con ella: «Me encanta la fotografía, pero en la pintura siento felicidad pura». Por eso, y por la capacidad de los colores de manifestar ese estado, es por lo que ha decidido proponer una portada ‘pintada’. Otra cosa que tampoco le acaba de convencer es eso que conocemos como estilo. Dice que es uno de los muchos engaños a los que nos hemos visto sometidos. Y no reniega de sus comienzos, aunque reconoce que ahora es mucho más libre que entonces. «Aunque de joven me creyera muy libre, estaba sujeta al estilo. Gracias a Dios que un día di el paso de liberarme de él. Desde entonces, me enfrento de manera totalmente libre y pura a cada obra que hago. Siempre intento dar lo mejor de mí en la técnica escogida, y en las técnicas que no domino hago pinitos más chiquitos. No me arredro nunca». www.oukaleele.com

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YOROKOBU

MARZO

DIRECTOR

REDACTORA JEFE

REDACTOR JEFE

DIRECTOR COMERCIAL

DIRECTOR DE ARTE

Juanjo Moreno juanjo@yorokobu.es

Mar Abad mar@yorokobu.es

Marcus Hurst marcus@yorokobu.es

Fermín Abella fermin@yorokobu.es

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M. Angeles García mangeles@yorokobu.es

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REDACCIÓN

David García david@yorokobu.es

Gema Lozano gema@yorokobu.es

JEFA DE PUBLICIDAD

Rocío Martí rocio@yorokobu.es

Ximena Arnau ximena@yorokobu.es

DEPARTAMENTO COMERCIAL

Laura Calvo laura@yorokobu.es

Marisa Caballero marisa@yorokobu.es

Pedro Monzó pedro@yorokobu.es

DELEGACIÓN BARCELONA

Albert Gomez agomez@guerrillademedios.es

Gemma Gené gemma@guerrillademedios.es

Silvia Moreno silvia@yorokobu.es ASSISTANT

Jordi Granja jgranja@guerrillademedios.es

Teresa Cobo teresa@yorokobu.es

HAN COLABORADO EN ESTE NÚMERO

Antonio Dyaz Escritor y director de cine www.antoniodyaz.com | Benjamí Villoslada Bitólogo benjami@benjami.cat Bnomio Diseñador www.bnomio.com | Buba Viedma Ilustrador www.mentecalamar.com David González Ilustrador www.behance.net/dglez | David de Ugarte Economista, tecnólogo y emprendedor lasindias.com Iñaki Berazaluce Periodista iñakiberazaluce@gmail.com | Javier Creus CEO de Ideas for Change javicreus@ideasforchange.com Javier Meléndez Guionista lasolucionelegante.wordpress.com | José Domingo Ilustrador josedomingo.net Juan Díaz-Faes Ilustrador cargocollective.com/juandiazfaes Juan Mascardi Escritor @mjuanro | LeRaúl Ilustrador ysinosquitanlobailao.blogspot.com Nathalie Iriarte Villavicencio Periodista nathalieiriartevilla@gmail.com | Pablo Ferri Periodista pferri02@gmail.com Ricardo Llavador Arqueólogo de YouTube www.lallavadora.com

C/Acebo, 13 - 28016 Madrid - t. 914 157 283 - www.yorokobu.es - twitter: @yorokobumag Edita: Brands & Roses, S.L. - Impresión: Rivadeneyra - www.rivadeneyra.com - Depósito legal: M42701-2009 Periodo de Control: Abril 2011 / Diciembre 2011 Tirada media 30.741

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ÍNDICE medidor de concentración

El amor

48

Amarás al prójimo como a ti mismo

52

Tecnología libre de sangre

26

El policía que de tanto escuchar radionovelas se dedicó a escribirlas un día

36

Nos enamoramos de los personajes de cine. Amamos a los personajes de las series

58

Loving la letra loca

62

Arquitectura transformer

6

El derecho a ser cursi

16

34

Lentejas

42

Alfa Centauri

54

Amor rescatado de la hemeroteca

56

Infografía: Esto no es amor

60

Amor rumbero

64

El vacío no existe

66

Modo avión

18

#Aprendidoyoutube

A ver qué me llevas

Apps

Relatos ortográficos

20

40

El tiempo circular

74

Numerografía

80

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Abrazos gratis, S.A

22 72

LeRaúl

24

No leas. ¡Dibuja!

76



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En Bolivia hay una ciudad llamada El Alto que hace honor a su nombre porque está ubicada a 4.070 metros sobre el nivel del mar. Allí nació la arquitectura transformer, también conocida como arquitectura chola. Se trata de un estilo que une lo ostentoso de un palacio medieval, las formas de las construcciones chinas, los símbolos de las culturas andinas y todos los colores del arcoíris. POR

Nathalie Iriarte

FOTOS

Alfredo Zeballos Nº50 - 2014 / YOROKOBU / 7


Entre casas modestas —cubos de ladrillo visto sin pintura ni revoque— se erige un gran elefante blanco. En realidad vendría a ser un elefante multicolor. Edificio rojo, amarillo y naranja, con formas geométricas típicas de las cerámicas andinas. Su fachada de seis pisos es imponente. Por dentro tiene cornisas de iglesia, el techo lleno de chacanas (cruces aymaras), la iluminación compuesta por al menos un centenar de focos de colores y en el centro cuelgan tres arañas de cristal en forma de estalactitas. En la calle el panorama es otro. Un muñeco de trapo cuelga del poste de luz con un cartel: «Ladrón encontrado será quemado vivo»; una cholita (mujer indígena de amplia falda, llamada pollera) arrastra con dificultad una carretilla repleta de frutas; un perro hurga la basura que se acumula en media calle; un autobús destartalado pasa con tanta gente que algunos van colgados de la puerta. Salir del colorido predio es volver a una realidad pintada en escala de grises. Un millón y medio de personas que no tiene acceso a viviendas como esa, ni muchas veces a servicios básicos como luz y agua potable. Pensar en alcantarillado aquí es un lujo que tiene menos de la mitad de la población. Esto es El Alto, Bolivia. El Alto es como la hermana menor de La Paz. (Es la capital administrativa del país. La verdadera capital es Sucre). Esta ciudad es joven (apenas tiene 29 años) y posee un coliseo con shows de lucha libre de cholitas como mayor atractivo turístico. Ahora atesora también un estilo arquitectónico único en el mundo. Esta ciudad, que durante muchos años ha sido considerada como la más insegura del país y una de las más pobres, ha crecido desmesuradamente y en la actualidad es la segunda con más población, después de Santa Cruz de la Sierra. Es aquí donde nació la arquitectura transformer. Este estilo arquitectónico debe su nombre a lo que salta a la vista: la apariencia robótica y casi futurista de las edificaciones. De hecho, hay algunos edificios inspirados en la serie animada del mismo nombre. «Este tipo de arquitectura es una forma de mostrar el poderío económico de familias de campesinos que antes no tenían dinero y ahora lo tienen. Aunque no hay un verdadero rescate de la identidad étnica, es una manera de afirmar el orgullo de ser cholo», dice Rim Safar, presidenta del Colegio de Arquitectos de Bolivia (CAB). Antes, ser cholo en Bolivia, o sea, de rasgos indígenas, era motivo de vergüenza. El país fue gobernado por blancos desde su creación en 1825, pero desde hace ocho años hay un presidente indígena, Evo Morales. Muchos de esos cholos (vendedores ambulantes convertidos en grandes importadores) son muy adinerados y demuestran su renovada autoestima con esta nueva estética arquitectónica que no pasa desapercibida: edificios ostentosos con fachadas decoradas con chacanas (cruces andinas), whipalas (bandera de los pueblos originarios) y achachilas (espíritus aymaras protectores). Lujo que sobresale entre los muchos asentamientos ilegales que componen la ciudad o, como dicen los 8 / YOROKOBU / Nº50 - 2014


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alteños, «en El Alto. tu casa es donde puedes llevarte unos cuantos ladrillos y hacerte un cuarto». Para entender el porqué de este fenómeno arquitectónico, hay que saber que Bolivia es un país mayoritariamente indígena y tiene dos culturas muy importantes: la aymara y la quechua. Entre ellos, un síntoma de bonanza económica es tener una esposa corpulenta, oronda, voluminosa y cuantiosa. Todos eufemismos para calificar a las bellezas andinas como la cosmovisión occidental las ve: mujeres gordas. Aquí, parte de lo atractivo es tener un cuerpo que resista las bajas temperaturas, que sirva para el trabajo duro en el altiplano, que llene las coloridas faldas y que muestre que el hombre puede proveer alimentos en abundancia para la familia. Nada de belleza raquítica al estilo anglosajón. Para los alteños que se conservan a la vieja usanza, supermodelos como Kate Moss no serían otra cosa que unas muertas de hambre. Este gusto de los locales por lo exuberante también se ha visto correspondido por la arquitectura.

El creador

Freddy Mamani (moreno, rasgos indígenas, con su español lleno de errores típicos de los campesinos aymara hablantes) es un exalbañil graduado arquitecto que se autoproclama el creador de este estilo. Aunque hay discusión sobre la autoría con otros arquitectos y albañiles que comenzaron en la misma época, Mamani es el más visible. Ha construido 54 edificios de los 80 que hay en la ciudad de este estilo, ha sido entrevistado varias veces en Bolivia y se ha escrito un libro sobre su obra. «Yo fui a conocer Tiahunaco en 2005 (ancestrales ruinas incaicas bolivianas). Me gustaron mucho las formas andinas y después de ese viaje pensé que llevaba 15 años trabajando en la construcción y que ya estaba cansado de lo mismo. Dije: ‘Hay que hacer algo que rompa los moldes, algo nuevo, algo andino’», cuenta con emoción. Francisco Mamani, comerciante importador de celulares con tiendas en todo el país, era cliente de Freddy, tenía un terreno de 300 metros cuadrados en la avenida principal de El Alto y quería construir un inmueble, pero no sabía qué tipo. Freddy Mamani le recomendó hacer un edificio elegante, con formas andinas, colorido y con un gran salón de eventos, algo que hasta entonces no había en la ciudad. El dueño aceptó encantado. El edificio se pintó en escala de verdes porque Freddy Mamani creía que así daría color al desértico paisaje altiplánico. Eso llamó mucho la atención. «Apenas lo terminamos en 2008, un periódico me entrevistó y publicó unas fotos de las construcciones. La gente quedó asombrada y comenzamos a reventar como pipocas (palomitas). Tenía muchos pedidos», cuenta. Freddy nos recibe en su oficina, un cuarto amplio pintado como un muestrario: cada pared con uno o dos colores y texturas distintos, y nos muestra los materiales más costosos

que tiene para ofrecer. «Estos porcelanatos son especiales. Cada piecita cuesta 280 bolivianos (unos 30 euros), son traídas desde China y son muy requeridas», dice mientras saca una baldosa con líneas doradas que solo podría ser usada en el piso de la casa del rey Midas. —Freddy, ¿por qué comenzaste con este tipo de construcciones? —En El Alto no teníamos una identidad arquitectónica. Cuando llegan los turistas a La Paz, aterrizan aquí y, desde el avión, solo ven edificios sin color, de ladrillo visto (para llegar a la capital se utiliza este aeropuerto, que está a solo 20 minutos). Ahora le estamos tratando de dar una identidad a nuestra ciudad -para lograrlo, Freddy usa los colores de los aguayos (tejidos indígenas) y de las cerámicas andinas-. Me inspiro en nuestra cultura andina milenaria, en la música, las danzas, las artesanías, nuestros animales, como el cóndor y la llama. Esto lo mezclamos con lo moderno, con lo elegante y con lo que pide el cliente. Freddy Mamani, ese niño que jugaba con barro mientras ayudaba a su padre a construir las casas de los blancos ricos, hoy diseña y hace edificios que pueden costar entre 200.000 a 600.000 euros. Pero la inversión de sus clientes rinde frutos. «En estas construcciones la idea es que la familia tenga negocios que le generen ingresos y al mismo tiempo viva ahí», dice. Estos edificios, además de su peculiar estética, tienen una particular disposición. En el primer piso se construyen tiendas donde poner un negocio o para alquilarlas. En el segundo piso, un salón de eventos donde se celebran matrimonios, cumpleaños o bautizos y donde cada dueño compite por tener el más lujoso. En el tercero se hacen departamentos para los hijos o para alquilar a gente que jamás se queja del ruido de las fiestas. En el cuarto puede haber depósitos y, por último, se corona el edificio multipropósito con la vivienda principal: un gran cholet (como lo llaman ellos en honor a sus chalés estilo cholo). Mamani da rienda suelta a las exigencias de sus clientes. «Somos familia de locos, queremos jugar como si fuésemos chicos, solo que ahora jugamos con juguetes más caros», le dijo un cliente antes de pedirle una casa decorada con sus animales favoritos: águilas, cóndores y serpientes. El exalbañil, fiel a la ley de que el cliente siempre tiene la razón y el dinero, tuvo que contratar a un tallador e ingeniárselas para llenar la fachada del edificio con esos animales. Pero no es el único pedido inaudito. Otro cliente ha dejado al albañil y arquitecto sin poder dormir. «Este señor es un comerciante de cosas para construcción, es mi proveedor, siempre trae lo más moderno y extravagante de China. Él quiere que en vez del cholet (chalé) le haga una chullpa, una torre mortuoria aymara para personajes de alto status, y que esa sea su casa. ¡Imagínese! No sé cómo hacerla, me vuelvo loco pensando, tengo eso pendiente». Nº50 - 2014 / YOROKOBU / 11


Vivir en un cholet

Alejandro Chino y María del Carmen Pérez son clientes de Mamani. Como la mayoría de ellos, son comerciantes y adoran bailar en los carnavales y asistir a una fiesta folclórica llamada El Gran Poder. En ese festejo alteño todo es exagerado. Se hace alarde de riquezas a través de los trajes más elegantes y las bandas de música más numerosas. Ese pavoneo pasa a todas las esferas. El éxito comercial de Alejandro Chino, exsastre y hoy uno de los más grandes importadores de telas del país, se ve en sus dos edificios de El Alto, en su casa de La Paz, en sus autos y también en su sonrisa. Sobre todo, en su sonrisa. Alejandro y su esposa tienen todos y cada uno de sus dientes adornados con oro. Ambos abren las puertas de Rey Alexander, el predio con el salón de fiesta más grande y lujoso de El Alto, y lo muestran orgullosos. Arriba tienen su casa, un gran cholet con jacuzzi, piscina y cinco habitaciones. «Yo me llamo Alejandro. Queríamos un nombre que muestre el lujo del salón, que diga como que uno se siente como un rey, por eso hemos puesto ese nombre, bien no más, ¿no? Mi guaguitay (hijo menor) dijo que Alexander es más de moda, así como de inglés». Alejandro, el rey Alexander: la sonrisa de oro, el lujo kitsch, el español mal hablado y cruzado con aymara. El éxito comercial de una clase emergente. «El orgullo de ser cholo». «Para un matrimonio trajeron a Carro Show de México. Es un grupo de cumbia, ¿conoce? Cobró treinta mil dólares por tocar aquí; fue la mejor boda del año. Es que ahorita el nuestro es uno de los mejores locales de Bolivia; el que se casa aquí se lleva un recuerdo único, no hay en La Paz ni en ningún lado un local así. El diseño, los colores, las lámparas, la alfombra roja, una belleza», indica. Alejandro tiene el pecho hinchado de orgullo después de haber mostrado su salón. Con su flamante sonrisa metálica nos guía a la salida. Afuera un camión descarga arena para el edificio que se construye al lado (también propiedad suya). Al despedirse dice que aquí solo se casan las gentes más exclusivas y que se hacen las fiestas más alegres, «donde todo el mundo baila hasta el cansancio». También dice que para casarse en Rey Alexander hay que pagar diez mil bolivianos (unos mil euros) y reservar con un mes de anticipación. Lo que olvida señalar es que para bailar en El Alto, incluso para caminar en El Alto, hay que tener pulmones capaces de respirar a 4.070 metros de altura.

