¿Quién dijo Maní?

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¿Quién dijo maní? Roberto Martínez Bachrich


Maní o cacahuate l nombre “maní” es el que ha prevalecido en la América Hispana para llamar a esa pequeña gran legumbre cuya historia intentaremos relatar. Su nombre científico es Arachis hypogaea, y su riqueza alimenticia y delicioso sabor –en cada una de sus variantes– son ya tesoro común de toda la humanidad. Según algunos estudiosos de la lengua, “Maní”, nombre usado en varios países latinoamericanos, parece provenir del guaraní “manduví”, que es aún hoy el nombre de un pez que habita en el río Paraná. Según otros estudiosos es, tal cual como la usamos hoy, una voz taína, es decir, un vocablo usado por los pueblos que habitaban Cuba, Puerto Rico y La Española (el nombre que se dio a la isla que hoy día conforman Haití y República Dominicana), antes de la llegada de los conquistadores.

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2 Tanto para sembrar maní como para sembrar maíz, muchos indígenas americanos enterraban un pescado junto con la semilla. Esta técnica resultaba muy efectiva. Fotoilustración: emeterio.


En México, en cambio, se le denomina “cacahuate”, que viene del náhualt tlalcacahuatl, donde tlalli significa tierra y cacahuatl, cacao. Es decir, cacao de tierra. Nombre acertadísimo, si pensamos que la forma del maní es justamente la que tendría un pequeño cacao con cintura, algo así como la figura del número ocho (8), y si a esto agregamos que las vainas en las que crece este pequeño tesoro alimenticio maduran superficialmente bajo la tierra, como si de un tubérculo se tratase. Es, pues, una leguminosa subterránea, pariente de habas y guisantes. Y esta es sólo una de las muchas paradojas y misterios de la fascinante historia del maní. Sólo una, pues si pensamos en los muchos nombres que este fruto recibe a lo largo y ancho de todas las lenguas del mundo, veremos que las contradicciones continúan.

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Otras hipótesis sobre el origen Hay quienes dudan de la raíz americana del maní y llevan su aparición a culturas anteriores y lugares remotos de otros continentes. A lo largo y ancho de la historia se han encontrado antiquísimos rastros de algo muy parecido al maní en el continente asiático, lo que abre una nueva brecha de sombra en el asunto. Frente a la casi segura paternidad boliviana o peruana del maní, la India es otro de los países que se proclama verdadera progenitora del alimento. También China, en donde parece haberse encontrado un supuesto maní fosilizado con la venerable edad de 10.000 años en la región sureña de Chlien-Shan-Yang. La discusión sigue abierta. Esta campesina china dispone el maní recién cosechado. Foto: www.ccc.org


Peanut o pistache de terre El nombre griego parece ser el único fiel al alma y comportamiento del maní: Arachys significa “legumbre” e hypogaea, “bajo tierra”. En inglés se llama peanut (que sería algo así como nuez/guisante), pero el maní no es realmente una nuez, aunque muchos consumidores así lo creen, y tampoco tiene mucho en común con los guisantes. Acaso el maní y los guisantes sólo se parecen en que ambos son el fruto de plantas leguminosas por lo general rastreras y a veces levemente erectas, pero siempre bajitas, con granos pequeños que crecen en vainas. Los franceses, como los griegos, prestan atención al asunto de que el fruto, para crecer sanamente, hace contacto con la tierra; por eso la llaman pistache de terre, pero se equivocan de nuevo con la palabra “pistacho”, pues éste pertenece a otra familia, crece en árbol y tiene que ver muy poco con las leguminosas. Los andaluces

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Una planta autosuficiente La polinización es el proceso que permite que el polen se transporte desde la parte “masculina” de la planta hasta su parte “femenina”, para que ocurra la fecundación y pueda germinar una nueva planta. Esta suerte de sexualidad reproductiva secreta del mundo vegetal permite que una especie se reproduzca en su propio territorio e incluso mucho más allá, gracias al favor del viento o de algunos insectos (en especial las abejas), quienes transportan el polen y permiten que el ciclo se cumpla por completo. Sin embargo, algunas plantas no necesitan de los favores de otros y se polinizan ellas mismas. Es lo que se conoce como autopolinización, aunque no es un proceso que excluye el cruce con otras plantas. La soya, los frijoles y el maní, son algunas de estas plantas autosuficientes, también conocidas como “autógamas”.

Ilustración: http://caliban.mpiz-koeln.mpg.de


incurren en el mismo error cuando se refieren al maní como avellana americana. La avellana es de la misma familia de las nueces, con la que el maní no tiene ninguna consanguinidad. Son pocos los idiomas, entonces, que hacen justicia a este fruto cuando lo bautizan.

Los maníes dorados En el año 2000 se realizó en Bonn, Alemania, una emocionante exhibición, la primera de ese tipo en Europa. Se trata de 200 piezas de enorme valor que forman parte de un gran tesoro arqueológico de Perú, la tumba del señor de Sipán, perteneciente a la cultura precolombina de los mochicas que se desarrolló en Perú mucho antes que los incas. Entre las piezas conservadas, hay una espléndida figura que lleva un collar de maníes además de otros alimentos ricamente representados como el maíz o las calabazas. Una muestra de la importancia vital que nuestros antepasados otorgaban a sus cultivos.

El antiguo origen del maní Legumbre rica y misteriosa, el maní oculta sus orígenes en la noche de los tiempos. Como muchos de los más importantes alimentos que consumimos en nuestra vida diaria, no sabemos con exactitud la proveniencia y el abolengo real del maní. La mayoría de las hipótesis y estudios sostienen que es originario de América del Sur. Una de las tesis que tiene más fuerza refiere que la tierra natal del maní se encuentra en los Andes suramericanos y que Bolivia podría ser uno de los padres más probables. Brasil también se disputa la paternidad del fruto. En cualquier caso, y según múltiples científicos e historiadores, la planta del maní fue domesticada entre los años 4000 y 2000 a C, en lo que se ha llamado el período Precerámico, cuando ya el maíz y la papa eran elementos comunes de la dieta de los aborígenes andinos desde hacía mucho tiempo. Así como las culturas precolombinas ofrendaban a sus dioses collares de oro con forma de maní, en la actualidad, en Asia se venden estos coloridos adornos también con forma de maní para ofrendar en el templo de Buda. Foto: Kelly Nicoll (www.flickr.com/ photos/kandyjaxx)

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Aparte de las tesis boliviana y brasilera, hay otra tesis que apela a las pruebas y, por ello, parece ser la correcta. Arqueólogos y antropólogos de distintos países han demostrado que en Perú, 2000 años antes de Cristo, ya el cultivo del maní era cosa frecuente. Si nació antes de eso, en Bolivia o Brasil y no en Perú, no podemos saberlo con certeza. El hecho es que hay evidencia histórica del cultivo del maní en Perú hacia la fecha mencionada. De todos modos, lo que parece ser cierto es que su origen es definitivamente suramericano y no europeo. Tal vez el maní prefiera el regusto de lo secreto, manteniendo así escondida su carta natal. Pero, haya nacido más acá o más allá, su magnífico sabor e innumerables cualidades se extendieron por todo el mundo. Y en esta parte de la historia el maní se aleja del misterio y parece entregarse franco y generoso a revelarnos su viaje.