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POR ANTONIO DYAZ

EL DERECHO A SER CURSI Hay que ejercitar el perverso placer de pensar, escribir ¡y decir! frases que teñirían de rubor el rostro de nuestras madres... e incluso de nuestras abuelas. Las novelitas de Corín Tellado están jalonadas de esos piropos melosos que a ellas les encanta escuchar y a ellos no les da pudor pronunciar... al menos en sus páginas. Pero en el mundo real hay bastante diferencia entre estos dos requiebros:

Nos ha dejado Leopoldo María Panero, un poeta nada cursi, como tampoco lo son los que nos quedan: Antonio Lucas, Pedro Maestre o incluso Pere Gimferrer... y también nos queda la herida de la palabra, del gesto sutil, de la emoción que provoca decir o hacer algo que sabemos que es absolutamente impropio, pero absolutamente necesario. La poesía no es cursi, lo son los anuncios de compresas, con todos esos injustificables líquidos azules...

Desearía ser una lágrima tuya para nacer en tus ojos, navegar por tus mejillas y morir en tus labios y ¡Quién fuera baldosa ‘pa’ verte ‘toa’ la cosa!

A Juan Ramón Jiménez siempre le persiguió el sambenito de la cursilería provocada por aquel inolvidable arranque de Platero y yo:

Cuando escribo esto acaba de estallar la primavera como una inesperada bomba hormonal que reclama toda clase de satisfacciones…, muchas de ellas fuera de nuestro alcance, ¿no es así? Pues es tiempo de dejarse llevar por la lírica y por el bombeo de nuestras vísceras, sobre todo del corazón, no vayamos a liarla.

«Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas...»

La película Rudo y Cursi (Carlos Cuarón, 2008) habla de fútbol, de ambiciones y de ese sentido del ridículo que nos imprime la costumbre. Y de dos hermanos que poseen los caracteres opuestos que dan título al filme, que pugnan por ser los ‘rayos catódicos’ de un deporte en el que hay poco margen a la cursilería, pero sí a la rudeza. Tuve una novia que me prohibió que le dijera frases románticas al oído. Sí, han leído bien: ‘tuve’. Porque no concibo un mundo sin poesía, sin ese placer culpable que consiste en deslizarse por el tobogán de los sentimientos sin temor a ser tachado de... cursi. Lo peor es que con esa novia tuve una hija... A ver que hacemos ahora. 16 / YOROKOBU / Nº50 - 2014

De acuerdo; no parece la forma más precisa de describir a un burro y, sin embargo, Platero y yo es una obra cumbre de la lírica, a pesar de que muchos llegamos a odiarla porque nos la impusieron en aquel remoto ciclo formativo llamado E.G.B. ¿Enviar flores? ¿Escribir unos versos en una pared? ¿Llorar en una película de Pixar? No pasa nada, eso no nos hace más frágiles, sino más humanos. Por favor, sean ustedes cursis de vez en cuando (no hay que abusar) y el mundo será un lugar más amable. @AntonioDyaz



POR BENJAMÍ VILLOSLADA

MODO AVIÓN Si nos lees en un avión y durante el despegue o aterrizaje, muchas gracias. Podías usar un aparato electrónico, pero has elegido esta revista. Sí, desde marzo de 2014 ya no hace falta que lo apagues todo. No está claro que el modo avión haga lo que dicen —desconectar antenas—, pero sirve de excusa para que te dejen usar el móvil para leer, escuchar música, jugar, hacer cosas con fotos, vídeo…, o de linterna para buscar las cosas que se desparramaron bajo el asiento delantero cuando colocaste ahí el bolso sin cerrar la cremallera. La obligación de desconectar los aparatos electrónicos era algo parecido a pulsar el botón ‘Aceptar’ de las condiciones de uso del Windows: lo que dice no te interesa, si lo lees suena absurdo; pero, si no lo aceptas, no trabajas. Punto. Y si en el avión no lo parabas todo, no volabas. Punto. Todos sabíamos que la norma era una sinrazón tremenda porque los móviles jamás se desconectan del todo. ¿Nunca hiciste la tontería de programar una alarma para que sonara en pleno despegue? Yo tampoco; habría funcionado y preferí viajar desapercibido. No le des demasiadas vueltas o todavía tendrás más dudas sobre nuestra capacidad para la lógica: Estábamos seguros de que el móvil siempre estaba en marcha, consumiendo tanto como el lector de libros electrónicos, pero no podíamos leerlos durante los despegues y aterrizajes. Mira tú. Afortunadamente, las normas cambiaron y, de repente, podemos usar aparatos electrónicos durante todo el vuelo —en cuanto al Windows podemos pasarnos a GNU/Linux—. La única condición es usar el modo avión porque desconecta, 18 / YOROKOBU / Nº50 - 2014

dicen, todas las señales de radiofrecuencia que envían señal: Bluetooth, WiFi y telefonía. Activando el modo avión hacemos ver que no enviamos ni una onda. Solo lo hacemos ver. Las antenas pueden seguir funcionando, incluso con el móvil apagado, y comprobarlo no es tan fácil como lo de la alarma. Para saberlo hace falta algo más complicado; por ejemplo, pertenecer a un clan mafioso. Es lo que le sucedió a John Ardito, miembro de la familia genovesa de Nueva York, y su abogado Peter Caruso, cuando el FBI grabó sus conversaciones con los micrófonos de sus móviles apagados. La técnica se llama roving bug y el de Ardito es solo un caso entre muchos. El modo avión servirá para pulsar —simbólicamente— el botón ‘Aceptar’ de las condiciones de uso del vuelo durante unos cuantos años todavía. Y todos tan contentos. Total, la cobertura desaparece un par de minutos tras el despegue. Cuando haya, porque sucederá, entonces las normas cambiarán otra vez de repente y en los mismos aviones donde estaba rigurosamente prohibido aterrizar y despegar sin el modo avión activado. Es lo único que soy capaz de predecir en tecnología sin temor a equivocarme. Vale, no tiene mérito. @benjami



POR JAVIER CREUS

#APRENDIDOYOUTUBE Mi hija de siete años me insiste en que le compre en el quiosco un juego para hacer pulseras con gomas de colores. En el exterior está el logo de YouTube bastante visible; dentro, algunas instrucciones plegadas y minúsculas. Lucía llega a casa, coge la tablet, me pregunta cómo usar la aplicación y descubre un mundo de profesoras de todas las edades y lugares que le enseñan cómo hacer sus pulseras favoritas. Ella alucina, yo quiero saber más y pregunto en las redes: «¿Qué has #aprendidoyoutube?». Un día después. Carol aprende cómo separar la yema de la clara al estilo japonés; Concha se atreve a empezar una bufanda. Gabriel por fin ha aprendido a ajustar la empuñadura de su raqueta de tenis; Marc, a tunear móviles; Anna, un método infalible para enfriar cervezas en tres minutos. Albert, que es más técnico, lo usa para instalar programas y —sorpresa— complementos de programas. En un restaurante amigo contestan que aprendieron a hacer las gyozas y os aseguro que están buenas. La hija de Dani muestra ella misma a otros niños y adultos interesados cómo hacer una bola con una serpiente de Rubik. Mi amiga poetisa —en tres palabras— practica el clarinete. Alice sigue atenta a los videos de su maestra de yoga favorita cada mañana; Raquel también, pero no se conocen; quizás tampoco tengan la misma profesora favorita.

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Eva está orgullosa de haber conseguido plegar una tienda de campaña pop-up, no es para menos. Enric se construyó su propio controlador para la Wii; Cristina aprendió cómo sacarse los puntos de sutura (¡ay!). Alberto consiguió cambiar el faro delantero de su Kia Picanto gracias a un mecánico de aspecto y acento caribeño. Mireia y su hija Alba cuidan mejor de sus tortugas. José Miguel comparte un vídeo sobre cómo mejorar la planificación de campañas en Facebook. Isa mejora su guitarra. Andreu recrea el auténtico cheese cake neoyorkino que tanto debe echar de menos como antes lo echaba de más. Ana intentó hacer un gorro de carnaval (?). Mar consiguió salvar la vida de dos orquídeas que llegaron a su casa sin previo aviso. Isabel cierra el círculo con otra peli didáctica sobre las gomitas como la que inició la cadena. Me parece la bomba. Millones de personas que se enseñan —de una en una— lo que hacen. Graban ante una cámara su lección particular para servir de ejemplo al otro y hacerle la vida más fácil, más productiva, más variada, mejor. Se regalan oportunidades. Cada cápsula de video es un mensaje en una botella lanzada al mar. Cada uno aporta su contribución al gran libro de la vida: instrucciones de uso. Si la Wikipedia deliberadamente reúne y ordena lo que sabemos entre todos, las plataformas de vídeo han ido, quizás sin proponérselo, un paso más allá: reúnen sin ordenar lo que sabemos hacer cada uno. Listo para cuando lo pueda necesitar cualquier otro.



POR DAVID DE UGARTE

A VER QUÉ ME LLEVAS Dos personas entran en una tienda milanesa de ropa de firma. Uno lleva un traje de marca y el habitual despliegue de complementos discretos, reconocibles y carísimos. La otra lleva una sudadera y unas bambas. Un desconocido entra en una clase de la universidad. Sin mediar palabra empieza a dar una lección magistral. La experiencia se repite en distintas clases y universidades. El conferenciante es siempre el mismo. Unas veces lleva traje y zapatos clásicos, está perfectamente afeitado y responde al tópico cinematográfico del profesor universitario que podría interpretar Harrison Ford. Otras, camiseta negra, «Converse» rojas y vaqueros. Un nuevo grupo de investigación de la Harvard Business School se preguntó cómo responderían dependientes, viandantes y estudiantes, y convirtió el relato en experimento. Resultado: la gente que pasa por la calle piensa que el que entra en una tienda de lujo llevando ropa cara encima tiene más posibilidades de comprar. Hasta ahí, lo previsible. Sin embargo, los que trabajan en las tiendas, opinan lo contrario: si entras llevando una sudadera y no llevas en la mano un vasito de cartón con monedas, seguramente es porque tienes el dinero suficiente como para no tener que preocuparte del qué dirán y comprarás lo que te guste sin mirar la etiqueta. Y algo parecido ocurre en las aulas. Reiteradamente, el conferencista con barba que no acaba de decidirse entre los Ramones y Steve Jobs es percibido como alguien «más competente» o «más importante» por los estudiantes que el que va «vestido de profesor». ¿Se equivocaba mamá? ¿Ya no hay que ir «de formal» a las entrevistas de trabajo? No todavía. Pero está cambiando la percepción del inconformismo. Al menos en el código de vestuario. Si en los ochenta daba penita ver de traje a los hackers que creaban nuevas industrias enteras, como Bushnell (Atari), Gates (Microsoft) o Wozniak (Apple), y se asumía que 22 / YOROKOBU / Nº50 - 2014

la elección de ropa era parte del precio que debían pagar por entrar al mundo de los grandes negocios, en el nuevo siglo los Shuttleworth (Ubuntu), Zuckerberg (Facebook) y demás parecen recordarnos cada día que la corbata es un adorno poco usable y el traje un interfaz antihigiénico. Una antigualla para el que no tiene más remedio. En realidad, ni siquiera fueron los primeros. En los años del boom griego, era una broma frecuente entre los banqueros de inversión comentar que a un gran cliente heleno se le reconocía porque era un tipo en camiseta y vaqueros rodeado de trajes. Y en el ya lejano 1999, el príncipe Claus, rey consorte de Holanda, saltó a los titulares de sociedad cuando se arrancó la corbata «para encontrarse más cómodo», aunque algunos testigos aseguraron entonces que lo hizo a la voz de «no soporto más esta soga». Y es que en el fondo no hay forma más fácil de disentir ni manera más racional de mostrar inconformismo que rechazar trajes y corbatas en una época donde la llegada al mercado mundial de Asia y América Latina han democratizado el acceso a la ropa como nunca antes. Pero no se ilusionen. El nuevo siglo no va a realizar al cien por cien el sueño sesentayochista de la moda individual y libre. Está naciendo una nueva industria del complemento: la computación «wereable». Google glasses, smartwatches, abrigos inteligentes, mochilas con células solares y ordenador de abordo... El nuevo elemento de distinción está en objetos no reconocibles a primera vista, pero que dan acceso a quien los lleva a nuevas capas de información: a parecer más informado, más agudo, más rápido. A vivir en una realidad aumentada como ciborgs discretos. Tal vez en unos años ya no nos preguntemos por la traza social o ecológica de una prenda, seguramente sean normativas; pero probablemente intentemos inferir su procesador o su ancho de banda por el diseño y los acabados. Es la venganza de los hackers. Y aunque solo sea por eso volverán a distinguirse los pudientes. Los humanos somos así.