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Maní para todos Mientras que 1 kilo de carne tiene 1.000 calorías, ½ kilo de maní tiene 3.000 calorías. Según se afirma en el libro Legumes of the world, es uno de los más importantes alimentos humanos y fuente de aceite vegetal, ocupando el segundo puesto después de la soja y alimento fundamental para los animales. También se usa como fertilizante y como base para numerosos productos industriales como ceras, lubricantes, pinturas, insecticidas y cosméticos.


En este pequeño mercado popular en África, maní, arroz y bananos se ofrecen como alimentos básicos. Foto: L. M. Tello.

El triunfo africano Como tantos otros alimentos americanos, el maní fue uno de los tesoros que los conquistadores se llevaron al viejo continente cerca del año 1500. Y así Europa comenzó a darle al maní su lugar en el mundo. Los conquistadores españoles llevaron el maní desde América hasta Europa y Filipinas. Desde allí, la legumbre viajera prosiguió su errancia y en pleno siglo XVI, a manos de los conquistadores portugueses, llegó a África, donde encontró un suelo fértil y adecuado para su rápido crecimiento y expansión. Allí se convirtió en uno de los alimentos principales de la dieta de casi todas las poblaciones, gracias no sólo a su espléndido sabor sino también a sus innegables cualidades nutritivas. Hoy día Nigeria ocupa el tercer puesto como productor de maní en el mundo, después de China e India. Otros países africanos, Senegal y Sudán, ocupan respectivamente los puestos número 7 y 9.

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África 8.580,32 Sudán 520,00 Egipto 190,00 República Centroafricana 139,25 Chad 450,00 Níger 139,10 Burkina Faso 220,53 Senegal 703,37

América 3.406,95 Estados Unidos 2.186,88

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Nicaragua 121,47 Brasil 315,24 Argentina 593,00

Gambia 100,00 Sierra Leona 104,73 Guinea 257,49 Costa de Marfil 154,37 Ghana 420.00 Benin 140,33 Nigeria 3.478,00

Principales productores de maní en el mundo Cantidad de producción (1000 toneladas) Según datos de Faostat, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Dirección de Estadística. Última información accesible: julio de 2007

Camerún 233,62 República Dem. del Congo 368,11 Zimbawe 159,60 Mozambique 132.00 Malawi 102,00 Uganda 159,00


Asia 25.273,61 China 14.395,95 India 7,900.00 Myanmar 770,00 Viet Nam 489,30 Indonesia 1.324,20

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Producci贸n mundial 37.455,79

(1000 toneladas)

Gr谩fico: Myrian Luque


Cantidad de producción (1000 toneladas)

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Angola Arabia Saudita Argelia Argentina Australia Bangladesh Barbados Belice Benin Bolivia Botswana Brasil Bulgaria Burkina Faso Burundi Camboya Camerún Centroafricana, República Chad China Chipre Colombia Comoras Congo, República del Congo, República Dem. del Corea Costa Rica Costa de Marfil Cuba Dominicana Ecuador Egipto El Salvador Eritrea España

66.00 3.94 3.30 593.00 31.00 38.88 0.04 0.10 140.33 14.23 1.00 315.24 7.00 220.53 7.05 22.63 233.62 139.25 450.00 14,395.95 1.34 1.93 0.89 21.30 368.11 6.60 0.22 154.37 9.43 3.17 16.65 190.00 0.42 2.49 0.05

Estados Unidos Etiopía Fiji, Islas Filipinas Gabón Gambia Georgia Ghana Grecia Guatemala Guinea Guinea-Bissau Guyana Haití Honduras Hungría India Indonesia Irán Israel Jamaica Japón Kazajstán Kenya Kirguistán Líbano Liberia Libia Madagascar Malasia Malawi Marruecos Mauricio México Mozambique

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN http://faostat.fao.org. Última consulta: julio de 2007.

2,186.88 34.15 0.34 28.43 19.90 100.00 0.35 420.00 1.77 1.59 257.49 20.06 2.83 18.10 0.08 0.01 7,900.00 1,324.20 2.80 25.10 3.70 21.40 0.02 21.00 0.32 6.86 5.33 23.67 36.88 1.70 102.00 47.00 0.23 75.00 132.00

Myanmar Namibia Nicaragua Níger Nigeria Pakistán Paraguay Perú Portugal Rwanda Saint Kitts y Nevis San Vicente/Granadinas Senegal Sierra Leona Siria, República Árabe Sri Lanka Sudáfrica Sudán Suriname Swazilandia Tailandia Tanzania Tayikistán Togo Turquía Uganda Uruguay Uzbekistán Vanuatu Venezuela Viet Nam Zambia Zimbawe

770.00 0.01 121.47 139.10 3,478.00 69.13 34.00 6.15 0.02 10.10 0.03 0.32 703.37 104.73 26.15 9.04 64.00 520.00 0.15 4.80 66.60 54.67 1.65 33.45 85.00 159.00 1.19 8.00 2.35 0.80 489.30 52.36 159.60


El maní y la música Para llegar al norte de nuestra América y completar su viaje, el maní se tardó un par de siglos más y fueron, justamente, los esclavos africanos, quienes lo llevaron y popularizaron en la nueva tierra. De allí la fuerte presencia del maní en las letras de guarachas, pregones, danzones y rumbas de la música cubana, íntimamente ligada a la herencia del continente africano. Ésta parece ser una constante de la historia de los alimentos y los productos de la cultura: a conquistadores y conquistados debemos casi exclusivamente los frutos del mestizaje gastronómico y cultural universal. Del encuentro de dos mundos fue surgiendo, muy lentamente, una nueva manera de vestir, bailar y comer.