EL CRISTAL CON QUE SE MIRA

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TECNOLOGÍA LIBRE DE S ANGRE POR

Gema Lozano

Es probable que la placa de circuito impreso de tu móvil, ordenador o tablet contenga columbita-tantalita. Tal vez ignores que a este mineral se le conoce comúnmente como coltán y que el 80% de las reservas mundiales se encuentran en la República Democrática del Congo. Y probablemente también desconozcas que su explotación está directamente relacionada con los más de 5,4 millones de personas que se calculan han muerto desde que en 1996 estalló la guerra civil en aquel país. O de los más de dos millones de desplazados. O de las 106 mujeres que, según la ONU, son violadas a la semana allí… Al coltán los congoleños le han puesto un apellido: ‘de sangre’. Y no es de extrañar. No sería justo adjudicarle toda la responsabilidad de un conflicto al que por complejo y longevo se le conoce ya como la Primera Guerra Mundial Africana. Como explica Josep María Royo, de la Escola de Cultura de Pau de la Universidad Autónoma de Barcelona, son demasiados los actores involucrados y las dimensiones del conflicto son tantas (a escala local, regional e internacional) como para señalar a un único culpable. Pero es el coltán el que está detrás del miedo en el que viven sometidos los congoleños, impunemente extorsionados por los guerrilleros que controlan las minas y que los tratan como esclavos. Y en especial las congoleñas porque, como explica Caddy Abzuba, sus cuerpos se han convertido en los campos de batalla preferidos por estas milicias. La periodista congoleña sabe por qué. «Las mujeres representan el 52% de la población de mi país. Tradicionalmente, trabajaban en casa y cuidaban de los hijos, pero poco a poco comenzaron a incorporarse a labores relacionadas con la agricultura, la ganadería o el comercio. La actividad de las mujeres se convirtió en una fuente de riqueza para el país. Por eso, cuando los beligerantes comenzaron la guerra, lo hicieron a 26 / YOROKOBU / Nº50 - 2014

su manera. Utilizaron a la mujer. La violación se convirtió en un arma de guerra. Un arma de destrucción masiva». Con ellas los violadores no tratan de satisfacer sus ansias sexuales. Solo, hacer el mayor daño posible. Por eso utilizan cualquier tipo de objetos para ultrajar el cuerpo de la mujer: armas, palos, trapos infectados, cristales, brasas… «Con sus órganos sexuales (y también el alma) ajados de por vida, a muchas les toca sufrir después el rechazo de sus maridos, temerosos de las posibles enfermedades que le pueda transmitir ahora su mujer. Y el de sus familias y el de una sociedad que aún sigue viendo la violación como un tabú…». La voz de Caddy se resquebraja por momentos cuando recuerda el caso concreto de una de estas mujeres. El sadismo con el que los rebeldes se cebaron con ella y con su familia sigue conmocionando a la periodista hasta el punto de dejarla sin palabras. Algo que uno comprende cuando escucha la terrible historia... Ouka Leele la escuchó de su boca en 2010. «Me encontré con Caddy Adzuba mirándome a los ojos y diciendo: “He venido a pedir vuestra ayuda”. Con un nudo en la garganta me salió la voz de las entrañas, prestándole mi apoyo en forma de obra artística». La artista madrileña pidió de nuevo a la congoleña que volviese a relatar todo lo que le contó a ella en su primer encuentro. Esta vez una cámara recogería su testimonio. El documental PourQuoi? sería una de las piezas de la obra con la que Ouka Leele decidió prestar su apoyo a la causa: ‘Un banquete cruel. PourQuoi?’* En este ágape organizado por la artista hay una gran mesa con un macabro centro. Los servicios están cuidadosamente


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preparados, pero muchos de ellos se ven sucios… ¿Es polvo de coltán lo que mancha varios platos y algunas zonas del mantel? Tampoco está muy claro la naturaleza de la bebida que contienen las jarras y algunas de las copas… Desde luego, agua no es, y, aunque de color rojo, tampoco parece vino tinto... ¿Sangre, quizás? Aquel no es un festín cualquiera, está claro. Las calaveras que se asoman desde las fotografías que decoran las paredes o los centenares de placas de circuito impreso que se amontonan a los pies de la gran mesa lo confirman. Y la voz acusadora de Caddy desde la pantalla de la pequeña sala contigua no deja lugar a dudas. La muestra para el que la ve y la escucha resulta tan dura como necesaria. Tampoco resultó fácil para su creadora: «Fue muy difícil trabajar con el horror, pues me lo niego a mí misma. Como artista no quiero mostrar la maldad sino la bondad, no vomitar sobre los demás lo malvado sino proponer salidas. Por eso he tenido que equilibrar constantemente mi obra, para poder contar lo más mezquino y cruel del ser humano y a la vez dar la oportunidad a asomar la cabeza y respirar, salir a flote». Ese salvavidas, al que Bárbara Allende (nombre real de Ouka Leele) se aferra y ofrece a su vez al resto, está representado en la exposición a través de las flores: «Son contrapunto al horror. Son las que provocan el equilibrio, las que nos muestran un cielo al que equipararnos para salir del infierno que estamos recreando en la tierra. Las flores nos marcan el camino de la Belleza, la Paz, la Bondad y la Maestría. Esto me recuerda un poema que escribí:

GEOMETRÍAS ADORABLES

Conmueve el movimiento imperceptible que para construir geometrías adorables hacen las flores. Conmueven los colores vibrantes que para iluminar mis ojos lucen las flores. Y si por alguna inoportuna experiencia se me olvidara dónde está la alegría, allí están ellas, absolutamente calladas, gritándomelo. Y cuando la Belleza me abandona como por descuido, sencillamente porque me olvido, allí están las flores, sin dárselas de maestras, sentando cátedra. Servir de altavoz de un tema tan atroz se lleva mejor, dice la artista, cuando se cuenta con la colaboración de personas como las que le ayudaron a ella en la sesión fotográfica. «Están tomadas en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense. La amabilidad de los profesores nos ayudó a trabajar en un tema tan escabroso. Ahora, al pensar en ellos, solo veo sus sonrisas y su amor. A mí me impresionaba

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mucho cuando sacaban bandejas de bebés, que casi parecían vivos. Pero los estudiantes de Medicina están acostumbrados a ese nauseabundo olor a formol y a ver la muerte todos los días frente a sus ojos». Ella no, y por eso, por la noche, al cerrar los ojos, las calaveras volvían a su mente. Solo el pensar que con su labor estaba contribuyendo a «caminar hacia la bondad todos los seres humanos» hacía que desaparecieran de su visión. Pero ese camino con el que sueña no es fácil de transitar. En su recorrido, dice la artista, uno se topa con «la banalidad del mal» de la que hablaba Annah Arendt, y que explica en su opinión por qué el resto de la humanidad asistimos impasibles a realidades como las que se viven en el Congo. «El ser humano es capaz de acostumbrarse a cosas brutales e infernales y verlas normales si desde niños crecemos viéndolas y si los gobiernos y autoridades las banalizan». Para lo que no encuentra explicación es para la capacidad del ser humano de llegar a ser la criatura más cruel y despiadada sobre la Tierra. «Hemos andado un camino alejándonos pasito a pasito de lo divino, de la Fuente Original y nos toca comenzar el camino de regreso a “casa”. Un regreso hacia ser merecedores de lo que realmente es ser un ser humano». Algunos pasos para tratar de rehacer ese trayecto ya se han comenzado a dar. La Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se presentaba en 2000 como el principal instrumento legal para prevenir y combatir la violencia contra la mujer en conflictos como el que se vive en el antiguo Zaire. Luego llegaron otros, como la Resolución 1820, de 2008, que condena toda forma de violencia sexual cometida contra los civiles, en particular contra las mujeres y niñas, y los califica de “crímenes contra la humanidad”. A estas resoluciones se sumaban iniciativas de gobiernos como el de España, que en 2007 aprobaba el Plan de Acción Mujeres y Construcción de la Paz de la Cooperación Española para promover la igualdad de género e impulsar la participación y el empoderamiento de las mujeres en las acciones de construcción de la paz de la cooperación para el desarrollo”. En definitiva, que la mujer tome decisiones en conflictos en los que sus congéneres son las principales víctimas. Pero ninguna dejará de ser una mera medida paliativa mientras el pillaje del coltán y otros recursos minerales sigan financiando este tipo de contiendas. En este sentido, la presión de los consumidores puede ser un arma de destrucción masiva contra la impunidad. Quizá no sea necesario prescindir de la tecnología para evitar dispositivos cuyo origen esté manchado de sangre, pero sí reclamar a las empresas mayores esfuerzos a la hora de utilizar únicamente minerales libres de conflicto. El ranking que periódicamente publica la ONG Enough Project avala este tipo de presión, así como reformas, como la de Wall Street Dodd-Frank, a las que achaca el avance en lo referente a eliminación de minerales de guerra en las cadenas de suministro de la mayoría de las grandes compañías electrónicas durante los últimos cuatro años.


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* La exposición ‘Un banquete cruel. PourQuoi?’ forma parte del Festival Miradas de Mujer, y se puede visitar hasta el 18 de mayo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (organizador de la muestra junto a Fundación Mainel).

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ABRAZOS GRATIS S.A Una incursión kamikaze en el ashram de Amma, la gurú india que ha levantado un imperio a fuerza de abrazos POR

Iñaki Berazaluce Juan Díaz-Faes

ILUSTRACIÓN

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Desde el momento en que aterricé en Kerala, el bucólico estado tropical del sur de India, tuve que responderme repetidamente la misma pregunta: ¿todavía no has ido al ashram de Amma? («No»). La cuestión igual procedía de locales devotos de Amma como de mochileros occidentales de todo pelaje, incluyendo a un mozo de Vitoria al que no era difícil imaginar pintando «La única iglesia que ilumina es la que arde» en la puerta de su parroquia. —¿Cuándo vas a volver a tener la ocasión de ver a Amma en su propio ashram?, me espetó. Touché. Ante tan contundente argumento no tuve más remedio que emprender camino hacia el ashram de Amma, sin prejuicios (pero el título del artículo en mente). Objetivo: ver con mis propios ojos su portentosa obra y llevarme el abrazo de rigor, (dashram en el argot). Para los que estén fuera de los círculos de la new age valga recordar que Amma es una figura ‘espiritual’ venerada en todo el mundo, célebre por haber abrazado a una cifra ingente de personas (el número oscila entre 20 y 33 millones, según las fuentes), considerada por sus seguidores como una diosa en vida y que gracias a sus obras solidarias y filantrópicas ha alcanzado un enorme poder económico y político en India. Alquilo una moto para llegar a Amrita Puri, el ashram de Amma. Tras tres horas de viaje entre palmeras y redes de pesca chinas, no tardo en darme cuenta de que he llegado a mi destino. Tres enormes moles de ladrillo rosa se levantan sobre la selva en un brazo de tierra entre el océano Índico y los célebres backwaters de Kerala. Efectivamente, el ashram evoca a un remedo de Marina d’Or Ciudad de Vacaciones, según la aguda comparación de una simpática pareja de mochileros que encontré en el camino. En los días previos a mi encuentro con Amma, especulé con la posibilidad de que la mujer fuera un títere dirigido por

unos desalmados genios del marketing solidario, una cándida máquina de abrazar desposeída de voluntad propia. Craso error: según comprobé nada más llegar, toda decisión que se toma en la organización pasa necesariamente por Amma, semidiosa, gestora y directora general del entramado. ¿Y cómo es posible, si pasa entre 10 y 12 horas diarias abrazando a miles de fieles, peregrinos o curiosos como yo?

ción colectiva) comienza a las 4:30 de la mañana y durante todo el día se suceden un titipuchal de actividades espirituales: yoga, meditación, taichí, charlas místicas… A los ‘niños de Amma’ se les invita a participar en sevas o trabajo desinteresado, un precio nimio, teniendo en cuenta que el coste de la estancia es de apenas 3 euros al día (250 rupias), comidas incluidas, económico incluso para los estándares indios.

Muy fácil. Amma aprovecha sus cálidos y prolongados abrazos para despachar con una pléyade de asistentes y consejeros que le consultan todo tipo de cuestiones, desde la apertura del curso en la Universidad de Amma hasta la compra de arroz para el comedor del ashram.

¿De dónde sale entonces el dinero para mantener semejante imperio? De donaciones privadas, principalmente de seguidores occidentales —unos 20 millones de dólares al año— y del pago de ofrendas y misas privadas, así como de la venta de souvenirs, desde relojes kitsch con la efigie de la santa hasta muñecas de Amma, «imbuidas del espíritu de la gurú».