11 En esta ilustración se observa a un grupo de esclavos llegados de África a Surinam vigilados por un guardián blanco armado con un palo. Tomado del libro Diario de una expedición de cinco años en contra de los rebeldes negros de Surinam, 1772- 1777.

No vale un cacahuate En México se usa con frecuencia la frase “no vale un cacahuate” para referirse a alguien sin atributos. Si todos conocieran la compleja odisea del maní para llegar, sano y salvo, al paladar del consumidor, además de su inigualable riqueza en materia de salud, sin duda el sentido de la frase cambiaría. Podría incluso decirse de alguien talentoso, parafraseando otra sentencia común que en vez de maní emplea oro, “vale su peso en maní”.


12 Refugiados negros durante la guerra civil de Estados Unidos, 1861 - 1865. Foto: Biblioteca del Congreso.

La comida de los pobres En Estados Unidos el maní fue ganando espacio, muy lentamente, en el gusto de la población. Al principio fue un producto algo desdeñado. Los norteños lo miraban con recelo y poca confianza, diciendo que era la “comida de los pobres del Sur”. También era utilizado como alimento para engordar pavos, cochinos y pollos. No fue sino hasta después de la Guerra Civil de los Estados Unidos y gracias a las investigaciones de George Washington Carver –en el Tuskegee Insti-


tute de Alabama–, que el maní empezó a ser bien visto y utilizado para consumo humano directo o como una de las fuentes principales para la elaboración de aceite. Hoy día tiene un rol protagónico, también, en la dieta de los estadounidenses, quienes se cuentan entre los productores y consumidores más importantes de la deliciosa mantequilla de maní o peanut butter: indiscutible protagonista de tantos desayunos y meriendas de jóvenes y adultos.

(g/100g)

Maní tostado

Mantequilla de maní

Aceite de maní

Agua, g Calorías Proteínas, g Carbohidratos, g Grasa

1.6 586 26 19 50

1.7 587 25 19 51

0 884 0 0 100

Tabla tomada de The Cambridge World History of Food.

Aceite de maní

1000

Maní tostado 800

Mantequilla de maní

Grasa

Carbohidratos

13 Proteínas

600

Calorías

Agua

400

200

0 Gráfico: Myrian Luque


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Un gran promotor del maní De acuerdo a casi todos los estudiosos de la historia del maní, debemos a George Washington Carver el lugar que esta leguminosa ocupa en el mundo. Washington Carver dedicó buena parte de su vida a estudiar el maní y a practicar experimentos científicos cuyo objeto era determinar las múltiples propiedades y usos. Así, se supone que llegó a promocionar más de cien usos distintos, entre los que vale la pena destacar el “café de maní” y la “harina de maní”; aunque a lo largo del tiempo ninguno de estos productos haya obtenido un rol importante en la dieta mundial. Sin embargo, David R. Hershey, al contrario de la mayoría de los historiadores, en su ensayo “Evite los conceptos erróneos cuando enseñe sobre las plantas”, asegura que Washington Carver no revolucionó la agricultura en el Sur de los Estados Unidos con sus múltiples experimentos sobre el maní. Hershey afirma que ninguno de los inventos de Carver se convirtió en un suceso comercial. Y añade que su contribución más importante a la industria manicera fue un simple testimonio que dio ante el Congreso, en 1920, sobre las tarifas del maní. Nacen Kellogs y Planters Washington Carver no fue el único pionero en la materia. John Harvey Kellogg (1852-1943), el famoso médico, “abogado y sacerdote” mundial del vegetarianismo, inventor de la granola y padre de la reconocida firma de cereales que lleva su apellido, también tuvo un papel de peso, ya que se dedicó a propagar por todas partes los beneficios de la mantequilla de maní. Según algunos especialistas, fue el mismo Harvey Kellogg el que “la inventó”, poco antes de que terminara el siglo XIX. Esto no es exactamente así, pero ya lo veremos en detalle más adelante.

George Washington Carver, un extraordinario promotor del maní. Foto: Francis Benjamin Johnston, 1906 (WC).

Maní recién cosechado. Foto: www.al.nrcs.usda


Finalmente Amedeo Obici y Mario Peruzzi, dos inmigrantes italianos en Estados Unidos, se arriesgaron a hacer del maní toda una industria y, con una hábil campaña publicitaria protagonizada por el ya famoso Señor Maní (Mr. Peanut) y muchos años de trabajo duro, lograron que un pequeño negocio fundado en 1906 y llamado Planters se convirtiera en una auténtica dinastía internacional de la producción y venta del maní, en todas sus variantes. Planters es actualmente la más importante industria del maní en el mundo y en el año 2006 cumplió su primer siglo de vida. Un cultivo exigente Cuando saboreamos el maní salado –ese que con frecuencia ingerimos como chuchería o aperitivo– no sospechamos que detrás del delicioso grano se esconde una larga y complicada historia. Aunque en algunas regiones de México, Brasil o Paraguay el maní crece de manera espontánea, su cultivo para uso industrial

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Un museo para el maní En 1990, en Waverly, Virginia, Estados Unidos, se creó el Primer Museo del Cacahuate, en una cabaña en las adyacencias de un enorme terreno donde se siembra maní. El museo exhibe retratos, herramientas antiguas, maquinarias varias y colecciones de objetos curiosos relacionados con el cultivo del maní. Recibe 6.500 visitantes anualmente.

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Fotoilustración: Emeterio.


no es cosa fácil. La planta necesita de un clima cálido, pero no demasiado húmedo, para darse bien. Aparte de esto, el suelo debe ser suelto y rico en calcio, fósforo y potasio. Y como si con tales requerimientos no fuera suficiente, las cosechas de maní deben alternarse –por lo general– con el cultivo de otro alimento, pues la planta extrae del suelo tan grandes cantidades de fosfatos, potasio y calcio para crecer sana y fuerte, que prácticamente deja a la tierra inhabilitada para una cosecha inmediata. Es por ello que, en general, a una cosecha de maní sigue una de otro fruto, y sólo luego, cuando el suelo ha recuperado su composición química inicial, se puede proceder a volver a sembrar maní. Es lo que se llama en agricultura “rotación de cultivos”. La otra opción es la de, una vez terminada la cosecha, fertilizar cuidadosamente los suelos antes de volver a sembrar maní, de modo que la tierra recupere todos los elementos químicos agotados en la cosecha anterior. O, también, sembrar maní y otros cultivos simultáneamente. Se “dibuja” una serie de líneas paralelas en el terreno y se va alternando la línea del maní con la del otro cultivo, sea cual sea. Es lo que se conoce como “cultivos mixtos”.

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Grandes amenazas Antes de dar sus frutos, la planta de maní, debe sobrevivir a toda suerte de calamidades que acechan a las leguminosas de este tipo. Son innumerables las enfermedades, hongos, virosis y bacterias que atacan a la planta del maní, manchando sus hojas, marchitando de manera precoz sus tallos y raíces, llevándola a una muerte temprana, antes de que pueda dar a luz la tan preciada semilla. Cuando la planta, gracias al extremo cuidado de los agricultores, logra sortear todas estas dificultades, el heroico fruto está listo para ser recolectado y procesado. Y si creíamos haber llegado al final feliz de la historia, nos equivocamos. La recolección es tan compleja y trabajosa como todo el proceso de la siembra. El maní no se arranca de la planta como si de una mandarina se tratase. La planta del maní, que puede ser rastrera o levemente disparada hacia el cielo (rara vez pasa de los 40 centímetros de altura), no produce frutos “aéreos” como el tomate, la mora o el ají. La vainas del maní crecen ligeramente enterradas. Cuando la planta florece, de la flor se alarga un tallo en caída que,

En la foto, el granjero Jeff Autry está cosechando maní, labor que no se realizaba en su tierra desde 1930 pues el maní había sido desplazado por el algodón y el tabaco. Carolina del Norte, EE UU, 2005. Foto: www.ncagr.com


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La planta de maní puede sufrir numerosas enfermedades: hongos, virosis, bacterias... Fotoilustración: Emeterio.

sólo al tocar tierra, permite la formación de la vaina. Las vainas del maní, entonces, maduran como la papa, en las tibias entrañas del suelo. Por ello, llegado el momento de la recolección, se debe arrancar la planta entera (toda la cosecha) justo cuando la gran mayoría de las vainas que contienen las semillas se suponen maduras. Por eso la experiencia y el instinto de quien siembra, el conocimiento exacto del tiempo de crecimiento (de cuatro a seis meses) y maduración de la planta (los días que pasan desde que surgen las flores hasta que la vaina que contiene los granos está lista), es imprescindible.


20 Una cosecha delicada Lo más usual es extraer de manera intercalada un cierto número de plantas. Cuando las semillas están maduras su color va del rosado al rojizo. Sólo entonces la vaina se desprende con facilidad del tallo, lo que quiere decir que internamente el maní ya se ha despegado de su cáscara. Llegados a este punto, es tiempo de hacer la recolección completa. Y hay que hacerla en el momento justo, ya que si se emprende el proceso cuando aún es muy temprano, buena parte de la cosecha se perderá por no haber madurado lo suficiente. Ni qué decir lo que sucede si se hace muy tarde: cosecha perdida. Una vez que se han arrancado todas las plantas con sus raíces y frutos, se amontonan, se dejan secar y se les separan las vainas. Pero tampoco se amontonan de cualquier manera y se dejan secar al

Una publicidad gigante en Estados Unidos anunciando al maní marca Planters. Foto: Edie S. Flickr.


Un visitante observa una “montaña” de maníes almacenados en la empresa estadounidense Altus, la cual se ocupa de secar unas 2.000 toneladas de maní cada año. Foto: U.S. Air force, Airman Rebecca Dickens.

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Cosechando maní en Alabama, EE UU. USDA Foto: Don Schuhart


azar. Las plantas, que han sido extraídas por completo de la tierra con una pala o excavadora mecánica, se deben agrupar de una manera muy particular. Se deben colocar en el suelo varias estacas de dos a tres metros unidas en forma de “A”. Estas estacas, interceptadas por tablas, serán el colchón donde el maní pueda secarse de manera saludable. Allí arriba se colocarán las plantas, con la parte superior hacia afuera, unas encima de las otras. Y así, no estando en contacto directo con el suelo y permitiendo la circulación de aire en el centro del montón, el maní podrá respirar. Es la primera vez que nuestro héroe, aún sucio de la tierra, ve la luz del sol. De ahí en adelante el maní abandona el campo –su tierra natal– y entra en un mundo más cercano al nuestro. Su viaje no ha terminado. Los fogones del mundo lo esperan.

A Dumbo, el elefante volador creado por Disney hace más de 40 años, también le gustaba comer maní. Fotoilustración: Emeterio.

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Los diez primeros Si bien el origen del maní es americano, en el presente sólo un país de América Latina, Argentina, ocupa un puesto entre los 10 principales productores de maní del mundo. Estos son, en orden de importancia: China, India, Nigeria, Estados Unidos, Indonesia, Myanmar, Senegal, Argentina, Sudán y Vietnam.

Este monumento al maní está situado en Georgia, EE UU, una de las regiones de mayor producción de maní. Fue construido en 1975 según el diseño de A.R. Smith. Foto: Toby Malina


Maní presidencial La relación de los estadounidenses con el maní es profunda. La cultura del maní ha echado raíces hondas en su historia. Estados Unidos no es sólo una de los grandes productores y consumidores de maní. El matrimonio entre el maní y la nación va más allá. A tal punto que dos de los presidentes del país, Thomas Jefferson y Jimmy Carter, fueron en su juventud agricultores en granjas y siembras de maní.

De la industria al paladar El tratamiento que se haga del maní dependerá de su uso final. El maní se tuesta, con o sin su cáscara, para el consumo humano. Cuando conserva su cáscara llega a nosotros como lo vemos en las películas: un pequeño bulto de uno, dos, tres e incluso 4 jorobas, una suerte de cilindro prensado en el centro y con la textura venosa que tiene, por ejemplo, la tela de un saco: una superficie lisa cubierta por pequeños hilos o arterias, como si se tratara de un inacabable sistema de deltas fluviales en eterna confluencia y vistos desde lejos. A este bulto (la vaina) es al que debemos extraer los granos. Es el tipo de maní por el que deliran los monos y elefantes de las tiras cómicas y los videos animados. En Dumbo, por ejemplo, el primer acercamiento amistoso entre el ratón y el pequeño elefante orejón se debe a que el roedor le regala un maní a Dumbo para tratar de consolarlo por su tristeza. Y es también, ya no un maní sino toda una lluvia de maní lo que, al final de la historia, Dumbo en pleno vuelo disparará con su trompa a las elefantas que lo habían despreciado antes por su diferencia física.