[Doy fe de su hiperactiva agenda. Durante el minuto largo que duró mi abrazo («No la toques, apoya tus manos en el sofá»), Amma arreglaba no sé qué asunto en malayalam, la lengua de Kerala. Su desdén fue apenas una afrenta más para el autor, que fue destetado prematuramente por sus tres advenedizos hermanos, nacidos en solo cinco años]. Los adeptos de Amma visten de estricto blanco, pasean por las dependencias en silencio, varios palmos sobre el suelo, y rara vez devuelven una sonrisa al recién llegado. Por momentos, me sentí como el último humano en La invasión de los ultracuerpos, a punto de ser delatado por el grito «¡Periodista!» de algún numerario vaina. El ácido que había ingerido para sobrellevar la experiencia mística no ayudó a mitigar esa paranoia. Las normas de comportamiento en el ashram son minuciosas, aunque bastante laxas, y van desde la indumentaria (recatada) hasta la prohibición de sexo, tabaco, alcohol y drogas (¡ay!) o incluso la marginación de emociones efusivas, de modo que los abrazos (entre peregrinos, se entiende) están paradójicamente prohibidos en el washram de los abrazos. La puya (ora-

Hasta aquí el relato cínico. Vayamos a los hechos. Buena parte del dinero que recauda la organización se dedica a atender a los más necesitados del país. En 2004, la organización apenas tardó una semana en movilizar 28 millones de dólares para ayudar a los damnificados del tsunami, que golpeó también en las costas de Kerala, adelantándose al gobierno comunista, que tardó meses en atender a los damnificados. Me voy del ashram de Amma preguntándome si se trata de una secta, aunque ¿acaso no todas las religiones son sectas en su fase crisálida? Lo que sí percibo es la enorme potencia de dos mil almas unidas en un proyecto común, una alternativa, más o menos ingenua, a la vida vulgar y alienante que muchos llevamos en el ‘mundo real’. Amrita confiere un ambiente idóneo para un retiro plácido con coartada espiritual. Tampoco comulgo con la idolatría a la lideresa, hasta que caigo en la cuenta de que los abrazos de Amma son un ‘McGuffin’, una marca de la casa distintiva que brinda notoriedad al proyecto, un rasgo diferencial en la competitiva lucha por atraer capital solidario. Nº50 - 2014 / YOROKOBU / 35


EL POLICÍA QUE DE TANTO ESCUCHAR RADIONOVELAS SE DEDICÓ A ESCRIBIRLAS UN DÍA POR

Juan Mascardi

Un expolicía moreno, canoso, camisa celeste clara

con gafas colgadas en el segundo botón, jeans gastados, mocasines negros, lee sentado. Relee. Repasa una vez más las letras de su guion escrito hace un tiempo: Empinando sueños. En el hall del tercer piso de Radio Progreso hay, además, un busto de José Martí idéntico a todos los bustos de José Martí, una recepcionista y cuatro actores que aguardan ingresar al estudio de grabación. Todos tienen varias bolsas que al moverlas delatan que en su interior hay elementos de vidrio. Una mujer, a las nueve de la mañana, está limpiando el piso y les pide a los actores y al guionista que levanten los pies. Pasa el trapo, va y viene, lustra y limpia con agua y detergente, reluce el piso y avisa: «No apoyen los pies». Los pies de todos quedan flotando. Los actores se ríen y hablan mientras sus cuerpos están en posición de ‘L’ invertida. Llega el director de una de las tantas radionovelas de la emisora y saluda al equipo. El guionista dice: «Llegó un maestro». Acto seguido la recepcionista anuncia: «Pueden ingresar». Los actores se paran. Las bolsas suenan clin-clin, clin-clin, clin-clin. Las botellas de vino y cerveza rechinan: hoy hay fiesta en la radio. RAÚL: ¿Atiendes tú? ROBERT: Sí, hermano. EFECTO LEVANTA AURICULAR DEL TELÉFONO ROBERT: (POR TELÉFONO) Sí. (TR) ¿Qué me dices, Amparo? (P) (CON ALEGRÍA) Claro que estoy contento, hermana (P) Sí, sí, ven por acá, que Raúl y yo te esperamos. EFECTO CUELGA AURICULAR DEL TELÉFONO. Omar Dugués Álvarez aún no ingresa al estudio de la radio que está enclavada en un edificio tan celeste azulado como el mar del Caribe. La mañana discurre con el ritmo aún apacible sobre avenida Infanta, a poco más de tres cuadras del Malecón de La Habana. El café cubano se vende a través de

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ventanas de casas a menos de cinco pesos en moneda nacional y la gente se agolpa para beber un corto antes de arrancar la jornada. En los otros bares, los decorados para turistas, se cuadruplican los precios y los viajantes disfrazados de viajantes con bermudas, camisetas chillonas y bronceados urgentes sacan fotos hacia cualquier rincón mientras prueban el club sándwich, el emparedado que, según cuenta el mito, fue el preferido de los trabajadores de las tabacaleras: pan tostado untado con manteca, jamón, cerdo, queso suizo y pepino. El escritor, de pasado policía, ya ejecutó su misión con su pluma, y ahora todo está en manos del director y de los actores, estos que leen cada capítulo minutos antes de grabar. La última emisión de Empinando sueños está a minutos de girar, la grabación es «como en vivo» y solo se corta ante una eventual emergencia. Aunque advierten que, como es el final de la obra, puede haber varias retomas. Y en el final está la totalidad del staff con botellas, tortas y bocaditos: doce actores, un narrador, el director, una musicalizadora, una sonidista y el especialista en efectos sonoros. Mientras se preparan, el guionista, la pieza fundante de la historia, cuenta sobre lo escrito. NARRADOR: Una lluvia de flores multicolores cae desde los balcones de los edificios. Una de ellas es alcanzada en pleno vuelo por Juancito que, luego de olerla, la coloca en el pelo de Onellita con delicadeza. Junto a ellos, Pili Montero con el cabello indio batiéndole por el viento, que también los recibe, levanta el fusil saludando a todos mientras vibra por la emoción jamás vivida. BILLIN: (AGITADO Y GRITANDO COMO LOCO) ¡Pili Montero! ¡Mirá, Chito, es Pili Montero! El capítulo 79 es el epílogo de una radionovela de aventuras de 15 minutos que Progreso emite por las ondas nacionales, la Onda de la Alegría, y por internet, de lunes a viernes de 17.15 a 17.30, que trata sobre el devenir de «varios muchachos campesinos que quieren ir a luchar con sus padres a las sierras en 1958». Pero en la historia hay un punto de quiebra; dos de los niños de 8 y 9 años toman un tren equivocado y, en vez de dirigirse a las sierras, llegan a La Habana de los años


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50. Ellos son Chito y Billín, oriundos del poblado montañés de Jibacoba. Los niños, al igual que sus padres, no saben ni leer ni escribir, pero tienen ansias de ir por más. «Es un relato que recoge pasajes reales de la historia de Cuba. Y cuando los niños llegan a La Habana, se encuentran con el barbarismo que reinaba, con una policía violenta», describe el guionista. Dugués Álvarez trabajó 27 años en la Policía de La Habana. Él era una especie de policía de tránsito, un oficial de seguridad pública que habitualmente orientaba a la fuerza en la coordinación general de distintos tipos de operativos. Pero, más allá de las cuestiones del orden público, llegó a formar en la fuerza un grupo de teatro: La Giraldina. Durante todos esos años la radio fue una gran compañera. «Mientras fui policía nunca me imaginé escribiendo guiones de radio. Pero esa vocación nació por escucharla. Empecé escribiendo guiones de cine y luego pasé a la radio. Aunque sí adaptaba obras de teatro para el grupo», relata Dugués, el hombre que nació en 1945 y que de muchacho era musicalizador en las fiestas de cumpleaños de 15. «Era lo que ahora llaman DJ. Y eso es una ventaja a la hora de escribir porque los relatos tienen musicalidad». PILI: El jefe lo dijo. Triunfamos, pero de ahora en adelante hay mucho por hacer. SONIDO TRANSICIÓN MUSICAL LIGA CON AMBIENTE DE CALLE DE NOCHE JUAN: (A SEÑAL) Bolondrón, otra vez sentado en el quicio de la entrada del solar. BOLON: Tienes que haber extrañado

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JUAN: No sabes cuánto. Tanto como de seguro han extrañado Chito y Billín su gente en Jibacoa. Mientras el capítulo final se emite en La Habana, la Feria Internacional del Libro acapara la atención central de las actividades culturales en un país que carece de industria de entretenimiento. La Feria es un híbrido de pura cultura popular. Cientos de puestos callejeros rodean la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, el complejo militar enclavado en la entrada de la Bahía de La Habana que sirvió para defender la ciudad frente a los ataques piratas y ahora es el epicentro literario de la isla. En los puestos, que se atestan de gente al caer la tarde, se venden pasteles, hamburguesas, ron Planchado en saché individual y la dupla cervecera: la suave Cristal y la potente Bucanero. La feria es una combinación de innumerables presentaciones de libros y una salida obligada para los cubanos que, mientras compran ejemplares sobre la revolución, comen un hot dog o un bocadito de cerdo, consiguen también banderines, revistas y pósteres de sus ídolos futbolísticos: Messi y Ronaldo. En el stand del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) se presentan dos libros sobre el medio que sigue apostando por contar historias con voces y sonidos: Radio, un medio de futuro, de Pedro Manuel Pérez Roque y 4 grandes de la radio, de Norma Gálvez. Para los cubanos la radio sigue viva y con futuro. Las radionovelas, también. «Es que no es lo mismo actuar para la TV que para la radio. Aquí se destaca el oficio de los actores. Tienen que actuar con la voz. Y pueden hacer desde un tirano hasta un niño», dice Julio Villazuso, asistente de programas de Radio Progreso, y se dirige hasta la puerta del estudio mayor. Los actores y el narrador están apostados alrededor de los cuatro micrófonos. Las bolsas esperan ser abiertas en una mesa que está detrás de ellos. En el control, el director de


la orquesta sonora da las últimas indicaciones. El guionista sigue la secuencia en silencio, con el texto del capítulo 79 de nueve hojas, letras Arial, tamaño 12, en la mano. El final está por comenzar. SONIDO EFECTO DE PUERTA HIDRÁULICA QUE ES ABIERTA (GUAGUA) NARRADOR (SOBRE EFECTO). Expectantes ven abrirse la puerta del ómnibus. De repente aparece en la escalerilla el primer pasajero. CHITO: (CON UN ARRANQUE DE ALEGRÍA MÁXIMA) ¡Mi papá! ¡Ese es mi papá compay! SONIDO FILTRA MÚSICA ADECUADA ORFELI (EN SEGUNDO Y MEDIO) (EN UN ARREBATO) ¡Mijo! ¡Mira, Non, es tu hijo!

PILI (EMOCIONADA): ¿Quién se lo iba a imaginar hace un tiempo atrás? NARRADOR: Por detrás de la obra nueva que se levanta gracias a la revolución triunfante, se elevan numerosas chiringas multicolores, ya no expresando los sueños de los niños, sino el agradecimiento a los que dieron y dan todo por un mundo mejor. SONIDO SUBE MÚSICA Y SOBRE ESTA, CRÉDITOS FINALES ­ ¿Cuáles son las cinco claves para escribir un buen guion — de radionovela? Omar deja el guion en sus piernas mientras sigue en el hall a metro y medio del busto de Martí y enumera. Nombra a los números antes de cada frase.

Antes del cierre del capítulo, el policía que escribe recuerda con afecto: «Le agradezco a una amiga, a una muchacha que conocí. Ella trabaja en un crucero y no sé por qué parte de mundo anda ahora. Ella, un día me dice: ‘Mira, tengo estas revistas del año 58 y 59. ¡Oiga, tú que quieres escribir sobre historia!’. Y ahí, yo cogí unas buenas fuentes para esta historia. Es que para cada historia siempre hay que hacer una buena investigación». El guionista autodidacta no solo se atreve a escribir, aconseja: «Aunque tú escribas algo que es pura imaginación, siempre tienes que investigar». Empinar, enderezar y levantar en alto. Sueños.

—Uno: oír las dramatizaciones en la radio. Dos: gustarte el medio; si no te gusta la radio, estás frito. Tres: leer mucha literatura. Cuatro: la alegría. Debes ser alegre. Si estás amargado, trasladas eso a tu relato, a tu guion. Cinco: respeto hacia todo y en especial hacia los oyentes de radio. Debes trabajar por amor y no por dinero. El dinero me hace falta para coger un taxi, para coger la guagua. Pero esto es por amor. Si me pidieran que extendiera varios capítulos de una radionovela exitosa, yo no podría hacerlo porque mis guiones están hechos con amor y respeto hacia el oyente. Yo no puedo extender mis relatos para ganar dinero. El oyente puede decir ‘lo está alargando para ganar dinero’. ¡No, señor, esto está hecho con respeto! Por eso me defino como un oyente que escribe radio. Y eso es tener amor por la gente.

Los sueños de los niños que llegaron por equivocación a La Habana para remontar chiringas. Chiringa: cometa, barrilete.

NARRADOR: SIGA EN RADIO PROGRESO. YA VIENE ‘SANDOKÁN, EL TIGRE DE LA MALASIA’

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APPS QUE SÍ (Y CUANDO DIGO SÍ, ES SÍ) POR

David García (@SrGarcia)

La cosa ha salido así. Llevo todo el mes probando apps para esta bendita sección y tras deliberar diez segundos conmigo mismo han caído tres relacionadas con la música. Teniendo en cuenta que el de la página de al lado está hablando de sexo, alguien tiene que tocar mientras los violines, ¿no?

AUDIOSNAPS

PAC E M A K E R

TOC AND ROLL

La idea es sencilla. Haces una foto y Audiosnaps le inserta un pequeño clip de audio de 5 segundos. La foto se puede compartir en redes sociales e insertar en sitios web. ¿Y ahora qué? La explicación es bastante obvia, alma de cántaro. Ahora vas al concierto de Neil Young, le haces una foto al tío Neil y le insertas un trozo de Don’t Cry No Tears. La envías a tus amigos con un delicioso «jódete» y ¡misión cumplida! Disponible únicamente para iPhone.

Sabemos que, desde hace tiempo, ya nadie baila porque todo el mundo es DJ. El indie pasará a la historia como el movimiento que convirtió la independencia musical en pijerío. Si aún no te has subido al tren, sigues estando a tiempo. Si eres el único de la pandilla que no pincha, con Pacemaker podrás comenzar a hacerlo. La dificultad es Nivel Bonobo y, además, saca las canciones de Spotify, por lo que no tendrás ni que comprarlas. Disponible para iPad y, además, es gratis.

¿Tienes hijos? No, es cierto, para eso hace falta aparearse y tú hace tiempo que de eso nada. ¿Sobrinos? OK. Pues entretenlos con algo de provecho. Toc and Roll es una app lanzada por Minimúsica que, básicamente, es un multipista donde componer canciones a base de loops. Traduzco: pegas trocicos de canciones hasta hacer una. Hay diferentes instrumentos y los nenes pueden grabar su voz. Yo, con 37 años, también la uso cuando nadie me ve.

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APPS QUE NO (AUNQUE TIENEN SU PUNTO, ¿EH?) POR

Ricardo Llavador (@RicardoLlavador)

Ayer soñé que nadie leía mi página de apps de esta publicación y me levanté entre sudores y angustiado. Entre sudores porque ya va siendo hora de decir adiós a ese pijama de felpa, y angustiado por la mera expectativa de que ni mi madre leyera la sarta de sandeces que escribo cada mes. Como angustiarse es algo profundamente aburrido, hoy he decidido ir a lo seguro: Especial Sexo.