Jimmy Carter, ex presidente de Estados Unidos y cultivador de maní. Foto: News releases,

www.iowa.edu

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Dulce, salado, picante… Además del maní en su cáscara, está el maní que se tuesta ya sin cáscara y cuyos granos completos pueden estar aderezados de diversas maneras: con miel, con caramelo o garrapiñado, picante –los fabulosos “cacahuates enchilados” mexicanos–, con ajonjolí, con queso, con ajo, cubierto por una ligera capa de harina y soya –lo que se conoce como maní japonés– o ser simplemente salado y empaquetado para el consumo en fiestas, cines, meriendas, cocteles, etc.

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Vendedora de caramelos de maní en Taipei. Foto: Idiot Kiddo

El resto de los granos, los que no permanecen completos y se quiebran –eso que en la industria se conoce como “maní fraccionado”–, se utiliza para la preparación de galletas, tortas, dulces y platos de toda índole –por ello se habla de “maní para confitería”–. También para la inigualable lluvia de maní, que es el más fiel y mejor acompañante de cualquier helado y que no falta en ninguna heladería que se respete, o para la elaboración de esa delicia gastronómica que es el turrón, por el cual ansiamos con desespero, a veces, la llegada de la Navidad. Finalmente, el maní fraccionado se utiliza también para la famosísima mantequilla de maní, que tiene su propia historia y de la que hablaremos más adelante. La mayor cantidad, no obstante, sirve para la elaboración del aceite de maní, que es uno de los aceites de mayor consumo a nivel mundial. Pero la elaboración del aceite merece, ciertamente, otro capítulo aparte en este relato.

25 El maní, nutritivo y agradable, conquista los más diversos paladares en todo el mundo. Noble integrante de la repostería, es también frecuente encontrarlo en las calles de pueblos y ciudades de todos los continentes.

Venta de maní en las calles de Uruguay. Foto: Libertinus

Vendedor de maní en México. Foto: Edwina Cortés.

Vendedor de maní en Argentina. Foto: Michael Lang.


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Cuatro campeones Aunque existen muchas variedades de maní, hay cuatro principales: Runner, Virginia, Español y Valencia. El Runner es el más utilizado para la elaboración de la mantequilla de maní. En los años 70 se descubrió una variedad de Runner muy resistente a muchas de las viejas plagas que ponían en peligro las plantaciones y con un alto índice reproductivo, lo que aumentó la producción en los campos y siembras, haciéndolo ganar el sitial más importante en la economía del maní. En Estados Unidos, la producción de Runner ocupa aproximadamente el 75% de la producción total de maní. El Virginia es el que tiene las semillas más largas y grandes, por lo que ha sido destinado históricamente a convertirse en el maní tostado y salado que consumimos como pasapalo. Su producción en Estados Unidos ocupa el 20%. El Español tiene semillas más pequeñas, cubiertas por una piel rojiza. Se usa fundamentalmente para la obtención de aceite, ya que es quizás el más “aceitoso” de los cuatro tipos. También suele ser usado como maní para confitería. En Estados Unidos ocupa sólo el

Maní tipo Runner

Maní tipo Español


4% de la producción, ya que la mayoría del aceite de maní que se consume en Estados Unidos es importado. El Valencia se caracteriza por tener tres granos en cada vaina, a diferencia de los anteriores que tienen sólo dos granos. Es un tipo de maní muy dulce y su uso más frecuente es, al igual que el Virginia, como chuchería, dulce o salada. Apenas el 1% de la producción estadounidense del maní es del tipo Valencia. Maní tipo Virginia

Maní tipo Valencia

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Fotoilustración: Emeterio.


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Habitante de Myanmar fabricando aceite de maní con la ayuda de un buey. Foto: Sally Ting.

El aceite extraordinario Gracias a los resultados de los experimentos de Washington Carver y a la apropiación, uso y mejora que de éstos hicieron otros hombres, el aceite de maní se popularizó en todo el mundo. En Europa, para la época, no podían cubrir la demanda de aceite de oliva existente, por lo que con maní traído de África y, poco más tarde, de India, el aceite de maní ganó también su mercado en el viejo continente. Hoy día es uno de los aceites de mayor consumo en África, Asia, Europa y Norteamérica, y aunque actualmente en Oceanía y Suramérica no sea un producto de uso tan frecuente podría decirse que bastaría el índice demográfico de Asia y África para considerar el aceite de maní como uno de los cinco más utilizados a nivel mundial.

Venta a granel de maní tipo Virginia y tipo Valencia. Estados Unidos. Foto: Nina Meigs.


Fotoilustraci贸n: Emeterio.

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Este aceite se obtiene de las semillas de las distintas variedades del maní (cada grano de maní contiene aproximadamente 47% de aceite), posee un color amarillo pálido y su aroma y sabor peculiares lo distinguen de cualquier otro tipo de aceite. Se utiliza fundamentalmente para frituras y su producción mundial anual ha sido estimada en 5,7 millones de toneladas. Para la obtención del aceite se muele el maní, se tamiza y se vuelve a moler. La masa pastosa resultante se coloca en una prensa y el aceite se obtiene de la presión ejercida a esa masa. Este es, a grandes rasgos, el procedimiento que se utiliza y, naturalmente, el grado de tecnología y la eficiencia del proceso variará según sea casero o industrial.

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Mantequilla de maní casera Si no encontramos mantequilla de maní en el supermercado podemos intentar prepararla en casa. La receta básica parece bastante simple. Basta colocar en la licuadora dos tazas de maní tostado y pulverizarlo. Al maní en polvo se le añaden luego, muy lentamente, tres cucharadas de aceite comestible crudo y se remueve esta mezcla hasta que adquiera una consistencia cremosa. Finalmente se le añade una pizca de sal y se bate velozmente hasta que tenga el aspecto deseado. Lo demás es untarlo a una rebanada de pan, tal vez con mermelada, y tendremos una merienda perfecta.