MY VIBE

69 PLACES

B U S TAG R A M

¿Qué ocurre cuando usted está en el cine, ha silenciado su Android y recibe una llamada? Efectivamente, que vibra. Pues sí, un verdadero genio del ingenio ha creado una guarrada de aplicación que, más que convertir tu teléfono en un vibrador, ha especificado y gamificado todo el proceso. Y digo yo, con lo fácil que es colocarse el terminal en “aquellas partes que no han de ser nombradas” y hacerte unas perdidas...

Si usted es dueño de un iPhone 5 o superior, ya sabrá que por ese sencillo hecho, las ofertas sexuales (gratis) llegan que es un primor, y es que a veces la aspiracionalidad puede irse de las manos. Pues para que no se aburra de tanto bombear amor, 69 Places le propone lugares diferentes donde poder romper esa dura monotonía de estar copulando sin cese. ¿Y por qué 69? Porque el subdesarrollador es un pícaro.

Relájese, querido lector, que esto no va de Bustamante, sus canciones o, lo que sería peor, sus opiniones. Es como Instagram pero de bustos. Menos mal que la aplicación es gratis porque si hubiera que pagar a escote...

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Lentejas QUE CRECEN EN REFUGIOS ANTIAÉREOS

Dos jóvenes ingleses cultivan verduras en un refugio antiaéreo de la Segunda Guerra Mundial en Londres. Para 2015 producirán más de un millón y medio de kilos de rábanos, rúcula y espinacas. Ya han vendido toda la producción. POR

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Pablo Ferri


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«Piensa una cosa», dice Steven Dring, «estos refugios estaban diseñados para que 8.000 personas pudiesen vivir ahí… El sistema de ventilación es magnífico». Licenciado en Derecho y Negocios, Steven Dring es la cabeza pensante de Zero Carbon Food, una empresa londinense que se ha propuesto cultivar verduras y hortalizas en el subsuelo de la capital británica. Para ello, Dring y su socio, Richard Ballard, graduado en Estudios Cinematográficos, alquilaron hace unos meses un antiguo refugio antiaéreo en Londres, a cuatro kilómetros y medio del mercado de Covent Garden, y plantaron semillitas en vasitos, como hacen los niños en la escuela. Sí, alquilaron un refugio antiaéreo, de los que se llenaban cuando los aviones nazis agujereaban Londres con sus bombas durante la Segunda Guerra Mundial. Dring y Ballard probaron primero a pequeña escala. «Teníamos que ver si los cultivos funcionaban para hacerlo en grande», explica el primero al otro lado del teléfono. La buena noticia es que funcionó. La agricultura urbana es un fenómeno de reciente popularidad en ciudades grandes y medianas a lo largo y ancho del globo. Decenas de asociaciones y particulares rescatan solares abandonados del extrarradio, jardines asilvestrados o patios en desuso y plantan patatas, lechugas, tomates, zanahorias, calabacines… Es la moda, cierto, pero también una reacción: las ciudades cada vez son más grandes, los campos de cultivo se alejan constantemente de los centros de consumo y cosechar una caja de puerros acabará por contaminar tanto —por el transporte— como el escape libre de un Seat 127. El modelo de Zero Carbon Food consiste en llevarse la agricultura urbana al subsuelo. Dring dice que las condiciones

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allí no tienen nada que envidiar a las de afuera. ¿Luz solar? Mis focos la recrean. La tendencia a recuperar parte del subsuelo de las ciudades crece además sin parar. En Nueva York, un estudio de arquitectura planea construir un parque en una vieja estación subterránea de tranvías. En París, unos colegas de los de Nueva York quieren recuperar 11 estaciones de metro abandonadas y convertirlas en cines, piscinas y discotecas. En Ciudad de México, otro equipo de arquitectos propuso construir un rascasuelos bajo el zócalo la plaza principal. El edificio alcanzaría 300 metros —65 pisos— de profundidad. ¿Qué tiene de raro plantar un huerto en un refugio antiaéreo? Dring y Ballard hicieron sus cálculos. Entre 2009 y 2012, el precio de la comida creció un 32%. De aquí a diez años la población de Londres aumentará un 24% y alcanzará los diez millones de habitantes. Los cultivos al aire libre distan mucho de ser la panacea inalterable: sequías, plagas e inundaciones son sucesos difíciles de predecir y menos de controlar. El sur de Inglaterra, sin ir más lejos, sufrió las peores inundaciones en décadas el pasado mes de febrero. Está también lo del transporte, la huella de carbono que generan los camiones llevando y trayendo mercancía de acá para allá. «Además», explica Dring, «el costo de alquiler de un campo del tamaño del refugio es ocho veces superior a lo que nos cuesta alquilar el refugio, 54.000 euros al año contra 300.000». De acuerdo con estos datos, un argumento sensato no podría sino cuestionar la agricultura tradicional: ¿para qué narices nadie cultiva todavía la campiña inglesa? ¿Para qué trabajar la superficie terrestre con la cantidad de sótanos abandonados que yacen en los subsuelos urbanos? Dring se ríe. «La


temperatura allá abajo es constante, 16 grados —obviamente no hay tormentas, ni ventiscas, ni inundaciones—, nuestro sistema hidropónico —los vasitos con lentejas y algodones, para hacernos una idea— usa un 70% menos de agua que la agricultura convencional y el aire, gracias a las turbinas que construyeron para la guerra, es excepcionalmente limpio. Es perfecto». Dring dice que incluso cuando entraron por primera vez en el refugio se respiraba perfectamente, no notaron el aire cargado, nada. Quizá eso sea lo más lógico de todo: al fin y al cabo era un espacio preparado para albergar a 8.000 personas por tiempo indefinido.

vendida. La empresa ha creado su propio sello de envasado, Growing Underground, y llegará así a restaurantes y supermercados; ha convencido a una estrella mediática de la gastronomía inglesa, Michel Roux Jr. —chef de Le Gavroche, tres Estrellas Michelín—, para que les apoye y ha nombrado director sin funciones ejecutivas a Neil Anderson, uno de los jefazos de Florette, gigante de las lechugas envasadas en el Reino Unido.

Con acento de su Bristol natal, Dring desgrana su proyecto punto por punto y llama la atención, sobre todo, su visión a medio plazo. Zero Carbon Food trasciende a las semillas y los vasitos. La intención de la empresa es cultivar hasta 2,5 hectáreas de vegetales en el refugio, principalmente acelgas, guisantes, espinacas, brócoli y rábanos. Si los cálculos de Dring son correctos, Zero Carbon Food cosechará en 2015 un millón seiscientos mil kilos de verdura. Especulemos. Los nutricionistas recomiendan comer cinco porciones de fruta y/o verdura al día. En un kilo de verdura o fruta entran unas seis porciones, a 170 gramos la porción, por lo que Zero Carbón Food producirá en 2015 nueve millones y medio de porciones. Si los ingleses, los londinenses, tomasen en serio a los nutricionistas en 2015, Zero Carbon Food podría cubrir las necesidades de 25 de ellos durante todo el año.

Dring y Ballard son amigos de la infancia. Ninguno de los dos dedicó su tiempo en Bristol a la agricultura. Tenían sus huertos familiares, llenaban la nevera de vez en cuando con sus padres, eso es todo. Hace 16 años se mudaron a Londres, ciudad que aman, y en todo este tiempo hablaron decenas de veces del problema del petróleo —la contaminación, el agotamiento de las reservas—, el crecimiento de la población en Londres y también el aumento de los precios. Al final crearon Zero Carbon Food con la intención de producir alimentos cerca del consumidor con poco o nulo impacto ambiental. El refugio fue el primer paso. Lanzaron una campaña de crowfunding y consiguieron medio millón de euros en poco tiempo. Están en conversaciones con inversores de China e India, y controlan mejor el mercado de focos artificiales que el mayor fumeta del reino. «Nuestros LED vienen de Finlandia», explica Dring, «reproducen literalmente la luz del sol. Los que se usan para cultivar marihuana son más baratos, menos potentes, estamos hablando de dos hectáreas y media aquí».

Lo bueno para Dring es que hagan lo que hagan sus compatriotas —escuchen o no a los nutricionistas—, Zero Carbon Food ya tiene comprometida la producción de 2015, la tiene

33 metros bajo la superficie de Londres, a un paseo en bici del centro, dos treintañeros de Bristol juegan a cambiar el modelo productivo del mercado de alimentos. Y juegan en serio.

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¿Empezar tratando de celebrar el número 50 y terminar hablando de amor? A nosotros nos parece bastante lógico. Llevamos cinco decenas de revistas lanzadas a la calle y todo se explica por el cariño que tenemos y sobre todo el que tenéis vosotros a lo que hacemos. La otra explicación es que el dichoso número, que solo veréis impreso una sola vez en todo el ejemplar de este mes –ahí arriba–, tiene una notación romana de la que nos hemos apropiado por conveniencia: la letra L. Teniendo en cuenta que al amor se le conoce en el idioma de Elvis como «The Big L», la cosa vino sola y a nosotros nos ha parecido tremendamente lógico. No queremos ceñirnos al amor de telenovela. Ya sabéis que nuestro entendimiento del mundo trata de romper la norma común. El amor también es así, especialito. Encontraréis por aquí lo que nosotros entendemos por amor: pasión por algo –que no será necesariamente una persona–, historias del procomún, es decir, la expresión máxima del amor por el prójimo o gestos aleatorios de bondad que solo –y nada menos– buscan hacer feliz a alguien por un instante. También relaciones anómalas, patadas en la boca del estómago y filias y fobias, que pasarlo regular también forma parte del proceso.

Acércate a ese tío raro -bueno, tú crees que es raro- de tu oficina o de tu facultad que siempre está solo. Sonríele y dile si quiere ir contigo a comer. A nadie le gusta estar siempre solo y a muchos les cuesta acercarse a otros.

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EL AMOR POR

Mar Abad @marabad

«Sin amor, la humanidad no podría existir un día más» (Erich Fromm) Hubo un tiempo en que el amor era un peligro. Lo

buscaban en el filo de un puñal y el tormento que era capaz de desatar. «Hay quien piensa que se ama más y mejor en la medida que se esté cerca del suicidio o del asesinato, de Werther o de Otelo, y se insinúa que toda otra forma de amor es ficticia y cerebral». Lo escribió José Ortega y Gasset (1883-1955) en un ensayo de 1925 titulado Para una psicología del hombre interesante. Pero el filósofo reconoció al monstruo y lo disoció del amor. «Pegarse un tiro o matar no garantiza lo más nimio la calidad, ni siquiera la cantidad de un sentimiento. (...) Desmontemos del apasionamiento el aderezo romántico con que se le ha ornamentado. Dejemos de creer que el hombre está enamorado en la proporción que se haya vuelto estúpido o pronto a hacer disparates». «El fenómeno amoroso», para Ortega y Gasset, nada tenía que ver con esa «falsa mitología que hace de él una fuerza elemental y primitiva que se engendra en los senos oscuros de la animalidad humana y se apodera brutalmente de la persona, sin dejar intervención apreciable a las porciones superiores y más delicadas del alma». Tampoco se trataba de un «poder elemental». El amor, más bien, se parecía a un «género literario». Era «un talento espe-

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cífico» e incluso una «institución, invento y disciplina humanos, no un primo de la digestión o de la hiperclorhidria». El amor estaba entonces irremediablemente unido al enamoramiento. En su ensayo Para una psicología del hombre interesante, Ortega decía que «enamorarse es un talento maravilloso que algunas criaturas poseen, como el don de hacer versos, como el espíritu de sacrifico, como la inspiración melódica, como la valentía personal, como el saber mandar». Un año después, en su artículo Amor en Stendhal, separó los dos conceptos y aclaró que «con el vocablo ‘amor’ se denominan innumerables fenómenos, tan diferentes entre sí que fuera prudente dudar si tienen algo de común. (...) Una sola y misma voz ampara y nombra la fauna emocional más variada». Bajó de categoría al enamoramiento y lo describió como un «estado de miseria mental en el que la vida de nuestra conciencia se estrecha, empobrece y paraliza», «un estado inferior de espíritu» y «una especie de imbecilidad transitoria». Enamorarse era cercarse a uno mismo. La atención es, para el ensayista, «el aparato que regula nuestra vida mental». El enamorado, obnubilado, concentra toda su atención en una


Ve a la consulta del pediatra de tu centro de salud más cercano. Olvida en la sala de espera, como quien no quiere la cosa, dos cajas de lápices de colores y cuatro cuadernos.

sola persona y esto lo encierra en un «recinto hermético, sin porosidad ninguna hacia el exterior». «El alma de un enamorado huele a cuarto cerrado de enfermo, a atmósfera confinada, nutrida por los pulmones mismos que van a respirarla», escribió. Para Ortega y Gasset, el amor, en su sentido más amplio, era un talento y una institución. Pero, además, era una «actividad». «Amar algo no es simplemente estar, sino actuar hacia lo amado», redactó en Amor en Stendhal. «El amor es (...) un acto transitivo en que nos afanamos hacia lo que amamos. Quietos, a cien leguas del objeto, y aun sin que pensemos en él, si lo amamos, estaremos emanando hacia él una fluencia indefinible, de carácter afirmativo y cálido». Es aquí donde el filósofo español se acercó más a la visión actual del amor. El amor entendido como una actitud más que un sentimiento y una forma de relacionarse con el mundo. Ese amor fue descrito magistralmente en 1959 por Erich Fromm (19001980). En su obra El arte de amar, el psicólogo social establece un nuevo orden de las cosas. El amor, a menudo, se había desplazado al objeto, a lo amado. No se atendía al foco donde se originaba ni era considerado una «facultad». Por eso, según el alemán, «la gente cree que amar es sencillo y lo difícil, encontrar un objeto apropiado para amar». La realidad era justo la contraria. Amar no es fácil. «El primer paso es tomar consciencia de que el amor es un arte, tal como es un arte vivir», escribió Fromm en esta obra. «Si deseamos aprender a amar, debemos proceder en la misma forma en que lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro arte, música, pintura, carpintería o el arte de la medicina o la ingeniería». El amor, a menudo, había estado sujeto a la literatura y, como decía Ortega, «las modas».(«Hay modas en los sentimientos. ¡No faltaría más!»). El ensayista cuenta en

Para la historia del amor (1926) que «el sentimiento amoroso tiene, como todo lo humano, su evolución y su historia, que se parecen sobremanera a la evolución y la historia de un arte. Se suceden en él los estilos. Cada época posee su estilo de amar». En el siglo XIII fue el amor cortés. En el XIV, el gentil. En el XV, el platónico. En el XVIII, el galán. «El amor cortés, descubierto y cultivado en las famosas ‘cortes de amor’ desde el siglo XII, es una forma extrema de erotismo espiritualista», escribe Ortega y Gasset. «El amor cortés vacila siempre entre un sentimiento real y una ficción simbólica. Los mismos trovadores lo dicen: se trata de un fingir o un mentir cortés, juego de corte. (...) Este amor no es compatible con ninguna realización sensual: vive en lejanía y soledad, como el ruiseñor». El amor, en la obra de Fromm, se aleja de todas sus líricas y se convierte en «una actitud, no un afecto pasivo», en «un estar continuado, no un súbito arranque». Y «en el sentido más general, puede describirse el carácter más activo del amor afirmando que amar es fundamental dar, no recibir». Esa generosidad intrínseca al amor no busca nada a cambio. «Dar es de por sí una dicha exquisita». «Algo nace en el acto de dar, y las dos personas involucradas se sienten agradecidas a la vida que nace para ambas». Esto significa, para Fromm, que «el amor es un poder que produce amor». Pero dar y amar no es fácil. Requiere un cierto desarrollo personal. «Presupone el logro de una orientación predominantemente productiva en la que la persona ha superado la dependencia, la omnipotencia narcisista, el deseo de explotar a los demás o de acumular, y ha adquirido fe en sus propios poderes humanos y coraje para confiar en su capacidad para alcanzar el logro de sus fines», escribe el filósofo alemán. «En la misma medida en que carece de tales cualidades, tiene miedo de darse y, por tanto, de amar». Nº50 - 2014 / YOROKOBU / 49


Cuidas las plantas como nadie. Lo sabe todo el vecindario. Levántate un poco antes y ve a recortar los setos de tus vecinos sin que se enteren.