Una mantequilla muy especial A pesar de su nombre, la mantequilla de maní no es realmente mantequilla. Tampoco es un derivado lácteo, como cualquier mantequilla. Sus ingredientes básicos son el maní, la sal, el azúcar y algunos emulsificantes. Alimento delicioso, fácilmente digerible y muy sano, su historia pública comienza en 1895, cuando uno de los hombres del maní, John Harvey Kellogg, patenta la receta de su preparación en su continuo afán por hacer de la dieta vegetal la única ley de una vida larga y sana, como lo demuestra la vida del mismo Harvey Kellogg, quien murió cerca de los 100 años. La historia íntima y privada empieza mucho antes. Se supone que en China y África se elaboraban ya cremas de maní desde el siglo XVI. Y también se dice que durante la Guerra Civil en Estados Unidos muchos soldados se alimentaban de un particular potaje de maní. Se trata de rumores no siempre verificables.

¿Es la biotecnología una solución? La biotecnología empleada en la agricultura, y en especial la ingeniería genética, es uno de los temas más polémicos de nuestro presente. Mientras unos afirman que ayudará a combatir la pobreza y la malnutrición, que es una auténtica esperanza para la humanidad, otros por el contrario sostienen que provocará una catástrofe ambiental, que la pobreza será todavía mayor y que las empresas controlarán por completo la industria de alimentos. Según la FAO, en los próximos 30 años dos mil millones de personas más dependerán de la agricultura para su subsistencia mientras los recursos naturales son cada vez más frágiles. Para afrontar este reto, la FAO confía en que la tecnología puede aumentar el rendimiento y abaratar los costos, defender el medio ambiente, garantizar calidad y la seguridad alimentaria. Pero insiste en que la biotecnología no soluciona todos los problemas y que debería complementar, y no reemplazar, a las tecnologías agrícolas tradicionales, aportando soluciones cuando los métodos convencionales fallan.

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Alimento para los más débiles La primera aparición registrada de lo más similar a lo que hoy conocemos como peanut butter se da en 1890, cuando George A. Bayle Jr procesa y empaca una pasta de maní creada especialmente para la gente que había perdido su dentadura y estaba imposibilitada de masticar carne. La pasta de maní era el mejor sustituto para la carne, debido a su alto contenido proteínico. Pocos años después tenemos la receta que patentará Harvey Kellogg, también a raíz de sus experimentos para alimentar con suficientes proteínas a sus pacientes. Allí se hace la luz clara y definitiva en la historia de la mantequilla de maní. La diferencia principal entre la receta de Bayle Jr y la de Harvey Kellogg es que el segundo encuentra la manera de elaborar una mantequilla más saludable, ya que el maní que se utiliza en su receta es cocinado al vapor y no tostado o frito, como en la pasta de Bayle Jr.

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Biogas hecho en casa En Honduras, una comunidad de campesinos con la ayuda de la organización Sustainable Harvest International, crea su propio gas metano a partir de la descomposición de materia orgánica mezclada con agua dentro de este largo tubo de plástico. Las familias usan este gas para cocinar, incluso durante varias horas al día. Por otra parte, luego de obtenido el gas, los restos del material resultan un excelente fertilizante natural. Fuente: www.sustainableharvest.org

J.H. Kellog, pionero de la industria de los alimentos, a los 29 años. Foto: Proyecto Gutenberg.


El despertar de una pasión Más adelante, un empleado de Harvey Kellogg, Joseph Lambert, perfecciona la mantequilla de maní y a partir de allí son innumerables las ferias y exposiciones universales en las que el nuevo producto comienza a hacerse popular. Con el tiempo termina convirtiéndose en uno de los elementos gastronómicos favoritos de los estadounidenses. De hecho, entre los cinco o seis grandes productores de maní del mundo, Estados Unidos es el único que no utiliza el mayor porcentaje de su producción en la elaboración de aceite. El fuerte de los estadounidenses es la mantequilla de maní: una compañía grande en el ramo puede llegar a producir hasta 250.000 frascos de peanut butter diarios.

Algunos beneficios potenciales de la biotecnología son: obtención de siembras libres de enfermedades, desarrollo de cultivos resistentes a las plagas y enfermedades, reducción del empleo de substancias químicas nocivas para la salud y el medio ambiente, mejora de la calidad nutritiva de alimentos básicos y creación de nuevos productos para usos sanitarios e industriales. Los científicos que trabajan en biotecnología manipulan la estructura genética de los organismos a fin de mejorar la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca. Además, la biotecnología también comprende la genómica, la bioinformática, el cultivo de tejidos, la clonación, la inseminación artificial, etc.

...Glosario de bitecnología Biodiversidad Variabilidad entre organismos vivos de todas las procedencias, incluyendo los ecosistemas y los complejos ecológicos de los cuales forman parte. Incluye la diversidad dentro de especies, entre especies y de ecosistemas. Bioética Rama de la ética que se ocupa de las ciencias biológicas y su potencial impacto sobre la sociedad. Biofuel Fuel gaseoso, líquido o sólido de origen biológico.

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El tesoro de la salud Como casi todas las leguminosas (frijoles, habas, garbanzos, soya, lentejas), el maní es uno de los mejores ingredientes de una dieta saludable. Hasta hace algunos años se le consideraba dañino, excesivamente graso. Múltiples estudios han demostrado que el viejo prejuicio ha muerto. Es cierto que el contenido graso del maní es alto, pero el 75% de esta grasa es monoinsaturada, es decir, se trata de un tipo de grasa que limpia la sangre del exceso de colesterol malo, previniendo así la posibilidad de que las arterias se endurezcan, el riesgo de infarto y de múltiples enfermedades cardíacas. Además, algunos científicos han determinado recientemente que el resveratrol, un flavonoide que da color brillante a frutas y vegetales con capacidad antioxidante, también previene los problemas del corazón y que se encuentra altamente concentrada en la delgada piel de las uvas, tiene una fuerte presencia en la piel del maní, con una concentración 30 veces mayor que en la uva. Así las cosas, beber una copa de vino tinto a diario y acompañarla con maní como chuchería parece ser la receta perfecta para evitar las enfermedades cardiovasculares, el secreto gratísimo de una larga vida. El resveratrol, al igual que las grasas monoinsaturadas, disuelve el colesterol malo en la sangre, por lo que las bondades del maní se siguen multiplicando.

Un componente del maní, similar al de las uvas con que se hace vino, disminuye el colesterol.


Foto: Gato Azul, Flickr

Bueno para todo Por si esto fuera poco, el consumo de maní colabora con la formación de huesos fuertes y saludables, evita las contracturas musculares y acelera la transmisión de los impulsos nerviosos que activan múltiples enzimas, absolutamente necesarias para el buen desempeño del organismo, todo esto gracias a la fuerte concentración de fósforo, calcio y magnesio que posee, además de compuestos químicos como la arginina y los folatos (forma natural del ácido fólico), que son imprescindibles en la lucha contra la hipertensión, la aparición de coágulos sanguíneos y algunas enfermedades neurológicas propias de los recién nacidos. Pero el cofre de las maravillas que es el maní no se cierra tan rápido. El fruto contiene innumerables proteínas, cistina, tiamina, niacina, riboflavina y vitaminas, sobre todo B, E y K. Es también bajo en sodio (siempre que no sea salado en exceso) y alto en fibra. Y además suele ser elemento protagónico en la dieta de los diabéticos, pues su índice glucémico es mínimo, lo que hace que su digestión y posterior absorción en la sangre no eleve la cantidad de azúcar que, en el flujo sanguíneo de un diabético, puede ser muy peligrosa.

...Glosario de bitecnología Bioinformática Uso y organización de la información de interés biológico que implica la utilización de computadoras para su análisis, e integran información procedente de fuentes biológicas dispares. Biotecnología Aplicación tecnológica que utiliza sistemas biológicos, organismos vivos, o algunos de sus derivados para crear o modificar productos o procesos para usos específicos. Centro de origen Zona geográfica donde adquirió por primera vez sus propiedades distintivas una especie vegetal, domesticada o silvestre. Estas zonas son la fuente más probable de variabilidad genética natural, y representan lugares idóneos para la conservación in situ. Conservación de recursos genéticos Conservación de especies, poblaciones, individuos o partes de individuos a fin de preservar la diversidad genética para las generaciones presentes y futuras. Ecosistema Comunidad de organismos vivos y su entorno, que funciona como una unidad ecológica en la naturaleza. Especie Grupo de individuos semejantes que pueden entrecruzarse generando descendencia fértil. En la naturaleza la especie actúa como una unidad evolutiva, aislada normalmente de otras. Fenotipo Aspecto observable o evidenciable de un individuo que refleja la interacción de su genotipo con un medio determinado.

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Un grano de oro El maní, digámoslo de otra forma, tiene más proteínas, minerales y vitaminas que el hígado de res. Y más energías calóricas que el azúcar. Increíble, pero cierto. Casi podría decirse que es uno de los alimentos más nutritivos y completos que da la madre tierra. Es por ello que las dietas basadas en proteína vegetal (ya sean obligadas por alguna enfermedad o simplemente para adelgazar) tienen en el maní a un importante aliado, gracias a su alto contenido proteínico y calórico. En muchos países en vías de desarrollo, donde los alimentos de origen animal

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Vendedor de maní en un estadio deportivo. Foto: Hubber.


...Glosario de bitecnología Genoma Todo el ADN contenido en un organismo o célula, que incluye tanto los cromosomas dentro del núcleo como el ADN en las mitocondrias. Conjunto completo de cromosomas heredado de un progenitor como una unidad. Genómica Disciplina que estudia la estructura, el funcionamiento y los cambios evolutivos del material genético. Genotipo Constitución genética de un organismo. Ingeniería genética Tecnología que permite manipular los genes y, por tanto, el fenotipo de un organismo. Modificación génica Cambio químico en la secuencia de ADN de un gen. Organismo Sistema vivo con entidad individual, como por ejemplo un animal, planta o microorganismo, con capacidad de mantenerse, crecer y reproducirse. Transgén Secuencia génica aislada que se utiliza para transformar un organismo. A menudo, pero no siempre, el transgén proviene de una especie distinta a la del receptor. Transgénesis Introducción de uno o más genes en células animales o vegetales, lo que determina que del gen incorporado (transgén) se trasmita a las generaciones sucesivas.

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ricos en proteínas no están disponibles, el maní se ha vuelto elemento central de la dieta infantil y se encuentra en casi todos los cereales y comidas a base de legumbres, garantizando una dieta sana y combatiendo la desnutrición en el tercer mundo. Por otro lado, o para seguir sumando beneficios y curiosidades al maní, éste es uno de los grandes amigos de los dentistas de todo el orbe. Desde hace algunas décadas, el maní es el alimento que utilizan los odontólogos para las pruebas de la mandíbula y los músculos maxilares, es decir, para evaluar qué vicios o defectos tiene el modo de masticar de un paciente y así, conociéndolo con lujo de detalles, poder corregir sus irregularidades. El maní salado y tostado es, además, la chuchería popular que menos posibilidad tiene de causar caries en la dentadura infantil, suelen advertir los dentistas.

...Glosario de bitecnología Transgénico Individuo en cuyo genoma se ha integrado un transgén. Organismo producido experimentalmente, en el cual se introduce e incorpora artificialmente ADN a la línea germinal del organismo.

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Fotoilustración: Emeterio.


Los peligros del maní Pero no todo es oro o, como dice un viejo proverbio chino, el lugar más oscuro está siempre bajo la lámpara. Es por esto que no debemos desatender la idea de que todo fruto de la naturaleza, así como es bueno para algunas cosas, es peligroso en otras. Entre tantas cualidades, el maní parece convertirse en fruto milagroso. Sin embargo, la proteína del maní es también reconocida por su alto contenido alérgico. De modo que no todo el mundo puede ingerirlo. A quienes padecen diversos tipos de dermatitis (fuertes alergias en la piel), por lo general, el consumo de maní les está prohibido. Parece que en pacientes asmáticos también es un alimento riesgoso.

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Español: Maní, Cacahuate Francés: Arachide

Esperanto: Arakido

Portugés : Amendoim Checo: Podzemnice olejná

Holandés: Pinda

Suomi: Maapähkinä

Polaco: Orzech ziemny

˘ Turco: Yer fıstıgı Inglés: peanut


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AlemĂĄn: Erdnuss

Vendedor de manĂ­ tostado en Bombay, India, 2007.

Foto: David Brossard.