Ya lo decía Ortega en sus estudios sobre el amor más de tres décadas antes: «Según se es, así se ama». «Podemos hallar en el amor el síntoma más decisivo de lo que una persona es», escribió en Para una psicología del hombre interesante. Fromm insistía en que el amor no es únicamente un sentimiento hacia una persona. Es una actividad y una actitud. El amor es algo que se ejerce, algo que se trabaja, algo que se construye. Lo que ya decía la sabiduría popular («hechos son amores y no buenas razones») fue enunciado así por el psicoanalista: «El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos. Cuando falta tal preocupación activa no hay amor». Y esa «orientación del carácter determina el tipo de relación con el mundo como totalidad, no como un objeto amoroso». El amor está a mil años luz de la obsesión y la posesión. Lo decía Ortega y Gasset y lo repitió Fromm. «Respetar denota la capacidad de ver a una persona tal cual, es tener conciencia de su individualidad. Respetar significa preocuparse por que la otra persona crezca y se desarrolle tal como es. De ese modo, el respeto implica la ausencia de explotación», escribió el alemán. «El amor es hijo de la libertad, nunca de la dominación». El acto de amar es siempre expansivo, aunque los usos sociales lo presenten a menudo como pequeñas jaulas blindadas ante el resto del mundo. Mencionaba el filósofo

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y ensayista español que el enamorado se encerraba en un «recinto hermético» e ignoraba todo lo demás. Fromm aseguraba que «la exclusividad del amor erótico» se interpretaba «erróneamente como una relación posesiva» y que las parejas que no sienten amor por nadie más son, en realidad, egoístas à deux. Ese encierro puede ser incluso de uno mismo. «Amar es aún más importante que ser amado. Al amar ha abandonado la prisión de la soledad y aislamiento que representaba el estado de narcisismo y autocentrismo. Siente una nueva sensación de unión, de compartir, de unidad. Más aún, siente la potencia de producir amor –antes que la dependencia de recibir siendo amado– para lo cual debe ser pequeño, indefenso, enfermo –o «bueno»–». El amor infantil sigue el principio: ‘Amo porque me aman’ y el amor maduro se guíapor la regla: ‘Me aman porque amo’, según Fromm. El inmaduro se basa en ‘te amo porque te necesito’ y el maduro, en ‘te necesito porque te amo’. El amor comienza cuando un individuo presta atención a las personas que no necesita para conseguir sus fines personales: el mendigo, el huérfano, el pobre, el que requiere ayuda. Pero continúa en uno mismo. La idea de que si te amas a ti mismo no puedes amar a los demás es una falacia, según Fromm. Un dolo metido hasta el tuétano en los países católicos y que el nacionalcatolicismo franquista llevó a la educación infantil con esta frase: «El amor es el olvido de sí mismo».


Agua. Lentejas. Verdura. Fuego lento. Mete el resultado en un termo y vete a la calle a repartirlo sonriendo. Nadie pasa frío ni hambre por gusto.

Para el psicoanalista alemán, en cambio, «si es una virtud amar al prójimo como a uno mismo, debe serlo también —y no un vicio— que me ame a mí mismo, puesto que también yo soy un ser humano (...). La idea expresada en el bíblico ‘ama a tu prójimo como a ti mismo’ implica el respeto, el amor y la comprensión del otro individuo. El amor a sí mismo está inseparablemente ligado al amor a cualquier otro ser». Dice Fromm que «todo individuo capaz de amar a los demás se encontrará una actitud de amor a sí mismo». «Amar a alguien es la realización y concentración del poder de amar», continúa en su libro. «Mi propia persona debe ser un objeto de mi amor al igual que lo es otra persona. La afirmación de la vida, felicidad, crecimiento y libertad propios, está arraigada en la propia capacidad de amar (...). Si un individuo es capaz de amar productivamente, también se ama a sí mismo. Si solo ama a los demás, no puede amar en absoluto».

Amarse a uno mismo no solo no es egoísmo. Es su contrario, según el psicólogo social. «El egoísmo y el amor a sí mismo, lejos de ser idénticos, son realmente opuestos. El individuo egoísta (...) en realidad se odia. Se siente necesariamente infeliz y ansiosamente preocupado por arrancar a la vida las satisfacciones que él se impide obtener (...). Las personas egoístas son incapaces de amar a los demás, pero tampoco pueden amarse a sí mismas». El amor también se ha confundido a menudo con un escenario donde todo es perfecto. Otra falacia más. «Así como la gente cree que el dolor y la tristeza deben evitarse en todas las circunstancias, supone también que el amor significa la ausencia de todo conflicto», escribió el psicólogo social. El amor, en cambio, es «un desafío constante. No es un lugar de reposo, sino un moverse, crecer y trabajar juntos». Hoy el amor ya no es un peligro. Es, según Fromm, «la única respuesta satisfactoria al problema de la existencia humana».

«La vida consiste precisamente en anhelar más vida. Vivir es más vivir, afán de aumentar los propios latidos» (Nietzsche)

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AMARÁS AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO POR

David García (@SrGarcia)

Para transformar los escenarios en los que vivimos, hay, matices aparte, dos caminos diferenciados. El de la bronca funciona. Lo ha hecho siempre. Te levantas una mañana, te anexionas Crimea y aquí primero paz (bueno, paz, normalmente, no mucha) y después gloria. La otra vía es la del amor, la de los pequeños gestos, que o bien se convierten en grandes por la heroicidad del proceso, o bien sirven como semilla para que sean otros los que amplíen y desarrollen el hecho disruptivo. Estas tres historias tienen algo que las une: han sido concebidas probablemente sin la intención de trascender, pero tienen el potencial diferenciador para transformar una parte del mundo. Una de las muestras de amor más incondicional es el que impulsa a hacer algo solo por el mero hecho de hacer lo correcto. La búsqueda del procomún es, sin duda, amor con letras a escala catedralicia.

EL PELOTÓN CAMINO AL COLE

El aire que respiras en Madrid cuenta con un poco menos de CO2 desde hace dos años. Algunos padres, un profesor y dos alumnos del madrileño Colegio Montserrat, en el distrito de Retiro, decidieron dejar de usar motores para alcanzar las aulas. «Queríamos conseguir que la bicicleta fuese un medio real de acceso al cole», explica José Rossi, uno de los padres integrantes de Biciclistas Montserrat. Comenzaron construyendo un aparcamiento para las bicicletas. «Lo hicimos para 30 y lo estamos ampliando porque se ha quedado pequeño», cuenta Rossi. Poco después se sacaron de la manga el Bicibús, cuatro rutas de acceso al colegio que agrupan a varios ciclistas, aumentan la seguridad de los ruteros en su camino al Montserrat y admiten que los niños mayores de 8 años viajen sin sus padres. Ahora, las 31 familias que forman parte de la iniciativa luchan para que el Ayuntamiento de Madrid mejore los accesos al centro y que su experiencia pueda exportarse a otros escenarios.

FOTO. DIOGO TABARES

El grupo forma parte del programa europeo STARS, «que promueve la mejora y la adecuación de los accesos a los colegios para poder ir andando o en bici de una forma sostenible y segura», explica el padre ciclista. Así, a base de talleres, cursos y un contacto directo con las instituciones, quieren hacer su gran contribución a su comunidad. Biciclistasmontserrat.es

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IMPORTA MUCHO QUÉ HISTORIAS CUENTAS

Madrugar para que Dios te ayude es un acto egoísta. Sin embargo, madrugar para salir a echar un cable a quien lo necesita es algo mucho menos espiritual que puntúa doble en el marcador de Acciones Prácticas Para Mejorar el Mundo. Stéphane M. Grueso cuenta historias. «Me dedico, o me dedicaba, no lo sé todavía, a la dirección y producción de cine documental de temática social y política», explica. Y, además, es periodista y escribe en el ElDiario.es. No existe una línea que separe al creador del activista social. Cuenta que lo hace todo por empatía. «Tengo trabajo bastante discontinuo y con ello una economía precaria, pero por circunstancias de la vida no me falta techo y comida. Entiendo que es mi obligación ayudar. En mi caso, eso consiste en hacer ruido, informar, divulgar, llegar hasta donde pueda... Inventar formas de protesta». Admite que ahora la cosa ha tomado un cariz más personal. «Todos conocemos directamente a algún desahuciado, a alguien que ha perdido su trabajo y nunca va a encontrar otro o a un migrante que se ha quedado sin acceso a la sanidad. Todo ha perdido abstracción para convertirse en una defensa de mínimos de subsistencia», dice Grueso. Con su labor, amplifica la visibilidad de actos de protesta que, en otro caso, no saldrían de un ámbito vecinal. Cuenta que todos debemos «mirar alrededor, entrar en política y preocuparnos de lo común». Además, hay premio. «Cuando te sientes útil se te pone una sonrisa de oreja a oreja y duermes súperbien. Eso hay que vivirlo».

Podríamos entrar en disquisiciones técnicas acerca de si hablamos de procomún o no, pero lo que está claro es que los programas de alojamiento compartido que se desarrollan en unas cuantas decenas de universidades europeas pintan de amabilidad un mundo que tiende a la amargura. El beneficio generado por estos programas repercute en la sociedad si tenemos en cuenta que hacer lo correcto es la obligación de cualquier ciudadano, pero lo cierto es que los principales depositarios del amor generado en estos intercambios son los dos participantes.

COMPARTIR MESA CAMILLA

En el lado joven del escenario se encuentran los estudiantes que carecen de recursos suficientes para sufragar un alojamiento en una universidad alejada de casa o los universitarios que, sencillamente, prefieren echar una mano a alguien en lugar de coleccionar botellines de cerveza en un piso de estudiantes. En el otro lado de la escena, en el más preciado, se sitúan personas con necesidad de ayuda o compañía: ancianos que tienen una casa casi vacía o discapacitados que agradecen, además de la compañía, algo de ayuda en las tareas de casa. El paradigma de la relación win-win es este. Y se prodiga poco. Hagan correr la voz que muchas universidades españolas desarrollan el programa desde hace lustros.

FOTO. HORIA VARLAN

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ALFA CENTA URI POR

Antonio Dyaz (@AntonioDyaz)

Llama a tu abuela y dile que la quieres. Cuelga. Llama 5 minutos después y repite la operación. Pensará que estás chalado, pero le habrás alegrado la semana.

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Las olas lamían los pies de Michael Irving, doctor en Astrofísica. Alzó la mirada y divisó la silueta de su mujer, apoyada en la terraza de una bella construcción estilo Bauhaus erigida muy cerca de la playa. Las luces del árbol de navidad parpadeaban con desidia, ajenas a la temperatura tropical de la que estaban disfrutando. Sonrió, y pensó en todo lo que habían vivido juntos y en todo lo que había merecido la pena... Y entonces su mente dio un salto tres décadas atrás... y algunos millones de kilómetros. Un carguero espacial se desplazaba majestuosamente por el sector IV.TY65 del tercer cuadrante. Su pasaje, compuesto por un millón de personas seleccionadas a partir de un cuidadoso proceso, permanecía criogenizado desde hacía seis años y pronto serían despertados de manera automatizada para alcanzar su objetivo: el sistema planetario de la estrella Alfa Centauri, la más próxima a la Tierra, después del Sol, naturalmente. Se acercaba la Navidad del año 2135 y a millones de kilómetros de allí las familias se apresuraban a hacer sus compras en Times Square. Hay cosas que no habían cambiado demasiado. Los alfacenturianos parecían gente receptiva y amable, a juzgar por las comunicaciones. Las iniciales paranoias de los terrícolas, alimentadas por dos siglos de literatura pulp que preconizaban un encuentro hostil, incluso suicida, con cualquier civilización extraterrestre, fueron dando paso a una creciente confianza. Ellos no necesitaban fabricar ni facturar nada, su evolución había transcurrido por otros derroteros y su dominio de la tecnología era básicamente orgánico; si necesitaban algo, se transformaban en ello. Pero un capricho es un capricho. Y querían conocer algo que no puede fabricarse ni sintetizarse, algo que habían detectado interceptando nuestras emisiones de satélite, televisión y radio... Cuando llegaron los datos genéticos del millón de alfacenturianos a los radiotelescopios orbitales y fueron analizados, se buscó una pareja para cada uno de ellos, adaptada a sus características físicas e incluso psicológicas deducibles de su genoma. De alguna manera, fue como cuando se entregaban las medidas al sastre para que confeccionara un traje a medida. El mayor viaje recreativo de la historia de la humanidad: un millón de personas... La ONU, encargada de cotejar los perfiles genéticos de los alfacenturianos y los terrícolas que harían el viaje interestelar, se convirtió en la mayor agencia de contactos jamás concebida. Pero ¿qué querían los habitantes de nuestro sistema solar vecino? Algo abstracto... o quizá no tanto.