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La alergia al maní es la causa más importante de los casos de anafilaxis relacionada al consumo de algún alimento en los Estados Unidos. La anafilaxis es la sensibilidad extrema del organismo a un componente químico, lo que puede producir varios trastornos en el funcionamiento del cuerpo y, en el peor de los casos, incluso la muerte. Por fortuna, el aceite de maní bien tratado no contiene rastros de la proteína y puede ser utilizado con confianza. El problema está en el grano como tal y, sobre todo, en la gran cantidad de platos y chucherías que, por una u otra razón, llevan mínimas partículas

Venta de maní a las puertas del Templo del Toro en Bangalore, India, 2005. Foto: Jack French (flickr.com/photos/ jackfrench)


de maní sin que éstas sean visibles o estén señaladas en el empaque (galletas, chocolates, etc.). Es por ello que siempre vale la pena someterse desde temprana a edad a diversas pruebas alérgicas que nos permitan saber cuán libres somos de consumir todos los alimentos que queramos y cuándo, por el contrario, debemos imponernos algunas restricciones.

Cultivo de maní con la ayuda de una yunta de bueyes. El campesino que aparece en la foto usa la ropa típica de la zona: una falda llamada Longyi y una suerte de sombrero llamado Gaungbaung. Bagan, Myanmar. Foto: Bruce Lellman.

La científica Karabi Data trabajando en la creación de un arroz transgénico en los laboratorios del IRRI (Instituto internacional de investigación del arroz). Foto: www.irri.org

Cultivos modificados genéticamente El desarrollo de la investigación científica, la biogenética y tecnologías avanzadas de toda índole han invadido casi todos los ámbitos del mundo en el intento, no siempre eficaz, de mejorarlo. En lo que se refiere a los cultivos y la alimentación la ciencia ha logrado hallazgos asombrosos. Ya existen plantas resistentes al ataque de ciertos insectos, virus y herbicidas. Hay, también, frutos que se conservan por más tiempo y cuyos beneficios alimenticios se han incrementado. Aunque la biogenética aún se ha ocupado poco de él, el maní no ha pasado de largo ante tantos cambios. También las tecnologías han sido aplicadas para mejorar su calidad, su contenido proteínico y vitamínico, la supervivencia y longevidad de sus plantaciones o la resistencia a virus particularmente dañinos como el llamado “virus del mosaico”, causado por un hongo común del suelo que ha hecho estragos en plantaciones de Asia y África. Actualmente, por ejemplo, se realizan en Estados Unidos experimentos biológicos para aumentar la presencia de betacaroteno y vitamina A en algunas especies de maní, cuyos primeros resultados han sido más que satisfactorios. Se ensayan, también, mutaciones de las diferentes variedades para crear leguminosas que reúnan y fortifiquen sus ya numerosas cualidades o simplemente para mejorar genéticamente los tipos de maní ya existentes.

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Naturalmente, la modificación genética de cultivos ha tenido apasionados seguidores y detractores. Usada con cuidado puede reportar innumerables beneficios. Puede ser peligrosa, por el contrario, si se utiliza exclusivamente para mejorar los ingresos económicos de los productores sin una discriminación atenta sobre las consecuencias que pueda tener semejante cambio sobre el producto, el medio ambiente y los consumidores. Por ello es siempre necesaria la evaluación de los efectos que los organismos modificados genéticamente puedan tener sobre la ecología, la calidad de vida de los agricultores, la salud de los consumidores, etc.

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Cambios asombrosos Pero no sólo en materia agraria y alimenticia las nuevas tecnologías pueden lograr cambios asombrosos. Los productos de origen animal y vegetal pueden tener aún usos insospechados para transformar la calidad de vida del ser humano. Ante el agotamiento petrolero y las crisis agrarias que viven


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Fotoilustraci贸n: Emeterio.


las naciones de gran parte del mundo, se están ensayando, por ejemplo, los alcances de lo que se ha llamado la bioenergía. Uno de ellos tiene que ver con la sustitución de la gasolina que conocemos por una suerte de biocarburante o “biodiésel”, un producto a base de materia prima vegetal (remolacha, soya, maíz, aceites reciclados), que ya se está poniendo a prueba, en pequeña escala, en algunas ciudades españolas como Pamplona. ¿Quién quita que en algunos años el maní, con la fuerza y el poder de todo recurso renovable, pueda también mover el transporte público y privado? Y, además, ¿cuántos beneficios reportaría un hallazgo del género en materia ecológica? De ideas como és-

46 Venta al público de Bio diesel. Foto: BinaryApe


tas pueden surgir infinitas interrogantes. Sólo el tiempo podrá darles respuesta. Sólo los hechos podrán regalarnos algunas certezas. La historia y el viaje del maní comenzaron hace miles de años, más de 4000, si atendemos a la tesis peruana sobre el origen de nuestro fruto y que podría marcarse, probablemente, como el punto de partida de esta aventura. El desarrollo y la paulatina popularización de esta leguminosa tomó unos cuantos siglos y si el maní hoy día tiene una posición privilegiada en las dietas y vidas de los habitantes de todo el orbe, esto se debe al trabajo de muchos hombres. Sin embargo, la historia, el viaje y la aventura no concluyen. A la biotecnología le toca dar un nuevo giro a nuestra historia. El maní ahora está en sus manos. ¿Qué le deparará el futuro?

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Fuentes consultadas

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Baker, Herbert (1968) Las plantas y la civilización. México: Herrero Hermanos Sucesores Kiple K.F., Conee Ornelas K, editors (2000) The Cambridge world food history. USA: Cambridge University Press Lewis, G., B. Scrhire, B. Mackinder & M. Lock (editors) (2006) Legumes of the world, United Kingdom: The Royal Botanic Gardens, Kew. Moreno Casasola, Patricia (1996) Vida y obra de granos y semillas, México: FCE (bibliotecadigital.ilce.edu.mx) Pressman Alan, Sheila Buff, (2000) Vitaminas y minerales, México: Pearson Education. Stadel, Stefanie, “Los maníes dorados”, Revista Humboldt Nº132, 2001 Wagner, Erika (1991) Más de quinientos años de legado americano al mundo. Caracas: Cuadernos Lagoven El estado mundial de la agricultura y la alimentación, 2003-0, Depósito de documentos de la FAO, www.fao.org Enciclopedia Británica online. FAO, Food and Agricultural Organization (Organización para la alimentación y la agricultura), www.faostat.fao.org Genómica y salud mundial: informe del Comité Consultivo de Investigaciones Sanitarias. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2002, www.who.int Glosario de biotecnología para la agricultura y la alimentación, Depósito de documentos de la FAO, www.fao.org Glosario de Términos Genéticos, National Human Genome Research Institute, www.genome.gov Peanuts. A brief history. American Peanut Council, www.peanutsusa.org.uk


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