Todo empezó porque ellos llevaban visionando nuestros programas de televisión, cine, series, spots publicitarios, clips musicales... durante décadas... y había un elemento que escapaba a sus avanzados intelectos, algo que aparecía tarde o temprano en la práctica totalidad del material audiovisual interceptado. Ese algo era lo que en la Tierra conocemos por... amor. La mujer del doctor Irving se llamaba Nadia y formaban una pareja envidiable desde hacía casi tres décadas. El tiempo que había transcurrido desde que el carguero llegara a Alfa Centauri. Nadia era un ser polimorfo, capaz de adoptar cualquier aspecto, lo que a veces desazonaba a Michael, que no podía corresponder a ese despliegue físico, de insospechadas y excitantes posibilidades. Sin embargo, Nadia apreciaba e iba interiorizando, como los otros 999.999 alfacenturianos que convivían con un terrícola, ese concepto tan abstracto, y a la vez tan perturbador, que habían detectado por primera vez mientras veían viejas películas en las que aparecían Ingrid Bergman y Cary Grant uniendo sus labios en besos interminables. Michael Irving, doctor en Astrofísica, interrumpió sus pensamientos y vio a Nadia que le hacía señas desde la terraza. Los alfacenturianos que habían acogido a los terrícolas se habían preocupado de recrear para ellos un hogar y un entorno que les ayudara a integrarse en el nuevo planeta. Y eso iba desde las fantásticas viviendas a las playas, jardines y otros elementos que les hacían sentir bien. —Nadia, cariño... Ya voy —y se preguntó cómo sería Nadia esa noche. Vivir con una pareja alienígena y polimorfa es una fuente de constantes sorpresas. Pero el doctor Irving siempre fue muy abierto de mente, como ya había demostrado en la lejana Tierra en diversas ocasiones, aunque normalmente con algunas copas de más. Entró en la mansión estilo Bauhaus, no sin antes sacudirse la fina arena de los pies. En Alfa Centauri todo era posible. Nosotros les llevamos el amor y ellos nos dieron la flexibilidad. —¿Nadia? Y Nadia apareció. Era un musculoso marinero de mirada penetrante. Con los ojos cargados de deseo, se palpó su abultada entrepierna y se humedeció los labios... Michael Irving, doctor en Astrofísica, se encogió de hombros, sonrió y dijo en voz baja: —Me gusta este planeta... Nº50 - 2014 / YOROKOBU / 55


AMOR RESCATADO DE LA HEMEROTECA Estas historias ocurrieron hace mucho tiempo. Pero quizá no tanto para que merezcan ser olvidadas. Las rescatamos del sopor del archivo y las reproducimos exactamente como fueron escritas hace casi un siglo. Misma ortografía y erratas incluidas. POR

Mar Abad

ILUSTRACIÓNES

Buba Viedma

Mientras le casan detiene a un elegante descuidero (El Sol, 24 de enero de 1930) Hace días ocurrió un pintoresco suceso en la iglesia parroquial de la Concepción, que revela el celo y la actividad del inspector de la Brigada de Ferrocarriles don Braulio Santos. En dicho templo se hallaba el Sr. Santos para contraer matrimonio con una bella señorita. En un altar próximo se estaba celebrando otra ceremonia análoga con gran número de invitados. Cuando el sacerdote se disponía a bendecir al inspector de Policía y a su novia, al Sr. Santos se le ocurrió volver la cabeza hacia la otra pareja que iba a desposarse, y entonces sorprendió a un individuo, vestido elegantemente, que metía la mano en el bolsillo de una señora. En vista de ello, abandonó su puesto y se lanzó sobre el ladrón, ocupándole mil pesetas que acababa de sacar del bolso de la dama. Inmediatamente llamó a una pareja de Orden público, a la que entregó al ladrón, y luego volvió junto a su novia y recibió las bendiciones anejas a la epístola de San Pablo. Una vez terminada la ceremonia, el inspector se trasladó a la Comisaría para continuar las diligencias relacionadas con el robo. 56 / YOROKOBU / Nº50 - 2014


Riñe con su esposo y se arroja por la ventana (El Sol, 6 de febrero de 1930) Barcelona.- En un hotel del paseo de Gracia se arrojó por una ventana al patio doña Elena Antero, de veintinún años. Doña Antera era esposa de Rafael Suárez Arias, de veintiséis años, los dos de Bolivia. Pertenecen ambos a familias de acuadalados comerciantes de aquella República, y hacía dos meses que se encontraban en Barcelona para visitar la Exposición. Frecuentemente se registraban entre ellos escenas de celos. Anoche salieron cada uno por su lado. Ella fué a un cinematógrafo, y él al Frontón, regresando Elena antes. Al llegar él tuvieron una discusión, que se reanudó esta mañana, al levantarse, a las ocho, en que Elena manifestó a su marido que no quería seguir viviendo con él. El marido la invitó a que cejase en su empeño; pero ella se negó obstinadamente. Cuando él se incorporó en su cama, pues dormían separados, ella se tiró por una ventana desde el cuarto piso al patio. Fué recogida por los transeúntes y llevada a una clínica particular, donde falleció poco después. Deja tres hijos; el mayor, de siete años, está en Bolivia. Los otros dos, de cinco y tres años, se encontraban con sus padres en el hotel, aun cuando dormían en habitación aparte con la niñera.

EL AMOR EN LA ESPAÑA DE LOS AÑOS 30 El periódico El Sol, fundado en 1917 por Nicolás María de Urgoiti con la colaboración del filósofo José Ortega y Gasset, incluía una sección llamada ‘Lo que piensan los jóvenes’. Ahí recogían sus opiniones sobre la cultura, la política, el deporte, el trabajo, la vida... Estos son algunos comentarios de jóvenes de los años 30 sobre el amor. «Mientras el hombre sea hombre y la mujer mujer, habrá amor y muy grande. Lo que ocurre es que hoy se piensa más que antaño. El problema de la vida ha cambiado, y es preciso amoldarse a él; somos más prácticos; contemplamos sin prejuicios, lisa y llanamente, ventajas e inconvenientes; es indudable que esta forma de pensar resta poesía; pero el siglo XX es muy dinámico... y práctico, cosa que no lo era el XVIII, por ejemplo. La poesía existe; pero la aminoran el sentido común y las circunstancias. Opino que el matrimonio no es un fin; pero es un complemento del fin. Primero, el ideal práctico de la vida; después, el ideal sentimental de la misma». «Un amor jugoso, verdadero, carne y espíritu. El amor de este género no pasará nunca de moda. Será más fuerte, más real y más vivo que el de las generaciones pasadas. Estas condenan este amor. Lo condenan por

boca de sus moralistas, de sus sacerdotes. Prefieren una sociedad en que existan la prostitución y el donjuanismo: yo casi no me atrevería a decir porque así les conviene a ellos. Por eso trabajan contra la emancipación de la mujer. Y quieren que ésta no sea más que un instrumento de placer. Los jóvenes queremos que nuestras mujeres sean nuestras compañeras; queremos que tengan una educación sana, que puedan valerse por sí mismas. No queremos que consideren el matrimonio como su única carrera». «No comprendo que se pueda decir del amor que ha pasado de moda; ni ha pasado ni pasará jamás; él es la más fuerte manifestación vital del ser vivo, eje profundo de la vida; hoy como nunca se le siente latir en el fondo del espíritu. El amor ha perdido romanticismo; hoy es más limpio, más verdad, más artista. Sujetos aún en España por la asfixiante atmósfera social, en el fondo de todo pensar joven hay un grito de libertad para el amor, con una limpia mirada para el desnudo».

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NOS ENAMORAMOS DE LOS PERSONAJES DE CINE. AMAMOS A LOS PERSONAJES DE LAS SERIES POR

Javier Meléndez

Nos enamoramos de los personajes de cine

Philip G. Epstein y Julius J. Epstein, guionistas de Casablanca, dijeron que una película es un sueño y que no hay que sacar a los espectadores del sueño hasta el THE END. El enamoramiento es otra forma de sueño: quien se enamora solo ve lo hermoso, lo excitante, lo que se sale de lo cotidiano. El cine provoca el enamoramiento omitiendo detalles de los personajes que podrían desconcertar o chirriar a los espectadores. Hitchcock dijo que, para dejar en mal lugar a un personaje en su primera escena, lo mostraba hurgando el bolso de otra persona aunque tuviera un motivo para ello. El protagonista de una película puede tener problemas corrientes como deudas o hijos enfermos, lucha y triunfa (al menos en Hollywood). Sin embargo, el espectador no sabe qué piensa el héroe de temas controvertidos como el aborto, ni tiene momentos de mezquindad o muestra maldad gratuita. El héroe se ha propuesto contentar a millones de espectadores y lo consigue con el silencio, omitiendo momentos ajenos a la historia. Rodolfo Valentino murió dejando a millones de mujeres desconsoladas. Mujeres que seguramente soñaron con la voz del héroe que, por otro lado, no realizaba actos mundanos. Un ejemplo reciente de héroe mudo lo tenemos con WALL-E. Este robotito ha enamorado a millones de personas con monosílabos artificiales y unas pocas palabras inconexas como su propio nombre y «EVA». Cuando el héroe de una película muere, el espectador llora, pero es un dolor de menor intensidad que el provocado por la muerte del protagonista de una serie de televisión.

Amamos a los personajes de las series

El enamoramiento por el protagonista de una serie puede surgir durante los primeros capítulos. Otras veces, tarda en llegar con la observación de la cotidianidad del personaje. En cualquier caso, los espectadores de las series pasan del enamoramiento a un estadio que considera a los personajes de ficción como equivalentes a primos, hermanos, viejos amigos… Tony Soprano es un ejemplo. Tony es un tipo violento por sus negocios, para demostrar su estatus de macho alfa o para desahogarse. ¿Cómo nos encariñamos de un tipo así? Los Soprano comienza con Tony en la consulta de la doctora Melfi, hablando de su ataque de pánico y de sus frustraciones. Así sabemos que está asustado porque ronda los cuarenta años, no ve sentido a la 58 / YOROKOBU / Nº50 - 2014

vida y se siente atrapado en un mundo hostil. Los Soprano no va tanto de la mafia como de un hombre que sobrelleva el día a día lo mejor que sabe. Capítulo a capítulo, Tony se convierte en un hermano, un viejo amigo, por eso lo perdonamos aunque reprobamos lo que hace. Amy Farrah Fowler, más conocida como la novia de Sheldon en The Big Bang Theory, ejemplifica hasta qué punto las series de televisión consiguen que amemos a los personajes. Una chica como Amy es la amiga feucha y graciosa de la protagonista. Amy podría ser la estrella en una comedia romántica algo tonta, en la que se soltaría el pelo y se quitaría las gafas para demostrar una gran belleza. De manera que el pretendido mensaje de «la belleza está en el interior» acaba fallido. Por el contrario, en la serie, Amy es una chica con un físico corriente que se quita las gafas y sigue siendo corriente. La grandeza de TBBT es hacer que los espectadores acabemos queriendo a Amy. Ella es como una de esas personas que «no nos dicen nada», que a fuerza de tratarla nos conquista, poquito a poco. Capítulo a capítulo, Amy muestra su generosidad, su paciencia, su lealtad, su delicadeza… Nos gustan sus rarezas y acabamos por preguntarnos cómo es posible que esté sola. Tony Soprano y Amy Farrah Fowler son personajes contrapuestos que se ganan a los espectadores de la misma manera: a través de la narrativa en vertical. Esta se refiere a momentos en los que los personajes no van tras un objetivo. En una película apenas hay tiempo para la narrativa vertical, para mostrar al personaje en soledad o en actividades lúdicas. El cine prefiere la narrativa horizontal: hay un objetivo, como encontrar al asesino u organizar una boda, y los protagonistas se esfuerzan por conseguirlo. En Los Soprano, Mad Men, Boardwalk Empire y otras series con vocación de novela, se conjuga la narrativa horizontal con la vertical, pero dando mayor importancia a la segunda. Los personajes de las series viven con sus familias y toman copas con sus amigos sin planes, porque sí. Son estos pequeños momentos cotidianos los que nos acercan a personajes que en el cine serían insoportables, canallas o asesinos. Si solo viéramos a Walter White amasando dinero y ordenando asesinatos, no hubiéramos sentido por él un ápice de cariño. Pero vemos su impotencia para recuperar a su esposa, cómo toma en brazos a su hijo y cómo intenta proteger a la familia, incluso a su pesar. Capítulo a capítulo. Y por todo esto, amamos a Walter White. Sí, amamos a los personajes de las series.


Ve a un concierto de un grupo desconocido al que van cuatro gatos además de ti. Deja un cerveza pagada para cada músico y una nota que diga «Seguid tocando, por favor». Aunque no te haya gustado el grupo

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FRANÇOIS DUVALIER

MUAMMAR GADDAFI

1907 1971

1942 2011

Presidente de Haití desde 1957 hasta su muerte

‘Hermano líder’ de Libia desde 1969 hasta el día que fue asesinado

Ordenó asesinar a todos los perros negros del país

Adicto al maquillaje, la cirugía estética y los implantes capilares

Creía estar protegido por espíritus vudú todos los 22 de cada mes

Se cambiaba de ropa varias veces al día

Dijo que provocó el asesinato de Kennedy mediante vudú

Exigía que sus guardas de seguridad fuesen mujeres

POR

M.H. y M.A. INFOGRAFÍA David Gonzalez

El amor tiene muchos adversarios. La obsesión, el despotismo, el abuso, el robo, la megalomanía... Los dictadores son famosos por sus caprichos y demencias. Hay tantas a lo largo de la historia que no cabrían en toda esta revista. Mostramos algunas... 60 / YOROKOBU / Nº50 - 2014


KIM JONG - IL

IMELDA MARCOS

MOBUTU SESE SEKO

1941 2011

1929

1930 1997

Líder supremo del Partido Democrático de Corea del Norte de 1914 a 2011

Primera dama de Filipinas durante 21 años. Hoy es empresaria, política y diseñadora

Presidente de la República Democrática del Congo de 1965 a 1997

Cinéfilo. Tenía una colección de 30.000 películas. Secuestró a dos surcoreanos para dirigir sus largometrajes

Se proclamó inventor de la hamburguesa

En los colegios enseñaban a los niños que el gran líder ni orinaba ni defecaba

Tenía una colección de más de 1.000 pares de zapatos, 1.000 bolsos y más de 500 vestidos, pagados con fondos públicos

Pidió esta frase para su tumba: «Aquí yace el amor y la verdad es que el amor yace aquí» y el músico David Byrne la convirtió en un álbum

Fletaba concordes para ir de compras

Prohibió usar sombreros con estampado de leopardo. Solo los vestía él

Los informativos de TV comenzaban con su figura descendiendo desde los cielos

Fuente: Biografías y prensa internacional (BBC, Aljazeera...). Nº50 - 2014 / YOROKOBU / 61


LOVING LA LETRA LOCA

Mana

Tipografía experimental basada en signos y pictogramas de la santeria y la magia indígenas. Su nombre, Maná, proviene del término utilizado en algunas culturas para referise a la materia de la que la magia está hecha. Rafa Goicoechea www.rafagoicoechea.info

Le Baron

Le Baron es un sistema tipográfico formado por 5 fuentes y sus módulos que, combinados entre sí, nos permite construir distintas composiciones, rindiendo así un homenaje a William Le Baron Jenney y a aquellos arquitectos que mezclando el hormigón, el cristal y acero levantaron los primeros rascacielos. Javier Montañés www.mimetica.es 62 / YOROKOBU / Nº50 - 2014

Murrieta

Tipografía slab-serif para display. De estructura modular, esta tipo con aire de spaghetti western está diseñada para titulares, cartelería o para un recopilatorio de funk. Mr.Zyan www.mrzyan.com

Averis

Tipografía experimental de estilo decorativo. Inspirada en las flores, la naturaleza y la astenia primaveral. LuisB www.luisbboy.com

Avanth

Avanth es una tipografía basada en la ilustración, creada únicamente a partir de formas geométricas simples. Noem9 Studio www.noem9studio.com

Soma

Soma es una tipografía display construida con módulos. No está inspirada en ninguna tipografía en concreto sino que es una metáfora sacada del libro “Un Mundo Feliz” de Aldous Huxley. Pablo Abad www.pabloabad.com


LOVING LA LETRA LOCA

Swords

Swords es una tipografía display creada para la aplicación notegraphy (www.notegraphy. com). Está construída con formas geométricas e inspirada en el filo de una espada. Wete www.wetecacahuete.com

Maria Antonia

Tipografía modular para la revista ‘Neo2’. Está inspirada en las formas de la ciudad de Barcelona. Velckro Artwork ww.velckroartwork.com

Barrio

Barrio es una fuente display de estilo handmade diseñada por Sergio Jiménez (subcoolture.com) y Pablo Cosgaya (omnibus-type.com). Descárgala gratis aquí: omnibus-type.com/fonts/barrio.php Subcoolture www.subcoolture.com

La Dolores Tatoo

Esta tipo está basada en la estética tattoo sobre la Santa Muerte mexicana, un estilo muy usado en el sur deCalifornia por gente como Mike Giant cercanos al mundo del skate y el tatto. Rubén Martínez www.rbngraphic.com

Dinosaure

Dinosaure es una tipografía experimental basada en el estilo manuscrito de los niños. Mònica ih www.monicaih.com

Batllo

Tipografía experimental que surge las formas arquitectónicas modernistas Mónica Vigo www.monicavigo.com

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AMOR RUMBERO POR

David García y LuisB

El amor cuenta con recovecos que no todos conocemos. Son desconocidos por propia conveniencia, por el dolor que produce mirar hacia ellos. La rumba, sin embargo, potro de rabia y miel, nunca ha tenido miedo de escrutar pasiones oscuras, truculentas y trágicas. Esta es una recopilación de algunos de los rincones más oscuros del amor seleccionada por LuisB y David García, rumberos de corazón. Tengo un amor en la calle, Amor de compra y venta. A veces es difícil entenderlo Porque la considero solamente mía Sabiendo que unos la tocan... A pesar de que otros la alquilan... Los Chichos, que, al parecer, pagaban A escondidas de mi gente Por la calle la llevaba No querían verme con ella Porque ni era de mi raza La paya, la paya me enamoró Los Chunguitos, por el amor entre diferentes etnias

Por el Serengueti de tu amor Sopla un viento del sur Que espantan tus cabellos Como manadas de ñús Mártires del Compás, apelando a la parte animal, literalmente, de la pasión Me cogiste bien cogido En tus invisibles rejas Yo quiero escapar de ti Pero me arrastras; no me dejas Los Calis. Más chutes no, que me conozco

Es el vis a vis, hoy es mi día feliz Cama revuelta, amor apresurado Nuestro director de arte, que es un genio de la rumba

Oh libertad, divina libertad Quiero salir Y no me abren la puerta Toni El Gitano y el mundano aprecio a estar fuera del talego

Quiero vivir en paz, en paz No me des guerra, guerra, guerra Mira que soy capaz De hundir mi cuerpo bajo tierra Bambino y su visión fatalista del desamor

Bailando un tango en un burdel de Casablanca El legionario una morita se enrolló Hora tras hora, toda la noche bailando Sin darse cuenta se enamoraron los dos El Pelos, en su particular versión de Pretty Woman

«Ya está otra vez el pesado que reparte octavillas de publicidad de clases particulares a la salida del metro». Dale las gracias y luego, sin que te vea, la tiras si no te interesa.

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EL VACÍO NO EXISTE POR

Mar Abad @marabad

Hay un lugar remoto en las profundidades de la mente donde ocurren episodios desconocidos. A veces duermen y quedan ahí para siempre. A veces escapan y se transforman en dibujos, letras o acordes. Tienen sus propias normas y sus propios ritmos. Y escapan al dominio de Dios aunque él quisiera ser amo y señor de todo, y ese fuera su oficio. Desde ese pasaje incierto surgen imágenes fortuitas. Ilustraciones sin planificación que Eduardo Bertone descubre mientras dibuja. Mientras él las dibuja. Es su autor y, a la vez, su primer espectador. «Todo nace de forma inconsciente y espontánea», explica el artista. «Luego trato de verlo de un modo más racional y darle una coherencia. Procuro que el resultado final tenga una composición más pensada y que haya una coherencia en los colores. Dar orden al caos». Bertone parte de la intuición y se deja llevar. «Al trabajar de forma espontánea, logras conseguir algo más personal e inconsciente. A veces te sorprendes a ti mismo. Si hubieses pensado mucho lo que querías hacer, no hubiese salido nada de eso». De esa falta de esquema previo surgen dibujos «conceptuales» y dibujos «inconscientes». A veces unos, a veces otros. «Lo que crea una persona acaba reflejándola a sí misma. El significado está ahí», comenta. «No intento hacer algo que necesite explicación para que se entienda. No me gusta ser muy obvio en mis significados. Que cada uno cree su propia interpretación». 66 / YOROKOBU / Nº50 - 2014

El espacio en blanco es para Bertone algo así como caer rematadamente por la borda. No hay un milímetro sin dibujo ni color. El silencio podría convertirse en la grieta por donde se esfuma todo lo demás. Por eso el argentino no deja lugar a la nada en sus ilustraciones. Por eso o por un motivo que ni él mismo conoce. No sabe justificarlo. Lo único que puede hacer es dibujar hasta que el escenario se acerca más a lo infinitesimal que al vacío. Es así y la cosa, dice, no tiene remedio. «No sé de dónde viene esa obsesión por llenar el espacio. No es algo consciente». En una obra tan decididamente amplia como la de Bertone hay seres y referencias para todo tipo de catálogo. Desde un marciano a un mono. De un bebé a un loco. Y, siempre que así se pueda, dibujados a mano. «Intento utilizar poco el ordenador. Me gusta más lo manual, aunque no digo que no a nada. Uso muchas técnicas y herramientas muy distintas», dice. En esa inmensidad hay también alusiones étnicas. Escenarios y matices de culturas remotas que ahora, después de pasar por las manos del ilustrador, recuerdan tanto a los mexicas como a un sobre de salchichas pop. «Los argentinos no tenemos una raíz aborigen importante. Me gusta apoyar lo que no hemos tenido. Carecemos de esa identidad pero me parece muy interesante. Esas culturas americanas y asiáticas tan antiguas», indica. «Quizá de ahí venga esa obsesión por no dejar un solo espacio en blanco. Ellos también lo hacían».


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EL VACร O NO EXISTE

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RELATOS ORTOGRÁFICOS

LA INSTITUCIÓN DEL MATRIMONIO POR

M. Ángeles García

Sujeto y Predicado fueron presentados en un concierto de Madonna un verano de hacía ya ni se acordaban, y desde aquel momento supieron que seguirían juntos toda la vida. Encajaban tan bien que todos sus amigos les envidiaban y les ponían como ejemplo de pareja perfecta. Hasta que un día se cruzó por medio un simpatiquísimo y fornido profesor de step. Sujeto se volvió loco de amor, y se fugó con él a un grupo sintáctico de las afueras. Y Predicado, roto de dolor por la ruptura, se enrolló por despecho con un grupo adverbial que le dio muy mala vida, pero una intensa actividad sexual. Cuentan que la RAE actuó de mediadora matrimonial y sentó a los tres en el diván de su consulta. Sujeto se reconcilió con Predicado y el fornido profesor de step, que resultó ser en realidad una coma entrada en carnes con muy mala leche, empezó a tontear con otros grupos sintácticos del lugar, en busca de carne fresca. Puede que más de uno penséis que el amor no es eterno. Eso, claro, si hablamos de parejas humanas. Pero en estructuras sintácticas, amiguitos y amiguitas, el amor sí es para siempre. Así que quedaos bien con esta copla: Sujeto y Predicado nunca nunca nunca pueden ir separados por una coma en una oración. Salvo en dos excepciones que explicaré más adelante.

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Me da igual si hacéis una frase con un sujeto larguísimo y vuestros pulmones necesiten un respirín para tomar aire. Oralmente, es lógico que hagamos una pequeña pausa por razones fisiológicas: o respiramos o nos morimos, ley natural. Pero una cosa es el habla y otra la escritura. Según esto que os cuento, la siguiente frase es incorrecta: *El cuñado de tu hermano que montó una asesoría en Soria hace diez años, se ha hecho cura. ¿Cuáles son las dos excepciones de las que hablaba arriba? Estas dos de abajo: 1) Si el sujeto es una enumeración que termina en etc.: La trompeta, el saxofón, la tuba, etc., son instrumentos de viento 2) Si entre el sujeto y el predicado incluímos un inciso: El coche de María, que fue un regalo de Luis por su cumpleaños, está en venta. Fuera de estos dos casos, el divorcio de Sujeto y Predicado no está bien visto. Romper parejas es una cosa muy fea y no lo vamos a hacer, ¿verdad? En algo hay que contentar a la Conferencia Episcopal.


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NO LEAS. ยกDIBUJA!

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NO LEAS. ยกDIBUJA!

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YOROKOBU Agenda II Jornadas de Periodismo de Datos y Open Data

El grupo local de la Open Knowledge Foundation en España organiza un evento dedicado a los datos abiertos y el periodismo. MediaLab Prado/CCCB Barcelona/Madrid,

24-27.04.2014 Coworking Spain Conference

El nuevo paradigma laboral sigue su evolución. Impact Hub Madrid,

25-26.04.2014 Congreso de tipografía

Una mirada a la evolución de la tipografía española en la última década www.congresotipografia.com Valencia,

20-22.06.2014 Idolatry

Exposición colectiva sobre la idolatría con obras de Doug Aitken, Jean-Michel Basquiat, Douglas Gordon, Keith Haring, Damien Hirst, Vik Muniz, Tom Sachs, Anthony Schepperd, Robert Williams y Aaron Young. Blueproject Foundation Barcelona,

hasta 22.06.2014

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Brunch Electronik Barcelona

Gastronomía, música y cultura se combinan para ofrecerte un domingo diferente con proyecciones cinematográficas, talleres gastronómicos, actividades para pequeños, mercadillos, feria de libros y vinilos, espacios de lectura y dj nacionales e internacionales. CCCB Barcelona,

20.04.2014 Colita, ¡porque sí!

Primera retrospectiva dedicada a Colita, sobrenombre de Isabel Steva Hernández (Barcelona, 1940), uno de los referentes de la fotografía catalana contemporánea. La Pedrera

Replicage

Multievento que busca la interacción entre diseñadores, comunidades de makers, fab labs y productores de maquinaria, materiales, software y servicios de manufactura digital. Matadero Madrid,

23-25.05.2014 Libros Mutantes

Fanzines, libros experimentales y artísticos en la quinta edición de Libros Mutantes. La Casa Encendida Madrid,

25-27.05.2014 Vanguardias y Periferias

Un nuevo lugar donde tomarte tu tapa de los sábados rodeado de letras y amigos.

Realidades que aparentemente transitan mundos paralelos tales como La Basílica de Atocha, el Colegio Virgen de Atocha-FESD y un Centro de Artes de Vanguardia y Residencia de Artistas van a conectarse como dos focos de cultura y pensamiento abiertos al barrio y la ciudad. La Neomudéjar

Madrid,

Madrid,

Barcelona, hasta el

13.07.2014 Aperitipo

05.04.2014

28.04-01.06.2014


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NUMEROGRAFÍA#50 Autor: Bnomio Número favorito: 9 www.bnomio.com

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La espera de José Luis Pérez Ramos se mide en todo lo que ve en la pared. Hasta que llega su turno pasa un tigre, una sirena, una espada, una serpiente... Al salir, un dibujo de esa raza estará para siempre en su piel. El diseñador ha tomado sus recuerdos de los Tattoo Flash para inventar estos números y se ha inspirado en el tatuaje tradicional u old school. «Siempre me han llamado mucho la atención estos dibujos. No solo por la técnica. También por lo que cada uno de ellos significa», indica. «He tratado de reducir al máximo cada una de esas imágenes o conceptos y hacer de cada número un tattoo».


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